AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
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The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Recuerdo del primer mensaje :
Había dañado ya varias hojas intentando dibujar y las había arrugado con frustración tirándolas a un lado del escritorio. Hacía días que no nevaba pero el clima seguía inclementemente frío, le resultaba frustrante no poder dominar las proporciones correctas de la anatomía femenina cuando intentaba dibujar y se dio cuenta de que sufría los resultados de la falta de práctica, después de todo se había exiliado en un entierro voluntario por tres años y por consiguiente no sólo había perdido su trabajo como profesor en la Universidad, su casa y su tienda, sino que al parecer su habilidad para dibujar.
¿Qué profesor de Arte no era capaz de dibujar correctamente el cuerpo humano? Si quería recuperar su trabajo en la universidad o conseguir tan siquiera tutorías con niños ricos que querían aprender pintura, debía de tener una técnica decente de lo contrario la gente pensaría que no estaba calificado para el trabajo.
En el quinto intento se dio por vencido, sabía que no podía dibujar correctamente si no tenía de un modelo real, el problema era que, no todas las mujeres estaban dispuestas a posar desnudas para un pintor, a no ser claro de que se les pagara una gran cantidad de dinero, Soren no tenía ni el dinero ni era un famoso pintor, por lo que estaba completamente en desventaja. Sin embargo decidió probar suerte en el burdel, quizás podría encontrar una cortesana dispuesta a ayudarle con su predicamento.
El burdel no era un sitio que soliera visitar, de hecho sólo había ido una vez y no había sido para conseguir sexo, hacía mucho tiempo había conocido a una cortesana a la que había llegado a apreciar inmensamente como amiga y a la que extrañaba sobremanera. Cuando llegó al recinto rondaba más de la media noche, la ciudad dormía, pero el para el burdel la noche apenas comenzaba y se encontró que estaba más concurrido de lo que esperaba, decenas de hombres se alineaban al rededor de la plataforma por la que varias mujeres desfilaban de forma sugestiva. No había que pagar a la entrada lo que era un alivio pues no traía mucho más que unos cuantos francos en el bolsillo.
Buscó con la mirada alguna mesa vacía donde pudiera acomodarse, una vez encontró una al fondo se sentó y sacó del pequeño maletín que traía un montón de hojas amarillentas agarradas con ganchos, un lápiz carboncillo y un borrador, observó con el ceño fruncido a las cortesanas que estaban en la tarima, parecían estar todas muy ocupadas con otros clientes y se preguntó si tendría algo de suerte esa noche.
The beauty of a woman's body
Había dañado ya varias hojas intentando dibujar y las había arrugado con frustración tirándolas a un lado del escritorio. Hacía días que no nevaba pero el clima seguía inclementemente frío, le resultaba frustrante no poder dominar las proporciones correctas de la anatomía femenina cuando intentaba dibujar y se dio cuenta de que sufría los resultados de la falta de práctica, después de todo se había exiliado en un entierro voluntario por tres años y por consiguiente no sólo había perdido su trabajo como profesor en la Universidad, su casa y su tienda, sino que al parecer su habilidad para dibujar.
¿Qué profesor de Arte no era capaz de dibujar correctamente el cuerpo humano? Si quería recuperar su trabajo en la universidad o conseguir tan siquiera tutorías con niños ricos que querían aprender pintura, debía de tener una técnica decente de lo contrario la gente pensaría que no estaba calificado para el trabajo.
En el quinto intento se dio por vencido, sabía que no podía dibujar correctamente si no tenía de un modelo real, el problema era que, no todas las mujeres estaban dispuestas a posar desnudas para un pintor, a no ser claro de que se les pagara una gran cantidad de dinero, Soren no tenía ni el dinero ni era un famoso pintor, por lo que estaba completamente en desventaja. Sin embargo decidió probar suerte en el burdel, quizás podría encontrar una cortesana dispuesta a ayudarle con su predicamento.
El burdel no era un sitio que soliera visitar, de hecho sólo había ido una vez y no había sido para conseguir sexo, hacía mucho tiempo había conocido a una cortesana a la que había llegado a apreciar inmensamente como amiga y a la que extrañaba sobremanera. Cuando llegó al recinto rondaba más de la media noche, la ciudad dormía, pero el para el burdel la noche apenas comenzaba y se encontró que estaba más concurrido de lo que esperaba, decenas de hombres se alineaban al rededor de la plataforma por la que varias mujeres desfilaban de forma sugestiva. No había que pagar a la entrada lo que era un alivio pues no traía mucho más que unos cuantos francos en el bolsillo.
Buscó con la mirada alguna mesa vacía donde pudiera acomodarse, una vez encontró una al fondo se sentó y sacó del pequeño maletín que traía un montón de hojas amarillentas agarradas con ganchos, un lápiz carboncillo y un borrador, observó con el ceño fruncido a las cortesanas que estaban en la tarima, parecían estar todas muy ocupadas con otros clientes y se preguntó si tendría algo de suerte esa noche.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Lun Abr 25, 2016 12:50 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Visitar el burdel no era el tipo de plan que él recurriera, de hecho jamás había pagado por sexo, el sexo para él siempre había estado conectado al amor o al menos a un sentimiento cercano a este. No se imaginaba como podían otros hombres ir allí y simplemente pagar por el cuerpo de una mujer como si estuviesen pagando por un trago en un bar. ¿Era posible tener sexo con alguien sin sentir amor? ¿Era posible entregarse al placer sin pensar en nada más?.
Todas esas cuestiones pasaban por su cabeza mientras Naitiri le indicaba que continuara, había guiado su otra mano hacía la cadera y le decía que él no era peor que los otros hombres que estaban en el burdel buscando una noche de placer. ¿Porqué se sentía tan extraño? Era como si estuviese rompiendo un paradigma interior, las últimas veces en las que había tenido sexo siempre había estado conectado a esa persona, de repente la idea de yacer con esa bella mujer Egipcia era como cerrar con broche de oro a una etapa de su vida que, sabía iba a quedar enterrada para siempre.
Ya no volvería a ser el mismo Soren de antes luego de esa noche y lo sabía. Estaba a punto de dar un paso que, jamás hubiese dado en el pasado pero que ahora estaba dispuesto a enfrentar.
-Espero tratarte como a una reina entonces – Murmuró bajito, su mente estaba comenzando a volar, se imaginaba a Naitiri como la esposa del faraón, con joyas doradas, esmeraldas y rubíes adornado la cascada negra que tenía por cabello. La aprisionó contra su cuerpo y a pesar de que sus brazos lucían delgados, el gesto fue fuerte y seguro, se inclinó y su pálido rostro se perdió en el ángulo de su cuello, sus labios fríos casi como el hielo rozando la piel bronceada por el sol.
Besó la piel y le supo a brisa cálida, podía sentir el sol que había bañado su piel durante el día y deseó absorber ese calor. Procuró no pensar en sus venas palpitantes y en los latidos de su corazón, pues no quería que la sed de sangre influyera en su proceder. Con ambas manos le rodeó la espalda desnuda trazando líneas con las yemas de sus dedos bajando hasta sus nalgas y se imaginó que esas curvas eran como las dunas del desierto. Ella sería su diosa de la fertilidad y del amor, su Isis bajada de los cielos para permitirle tocar el paraiso por unas horas.
Todas esas cuestiones pasaban por su cabeza mientras Naitiri le indicaba que continuara, había guiado su otra mano hacía la cadera y le decía que él no era peor que los otros hombres que estaban en el burdel buscando una noche de placer. ¿Porqué se sentía tan extraño? Era como si estuviese rompiendo un paradigma interior, las últimas veces en las que había tenido sexo siempre había estado conectado a esa persona, de repente la idea de yacer con esa bella mujer Egipcia era como cerrar con broche de oro a una etapa de su vida que, sabía iba a quedar enterrada para siempre.
Ya no volvería a ser el mismo Soren de antes luego de esa noche y lo sabía. Estaba a punto de dar un paso que, jamás hubiese dado en el pasado pero que ahora estaba dispuesto a enfrentar.
-Espero tratarte como a una reina entonces – Murmuró bajito, su mente estaba comenzando a volar, se imaginaba a Naitiri como la esposa del faraón, con joyas doradas, esmeraldas y rubíes adornado la cascada negra que tenía por cabello. La aprisionó contra su cuerpo y a pesar de que sus brazos lucían delgados, el gesto fue fuerte y seguro, se inclinó y su pálido rostro se perdió en el ángulo de su cuello, sus labios fríos casi como el hielo rozando la piel bronceada por el sol.
Besó la piel y le supo a brisa cálida, podía sentir el sol que había bañado su piel durante el día y deseó absorber ese calor. Procuró no pensar en sus venas palpitantes y en los latidos de su corazón, pues no quería que la sed de sangre influyera en su proceder. Con ambas manos le rodeó la espalda desnuda trazando líneas con las yemas de sus dedos bajando hasta sus nalgas y se imaginó que esas curvas eran como las dunas del desierto. Ella sería su diosa de la fertilidad y del amor, su Isis bajada de los cielos para permitirle tocar el paraiso por unas horas.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Parecía que algo estaba pasándole por su mente porque durante unos breves segundos se quedó parado sin hacer nada, mientras una de sus manos seguía en mi pecho y la otra seguía en mi cintura, quietas, estáticas, sin moverse siquiera y sin que él se moviera de donde estaba. ¿Qué es lo que estaría pensando? ¿Quizás había sido demasiado directa con él, y por eso estaba así? No, lo dudaba mucho. Parecía más bien que era un debate interno porque su mirada no estaba puesta en ningún lugar en concreto… estaba perdida, como imaginaba que sus pensamientos.
-¿Soren? –pregunté para traerlo de vuelta a la realidad porque parecía que estaba muy lejos de aquel lugar y de aquel momento, sus siguientes palabras que pronunció de forma baja, tanto, que casi me cuestan oírlas pero que distinguí por completo hicieron que me riera entre dientes. Como una reina, había dicho. Qué adorable que era, seguramente muchas de las chicas estarían más que dispuestas a cambiarse por mí y estar con él en estos momentos, simplemente, por el trato tan diferente, inocente en parte, y gentil que iba a recibir de su parte. Uno muy distinto y diferente del que se podía encontrar en un día en un burdel. Los clientes no eran tiernos o adorables, más bien, parecían como bestias enjauladas que se liberaban cuando llegaban aquí.
