AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
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Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Recuerdo del primer mensaje :
Dicen que cuando menos te lo esperas, la suerte llama a tu puerta. En mi caso, el golpe fue de mala suerte. Allí, en la noche otoñal, bajo la lluvia temprana en el inmenso jardín botánico parisino, me encontré con el hombre al que menos esperaba ver. Incluso había pensado que estaba muerto; simplemente lo había perdido de vista y borrado de mi mente.
Me mantuve en silencio, absolutamente quieto bajo la capa de lluvia que comenzaba a recubrirme. Dejé de fingir que parpadeaba y me mantuve completamente alerta, sin saber qué decir. Su olor, en un principio, me había confundido. Pero poco a poco recordé ese inconfundible sabor que iba unido a él. El sabor de su sangre; casi el mismo que el de su madre.
Apreté los dientes con furia pero no abrí la boca en ningún momento. Ni siquiera me moví cuando él comenzó a acercarse. Cualquier depredador que se acercase a mí habría pensado que estaba inmóvil por el miedo, pero estaba muy lejos de la verdad. Acudieron demasiados recuerdos a mi mente en ese momento. Su madre, aquella hermosa dama de piel café, tenía la sangre más dulce y sabrosa que había probado jamás. Era imposible no recordarla. Su sonrisa, su cálida voz, sus gestos sombríos... Todo llegó a mi mente en aquel momento.
No moví los párpados, ni siquiera para entornarlos, hasta que me dí cuenta de lo estúpido de mi acción; relajé cada uno de los músculos. Mis facciones no se volvieron cordiales, pero dejaron atrás su aspecto furioso y hostil.
-¿Qué haces en Francia? -dije solamente. No podía recordar su nombre, aunque su rostro era inconfundible. Igualmente, su olor me mataba poco a poco, recordándome tanto a la mujer que lo vio nacer. Tenía el mismo color de piel, y los mismos rasgos orientales.
Esperé a escuchar de nuevo su voz, la voz de un hombre que tenía una piel curtida a golpes. No necesité mirar sus muñecas para comprobar que las cicatrices aún se hallaban allí. No entendía por qué ahora reaccionaba de esa manera, tan cortante y humana al verlo. Me había servido para mucho durante un tiempo, debía estarle agradecido.
Suavicé mis rasgos, e incluso una media sonrisa se dibujó en mi rostro. Hundí mis manos en los bolsillos del pantalón y me permití pestañear de nuevo.
-¿Me echabas de menos? -sonreí.
Me mantuve en silencio, absolutamente quieto bajo la capa de lluvia que comenzaba a recubrirme. Dejé de fingir que parpadeaba y me mantuve completamente alerta, sin saber qué decir. Su olor, en un principio, me había confundido. Pero poco a poco recordé ese inconfundible sabor que iba unido a él. El sabor de su sangre; casi el mismo que el de su madre.
Apreté los dientes con furia pero no abrí la boca en ningún momento. Ni siquiera me moví cuando él comenzó a acercarse. Cualquier depredador que se acercase a mí habría pensado que estaba inmóvil por el miedo, pero estaba muy lejos de la verdad. Acudieron demasiados recuerdos a mi mente en ese momento. Su madre, aquella hermosa dama de piel café, tenía la sangre más dulce y sabrosa que había probado jamás. Era imposible no recordarla. Su sonrisa, su cálida voz, sus gestos sombríos... Todo llegó a mi mente en aquel momento.
No moví los párpados, ni siquiera para entornarlos, hasta que me dí cuenta de lo estúpido de mi acción; relajé cada uno de los músculos. Mis facciones no se volvieron cordiales, pero dejaron atrás su aspecto furioso y hostil.
-¿Qué haces en Francia? -dije solamente. No podía recordar su nombre, aunque su rostro era inconfundible. Igualmente, su olor me mataba poco a poco, recordándome tanto a la mujer que lo vio nacer. Tenía el mismo color de piel, y los mismos rasgos orientales.
Esperé a escuchar de nuevo su voz, la voz de un hombre que tenía una piel curtida a golpes. No necesité mirar sus muñecas para comprobar que las cicatrices aún se hallaban allí. No entendía por qué ahora reaccionaba de esa manera, tan cortante y humana al verlo. Me había servido para mucho durante un tiempo, debía estarle agradecido.
Suavicé mis rasgos, e incluso una media sonrisa se dibujó en mi rostro. Hundí mis manos en los bolsillos del pantalón y me permití pestañear de nuevo.
-¿Me echabas de menos? -sonreí.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Criaturas infames, insípidas, y sin embargo, tan necesarias para nosotros... Los humanos eran predecibles, y precisamente por eso me había sorprendido enormemente la actitud de Emhyr ante mis insinuaciones. Si era necesario, utilizaría mi persuasión única, pero no podía permitir perder la que probablemente sería mi última oportunidad para saborear su sangre.
Apreté los dientes y cerré los ojos para pensar, pero duró tan poco tiempo humano que dudaba que Emhyr lo hubiera percibido. Ya lo tenía.
