Surrender ♥ Privado

por **Olympe Sinclair** Miér Nov 04, 2015 11:40 am

La sonrisa inocente de su pequeño se había convertido en su único motor para sobrellevar el sufrimiento que acrecentaba copiosamente todos los días. La sola idea de crecer alejada de él le parecía inconcebible. ¿Qué clase de educación estaría recibiendo por parte de aquellos homicidas? Pues a pesar de ser una organización, no perdían en ningún momento dicho apelativo. Seguramente no tendrían reparo alguno en envenenar su mente tarde o temprano. De manera mecánica, un par de lágrimas brotaron de sus ojos, que ahora vislumbraban una mancha borrosa sobre el horizonte. Trató de limpiar las mismas y tan sólo consiguió profundizar en sus demonios. Dirigió su mirada hacia aquellos más afortunados que divagaban a esas horas en dicho lugar de la capital. Sus pasos desganados, las sonrisas pueriles y la esencia salina, tan solo eran piezas que formaban un cuadro nostálgico donde más de un sueño se rompía, quedando perdido en las turbulencias del lapislázuli que coloreaba el oleaje.

Irguió su cuerpo y se adentró en las fauces del elemento. Era una especie de ritual que le exoneraba de cada acto carnal al que cedía por un par de francos. Dejaba que el agua turquesa limpiara cada caricia y susurro que recibía por parte de aquellos desconocidos para poder continuar en su búsqueda. Nadaba siempre en un área donde casi no transitaba mucha gente, esa tarde había colocado su indumentaria a una distancia donde pudiera vigilar sus pocas pertenencias, fuera de eso no tenía nada y tampoco estaba interesada en poseer algo más. Sentía el fluir del agua, la forma en que rozaba su pálida piel, mantenía los ojos cerrados permitiéndose disfrutar de su libertad por un par de horas. Poco a poco las fuerzas le abandonaban y el braceo ligero se volvió un movimiento desanimado que poco le ayudaba por mantenerse a flote convirtiéndole en un bulto que ahora se hallaba a merced del suave vaivén de las olas. ¿Había ingerido alcohol previamente o tan solo dejaba de prestar pelea a esta situación que nunca había podido superar del todo?

La figura de la joven alarmó de inmediato a un par de desconocidos que gritaron despavoridos para que alguien pudiera socorrerle. Ninon escuchaba apenas en la distancia los gritos, sus ojos débilmente percibían lo que sucedía a su alrededor, el hermoso ébano de sus cabellos era una plasta oscura que coronaba su testa. Poco a poco las imágenes se difuminaban grises en los pasillos de sus memorias, nuevamente, escuchó un par de cuchicheos. Confundida, percibió las miradas inquisidoras de aquellos extraños pues ahora se hallaba tendida sobre la arena tratando de comprender lo que había sucedido durante este lapso, minutos atrás casi moría ahogada, trataba de incorporarse pero por más que lo intentaba las fuerzas le había abandonado momentáneamente, ninguno de ellos le parecía familiar, ninguno de esos rostros, algunos amables, otros incrédulos ante lo que observaban.

por **Magnus V. Maximoff** Mar Nov 10, 2015 9:02 pm

Langue in me l'eco infranto
al truce sguardo dell'angelo cieco
rovina in me l'antica rima
nel cuor del cigno ferito e morente...

Había paseado toda aquella noche por las playas que tan cálidas se me antojaban en ese momento, disfrutando de la brisa marina y el olor salado que inundaba el lugar, por años había estado debajo de capas y capas de tierra, sepultado como estaba en las montes Carpatos, dormido, con los sentidos completamente embotados y oscurecidos por un mutismo producido por la soledad y el aburrimiento, mi mente en un largo letargo destinado a reposar durante varias décadas, décadas de profundo sueño que me permitían asimilar todos los conocimientos y recuerdos acumulados, que le daban un merecido descanso a mi torcida y mellada psique que aun resistía abandonar su humanidad, y con cada letargo esa humanidad desaparecía un poco mas. Cada letargo hacia retroceder aquella moral que de nada me servia ya, que no tenia practicidad en mi nueva no-vida.

