AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Estrecha mente en un inmenso mar
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Estrecha mente en un inmenso mar
Un viaje, era todo lo que necesitaba sobre todo para arreglar asuntos pendientes en aquella tierra lejana que fue la primera en donde pude ejercer como un cazador y la que me dio nombre. Aunque quizás también era el hecho de haber sido entrenado por aquel sujeto en tierras españolas. Sea como sea lo importante era que al menos por un largo tiempo estaría alejado de aquella molestosa mujer que no hacía más que dar problemas día tras día.
Esta ocasión estaría hospedado en el hostal al que solía ir antes, necesitaba paz antes de zarpar y quedarme en la misma propiedad que aquella mimada no sería correcto, aunque ella mi nueva jefa era insoportable, lo único bueno era la paga que recibía, eso era todo, aunque también el hecho de que podía golpear a tipos hasta la inconsciencia, lo difícil era su carácter una vez estábamos dentro de su mansión, eso era el dolor de cabeza.
Luego de tanta meditación alcancé el sueño y fue fácil despertar antes que el sol saliera, hábitos del oficio, por ello fue rápido el que llegara también a los puertos listo para zarpar.
Luego de meses navegando por el Atlántico llegábamos a América, le primer lugar al cual ir fue a New York, ahí era el lugar citado, ahora solo tenía que esperar a la noche para encontrarme con aquellos sujetos, sobre todo con aquella mujer, aquella vampira que es la mano derecha de aquel sujeto que me contrata siempre, de aquel hombre misterioso que pide encargos difíciles para cualquier otros hombre o mujer, pero menos para mí.
Odiaba a aquel tipo, lo que ese sujeto representaba y más ahora que trataba de borrar el apellido de él que solo creaba una sombra oscura en mi historial perfecto, porque en el fondo siempre supe que él deseaba ello, la muerte de toda su estirpe con un solo objetivo, tener el control absoluto de todo lo que representaba, además de que su única sobreviviente era su nieta favorita, así que todo se trataba de un viejo pervertido que quería poder.
—El que tu pienses así es excitante, Oliver— aquella mujer aperecióa aquella anoche —Es una pena que no pueda ser yo quien te atienda como deseas, aunque de verdad lo estoy deseando, mi corazón se acelera cada vez que pienso en ti mi querido Oliver—
—Como si tuvieras corazón maldita mujer— con esas palabras aquella mujer mostró una postura de sentirse ofendida, pero luego su risa me enfureció más que su actuación.
—Amor mio, luego podremos tu y yo pelear como nos gusta, pero por ahora el señor te espera, dice que vayas a los bosques que ahí te encontrará, no quiere llamar la atención— me lanza un beso y desaparece.
Aun en contra de mi voluntad, tuve que ir a espera en el albor de la noche. El esperar me desesperaba completamente.
Esta ocasión estaría hospedado en el hostal al que solía ir antes, necesitaba paz antes de zarpar y quedarme en la misma propiedad que aquella mimada no sería correcto, aunque ella mi nueva jefa era insoportable, lo único bueno era la paga que recibía, eso era todo, aunque también el hecho de que podía golpear a tipos hasta la inconsciencia, lo difícil era su carácter una vez estábamos dentro de su mansión, eso era el dolor de cabeza.
Luego de tanta meditación alcancé el sueño y fue fácil despertar antes que el sol saliera, hábitos del oficio, por ello fue rápido el que llegara también a los puertos listo para zarpar.
Luego de meses navegando por el Atlántico llegábamos a América, le primer lugar al cual ir fue a New York, ahí era el lugar citado, ahora solo tenía que esperar a la noche para encontrarme con aquellos sujetos, sobre todo con aquella mujer, aquella vampira que es la mano derecha de aquel sujeto que me contrata siempre, de aquel hombre misterioso que pide encargos difíciles para cualquier otros hombre o mujer, pero menos para mí.