Me estrechó contra él pegándome a su cuerpo y sus brazos me rodearon, en cuanto lo hicieron, sentí que estos estaban algo más fríos de lo normal y no pude evitar enarcar una ceja ante eso, ¿le pasaría algo? Iba a preguntarle pero sentí sus labios por mi cuello y… de nuevo, un helor hizo que me estremeciera un poco y sentí sus manos descendiendo por mi espalda hasta el final de esta, y me mordí el labio ante aquello. Mientras yo me dediqué a desabotonar la camiseta que traía dejando al descubierto su pecho y, cuando estaba ya estuvo abierta, pasar mis manos bajo la camiseta hasta sus hombros y comenzar a quitarle lo que llevaba encima. Todo en él estaba algo más frío de lo normal, y me hizo preguntar si no estaría algo enfermo. Iba a ir a su ritmo, intuía que el mío sería demasiado rápido para él y quizás, pudiera llegar a asustarle un poquito.
-¿Soren? –pregunté para traerlo de vuelta a la realidad porque parecía que estaba muy lejos de aquel lugar y de aquel momento, sus siguientes palabras que pronunció de forma baja, tanto, que casi me cuestan oírlas pero que distinguí por completo hicieron que me riera entre dientes. Como una reina, había dicho. Qué adorable que era, seguramente muchas de las chicas estarían más que dispuestas a cambiarse por mí y estar con él en estos momentos, simplemente, por el trato tan diferente, inocente en parte, y gentil que iba a recibir de su parte. Uno muy distinto y diferente del que se podía encontrar en un día en un burdel. Los clientes no eran tiernos o adorables, más bien, parecían como bestias enjauladas que se liberaban cuando llegaban aquí.
Me estrechó contra él pegándome a su cuerpo y sus brazos me rodearon, en cuanto lo hicieron, sentí que estos estaban algo más fríos de lo normal y no pude evitar enarcar una ceja ante eso, ¿le pasaría algo? Iba a preguntarle pero sentí sus labios por mi cuello y… de nuevo, un helor hizo que me estremeciera un poco y sentí sus manos descendiendo por mi espalda hasta el final de esta, y me mordí el labio ante aquello. Mientras yo me dediqué a desabotonar la camiseta que traía dejando al descubierto su pecho y, cuando estaba ya estuvo abierta, pasar mis manos bajo la camiseta hasta sus hombros y comenzar a quitarle lo que llevaba encima. Todo en él estaba algo más frío de lo normal, y me hizo preguntar si no estaría algo enfermo. Iba a ir a su ritmo, intuía que el mío sería demasiado rápido para él y quizás, pudiera llegar a asustarle un poquito.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Mientras se perdía en la calidez de la piel de Naitiri contra sus manos, olvidó por un momento que si iba a acostarse con esa mujer tendría que desnudarse. Ella le estaba quitando la ropa, el abrigo se lo había quitado al entrar en la habitación gracias a que la temperatura era cálida y lo había colgado en el perchero, el saco de lana también, ahora ella estaba desabotonando su camisa. Las manos de ella rodearon sus hombros y la caricia le hizo temblar.
Odiaba que lo tocaran.
De repente se estremeció, siempre usaba guantes para evitar tocar a las personas, inclusive un simple estrechón de manos, le hacía sentir infinitamente incómodo cuando alguien intentaba besarle en la mejilla aún como una formalidad en un saludo, evitaba a toda costa todo contacto físico y ahí estaba, permitiendo que esa mujer tocara su piel.
-Guíame – Murmuro desviando la mirada hacía un lado avergonzado, llevaba varios años sin tener sexo y los recuerdos parecían borrosos y distantes. Sentía una extraña contradicción en su interior, su cuerpo deseaba poseer a esa Egipcia y perderse en el placer carnal, pero su mente divagaba en círculos acerca de tabúes auto impuestos.
- No soy un experto – Aceptó sintiendo las mejillas arder, seguía sin mirarla a los ojos, había dejado las manos quietas sobre las caderas de ella ¿Porqué se sentía tan inseguro? Un vampiro como él con más de 200 años a cuestas no podía encontrarse sintiéndose de esa forma con una simple mortal.
Odiaba que lo tocaran.
De repente se estremeció, siempre usaba guantes para evitar tocar a las personas, inclusive un simple estrechón de manos, le hacía sentir infinitamente incómodo cuando alguien intentaba besarle en la mejilla aún como una formalidad en un saludo, evitaba a toda costa todo contacto físico y ahí estaba, permitiendo que esa mujer tocara su piel.
-Guíame – Murmuro desviando la mirada hacía un lado avergonzado, llevaba varios años sin tener sexo y los recuerdos parecían borrosos y distantes. Sentía una extraña contradicción en su interior, su cuerpo deseaba poseer a esa Egipcia y perderse en el placer carnal, pero su mente divagaba en círculos acerca de tabúes auto impuestos.
- No soy un experto – Aceptó sintiendo las mejillas arder, seguía sin mirarla a los ojos, había dejado las manos quietas sobre las caderas de ella ¿Porqué se sentía tan inseguro? Un vampiro como él con más de 200 años a cuestas no podía encontrarse sintiéndose de esa forma con una simple mortal.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Mientras le desabotonaba la camiseta le estaba dejando tiempo para que saliera de aquel trance en el que parecía que se había metido, no sabía muy bien lo que estaba pasando por su cabeza, aunque quizás sabiendo lo tímido que era y lo que le había costado mirarme para dibujarme… podría hacerme una idea. Había decidido ir a su ritmo, que seguramente sería uno lento, porque de lo contrario como me intentara seguir el paso… seguramente, aquello iba a asustarlo más que otra cosa, y no era eso precisamente lo que quería.
No se movía, no me miraba, no hacía… nada. Y comencé a pensar que realmente no es que tuviera un debate interno, sino que más bien, no sabía lo que debía de hacer. ¿Podría ser eso? Y sí, lo era, él mismo lo acababa de confirmar cuando me dijo que lo guiara y sonreí, era la primera vez en toda mí vida que un cliente me decía que tenía que guiarlo, y sonaba muy adorable.
-No hace falta ser un experto, Soren. Nadie realmente en un experto en esto, para cada uno es una manera diferente de experimentar el placer y de descubrir una faceta como es el sexo. No hay formas mejores o peores, simplemente son formas, sin más –sabía bien de lo que hablaba, había gente que alardeaba ser el mejor y luego tenías que aguantarte la risa, por cortesía, porque no eran para nada lo que creían ser.– Simplemente… déjate llevar. –cogí su rostro del mentón para que me mirara- Deja a un lado tus prejuicios, y los temores que puedas tener y dime, ¿qué es lo que quieres hacerme? No lo digas, hazlo –estaba intentando ser lo más suave que podía con él- Si tuvieras a esa persona delante, ¿qué querrías hacerle? Imagino que dejar solamente tus manos en la cadera no es una de las opciones –sonreí y me mordí el labio- Deja que tu cuerpo te diga lo que tienes que hacer, y síguelo. Solo tienes que escuchar.
No se movía, no me miraba, no hacía… nada. Y comencé a pensar que realmente no es que tuviera un debate interno, sino que más bien, no sabía lo que debía de hacer. ¿Podría ser eso? Y sí, lo era, él mismo lo acababa de confirmar cuando me dijo que lo guiara y sonreí, era la primera vez en toda mí vida que un cliente me decía que tenía que guiarlo, y sonaba muy adorable.
-No hace falta ser un experto, Soren. Nadie realmente en un experto en esto, para cada uno es una manera diferente de experimentar el placer y de descubrir una faceta como es el sexo. No hay formas mejores o peores, simplemente son formas, sin más –sabía bien de lo que hablaba, había gente que alardeaba ser el mejor y luego tenías que aguantarte la risa, por cortesía, porque no eran para nada lo que creían ser.– Simplemente… déjate llevar. –cogí su rostro del mentón para que me mirara- Deja a un lado tus prejuicios, y los temores que puedas tener y dime, ¿qué es lo que quieres hacerme? No lo digas, hazlo –estaba intentando ser lo más suave que podía con él- Si tuvieras a esa persona delante, ¿qué querrías hacerle? Imagino que dejar solamente tus manos en la cadera no es una de las opciones –sonreí y me mordí el labio- Deja que tu cuerpo te diga lo que tienes que hacer, y síguelo. Solo tienes que escuchar.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Estaba demasiado nervioso, no sentía miedo precisamente porque, vamos era una humana, él era un vampiro, no había forma de que ella pudiera hacerle daño, sin embargo esa sensación de vulnerabilidad no lo dejaba tranquilo, era como si, al estar desnudo y a la merced de ella, pudiera correr un peligro que no era precisamente físico. Era muy extraño pensar de esa forma cuando se era hombre, generalmente eran las mujeres las que se sentían en desventaja frente a los hombres en ese aspecto.
Pero la voz de Naitiri era suave y tranquila, sus palabras le hicieron calmar en parte los nervios pues estaban resolviendo sus dudas. Parte de su nerviosismo era por no saber que técnica era mejor.
-Es sólo que... imagino que en tu trabajo... habrás estado con excelentes amantes – Dijo al fin poniendo en palabras lo que temía – A lo mejor no soy tan bueno – Murmuró casi en un susurro. Y entonces otra pregunta se le vino a la cabeza ¿Habría Naitiri tenido clientes sobrenaturales? O ¿Sería él el primer vampiro? No podía preguntarle directamente por lo que no le quedaba otra opción que ser sumamente cuidadoso con los colmillos, si no la mordía o la besaba demasiado apasionadamente no había forma de que ella lo notara.
Suspiró y cerro los ojos. A veces cerrar los ojos y dejar volar la imaginación le ayudaba en situaciones en las que se sentía atascado.
