AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
[Privado]Choque de clases [Contessa]
2 participantes
Página 1 de 1.
[Privado]Choque de clases [Contessa]
Y otro día más huía entre los altos y destartalados edificios de la zona humilde de parís. Parecía que el sol no quería seguir viendo la miseria, la injusticia y el hambre que asolaba estos parajes. Y la verdad lo entendía. Entendía que el sol huyese escapando de esto. Yo también lo haría si pudiese. Si encontrase algo que me llevase a mis padres. Si encontrase la manera de ayudar al mundo. Si pudiese destronar a aquellos que por suerte habían nacido con más suerte que otros. Injusta y estupida sociedad. Estupidos aquellos que habían osado creerse superiores, ellos algún día caerían, los primeros, se les acabaría su suerte... Je, a quien quería engañar yo ahora... Esto no cambiaría nunca. El mundo estaba así de mal repartido y seguiría así. Algunos destrozandonos las manos por trabajar y aún así muriendo como ratas pobres y sucias a las que nadie quiere. Otros...otros viviendo del sufrimiento de los primeros, sin dar un palo al agua, sin mover apenas su trasero gordo y feo por hacer algo. Pocas monedas bastaban para ver una sonrisa en la gente pobre, pero el egoísmo y la avaricia era fuerte en todos los que las poseían. Estúpida gente con dinero, estúpida sociedad y estúpido mundo.
Suspiré mientras me limpiaba una pequeña lágrima que había caído por mi cara. Una cara sucia y llena de hollín, al igual que mis manos, al igual que mis ropas. Y así se quedarían, hasta que pudiese darme un baño, hasta que pudiese escaparme al lago de las afueras. Había sido un día duro, largo y cansado. Llevaba desde antes de que saliese el sol trabajando con el carbón, ayudando a transportarlo a los sitios que los requerían y ayudando en el almacén. Ahora había acabado y al menos... Bajé la mirada observando tres sucias monedas que tenía en unas de las manos. Al menos tenía algo de dinero. Dos para el alquiler, una para ahorrar. Hoy no cenaría, pero no me importaba. Guardé las monedas en el bolsillo del pantalón y me recoloqué la gorra reanudando mi marcha. Ahora volvería a las cuatro paredes que se habían convertido mi casa. Dormiría y mañana volvería a levantarme antes que el sol, buscaría algo de trabajo, algo que me diese suficiente para sacar unas monedas y pasar otro día más. Con suerte podría ir a la iglesia a buscar algún libro o ir a buscar algo que me llevase a mis padres. Sinceramente, cada día que pasaba perdía esperanza con ellos, pero...nunca los abandonaría..Ellos no lo habrían hecho por mi.
Suspiré saliendo de mi ensimismamiento por unos segundos. Arrugué las cejas observando la escena que se alzaba ante mi. Todo sucedió en apenas unos segundos. No hubo tiempo a pensar, no hubo tiempo a razonar, no hubo tiempo a decidir. Solo hubo tiempo para actuar. Tal vez debí haber pasado, debí haber seguido mi camino como seguramente hubiese hecho el restos de personas que por allí se hallasen. Pero algo en mi interior no me lo permitió. Algo en mi interior me hizo moverme, lanzarme. Ver el carro y aquella chica, por muy rica que pareciese. Eso no tuvo importancia. Solo el hecho de que estaba en peligro. Corrí como si no hubiese mañana, agradeciendo llevar pantalones aquel día. Me lancé contra la chica y la empujé con fuerza por los hombros. - Cuidado! - Murmuré entre mis labios, ni así me salía un grito, pero el soltarlo no me lo iba a quitar nadie. Conseguí apartarla del camino del carro, más sin embargo yo no tuve tanta suerte, sentí el golpe del caballo en mi espalda, logrando que acabase de perder el equilibrio y cayese hacia delante. Tal vez eso me salvó de que el carro me arrollase, pero al menos había salvado una vida. Dejé escapar un quejido de sorpresa y dolor por el golpe y sentí con la gorra escapaba de mi cabeza. Llevé una mano a cogerla, pero parte de mi pelo ya había escapado de esta y caía por mis hombros. Aún así esto fue un autoreflejo y mi otra preocupación era lograr quitarme de encima de la mujer que había salvado la vida. Esta no parecía de muy buen humor. Que una rata se te tire encima no es plato de buen gusto para aquellos con cierto poder, ni aunque te hayan salvado la vida al parecer.
Suspiré mientras me limpiaba una pequeña lágrima que había caído por mi cara. Una cara sucia y llena de hollín, al igual que mis manos, al igual que mis ropas. Y así se quedarían, hasta que pudiese darme un baño, hasta que pudiese escaparme al lago de las afueras. Había sido un día duro, largo y cansado. Llevaba desde antes de que saliese el sol trabajando con el carbón, ayudando a transportarlo a los sitios que los requerían y ayudando en el almacén. Ahora había acabado y al menos... Bajé la mirada observando tres sucias monedas que tenía en unas de las manos. Al menos tenía algo de dinero. Dos para el alquiler, una para ahorrar. Hoy no cenaría, pero no me importaba. Guardé las monedas en el bolsillo del pantalón y me recoloqué la gorra reanudando mi marcha. Ahora volvería a las cuatro paredes que se habían convertido mi casa. Dormiría y mañana volvería a levantarme antes que el sol, buscaría algo de trabajo, algo que me diese suficiente para sacar unas monedas y pasar otro día más. Con suerte podría ir a la iglesia a buscar algún libro o ir a buscar algo que me llevase a mis padres. Sinceramente, cada día que pasaba perdía esperanza con ellos, pero...nunca los abandonaría..Ellos no lo habrían hecho por mi.
Suspiré saliendo de mi ensimismamiento por unos segundos. Arrugué las cejas observando la escena que se alzaba ante mi. Todo sucedió en apenas unos segundos. No hubo tiempo a pensar, no hubo tiempo a razonar, no hubo tiempo a decidir. Solo hubo tiempo para actuar. Tal vez debí haber pasado, debí haber seguido mi camino como seguramente hubiese hecho el restos de personas que por allí se hallasen. Pero algo en mi interior no me lo permitió. Algo en mi interior me hizo moverme, lanzarme. Ver el carro y aquella chica, por muy rica que pareciese. Eso no tuvo importancia. Solo el hecho de que estaba en peligro. Corrí como si no hubiese mañana, agradeciendo llevar pantalones aquel día. Me lancé contra la chica y la empujé con fuerza por los hombros. - Cuidado! - Murmuré entre mis labios, ni así me salía un grito, pero el soltarlo no me lo iba a quitar nadie. Conseguí apartarla del camino del carro, más sin embargo yo no tuve tanta suerte, sentí el golpe del caballo en mi espalda, logrando que acabase de perder el equilibrio y cayese hacia delante. Tal vez eso me salvó de que el carro me arrollase, pero al menos había salvado una vida. Dejé escapar un quejido de sorpresa y dolor por el golpe y sentí con la gorra escapaba de mi cabeza. Llevé una mano a cogerla, pero parte de mi pelo ya había escapado de esta y caía por mis hombros. Aún así esto fue un autoreflejo y mi otra preocupación era lograr quitarme de encima de la mujer que había salvado la vida. Esta no parecía de muy buen humor. Que una rata se te tire encima no es plato de buen gusto para aquellos con cierto poder, ni aunque te hayan salvado la vida al parecer.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Cada día que pasa me gusta más esta ciudad, me da pena tener que marcharme en algún momento. Pero me gusta, me permite conocer gente nueva, nuevos lugares, vivir nuevas experiencias… todo tipo de novedades que entretengan mi oscura y apagada alma. Vago por las concurridas calles de París, como casi todos los días, con la esperanza de encontrar algo que haga más amena mi eternidad.
Conforme me pierdo por las innumerables calles de la ciudad, mis curiosos ojos se fijan en todo lo que los rodea, especialmente en la gente. En las grandes urbes es donde más contrasta la diferencia de clases: en la misma calle, me encontré con una dama ya mayor, muy muy entrada en carnes que andaba cual orgulloso gallo de corral; y en sentido contrario, ver a un escuálido niño robando un mísero trozo de pan. Pobre humanidad, cada día es más y más decadente. Y cada día me resulta más y más divertida. La buena comida, siempre viene acompañada de un buen espectáculo.
Sigo caminando por las calles hasta que mi vista se fija sola en un escaparate al otro lado de la calle. Una tienda de alta costura en la que se exponía un pomposo vestido rojo carmín, con decoración dorada, cuya falda no entraría por las puertas más humildes y con un precioso corsé que rompería las costillas a las más débiles.
Como si me llamara, me acerqué a paso lento hacia aquel precioso vestido que me gustaría llevar puesto. La tienda ya estaba cerrada pero quería memorizar aquel vestido para poder ir a buscarlo en otra ocasión. Por unos momentos, solo existíamos ese vestido y yo. Gran error. Presa de mi ensimismamiento, noté un violento golpe en el hombro que me advirtió que estaba a punto de ser atropellada.
El impulso me apartó de la trayectoria del carruaje pero, oí el grito sordo de la persona que me había empujado, quizás herida por el impacto del animal. En ese momento, sentí un peso que caía sobre mí, haciéndome perder el equilibrio.