Odiaba a aquel tipo, lo que ese sujeto representaba y más ahora que trataba de borrar el apellido de él que solo creaba una sombra oscura en mi historial perfecto, porque en el fondo siempre supe que él deseaba ello, la muerte de toda su estirpe con un solo objetivo, tener el control absoluto de todo lo que representaba, además de que su única sobreviviente era su nieta favorita, así que todo se trataba de un viejo pervertido que quería poder.
—El que tu pienses así es excitante, Oliver— aquella mujer aperecióa aquella anoche —Es una pena que no pueda ser yo quien te atienda como deseas, aunque de verdad lo estoy deseando, mi corazón se acelera cada vez que pienso en ti mi querido Oliver—
—Como si tuvieras corazón maldita mujer— con esas palabras aquella mujer mostró una postura de sentirse ofendida, pero luego su risa me enfureció más que su actuación.
—Amor mio, luego podremos tu y yo pelear como nos gusta, pero por ahora el señor te espera, dice que vayas a los bosques que ahí te encontrará, no quiere llamar la atención— me lanza un beso y desaparece.
Aun en contra de mi voluntad, tuve que ir a espera en el albor de la noche. El esperar me desesperaba completamente.
Ambientación:Un viaje de peleas y reencuentros de un pasado que le persigue aun en su nuevo presente.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
El bosque era frio y aun con varios cigarros no podía siquiera concentrarme y mantener la calma, aquel hombre estaba llegando muy tarde y eso me desesperaba completamente, jamás fue de mi gusto espetar tanto por alguien y menos en lugares en los que poco reconocimiento podía hacer, sí, era ello lo que me tenía de ese mal humor el no conocer el terreno de la cita.
Dos horas pasaron de la espera, dos largas y tediosas horas que me dieron la oportunidad de calmarme al tener un perímetro asegurado para mi seguridad ¿un momento? Por qué aquel hombre que me conocía tan bien demoraba tanto, ¡oh, entonces es así! Su tardanza no era injustificada, tenía su razón y ahí comprendí cual era.
Luego de todo ello comprendo mejor la situación y no me quedó otra más que sonreír, el no llegó tarde si no que él ya estaba ahí con antelación.
—Al parecer a alguien le gusta jugar, lástima que yo no soy hombres de juego— con ello abandoné el lugar, estaba de salida cuando de la nada volvió a aparecer aquella odiosa mujer.
—No aceptas ni una broma, no has cambiado para nada y eso es lo que más me atrae de ti mi querido Oliver— frente a mi apareció como si nada, entonces mis sospechas se confirmaron en aquel preciso momento
—Quítate, no estoy para perder mi tiempo con estupideces— la mujer suspiró con mis palabras buscando acortar nuestra distancia
—OH dios mía, esa mirada y esa voz, estoy excitándome Oliver— su voz me hace gruñir completamente y la paciencia estalló.
La tome del cuello de su camisa arrojándola lejos, pero su habilidad fue lo suficiente para que, con su mano, pudiera frenar la caída al menos lo suficiente para no ensuciarse aunque los huesos de su muñeca terminaron torcidos así como sus dos por la fuerza y el impacto que tuvo que emplear para evitar ser derribada por completo. Lista para atacarme se abalanzó contra mí, la recibí con los brazos abiertos y dos puños que se impactaron a su vientre y rostro haciéndola sangra hasta que una voz retumbó en todo el lugar
—BASTA LOS DOS— de la oscuridad salió mostrándose ante nosotros con su bastón y esa arrogancia tan característica del viejo
—Entonces ata con una corre más fuerte a tu perra, viejo, o de lo contrario no me hago responsable de los dientes que le romperé— la mujer iba a saltar pero con una mirada del anciano se detuvo, se fue tras de él cubriendolo
—Oliver, no deberías llevarte así con tus compañeros de trabajo, y además deberías tratarme con más respecto ya que seré tu señor, amo o maestro como quieras decirlo— su risa era lo que más odiaba, esa sonrisa de autosuficiencia.
