Victorian Vampires
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 2WJvCGs


Unirse al foro, es rápido y fácil

Victorian Vampires
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 2WJvCGs
PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



NIGEL QUARTERMANE

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
NICOLÁS D' LENFENT

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
ESTACIÓN


Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24


COPYRIGHT/CRÉDITOS

En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.

Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.

Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.

Licencia de Creative Commons
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org


Últimos temas
» Savage Garden RPG [Afiliación Élite]
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMMiér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones

» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMMar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut

» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMMiér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane

» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMJue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar

» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMMiér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer

» l'enlèvement de perséphone ─ n.
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMSáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour

» orphée et eurydice ― j.
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMJue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour

» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMJue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke

» labyrinth ─ chronologies.
The Agony And The Ecstasy || Privado +18 NXLYMSáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour


<

The Agony And The Ecstasy || Privado +18

2 participantes

Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Frida von Dunajew Sáb Oct 17, 2015 9:43 pm

La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella
Oscar Wilde

Él era su adicción. Cuando la noche se acercaba, la expectativa de saberlo despertar la atormentaba con el mismo fervor con el que el odio bullía en su piel. Lo anhelaba y le repelía, así de contradictorio era el sentir. Por los largos e interminables recorridos de sus venas, su sangre hervía de deseo, el corazón se le aceleraba, esperándolo para que le diese esa maldita hiel que ella tanto necesitaba. Oh sí…cuánto lo necesitaba. Frida se miraba al espejo cuando, finalmente, él apareció. Hizo salir a las doncellas dispensando una simple orden, y éstas, con el pánico que tenían hacia su señor, demoraron escasos segundos en abandonar la estancia. La austríaca estaba espléndida en un vestido de satén color azul oscuro, que disminuía notablemente su ya pequeña cintura, que acentuaba sus caderas y alzaba sus senos, los cuales no se esmeraba en ocultar. Una cascada de diamantes le adornaba el escote y el larguísimo cuello, unos pequeños pendientes a juego completaban el conjunto. Llevaba el cabello trenzado y recogido, más de dos horas de dedicación de una de sus ayudantes habían terminado por convertir su peinado en una verdadera obra de arte.

Sigo preguntándome por qué debo que ir a esa fiesta contigo —se quejó, mientras colocaba esencia de franchipán detrás de sus orejas, en el valle entre sus senos, y en sus muñecas. —Pero ya estoy lista, y el carruaje está esperándonos en la puerta —completó al voltear.

Sin disimulo, lo estudió de arriba hacia abajo. Maldito. Era tan cruelmente hermoso…y ese era uno de los principales motivos por los cuales no lo toleraba. Se acercó a Gustav y le apoyó las manos en el pecho; a pesar de no ser una mujer baja, debió alzar el rostro para observarlo directo a los ojos. Endureció el gesto ante el cinismo en su mirada, y desvió rápidamente la propia, para concentrarse en arreglar el atuendo de su marido. No soportaba la estola de apariencia e hipocresía en la que debía envolverse para enfrentar a la sociedad. Estaban recién llegados a París, el trabajo de su esposo los había obligado a instalarse en la capital francesa, y esa noche asistían a una gala del Banque de France, donde Schröder sería uno de los grandes atractivos para los invitados. Lo que más le resultaba intolerable, era el hecho de que la tratasen como Frida Schröder. Odiaba usar su apellido de casada, y siempre que se presentaba lo hacía con el patronímico paterno.

Quiero saludar a mi hija antes de partir —hizo un paso hacia atrás. Quería rogarle que le diera su sangre, que la alimentase y se alimentase de ella, pero su orgullo no se lo permitía. A Gustav le fascinaba cuando ella le rogaba, pero Frida intentaba, a veces con éxito, en otras con fracaso, no sucumbir fácilmente a la tentación que representaba la figura herética de su esposo. —Quizá ésta noche la fortuna está de nuestro lado y, finalmente, consigues una amante por la cual dejarme en paz —a pesar de que manifestaba con soltura el anhelo de que él la liberase y, por consiguiente, a la pequeña que tenían en común, era una mujer celosa, especialmente porque la idea de que otra bebiese de su sangre, la cual le pertenecía, por supuesto, se le antojada insoportable. Lo quería lejos, y al mismo tiempo, lo quería pegado a su piel desnuda, con sus flamantes, filosos y brillantes colmillos penetrando su cuello, con su muñeca sangrante sobre sus generosos labios. Gustav la había envenenado, y Frida había aceptado, no sin batallar, que él era su Dios.