Y así, perdido en mis pensamientos y disfrutando de la frescura de un aire que no había sentido en décadas, lo vi todo, vi como se ahogaba aquella joven y la forma en que gritaban aquellos inútiles humanos que no hacían mas que vociferar en vez de ayudar, suspire profundamente, y por un momento pensé dejar que todo transcurriera como debiera transcurrir, pero algo en mi interior se removió al ver las hebras negras de su cabello resplandecer contra la superficie del agua, algún recuerdo perdido me evocaba de mi vida en Roma y mi cuerpo se movió solo. Me quite el abrigo y los zapatos y con calma entre al agua dando algunos largos con facilidad hasta alcanzar el cuerpo humano, frió por la temperatura de las olas, pero aun con el corazón latiendo, la lleve a la orilla y la recosté en la arena cerca de mi abrigo, los humanos de inmediato comenzaron a rodearnos mientras ella despertaba y miraba a su alrededor con confusión. Dirigiéndome a la multitud con un tono de molestia los obligue a dispersarse mientras tomaba mi abrigo y cubría a la joven sosteniéndola mientras la ayudaba incorporarse -Esta lastimada señorita?-

por **Olympe Sinclair** Lun Nov 16, 2015 4:31 pm

El galanteo del agua rozando su piel lozana. Fue lo único que podía sentir en ese momento después de abandonarse al mar. No era la primera vez que ella saltaba hacia el vacío de tal forma, las circunstancias le orillaban en más de una ocasión a perderse en ese abismo de oscura soledad. Por unos minutos no había dolor, arrepentimientos o tristeza. No existía el blanco o el negro. Su mente se mostró estática impidiéndole reaccionar a los gritos de auxilio que los extraños proliferaban a su alrededor. Su lustre cabellera ahora tan solo era una mancha sobre su rostro que le impedía reconocer la identidad de aquel salvador. Sus fuerzas eran mínimas permitiéndole apenas balbucear antes de que fuese extraída del abrazo del mar. Nuevamente la muerte se rehusaba a cobijarla en su regazo.

Tosió un poco antes de expulsar el agua que había ingerido. Sobre la arena, parpadeo un par de veces para ubicar la silueta de aquel hombre que se encontraba frente a ella. La luz lentamente se extinguía sobre el horizonte. Las ráfagas de frio disminuyeron considerablemente brindando una calidez a su alrededor, acompañado de una serie de murmullos y oraciones entrecortadas de los espectadores quienes se arremolinaban para ser testigos de lo ocurrido.

–¿Qui... quién es usted?–

Preguntó con dificultad tratando de incorporarse.

En ese momento se encontraba confundida aún. No reparó en el hecho de que quizás se había mostrado un tanto descortés. Pasó su diestra por la cara para apartar el cabello, entonces sus orbes se posaron directamente en el hombre negando ante su interrogativa.

–No Monsieur, estoy bien–

Su respiración regresaba a la normalidad eventualmente.
No estaba segura si habría sido lo mejor. Y es que en ocasiones no solo se lucha para sobrevivir sino también para cruzar el umbral que nos separa de este plano. No era la primera vez que intentaba una especie de suicidio.

–Merci–

Respondió a la acción ajena, recogió sus piernas hacia su cuerpo, exponiendo esa vulnerabilidad que tanto odiaba mostrar. En ese instante, era un libro abierto, una mariposa con las alas rotas cuyo destino había sido alterado de manera brusca. Suspiró. Quizás aún no era su momento, quizás aún debía saldar cuentas pendientes para poder partir. Enseguida el llanto brotó de sus ojos recordando a su pequeño nuevamente. Había sido trastocada por sentimientos encontrados y en esa lucha interna se ahogaba en sollozos que demostraban su estado actual.

–Disculpe Monsieur, no tiene por qué presenciar esto, en cuanto guste puede marcharse, le agradezco nuevamente sus atenciones–

por Contenido patrocinado

Surrender ♥ Privado

Surrender ♥ Privado

Re: Surrender ♥ Privado

Re: Surrender ♥ Privado

Re: Surrender ♥ Privado