AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Doppelgänger [Privado]
2 participantes
Página 1 de 1.
Doppelgänger [Privado]
«El tic tac de un reloj antiguo no me había dejado dormir en toda la noche; me desgastaba entre pensamientos que sólo aumentaban el malestar de mi alma. Aquella figura se aparecía constantemente en cada sueño. Me perseguía, me aterraba. Sólo Dios ha de saber el horror que me acecha en cada pensamiento y...»
—¿Y? ¿Y qué? ¿Qué sigue? —Masculló, dejando a un lado la pluma y el pequeño cuaderno en el que escribía.
Guillaume solía dedicarse a relatar historias, las cuales publicaba en un diario local. Le iba bastante bien y era algo que sin duda, le apasionaba. Pero desde hacía varios días que no lograba escribir nada decente; simplemente, no podía continuar, las ideas no fluían adecuadamente, a pesar de que aquel escrito en el que trabajaba, estaba inspirado en sus propias experiencias personales. Su rostro se llenaba de puro malestar cuando no lograba culminar un párrafo o se quedaba trabado en varias oraciones, que iban acumulándose en todo su diario.
Observó todas las frases con el ceño fruncido y se sentía decepcionado de sí mismo. Esperaba que aquella ruptura de su inspiración no fuera a durar demasiado.
Ese día había despertado más temprano de lo común, era la única forma en la que podía escribir un poco antes de abrir aquella tienda de antigüedades que servía de escondite para el clan de cazarrecompensas al que pertenecía. Si bien se pasaban pocos clientes por el pequeño local, a Guillaume no le agradaba que lo interrumpieran, por eso prefería estar a solas. Pero, al parecer, todo estaba en su contra. Ni siquiera estando en completa soledad no lograba concentrarse y mucho menos lo haría cuando Ernest y Zéphyr estuvieran rondándole a cada cinco minutos. Observaba todo lo que había logrado plasmar en el papel; nada parecía agradarle. Tras un bufido y al refregarse los ojos, un pensamiento fugaz lo hizo cambiar de ánimo. Quizás sólo necesitaba hallar inspiración en otro lado. Quizás sólo necesitaba alejarse de su rutina.
Tomó sus cosas, las guardó entre los bolsillos ocultos de su abrigo y dejó una nota avisando que saldría a dar una caminata de observación. Mientras dejaba atrás la tienda, pensaba en cuál podría ser el mejor lugar para hallar la inspiración que tanto le faltaba. Muchos lugares se cruzaron por su mente, pero ninguno lo convenció lo suficiente. Pero ya estando en determinado punto de la ciudad y al quedarse embobado contemplando un cartel de alguna obra de teatro, consideró la idea de ir a la playa. Al fin y al cabo, sería un lugar poco concurrido durante esa época del año.
Y antes de que su acostumbrada indecisión lo hiciera cambiar de parecer, se puso en marcha.
El viento soplaba fuerte y el frío parecía colarse entre las telas de su ropa hasta llegar a sus huesos. Pero eso careció de importancia para Guillaume, quien observaba con devoción a aquel mar violento que se mostraba ante sus ojos. Era una vista encantadora, algo que regocijaba su espíritu y llenaba su mente de una paz que pocas veces había podido disfrutar; recordó cuando vivía en las montañas, en aquel monasterio dominico. Solía pasar horas embelesado con el paisaje del lugar y muchas veces se saltaba los oficios sólo para ir a dar largos paseos entre los bosquecillos circundantes. ¿Qué tanto le había hecho la ciudad para dejar esas preciadas costumbres a un lado? Pero no sólo se trataba de la ciudad, ya no era el mismo chiquillo curioso de antaño. Ya habían transcurrido más de quince años y los tiempos cambian, al igual que las responsabilidades.
Con un deje de nostalgia, empezó a recorrer la orilla de la playa, mientras tanto, iba anotando en su diario todo lo que pasaba por su mente en ese momento.
«¿En qué clase de criatura onírica me he convertido? El universo de los sueños me ha robado la memoria y sólo veo sombras de lo que solía ser en antaño... El mundo ya no es el mismo o quizás he sido yo el causante de ese cambio.»
Guillaume de Beaune- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 14/02/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
Su vida en París y sobre todo sus planes estaban tomando el curso que el tanto había esperado. Algunos de los ricos que se encontraban en la ciudad dejaban de verlo como un tonto y se atrevían entonces a emprender negocios a su lado. Brent estaba demostrando poco a poco, no solo su habilidad para reconocer buenas inversiones, sino además su prudencia y buen juicio al tratar con asuntos de la realeza, asuntos que para él y su familia significaban todo; era precisamente el estarse encargando de diversas cosas al mismo tiempo (sobre todo lo relacionado a lo político) lo que le estaba impidiendo tomarse un descanso. Su vida no únicamente la pensaba dedicar a sus deberes como Duque o los negocios, tenía otros planes que seguir y sobre todo amigos como Alaric a quienes visitar y llevar por el mal camino. Decidido entonces a no permitir que su buen juicio y las obligaciones se lo tragaran, indico a toda su servidumbre que el siguiente día lo dedicaría completamente a si mismo.
Al llegar entonces la mañana, Brent se despertó con mayor energía que de costumbre, pues no existía nada mejor que salir de la rutina para animar a cualquiera. Pidiendo a la servidumbre que le encontraran las ropas menos finas que encontrasen, se apresuro a vestirse y salir de su mansión, aquella que no hacía más que recordarle lo bien que debía comportarse para dejar el nombre su padre en alto; sin embargo, una vez que el umbral que llevaba a la mansión se cerraba tras de si, Lewis era un hombre completamente libre, al menos por un día. Deseoso de alejarse lo más posible de su hogar, subió a su carruaje, indicando al cochero que le llevará hasta la parte la más solitaria de París en aquellos momentos; a Brent no le importaba donde fuera ese lugar, solo deseaba tener un momento para él y para planear nuevas cosas que ofrecer a sus conocidos.
Permitiendo entonces que el cochero le llevará hasta donde considerase prudente, fue como Brent termino en la playa. El mismo nunca hubiera elegido ese lugar para despejarse la mente, sin embargo, en esa época del año muy pocas personas paseaban por la zona que era el motivo por el que el cochero le llevó ahí en primer lugar. Aceptando entonces el estar en aquel sitio y optando por dar una oportunidad a que la playa le brindará algunas buenas ideas, Brent le pidió al cochero que aguardara lo más cerca que pudiera, mientras que él daba su paseo.
Caminando entonces sobre la arena, se fue acercando a la orilla e inicio el recorrido por ella. Sus pensamientos estaban enfocados entonces en las actividades que podría llevar a cabo con varios de sus conocidos y aliados, siendo el momento en que el nombre de su amigo Alaric hacía aparición en su mente, cuando sus ojos dieron con la figura del Bourgeois. Que suerte que se cargaba, pues esa era la segunda vez que esperaba ver pronto al cazador y de manera inesperada, se lo encontraba. Brent apresuró entonces el paso, todo para una vez que estaba cerca de su amigo, darle una palmada en la espalda.
– No me digas… ¿También estas aburrido de tus obligaciones Alaric? – cuestionó, esperando de parte del Bourgeois una respuesta digna de él.
