Carne en oferta ~ Privado

por **Dysis Dewen** Vie Feb 05, 2016 3:40 pm

Aquella mañana le tocaba ir a hacer el mandado de la semana, era Viernes, las diez de la mañana y ya estaba lista con un atuendo que poco tenía que ver con la feminidad que solía llevar, pero hacía frío ahí fuera y prefería ir más cómoda y abrigada que con un abombado vestido que le impidiese coger bien las bolsas que tenía que traer de vuelta a casa y estaba segura, al comprobar todo lo que tenía que comprar, que no iban a ser pocas bolsas, al contrario, quizás necesitase la ayuda de algún muchacho bien fornido para que le ayudase y así poder ganar unos francos extra.

Recogió de la mesa de la cocina la cartera que siempre llevaba con el dinero y las llaves de casa, para así poder entrar si sus padres no estaban a su vuelta. Para desayunar, tan solo se tomó un té con menta, no tenía hambre, aquella noche había tenido visiones, en las que le perseguían los lobos por un bosque, aunque en la última imagen del sueño, lo que le perseguía no era un lobo, si no un hombre. Siempre que tenía ese tipo de`sueños se le cerraba el estómago y podía pasar toda la mañana sin sentir hambre. Lo bebió despacio, apoyada en la mesa, repasando la lista de la compra, para así, si la perdía, poder recordar todo y no tener que volver al mercado, pues era una tarea que se le hacía divertida al principio, pero conforme pasaban las horas, se aburría y se desesperaba al mismo tiempo.

Salió de su casa en dirección al mercado, ya había perdido demasiado tiempo en tomarse el té, y conforme más tarde llegase al mercado, más lleno de personas iban a estar y los mejores artículos, se iban a acabar antes de que ella pudiese comprarlos. Aceleró un poco su paso, iba mirando al frente y de vez el cuando al suelo para no pisar algo que le pudiese hacer resbalar y caer. Tras unos diez minutos de caminata, giró a la izquierda y se abrió paso entre la primera muchedumbre que gritaba desesperada por encontrar buenos artículos.

Pasó de largo los primeros puestos, eran de ropa de segunda mano o quizás eran de ropa robada, eso a ella le daba igual, se iba a centrar en lo que tenía que comprar y en nada más, no le gustaba gastar el dinero de sus padres en sus propios caprichos... Se paró delante del puesto de frutas y esperó que le llegase el turno, había un montón de frutas que tenía que comprar... Cuanto antes, mejor.