Última edición por Frida von Dunajew el Dom Abr 24, 2016 9:13 pm, editado 1 vez
Frida von Dunajew
Frida von Dunajew
Esclavo de Sangre/Clase Alta
Esclavo de Sangre/Clase Alta

Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 16/08/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Jakob Schröder Lun Nov 09, 2015 11:10 pm

Lo sabía. Ella lo deseaba. Quizás no a él, pero sí a su sangre. Lo olía en su piel y lo escuchaba en su corazón. Ese órgano se había vuelto su cómplice desde que había dejado atrás todo rastro de humanidad. Entonaba una melodía exclusiva cuando le veía aparecer en escena. Gustav y éste, se habían vuelto uno solo. Estaban tan malditamente sintonizados que le parecía absurdo que su mujer se dejase gobernar por el orgullo. Absurdo y estúpido. Si Frida le dijese qué era lo que quería y cuánto lo quería, él fácilmente habría podido considerar alimentarle. Darle a los dos, lo que tanto deseaban. A pesar de que podía coger por la fuerza lo que le pertenecía, una parte retorcida de sí quería oírle decir las palabras que la encadenaban a él y a lo que era. La vio retroceder y un gruñido de advertencia vibró en su pecho. Amenazante, el vampiro estiró el brazo para cogerla de la cintura y pegarla a su cuerpo. El vestido no hacía más que realzar la figura de su mujer, haciendo aún más notable su belleza. Saber que las miradas de todos los invitados caerían en su esposa, hizo que la idea de destrozar esa prenda, fuese absolutamente tentadora. Frida sabía cómo jugar en público. No tenía ni la menor duda de que la sociedad la amaría. Ellos la amarían. Llevó su mano libre hasta el mentón de la fémina, levantando el rostro hacia el suyo. Su boca rozó los labios ajenos en una suave caricia. La delicadeza de ese gesto, solo dejaba entrever lo cerca que estaba de perder los estribos. Bartholomaüs no solo era dominante hasta el punto de decir basta, cuando no era el centro de atención de su esposa, explotaba. – Estoy pagando una fortuna por su educación. Deja que las empleadas se ganen su salario. Esta noche eres mía. No dejaré que nuestra hija robe tu atención de mí. – La sonrisa falsa que curvaba sus comisuras mientras descendía hasta su lóbulo, hablaba de su pasado, del castigo que había infligido por culpa de su engaño.

– Odio compartirte, Frida. No me provoques. No querrás que mi amada Regina sufra las consecuencias. – Con sus dedos aun aferrando la barbilla, la garganta de su mujer quedaba expuesta. El pulso palpitaba cada vez con más fuerza. Sin apartar la mirada de la ajena, Gustav dejó salir a sus colmillos. Que ella no quisiera reconocer la necesidad que veía en sus ojos, no significaba que él tuviese que negarse el placer de su sangre. No después de que había dejado en claro que le importaba un bledo compartirlo. El alemán no necesitaba su permiso para conseguirse las amantes que quisiera, pero que lo expusiera de ese modo, le molestaba más de lo que alguna vez admitiría. Sin piedad, sin prepararla para que el dolor no fuera insoportable al inicio; perforó la piel, clavándose profundamente en su carne. Bebió con avaricia, tragando más y más. Lo que parecieron largos minutos después, se detuvo. – Tal vez, querida, tengamos suerte. Estaré atento por si encuentro a alguien digna de mis afectos. – Y no mentía. Su esposa le había engañado, en su opinión, haberle arrebatado a dos de sus hijos, no era suficiente. – Mantente siempre a mi lado. – Le advirtió. – Si te veo coqueteando esta noche, no solo él lo lamentará, tú y tu hija también. ¿Lo entiendes? – Lenta, siniestramente, sus colmillos volvieron a su lugar. Con el sabor de Frida en su boca, reclamó la de su esposa en un violento beso. Se detuvo cuando fue evidente que ella necesitaba el aire para respirar. – No te escuché. ¿Lo entiendes? – En esa ocasión, fue él quién se retiró para mirarse en el espejo. No quería levantar sospechas de lo que era. Además, era la primera reunión a la que asistía como el nuevo Presidente del Banque de France. Cuidar su apariencia, nunca le había sido tan obsesiva. – Será mejor que nos demos prisa. No quiero dar una mala impresión. – Se mofó. Era evidente que le importaba una mierda lo que los demás dijeran.
Jakob Schröder
Jakob Schröder
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 06/06/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Frida von Dunajew Mar Dic 08, 2015 4:43 pm