—Yo solo veo un anciano sacando a pasear a su pequeño perro chillón, nada más— ambos se molestaron conmigo —Pero el anciano al parecer se metió en problemas o mejor dicho su familia está problemas porque siempre que están tan ahorcados me llaman, así que ¿Qué será ahora? ¿Cuál de tus nietas debo cuidar? O será que la muerta regresó— solté una risotada y el hombre cerró los puños.
Así como él me conocía yo también sabía todos su secretos hasta los más sucios de todos, aquellos que oculta a sus perros guardianes y a su familia.
Dos horas pasaron de la espera, dos largas y tediosas horas que me dieron la oportunidad de calmarme al tener un perímetro asegurado para mi seguridad ¿un momento? Por qué aquel hombre que me conocía tan bien demoraba tanto, ¡oh, entonces es así! Su tardanza no era injustificada, tenía su razón y ahí comprendí cual era.
Luego de todo ello comprendo mejor la situación y no me quedó otra más que sonreír, el no llegó tarde si no que él ya estaba ahí con antelación.
—Al parecer a alguien le gusta jugar, lástima que yo no soy hombres de juego— con ello abandoné el lugar, estaba de salida cuando de la nada volvió a aparecer aquella odiosa mujer.
—No aceptas ni una broma, no has cambiado para nada y eso es lo que más me atrae de ti mi querido Oliver— frente a mi apareció como si nada, entonces mis sospechas se confirmaron en aquel preciso momento
—Quítate, no estoy para perder mi tiempo con estupideces— la mujer suspiró con mis palabras buscando acortar nuestra distancia
—OH dios mía, esa mirada y esa voz, estoy excitándome Oliver— su voz me hace gruñir completamente y la paciencia estalló.
La tome del cuello de su camisa arrojándola lejos, pero su habilidad fue lo suficiente para que, con su mano, pudiera frenar la caída al menos lo suficiente para no ensuciarse aunque los huesos de su muñeca terminaron torcidos así como sus dos por la fuerza y el impacto que tuvo que emplear para evitar ser derribada por completo. Lista para atacarme se abalanzó contra mí, la recibí con los brazos abiertos y dos puños que se impactaron a su vientre y rostro haciéndola sangra hasta que una voz retumbó en todo el lugar
—BASTA LOS DOS— de la oscuridad salió mostrándose ante nosotros con su bastón y esa arrogancia tan característica del viejo
—Entonces ata con una corre más fuerte a tu perra, viejo, o de lo contrario no me hago responsable de los dientes que le romperé— la mujer iba a saltar pero con una mirada del anciano se detuvo, se fue tras de él cubriendolo
—Oliver, no deberías llevarte así con tus compañeros de trabajo, y además deberías tratarme con más respecto ya que seré tu señor, amo o maestro como quieras decirlo— su risa era lo que más odiaba, esa sonrisa de autosuficiencia.
—Yo solo veo un anciano sacando a pasear a su pequeño perro chillón, nada más— ambos se molestaron conmigo —Pero el anciano al parecer se metió en problemas o mejor dicho su familia está problemas porque siempre que están tan ahorcados me llaman, así que ¿Qué será ahora? ¿Cuál de tus nietas debo cuidar? O será que la muerta regresó— solté una risotada y el hombre cerró los puños.
Así como él me conocía yo también sabía todos su secretos hasta los más sucios de todos, aquellos que oculta a sus perros guardianes y a su familia.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
El viento soplaba hasta que de repente dejó se soplar quedando todo en silencio y calma. Ningún ruido salía del bosque y hasta el mismo clima parecía descender en un frío momento, el anciano tenía un sorprendente poder que con gusto haría muestra de lo que es capaz de hacer.
La mujer tras de él sonrió como si fuera a animalarme por esas pequeñeces; escupí al suelo pasando del anciano, no quería meterme en sus tracadas sucias y chuecas, eso traería mas problemas con sus descendientes, ya me lo estaba pintando el trasero de cuál de sus nietas tendría que cuidar, a cuál de esas viejas apretadas y remilgosas tendría que proteger de no ser raptada y vendida o quizás violada hasta la muerte, lo dicho más problemas de lo que no quiero.