-No tengas prisa, turco -susurré.- No me trates como a un desconocido. No deberías hacerlo, fui tu único compañero durante muchos días. -pensé acerca de la última frase que había comentado Emhyr-. No es necesario enloquecer para no sentir nada por los humanos. Te aseguro que han sido contadas las veces que me he obsesionado por uno de vosotros.
No quería hablar de amar, jamás lo he hecho ni lo haré delante de un humano, a no ser que éste sea el implicado.
-Puedo probar todo lo que digo, si aún no me crees -dije recordando algo- Puedo demostrarte que tu madre me amó y que ella me habló de tí. Puedo enseñarte escritos, si lo deseas -comencé a utilizar mi persuasión, esperando que hiciese efecto en él-, que muestran lo que te digo. Ella me escribía casi a diario, me hablaba de tu padre, de tí, y sobre todo, hablaba de nosotros. Lo hizo cuando nos separamos. Debí suponer, cuando dejó de hacerlo, que había muerto. Jamás le contesté, pero aún guardo sus cartas. Puedo mostrártelas Emhyr, no tengas prisa.
Apreté los dientes y cerré los ojos para pensar, pero duró tan poco tiempo humano que dudaba que Emhyr lo hubiera percibido. Ya lo tenía.
-No tengas prisa, turco -susurré.- No me trates como a un desconocido. No deberías hacerlo, fui tu único compañero durante muchos días. -pensé acerca de la última frase que había comentado Emhyr-. No es necesario enloquecer para no sentir nada por los humanos. Te aseguro que han sido contadas las veces que me he obsesionado por uno de vosotros.
No quería hablar de amar, jamás lo he hecho ni lo haré delante de un humano, a no ser que éste sea el implicado.
-Puedo probar todo lo que digo, si aún no me crees -dije recordando algo- Puedo demostrarte que tu madre me amó y que ella me habló de tí. Puedo enseñarte escritos, si lo deseas -comencé a utilizar mi persuasión, esperando que hiciese efecto en él-, que muestran lo que te digo. Ella me escribía casi a diario, me hablaba de tu padre, de tí, y sobre todo, hablaba de nosotros. Lo hizo cuando nos separamos. Debí suponer, cuando dejó de hacerlo, que había muerto. Jamás le contesté, pero aún guardo sus cartas. Puedo mostrártelas Emhyr, no tengas prisa.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Sus dedos continuaron moviéndose en el interior de su bolsillo, hasta que se detuvieron cuando escucho en los labios de él "fui tu único compañero durante muchos días". Aquella visión que estaba teniendo del cielo oscuro y lluvioso se desvaneció en cuanto su rostro se volvió gacho y el suelo, era la contemplaban sus ojos. Su rostro continuaba serio ante lo que decía, con un gesto extraño, indescifrable.
Era cierto, aunque apenas recordaba todo de aquellos días, en los que como un necio había acudido a su cita, dispuesto a ser otra noche una víctima ensangrentada, realmente él había sido su compañía mas continuada y duradera en años, ya que él no solía aferrarse a nadie en sus viajes, poco duraba su presencian en algún lugar. Se movía demasiado, sin querer crear lazos con nadie, y todo por la cuestión de siempre, "el exilio".
De nuevo Dimitri, intento picar su curiosidad, intentaba atraerle, y ello hizo que Emhyr confirmase sus sospechas, aquella que si instinto y su observación había detectado. Segundas intenciones había en las palabras del vampiros, y el turco podía olérselas perfectamente.
Un reloj de bolsillo, con un escudo grabado y con cierto nombre, apareció en su mano, éste lo abrió. Por aquel gesto parecía que Emhyr había ignorado por completo sus palabras.
"Falta horas para el amanecer"
Un suspiro, y sus músculos se relajaron. Algo rondaba por su cabeza, solo un gesto de resignación daba pista de ello.
-Tengo curiosidad por ver esos escritos, pero... A diferencia de tí, para mi el tiempo es oro, y tengo un asunto con un "piano", que solo puedo hacerlo a ésta hora...
Emhyr llevaba varias noches colándose en un pequeño edificio, donde una chica enseñaba a tocar el piano y música, a niños. Emhyr como amante de la música sentía curiosidad por aquel instrumento, por como se tocaba su construcción, su mecanismos... nunca había podido acceder a aquel tipo de instrumentos, "demasiados caros y pesados" y le resultaba bastante curioso. Solo le basto una noche en el lecho de aquella chica, para tener cierto acceso al instrumento, alguna que otra vez ella estaba allí esperándole con "ciertas intenciones", otras simplemente, él se colaba tomándose libertades, evitando el contacto "humano". Siempre solía hacer aquello con las mujeres, una noche y adiós, por ello aprovechaba las madrugadas, para evitar encontrarse con ella y descifrar lo extraño de aquel instrumento.
-Si quieres, puedes acompañarme, y luego me muestras aquello, o la siguiente noche nos vemos. -Sus ojos se dirigieron esta vez directamente a los del vampiro serenos, y esperando. Emhyr se había resignado respecto al hecho, de que había posibilidad de que el vampiro quisiese beber de él. Él quería evitar aquello, pero algún en su interior pedía el repetir la experiencia, Emhyr se sentía estúpido con aquella sensación. -¡Ah! Y que no se me olvide, seré joven, pero no soy estúpido... Soy consciente de lo que eres...