Optó por el silencio. El maldito e insoportable silencio, que la subsumía y la consumía. Detestaba la posición de sumisión en la que su marido la colocaba, pero la imagen de sus hijos muertos la abofeteaba para recordarle que aún debía bregar por su pequeña Regina. Se colocó a su lado frente al espejo, embebió un pañuelo en agua y lo utilizó para limpiar las dos incisiones en su cuello, que rápidamente comenzaban a cicatrizarse. Tomó el polvo de arroz, el cual utilizó para ocultar las marcas de la bestia. Frida sentía cómo su dignidad era pisoteada una y otra vez. ¡Qué bajo había caído! Tragó con dificultad, un nudo en la garganta amenazaba con obligarla a romper en un llanto que logró controlar, no sin hacer un enorme esfuerzo. Retocó el carmín de sus labios, y quitó los rastros de los costados de su boca, que aún latía por la intensidad del beso de su Gustav. Lo tomó de las solapas, y con otro trozo de tela limpio, barrió de los labios de su marido el color de su pintura. No lo miraba a los ojos, no quitaba la vista de su nuez de Adán.

Vamos —fue lo único que dijo, antes de voltear y encaminarse por el largo pasillo que conducía a las escaleras. Sabía que él caminaba detrás, como siempre. Sentía el peso de sus orbes clavado en su nuca, pero no volteó. Agradeció al cochero cuando éste colocó la escalerilla para que subiera al carruaje, e hizo el trayecto en el completo mutismo. Habría querido rebelarse e ir a la habitación de su niña, darle un beso en la frente y decirle que mamá pronto estaría de vuelta. Apretó los puños ante el recuerdo vívido de la escena que había compartido con su marido, minutos atrás. Si Gustav habló, nunca lo supo; iba abstraída en la maraña de pensamientos que la interpelaban segundo a segundo, sin otorgarle un instante de paz.

Cuando llegaron al Palacio Royal, se tomó del brazo de su marido, y estampó en sus labios la sonrisa apócrifa que le habían inculcado desde que tenía uso de razón. Antes que nada, era una dama, y su papel debía ajustarse a los parámetros: ni demasiado agradable, tampoco antipática; Gustav hacía las presentaciones y ella simplemente hacía una reverencia. Quería correr por los enormes jardines y desaparecer, que él nunca la encontrase, pero sabía que era imposible. Su esposo la hallaría, así tuviese que meterse en el último círculo del Infierno y arrancársela de los brazos al mismo Satanás.

Allí hay una muchacha que te mira descaradamente, ¿por qué no aprovechas la oportunidad? —le susurró cerca del oído, en cuanto despidieron a una pareja de duques de un sitio que no retuvo. —Es hermosa y mucho más joven que yo —lo provocó. Efectivamente, era una fémina rubia, que no llegaba a los veinte años, con aspecto de fragilidad pero con la actitud de una prostituta. Frida la había divisado en cuanto cruzaron el umbral, y si bien tuvo deseos de arrancarle los ojos para que los quitase de su hombre, también supo que sería una excelente herramienta para humillarlo. Pero no pudo continuar con el análisis que tanto la estaba divirtiendo; un caballero casi tan alto como Gustav, se acercó a ellos con actitud solícita.

Disculpe, Monsieur… —se dirigió al vampiro, estaba visiblemente nervioso. —No quiero que tome como un atrevimiento de mi parte, pero quisiera saber si me concede una pieza con su bella esposa —le dedicó una sonrisa educada a ella, para volver a envararse frente a Schröder.

Imagino que mi esposo no tendrá problema alguno, ¿o no, querido? —apoyó su mano en el brazo firme de Gustav. Era celoso, sumamente celoso, pero Frida imaginó que no se atrevería a mostrar aquella faceta tan oscura en su nuevo lugar de trabajo, frente a un hombre que bien podía ser un renombrado cliente o socio. Una sonrisa triunfal le curvó los generosos labios, ansiando que un simple e inocente baile, consumiera de ira a su marido.
Frida von Dunajew
Frida von Dunajew
Esclavo de Sangre/Clase Alta
Esclavo de Sangre/Clase Alta

Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 16/08/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Jakob Schröder Mar Feb 02, 2016 6:41 pm