Al llegar entonces la mañana, Brent se despertó con mayor energía que de costumbre, pues no existía nada mejor que salir de la rutina para animar a cualquiera. Pidiendo a la servidumbre que le encontraran las ropas menos finas que encontrasen, se apresuro a vestirse y salir de su mansión, aquella que no hacía más que recordarle lo bien que debía comportarse para dejar el nombre su padre en alto; sin embargo, una vez que el umbral que llevaba a la mansión se cerraba tras de si, Lewis era un hombre completamente libre, al menos por un día. Deseoso de alejarse lo más posible de su hogar, subió a su carruaje, indicando al cochero que le llevará hasta la parte la más solitaria de París en aquellos momentos; a Brent no le importaba donde fuera ese lugar, solo deseaba tener un momento para él y para planear nuevas cosas que ofrecer a sus conocidos.
Permitiendo entonces que el cochero le llevará hasta donde considerase prudente, fue como Brent termino en la playa. El mismo nunca hubiera elegido ese lugar para despejarse la mente, sin embargo, en esa época del año muy pocas personas paseaban por la zona que era el motivo por el que el cochero le llevó ahí en primer lugar. Aceptando entonces el estar en aquel sitio y optando por dar una oportunidad a que la playa le brindará algunas buenas ideas, Brent le pidió al cochero que aguardara lo más cerca que pudiera, mientras que él daba su paseo.
Caminando entonces sobre la arena, se fue acercando a la orilla e inicio el recorrido por ella. Sus pensamientos estaban enfocados entonces en las actividades que podría llevar a cabo con varios de sus conocidos y aliados, siendo el momento en que el nombre de su amigo Alaric hacía aparición en su mente, cuando sus ojos dieron con la figura del Bourgeois. Que suerte que se cargaba, pues esa era la segunda vez que esperaba ver pronto al cazador y de manera inesperada, se lo encontraba. Brent apresuró entonces el paso, todo para una vez que estaba cerca de su amigo, darle una palmada en la espalda.
– No me digas… ¿También estas aburrido de tus obligaciones Alaric? – cuestionó, esperando de parte del Bourgeois una respuesta digna de él.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
De niño, hubiera querido ir a alguna vez a una playa, correr por la orilla y contemplar el inmenso mar que se extendía frente a sus ojos, pero quiso el destino que eso no fuera de esa manera, pues había estado gran parte de su infancia en las montañas, en un monasterio de dominicos, en donde sólo supo del océano por las imágenes de los libros que leía o algunas pinturas que poseían en la estancia o simples textos que hablaban sobre arte. Sin embargo, al estar con Ernest, todas aquellas cuestiones que se hacía acerca del exterior, fueron respondidas. Prácticamente desde su adolescencia estuvo yendo de un lado a otro, desarrollando, con pericia, su habilidad para la escritura. Su mente solía verse abstraída por historias épicas, relatos siniestros y poemas de misterios miserables, que eran inspirados por su otra labor: ser cazarrecompensas.
Encontraba, en el danzar de las olas, y en las nubes que se alzaban imponentes en el horizonte, una paz inquebrantable, adornada por el sonido de las gaviotas que se paseaban cerca y el sonido del viento, que parecía cantar las melodías de los miles de puertos que recorría siempre. Ahí, de pie frente al mar en calma, se le ocurrió alguna historia más, en donde los misterios del agua fuesen los protagonistas, juntos con criaturas exhuberantes y extrañas que habitaban en el lecho marino.
Se quedó meditabundo en su posible relato y sacó su pequeño cuaderno para hacer las anotaciones pertinentes, cuando una mano palmeó su espalda, con excesiva confianza. Guillaume observó incrédulo al hombre, no reconociendo el nombre por el cual lo nombró. Era evidente que se había equivocado.
—¿Alaric? —Cuestionó, aunque, lo hizo más para sí mismo que para el otro recién llegado. Escondió de nuevo su libre entre el abrigo y carraspeó—. Disculpe, pero creo que se ha equivocado de persona. No soy quien dice; no soy Alaric, mi nombre es Guillaume.
Explicó despacio, al percartarse de la confianza que se notaba en el rostro del otro muchacho. No le gustaba dar demasiados detalles, pero la ocasión lo ameritaba y también, esperaba que con eso, el hombre decidiera marcharse. En ese momento, ante la repentina confusión, recordó un sueño que había tenido en sueños en noches anteriores, y a los cuales, la magia tampoco le hallaba mucha explicación. Bien sabía que Ernest lo había encontrado en las montañas cuando era apenas un bebé, y, por supuesto, desconocía cual era su verdadera familia. Aunque, anteriormente no se preocupó demasiado por ello, ahora, que era un hombre, le resultaba interesante, descubrir todo el enigma con respecto a sus parientes.
—Resultaría curioso, que por ahí, ronde alguien tan parecido a mí, tanto, que las personas puedan confundirnos —agregó con tono burlón, no pudiendo encontrarle lógica a aquel pensamiento. Pero bien sabía que en esta vida todo era posible y conociendo su condición, era capaz que en alguna parte se encontrara esa persona idéntica a él físicamente y ahora el destino se lo hacía saber.
Encontraba, en el danzar de las olas, y en las nubes que se alzaban imponentes en el horizonte, una paz inquebrantable, adornada por el sonido de las gaviotas que se paseaban cerca y el sonido del viento, que parecía cantar las melodías de los miles de puertos que recorría siempre. Ahí, de pie frente al mar en calma, se le ocurrió alguna historia más, en donde los misterios del agua fuesen los protagonistas, juntos con criaturas exhuberantes y extrañas que habitaban en el lecho marino.
Se quedó meditabundo en su posible relato y sacó su pequeño cuaderno para hacer las anotaciones pertinentes, cuando una mano palmeó su espalda, con excesiva confianza. Guillaume observó incrédulo al hombre, no reconociendo el nombre por el cual lo nombró. Era evidente que se había equivocado.
—¿Alaric? —Cuestionó, aunque, lo hizo más para sí mismo que para el otro recién llegado. Escondió de nuevo su libre entre el abrigo y carraspeó—. Disculpe, pero creo que se ha equivocado de persona. No soy quien dice; no soy Alaric, mi nombre es Guillaume.
Explicó despacio, al percartarse de la confianza que se notaba en el rostro del otro muchacho. No le gustaba dar demasiados detalles, pero la ocasión lo ameritaba y también, esperaba que con eso, el hombre decidiera marcharse. En ese momento, ante la repentina confusión, recordó un sueño que había tenido en sueños en noches anteriores, y a los cuales, la magia tampoco le hallaba mucha explicación. Bien sabía que Ernest lo había encontrado en las montañas cuando era apenas un bebé, y, por supuesto, desconocía cual era su verdadera familia. Aunque, anteriormente no se preocupó demasiado por ello, ahora, que era un hombre, le resultaba interesante, descubrir todo el enigma con respecto a sus parientes.
—Resultaría curioso, que por ahí, ronde alguien tan parecido a mí, tanto, que las personas puedan confundirnos —agregó con tono burlón, no pudiendo encontrarle lógica a aquel pensamiento. Pero bien sabía que en esta vida todo era posible y conociendo su condición, era capaz que en alguna parte se encontrara esa persona idéntica a él físicamente y ahora el destino se lo hacía saber.
