AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Escondido { privado}
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Escondido { privado}
{ Me gustaría decir que te encontré yo, pero, al mismo tiempo sé que ansias que reconozca que fuiste tu quien supo primero de mi existencia }
Diablos...¿Porqué tanto frío?
-La respuesta más obvia habría sido "por que es otoño, por qué sino" lo cual le habria hecho esbozar una sonrisa armoniosa que no era del todo digna con lo que habia dicho anteriormente, si, le gustaba el frío pero el caso era sin duda expresar en alto lo que sentía, deshacerse de aquella soledad y de aquel silencio que en otros momentos habia acogido de tan buena gana. El vaho, rozaba sus labios cruelmente desapareciendo en el aire como si nunca hubiera estado allí dejando sino sus labios ligeramente humedos por el vapor de la boca.
Se masajeó las manos caminando por el lugar que la mayoria de los ricos evitarian, bueno, no solo los ricos sino los pobres, no lo negaba habia ocasiones en los que la gente por llegar antes cometía los más terribles fallos que se pudieran imaginar, como recortar por los callejones, de toda la vida, los callejones habian sido refugio para muchas personas, pero los que más fama tenían, como no, eran las malas noticias, asesinatos, violaciones, robos, lo que más llamaba atención a la gente. Nadie prestaba atencion a las historias tristes, reales, romanticas, imaginarias...encogió los hombros, apoyándose en una pared, notando desde el principio el frío que allí hacia, suspirando algo incomodo, no sabia porqué, en verdad no lo sabia, el porqué Lionel el amante de las temperaturas bajas, estaba incomodo-
Diablos...¿Porqué tanto frío?
-La respuesta más obvia habría sido "por que es otoño, por qué sino" lo cual le habria hecho esbozar una sonrisa armoniosa que no era del todo digna con lo que habia dicho anteriormente, si, le gustaba el frío pero el caso era sin duda expresar en alto lo que sentía, deshacerse de aquella soledad y de aquel silencio que en otros momentos habia acogido de tan buena gana. El vaho, rozaba sus labios cruelmente desapareciendo en el aire como si nunca hubiera estado allí dejando sino sus labios ligeramente humedos por el vapor de la boca.
Se masajeó las manos caminando por el lugar que la mayoria de los ricos evitarian, bueno, no solo los ricos sino los pobres, no lo negaba habia ocasiones en los que la gente por llegar antes cometía los más terribles fallos que se pudieran imaginar, como recortar por los callejones, de toda la vida, los callejones habian sido refugio para muchas personas, pero los que más fama tenían, como no, eran las malas noticias, asesinatos, violaciones, robos, lo que más llamaba atención a la gente. Nadie prestaba atencion a las historias tristes, reales, romanticas, imaginarias...encogió los hombros, apoyándose en una pared, notando desde el principio el frío que allí hacia, suspirando algo incomodo, no sabia porqué, en verdad no lo sabia, el porqué Lionel el amante de las temperaturas bajas, estaba incomodo-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Escondido { privado}
Despreocupada como siempre, Angeliqué comenzó a caminar por las poco iluminadas calles de Paris, el frio otoñal ya se estaba haciendo presente y ella lo recibía con alegría, el otoño era su estación favorita, observar las ojas caer, el cielo gris, pero sin llorar, las calles desiertas, la vegetación seca, era magnifico... todo era igual que el humor que vivía en ella desde hacía cuatro años, todo era como la vida que había sido forzada a elegir: gris, sin colores, sentía que el clima la entendía y era feliz, a su manera, por ello.
Siguió avanzando por aquel callejón sin que el miedo se apoderara de ella, pues ya nada podían hacerle que no le hubiesen hecho ya. Caminando a paso seguro hacia el burdel, desde una distancia prudente, distinguió una figura que bien podía ser de un hombre sin embargo el largo cabello la dejaba algo confusa, decidida a reconocer a aquel ser comenzó a avanzar lentamente hasta poder distinguir el cuerpo viril de un hombre. Con una sonrisa en el rostro y ajustando el corse con la falda se dirijió hacia su nueva presa.
- ¿Qué hace un hombre como usted tan solo por estas calles? - le preguntó coqueta esperando que el chico se decidiera por ser un próximo cliente - ¿Le gustaría un poco de compañía? - susurró cerca de su rostro insinuante dejando claro su oficio.
Siguió avanzando por aquel callejón sin que el miedo se apoderara de ella, pues ya nada podían hacerle que no le hubiesen hecho ya. Caminando a paso seguro hacia el burdel, desde una distancia prudente, distinguió una figura que bien podía ser de un hombre sin embargo el largo cabello la dejaba algo confusa, decidida a reconocer a aquel ser comenzó a avanzar lentamente hasta poder distinguir el cuerpo viril de un hombre. Con una sonrisa en el rostro y ajustando el corse con la falda se dirijió hacia su nueva presa.
- ¿Qué hace un hombre como usted tan solo por estas calles? - le preguntó coqueta esperando que el chico se decidiera por ser un próximo cliente - ¿Le gustaría un poco de compañía? - susurró cerca de su rostro insinuante dejando claro su oficio.
Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
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Re: Escondido { privado}
- Su mirada estaba fija en ninguna parte, obteniendo tan solo respuestas del silencio hasta que unos pasos se dejaron entrever en forma de eco, ladeó entonces el rostro lo justo como para comprobar a que se debia aquel sonido que no era sino el de una mujer que estaba acercándose, se sonrió suavemente, no habia duda de que era hermosa pero lo que más se preguntaba ahora mismo era que demonios estaba haciendo sola en un lugar como aqueste donde por doquier debias de preocuparte por tu vida solo para que no te roben unas monedas de oro. Sin moverse de la pared, mantuvo su mirada sobre la de la muchacha con una suave sonrisa de los labios.
"No"
Esa era la respuesta que habria salido de sus labios de no ser porque un hombre borracho estaba rondando por aquel lugar, se veía bastante desorientado lo normal para aquel que habia ingerido aquel "afrodisiaco" llamado alcohol, nadie se libraba de sus efectos ni siquiera aquellos ya acostumbrados a la bebida-
Su cautivadora presencia ha atraido a más de un visitante, más ¿podría hablarme de negocios más adelante?
-Instintivamente su cuerpo se movió, pegando su silueta a la de la muchacha sin ser aquel gesto como un claro si, impúdica señal, lo suficiente como para marcharse de la fria pared, dejando su figura en frente de la muchacha, sabia que era de locos intentar "proteger" a una mujer que ni siquiera conocía y que estaba seguro que se iría con cualquiera que tuviera un bolsillo mejor que el suyo, pero mantuvo sus orbes cerca de aquel hombre, que estaba sonriendo lascivo pensando en la mujer que había trás de Lionel-
"No"
Esa era la respuesta que habria salido de sus labios de no ser porque un hombre borracho estaba rondando por aquel lugar, se veía bastante desorientado lo normal para aquel que habia ingerido aquel "afrodisiaco" llamado alcohol, nadie se libraba de sus efectos ni siquiera aquellos ya acostumbrados a la bebida-
Su cautivadora presencia ha atraido a más de un visitante, más ¿podría hablarme de negocios más adelante?
-Instintivamente su cuerpo se movió, pegando su silueta a la de la muchacha sin ser aquel gesto como un claro si, impúdica señal, lo suficiente como para marcharse de la fria pared, dejando su figura en frente de la muchacha, sabia que era de locos intentar "proteger" a una mujer que ni siquiera conocía y que estaba seguro que se iría con cualquiera que tuviera un bolsillo mejor que el suyo, pero mantuvo sus orbes cerca de aquel hombre, que estaba sonriendo lascivo pensando en la mujer que había trás de Lionel-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Escondido { privado}
Cautivada por la figura alta y bien marcada del muchacho la cortesana no se percató del hombre ebrio que estaba muy cerca de ellos, aunque si era completamente franca aquel borracho no la intimidaría por nada del mundo, hacía mucho tiempo que el miedo no formaba parte de la vida de Angeliqué, al menos no para con cualquier persona, las circunstancias por las que había tenido que pasar en esos cuatro años habían hecho que la única forma de causarle un verdadero terror era estar frente a aquellos hombres sin escrúpulos que habían utilizado su cuerpo como un instrumento cuando apenas tenía catorce años.
Las palabras de alerta del joven hicieron que mirara a su alrededor de forma tranquila hasta dar con el causante de la preocupación de su acompañante sin ponerse en evidencia, por un momento pensó en quitarle importancia a aquel despreciable, ebrio y horrible hombre, pero como el chico de pelo largo se acercó a ella provocando que sus cuerpos se rosaran, decidió tomar provecho de la situación.
- ¿Dónde? La calle esta muy oscura - dijo abrazándose al muchacho simulando una ingenuidad y miedo que en realidad no tenía.
Siguió abrazada al chico pudiendo notar la buena figura que poseía, hacía algún tiempo que no tenía por cliente a alguien con su descripción y eso la excitaba por momentos.