Sus manos comenzaron a moverse de nuevo, trémulas, bordeando el cuerpo de ella, generando una imagen mental en su cabeza, acaricio suavemente los pechos redondos y voluptuosos y con las yemas de sus dedos los dibujó como si se tratara de un cuadro. La piel se sentía mucho más suave que un lienzo, mucho más agradable al tacto. Pellizcó suavemente sus pezones y notó que se endurecían al contacto. ¿Lo estaba haciendo correctamente? Se preguntó y continuó acariciando.
Inclinó su cabeza y depositó un beso que resultó bastante casto y tierno en los labios de ella, hacía muchos años que no sentía los labios de una mujer, había olvidado la suavidad y la dulzura que podían tener los besos.
Pero la voz de Naitiri era suave y tranquila, sus palabras le hicieron calmar en parte los nervios pues estaban resolviendo sus dudas. Parte de su nerviosismo era por no saber que técnica era mejor.
-Es sólo que... imagino que en tu trabajo... habrás estado con excelentes amantes – Dijo al fin poniendo en palabras lo que temía – A lo mejor no soy tan bueno – Murmuró casi en un susurro. Y entonces otra pregunta se le vino a la cabeza ¿Habría Naitiri tenido clientes sobrenaturales? O ¿Sería él el primer vampiro? No podía preguntarle directamente por lo que no le quedaba otra opción que ser sumamente cuidadoso con los colmillos, si no la mordía o la besaba demasiado apasionadamente no había forma de que ella lo notara.
Suspiró y cerro los ojos. A veces cerrar los ojos y dejar volar la imaginación le ayudaba en situaciones en las que se sentía atascado.
Sus manos comenzaron a moverse de nuevo, trémulas, bordeando el cuerpo de ella, generando una imagen mental en su cabeza, acaricio suavemente los pechos redondos y voluptuosos y con las yemas de sus dedos los dibujó como si se tratara de un cuadro. La piel se sentía mucho más suave que un lienzo, mucho más agradable al tacto. Pellizcó suavemente sus pezones y notó que se endurecían al contacto. ¿Lo estaba haciendo correctamente? Se preguntó y continuó acariciando.
Inclinó su cabeza y depositó un beso que resultó bastante casto y tierno en los labios de ella, hacía muchos años que no sentía los labios de una mujer, había olvidado la suavidad y la dulzura que podían tener los besos.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Podía entender cómo se estaba sintiendo en aquellos momentos, era algo que había pasado en algún momento de mí vida, hacía mucho tiempo, y por eso también comprendía que lo que no debía de hacer era acentuar su nerviosismo, sino todo lo contrario, intentar calmarlo y hacer que se relajara, de otra forma, aquello iba a ser un poco imposible, porque por mucho que intentara… si él no daba el paso, yo no podía hacer que él lo diera por mucho que empujara y empujara. Y sabía que aquello no era bueno, lo sabía muy bien.
Finalmente pareció que estaba algo más calmado porque me miró y me dijo lo que, al fin, le estaba preocupando y pasando por su cabeza. Lo miré durante unos segundos buscando las palabras más adecuadas para aquello, y no sabía por qué me sorprendía que le importara si yo disfrutaba o no, conforme era, debía de ser algo que tenía que haber previsto. Sin embargo no lo había echo, y me había sorprendido. Me mordí el labio intentando no ser ruda en mis palabras, ni hacer que él se sintiera mal ni pensara nada que no era pero, ¿cómo podía hacerlo sin hacer que pudiera sentirse mal? Era adorable aquel pensamiento que tenía aunque sabía que, quizás, lo estaba carcomiendo. De alguna forma tenía que hacerle ver que no me importaba, pero no quería que pensara algo que no era. Y no iba a entrar en ese cliché.
-Soren, olvídate de todo eso. El único límite para pensar en esas cosas está aquí –di con uno de mis dedos en su frente- si sigues pensando de esa forma, es lo que al final obtendrás. Como te he dicho, no hay mejores o peores… son simplemente formas. Créeme, lo he ido descubriendo a lo largo de mí vida. Olvídate de todas esas cosas y céntrate en disfrutar, no pienses, solo déjate llevar y disfruta. Todo vendrá después sin que te des cuenta –lo vi que cerraba los ojos y le dejé hacer, esperando que lo que le haya dicho hiciera efecto.
Sus manos comenzaron a cobrar vida y comenzaron a moverse por mi cuerpo, subiendo por mis costados hasta abarcar mis pechos con ellos, delineándolos, bordeándolos, trazando con ellos un sendero hasta que sentí que pellizcaba mis pezones, y jadeé, el contraste con sus manos algo más frías que mí cuerpo, caliente, algo que sin duda no entendía en aquel momento, creaba un contraste que hacía que se me erizara la piel. Sentí que dejaba un beso, bastante casto, en mis labios y no presioné mientras mis manos subían por su pecho, también frío, y rodeando su cuello para separar mi rostro del suyo y tirar mi cabeza hacia atrás, notando cómo mi pelo rozaba la piel desnuda de mi espalda.
Finalmente pareció que estaba algo más calmado porque me miró y me dijo lo que, al fin, le estaba preocupando y pasando por su cabeza. Lo miré durante unos segundos buscando las palabras más adecuadas para aquello, y no sabía por qué me sorprendía que le importara si yo disfrutaba o no, conforme era, debía de ser algo que tenía que haber previsto. Sin embargo no lo había echo, y me había sorprendido. Me mordí el labio intentando no ser ruda en mis palabras, ni hacer que él se sintiera mal ni pensara nada que no era pero, ¿cómo podía hacerlo sin hacer que pudiera sentirse mal? Era adorable aquel pensamiento que tenía aunque sabía que, quizás, lo estaba carcomiendo. De alguna forma tenía que hacerle ver que no me importaba, pero no quería que pensara algo que no era. Y no iba a entrar en ese cliché.
-Soren, olvídate de todo eso. El único límite para pensar en esas cosas está aquí –di con uno de mis dedos en su frente- si sigues pensando de esa forma, es lo que al final obtendrás. Como te he dicho, no hay mejores o peores… son simplemente formas. Créeme, lo he ido descubriendo a lo largo de mí vida. Olvídate de todas esas cosas y céntrate en disfrutar, no pienses, solo déjate llevar y disfruta. Todo vendrá después sin que te des cuenta –lo vi que cerraba los ojos y le dejé hacer, esperando que lo que le haya dicho hiciera efecto.
Sus manos comenzaron a cobrar vida y comenzaron a moverse por mi cuerpo, subiendo por mis costados hasta abarcar mis pechos con ellos, delineándolos, bordeándolos, trazando con ellos un sendero hasta que sentí que pellizcaba mis pezones, y jadeé, el contraste con sus manos algo más frías que mí cuerpo, caliente, algo que sin duda no entendía en aquel momento, creaba un contraste que hacía que se me erizara la piel. Sentí que dejaba un beso, bastante casto, en mis labios y no presioné mientras mis manos subían por su pecho, también frío, y rodeando su cuello para separar mi rostro del suyo y tirar mi cabeza hacia atrás, notando cómo mi pelo rozaba la piel desnuda de mi espalda.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Una vez más las palabras de Naitiri estaban cargadas de tranquilidad y suavidad. Se sintió aliviado de que dijera que no habían mejores o peores, pues era algo que le mortificaba pensar, como hombre había cierto orgullo dentro de si mismo que no podía dejar de lado, además no quería sentirse avergonzado e inseguro con cada paso que daba, no era su primera vez, pero si llevaba mucho tiempo sin disfrutar de la compañía de una mujer y sentía como si hubiera olvidado todo lo que debía hacer.
Él cuerpo de ella tembló bajo sus caricias un signo de que las estaba disfrutando, quizás no estaba tan mal como creía. Abrió los ojos y reunió todo el coraje que pudo dentro de si mismo para dar el siguiente paso. Estaba en un punto en el que no podía volver atrás, además no quería, su cuerpo le pedía a gritos que continuara, era sólo su mente que siempre ponía esa barrera invisible frente a las relaciones humanas.
No voy a hacerle daño
Se repitió así mismo.
No voy a morderla. No hay nada que temer.
Con estos pensamientos aún rondando su cabeza se dedicó a disfrutar la sensación de las manos de ella, tibias sobre su pecho frío, sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no resultaba tan mal que lo tocaran, quizás todo estaba en su cabeza llena de tabúes e ideas conservadoras, cuando en realidad su cuerpo si disfrutaba del toque de otra persona.
Volvió a besarla, esta vez más apasionadamente, dejándo se llevar un poco por la sensación, permitiendo que su lengua divagara en la boca de ella, procurando mantener sus colmillos ocultos, el beso fue creciendo en intensidad y fue como si su cuerpo se moviera por voluntad propia y supiera que hacer sin que él tuviera que pensarlo. La abrazó y la atrajo contra si mismo y sus manos juguetearon con sus pechos con más confianza, se separó del beso y bajo por el cuello de ella dejando un trazo de besos hasta llegar a sus pechos, se detuvo por unos segundos para contemplar tan maravillosa vista y sin dudarlo más comenzó a besarlos con avidez.
Él cuerpo de ella tembló bajo sus caricias un signo de que las estaba disfrutando, quizás no estaba tan mal como creía. Abrió los ojos y reunió todo el coraje que pudo dentro de si mismo para dar el siguiente paso. Estaba en un punto en el que no podía volver atrás, además no quería, su cuerpo le pedía a gritos que continuara, era sólo su mente que siempre ponía esa barrera invisible frente a las relaciones humanas.
No voy a hacerle daño
Se repitió así mismo.
No voy a morderla. No hay nada que temer.
Con estos pensamientos aún rondando su cabeza se dedicó a disfrutar la sensación de las manos de ella, tibias sobre su pecho frío, sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no resultaba tan mal que lo tocaran, quizás todo estaba en su cabeza llena de tabúes e ideas conservadoras, cuando en realidad su cuerpo si disfrutaba del toque de otra persona.