– Usted no quiere bailar con mi esposa. – ¡La ira lo consumía! ¡Había sido jodidamente claro con sus palabras! Ella no debía alejarse de su lado. El rostro pétreo de Gustav, se ensombreció ante su atrevimiento. Iba hacerle pagar por su osadía y lo haría castigando a lo único que le importaba, lastimando a Regina. No perdería el tiempo. Saciaría su sed, de sangre y venganza. ¡De él nadie se burlaba! Ya encontraría la manera de retenerla. La destrucción de sus hijos, de las vidas que habían creado juntos, pesaría en la mente de su mujer hasta el final de sus días. Desde que esperaba convertirla en uno de los suyos, la eternidad bastaría para que purgara sus pecados y; aun entonces, no estaría satisfecho. ¡Lo habían tenido todo! ¡Se lo había dado todo! Joyas, vestidos, ¡incluso a sí mismo! Lo que había exigido, en retribución, fue que viviera por y para él. Pero Frida era insaciable. No conforme con sus atenciones, buscaba atrapar en su telaraña a cualquier imbécil que la mirara boquiabierto. Si no supiera de quién era hija, habría jurado que su esposa había sido criada en un burdel. Pero si quería actuar como una, podía tratarla del mismo modo. El caballero le miró obnubilado, sin comprender qué era lo que estaba pasando. El alemán, no solo había aprendido a controlar sus frenéticos deseos al alimentarse; sino que también, había pulido aquéllas habilidades que le fueron otorgadas con su renacer. La persuasión cargaba esas siete palabras que, lejos de sonar imperativas, salían de su boca como una sugerencia. En sus comisuras, lenta y aterradoramente, apareció una sonrisa. Supo que lo tenía en sus manos cuando éste asintió y murmuró << Yo no quiero bailar con su esposa >>, con confusión en un principio y, convicción, unos segundos después. Bartholomaüs, no dijo nada más. Se limitó a mirarlo desdeñoso y, antes de permitir que el hombre se alejara u orientara, cogió a Frida del brazo y los guio hacia otra parte del salón. Si bien el palacio estaba completamente iluminado por el sinfín de candelabros que adornaban tan ostentoso sitio, no fue difícil para el inmortal encontrar un espacio donde pudiese estar a solas con su mujer.

– ¿Qué demonios crees que estás haciendo? – Furia, celos, hambre. No sabía cuál de ellos dominaba su mente en esos momentos. – Cógete a la barandilla, querida. – Ordenó. Cualquiera que mirara desde fuera hacia la terraza, les vería tan comprometedoramente. Eran esposos, ¡a la mierda cualquier habladuría! Mejor si se acostumbraban a la intensidad que emanaba de Schröder. Hundió el rostro en el cuello de su esposa, su mejilla acariciaba la piel que había mordido y que, por su condición de esclava de sangre, ahora sanaba en instantes. ¡Odiaba eso! Le habría gustado que mostrara las marcas gemelas que dejaban sus colmillos, como señal de a quién pertenecía. Pero allí estaba, su olor, impreso en ella. Cualquier ser sobrenatural podría captarlo. Un gruñido vibró en su pecho y subió a su garganta, pero el sonido no se escuchó, fue ahogado tras la nuca de la joven. El peinado que lucía, le daba libre acceso a esa parte de su cuerpo. Sus manos, en cambio, serpenteaban por las curvas que se escondían tras el vestido de seda, que solo servía para atraer a los hombres como polillas a la luz. Gustav era posesivo y lo expresaba con la manera en que la acariciaba. No era suave, ni tierno, sino consumidor. Acarició el muslo de la fémina, subiendo y bajando. Había tanta tela y, saber que podría romperla, lo hacía más tentador. Podría desnudarla, humillarla de la misma manera en que ella lo había hecho, pero sabía que no lo haría. Hacerlo, significaría exponerla y aunque la odiase por jugar con él, no la reduciría a eso. No delante de ellos. Esas personas trabajarían a su lado. ¿Por qué, maldita sea, Frida no podía comportarse? – Te gusta ser tratada como una puta. – Le recriminó, mordiendo su lóbulo, aflojando el escote para poder al menos, tocar su busto. – Puedo olerte, si te tocara entre las piernas, te encontraría completamente húmeda. ¿Quieres esto? – Frotaba su erección contra el trasero de su esposa, con desmedido autocontrol. – Quizás debería ir a enterrarme en la mujer que me sugeriste. Ella se lo merece más que tú. – Pero no lo decía como si lo quisiera. Como siempre, la que hacía saltar sus instintos más primitivos, era quien ahora llevaba su apellido.
Jakob Schröder
Jakob Schröder
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 06/06/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Frida von Dunajew Dom Feb 07, 2016 6:05 pm

Frida no daba crédito al accionar de su esposo. Imaginó que, al tratarse de una reunión en la que sería presentado, le permitiría pasearse frente a él con otros hombres; no le importaba tener que pagar las consecuencias entre las paredes de la habitación, sólo quería verlo consumirse. La sonrisa triunfal que le había iluminado el rostro, fue apagándose lentamente; primero, el brillo desapareció de su mirada, luego, los labios fueron relajándose hasta quedar lánguidos, finalmente, toda su expresión se convirtió en la manifestación de la ira que le generaba que, el muy bastardo, utilizara los dones que la inmortalidad le otorgaba. Claro que, con ella, no hacía uso de tan bajo recurso: le gustaba someterla, le gustaba que ella le rogara por propia voluntad. Y Frida, siempre, tarde o temprano, terminaba complaciendo aquel tórrido deseo de su marido. ¡Maldita la hora en que a su padre se le había cruzado unirla con tan espantoso ser!

