El retorno

por **Sweet Von Teese** Vie Mar 18, 2016 10:59 pm

Terminó de colocarse su corset entregando miradas seductoras al espejo de pie con bordes dorados que tenía en su habitación.

Aun no podía creer que tuviera todo ello.

Su mirada recorrió la habitación completa tomando nota de lo que ahora poseía, se sentía importante, una ganadora. Antes, en el burdel habría dado su vida por pasar una noche en una habitación como esa: con baño privado, un sector reservado a maquillaje y lugar donde guardar sus ropas de “trabajo”. No hay mal que por bien no venga, se repetía a menudo al recordar esas noches sollozando en las camas desvencijadas de esos hoteles de mala muerte que había frecuentado por necesidad económica.

No habían pasado ni 10 minutos desde que una de sus compañeras había golpeado la puerta informándole a Sweet que Lucciano había regresado y requería su presencia en el despacho.
El despacho… ese era otro tema, otro lugar con historia… el motivo por el cual la prostituta tenía una cosa en mente que rondaba expectante como un león al acecho desde que lo oyó. Un cosquilleo casi vulgar la recorría al pensar y recordar lo que en el pasado había tenido lugar en ese espacio laboral. Primero lágrimas, desconsuelo, una posible depresión en puerta por tener casi todo perdido incluso la dignidad. Todo eso se desvaneció gracias a su jefe, él le había conseguido lo imposible, algo mágico llamado protección. Y quizá para algunos era poco, algo vacio, pero para la joven blonda lo era todo de momento.

Era una mujer desprovista de protección que había encontrado en un vampiro un escudo implacable. Quizá era por eso que su ausencia la había tenido algo complicada en sentimientos, sumado a otros acontecimientos devenidos de su pasado.

Abrió la puerta y cerrándola tras de sí abandonó su espacio personal y se encaminó con la cabeza en alto y un movimiento sensual de caderas hacia el lugar del encuentro cruzando la villa.

por **Lucciano Vecchio** Jue Mar 31, 2016 6:43 pm

Colmillos que dentro en su boca, sentía el paladear del depredador que tiene sed de muerte y sangre, que ansía del miedo ajeno y el goce de olerlo en la victima. Ahí estaba el monstruo, arañando todo lo que podía para apoderarse de en desde su interior, intentando apagar el interruptor de emociones. Una piel con la que se sentía más cómodo y seguro.

No había habido más palabras, ni miradas. Tras cerrar las puerta de su habitación no había vuelto a verla, ni a dirigirse a ella. Sentía que con su rechazo Lilith le había humillado, ya que se había mostrado en su debilidad. Se había dejado caer en lo más bajo mostrándole su humanidad y ella tan solo mareaba su mente con un si y no continuos que dejaba aquel circulo vicioso, de rechazos.

Desde que había ocurrido aquello, desde que habían roto su trato y él había decidido distanciarse. Solo era terror y caos en su mansión lo que dejaba tras de sí.

Poca discreción había entre las habitaciones en aquellos días, cuando una mezclas de gemidos placenteros invadiian los corredores, mezclado luego con súplicas tardías y gritos de terror… Luego el mortuorio silencio que anunciaba la creación de una nueva víctima humana inocente, un silencio que anunciaba, además, la apertura de otra puerta que hacía mucho tiempo había abandonado. En la mansión aún no se sabía que aquella chica no sería la primera víctima, pero pronto todos fueron conscientes cuando vinieron muchas más y con ello la disminución del servicio para satisfacer los oscuros deseos de su señor, que había abierto la puerta al sádico monstruo que disfrutaba con aquel tipo de orgías de sangre.
Más que de sus desdichadas víctimas, era la muerte de una humanidad descubierta y la liberación de un inmortal de miles de años que tenía como deleite apagar vidas. El terror era de nuevo bienvenido.

Tomó aire y lo soltó con fuera. El vampiro comenzó a caminar por el pasillo a paso ligero, decidido. Acababa de tener su dosis de terror diaria, pero no había sido suficiente. Había mandado a llamar a una de sus esclavas de sangre: Sweet, para conseguir calmar aquella sed de sangre.

Justo se había dirigido a su despacho cuando por el camino la encontró y sin media palabra la tomo con fuerza por su brazo, y la llevo consigo, improvisto del sentir apenas la miro.

No hubo mucha resistencia, ni tuvo que ejercer fuerza, ya que ella con pasos torpes y rápido le siguió hasta la habitación donde él la condujo. Una sirvienta había cambiado la cama con sábanas limpias y en el suelo se esforzaba por limpiar aquella mancha de sangre seca, huyó de la habitación al ver al inmortal.

Con un portazo cerró la puerta. Y el silencio se hizo.

-Ven.

