AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Asuntos pendientes (Privado)
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Asuntos pendientes (Privado)
12 de Noviembre, León - España
"Si no puedes ser fuerte, y sin embargo no puedes ser débil, eso resultará en tu derrota."
Sun Tzu - El Arte de la Guerra.
Hogar dulce hogar, la mansión en León siempre había sido muy grande y las visitas muy pocas, a pesar de que vivía de viaje era preciso tuviese un ama de llaves, mi preciosa y entregada Milenka quien cuidaba amablemente de esta humilde morada.
- Milenka preciosa, tráeme una taza de café, por favor -
Ella asentía de manera cordial, sabia lo que pedía siempre que volvía de mis campañas en otros continentes y era que el café vasco era lo suficientemente delicioso para hacerme sentir en casa.
La familia de la Cela era una linea bastante amplia dentro del reino de Castilla y León, debíamos lealtad al rey de España y con gusto servimos durante siglos a la realeza, si bien mi querido padre, Baltazar, fue la mano derecha del rey en ese entonces también fue un gran general en la batalla contra los otomanos en su momento y tuvimos la gracia de aprender de sus habilidades de la guerra y de los negocios. Siempre tenia a la mano El Arte de la guerra de Sun Tzu, en una traducción italiana que para entonces había sido fuente de inspiración de grandes como Maquiavelo y su obra, El Principe, entre otros acuerdos políticos que trascendieron a la época. Él había sido mi inspiración durante toda la vida y parte de sus negocios habian sido traspasados a nuestra familia, a la mía en especial...
- Querido Carlos... me alegra verte, ven siéntate y bebe algo conmigo, te acompañaría con un trago de Whisky pero, estoy viejo, es temprano y prefiero beber algo para mi corazón... -
Se me había olvidado que llegaba Carlos de sus asuntos en Chile y era que desde pequeño le habia enseñado a ser un líder para su pueblo, conocía perfectamente su historia y a su familia, es por eso que le permití mantener su apellido natal, no soy quien para hacerle olvidar sus raices, como a nosotros nunca nos obligaron a hacerlo.
- Tenemos asuntos pendientes hijo... quiero pedirte un favor, pero mientras quédate, acabas de llegar y necesitas descansar, cuéntame... ¿como estuvo tu viaje? -
El padre Armand tenia unas noticias que darme y de momento no podia ir a Francia, seria Carlos el encargado de ir a Francia a buscar esa información...
Rezo, porque en el camino no se encuentre con esos malditos, si le hacen algo como a Manuel, lo pagarán caro, muy caro...
Sun Tzu - El Arte de la Guerra.
Hogar dulce hogar, la mansión en León siempre había sido muy grande y las visitas muy pocas, a pesar de que vivía de viaje era preciso tuviese un ama de llaves, mi preciosa y entregada Milenka quien cuidaba amablemente de esta humilde morada.
- Milenka preciosa, tráeme una taza de café, por favor -
Ella asentía de manera cordial, sabia lo que pedía siempre que volvía de mis campañas en otros continentes y era que el café vasco era lo suficientemente delicioso para hacerme sentir en casa.
La familia de la Cela era una linea bastante amplia dentro del reino de Castilla y León, debíamos lealtad al rey de España y con gusto servimos durante siglos a la realeza, si bien mi querido padre, Baltazar, fue la mano derecha del rey en ese entonces también fue un gran general en la batalla contra los otomanos en su momento y tuvimos la gracia de aprender de sus habilidades de la guerra y de los negocios. Siempre tenia a la mano El Arte de la guerra de Sun Tzu, en una traducción italiana que para entonces había sido fuente de inspiración de grandes como Maquiavelo y su obra, El Principe, entre otros acuerdos políticos que trascendieron a la época. Él había sido mi inspiración durante toda la vida y parte de sus negocios habian sido traspasados a nuestra familia, a la mía en especial...