Volvió a besarla, esta vez más apasionadamente, dejándo se llevar un poco por la sensación, permitiendo que su lengua divagara en la boca de ella, procurando mantener sus colmillos ocultos, el beso fue creciendo en intensidad y fue como si su cuerpo se moviera por voluntad propia y supiera que hacer sin que él tuviera que pensarlo. La abrazó y la atrajo contra si mismo y sus manos juguetearon con sus pechos con más confianza, se separó del beso y bajo por el cuello de ella dejando un trazo de besos hasta llegar a sus pechos, se detuvo por unos segundos para contemplar tan maravillosa vista y sin dudarlo más comenzó a besarlos con avidez.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Parecía que poco a poco las palabras que le había dicho en aquellos momentos surtían su efecto porque lo notaba algo más… decidido, menos vacilante que como había estado desde el principio. Me imaginaba que para él todo esto no era fácil, de hecho, no debía de serlo. No solamente por el hecho de haber estado solamente con una chica, eso era lo de menos, sino porque siendo tan tímido como era… estaba convencida de que dar este paso era como para él dar un paso de gigantes. Los tipos de hombre como Soren o como creía que él era, que no concebían el sexo sin amor, ir a un burdel y sobre todo dar el paso en su mente que iba a dar… no debía de ser fácil.
Pero en parte si podía ayudarlo yo a él más que otra cosa me daba por satisfecha, en el mundo en el que me movía había conocido a múltiples hombres a cada cual más diferente y dispar que el anterior pero, todos tenían una cosa en común, fueran casados o no solo les movía una cosa. Pocos hombres había conocido que llevaran esa idea como la que pensaba que él tenía, más que nada, porque ese tipo de personas jamás pisaban un burdel en su vida.
Sus manos comenzaron a cobrar vida y comenzaron a dibujar trazos por mis pechos, el beso algo casto que me había dado al principio, pasó a ser algo más intenso y le seguí por completo algo más divertida mientras mis manos jugaban con la hebilla de su cinturón, sin darme ninguna prisa pese a que yo estaba desnuda del todo, y él no.
Se separó apretándome contra su cuerpo sintiendo cada vez más el helor que este desprendía, haciendo que me preguntara realmente si no estaría enfermo porque aquello no era para nada normal mientras seguía con sus manos en mis pechos, pasó a dejar un camino con sus labios desde mi cuello hasta que llegó a mis pechos, donde lo observé que se quedaba parado durante unos segundos y luego… sentí de nuevo esa helor contra estos mientras él los besaba.
No tenía prisa, no hacía nada de forma brusca, comenzaba levemente para ir poco a poco más y jadeé al sentir el contraste entre mi piel más cálida con la diferencia de sus labios, más fríos que lo que estaba mi piel. El contraste era algo que me estaba erizando la piel e hizo que jadeara cerrando los ojos mientras soltaba su cinturón y comenzaba a quitarle el pantalón, haciendo que poco a poco estuviéramos en igualdad de condiciones.
Pero en parte si podía ayudarlo yo a él más que otra cosa me daba por satisfecha, en el mundo en el que me movía había conocido a múltiples hombres a cada cual más diferente y dispar que el anterior pero, todos tenían una cosa en común, fueran casados o no solo les movía una cosa. Pocos hombres había conocido que llevaran esa idea como la que pensaba que él tenía, más que nada, porque ese tipo de personas jamás pisaban un burdel en su vida.
Sus manos comenzaron a cobrar vida y comenzaron a dibujar trazos por mis pechos, el beso algo casto que me había dado al principio, pasó a ser algo más intenso y le seguí por completo algo más divertida mientras mis manos jugaban con la hebilla de su cinturón, sin darme ninguna prisa pese a que yo estaba desnuda del todo, y él no.
Se separó apretándome contra su cuerpo sintiendo cada vez más el helor que este desprendía, haciendo que me preguntara realmente si no estaría enfermo porque aquello no era para nada normal mientras seguía con sus manos en mis pechos, pasó a dejar un camino con sus labios desde mi cuello hasta que llegó a mis pechos, donde lo observé que se quedaba parado durante unos segundos y luego… sentí de nuevo esa helor contra estos mientras él los besaba.
No tenía prisa, no hacía nada de forma brusca, comenzaba levemente para ir poco a poco más y jadeé al sentir el contraste entre mi piel más cálida con la diferencia de sus labios, más fríos que lo que estaba mi piel. El contraste era algo que me estaba erizando la piel e hizo que jadeara cerrando los ojos mientras soltaba su cinturón y comenzaba a quitarle el pantalón, haciendo que poco a poco estuviéramos en igualdad de condiciones.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
El pantalón calló al suelo una vez soltada la evilla y Soren fue consciente de que había quedado desnudo una vez más se sintió avergonzado pero intentó no pensar en lo delgado que estaba y en lo que ella pudiera pensar de su cuerpo. En el pasado su hermano Casper había sido siempre atlético y fuerte, quizás porque se había interesado desde temprana edad en la caza y en el combate con espada, después de todo era el primogénito, heredero al título de Barón Karkaarogf. Soren por el contrario no había sido nunca habilidoso con las actividades físicas, siempre enfermizo y torpe durante su infancia y adolescencia.
Le avergonzaba que Naitiri viera su cuerpo porqué, sabía que muchos hombres tenían músculos más definidos, pectorales anchos y piernas torneadas gracias al trabajo y el ejercicio y en cierta forma, esas eran cualidades que hacían a un hombre, ¡Un hombre de verdad!
- ¿Te parezco atractivo? - Preguntó deteniendo por un momento los besos y volviendo su vista hacía el rostro de ella - Sinceramente... se que muchas veces tienes que mentir a tus clientes y decirles lo que ellos quieren oír... pero quiero que seas sincera - Agregó y caminó hacía la cama que estaba a pocos pasos de ellos y se sentó. Su piel tan pálida que parecía casi un pergamino, colocó las manos sobre sus rodillas y se quedó mirándola de manera expectante.
- ¿Me corregirás si hago algo que no te guste? - Continuó, sabía que ella había dicho que no habían maneras malas o buenas de hacer aquello, pero él quería complacerla en todos los sentidos, quería que ella fuera como una especie de maestra y le indicara que hacer, se sentía más seguro así - Siempre he sido yo el profesor pero... en esta ocación seré tu alumno -
Le avergonzaba que Naitiri viera su cuerpo porqué, sabía que muchos hombres tenían músculos más definidos, pectorales anchos y piernas torneadas gracias al trabajo y el ejercicio y en cierta forma, esas eran cualidades que hacían a un hombre, ¡Un hombre de verdad!
- ¿Te parezco atractivo? - Preguntó deteniendo por un momento los besos y volviendo su vista hacía el rostro de ella - Sinceramente... se que muchas veces tienes que mentir a tus clientes y decirles lo que ellos quieren oír... pero quiero que seas sincera - Agregó y caminó hacía la cama que estaba a pocos pasos de ellos y se sentó. Su piel tan pálida que parecía casi un pergamino, colocó las manos sobre sus rodillas y se quedó mirándola de manera expectante.
- ¿Me corregirás si hago algo que no te guste? - Continuó, sabía que ella había dicho que no habían maneras malas o buenas de hacer aquello, pero él quería complacerla en todos los sentidos, quería que ella fuera como una especie de maestra y le indicara que hacer, se sentía más seguro así - Siempre he sido yo el profesor pero... en esta ocación seré tu alumno -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Tras soltarle la hebilla de aquel pantalón sentí como este caía produciendo un ruido bastante débil cuando cayó al suelo, de que ambos estábamos desnudos. Yo ya me había desnudado hace mucho y tras todo aquel rato que había estado él dibujándome, y estos minutos, ya estábamos en igualdad de condiciones. Poco a poco iba tomando algo más de confianza en sí mismo así que le dejé hacer mientras esperaba a ver qué más hacía, si daba él el paso o, por el contrario, tendría que seguir empujándolo para que pudiera darlo.
Se separó de mí pecho mientras yo trazaba con mis dedos un camino por su columna vertebral sintiendo, en cada trozo de piel que tocaba, lo fría que estaba. Y no solamente estaba fría, sino que además estaba algo más pálida de lo normal y pensé, por un momento, que debía de ser por su lugar de procedencia… era la única explicación lógica que se me ocurría para que su piel estuviera así. Lo miré de forma fija ante su primera pregunta y fruncí el ceño, ¿Por qué decía eso? Vale, quizás no tenía el cuerpo fibroso y atlético de algunos hombres que había conocido, pero no todos eran así de esa forma. En realidad, más bien eran pocos los hombres que tenían esas características, pero me parecía que tenía un rostro muy hermoso. Lo seguí con la vista y suspiré, para seguirlo y ponerme de rodillas, sentada delante de él para quedar a la altura de su rostro.
-¿Piensas que todos los hombres vienen con un cuerpo espectacular? –reí sin poder evitarlo, porque estaba equivocado del todo- Tienes una idea muy equivocada, Soren. Aquí vienen hombres normales y corrientes, y sí, hay algunos que cumplen esas características… pero no lo son todos –le observé el rostro y recorrí una de sus mejillas con mis dedos- Tienes un rostro muy hermoso y eso es alguien que nadie te puede negar –le bajé un poco las gafas para ver sus ojos, durante unos segundos- y unos ojos muy bonitos, tienes también unos labios muy sensuales –los repasé con un dedo y sonreí- Eres atractivo, un cuerpo no lo es todo –me senté a su lado en la cama y sonreí, era el segundo cliente que me decía que le dijera si no lo estaba haciendo bien, aunque la primera vez no eran exactamente con esas palabras- Serás un alumno muy aplicado y que, cuando salgas de aquí, harás que cualquier mujer tiemble bajo sus manos. Te enseñaré a dar placer a una mujer con tus manos y con tú boca –sonreí, en cuanto a enseñarle a que le den placer a él, poco podía hacer ya que eso dependía de la otra persona- Luego te enseñaré cómo debes de moverte –reí entre dientes, creo que era la primera vez que aleccionaba a alguien en toda mí vida- Venga, solo con práctica se aprende. Demuéstrame qué sabes hacer, y yo te iré corrigiendo.