Era cierto, aunque apenas recordaba todo de aquellos días, en los que como un necio había acudido a su cita, dispuesto a ser otra noche una víctima ensangrentada, realmente él había sido su compañía mas continuada y duradera en años, ya que él no solía aferrarse a nadie en sus viajes, poco duraba su presencian en algún lugar. Se movía demasiado, sin querer crear lazos con nadie, y todo por la cuestión de siempre, "el exilio".
De nuevo Dimitri, intento picar su curiosidad, intentaba atraerle, y ello hizo que Emhyr confirmase sus sospechas, aquella que si instinto y su observación había detectado. Segundas intenciones había en las palabras del vampiros, y el turco podía olérselas perfectamente.
Un reloj de bolsillo, con un escudo grabado y con cierto nombre, apareció en su mano, éste lo abrió. Por aquel gesto parecía que Emhyr había ignorado por completo sus palabras.
"Falta horas para el amanecer"
Un suspiro, y sus músculos se relajaron. Algo rondaba por su cabeza, solo un gesto de resignación daba pista de ello.
-Tengo curiosidad por ver esos escritos, pero... A diferencia de tí, para mi el tiempo es oro, y tengo un asunto con un "piano", que solo puedo hacerlo a ésta hora...
Emhyr llevaba varias noches colándose en un pequeño edificio, donde una chica enseñaba a tocar el piano y música, a niños. Emhyr como amante de la música sentía curiosidad por aquel instrumento, por como se tocaba su construcción, su mecanismos... nunca había podido acceder a aquel tipo de instrumentos, "demasiados caros y pesados" y le resultaba bastante curioso. Solo le basto una noche en el lecho de aquella chica, para tener cierto acceso al instrumento, alguna que otra vez ella estaba allí esperándole con "ciertas intenciones", otras simplemente, él se colaba tomándose libertades, evitando el contacto "humano". Siempre solía hacer aquello con las mujeres, una noche y adiós, por ello aprovechaba las madrugadas, para evitar encontrarse con ella y descifrar lo extraño de aquel instrumento.
-Si quieres, puedes acompañarme, y luego me muestras aquello, o la siguiente noche nos vemos. -Sus ojos se dirigieron esta vez directamente a los del vampiro serenos, y esperando. Emhyr se había resignado respecto al hecho, de que había posibilidad de que el vampiro quisiese beber de él. Él quería evitar aquello, pero algún en su interior pedía el repetir la experiencia, Emhyr se sentía estúpido con aquella sensación. -¡Ah! Y que no se me olvide, seré joven, pero no soy estúpido... Soy consciente de lo que eres...
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Tenía dos opciones, o lo dejaba marchar a pesar de que sabía que podría ser la última vez que lo viese (y podría no volver a probar su sangre), o intentaba a fondo que nuestro último encuentro reviviese los recuerdos de la manera más hedonitsta que conocía. Y luego estaba, por supuesto, aquello que había comentado del piano. Piano.. Si, piano. Aquella palabra que dolía con fuerza y que me hacía sentir el ser más estúpido y el vampiro más ridículo que jamás había existido. Pero era tan real y a la vez estaba tan lejos de mí mismo...
-Si no es indiscreción, ¿puedo preguntar qué sucede con ese piano del que habláis? - le dije olvidando el resto de asuntos. Había algo especial en el brillo de los ojos de aquel hombre, algo que me decía que no le dejara escapar, que esta noche podría ser una gran velada, y que sucedería algo que jamás olvidaría, pero... ¿tenía eso que ver con el piano?
Después de todas mis medidas desesperadas, escuchar las palabras de aquel hombre no podía ser dañino. Sería mucha casualidad que tuviese que ver conmigo, pero sin duda, ¿qué perdía preguntándoselo? ¿Tiempo? A mí, eso me sobraba.
-Si no es indiscreción, ¿puedo preguntar qué sucede con ese piano del que habláis? - le dije olvidando el resto de asuntos. Había algo especial en el brillo de los ojos de aquel hombre, algo que me decía que no le dejara escapar, que esta noche podría ser una gran velada, y que sucedería algo que jamás olvidaría, pero... ¿tenía eso que ver con el piano?
Después de todas mis medidas desesperadas, escuchar las palabras de aquel hombre no podía ser dañino. Sería mucha casualidad que tuviese que ver conmigo, pero sin duda, ¿qué perdía preguntándoselo? ¿Tiempo? A mí, eso me sobraba.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Emhyr de nuevo ando en su bolsillo sacando un reloj con unos grabados únicos, al abrirlo ojeo la hora, una pequeña gota del cielo cayó sobre el cristal de éste. La hora era la adecuada y sin darse cuenta, la lluvía había amainado apenas unos minutos.
Éste estornudó, ya que estaba calado hasta los huesos, pero aquello era soportable.
