AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Asuntos que atender . . . [Ocupado]
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Asuntos que atender . . . [Ocupado]
No era una fiesta cualquiera, era una fiesta con niños de por medio, con muchos festejo de por medio. Habia conocidos y muchas personas que tampoco conocía. Era extraño. Me sentia con mucha mala suerte que cuando conocia a alguien solo desaparecian al momento siguiente. Solamente decidi estar cerca, sentada en el lugar que me correspondia en la mesa presidencial, al lado del presidente de la organizacion de una campaña contra la demolicion del orfanato. Él había ofrecido su segundo palacio como refugio de los crios, les iba a dar a todos una educacion y eso no me lo hizo pensar varias veces. Mi doncella, Romaniel estaba en una esquina conversando con una joven y otro joven, entonces le hago una señal para que se acerque a mi lado, para que se siente en la silla que tenia a mi lado. Estaba vacia.
-Me siento sola si él...-Solo suspire tras esas palabras. Miré a los alrededores y pense que llegaria en cualquier momento, pero demasiado efusiva me habia convertido en su compañia. Tenía razón, tenia que mantener la compostura, tenía que mostrar tal y como era supuestamente si era condesa de Rumania. Me cansaba del título. No podia hacer apenas nada de nada. Estaba vigilada a todas horas y simplemente estaba agobiada. No hacia tantas semanas desde que deje de toser sangre. Ya no lo hacía. Miré a Romaniel que esta me sonrio, tomo mi mano y me la acaricio como muestra de afecto. Pretendia animarme y yo lo agradecia.
-Me siento sola si él...-Solo suspire tras esas palabras. Miré a los alrededores y pense que llegaria en cualquier momento, pero demasiado efusiva me habia convertido en su compañia. Tenía razón, tenia que mantener la compostura, tenía que mostrar tal y como era supuestamente si era condesa de Rumania. Me cansaba del título. No podia hacer apenas nada de nada. Estaba vigilada a todas horas y simplemente estaba agobiada. No hacia tantas semanas desde que deje de toser sangre. Ya no lo hacía. Miré a Romaniel que esta me sonrio, tomo mi mano y me la acaricio como muestra de afecto. Pretendia animarme y yo lo agradecia.
Última edición por Lenneth P. Stratowski el Dom Mayo 26, 2013 11:33 am, editado 1 vez
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
¡Estaba fastidiada ya de estar tanto tiempo en Paris! Yo jamás había sido de esta forma, me gusta andar de un pueblo a otro, me encanta poder hacer de mi vida como un ave libremente al volar ¿acaso no lo entendían? Darcy había sido un desconsiderado al ponerme este cargo después de su muerte, un mal nacido, y yo me sentía en deuda con él, por eso seguía aquí. Extraño poder hacer de mi vida un papalote, poder sin duda tener mis horas y días sin necesidad de que alguien arruine mi andar. No me gusta tener un cargo publico, me gusta poder pasar desapercibida, por algo soy cazadora, pero bueno, estarme quejando no llegará a nada, honestamente estaré unos meses más hasta que todo se encuentre más tranquilo, y al fin poder largarme a hacer lo mío, lo que más me gusta, sin duda alguna.
Había un evento especial, uno que ni siquiera recordaba el nombre porque la noche anterior me la pase de casería. Lo único que recuerdo es que debía apoyar a que el orfanato no se demoliera, en realidad yo no quería eso, por el contrario, mientras los niños tengan lugares necesarios para poder vivir cuando sus padres desaparecen, de la manera que sea, mucho mejor. De un momento a otro mi nombre había sido pronunciado, me presenté ante todos y terminé con una sonrisa nerviosa. Cuando todo el espectáculo terminó, eché un vistoso por todos lados, notando que cada persona ya estaba en lo suyo, me puse de pie como queriendo escapar hasta que mi mirada se topó con la preocupada de una señorita y sin dejar de sonreír me acerqué de forma sigilosa.
- ¿Se siente bien, señorita? ¿Se ha aburrido? - Le comenté sin más - Si quiere vayamos fuera, es más emocionante - Guardé silencio esperando una respuesta, si ella se niega, bueno ella seguirá aburrida.
Había un evento especial, uno que ni siquiera recordaba el nombre porque la noche anterior me la pase de casería. Lo único que recuerdo es que debía apoyar a que el orfanato no se demoliera, en realidad yo no quería eso, por el contrario, mientras los niños tengan lugares necesarios para poder vivir cuando sus padres desaparecen, de la manera que sea, mucho mejor. De un momento a otro mi nombre había sido pronunciado, me presenté ante todos y terminé con una sonrisa nerviosa. Cuando todo el espectáculo terminó, eché un vistoso por todos lados, notando que cada persona ya estaba en lo suyo, me puse de pie como queriendo escapar hasta que mi mirada se topó con la preocupada de una señorita y sin dejar de sonreír me acerqué de forma sigilosa.
- ¿Se siente bien, señorita? ¿Se ha aburrido? - Le comenté sin más - Si quiere vayamos fuera, es más emocionante - Guardé silencio esperando una respuesta, si ella se niega, bueno ella seguirá aburrida.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Todo el mundo parecía sonreír y estar de acuerdo con la idea de hacer un nuevo refugio a los más desfavorecidos. Miré a Romaniel que de repente esta me tomo de las manos para poder olerlas, ¿Qué hacia? Después las dio la vuelta y comenzó a hacer algo que no sabia...bueno si parecía que me estuviera leyendo las manos, entonces me miro fijamente a los ojos, sin quitar su mirada azul de los míos castaños.
-Condesa, usted va a tener que ser fuerte...No mucha gente va a estar con usted en el futuro, solamente una...pero tiene que dejar a esa persona respirar...que tenga su propio espacio..-Alce una ceja, no sabía de que estaba hablando, no la verdad estaba bastante confusa, pero de repente escuche otra voz, gire mi rostro hacia donde vino la voz y entonces vi un brocado azul precioso de un vestido, levante la vista y vi los ojos de una bella mujer, morena, de ojos claros y labios perfilados con cuidado. Se veía demasiado sensual, o bueno, era más atractiva que todas, que yo, destacaba entre la multitud.