Se separó de mí pecho mientras yo trazaba con mis dedos un camino por su columna vertebral sintiendo, en cada trozo de piel que tocaba, lo fría que estaba. Y no solamente estaba fría, sino que además estaba algo más pálida de lo normal y pensé, por un momento, que debía de ser por su lugar de procedencia… era la única explicación lógica que se me ocurría para que su piel estuviera así. Lo miré de forma fija ante su primera pregunta y fruncí el ceño, ¿Por qué decía eso? Vale, quizás no tenía el cuerpo fibroso y atlético de algunos hombres que había conocido, pero no todos eran así de esa forma. En realidad, más bien eran pocos los hombres que tenían esas características, pero me parecía que tenía un rostro muy hermoso. Lo seguí con la vista y suspiré, para seguirlo y ponerme de rodillas, sentada delante de él para quedar a la altura de su rostro.
-¿Piensas que todos los hombres vienen con un cuerpo espectacular? –reí sin poder evitarlo, porque estaba equivocado del todo- Tienes una idea muy equivocada, Soren. Aquí vienen hombres normales y corrientes, y sí, hay algunos que cumplen esas características… pero no lo son todos –le observé el rostro y recorrí una de sus mejillas con mis dedos- Tienes un rostro muy hermoso y eso es alguien que nadie te puede negar –le bajé un poco las gafas para ver sus ojos, durante unos segundos- y unos ojos muy bonitos, tienes también unos labios muy sensuales –los repasé con un dedo y sonreí- Eres atractivo, un cuerpo no lo es todo –me senté a su lado en la cama y sonreí, era el segundo cliente que me decía que le dijera si no lo estaba haciendo bien, aunque la primera vez no eran exactamente con esas palabras- Serás un alumno muy aplicado y que, cuando salgas de aquí, harás que cualquier mujer tiemble bajo sus manos. Te enseñaré a dar placer a una mujer con tus manos y con tú boca –sonreí, en cuanto a enseñarle a que le den placer a él, poco podía hacer ya que eso dependía de la otra persona- Luego te enseñaré cómo debes de moverte –reí entre dientes, creo que era la primera vez que aleccionaba a alguien en toda mí vida- Venga, solo con práctica se aprende. Demuéstrame qué sabes hacer, y yo te iré corrigiendo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Era cierto que no todos los hombres tenían cuerpos gloriosos y que muchos hombres eran descuidados con su apariencia, escucharla decir que todo tipo de hombres iba al burdel le hizo pensar en como se sentiría una cortesana si el hombre que requería sus servicios no era apuesto ante sus ojos. ¿Podían tener sexo con alguien que físicamente no les atrajera?. Naitiri le parecía una mujer muy hermosa, su belleza era exótica gracias a su país de origen y Soren se sentía atraído hacía su piel morena y sus agraciadas curvas como un imán. ¿Pero sería lo mismo para ellas con los clientes?.
-Gracias – Murmuró avergonzado y con las mejillas coloradas como un par de duraznos frescos – Nunca me había puesto a pensar en eso... - Continuó, no era bueno recibiendo cumplidos, recordó a Baldassare, otro Vampiro que había conocido, quizás el hombre más increíblemente atractivo y talentoso que había visto en su larga vida y quien se habia empeñado en hacerle cumplidos hasta hacer su cara arder. ¿Cómo hacía la gente para no sentirse incómoda cuando le decían ese tipo de cosas?. Nunca lo sabría.
- Deberías haber visto a mi hermano mayor – Comentó con un tono más relajado – También tenía un rostro parecido al mio, pues creo que lo heredamos de mi madre... pero él tenía... un cuerpo digno de ser esculpido en un museo -
Ella le indicó que hiciera lo que supiera y en la marcha le iría corrigiendo y enseñando lo que fuera necesario. Y sonrió nervioso cuando ella dijo que cuando saliera de allí haría a cualquier mujer temblar. Por ahora lo único que le importaba era hacer que Naitiri temblara, con eso sería suficiente para él.
-Esta bien – Dijo al fin y se le ocurrió una idea que quizás funcionaría y le ayudaría a sentirse más cómodo. - Por favor recuéstate en la cama – Le pidió y cuando ella lo hizo tomó la corbata que había traído puesta y que ahora yacía al lado de su camisa sobre una silla y cubrió los ojos de ella amarrándola detrás de su cabeza. Luego tomó el cinturón que tenía en el pantalón y tomó las muñecas de Naitiri y las amarró con delicadeza, aunque con un nudo lo suficientemente duro como para que no pudiera soltarse.
Se quedó mirándola de pie al lado de la cama y no pudo evitar pensar que ella lucía como un delicioso bocadillo a la merced de él.
-Gracias – Murmuró avergonzado y con las mejillas coloradas como un par de duraznos frescos – Nunca me había puesto a pensar en eso... - Continuó, no era bueno recibiendo cumplidos, recordó a Baldassare, otro Vampiro que había conocido, quizás el hombre más increíblemente atractivo y talentoso que había visto en su larga vida y quien se habia empeñado en hacerle cumplidos hasta hacer su cara arder. ¿Cómo hacía la gente para no sentirse incómoda cuando le decían ese tipo de cosas?. Nunca lo sabría.
- Deberías haber visto a mi hermano mayor – Comentó con un tono más relajado – También tenía un rostro parecido al mio, pues creo que lo heredamos de mi madre... pero él tenía... un cuerpo digno de ser esculpido en un museo -
Ella le indicó que hiciera lo que supiera y en la marcha le iría corrigiendo y enseñando lo que fuera necesario. Y sonrió nervioso cuando ella dijo que cuando saliera de allí haría a cualquier mujer temblar. Por ahora lo único que le importaba era hacer que Naitiri temblara, con eso sería suficiente para él.
-Esta bien – Dijo al fin y se le ocurrió una idea que quizás funcionaría y le ayudaría a sentirse más cómodo. - Por favor recuéstate en la cama – Le pidió y cuando ella lo hizo tomó la corbata que había traído puesta y que ahora yacía al lado de su camisa sobre una silla y cubrió los ojos de ella amarrándola detrás de su cabeza. Luego tomó el cinturón que tenía en el pantalón y tomó las muñecas de Naitiri y las amarró con delicadeza, aunque con un nudo lo suficientemente duro como para que no pudiera soltarse.
Se quedó mirándola de pie al lado de la cama y no pudo evitar pensar que ella lucía como un delicioso bocadillo a la merced de él.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Parecía que poco a poco estaba consiguiendo que estuviera más tranquilo, algo que quería que estuviera porque nervioso no serviría para nada y él no disfrutaría como debería de hacerlo. Parecía que el momento de sentirse poco “digno” con su cuerpo y con él mismo pasó por las palabras que le había dicho y sonreí, aquel hombre tenía muchas dudas con respecto a él y al sexo y si podía ayudarlo estaría más que dispuesta a hacerlo. Era la primera vez que recordaba que un cliente me decía que debía de ser yo su profesora, normalmente, no me pedían ese tipo de cosas y yo tampoco las hacía pero, si podía ayudar a Soren de cara al futuro, era algo que no me importaba en absoluto.
Sonreí escuchando hablar de su hermano y me hice una imagen mental de cómo sería por lo que él me estaba diciendo, seguramente, fuera muy parecido a Soren salvo que por lo que él decía su hermano tenía algo más de musculatura. Y ahora entendía por qué me había echo esa pregunta, mientras lo miraba con una ceja alzada tras esas palabras y notando como sus mejillas estaban algo sonrojadas por lo que le había dicho.
-No es tú hermano el que está aquí Soren, y deberías de pensar que un cuerpo no lo es todo… porque no es así. Y te lo dice una mujer, así que deberías de hacerme caso en ese aspecto –le miré durante unos segundos hasta que me pidió que me recostara en la cama, y me mordí el labio- Está bien –me subí sobre la cama y me acosté en ella quedando boca arriba para mirarlo buscando una posición cómoda porque tampoco sabía lo que pretendía hacer. Hasta que lo vi cogiendo la corbata y sonreí mientras levantaba mi rostro y dejaba que me tapara los ojos. Cuando escuché que cogía el cinturón aunque no pudiera veme alcé una ceja preguntándome qué haría, aunque sabía que algo “duro” con ello quedaba totalmente descartado. Reí entre dientes cuando cogió mis muñecas y las ató en el cabecero de la cama, dejándome sin vista y sin opción a mover mis manos- ¿Sabías que privando del sentido de la vista, se disfruta todo mucho más? –hice una leve pausa- al no saber qué vas a hacer estás de alguna forma algo “expuesto” y eso le da un toque mucho más excitante –ondulé mí cuerpo vendada y atada como estaba y suspiré- Empecemos con la clase, y has empezado muy bien –quizás esto lo hacía más por él que por otra cosa, pero no veía mal que supiera que este tipo de cosas aumentaban aún más el placer.
Sonreí escuchando hablar de su hermano y me hice una imagen mental de cómo sería por lo que él me estaba diciendo, seguramente, fuera muy parecido a Soren salvo que por lo que él decía su hermano tenía algo más de musculatura. Y ahora entendía por qué me había echo esa pregunta, mientras lo miraba con una ceja alzada tras esas palabras y notando como sus mejillas estaban algo sonrojadas por lo que le había dicho.
-No es tú hermano el que está aquí Soren, y deberías de pensar que un cuerpo no lo es todo… porque no es así. Y te lo dice una mujer, así que deberías de hacerme caso en ese aspecto –le miré durante unos segundos hasta que me pidió que me recostara en la cama, y me mordí el labio- Está bien –me subí sobre la cama y me acosté en ella quedando boca arriba para mirarlo buscando una posición cómoda porque tampoco sabía lo que pretendía hacer. Hasta que lo vi cogiendo la corbata y sonreí mientras levantaba mi rostro y dejaba que me tapara los ojos. Cuando escuché que cogía el cinturón aunque no pudiera veme alcé una ceja preguntándome qué haría, aunque sabía que algo “duro” con ello quedaba totalmente descartado. Reí entre dientes cuando cogió mis muñecas y las ató en el cabecero de la cama, dejándome sin vista y sin opción a mover mis manos- ¿Sabías que privando del sentido de la vista, se disfruta todo mucho más? –hice una leve pausa- al no saber qué vas a hacer estás de alguna forma algo “expuesto” y eso le da un toque mucho más excitante –ondulé mí cuerpo vendada y atada como estaba y suspiré- Empecemos con la clase, y has empezado muy bien –quizás esto lo hacía más por él que por otra cosa, pero no veía mal que supiera que este tipo de cosas aumentaban aún más el placer.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Ella explicó que privando el sentido de la visión lo demás se agudizaba y se sentía más placer. Parpadeó sorprendido por tal conclusión, él no lo había pensado de esa manera en realidad lo hizo para evitar que ella le viera la cara avergonzada que tenía o sus manos torpes que no sabían muy bien por donde empezar. Que ella no lo estuviera mirando le daba un poco de confianza y le hacía sentir menos tímido. Naitiri parecía divertida con todo el asunto y eso logró arrancarle una sonrisa. Se sentía cada vez más en confianza con ella, como si fueran amigos.