Guillaume de Beaune- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 14/02/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
El mundo actuaba de maneras extrañas, eso lo aprendió Brent desde muy joven. Muchas veces no actuaba de la manera en que las personas lo esperaban, pero cuando lo hacía, podía llevar a cualquiera a tener una grata experiencia en su vida, justo como la que creía que se llevaría esa tarde.
Observando a Alaric desde la distancia, Brent solo podía pensar en la buena suerte que tenía para dar con su amigo en aquellos instantes donde más necesitaba distraer su mente. Si bien en un principio la playa no le había parecido gran cosa, ahora era la mejor opción que su cochero pudo tomar. Caminando presuroso, ignorando el hecho de que sus pies se hundían en la arena y cada vez le era más complicado el andar, llegó hasta donde se encontraba su amigo y le saludo como lo haría en cualquier otra situación que lo encontrase. Brent sabía su estatus, sus obligaciones y su manera adecuada de actuar, sin embargo, con aquellos que le conocían bien y sabía que no tenía nada que ocultar, actuaba de una manera natural, por eso le resultó tan extraño que su amigo le mirase con desconcierto una vez se giro a observarle.
– ¿Prefieres formalismos, Bourgeois? – peguntó frunciendo el ceño ligeramente antes de soltar una carcajada pues en definitiva los formalismos no iban con ellos – ¿Será que vienes con alguna compañera incomoda como el otro día y por eso necesitas comportarte? – levantó las cejas de manera sugerente antes de observar de un lado a otro, buscando a quien fuera la causa del comportamiento de Alaric.
La mirada del Duque volvió una vez más al rostro de su amigo, quien se mantenía serio al momento de asegurar que no era Alaric.
– Claro… – respondió, sonriendo y cruzando los brazos a la altura del pecho – Y yo soy la Reina de Francia – soltó antes de estallar en una carcajada, misma que detuvo después de unos segundos observando el rostro desconcertado frente a él – Vamos Alaric, basta de bromas – el tono de la voz del Duque se tornó un tanto más serio – Ha sido una buena broma hasta ahora – levanto ambas manos – No voy a negarlo pero creo que ya ha sido suficiente. Te conozco de años, de verdad crees que me tragaría la idea de que te confundí con alguien más.
Era sencillamente imposible que lo confundiera. Alaric Bourgeois era su amigo y sin temor a equivocarse podía jurar que el hombre frente a él era su amigo; aún así, la seriedad y el desconcierto en el rostro ajeno hicieron que Brent se alejará de él un paso.
– Más que curioso sería extraño, por eso es que no creo que seas otra persona – dijo con completa seriedad, pensando en ese momento en que existía una manera muy sencilla de descubrir si es que su amigo le estaba jugando una mala broma o aquel hombre frente a él era otra persona completamente diferente. Una prueba que seguramente le haría ganarse una buena paliza de su amigo, pero prefería la paliza a aquel juego que ya perdía todo lo divertido – No soy tan crédulo como tú. Como esa ocasión en que te dije que no había besado a Chantel, pero en realidad si lo hice – y tras decir eso sonrió de manera socarrona, esperando a recibir el golpe de su amigo, pues meterse con los amores ocasionales del otro era algo que sencillamente estaba prohibido.
Observando a Alaric desde la distancia, Brent solo podía pensar en la buena suerte que tenía para dar con su amigo en aquellos instantes donde más necesitaba distraer su mente. Si bien en un principio la playa no le había parecido gran cosa, ahora era la mejor opción que su cochero pudo tomar. Caminando presuroso, ignorando el hecho de que sus pies se hundían en la arena y cada vez le era más complicado el andar, llegó hasta donde se encontraba su amigo y le saludo como lo haría en cualquier otra situación que lo encontrase. Brent sabía su estatus, sus obligaciones y su manera adecuada de actuar, sin embargo, con aquellos que le conocían bien y sabía que no tenía nada que ocultar, actuaba de una manera natural, por eso le resultó tan extraño que su amigo le mirase con desconcierto una vez se giro a observarle.
– ¿Prefieres formalismos, Bourgeois? – peguntó frunciendo el ceño ligeramente antes de soltar una carcajada pues en definitiva los formalismos no iban con ellos – ¿Será que vienes con alguna compañera incomoda como el otro día y por eso necesitas comportarte? – levantó las cejas de manera sugerente antes de observar de un lado a otro, buscando a quien fuera la causa del comportamiento de Alaric.
La mirada del Duque volvió una vez más al rostro de su amigo, quien se mantenía serio al momento de asegurar que no era Alaric.
– Claro… – respondió, sonriendo y cruzando los brazos a la altura del pecho – Y yo soy la Reina de Francia – soltó antes de estallar en una carcajada, misma que detuvo después de unos segundos observando el rostro desconcertado frente a él – Vamos Alaric, basta de bromas – el tono de la voz del Duque se tornó un tanto más serio – Ha sido una buena broma hasta ahora – levanto ambas manos – No voy a negarlo pero creo que ya ha sido suficiente. Te conozco de años, de verdad crees que me tragaría la idea de que te confundí con alguien más.
Era sencillamente imposible que lo confundiera. Alaric Bourgeois era su amigo y sin temor a equivocarse podía jurar que el hombre frente a él era su amigo; aún así, la seriedad y el desconcierto en el rostro ajeno hicieron que Brent se alejará de él un paso.
– Más que curioso sería extraño, por eso es que no creo que seas otra persona – dijo con completa seriedad, pensando en ese momento en que existía una manera muy sencilla de descubrir si es que su amigo le estaba jugando una mala broma o aquel hombre frente a él era otra persona completamente diferente. Una prueba que seguramente le haría ganarse una buena paliza de su amigo, pero prefería la paliza a aquel juego que ya perdía todo lo divertido – No soy tan crédulo como tú. Como esa ocasión en que te dije que no había besado a Chantel, pero en realidad si lo hice – y tras decir eso sonrió de manera socarrona, esperando a recibir el golpe de su amigo, pues meterse con los amores ocasionales del otro era algo que sencillamente estaba prohibido.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
El destino suele ser impertinente con sus acciones, no piensa en las reacciones de quienes maneja, sólo pretende, quizás divertirse, pero, la verdad, es que nadie conoce con exactitud sus verdaderas intenciones. Guillaume ni siquiera comprendía las razones por las cuales aquel hombre lo confundía, con una seguridad, que parecía una broma, muy absurda, desde luego. Sin embargo, al saber de su nulo conocimiento acerca de su verdadera familia, comprendió la posibilidad de que, tal vez, ese hombre tuviera razón. Aunque no dejaba de causar recelo en Guillaume, pues, en ese instante sólo buscaba a la musa en las ruidosas olas del mar, en el olor del salitre y en la brisa fría proveniente de los abismos marinos. Pero quisieron Las Parcas que no fuese de ese modo, sino como ellas pretendían. ¡Ah! Esa manía de arruinarlo todo.
Hizo acopio de su paciencia para poder despachar con sutileza al extraño, pero aquel se empeñaba en hallar palabras en Guillaume que no existían. Era todo un reto para el hechicero lidiar con semejante situación.