—Viejo, si sigues por ese camino terminarás muerto y no por mi, que te lo veo venir anciano— pasé de él cuando su perro guardián mostró sus dientes arrojándome a los pies de su dueño inmovilizándome rápidamente con su pie en mi espalda tronando los huesos de mi brazo hacia atrás con la amenaza de romperlo
—Oliver, no debes enfrentar así a nuestro señor, es de mala educación, y aunque te ame con ninguna otra mujer no puedo permitirte esos modales— el viejo ese le hizo una señal y está soltó mi brazo, estaba más que enfurecido por su actitud.
Iba a atacarla y ella estaba más que lista para recibirme a golpes pero el anciano nos detuvo, con un solo golpe de su bastón bastó para inmovilizarnos y a ella darle un castigo al parecer más ejemplar, la veía desesperada, adolorida y gritando que parase de ello, que ella había comprendido su posición. El viejo la soltó pero a mi no, me mantuvo ahí quieto peleando por moverme.
—Oliver, eres el mejor de los cazadores, no hagas que desperdicie tu sangre aquí, solo he venido por un trabajo eso es todo no para que te pongas de esa manera calmante y escúchame— el anciano soltó su encantamiento o qué demonios había echado sobre mi para poder moverme.
—Yo sé tus encargos, y son tus nietas, aunque debería decir tataranietas. Siempre me envías a cuidarlas diciendo que es su padre quien me envía sin saber que eres tu, entonces dime ¿a quién de ellas debo proteger? A la malcriada que vive en España, a la sórdida que vive en Italia, a la caprichosa que vive aquí o tal vez a la nefasta que vive en américa— el hombre sonrió apuntando con el bastón a la mujer que se mantenía de rodillas ante él.
—No es proteger, si no matar a una de ellas, y es una descendiente secreta, de ella nadie tiene idea ni conocimiento, pero es indispensable que la mates y lo hagas pasar por un accidente de venganza— eso era interesante, un cambio en los mandatos del viejo.
—Tienen mi atención— la sonrisa del anciano se mostró complacida, el ya había encontrado la razón del fin de sur problemas pero era lo contrario, yo la mataría realmente, no sin antes saber la razón del mandado. Primero tenía que investigar la verdad, porque aquel viejo decrépito no lo diría realmente y menos su perro que oculta más secretos que nadie.
La mujer tras de él sonrió como si fuera a animalarme por esas pequeñeces; escupí al suelo pasando del anciano, no quería meterme en sus tracadas sucias y chuecas, eso traería mas problemas con sus descendientes, ya me lo estaba pintando el trasero de cuál de sus nietas tendría que cuidar, a cuál de esas viejas apretadas y remilgosas tendría que proteger de no ser raptada y vendida o quizás violada hasta la muerte, lo dicho más problemas de lo que no quiero.
—Viejo, si sigues por ese camino terminarás muerto y no por mi, que te lo veo venir anciano— pasé de él cuando su perro guardián mostró sus dientes arrojándome a los pies de su dueño inmovilizándome rápidamente con su pie en mi espalda tronando los huesos de mi brazo hacia atrás con la amenaza de romperlo
—Oliver, no debes enfrentar así a nuestro señor, es de mala educación, y aunque te ame con ninguna otra mujer no puedo permitirte esos modales— el viejo ese le hizo una señal y está soltó mi brazo, estaba más que enfurecido por su actitud.
Iba a atacarla y ella estaba más que lista para recibirme a golpes pero el anciano nos detuvo, con un solo golpe de su bastón bastó para inmovilizarnos y a ella darle un castigo al parecer más ejemplar, la veía desesperada, adolorida y gritando que parase de ello, que ella había comprendido su posición. El viejo la soltó pero a mi no, me mantuvo ahí quieto peleando por moverme.
—Oliver, eres el mejor de los cazadores, no hagas que desperdicie tu sangre aquí, solo he venido por un trabajo eso es todo no para que te pongas de esa manera calmante y escúchame— el anciano soltó su encantamiento o qué demonios había echado sobre mi para poder moverme.
—Yo sé tus encargos, y son tus nietas, aunque debería decir tataranietas. Siempre me envías a cuidarlas diciendo que es su padre quien me envía sin saber que eres tu, entonces dime ¿a quién de ellas debo proteger? A la malcriada que vive en España, a la sórdida que vive en Italia, a la caprichosa que vive aquí o tal vez a la nefasta que vive en américa— el hombre sonrió apuntando con el bastón a la mujer que se mantenía de rodillas ante él.
—No es proteger, si no matar a una de ellas, y es una descendiente secreta, de ella nadie tiene idea ni conocimiento, pero es indispensable que la mates y lo hagas pasar por un accidente de venganza— eso era interesante, un cambio en los mandatos del viejo.
—Tienen mi atención— la sonrisa del anciano se mostró complacida, el ya había encontrado la razón del fin de sur problemas pero era lo contrario, yo la mataría realmente, no sin antes saber la razón del mandado. Primero tenía que investigar la verdad, porque aquel viejo decrépito no lo diría realmente y menos su perro que oculta más secretos que nadie.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
Un chico moreno con tanta insistencia que todo aquello terminara - Tic tac, tic tac, tic tac... Hombre, pero cuando es que es mi hora de salida......... - Sus pensamientos no dejaban de cesar, El lugar no parecia atestado de hombres, las paredes estaban con un tapiz exquisitamente elegante, con tonos dorados por algunos lados, las puertas parecian totalmente nuevas, y en el lugar no producia ninguna luz, carecia de ventanas al parecer.
Comenzaba a bañarnos la luz de la luna y yo apenas hacia menos de la hora, que acababa de despertar, había salido rapidamente de la casa, la salida habia sido veloz, acelerada, y yo estaba principalmente entusiasmada y ansiosa por alimentarme.
Siempre habia sido precavido, pero esta vez habia cometido el error de no hacerlo bien la noche anterior, había tenido una pequeña disputa con una de los malvivientes y simplemente me habia ido a reposar sin saciarme totalmente, y los efectos se veian eficazmente, pues, en aquellos momentos habia encontrado un hombre en estado de ebriedad, cayendose por las paredes mohidas a las afueras de aquel lugar de idiotas.
La voz de aquella persona fue tan audible que me percate que desde que había entrado y sentado en aquél tribunal habia mantenido la misma postura, ni siquiera habia movido una pestaña, lo sucedido anteriormente me habia consumido el pensamiento, me habia sentido con coraje por haber sido algo descuidado pero en el fondo me habia sentido más animado, había experimentado algo de adrenalina...
El pensamiento de aquél chico que anteriormente me habia hecho regresar a la realidad, volvio a retumbarme, y esta vez no ignore, lo mire, lo analize, lo observe, y entro la curiosidad, entonces despues de largos minutos, cambie de posición, levantandome de mi lugar, y acercandome al empleado ansioso por irse de juerga y aquél chico rubio, con unas facciones femeninas que dolorosamente me recordaban a mi querida.
Comenzaba a bañarnos la luz de la luna y yo apenas hacia menos de la hora, que acababa de despertar, había salido rapidamente de la casa, la salida habia sido veloz, acelerada, y yo estaba principalmente entusiasmada y ansiosa por alimentarme.
Siempre habia sido precavido, pero esta vez habia cometido el error de no hacerlo bien la noche anterior, había tenido una pequeña disputa con una de los malvivientes y simplemente me habia ido a reposar sin saciarme totalmente, y los efectos se veian eficazmente, pues, en aquellos momentos habia encontrado un hombre en estado de ebriedad, cayendose por las paredes mohidas a las afueras de aquel lugar de idiotas.