Se le ocurrió que, lo único que sabía hacer medianamente bien era pintar, por lo que buscó en su maletín un pincel que no estuviera manchado con pintura y con delicadeza comenzó a bordear los hombros de ella como si la estuviera dibujando. La punta el pincel era suave pues estaba hecha de un material muy fino, era un pincel que había comprado recientemente en el mercado y que había usado poco. Continuó con sus pinceladas bajando por el pecho de ella y bordeó en círculos toda la forma. En su mente se estaba imaginando a Naitiri como una diosa egipcia, imaginando que el pincel dejaba trazos de pintura dorada sobre su piel, trazando líneas aquí.
Bajó con el pincel por las piernas trazando largas líneas que llegaban hasta sus tobillos y luego volvió a subir deteniéndose en la entrepierna de ella, sentía la cabeza caliente como si se le fuera a estallar en cualquier momento, llevaba demasiado tiempo sin desfogar el deseo acumulado y le estaba constando sobremanera no lanzarse sobre ella y penetrarla ahí mismo de manera salvaje y sin juego previo.
- ¿Te gusta? - Murmuró jugueteando con el pincel sobre su abdomen.
Se le ocurrió que, lo único que sabía hacer medianamente bien era pintar, por lo que buscó en su maletín un pincel que no estuviera manchado con pintura y con delicadeza comenzó a bordear los hombros de ella como si la estuviera dibujando. La punta el pincel era suave pues estaba hecha de un material muy fino, era un pincel que había comprado recientemente en el mercado y que había usado poco. Continuó con sus pinceladas bajando por el pecho de ella y bordeó en círculos toda la forma. En su mente se estaba imaginando a Naitiri como una diosa egipcia, imaginando que el pincel dejaba trazos de pintura dorada sobre su piel, trazando líneas aquí.
Bajó con el pincel por las piernas trazando largas líneas que llegaban hasta sus tobillos y luego volvió a subir deteniéndose en la entrepierna de ella, sentía la cabeza caliente como si se le fuera a estallar en cualquier momento, llevaba demasiado tiempo sin desfogar el deseo acumulado y le estaba constando sobremanera no lanzarse sobre ella y penetrarla ahí mismo de manera salvaje y sin juego previo.
- ¿Te gusta? - Murmuró jugueteando con el pincel sobre su abdomen.
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Al estar completamente privada del sentido de la vista lo único que podía hacer era esperar a que Soren empezara con todo aquello, mientras no dejaba de sentir curiosidad por saber qué era lo que iba a hacer. No podría hacer nada ya que también tenía las manos atadas al cabecero de la cama y aunque me gustasen ese tipo de sesiones, sabía que con Soren sería muy diferente de las que tenía normalmente. Suspiré mientras lo escuchaba andar por la habitación hasta que llegó de nuevo a donde estaba.
No se hizo de esperar y lo primero que sentí fue el tacto suave de un objeto bordeando mis hombros, haciendo que mi piel se erizase y que no supiera qué era lo que estaba haciendo. Aunque lo podía adivinar, seguramente, habría cogido un pincel y estaba trazando trazos con el por mí cuerpo, era lo único que podía asemejarse a lo que estaba sintiendo. Siguió delineando hasta que bajó a mis pechos y comenzó a hacer círculos, mientras sentía unas leves cosquillas por el tacto del pincel en mí piel y arqueaba un poco mí espalda.
Reí entre dientes un poco por lo que me producía que jugara de aquella forma con el pincel sintiendo unas cosquillas allá donde dibujaba trazos y noté que seguía bajando comenzando por mis piernas sintiendo un cosquilleo cuando se detenía al subir en mí entrepierna, haciendo que levantara un poco la cadera y me mordiera el labio porque quería que siguiera jugando por aquella zona.
No podía verle la cara pero estaba convencida de que seguramente estuviera avergonzado, volví a reír encogiendo mí estómago cuando siguió con el pincel sobre mí piel y suspiré porque allá donde pasaba el pincel dejaba un camino que quería que reemplazara con otra cosa, pero no quería presionarlo. Reí ante su pregunta, ¿no se veía acaso en mis reacciones que sí?
-Sí, me gusta –me mordí el labio e hice una leve pausa- jugar con un pincel está muy bien, pero, ¿qué puedes hacer tú, Soren? Tú puedes provocar más placer que ese simple pincel –sonreí- yo te enseñaré, simplemente piensa que tus manos y tus labios son ese pincel –quería ver de qué era capaz.
No se hizo de esperar y lo primero que sentí fue el tacto suave de un objeto bordeando mis hombros, haciendo que mi piel se erizase y que no supiera qué era lo que estaba haciendo. Aunque lo podía adivinar, seguramente, habría cogido un pincel y estaba trazando trazos con el por mí cuerpo, era lo único que podía asemejarse a lo que estaba sintiendo. Siguió delineando hasta que bajó a mis pechos y comenzó a hacer círculos, mientras sentía unas leves cosquillas por el tacto del pincel en mí piel y arqueaba un poco mí espalda.
Reí entre dientes un poco por lo que me producía que jugara de aquella forma con el pincel sintiendo unas cosquillas allá donde dibujaba trazos y noté que seguía bajando comenzando por mis piernas sintiendo un cosquilleo cuando se detenía al subir en mí entrepierna, haciendo que levantara un poco la cadera y me mordiera el labio porque quería que siguiera jugando por aquella zona.
No podía verle la cara pero estaba convencida de que seguramente estuviera avergonzado, volví a reír encogiendo mí estómago cuando siguió con el pincel sobre mí piel y suspiré porque allá donde pasaba el pincel dejaba un camino que quería que reemplazara con otra cosa, pero no quería presionarlo. Reí ante su pregunta, ¿no se veía acaso en mis reacciones que sí?
-Sí, me gusta –me mordí el labio e hice una leve pausa- jugar con un pincel está muy bien, pero, ¿qué puedes hacer tú, Soren? Tú puedes provocar más placer que ese simple pincel –sonreí- yo te enseñaré, simplemente piensa que tus manos y tus labios son ese pincel –quería ver de qué era capaz.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
“Imagina que tus manos y tus labios son el pincel” se repitió en la cabeza al escucharla decir y una sonrisa se curvó en sus labios, la punta de sus colmillos fue visible, por lo que era una ventaja que Naitiri no lo pudiera ver, no estaba dispuesto a revelar lo que realmente era. A lo mejor saldría huyendo despavorida creyendo que le haría daño y en cierta forma le molestaba tener que mentirle cuando estaban teniendo un momento tan intimo, pero su vida era una mentira y había aprendido a lo largo de sus años la importancia de mantener su identidad secreta.
Dejó el pincel a un lado y comenzó a acariciar el cuerpo de ella con sus manos, imitando lo que había hecho con el pincel, pero esta vez con la yema de sus dedos, cuando llegó a la entrepierna, no se aguantó más y comenzó acariciar la entrada de ella sintiendo la humedad, tragó saliva intentando contener el impulso que creía dentro de si mismo y saltar sobre ella, no se sentía cómo con la idea de perder el control, no le gustaba pensar en si mismo como un animal irracional que no podía controlarse en cualquier situación, suficiente era con que no pudiera controlar su sed de sangre como para que tampoco pudiera controlar su líbido.
Introdujo un dedo suavemente y le sorprendió lo fácil y suave que resultó la textura interior, jugueteó en círculos, maravillado con la sensación, absortó en el olor de la piel de ella, en sus suspiros y en como su corazón aceleraba su ritmo conforme él introducía un segundo dedo. De repente se sentía sediento y no era precisamente de sed, por lo que se inclinó y sin dejar de mover sus dedos, comenzó a besar el vientre de ella, bajando con un trazo de besos hasta alcanzar su sexo.
Lamió suavemente ese pequeño punto de piel que sobresalía delicadamente sobre la entrada, algo le decía que ese punto era importante y por la reacción de ella pudo confirmar que el placer que le producía era desorbitante.
Dejó el pincel a un lado y comenzó a acariciar el cuerpo de ella con sus manos, imitando lo que había hecho con el pincel, pero esta vez con la yema de sus dedos, cuando llegó a la entrepierna, no se aguantó más y comenzó acariciar la entrada de ella sintiendo la humedad, tragó saliva intentando contener el impulso que creía dentro de si mismo y saltar sobre ella, no se sentía cómo con la idea de perder el control, no le gustaba pensar en si mismo como un animal irracional que no podía controlarse en cualquier situación, suficiente era con que no pudiera controlar su sed de sangre como para que tampoco pudiera controlar su líbido.
Introdujo un dedo suavemente y le sorprendió lo fácil y suave que resultó la textura interior, jugueteó en círculos, maravillado con la sensación, absortó en el olor de la piel de ella, en sus suspiros y en como su corazón aceleraba su ritmo conforme él introducía un segundo dedo. De repente se sentía sediento y no era precisamente de sed, por lo que se inclinó y sin dejar de mover sus dedos, comenzó a besar el vientre de ella, bajando con un trazo de besos hasta alcanzar su sexo.
Lamió suavemente ese pequeño punto de piel que sobresalía delicadamente sobre la entrada, algo le decía que ese punto era importante y por la reacción de ella pudo confirmar que el placer que le producía era desorbitante.