- Si quiere hablamos de negocios después, pero no me deje sola - dijo cerca de su cuello aún abrazada a él. - Aunque no creo que usted sea de esas personas que deja a una mujer a la deriva en un callejón a oscuras cerca de un hombre en ese estado, ¿verdad? - lo miró apenada reconociendo que ya había visto al hombrecillo ebrio.
Por las ropas del chico supo que no iba a tener el pago al que estaba acostumbrada, pero de seguro podían llegar a un acuerdo, él era joven y viril no estaba dispuesta a perder a un cliente así ¡De eso ni hablar!
User: ¡buen avatar!
.................. Las palabras de alerta del joven hicieron que mirara a su alrededor de forma tranquila hasta dar con el causante de la preocupación de su acompañante sin ponerse en evidencia, por un momento pensó en quitarle importancia a aquel despreciable, ebrio y horrible hombre, pero como el chico de pelo largo se acercó a ella provocando que sus cuerpos se rosaran, decidió tomar provecho de la situación.
- ¿Dónde? La calle esta muy oscura - dijo abrazándose al muchacho simulando una ingenuidad y miedo que en realidad no tenía.
Siguió abrazada al chico pudiendo notar la buena figura que poseía, hacía algún tiempo que no tenía por cliente a alguien con su descripción y eso la excitaba por momentos.
- Si quiere hablamos de negocios después, pero no me deje sola - dijo cerca de su cuello aún abrazada a él. - Aunque no creo que usted sea de esas personas que deja a una mujer a la deriva en un callejón a oscuras cerca de un hombre en ese estado, ¿verdad? - lo miró apenada reconociendo que ya había visto al hombrecillo ebrio.
Por las ropas del chico supo que no iba a tener el pago al que estaba acostumbrada, pero de seguro podían llegar a un acuerdo, él era joven y viril no estaba dispuesta a perder a un cliente así ¡De eso ni hablar!
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Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
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Re: Escondido { privado}
-Arrugó el ceño una vez que la chica le dijo aquello, su plan era simplemente que se quedara quieta hasta que pasara el hombre, luego, dejarla darle un poco de dinero y finalmente marcharse pero aquello como siempre sucedía no iba a ser posible, bueno, era gracioso como muchas veces las personas se hacían planes internos que obviamente, cuando van a llevarlos a cabo todo se desvanece, se desvanece de una forma tan...¿extraña? Como ahora mismo estaba sucediendo, aquella muchacha que se habia abrazado a él, dirigiendo una mirada hacia la chica.
Al principio cayó presa de sus acciones, el hecho de que le abrazase de aquella manera, como actuaba, una mujer que tuviera miedo se hubiera puesto a gritar, a murmurar “donde, donde, donde” mientras buscaba la protección del hombre, pero al tranquilidad de aquella mujer sin duda le desconcertaba, ¿le habia tomado como un cliente? Lionel no era el típico hombre que pagaba a alguna prostituta, es más, para él las mujeres eran algo más que simple objetos-
No creo que tengamos muchos negocios...pero, te pagaré si me sigues la corriente al menos, por estos momentos, aunque parece que te sabes valer perfectamente por tí sola
-Tomó con suavidad las manos de la mujer, colocándolas en su cuello, cierto que habia diferencia de alturas pero lo solucionó pronto, colocando sus manos a los segundos en las piernas de la mujer, subiéndola, dejando que las piernas ajenas le envolviesen la cadera, aliviando aquella separación que aun quedaba de ambos cuerpos, era pacifico, no deseaba tener que golpear a ese hombre, sus orbes, volvieron a mirar los de la muchacha fijamente-
Borracho: Eh...Eh...comparte un poco...com-Hip-parte
Largo, como te largues mandaré a los perros a por ti
Borracho: P-perros, perros no...egoista, ego-hip-sta
-Aquella conversación sin duda...era de locos, aquel borracho estaba mas preocupado de los perros que de otra cosa, el rostro de Lionel finalmente dejó de mirar a la mujer, dejando su vista siempre fija en aquel hombre que tambaleándose se escapaba, hablando solo, fue entonces cuando suspiró, mirando a la mujer de nuevo a los ojos cuando la volvia a dejar en el suelo con cuidado-
Al principio cayó presa de sus acciones, el hecho de que le abrazase de aquella manera, como actuaba, una mujer que tuviera miedo se hubiera puesto a gritar, a murmurar “donde, donde, donde” mientras buscaba la protección del hombre, pero al tranquilidad de aquella mujer sin duda le desconcertaba, ¿le habia tomado como un cliente? Lionel no era el típico hombre que pagaba a alguna prostituta, es más, para él las mujeres eran algo más que simple objetos-
No creo que tengamos muchos negocios...pero, te pagaré si me sigues la corriente al menos, por estos momentos, aunque parece que te sabes valer perfectamente por tí sola
-Tomó con suavidad las manos de la mujer, colocándolas en su cuello, cierto que habia diferencia de alturas pero lo solucionó pronto, colocando sus manos a los segundos en las piernas de la mujer, subiéndola, dejando que las piernas ajenas le envolviesen la cadera, aliviando aquella separación que aun quedaba de ambos cuerpos, era pacifico, no deseaba tener que golpear a ese hombre, sus orbes, volvieron a mirar los de la muchacha fijamente-
Borracho: Eh...Eh...comparte un poco...com-Hip-parte
Largo, como te largues mandaré a los perros a por ti
Borracho: P-perros, perros no...egoista, ego-hip-sta
-Aquella conversación sin duda...era de locos, aquel borracho estaba mas preocupado de los perros que de otra cosa, el rostro de Lionel finalmente dejó de mirar a la mujer, dejando su vista siempre fija en aquel hombre que tambaleándose se escapaba, hablando solo, fue entonces cuando suspiró, mirando a la mujer de nuevo a los ojos cuando la volvia a dejar en el suelo con cuidado-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Escondido { privado}
Tras escuchar sus palabras la chica no pudo menos que arquear una ceja, el hombre era listo y por su acto seguido también pudo comprobar que era fuerte y mucho, pues sin ningún tipo de esfuerzo la tomó entre sus brazos provocando que Angeliqué rodeara su cintura con las piernas de forma instantánea. La manera en como tomó sus muslos hizo que una sonrisa apareciera en su rostro mientras observaba como se le marcaba el cuerpo a su acompañante tras la fuerza empleada, aunque para él fuera lo mismo que levantar una pluma y eso que, si bien era delgada y su estatura no era sorprendentemente alta, no era tan liviana como todos pensaban… o eso creía ella.
Observó, con los brazos alrededor del cuello del chico, cómo se deshacía del inoportuno y miedoso borracho y a penas la dejó en el suelo tubo que reprimir un suspiro, ¿Hace cuanto tiempo que no estaba con un hombre de verdad, joven, fuerte y viril? ¿A quién quería mentir? Nunca había estado con un hombre de verdad, la razón era muy simple, los hombres de verdad no les pagaban a cortesanas para satisfacer sus placeres, pues tenían muchas otras formas y mujeres dispuestas a hacerlo sin tener quepagar un solo penique o simplemente porque no les gustaba utilizar a las mujeres de aquella forma y al parecer el hombre que tenía delante de ella era uno de esos.
- Tiene toda la razón – le dijo con una sonrisa encantadora sin demostrar lo amargada que se sentía por dentro – se cuidarme sola y el miedo no es parte de mi vida desde que tengo catorce años, monsieur, pero no podía negarle la posibilidad de ser un caballero para una damisela en peligro y mucho menos sabiendo que la experiencia iba a ser tan… - ¿con qué palabra podría describir lo que había sentido mientras la tenía entre sus brazos? ¿Satisfactoria? – excitante. – concluyó al fin sin dejar de sonreír.
Como buena cortesana sabía cuando en frente no tenía a un cliente y, lamentablemente, no sabía hacer nada más que atraer clientes, muy pocas veces había mantenido conversaciones de nada en particular con un hombre, pues muy pocos eran amigos de una cortesana y para que hablar de tener amistades con una mujer, ni siquiera en el propio trabajo una podía tener amigas, por lo que no sabía cómo ser divertida y si lo era, era de forma totalmente inconsciente.
- Bueno, ya que usted no quiere hacer “negocios”, no sé de qué más podríamos hablar, un gusto ser salvada por sus brazos – le dijo de forma coqueta y risueña sin voltear por completo esperando que, por una vez, pudiera hablar de algo más que de sexo, siempre y cuando el chico la detuviera… ahora que lo pensaba ni siquiera sabía su nombre ¿Y qué podía hacer? Cada quien vivía la vida que elegía y esa era su realidad… por el resto de la eternidad.
Observó, con los brazos alrededor del cuello del chico, cómo se deshacía del inoportuno y miedoso borracho y a penas la dejó en el suelo tubo que reprimir un suspiro, ¿Hace cuanto tiempo que no estaba con un hombre de verdad, joven, fuerte y viril? ¿A quién quería mentir? Nunca había estado con un hombre de verdad, la razón era muy simple, los hombres de verdad no les pagaban a cortesanas para satisfacer sus placeres, pues tenían muchas otras formas y mujeres dispuestas a hacerlo sin tener quepagar un solo penique o simplemente porque no les gustaba utilizar a las mujeres de aquella forma y al parecer el hombre que tenía delante de ella era uno de esos.
