AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
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Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Fría y lluviosa, calles vacías y calzadas mojadas, y aun así, el burdel parecía más vivo que nunca.
Un ultimo vistazo a aquella nota garabateada con cierta rapidez y que la noche anterior había acabado en mi poder.
Sin lugar a dudas esa era la dirección de la cita, más mire sorprendido aquella robusta puerta acompañada de señoritas con sus atributos al aire.
Parece que hoy trabajo y placer se entremezclaban con distintos aromas a mujer.
Cruce el umbral no sin antes ser detenido por varias damas que semidesnudas me invitaban a lujuriosos pecados.
No negaré que la tentación tenia forma de mujer y sabor a sangre, y que en otra ocasión me hubiera deleitado en ellas a partes iguales, más aquella noche el trabajo no podía mezclarse con la perversión que dibujaban mis oscurecidos ojos.
Humo, sudor, alcohol y vitae, sillones de rojizos tonos ocupados por distintos caballeros ebrios en su mayoría, agasajados por damas de las que jamas hubieran soñado poseer.
Unos francos, drogas y alcohol y podían elegir a cualquiera, desde la mas gruesa a la mas fina, todas a gusto del consumidor. Muchos siglos habían pasado desde que nací, más poco había cambiado, lo que hoy se conoce como el oficio mas viejo del mundo.
Camine con decisión hasta una recargada barra donde la madam parecía ultimar los últimos tratos con un caballero. No tardo en llegar mi turno, pues con unos soberbios modales y sin reparar en alcohol me sirvió una jarra bien llena dispuesta a entonarme.
Tome la fria y espumosa cerveza negra y le di un buen trago antes de sin demasiados preámbulos preguntar por la dueña de aquel papel que portaba.
-La señorita di Lorenzo me espera -espete parco en palabras.
Un gesto con la mano y una prostituta se encamino escaleras arriba como alma que llevaba el mismísimo diablo.
-Ahora la hacen llamar señor, más es costosa su compañía -me advirtió la señora con el brillo del dinero dibujado en los fríos y verduscos ojos.
Asentí con indiferencia dando un nuevo trago a aquella jarra que pronto se vería vacía, al tiempo que me sumía nuevamente en mis pensamientos.
Extrañado de que una prostituta requiriera mi presencia más no al contrario, intuí que la dama de la que poco sabia debía tener serios problemas. Aunque mi fama como buen amante me predecía, algo me decía que no era eso lo que de mi buscaba.
Un ultimo vistazo a aquella nota garabateada con cierta rapidez y que la noche anterior había acabado en mi poder.
Sin lugar a dudas esa era la dirección de la cita, más mire sorprendido aquella robusta puerta acompañada de señoritas con sus atributos al aire.
Parece que hoy trabajo y placer se entremezclaban con distintos aromas a mujer.
Cruce el umbral no sin antes ser detenido por varias damas que semidesnudas me invitaban a lujuriosos pecados.
No negaré que la tentación tenia forma de mujer y sabor a sangre, y que en otra ocasión me hubiera deleitado en ellas a partes iguales, más aquella noche el trabajo no podía mezclarse con la perversión que dibujaban mis oscurecidos ojos.
Humo, sudor, alcohol y vitae, sillones de rojizos tonos ocupados por distintos caballeros ebrios en su mayoría, agasajados por damas de las que jamas hubieran soñado poseer.
Unos francos, drogas y alcohol y podían elegir a cualquiera, desde la mas gruesa a la mas fina, todas a gusto del consumidor. Muchos siglos habían pasado desde que nací, más poco había cambiado, lo que hoy se conoce como el oficio mas viejo del mundo.
Camine con decisión hasta una recargada barra donde la madam parecía ultimar los últimos tratos con un caballero. No tardo en llegar mi turno, pues con unos soberbios modales y sin reparar en alcohol me sirvió una jarra bien llena dispuesta a entonarme.
Tome la fria y espumosa cerveza negra y le di un buen trago antes de sin demasiados preámbulos preguntar por la dueña de aquel papel que portaba.
-La señorita di Lorenzo me espera -espete parco en palabras.
Un gesto con la mano y una prostituta se encamino escaleras arriba como alma que llevaba el mismísimo diablo.
-Ahora la hacen llamar señor, más es costosa su compañía -me advirtió la señora con el brillo del dinero dibujado en los fríos y verduscos ojos.
Asentí con indiferencia dando un nuevo trago a aquella jarra que pronto se vería vacía, al tiempo que me sumía nuevamente en mis pensamientos.
Extrañado de que una prostituta requiriera mi presencia más no al contrario, intuí que la dama de la que poco sabia debía tener serios problemas. Aunque mi fama como buen amante me predecía, algo me decía que no era eso lo que de mi buscaba.
Última edición por Erlend Cannif el Jue Mayo 19, 2016 3:12 am, editado 1 vez
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Aunque me iba bastante bien en París las cosas estaban a punto de salirse de control, aquel hombre que tomó más que cualquier hombre de mi quería aún darse el lujo de verme derrotada, de pedirle de rodillas que me tomara nuevamente para acabar con sus deseos de follarse una vez más a quien hizo mujer. No podía entender como un hombre dedicado a Dios hacía ese tipo de bajezas, abusar de una chiquilla a corta edad y acosarla ya en su edad madura para recordarle la maldición que ahora portaba.
Quizás recurrir a los métodos que pensaba hacer no era lo mejor, podía condenarme aún más de la cuenta si mataba a aquel sacerdote pero no podía vivir así con su tormento, temiendo por un nombre y un rostro que me había seguido hasta París; necesitaba contratar a alguien que pudiera hacer lo que yo no estaba dispuesta y era ahí donde aquel hombre entraba en escena; toda la tarde me pasé asegurándome que los francos fueran suficientes, algunos de mis amantes no tuvieron problema alguno en pagar más de lo normal porque yo cumpliera sus deseos más tiempo, aquel dinero desde luego que estaba lejos de caer en manos de mi jefa pues sabía perfectamente bien como ocultar esos detalles; ahora solo tenía que esperar la visita de aquel hombre y no distraerme con cualquier hombre o mujer.
Cuando el sonido de la puerta llegó a mis oídos una sonrisa nerviosa apareció en mi rostro, jamás habría recurrido a lastimar a nadie en mi vida pero no sería acosada por aquel hombre nunca más; arreglé un poco mis mejillas y mi cabello antes de bajar aquella desgastada escalera de madera y encaminarme al hombre descrito anteriormente.-Buenas noches monsieur.-musité con una voz melodiosa esperando obtener la atención de aquel hombre.-Creo que no es el mejor lugar para hablar, ¿le molestaría hacerlo un poco más privado?.-pregunté inspeccionándolo con la mirada esperando su respuesta fuera positiva; quizás en mi habitación podríamos hablar libremente y no levantaría sospecha alguna si algo se salía de mi control.
Quizás recurrir a los métodos que pensaba hacer no era lo mejor, podía condenarme aún más de la cuenta si mataba a aquel sacerdote pero no podía vivir así con su tormento, temiendo por un nombre y un rostro que me había seguido hasta París; necesitaba contratar a alguien que pudiera hacer lo que yo no estaba dispuesta y era ahí donde aquel hombre entraba en escena; toda la tarde me pasé asegurándome que los francos fueran suficientes, algunos de mis amantes no tuvieron problema alguno en pagar más de lo normal porque yo cumpliera sus deseos más tiempo, aquel dinero desde luego que estaba lejos de caer en manos de mi jefa pues sabía perfectamente bien como ocultar esos detalles; ahora solo tenía que esperar la visita de aquel hombre y no distraerme con cualquier hombre o mujer.
Cuando el sonido de la puerta llegó a mis oídos una sonrisa nerviosa apareció en mi rostro, jamás habría recurrido a lastimar a nadie en mi vida pero no sería acosada por aquel hombre nunca más; arreglé un poco mis mejillas y mi cabello antes de bajar aquella desgastada escalera de madera y encaminarme al hombre descrito anteriormente.-Buenas noches monsieur.-musité con una voz melodiosa esperando obtener la atención de aquel hombre.-Creo que no es el mejor lugar para hablar, ¿le molestaría hacerlo un poco más privado?.-pregunté inspeccionándolo con la mirada esperando su respuesta fuera positiva; quizás en mi habitación podríamos hablar libremente y no levantaría sospecha alguna si algo se salía de mi control.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 18/04/2016
Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Mi dama no se hizo esperar, podía oír sus delicados pasos con cada crujido de madera de aquella vieja escalera que sin duda llevaba a los hombres al paraíso de entre sus piernas.