Se dejó guiar por él, sin oponer resistencia. No haría un escándalo frente a la alcurnia parisina. Lo último que necesitaba era tener que lidiar con las habladurías; no faltaría mucho para que la condición de Gustav y las peleas con su mujer, fueran la comidilla de los salones de la alta sociedad y de los chismes de los empleados. Se tomó de la barandilla, más por temor a que la lanzase, que por seguir su orden; Frida nunca sabía a qué se iba a enfrentar. El frío helado le acarició el pecho y el rostro, y le erizó la piel; el contraste con la calidez del aliento de Schröder en su cuello le pareció agónicamente excitante, y no pudo más que inspirar profundo y expirar de manera entrecortada, respondiendo a los encantos que tanto odiaba.

El anhelo de sangre comenzaba a hacer mella en la férrea voluntad de la austríaca, que había batallado con él desde que la expectativa del despertar de su marido se había alojado, en forma de aleteos de colibrí, en su vientre. Sabía que estaba atada a Gustav por el resto de sus días, que cada instante de su existencia sería brumoso si se encontraba en su ausencia; lo necesitaba como al tóxico aire que respiraba, y contra eso, no podía hacer nada. Respondió a sus estímulos moviendo suavemente sus caderas, sintiendo su dureza y su calor humedeciéndola a través del pomposo vestido, que parecía quemarle. Él la había convertido en una ramera, él había despertado lo peor de Frida, la había convertido en una felina incapaz de contenerse.

Sí, trátame como a una puta —susurró, cerrando los ojos y haciendo su cabeza hacia atrás. Había aprendido unas cuantas palabras soeces, nada dignas de su condición. Una de sus manos viajó hacia su escote, y ayudó a Gustav a estimular sus senos. Desgraciado. No le importaba la desvergüenza de un acto tan vil a la vista de todos; que alguien los observarse, sólo hacía que Frida se sintiese más frenética. —No te irás con ninguna otra —sentenció, con la voz enronquecida. Haciendo uso de la fuerza que le otorgaban las bondades de Gustav, logró voltearse y enfrentarlo. —Sabes que no te irás con ninguna otra, porque me perteneces —acarició su erección por encima de las prendas. —Sólo yo consigo esto, sólo conmigo logras saciarte. Revuélcate con la que quieras, Gustav Schröder, pero siempre volverás a mí —lo tomó de las solapas y lo acercó a su rostro. —No me interesa lo que digan los papeles, jamás seré tu mujer. ¿Entendiste? Jamás. Seré una puta, si así lo deseas; seré cualquier cosa, menos tu mujer —le mordió el labio inferior, sin quitar sus orbes de las de su marido. —Pero estamos enfermos, muy enfermos —y sin decir más, se aferró a su nuca y lo besó. Su lengua serpenteó con la de Gustav, devolviéndole lo generoso que había sido antes de partir hacia la fiesta. Se separó con brusquedad, en busca de aire. — ¿Ahora vas a tomarme y a darme tu sangre, o tendré que ir a buscar consuelo en los brazos del primer idiota que se cruce en mi camino? —y la naturalidad con la que salió aquella pregunta, daba cuentas de que no era una simple amenaza.

Frida era una inconsciente, incapaz de medir las consecuencias de sus actos, a pesar de que no había un minuto de su vida en el que no tuviese presente a Regina. Pero, también sabía que, ocurriese lo que ocurriese, nunca sería capaz de separarse de Gustav, y allí radicaba su odio.
Frida von Dunajew
Frida von Dunajew
Esclavo de Sangre/Clase Alta
Esclavo de Sangre/Clase Alta

Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 16/08/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Jakob Schröder Jue Abr 07, 2016 8:39 pm