-Maldición- murmuré al verme caer en el suelo junto a aquella persona desconocida.
Finalmente, pude alzar la vista para ver a aquella persona que había evitado mi atropello. Era una chica joven, bastante mona, no lo voy a negar¸ que buscaba desesperadamente algo en la carretera.
Finalmente, conseguí levantarme y hablé con la chica:
-La próxima vez que vayas a salvar a una dama como yo, ten más cuidado con no estropearle el vestido- le dije mientras le ofrecía mi mano, envuelta en un pañuelo para no mancharme, para que pudiera ponerse en pie.
Conforme me pierdo por las innumerables calles de la ciudad, mis curiosos ojos se fijan en todo lo que los rodea, especialmente en la gente. En las grandes urbes es donde más contrasta la diferencia de clases: en la misma calle, me encontré con una dama ya mayor, muy muy entrada en carnes que andaba cual orgulloso gallo de corral; y en sentido contrario, ver a un escuálido niño robando un mísero trozo de pan. Pobre humanidad, cada día es más y más decadente. Y cada día me resulta más y más divertida. La buena comida, siempre viene acompañada de un buen espectáculo.
Sigo caminando por las calles hasta que mi vista se fija sola en un escaparate al otro lado de la calle. Una tienda de alta costura en la que se exponía un pomposo vestido rojo carmín, con decoración dorada, cuya falda no entraría por las puertas más humildes y con un precioso corsé que rompería las costillas a las más débiles.
Como si me llamara, me acerqué a paso lento hacia aquel precioso vestido que me gustaría llevar puesto. La tienda ya estaba cerrada pero quería memorizar aquel vestido para poder ir a buscarlo en otra ocasión. Por unos momentos, solo existíamos ese vestido y yo. Gran error. Presa de mi ensimismamiento, noté un violento golpe en el hombro que me advirtió que estaba a punto de ser atropellada.
El impulso me apartó de la trayectoria del carruaje pero, oí el grito sordo de la persona que me había empujado, quizás herida por el impacto del animal. En ese momento, sentí un peso que caía sobre mí, haciéndome perder el equilibrio.
-Maldición- murmuré al verme caer en el suelo junto a aquella persona desconocida.
Finalmente, pude alzar la vista para ver a aquella persona que había evitado mi atropello. Era una chica joven, bastante mona, no lo voy a negar¸ que buscaba desesperadamente algo en la carretera.
Finalmente, conseguí levantarme y hablé con la chica:
-La próxima vez que vayas a salvar a una dama como yo, ten más cuidado con no estropearle el vestido- le dije mientras le ofrecía mi mano, envuelta en un pañuelo para no mancharme, para que pudiera ponerse en pie.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Aún seguía encima de la mujer en el suelo. Me dolía la espalda, debía reconocer que me había dado un buen golpe, aunque quisiese hacerme la dura el golpe estaba allí, aunque esperaba que para mañana se hubiese pasado, no podía estar enferma o fuera de juego para trabajar. Si no trabajaba no tendría dinero y entonces no tendría comida y luego me echarían de aquel cuarto que era ahora mi hogar. Aún así intentaba consolarme el hecho de que había salvado a una persona, al menos esa era mi consuelo hasta que escuché sus palabras.
Me quité de encima de la chica cayendo de culo al suelo. Aunque nunca fue mi primer pensamiento, no sabía si le habría llenado el vestido de hollín. Yo esperaba que no, me había sacudido al salir del lugar, mais no iba tampoco a ser un drama para mi de ser así. Era solo un vestido y la vida era mucho más importante que un trozo de tela. Al menos yo lo veía así. Sacudí mi gorra y me la puse encima de mi largo cabello, era consciente que llegado a ese punto volver a esconderlo no traería ninguna solución. Continué allí en el suelo llevándome una mano al lugar de la espalda donde me había llevado el mayor golpe, cerca del hombro.
Cuando quise darme cuenta la otra chica se había puesto en pie y yo seguía en el suelo, la miré desde abajo. Nuevamente, volví a sentirme como siempre nos miraban aquellos con suerte, con superioridad como si no fuese más que una rata que estorbaba en su camino. Y a decir verdad entre su mirada y sus siguientes palabras me hicieron sentirme totalmente así. Además de pensar que fue en ese momento cuando quizás me arrepentí ligeramente de haberme llevado el golpe por tal espécimen de clase alta y pomposa...
De verdad estaba anteponiendo su vestido a su vida? Tal vez no hubiesen sido las mejores maneras, pero no había otras de detener al carruaje y evitar su atropello. Si no hubiese sido por mi, aquella chica estaría ahora pisoteada por los cascos del animal y bajo las ruedas del carro, y sinceramente dudaba que nadie sobreviviese a eso. Ni si quiera alguien con dinero. Un simple y ligero gracias hubiese bastado como recompensa ante salvarle la vida, incluso una mínima sonrisa hubiese bastado. No era necesario aquellas palabras vacías de sentido. Miré al suelo mientras pensaba todo aquello, sin elevar la mirada y sin responder nada a sus palabras. A pesar de estar molesta y dolorida era consciente de que no me convenía levantarle la voz a alguien así, además de que tampoco me salía levantarle la voz a nadie...
Miré de reojo pasados unos segundos y observé el pañuelo que me tendía en su mano. Alcé una ceja sin entender bien del todo la estrategia de la chica. Me recriminaba estropear su vestido y luego me ofrecía ayuda para ponerme en pie...Dudé un poco pero acabé cogiendo el pañuelo con una mano. Me limpié ligeramente la cara, eliminando las lágrimas que habían caído producto del golpe, y por desgracia llenándolo algo de hollín. Mientras mi otra mano aún con restos de hollín se afianzó temblorosa y tímida a la mano enguantada de la chica. Esperé que hiciese algo de fuerza mientras comenzaba a levantarme. No pude evitar poner una pequeña mueca al sentir un pequeño dolor en la espalda. Una vez en pie miré el pañuelo algo avergonzada por haberlo manchado. Tragué saliva y solté su mano dejándole el pañuelo de nuevo en ella.- Merci madame. - Mi voz sonó muy suave y bajita, la voz de una persona tímida que teme molestar con el sonido de su voz. - Espero que al menos usted se encuentre mejor que su vestido. - murmuré la palabra vestido sin poder evitar un pequeño retintín en la ultima palabra. Intentando qe viese que lo del vestido había sido una grosería por su parte. - Solo intentaba salvar una vida. - Me encogí ligeramente de hombros elevando ligeramente la mirada antes de recolocarme de nuevo la gorra y dejando ver mi rostro al completo de nuevo.
Me quité de encima de la chica cayendo de culo al suelo. Aunque nunca fue mi primer pensamiento, no sabía si le habría llenado el vestido de hollín. Yo esperaba que no, me había sacudido al salir del lugar, mais no iba tampoco a ser un drama para mi de ser así. Era solo un vestido y la vida era mucho más importante que un trozo de tela. Al menos yo lo veía así. Sacudí mi gorra y me la puse encima de mi largo cabello, era consciente que llegado a ese punto volver a esconderlo no traería ninguna solución. Continué allí en el suelo llevándome una mano al lugar de la espalda donde me había llevado el mayor golpe, cerca del hombro.
Cuando quise darme cuenta la otra chica se había puesto en pie y yo seguía en el suelo, la miré desde abajo. Nuevamente, volví a sentirme como siempre nos miraban aquellos con suerte, con superioridad como si no fuese más que una rata que estorbaba en su camino. Y a decir verdad entre su mirada y sus siguientes palabras me hicieron sentirme totalmente así. Además de pensar que fue en ese momento cuando quizás me arrepentí ligeramente de haberme llevado el golpe por tal espécimen de clase alta y pomposa...
De verdad estaba anteponiendo su vestido a su vida? Tal vez no hubiesen sido las mejores maneras, pero no había otras de detener al carruaje y evitar su atropello. Si no hubiese sido por mi, aquella chica estaría ahora pisoteada por los cascos del animal y bajo las ruedas del carro, y sinceramente dudaba que nadie sobreviviese a eso. Ni si quiera alguien con dinero. Un simple y ligero gracias hubiese bastado como recompensa ante salvarle la vida, incluso una mínima sonrisa hubiese bastado. No era necesario aquellas palabras vacías de sentido. Miré al suelo mientras pensaba todo aquello, sin elevar la mirada y sin responder nada a sus palabras. A pesar de estar molesta y dolorida era consciente de que no me convenía levantarle la voz a alguien así, además de que tampoco me salía levantarle la voz a nadie...