-Ah, discúlpeme no la vi...-me levante de mi silla en un segundo, hice una reverencia y me quede mirándola con una sonrisa en la cara-...Si...estoy bien...-la miré con una dulce sonrisa, dijo de salir afuera, no sabía si estaba permitido en este evento tan especial con los niños, me quede mirándola aun mas, pensando en sí debería aceptar su oferta, pero entonces note el tirón de la mano de Romaniel, la miré y ella me devolvió una mirada peligrosa que me hizo retirar mi mano, mis pasos de ella y apegarme a la desconocida-...Romaniel, tranquila solo es un paseo...con...-mire a la mujer, que torpe-...Disculpe...¿Cómo os llamáis? -Tenía una bonita sonrisa, miré a Romaniel y esta se tranquilizo un poco, vi como se levanto, hizo una reverencia y al parecer se disculpo conmigo, pero se acerco a la desconocida, la tomo del brazo, alejándola de mí.
-¿Qué tiene con la condesa? –Replico Romaniel con rudeza, al parecer no sabía lo que le pasaba con esa joven, intente acercarme, no permitiría que esto se convirtiera en un circo- Romani...-A la que intentaba callar, me calló a mí con un gesto de la mano... estaba atónita de lo que hizo... ¿Qué? –Repito...que ¿Quiere hacer con ella? Y si, está bien...-Ya me harté, tome a Romaniel del brazo para apartarla de la mujer.
-Discúlpeme...No sé qué le pasa...estaba intentando de animarme...ehm...echo de menos a alguien, es solo el anhelo, que me puede...-Dije intentando disculparme con la mujer de gran belleza- Y si...quizás un paseo durante un rato vendría bien...-sonreí-la verdad que un poco de aire no me vendría nada mal...-Dije con toda tranquilidad, miré a Romaniel de reojo, mirándola por un momento hasta que mi mirada volvía a los ojos claros ajenos.
-Condesa, usted va a tener que ser fuerte...No mucha gente va a estar con usted en el futuro, solamente una...pero tiene que dejar a esa persona respirar...que tenga su propio espacio..-Alce una ceja, no sabía de que estaba hablando, no la verdad estaba bastante confusa, pero de repente escuche otra voz, gire mi rostro hacia donde vino la voz y entonces vi un brocado azul precioso de un vestido, levante la vista y vi los ojos de una bella mujer, morena, de ojos claros y labios perfilados con cuidado. Se veía demasiado sensual, o bueno, era más atractiva que todas, que yo, destacaba entre la multitud.
-Ah, discúlpeme no la vi...-me levante de mi silla en un segundo, hice una reverencia y me quede mirándola con una sonrisa en la cara-...Si...estoy bien...-la miré con una dulce sonrisa, dijo de salir afuera, no sabía si estaba permitido en este evento tan especial con los niños, me quede mirándola aun mas, pensando en sí debería aceptar su oferta, pero entonces note el tirón de la mano de Romaniel, la miré y ella me devolvió una mirada peligrosa que me hizo retirar mi mano, mis pasos de ella y apegarme a la desconocida-...Romaniel, tranquila solo es un paseo...con...-mire a la mujer, que torpe-...Disculpe...¿Cómo os llamáis? -Tenía una bonita sonrisa, miré a Romaniel y esta se tranquilizo un poco, vi como se levanto, hizo una reverencia y al parecer se disculpo conmigo, pero se acerco a la desconocida, la tomo del brazo, alejándola de mí.
-¿Qué tiene con la condesa? –Replico Romaniel con rudeza, al parecer no sabía lo que le pasaba con esa joven, intente acercarme, no permitiría que esto se convirtiera en un circo- Romani...-A la que intentaba callar, me calló a mí con un gesto de la mano... estaba atónita de lo que hizo... ¿Qué? –Repito...que ¿Quiere hacer con ella? Y si, está bien...-Ya me harté, tome a Romaniel del brazo para apartarla de la mujer.
-Discúlpeme...No sé qué le pasa...estaba intentando de animarme...ehm...echo de menos a alguien, es solo el anhelo, que me puede...-Dije intentando disculparme con la mujer de gran belleza- Y si...quizás un paseo durante un rato vendría bien...-sonreí-la verdad que un poco de aire no me vendría nada mal...-Dije con toda tranquilidad, miré a Romaniel de reojo, mirándola por un momento hasta que mi mirada volvía a los ojos claros ajenos.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Después del movimiento revolucionario, Dagmar era una figura pública reconocida, no por querer serlo, y no era conocida simplemente en Francia, sino también en el resto del mundo. Aquella guerra resonó en muchos lados ya que aquel lugar era el centro principal de mucho movimiento en cuanto al comercio. La cazadora era una figura resonaba, su cargo político era de los altos, y sus decisiones eran de trascendencia, por eso, que la mujer le viera de esa forma le hizo fruncir el ceño con notable molestia, no se trataba de una chica con prejuicios, tampoco abusaba demasiado de su poder, el problema radicaba por supuesto, en que si se les daba tanta desconfianza, malas caras, y malos tratos a quienes poseen el poder adquisitivo y la fama necesaria, ¿qué pasaría con las personas de bajos recursos? El comportamiento de aquella criatura daba mucho que desear.
Dagmar se trataba de una mujer con un carácter fuerte, que no se andaba con rodeos, tampoco le gustaba que le hicieran desplantes, y odiaba el elitismo, pero sobretodo las malas manías de los desconocidos, por eso guardaba silencio, intentando calmarse tomando grandes bocanas de aire, negó repetidas veces, después cerró los ojos, y con más tranquilidad observó a la mujer que tenía frente a ella, sonrió de forma tenue, más no dijo nada, al menos en primer estancia.
- No pretendía robar de usted, o hacerle algo malo - Le comentó alzando la voz, dejando los ojos de forma saltones para que la mujer notara que estaban hablando para con ella también, sin embargo se suavizo, la mujer proveniente de la realeza no tenía para nada la culpa de los desplantes que otros hicieran. - Sólo un descanso de todo esto, creo que nos vendría bien ¿No lo cree? - Suspiró un poco fastidiada mientras envolvía su brazo con el ajeno para comenzar a caminar, no había prisa, para nada, con calma, que la fiesta comenzaba a tomar otros tintes. Mientras avanzaban al jardín trasero repetidas reverencias fueron dadas, tanto de la cazadora como de a quienes daba tan correcto gesto, solo protocolo estúpido, le parecían mejores los abrazos que los movimientos con la cabeza y el cuerpo.