- Querido Carlos... me alegra verte, ven siéntate y bebe algo conmigo, te acompañaría con un trago de Whisky pero, estoy viejo, es temprano y prefiero beber algo para mi corazón... -
Se me había olvidado que llegaba Carlos de sus asuntos en Chile y era que desde pequeño le habia enseñado a ser un líder para su pueblo, conocía perfectamente su historia y a su familia, es por eso que le permití mantener su apellido natal, no soy quien para hacerle olvidar sus raices, como a nosotros nunca nos obligaron a hacerlo.
- Tenemos asuntos pendientes hijo... quiero pedirte un favor, pero mientras quédate, acabas de llegar y necesitas descansar, cuéntame... ¿como estuvo tu viaje? -
El padre Armand tenia unas noticias que darme y de momento no podia ir a Francia, seria Carlos el encargado de ir a Francia a buscar esa información...
Rezo, porque en el camino no se encuentre con esos malditos, si le hacen algo como a Manuel, lo pagarán caro, muy caro...
Thanks Nymphea
Re: Asuntos pendientes (Privado)
12 de Noviembre, León - España
"Cuando el hombre vuelve a la cueva, sabe tiene un refugio donde dormir, pero también sabe que para sobrevivir debe salir al mundo y conquistarlo para no tener que morir"
Relatos Pehuenches.
Así narra Nehuen, guerrero mapuche en tierras lejanas, enfermo por el viaje, no habia cosa que odiara más que los viajes en barco. Si bien algo debe quedar claro es que bajo ninguna duda soy un ser de la tierra y aunque todos somos del agua no comprendo porque enfermamos más mientras más tiempo perduramos dentro de ella.
Había llegado de Chile a tierra española, si bien estábamos en pleno en las reuniones con mi pueblo, debía constantemente viajar por asuntos que colgaban de un hilo, era imperativo me encontrase con Don Martín para hablar de ellos y el tiempo era corto, no me quedaría más de unos días en estas tierras y tampoco era mi intención, jamás logre sentirme a gusto en la tierra del winca opresor, que el viejo me perdonara pero hasta el sabia que no era de mi agrado estar acá.
- Buenos días Don Martín, agrado como siempre verlo pues... -
Daba la curiosidad que cada vez que visitaba Chile y me encontraba con mi pueblo, mi acento volvía como si siempre hubiese estado en mis queridas tierras, se me notaba claro el mapuche que llevaba dentro, pero mientras fuese en la casa no habría problemas, la realeza no permitía que los hijos nacidos en América tuviesen posesiones en Europa, costumbres xenofobas que demostraban que no nos querían acá.
- Gracias, pero ud. sabe no bebo, menos aun después de viajar en barco, sabe lo mal que llego después de uno, pero muchas gracias pues... -
El viejo era agradable la mayor parte del tiempo y si bien nunca pude verlo como un padre de ningún tipo siempre le tuve mucho cariño, a fin de cuentas me acogió a mi y a mi familia después de que murió mi padre que en paz descanse, aunque no tuviese obligación alguna de hacerlo.
- Hablemos de los temas pendientes pues, sabe que mi tiempo aquí es poco y mi estadía es precisa, tengo temas que arreglar en Temuco y no creo me quede más allá de Enero o Febrero -
Siempre encontré cómoda las sillas de esta mansión, había saludado a Milenka que hace tiempo no la veía y le pedí simplemente un vaso de agua, nunca me gusto depender de amas de casa ni gente encargada de cosas que uno mismo podía hacer, era un contrario a la servidumbre...
- Don Martín y cuando dejara libre a Milenka, ya los tiempos han cambiado y no es necesario tener servidumbre, puede pedírselo a Margareth que le ayude en algunas cosas -
Solíamos bromear constantemente, aunque yo no era muy de piel teníamos la costumbre de bromear con cosas de la casa, era una forma de romper el silencio, sabia que los temas que me traían a España no eran fáciles, claramente no los eran...