- Tiene toda la razón – le dijo con una sonrisa encantadora sin demostrar lo amargada que se sentía por dentro – se cuidarme sola y el miedo no es parte de mi vida desde que tengo catorce años, monsieur, pero no podía negarle la posibilidad de ser un caballero para una damisela en peligro y mucho menos sabiendo que la experiencia iba a ser tan… - ¿con qué palabra podría describir lo que había sentido mientras la tenía entre sus brazos? ¿Satisfactoria? – excitante. – concluyó al fin sin dejar de sonreír.
Como buena cortesana sabía cuando en frente no tenía a un cliente y, lamentablemente, no sabía hacer nada más que atraer clientes, muy pocas veces había mantenido conversaciones de nada en particular con un hombre, pues muy pocos eran amigos de una cortesana y para que hablar de tener amistades con una mujer, ni siquiera en el propio trabajo una podía tener amigas, por lo que no sabía cómo ser divertida y si lo era, era de forma totalmente inconsciente.
- Bueno, ya que usted no quiere hacer “negocios”, no sé de qué más podríamos hablar, un gusto ser salvada por sus brazos – le dijo de forma coqueta y risueña sin voltear por completo esperando que, por una vez, pudiera hablar de algo más que de sexo, siempre y cuando el chico la detuviera… ahora que lo pensaba ni siquiera sabía su nombre ¿Y qué podía hacer? Cada quien vivía la vida que elegía y esa era su realidad… por el resto de la eternidad.
Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
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Re: Escondido { privado}
-Lo que más le habia sorprendido a Lionel no era que el hombre se marchase de largo sin oponer resistencia alguna a lo cual estaba seguro que el hombre era inteligente, lo sabia, porque muchos borrachos aprovechaban aquel alcohol que habia en su cuerpo para finalmente empezar la pelea pues como muchos insinuaban “el alcohol otorgaba fuerzas que el débil desconocía”. Agradeció que la muchacha se bajara al suelo sin resistencia escuchando las acciones de Lionel, aun cuando no habia estado con muchas mujeres muchas veces habia tenido el papel de guardian y tantas otras se veía en la situación embarazosa de una mujer abrazandole con tanta fuerza que ni él mismo sabia que armas emplear para marcharse sin hacerle daño a la mujer-
¿Satisfactoria? Oh, bueno...
-Por más que lo intentó no pudo esconder esa timidez y torpeza inicial que había salido a flote, hacía siglos que no habia tomado a ninguna mujer en sus brazos asi como la primera vez que sus manos acariciaban la calidez de una de las partes femeninas tan íntimas como eran los muslos, abandonó todo pensamiento de torpeza, si quería continuar con la conversación debía de al menos proponerse el no empezar a actuar de aquella manera, Lionel era algo torpe en cuando le decían cualquier cosa, quizás, a pesar de su edad aun conservaba aquella inocencia que era dificil de atesorar-
¿Porqué no empiezas por decirme tu nombre?
-Aun cuando no lo dijo, habia sido la primera mujer a la que había tratado de tu, muchas veces necesitaba mucha confianza para llamar a alguien por su nombre o iniciar una conversación sin el lenguaje formal, de todos modos...se sonrió una vez más ya que no se le habia pasado por alto la belleza de la muchacha asi como su rostro, lo cual indicaba que evidentemente habia perdido un “cliente”.
No le gustaba escuchar que una mujer habia tenido que cuidarse sola desde una edad tan temprana, pero ¿a quien queria engañar? En aquestos tiempos pocas edades inocentes eran las que se salvaban de la ironía de la realidad, Lionel con una sonrisa suave acarició los cabellos de Angeliqué besando suavemente su frente, lo justo para dar unos pasos atrás, inclinándose caballerosamente por primera vez delante de ella-
Mi nombre es Lionel D'Maine, me gustaría contratar sus servicios más de una forma distinta a la que seguramente tiene acostumbrada...¿aceptaría mi propuesta?
¿Satisfactoria? Oh, bueno...
-Por más que lo intentó no pudo esconder esa timidez y torpeza inicial que había salido a flote, hacía siglos que no habia tomado a ninguna mujer en sus brazos asi como la primera vez que sus manos acariciaban la calidez de una de las partes femeninas tan íntimas como eran los muslos, abandonó todo pensamiento de torpeza, si quería continuar con la conversación debía de al menos proponerse el no empezar a actuar de aquella manera, Lionel era algo torpe en cuando le decían cualquier cosa, quizás, a pesar de su edad aun conservaba aquella inocencia que era dificil de atesorar-
¿Porqué no empiezas por decirme tu nombre?
-Aun cuando no lo dijo, habia sido la primera mujer a la que había tratado de tu, muchas veces necesitaba mucha confianza para llamar a alguien por su nombre o iniciar una conversación sin el lenguaje formal, de todos modos...se sonrió una vez más ya que no se le habia pasado por alto la belleza de la muchacha asi como su rostro, lo cual indicaba que evidentemente habia perdido un “cliente”.
No le gustaba escuchar que una mujer habia tenido que cuidarse sola desde una edad tan temprana, pero ¿a quien queria engañar? En aquestos tiempos pocas edades inocentes eran las que se salvaban de la ironía de la realidad, Lionel con una sonrisa suave acarició los cabellos de Angeliqué besando suavemente su frente, lo justo para dar unos pasos atrás, inclinándose caballerosamente por primera vez delante de ella-
Mi nombre es Lionel D'Maine, me gustaría contratar sus servicios más de una forma distinta a la que seguramente tiene acostumbrada...¿aceptaría mi propuesta?
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Escondido { privado}
Las palabras del chico hicieron que se volteara y quedara frente a él como lo había estado con anterioridad, por un momento la desilusión había llegado a su pensamiento creyendo que el muchacho no la detendría y mucho menos que de forma tan milagrosa su nombre apareciera en sus labios junto a aquella reverencia que, para ser honesta, a pesar de no vestir lujos, hacía que se viera como todo un hombre de la clase alta, pero apenas escuchó el sonido de su voz aquella desilusión se esfumó tan rápido como había llegado.
Sus labios se curvaron en una leve sonrisa al escuchar sus palabras, la forma de hablar del chico le hacían pensar que se trataba de un hombre tímido lo que le enternecía por momentos poniendo un pequeño hotmigueo en su estomago mezclado con algo de nerviosismo.
- Cher... - la cortesana se quedo en silencio sin completar el nombre, lo miró directo a los ojos y se quedo pensativa "Cherie" era el nombre que siempre daba a sus clientes, era el nombre que siempre daba para todo por miedo a ser encontrada nuevamente por esa banda de criminilaes que prostituían a jovencitas, sin embargo no era "ese" nombre el que le quería dar a Lionel, por primera vez quería ser ella quien hablara, Angeliqué y no Cherie. - Mi nombre es Angeliqué Dutuescu. - sentenció finalmente rezando para que aquel no fuera el error más grande de su vida.
No sabía por qué pero quería alargar ese encuentro un poco más, aunque sólo fuera para conversar.
- ¿De qué forma quieres contratar mis servicios si no es de la habitual? - preguntó, tuteandolo también, cruzandose de brazos con una expresion divertida en el rostro sabiendo que aunque no le pagara no tenía intenciones de irse a ninguna parte.
Apartando un poco la mirada comenzó a buscar un lugar donde sentarse para escuchar su propuesta y al no encontrarlo no le quedo otra que sentarse en el suelo, ahí mismo donde estaba, frente a él, se cruzó de piernas sentándose en el suelo como una gitana, como hacía de pequeña, cubriendo sus partes íntimas y sus piernas con la larga falda que acompañaba al corset, un atuendo digno de una cortesana.
- Soy toda oídos, tómate su tiempo, mal que mal tengo tooodooo el tiempo del mundo - le sonrió moviendo las manos frente a su rosotro formando como un círculo a su al rededor mientras decía la palabra "todo", tal y como solía hacer cuando, a los cinco años, le explicaba a Anuar lo mucho que lo amaba.
Sus labios se curvaron en una leve sonrisa al escuchar sus palabras, la forma de hablar del chico le hacían pensar que se trataba de un hombre tímido lo que le enternecía por momentos poniendo un pequeño hotmigueo en su estomago mezclado con algo de nerviosismo.
- Cher... - la cortesana se quedo en silencio sin completar el nombre, lo miró directo a los ojos y se quedo pensativa "Cherie" era el nombre que siempre daba a sus clientes, era el nombre que siempre daba para todo por miedo a ser encontrada nuevamente por esa banda de criminilaes que prostituían a jovencitas, sin embargo no era "ese" nombre el que le quería dar a Lionel, por primera vez quería ser ella quien hablara, Angeliqué y no Cherie. - Mi nombre es Angeliqué Dutuescu. - sentenció finalmente rezando para que aquel no fuera el error más grande de su vida.