Miré de reojo pasados unos segundos y observé el pañuelo que me tendía en su mano. Alcé una ceja sin entender bien del todo la estrategia de la chica. Me recriminaba estropear su vestido y luego me ofrecía ayuda para ponerme en pie...Dudé un poco pero acabé cogiendo el pañuelo con una mano. Me limpié ligeramente la cara, eliminando las lágrimas que habían caído producto del golpe, y por desgracia llenándolo algo de hollín. Mientras mi otra mano aún con restos de hollín se afianzó temblorosa y tímida a la mano enguantada de la chica. Esperé que hiciese algo de fuerza mientras comenzaba a levantarme. No pude evitar poner una pequeña mueca al sentir un pequeño dolor en la espalda. Una vez en pie miré el pañuelo algo avergonzada por haberlo manchado. Tragué saliva y solté su mano dejándole el pañuelo de nuevo en ella.- Merci madame. - Mi voz sonó muy suave y bajita, la voz de una persona tímida que teme molestar con el sonido de su voz. - Espero que al menos usted se encuentre mejor que su vestido. - murmuré la palabra vestido sin poder evitar un pequeño retintín en la ultima palabra. Intentando qe viese que lo del vestido había sido una grosería por su parte. - Solo intentaba salvar una vida. - Me encogí ligeramente de hombros elevando ligeramente la mirada antes de recolocarme de nuevo la gorra y dejando ver mi rostro al completo de nuevo.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Por dios, una ya no puede salir a la acalle tranquilamente sin que le pase cualquier cosa. Encima parecía que la culpa de todo era mía, por favor, los cocheros parisinos son los que conducen como si toda la calle les perteneciera cuando no tienen dinero ni para sobrevivir por ellos mismos. Lástima que ya haya pasado porque si no, tendría unas palabritas con la persona que iba en aquel carruaje.
Bueno, ya no me sirve de nada seguir enfadada por eso pero… cuando veo mi precioso vestido echo un desastre no puedo lograr calmarme. Era uno de mis favoritos y ya no hay forma de recuperarlo. Maldición.
Bastante frustrada, miro a la chica que me ha estropeado la ropa. El golpe parecía haberle quitado una gorrita que se acababa de poner y que lo ocultaba parte de la mirada al hacerle sombra. Aunque, eso no fue lo que más me llamó la atención de ella, sino el hecho de ver a una mujer en pantalones. Obviamente no era lo más habitual del mundo y, como es normal, despertó mi curiosidad. ¿Qué motivos podría tener esta chica tan pequeñita a mis ojos para vestir así? La observo fijamente para llegar a la conclusión de que, si se arreglara un poco, por lo menos se aseguraría un trabajo estable en alguno de los burdeles de la zona, y no sería ni de lejos de la más barata de las chicas. Aunque por otra parte no puedo evitar mirarla con cierto desprecio y enfado. Me ha salvado la vida, sí, pero a costa de una de mis mejores prendas.
Pero no soy tan malvada como la gente cree a veces. Tengo mis momentos malos, claro, tampoco soy tan tonta para dejarme avasallar por los demás, pero no soy tan cruel como para dejar a esa chica sola después de lo que ha hecho por mí y menos después de que su atuendo me haya despertado cierta curiosidad. Así que, en un gesto de bondad, la ayudo a ponerse de pie.
Pero que tonta que soy, al querer ser buena por una vez, tanto mi pañuelo, que iba a tirar de todas formas y uno de mis guantes acabaron igual de desastrosos que mi vestido. En cuanto la levanté, tiré el pañuelo al suelo, yo no iba a hacer el esfuerzo de limpiar eso. Por otra parte, oí un pequeño quejido proveniente de la chica. Estaba herida, es normal. Una humana debilucha como parecía ella no podía ir por la vida haciéndose la heroína sin llevarse alguna herida de guerra que le recordara que la próxima vez no hiciera ninguna estupidez.
-No de las gracias, mademoiselle- le contesto con una media sonrisa, intentando ser amable-.Esa herida tiene mala pinta, lo mejor será que vaya a currársela.
Mientras le hablo, mantiene la mirada baja, sin atreverse a mirarme a los ojos. Por lo menos la han educado bien para saber hablarle a aquellos de más estatus que ella. Pero, me guste o no y aunque mi orgullo no me lo permita, estoy en deuda con esa chica así que no me queda otra que ser buena por una vez y ayudar a un humano.
-Mejor no menciones más lo del vestido o me iré y dejaré que se infecte la herida- contesté levantando orgullosa la cabeza- Venga- le cogí de la mano y la llevé casi a rastras por la calle-, tenemos que ir a que te curen eso, señorita de los pantalones.
Bueno, ya no me sirve de nada seguir enfadada por eso pero… cuando veo mi precioso vestido echo un desastre no puedo lograr calmarme. Era uno de mis favoritos y ya no hay forma de recuperarlo. Maldición.
Bastante frustrada, miro a la chica que me ha estropeado la ropa. El golpe parecía haberle quitado una gorrita que se acababa de poner y que lo ocultaba parte de la mirada al hacerle sombra. Aunque, eso no fue lo que más me llamó la atención de ella, sino el hecho de ver a una mujer en pantalones. Obviamente no era lo más habitual del mundo y, como es normal, despertó mi curiosidad. ¿Qué motivos podría tener esta chica tan pequeñita a mis ojos para vestir así? La observo fijamente para llegar a la conclusión de que, si se arreglara un poco, por lo menos se aseguraría un trabajo estable en alguno de los burdeles de la zona, y no sería ni de lejos de la más barata de las chicas. Aunque por otra parte no puedo evitar mirarla con cierto desprecio y enfado. Me ha salvado la vida, sí, pero a costa de una de mis mejores prendas.
Pero no soy tan malvada como la gente cree a veces. Tengo mis momentos malos, claro, tampoco soy tan tonta para dejarme avasallar por los demás, pero no soy tan cruel como para dejar a esa chica sola después de lo que ha hecho por mí y menos después de que su atuendo me haya despertado cierta curiosidad. Así que, en un gesto de bondad, la ayudo a ponerse de pie.
Pero que tonta que soy, al querer ser buena por una vez, tanto mi pañuelo, que iba a tirar de todas formas y uno de mis guantes acabaron igual de desastrosos que mi vestido. En cuanto la levanté, tiré el pañuelo al suelo, yo no iba a hacer el esfuerzo de limpiar eso. Por otra parte, oí un pequeño quejido proveniente de la chica. Estaba herida, es normal. Una humana debilucha como parecía ella no podía ir por la vida haciéndose la heroína sin llevarse alguna herida de guerra que le recordara que la próxima vez no hiciera ninguna estupidez.
-No de las gracias, mademoiselle- le contesto con una media sonrisa, intentando ser amable-.Esa herida tiene mala pinta, lo mejor será que vaya a currársela.
Mientras le hablo, mantiene la mirada baja, sin atreverse a mirarme a los ojos. Por lo menos la han educado bien para saber hablarle a aquellos de más estatus que ella. Pero, me guste o no y aunque mi orgullo no me lo permita, estoy en deuda con esa chica así que no me queda otra que ser buena por una vez y ayudar a un humano.
-Mejor no menciones más lo del vestido o me iré y dejaré que se infecte la herida- contesté levantando orgullosa la cabeza- Venga- le cogí de la mano y la llevé casi a rastras por la calle-, tenemos que ir a que te curen eso, señorita de los pantalones.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Me sacudí los pantalones de nuevo con cierto cuidado, vale que mi ropa no fuese la más limpia de toda, pero sinceramente tampoco era una persona dejada que fuese siempre llena de mierda. Simplemente no disponía del modo de lavar la ropa tanto como me gustase, del mismo modo que tampoco disponía de más de tres conjuntos de ropa. Algo que seguramente a la pomposa que tenía delante hiciese que le diese un patatús y un consiguiente desmayo de encontrarse así su armario. Nos hacía tan distintos el hecho de tener más o menos dinero.
Como lo que hizo justo a continuación. Mis ojos se abrieron como plato de la sorpresa al ver que tiraba el pañuelo al suelo. Al principio creí que se le había caido pero al ver que seguía hablando sin levantarse me hizo saber que no. ¿Por que? Entendía que bueno, no todo el mundo valorase tantos las cosas y tuviese miles de pañuelos y demás. Pero de ahí a tirarlo simplemente por estar algo tiznado...Muchas personas deseaban tener un trozo de tela como ese. La utilidad era mucha, el desperdicio de ella también...Suspiré echando una última mirada al pañuelo, me gustaría agacharme a cogerlo, pero me dolía la espalda y las palabras y acciones siguientes de la chica que tenía en frente me impidieron hacerlo. Me estaba diciendo que no le diese las gracias...En verdad era ella la que debía dar las gracias y no yo.. Apreté ligeramente los puños sin elevar la mirada en ningún momento. Ir a curarme el golpe? Simplemente dejaría pasar el dolor. No tenía nada más y unas sucias monedas no ayudarían. Además la falta de gratitud de esta chica... Se veía quien estaba acostumbrada a que todo el mundo comiese de su mano. Un gracía nunca hacía daño...ya vendría el día en que se daría cuenta. O a quien quería engañar...dudaba que se diese cuenta...un baño de humildad no le vendría mal...
¿Que se me infecte la herida? A caso ello iba a importarle a ella? Iba a importarle que muriese ahora mismo en mitad de la calle. La verdad lo dudaba y no por que quizás en el fondo tuviese buenas intenciones, si no por que las gentes de su clase no solían saber mirar por encima de su ombligo y lo que me llevaba demostrado de momento era que ella era igual. ¿Entonces por que preocuparse de golpe. Me cogió de golpe de la mano y pegó un tirón de ella. ¿Que hacía? Ahora iba a ayudarme? Definitivamente no entendía a esta mujer. cambiaba de ideas a la misma velocidad que pasaban los segundos. Era extraña. Pero aún así no necesitaba la ayuda de ninguna persona.