Su voz melodiosa cautivo mi atención con un simple y cortes saludo. Aun con la cerveza entre mis manos gire el cuerpo hacia ella, encontrando así una dama que poco o nada tenia que ver con el resto de prostitutas.
Sonreí de medio lado mirándola de arriba abajo, sin duda una bella mujer. No me extrañaba que su precio fuera mas elevado que el del resto.
-Creo que no es el mejor lugar para hablar, ¿le molestaría hacerlo un poco más privado?.-preguntó mientras sus ojos me inspeccionaban con sumo interés.
Deje caer los francos acordados sobre la barra que la madam cogió con codicia y se esmero en contar con sus finos dedos.
Asentí con la cabeza y con un gesto de mano le indique que pasara delante, yo la seguiría.
La vista trasera, nada dejaba que envidiar a la delantera, un culo prieto que competía en belleza con aquellos ojos azules de gran profundidad y pechos turgentes, bien apretados, en el interior de aquel corsee que poco dejaba a la imaginación del hombre.
No tardamos en cruzar el umbral de su puerta, encontrándome al otro lado de ella, una cámara sencilla, con una cama en mi opinión demasiado usada, más con olor a limpio.
Al otro lado, un tocador de madera lacado en blanco, con un gran espejo de ribetes tallados a mano y aquellos utensilios plateados con el que las damas de alta alcurnia adecentaban sus cabellos y rostro.
Junto al catre, una mesita de noche de robusta madera, con un candelabro y sendas velas, que intuía daba aquel aspecto romántico, si es que lo tenia, a su trabajo.
Camine con seguridad hacia la dama que me miraba con aquellos ojos azul mar, por un momento hubiera deseado saber que pensaba.
-¿y bien? -susurre frente a ella con calma-¿para que me ha echo llamar?
Hundí mis ojos en los suyos contemplándola, su piel aun no olía a hombre, al parecer era el primer cliente ficticio del día.
Parecía nerviosa, pues aunque mantenía la compostura, podía sentir cierto temor en ella, quizás alterada por lo que me iba a pedir en aquel momento.
Su voz melodiosa cautivo mi atención con un simple y cortes saludo. Aun con la cerveza entre mis manos gire el cuerpo hacia ella, encontrando así una dama que poco o nada tenia que ver con el resto de prostitutas.
Sonreí de medio lado mirándola de arriba abajo, sin duda una bella mujer. No me extrañaba que su precio fuera mas elevado que el del resto.
-Creo que no es el mejor lugar para hablar, ¿le molestaría hacerlo un poco más privado?.-preguntó mientras sus ojos me inspeccionaban con sumo interés.
Deje caer los francos acordados sobre la barra que la madam cogió con codicia y se esmero en contar con sus finos dedos.
Asentí con la cabeza y con un gesto de mano le indique que pasara delante, yo la seguiría.
La vista trasera, nada dejaba que envidiar a la delantera, un culo prieto que competía en belleza con aquellos ojos azules de gran profundidad y pechos turgentes, bien apretados, en el interior de aquel corsee que poco dejaba a la imaginación del hombre.
No tardamos en cruzar el umbral de su puerta, encontrándome al otro lado de ella, una cámara sencilla, con una cama en mi opinión demasiado usada, más con olor a limpio.
Al otro lado, un tocador de madera lacado en blanco, con un gran espejo de ribetes tallados a mano y aquellos utensilios plateados con el que las damas de alta alcurnia adecentaban sus cabellos y rostro.
Junto al catre, una mesita de noche de robusta madera, con un candelabro y sendas velas, que intuía daba aquel aspecto romántico, si es que lo tenia, a su trabajo.
Camine con seguridad hacia la dama que me miraba con aquellos ojos azul mar, por un momento hubiera deseado saber que pensaba.
-¿y bien? -susurre frente a ella con calma-¿para que me ha echo llamar?
Hundí mis ojos en los suyos contemplándola, su piel aun no olía a hombre, al parecer era el primer cliente ficticio del día.
Parecía nerviosa, pues aunque mantenía la compostura, podía sentir cierto temor en ella, quizás alterada por lo que me iba a pedir en aquel momento.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Al obtener la atención del hombre pude tener mejor vista de mi futuro cómplice, un hombre atractivo que a simple vista llamaba la atención de cualquier mujer, buena postura, mis ojos no pudieron evitar repasar cada facción del chico y buscar algo que provocara que desconfiara de él pero nada apareció más que un interés en la forma en que él me miraba; era de esperarse que me gustara aquellas atenciones que mi cuerpo provocaba, no tenía problema alguno en disfrutar de aquellas miradas además que me ayudarían mucho a disimular el nerviosismo que me provocaba aquella situación, también me beneficiaría con la coartada que todo mundo pensaría, un cliente más.
Por supuesto, por aquí por favor.-pedí echando un vistazo alrededor solo para asegurarme de que todos estuvieran en sus asuntos y luego emprendí el camino de vuelta a mi habitación, quizá no sería el sitio más lujoso donde podríamos vernos pero en aquel burdel me sentía como en casa desde que mi natal Florencia dejó de ser un refugio. Una vez dentro dejé que el hombre se pusiera cómodo antes de asegurarme que la puerta estuviera bien cerrada y desde luego que nadie nos interrumpiera.
Su voz me sacó de mis pensamientos y asentí acercándome a él.-Es simple, no sé cuanto me pida por hacer un pequeño trabajo para mi, conozco muy poco en realidad su forma de trabajo y creo que es mejor así pero quiero darle un pequeño susto a un párroco que ha llegado a París con intenciones que no me convienen, sus datos están aquí.-dije sacando un pequeño papel arrugado con una letra legible con la dirección y nombre del padre, además de un nombre femenino, aún me pensaba si eso era buena idea pero ya estaba cansada de sus amenazas y lo que menos quería era que arruinara mi vida ahora en París.-Esta mujer es su cómplice, seré muy franca con usted pues sé que atentar contra un ser de Dios es pecado pero él me tiene amenazada para que sea su distracción nocturna, al no acceder me ha acusado de brujería y necesito que le quede claro que o se olvida de mi nombre o algo malo le pasará...esta solo es una parte de...-comencé mientras iba a mi cama y debajo de la almohada sacaba un pequeño costal con suficientes francos para que empezara la tarea.-El dinero puedo conseguir más pero como podrá imaginarse necesito que el mensaje que pretendo dejarle a esas dos personas quede claro, más que claro.-musité algo nerviosa al tenderle el dinero, jamás lastimaría a nadie por mi cuenta y hacerlo de esta forma no me quitaba toda la culpa que sentía encima pero necesitaba vivir tranquila sin ser molestada por un hombre que no conforme con haberme maldecido aún quería más de mi.
Esperé un poco a que la información llegara y a que el hombre dijera algo observando un poco su forma de reaccionar, sentía que me arriesgaba demasiado al contarle aquel secreto pero en un sitio desconocido para mi no tenía a nadie más a quien acudir.-¿Cree que pueda hacer ese trabajo por mi?.-pregunté para asegurarme de que no era demasiado, ir contra alguien que servía a Dios no sería fácil y también no cualquiera en su sano juicio lo haría.
Por supuesto, por aquí por favor.-pedí echando un vistazo alrededor solo para asegurarme de que todos estuvieran en sus asuntos y luego emprendí el camino de vuelta a mi habitación, quizá no sería el sitio más lujoso donde podríamos vernos pero en aquel burdel me sentía como en casa desde que mi natal Florencia dejó de ser un refugio. Una vez dentro dejé que el hombre se pusiera cómodo antes de asegurarme que la puerta estuviera bien cerrada y desde luego que nadie nos interrumpiera.
Su voz me sacó de mis pensamientos y asentí acercándome a él.-Es simple, no sé cuanto me pida por hacer un pequeño trabajo para mi, conozco muy poco en realidad su forma de trabajo y creo que es mejor así pero quiero darle un pequeño susto a un párroco que ha llegado a París con intenciones que no me convienen, sus datos están aquí.-dije sacando un pequeño papel arrugado con una letra legible con la dirección y nombre del padre, además de un nombre femenino, aún me pensaba si eso era buena idea pero ya estaba cansada de sus amenazas y lo que menos quería era que arruinara mi vida ahora en París.-Esta mujer es su cómplice, seré muy franca con usted pues sé que atentar contra un ser de Dios es pecado pero él me tiene amenazada para que sea su distracción nocturna, al no acceder me ha acusado de brujería y necesito que le quede claro que o se olvida de mi nombre o algo malo le pasará...esta solo es una parte de...-comencé mientras iba a mi cama y debajo de la almohada sacaba un pequeño costal con suficientes francos para que empezara la tarea.-El dinero puedo conseguir más pero como podrá imaginarse necesito que el mensaje que pretendo dejarle a esas dos personas quede claro, más que claro.-musité algo nerviosa al tenderle el dinero, jamás lastimaría a nadie por mi cuenta y hacerlo de esta forma no me quitaba toda la culpa que sentía encima pero necesitaba vivir tranquila sin ser molestada por un hombre que no conforme con haberme maldecido aún quería más de mi.
Esperé un poco a que la información llegara y a que el hombre dijera algo observando un poco su forma de reaccionar, sentía que me arriesgaba demasiado al contarle aquel secreto pero en un sitio desconocido para mi no tenía a nadie más a quien acudir.-¿Cree que pueda hacer ese trabajo por mi?.-pregunté para asegurarme de que no era demasiado, ir contra alguien que servía a Dios no sería fácil y también no cualquiera en su sano juicio lo haría.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
La dama de cabellos dorados y movimientos seductores, se aseguro, no sin antes dedicarme una profunda mirada, de cerrar la puerta para alejar a curiosos y darnos así la intimidad necesaria. Sus pasos cautivadores se dirigieron hacia mi, despacio, como el depredador lo hace con su presa. Sonreí de medio lado al sentir su cercanía, que posiblemente consiguiera intimidar a más de un hombre.
-Es simple, no sé cuanto me pida por hacer un pequeño trabajo para mi, conozco muy poco en realidad su forma de trabajo y creo que es mejor así pero quiero darle un pequeño susto a un párroco que ha llegado a París con intenciones que no me convienen, sus datos están aquí -susurro frente a mi con cierto nerviosismo mientras extendia un viejo papel arrugado con sendos nombres y direcciones escritos fugazmente en el.
Estire mis dedos y tome el papel, rozando con suavidad su mano, en un intento de tranquilizar a la dama.
Era obvio que era la primera vez que contrataba un servicio de este tipo, estaba nerviosa, asustada.
-Esta mujer es su cómplice, seré muy franca con usted pues sé que atentar contra un ser de Dios es pecado pero él me tiene amenazada para que sea su distracción nocturna, al no acceder me ha acusado de brujería y necesito que le quede claro que o se olvida de mi nombre o algo malo le pasará...esta solo es una parte de...
Esta vez no pude retener una sonrisa divertida, quizás no quedara muy serio, pero me hacia tanta gracia su miedo de enfadar a ese llamado dios.
-Su hijo esta clavado en una cruz mi señora, ¿no cree que ese tal dios, antes de castigar a nadie por matar a un párroco salvaría a su hijo de tan profunda humillación?.
La mire con cierta picarda mientras se dirigida a su camastro y sacaba de él un pequeño saquito, que indudablemente contenía mi recompensa por tan deseado trabajo, es más por un momento me sentí mal por cobrarle, matar a inquisidores y toda esa calaña lo hacia como deporte.
-El dinero puedo conseguir más pero como podrá imaginarse necesito que el mensaje que pretendo dejarle a esas dos personas quede claro, más que claro.
Cerré su mano cuando me tendio la bolsa dejando a esta en su interior, su tacto era suave, no parecía haber trabajado jamás en el campo, ni empuñado arma alguna, más sus ojos escondían cierta tristeza, imaginé que quizás, si era mujer cristiana, sentía que su alma ardería en los infiernos.
-Pagueme cuando cumpla mi cometido -susurre sin soltar su mano -el mensaje llegará con claridad, es más, le aseguro que jamás volverá a saber de él.
En aquel momento creo que no era consciente de la verdad que encerraban mis palabras, pues mis mensajes solo lo llevarían a un sitio y era a no volver a presenciar un nuevo amanecer.
-no os preocupéis por vuestra alma señora, cargare gustoso con vuestro pecado, mi alma fue condenada hace ya mucho tiempo.
Solté su mano con delicadeza, dispuesto a irme si nada más se le antojaba a la dama.
-Es simple, no sé cuanto me pida por hacer un pequeño trabajo para mi, conozco muy poco en realidad su forma de trabajo y creo que es mejor así pero quiero darle un pequeño susto a un párroco que ha llegado a París con intenciones que no me convienen, sus datos están aquí -susurro frente a mi con cierto nerviosismo mientras extendia un viejo papel arrugado con sendos nombres y direcciones escritos fugazmente en el.
Estire mis dedos y tome el papel, rozando con suavidad su mano, en un intento de tranquilizar a la dama.
Era obvio que era la primera vez que contrataba un servicio de este tipo, estaba nerviosa, asustada.
-Esta mujer es su cómplice, seré muy franca con usted pues sé que atentar contra un ser de Dios es pecado pero él me tiene amenazada para que sea su distracción nocturna, al no acceder me ha acusado de brujería y necesito que le quede claro que o se olvida de mi nombre o algo malo le pasará...esta solo es una parte de...
Esta vez no pude retener una sonrisa divertida, quizás no quedara muy serio, pero me hacia tanta gracia su miedo de enfadar a ese llamado dios.
-Su hijo esta clavado en una cruz mi señora, ¿no cree que ese tal dios, antes de castigar a nadie por matar a un párroco salvaría a su hijo de tan profunda humillación?.
La mire con cierta picarda mientras se dirigida a su camastro y sacaba de él un pequeño saquito, que indudablemente contenía mi recompensa por tan deseado trabajo, es más por un momento me sentí mal por cobrarle, matar a inquisidores y toda esa calaña lo hacia como deporte.
-El dinero puedo conseguir más pero como podrá imaginarse necesito que el mensaje que pretendo dejarle a esas dos personas quede claro, más que claro.
Cerré su mano cuando me tendio la bolsa dejando a esta en su interior, su tacto era suave, no parecía haber trabajado jamás en el campo, ni empuñado arma alguna, más sus ojos escondían cierta tristeza, imaginé que quizás, si era mujer cristiana, sentía que su alma ardería en los infiernos.
-Pagueme cuando cumpla mi cometido -susurre sin soltar su mano -el mensaje llegará con claridad, es más, le aseguro que jamás volverá a saber de él.
En aquel momento creo que no era consciente de la verdad que encerraban mis palabras, pues mis mensajes solo lo llevarían a un sitio y era a no volver a presenciar un nuevo amanecer.
-no os preocupéis por vuestra alma señora, cargare gustoso con vuestro pecado, mi alma fue condenada hace ya mucho tiempo.
Solté su mano con delicadeza, dispuesto a irme si nada más se le antojaba a la dama.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Esperé algo ansiosa su respuesta sin embargo ante el acto del hombre de cerrar mi mano al momento de darle el pequeño saco con su paga mi piel se estremeció, su temperatura era diferente a la mía, mucho más fría de lo que esperaba, suponía que era por el frío y el clima que hacía aún fuera del burdel, además aquella noche parecía caer una tempestad sobre París; extraño que aún no aparecieran las típicas goteras en el lugar.
Bueno no tengo idea crecí en un orfanato y aunque no seguí lo que ese Dios quería sé que algunas personas se negarían a dañar a un ser que le sirve pero si no tiene problema de verdad que me deja más tranquila.-susurré y solté un suspiro sintiendo que mis hombros se relajaban, no estaba haciendo nada malo o más bien nada que el otro con mentiras y engaños no me hubiera hecho a mi, porque vamos lo que me esperaba si decía que no era la horca y adoraba demasiado mi vida como para dejar que alguien sin escrúpulos acabara con ella por simple capricho; sonreí con algo de coquetería nata, algo que ni siquiera con fuerza podía ocultar y asentí lentamente.-De acuerdo pero si el precio es más por favor hágame lo saber, como dije anteriormente no tengo problema en conseguirle más si así lo desea; lo único que quiero es vivir en paz en Francia.-musité dejando a un lado mi nerviosismo y mirándolo fijamente y guardé el dinero donde antes estaba, por alguna razón que no conocía no desconfiaba de sus palabras.