—¿Formalismos? —inquirió, aún más incrédulo. ¿De qué estaba hablando ese ser salido de quién sabe dónde?—. Disculpe, pero, como ya le he dicho, no tengo ni la más remota idea a qué se refiere. Ni quien es Alaric, ni tampoco me apellido Bourgeois. ¿Está bien?
Claro, por la mente de Guillaume sólo se cruzaba la posibilidad de que el hombre en cuestión no estuviera tan cuerdo como aparentaba. ¿Estaría alucinando? No estaba muy cómodo con volver acercarse a otra persona con problemas psicológicos, ya había bastado con la extraña mujer del Sanatorio Mental; sin embargo, también dudó de esa opción, pues, el otro personaje no demostraba ninguna dificultad de pensamiento. ¿Y si de verdad tenía a un doble paseándose por las calles de París y no lo sabía? ¡Fantástico y aterrador! Simplemente le dirigió una mirada de absoluta perplejidad, buscando respuestas acorde a sus cavilaciones.
—Sería un escándalo que la reina fuera rey en realidad. Los plebeyos no podrían saber semejante locura, estaría catalogado de herejía —expuso con seriedad, sabiendo que el discurso simple era una mofa—. Y no estoy bromeando, bueno, con ese último si bromeé, pero con lo antes dicho, no. Y es la primera vez que coincido con usted, por lo tanto, no es posible que nos conozcamos desde hace años, tal y como asegura.
Y al verlo retroceder, supo que ya empezaba a entrar en razón. Al fin había avanzado un poco en la realidad del asunto.
—¡Ah! Y menos quién es esa tan Chantel. Debe ser una mujer fácil, si osó en meterse con el mejor amigo de otro. —Y no, no era nadie para juzgar la moralidad de la época, él no era el mejor ejemplo. Exhaló, y con las manos en los bolsillos volvió la mirada a su acompañante desconocido—. No soy Alaric, ¿Bourgeois? Creo que mencionó ese apellido hace un momento. Pero, es lo de menos. Mi nombre de pila es Guillaume, señor. Soy escritor, puede corroborarlo en el diario local. ¿Qué más necesita para creerme?
Ya quería dar por zanjado el tema. Esperaba que con esa última respuesta de su parte, él pudiera darse cuenta de la verdad, una que, tal vez, el mismo Guillaume desconocía.
Hizo acopio de su paciencia para poder despachar con sutileza al extraño, pero aquel se empeñaba en hallar palabras en Guillaume que no existían. Era todo un reto para el hechicero lidiar con semejante situación.
—¿Formalismos? —inquirió, aún más incrédulo. ¿De qué estaba hablando ese ser salido de quién sabe dónde?—. Disculpe, pero, como ya le he dicho, no tengo ni la más remota idea a qué se refiere. Ni quien es Alaric, ni tampoco me apellido Bourgeois. ¿Está bien?
Claro, por la mente de Guillaume sólo se cruzaba la posibilidad de que el hombre en cuestión no estuviera tan cuerdo como aparentaba. ¿Estaría alucinando? No estaba muy cómodo con volver acercarse a otra persona con problemas psicológicos, ya había bastado con la extraña mujer del Sanatorio Mental; sin embargo, también dudó de esa opción, pues, el otro personaje no demostraba ninguna dificultad de pensamiento. ¿Y si de verdad tenía a un doble paseándose por las calles de París y no lo sabía? ¡Fantástico y aterrador! Simplemente le dirigió una mirada de absoluta perplejidad, buscando respuestas acorde a sus cavilaciones.
—Sería un escándalo que la reina fuera rey en realidad. Los plebeyos no podrían saber semejante locura, estaría catalogado de herejía —expuso con seriedad, sabiendo que el discurso simple era una mofa—. Y no estoy bromeando, bueno, con ese último si bromeé, pero con lo antes dicho, no. Y es la primera vez que coincido con usted, por lo tanto, no es posible que nos conozcamos desde hace años, tal y como asegura.
Y al verlo retroceder, supo que ya empezaba a entrar en razón. Al fin había avanzado un poco en la realidad del asunto.
—¡Ah! Y menos quién es esa tan Chantel. Debe ser una mujer fácil, si osó en meterse con el mejor amigo de otro. —Y no, no era nadie para juzgar la moralidad de la época, él no era el mejor ejemplo. Exhaló, y con las manos en los bolsillos volvió la mirada a su acompañante desconocido—. No soy Alaric, ¿Bourgeois? Creo que mencionó ese apellido hace un momento. Pero, es lo de menos. Mi nombre de pila es Guillaume, señor. Soy escritor, puede corroborarlo en el diario local. ¿Qué más necesita para creerme?
Ya quería dar por zanjado el tema. Esperaba que con esa última respuesta de su parte, él pudiera darse cuenta de la verdad, una que, tal vez, el mismo Guillaume desconocía.
Guillaume de Beaune- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 14/02/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
Sus ojos no podían estarlo engañando. Aquel hombre de pie frente a él no era otro más que su amigo el cazador, Alaric, quien estaba llevando aquella broma demasiado lejos. Brent podía comprender que el Bourgeois quisiera hacerlo rabiar unos momentos después de todo, el Duque siempre lo hacía rabiar a él.
– Sí, entre nosotros esto de ser tan rectos nunca ha funcionado además que sabes bien como es que detesto a las personas estiradas – y tras decir eso soltó una carcajada, una que no fue seguida por su gran amigo, llevando al Duque a sentirse un completo idiota. Dejando de reír, carraspeo. La situación se tornaba realmente incomoda y él ya no encontraba la manera de hacer que Alaric dejara de mirarlo y hablarle como si nunca en su vida entera lo hubiese visto antes – Pero… ¿Cómo no vas a saberlo? – extrañado, frunció el ceño – ¿Acaso te has golpeado la cabeza y perdido la memoria? – lo que preguntaba era una locura, pero la situación en su totalidad ya simulaba serlo.
Las respuestas del joven frente a él eran definitivamente diferentes a las que Alaric solía dar, sin mencionar que el Bourgeois no era tan buen actor como para mantener aquella farsa tanto tiempo. Además, ante los imprudentes comentarios de Brent, el cazador ya habría estallado en risas o estampado su puño en la cara del Lewis. Los ojos del Duque entonces se centraron más de lleno en aquel hombre. Era idéntico a su amigo, de eso no cabía la menor duda pero al mirarlo directamente a los ojos, existía algo diferente. En los ojos ajenos Brent podía detectar una autentica confusión y una calma que no se notaba en los del Bourgeois; Alaric después de todo era un hombre guiado por impulsos, por un lado más salvaje y aquel frente a él no parecía ser dominado por esa naturaleza.
– No es posible que nos conozcamos… – repitió las palabras del caballero ya con gesto serió. Llevó la mano derecha hasta su mentón y continuo con la vista clavada en el joven. Si aquella era una jugarreta del destino, vaya que impresionaba a Brent.
– En realidad no bese a Chantel – mencionó con solemnidad antes de escuchar el nombre con el que aquel muchacho se presentaba, uno que claro, no tenía nada que ver con Alaric – No necesito nada más para creerte, si fueras realmente Alaric habrías reaccionado de mala manera cuando pronuncie el nombre de Chantel, a quien saque a colación para terminar con el juego… aunque no existe tal juego – levantó la otra mano y se dio un par de golpecillos en ambas mejillas, a manera de cerciorarse de que estaba despierto y no experimentaba solo un mal sueño. Una vez que su intento fallido de despertar acabó, sonrió con fascinación – Lamento la confusión Guillaume, pero, te juró que tu físico es idéntico al de mi amigo – se rió – Si Alaric te viera… Apuesto a que huye. Hasta su voz es la misma – dejó de sonreír entonces y estiro su mano en dirección al muchacho – Brent Lewis, un placer conocerte. Espero mi imprudente llegada no te haga creerme un loco porque no lo estoy, simplemente no me imagine encontrar a alguien tan idéntico a mi amigo, hasta parecen gemelos – y tras decir aquello guardo absoluto silencio. Cabía la posibilidad de que el parecido entre ambos jóvenes fuera solo una coincidencia pero y si coincidían en más cosas como la edad, si ocurría, verdaderas dudas se generarían.
– Sí, entre nosotros esto de ser tan rectos nunca ha funcionado además que sabes bien como es que detesto a las personas estiradas – y tras decir eso soltó una carcajada, una que no fue seguida por su gran amigo, llevando al Duque a sentirse un completo idiota. Dejando de reír, carraspeo. La situación se tornaba realmente incomoda y él ya no encontraba la manera de hacer que Alaric dejara de mirarlo y hablarle como si nunca en su vida entera lo hubiese visto antes – Pero… ¿Cómo no vas a saberlo? – extrañado, frunció el ceño – ¿Acaso te has golpeado la cabeza y perdido la memoria? – lo que preguntaba era una locura, pero la situación en su totalidad ya simulaba serlo.
Las respuestas del joven frente a él eran definitivamente diferentes a las que Alaric solía dar, sin mencionar que el Bourgeois no era tan buen actor como para mantener aquella farsa tanto tiempo. Además, ante los imprudentes comentarios de Brent, el cazador ya habría estallado en risas o estampado su puño en la cara del Lewis. Los ojos del Duque entonces se centraron más de lleno en aquel hombre. Era idéntico a su amigo, de eso no cabía la menor duda pero al mirarlo directamente a los ojos, existía algo diferente. En los ojos ajenos Brent podía detectar una autentica confusión y una calma que no se notaba en los del Bourgeois; Alaric después de todo era un hombre guiado por impulsos, por un lado más salvaje y aquel frente a él no parecía ser dominado por esa naturaleza.
– No es posible que nos conozcamos… – repitió las palabras del caballero ya con gesto serió. Llevó la mano derecha hasta su mentón y continuo con la vista clavada en el joven. Si aquella era una jugarreta del destino, vaya que impresionaba a Brent.
– En realidad no bese a Chantel – mencionó con solemnidad antes de escuchar el nombre con el que aquel muchacho se presentaba, uno que claro, no tenía nada que ver con Alaric – No necesito nada más para creerte, si fueras realmente Alaric habrías reaccionado de mala manera cuando pronuncie el nombre de Chantel, a quien saque a colación para terminar con el juego… aunque no existe tal juego – levantó la otra mano y se dio un par de golpecillos en ambas mejillas, a manera de cerciorarse de que estaba despierto y no experimentaba solo un mal sueño. Una vez que su intento fallido de despertar acabó, sonrió con fascinación – Lamento la confusión Guillaume, pero, te juró que tu físico es idéntico al de mi amigo – se rió – Si Alaric te viera… Apuesto a que huye. Hasta su voz es la misma – dejó de sonreír entonces y estiro su mano en dirección al muchacho – Brent Lewis, un placer conocerte. Espero mi imprudente llegada no te haga creerme un loco porque no lo estoy, simplemente no me imagine encontrar a alguien tan idéntico a mi amigo, hasta parecen gemelos – y tras decir aquello guardo absoluto silencio. Cabía la posibilidad de que el parecido entre ambos jóvenes fuera solo una coincidencia pero y si coincidían en más cosas como la edad, si ocurría, verdaderas dudas se generarían.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
Exacto, si de algo estaba segurísimo Guillaume, era que, indudablemente, aquel hombre lo estaba confundiendo con alguien más. Pero, no de ese tipo de confusiones de la casualidad, en donde cualquier insignificante parentesco cuenta; en lo absoluto, lo de aquella confusión iba más allá del pensamiento racional, incluso del mismo Guillaume, quien, además, se dedicaba a la magia. ¡Qué tremendamente contradictorio resultaba ser todo el asunto! ¿Acaso se trataba de una más de sus curiosas ensoñaciones? Alguna vez había leído, en uno de esos tantos textos reservados de los dominicos, sobre los dobles malvados y esas leyendas que sólo las dejaba a sus historias. Sin embargo, lo que le estaba ocurriendo en ese instante, por muy aferrado a la negativa que se encontraba, tenía mucho parecido a lo que alguna vez había visto entre los susodichos textos.
Sin embargo, fue, precisamente, esa terquedad suya cercana a la ignorancia, la ganadora, pues el otro se había permitido dudar, a pesar de ver un parecido abismal entre Guillaume y su amigo desconocido. Aquel gesto casi despierta la duda en el mismo de Beaune, pero no se tenía planeado tener que caer en algo así, podía tratarse de una trampa. Y que lo diga él, quien se dedicaba al negocio familiar de la deshonra, es decir, era mercenario, ¿qué más indecoroso que eso? En fin, sin darle demasiadas vueltas al asunto y seguir en lo sustancial de la situación... Aquel hombre, aún preso de la duda, terminó dándole la razón a Guillaume, que, aunque quiso mostrarse indiferente ante el desconcierto del otro, dejó que la duda sembrara su semilla en él.
—¡Vaya! Hasta que al fin lo reconoce, señor. Y sí, me refiero al hecho de que no nos conocemos, ni siquiera de una vida pasada, si es que cree en ellas —replicó, esbozando una sonrisa ladina—. Exacto, nunca hubo un juego. Bueno, quizás si hubo juego de su parte, pero no de mí, porque, como ya le he dicho, en mi vida lo conozco.
No quiso sonar maleducado, pero, entre que perdía la escasa paciencia que conservaba en ese momento y la duda asaltándole el pensamiento, no pudo modular el tono y dejó que saliera como viniera, igual no fue tan duro, sólo demasiado directo. Al menos el otro hombre no pareció inmutarse ante aquella respuesta de Guillaume, pues, aunque se encontrara en un estado de pura confusión, le daba la razón a quien le aseguraba ser un desconocido en su vida.
—¿En serio es tan idéntico a mí? ¿Algo así como...? Sería ridículo que yo tuviera a un hermano gemelo —¿Y si no lo era? Ernest lo adoptó, así de fácil y sencillo. Quizás si había sido separado de un hermano gemelo, y aquel hombre probablemente lo conocía. ¡Ay de la vida y sus vueltas!—. Brent Lewis —repitió—, ha sido un encuentro curioso, pero, un placer, supongo...