- Deje que pase una media hora, quizás una hora, en lo que el paseo concluya, después las copas los pondrán demasiado felices, demasiado orgullosos, y notará como todos lanzan cantidades absurdas de dinero para quedar por encima del otro, la causa será bien hecha, no tenga duda de eso - Le insistió, ella mejor que nadie sabía al respecto. Cerró los ojos unos momentos y siguió avanzando más relajada - ¿Usted convocó para la iniciativa? - Preguntó con mucha curiosidad. Mientras avanzaba su mente viajaba hasta una figura en especial, alguien por el que tenía sentimientos muy fuertes, no sólo eso, quien le había salvado la vida. Dagmar habría deseado poder estar con Hunter en vez de ese lugar, besándose, abrazándose, simplemente con la presencia del otro, pero lamentablemente tenía que cumplir con su deber.
Dagmar se trataba de una mujer con un carácter fuerte, que no se andaba con rodeos, tampoco le gustaba que le hicieran desplantes, y odiaba el elitismo, pero sobretodo las malas manías de los desconocidos, por eso guardaba silencio, intentando calmarse tomando grandes bocanas de aire, negó repetidas veces, después cerró los ojos, y con más tranquilidad observó a la mujer que tenía frente a ella, sonrió de forma tenue, más no dijo nada, al menos en primer estancia.
- No pretendía robar de usted, o hacerle algo malo - Le comentó alzando la voz, dejando los ojos de forma saltones para que la mujer notara que estaban hablando para con ella también, sin embargo se suavizo, la mujer proveniente de la realeza no tenía para nada la culpa de los desplantes que otros hicieran. - Sólo un descanso de todo esto, creo que nos vendría bien ¿No lo cree? - Suspiró un poco fastidiada mientras envolvía su brazo con el ajeno para comenzar a caminar, no había prisa, para nada, con calma, que la fiesta comenzaba a tomar otros tintes. Mientras avanzaban al jardín trasero repetidas reverencias fueron dadas, tanto de la cazadora como de a quienes daba tan correcto gesto, solo protocolo estúpido, le parecían mejores los abrazos que los movimientos con la cabeza y el cuerpo.
- Deje que pase una media hora, quizás una hora, en lo que el paseo concluya, después las copas los pondrán demasiado felices, demasiado orgullosos, y notará como todos lanzan cantidades absurdas de dinero para quedar por encima del otro, la causa será bien hecha, no tenga duda de eso - Le insistió, ella mejor que nadie sabía al respecto. Cerró los ojos unos momentos y siguió avanzando más relajada - ¿Usted convocó para la iniciativa? - Preguntó con mucha curiosidad. Mientras avanzaba su mente viajaba hasta una figura en especial, alguien por el que tenía sentimientos muy fuertes, no sólo eso, quien le había salvado la vida. Dagmar habría deseado poder estar con Hunter en vez de ese lugar, besándose, abrazándose, simplemente con la presencia del otro, pero lamentablemente tenía que cumplir con su deber.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
La brisa entro a su paso por donde se movía con sus zapatos de tacón, tan puesta mientras escuchaba las palabras de la mujer que aún no le dijo el nombre. Bueno, seguramente el nombre saldría, estaba segura que había algún motivo por el que no se lo había dicho. Tampoco iba a buscarla hasta el domicilio de ella ni nada parecido. Después de estar un rato callada, habló-Oh, desde luego que si…la noche se nota agradable a pesar de estar en pleno otoño…-Dijo con una sintonía leve, suave que acariciaba los sentidos auditivos de sus oyentes, aunque en el interior de la fiesta, los oídos se llenaban de cuentos sucios o de mentiras, rio con suavidad y poniendo un abanico que saco de inmediato de su escote, comenzó a abanicarse, con timidez y mirando a la mujer.
-…Disculpe…-Y escucho aquella duda de la desconocida, dándose aire mientras pensaba en una respuesta para que ambas quedaran satisfechas-…Ehm…Así…es….-Ella sabía que era adoptada, pero no sabía desde luego que hacer con respecto aquello, se lo cayo e iría con ella a la tumba-….Me siento como la madre que jamás….creo que voy a llegar a ser…-suspiro sentándose de repente, triste y desanimada en uno de los bancos de piedra. Sabía que esos niños no eran de su sangre, pero adoraba verlos felices.
Si aún, sus padres vivieran, seguramente le dirían que pusiera atención a su marido que no tenía que a los niños del orfanato. Ella, al no poder ver su sueño hecho realidad, al no poder verse vestida de blanco a temprana edad, solamente podía optar al menos por tener a esos niños a su lado. La demolición del orfanato hubiera sido lo peor que hubiera podido ocurrir, bien…que los niños, algunos hubieran sido adoptados por dios sabe qué tipo de familias, pero los perdería, otro sueño, otro modo de vida aleatoria a la realeza se lo podrían quitar de la noche a la mañana…y ni siquiera tenía una amiga o un amigo, nada….
¿Y si su padre no la hubiera encontrado en las frías calles y nevadas de Rumania? ¿Qué seria ahora? Solamente estando en el jardín con aquella mujer, podría decirse que se sentía…no sabía cómo, quizás como que unas gotas entraron en la botella vacía de su vida, unas gotas lentas de asimilar, cultas, seguras de sí mismas que aun querían deslizarse hasta el fondo o solamente quizás se disiparían sin ni siquiera llegar a su meta.
-Hum? ¿Dijo algo?-Tuvo que preguntar. Se había metido para variar en sus pensamientos y se había olvidado del exterior, el frio la afligía que se acarició los brazos lentamente, soplo aire caliente en sus manos cerca de su rostro, se fijó en como la luna se reflejaba en sus manos y se quedó mirando al astro lunar con fascinación. Era relajante, miro a la mujer y el iris de color de los ojos ajenos eran semejantes esferas plateadas- Que madre tan generosa en daros esos bellos ojos al nacer seguramente...-sonrio de lado para asi darle un cumplido. No era tan guapa como ella, pero ella misma se sentia agusto consigo misma y aquello era bien importante.