– Maldita seas, Frida. – Las palabras bruscas, bestiales, murieron en las fauces de su mujer. Gustav hundió su lengua dentro de ella, penetrándola con fiereza, exactamente como su miembro quería hundirse dentro de ese cálido cuerpo. Una de sus manos se aferraba a su cintura, mientras que la otra, la cogía del cuello para impedirle que se alejara de su abrazo. La estaba devorando. Sus colmillos, no tardaron en emerger, ansiando perforar el labio inferior, la lengua, ¡cualquier maldito lugar de dónde pudiese emerger la exquisita sangre que amenazaba con robarse su cordura! Descendió hasta el cuello, dejando un mordisco, dos, tres. Le gustaba sentir cómo temblaba bajo sus caricias. Podía luchar todo lo que quisiera contra esos sentimientos, pero no le engañaba. Olía su aroma, dulce y suave, llamándolo. A él, sólo a él. Controlarse, cada vez se hacía más dificultoso. Soltó su agarre, cogiendo avasallador, uno de sus senos. No había gentileza en su tacto, sólo pasión y arrebato. Deslizó sus dedos sobre la aureola, trazando círculos hasta llegar a la punta. Cuando se sintió satisfecho por la respuesta de éste, fue su boca la que se cerró sobre el montículo, amamantándose. Lo hacía con avaricia, mordiendo la carne, rugiendo en aprobación cuando la espalda de su esposa se arqueaba, invitándolo a continuar. Abandonó lo que estaba haciendo para volver a reclamarla en un consumidor beso. Estaba gloriosamente encajado entre sus piernas, sólo la tela interponiéndose entre ellos. Sus caderas empujaron, toda su dureza, buscando la suavidad que le pertenecía. – Lo haré. – Prometió. – Juro que lo haré. – Hablaba entre pequeños interludios, pues la idea de permanecer lejos de esos labios que ahora estaban hinchados por sus besos, se le antojaba cada vez menos. Cuando volviesen al salón, todos murmurarían por el desarreglo en sus ropas. Y fue eso, el deseo de que los hombres supieran que era el único que podía tocar lo que cualquiera admirara, lo que le llevó a desatar el peinado. Quitó las horquillas, lanzándolas lejos. Cogió varios mechones entre su mano, envolviéndola en un puño mientras continuaba con su asalto. – Quizás incluso te obligaré a ver cómo me cojo a otra. – El alemán no podía esconder su rabia ni sus celos. No perdía el tiempo intentándolo. Odiaba utilizar máscaras. Era lo que se veía, sin dar lugar a dudas.

– Te aseguro que lo disfrutaré y, sino me siento satisfecho, repetiré. – Odiaba a Frida, por conocerlo y provocarlo; pero también se detestaba a sí mismo, por haber permitido que se convirtiese en su debilidad. Podría haberla matado junto con su amante y buscarse otra, pero sabía que no encontraría una igual; sin importar que tuviese la eternidad para hacerlo. La maldita mujer, era su obsesión y, no existía manera de que pudiese exorcizarla de su vida. Iba a arrastrarla con él a ese Infierno y hacerla pagar por sus pecados, una y otra vez, hasta que se destruyeran en el intento. – Vuelves a engañarme y lo lamentarás. No tientes a tu suerte, querida. Conozco más formas para hacerte pagar. Hasta ahora, he sido piadoso, pero si insistes en convertir nuestra relación en un campo de guerra, perderás. – Sin liberar su mirada, llevó su propia muñeca hasta su boca y la desgarró. Exuberante y rica sangre brotó, derramándose sobre el suelo, cayendo en finas líneas carmesíes por su antebrazo. Finalmente, se estiró, ofreciéndoselo. – Bebe antes de que la herida se cierre. Si lo hace, tendrás que ganártelo de otra forma. – Por supuesto, Gustav no le iba a permitir hacerlo. No le importaba desperdiciar un poco de ese líquido que, fácilmente, podría reemplazar con cualquiera de los invitados a esa velada; si con ello conseguía que su mujer, le brindase otra clase de placer. Él fue más rápido que ella. Sus habilidades como esclava de sangre, no podían competir con las suyas como vampiro. La aplastó con su cuerpo, los senos contra su pecho, sus cabellos actuando como una cortina para los ojos perversos que se posaban en ellos. En esa ocasión, fueron sus manos las que se cerraron sobre la barandilla, atrapándola. – Esta noche, te has portado muy mal. No mereces nada de lo que pueda ofrecerte. Tendrás que convencerme de que lo mereces. Estoy seguro que puedes encontrar la forma de equilibrar la balanza. ¿Quién mejor que mi mujer, que sabe cómo complacerme? – Sus alientos se mezclaban, sus bocas se rozaban. El corazón de la fémina, aleteaba con fiereza, tocando el último réquiem. En el pecho de Bartholomaüs, en cambio, no había más que un órgano podrido.
Jakob Schröder
Jakob Schröder
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 06/06/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Frida von Dunajew Dom Abr 24, 2016 9:28 pm