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Su respuesta no se hizo de esperar, hubo una leve pausa en la que no escuché nada y al momento… sentí que esta vez eran sus manos las que hacían el mismo recorrido que había echo con el pincel. Bordeaba mis hombros, bajaba por mí pecho dejando círculos sobre ellos mientras yo me dejaba hacer, no podía hacer otra cosa y estaba intrigada de ver qué era capaz de hacer. Siguió bajando por mí cuerpo hasta que finalmente llegó a la zona que mí cuerpo más atención pedía. Y sus dedos se quedaron ahí, jugando conmigo.
Jadeé al sentir como sus dedos trazaban líneas y mí cuerpo se movía un poco por lo que me estaba haciendo, notaba su dedo algo frío comparado a como estaba aquella zona, y el contraste era algo que me producía más placer. No se lo pensó mucho y poco tardó en introducir un dedo que me hizo gemir y arquear mí espalda mientras sentía su dedo invadiendo mí interior. Estaba helado, demasiado helado, mientras movía el dedo en círculos y yo me mordía el labio divertida.
-Muy bien Soren, lo estás haciendo muy bien –dije entre jadeos y suspiros mientras su dedo seguía dentro de mí, moviéndose sin parar. Metió un segundo dedo haciendo compañía al primero y volví a jadear mientras ahora movía los dos dedos dentro de mí y moví mi cadera elevándola un poco para notar más lo que estaba haciendo. Tiré mí cabeza un poco hacia atrás y apreté mis manos con fuerza mientras él seguía moviendo sus dedos dentro de mí, sintiendo como mi corazón poco a poco se aceleraba cada vez más y mi cuerpo entraba más y más en calor y el placer poco a poco iba creciendo en mí interior. Comenzó a besar mi vientre y en cuanto comenzó a bajar supe donde iba a terminar… y lo hizo, lamió mí sexo y gemí elevando mi cuerpo y tirando de las ataduras de mis muñecas en el cabecero, su lengua al igual que todo él estaba helada, ¿o era yo que estaba demasiado caliente? Ya no lo sabía. –Soren –gemí como pude mientras el placer aumentaba por mí cuerpo y yo me tenía que quedar quieta porque no podía hacer mucho más- Sigue así y….. harás que…. –jadeé sin poder terminar, dejándome llevar por el placer que estaba sintiendo.
Jadeé al sentir como sus dedos trazaban líneas y mí cuerpo se movía un poco por lo que me estaba haciendo, notaba su dedo algo frío comparado a como estaba aquella zona, y el contraste era algo que me producía más placer. No se lo pensó mucho y poco tardó en introducir un dedo que me hizo gemir y arquear mí espalda mientras sentía su dedo invadiendo mí interior. Estaba helado, demasiado helado, mientras movía el dedo en círculos y yo me mordía el labio divertida.
-Muy bien Soren, lo estás haciendo muy bien –dije entre jadeos y suspiros mientras su dedo seguía dentro de mí, moviéndose sin parar. Metió un segundo dedo haciendo compañía al primero y volví a jadear mientras ahora movía los dos dedos dentro de mí y moví mi cadera elevándola un poco para notar más lo que estaba haciendo. Tiré mí cabeza un poco hacia atrás y apreté mis manos con fuerza mientras él seguía moviendo sus dedos dentro de mí, sintiendo como mi corazón poco a poco se aceleraba cada vez más y mi cuerpo entraba más y más en calor y el placer poco a poco iba creciendo en mí interior. Comenzó a besar mi vientre y en cuanto comenzó a bajar supe donde iba a terminar… y lo hizo, lamió mí sexo y gemí elevando mi cuerpo y tirando de las ataduras de mis muñecas en el cabecero, su lengua al igual que todo él estaba helada, ¿o era yo que estaba demasiado caliente? Ya no lo sabía. –Soren –gemí como pude mientras el placer aumentaba por mí cuerpo y yo me tenía que quedar quieta porque no podía hacer mucho más- Sigue así y….. harás que…. –jadeé sin poder terminar, dejándome llevar por el placer que estaba sintiendo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Se sentía maravillado por el hecho de saberse capaz de producir ese placer en ella. Sabía que si usaba sus poderes mentales podría inclusive aumentar ese placer aún más pues podía manipular su mente, sin embargo le pareció que hacer algo como eso era como 'hacer trampa' y quería sentirse orgulloso de que fueran sus manos o sus labios los que produjeran ese placer. Disfrutó del temblor de sus piernas, de como arqueaba su cuerpo intentando moverse al rítmo que el imponía, pero sabía que le era imposible estando atada.
Detuvo sus besos y sonrió dejándola al borde del orgasmo, su sonrisa era bastante maliciosa, un contraste con sus facciones inocentes que siempre le hacían ver indefenso. Quizás el sexo así como la sangre sacaba a relucir el monstruo que vivía en su interior. Se inclinó sobre ella y quitó la corbata con la que le estaba tapando los ojos, ya no se sentía tan inseguro como antes y quería apreciar toda su expresión cuando la viera alcanzar el éxtasis.
Volvió su rostro hacía esa cavidad húmeda notando lo humectada que estaba y dio otro par de besos disfrutando su sabor prohibido. Estuvo tentado a terminar el trabajo y permitir que alcanzara su punto máximo de placer, pero quería seguir jugando con ella, por lo que se levantó de nuevo y arrodillándose en la cama alzó las pierna de ella hasta ponerlas sobre sus hombros y lentamente la penetró.
Dejó escapar un gemido mientras sentía como su miembro se apretaba hasta el fondo y la calidez de la piel de Naitiri envolviéndolo, de detuvo unos momentos para disfrutar de la sensación y para permitir que ella se acostumbrara a la intromisión y luego comenzó a moverse lentamente.
Detuvo sus besos y sonrió dejándola al borde del orgasmo, su sonrisa era bastante maliciosa, un contraste con sus facciones inocentes que siempre le hacían ver indefenso. Quizás el sexo así como la sangre sacaba a relucir el monstruo que vivía en su interior. Se inclinó sobre ella y quitó la corbata con la que le estaba tapando los ojos, ya no se sentía tan inseguro como antes y quería apreciar toda su expresión cuando la viera alcanzar el éxtasis.
Volvió su rostro hacía esa cavidad húmeda notando lo humectada que estaba y dio otro par de besos disfrutando su sabor prohibido. Estuvo tentado a terminar el trabajo y permitir que alcanzara su punto máximo de placer, pero quería seguir jugando con ella, por lo que se levantó de nuevo y arrodillándose en la cama alzó las pierna de ella hasta ponerlas sobre sus hombros y lentamente la penetró.
Dejó escapar un gemido mientras sentía como su miembro se apretaba hasta el fondo y la calidez de la piel de Naitiri envolviéndolo, de detuvo unos momentos para disfrutar de la sensación y para permitir que ella se acostumbrara a la intromisión y luego comenzó a moverse lentamente.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Estaba atada y vendada mientras Soren seguía moviendo sus dedos dentro de mí y jugaba conmigo, al mismo tiempo que su boca se ocupaba de lamer y besar aquella sensible zona de mí cuerpo que estaba haciendo que jadeara y gimiera sin poder evitarlo, moviendo mí cuerpo –o lo que podía de él- mientras lo único que hacía era dejar que me hiciera, porque no podía hacer mucho más. Era una situación algo… extraña. En teoría debía de ser yo quien le diera placer a él y no al revés, y el hecho de que estuviera atada no mejoraba en absoluto. Me gustaba, sí, pero era raro sentirme quieta cuando era una mujer que también le gustaba dar a la par que recibir.
Por fin mientras arqueaba mi cuerpo y movía mí cadera para incitarlo a que se moviera más rápido noté que su boca abandonaba mí clítoris y pasaba a desatarme con su otra mano lo que llevaba en los ojos. Parpadeé un par de veces acostumbrándome al cambio mientras él seguía de aquella forma, y lo miré lanzando un jadeo cuando su boca volvió a ocupar el puesto que tenía antes. Estaba más que lista y preparada para llegar al orgasmo, pero parecía que él no quería dejar que llegara.
-¿No me desatas, Soren? ¿Tienes miedo de lo que pueda hacerte, si lo haces? –pregunte bastante divertida, no sabiendo por qué dejaba atada mis manos y me mordí el labio sintiendo sus besos por aquella zona. Como siguiera así iba a llegar al orgasmo rápidamente y yo ni siquiera le habría hecho nada. Lo vi que se quitaba, se arrodillaba en la cama y supe lo que iba a hacer. Colocó mis piernas en sus hombros mientras lo observaba divertida y gemí cuando comenzó a penetrarme.
Él no era como los demás hombres que había conocido, era mucho más dulce y delicado en todo aquello, como si quizás tuviera miedo de hacerme daño en algún momento. O al menos, esa era la sensación que a mí me transmitía. Si le llegara a contar lo duro que había experimentado… quizás no sería tan considerado. Aunque pensaba que, realmente, él era así… en todo. Y era algo muy adorable.
-No creo que te tenga que dar muchas más lecciones, Soren. Eres un alumno muy aventajado y aplicado –reí entre dientes en esa pausa que me concedió y di un tirón a mis manos- Una profesora maniatada dando una breve lección… creo que soy demasiado buena –me mordí el labio divertida y moví mí cadera, harta de esperar que estuviera quieto- Muévete, Soren. Quiero ver de lo que eres capaz realmente –lo incité moviendo mí cadera, estaría atada, pero eso no impedía que moviera mis caderas hacia delante y hacia atrás, e incluso en círculos.
Por fin mientras arqueaba mi cuerpo y movía mí cadera para incitarlo a que se moviera más rápido noté que su boca abandonaba mí clítoris y pasaba a desatarme con su otra mano lo que llevaba en los ojos. Parpadeé un par de veces acostumbrándome al cambio mientras él seguía de aquella forma, y lo miré lanzando un jadeo cuando su boca volvió a ocupar el puesto que tenía antes. Estaba más que lista y preparada para llegar al orgasmo, pero parecía que él no quería dejar que llegara.
-¿No me desatas, Soren? ¿Tienes miedo de lo que pueda hacerte, si lo haces? –pregunte bastante divertida, no sabiendo por qué dejaba atada mis manos y me mordí el labio sintiendo sus besos por aquella zona. Como siguiera así iba a llegar al orgasmo rápidamente y yo ni siquiera le habría hecho nada. Lo vi que se quitaba, se arrodillaba en la cama y supe lo que iba a hacer. Colocó mis piernas en sus hombros mientras lo observaba divertida y gemí cuando comenzó a penetrarme.
Él no era como los demás hombres que había conocido, era mucho más dulce y delicado en todo aquello, como si quizás tuviera miedo de hacerme daño en algún momento. O al menos, esa era la sensación que a mí me transmitía. Si le llegara a contar lo duro que había experimentado… quizás no sería tan considerado. Aunque pensaba que, realmente, él era así… en todo. Y era algo muy adorable.
-No creo que te tenga que dar muchas más lecciones, Soren. Eres un alumno muy aventajado y aplicado –reí entre dientes en esa pausa que me concedió y di un tirón a mis manos- Una profesora maniatada dando una breve lección… creo que soy demasiado buena –me mordí el labio divertida y moví mí cadera, harta de esperar que estuviera quieto- Muévete, Soren. Quiero ver de lo que eres capaz realmente –lo incité moviendo mí cadera, estaría atada, pero eso no impedía que moviera mis caderas hacia delante y hacia atrás, e incluso en círculos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Naitiri le estaba instando con sus palabras y aunque lo dudó un poco, decidió desatar sus manos, se inclinó sobre ella y la desató rápidamente pensando que, al hacerlo estaba renunciando a la posición de poder que tenía sobre ella. Siempre había pensado que el sexo era como un juego de poder entre el hombre y la mujer, entre quien ofrecía y quien recibía. Soren temía más que nada a perder el control, todo en su vida era metódico y organizado, siempre intentaba mantener las cosas bajo control en todos los aspectos de su rutina diaria. El sexo no era distinto a eso, también debía tener cierto control, aunque estuviera al borde del éxtasis.
No sabía que decir, siempre había sido malo con las palabras y mucho menos en una situación como esa en la que no podía preguntar por el clima o cosas por el estilo. Decidió quedarse callado y concentrarse en lo que estaba haciendo, colorado como un tomate como estaba se fue moviendo cada vez más rápido, siguiendo el ritmo que Naitiri estaba imponiendo con sus caderas.
Oleadas de placer iban y venían por su cuerpo y de repente se encontró deseando morder esa tierna piel entre la clavícula y el cuello de ella.
Conforme el placer aumentaba, el deseo de morderla se iba haciendo cada vez más fuerte, el vampiro intentaba por todos los medios pensar sólo en el placer que le otorgaba cada envestida y no en el placer que le otorgaría beber su exquisita sangre.
Sabes que el placer no significa nada si no la muerdes Soren. Anda, que esperas, sabes que lo deseas.
Frunció el ceño intentando alejar esa voz interna, repitiéndose así mismo que bastaba con alcanzar un orgasmo físico para quedar satisfecho. Sus manos se aferraron fuertemente a los muslos de ella y pudo sentir los latidos agitados de su corazón, latidos que sólo significaban una cosa, que deliciosa sangre corría por sus venas, esperando por su boca.
Se inclinó hacía ella y la levantó por la cintura, quedando ella sentada sobre él con las piernas bordeándolo, la necesidad de morderla se estaba volviendo insoportable y su rostro era una mueca de agonía y excitación incontrolada.
- Åh Gud, plasman stoppa detta vansinne (Oh, God, please stop this madness) – Susurró en su lengua nativa undiéndo su rostro en el cuello de ella.
No sabía que decir, siempre había sido malo con las palabras y mucho menos en una situación como esa en la que no podía preguntar por el clima o cosas por el estilo. Decidió quedarse callado y concentrarse en lo que estaba haciendo, colorado como un tomate como estaba se fue moviendo cada vez más rápido, siguiendo el ritmo que Naitiri estaba imponiendo con sus caderas.
Oleadas de placer iban y venían por su cuerpo y de repente se encontró deseando morder esa tierna piel entre la clavícula y el cuello de ella.
Conforme el placer aumentaba, el deseo de morderla se iba haciendo cada vez más fuerte, el vampiro intentaba por todos los medios pensar sólo en el placer que le otorgaba cada envestida y no en el placer que le otorgaría beber su exquisita sangre.
Sabes que el placer no significa nada si no la muerdes Soren. Anda, que esperas, sabes que lo deseas.
Frunció el ceño intentando alejar esa voz interna, repitiéndose así mismo que bastaba con alcanzar un orgasmo físico para quedar satisfecho. Sus manos se aferraron fuertemente a los muslos de ella y pudo sentir los latidos agitados de su corazón, latidos que sólo significaban una cosa, que deliciosa sangre corría por sus venas, esperando por su boca.
Se inclinó hacía ella y la levantó por la cintura, quedando ella sentada sobre él con las piernas bordeándolo, la necesidad de morderla se estaba volviendo insoportable y su rostro era una mueca de agonía y excitación incontrolada.
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Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: The beauty of a woman's body +18 (Naitiri)
Por fin pareció que me hizo caso porque se inclinó sobre mí y comenzó a desatarme el cinturón que había entrelazado por mis muñecas, y que posteriormente había anudado al cabecero de la cama. Cuando las tuve libre me froté las muñecas en un gesto que ni siquiera pensé, no me había dolido porque no las había atado y apretado muy fuerte, y reí entre dientes cuando me vi libre de toda atadura. Él seguía dentro de mí pero estaba algo quieto y no se movía, mientras que era yo quien movía la cadera en círculos e incluso era la que hacía que su sexo entrara y saliera un poco en mí interior, al mover la cadera en movimientos hacia delante y hacia atrás. Ahora ya no tenía que esperar a que él hiciera nada, ahora podía ser yo la que diera el siguiente paso sin tener que decírselo.
Lo observé algo divertida viendo el sonrojo que cubría sus mejillas y me pregunté por qué a esas alturas, le daba vergüenza. Ya lo había visto desnudo y no era diferente a cualquier otro hombre. Quizás es que le daba vergüenza porque no sabía muy bien cómo debía de actuar, así que llevé una de mis manos a su cuello y arqueé mí cuerpo hacia el de él estando él algo más cerca del mío. Mi pecho tocó el suyo, frío todavía, y moví todavía más mí cadera mientras él poco a poco cogía algo más de ritmo y me seguía en cada movimiento.
-No pienses, simplemente déjate llevar. Tu cuerpo sabe cómo tiene que actuar y no hace falta que pienses en nada, céntrate en el placer y el resto… saldrá solo -no tenía mucho más que decirle puesto que ya había estado con una mujer, pero quería que se sintiera cómodo y que fuera ganando confianza poco a poco. –Aferró mis muslos con fuerza y jadeé mientras el placer, de nuevo, se arremolinaba en mí interior y crecía poco a poco. Cada vez el placer se extendía más por mí cuerpo, notando cómo mi respiración se iba acelerando al mismo ritmo que los latidos de mí corazón.
Gemí cuando me agarró por la cintura y me elevó haciendo que quedara sentada sobre él, rodeé su cintura con mis piernas y, es aquella posición, fui yo la que comenzó a marcar el ritmo y a llevarlo a mí manera. Cerré los ojos y comencé cada vez a ir más y más rápido notando como su miembro entraba y salía de mí interior aferrada a su cuello y arañando su espalda conforme aumentaba el ritmo, el placer se acrecentaba, gemía y jadeaba por ello, y notaba cómo mi corazón bombeaba más deprisa y mi respiración se entrecortaba. Escuché sus palabras, que no entendí, y noté que llevaba su rostro a mí cuello y yo pasaba a aferrar su pelo con fuerza y a arañarle el hombro buscando un punto de apoyo mientras me seguía moviendo, subiendo y bajando sobre él, moviendo mí cadera en círculos. Eché mi cabeza hacia atrás notando como el pelo me rozaba toda la espalda y me seguí moviendo jadeando y gimiendo, notando como poco a poco me acercaba cada vez más al orgasmo.
Lo observé algo divertida viendo el sonrojo que cubría sus mejillas y me pregunté por qué a esas alturas, le daba vergüenza. Ya lo había visto desnudo y no era diferente a cualquier otro hombre. Quizás es que le daba vergüenza porque no sabía muy bien cómo debía de actuar, así que llevé una de mis manos a su cuello y arqueé mí cuerpo hacia el de él estando él algo más cerca del mío. Mi pecho tocó el suyo, frío todavía, y moví todavía más mí cadera mientras él poco a poco cogía algo más de ritmo y me seguía en cada movimiento.
-No pienses, simplemente déjate llevar. Tu cuerpo sabe cómo tiene que actuar y no hace falta que pienses en nada, céntrate en el placer y el resto… saldrá solo -no tenía mucho más que decirle puesto que ya había estado con una mujer, pero quería que se sintiera cómodo y que fuera ganando confianza poco a poco. –Aferró mis muslos con fuerza y jadeé mientras el placer, de nuevo, se arremolinaba en mí interior y crecía poco a poco. Cada vez el placer se extendía más por mí cuerpo, notando cómo mi respiración se iba acelerando al mismo ritmo que los latidos de mí corazón.
Gemí cuando me agarró por la cintura y me elevó haciendo que quedara sentada sobre él, rodeé su cintura con mis piernas y, es aquella posición, fui yo la que comenzó a marcar el ritmo y a llevarlo a mí manera. Cerré los ojos y comencé cada vez a ir más y más rápido notando como su miembro entraba y salía de mí interior aferrada a su cuello y arañando su espalda conforme aumentaba el ritmo, el placer se acrecentaba, gemía y jadeaba por ello, y notaba cómo mi corazón bombeaba más deprisa y mi respiración se entrecortaba. Escuché sus palabras, que no entendí, y noté que llevaba su rostro a mí cuello y yo pasaba a aferrar su pelo con fuerza y a arañarle el hombro buscando un punto de apoyo mientras me seguía moviendo, subiendo y bajando sobre él, moviendo mí cadera en círculos. Eché mi cabeza hacia atrás notando como el pelo me rozaba toda la espalda y me seguí moviendo jadeando y gimiendo, notando como poco a poco me acercaba cada vez más al orgasmo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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