-…Disculpe…-Y escucho aquella duda de la desconocida, dándose aire mientras pensaba en una respuesta para que ambas quedaran satisfechas-…Ehm…Así…es….-Ella sabía que era adoptada, pero no sabía desde luego que hacer con respecto aquello, se lo cayo e iría con ella a la tumba-….Me siento como la madre que jamás….creo que voy a llegar a ser…-suspiro sentándose de repente, triste y desanimada en uno de los bancos de piedra. Sabía que esos niños no eran de su sangre, pero adoraba verlos felices.
Si aún, sus padres vivieran, seguramente le dirían que pusiera atención a su marido que no tenía que a los niños del orfanato. Ella, al no poder ver su sueño hecho realidad, al no poder verse vestida de blanco a temprana edad, solamente podía optar al menos por tener a esos niños a su lado. La demolición del orfanato hubiera sido lo peor que hubiera podido ocurrir, bien…que los niños, algunos hubieran sido adoptados por dios sabe qué tipo de familias, pero los perdería, otro sueño, otro modo de vida aleatoria a la realeza se lo podrían quitar de la noche a la mañana…y ni siquiera tenía una amiga o un amigo, nada….
¿Y si su padre no la hubiera encontrado en las frías calles y nevadas de Rumania? ¿Qué seria ahora? Solamente estando en el jardín con aquella mujer, podría decirse que se sentía…no sabía cómo, quizás como que unas gotas entraron en la botella vacía de su vida, unas gotas lentas de asimilar, cultas, seguras de sí mismas que aun querían deslizarse hasta el fondo o solamente quizás se disiparían sin ni siquiera llegar a su meta.
-Hum? ¿Dijo algo?-Tuvo que preguntar. Se había metido para variar en sus pensamientos y se había olvidado del exterior, el frio la afligía que se acarició los brazos lentamente, soplo aire caliente en sus manos cerca de su rostro, se fijó en como la luna se reflejaba en sus manos y se quedó mirando al astro lunar con fascinación. Era relajante, miro a la mujer y el iris de color de los ojos ajenos eran semejantes esferas plateadas- Que madre tan generosa en daros esos bellos ojos al nacer seguramente...-sonrio de lado para asi darle un cumplido. No era tan guapa como ella, pero ella misma se sentia agusto consigo misma y aquello era bien importante.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Y entonces guardó silencio, dejando que la falta de sonido entre ellas se hiciera presente, las abrazara y no dijera más para no interrumpir las divagaciones ajenas. La mujer cerró los ojos, de verdad que la ayuda al orfanato le parecía demasiado buena, pero a veces temía que todos tuvieran un lucro y se ayudara a todos menos a los niños. Era extraño, ella se conocía como una revolucionaria soñadora, de esas que creían en la igualdad entre todos, pero se había sorprendido un par de veces abusando de su poder, sin importar que fuera incluso por un bien ajeno, si abusas entonces estás corrompido, no importa los actos que vayas a realizar, es como ser bueno toda la vida y por hacer algo malo todo tu expediente se mancha. Así siempre han sido las cosas.
Dejó que ella también guardara sus silencios, es que no había mucho que decir, al ser tan desconocidas lo que se buscaba eran esas típicas presentaciones tontas, y a ella en lo personal le aburrían, siempre estaba pensando en acción, en que la noche llegara para poder dar caza a esas criaturas de la noche, no para estar en reuniones que le parecían poco beneficiosas en la causa que decían ayudar. Silenciosa y meticulosa se sentó a su lado, sin hacer demasiado escándalo, si la mujer deseaba poder pensar para sus adentros y no compartirlo ¿quién era ella para invadir la privacidad ajena? Nadie, y por lo tanto como no hacía lo que no le gustaba le hicieran esperó con toda la paciencia que comúnmente no porta.
- Gracias - Comentó con el pecho inflado de orgullo. Sus ojos era una de las herencias más hermosas que su madre le había dado, porque le recordaba tanto a la mujer que le dio la vida en sus mejores épocas, cuando no se encontraba enferma o lejos de ella para buscar la manera de ser curada, pensar en su progenitora le puso ligeramente melancólica, porque la extrañaba demasiado, tanto como a su padre, con todo y que quisieran desposarla como la sociedad indicaba, porque un compromiso así estaba segura podía evadir, pero la muerte de alguien tan importante nunca se busca, tampoco se espera, y menos se está preparado a ella, deseó estar ahora hablando con su madre, y no lamentándose por no haberla acompañado a España.
- Siempre he creído que la belleza exterior es lo de menos, incluso la interior suele ser muy sobrevalorada hoy en día ¿quién es quién para decir sobre la educación del ajeno? Las perspectivas humanas son todas distintas, las unas con las otras - Sonrió de medio lado, pero ahora si la volteó a ver, le gustaba cruzar miradas mientras hablaba, así les transmitía seguridad y sinceridad a sus acompañantes, y ella siempre buscaba lo mismo a cambio.
Dejó que ella también guardara sus silencios, es que no había mucho que decir, al ser tan desconocidas lo que se buscaba eran esas típicas presentaciones tontas, y a ella en lo personal le aburrían, siempre estaba pensando en acción, en que la noche llegara para poder dar caza a esas criaturas de la noche, no para estar en reuniones que le parecían poco beneficiosas en la causa que decían ayudar. Silenciosa y meticulosa se sentó a su lado, sin hacer demasiado escándalo, si la mujer deseaba poder pensar para sus adentros y no compartirlo ¿quién era ella para invadir la privacidad ajena? Nadie, y por lo tanto como no hacía lo que no le gustaba le hicieran esperó con toda la paciencia que comúnmente no porta.
- Gracias - Comentó con el pecho inflado de orgullo. Sus ojos era una de las herencias más hermosas que su madre le había dado, porque le recordaba tanto a la mujer que le dio la vida en sus mejores épocas, cuando no se encontraba enferma o lejos de ella para buscar la manera de ser curada, pensar en su progenitora le puso ligeramente melancólica, porque la extrañaba demasiado, tanto como a su padre, con todo y que quisieran desposarla como la sociedad indicaba, porque un compromiso así estaba segura podía evadir, pero la muerte de alguien tan importante nunca se busca, tampoco se espera, y menos se está preparado a ella, deseó estar ahora hablando con su madre, y no lamentándose por no haberla acompañado a España.