La voz de aquella persona fue tan audible que me percate que desde que había entrado y sentado en aquél tribunal habia mantenido la misma postura, ni siquiera habia movido una pestaña, lo sucedido anteriormente me habia consumido el pensamiento, me habia sentido con coraje por haber sido algo descuidado pero en el fondo me habia sentido más animado, había experimentado algo de adrenalina...
El pensamiento de aquél chico que anteriormente me habia hecho regresar a la realidad, volvio a retumbarme, y esta vez no ignore, lo mire, lo analize, lo observe, y entro la curiosidad, entonces despues de largos minutos, cambie de posición, levantandome de mi lugar, y acercandome al empleado ansioso por irse de juerga y aquél chico rubio, con unas facciones femeninas que dolorosamente me recordaban a mi querida.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
Una carta había llegado a donde me encontraba hospedado aquel hostal de mala muerte, al principio pensé que no era gran cosa a lo mejor algún niño rico que necesitaría protección o tal vez algún viejo que desee que libre a su “poblado” de pestes. Estaba muy cansado como para leerla así que me digné a dejarla con el resto de cartas dando paso a la siesta de la mañana, recién había llegado de un encargo. Pero cuando uno más desea dormir las personas alrededor no dejan a uno descansar, al instante en que mi cuerpo tocó las roídas sabanas, un golpe en seco en la puerta me despertó seguido de tres golpes y luego nada, silencio.
Caí en un sueño profundo y una voz en el me pedía que en la tarde fuera a una dirección, que él me había dejado todo lo que necesitaría saber en aquella carta que recibí y que no se me ocurriera arrojarla al fuego o él sería capaz de cobrárselas. Di un salto en la cama por aquella pesadilla de imágenes y de aquella voz amenazante, fui a lavarme la cara pensando que solo había sido eso, un mal sueño. Cuando regresé aquella carta estaba sobre mi cama, no tuve más remedio que abrirla y para mi sorpresa era lo que temía, nuevamente el encargo para cuidar a otra joven señorita rica.
Quien tendría que darme las indicaciones sería una mujer a la que tenía que ver en la parte alejada de la ciudad sin testigos ni curiosos, sospechoso pero no era para mí algo fuera de lo común, muchos de mis clientes prefieren el anonimato. Tuve que ir antes a los bosques para cerciorarme de que no hubiera trampas hasta la noche que llegue y pueda reunirme con aquella persona, pero para mi sorpresa no era otra que aquella mujer destestable.
Caí en un sueño profundo y una voz en el me pedía que en la tarde fuera a una dirección, que él me había dejado todo lo que necesitaría saber en aquella carta que recibí y que no se me ocurriera arrojarla al fuego o él sería capaz de cobrárselas. Di un salto en la cama por aquella pesadilla de imágenes y de aquella voz amenazante, fui a lavarme la cara pensando que solo había sido eso, un mal sueño. Cuando regresé aquella carta estaba sobre mi cama, no tuve más remedio que abrirla y para mi sorpresa era lo que temía, nuevamente el encargo para cuidar a otra joven señorita rica.
Quien tendría que darme las indicaciones sería una mujer a la que tenía que ver en la parte alejada de la ciudad sin testigos ni curiosos, sospechoso pero no era para mí algo fuera de lo común, muchos de mis clientes prefieren el anonimato. Tuve que ir antes a los bosques para cerciorarme de que no hubiera trampas hasta la noche que llegue y pueda reunirme con aquella persona, pero para mi sorpresa no era otra que aquella mujer destestable.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
Ante mi sorpresa de nuevo era aquella mujer con su porte tan elegante y soberbio que me mira con sus ojos de muerta deseándome, escupo al suelo solo de verla llegar con su caminado tan lento como si fuera una humana, como si aún perteneciera a este mundo pero ambos sabemos que no es así y me repudia que se crea de aquella manera.