No sabía por qué pero quería alargar ese encuentro un poco más, aunque sólo fuera para conversar.
- ¿De qué forma quieres contratar mis servicios si no es de la habitual? - preguntó, tuteandolo también, cruzandose de brazos con una expresion divertida en el rostro sabiendo que aunque no le pagara no tenía intenciones de irse a ninguna parte.
Apartando un poco la mirada comenzó a buscar un lugar donde sentarse para escuchar su propuesta y al no encontrarlo no le quedo otra que sentarse en el suelo, ahí mismo donde estaba, frente a él, se cruzó de piernas sentándose en el suelo como una gitana, como hacía de pequeña, cubriendo sus partes íntimas y sus piernas con la larga falda que acompañaba al corset, un atuendo digno de una cortesana.
- Soy toda oídos, tómate su tiempo, mal que mal tengo tooodooo el tiempo del mundo - le sonrió moviendo las manos frente a su rosotro formando como un círculo a su al rededor mientras decía la palabra "todo", tal y como solía hacer cuando, a los cinco años, le explicaba a Anuar lo mucho que lo amaba.
Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
Fecha de inscripción : 28/09/2010
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Localización : ¿Dónde quieres tú?
Re: Escondido { privado}
-Lionel en aquel silencio que no duró unos momentos, irrumpido por los sonidos de la noche...si, muchos dirían que las noches eran silenciosas siempre para pensar u olvidar o descansar, pero las noches también eran ruidosas, los gatos, los hombres y mujeres que no deseaban dormir, los niños, todo aquello que dejaba una estela de sonidos variados poco perceptible para la mayoría, pero aquellos que vivían en la noche eran los mismos que reconocian aquellos sonidos con mucha facilidad. Se sorprendió entonces, con el rostro ladeado, el cosquilleo de sus cabellos en su nuca, esperando que la mujer le dijera su nombre y es que si lo pensabas friamente era demasiado irónico lo que estaba pasando, una dama de la noche, un gitano, solo habia querido protegerla y ahora estaba intrigado de cual sería su nombre era obvio que cualquier otra persona se habría esperado otro tipo de final ¿no era aquello que llamaban destino?-
Angeliqué...sin duda un nombre hermoso para una joven hermosa
-Se inclinó hacia delante caballerosamente, angeliqué, sonaba a un angel, aunque aquella mujer vistiera ropas escotadas que haría a cualquiera desvanecerse en la lujuria, Lionel era capaz de ver aquella sonrisa, aquellos cabellos, aquellos ojos...todos pertenecían a una joven muy hermosa, la vida, era cruel con los que menos lo merecían aun asi no tenía derecho a cuestionar el porqué había aceptado aquel empleo de “dama de la noche” si bien, todos habian pasado por diferentes situaciones, aquella mujer, sin duda, a ojos del gitano era lo más parecido a un hermoso ángel que se escondía imponente entre este mundo lleno de humanos.-
Por lo pronto, para mi es un honor poder ver a alguien sentado en el suelo, ya me veía siendo el único con esos hábitos
-Riendo, Lionel dejo las manos dentro de los bolsillos observando a la muchacha, la mayoria de las veces tanto hombres como mujeres prestaban tanta atención a sus ropas que eran capaces de lo que fuera para no mancharlas, inclusive entre los gitanos, Lionel sin embargo parecía amar la frialdad que emanaba el suelo sentándose en él en cuando tenía la menor ocasión, aquello podría ser también la pobreza, que finalmente le había transformado en un hombre al que no le importaba excesivamente manchar sus ropas ya rasguñadas, no habia sino que mirarle como para descubrir que sus ropas no poseían una buena calidad-
Ya que tienes todo el tiempo del mundo
-Susurró a la par que metía las manos en el bolsillo del pantalón, dejando que las llemas de sus dedos rozase algunas monedas que llevaba consigo, no dijo nada, solo fue sacando una a una las monedas, chasqueando la lengua, tenía más que suficientes, pidió con la mano que no se moviese mientras hechó a correr hacia un lugar que conocía y que estaba no muy lejos de allí, a donde iba era a la casa de un hombre que se dedicaba al negocio de las sopas, las bebidas calientes ambulantes y los días de lluvia en su casa. No tuvo que andar demasiado solo golpear la puerta, el hombre sonrió al ya conocido Lionel quien debido a sus comidas baratas era uno de los mejores clientes oficialmente.
Sonriendo, dió las monedas, tomando un cazo grande de caldo con dos bebidas calientes, tuvo que demorarse unos minutos más para que el caldo no se derramase pudiendo sentir su calor, cuando vislumbró a la mujer dejó la comida y la bebida entre ambos, dejándose caer tambien al suelo cerca de ella, dejando una sonrisa en sus labios-
¿Has comido hoy o te asusta comer doble?
-Bromeó riendo dejando un toque cariñoso en el vientre plano de la joven-
Angeliqué...sin duda un nombre hermoso para una joven hermosa
-Se inclinó hacia delante caballerosamente, angeliqué, sonaba a un angel, aunque aquella mujer vistiera ropas escotadas que haría a cualquiera desvanecerse en la lujuria, Lionel era capaz de ver aquella sonrisa, aquellos cabellos, aquellos ojos...todos pertenecían a una joven muy hermosa, la vida, era cruel con los que menos lo merecían aun asi no tenía derecho a cuestionar el porqué había aceptado aquel empleo de “dama de la noche” si bien, todos habian pasado por diferentes situaciones, aquella mujer, sin duda, a ojos del gitano era lo más parecido a un hermoso ángel que se escondía imponente entre este mundo lleno de humanos.-
Por lo pronto, para mi es un honor poder ver a alguien sentado en el suelo, ya me veía siendo el único con esos hábitos
-Riendo, Lionel dejo las manos dentro de los bolsillos observando a la muchacha, la mayoria de las veces tanto hombres como mujeres prestaban tanta atención a sus ropas que eran capaces de lo que fuera para no mancharlas, inclusive entre los gitanos, Lionel sin embargo parecía amar la frialdad que emanaba el suelo sentándose en él en cuando tenía la menor ocasión, aquello podría ser también la pobreza, que finalmente le había transformado en un hombre al que no le importaba excesivamente manchar sus ropas ya rasguñadas, no habia sino que mirarle como para descubrir que sus ropas no poseían una buena calidad-
Ya que tienes todo el tiempo del mundo
-Susurró a la par que metía las manos en el bolsillo del pantalón, dejando que las llemas de sus dedos rozase algunas monedas que llevaba consigo, no dijo nada, solo fue sacando una a una las monedas, chasqueando la lengua, tenía más que suficientes, pidió con la mano que no se moviese mientras hechó a correr hacia un lugar que conocía y que estaba no muy lejos de allí, a donde iba era a la casa de un hombre que se dedicaba al negocio de las sopas, las bebidas calientes ambulantes y los días de lluvia en su casa. No tuvo que andar demasiado solo golpear la puerta, el hombre sonrió al ya conocido Lionel quien debido a sus comidas baratas era uno de los mejores clientes oficialmente.
Sonriendo, dió las monedas, tomando un cazo grande de caldo con dos bebidas calientes, tuvo que demorarse unos minutos más para que el caldo no se derramase pudiendo sentir su calor, cuando vislumbró a la mujer dejó la comida y la bebida entre ambos, dejándose caer tambien al suelo cerca de ella, dejando una sonrisa en sus labios-
¿Has comido hoy o te asusta comer doble?
-Bromeó riendo dejando un toque cariñoso en el vientre plano de la joven-
Lionel D'Maine- Gitano
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La muchacha observó como el gitano se inclinaba hacía ella a modo de saludo para finalizar la presentación, su porte y sus largos cabellos hicieron que una sonrisa apareciera en su rostro, no una sonrisa maliciosa ni morbosa, sino que una sonrisa amigable, apenas llevaba un par de minutos conversando con Lionel y la tenía completamente cautivada con su encanto, porte y ropa poco elegante, ¿quién diría que la pequeña y traviesa Angeliqué que lo único que sabía hacer era satisfacer a hombres con finas ropas terminaría conversando sentada en el suelo con un completo desconocido que de seguro no tenía más dinero del que tenía ella, que, para ser honestos, no era poco?
Escuchó su cumplido y sintió como se sonrojaba, podía ser que no fuera ingenua, virginal, pura u otro adjetivo digno de una dama de la clase alta, pero seguía conservando su forma tierna de ser con aquellos que le caían bien, tal y como cuando era pequeña, por algo era la favorita de su padre. Mantuvo sus labios cerrados, no es que no tuviera una respuesta a su cumplido, sino que no quería que pensara que se le estaba insinuando, usualmente cada vez que una cortesana decía algo referente a lo atractivo que era una persona todos creían que era sólo para poder llevárselo a la cama y esa no era la intención que tenía Angel… ella sólo quería conversar y tener un verdadero amigo.
Su siguiente comentario hizo sonreír demasiado a la cortesana, ella amaba sentarse en el suelo, era un hábito que tenía desde pequeña y le encantaba saber que no era la única que tenía ese “mal hábito” como solía llamarlo su padre. Observó contar algunas monedas al apuesto gitano para luego verlo desaparecer. Riendo como una pequeña de cinco años comenzó a gatear en el cemento posando sus manos también en el suelo para poder verlo desaparecer en busca de no sabía qué.
- ¿Por qué tan nerviosa, Angeliqué? Guarda la calma es sólo un chico, has visto miles en tus cortos dieciocho años asique, ¿por qué tanto alboroto?... ¡Relájate! – se habló así misma reprochándose esperando que se le pasara el nerviosismo, estaba ansiosa por saber qué era lo que tenía en mente su acompañante.
Pacientemente volvió a su antigua posición esperando a que su posible nuevo amigo llegara y cuando vio la comida comenzó a aplaudir como una niña pequeña dejando atrás todo nerviosismo, había comido hacía poco, pero comer era uno de sus vicios, amaba la comida y que se pudriera aquel que pesaba que era preferible dejar de comer con tal de mantener una figura hermosa.
- ¿Bromeas? Adoro comer, es uno de mis secretos ocultos – susurró muy bajito dejando claro que era el mayor de sus secretos y sonrío sin molestarse por sentir los dedos del gitano en su plano abdomen, siempre había sido flaca y por más que comía no engordaba nada. – Tú, si es que comes harto, debes hacer mucho ejercicio, tu cuerpo es… está muy en forma – le dijo sincera, iba a decir “perfecto” pero no quería que pensara que le estaba coqueteando. – Lo que es yo como unas diez veces al día, especialmente chocolate. Me casaría con el chocolate, pero no creo que el sacerdote quiera bendecir nuestra unión – fingió estar apenada.
Probó un sorbo de su sopa y gimió de placer.
- Está riquísimo, ¿dónde la has comprado? – preguntó curiosa, iría a comprar seguido allí, de eso estaba segura, - Y, dime Lionel, ¿qué haces por la vida? Mi "profesión" está más que clara – alzó las cejas sin ningún tipo de expresión – pero aún no me imaginó qué hace un hombre como tú. – Espero su respuesta con ansias mientras tomaba un poco de bebida caliente.
Escuchó su cumplido y sintió como se sonrojaba, podía ser que no fuera ingenua, virginal, pura u otro adjetivo digno de una dama de la clase alta, pero seguía conservando su forma tierna de ser con aquellos que le caían bien, tal y como cuando era pequeña, por algo era la favorita de su padre. Mantuvo sus labios cerrados, no es que no tuviera una respuesta a su cumplido, sino que no quería que pensara que se le estaba insinuando, usualmente cada vez que una cortesana decía algo referente a lo atractivo que era una persona todos creían que era sólo para poder llevárselo a la cama y esa no era la intención que tenía Angel… ella sólo quería conversar y tener un verdadero amigo.
Su siguiente comentario hizo sonreír demasiado a la cortesana, ella amaba sentarse en el suelo, era un hábito que tenía desde pequeña y le encantaba saber que no era la única que tenía ese “mal hábito” como solía llamarlo su padre. Observó contar algunas monedas al apuesto gitano para luego verlo desaparecer. Riendo como una pequeña de cinco años comenzó a gatear en el cemento posando sus manos también en el suelo para poder verlo desaparecer en busca de no sabía qué.
- ¿Por qué tan nerviosa, Angeliqué? Guarda la calma es sólo un chico, has visto miles en tus cortos dieciocho años asique, ¿por qué tanto alboroto?... ¡Relájate! – se habló así misma reprochándose esperando que se le pasara el nerviosismo, estaba ansiosa por saber qué era lo que tenía en mente su acompañante.
Pacientemente volvió a su antigua posición esperando a que su posible nuevo amigo llegara y cuando vio la comida comenzó a aplaudir como una niña pequeña dejando atrás todo nerviosismo, había comido hacía poco, pero comer era uno de sus vicios, amaba la comida y que se pudriera aquel que pesaba que era preferible dejar de comer con tal de mantener una figura hermosa.
- ¿Bromeas? Adoro comer, es uno de mis secretos ocultos – susurró muy bajito dejando claro que era el mayor de sus secretos y sonrío sin molestarse por sentir los dedos del gitano en su plano abdomen, siempre había sido flaca y por más que comía no engordaba nada. – Tú, si es que comes harto, debes hacer mucho ejercicio, tu cuerpo es… está muy en forma – le dijo sincera, iba a decir “perfecto” pero no quería que pensara que le estaba coqueteando. – Lo que es yo como unas diez veces al día, especialmente chocolate. Me casaría con el chocolate, pero no creo que el sacerdote quiera bendecir nuestra unión – fingió estar apenada.
Probó un sorbo de su sopa y gimió de placer.
- Está riquísimo, ¿dónde la has comprado? – preguntó curiosa, iría a comprar seguido allí, de eso estaba segura, - Y, dime Lionel, ¿qué haces por la vida? Mi "profesión" está más que clara – alzó las cejas sin ningún tipo de expresión – pero aún no me imaginó qué hace un hombre como tú. – Espero su respuesta con ansias mientras tomaba un poco de bebida caliente.
Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
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Re: Escondido { privado}
-”Se ve demasiado hermosa”
Aun tenía para si mismo el recuerdo de una angeliqué sonrojada debido al cumplido que le habia hecho Lionel, sin duda el gitano era quien prefería a las mujeres verdaderas, a decir verdad, odiaba cuando una mujer se escondía bajo los modales de una emperatriz, siseaba bajo el maquillaje pesado o pretendía ser uno mismo con aquellos vestidos que cuando más los mirabas más pretendías no comprarlos o probarlos. Una mujer hermosa era aquella que sonreía sin importarse si su rostro estaba lavado o no, cuando lloraba y sus ojos te sonreían algo rojos, cuando se sonrojaba, cuando miraba a otro lado...en definitiva, aquella mujer era sin duda muy hermosa ¿que más podía pedir a aquella noche? Una vez más recapituló en lo que debía de ser una noche aburrida para admirar el cambio de una noche aburrida a una noche en verdad interesante.
Últimamente las calles de paris se habian vuelto un eco a la lascivia pero Lionel como era como aquellos hombres, es más, ahora mismo estaba encantado de poder hablar asi con una mujer que no se fijase en la hora, en sus ropas, en los modales ¿quien los necesitaba? ¿los modales te ayudaban a vivir? ¿las etiquetas te decían como ganarte el dinero? Eran sin duda ridículas. Por eso admiraba a la muchacha con una sonrisa en la boca escapandose no una sino varias carcajadas en cuando puso esa cara al ver la comida.
Nunca habia pensado que tan poco haría tan feliz a alguien, pero que demonios Lionel bien sabía que él con un mendrugo de pan y un lugar en donde dormir estaba más que cómodo, pero quizás eran ellos dos, Angeliqué y Lionel quienes habían experimentado el lado malo del mundo quien valoraban todo lo que estaba a su alrededor, las cosas sencillas sin duda se presentaban como un lujo en especial aquellos como descansar, escuchar el viento, ver el sol, comer dia a dia, aquellos que muchos hombres siempre ignoraban, eran los que más felicidad causaban para ellos-
Hm si, tengo demasiada hambre
-No sabia que la primera sorpresa vendría con el primer sorbo de la sopa que diera sobre todo por aquello que antes se habia tomado como una broma queriendo ver si se molestaba o no debido a lo de comer el doble pero el sorprendido había acabado siendo quien empezo la broma ¿diez veces al día? ¿Tenia ese cuerpo comiendo tanto? Habia escuchado siempre que el metabolismo de las personas cambiaba y que las personas más enviadadas eran aquellas que comían mucho pero que luego no engordaban nada-
Ojalá yo tuviera un cuerpo así créeme si llegara a comer diez veces al día parecería un sillón con pelos
-Riendo imitó como se vería, pero babeó instantaneamente ante la mención del chocolate, era su comida favorita y a menudo era fácil de conseguir en especial cuando se seguían con unos contactos o en las tiendas de los pqueños que desafortunadamente lo debían de dejar barato para que los niños con sus ahorros y sus sonrisas llenasen la tienda. Se tocó el mismo la tripa en cuando mencionó lo de su cuerpo, Lionel desgraciadamente no comía demasiado pero si podía asegurar que cuando tenía las arcas llenas de dinero a donde primero iba era a comprar todo tipo de delicias, aquellas que pudiera meterse en la boca eran las mejores, la bolleria, los chocolates-
Me vas a hacer babear, eso no lo puedo consentir
-Bromeando le sacó la lengua a la muchacha, de nuevo se levantó, ella habia mencionado con agrado que la comida era de su gusto, asi que no dudó en seguir con las bromas inclinándose hacia delante como lo haría cualquier camarero que pasara por allí y hubiera escuchado la exclamación de la chica, se sentó a los segundos riendo, sin duda lo estaba pasando bien como demostraba su sonrisa, se sentía muy cómodo con aquella muchacha...de hecho habia dicho a su amigo que se esmerase mucho más en la sopa porque iba a compartirla con una chica muy especial, aquello obviamente no lo dijo en voz alta, pero se encargó de señalar hacia donde habia ido-
Unas casas más alla, esta Michael un amigo mío, solo dile que vienes de parte de Lionel y te lo dejará a un buen precio.
-Como siempre llegaba el momento aquel en donde ambos querían saber de sus profesiones, desgraciadamente ya sabia a lo que se dedicaba ella, lionel escuchó, con los labios acariciando la taza soplando un poco más hasta sonreirse-
Bueno...trabajo en todos lados y a la vez en ninguno, como soy de etnia gitana la gente suele mirarme por debajo, así que es dificil conseguir un empleo digno y sino digno durarero que viene a ser lo mismo
-Bromeo apurando un trago más de su porción llevando las manos a su vientre, satisfecho pero lo que era más importante, caliente, ya que antes se habia quejado bastante del frío-
Aun tenía para si mismo el recuerdo de una angeliqué sonrojada debido al cumplido que le habia hecho Lionel, sin duda el gitano era quien prefería a las mujeres verdaderas, a decir verdad, odiaba cuando una mujer se escondía bajo los modales de una emperatriz, siseaba bajo el maquillaje pesado o pretendía ser uno mismo con aquellos vestidos que cuando más los mirabas más pretendías no comprarlos o probarlos. Una mujer hermosa era aquella que sonreía sin importarse si su rostro estaba lavado o no, cuando lloraba y sus ojos te sonreían algo rojos, cuando se sonrojaba, cuando miraba a otro lado...en definitiva, aquella mujer era sin duda muy hermosa ¿que más podía pedir a aquella noche? Una vez más recapituló en lo que debía de ser una noche aburrida para admirar el cambio de una noche aburrida a una noche en verdad interesante.
Últimamente las calles de paris se habian vuelto un eco a la lascivia pero Lionel como era como aquellos hombres, es más, ahora mismo estaba encantado de poder hablar asi con una mujer que no se fijase en la hora, en sus ropas, en los modales ¿quien los necesitaba? ¿los modales te ayudaban a vivir? ¿las etiquetas te decían como ganarte el dinero? Eran sin duda ridículas. Por eso admiraba a la muchacha con una sonrisa en la boca escapandose no una sino varias carcajadas en cuando puso esa cara al ver la comida.
Nunca habia pensado que tan poco haría tan feliz a alguien, pero que demonios Lionel bien sabía que él con un mendrugo de pan y un lugar en donde dormir estaba más que cómodo, pero quizás eran ellos dos, Angeliqué y Lionel quienes habían experimentado el lado malo del mundo quien valoraban todo lo que estaba a su alrededor, las cosas sencillas sin duda se presentaban como un lujo en especial aquellos como descansar, escuchar el viento, ver el sol, comer dia a dia, aquellos que muchos hombres siempre ignoraban, eran los que más felicidad causaban para ellos-
Hm si, tengo demasiada hambre
-No sabia que la primera sorpresa vendría con el primer sorbo de la sopa que diera sobre todo por aquello que antes se habia tomado como una broma queriendo ver si se molestaba o no debido a lo de comer el doble pero el sorprendido había acabado siendo quien empezo la broma ¿diez veces al día? ¿Tenia ese cuerpo comiendo tanto? Habia escuchado siempre que el metabolismo de las personas cambiaba y que las personas más enviadadas eran aquellas que comían mucho pero que luego no engordaban nada-
Ojalá yo tuviera un cuerpo así créeme si llegara a comer diez veces al día parecería un sillón con pelos
-Riendo imitó como se vería, pero babeó instantaneamente ante la mención del chocolate, era su comida favorita y a menudo era fácil de conseguir en especial cuando se seguían con unos contactos o en las tiendas de los pqueños que desafortunadamente lo debían de dejar barato para que los niños con sus ahorros y sus sonrisas llenasen la tienda. Se tocó el mismo la tripa en cuando mencionó lo de su cuerpo, Lionel desgraciadamente no comía demasiado pero si podía asegurar que cuando tenía las arcas llenas de dinero a donde primero iba era a comprar todo tipo de delicias, aquellas que pudiera meterse en la boca eran las mejores, la bolleria, los chocolates-
Me vas a hacer babear, eso no lo puedo consentir
-Bromeando le sacó la lengua a la muchacha, de nuevo se levantó, ella habia mencionado con agrado que la comida era de su gusto, asi que no dudó en seguir con las bromas inclinándose hacia delante como lo haría cualquier camarero que pasara por allí y hubiera escuchado la exclamación de la chica, se sentó a los segundos riendo, sin duda lo estaba pasando bien como demostraba su sonrisa, se sentía muy cómodo con aquella muchacha...de hecho habia dicho a su amigo que se esmerase mucho más en la sopa porque iba a compartirla con una chica muy especial, aquello obviamente no lo dijo en voz alta, pero se encargó de señalar hacia donde habia ido-
Unas casas más alla, esta Michael un amigo mío, solo dile que vienes de parte de Lionel y te lo dejará a un buen precio.
-Como siempre llegaba el momento aquel en donde ambos querían saber de sus profesiones, desgraciadamente ya sabia a lo que se dedicaba ella, lionel escuchó, con los labios acariciando la taza soplando un poco más hasta sonreirse-
Bueno...trabajo en todos lados y a la vez en ninguno, como soy de etnia gitana la gente suele mirarme por debajo, así que es dificil conseguir un empleo digno y sino digno durarero que viene a ser lo mismo
-Bromeo apurando un trago más de su porción llevando las manos a su vientre, satisfecho pero lo que era más importante, caliente, ya que antes se habia quejado bastante del frío-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Escondido { privado}
Las carcajadas que soltó su compañero ante lo extremadamente feliz que se sintió Angeliqué al ver al comida, hicieron que la muchacha posara su mirada en los finos labios de Lionel, su risa era bastante contagiosa y sus labios se veían demasiado tentadores curvados de aquella forma. Sin poder evitarlo acompañó al gitano en la melodía, el único sonido que se escuchaba por aquel callejón a esas horas, sin despear la vista de su rostro.
Si lo que antes había sido risas en conjunto, no sabría cómo llamar a las espontáneas carcajadas de Angeliqué cuando su anfitrión le hizo el comentario acerca de lo que él parecería si comiera tanto, estaba segura que con las facciones del hombre, aunque fuera un obeso, se vería guapo.
- ¡Ay Dios qué risa! – apenas podía hablar de tanta risa que tenía y es que imaginárselo como sillón había sido toda una comedia para su mente, se reía sin vergüenza ni tapar su boca, simplemente disfrutando de Lionel como un sillón. – ¡Ya te he imaginado! Pues si te llega a pasar y quieres dar un paseo me tendrás que avisar con anticipación para ¡irte a buscar con una grúa! – La personificación de cómo se vería como sillón, la había dejado sin palabras por la risa y sin poder evitarlo infló los cachetes al mismo tiempo que él tratando de parecer una silla también - ¡Pero mira que sexys nos vemos! – volvió a inflar los cachetes y echó su guata para afuera pareciendo embarazada mientras que sus ojos quedaban turnios para darle un toque más de humor.
Bebió un poco más de la sopa, soplando antes para no quemarse, y cuando vio la baba de Lionel dejó el plato en el suelo y comenzó a apuntarlo con el dedo índice como si fuera una niña chica acusándolo de algo, todo sin dejar de sonreír.
- Oh, ¿así que no puedes consentir que te haga babear? – arqueó las cejas en señal de reto, con la sonrisa aún en el rostro – Pues prepárate para esto chico duro – movió las cejas rápidamente de arriba a abajo mientras que su mano buscaba algo en el bolsillo de su falda – Por si acaso primero sacaré un pedazo… de… confort – dijo misteriosa dejando el blanco papel sobre la tela de su falda que quedaba entre el aire y el suelo al tener las piernas cruzadas, para luego volver a meter la mano en los bolsillos - ¡Aquí está! ¡BAABEEAA! – rió mientras ponía un paquetito de no más de siete centímetros de largo y cuatro de ancho en la palma de su mano ofreciéndoselo – me lo han regalado esta tarde y aún no tenía ganas de comerlo, pero como tú me has dado la sopa, pues yo te doy mi súper chocolate de contrabando – bromeó con la última parte, casi todos los días los hombres más atentos le llevaban diversos regalos al burdel, a esos la cortesana los atendíamos con más dedicación que a los otros, más que por los regalos, era porque eran bastante tiernos y cariñosos necesitados de un poco de cariño mezclado con pasión y no se comportaban como los brutos que al segundo de haber entrado al cuarto ya la tenían con los calzones abajo reclamando poseerla.
Luego de que su acompañante le sacara la lengua y cuando pensó que ya no volvería a reír tanto en su vida, Lionel la sorprendió haciéndose pasar por un camarero lleno de porte y gracia volviendo a soltar las carcajadas de la muchacha, le estaba doliendo el estómago de tanto reír, a este paso sacaría músculos por el ejercicio (xD).
Escuchó atenta cuando comenzó a hablarle del bendito hombre que preparaba aquellas delicias y cuando la conversación se enfocó en el modo de ganarse la vida su semblante se puso pensativo, pero aún amigable. Gitano. ¿Estaría Lionel en el círculo de la bruja? Si no tenía dónde vivir ella encantada podría ser su testigo para el círculo, todos eran muy amigables y de seguro lo aceptarían con los brazos abiertos, se notaba que era un hombre respetuoso, chistoso, confiable… y muy muy guapo, las chicas se volverían locas, eso seguro.
- No importa cuánto te dure un trabajo, ni que tan digno sea, lo importante es que tengas monedas para comprarte alimento y que si te despiden de uno, no te quedes esperando como idiota a que te vengan a buscar a la casa para ofrecerte un nuevo puesto, mientras no seas un flojo, en la vida tendrás lo suficiente para sobrevivir independiente de tu etnia - le sonreí tomando un buen sorbo de mi sopa que aún se mantenía algo caliente – yo no soy gitana y te mentiría si te dijera que provengo de una familia sin nada de dinero, tampoco que fueran ricos, pero las circunstancias de la vida me hicieron terminar… así… no es un trabajo digno, aunque sea duradero, no es digno, y lo sé, pero desgraciadamente es lo que hace que tenga cada mañana pan en mi boca y… pedazos de chocolates por las tardes – bromeó para que la conversación no se pusiera tan seria. – le dio un buen trago a su bebida y le hizo la pregunta que quería hacerle hace rato – el hecho de que yo esté aquí es bastante obvio, el burdel queda dando la vuelta, pero ¿qué haces tú a estas horas por aquí? ¿Tienes casa? – lo miré algo preocupada, sabía que se podía cuidar solo, pero no podía evitar querer saber más de aquel chico.
Si lo que antes había sido risas en conjunto, no sabría cómo llamar a las espontáneas carcajadas de Angeliqué cuando su anfitrión le hizo el comentario acerca de lo que él parecería si comiera tanto, estaba segura que con las facciones del hombre, aunque fuera un obeso, se vería guapo.
- ¡Ay Dios qué risa! – apenas podía hablar de tanta risa que tenía y es que imaginárselo como sillón había sido toda una comedia para su mente, se reía sin vergüenza ni tapar su boca, simplemente disfrutando de Lionel como un sillón. – ¡Ya te he imaginado! Pues si te llega a pasar y quieres dar un paseo me tendrás que avisar con anticipación para ¡irte a buscar con una grúa! – La personificación de cómo se vería como sillón, la había dejado sin palabras por la risa y sin poder evitarlo infló los cachetes al mismo tiempo que él tratando de parecer una silla también - ¡Pero mira que sexys nos vemos! – volvió a inflar los cachetes y echó su guata para afuera pareciendo embarazada mientras que sus ojos quedaban turnios para darle un toque más de humor.
Bebió un poco más de la sopa, soplando antes para no quemarse, y cuando vio la baba de Lionel dejó el plato en el suelo y comenzó a apuntarlo con el dedo índice como si fuera una niña chica acusándolo de algo, todo sin dejar de sonreír.
- Oh, ¿así que no puedes consentir que te haga babear? – arqueó las cejas en señal de reto, con la sonrisa aún en el rostro – Pues prepárate para esto chico duro – movió las cejas rápidamente de arriba a abajo mientras que su mano buscaba algo en el bolsillo de su falda – Por si acaso primero sacaré un pedazo… de… confort – dijo misteriosa dejando el blanco papel sobre la tela de su falda que quedaba entre el aire y el suelo al tener las piernas cruzadas, para luego volver a meter la mano en los bolsillos - ¡Aquí está! ¡BAABEEAA! – rió mientras ponía un paquetito de no más de siete centímetros de largo y cuatro de ancho en la palma de su mano ofreciéndoselo – me lo han regalado esta tarde y aún no tenía ganas de comerlo, pero como tú me has dado la sopa, pues yo te doy mi súper chocolate de contrabando – bromeó con la última parte, casi todos los días los hombres más atentos le llevaban diversos regalos al burdel, a esos la cortesana los atendíamos con más dedicación que a los otros, más que por los regalos, era porque eran bastante tiernos y cariñosos necesitados de un poco de cariño mezclado con pasión y no se comportaban como los brutos que al segundo de haber entrado al cuarto ya la tenían con los calzones abajo reclamando poseerla.
Luego de que su acompañante le sacara la lengua y cuando pensó que ya no volvería a reír tanto en su vida, Lionel la sorprendió haciéndose pasar por un camarero lleno de porte y gracia volviendo a soltar las carcajadas de la muchacha, le estaba doliendo el estómago de tanto reír, a este paso sacaría músculos por el ejercicio (xD).
Escuchó atenta cuando comenzó a hablarle del bendito hombre que preparaba aquellas delicias y cuando la conversación se enfocó en el modo de ganarse la vida su semblante se puso pensativo, pero aún amigable. Gitano. ¿Estaría Lionel en el círculo de la bruja? Si no tenía dónde vivir ella encantada podría ser su testigo para el círculo, todos eran muy amigables y de seguro lo aceptarían con los brazos abiertos, se notaba que era un hombre respetuoso, chistoso, confiable… y muy muy guapo, las chicas se volverían locas, eso seguro.
- No importa cuánto te dure un trabajo, ni que tan digno sea, lo importante es que tengas monedas para comprarte alimento y que si te despiden de uno, no te quedes esperando como idiota a que te vengan a buscar a la casa para ofrecerte un nuevo puesto, mientras no seas un flojo, en la vida tendrás lo suficiente para sobrevivir independiente de tu etnia - le sonreí tomando un buen sorbo de mi sopa que aún se mantenía algo caliente – yo no soy gitana y te mentiría si te dijera que provengo de una familia sin nada de dinero, tampoco que fueran ricos, pero las circunstancias de la vida me hicieron terminar… así… no es un trabajo digno, aunque sea duradero, no es digno, y lo sé, pero desgraciadamente es lo que hace que tenga cada mañana pan en mi boca y… pedazos de chocolates por las tardes – bromeó para que la conversación no se pusiera tan seria. – le dio un buen trago a su bebida y le hizo la pregunta que quería hacerle hace rato – el hecho de que yo esté aquí es bastante obvio, el burdel queda dando la vuelta, pero ¿qué haces tú a estas horas por aquí? ¿Tienes casa? – lo miré algo preocupada, sabía que se podía cuidar solo, pero no podía evitar querer saber más de aquel chico.
Angeliqué Dutuescu- Mensajes : 171
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Re: Escondido { privado}
-Era hermoso como una sonrisa podía cambiar en cuestion de segundos un ambiente antes callado como el que antes habian vivído, sabia que agradecia que no hubiera demasiadas casas alli y las que habia se notaban demasiado abandonadas como para que alguien prestase atención, el aroma de la noche parecía ciertamente nublado por el aroma de las risas que iban a cada vez más volumen, se preguntó ¿Desde cuando tiempo hacía que no reía de aquel modo? Pero no lo podía evitar ciertamente debido a la imagen graciosa que se formaba en su cabeza.
Imagen como la de ambos con sobrepeso, por ejemplo él sentado a la tele sin querer moverse, con aquellos pelos cubriendo su rostro de manera que no se pudiera observar demasiado bien su rostro e incluso pensó en que luego vendría ella con un collarín a colocarselo para que ambos hicieran ejercicio, llevándole a la calle como si fuera un perro, eso si, tironeando cuando Lionel se paraba a olisquear en los puestos de comida, ¿como seria aquello? Era cierto que las mujeres parecian tener siempre un humor delicado conforme al peso, eran las primeras incluso que hacían dieta-
Una grua para los dos entonces
-Sintió como le habia costado pronunciar aquello debido a la risa que estaba en aquellos momentos gobernando, la vió hechar la tripa hacia delante, aunque no podía esconder aquel brillo sensual que poseía asi como aquellas aspiraciones divertidas, riendo lionel la intento imitar hechando todo lo que podia la barriga hacia delante hasta en una forma exagerada, incluso venía a la mente la imagen de la grua que no podía correr más rapido debido a ambos en especial debido a la culpa de Lionel, en años se habia reído de aquel modo y ahora cuando creía qu eno podía reir más...se llevó las manos directamente hacia su barriga con una sonrisa en la boca, volviendo a suspirar, finalmente susurró-
Creo que para mí, te verias hermosa de cualquier modo
-Dicho esto acarició su tripa, suspirando de nuevo, ah, debia de calmarse, podía notar como dolia su tripa con cualquier movimiento, de hecho, recordaba que su difunto padre siempre le habia dicho que morir de risa era la muerte mas dolorosa de todas, no se imaginaba a alguien riendo, riendo y riendo hasta que se le desencajase la madíbula o que los organos sufrieran, sin poder comer o beber porque todo causaba risa, ahora que habian experimentado tan solo una dosis normal de aquello estaba seguro que morir de risa era demasiado malvado. Una vez que llevo las manos a su propia barriga la admiró tomar algo que habia bajo su falda
Se le veia emocionada en especial porque habia dicho algo de babear, si, Lionel tenia debilidad al dulce y siempre lo habia mostrado no era que lo pudiera esconder por mucho que lo deseara, colocó las manos a ambos lados de sus caderas dejando que su cuerpo estuviera apoyado despreocupadamente con una sonrisa, hasta que finalmente sacó algo, al principio Lionel no tenia ni idea de lo que era hasta que hubo distinguido el olor, chocolate, sin duda era chocolate el alimento preferido y que no podía ni siquiera comprarse la mayor parte del tiempo-
¿Lo dices en serio?