- Siempre he creído que la belleza exterior es lo de menos, incluso la interior suele ser muy sobrevalorada hoy en día ¿quién es quién para decir sobre la educación del ajeno? Las perspectivas humanas son todas distintas, las unas con las otras - Sonrió de medio lado, pero ahora si la volteó a ver, le gustaba cruzar miradas mientras hablaba, así les transmitía seguridad y sinceridad a sus acompañantes, y ella siempre buscaba lo mismo a cambio.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Ahora pensativa estaba en que decir para no ser ridiculizada por mi misma-Algún dia...creo que solo habrá gente maleducada tratando de ser gente civilizada en lo que siempre habra alguno que miente...siempre...-susurré para nosotras solas pues la luna que se alzaba parecia querer ser testigo tambien de nuestras conversaciones. Era extraño que un asto tuviera tanto brillo, la mire a ella, a quien aun no me dijo su nombre..-La luna por ejemplo...es en cierto modo es educada y no interrumpe conversaciones y solo escucha con atencion....solo que cuando quiere interrumpe con su brillo y su belleza, me pregunto si habria alguien con tal don ... -me quedo mirando a la luna y despues volvi a mirar a la mujer sentada a mi lado.
-....Siento divulgar tanto en dichas fantasias pero es lo que a veces pienso de ella...-Senti como el aire era cortado y una estrella arrojadiza era clavada en el muro del otro lado, en mi falda habia unas gotas de sangre que en cuanto las vi, mi mejilla comenzo a escocer de repente, me toque y vi que me habian rozado por un poco, enseguida solamente estaba paralizada con la mano mirandola con el rastro de sangre, temblaba y estaba practicamente en shock y cuando recupero la consciencia, comencé a gritar sin poder evitarlo, grite y grite mientras miraba alrededor -¡los niños! -Pense en si una amenaza comenzaba a aflorar en estos momentos de tranquilidad, unos taconeos rapidos llegaban de mis espaldas y enseguida, ya vi el caos que se estaba formando en la sala del baile.
-¡NO! ¡los niños!! -Grite desesperada por ellos, intente correr, corri bastante hasta que un hombre fornido me tomo del brazo, me decia que me quedara donde estaba, pero yo intentaba seguir hacia delante - ¡No! los niños estan en peligro..!! -Gritaba intentando alcanzarlos un poco.
-Los sacaremos de alli!! -dijo uno que comenzo a mandar rapidamente a otros guardias del palacio hacia el caos que se habia formado tan solo en menos de un segundo, ¿Pero como habia ocurrido? No se como, pero ahora solo estaba siendo aun sujeta por los brazos de un hombre que vestida de cuero por completo y con varias armas en su cuerpo y un emblema extraño-¿La OER?-No supe que era eso ni siquiera querria saberlo. Tan solo me preocupaban los niños, intenté soltarme pero tan solo apreto el agarre-¡Dejenme! ¡Los niños! no estan haciendo nada!!-Seguia gritando con insistencia-...¡su Excelencia! Por Orden de la Dirección de la Orden Escaralata Real tenemos el deber de protegerla..!-Dijo uno, el que me sujetaba por los brazos. En cuanto le escuché tan solo me quede perpleja. ¿La Orden Escarlata Real existia de verdad? Pensé que solo era un mito.
-....Siento divulgar tanto en dichas fantasias pero es lo que a veces pienso de ella...-Senti como el aire era cortado y una estrella arrojadiza era clavada en el muro del otro lado, en mi falda habia unas gotas de sangre que en cuanto las vi, mi mejilla comenzo a escocer de repente, me toque y vi que me habian rozado por un poco, enseguida solamente estaba paralizada con la mano mirandola con el rastro de sangre, temblaba y estaba practicamente en shock y cuando recupero la consciencia, comencé a gritar sin poder evitarlo, grite y grite mientras miraba alrededor -¡los niños! -Pense en si una amenaza comenzaba a aflorar en estos momentos de tranquilidad, unos taconeos rapidos llegaban de mis espaldas y enseguida, ya vi el caos que se estaba formando en la sala del baile.
-¡NO! ¡los niños!! -Grite desesperada por ellos, intente correr, corri bastante hasta que un hombre fornido me tomo del brazo, me decia que me quedara donde estaba, pero yo intentaba seguir hacia delante - ¡No! los niños estan en peligro..!! -Gritaba intentando alcanzarlos un poco.
-Los sacaremos de alli!! -dijo uno que comenzo a mandar rapidamente a otros guardias del palacio hacia el caos que se habia formado tan solo en menos de un segundo, ¿Pero como habia ocurrido? No se como, pero ahora solo estaba siendo aun sujeta por los brazos de un hombre que vestida de cuero por completo y con varias armas en su cuerpo y un emblema extraño-¿La OER?-No supe que era eso ni siquiera querria saberlo. Tan solo me preocupaban los niños, intenté soltarme pero tan solo apreto el agarre-¡Dejenme! ¡Los niños! no estan haciendo nada!!-Seguia gritando con insistencia-...¡su Excelencia! Por Orden de la Dirección de la Orden Escaralata Real tenemos el deber de protegerla..!-Dijo uno, el que me sujetaba por los brazos. En cuanto le escuché tan solo me quede perpleja. ¿La Orden Escarlata Real existia de verdad? Pensé que solo era un mito.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Dagmar se mantenía con ese hermoso semblante tranquilo. No había mucho que perturbara su momento ¿qué lo sería? Resultaba que después de aquella revolución, de todo lo que había sobrevivido, cualquier cosa que aconteciera le parecía sólo una caricia, y no un balazo entre las cejas, pero nadie podría entender, a veces las secuelas se hacían presentes, pero otras veces sólo parecían ser heridas de guerra que le llenaban de orgullo, ahora su gente podía vivir con más libertad, y la pobreza iba a disminuir de a poco. Los futuros planes iban viendo en popa, eso le tenía tranquila, si moría esa noche al menos había hecho algo por el mundo, por los suyos.