De nuevo dirigió sus ojos pardos a su compañero, y sus labios se curvaron creando una sonrisa envuelta entre la malicia y el misterio.
-Es una larga historia, que la verdad poca importancia le dareís... Solo lo resumiré en pocas palabras. -Emhyr repentino parecía tener prisa, no quería encontrarse con aquella chica de la cual en cierto modo se estaba aprovechando para acceder al instrumento. -Soy autodidacta, tengo acceso a un piano si voy ahora al lugar... Y en mi cabeza hay demasiada música que quiere salir así que... Si quiere venir tienes la opción, y luego nos ocupamos del otro tema, sino, Au revoir.
Éste estornudó, ya que estaba calado hasta los huesos, pero aquello era soportable.
De nuevo dirigió sus ojos pardos a su compañero, y sus labios se curvaron creando una sonrisa envuelta entre la malicia y el misterio.
-Es una larga historia, que la verdad poca importancia le dareís... Solo lo resumiré en pocas palabras. -Emhyr repentino parecía tener prisa, no quería encontrarse con aquella chica de la cual en cierto modo se estaba aprovechando para acceder al instrumento. -Soy autodidacta, tengo acceso a un piano si voy ahora al lugar... Y en mi cabeza hay demasiada música que quiere salir así que... Si quiere venir tienes la opción, y luego nos ocupamos del otro tema, sino, Au revoir.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
En efecto, él había conseguido captar mi atención. Había pronunciado la palabra clave, en el momento en que menos esperaba. Pillarme con la guardia bajada no era algo natural, sobre todo cuando se hacía, o eso esperaba, sin la menor intención. Sonreí para mis adentros y me dí cuenta de que sería una buena opción -quizá, incluso, la única- para poder estar con él más tiempo, y aprovecharme en cierto modo de él, o más bien de su sangre.
-Será un placer para mí acompañaros a ese lugar del que habláis -dije sin más dilación. Era evidente que él no quería que lo acompañase, pero su ofrecimiento había sido más que generoso para mí, y no podía rechazarlo. No era un buen momento para ser cortés, quizá nunca lo era, aunque yo siempre lo encontraba.- Soy músico, como sabéis. Puedo ayudaros con aquello que deseéis; imagino que no os vendrá mal una mano amiga, o mejor dicho, una mano más experta.
Sonreí mostrando mis perfectos dientes, cual tigre hambriento.
-Será un placer para mí acompañaros a ese lugar del que habláis -dije sin más dilación. Era evidente que él no quería que lo acompañase, pero su ofrecimiento había sido más que generoso para mí, y no podía rechazarlo. No era un buen momento para ser cortés, quizá nunca lo era, aunque yo siempre lo encontraba.- Soy músico, como sabéis. Puedo ayudaros con aquello que deseéis; imagino que no os vendrá mal una mano amiga, o mejor dicho, una mano más experta.
Sonreí mostrando mis perfectos dientes, cual tigre hambriento.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
-Sígueme...
Dijo Emhyr con una sonrisa, que iba más para sí que para el vampiro, de algún modo había conseguido llamar la atención a aquel no solo con su sangre sino con algo más, algo que al menos ambos parecían tener en común como un gusto mas allá de los simples.
La oscuridad continuaba en el cielo, y no porque la noche siguiese asolándola, sino porque aquellas manchas de tinta en el cielo en forma de nubes quería ocultar la llegada del próximo amanecer. Al menos había dejado de llover, pensó con optimismo Emhyr, que ahora sentía como su cuerpo húmedo se iba poco a poco secando, pero sin olvidar el frío.
Los hermosos y coloridos jardines desapareciendo, así apareciendo por su camino las grises y estrechas calles, y no las calles suntuosas, sino de los barrios de clase media, más humildes y limpios que el resto, pero sin vigilancia y solitarios en esas horas.
Emhyr no habló en todo el camino, ¿qué iba a decirle? Nada, él ya sabía porque el vampiro le seguía, y lo tenía de algún modo aceptado, el hecho de que lo que le quedaba de noche iba a terminarlo siendo de nuevo la presa de aquel vampiro, y todo por su actitud sadomasoquista, porque no iba a impedirselo.
De repente se detuvo delante de una casa bien cuidada, pero lo bastante antigua. Sacando Emhyr una llave de su abrigo abrió la puerta, aquella casa no era del todo normal, ya que en ella nadie habitaba, al menos por el anochecer, ya que más que una casa era mas una clase de escuela.
La puerta se abrió.
-Una chica que da clases aquí me dio una copia.
Solo dijo aquello y en la penumbra de las habitaciones camino, hasta llegar a la sala donde estaba el piano, quitándose el abrigo froto sus manos frías y se sentó.
-Bueno aquí lo tenemos, éste es mi tercer día. Haber si me acuerdo.
Unas notas sueltas, para escuchar cada sonido, un momento de silencio. Emhyr pensó en aquella melodía que no paraba de sonar en su cabeza, cerro los ojos y la dejo fluír entre sus dedos...