Lucciano se sentó sobre la cama, parecía aparentemente calmado pero sus ojos excitados por el escarlata dictaban mucho de ser lo contrario.

por **Sweet Von Teese** Lun Abr 11, 2016 10:57 pm

Bastó ver esa sombra en el camino para afirmar que lo dicho era cierto. Se frenó en medio de pasillo cuando lo observó. Con paso firme, decidido e incluso con algo de rigidez en los hombros pudo ver que se trataba de Lucciano…

Respiró aliviada, aun no podía creerlo cuando él la tomó con fuerza del brazo y a pasos ligeros la llevó con él. Se vio impulsada por su fuerza, sus pasos eran agigantados a comparación de los suyos. No iban al despacho, estaban entrando a la habitación. Una sirvienta, con horror dejó una mancha de sangre en el piso y huyó despavorida. Cerró la puerta con cierta brutalidad y se hizo el silencio en el dormitorio.

Sweet estaba al lado de la puerta, rígida y contemplando la escena dio un rápido vistazo al lugar donde se encontraban. Una cama, amplios cortinados y el veredicto de la sangre latente en la mirada dispar del vampiro. Había ira allí. Con sus acostumbrados modales aniñados y modosos se encaminó al espacio que pedía ser ocupado. Las órdenes del vampiro no iban a ser negadas. Mucho menos después de este tiempo sin verlo.

Se sentó de lado tomando los hombros erguidos de Lucciano y haciendo presiones sobre estos. Suspiró aliviada al ver que respondía a estos y que sus músculos tensionados cedían entre sus dedos. Pasó estos por la piel que al tacto no estaba tan fría como esperaba quitando la textura de la tela de en medio.

- Su presencia se hizo extrañar, Signore Vecchio… - comentó manteniéndole la mirada ¿buscaba algún cambio en él? Posiblemente, alguna esperanza albergaba de qué asi fuera. Y aunque fuera mínima se aferraba a ella con todas sus fuerzas. No podía negar que en el fondo la semilla del miedo se había implantado al verlo tan desencajado ¿Qué impericias había pasado en el tiempo de su desaparición? ¿Podría preguntarle algo de su vida personal? ¿Tenía derecho a hacerlo? …
Ella deseaba que asi fuera, lo deseaba a él como deseaba poder cruzar esa gran barrera que le suponía su ser completo. Era una adivinanza en ese momento ¿qué tipo de pensamientos cruzarían por su mente?

por **Lucciano Vecchio** Mar Mayo 10, 2016 5:02 pm

Sentado en la cama ojos gachos no la miraba, si no a la nada. Aparente calma, pero en su interior los demonios luchaban, era eso lo que su alma perturbaba cual infierno desatado por culpa de una simple mortal que lo único que hacía era marear su mente, rechazarle y sacarle de quicio.

¿Por qué no había acabado con todo aquello simplemente matándola? No era capaz, a ella no.

La voz de Sweer le saco de desordenas y frustrantes pensamientos. Ella era todo lo contrario a Lilith, lo poco que había compartido con ella le había hecho descubrir, calma, obediencia y tal vez un toque de dulzura.

Sus manos rozaron los hombros del vampiro, que pronto se tensaron, sus ojos se encontraron con los del anciano.

Silencio, roto y cortado.

Lucciano la tomó con fuerza por los brazos y la tumbo con cierta violencia en la cama, sus ojos eran ojos escarlata, eran los ojos de un depredador insatisfecho. Una a una las prendas fueron arrancadas hasta dejar su cuerpo desnudo y sin adorno alguno. ¿Podría cualquier diosa de belleza comprarse con aquella tierna juventud?

Sobre ella, su cuerpo la encerró y solo un susurro, ante la espera de sentir su piel temblar bajo sus manos, una pregunta.

-¿Y usted, también me teme como el resto?

por **Sweet Von Teese** Jue Jun 02, 2016 12:15 am

No había notado la diferencia a no ser que ahora frente a su rostro tenia la mirada cautivante de Lucciano y de fondo el cielorraso de la habitación.

El vampiro descansaba su cuerpo grande pero liviano sobre el suyo. Automáticamente las terminaciones nerviosas de la prostituta se activaban por mas rápido que esto sucediera. La voz de este terminó por transportarla.

- Oh no, no podría usted atemorizar a quien realmente lo ama… a quien realmente ve su alma… - dijo en un susurro que no se escucharía del otro lado de la puerta pero si en el silencio de la habitación. Amor era una palabra grande y muy abarcativa en el presente de Sweet, no era el clásico cuento de amor, era algo mas profundo en sentimientos.

Sus labios se acercaron a los de él con suavidad depositando unos besos suplicantes. Obviamente no era quien para pedirlos pero al menos sentía que podía hacer algo con eso, algo mas que solo sentir miedo por la situación, no quería caer en ello y los recuerdos de su jefe no lo permitían. Era su salvador, su cable a tierra mas anormal que tenia, sus esperanzas reposaban en él y nadie mas, no tenía nada.