Frunció el ceño mostrando su disconformidad cuando el horror en el lugar comenzó. La mujer llevaba bajo sus ropajes algunas armas que había posicionado en lugares estratégicos. Notó como dos de sus guardias iban corriendo donde los niños se encontraban, y se sintió tranquila. A los niños no se les debía hacer daño, jamás, no esas hermosas criaturas inocentes, los adultos podían comenzar a pagar por sus pecados, eso apenas y le interesaba, el infierno y purgatorio estaba en esa vida, no en los lugares tan horribles que se aferraba la gente a creer en la iglesia. Ella era creyente, pero no llegaba a esos extremos, claro. Dagmar negó, luego suspiró y terminó por dar pasos hacía la mujer que era sostenida.
- Deja de gritar ¿crees que con gritar arreglarás las cosas? Tranquila, esto es más protocolar que lo demás - Entre los asistentes a esa fiesta si habían infiltrados enemigos, pero ese acto que estaban pasando en ese momento sólo era para mantenerlos bajo alerta y no se les ocurriera atentar, con la mirada, con una simple hojeada la castaña pudo identificar a los nerviosos traidores, pero lo dejó pasar, suficiente tenían con el susto. - Ahora suelta a la señorita, todo está bien, y observa a los que tienen un pañuelo negro en la bolsa del pantalón - Le indicó al hombre - A ellos debes vigilar ¿entendido? Quiero que informes con disimulo a cada uno de los demás - Sacó un pañuelo para entregarlo a la muchacha que la acompañaba. - Lamento que haya salido lastimada, pero ahora la forma de cuidar a toda una nación es más arriesgada - Se encogió de hombros y avanzó hacía el lado contrario del balcón para ver si todo estaba en orden.
Frunció el ceño mostrando su disconformidad cuando el horror en el lugar comenzó. La mujer llevaba bajo sus ropajes algunas armas que había posicionado en lugares estratégicos. Notó como dos de sus guardias iban corriendo donde los niños se encontraban, y se sintió tranquila. A los niños no se les debía hacer daño, jamás, no esas hermosas criaturas inocentes, los adultos podían comenzar a pagar por sus pecados, eso apenas y le interesaba, el infierno y purgatorio estaba en esa vida, no en los lugares tan horribles que se aferraba la gente a creer en la iglesia. Ella era creyente, pero no llegaba a esos extremos, claro. Dagmar negó, luego suspiró y terminó por dar pasos hacía la mujer que era sostenida.
- Deja de gritar ¿crees que con gritar arreglarás las cosas? Tranquila, esto es más protocolar que lo demás - Entre los asistentes a esa fiesta si habían infiltrados enemigos, pero ese acto que estaban pasando en ese momento sólo era para mantenerlos bajo alerta y no se les ocurriera atentar, con la mirada, con una simple hojeada la castaña pudo identificar a los nerviosos traidores, pero lo dejó pasar, suficiente tenían con el susto. - Ahora suelta a la señorita, todo está bien, y observa a los que tienen un pañuelo negro en la bolsa del pantalón - Le indicó al hombre - A ellos debes vigilar ¿entendido? Quiero que informes con disimulo a cada uno de los demás - Sacó un pañuelo para entregarlo a la muchacha que la acompañaba. - Lamento que haya salido lastimada, pero ahora la forma de cuidar a toda una nación es más arriesgada - Se encogió de hombros y avanzó hacía el lado contrario del balcón para ver si todo estaba en orden.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Estaba rota, completamente estaba sin saber qué hacer.
-Lo entiendo…amo a esos niños…es lo que tengo solo cuando me siento sola y voy a visitarlos al orfanato que ya no tendrán…-suspiro y agradeció el gesto del pañuelo-…Gracias…-suspiro mirándola un poco más tranquila, se quedó mirando al interior, vio como uno de los niños, Thomas se acercaba a ella, se acercaba a Lenneth para abrazarla. Lenneth no dudo ni un segundo cogerlo en brazos, abrazarlo contra su pecho y calmando las lágrimas del pequeño-
-Leni…leni…-Dijo Thomas nervioso-…Un lobo grande entro de repente, huyeron todos…-Lenneth solamente negaba, tapando la boca del pequeño-
-Ya paso Thomas, -lo acurruco de nuevo, cerca de su corazón pues sabía que eso calmaba al pequeño Thomas de ojos grises y cabellera oscura. Lenneth miro a la mujer, parecía estar lejos, mirando todo por si había vuelto a la normalidad el alboroto, Lenneth vio que Thomas se había calmado más rápido, pero cuando le toco una pierna, una de sus pequeñas piernas, Lenneth vio que estaba herido- ¿Cómo? ¿Qué es esto Thomas?-Lo dejo en un banco y observo su herida, un arañazo algo grande para lo que era la pierna del pequeño, pero no lloraba o había estado llorando por eso y ella no se dio cuenta antes-Thomas, hay que atender este asunto…-se quedó mirándolo fijamente, se cogió un trozo de tela del interior de su vestido de esa noche y le cubrió la herida, y atándolo con un lazo lo volvió a coger en brazos, Lenneth se acercó a la mujer procurando de no lastimar al pequeño.
-Disculpe…todo bien por aquí? –se quedó mirando a aquellos ojos azules que tanto le habían impresionado desde un principio.
-Lo entiendo…amo a esos niños…es lo que tengo solo cuando me siento sola y voy a visitarlos al orfanato que ya no tendrán…-suspiro y agradeció el gesto del pañuelo-…Gracias…-suspiro mirándola un poco más tranquila, se quedó mirando al interior, vio como uno de los niños, Thomas se acercaba a ella, se acercaba a Lenneth para abrazarla. Lenneth no dudo ni un segundo cogerlo en brazos, abrazarlo contra su pecho y calmando las lágrimas del pequeño-
-Leni…leni…-Dijo Thomas nervioso-…Un lobo grande entro de repente, huyeron todos…-Lenneth solamente negaba, tapando la boca del pequeño-
-Ya paso Thomas, -lo acurruco de nuevo, cerca de su corazón pues sabía que eso calmaba al pequeño Thomas de ojos grises y cabellera oscura. Lenneth miro a la mujer, parecía estar lejos, mirando todo por si había vuelto a la normalidad el alboroto, Lenneth vio que Thomas se había calmado más rápido, pero cuando le toco una pierna, una de sus pequeñas piernas, Lenneth vio que estaba herido- ¿Cómo? ¿Qué es esto Thomas?-Lo dejo en un banco y observo su herida, un arañazo algo grande para lo que era la pierna del pequeño, pero no lloraba o había estado llorando por eso y ella no se dio cuenta antes-Thomas, hay que atender este asunto…-se quedó mirándolo fijamente, se cogió un trozo de tela del interior de su vestido de esa noche y le cubrió la herida, y atándolo con un lazo lo volvió a coger en brazos, Lenneth se acercó a la mujer procurando de no lastimar al pequeño.