♪
Una melodía que tenía un cierto tono alegre, pero no era alegría lo que mostraba, ya que cada vez que comenzaba a avanzar a más velocidad llegando a una cierta elevación, de vez en cuando se detenía de un modo pausado, recordando que no era alegría lo que deseaba mostrar aquella melodía, sino algo muy diferente...
Si, ciertamente, Emhyr tenía un don, un extraño don. Con oír solamente una vez una nota, una melodía, podía tocarla sin saber tocar el instrumento, solo necesitaba acertar en el sonido, pero siempre acertaba.[url][/url]
Dijo Emhyr con una sonrisa, que iba más para sí que para el vampiro, de algún modo había conseguido llamar la atención a aquel no solo con su sangre sino con algo más, algo que al menos ambos parecían tener en común como un gusto mas allá de los simples.
La oscuridad continuaba en el cielo, y no porque la noche siguiese asolándola, sino porque aquellas manchas de tinta en el cielo en forma de nubes quería ocultar la llegada del próximo amanecer. Al menos había dejado de llover, pensó con optimismo Emhyr, que ahora sentía como su cuerpo húmedo se iba poco a poco secando, pero sin olvidar el frío.
Los hermosos y coloridos jardines desapareciendo, así apareciendo por su camino las grises y estrechas calles, y no las calles suntuosas, sino de los barrios de clase media, más humildes y limpios que el resto, pero sin vigilancia y solitarios en esas horas.
Emhyr no habló en todo el camino, ¿qué iba a decirle? Nada, él ya sabía porque el vampiro le seguía, y lo tenía de algún modo aceptado, el hecho de que lo que le quedaba de noche iba a terminarlo siendo de nuevo la presa de aquel vampiro, y todo por su actitud sadomasoquista, porque no iba a impedirselo.
De repente se detuvo delante de una casa bien cuidada, pero lo bastante antigua. Sacando Emhyr una llave de su abrigo abrió la puerta, aquella casa no era del todo normal, ya que en ella nadie habitaba, al menos por el anochecer, ya que más que una casa era mas una clase de escuela.
La puerta se abrió.
-Una chica que da clases aquí me dio una copia.
Solo dijo aquello y en la penumbra de las habitaciones camino, hasta llegar a la sala donde estaba el piano, quitándose el abrigo froto sus manos frías y se sentó.
-Bueno aquí lo tenemos, éste es mi tercer día. Haber si me acuerdo.
Unas notas sueltas, para escuchar cada sonido, un momento de silencio. Emhyr pensó en aquella melodía que no paraba de sonar en su cabeza, cerro los ojos y la dejo fluír entre sus dedos...
♪
Una melodía que tenía un cierto tono alegre, pero no era alegría lo que mostraba, ya que cada vez que comenzaba a avanzar a más velocidad llegando a una cierta elevación, de vez en cuando se detenía de un modo pausado, recordando que no era alegría lo que deseaba mostrar aquella melodía, sino algo muy diferente...
Si, ciertamente, Emhyr tenía un don, un extraño don. Con oír solamente una vez una nota, una melodía, podía tocarla sin saber tocar el instrumento, solo necesitaba acertar en el sonido, pero siempre acertaba.[url][/url]
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
En efecto, el futuro licántropo aceptó. Sería una bonita velada si él no decidía echarme del lugar a donde me llevase. Deberíamos tomarlo como una despedida, un juego tan perfecto que tenía su principio y su fin, y por tanto, sería tan bello como lo fue con su madre. Sonreí ante la idea de tocar el piano. Ciertamente, aquel instrumento sacaba lo más humano de mí, haciéndome sentir casi como un niño, o más bien, como el niño que nunca pude ser y nunca fuí.
Él caminaba despacio, visiblemente delante de mí, y aunque aquel detalle no me molestaba, me hacía gracia su actitud pesimista y conformista. Los humanos, al fin y al cabo, eran así. Probablemente si nos volvíamos a encontrar después de su transformación, si es que realmente se llevaba a cabo, él sería un hombre algo más experto y un poco más adulto. Era increíble lo rápido que envejecíamos los vampiros y los hombres lobos (obviamente, no en cuanto al físico).
Emhyr, que no habló ni una sola palabra durante todo el trayecto, se detuvo ante una casa de dos pisos, en una bonita zona residencial del París antiguo. Al principio me extrañé, pero no dije nada. Me limité a observar. En realidad, tenía por sabido que Emhyr era un muchacho bastante pobre desde que fue exiliado de su tierra. Ni siquiera sabía cómo había llegado a París, y puede que en esa casa estuviera la respuesta. Sonreí al pensar que él mismo tenía sus propios trapicheos, puesto que de la corrupción y el interés económico no se libraba ni el mismísmo Dios.
Sin embargo, lo aclaró todo cuando dijo que no era su casa, sino que más bien era un invitado bien avenido en aquella vivienda.
-Oh, un chico con suerte -comenté con mi típica media sonrisa- Espero que la dama sea bella.
A pesar de mi naturaleza detallista y observadora, no me fijé en nada de la casa, ni en su decoración ni en su estructura, ni siquiera hice el plano mental que siempre solía hacer al entrar en una estancia nueva. Toda mi atención se centró en el piano. No era un piano de cola, sino más bien un clavicordio nuevo, con unos preciosos soportes de bronce para sujetar las velas al lado del trozo de madera sobre el que reposaban las partituras. Sin más dilación, y sin dejarme terminar de observar aquel instrumento, Emhyr se sentó frente a él y comenzó a tocar una melodía. Eran unas notas bastante fluyentes, fáciles y seguidas, pero no para una persona que acababa de empezar a tocar. Si era su tercera lección, sin duda era un alumno aventajado.
Y entonces, me entusiasmó la visión de la velada que pasaríamos juntos. Mi sed no se había calmado, pero siempre había sitio para la música antes que para la sangre. Así era yo.
-Vaya, vaya -dije cuando terminó.- No está nada mal -Tomé una silla de esparto y madera que había en una mesa junto al piano, y me coloqué al lado de Emhyr.- La melodía suena muy bien, pero tienes algunos errores en la técnica -le comenté.- Coloca los dedos con suavidad, a pesar de que después presiones con fuerza. El piano no se resiste tanto si lo haces así, y la melodía suena con mayor fluidez y un tono más seguido.
Pensé en Zouis, inevitablemente. Él jamás había sido amable conmigo a la hora de enseñarme a tocar el piano. "Lo tuyo es el violín, estúpido necio" me decía siempre. Y yo, cuanto más me lo decía, más me empeñaba en que el piano era lo que más me gustaba.
-Repítela -dije sin más. Esta vez, la melodía sonó mejor, aunque tengo que admitir que poco había ya que corregir. Coloqué las manos junto a él y desplacé las suyas dos octavas más graves. Yo me quedé con los agudos.- Toquemos a cuatro manos. Será tu cuarta lección -sonreí.
Le enseñé la melodía básica y la tarareé antes de pedirle que la tocase. Efectivamente, Emhyr era de esos genios que con sólo escuchar una melodía eran capaces de reproducirla. Como Zouis. Yo haría el acompañamiento.
Comenzamos a tocar, y poco a poco, la melodía fue saliendo mejor. Pero cada vez que miraba sus manos para comprobar si lo hacía bien, no podía evitar escuchar el latido de sus venas mortales por encima de la música. Ya falta poco, me dije.
Él caminaba despacio, visiblemente delante de mí, y aunque aquel detalle no me molestaba, me hacía gracia su actitud pesimista y conformista. Los humanos, al fin y al cabo, eran así. Probablemente si nos volvíamos a encontrar después de su transformación, si es que realmente se llevaba a cabo, él sería un hombre algo más experto y un poco más adulto. Era increíble lo rápido que envejecíamos los vampiros y los hombres lobos (obviamente, no en cuanto al físico).
Emhyr, que no habló ni una sola palabra durante todo el trayecto, se detuvo ante una casa de dos pisos, en una bonita zona residencial del París antiguo. Al principio me extrañé, pero no dije nada. Me limité a observar. En realidad, tenía por sabido que Emhyr era un muchacho bastante pobre desde que fue exiliado de su tierra. Ni siquiera sabía cómo había llegado a París, y puede que en esa casa estuviera la respuesta. Sonreí al pensar que él mismo tenía sus propios trapicheos, puesto que de la corrupción y el interés económico no se libraba ni el mismísmo Dios.
Sin embargo, lo aclaró todo cuando dijo que no era su casa, sino que más bien era un invitado bien avenido en aquella vivienda.
-Oh, un chico con suerte -comenté con mi típica media sonrisa- Espero que la dama sea bella.
A pesar de mi naturaleza detallista y observadora, no me fijé en nada de la casa, ni en su decoración ni en su estructura, ni siquiera hice el plano mental que siempre solía hacer al entrar en una estancia nueva. Toda mi atención se centró en el piano. No era un piano de cola, sino más bien un clavicordio nuevo, con unos preciosos soportes de bronce para sujetar las velas al lado del trozo de madera sobre el que reposaban las partituras. Sin más dilación, y sin dejarme terminar de observar aquel instrumento, Emhyr se sentó frente a él y comenzó a tocar una melodía. Eran unas notas bastante fluyentes, fáciles y seguidas, pero no para una persona que acababa de empezar a tocar. Si era su tercera lección, sin duda era un alumno aventajado.
Y entonces, me entusiasmó la visión de la velada que pasaríamos juntos. Mi sed no se había calmado, pero siempre había sitio para la música antes que para la sangre. Así era yo.
-Vaya, vaya -dije cuando terminó.- No está nada mal -Tomé una silla de esparto y madera que había en una mesa junto al piano, y me coloqué al lado de Emhyr.- La melodía suena muy bien, pero tienes algunos errores en la técnica -le comenté.- Coloca los dedos con suavidad, a pesar de que después presiones con fuerza. El piano no se resiste tanto si lo haces así, y la melodía suena con mayor fluidez y un tono más seguido.
Pensé en Zouis, inevitablemente. Él jamás había sido amable conmigo a la hora de enseñarme a tocar el piano. "Lo tuyo es el violín, estúpido necio" me decía siempre. Y yo, cuanto más me lo decía, más me empeñaba en que el piano era lo que más me gustaba.
-Repítela -dije sin más. Esta vez, la melodía sonó mejor, aunque tengo que admitir que poco había ya que corregir. Coloqué las manos junto a él y desplacé las suyas dos octavas más graves. Yo me quedé con los agudos.- Toquemos a cuatro manos. Será tu cuarta lección -sonreí.
Le enseñé la melodía básica y la tarareé antes de pedirle que la tocase. Efectivamente, Emhyr era de esos genios que con sólo escuchar una melodía eran capaces de reproducirla. Como Zouis. Yo haría el acompañamiento.
Comenzamos a tocar, y poco a poco, la melodía fue saliendo mejor. Pero cada vez que miraba sus manos para comprobar si lo hacía bien, no podía evitar escuchar el latido de sus venas mortales por encima de la música. Ya falta poco, me dije.
- Spoiler:
- https://www.youtube.com/watch?v=r-BNv6G04Ms&feature=related
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Los dedos continuaron moviendo con aquella agilidad casi innata, siguiendo los pasos de su compañero. Apenas tenía que observar que tecla pulsaba, ya que tan solo le bastaba el sonido captado como referencia, para imitar cada uno de los sonidos que el piano pronunciaba y en su conjunto, la melodía creaba.
Siguiendo los consejos de su compañero, el sonido quedaba limpio, en cuanto más avanzaba la melodía, Emhyr había olvidado de repente con quien se encontraba, había olvidado incluso el lugar donde se situaba. Solo era la música lo que le importaba en aquel momento, solo se dejaba llevar por ella de un modo casi hipnótico, como si hubiese entrado en alguna clase de trance o algo por estilo.
En cuanto su compañero finalizo la melodía, este la continuo pero, no del mismo modo. Creando variantes improvisadas cambiándola por completo, sus dedos eran el referente de aquello que en su mente creaba, de lo que deseaba expresar.
De repente sus ojos antes cerrados y llevados por el trance se abrieron clavándose en los del inmortal, una sonrisa de reto fue lanzada, sus ojos mostraban cierta malicia.
-Venga sigue mi ritmo. –Agilizando las pulsaciones, buscando notas de lo más complejas Continúo hablando. –Dime, realmente. ¿Por qué has venido? Dudo sea para tocar el piano o a esperar que finalice mi pequeña acción autodidacta. ¡Ve al grano! No me vas a enseñar ninguna carta… Y creo que se tus intenciones…
No se detuvieron en ningún momento sus dedos con respecto al piano, ni la melodía fallo, a pesar de sus palabras y su actitud parecía ajena a la melodía.
Siguiendo los consejos de su compañero, el sonido quedaba limpio, en cuanto más avanzaba la melodía, Emhyr había olvidado de repente con quien se encontraba, había olvidado incluso el lugar donde se situaba. Solo era la música lo que le importaba en aquel momento, solo se dejaba llevar por ella de un modo casi hipnótico, como si hubiese entrado en alguna clase de trance o algo por estilo.
En cuanto su compañero finalizo la melodía, este la continuo pero, no del mismo modo. Creando variantes improvisadas cambiándola por completo, sus dedos eran el referente de aquello que en su mente creaba, de lo que deseaba expresar.
De repente sus ojos antes cerrados y llevados por el trance se abrieron clavándose en los del inmortal, una sonrisa de reto fue lanzada, sus ojos mostraban cierta malicia.
-Venga sigue mi ritmo. –Agilizando las pulsaciones, buscando notas de lo más complejas Continúo hablando. –Dime, realmente. ¿Por qué has venido? Dudo sea para tocar el piano o a esperar que finalice mi pequeña acción autodidacta. ¡Ve al grano! No me vas a enseñar ninguna carta… Y creo que se tus intenciones…
No se detuvieron en ningún momento sus dedos con respecto al piano, ni la melodía fallo, a pesar de sus palabras y su actitud parecía ajena a la melodía.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Deliciosamente rápido, continuamos tocando el piano a cuatro manos. Poco duró la melodía para mi concepto inmortal. Demasiado poco incluso, para los mortales. El turco tocaba bien, simplemente era más de lo que el piano podía ofrecerle, pero él tomaba incluso aquello que sólo se leía entre líneas.
-Es una pena que desees convertirte en licántropo -le dije con una media sonrisa- Te habría ofrecido un puesto en mi orquesta de no ser porque todos los componentes estarían deseando morderte las patas -dije en un tono de voz bastante perceptible.
Duró un poco más, pero fue insuficiente. Él, pese a haberse dejado llevar por la música, deseaba que aquel encuentro concluyese. Podía notar a la perfección sus gestos nerviosos y la incomodidad que sentía. Por mi parte, aún no había terminado, sin embargo.
Su impaciencia, sin embargo, me molestó.
-Bueno, en primer lugar, no deberías cansarte tan rápido de mi presencia -le sugerí- Aunque eso, claro, jamás lo comprenderás. Y en segundo lugar, por supuesto que no voy a enseñarte ninguna carta. Te he pedido que me acompañases a mi mansión y no lo has querido así. No tengo el don de la ubicuidad y tampoco soy mago para poder hacer aparecer las cosas donde yo quiera.
Él no parecía relajado, pero tampoco era mi intención, al menos, no a esas alturas de la noche.
-Quiero tu sangre, y lo sabes. Al igual que sabes que es una pérdida de tiempo que intentes evitarlo.
-Es una pena que desees convertirte en licántropo -le dije con una media sonrisa- Te habría ofrecido un puesto en mi orquesta de no ser porque todos los componentes estarían deseando morderte las patas -dije en un tono de voz bastante perceptible.
Duró un poco más, pero fue insuficiente. Él, pese a haberse dejado llevar por la música, deseaba que aquel encuentro concluyese. Podía notar a la perfección sus gestos nerviosos y la incomodidad que sentía. Por mi parte, aún no había terminado, sin embargo.
Su impaciencia, sin embargo, me molestó.
-Bueno, en primer lugar, no deberías cansarte tan rápido de mi presencia -le sugerí- Aunque eso, claro, jamás lo comprenderás. Y en segundo lugar, por supuesto que no voy a enseñarte ninguna carta. Te he pedido que me acompañases a mi mansión y no lo has querido así. No tengo el don de la ubicuidad y tampoco soy mago para poder hacer aparecer las cosas donde yo quiera.
Él no parecía relajado, pero tampoco era mi intención, al menos, no a esas alturas de la noche.
-Quiero tu sangre, y lo sabes. Al igual que sabes que es una pérdida de tiempo que intentes evitarlo.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Fantasmas del pasado (Emhyr Van Emreys) ACTIVO
Si la melodía había cesado, y ahora había llegado el momento de aclarar las cosas y parecía que el vampiro iba a dar el primer paso. Emhyr estaba seguro que su predicción iba a ser la correcta.
-Si, una verdadera pena... -Emhyr rió cuando nombró lo de la orquesta, miraba el piano mientras sus dedos empezaron con aire distraído a tocar tres simples notas que se repetían siempre en su misma fórmula. -Es algo por lo que decantarse, pero no la opción más segura.
Un suspiró que evocaron sus labios, con resignación inclino su rostro hacia el piano mientras las notas quedaban suspendidas por el silencio de nuevo.
Pasaron los primeros minutos de espera, minutos largos para el humano, minutos efímeros para un inmortal.
De reojo aquellos ojos castaños miraron al vampiro, así fue como Emhyr comenzó a desabrocharse la camisa distraído, había desechado más de las que podía a llegar a poseer en aquello últimos días, esta no iba a ser una de ella, sabía lo que suponía el beber de su sangre, sabía el efecto que podía producir en el vampiro, y no solo lo que podía sentir éste, sino él mismo aquella sensación hipnótica que hacía levitar su alma en un estado entre la muerte y la vida, y aquellos delirios que en su cabeza se producía por la sensación inconsciente que el vampiro podía crear.
Una manga tras otra, y quedaba la piel morena al descubierto revelando aquellos extraños símbolos que recorrían su piel, y no solo eran curiosos los dibujos de la hechicería, también las cicatrices de colmillos. Mordidas que no pertenecían solo a Dimitri, sino a otros inmortales con los que se había mezclado.
-No voy a desperdiciar otra camisa, no posee mucho dinero. -La camisa quedo sobre el piano. -Hazme un favor... Aleja el dolor al menos.
-Si, una verdadera pena... -Emhyr rió cuando nombró lo de la orquesta, miraba el piano mientras sus dedos empezaron con aire distraído a tocar tres simples notas que se repetían siempre en su misma fórmula. -Es algo por lo que decantarse, pero no la opción más segura.
Un suspiró que evocaron sus labios, con resignación inclino su rostro hacia el piano mientras las notas quedaban suspendidas por el silencio de nuevo.
Pasaron los primeros minutos de espera, minutos largos para el humano, minutos efímeros para un inmortal.
De reojo aquellos ojos castaños miraron al vampiro, así fue como Emhyr comenzó a desabrocharse la camisa distraído, había desechado más de las que podía a llegar a poseer en aquello últimos días, esta no iba a ser una de ella, sabía lo que suponía el beber de su sangre, sabía el efecto que podía producir en el vampiro, y no solo lo que podía sentir éste, sino él mismo aquella sensación hipnótica que hacía levitar su alma en un estado entre la muerte y la vida, y aquellos delirios que en su cabeza se producía por la sensación inconsciente que el vampiro podía crear.
Una manga tras otra, y quedaba la piel morena al descubierto revelando aquellos extraños símbolos que recorrían su piel, y no solo eran curiosos los dibujos de la hechicería, también las cicatrices de colmillos. Mordidas que no pertenecían solo a Dimitri, sino a otros inmortales con los que se había mezclado.
-No voy a desperdiciar otra camisa, no posee mucho dinero. -La camisa quedo sobre el piano. -Hazme un favor... Aleja el dolor al menos.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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