- Solo pide. Dime qué quieres… ¿Como estas?... ¿Qué paso?…- sugirió para descomprimir esa rabia que se ocultaba en la fiereza de sus movimientos.

por **Lucciano Vecchio** Sáb Jun 25, 2016 7:31 am

Muy al contrario de lo que esperaba la joven no tembló bajo su cuerpo ni ápice de miedo, más bien impaciencia y encandilamiento por su presencia. Ella estaba fascinada por él, algo que no llegaba a comprender el vampiro, ya que sentía aquello como una clase de declaración o ella estaba ciega.

No pudo disimular su sorpresa antes sus palabras, su gesto a pesar de fiero, pudo mostrar esa pizca de humanidad. Lucciano era un ser que no había sido capaz de amar a otro ser que no fuese él o su Hacedora. En un pasado había tenido fe en su familia, familia rota por los siglos, era los que realmente había llegado a estimar. Su legado humano.

Pero en base de mujeres, no pudo decir que se había vuelto a enamorar hasta que había llegado a su vida Lilith, y ella solo le había rechazado. Y tampoco había visto caso contrario, el interés era lo que más movía a las mujeres a su alrededor, y en Sweet de repente vio algo más allá de todo ello.

Sus labios dulces y calmos, le parecieron apaciguadores del monstruo que ahora habitaba en él con deseos de destruir al mundo, de reducirlo todo a cenizas.

-No quiero palabras... -Solo le dijo, y rozó con sus manos sus labios, para luego fijar su mirada en ella. -Cada mota de dolor que te proporcione, tu mente lo interpretará con una sensación contraria... -Sus ojos rojos se fijaron en los de ella, lánzalo aquel vampírice hechizo que convertía el dolor en placer. -No hay nada que hablar, solo quiero que me dé lo que el resto, que me complazca como sabe, pondré a prueba su resistencia...

Intento no ablandarse por su dulce mirada, que había suavizado su rabia, pero sentía necesidad de desatar al monstruo de desgarrar su piel y embriagarse de su sangre, y así lo hizo. Sus colmillos impactaron en aquel hueco entre clavícula y cuello, produciendole la sensación contraria al dolor debido al hechizo, pegando su cuerpo contra él de ella, sintiendo el sabor ferrero que lo excitaba junto con sentir las formas de su cuerpo bajo sus dedos retorcerse.

por **Sweet Von Teese** Miér Ago 17, 2016 12:15 am

Mantuvo su vista fija en él, un ápice de temor se dibujó en ellos ¿a qué se refería con esas palabras? No quería mas dolor pero optó por calmarse, él había salvado su vida y su pellejo, nada podía pasarle con el vampiro a su lado… o eso era lo que le gustaba creer, mas aun ahora que había regresado.

Sus labios se sellaron como por arte de magia, un claro resplandor cruzó entre sus miradas y su cuerpo se sintió liviano sobre el de ella, presionándolo contra las sabanas se sentía cómoda.
Resistencia, era justamente algo que no había tenido la posibilidad de contemplar después de su partida del otro burdel, escapaba de los golpes, de los maltratos.

Vio cómo su postura se acomodaba a un habitual y planificado ataque, lo vio todo en cámara lenta mientras su mente preparaba un grito que iba a ser ahogado al momento de concretarse.
Sus ojos se cerraron a la espera, buscando algo de control en medio de la conmoción de haber visto después de tanto tiempo a su jefe y de sentirse entre sus manos una vez mas. Cualquier toque ya era una caricia a su piel. Acostumbrada a no presentar sentimientos por nada.

Una inspiración se perdió en el camino, pero lejos del dolor que hubiera supuesto solo contempló una presión fuerte, los labios de Lucciano se movían en su cuello absorbiendo con fuerza, no podía tragar, sus manos se fueron a encontrar sus cabellos, lo despeinó y elevó su cuerpo para encontrar el del vampiro, abrazándose a este, mientras sentía unas gotas calientes corriendo por su espalda y haciendo ruidos al caer en el colchón.

por **Lucciano Vecchio** Vie Dic 02, 2016 6:01 am

Sangre que fluía entre sus labios, y su corazón latiendo con fuerza en su impulso. Sensación lujuriosa en proporcionarle con su poder aquella mezcla de dolor y placer, lo excitaba notablemente.

La quiso desgarrar, hacerla suya en aquellos momento, un consuelo y una sed que solo vio apagarse con el cuerpo de la dama.

Sus manos decidieron tomar paso, para deshacerse de las ropas de ella con velocidad, pareció de repente impaciente, con prisas.
Y el mismo empezó a deshacerse de las suyas propias.

Retirado los labios, su rostro con gesto salvaje de depredador que la acechaba, caderas y muslos atraídos hacía haciéndole encajar con su propio cuerpo, y denotando su deseo por ella.
Mano que se paseaban entre sus muslos para buscar su placer y provocación.

El recuerdo de Lilith en su mente le era doloroso, y solo quería volver a ese estado primigenio de su naturaleza más animal, para olvidarla, para deshacerse de su humanidad. Y aquella dulce mujer, complaciente, una venus en belleza podría ser su consuelo y desahogo terrenal.

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