-Cuando lo tomó al final lo primero que hizo fué llevarselo a la nariz, era cierto que, aunque ahora mismo no quisiera decirlo los hombres solian ser demasiado genrosos, en un burdel la mayoría de llos iban con los bolsillos llenos de monedas y regalos, era siempre según la visita, la primera visita conocias a la chica, la segunda era cuando le tentabas, y seguías asi todas las visitas, mientras tambien el dinero parecia tentar a las madames que regentaban aquellos lugares. Sonriendo dejó que un suspiro llenase ese sitio, sin duda era de buena calidad o al menos eso parecia puesto que hacia ya demasiado tiempo que no se habia podido comprar ningún chocolate por ende, no odía decir si tenía tan buen olor como ese o si ese era el mejor-
Eso es cierto, incluso tan solo una moneda, aunque fuera solo una te ayudaría a sobrevivir.
-Asintió dejando sus dedos en el chocolate, lo bueno de estar a aquella temperatura era que a pesar del calor corporal de la joven el chocolate seguía manteniendo su temperatura ideal, en especial evitaba derretirse, las monedas...era por eso por lo que trabajaba y podía decir con orgullo que a pesar de su etnia tenia por ahora monedas como siempre repartidas en sus tres bolsitas, una era para ahorrar y la que no se debia de tocar, la otra era para usarla para caprichos o emergencia y la ultima eran las monedas que debería de usar ese día, para comprar pan y víveres para al menos dos o tres días, tambien debia de agradecer a sus contactos, porque ellos en cuando lionel se veía hambriento le daban una hogaza de pan o algo de trabajo para que se ganara una o dos monedas.
Aquella confesión le hizo mirar al cielo, ella no negaba que podría haber venido de una familia que poseía dinero no tanto como aquellas muchachas de alta clase, pero como todo venia tambien se marchaba con la misma rapidez. Era inevitable y parecía ser la ley de vida, ya que como la mayoria de veces habia escuchado la diosa fortuna era demasiado caprichosa en muchas ocasiones, como ahora. Con una sonrisa solamente partió el chocolate en dos trozos teniendole la mitad a ella-
Tengo mi hermosa tienda, está al lado del campamento gitano, ahi tengo todo lo necesario y como esta bien protegida no he de preocuparme por mis bienes
-Le guiñó el ojo la haber notado aquel brillo de preocupación que habia vislumbrado en sus ojos, al final se tomó un poco más de la sopa, la agradecia, porque poco a poco sus cuerpo se fué calentando, haciendole sonreir calmadamente...volvió a ladear el rostro con una sonrisa, si, el burdel estaba cerca de alli, podia verse alguna que otra luz parpadear discretamente, anunciando con una luz suave, lo que muchos deseaban buscar-
Imagen como la de ambos con sobrepeso, por ejemplo él sentado a la tele sin querer moverse, con aquellos pelos cubriendo su rostro de manera que no se pudiera observar demasiado bien su rostro e incluso pensó en que luego vendría ella con un collarín a colocarselo para que ambos hicieran ejercicio, llevándole a la calle como si fuera un perro, eso si, tironeando cuando Lionel se paraba a olisquear en los puestos de comida, ¿como seria aquello? Era cierto que las mujeres parecian tener siempre un humor delicado conforme al peso, eran las primeras incluso que hacían dieta-
Una grua para los dos entonces
-Sintió como le habia costado pronunciar aquello debido a la risa que estaba en aquellos momentos gobernando, la vió hechar la tripa hacia delante, aunque no podía esconder aquel brillo sensual que poseía asi como aquellas aspiraciones divertidas, riendo lionel la intento imitar hechando todo lo que podia la barriga hacia delante hasta en una forma exagerada, incluso venía a la mente la imagen de la grua que no podía correr más rapido debido a ambos en especial debido a la culpa de Lionel, en años se habia reído de aquel modo y ahora cuando creía qu eno podía reir más...se llevó las manos directamente hacia su barriga con una sonrisa en la boca, volviendo a suspirar, finalmente susurró-
Creo que para mí, te verias hermosa de cualquier modo
-Dicho esto acarició su tripa, suspirando de nuevo, ah, debia de calmarse, podía notar como dolia su tripa con cualquier movimiento, de hecho, recordaba que su difunto padre siempre le habia dicho que morir de risa era la muerte mas dolorosa de todas, no se imaginaba a alguien riendo, riendo y riendo hasta que se le desencajase la madíbula o que los organos sufrieran, sin poder comer o beber porque todo causaba risa, ahora que habian experimentado tan solo una dosis normal de aquello estaba seguro que morir de risa era demasiado malvado. Una vez que llevo las manos a su propia barriga la admiró tomar algo que habia bajo su falda
Se le veia emocionada en especial porque habia dicho algo de babear, si, Lionel tenia debilidad al dulce y siempre lo habia mostrado no era que lo pudiera esconder por mucho que lo deseara, colocó las manos a ambos lados de sus caderas dejando que su cuerpo estuviera apoyado despreocupadamente con una sonrisa, hasta que finalmente sacó algo, al principio Lionel no tenia ni idea de lo que era hasta que hubo distinguido el olor, chocolate, sin duda era chocolate el alimento preferido y que no podía ni siquiera comprarse la mayor parte del tiempo-
¿Lo dices en serio?
-Cuando lo tomó al final lo primero que hizo fué llevarselo a la nariz, era cierto que, aunque ahora mismo no quisiera decirlo los hombres solian ser demasiado genrosos, en un burdel la mayoría de llos iban con los bolsillos llenos de monedas y regalos, era siempre según la visita, la primera visita conocias a la chica, la segunda era cuando le tentabas, y seguías asi todas las visitas, mientras tambien el dinero parecia tentar a las madames que regentaban aquellos lugares. Sonriendo dejó que un suspiro llenase ese sitio, sin duda era de buena calidad o al menos eso parecia puesto que hacia ya demasiado tiempo que no se habia podido comprar ningún chocolate por ende, no odía decir si tenía tan buen olor como ese o si ese era el mejor-
Eso es cierto, incluso tan solo una moneda, aunque fuera solo una te ayudaría a sobrevivir.
-Asintió dejando sus dedos en el chocolate, lo bueno de estar a aquella temperatura era que a pesar del calor corporal de la joven el chocolate seguía manteniendo su temperatura ideal, en especial evitaba derretirse, las monedas...era por eso por lo que trabajaba y podía decir con orgullo que a pesar de su etnia tenia por ahora monedas como siempre repartidas en sus tres bolsitas, una era para ahorrar y la que no se debia de tocar, la otra era para usarla para caprichos o emergencia y la ultima eran las monedas que debería de usar ese día, para comprar pan y víveres para al menos dos o tres días, tambien debia de agradecer a sus contactos, porque ellos en cuando lionel se veía hambriento le daban una hogaza de pan o algo de trabajo para que se ganara una o dos monedas.
Aquella confesión le hizo mirar al cielo, ella no negaba que podría haber venido de una familia que poseía dinero no tanto como aquellas muchachas de alta clase, pero como todo venia tambien se marchaba con la misma rapidez. Era inevitable y parecía ser la ley de vida, ya que como la mayoria de veces habia escuchado la diosa fortuna era demasiado caprichosa en muchas ocasiones, como ahora. Con una sonrisa solamente partió el chocolate en dos trozos teniendole la mitad a ella-
Tengo mi hermosa tienda, está al lado del campamento gitano, ahi tengo todo lo necesario y como esta bien protegida no he de preocuparme por mis bienes
-Le guiñó el ojo la haber notado aquel brillo de preocupación que habia vislumbrado en sus ojos, al final se tomó un poco más de la sopa, la agradecia, porque poco a poco sus cuerpo se fué calentando, haciendole sonreir calmadamente...volvió a ladear el rostro con una sonrisa, si, el burdel estaba cerca de alli, podia verse alguna que otra luz parpadear discretamente, anunciando con una luz suave, lo que muchos deseaban buscar-
Lionel D'Maine- Gitano
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Fecha de inscripción : 14/09/2010
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