-Disculpe…todo bien por aquí? –se quedó mirando a aquellos ojos azules que tanto le habían impresionado desde un principio.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Dagmar no era una mujer que tuviera mucha paciencia, de hecho carecía demasiado de ella. Odiaba los desplantes dramáticos, o ver como una mujer se mostraba tan débil, le parece demasiado patético, y entiende, que por ese tipo de actitudes, los hombres se aprovechen de ellas, pero no dice nada, tampoco va a ser grosera con la "damisela en peligro". Suspiró resignada cuando la vio hacer más drama por aquel pequeño. Los niños siempre se caían, pero de esos golpecitos aprendían, no era para nada malo en ellos, de hecho solo se limpiaban las manos, una que otra lagrima, y terminaban por volver a ir a jugar. Suspiró repetidas veces intentando de esa forma poder calmarse del todo. La observó de forma determinante, con el claro enfado por no mostrar un poco más de carácter, pero se reservó de nuevo sus palabras. No estaba ahí para dar lecciones a una joven que apenas y podía soportar un simulacro.
- El pequeño está bien, son solo golpecitos, no sea exagerada, no debe sobre proteger a los niños, luego se vuelven demasiado vulnerables, débiles, llorones, está bien curarlos, pero no hacer cara de sufrimiento frente a ellos, al final no saben protegerse de la vida, o de los peores golpes - Le aclaró, con una mirada hacía un costado un hombre se acercó y cargó con determinación, pero también de forma delicada al niño, se lo llevaría a curar, y también donde estaba el resto de los infantes. Los niños no debían estar ahí, a la vista en una fiesta de ese tipo, las personas iban a donar porque les nacía, o para quedar en buen estatus, no por que exponían a los chiquillos para dar lastima, otra de las cosas del porque le daba mucho enojo la gente "noble".
- ¿Va a seguir lloriqueando, o se va a comportar como la mujer que se supone es? - Suspiró casi con resignación, y se acomodó uno de sus cabellos traviesos.
- El pequeño está bien, son solo golpecitos, no sea exagerada, no debe sobre proteger a los niños, luego se vuelven demasiado vulnerables, débiles, llorones, está bien curarlos, pero no hacer cara de sufrimiento frente a ellos, al final no saben protegerse de la vida, o de los peores golpes - Le aclaró, con una mirada hacía un costado un hombre se acercó y cargó con determinación, pero también de forma delicada al niño, se lo llevaría a curar, y también donde estaba el resto de los infantes. Los niños no debían estar ahí, a la vista en una fiesta de ese tipo, las personas iban a donar porque les nacía, o para quedar en buen estatus, no por que exponían a los chiquillos para dar lastima, otra de las cosas del porque le daba mucho enojo la gente "noble".
- ¿Va a seguir lloriqueando, o se va a comportar como la mujer que se supone es? - Suspiró casi con resignación, y se acomodó uno de sus cabellos traviesos.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
El pequeño infante se alejaba de nosotras a un lugar mejor seguramente, a algún paraíso donde hubiera dulces y más problemas de caries en unos segundos posteriores. Estaba pensando en adoptarlo, ya era demasiado tiempo que conocía al pequeño, parecía que ya era su propia madre, pero no, no tenía los papeles adecuados presentes, entonces me distraje de mis pensamientos con las palabras de la mujer de ojos claros-…eh…ah…-mire hacia abajo. ¿La mujer que se suponía que era? ¿No estaría hablando de una mujer torpe, enferma y que no vale nada para el sexo masculino o femenino? Solamente como respuesta llegue a encoger los hombros para después suspirar profundamente, a lo largo de que no sabía qué hacer para responder a esa pregunta, pero después de unos segundos me quede mirándola fijamente-…Puede que yo no tenga una belleza resaltante, un escote que muestre mucho que desear o quizás un carácter fuerte como usted posee, no sé en qué lugar estoy en este mundo…-le dije, mirándola con cierta firmeza con mis ojos-…He perdido varias veces la esperanza de poder amar, aunque hay alguien que se ausenta varias veces…-había desviado el rostro en ese momento, pero después volvía a fijar mi mirada en la bella mujer de enfrente.
-…Y…puede que no me quede mucho de vida…-mostré con una suave sonrisa mi inquietud sobre ello. No me importaba si ignoraba mi comentario, para mí era bastante incomodo saber que al día siguiente podrían haber pasado los tres años o quizás los seis meses que me había dictado el médico. Mi alma estaba entre la espada y la pared. Al parecer con los corpiños que me ponía para cada evento o algún día en común hacían estragos en mi cuerpo y en mi salud, haciéndome perder facultades y que con 23 años de edad ya no podría tener muchas oportunidades de verme casada y en un altar. Tenía la fuerte intuición de que eso no iba a verse realizado-Perdóneme…-hice una reverencia, mirando aun al suelo y en donde pensé en que era seguramente seguro mirar o sinceramente era donde me encontraba perdida-…-No dije nada, mire hacia la mujer-…No es meterme en los asuntos de otros, pero se, que o intuyo que usted tiene una vida hecha y por eso la ve con optimismo, quedándose y mirando fijamente al frente o quizás me esté equivocando como el primer momento en el que puse mis pies en la tierra tras salir del vientre de una madre que jamás conocí….-termine con esas palabras.
-…La fiesta ha debido de calmarse…-dije mirando al frente-…Deberíamos ir ¿No cree? –Quedándome esperando a ver cuál era su decisión, me fije en que detrás suya había una pareja, me dio ternura, si, algo de ternura me dio, pero solamente cuando vire mi vista hacia el interior del edificio, me sentí sola y ahora solo queria ver como estaba el pequeño Thomas aunque con las preguntas que me asaltaron de repente de todos los invitados, me quede algo plasmada, algo sonrojada y bastante en estado de shock. Si, estaba perfectamente, la gente parecia preocuparse de mi, algo escuche de que unas bestias habian atacado a varias personas, me preocupe, pense en hablar o decir algo, pero enseguida vi a Freya, otra niña del orfanato-...Hola querida...¿que tal estais?
-¿que tal esta Thomas? Le vimos con un hombre...
-Se lo han llevado para ser curado de un rasguño insignificante que se hizo..-Dijo la pequeña que me miraba fijamente ahora con una sonrisa al igual que el grupo de niños cerca de ella-...¿Sabeis? Van a servir dulces ahora...-Lenneth se acerco a Freya y le recoloco la diadema que le habia regalado hace unos dias cuando visite el orfanato.
-…Y…puede que no me quede mucho de vida…-mostré con una suave sonrisa mi inquietud sobre ello. No me importaba si ignoraba mi comentario, para mí era bastante incomodo saber que al día siguiente podrían haber pasado los tres años o quizás los seis meses que me había dictado el médico. Mi alma estaba entre la espada y la pared. Al parecer con los corpiños que me ponía para cada evento o algún día en común hacían estragos en mi cuerpo y en mi salud, haciéndome perder facultades y que con 23 años de edad ya no podría tener muchas oportunidades de verme casada y en un altar. Tenía la fuerte intuición de que eso no iba a verse realizado-Perdóneme…-hice una reverencia, mirando aun al suelo y en donde pensé en que era seguramente seguro mirar o sinceramente era donde me encontraba perdida-…-No dije nada, mire hacia la mujer-…No es meterme en los asuntos de otros, pero se, que o intuyo que usted tiene una vida hecha y por eso la ve con optimismo, quedándose y mirando fijamente al frente o quizás me esté equivocando como el primer momento en el que puse mis pies en la tierra tras salir del vientre de una madre que jamás conocí….-termine con esas palabras.
-…La fiesta ha debido de calmarse…-dije mirando al frente-…Deberíamos ir ¿No cree? –Quedándome esperando a ver cuál era su decisión, me fije en que detrás suya había una pareja, me dio ternura, si, algo de ternura me dio, pero solamente cuando vire mi vista hacia el interior del edificio, me sentí sola y ahora solo queria ver como estaba el pequeño Thomas aunque con las preguntas que me asaltaron de repente de todos los invitados, me quede algo plasmada, algo sonrojada y bastante en estado de shock. Si, estaba perfectamente, la gente parecia preocuparse de mi, algo escuche de que unas bestias habian atacado a varias personas, me preocupe, pense en hablar o decir algo, pero enseguida vi a Freya, otra niña del orfanato-...Hola querida...¿que tal estais?
-¿que tal esta Thomas? Le vimos con un hombre...
-Se lo han llevado para ser curado de un rasguño insignificante que se hizo..-Dijo la pequeña que me miraba fijamente ahora con una sonrisa al igual que el grupo de niños cerca de ella-...¿Sabeis? Van a servir dulces ahora...-Lenneth se acerco a Freya y le recoloco la diadema que le habia regalado hace unos dias cuando visite el orfanato.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Asuntos que atender . . . [Ocupado]
Dagmar se había irritado demasiado, De un momento a otro tenía el humor más malo de lo que hace mucho tiempo tenía, por eso odia demasiado a aquellos que dicen que el sexo débil es el de la mujer, pero más aun, a féminas que de verdad hacen justicia a sus palabras. Si se muestran como damiselas en peligro, no esperaran a cambio un trato justo, igualitario. Pero bueno, ella prefiere no decir nada, e intenta centrar su mal humor en otros detalles dentro de la fiesta, es lo mejor sin duda. ¿Para que enfurecerse con casos perdidos.
La cazadora arquea una ceja analizando todas las palabras que la joven le está otorgando. Por esa razón jamás se ha enamorado o entregado por completo a una relación, al menos no a una estable, porque ha tenido besos, solo eso, con otros chicos, pero es que perderse por querer que alguien los ame no vale la pena, sino se aman a si mismos, claramente. Pero no dice nada, la pobre chica se encuentra mal, no la va a poner de peor humor, porque tampoco quiere lidiar con eso. No está al menos en sus planes. Solo asiente y la de la razón, porque de esa manera comprende que debe ser, cuando alguien se encuentra triste lo mínimo que quiere es escuchar una palabra de aliento o esperanza, ella puede ser su esperanza en ese momento.
- No viva en un mundo de fantasías y corazones rotos, quienes se dejan hacer todo eso, terminan muy mal, demasiado, terminan destrozados y les abusan más que de cualquier persona - Le aclaró, y luego asintió - Si, vayamos dentro, no tengo intenciones de permanecer más tiempo en esta fiesta, a lo que venía ya se hizo - Concluyó pero siguió avanzando esperando, a que la mujer se adelantara y fuera a su lado para volver a la fiesta.
La cazadora arquea una ceja analizando todas las palabras que la joven le está otorgando. Por esa razón jamás se ha enamorado o entregado por completo a una relación, al menos no a una estable, porque ha tenido besos, solo eso, con otros chicos, pero es que perderse por querer que alguien los ame no vale la pena, sino se aman a si mismos, claramente. Pero no dice nada, la pobre chica se encuentra mal, no la va a poner de peor humor, porque tampoco quiere lidiar con eso. No está al menos en sus planes. Solo asiente y la de la razón, porque de esa manera comprende que debe ser, cuando alguien se encuentra triste lo mínimo que quiere es escuchar una palabra de aliento o esperanza, ella puede ser su esperanza en ese momento.
- No viva en un mundo de fantasías y corazones rotos, quienes se dejan hacer todo eso, terminan muy mal, demasiado, terminan destrozados y les abusan más que de cualquier persona - Le aclaró, y luego asintió - Si, vayamos dentro, no tengo intenciones de permanecer más tiempo en esta fiesta, a lo que venía ya se hizo - Concluyó pero siguió avanzando esperando, a que la mujer se adelantara y fuera a su lado para volver a la fiesta.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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