Estrechó la mano de su acompañante, aceptando la presentación como cualquier evento casual. De todas maneras, ¿qué culpa tendría, el ahora, Brent Lewis? Tal vez hasta tuviera razón y la confianza que se permitió desbordar era, eso, producto de la mismísima apariencia de Guillaume. Y fue esa probabilidad la que hizo eco en la agitada mente suya; el resquicio de la existencia de un hermano suyo era, sencillamente, increíble.
—¿Podría contarme más de su amigo? De repente me he llegado a interesar. Ya le mencioné que soy escritor, ¿no? Bueno, esas anécdotas son mi mayor fuente de inspiración y justo había venido aquí para hallar a la musa, y justo ha llegado usted con esa teoría maravillosa —se sinceró, porque de repente su emoción infantil, esa misma que movía los hilos de su talento al escribir, decidió abandonar las aguas nebulosas de la sensatez.
Sin embargo, fue, precisamente, esa terquedad suya cercana a la ignorancia, la ganadora, pues el otro se había permitido dudar, a pesar de ver un parecido abismal entre Guillaume y su amigo desconocido. Aquel gesto casi despierta la duda en el mismo de Beaune, pero no se tenía planeado tener que caer en algo así, podía tratarse de una trampa. Y que lo diga él, quien se dedicaba al negocio familiar de la deshonra, es decir, era mercenario, ¿qué más indecoroso que eso? En fin, sin darle demasiadas vueltas al asunto y seguir en lo sustancial de la situación... Aquel hombre, aún preso de la duda, terminó dándole la razón a Guillaume, que, aunque quiso mostrarse indiferente ante el desconcierto del otro, dejó que la duda sembrara su semilla en él.
—¡Vaya! Hasta que al fin lo reconoce, señor. Y sí, me refiero al hecho de que no nos conocemos, ni siquiera de una vida pasada, si es que cree en ellas —replicó, esbozando una sonrisa ladina—. Exacto, nunca hubo un juego. Bueno, quizás si hubo juego de su parte, pero no de mí, porque, como ya le he dicho, en mi vida lo conozco.
No quiso sonar maleducado, pero, entre que perdía la escasa paciencia que conservaba en ese momento y la duda asaltándole el pensamiento, no pudo modular el tono y dejó que saliera como viniera, igual no fue tan duro, sólo demasiado directo. Al menos el otro hombre no pareció inmutarse ante aquella respuesta de Guillaume, pues, aunque se encontrara en un estado de pura confusión, le daba la razón a quien le aseguraba ser un desconocido en su vida.
—¿En serio es tan idéntico a mí? ¿Algo así como...? Sería ridículo que yo tuviera a un hermano gemelo —¿Y si no lo era? Ernest lo adoptó, así de fácil y sencillo. Quizás si había sido separado de un hermano gemelo, y aquel hombre probablemente lo conocía. ¡Ay de la vida y sus vueltas!—. Brent Lewis —repitió—, ha sido un encuentro curioso, pero, un placer, supongo...
Estrechó la mano de su acompañante, aceptando la presentación como cualquier evento casual. De todas maneras, ¿qué culpa tendría, el ahora, Brent Lewis? Tal vez hasta tuviera razón y la confianza que se permitió desbordar era, eso, producto de la mismísima apariencia de Guillaume. Y fue esa probabilidad la que hizo eco en la agitada mente suya; el resquicio de la existencia de un hermano suyo era, sencillamente, increíble.
—¿Podría contarme más de su amigo? De repente me he llegado a interesar. Ya le mencioné que soy escritor, ¿no? Bueno, esas anécdotas son mi mayor fuente de inspiración y justo había venido aquí para hallar a la musa, y justo ha llegado usted con esa teoría maravillosa —se sinceró, porque de repente su emoción infantil, esa misma que movía los hilos de su talento al escribir, decidió abandonar las aguas nebulosas de la sensatez.
Guillaume de Beaune- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 14/02/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
No podría conocer la esencia que habitaba aquel cuerpo, pero nadie podría decirle que el físico que contemplaba frente a él era diferente al de Alaric, porque no lo era. Ante sus ojos veía a su amigo e incluso le escuchaba. Las diferencias que existían entre aquel hombre y el Bourgeois se encontraban más bien situadas en pensamiento, mirada y formas de actuar. No pudo evitar mover su cabeza de un lado a otro en negativa cuando aquel hombre menciono las vidas pasadas.
– Nada de vidas pasadas, no me refiero a esos sentimientos que todos experimentamos sobre conocer a alguien de hace mucho tiempo – su mirada continuaba clavada en los rasgos ajenos – Es que de verdad… – suspiró y sonrió fascinado – Son tan parecidos el uno con el otro – Idénticos, eso eran, pero Brent no se atrevía a repetir esa palabra porque intuía que si la decía, secretos podrían revelarse y muchas veces era mejor dejar los secretos enterrados – Bueno, no nos conocemos… aún – y dicho estiró su mano de manera cortes para presentarse, ignorando el tono serió o ligeramente molesto que empleada la copia de Alaric frente a él. El Duque Lewis después de todo se sabía una molestia en muchas circunstancias y estaba acostumbrado a malos tratos, esos que le divertían más que fastidiarlo.
– Parecidos… Muy parecidos – corrigió su palabra, no queriendo volver a sonar tan determinante con el idénticos, mucho menos ahora que comenzaba a notar curiosidad en la mirada ajena. Soltó una carcajada. – Definitivamente sería una locura que un buen amigo mío tuviera un gemelo y nunca me lo dijera – Pero, ¿Si Alarci no sabía?. La carcajada que emitiera se tornó forzada hasta que lentamente se ahogo en su garganta. ¿Podía aquel hombre con quien se topaba ser gemelo de Alaric?, existía una posibilidad de que fuera de esa manera y hasta que no investigara el asunto a fondo, lo mejor era mantener aquel encuentro como un secreto para el Bourgeois. – Un encuentro curioso, así es, pero espero que cosas buenas salgan de esto – y nunca había sonado más sincero ante un primer encuentro que en aquel instante.
Al soltar la mano de Guillaume y escucharlo preguntar más respecto a Alaric, resultó evidente que escapar de la situación ignorando el tema sería completamente imposible así que sonriendo de manera despreocupada, Brent se dispuso a responder las preguntas del hombre, tratando de ocultar la mayor cantidad de detalles que le fueran posibles.
– ¿Teoría maravillosa? Para nada – levanto su mano y la agitó de un lado para desecharla o al menos restarle validez – Existe mucha gente parecida en este mundo, es solo que las similitudes de usted con mi amigo me sorprendieron – se encogió de hombros – pero es probable que sea solo también efecto de la poca iluminación con que contamos esta noche – sonrió – Igual, si mi descabellada teoría de su asombrosa similitud, puede serle útil para su libro. Solo describa a mi amigo como alguien completamente opuesto en personalidad – mencionaba aquello, esperando que Guillaume se decepcionara un poco y las preguntas respecto a Alaric, cesaran.
– Nada de vidas pasadas, no me refiero a esos sentimientos que todos experimentamos sobre conocer a alguien de hace mucho tiempo – su mirada continuaba clavada en los rasgos ajenos – Es que de verdad… – suspiró y sonrió fascinado – Son tan parecidos el uno con el otro – Idénticos, eso eran, pero Brent no se atrevía a repetir esa palabra porque intuía que si la decía, secretos podrían revelarse y muchas veces era mejor dejar los secretos enterrados – Bueno, no nos conocemos… aún – y dicho estiró su mano de manera cortes para presentarse, ignorando el tono serió o ligeramente molesto que empleada la copia de Alaric frente a él. El Duque Lewis después de todo se sabía una molestia en muchas circunstancias y estaba acostumbrado a malos tratos, esos que le divertían más que fastidiarlo.
– Parecidos… Muy parecidos – corrigió su palabra, no queriendo volver a sonar tan determinante con el idénticos, mucho menos ahora que comenzaba a notar curiosidad en la mirada ajena. Soltó una carcajada. – Definitivamente sería una locura que un buen amigo mío tuviera un gemelo y nunca me lo dijera – Pero, ¿Si Alarci no sabía?. La carcajada que emitiera se tornó forzada hasta que lentamente se ahogo en su garganta. ¿Podía aquel hombre con quien se topaba ser gemelo de Alaric?, existía una posibilidad de que fuera de esa manera y hasta que no investigara el asunto a fondo, lo mejor era mantener aquel encuentro como un secreto para el Bourgeois. – Un encuentro curioso, así es, pero espero que cosas buenas salgan de esto – y nunca había sonado más sincero ante un primer encuentro que en aquel instante.
Al soltar la mano de Guillaume y escucharlo preguntar más respecto a Alaric, resultó evidente que escapar de la situación ignorando el tema sería completamente imposible así que sonriendo de manera despreocupada, Brent se dispuso a responder las preguntas del hombre, tratando de ocultar la mayor cantidad de detalles que le fueran posibles.
– ¿Teoría maravillosa? Para nada – levanto su mano y la agitó de un lado para desecharla o al menos restarle validez – Existe mucha gente parecida en este mundo, es solo que las similitudes de usted con mi amigo me sorprendieron – se encogió de hombros – pero es probable que sea solo también efecto de la poca iluminación con que contamos esta noche – sonrió – Igual, si mi descabellada teoría de su asombrosa similitud, puede serle útil para su libro. Solo describa a mi amigo como alguien completamente opuesto en personalidad – mencionaba aquello, esperando que Guillaume se decepcionara un poco y las preguntas respecto a Alaric, cesaran.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
¿Existían muchas personas parecidas en el mundo? Quizá. Pero no idénticas, de eso estaba seguro; incluso, siendo un hechicero nato que ya había tenido que lidiar con muchas cosas curiosas en la vida, no se aseguraba semejante cosa. Sabía de los hermanos gemelos, aun así, éstos jamás solían ser iguales, mucho menos en carácter. Además, también representaba una locura que tuviera uno porque... ¡Un momento! ¿Y si lo tenía? ¿Y si de verdad existía alguien en París que compartía sus mismos rasgos? Era posible, sobre todo para él que había sido adoptado y que no sabía absolutamente nada de su familia real.
Entonces vio aquella posibilidad como algo que, de cierta manera, lo abrumó, pero también despertó mucha más curiosidad en él. No sólo por las cosquillas que llegó a sentir por atreverse a escribir algo así, sino, porque, más allá de la ficción, era algo muy real que le ocurría justamente a él y no a otros. No había inspiración tomada de las experiencias de otras personas, esta vez él sería su propia frase "basada en hechos reales", y la sensación era entre buena y amarga, algo que llegó a parecerle una rareza, sobre todo tratándose de alguien que no solía ser así.
Por un instante llegó a quedarse enmudecido ante su reciente descubrimiento. El mar se extendía hasta que no alcanzaba a tener fin, aunque habían más tierras más allá de esa lejanía, desde luego que sí. ¡Era una tontería ponerse a pensar en esas cosas! Además, tampoco podía permanecer tanto tiempo callado, sobre todo al tener a alguien que, de seguro, esperaba alguna respuesta de su parte. Y no es que Guillaume no fuera particularmente conversador, sino es que de verdad se sentía extrañado, y hasta confundido.
—Puede ser maravillosa, dependiendo del punto de vista de cada quien. Tal vez para usted, caballero, no lo sea, pero a quien andan dándole a entender que tiene a un gemelo por ahí, es decir, yo, bueno... Ya es otra cosa. Las personas como yo estamos en un constante trato con la fantasía —replicó de manera desinteresada, como si repentinamente, toda su atención se hubiera disipado en el aire quejumbroso y obstinado del mar—. No creo que sea problema de la iluminación, ¿sabe? Me parece que puede haber un poco de razón en su sorpresa y en su repentina confusión. Hay veces que creemos reconocer a alguien a cierta distancia, o por verlo de espaldas, y resulta que, al girarse o al acercarnos, ese alguien no es quien creíamos que era. Pero usted... Usted tenía la firmeza de que yo sí podía ser ese amigo suyo.
Fue razonable a pesar de que su cabeza se encontraba hecha un caos; lo fue al plagarse de recuerdos que no era prudentes analizarlos en ese momento. Simplemente bajó la mirada, dejando escapar un pesado suspiro.
—Uh, el libro, sí. Puede ser una grandiosa idea, pero ya que hemos entrado en tantos detalles, no lo sé. Es justo cuando sientes que no quieres indagar en algo, pero la curiosidad te obliga a no dejar de pensar en ello, ¿no le ha pasado? —Quizá no sonó tan convencido, aún cuando había sido él quien se planteó que aquello podía resultar maravilloso—. La vida da muchas vueltas, y no siempre es para bien. Yo no conocí a mi familia real, así que puede existir la posibilidad de que sí tenga a un hermano gemelo. Es abrumador, la verdad. ¿Cómo lo tomaría usted? Imagínese que de la noche a la mañana se entere de algo así... La realidad supera la ficción, en definitiva.
Entonces vio aquella posibilidad como algo que, de cierta manera, lo abrumó, pero también despertó mucha más curiosidad en él. No sólo por las cosquillas que llegó a sentir por atreverse a escribir algo así, sino, porque, más allá de la ficción, era algo muy real que le ocurría justamente a él y no a otros. No había inspiración tomada de las experiencias de otras personas, esta vez él sería su propia frase "basada en hechos reales", y la sensación era entre buena y amarga, algo que llegó a parecerle una rareza, sobre todo tratándose de alguien que no solía ser así.
Por un instante llegó a quedarse enmudecido ante su reciente descubrimiento. El mar se extendía hasta que no alcanzaba a tener fin, aunque habían más tierras más allá de esa lejanía, desde luego que sí. ¡Era una tontería ponerse a pensar en esas cosas! Además, tampoco podía permanecer tanto tiempo callado, sobre todo al tener a alguien que, de seguro, esperaba alguna respuesta de su parte. Y no es que Guillaume no fuera particularmente conversador, sino es que de verdad se sentía extrañado, y hasta confundido.
—Puede ser maravillosa, dependiendo del punto de vista de cada quien. Tal vez para usted, caballero, no lo sea, pero a quien andan dándole a entender que tiene a un gemelo por ahí, es decir, yo, bueno... Ya es otra cosa. Las personas como yo estamos en un constante trato con la fantasía —replicó de manera desinteresada, como si repentinamente, toda su atención se hubiera disipado en el aire quejumbroso y obstinado del mar—. No creo que sea problema de la iluminación, ¿sabe? Me parece que puede haber un poco de razón en su sorpresa y en su repentina confusión. Hay veces que creemos reconocer a alguien a cierta distancia, o por verlo de espaldas, y resulta que, al girarse o al acercarnos, ese alguien no es quien creíamos que era. Pero usted... Usted tenía la firmeza de que yo sí podía ser ese amigo suyo.
Fue razonable a pesar de que su cabeza se encontraba hecha un caos; lo fue al plagarse de recuerdos que no era prudentes analizarlos en ese momento. Simplemente bajó la mirada, dejando escapar un pesado suspiro.
—Uh, el libro, sí. Puede ser una grandiosa idea, pero ya que hemos entrado en tantos detalles, no lo sé. Es justo cuando sientes que no quieres indagar en algo, pero la curiosidad te obliga a no dejar de pensar en ello, ¿no le ha pasado? —Quizá no sonó tan convencido, aún cuando había sido él quien se planteó que aquello podía resultar maravilloso—. La vida da muchas vueltas, y no siempre es para bien. Yo no conocí a mi familia real, así que puede existir la posibilidad de que sí tenga a un hermano gemelo. Es abrumador, la verdad. ¿Cómo lo tomaría usted? Imagínese que de la noche a la mañana se entere de algo así... La realidad supera la ficción, en definitiva.
Guillaume de Beaune- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 14/02/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Doppelgänger [Privado]
Conforme avanzaba la conversación, Brent se iba convenciendo de que se había metido en un embrollo de los grandes. Por un lado, existía la posibilidad de que en un encuentro posterior viera a aquel hombre completamente diferente físicamente a su amigo Alaric, en cuyo caso, su preocupación del momento no tendría justificación alguna, pero si al verlo una vez más, constataba nuevamente de que Guillaume era idéntico a Alaric, ¿Qué iba a hacer entonces?, ¿Decirle a Alaric y a Guillaume?, ¿Guardar el secreto? O ¿Investigar más respecto a la familia de su querido amigo?. La opción más sensata si es sería investigar más, pues aún cabía la posibilidad de que fueran parientes lejanos con un parecido increíble, ¿O no?.
Quizá sus poder de convencimiento hubiera surtido efecto consigo mismo de no ser por la manera en que Guillame refutaba las ideas que su mente acababa de crear. Cierto era que a la distancia se solía confundir a las personas, pero en la cercanía, incluso sin una buena iluminación, resultaba casi imposible. Una sonrisa un tanto nerviosa apareció por primera vez en el rostro siempre seguro del Lewis. Su confusión realmente no tenía excusa y tanto Alaric como Guillaume representaban más que un misterio, un secreto que alguien tendría que develar, pero ¿Sería él quien debiera revelarlo? Tal vez solo necesitaba saberlo para estar en paz consigo mismo, pero definitivamente su misión no sería arruinar quizás la vida de aquellos dos hombres tan parecidos.
Brent tomó aire una vez que su interlocutor guardó silencio y al exhalar, la sonrisa carente de temor alguno volvió a aparecer en su rostro.
– No diría que tiene un gemelo… – hizo una mueca – solo que existe alguien muy parecido y ya, después de todo, para ser gemelos deberían tener la misma edad, así que en lo personal creo que su parecido es más bien una coincidencia, pero ya lo has expresado, para los escritores la fantasía es lo de cada día y al menos esta confusión le obsequia una idea para su libro – y aunque decía aquello, la duda continuaba carcomiéndole, instalándose en su mente y amenazando con no abandonarle hasta que no hubiera descubierto la verdad.
¿Qué si le había pasado? ¡Ja! Si le estaba pasando justo en ese momento.
– Me ha pasado más veces de las que podría contar – suspiró, para después mirar los orbes ajenos que aunque trataban de demostrar serenidad, dejaban entrever confusión, y no era para menos. El cuestionamiento realizado por Guillaume le llevó a guardar silencio un par de segundos – Si algo así me sucediera, seguramente estallaría en ira – confeso – nunca he sido muy bueno serenándome y que se me revelara algo así definitivamente no me permitiría mantenerme tranquilo – sus ojos fueron a encontrarse con los de Guillaume – Si realmente fuera gemelo de mi amigo, ¿Qué cree que sucedería?... claro que esto solo es hipotético – se apresuró a agregar lo último, dejando así un poco de duda aún en el aire, pese a que la confesión de Guillaume de que no conocía a su verdadera familia le orillaba a creer aun más que efectivamente, era gemelo de Alaric.
Quizá sus poder de convencimiento hubiera surtido efecto consigo mismo de no ser por la manera en que Guillame refutaba las ideas que su mente acababa de crear. Cierto era que a la distancia se solía confundir a las personas, pero en la cercanía, incluso sin una buena iluminación, resultaba casi imposible. Una sonrisa un tanto nerviosa apareció por primera vez en el rostro siempre seguro del Lewis. Su confusión realmente no tenía excusa y tanto Alaric como Guillaume representaban más que un misterio, un secreto que alguien tendría que develar, pero ¿Sería él quien debiera revelarlo? Tal vez solo necesitaba saberlo para estar en paz consigo mismo, pero definitivamente su misión no sería arruinar quizás la vida de aquellos dos hombres tan parecidos.
Brent tomó aire una vez que su interlocutor guardó silencio y al exhalar, la sonrisa carente de temor alguno volvió a aparecer en su rostro.
– No diría que tiene un gemelo… – hizo una mueca – solo que existe alguien muy parecido y ya, después de todo, para ser gemelos deberían tener la misma edad, así que en lo personal creo que su parecido es más bien una coincidencia, pero ya lo has expresado, para los escritores la fantasía es lo de cada día y al menos esta confusión le obsequia una idea para su libro – y aunque decía aquello, la duda continuaba carcomiéndole, instalándose en su mente y amenazando con no abandonarle hasta que no hubiera descubierto la verdad.
¿Qué si le había pasado? ¡Ja! Si le estaba pasando justo en ese momento.
– Me ha pasado más veces de las que podría contar – suspiró, para después mirar los orbes ajenos que aunque trataban de demostrar serenidad, dejaban entrever confusión, y no era para menos. El cuestionamiento realizado por Guillaume le llevó a guardar silencio un par de segundos – Si algo así me sucediera, seguramente estallaría en ira – confeso – nunca he sido muy bueno serenándome y que se me revelara algo así definitivamente no me permitiría mantenerme tranquilo – sus ojos fueron a encontrarse con los de Guillaume – Si realmente fuera gemelo de mi amigo, ¿Qué cree que sucedería?... claro que esto solo es hipotético – se apresuró a agregar lo último, dejando así un poco de duda aún en el aire, pese a que la confesión de Guillaume de que no conocía a su verdadera familia le orillaba a creer aun más que efectivamente, era gemelo de Alaric.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Doppelgänger [Privado]
» Nothing Can Come Between Us | Privado
» Over and over again. - Privado-
» Ojo por Ojo [ Privado ]
» When we are together [Privado]
» Nothing Can Come Between Us | Privado
» Over and over again. - Privado-
» Ojo por Ojo [ Privado ]
» When we are together [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour