La Vie En Rose ♥ Privado

por **Olympe Sinclair** Miér Nov 04, 2015 11:44 am

Recostada aún sobre el tálamo se volvió para cubrir su desnudez con la sabana. Su cliente en turno arrojó con desgano el dinero sobre la pequeña mesa de noche que se hallaba a su lado para después tomar sus pertenencias y abandonar la habitación azotando la puerta de golpe. Ninon permaneció en silencio un par de minutos tratando de soportar esa angustia. No obstante la lucha se volvía insoportable cada vez más. Llevó su diestra a su mejilla, la cual aún ardía debido al golpe propinado por aquel sujeto. Estaba habituada ya a ese tipo de tratos. Sujetos descarados y explosivos que mantenían la cordura por unos minutos para después descargar su ira en contra de las jóvenes que ahí trabajaban. Como si el mero hecho de ser tildados con el nombre de prostitutos les diera al resto de los residentes el derecho de tratarlos como escoria de la capital. Como personas despreciables que debieran ser ocultos de la belleza edificada por otras clases más privilegiadas.

Lo cierto era que no todos poseían el mismo carácter y el mismo temple para soportar dichas eventualidades, algunos por obligación, por reparación de daños o por el mero gusto de regalar su cuerpo a extraños se hallaban aun atrapados en esa misma realidad. Ninon poseía una ambición ferviente que le empujaba a continuar sobre ese sendero. Conseguir la información que la organización le pedía para después alejarse con su pequeño a otro lugar. Un escondite secreto donde pueda verle crecer e acompañarlo sus primeros días de clases. La joven gala nunca se había interesado en la artificialidad de lo material, sus sueños eran más tangibles y menos ostentosos. Suspiró apenas recobrando las fuerzas para vestirse nuevamente. Dentro de una pequeña caja aún conservaba un par de cartas escritas por su hijo, quien le recordaba con vehemencia cuanto la extrañaba y como deseaba que pronto regresara de sus largos viajes, los cuales evidentemente no eran reales.

Se dirigió a la barra del lugar y pidió un trago. No acostumbraba beber, sin embargo haría uso de cualquier herramienta para mantenerse con vida en esa jungla sombría de perdición. El líquido amargo avanzó por su garganta ahogando apenas los deseos de rendirse. Suspiró nostálgica al contemplar el cuadro que le rodeaba. ¿Valdría la pena realmente mantenerse ahí? En el mismo sitio donde había conocido al padre de su hijo, el mismo hombre que había embelesado sus ojos con castillos de cristal y que ahora se hallaba desaparecido. Él, quizás era el único a quien podía culpar, aunque analizando la situación, ella hacia cedido ante tales sortilegios, había cedido su confianza y ahora se hallaba sobreviviendo una expiación ajena. Giró su cuerpo un poco al escuchar que la puerta se abría y al colocar su vaso nuevamente sobre la barra, sonrió con agrado por primera vez al topar su mirada lánguida con la de un viejo conocido.

por **Mark Bass** Lun Nov 16, 2015 5:12 pm

La caminata lenta de un ser amorfo oculto no solo entre las sombras de una noche fría sino también de una densa capa de humo de cigarro se logra propiciar como protagonista en aquel marco escénico. Calles habitadas por personajes que ignoran el transcurso de una vida que va más allá de la monotonía y que fungen como meras ovejas se pasean como chistes por los orbes negros de un hombre alto y misterioso; sus ropas que consisten en un traje gris combinado con una camisa albina y sujetada por una corbata de matiz azul demuestran el alta estirpe social y económica a la que pertenece. Sus cabellos cortos y negros son protegidos por un sombrero que hace juego con su vestimenta y alrededor de su cuello una bufanda que sella la magnífica imagen del de incógnita, mismo que gira su cuerpo para así volver a colocar un puro entre sus labios y entonces adentrarse en el conocido burdel.

Una vez ahí dentro, el guardia se hizo a un lado para dejarlo pasar. Entre los pasillos algunas mujeres lo volteaban a ver con una sonrisa de asecho y algunos otros clientes importantes preferían hacerse a un lado y darle el paso. No era el arma ajustada a su cinturón la que le brindaba dicho miedo sino su simple mirada, su forma de vestir, su reputación. Es el Devorador de Pecados… Mefistófeles.

-Toma- susurra tajante a un sirviente quien recibe su sombrero, su abrigo y una buena propina. Luego el inglés sujeta bien el mango de su espada y con todo porte se dirige hacia la barra sin prestar atención a nadie, ni siquiera a miradas ajenas –Gracias- vuelve a recitar una palabra tras ser recibido por el cantinero, quien deja un vaso y una botella entera de whisky para el señor del entretenimiento.

