Érase una vez una bruja, un lobo y un cazador...

por **Elora Paine** Jue Abr 07, 2016 3:06 pm

Recuerdo del primer mensaje :

La muchacha se metió bajo un toldo de una zapatería maldiciendo en arameo su mala suerte, pues había hecho sol todo el día y justo antes de salir se había puesto a llover de forma continuada, la noche se había vuelto desapacible. Tantas molestias por lavarse el pelo y cepillarlo, recogiendo los extremos de las sienes en una trenzas pegadas a la raíz… para nada.

¿Y cuál era la razón de que Elora se engalanase a esas avanzadas horas? pues no era otra que esperar la ronda nocturna de Gael. Hacía un año que habían coincidido por primera vez en un callejón, y desde entonces habían trabado un poco de amistad. El cazador trabajaba en un restaurante y alguna vez le había traído alguna cosa deliciosa que de otra forma jamás hubiera probado.

Vivía sola, dormía sola, no tenía familia y tampoco amigos de verdad, la única persona del mundo que la echaría de menos si desapareciese sería la vieja Brisienne, la dueña de la tienda de hierbas y especias donde trabajaba, y quizás Gael. Al menos un poco, o eso quería pensar. La cuestión es que no se hacía ilusiones, ya que ella era escoria de la clase más baja, a pesar de ser mucho más decente que muchas mademoiselles de salones que no eran más que zorras implacables; y aún así, le resonaba en su fuero interno un cascabelillo cuando lo veía.

Al final de cuento, las brujas siempre eran las malas y acaban solas, desterradas o muertas, lo asumía. Pero mientras llegaba ese destino fatal a su vida, no pasaba nada por aprovechar un poco de tiempo con alguien que siempre se había mostrado agradable y educado. Esperó casi una hora hasta que lo vio enfilar calle abajo. {Mierda. Joder…estás tonta!! te arden las mejillas!!! deja de ponerte roja!! menos mal que es de noche y no se ve.} Sus pensamientos la asaltaron sin piedad, reprochándole ese pequeño rubor de emoción. Se puso mas manos frías sobre los pómulos para rebajarlo y después trató de apartarse el pelo descontrolado de la cara.

— ¿tienes el santo y seña? si no, no puedo dejarte pasar… este es mi callejón.— Buf. Qué mal sonaba eso, parecía que estaba diciendo que era una puta que guardaba su esquina. Le sonrió a Gael, quien a pesar de ser tan serio, a veces mostraba un buen humor que era muy agradable. ¿Por qué le daba la impresión de que todo lo que le decía al cazador sonaba estúpido? si de normal ella no era así. Le tocaba bregar con calaña barriobajera a diario, y nadie le había enseñado modales. Frunció el ceño al darse cuenta de eso y después resopló con fastidio. En fin. Ya estaba dicho.

por **Elora Paine** Vie Mayo 20, 2016 12:05 pm

Elora enarcó una ceja.— Ya te vale!! acabas de llamarme loca asesina…pfffff… que poco respeto. Voy a hechizar a Mordekai para que te haga cosquillas en los pies cuando estés echando un polvo, a ver si así sigues insultando a las brujas.— le hizo un gesto enfurruñado que no era más que un falso gesto de ofensa, porque se notaba que se estaba divirtiendo en esa parte de la conversación.

—Oh, sí, claro. Chimbo. Espero que no fuera tu mascota porque voy a usar sus ojos para una poción de encantamiento de… da igual. Mejor que no sepas los detalles. Oye, eso de las tripas…no sé si hay algún uso brujeril para los intestinos de vampiro, pero si lo hubiera ¿me podrías recoger algunos? bueno, es igual, ya hablaremos de eso en otra ocasión.

Aceptó el barquillo y se lo comió lamiendo primero el relleno y mordiendo luego lo demás.— Está muy bueno. Creo que me voy a acostumbrar a venir por aquí a cenar más a menudo cuando sea rica.— Notaba que Gael estaba aguantándose la risa. No sabía que tuviera esa vena cómica, pero resulta que hacía reir a la gente siendo ella misma y sin ninguna intención. Pues mira qué bien, prefería eso, que pensaran que estaba algo chiflada, a que la considerasen patética o tan extraña que diera grima.

—¡Pues claro que soy guapa! mi madre lo era y mi padre aunque es un cabrón sin sentimientos también es guapo. Pero no lo suficiente como para haberte gustado ¿no?..— la pregunta iba con trampa. A ver qué decía el cazador al respecto. Realmente ahora le daba igual, no veía más allá de donde pisaba Xaryne, pero ya que de alguna forma habían caído ciertas barreras y había confianza para decirse las cosas así sin anestesia no adornos, quería saber si en aquel tiempo en el que habían sido amigo hubiera tenido alguna oportunidad. Se acabó el barquillo y le mantuvo la mirada, con un gesto a medio camino entre “a ver como sales de ésta, campeón, sin herir sentimientos ni ser falso” y cara de “gato con botas” con los ojitos iluminados. Bonita muestra de lo viperina que podía ser la lengua de la bruja.

por **Gael Lutz** Dom Mayo 22, 2016 8:00 am

La conversación estaba pasando de un extremo a otro, habíamos empezado con mal pie, a punto de ponernos a discutir como dos niños pequeños, y ahora, estaba a punto de estallar en una. Rodé los ojos y la miré, demasiado divertido como para poder ser borde con ella otra vez. ―Deja a Mordekai tranquilo Elora, ahora es mío. ― Si me hacía cosquillas cuando estuviese teniendo relaciones sexuales, me iba a cabrear con ella mucho, odiaba quedarme a medias y más aún odiaba dejar a medias a mi pareja en esos momentos, era de malos caballeros insatisfacer a una dama.

Hice una mueca a continuación. Me estaba pidiendo que antes de quemar a un vampiro, le sacase los intestinos. Sentí que me mareaba, vaya asquerosidad me estaba pidiendo. ―Si quieres que haga eso, tendrás que ir tu misma a buscarlos, no pienso abrirles las tripas yo a ninguno. Si quieres lo haces tú. No quiero saber para que los vas a usar... Si deben de estar podridas.― ¿Estaba descubriendo nuevas pociones? ¿Se estaba volviendo más experta?

― Pues claro que está rico, lo he hecho yo, a ver que te crees.― Me reí y cogí yo también un barquillo de los que le había dado a ella, untándolo bien en el chocolate. Lo probé y suspiré. ―Que buen cocinero soy...― Me terminé el barquillo y le enseñé los dientes, llenos de chocolate. ―Debo de ir al dentista...― Reí y me los limpié pasándome la lengua por ellos.

Su pregunta me pilló un poco desprevenido. ¿Quería que le contestase a eso? No me iba a sentir culpable porque ella no me hubiese gustado en su momento. ―No elegimos de quién nos enamoramos, Elora. Eres guapa, pero... Estoy conociendo a alguien.― Me encogí de hombros, esperaba que esa respuesta le valiese. Su mirada me hizo torcer una sonrisa, la cabrona me estaba retando.

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