Renegaba de él. Renegaba de su apellido. Renegaba de sus besos, de sus colmillos, de su sabor. Renegaba del efecto que le producía, del fuego que la poseía cuando su boca la aprisionaba, cuando su lengua se entrelazaba en una danza salvaje con la suya. Renegaba de sus manos, de la intensidad de sus caricias y de sus dedos apretándole la carne, excitándola. Rengaba de la respuesta de su propio cuerpo, de sus pezones erguidos y dolientes, reclamando su juego. Renegaba de Gustav Schröder y de la pasión estremecedora que le hervía en las venas cuando lo enfurecía. Odiaba y amaba enfurecerlo. Su mirada se convertía en un fuego abrazador, que la atravesaba de pies a cabeza, y ella no podía más que entregarse y permitirle hacer, porque sabía que, por más que luchase, caería como un insecto estúpido a la telaraña. El vampiro sabía exactamente qué hacer y qué decir, qué mecanismos encender para despertar esa fiera que era Frida, que vivía en una contradicción que se le tornaba insoportable. Pero no cedería, no tan pronto.

Hazlo —lo instó, con la voz entrecortada. —Fóllate a la que quieras, te observaré gustosa —se burló. —Volverás a mí, de todas maneras —dictaminó, moviendo suavemente la cabeza, para que los bucles que su marido había soltado, se dispersasen, libres, a lo largo de su espalda. Le ofreció su cuello, para que la marcase; inconscientemente, le gustaba llevar aquellos estigmas, que todos sospechasen lo que habían estado haciendo. La idea de ser vistos, de que los presentes murmurasen, se le antojó sumamente excitante, y odió a Gustav por haberla reducido en eso. Frida había sido una dama, pero la había convertido en un despojo, en todo lo que no se esperaba que fuese una mujer de su clase. Era atrevida y coqueta, no sólo con su esposo, sino con cualquiera, quería para que los celos de Gustav emergieran. Lo quería violento para ella, así de enferma estaba.

Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando lo vio desgarrarse la muñeca. Se relamió, ansiosa. ¡Anhelaba su sangre como a un maldito elixir de vida! Abrió la boca, dispuesta a beber de una bendita vez, y amagó con acercarse, cuando el desgraciado la privó de eso que tanto deseaba. Suspiró con dificultad, cerró los ojos un instante, y regresó su mirada atenta a la del vampiro, escuchándolo. No había parado de sonreír, porque él sabía cómo tratarla, sabía cómo someterla, e íntimamente, eso a Frida le gustaba; y a pesar de querer ocultárselo, él la conocía más que cualquier otro, y más de lo que ella habría preferido. La estaba desafiando… Aún el aroma de su sangre la turbaba, pero tenía la lucidez suficiente para reaccionar a su provocación. Miró hacia un costado, luego hacia otro; la terraza estaba despejada, y así hubiera habido un centenar de personas observándolos, no le habría importado. Con una de sus manos se levantó la falda y las enaguas, con la otra rasgó los calzones –y el sonido le pareció ensordecedor- y la suave brisa le recorrió las piernas desnudas.

¿Cuándo me he portado bien? —le preguntó, mientras sus dedos se abrían paso entre ambos cuerpos y llegaban hacia su monte de Venus. Estimuló el pequeño órgano sensible, y comenzó a moverse por inercia. — ¿Estás seguro que no merezco nada? Soy una buena esposa —jadeó sobre sus labios. Introdujo el índice en su feminidad, con un movimiento lento y deliberado, que la obligó a gemir en la boca de Gustav. —También soy una buena madre, y jamás te haría quedar mal ante tus amigos —continuó, al tiempo que se penetraba con su dedo medio. —Nunca me he negado a compartir el lecho y, lo quieras o no, soy un excelente ejemplar para que luzcas ante tu círculo —entraba y salía de su cuerpo, meciéndose suavemente sobre su marido, depositándole besos castos en los labios, en la barbilla, en la nuez de Adán. —Vamos, cariño —no pudo ocultar el desprecio al nombrarlo de aquella manera—, ayúdame… ¿O quieres que me corra por mis propios medios? ¿Quieres que yo sola llegue al éxtasis, cuando tú puedes ser partícipe? —apoyó la frente en el pecho de Gustav cuando la arrebató una ola de placer. —Te quiero dentro mío, por favor —le suplicó, y gimió casi en un ronroneo para él. —Por favor —repitió, mientras apretaba la falda para sostenerla. Finalmente, Schröder lo conseguía: ella le rogaba. Frida siempre, tarde o temprano, terminaba pidiéndole todo eso que sólo él, y nadie más, podía darle.
Frida von Dunajew
Frida von Dunajew
Esclavo de Sangre/Clase Alta
Esclavo de Sangre/Clase Alta

Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 16/08/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Jakob Schröder Sáb Mayo 07, 2016 2:32 am

El aroma vicioso de su excitación, despertaba al hombre que deseaba a su esposa. Gustav, quería embriagarse con su sabor. Beber de ella hasta que suplicara que se detuviera, hasta que las fuerzas le fallaran y tuviese que sostenerla. Quería hundirse profusamente en su cuerpo y ser recibido con el calor de sus fluidos. Quería reproducir, una y otra vez, el sonido cuando su carne golpeaba, enterrándose hasta las entrañas; pero sobre todo, quería escuchar la sinfonía perfecta que salía de sus labios, dirigida por su entrega y abandono. Su miembro, ciertamente estaba preparado para el ataque. Estaba tan duro, que era malditamente doloroso. La prisión en la que se habían convertido sus ropas, sólo le hacía más difícil no ceder a sus impulsos. Bastaría con sacar su erección y clavarse en ella. No le importaba el lugar o que alguien pudiese verlos. Podía persuadirlos, con su voz, a que olvidasen quiénes eran o qué habían presenciado, si se veía obligado. Tener a Frida masturbándose para él, aunado a los suspiros que morían en su boca, ¡le volvían loco de deseo! Si no estuviese tan enfurecido por su desprecio, por la indiferencia que mostraba dándole a escoger a otras mujeres para su placer; el alemán podría haber optado por un castigo diferente, uno que no incluyese tener que refrenarse de tomar lo que por derecho, era suyo. La cogió de la barbilla antes de que siguiese diciendo esas dos malditas palabras. Si escuchaba otro por favor, podría dejarle ganar esa batalla de voluntades. Una risa seca brotó desde lo más profundo de su pecho, mientras que su boca se acercaba hasta el lóbulo de su esposa, con sus mejillas rozándose. Su mano libre, había viajado hasta su mismo centro, frenando sus movimientos. – Dilo. – Demandó. – Quiero que digas a quién perteneces. Quiero escuchar mi nombre, alto y claro, brotando de tus labios. – Las palabras arañaban en su garganta, abriéndose paso entre el gruñido que hacía vibrar sus cuerdas vocales. – Sin desprecio, sin odio. Quiero que me mientas a la cara y digas que me amas. – Para ese momento, sus comisuras se habían torcido en una jodida sonrisa.

– Pero tienes que sonar convincente, cariño, para que pueda caer en tus redes. – Amenazó, cogiendo su muñeca para alejarla de su entrepierna. Gustav llevó los dedos que ella se había introducido en su calidez, hasta la boca de la fémina. – ¡¿Quieres darme celos, Frida?! ¡¿No es eso lo que siempre buscas?! Pues pruébate y dime a qué sabes ésta noche. – Sus ojos azules, capturaron los ajenos. Iba a degustarla, en su aliento, en su lengua. Sin embargo, antes de que ella siguiese su orden, había ocupado el lugar ahora disponible. Frenéticos, así eran sus movimientos. La furia e irritación, corroían cada una de sus terminaciones nerviosas. Sus dedos, inmisericordes, entraron con facilidad en su interior. Su mujer estaba muy húmeda y que lo llevara el demonio, si eso no hacía que se pusiera más duro. No ayudaba tampoco la vena que palpitaba en el cuello de su esclava, tentándolo para que le cediera terreno al predador que salía de su letargo. ¿Cuánto más de sus jugos podía conseguir? Bartholomaüs, estaba por la labor de descubrirlo. Sus falanges entraban hasta los nudillos, esparciendo la excitación por los suaves pliegues, siempre pasando por alto la protuberancia que daría rienda suelta a su liberación. Sin poder contenerse, la mordió. Había bebido de ella antes de salir a esa estúpida reunión, pero no era suficiente. Nunca lo era. Sólo tenerla cerca, le hacía desear alimentarse, de sangre y sexo. Las emociones, tras convertirse, sólo se habían intensificado. Frida acababa con su cordura. Cada noche que compartían, lo lanzaba más al abismo del que, estaba seguro, no regresaría. Él había cambiado, pero ella también. Las batallas a las que se sometían, sino terminaban pronto, sería autodestructiva. Antes de que pudiese alcanzar el orgasmo, se detuvo abruptamente, sacando sus dedos embadurnados. Sus colmillos, también salieron de su piel. Lamió la marca gemela, al compás de los latidos erráticos de su corazón. – Aún no me convences. – Rugió, dando un paso atrás; negándose a sostenerla de nuevo, hasta obtener su pago exigido, por los agravios cometidos.
Jakob Schröder
Jakob Schröder
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 06/06/2015

Volver arriba Ir abajo

The Agony And The Ecstasy || Privado +18 Empty Re: The Agony And The Ecstasy || Privado +18

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.