Además...¿Señorita de los pantalones? En serio? Entendía que no fuese común ver una mujer con pantalones y que estaba incluso mal visto, pero llamarme así? Suspiré e intenté detenerme tirando de la mano de ella ahcia el otro lado para impedirlo. Pero..pero no podía, la chica seguía tirandome sin detenerse. Sabia que yo era un saco de huesos, pero tenía fuerza, al contrario que la chica que tenía en frente que parecía que fuese a romperse con un pequeño toque. ¿De donde salía aquella fuerza entonces? Suspiré intentandolo sin exito de nuevo y acabando por dejarme arrastrar. ¿Por que me ayudaba ahora? No entendía nada. - Oiga.. - Saqué las tres monedas que tenía en mi bolsillo. - Solo tengo esto..no puedo pagar a ningún curandero. Y aún así solo e sun golpe, se pasará solo. No merece la pena ir a ningún sitio..- Me mordí el labio, no solía ser una persona que fuese a ver a los curanderos, el pago era alto y algunos de dudosa confianza. E ir con esta chica me garantizaba que sería un precio muy algo por poco... la observé esperando una respuesta.
Como lo que hizo justo a continuación. Mis ojos se abrieron como plato de la sorpresa al ver que tiraba el pañuelo al suelo. Al principio creí que se le había caido pero al ver que seguía hablando sin levantarse me hizo saber que no. ¿Por que? Entendía que bueno, no todo el mundo valorase tantos las cosas y tuviese miles de pañuelos y demás. Pero de ahí a tirarlo simplemente por estar algo tiznado...Muchas personas deseaban tener un trozo de tela como ese. La utilidad era mucha, el desperdicio de ella también...Suspiré echando una última mirada al pañuelo, me gustaría agacharme a cogerlo, pero me dolía la espalda y las palabras y acciones siguientes de la chica que tenía en frente me impidieron hacerlo. Me estaba diciendo que no le diese las gracias...En verdad era ella la que debía dar las gracias y no yo.. Apreté ligeramente los puños sin elevar la mirada en ningún momento. Ir a curarme el golpe? Simplemente dejaría pasar el dolor. No tenía nada más y unas sucias monedas no ayudarían. Además la falta de gratitud de esta chica... Se veía quien estaba acostumbrada a que todo el mundo comiese de su mano. Un gracía nunca hacía daño...ya vendría el día en que se daría cuenta. O a quien quería engañar...dudaba que se diese cuenta...un baño de humildad no le vendría mal...
¿Que se me infecte la herida? A caso ello iba a importarle a ella? Iba a importarle que muriese ahora mismo en mitad de la calle. La verdad lo dudaba y no por que quizás en el fondo tuviese buenas intenciones, si no por que las gentes de su clase no solían saber mirar por encima de su ombligo y lo que me llevaba demostrado de momento era que ella era igual. ¿Entonces por que preocuparse de golpe. Me cogió de golpe de la mano y pegó un tirón de ella. ¿Que hacía? Ahora iba a ayudarme? Definitivamente no entendía a esta mujer. cambiaba de ideas a la misma velocidad que pasaban los segundos. Era extraña. Pero aún así no necesitaba la ayuda de ninguna persona.
Además...¿Señorita de los pantalones? En serio? Entendía que no fuese común ver una mujer con pantalones y que estaba incluso mal visto, pero llamarme así? Suspiré e intenté detenerme tirando de la mano de ella ahcia el otro lado para impedirlo. Pero..pero no podía, la chica seguía tirandome sin detenerse. Sabia que yo era un saco de huesos, pero tenía fuerza, al contrario que la chica que tenía en frente que parecía que fuese a romperse con un pequeño toque. ¿De donde salía aquella fuerza entonces? Suspiré intentandolo sin exito de nuevo y acabando por dejarme arrastrar. ¿Por que me ayudaba ahora? No entendía nada. - Oiga.. - Saqué las tres monedas que tenía en mi bolsillo. - Solo tengo esto..no puedo pagar a ningún curandero. Y aún así solo e sun golpe, se pasará solo. No merece la pena ir a ningún sitio..- Me mordí el labio, no solía ser una persona que fuese a ver a los curanderos, el pago era alto y algunos de dudosa confianza. E ir con esta chica me garantizaba que sería un precio muy algo por poco... la observé esperando una respuesta.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Y mi desafortunado día, sigue sin acabar. Con el vestido hecho un desastre, un humor de perros y aun así intento esforzarme por ser simpática con esta extraña chica que, para que negarlo, me da un poco de curiosidad. Por mucho que intente limpiarse la ropa, sin agua caliente dudo que las manchas se vayan a quitar. Inevitablemente la acabo mirando por encima del hombro, con una mezcla de lástima y desprecio.
Cuidadosamente, miro sus acciones, se queda embobada mirando el pañuelo que he tirado. Tengo muchos más y ese ya está perdido, puede que en la calle encuentre alguien que le de un uso tal y como está. Esta sociedad es así, unos arriba, otros abajo, casi sin posibilidad de mejorar, muy fácil de empeorar. Pero, yo sé que siempre ha sido así y ojalá no lo sea durante mucho tiempo. Pero hasta que la sociedad esté preparada para cambiar, no nos queda otra que aprender a sobrevivir y, a ser posible, a vivir bien en ella.
Parecía que todas mis acciones le molestaba e incluso que no quería que la llevara a que se curara la herida pero no iba a dejarla así. Si estaba en mi mano ayudar a alguien que me había ayudado, iba a hacerlo, quisiera ella o no. Notaba como quería resistirse y huir, pero no iba a dejarla, tenía una cuenta pendiente e iba a saldarla y… quizás crear una deuda más grande.
Mientras la llevo a un curandero cercano, veo que me enseña tres míseras monedas. ¿Acaso cree que solo con eso va a pagar el tratamiento? ¿De verdad cree que es ella la que lo va a costear? Un poco ofendida por la imagen que tiene la chica de mí, paro en seco pero sin soltarla para evitar que escapara. A continuación, cojo las monedas y se las meto en el bolsillo son pensar. Una vez hecho, me miro inconscientemente el guante a ver si está manchado. Por suerte solo tiene algunas manchas pequeñas que si podré lavar en casa. No quiero tirar más cosas hoy.
-Escucha- le digo severa-, tú no vas a pagar nada, ¿entiendes? Con esas tres monedas no tendrías ni para una simple gasa en el sitio al que vamos así que ahórrate el numerito. Esa herida es demasiado grave como para esperar que vaya a curarse sola. Además, me imagino que querrás que se te cure lo antes posible, ¿no?- le argumento esbozando un leve sonrisa mientras sigo arrastrando de ella.
No sé cómo me las arreglo siempre para acabar involucrada siempre con gente curiosa.
Cuidadosamente, miro sus acciones, se queda embobada mirando el pañuelo que he tirado. Tengo muchos más y ese ya está perdido, puede que en la calle encuentre alguien que le de un uso tal y como está. Esta sociedad es así, unos arriba, otros abajo, casi sin posibilidad de mejorar, muy fácil de empeorar. Pero, yo sé que siempre ha sido así y ojalá no lo sea durante mucho tiempo. Pero hasta que la sociedad esté preparada para cambiar, no nos queda otra que aprender a sobrevivir y, a ser posible, a vivir bien en ella.
Parecía que todas mis acciones le molestaba e incluso que no quería que la llevara a que se curara la herida pero no iba a dejarla así. Si estaba en mi mano ayudar a alguien que me había ayudado, iba a hacerlo, quisiera ella o no. Notaba como quería resistirse y huir, pero no iba a dejarla, tenía una cuenta pendiente e iba a saldarla y… quizás crear una deuda más grande.
Mientras la llevo a un curandero cercano, veo que me enseña tres míseras monedas. ¿Acaso cree que solo con eso va a pagar el tratamiento? ¿De verdad cree que es ella la que lo va a costear? Un poco ofendida por la imagen que tiene la chica de mí, paro en seco pero sin soltarla para evitar que escapara. A continuación, cojo las monedas y se las meto en el bolsillo son pensar. Una vez hecho, me miro inconscientemente el guante a ver si está manchado. Por suerte solo tiene algunas manchas pequeñas que si podré lavar en casa. No quiero tirar más cosas hoy.
-Escucha- le digo severa-, tú no vas a pagar nada, ¿entiendes? Con esas tres monedas no tendrías ni para una simple gasa en el sitio al que vamos así que ahórrate el numerito. Esa herida es demasiado grave como para esperar que vaya a curarse sola. Además, me imagino que querrás que se te cure lo antes posible, ¿no?- le argumento esbozando un leve sonrisa mientras sigo arrastrando de ella.
No sé cómo me las arreglo siempre para acabar involucrada siempre con gente curiosa.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Intenté que las monedas no se cayesen de mi mano mientras la chica tiraba de mi. Sabía que era poco dinero, pero mis ahorros no eran muchos más. Tenía pocos gastos, pero también poco dinero. Tragué saliva. No me esperaba que la chica parase en seco, sin dar señales de ello ni sin avisar. Por ello acabé estampada contra su hombro. Si, me choqué de lleno contra ella. Ahogué un pequeño gemido de sorpresa y me llevé la mano libre a la frente separándome un poco. - Lo..siento. - Murmuré por propia inercia que hacia siempre antes de tragar saliva y subir la mirada de nuevo de golpe buscando las monedas que me había cogido. ¿Que hacia? Vi como me las metía en el bolsillo, iba a decir un algo, pero entonces vi como se miraba de reojo la mano.. En serio...puede que hubiese estado trabajando con carbón, pero no era una persona que ensuciase a cada centimetro. Bueno, quizás, pero te sacudes y ya está..No hacía falta tal mirada de desprecio...
Cuando me habla noto cierto tono serio en su voz. ¿Se había enfadado? No entendía demasiado bien que estaba ocurriendo. No entendía que quería exactamente esa chica ni a que jugaba. No acostumbraba a interactuar con la gente más d elo necesario, ni a relacionase con nadie desde lo de su padre, por eso, aquello la estaba cogiendo muy por sorpresa y no sabía demasiado bien como reaccionar. Tragué saliva de nuevo escuchándola hablar, intentaba en algunos momentos hablar, pero no me llegaba a atrever. En ese momento impuso un poco, pero acabó pasando, aunque en verdad no era muy difícil que alguien me impusiese a mi.
Suspiro y bajo la cabeza dándome por vencida mientras que asiento ligeramente y con un toque dulce y tímido a sus palabras. - Si...necesito estar bien. - Suspira acelerando un poco el paso para no parecer un saco de patatas al que están tirando sin tener cuidado. - Aún así insisto en que vos no debéis hacer algo así.. -Tragué saliva de nuevo. No sabía a donde íbamos, y me daba a mi que íbamos a salir del barrio pobre y yo no conocía el otro demasiado bien, solo esperaba no perderme.
Cuando me habla noto cierto tono serio en su voz. ¿Se había enfadado? No entendía demasiado bien que estaba ocurriendo. No entendía que quería exactamente esa chica ni a que jugaba. No acostumbraba a interactuar con la gente más d elo necesario, ni a relacionase con nadie desde lo de su padre, por eso, aquello la estaba cogiendo muy por sorpresa y no sabía demasiado bien como reaccionar. Tragué saliva de nuevo escuchándola hablar, intentaba en algunos momentos hablar, pero no me llegaba a atrever. En ese momento impuso un poco, pero acabó pasando, aunque en verdad no era muy difícil que alguien me impusiese a mi.
Suspiro y bajo la cabeza dándome por vencida mientras que asiento ligeramente y con un toque dulce y tímido a sus palabras. - Si...necesito estar bien. - Suspira acelerando un poco el paso para no parecer un saco de patatas al que están tirando sin tener cuidado. - Aún así insisto en que vos no debéis hacer algo así.. -Tragué saliva de nuevo. No sabía a donde íbamos, y me daba a mi que íbamos a salir del barrio pobre y yo no conocía el otro demasiado bien, solo esperaba no perderme.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Recorriendo las calles para llegar al curandero, al frenar para habla con ella, se acaba chocando con mi hombro. La pobre suelta un gemido de dolor o sorpresa, no lo sé, pero es normal, ha sido demasiado repentino para alguien tan poquita cosa como aparentaba ella.
-No te disculpes, no tienes por qué disculparte por todo- le digo quitándole importancia a lo que acababa de pasar.
Tras guardarle las monedas, retomé el paso y al menos noté que ella también caminaba y que no era solo que yo la estuviera arrastrando. Por mucho que quisiera huir no iba a dejar que se fuera quien sabe a dónde con semejante herida. Tampoco había que ser muy lista como para intuir que el sitio donde esta chica vivía sería un criadero de infecciones, por lo menos, había que desinfectar eso y yo sabía dónde había que ir.
-Claro que tienes que estar bien- le contesto-, sea cual sea tu trabajo, parece ser bastante duro. Y, por mucho que digas, no te voy a hacer caso, pagaré yo el tratamiento de esa herida, señorita.
En toda la conversación, ni siquiera me giro para mirarla a los ojos. No llevo mucho tiempo en París, como para ir andando por inercia, sin mirar por donde voy. Tengo que asegurarme de que vamos por el sitio correcto.
Conforme vamos caminando, las calles van cambiando, pasando al barrio más acomodado de la ciudad. Busco por los edificios , buscando uno en concreto hasta que, al final, en un modesto local en una esquina, encuentro el letrero que estaba buscando. Un curandero de los mejores de la ciudad, que no hacía preguntas, solo trabajaba.
Antes de entrar, frené en seco para esta vez, girarme y mirar la cara de la chica que me había seguido todo el camino.
-Siento no haberme presentado antes, me llamo Contessa, ¿y tú?
-No te disculpes, no tienes por qué disculparte por todo- le digo quitándole importancia a lo que acababa de pasar.
Tras guardarle las monedas, retomé el paso y al menos noté que ella también caminaba y que no era solo que yo la estuviera arrastrando. Por mucho que quisiera huir no iba a dejar que se fuera quien sabe a dónde con semejante herida. Tampoco había que ser muy lista como para intuir que el sitio donde esta chica vivía sería un criadero de infecciones, por lo menos, había que desinfectar eso y yo sabía dónde había que ir.
-Claro que tienes que estar bien- le contesto-, sea cual sea tu trabajo, parece ser bastante duro. Y, por mucho que digas, no te voy a hacer caso, pagaré yo el tratamiento de esa herida, señorita.
En toda la conversación, ni siquiera me giro para mirarla a los ojos. No llevo mucho tiempo en París, como para ir andando por inercia, sin mirar por donde voy. Tengo que asegurarme de que vamos por el sitio correcto.
Conforme vamos caminando, las calles van cambiando, pasando al barrio más acomodado de la ciudad. Busco por los edificios , buscando uno en concreto hasta que, al final, en un modesto local en una esquina, encuentro el letrero que estaba buscando. Un curandero de los mejores de la ciudad, que no hacía preguntas, solo trabajaba.
Antes de entrar, frené en seco para esta vez, girarme y mirar la cara de la chica que me había seguido todo el camino.
-Siento no haberme presentado antes, me llamo Contessa, ¿y tú?
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Suspiré y la seguí en completo silencio, mirándola desde mi posición, observándola en un intento de conocer algo de ella, de sacar algo en claro de esta persona tan extraña. Que primero me grita y se vuelve loca por una mancha en el vestido y por salvarle la vida. Pero que luego se empeña en llevarme a curar el golpe. No entendía nada, y observarla tampoco ayudaba mucho… Suspiré y negué. En ese momento sentí una extraña sensación en el estómago al observarla bien, como si tuviese por ahí algo recorriendome y no pude por más que morderme el labio con fuerza y mirar al frente bajando la mirada, mientras me preguntaba ¿Qué había sido eso? Había sido tan raro..al mirarla a ella, que incluso me había puesto nerviosa. Cogí aire con fuerza y lo eché lentamente mientras escuchaba sus palabras.
-Tra…trabajo de lo que puedo mademosille… normalmente en trabajos más de “chicos”. – Murmuré tímidamente y con voz suave como un pequeño dato en respuestas a sus palabras. Era verdad que la sociedad los tildaba de trabajos de hombre y que solo se los daban a ellos, pero también eran los que mejor pagaban y los no perdías tu dignidad en ello.. Por..por eso me gustaba más trabajar en ellos que en cualquiera de los otros. – De… de acuerdo…- Murmuré. La verdad ahora mismo no me apetecía negárselo, no sabía muy bien el por que, pero no me apetecía…Quiero decir! Si ella pagaba era problema suyo, yo debía tomarlo y ya está.
Al cabo de unos minutos de silencio entre ambas me doy cuenta que poco a poco como me temía estábamos saliendo de mi barrio, de los barrios pobres de parís para pasar a una ciudad mucho más pomposa y derrochadora, una ciudad más del estilo que la mujer que me llevaba delante. Bueno, de la chica. Y en estos barrios las ratas no son bien vistas y notaba cada mirada clavada en mi, como algunos hombres sacaban pecho, otros miraban con repugnancia, como mujeres cogían fuerte a sus niños o sus bolsos que eran igual o más importantes que ellos. Yo suspiré y negué mirando al frente. También entendía que iba vestida como un chico, con pelo largo y los que no se hubiesen dado cuenta al menos me verían como un chaval pobre que no tiene donde caerse muerto. Aunque el hecho de ir con la otra chica les desconcertaría, creo o lo mismo no, por que otros estaban pasando de mí.
Al fin vi como la chica se dirigía directa a un local en una esquina. Era curioso como todo aquel barrio y estaba dudando si me dejarían entrar o me echarían a patadas, pero bueno, yo seguiría a esta chica y si pasaba algo…pues me escondería detrás de ella y…y ya…
Ibamos a entrar en el local y yo iba curioseando a ver si se podía ver algo por las ventanas, por lo que no iba mirando al frente y cuando ella se detuvo de nuevo en seco y se giró yo no me di cuenta y…si, nuevamente volví a chocarme con ella de lleno. Arrugué la nariz por el golpe y me separé rápidamente ligeramente sonrojada. – Lo…lo siento mucho…pe..perdón. – Me disculpé en un susurro a tiempo de observar como me miraba a la cara y se presentaba. Era cierto que no sabía su nombre, bueno, sinceramente no había tenido demasiado interés, al menos no lo había tenido antes.
- Mmmmm… - Tragué saliva mordiéndome el labio con cierta fuerza antes de mirarla y hacer un pequeño gesto de cortesía con la cabeza mientras me presentaba. – Yo…yo soy Ivy madamosielle… - Tragué saliva y me apresuré a añadir por pura educación y cortesía. – Encantada? – Aunque salió un poco en pregunta más que en afirmación…ojalá no s ehubiese notado…
-Tra…trabajo de lo que puedo mademosille… normalmente en trabajos más de “chicos”. – Murmuré tímidamente y con voz suave como un pequeño dato en respuestas a sus palabras. Era verdad que la sociedad los tildaba de trabajos de hombre y que solo se los daban a ellos, pero también eran los que mejor pagaban y los no perdías tu dignidad en ello.. Por..por eso me gustaba más trabajar en ellos que en cualquiera de los otros. – De… de acuerdo…- Murmuré. La verdad ahora mismo no me apetecía negárselo, no sabía muy bien el por que, pero no me apetecía…Quiero decir! Si ella pagaba era problema suyo, yo debía tomarlo y ya está.
Al cabo de unos minutos de silencio entre ambas me doy cuenta que poco a poco como me temía estábamos saliendo de mi barrio, de los barrios pobres de parís para pasar a una ciudad mucho más pomposa y derrochadora, una ciudad más del estilo que la mujer que me llevaba delante. Bueno, de la chica. Y en estos barrios las ratas no son bien vistas y notaba cada mirada clavada en mi, como algunos hombres sacaban pecho, otros miraban con repugnancia, como mujeres cogían fuerte a sus niños o sus bolsos que eran igual o más importantes que ellos. Yo suspiré y negué mirando al frente. También entendía que iba vestida como un chico, con pelo largo y los que no se hubiesen dado cuenta al menos me verían como un chaval pobre que no tiene donde caerse muerto. Aunque el hecho de ir con la otra chica les desconcertaría, creo o lo mismo no, por que otros estaban pasando de mí.
Al fin vi como la chica se dirigía directa a un local en una esquina. Era curioso como todo aquel barrio y estaba dudando si me dejarían entrar o me echarían a patadas, pero bueno, yo seguiría a esta chica y si pasaba algo…pues me escondería detrás de ella y…y ya…
Ibamos a entrar en el local y yo iba curioseando a ver si se podía ver algo por las ventanas, por lo que no iba mirando al frente y cuando ella se detuvo de nuevo en seco y se giró yo no me di cuenta y…si, nuevamente volví a chocarme con ella de lleno. Arrugué la nariz por el golpe y me separé rápidamente ligeramente sonrojada. – Lo…lo siento mucho…pe..perdón. – Me disculpé en un susurro a tiempo de observar como me miraba a la cara y se presentaba. Era cierto que no sabía su nombre, bueno, sinceramente no había tenido demasiado interés, al menos no lo había tenido antes.
- Mmmmm… - Tragué saliva mordiéndome el labio con cierta fuerza antes de mirarla y hacer un pequeño gesto de cortesía con la cabeza mientras me presentaba. – Yo…yo soy Ivy madamosielle… - Tragué saliva y me apresuré a añadir por pura educación y cortesía. – Encantada? – Aunque salió un poco en pregunta más que en afirmación…ojalá no s ehubiese notado…
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Por lo menos las cosas ya estaban más calmadas y aquella chica me seguía sin oponer mucha resistencia. Dios, tan difícil era entender que solo pretendía ser amable. Curar a esta chica torpe y que siguiera su triste y sucia vida, fingiendo ser un chico.
En serio, sigo pensando que se sacaría más partido si usara más sus encantos de mujer. O los poco que creo que al menos tendrá. Tampoco la había visto con detenimiento pero, por la poca información que tenía hasta ahora podía advertir que aquella chica podría ser bastante interesante si se comportara más como una dama, como debería ser.
De repente, la noté nerviosa, su pulso se aceleró. Noté como su sangre viajaba más y más rápido por sus venas. Mmm…sangre, no diría que no a mordisquear un poco su cuello. El aire de la noche me traía su perfume y, si su sangre era la mitad de deliciosa que su olor, no diría que no a probarla.
Asentí ligeramente cuando me argumentó en qué solía trabajar. Pero claro, con esas pintas, tampoco hacía falta ser un genio para adivinar que esa chica no vivía principalmente de limpiar casas de señoritos que se pasarían la tarde fantaseando con más que solo verla a cuatro patas fregando el suelo.
-Lo que yo decía, necesitas estar en buenas condiciones para trabajar. Así que te tienes que curar lo antes posibles. Y no quiero un no por respuesta- dije con tono severo, como las institutrices de los internados.
Al menos había conseguido que entrara en razón mientras la sacaba de ese barrio de mala muerte para llevarla al mundo civilizado. Aun no logro entender cómo puede haber algunas tiendas tan buenas en zonas tan deplorables. Culpa de los tontos que seguimos yendo a verlas a pesar de arriesgarnos a que nos atraquen o te empujen y te ensucien el vestido.
Caminando por las calles noto la mirada perpleja e incluso asqueada de muchos de los humanitos con aires de grandeza que se pasean por esta zona. No sé de qué se extrañan, quizás la estaba llevando a la policía para que la arrestaran por robo. Las élites de ahora ya no son como las de antes, ya cualquiera se puede hacer aristócrata. Aunque bueno, viéndolo de esa manera, yo también fui escalando hasta lo que soy ahora: una buena samaritana que ayuda a una desvalida chica a curarse unas terribles heridas.
Antes de entrar, me presenté, esperando que ella, con un mínimo de educación, hiciera lo mismo. Al menos la habían educado para que supiera presentarse de una manera más o menos adecuada.
-No tienes que pedir perdón siempre- la reprendí.
Su nerviosismo solo me hacía divertirme más. Intentaba ser conmigo lo más correcta posible aunque era normal que lo hiciera con cierta torpeza. Solté una pequeña risita mientras me acercaba a ella tras su presentación. Cerca, muy cerca, pude inhalar su dulce perfume.
-Encantada señorita Ivy. Ahora- dije abriendo la puerta del pequeño local-, pase mademoiselle. Vamos a curar sus heridas- le indiqué mientras el sonido de la campanita de la puerta anunciaba nuestra entrada a aquel pequeño pero fiable local.
En serio, sigo pensando que se sacaría más partido si usara más sus encantos de mujer. O los poco que creo que al menos tendrá. Tampoco la había visto con detenimiento pero, por la poca información que tenía hasta ahora podía advertir que aquella chica podría ser bastante interesante si se comportara más como una dama, como debería ser.
De repente, la noté nerviosa, su pulso se aceleró. Noté como su sangre viajaba más y más rápido por sus venas. Mmm…sangre, no diría que no a mordisquear un poco su cuello. El aire de la noche me traía su perfume y, si su sangre era la mitad de deliciosa que su olor, no diría que no a probarla.
Asentí ligeramente cuando me argumentó en qué solía trabajar. Pero claro, con esas pintas, tampoco hacía falta ser un genio para adivinar que esa chica no vivía principalmente de limpiar casas de señoritos que se pasarían la tarde fantaseando con más que solo verla a cuatro patas fregando el suelo.
-Lo que yo decía, necesitas estar en buenas condiciones para trabajar. Así que te tienes que curar lo antes posibles. Y no quiero un no por respuesta- dije con tono severo, como las institutrices de los internados.
Al menos había conseguido que entrara en razón mientras la sacaba de ese barrio de mala muerte para llevarla al mundo civilizado. Aun no logro entender cómo puede haber algunas tiendas tan buenas en zonas tan deplorables. Culpa de los tontos que seguimos yendo a verlas a pesar de arriesgarnos a que nos atraquen o te empujen y te ensucien el vestido.
Caminando por las calles noto la mirada perpleja e incluso asqueada de muchos de los humanitos con aires de grandeza que se pasean por esta zona. No sé de qué se extrañan, quizás la estaba llevando a la policía para que la arrestaran por robo. Las élites de ahora ya no son como las de antes, ya cualquiera se puede hacer aristócrata. Aunque bueno, viéndolo de esa manera, yo también fui escalando hasta lo que soy ahora: una buena samaritana que ayuda a una desvalida chica a curarse unas terribles heridas.
Antes de entrar, me presenté, esperando que ella, con un mínimo de educación, hiciera lo mismo. Al menos la habían educado para que supiera presentarse de una manera más o menos adecuada.
-No tienes que pedir perdón siempre- la reprendí.
Su nerviosismo solo me hacía divertirme más. Intentaba ser conmigo lo más correcta posible aunque era normal que lo hiciera con cierta torpeza. Solté una pequeña risita mientras me acercaba a ella tras su presentación. Cerca, muy cerca, pude inhalar su dulce perfume.