No se preocupe que hay muchos que iremos al infierno gustosos por nuestros pecados de eso no temo, de verdad no sabe lo agradecida que estoy por ayudarme en algo que no tengo lo que se necesita para hacer por mi mano.-comenté sinceramente agradecida; cuando soltó mi mano me acerqué un poco solo para añadir.-Creo que no es necesario que diga que este secreto se queda aquí, ¿verdad?.-pregunté para estar segura de ello, ahora que sabía mi secreto podría ocuparlo como mejor le pareciera aún haciendo el trabajo, conocía a todo tipo de personas, en mi profesión hay demasiada variedad y aunque el hombre no se veía de negras intenciones prefería asegurar mi cabeza.
Bueno no tengo idea crecí en un orfanato y aunque no seguí lo que ese Dios quería sé que algunas personas se negarían a dañar a un ser que le sirve pero si no tiene problema de verdad que me deja más tranquila.-susurré y solté un suspiro sintiendo que mis hombros se relajaban, no estaba haciendo nada malo o más bien nada que el otro con mentiras y engaños no me hubiera hecho a mi, porque vamos lo que me esperaba si decía que no era la horca y adoraba demasiado mi vida como para dejar que alguien sin escrúpulos acabara con ella por simple capricho; sonreí con algo de coquetería nata, algo que ni siquiera con fuerza podía ocultar y asentí lentamente.-De acuerdo pero si el precio es más por favor hágame lo saber, como dije anteriormente no tengo problema en conseguirle más si así lo desea; lo único que quiero es vivir en paz en Francia.-musité dejando a un lado mi nerviosismo y mirándolo fijamente y guardé el dinero donde antes estaba, por alguna razón que no conocía no desconfiaba de sus palabras.
No se preocupe que hay muchos que iremos al infierno gustosos por nuestros pecados de eso no temo, de verdad no sabe lo agradecida que estoy por ayudarme en algo que no tengo lo que se necesita para hacer por mi mano.-comenté sinceramente agradecida; cuando soltó mi mano me acerqué un poco solo para añadir.-Creo que no es necesario que diga que este secreto se queda aquí, ¿verdad?.-pregunté para estar segura de ello, ahora que sabía mi secreto podría ocuparlo como mejor le pareciera aún haciendo el trabajo, conocía a todo tipo de personas, en mi profesión hay demasiada variedad y aunque el hombre no se veía de negras intenciones prefería asegurar mi cabeza.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Su delicado cuerpo oscureció mis ojos al acercarse más de lo debido, aquel olor a sangre fresca.
Vitae que me esclavizaba y mantenía en pie a partes iguales.
Entreabrí los labios de forma involuntaria, al tiempo que mis ojos recorrían salvajes su largo cuello, buscando su yugular.
-Creo que no es necesario que diga que este secreto se queda aquí, ¿verdad? -susurro la dama sin apartarse un ápice de mi.
Cerré los ojos en un épico intento por controlar mi sed, mientras analizaba lentamente sus palabras, entendiendo en ellas una profunda preocupación.
-Siento mis modales -musite recobrando la compostura, estoy hambriento -reconocí con sinceridad antes de retomar el tema.
-Vuestro secreto esta a salvo conmigo, soy muchas cosas, un monstruo entre ellas, más jamas he traicionado a los míos. Nací en un mundo donde el honor era un código de sangre.
En aquella época todo era más sencillo, el valor y el coraje se marcaban a fuego desde niños. Vivir o morir era lo único que diferenciaba tu día a día. El campo de batalla era tu santuario, donde con suerte las valquirias te llevarían al valhalla a cenar con Odin en su gran mesa ¿como temer a la muerte frente a tan ansiado paraíso.
Recordé con añoranza aquello tiempos de largas carreras por el bosque en busca de presa, entrenamientos duros con espadas en la niñez que más tarde se convertirían en tu único motivo de existencia. Y porque no, aquel amor maldito que me llevo a perder todo en una noche lluviosa que recuerdo como ayer.
-Mi señora -dije hundiendo mis ojos en los suyos -puede vivir tranquila y en paz en Francia, hacer cuanto se le antoje, juro por mi honor que jamás volverá a ser molestada.
Me encamine hacia la puerta arrugando nuevamente el papel y guardandolo de miradas indiscretas.
Una sonrisa picara y una mirada hacia el camastro
-señorita, desahagalo si quiere convencer a alguien de que ambos lo hemos utilizado esta noche. -añadí con un guiño de ojo.
Creo que en el fondo a ninguno de los dos nos hubiera importado deshacerlo, más el trabajo, no debe mezclarse con el placer.
Vitae que me esclavizaba y mantenía en pie a partes iguales.
Entreabrí los labios de forma involuntaria, al tiempo que mis ojos recorrían salvajes su largo cuello, buscando su yugular.
-Creo que no es necesario que diga que este secreto se queda aquí, ¿verdad? -susurro la dama sin apartarse un ápice de mi.
Cerré los ojos en un épico intento por controlar mi sed, mientras analizaba lentamente sus palabras, entendiendo en ellas una profunda preocupación.
-Siento mis modales -musite recobrando la compostura, estoy hambriento -reconocí con sinceridad antes de retomar el tema.
-Vuestro secreto esta a salvo conmigo, soy muchas cosas, un monstruo entre ellas, más jamas he traicionado a los míos. Nací en un mundo donde el honor era un código de sangre.
En aquella época todo era más sencillo, el valor y el coraje se marcaban a fuego desde niños. Vivir o morir era lo único que diferenciaba tu día a día. El campo de batalla era tu santuario, donde con suerte las valquirias te llevarían al valhalla a cenar con Odin en su gran mesa ¿como temer a la muerte frente a tan ansiado paraíso.
Recordé con añoranza aquello tiempos de largas carreras por el bosque en busca de presa, entrenamientos duros con espadas en la niñez que más tarde se convertirían en tu único motivo de existencia. Y porque no, aquel amor maldito que me llevo a perder todo en una noche lluviosa que recuerdo como ayer.
-Mi señora -dije hundiendo mis ojos en los suyos -puede vivir tranquila y en paz en Francia, hacer cuanto se le antoje, juro por mi honor que jamás volverá a ser molestada.
Me encamine hacia la puerta arrugando nuevamente el papel y guardandolo de miradas indiscretas.
Una sonrisa picara y una mirada hacia el camastro
-señorita, desahagalo si quiere convencer a alguien de que ambos lo hemos utilizado esta noche. -añadí con un guiño de ojo.
Creo que en el fondo a ninguno de los dos nos hubiera importado deshacerlo, más el trabajo, no debe mezclarse con el placer.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
No entendía el porqué aquel hombre se comportaba de ese modo, imaginaba un poco que especie podría ser, varios de mis amantes me lo habían confesado, incluso Michaelangelo me había pedido andarme con cuidado cuando de ese tipo de amantes se tratara pero por alguna razón no me importaba mucho, incluso me daba curiosidad conocer un poco como funcionaban. Como era de suponerse había dado en el blanco cuando mencionó lo de su sed y sonreí restándole importancia, debía ser difícil estar rodeado de humanos si tenías sed, entendía su maldición como la mía, cuando un hombre comenzaba a tocarme despertaba algo en mi que solo un encuentro sexual podría apagar.-No se preocupe, entiendo, perdone si le incomoda mi cercanía.-musité sincera alejándome un poco pues no quería que se incomodara más, él estaba por hacerle un gran favor que en verdad necesitaba.
Asentí escuchándolo y dejé que se expresara como quisiera, por alguna razón no temía que me fuera hacer daño, quizá era muy tonta al pensar eso pero no podía hacer mucho si algo salía mal en aquella habitación, aún la curiosidad latía en mi interior.-Gracias, no sabe lo agradecida que estoy con usted por ayudarme en este problema, no dude en decirme si necesita algo más de mi, lo que sea estoy dispuesta a pagar un alto costo por lo que realizará.-aseguré, no era para menos, si no tenía el valor necesario para hacerlo por mi misma lo menos que podía hacer era ofrecer todo lo que pudiera por que alguien lo hiciera.
Reí un poco por su último comentario y añadí.-Si ese es el caso va muy bien arreglado como para pretender que entre nosotros pasó algo más, debería al menos bajarse la bragueta, así le creerán.-propuse en un intento de que lo hiciera, aquellas apariencias ahora era a lo que podía aferrarme más, a que nadie supiera que le había pedido y que eso me ayudara a no sentirme culpable por lo pedido.
Asentí escuchándolo y dejé que se expresara como quisiera, por alguna razón no temía que me fuera hacer daño, quizá era muy tonta al pensar eso pero no podía hacer mucho si algo salía mal en aquella habitación, aún la curiosidad latía en mi interior.-Gracias, no sabe lo agradecida que estoy con usted por ayudarme en este problema, no dude en decirme si necesita algo más de mi, lo que sea estoy dispuesta a pagar un alto costo por lo que realizará.-aseguré, no era para menos, si no tenía el valor necesario para hacerlo por mi misma lo menos que podía hacer era ofrecer todo lo que pudiera por que alguien lo hiciera.
Reí un poco por su último comentario y añadí.-Si ese es el caso va muy bien arreglado como para pretender que entre nosotros pasó algo más, debería al menos bajarse la bragueta, así le creerán.-propuse en un intento de que lo hiciera, aquellas apariencias ahora era a lo que podía aferrarme más, a que nadie supiera que le había pedido y que eso me ayudara a no sentirme culpable por lo pedido.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Su risa inundó la cámara tras mi último comentario, mientras sus ojos me miraban con un deseo que bien conocía.
Aquella dama pedía a gritos que la hiciera mía, y para que mentir, mi entrepierna suplicaba lo mismo
-Si ese es el caso va muy bien arreglado como para pretender que entre nosotros pasó algo más, debería al menos bajarse la bragueta, así le creerán. -añadió con picarda, bajando su mirada lentamente por mi cuerpo.
Cerré la puerta a mis espaldas, mandando a la mierda a mis estúpidas normas y dejándolas fuera del habitáculo.
Camine hacia ella con los ojos oscurecidos, no solo por la sed de sangre si no por el mismísimo deseo.
-¿Porque no me ayuda con mi bragueta? -musité deteniéndome a escasos centímetros de ella, contemplando sus profundos ojos azul mar y deslizando mi mirada hacia aquellos labios carnosos que ahora se entreabrían frente a mi.
No espere una respuesta, para que mentir, era demasiado impaciente para hacerlo, la quería y para ya.
Enrede mis dedos en su cabello y tire de este con firmeza, dejando así su inmaculado cuello al descubierto, que lamí deleitándome en su sabor y olor hasta llegar a su mandíbula casi perfecta. La recorrí rozando mis dientes de principio a fin, terminando con un jadeo frente a su boca.
Para ese entonces mi hombría luchaba por salir de mis pantalones, impaciente por que la dama la liberara.
-Os deseo -susurre frente a su boca mientras mi mano soltaba su pelo y bajaba salvaje recorriendo su encorsetada espalda., camino hacia sus nalgas.
Aquella dama pedía a gritos que la hiciera mía, y para que mentir, mi entrepierna suplicaba lo mismo
-Si ese es el caso va muy bien arreglado como para pretender que entre nosotros pasó algo más, debería al menos bajarse la bragueta, así le creerán. -añadió con picarda, bajando su mirada lentamente por mi cuerpo.
Cerré la puerta a mis espaldas, mandando a la mierda a mis estúpidas normas y dejándolas fuera del habitáculo.
Camine hacia ella con los ojos oscurecidos, no solo por la sed de sangre si no por el mismísimo deseo.
-¿Porque no me ayuda con mi bragueta? -musité deteniéndome a escasos centímetros de ella, contemplando sus profundos ojos azul mar y deslizando mi mirada hacia aquellos labios carnosos que ahora se entreabrían frente a mi.
No espere una respuesta, para que mentir, era demasiado impaciente para hacerlo, la quería y para ya.
Enrede mis dedos en su cabello y tire de este con firmeza, dejando así su inmaculado cuello al descubierto, que lamí deleitándome en su sabor y olor hasta llegar a su mandíbula casi perfecta. La recorrí rozando mis dientes de principio a fin, terminando con un jadeo frente a su boca.
Para ese entonces mi hombría luchaba por salir de mis pantalones, impaciente por que la dama la liberara.
-Os deseo -susurre frente a su boca mientras mi mano soltaba su pelo y bajaba salvaje recorriendo su encorsetada espalda., camino hacia sus nalgas.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
No esperaba que hiciera caso a mis insinuaciones, no porque no le atrajera sino porque se notaba que no le gustaba mezclar trabajo con placer, a mi sinceramente me daba igual, siempre que me gustaba un hombre no podía evitar que ese deseo saliera de mis ojos o que mi cuerpo mostrara ese mismo interés; cuando volvió hacia mi el corazón se me aceleró y una sonrisa pícara adornó mis carnosos labios.-Por supuesto, encantada de ayudarle...-murmuré sin quitarle la vista de encima; mis manos bajaron por su abdomen lentamente hasta dar con su pantalón, desabotoné este y luego con agilidad bajé su bragueta sintiendo que su hombría despertaba cada vez más.
Me alegraba y excitaba saber que no solo yo deseaba ese encuentro; dejé que tirara de mi cabello y solté un suspiro cuando sus labios y su aliento inundaron el ambiente, se sentía realmente bien que recorriera mi cuello de esa forma, tanto que un escalofrío me recorrió entera; cuando terminó de lamer mi cuello e hizo ese jadeo frente a mi mis manos liberaron su hombría y acariciaban su falo de arriba hacia abajo sintiendo que poco a poco mi interior se humedecía de solo imaginarlo dentro de mi cuerpo.
Mis labios se acercaron a su rostro y recorrieron lentamente su mandíbula dejando cortos besos, mi lengua probó un poco más allá y bajó por su cuello dejando ligeras mordidas y besos a su paso; con la mano libre comencé a quitar su camisa pues también lo deseaba y ahora, no esperaría más para dejarle al desnudo frente a mi.-Yo también le deseo...mucho.-recalqué al tiempo que dejaba mi tarea con su miembro y colocaba a un lado su camisa; luego pasé mis manos por mi corse para comenzarlo a abrir y rápidamente dejar que cayera en el suelo liberando mis pechos; volví a acercarme y besé su cuello con deseo mientras mis manos recorrían su espalda buscando quitarle de buenas a primeras todas las prendas que no servían de mucho ahora.
Me alegraba y excitaba saber que no solo yo deseaba ese encuentro; dejé que tirara de mi cabello y solté un suspiro cuando sus labios y su aliento inundaron el ambiente, se sentía realmente bien que recorriera mi cuello de esa forma, tanto que un escalofrío me recorrió entera; cuando terminó de lamer mi cuello e hizo ese jadeo frente a mi mis manos liberaron su hombría y acariciaban su falo de arriba hacia abajo sintiendo que poco a poco mi interior se humedecía de solo imaginarlo dentro de mi cuerpo.
Mis labios se acercaron a su rostro y recorrieron lentamente su mandíbula dejando cortos besos, mi lengua probó un poco más allá y bajó por su cuello dejando ligeras mordidas y besos a su paso; con la mano libre comencé a quitar su camisa pues también lo deseaba y ahora, no esperaría más para dejarle al desnudo frente a mi.-Yo también le deseo...mucho.-recalqué al tiempo que dejaba mi tarea con su miembro y colocaba a un lado su camisa; luego pasé mis manos por mi corse para comenzarlo a abrir y rápidamente dejar que cayera en el suelo liberando mis pechos; volví a acercarme y besé su cuello con deseo mientras mis manos recorrían su espalda buscando quitarle de buenas a primeras todas las prendas que no servían de mucho ahora.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Su cuerpo se estremeció contra el mio, sediento de placer. Jadeé cuando su mano atrapo mi falo, sacudiéndolo lentamente, de arriba a bajo, mientras este se humedecía entre sus dedos.
Alce ligeramente la cabeza al tiempo que mis labios se entreabrían exhalando aire cuando su boca se apoderaron de mi mandíbula, acompañándola en cada surco, lamiéndola y mordiéndola a partes iguales.
Reguero de besos por mi cuello, fue la respuesta a cada jadeo, sin parar de sacudir mi virilidad que bien dura deseaba adentrarse en ella.
La impaciencia nos podía, se notaban nuestras ganas y pronto mi camisa acabo en el suelo, dejando frente a ella un cuerpo repleto de cicatrices.
Sus manos se detuvieron por unos momentos abandonado a mi miembro, para dejar caer frente a mi aquel corseé y liberando unos pechos firmes, con pezones endurecidos por la excitación.
Sonreí de medio lado acercándome a ella, gire su cuerpo colocando su espalda contra mi pecho, mi polla acaricio su entrepierna deseando penetrarla.
Hundí uno de mis dedos en su interior con suavidad, jadee nuevamente en su oído al sentir como arqueaba el cuerpo contra mi
-estas muy mojada -susurre apoderándome del lóbulo de su oreja, mordiéndolo y lamiéndolo con tenacidad.
Un segundo dedo acompaño al primero y ambos mojados se deslizaron por su sexo tomando una velocidad indómita.
Mi mano sujeto con firmeza su cintura, que se movía junto a mi. Con la otra acaricie su pezón rozándolo con suavidad con la yema de mis dedos.
Casi podía sentir como su interior vibraba con cada movimiento, estaba más que preparada para mi, y yo la deseaba en ese instante más que a nada.
Alce ligeramente la cabeza al tiempo que mis labios se entreabrían exhalando aire cuando su boca se apoderaron de mi mandíbula, acompañándola en cada surco, lamiéndola y mordiéndola a partes iguales.
Reguero de besos por mi cuello, fue la respuesta a cada jadeo, sin parar de sacudir mi virilidad que bien dura deseaba adentrarse en ella.
La impaciencia nos podía, se notaban nuestras ganas y pronto mi camisa acabo en el suelo, dejando frente a ella un cuerpo repleto de cicatrices.
Sus manos se detuvieron por unos momentos abandonado a mi miembro, para dejar caer frente a mi aquel corseé y liberando unos pechos firmes, con pezones endurecidos por la excitación.
Sonreí de medio lado acercándome a ella, gire su cuerpo colocando su espalda contra mi pecho, mi polla acaricio su entrepierna deseando penetrarla.
Hundí uno de mis dedos en su interior con suavidad, jadee nuevamente en su oído al sentir como arqueaba el cuerpo contra mi
-estas muy mojada -susurre apoderándome del lóbulo de su oreja, mordiéndolo y lamiéndolo con tenacidad.
Un segundo dedo acompaño al primero y ambos mojados se deslizaron por su sexo tomando una velocidad indómita.
Mi mano sujeto con firmeza su cintura, que se movía junto a mi. Con la otra acaricie su pezón rozándolo con suavidad con la yema de mis dedos.
Casi podía sentir como su interior vibraba con cada movimiento, estaba más que preparada para mi, y yo la deseaba en ese instante más que a nada.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
La excitación podía notarse no solo por el calor que cada vez se elevaba en mi cuerpo si no porque el mismo ambiente podía olerse la excitación de ambos cuerpos, su falo estaba tan duro y firme como mi interior húmedo y caliente esperando ser profanado por aquel ser de la noche que calmaría un poco la sed que tenía mi cuerpo. No me importaba ver su cuerpo lleno de cicatrices pues el mío a pesar de tener pocas marcas tenía entendido que no todos tenían la mejor vida, seguramente tampoco alguien como él que seguramente había tenido una vida tan dura como la de cualquier ser de su especie; aún así su cuerpo me llamaba a recorrerlo aquella noche y no dejarlo hasta que mi cuerpo lo calentara aún más.
Que girara mi cuerpo solo provocó que un gemido escapase de mis carnosos labios; sus manos al tocarme hicieron que una corriente eléctrica recorriera mi piel; otros gemidos acompañaron al primero en cuanto entró en mi su primer dedo, mi interior estaba húmedo y podía moverse libremente pues estaba más que lista para que reclamara mi cuerpo como suyo.
Su miembro tan cerca de mi entrepierna me calentaba aún más y sus dedos moviéndose dentro de mi solo conseguían que arqueara ligeramente mi espalda disfrutando de sus caricias y con ayuda de mis manos aferrándome a sus costados.-Sigue...por favor.-pedí relamiendo mis labios, mis pezones ya estaban duros y mi interior se preparaba para recibir su miembro en el calor de mi vagina; moví ligeramente mi cintura para provocarlo, que su falo tocara mi entrepierna, que se humedeciera con lo que estaba provocando en mi; que deseara de una vez por todas introducirse en mi para terminar con la sed de ambos así que como buena prostituta volví a mover mi pelvis provocando y disfrutando de las sensaciones que aquel hombre causaba en mi.
Que girara mi cuerpo solo provocó que un gemido escapase de mis carnosos labios; sus manos al tocarme hicieron que una corriente eléctrica recorriera mi piel; otros gemidos acompañaron al primero en cuanto entró en mi su primer dedo, mi interior estaba húmedo y podía moverse libremente pues estaba más que lista para que reclamara mi cuerpo como suyo.
Su miembro tan cerca de mi entrepierna me calentaba aún más y sus dedos moviéndose dentro de mi solo conseguían que arqueara ligeramente mi espalda disfrutando de sus caricias y con ayuda de mis manos aferrándome a sus costados.-Sigue...por favor.-pedí relamiendo mis labios, mis pezones ya estaban duros y mi interior se preparaba para recibir su miembro en el calor de mi vagina; moví ligeramente mi cintura para provocarlo, que su falo tocara mi entrepierna, que se humedeciera con lo que estaba provocando en mi; que deseara de una vez por todas introducirse en mi para terminar con la sed de ambos así que como buena prostituta volví a mover mi pelvis provocando y disfrutando de las sensaciones que aquel hombre causaba en mi.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Entre jadeos suplico que no parara, mientras su pelvis incitaba a mi polla a penetrarla hasta dentro, no podía más, aquello era un echo.
Saque mis dedos enérgicamente, mojados, y con un golpe de brazo limpie de potingues aquel tocador.
Jadee contra sus labios oyendo como los cristales se rompían al impactar contra el suelo, y distintas fragancias a flores salvajes inundaban la habitación que ya olía a sexo.
Tome sus nalgas y la senté sobre el ya vació mueble; entre con fuerza en su interior, envistiendola una y otra vez. Su cuerpo se arqueo por pura excitación, apoyando su cabeza contra el cristal con la boca entreabierta mientras mis labios succionaba su turgentes pechos.
Lami sus pezones que botaban con cada sacudida de mi miembro en su interior
-¡Mas! -rugí contra su cuello, ahora lamiéndolo y mordiéndolo salvajemente.
Sentía que estaba apunto de explotar, mi polla vibraba con fuerza en su interior acompasando a mis gemidos que chocaban contra su piel.
Sus uñas en mi espalda, gruñí nuevamente, sintiendo su deseo, entre mas dentro, mas fuerte.
El tocador crujía con cada brusco movimiento, desde luego, ahora nadie dudaría de lo que habíamos hecho allí.
Saque mis dedos enérgicamente, mojados, y con un golpe de brazo limpie de potingues aquel tocador.
Jadee contra sus labios oyendo como los cristales se rompían al impactar contra el suelo, y distintas fragancias a flores salvajes inundaban la habitación que ya olía a sexo.
Tome sus nalgas y la senté sobre el ya vació mueble; entre con fuerza en su interior, envistiendola una y otra vez. Su cuerpo se arqueo por pura excitación, apoyando su cabeza contra el cristal con la boca entreabierta mientras mis labios succionaba su turgentes pechos.
Lami sus pezones que botaban con cada sacudida de mi miembro en su interior
-¡Mas! -rugí contra su cuello, ahora lamiéndolo y mordiéndolo salvajemente.
Sentía que estaba apunto de explotar, mi polla vibraba con fuerza en su interior acompasando a mis gemidos que chocaban contra su piel.
Sus uñas en mi espalda, gruñí nuevamente, sintiendo su deseo, entre mas dentro, mas fuerte.
El tocador crujía con cada brusco movimiento, desde luego, ahora nadie dudaría de lo que habíamos hecho allí.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Solamente pude escuchar el ruido de las cosas caer que no pudieron importarme poco, ahora lo único que quería era que me penetrara, que entrara en mi de una vez por todas; que su miembro se abriera paso en mi interior y calmara mi sed de su cuerpo. Cuando quedé encima de aquel mueble y sentí su miembro duro y firme entrar en mi húmedo y caliente interior un gemido lleno de excitación salió de mis labios con fuerza sin importar quien los oyera; mis manos se aferraron a su espalda y pude sentir como mis uñas rasguñaban el cuerpo de aquel hombre al sentir como se movía en mi interior.
Con cada embestida podía darse cuenta de lo mojada que me tenía, lo caliente que estaba; mis caderas se movieron contra las suyas sintiendo mi cuerpo perderse en aquel placer, sus labios en mi cuello solo provocaban que todo fuera aún mejor, que mi piel respondiera a sus caricias, que mi calor abrigara su cuerpo y que mi interior comenzar a palpitar pidiendo aún más de él.
Sentía el tocador crujir bajo mi cuerpo pero en lo único que podía pensar era en que su miembro entraba y salía de mi interior salvajemente consiguiendo que los gemidos se escucharan en toda la habitación, que mis movimientos fueran algo bruscos, salvajes pero cuando me entregaba podía ser todo menos dulce; mucho menos en un encuentro así. Mis manos bajaron por su espalda y empujaron al hombre desde su trasero queriendo sentirlo hundirse en mi interior, llenarme de su virilidad y que su falo llegara a lo más profundo de mi; mis labios se hundieron en la curva de su cuello y mordí su hombro con fuerza ahogando gemidos en su piel; moví de nuevo mis caderas sin dar marcha atrás, mi cuerpo rozaba con el suyo y mi interior cada vez se humedecía más.
Con cada embestida podía darse cuenta de lo mojada que me tenía, lo caliente que estaba; mis caderas se movieron contra las suyas sintiendo mi cuerpo perderse en aquel placer, sus labios en mi cuello solo provocaban que todo fuera aún mejor, que mi piel respondiera a sus caricias, que mi calor abrigara su cuerpo y que mi interior comenzar a palpitar pidiendo aún más de él.
Sentía el tocador crujir bajo mi cuerpo pero en lo único que podía pensar era en que su miembro entraba y salía de mi interior salvajemente consiguiendo que los gemidos se escucharan en toda la habitación, que mis movimientos fueran algo bruscos, salvajes pero cuando me entregaba podía ser todo menos dulce; mucho menos en un encuentro así. Mis manos bajaron por su espalda y empujaron al hombre desde su trasero queriendo sentirlo hundirse en mi interior, llenarme de su virilidad y que su falo llegara a lo más profundo de mi; mis labios se hundieron en la curva de su cuello y mordí su hombro con fuerza ahogando gemidos en su piel; moví de nuevo mis caderas sin dar marcha atrás, mi cuerpo rozaba con el suyo y mi interior cada vez se humedecía más.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Sus caderas rozando contra las mías en un ritmo frenético, lleno de calor y humedad.
Jadee contra su cuello, cuando mordió el mio, alzándola nuevamente de las nalgas y sugetandola en el aire sin parar de gemir.
Salí de golpe, bajándola al suelo, y girándola nuevamente, esta vez, pose su cuerpo contra la pared, con firmeza, más sin intención de lastimarla y penetre nuevamente su coño húmedo con una brutal envestida.
Jadee contra su cuello, esta vez imitando su gesto y ahogando allí mis gemidos.
Mis dedos buscaron su clítoris acariciándolo mientras se mojaban nuevamente de nosotros.
Con mi otra mano agarre su cadera, hundiendo mis dedos en ella y empujándola contra la mía, entrando hasta lo mas profundo de su caliente vagina.
Gruñí consciente de que aquello era el final, sentí como mi sexo explotaba de forma salvaje en su interior vibrando entre sus húmedas paredes.
Apoye mi cuerpo contra su espalda derrotado, con la respiración entrecortada y los labios entreabiertos, mientras mi virilidad daba los últimos coletazos en su interior.
Pose mis manos en la pared aun jadeante y sin salir de su caluroso interior.
Jadee contra su cuello, cuando mordió el mio, alzándola nuevamente de las nalgas y sugetandola en el aire sin parar de gemir.
Salí de golpe, bajándola al suelo, y girándola nuevamente, esta vez, pose su cuerpo contra la pared, con firmeza, más sin intención de lastimarla y penetre nuevamente su coño húmedo con una brutal envestida.
Jadee contra su cuello, esta vez imitando su gesto y ahogando allí mis gemidos.
Mis dedos buscaron su clítoris acariciándolo mientras se mojaban nuevamente de nosotros.
Con mi otra mano agarre su cadera, hundiendo mis dedos en ella y empujándola contra la mía, entrando hasta lo mas profundo de su caliente vagina.
Gruñí consciente de que aquello era el final, sentí como mi sexo explotaba de forma salvaje en su interior vibrando entre sus húmedas paredes.
Apoye mi cuerpo contra su espalda derrotado, con la respiración entrecortada y los labios entreabiertos, mientras mi virilidad daba los últimos coletazos en su interior.
Pose mis manos en la pared aun jadeante y sin salir de su caluroso interior.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Lo bueno de ser liviana es que aquel hombre podía moverme como se le diera la gana, tenía más fuerzas y más agilidad que yo, una sobrehumana que más allá de asustarme hacía que todo fuera aún más excitante; cuando me colocó contra la pared una sonrisa pícara iluminó mi rostro, mu cuerpo ya se había fundido con el del vampiro y poco faltaba para que mi cuerpo llegara al tan esperado orgasmo, podía sentirlo por la manera en que abrazaba mi vagina su falo, lo llenaba de calor y de humedad que juntos hacían una extraña combinación que impregnaba aquella habitación del olor de ambos.
Cuando tocó mi clítoris ya estaba perdida en su cuerpo, mis manos se aferraban a su espalda pidiendo a gritos que siguiera, que entrara de nuevo en mí, que moviera su cuerpo contra el mío, simplemente que lo reclamara como hasta ahora lo había hecho.
El hombre acabó justamente cuando mi cuerpo se rindió al orgasmo, cada espasmo de mi interior era seguido de la sensación de que él terminaba en mi interior; suspiré cerrando los ojos y disfrutando de aquello que hacía que mi sed se calmara, mi cuerpo estaba enredado en el contrario a pesar de haber terminado el acto sexual; me sostuve de él suspirando y recobrando el aliento sin desear que saliera de mi, me abracé a él para recobrar el equilibrio y le miré divertida.-Es un placer hacer negocios contigo.-murmuré dejando cortos besos sobre su cuello y acariciando su cuerpo pues quería seguir disfrutando un poco más de su presencia, aquel hombre me había hecho disfrutar bastante y bueno ahora no eramos tan desconocidos.
Cuando tocó mi clítoris ya estaba perdida en su cuerpo, mis manos se aferraban a su espalda pidiendo a gritos que siguiera, que entrara de nuevo en mí, que moviera su cuerpo contra el mío, simplemente que lo reclamara como hasta ahora lo había hecho.
El hombre acabó justamente cuando mi cuerpo se rindió al orgasmo, cada espasmo de mi interior era seguido de la sensación de que él terminaba en mi interior; suspiré cerrando los ojos y disfrutando de aquello que hacía que mi sed se calmara, mi cuerpo estaba enredado en el contrario a pesar de haber terminado el acto sexual; me sostuve de él suspirando y recobrando el aliento sin desear que saliera de mi, me abracé a él para recobrar el equilibrio y le miré divertida.-Es un placer hacer negocios contigo.-murmuré dejando cortos besos sobre su cuello y acariciando su cuerpo pues quería seguir disfrutando un poco más de su presencia, aquel hombre me había hecho disfrutar bastante y bueno ahora no eramos tan desconocidos.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Sonreí al escuchar sus palabras aun sintiendo la humedad de su sexo arropando mi falo, que ahora, poco a poco iba relajándose.
Sus dedos recorrían mi cuerpo deliniandolo con suavidad, mientras sus labios hacían lo propio con mi cuello, no mentiré, estaba mucho mas necesitado de caricias, de ese cariño que hacia siglos no me permitía sentir y que jamas aceptaría añorar que del mismísimo sexo que aunque complacía a mi cuerpo, al finalizar, seguía dejándome vació.
Sonreí nuevamente, consciente de que ella no me veía, me gustaban aquellas atenciones, más conocía de primera mano lo que el amor podía hacer en un hombre, y no deseaba saber que haría en un monstruo como yo. Mi cuerpo se puso rígido recordando el pasado y mi gesto cambio endureciéndose por el recuerdo de aquella mujer con mi hijo en brazos.
Tome a la dama entre mis brazos y la alce con firmeza para depositarla sobre el lecho con suavidad, permanecí unos segundos allí, en pie, obserbandola y le dedique una fingida sonrisa, al fin y al cabo ella no era culpable de ninguno de mis demonios.
Me acerque para recoger mis pantalones del suelo, analizando divertido el desastre que había propiciado en aquella cámara, cristales esparcidos por el suelo, utensilios y demás .
-Parece que me he pasado un poco -musite guiñándole un ojo con una picara sonrisa.
Saque de mi bolsa unos francos y me acerque al tocador para dejarlos sobre él.
-Espero esto cubra los desperfectos señorita -añadí con descaro dejando que mi mano se apoyara en este para descargar las monedas.
Un crujido y el tocador se partió por la mitad, abrí los ojos incrédulo
-¿demasiadas envestidas quizás? -solté ahora muerto de risa sin dejar de mirarla.
-te hará falta algo mas de dinero, casi que si no me pagas por el trabajo -añadí aun sin poder dejar de reír.
Sus dedos recorrían mi cuerpo deliniandolo con suavidad, mientras sus labios hacían lo propio con mi cuello, no mentiré, estaba mucho mas necesitado de caricias, de ese cariño que hacia siglos no me permitía sentir y que jamas aceptaría añorar que del mismísimo sexo que aunque complacía a mi cuerpo, al finalizar, seguía dejándome vació.
Sonreí nuevamente, consciente de que ella no me veía, me gustaban aquellas atenciones, más conocía de primera mano lo que el amor podía hacer en un hombre, y no deseaba saber que haría en un monstruo como yo. Mi cuerpo se puso rígido recordando el pasado y mi gesto cambio endureciéndose por el recuerdo de aquella mujer con mi hijo en brazos.
Tome a la dama entre mis brazos y la alce con firmeza para depositarla sobre el lecho con suavidad, permanecí unos segundos allí, en pie, obserbandola y le dedique una fingida sonrisa, al fin y al cabo ella no era culpable de ninguno de mis demonios.
Me acerque para recoger mis pantalones del suelo, analizando divertido el desastre que había propiciado en aquella cámara, cristales esparcidos por el suelo, utensilios y demás .
-Parece que me he pasado un poco -musite guiñándole un ojo con una picara sonrisa.
Saque de mi bolsa unos francos y me acerque al tocador para dejarlos sobre él.
-Espero esto cubra los desperfectos señorita -añadí con descaro dejando que mi mano se apoyara en este para descargar las monedas.
Un crujido y el tocador se partió por la mitad, abrí los ojos incrédulo
-¿demasiadas envestidas quizás? -solté ahora muerto de risa sin dejar de mirarla.
-te hará falta algo mas de dinero, casi que si no me pagas por el trabajo -añadí aun sin poder dejar de reír.
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Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
Notaba que su cuerpo seguía pegado al mío y que a pesar de todo no se alejaba de mi, no es que buscara algún afecto de su parte porque vamos, yo no era una chica soñadora que deseaba encontrar el amor en cualquiera que se colara entre sus piernas pero si me gustaba consentir a mis clientes y tal parecía que aquel vampiro ya se había convertido más en un amante que en un cliente, no negaba que me había hecho vibrar, que mi cuerpo disfrutó ser tocado de la manera en que él lo hizo por consiguiente las caricias que le daba solo eran una forma de agradecerle el placer que me proporcionó.
Cuando me alzó en brazos y me depositó sobre la cama me confundió un poco su actitud más no dije nada más y sonreí algo "débil" por el acto anterior; ya ahí pude observar el desastre que ambos realizamos en aquel sitio porque vamos prefería que perfumes y el mismo tocador se arruinase a que no tuviera donde dormir después, además de que la increíble follada valía mucho la pena. Reí negando al ver el tocador perder fuerza y partirse en dos, ahora nadie dudaría que lo que pasó ahí fue algo muy entretenido para ambos.-Creo que está bien así, no me di cuenta hasta ahora del desastre que causamos...al menos mi cama está intacta.-musité divertida y negando antes de levantarme y colocarme la primera ropa que encontré, después me encargaría de limpiar aquel desastre.-Bueno...tampoco es como si se rompiera por algo malo en realidad fue algo buenísimo.-aclaré alzando las cejas coqueta y para nada molestándome, las cosas materiales en chicas como yo iban y venían.
Solo espero que en su siguiente visita no pretenda acabar con el poco mobiliario que tengo.-bromeé de nuevo y me subí en el borde de la cama mirándolo mordiendo mi labio inferior al recorrer su cuerpo, de verdad esperaba volver a verlo.-Imagino...que me dirá cuando el trabajo esté hecho.-musité tanteando el terreno de los negocios de nueva cuenta aunque estaba claro que esa línea ya era invisible.
Cuando me alzó en brazos y me depositó sobre la cama me confundió un poco su actitud más no dije nada más y sonreí algo "débil" por el acto anterior; ya ahí pude observar el desastre que ambos realizamos en aquel sitio porque vamos prefería que perfumes y el mismo tocador se arruinase a que no tuviera donde dormir después, además de que la increíble follada valía mucho la pena. Reí negando al ver el tocador perder fuerza y partirse en dos, ahora nadie dudaría que lo que pasó ahí fue algo muy entretenido para ambos.-Creo que está bien así, no me di cuenta hasta ahora del desastre que causamos...al menos mi cama está intacta.-musité divertida y negando antes de levantarme y colocarme la primera ropa que encontré, después me encargaría de limpiar aquel desastre.-Bueno...tampoco es como si se rompiera por algo malo en realidad fue algo buenísimo.-aclaré alzando las cejas coqueta y para nada molestándome, las cosas materiales en chicas como yo iban y venían.
Solo espero que en su siguiente visita no pretenda acabar con el poco mobiliario que tengo.-bromeé de nuevo y me subí en el borde de la cama mirándolo mordiendo mi labio inferior al recorrer su cuerpo, de verdad esperaba volver a verlo.-Imagino...que me dirá cuando el trabajo esté hecho.-musité tanteando el terreno de los negocios de nueva cuenta aunque estaba claro que esa línea ya era invisible.
Romina Di Lorenzo- Prostituta Clase Media
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 18/04/2016
Re: Trabajo y Placer [Romina Di Lorenzo][+18]
La dama, lejos de parecer molesta por el estropicio rio divertida fundiendo su risa con la mía. Mire sus ojos azules, sin duda no comprendía como alguien así podía estar ahí, y no porque el sexo con ella no fuera bueno, más bien todo lo contrario, había disfrutado muchísimo nuestro salvaje encuentro.
Pero veía en ella algo especial, supongo que demasiado especial para que tuviera que aguantar que los hombres nos coláramos entre sus piernas por unas monedas.
Tome la camisola y la deje caer sobre mi hombro, pero sin borrar aquella picara sonrisa al verla aun desnuda ponerse en pie y vestirse con lo primero que pillaba del suelo.
-la prefería desnuda -bromee guiñándole un ojo -cuidado, no se corte -advertí apartando con mi pie aun descalzo uno de los cristales del suelo.
Subió sobre la cama, sonriente, diría que radiante, así sin la pintura que cubría su rostro estaba mucho mas bella que antes, era una mujer de belleza natural, para que estropearla con potingues.
Me pidió que a mi siguiente visita no rompiera su mobiliario, más no se porque creo que su sonrisa y su mirada me indicaba que esperaba todo lo contrario de mi, relamí mis labios observando su movimientos, no negare que deseaba un segundo asalto.
-Haré lo que pueda mi señora -respondí con una lasciva mirada que recorrió sus maravillosas curvas con deseo.
El trabajo fue el siguiente tema a tratar, y sobre eso si podía estar tranquila, cumpliría lo prometido, yo era un hombre de principios, honor y palabra, todo ello forjado a fuego y sangre desde mi infancia.
-No sufra mi señora, no volverá a ser molestada -añadí mientras calzaba mis botas aun sin atar y me encaminaba a la puerta.
Pero veía en ella algo especial, supongo que demasiado especial para que tuviera que aguantar que los hombres nos coláramos entre sus piernas por unas monedas.
Tome la camisola y la deje caer sobre mi hombro, pero sin borrar aquella picara sonrisa al verla aun desnuda ponerse en pie y vestirse con lo primero que pillaba del suelo.
-la prefería desnuda -bromee guiñándole un ojo -cuidado, no se corte -advertí apartando con mi pie aun descalzo uno de los cristales del suelo.
Subió sobre la cama, sonriente, diría que radiante, así sin la pintura que cubría su rostro estaba mucho mas bella que antes, era una mujer de belleza natural, para que estropearla con potingues.
Me pidió que a mi siguiente visita no rompiera su mobiliario, más no se porque creo que su sonrisa y su mirada me indicaba que esperaba todo lo contrario de mi, relamí mis labios observando su movimientos, no negare que deseaba un segundo asalto.
-Haré lo que pueda mi señora -respondí con una lasciva mirada que recorrió sus maravillosas curvas con deseo.
El trabajo fue el siguiente tema a tratar, y sobre eso si podía estar tranquila, cumpliría lo prometido, yo era un hombre de principios, honor y palabra, todo ello forjado a fuego y sangre desde mi infancia.
-No sufra mi señora, no volverá a ser molestada -añadí mientras calzaba mis botas aun sin atar y me encaminaba a la puerta.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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