Ella se acerca a donde estoy esperando, me puse de pie rápido lo suficiente como para tomar mi cuchillo empuñándolo frente a los ojos de ella, ella me mira de una manera extraña y se carcajea tomando asiento sobre uno de los troncos de un árbol caído —No me digas que cambiaste al viejo por otro cliente, tu eres muy rápida, Letty, al parecer tus hábitos no cambian ¿Cuántos van ya de tus jefes a los que has asesinado?, ah claro pero si no eres tu ellos mueren solos por sus malas decisiones, pero ¿acaso no eres su conejera o mano derecha, o solo eres para pajearse con tus manos?— me reí con fuerza y sin darme cuenta la mujer quedó frente a mí con su velocidad, no me dio tiempo a reaccionar y golpe me gané en toda la mandíbula.
Escupí sangre cuando ella se volvió a sentar como si nada hubiera pasado entre los dos
—Solo lo hago para poder tener más cerca querido Oliver ¿no ves cuanto te amo realmente?— ella sonrió con una máscara de inocencia. La mire con los ojos entrecerrados sospechando sobre su teatro.
Sobé el lugar donde me golpeo mirándole herido y enfurecido —Entonces habla rápido maldita enferma, que tengo otras cosas que hacer como para perder mi tiempo contigo, ¿Qué demonios quieres?— troné los huesos y guardé el cuchillo pero sin bajar la guardia, de esa mujer no me fio tiene entre sus garras a varios hombres como para hacer cualquier trabajo sucio y siempre termina buscándome a mí para que cuide a alguna nueva señorita que son al final sus objetivos primordiales todo para terminar peleando contra mí. Solo es una maldita chupasangre enferma y retorcida pero no me da buena espina el que cambie tanto de señor en señor, quizás es obra de aquel anciano que la envía a estar de mano en mano para sus propósitos pero entonces…
—¿Dónde está el anciano?— pregunté alterado por la situación que ahora iba entendiendo y por la sonrisa en su cara era más que obvio que había acertado. Maldición caí de nuevo.
Ella se acerca a donde estoy esperando, me puse de pie rápido lo suficiente como para tomar mi cuchillo empuñándolo frente a los ojos de ella, ella me mira de una manera extraña y se carcajea tomando asiento sobre uno de los troncos de un árbol caído —No me digas que cambiaste al viejo por otro cliente, tu eres muy rápida, Letty, al parecer tus hábitos no cambian ¿Cuántos van ya de tus jefes a los que has asesinado?, ah claro pero si no eres tu ellos mueren solos por sus malas decisiones, pero ¿acaso no eres su conejera o mano derecha, o solo eres para pajearse con tus manos?— me reí con fuerza y sin darme cuenta la mujer quedó frente a mí con su velocidad, no me dio tiempo a reaccionar y golpe me gané en toda la mandíbula.
Escupí sangre cuando ella se volvió a sentar como si nada hubiera pasado entre los dos
—Solo lo hago para poder tener más cerca querido Oliver ¿no ves cuanto te amo realmente?— ella sonrió con una máscara de inocencia. La mire con los ojos entrecerrados sospechando sobre su teatro.