Su cuerpo sentado en aquel asiento gira para ver toda la fotografía enigmática de aquel burdel. Mujeres de cuerpo exquisito y hombres ebrios o simplemente patéticos jugando a ser los galanes ante las que están a cargo del servicio; meseros que van y vienen sin juzgar y tratando de ni siquiera ver a los presentes, solo siguiendo órdenes… Y prostitutas que pasan saludando al protagonista, quien con indiferencia solo asiente el rostro.

Todos saben quién es el… Todos saben por qué esta ahí… Es el amo y señor del pecado, aquel Cazador con la legendaria espada en sus manos y el mundo a sus pies. El inglés Mark Bass.

por **Olympe Sinclair** Lun Nov 30, 2015 3:49 pm

Cuando su mente distraída marchaba hacia rincones inhóspitos de su reminiscencia se mostraba frágil y apacible como sin en la inmensidad de ese paraje desolado en sus evocaciones hallara el único solaz que le mantenía con cordura. Si bien nunca se había mostrado como una mujer de conflicto, solía callar antes que soltar alguna acotación precipitada. La sonrisa apostillada en los labios de la francesa era autentica y no era para menos, aquella efigie misteriosa que se adentraba en el perímetro de mala muerte resultó ser un caballero que había conocido un par de meses atrás. Apenas habían cruzado un simple saludo en ese entonces, pues ella se dirigía hacia la mansión donde cada fin de semana se le permitía visitar a su pequeño. Solo una mirada y una sonrisa habían sido suficientes para acuñar su recuerdo.

Pudiera estar equivocada, pero Ninon difícilmente olvidaba un rostro. Ese que ahora parecía estar sumergido en una especie de ensueño mientras contempla el líquido embriagante servido en el vaso de cristal. Al parecer no era la única que cedía de vez en cuando a las caricias del alcohol.

–Buenas noches Monsieur– susurró apenas audible para que el la escuchase.
Ladeó ligeramente su anatomía para quedar frente a él y dedicándole un gesto afable volvió a pronunciar.

–Tal vez no me recuerde, la última vez que nos vimos usted iba llegando acompañado de una bella dama. Yo iba de salida. Supongo que frecuenta este tipo de lugares por el trato que le brindan, aunque podría estar equivocada adelantándome a mis conjeturas–

Levantó con sumo cuidado el vaso.

–Salud por usted caballero, porque su visita en este lugar le sea agradable y tenga una mejor velada que aquella cae sobre muchos otros ingratos en este lugar–

A su alrededor, el ambiente era pincelado por retratos de caballeros ruines quienes maldecían y sujetaban con fuerza los cuerpos de aquellas féminas con quienes compartía el mismo oficio. Un par de horas atrás ella experimentó esa sensación de vacío al dedicar palabras vacías a oídos del sujeto que había terminado por golpearle. Significaba un detalle únicamente que había aprendido a sobrellevar, pues la recompensa mayor la alcanzaba al estrechar entre sus brazos nuevamente a su hijo, aunque pocas fuesen las horas a su lado, bastaban para alimentar su espíritu de lucha y refundirse una vez más en la penumbra y frialdad del burdel. Parpadeo un par de veces para despertar de ese ensueño.

Él, en apariencia mostraba una diferencia marcada al resto de los hombres ahí reunidos. No entendía entonces, el porqué de su visita. ¿Soledad? ¿Pasatiempo? O quizás el lujo que una persona de su status podía darse de vez en cuando.

–Dígame Monsieur ¿Qué le trae por acá?–

por **Mark Bass** Vie Dic 11, 2015 5:06 pm

El tiempo como aliado siempre se jacta de dejarle a Mark lo que necesita y en esta ocasión en cómplice con el destino trajo a una hermosa mujer que en efecto, había observado antes, sin embargo esta vez se tomó el atrevimiento de interrumpir la meditación del inglés… Error grave, pero que resuena en la mente del cazador, quien gira su rostro y escucha el saludo –Buenas noches- responde tajante pero con educación.

Luego de acabar de un trago con aquel líquido que de manera rasposa se desliza por su esófago, Mefistófeles sin voltear a ver a la prostituta escucha bien su pequeña historia. Luego de servir un poco más de whisky, este observa como el cantinero deja un vaso nuevo y reluciente al saber ya cuál será el paso a seguir desde el momento en que la fémina decidió cruzar palabra con el Señor Oscuro.

-Sé que no me conoces… Lo sé bien porque tomaste el atrevimiento de interrumpir mi trago, de hablarme sin ninguna clase de temor y dedicarme un brindis que evidentemente es más personal de lo que tú crees- alzo su vaso, choco con el ajeno y bebió de golpe. Luego cogió el vaso de la chica y lo dejo caer al suelo –Bebe del que te trajo el cantinero… Bebe de mi whisky… No sé si es tu ingenuidad o si realmente tienes los pantalones mejor puestos que muchos enemigos míos… Pero como dije, te acercaste y me hablaste y valoro ese valor-

Así pues, toma la botella y sirve un trago nuevo para la dama –Cuál es tu nombre y por qué demonios decidiste suicidarte así? Viniendo a hablarme como si fuera un cliente?- esbozando una sonrisa un tanto maléfica, el oriundo de Inglaterra clava fuertemente sus ojos azabaches sobre los de la dama, empieza a escarbar en su alma, en sus pensamientos… Empieza a entender a la que probablemente termine yéndose junto con el del lugar.