- Bueno winca... dejemos de bromas, que necesita de mi... -
Así narra Nehuen, contando la historia que dará inicio a mi vida en la nueva Europa...
Relatos Pehuenches.
Así narra Nehuen, guerrero mapuche en tierras lejanas, enfermo por el viaje, no habia cosa que odiara más que los viajes en barco. Si bien algo debe quedar claro es que bajo ninguna duda soy un ser de la tierra y aunque todos somos del agua no comprendo porque enfermamos más mientras más tiempo perduramos dentro de ella.
Había llegado de Chile a tierra española, si bien estábamos en pleno en las reuniones con mi pueblo, debía constantemente viajar por asuntos que colgaban de un hilo, era imperativo me encontrase con Don Martín para hablar de ellos y el tiempo era corto, no me quedaría más de unos días en estas tierras y tampoco era mi intención, jamás logre sentirme a gusto en la tierra del winca opresor, que el viejo me perdonara pero hasta el sabia que no era de mi agrado estar acá.
- Buenos días Don Martín, agrado como siempre verlo pues... -
Daba la curiosidad que cada vez que visitaba Chile y me encontraba con mi pueblo, mi acento volvía como si siempre hubiese estado en mis queridas tierras, se me notaba claro el mapuche que llevaba dentro, pero mientras fuese en la casa no habría problemas, la realeza no permitía que los hijos nacidos en América tuviesen posesiones en Europa, costumbres xenofobas que demostraban que no nos querían acá.
- Gracias, pero ud. sabe no bebo, menos aun después de viajar en barco, sabe lo mal que llego después de uno, pero muchas gracias pues... -
El viejo era agradable la mayor parte del tiempo y si bien nunca pude verlo como un padre de ningún tipo siempre le tuve mucho cariño, a fin de cuentas me acogió a mi y a mi familia después de que murió mi padre que en paz descanse, aunque no tuviese obligación alguna de hacerlo.
- Hablemos de los temas pendientes pues, sabe que mi tiempo aquí es poco y mi estadía es precisa, tengo temas que arreglar en Temuco y no creo me quede más allá de Enero o Febrero -
Siempre encontré cómoda las sillas de esta mansión, había saludado a Milenka que hace tiempo no la veía y le pedí simplemente un vaso de agua, nunca me gusto depender de amas de casa ni gente encargada de cosas que uno mismo podía hacer, era un contrario a la servidumbre...
- Don Martín y cuando dejara libre a Milenka, ya los tiempos han cambiado y no es necesario tener servidumbre, puede pedírselo a Margareth que le ayude en algunas cosas -
Solíamos bromear constantemente, aunque yo no era muy de piel teníamos la costumbre de bromear con cosas de la casa, era una forma de romper el silencio, sabia que los temas que me traían a España no eran fáciles, claramente no los eran...
- Bueno winca... dejemos de bromas, que necesita de mi... -
Así narra Nehuen, contando la historia que dará inicio a mi vida en la nueva Europa...
Thanks Nymphea
Re: Asuntos pendientes (Privado)
13 de Noviembre, León - España
"A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa."
León Tolstoi.
Había pasado el día y entre bastante conversa deje a Carlos descansar, yo ya un hombre viejo también necesitaba descanso y por muy joven que fuese Carlos, el también necesitaba cerrar sus ojos sin una cubeta al lado de su camarote en alta mar. Hablamos durante un rato, de como estaba el pueblo mapuche y como iba la empresa de resistencia, emprendida por los diferentes Toquis frente al abuso de mis compatriotas y de los chilenos. Carlos sabia mi pensar sobre aquel tema, sabia que siempre estuve en contra de la colonización pero era un hombre de negocios y esta la forma en que lo conocí era mi modo de salvar vidas, de un destino mucho más incierto si no lo hubiese.
Teníamos temas que tratar, preparado ya el desayuno nos juntamos ambos a beber un café en la azotea de la casa, era nuestra manera de conversar por horas, todo tenia su tiempo, el tiempo para charlar de la vida.
- Cuéntame Carlos, ¿tuviste buena noche chico? -
El café tenia esa amargura que me gustaba, entre el sol de la mañana que despertaba calidamente a los cansados nocturnos y a los madrugadores bienaventurados, era una oda que me gustaba recitar cada mañana mirando el azúcar girar dentro de la taza, sabia que aquellos temas que traían a Carlos eran complejos y que lo ponían en riesgo de salir mal, hace mucho tiempo que tenemos de cerca a la gran Cofradía borgoñesa, un montículo de cazadores, condenados e inquisidores que capturaban nativos americanos, africanos, entre otros que venían escapando de sus continentes y de la santa inquisición, era por eso que Carlos debía visitar al padre Armand, con quien yo trabaje muchos años y me debía gratamente un buen favor, debía liberar a mi familia de aquel inevitable destino y a mi empresa, no quería ver morir a mis pequeños ni a mi dentro de una cruz en plena plaza publica y para eso era necesario actuar rapido, antes de que los condenados visitaran España, buscando a cualquier nativo que estuviese en estas tierra.
- Carlos... debes partir a Francia hijo, te entregaré una carta que le pasaras a un viejo amigo, nada realmente importante, pero debes ser cuidadoso... nadie puede saber que eres mapuche...nadie... -
Y nadie más lo sabia... el era uno más de mi familia, un español más y así tenia que mantenerse todo... tan sigiloso...
León Tolstoi.
Había pasado el día y entre bastante conversa deje a Carlos descansar, yo ya un hombre viejo también necesitaba descanso y por muy joven que fuese Carlos, el también necesitaba cerrar sus ojos sin una cubeta al lado de su camarote en alta mar. Hablamos durante un rato, de como estaba el pueblo mapuche y como iba la empresa de resistencia, emprendida por los diferentes Toquis frente al abuso de mis compatriotas y de los chilenos. Carlos sabia mi pensar sobre aquel tema, sabia que siempre estuve en contra de la colonización pero era un hombre de negocios y esta la forma en que lo conocí era mi modo de salvar vidas, de un destino mucho más incierto si no lo hubiese.
Teníamos temas que tratar, preparado ya el desayuno nos juntamos ambos a beber un café en la azotea de la casa, era nuestra manera de conversar por horas, todo tenia su tiempo, el tiempo para charlar de la vida.
- Cuéntame Carlos, ¿tuviste buena noche chico? -
El café tenia esa amargura que me gustaba, entre el sol de la mañana que despertaba calidamente a los cansados nocturnos y a los madrugadores bienaventurados, era una oda que me gustaba recitar cada mañana mirando el azúcar girar dentro de la taza, sabia que aquellos temas que traían a Carlos eran complejos y que lo ponían en riesgo de salir mal, hace mucho tiempo que tenemos de cerca a la gran Cofradía borgoñesa, un montículo de cazadores, condenados e inquisidores que capturaban nativos americanos, africanos, entre otros que venían escapando de sus continentes y de la santa inquisición, era por eso que Carlos debía visitar al padre Armand, con quien yo trabaje muchos años y me debía gratamente un buen favor, debía liberar a mi familia de aquel inevitable destino y a mi empresa, no quería ver morir a mis pequeños ni a mi dentro de una cruz en plena plaza publica y para eso era necesario actuar rapido, antes de que los condenados visitaran España, buscando a cualquier nativo que estuviese en estas tierra.
- Carlos... debes partir a Francia hijo, te entregaré una carta que le pasaras a un viejo amigo, nada realmente importante, pero debes ser cuidadoso... nadie puede saber que eres mapuche...nadie... -
Y nadie más lo sabia... el era uno más de mi familia, un español más y así tenia que mantenerse todo... tan sigiloso...
Thanks Nymphea
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