Sobé el lugar donde me golpeo mirándole herido y enfurecido —Entonces habla rápido maldita enferma, que tengo otras cosas que hacer como para perder mi tiempo contigo, ¿Qué demonios quieres?— troné los huesos y guardé el cuchillo pero sin bajar la guardia, de esa mujer no me fio tiene entre sus garras a varios hombres como para hacer cualquier trabajo sucio y siempre termina buscándome a mí para que cuide a alguna nueva señorita que son al final sus objetivos primordiales todo para terminar peleando contra mí. Solo es una maldita chupasangre enferma y retorcida pero no me da buena espina el que cambie tanto de señor en señor, quizás es obra de aquel anciano que la envía a estar de mano en mano para sus propósitos pero entonces…
—¿Dónde está el anciano?— pregunté alterado por la situación que ahora iba entendiendo y por la sonrisa en su cara era más que obvio que había acertado. Maldición caí de nuevo.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Estrecha mente en un inmenso mar
Tal como lo había dicho antes, aquella mujer con su pequeña sonrisita solo estaba haciendo de carnada, sin darme cuenta aparecieron varios hombres con pintas de cazadores, pero no lo eran porque tenían un extremo color pálido. Eran secuaces de aquella mujer, unos neófitos que controlaba a su gusto. Chasquee la lengua mirándola enfrentándonos en un duelo de miradas. Yo sabía que el que de un paso en falso perderá completamente la cabeza y más que eso, pero no podía moverme o de lo contrario sus títeres avanzarían y caerían como fichas de dominó sobre de mí,
Masculle furioso y apreté los puños, en mi bota tenía un arma, pero no sería suficiente, menos con el cuchillo desdentado y mis puños no ayudaría mucho el quitarme a todos esos, así que tendría que incitar a que ella dé el primer resbalón, esa era la peor parte del juego —Que buen juego Letty, no sabía que te gustaba tener púbico, vaya vaya eres una perra cobarde para no ser tu quien venga por mí, apuesto que te meas de miedo, ahora sé que lo tuyo no es amor si no simple miedo— me reí en ese momento y vi como trituraba sus colmillos de rabia; alzó la mano para dar la orden pero la bajo riéndose, soltando una fuerte carcajada.
Un momento de silencio nos abarcó en ese momento.
—No necesito de estos imbéciles para llevarte donde el señor, mi amado Oliver, te lo demostraré— alzo la vista y se quitó la chaqueta mostrando una sujetador de cuero con dos armas en cada lado, eran un par de látigos de puntas con cuchillas afiladas, cien cuchillas de cada lado, en total cuatrocientas cuchillas que buscaban lacerar mi carne.
Lanzó sus látigos que se volvieron cual cadenas arrastrándolas, y en mi mano solo tenía un arma y un cuchillo.
No me doblegué en ese momento al contrario me alcé dispuesto a enfrentarme a ella pero algo la detuvo así como a sus látigos, algo o alguien hizo que sus lacayos ardieran en llamas espontáneamente. Quedé asombrado con tal poder, el aire se secó y no había nadie más que ella y yo en aquel lugar —¿Dónde estás anciano? SAL AHORA MISMO DEJA DE ESCONDERTE— solo una horrible risa se escuchó por todo el lugar.
Masculle furioso y apreté los puños, en mi bota tenía un arma, pero no sería suficiente, menos con el cuchillo desdentado y mis puños no ayudaría mucho el quitarme a todos esos, así que tendría que incitar a que ella dé el primer resbalón, esa era la peor parte del juego —Que buen juego Letty, no sabía que te gustaba tener púbico, vaya vaya eres una perra cobarde para no ser tu quien venga por mí, apuesto que te meas de miedo, ahora sé que lo tuyo no es amor si no simple miedo— me reí en ese momento y vi como trituraba sus colmillos de rabia; alzó la mano para dar la orden pero la bajo riéndose, soltando una fuerte carcajada.
Un momento de silencio nos abarcó en ese momento.
—No necesito de estos imbéciles para llevarte donde el señor, mi amado Oliver, te lo demostraré— alzo la vista y se quitó la chaqueta mostrando una sujetador de cuero con dos armas en cada lado, eran un par de látigos de puntas con cuchillas afiladas, cien cuchillas de cada lado, en total cuatrocientas cuchillas que buscaban lacerar mi carne.
Lanzó sus látigos que se volvieron cual cadenas arrastrándolas, y en mi mano solo tenía un arma y un cuchillo.
No me doblegué en ese momento al contrario me alcé dispuesto a enfrentarme a ella pero algo la detuvo así como a sus látigos, algo o alguien hizo que sus lacayos ardieran en llamas espontáneamente. Quedé asombrado con tal poder, el aire se secó y no había nadie más que ella y yo en aquel lugar —¿Dónde estás anciano? SAL AHORA MISMO DEJA DE ESCONDERTE— solo una horrible risa se escuchó por todo el lugar.
Oliver T. Bergstrøm- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/05/2015
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