-Y como un consejo: Olvida los rostros y sobre todo, donde demonios los ves... Eso podria ocasionarte un lamentable accidente... Mortifero-

por **Olympe Sinclair** Sáb Dic 26, 2015 12:26 pm

La mirada de Ninon era lánguida y embriagadora hasta cierto punto, bajo el espeso maquillaje que contrastaba de sobremanera su nívea piel, ocultaba demasiadas cosas que prefería no recordar cuando se sumergía en encuentros de dicha naturaleza. No había espacio para el dolor y la congoja en ese lugar a pesar de que los recuerdos dictaminaran lo contrario. El ébano de sus cabellos caía sutilmente por sus hombros, cubriendo apenas el ligero moretón que el golpe previo había dejado huella en su piel. Ladeo ligeramente su rostro tratando de ocultar el mismo.

–Monsieur, está en lo correcto. No nos conocemos aún, aunque eso puede carecer de relevancia en este lugar ¿Cierto? – sonrió y aproximó ligeramente su cuerpo para continuar su dialogo–He conocido muchos hombres que recurren para desahogar su dolor, huyendo por unos segundos del peso de una rutina que se vuelve insoportable. Algunos interesantes debo admitir, otros muchos completos idiotas que piensan tener el control de la situación solo por conseguir la atención de su acompañante en turno–

La retórica de la francesa daba pie a una respuesta que le develaría mucho y basada en esa venidera reacción era como ella continuaría la velada. No había encuentro que no planeara con frialdad, cada caricia y cada beso entregado debían ser a cambio de información. Esa era sin duda la mejor remuneración que ella buscaba todas las noches. Miro con detenimiento los accionares ajenos, el caballero respondió a su brindis y sonrió al escuchar el sonido estrepitoso del cristal destrozándose contra el suelo. Él había mencionado algo cierto. La ingenuidad resultaba ser un arma de doble filo si cedía en la batalla, pero también podía resultar un adminículo increíblemente poderoso si sabía manejarlo con cautela y mesura.

Bebió un sorbo del whiskey ajeno antes de volver a dirigirse al caballero.

–Ninon– pausó unos segundos antes de responder pero sin dejar de mirarle –¿Suicidio dice? Monsieur ¿Acaso está dando por hecho que esto terminará de ese modo? Vamos, la noche es aún joven y podemos conocernos mucho mejor, creo que en cierto modo somos parecidos ¿No cree?–

Si ella estaba en lo correcto él estaba lejos de ser un simple hombre de clase alta con miles de acervos apilados en sus mansiones. Debía existir un motivo mayor que completara esa fachada de Mefistófeles con arma en mano.

–Descuide, sería una estúpida si conservara cada detalle de mis acompañantes, al menos no de los que no merecen mi atención. Sinceramente espero que usted sea una excepción–

Guiñó un ojo y volvió a beber un poco más del líquido.

–¿Qué hace en un lugar como este? Más allá de lo que conlleva una cita con mujeres de nuestra clase, debe haber algo más. Usted no parece ser como el resto de aquellos bribones –

por **Mark Bass** Lun Feb 29, 2016 2:14 pm

-Otro error muy común es... Que se me contraste con otros tipos- se limita a responder cuándo el mismo bebe un poco más de whisky escuchando entre palabras a la dama. Sus ojos la recorren por completo, de pies a cabeza, sus piernas delgadas pero de matiz blanco que desembocan en unas caderas bastante agraciadas. Su cintura de avispa, sus senos redondos y nada exuberantes... Pero perfectos. Cuello largo, sonrisa amplia y ojos saltones.. Cabello bien peinado y un maquillaje hecho cómo debe de ser.

Ella no es una simple puta.

-Ninon- murmuró empezando a conectar rostros, personajes, situaciones... Información. -No sabes quién soy, no sabes siquiera de mi fama y eso me insulta a decir verdad, ¿ves a todas esas damas? ¿no has notado que a diferencia de los demás, ellas ni siquiera voltean a verme? Me conocen... Saben por qué estoy aquí y tú debes ser relativamente nueva... o insisto... demasiado ingenua- de igual manera bebe más whisky hasta que de forma sublime desliza su mano por la pierna de la chica, esbozando una sonrisa media que da paso a un par de sorbos más.

-La noche es joven, cierto... Dime... ¿Qué me puedes ofrecer y a cambio de qué?- alza su ceja, clava sus ojos en los ajenos y termina su trago. Deja ir todo el ambiente hasta un punto donde en el lugar yacen solamente dos personas... El cazador y el Mefistófeles.

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