-Encantada señorita Ivy. Ahora- dije abriendo la puerta del pequeño local-, pase mademoiselle. Vamos a curar sus heridas- le indiqué mientras el sonido de la campanita de la puerta anunciaba nuestra entrada a aquel pequeño pero fiable local.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
¿Que no debía pedir perdón siempre? No podía evitar pedir perdón. Era una forma de defensa que tenía de forma involuntaria, una forma de si metía la pata, que era posible en el 90% de los casos, poder escaquearme disculpándome de la mejor forma posible. O bueno no se, al menos no llevarme toda la culpa, si no poder de algún modo salvarme. Vamos que seguramente seguirían saliendome disculpas así...además el tener vergüenza o timidez no ayudaba a la hora de "no disculparme por todo", no podía evitarlo y bueno...era así y tampoco se por que me estoy rayando ahora mismo por esto. ¿Por que estoy dándole tantas vueltas? Sacudí la cabeza ligeramente intentando quitar de ella todas estas ideas que daban vueltas como locas. Ideas estupidas, para darles vueltas estupidas. Ivy que te pasaba ?
Y entonces cuando quise darme cuenta tenía la cara de ella delante mía, a apenas unos centímetros de la mía. Por unos segundos contuve la respiración de golpe y mis ojos se abrieron algo más de lo normal, me quedé allí haciendo frente. Pero apenas unos segundos después me retiré unos centímetros hacia atrás dejando caer toda mi respiración y mi aliento hacia delante, hacia la chica misteriosa que no lograba comprender. Carraspee entonces volviendo en si y pasándome una mano por el pelo que asomaba bajo la gorra de forma disimulada. En aquel momento me sentía algo incomoda por todo aquello y mi comportamiento sin saber muy bien por que.
Para disimular todo aquello y como una salida a aquella situación tan extraña que acaba de dejar vista miré hacia la puerta que había abierto Contessa, tragué saliva, ahora mismo me daba un poco de respeto entrar allí, ciertamente olía a varias plantas. Algunas pude reconocerlas, otros olores sin embargo eran totalmente desconocidos para mi. - Si...si claro.- Murmuré en bajo evitando mirarla de nuevo a los ojos o la cara por miedo a lo que pudiese pasar. Tragué saliva y entré del tirón a la tienda extraña a la que una extraña me había traido, tras un extraño encuentro. Demasiado extraño todo verdad? Bueno, seguramente se volviese aún más extraño. Lo primero que vi frente a mi fueron muchos estantes y algunas puertas entre ellos, además de un mostrador en el fondo de aquella estancia y un hombre tras él. Normalmente no solía entrar en aquellos lugares, por eso nada más entró la emplumada esperé a que me adelantase para dar unos pequeños pasos hacia atrás y ocultarme tras ella. Era tímida y una rata de la calle, no sabía moverme ni en esos lugares ni con las personas.
Y entonces cuando quise darme cuenta tenía la cara de ella delante mía, a apenas unos centímetros de la mía. Por unos segundos contuve la respiración de golpe y mis ojos se abrieron algo más de lo normal, me quedé allí haciendo frente. Pero apenas unos segundos después me retiré unos centímetros hacia atrás dejando caer toda mi respiración y mi aliento hacia delante, hacia la chica misteriosa que no lograba comprender. Carraspee entonces volviendo en si y pasándome una mano por el pelo que asomaba bajo la gorra de forma disimulada. En aquel momento me sentía algo incomoda por todo aquello y mi comportamiento sin saber muy bien por que.
Para disimular todo aquello y como una salida a aquella situación tan extraña que acaba de dejar vista miré hacia la puerta que había abierto Contessa, tragué saliva, ahora mismo me daba un poco de respeto entrar allí, ciertamente olía a varias plantas. Algunas pude reconocerlas, otros olores sin embargo eran totalmente desconocidos para mi. - Si...si claro.- Murmuré en bajo evitando mirarla de nuevo a los ojos o la cara por miedo a lo que pudiese pasar. Tragué saliva y entré del tirón a la tienda extraña a la que una extraña me había traido, tras un extraño encuentro. Demasiado extraño todo verdad? Bueno, seguramente se volviese aún más extraño. Lo primero que vi frente a mi fueron muchos estantes y algunas puertas entre ellos, además de un mostrador en el fondo de aquella estancia y un hombre tras él. Normalmente no solía entrar en aquellos lugares, por eso nada más entró la emplumada esperé a que me adelantase para dar unos pequeños pasos hacia atrás y ocultarme tras ella. Era tímida y una rata de la calle, no sabía moverme ni en esos lugares ni con las personas.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Al fin habíamos llegado al pequeño local en el que curarían a la chica. Me pregunto cuántas veces más tendré que reñirla para que sepa comportarse delante de una dama. Pero, en ese momento, cuando acerqué mi cara a la suya, le sonreí cuando vi su cara de sorprendida. Es muy muy divertido jugar un poco con chicas inocentes como esta, me gusta demasiado. ¿Creía que podía plantarme cara? Podía intentarlo pero no lograrlo.
Finalmente, la veo retroceder un poco. Creo que he logrado intimidarla. En ese momento, noto su respiración contenida en mi cara. No puedo más que sorprenderme. No por el inapropiado gesto, sino por el agradable olor a sangre joven, pura e inocente que llegó a mí. No pude evitar relamerme un poco aunque intenté que no se notara.
Agité la cabeza para volver a centrarme y entré en la tienda. Nada más entrar, la chica se ocultó detrás de mí mientras yo avanzaba.
Desde que había llegado a París, solía frecuentar mucho este sitio. Su dueño era un médico, por llamarlo de alguna manera, muy eficaz y, lo que más me gustaba, no hacía preguntas. Solo trabajaba y cobraba. El señor Bonnet, dueño de la tienda, nos aguardaba semiescondido detrás de las muchas plantas medicinales que había en el mostrador.
El local era pequeñito, formado por la recepción donde estábamos nosotras, repleta de estanterías y mesas completamente atestadas de plantas y botes con extraños ungüentos. Además, detrás tenía una pequeña salita en la que atendía casos más graves, como el de ahora. También contaba con algunos almacenes pero en realidad no eran habitaciones demasiado grandes.
-Vaya, buenas tardes, querida. Hacía mucho que no te veía por aquí. Eso es bueno para ti y malo para mi bolsillo- me saludó el anciano, ajustándose las gafas.
-Hola, Monsieur Bonnet- le saludé entre risas por su comentario.
-¿Qué te trae por mi tienda hoy?
Me giro y cojo de la mano a la chica. Seguro que por sí sola no es capaz ni de reaccionar ni de moverse. La pongo delante del curandero y le señalo la espalda.
-Esta vez vengo a que le cure la espalda a ella.
El anciano la examina y finalmente concluye:
-Esto tiene fácil solución. Pasad a la salita, ahí estareís más cómodas- no señala la puertecita.
Finalmente, la veo retroceder un poco. Creo que he logrado intimidarla. En ese momento, noto su respiración contenida en mi cara. No puedo más que sorprenderme. No por el inapropiado gesto, sino por el agradable olor a sangre joven, pura e inocente que llegó a mí. No pude evitar relamerme un poco aunque intenté que no se notara.
Agité la cabeza para volver a centrarme y entré en la tienda. Nada más entrar, la chica se ocultó detrás de mí mientras yo avanzaba.
Desde que había llegado a París, solía frecuentar mucho este sitio. Su dueño era un médico, por llamarlo de alguna manera, muy eficaz y, lo que más me gustaba, no hacía preguntas. Solo trabajaba y cobraba. El señor Bonnet, dueño de la tienda, nos aguardaba semiescondido detrás de las muchas plantas medicinales que había en el mostrador.
El local era pequeñito, formado por la recepción donde estábamos nosotras, repleta de estanterías y mesas completamente atestadas de plantas y botes con extraños ungüentos. Además, detrás tenía una pequeña salita en la que atendía casos más graves, como el de ahora. También contaba con algunos almacenes pero en realidad no eran habitaciones demasiado grandes.
-Vaya, buenas tardes, querida. Hacía mucho que no te veía por aquí. Eso es bueno para ti y malo para mi bolsillo- me saludó el anciano, ajustándose las gafas.
-Hola, Monsieur Bonnet- le saludé entre risas por su comentario.
-¿Qué te trae por mi tienda hoy?
Me giro y cojo de la mano a la chica. Seguro que por sí sola no es capaz ni de reaccionar ni de moverse. La pongo delante del curandero y le señalo la espalda.
-Esta vez vengo a que le cure la espalda a ella.
El anciano la examina y finalmente concluye:
-Esto tiene fácil solución. Pasad a la salita, ahí estareís más cómodas- no señala la puertecita.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Me quedé escondida detrás de la chica durante toda la conversacion? bueno no se. Durante todo el rato que hablaban ellos yo miraba al rededor. La gran cantidad de plantitas y frascos, el hombre viejo y con cara de hacer locuras y aquel extraño olor que me tenía realmente mareada. No sabía que hacer o no. Osea, vale como una tonta habia seguido a esta extraña aquí y había sido una idiota al hacerlo, ahora..ahora mismo podría estar en un gran peligro. Y si aquel hombre fuese como los locos que hacen experimentos raros y que luego te duermen con un paño blanco...Realmente asustada no...realmente estaba preocupada. Aún podría salir corriendo, solamente si me atrevía a dar un paso hacia atrás corriendo...
En ese momento de pronto mi cuerpo se tensó al cuerpo y un escalofrio recorrió mi espalda desde la mano hasta llegar a mi rostro y bajar por mi cuerpo. Mi mirada bajó lentamente hasta ver que la otra chica me había cogido de la mano. Mis mejillas tomaron ligeramente un color algo rosado, nunca me había pasado eso. Era tarde...tarde para escapar, tarde para salir corriendo, ella me había cogido y no podría libarme de la chica. Intenté tirar pero efectivamente ella me movió como quien mueve a una muñeca hasta colocarme delante del hombre.
Trago saliva y me tenso aún más. Inconscientemente apreté la mano de la chica con fuerza al sentir que el hombre elevaba mi chaleco y la camisa por detrás para ver el golpe de la espalda. No estaba acostumbrada a pasar tiempo con nadie, mucho menos a que alguien entrase en contacto conmigo y cuando el hombre lo hizo no pude evitar reaccionar así. Aunque si es verdad que no esperaba que fuese a reaccionar así con la chica. Aún así no dije nada, nada hasta que el hombre dio su veredicto y soltó la camisa.
Observé la sala que me señaló y solté la mano de la otra chica par adirigirme hacia allí, por el camino pensé que tendría que quitarme la camisa y realmente si iba a arriesgarme con el cientifico loco prefería que solo el me viese sin camisa. Realmente...me daba mucha verguenza y no podría con tanto. Tragué saliva y por primera vez asentí al hombre.
Cuando iba a entrar por la puerta me detuve y me giré a la extraña chica. - Gracias, pero espera aquí fuera...por favor.. - Hice un pequeño gesto con la cabeza y entré tras el hombre que me cerró la puerta tras de mi.
Hice lo que el me dijo y me quité la ropa superior. Noté que el hombre me limpiaba la espalda y luego me aplicaba un mejunje. Me explicó que eso aliviaría el golpe y el dolor. Me dio un pequeño bote y luego espero a que me vistiese para salir. Tragué saliva y salí junto al homre de la sala con la cabeza baja para no ver a la otra mujer.
En ese momento de pronto mi cuerpo se tensó al cuerpo y un escalofrio recorrió mi espalda desde la mano hasta llegar a mi rostro y bajar por mi cuerpo. Mi mirada bajó lentamente hasta ver que la otra chica me había cogido de la mano. Mis mejillas tomaron ligeramente un color algo rosado, nunca me había pasado eso. Era tarde...tarde para escapar, tarde para salir corriendo, ella me había cogido y no podría libarme de la chica. Intenté tirar pero efectivamente ella me movió como quien mueve a una muñeca hasta colocarme delante del hombre.
Trago saliva y me tenso aún más. Inconscientemente apreté la mano de la chica con fuerza al sentir que el hombre elevaba mi chaleco y la camisa por detrás para ver el golpe de la espalda. No estaba acostumbrada a pasar tiempo con nadie, mucho menos a que alguien entrase en contacto conmigo y cuando el hombre lo hizo no pude evitar reaccionar así. Aunque si es verdad que no esperaba que fuese a reaccionar así con la chica. Aún así no dije nada, nada hasta que el hombre dio su veredicto y soltó la camisa.
Observé la sala que me señaló y solté la mano de la otra chica par adirigirme hacia allí, por el camino pensé que tendría que quitarme la camisa y realmente si iba a arriesgarme con el cientifico loco prefería que solo el me viese sin camisa. Realmente...me daba mucha verguenza y no podría con tanto. Tragué saliva y por primera vez asentí al hombre.
Cuando iba a entrar por la puerta me detuve y me giré a la extraña chica. - Gracias, pero espera aquí fuera...por favor.. - Hice un pequeño gesto con la cabeza y entré tras el hombre que me cerró la puerta tras de mi.
Hice lo que el me dijo y me quité la ropa superior. Noté que el hombre me limpiaba la espalda y luego me aplicaba un mejunje. Me explicó que eso aliviaría el golpe y el dolor. Me dio un pequeño bote y luego espero a que me vistiese para salir. Tragué saliva y salí junto al homre de la sala con la cabeza baja para no ver a la otra mujer.
Ivy Angels- Humano Clase Baja
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Localización : En los barrios bajos de París...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: [Privado]Choque de clases [Contessa]
Tener a esta chica detrás de mí todo el rato, temblando como un cachorro en invierno empieza a perder la gracia. Podría tener un poco de iniciativa, no sé, explicarle donde le duele o cosas así. Dios, tengo que hacerlo yo todo. ¿En serio ahora está asustada? Por favor, habérselo pensado antes de haber venido conmigo. Para una vez que soy buena con los humanos…Ni que fuera a secuestrarla, violarla y comérmela…aún no…
La noto muerta de miedo mientras tiembla. Pero, a estas alturas no voy a irme. Sería toda una descortesía. Además, no voy a negar que notaba algo más extraño en aquella chica y no podía negar que me parecía totalmente divertido y que, si era lo que yo suponía, me haría divertirme mucho durante mucho tiempo.
A continuación, la veo más nerviosa aún y no entiendo el motivo hasta que me doy cuenta de que la pequeña es demasiado recatada como para desvestirse delante de más de una persona. Pobrecita, no sabe lo que se pierde, la de gente que podría pasarlo bien a la vez con su cuerpo.
Sumida en mis perversos pensamientos, me quedé fuera esperando, no sin antes hacerle un gesto a la chica de no iba a entrar, aunque no iba a negar que no me hubiera gustado. Pero los buenos cazadores saben saborear mejor una presa cazada con paciencia…que caiga por si sola en la trampa.
Finalmente, salieron los dos de la sala. Noté como la pequeña humana me desviaba la mirada. Mis suposiciones no estaban muy desencaminadas. Solté una pequeña sonrisa antes de dirigirme al anciano doctor que me dijo:
-No es nada grave, mademoiselle. Con un par de días de reposo estará perfecta.
-Me alegro entonces- contesté.
Mientras tanto, pagué al anciano mientras, en uno de los papeles en los que apuntaba lo que necesitaba el paciente para curarse, empecé a escribir. Soplé delicadamente en el papel para que la tinta se secara, lo doblé y se lo di a la chica que aún seguía allí, inmóvil.
-Toma, por si alguna vez necesitas ayuda.
Y tras asegurarme de que había guardado el papel, me despedí del médico y, con un ágil y rápido movimiento, besé la mejilla de la chica antes de desaparecer entre el gentío de la ciudad. Sabiendo que pronto nos volveríamos a encontrar.
La cazadora acababa de poner la trampa.
La noto muerta de miedo mientras tiembla. Pero, a estas alturas no voy a irme. Sería toda una descortesía. Además, no voy a negar que notaba algo más extraño en aquella chica y no podía negar que me parecía totalmente divertido y que, si era lo que yo suponía, me haría divertirme mucho durante mucho tiempo.
A continuación, la veo más nerviosa aún y no entiendo el motivo hasta que me doy cuenta de que la pequeña es demasiado recatada como para desvestirse delante de más de una persona. Pobrecita, no sabe lo que se pierde, la de gente que podría pasarlo bien a la vez con su cuerpo.
Sumida en mis perversos pensamientos, me quedé fuera esperando, no sin antes hacerle un gesto a la chica de no iba a entrar, aunque no iba a negar que no me hubiera gustado. Pero los buenos cazadores saben saborear mejor una presa cazada con paciencia…que caiga por si sola en la trampa.
Finalmente, salieron los dos de la sala. Noté como la pequeña humana me desviaba la mirada. Mis suposiciones no estaban muy desencaminadas. Solté una pequeña sonrisa antes de dirigirme al anciano doctor que me dijo:
-No es nada grave, mademoiselle. Con un par de días de reposo estará perfecta.
-Me alegro entonces- contesté.
Mientras tanto, pagué al anciano mientras, en uno de los papeles en los que apuntaba lo que necesitaba el paciente para curarse, empecé a escribir. Soplé delicadamente en el papel para que la tinta se secara, lo doblé y se lo di a la chica que aún seguía allí, inmóvil.
-Toma, por si alguna vez necesitas ayuda.
Y tras asegurarme de que había guardado el papel, me despedí del médico y, con un ágil y rápido movimiento, besé la mejilla de la chica antes de desaparecer entre el gentío de la ciudad. Sabiendo que pronto nos volveríamos a encontrar.
La cazadora acababa de poner la trampa.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 04/08/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Choque de espadas [privado]
» Choque de espadas[Privado]
» Interesante contrincante [Contessa Luciano]
» [PRIVADO] El encuentro entre prejuicios [Contessa Luciano]
» [Privado]Carrera contra reloj, final inesperado. [Contessa Luciano ]
» Choque de espadas[Privado]
» Interesante contrincante [Contessa Luciano]
» [PRIVADO] El encuentro entre prejuicios [Contessa Luciano]
» [Privado]Carrera contra reloj, final inesperado. [Contessa Luciano ]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour