AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un nuevo malentendido (Privado)
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Un nuevo malentendido (Privado)
Yoltic volvía a parecer una bestia. Su cabello desordenado, sus dentadura visible, la sangre que corría por su mejilla y por sus labios. Tenía las manos sujetadas por detrás de su espalda y los pies se los habían amarrado a aquella silla en la que lo habían soltado. Su mirada era penetrante y furiosa, como si deseara comerse a cada uno de los presentes en la habitación que le tenían. Los policías le temían, casi podía olerlo, pero sus expresiones eran claras. Todos ellos se negaban a acercarse más de lo necesario y desviaban la mirada con rapidez una vez que sus ojos conectaban.
Era cierto que no era la primera vez que Yoltic se encontraba en la comisaría, por suerte nunca lo habían logrado mandar a prisión pero había algunos que lo deseaban. Había un oficial que lo conocía bastante bien y él había sido el que mandara un mensaje a Svein, el único que podía domarlo en esas situaciones. Y no era que necesitaran que el hombre hablara con la bestia, la bestia solo se calmaba al verlo ahí a su lado. Así que todos esperaban la llegada del domador para poder conversar con el animal rabioso que tenían en frente de sus narices. Lo que no entendían era que atarlo e intentar someterlo solo aumentaba su estado de furia, solo que ninguno estaba dispuesto a confrontarlo de forma amigable. Al fin y al cabo, no podían pasar por alto que Yoltic ya había acabado con tres de sus mejores policías, que se encontraban inconscientes y con algunas heridas en el hospital. Nada grave, al menos las mordidas no eran profundas.
¿Cómo había terminado así? Ese día había despertado con un buen ánimo, se sentía con las fuerzas suficientes para salir y ver el mundo que tanto interesaba a Svein. Quería encontrar algo emocionante para enseñarle al vampiro y que pudieran disfrutarlo juntos. Hasta había aceptado usar el traje que tanto insistía una de las sirvientas. Había comenzado a recorrer las calles de París, a disfrutar del sol de media tarde, los olores y los ruidos. Todo era tan diferente al lugar en el que alguna vez vivió y aún ahora tenía el deseo de regresar a visitar una vez más su tierra natal.
Llego un punto en el que el hambre le venció y se detuvo a comprar un aperitivo en el mercado. Estaba buscando su comida, y algo de dinero que por suerte empacaba la sirvienta, cuando de pronto hubo caos. Escucho gritos, alguien pasaba corriendo a su lado, otro más lo derribaba a él, en seguida más gritos. La policía llego y escucharon una versión de los sucedido cuando se dieron cuenta de que era Yoltic el que tenía la mercancía robada. No se detuvieron a preguntar y tomaron la decisión de detenerlo. Yoltic no se dejo, no aceptaba ordenes de nadie y mucho menos que unos extraños lo tocaran, y comenzó a batallar. En poco tiempo tenía a veinte personas sobre él, su aspecto limpio se había olvidado en la pelea y los tres heridos eran movidos al hospital mientras que a él lo llamaban criminal.
Todo era un gran malentendido pero ¿cómo saberlo si la bestia solo quería vivir?
Era cierto que no era la primera vez que Yoltic se encontraba en la comisaría, por suerte nunca lo habían logrado mandar a prisión pero había algunos que lo deseaban. Había un oficial que lo conocía bastante bien y él había sido el que mandara un mensaje a Svein, el único que podía domarlo en esas situaciones. Y no era que necesitaran que el hombre hablara con la bestia, la bestia solo se calmaba al verlo ahí a su lado. Así que todos esperaban la llegada del domador para poder conversar con el animal rabioso que tenían en frente de sus narices. Lo que no entendían era que atarlo e intentar someterlo solo aumentaba su estado de furia, solo que ninguno estaba dispuesto a confrontarlo de forma amigable. Al fin y al cabo, no podían pasar por alto que Yoltic ya había acabado con tres de sus mejores policías, que se encontraban inconscientes y con algunas heridas en el hospital. Nada grave, al menos las mordidas no eran profundas.
¿Cómo había terminado así? Ese día había despertado con un buen ánimo, se sentía con las fuerzas suficientes para salir y ver el mundo que tanto interesaba a Svein. Quería encontrar algo emocionante para enseñarle al vampiro y que pudieran disfrutarlo juntos. Hasta había aceptado usar el traje que tanto insistía una de las sirvientas. Había comenzado a recorrer las calles de París, a disfrutar del sol de media tarde, los olores y los ruidos. Todo era tan diferente al lugar en el que alguna vez vivió y aún ahora tenía el deseo de regresar a visitar una vez más su tierra natal.
Llego un punto en el que el hambre le venció y se detuvo a comprar un aperitivo en el mercado. Estaba buscando su comida, y algo de dinero que por suerte empacaba la sirvienta, cuando de pronto hubo caos. Escucho gritos, alguien pasaba corriendo a su lado, otro más lo derribaba a él, en seguida más gritos. La policía llego y escucharon una versión de los sucedido cuando se dieron cuenta de que era Yoltic el que tenía la mercancía robada. No se detuvieron a preguntar y tomaron la decisión de detenerlo. Yoltic no se dejo, no aceptaba ordenes de nadie y mucho menos que unos extraños lo tocaran, y comenzó a batallar. En poco tiempo tenía a veinte personas sobre él, su aspecto limpio se había olvidado en la pelea y los tres heridos eran movidos al hospital mientras que a él lo llamaban criminal.
Todo era un gran malentendido pero ¿cómo saberlo si la bestia solo quería vivir?
Yoltic- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/05/2016
Re: Un nuevo malentendido (Privado)
La razón más importante por la cual había comenzado a hacerse de esclavos de sangre en el pasado, había sido para que estos le ayudasen a encajar de mejor forma en la sociedad parisina, para que sean los intérpretes ante todo aquello a lo que él no lograse entender, para que fuesen el puente entre él y París. En base a aquello, Yoltic era, por lejos, el que más le obligaba a salir de su burbuja y adentrarse en la selva de la sociabilización, siempre requiriendo que lo sacase de uno que otro problema, o en especial, que lo sacase de la comisaría. Por eso era que cada vez que despertaba al atardecer y llegaba a la casa -porque jamás dormía en su propia residencia durante el día, sino en algún lugar desconocido donde sus esclavos no cometieran el error de buscarle en su sueño-, lo primero que hacía siempre era buscar a sus esclavos, ver dónde estaban y qué hacían; y aquella noche su otra esclava e informó que durante la tarde, había llegado mensaje de la comisaría, pues Yoltic se encontraba allá una vez más. Con un suspiro, volvió a tomar la capa de piel de lobo con la que había llegado y que se había sacado hace no más de cinco minutos, para luego salir en busca de su muchacho.
No le tomó ni cinco minutos llegar allá, puesto que su velocidad sobrenatural era una verdadera bendición en esos casos, por lo que apenas y se había tornado de noche cuando subía los peldaños de la entrada del edificio, siendo guiado entonces hacia donde se encontraba su pequeño niño mimado. El oficial a cargo de aquella situación en particular, el mismo que había enviado mensaje, se acercó a saludarlo extendiéndole la mano.- Buenas noches, oficial. ¿Cuál es la situación? -Preguntó serio, levantando su mano solo para correr la ajena a un lado, pues no planeaba tomársela ni apretársela, tal y como absolutamente todas las otras veces que había estado allí en busca de Yoltic. Mientras el oficial le explicaba lo que, según la policía, había ocurrido, Svein nada más se acercó a donde tenían amarrado a su muchacho y se agachó a desatar los amarres de sus pies, sin dirigirle la mirada aún desde que había llegado. Siguió luego desatando sus manos, quedándose tras la silla y apoyando ambas manos en los hombros del mexicano, mirando directamente al oficial.- Yoltic no es un ladrón. Todo lo que necesite se lo proveo yo, no le hace falta absolutamente nada. Lo que dice es disparatado. -Contestó malhumorado.
El oficial entonces se encogió de hombros y continuó hablando de la evidencia, de los testigos, de los ataques de violencia del muchacho, de los oficiales heridos y etcétera y etcétera. Svein entonces bajó la mirada y llevó una mano a tomar el mentón de su esclavo, haciendo que mirase hacia arriba y entonces cruzando sus miradas. Examinó unos momentos a su esclavo, suspirando tan levemente que solo Yoltic lo notaría.- ¿Es cierto eso, Yoltic? ¿Es cierto que lastimaste unos cuantos oficiales? Dime qué ha ocurrido. -Preguntó en un exquisito acento español en lugar de utilizar el francés, pues prefería comunicarse con su esclavo de modo que nadie más los interrumpiera, creando un poco de privacidad entre tanta gente. Tomó entonces uno de los cabellos del muchacho, levantándolo para ver lo sucio que estaba. No le agradaba cuando quedaba así de sucio y desordenado, pero no había forma de evitarlo, suponía era parte de él y algún día se acostumbraría. Soltó el mechón y le peinó el resto, esperando una respuesta.
No le tomó ni cinco minutos llegar allá, puesto que su velocidad sobrenatural era una verdadera bendición en esos casos, por lo que apenas y se había tornado de noche cuando subía los peldaños de la entrada del edificio, siendo guiado entonces hacia donde se encontraba su pequeño niño mimado. El oficial a cargo de aquella situación en particular, el mismo que había enviado mensaje, se acercó a saludarlo extendiéndole la mano.- Buenas noches, oficial. ¿Cuál es la situación? -Preguntó serio, levantando su mano solo para correr la ajena a un lado, pues no planeaba tomársela ni apretársela, tal y como absolutamente todas las otras veces que había estado allí en busca de Yoltic. Mientras el oficial le explicaba lo que, según la policía, había ocurrido, Svein nada más se acercó a donde tenían amarrado a su muchacho y se agachó a desatar los amarres de sus pies, sin dirigirle la mirada aún desde que había llegado. Siguió luego desatando sus manos, quedándose tras la silla y apoyando ambas manos en los hombros del mexicano, mirando directamente al oficial.- Yoltic no es un ladrón. Todo lo que necesite se lo proveo yo, no le hace falta absolutamente nada. Lo que dice es disparatado. -Contestó malhumorado.
El oficial entonces se encogió de hombros y continuó hablando de la evidencia, de los testigos, de los ataques de violencia del muchacho, de los oficiales heridos y etcétera y etcétera. Svein entonces bajó la mirada y llevó una mano a tomar el mentón de su esclavo, haciendo que mirase hacia arriba y entonces cruzando sus miradas. Examinó unos momentos a su esclavo, suspirando tan levemente que solo Yoltic lo notaría.- ¿Es cierto eso, Yoltic? ¿Es cierto que lastimaste unos cuantos oficiales? Dime qué ha ocurrido. -Preguntó en un exquisito acento español en lugar de utilizar el francés, pues prefería comunicarse con su esclavo de modo que nadie más los interrumpiera, creando un poco de privacidad entre tanta gente. Tomó entonces uno de los cabellos del muchacho, levantándolo para ver lo sucio que estaba. No le agradaba cuando quedaba así de sucio y desordenado, pero no había forma de evitarlo, suponía era parte de él y algún día se acostumbraría. Soltó el mechón y le peinó el resto, esperando una respuesta.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2013
Localización : París, francia
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Re: Un nuevo malentendido (Privado)
Los policías que se encontraban encargados de cuidar a Yoltic se preguntaban si realmente aquella bestia tendría amo o si en algún momento se le acabaría la energía. En ningún momento se mantuvo tranquilo y no bajo la guardia ni un segundo, su mirada seguía a todos aquellos presentes, así como a los curiosos que llegaban a pasar cerca del lugar. Sus dientes se mostraban con fiereza y al mínimo signo de movimiento dejaba salir un ligero gruñido. Yoltic no estuvo consciente del tiempo que transcurría mientras se encontraba en ese estado pero pudo percibir con claridad la presencia de Svein en el lugar. Y fue ahí que su actitud cambio drásticamente.
La bestia había terminado por convertirse en un príncipe mientras esperaba la llegada de su rey, sus oídos se encontraban atentos a los ligeros movimientos que llegaban a delatar a Svein, su mirada se mantenía fija en la puerta, esperaba poder ver pronto su figura. Sin embargo la felicidad que le había inundado fue transformada en ansiedad e inquietud. No era la primera vez que lo tenía que salvar de una situación como esa y comenzaba a sentir miedo de que lo fuera a abandonar, como muchos otros habían hecho con él en su vida. Pero él intentaba portarse bien, siempre se comportaba como un hombre de clase alta, había aprendido mientras observaba con detenimiento a las personas que gozaban de dinero. Y lo más importante, procuraba no tener que hacer nada malo que pudiera repercutir en su amo.
Se tensó con miedo al escuchar la voz de Svein y su mirada se mantuvo baja. Sintió la liberación de sus manos y pies pero se quedo quieto, dejando que las manos se posaran sobre sus hombros. De pronto recordó dónde estaba y por qué, escuchando las acusaciones que se hacían a su persona y alzó el rostro con detenimiento para alegar que eso no era cierto. Solo que fue Svein quien hablo en su nombre en ese instante, defendiéndolo como siempre. Iba entonces a reclamar de nuevo cuando sintió la mano en su barbilla y sus miradas se cruzaban. -Yo no quería hacerlo- dijo respondiendo en el mismo idioma y mostrando arrepentimiento, más que por los lastimados, por la situación en la que estaban. -Ellos me atacaron primero. Yo estaba buscando comida para comprar, me puse el traje y traía dinero como dijiste que tenía que hacer, y de pronto un joven me tiro al suelo. Él se fue corriendo y de pronto yo tenía muchos collares en mi panza, y pregunte de quién eran, entonces una señora empezó a gritar que yo era el ladrón. Y de la nada llegaron esos tres policías y me comenzaron a gritar y a decir ladrón y que lo pagaría y me tocaban y me intentaron amarrar y uno de ellos me golpeo porque no quería hacerle caso y entonces lo mordí. Y los otros empezaron a pegarme y también los mordí, yo solo quería irme a la casa- relató con rapidez, algo agitado e inquieto. -Pero yo no soy un ladrón, Svein. Yo te dije que no lo volvería a hacer, he mantenido mi promesa- murmuró mientras esperaba el castigo de su amo.
De pronto el policía tosió para llamar la atención de ambos y así poder seguir expresando que Yoltic era un civil muy problemático, además de peligroso. Que había que tomar medidas en contra de él para que un evento como eso no se fuera a repetir. No podían dejar a un hombre que tenía sangre animal caminando por las calles con libertad, no sabían cuándo podría atacar a otro civil.
La bestia había terminado por convertirse en un príncipe mientras esperaba la llegada de su rey, sus oídos se encontraban atentos a los ligeros movimientos que llegaban a delatar a Svein, su mirada se mantenía fija en la puerta, esperaba poder ver pronto su figura. Sin embargo la felicidad que le había inundado fue transformada en ansiedad e inquietud. No era la primera vez que lo tenía que salvar de una situación como esa y comenzaba a sentir miedo de que lo fuera a abandonar, como muchos otros habían hecho con él en su vida. Pero él intentaba portarse bien, siempre se comportaba como un hombre de clase alta, había aprendido mientras observaba con detenimiento a las personas que gozaban de dinero. Y lo más importante, procuraba no tener que hacer nada malo que pudiera repercutir en su amo.
Se tensó con miedo al escuchar la voz de Svein y su mirada se mantuvo baja. Sintió la liberación de sus manos y pies pero se quedo quieto, dejando que las manos se posaran sobre sus hombros. De pronto recordó dónde estaba y por qué, escuchando las acusaciones que se hacían a su persona y alzó el rostro con detenimiento para alegar que eso no era cierto. Solo que fue Svein quien hablo en su nombre en ese instante, defendiéndolo como siempre. Iba entonces a reclamar de nuevo cuando sintió la mano en su barbilla y sus miradas se cruzaban. -Yo no quería hacerlo- dijo respondiendo en el mismo idioma y mostrando arrepentimiento, más que por los lastimados, por la situación en la que estaban. -Ellos me atacaron primero. Yo estaba buscando comida para comprar, me puse el traje y traía dinero como dijiste que tenía que hacer, y de pronto un joven me tiro al suelo. Él se fue corriendo y de pronto yo tenía muchos collares en mi panza, y pregunte de quién eran, entonces una señora empezó a gritar que yo era el ladrón. Y de la nada llegaron esos tres policías y me comenzaron a gritar y a decir ladrón y que lo pagaría y me tocaban y me intentaron amarrar y uno de ellos me golpeo porque no quería hacerle caso y entonces lo mordí. Y los otros empezaron a pegarme y también los mordí, yo solo quería irme a la casa- relató con rapidez, algo agitado e inquieto. -Pero yo no soy un ladrón, Svein. Yo te dije que no lo volvería a hacer, he mantenido mi promesa- murmuró mientras esperaba el castigo de su amo.
De pronto el policía tosió para llamar la atención de ambos y así poder seguir expresando que Yoltic era un civil muy problemático, además de peligroso. Que había que tomar medidas en contra de él para que un evento como eso no se fuera a repetir. No podían dejar a un hombre que tenía sangre animal caminando por las calles con libertad, no sabían cuándo podría atacar a otro civil.
Yoltic- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/05/2016
Re: Un nuevo malentendido (Privado)
Desde el mismísimo día en que había nacido, maldito con lo que sea que lo poseía cada vez que perdía el control, la lógica y sus sentidos -a veces hasta la consciencia-, jamás había sido capaz de mirar a los ojos a las personas ni de mantener contacto físico alguno, excepto a aquellos que de alguna forma hacían crecer confianza y cariño en él. No todos sus esclavos de sangre lograban llegar a aquel estatus, pero Yoltic de una forma que no se lograba explicar, había cruzado aquella barrera del rechazo físico y del desvío de miradas. Por eso era capaz de mirarle a los ojos mientras que le oía hablar, escuchándole con la paciencia de alguien que ya acostumbraba a aquellas situaciones en la comisaría y que estaba seguro de que habrían muchas más, por lo que las aceptaba todas ya con anterioridad.
Escuchó cada una de las palabras del muchacho con atención, asintiendo con la cabeza cuando hubiese terminado. Le creía, le creía absolutamente, pero aún así, mantuvo quieta unos segundos la mano que le acariciaba y peinaba los cabellos, cerrando sus ojos unos segundos para concentrarse y hacer uso de su clarividencia, haciendo que las visiones de lo que el muchacho relataba, verificando así palabra por palabra y quedando seguro de que su esclavo no era el ladrón que sabía no era. Sin embargo, sí había causado lío. Abrió los ojos y volvió a unir sus miradas, sonriendo suavemente apenas de un costado.- Tranquilo, muchacho. Volveremos a casa juntos, no te preocupes. -Le aseguró aún en español, volviendo ahora su vista hacia el policía, que lo único que hizo fue hacerle enojar y fruncir el ceño.
Sin embargo, se guardó cualquier comentario que quisiese emitir, especialmente los insultos. Lo tenía en la punta de la lengua, pero se la mordió y mantuvo silencio un buen rato, dejando que el oficial terminase. Solo entonces, el vikingo se enderezó y, con las manos nuevamente en los hombros de su esclavo, sonrió forzadamente, tratando de mostrarse amistoso cuando en realidad quería cortarle la cabeza a aquel idiota que tenía enfrente y que hablaba sobre su esclavo.- Le puedo asegurar, oficial, que esta será la última vez que verá a Yoltic aquí en la comisaría. -Comentó volviendo a usar el Francés.- Además, Yoltic definitivamente no es un animal. Es un hombre civilizado, como nosotros; tan solo necesita crecer un poco más, pero de eso me encargo yo. -Agregó, dándole ahora palmaditas a su esclavo en la espalda para que se pusiera de pie.
Así que, dígame, ¿cuánto es la fianza para que lo deje libre? -Preguntó, pero sin embargo, el oficial volvió a insistir en lo anterior, alegando que no quería dejar libre a su esclavo. Nuevamente el vikingo se molestó, pero respiró profundo y se armó de paciencia. Él no podía dejarse llebar por las emociones en aquel momento, o no iba a poder sacar a Yoltic de ahí.- No quiero oírle repetir aquello. Yoltic es un hombre civilizado, de otro modo, no le habrían dado la ciudadanía Noruega, ni mucho menos la Francesa, por lo que legalmente debe permitir que le pague la fianza. -Alegó, cruzándose de brazos y desviando la mirada a Yoltic.- Anda, da alguna escusa, una mentira, lo que sea para que nos crean y no podamos ir. -Susurró tan suave y en Español que para oídos de otros, parecía que mascullaba cosas ilegibles o hablaba para sí mismo, pero que estaba seguro su muchacho entendería bien. Al fin y al cabo, ambos se entendían perfectamente todo el tiempo y el más joven sabía que él no servía para las mentiras.
Escuchó cada una de las palabras del muchacho con atención, asintiendo con la cabeza cuando hubiese terminado. Le creía, le creía absolutamente, pero aún así, mantuvo quieta unos segundos la mano que le acariciaba y peinaba los cabellos, cerrando sus ojos unos segundos para concentrarse y hacer uso de su clarividencia, haciendo que las visiones de lo que el muchacho relataba, verificando así palabra por palabra y quedando seguro de que su esclavo no era el ladrón que sabía no era. Sin embargo, sí había causado lío. Abrió los ojos y volvió a unir sus miradas, sonriendo suavemente apenas de un costado.- Tranquilo, muchacho. Volveremos a casa juntos, no te preocupes. -Le aseguró aún en español, volviendo ahora su vista hacia el policía, que lo único que hizo fue hacerle enojar y fruncir el ceño.
Sin embargo, se guardó cualquier comentario que quisiese emitir, especialmente los insultos. Lo tenía en la punta de la lengua, pero se la mordió y mantuvo silencio un buen rato, dejando que el oficial terminase. Solo entonces, el vikingo se enderezó y, con las manos nuevamente en los hombros de su esclavo, sonrió forzadamente, tratando de mostrarse amistoso cuando en realidad quería cortarle la cabeza a aquel idiota que tenía enfrente y que hablaba sobre su esclavo.- Le puedo asegurar, oficial, que esta será la última vez que verá a Yoltic aquí en la comisaría. -Comentó volviendo a usar el Francés.- Además, Yoltic definitivamente no es un animal. Es un hombre civilizado, como nosotros; tan solo necesita crecer un poco más, pero de eso me encargo yo. -Agregó, dándole ahora palmaditas a su esclavo en la espalda para que se pusiera de pie.
Así que, dígame, ¿cuánto es la fianza para que lo deje libre? -Preguntó, pero sin embargo, el oficial volvió a insistir en lo anterior, alegando que no quería dejar libre a su esclavo. Nuevamente el vikingo se molestó, pero respiró profundo y se armó de paciencia. Él no podía dejarse llebar por las emociones en aquel momento, o no iba a poder sacar a Yoltic de ahí.- No quiero oírle repetir aquello. Yoltic es un hombre civilizado, de otro modo, no le habrían dado la ciudadanía Noruega, ni mucho menos la Francesa, por lo que legalmente debe permitir que le pague la fianza. -Alegó, cruzándose de brazos y desviando la mirada a Yoltic.- Anda, da alguna escusa, una mentira, lo que sea para que nos crean y no podamos ir. -Susurró tan suave y en Español que para oídos de otros, parecía que mascullaba cosas ilegibles o hablaba para sí mismo, pero que estaba seguro su muchacho entendería bien. Al fin y al cabo, ambos se entendían perfectamente todo el tiempo y el más joven sabía que él no servía para las mentiras.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Re: Un nuevo malentendido (Privado)
Se había mantenido en silencio, sumiso y expectante a lo que pudiera pasar. Sabía que Svein siempre lo salvaba pero no deseaba seguir causándole más problemas, suficiente le debía con todo lo que ya había hecho por él pero de alguna forma parecía que todo confabulaba contra su persona. Comenzaba a decaerse y a sentirse una molestia cuando de pronto Svein hablo y su mirada capto la contraria, sonriendo con total felicidad. Pero desvió los ojos al escuchar que de nuevo el policía hablaba pero ahora con más insistencia. Mordió su labio para no comenzar a decirle de cosas a aquella persona tan odiosa, aguantando también sus ganas de darle una buena mordida o golpe, lo que llegara primero. Él no era un salvaje, podía que tuviera una forma muy particular de reaccionar ante el contacto ajeno a su amo pero no era un salvaje.
Esta vez no intento decir nada, ni agregar algún comentario pues no deseaba meterse en más problemas, además de que solo deseaba insultar a ese pequeño hombre que hablaba sin detenerse. Escuchó las palabras de su amo y asintió para darle respaldo a lo que decía y después se levanto, colocándose a un lado de Svein pero sin moverse aún. Cerró los puños con fuerza para controlar las ganas de demostrarle que podía ser realmente violento si se lo proponía, pero sabía que no debía de hacerlo, ahora era el momento de comportarse como un buen señor de la alta sociedad. Por eso no salía de la mansión, odiaba tener que convivir con las personas y tener que ser muy carismático, sonreírle a todos, además de que había notado que era muy propenso a los malentendidos y prefería evitarlos.
Asintió cuando escucho de nuevo las palabras de Svein sobre las nacionalidades que poseía, eso era cierto y los oficiales a los que había mordido no estaban ahí para decir nada en contra de él. Al menos aún. -Mejor me lo como y se acaba el problema- respondió de la misma forma pero entonces se percató de que Svein comenzaba a agotar todos sus recursos para sacarlo de ahí. Entonces ocurrió lo que siempre sucedía cuando debía de proteger a su amo o sacarlo de un apuro, a pesar de ser él que tenía los problemas, y se transformo en un hombre tan amable que sorprendió a cada uno de los presentes. -Ha sido un grave error el que he cometido y que no volverá a suceder, oficial. He actuado de forma precipitada y eso ha llevado a que grandes hombres, que cumplían con su deber, resultaran heridos. Es por eso que pido el perdón de todos los presentes, así como mi liberación, estoy dispuesto a pagar por el crimen que he cometido ayudando en sus labores a esos oficiales mientras se recuperan de sus heridas-
Guardo silencio mientras el oficial parecía recuperarse de su estado atónito pero cuando vio que iba a hablar no se lo permitió. -Solo me queda agregar que no he cometido el delito por el cual se me acusa, al menos el de robo, pero estoy dispuesto a pagar por las cosas con mi propio dinero si con ello se me libera de este lugar para poder regresar con mi... compañero- agregó y después guardo silencio, esperando a que el oficial diera su veredicto. Pero el otro seguía estando tan impresionado por el cambio de actitud de Yoltic que no sabía bien cómo actuar. Al final fue otro de sus compañeros quien les pidió que lo acompañaran para pagar la fianza. -Perdón- dijo de nuevo, cuando estuvo hombro con hombro con su amo.
Esta vez no intento decir nada, ni agregar algún comentario pues no deseaba meterse en más problemas, además de que solo deseaba insultar a ese pequeño hombre que hablaba sin detenerse. Escuchó las palabras de su amo y asintió para darle respaldo a lo que decía y después se levanto, colocándose a un lado de Svein pero sin moverse aún. Cerró los puños con fuerza para controlar las ganas de demostrarle que podía ser realmente violento si se lo proponía, pero sabía que no debía de hacerlo, ahora era el momento de comportarse como un buen señor de la alta sociedad. Por eso no salía de la mansión, odiaba tener que convivir con las personas y tener que ser muy carismático, sonreírle a todos, además de que había notado que era muy propenso a los malentendidos y prefería evitarlos.
Asintió cuando escucho de nuevo las palabras de Svein sobre las nacionalidades que poseía, eso era cierto y los oficiales a los que había mordido no estaban ahí para decir nada en contra de él. Al menos aún. -Mejor me lo como y se acaba el problema- respondió de la misma forma pero entonces se percató de que Svein comenzaba a agotar todos sus recursos para sacarlo de ahí. Entonces ocurrió lo que siempre sucedía cuando debía de proteger a su amo o sacarlo de un apuro, a pesar de ser él que tenía los problemas, y se transformo en un hombre tan amable que sorprendió a cada uno de los presentes. -Ha sido un grave error el que he cometido y que no volverá a suceder, oficial. He actuado de forma precipitada y eso ha llevado a que grandes hombres, que cumplían con su deber, resultaran heridos. Es por eso que pido el perdón de todos los presentes, así como mi liberación, estoy dispuesto a pagar por el crimen que he cometido ayudando en sus labores a esos oficiales mientras se recuperan de sus heridas-
Guardo silencio mientras el oficial parecía recuperarse de su estado atónito pero cuando vio que iba a hablar no se lo permitió. -Solo me queda agregar que no he cometido el delito por el cual se me acusa, al menos el de robo, pero estoy dispuesto a pagar por las cosas con mi propio dinero si con ello se me libera de este lugar para poder regresar con mi... compañero- agregó y después guardo silencio, esperando a que el oficial diera su veredicto. Pero el otro seguía estando tan impresionado por el cambio de actitud de Yoltic que no sabía bien cómo actuar. Al final fue otro de sus compañeros quien les pidió que lo acompañaran para pagar la fianza. -Perdón- dijo de nuevo, cuando estuvo hombro con hombro con su amo.
Yoltic- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/05/2016
Re: Un nuevo malentendido (Privado)
En una situación normal, podría haber soltado una carcajada estrepitosa con la respuesta que le dio su esclavo, pero en aquellos momentos en los que la libertad del humano estaba en juego, le dieron unas ganas gigantescas de mandarle un palmazo en la nuca o un puño en el costado del brazo como reprimenda, pero nada más se aguantó todo y negó ligeramente con la cabeza. No vaya a ser que aquello los metiera en más problemas. Observó de soslayo entonces al muchacho, tratando de descifrar qué pasaba por su mente, pues con el tiempo que llevaban juntos, algo había aprendido sobre su forma de expresarse. Sin embargo, en aquellos momentos se sintió frustrado de no poder comprender sus expresiones, por lo que nada más se quedó expectante y, cuando el humano habló, se quedó pasmado, pero no dijo nada al respecto. No al menos hasta que comenzaron a caminar, siguiendo al guardia que los había invitado a pasar para pagar la fianza.
¿Cómo lo haces para hablar así? A mi ya están que me revientan y tú tan sereno. Buen chiste, por cierto, pero si quisiera que alguien se comiese a alguien, preferiría ser yo. -Le comentó en Español en un susurro amigable y a modo de broma, aquel que lo caracterizaba por su voz grave y vibrante pero al mismo tiempo monótona, sonriendo ligeramente luego al escuchar la disculpa de su esclavo. Estaba enternecido, no enojado ni molesto, aunque era cierto que le gustaría mucho que se dejara de meter en problemas como aquel, pero al mismo tiempo lo entendía e, incluso, le recordaba a sí mismo cuando joven. El mexicano era también del grupo de los apartados sociales, aquellos a quienes les costaba encajar en aquella sociedad tan discriminatoria como la que era París. Tenía tantas dificultades como él para llevarse bien con la gente, aunque mucha más habilidad para confrontar aquello. Bueno, al menos la mitad de las veces. La otra mitad, acababan en la comisaría.- No te preocupes. ¿Acaso no te prometí mi protección? Está bien que la cobres. -Le contestó aún en la lengua hispana, sin captar las miradas molestas de quienes les escuchaban, como si se sintieran ofendidos por hablar una lengua desconocida entre ellos, que sólo hablaban francés, y uno bastante rústico.
Ya para cuando llegaron a otra habitación, aquella que era la tesorería, un oficial se sentó en el escritorio y sacó unos documentos, dando el precio de la fianza. Esta vez, había sido más cara que la ocasión anterior, pero el vampiro ni siquiera se sorprendió ni nada, pues para él el dinero era algo insignificante. Tenía tanto, que aunque el monto hubiese tenido tres dígitos más, tampoco le hubiera importado. Miró entonces a su esclavo, esperando, pues segundos antes había dicho que pagaría él con su propio dinero.- ¿Y bien? -Le dijo, esperando a que se pronunciara al respecto o, en caso de que no, firmaría él entonces el pagaré para que los oficiales cobraran en el banco por la mañana en su cuenta personal. La verdad era que no le importaba quién pagaba, pero sí le importaba ver si el muchacho cumpliría con lo que dijo o si era solo un discurso para sorprender al oficial.- ¿Pagas tú o pago yo? -Agregó luego, aclarando a qué iba su pregunta anterior.
¿Cómo lo haces para hablar así? A mi ya están que me revientan y tú tan sereno. Buen chiste, por cierto, pero si quisiera que alguien se comiese a alguien, preferiría ser yo. -Le comentó en Español en un susurro amigable y a modo de broma, aquel que lo caracterizaba por su voz grave y vibrante pero al mismo tiempo monótona, sonriendo ligeramente luego al escuchar la disculpa de su esclavo. Estaba enternecido, no enojado ni molesto, aunque era cierto que le gustaría mucho que se dejara de meter en problemas como aquel, pero al mismo tiempo lo entendía e, incluso, le recordaba a sí mismo cuando joven. El mexicano era también del grupo de los apartados sociales, aquellos a quienes les costaba encajar en aquella sociedad tan discriminatoria como la que era París. Tenía tantas dificultades como él para llevarse bien con la gente, aunque mucha más habilidad para confrontar aquello. Bueno, al menos la mitad de las veces. La otra mitad, acababan en la comisaría.- No te preocupes. ¿Acaso no te prometí mi protección? Está bien que la cobres. -Le contestó aún en la lengua hispana, sin captar las miradas molestas de quienes les escuchaban, como si se sintieran ofendidos por hablar una lengua desconocida entre ellos, que sólo hablaban francés, y uno bastante rústico.
Ya para cuando llegaron a otra habitación, aquella que era la tesorería, un oficial se sentó en el escritorio y sacó unos documentos, dando el precio de la fianza. Esta vez, había sido más cara que la ocasión anterior, pero el vampiro ni siquiera se sorprendió ni nada, pues para él el dinero era algo insignificante. Tenía tanto, que aunque el monto hubiese tenido tres dígitos más, tampoco le hubiera importado. Miró entonces a su esclavo, esperando, pues segundos antes había dicho que pagaría él con su propio dinero.- ¿Y bien? -Le dijo, esperando a que se pronunciara al respecto o, en caso de que no, firmaría él entonces el pagaré para que los oficiales cobraran en el banco por la mañana en su cuenta personal. La verdad era que no le importaba quién pagaba, pero sí le importaba ver si el muchacho cumpliría con lo que dijo o si era solo un discurso para sorprender al oficial.- ¿Pagas tú o pago yo? -Agregó luego, aclarando a qué iba su pregunta anterior.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Re: Un nuevo malentendido (Privado)
Miro de reojo a Svein y sonrió algo divertido por su pregunta. Llevaban ya bastante tiempo juntos y aún le costaba comprender por qué el vampiro era tan ingenuo en situaciones como esas. Por eso le había tomado estima tan pronto, era como un niño en el cuerpo de un adulto en muchas de las ocasiones, queriendo aprenderlo todo pero sin hacerlo, sorprendiéndose por cosas tan simples como un cambio de actitud y preguntando luego cómo hacerlo.
-Bueno tú solo necesitas una parte, yo puedo terminar con lo que dejes- comentó igual en Español, bromeando aunque tuviera un tinte de verdad. No sería la primera vez que comiera carne de humano, no había esperado que lo fuera a hacer ahora que su amo era Svein pero nunca quedaba descartada la posibilidad. -Y mientras no sea a ti a quien estén ofendiendo o incriminando, puedo permanecer tranquilo. Además estar frente a tantos policías no es lo más peligroso a lo que haya tenido que afrontarme- dijo recordando por un momento su pasado, sintiendo aquella inquietud que siempre le invadía por las memorias. No deseaba olvidarlas, pues como había dicho había aprendido mucho de eso, pero había momentos en los que pensaba en que todo lo que estaba viviendo ahora era parte de un sueño y que en cualquier momento abriría los ojos y se encontraría tras las rejas de alguna prisión por algún cargo inventado. -Lo sé pero no me gusta causarte tantos problemas, además eso hace que debas salir a hablar con personas poco amables- murmuró pensando justo en aquel oficial que no lo deseaba dejar ir. Al menos ahora parecía estar tan impresionado que no los había seguido. -Dejemos de hablar por ahora, parece que todos se están incomodando demasiado porque hablamos en Español.- pidió mientras observaba que los oficiales les daban miradas llenas de rencor y molestia. En algún otro lado no le importaría pero tampoco era buena idea estar picando la herida de aquellos hombres a los que ya les había causado la herida de lastimar a unos de sus compañeros.
Se sintió un poco más relajado cuando ya estuvieron en la tesorería, un cuarto bastante más común y menos atiborrado de policías. Ya faltaría poco para poder salir por fin de aquel lugar, con algo de suerte podrían ir a comer algo pues llevaba horas sin probar bocado y sentía las energías bajas. Miró a Svein cuando le pregunto eso y ladeo ligeramente la cabeza, no entendiendo del todo a que iba la pregunta hasta que hizo la siguiente. Abrió la boca formando una "O" y entonces se puso a revisar sus bolsillos. -Pues la verdad creo que solo traigo dinero para comida, el traje lo "equipo" tu ama de llaves- dijo encogiéndose de hombros. Pero entonces descubrió que en el bolsillo de la camisa, la esclava había colocado varios billetes. Sí, al parecer todos ya se esperaban que se metiera en nuevos problemas, aunque suponía que no esperaban que tuviera que pagar tanto.
Puso todo el dinero que encontró en sus bolsillos y dejo que el oficial lo contara. Era bastante obvio que no llegaba a la cuota de liberación, él ni siquiera tenía dinero propio, todo era de lo que Svein les daba y él era de los que menos lo utilizaba. Ahora que lo pensaba probablemente era una buena idea ponerse a buscar algún trabajo, tenía horas libres mientras su amo dormía, aunque por lo general él también usaba esas horas para dormir pues casi siempre estaba con el otro por las noches. -Creo que tienes que pagar tú lo demás- dijo volteando a ver al final a Svein, sonriendo divertido por la cara que tenía el oficial en ese momento. Los veía con cara de pocos amigos, con el dinero en las manos, creyendo que eso debía de ser una broma pues no llegaba ni a una cuarta parte de lo que debían de pagar en realidad. Ahora tendría que juntar dinero para cuando fuera a salir, llevarlo consigo por precaución.
-Bueno tú solo necesitas una parte, yo puedo terminar con lo que dejes- comentó igual en Español, bromeando aunque tuviera un tinte de verdad. No sería la primera vez que comiera carne de humano, no había esperado que lo fuera a hacer ahora que su amo era Svein pero nunca quedaba descartada la posibilidad. -Y mientras no sea a ti a quien estén ofendiendo o incriminando, puedo permanecer tranquilo. Además estar frente a tantos policías no es lo más peligroso a lo que haya tenido que afrontarme- dijo recordando por un momento su pasado, sintiendo aquella inquietud que siempre le invadía por las memorias. No deseaba olvidarlas, pues como había dicho había aprendido mucho de eso, pero había momentos en los que pensaba en que todo lo que estaba viviendo ahora era parte de un sueño y que en cualquier momento abriría los ojos y se encontraría tras las rejas de alguna prisión por algún cargo inventado. -Lo sé pero no me gusta causarte tantos problemas, además eso hace que debas salir a hablar con personas poco amables- murmuró pensando justo en aquel oficial que no lo deseaba dejar ir. Al menos ahora parecía estar tan impresionado que no los había seguido. -Dejemos de hablar por ahora, parece que todos se están incomodando demasiado porque hablamos en Español.- pidió mientras observaba que los oficiales les daban miradas llenas de rencor y molestia. En algún otro lado no le importaría pero tampoco era buena idea estar picando la herida de aquellos hombres a los que ya les había causado la herida de lastimar a unos de sus compañeros.
Se sintió un poco más relajado cuando ya estuvieron en la tesorería, un cuarto bastante más común y menos atiborrado de policías. Ya faltaría poco para poder salir por fin de aquel lugar, con algo de suerte podrían ir a comer algo pues llevaba horas sin probar bocado y sentía las energías bajas. Miró a Svein cuando le pregunto eso y ladeo ligeramente la cabeza, no entendiendo del todo a que iba la pregunta hasta que hizo la siguiente. Abrió la boca formando una "O" y entonces se puso a revisar sus bolsillos. -Pues la verdad creo que solo traigo dinero para comida, el traje lo "equipo" tu ama de llaves- dijo encogiéndose de hombros. Pero entonces descubrió que en el bolsillo de la camisa, la esclava había colocado varios billetes. Sí, al parecer todos ya se esperaban que se metiera en nuevos problemas, aunque suponía que no esperaban que tuviera que pagar tanto.
Puso todo el dinero que encontró en sus bolsillos y dejo que el oficial lo contara. Era bastante obvio que no llegaba a la cuota de liberación, él ni siquiera tenía dinero propio, todo era de lo que Svein les daba y él era de los que menos lo utilizaba. Ahora que lo pensaba probablemente era una buena idea ponerse a buscar algún trabajo, tenía horas libres mientras su amo dormía, aunque por lo general él también usaba esas horas para dormir pues casi siempre estaba con el otro por las noches. -Creo que tienes que pagar tú lo demás- dijo volteando a ver al final a Svein, sonriendo divertido por la cara que tenía el oficial en ese momento. Los veía con cara de pocos amigos, con el dinero en las manos, creyendo que eso debía de ser una broma pues no llegaba ni a una cuarta parte de lo que debían de pagar en realidad. Ahora tendría que juntar dinero para cuando fuera a salir, llevarlo consigo por precaución.
Yoltic- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/05/2016
Re: Un nuevo malentendido (Privado)
No alcanzó a reprimir aquella risa espontánea que le generó la broma de su esclavo, aquella que hacía completa referencia a su estado como vampiro y que le fue incluso fácil de captar, a diferencia con las muchas otras bromas que se le habían pasado desapercibidas en su vida. Sin embargo, no alcanzó a responder nada, pues si bien el muchacho le aconsejó guardar silencio, siguió el consejo de forma literal y obediente y, en cuanto el humano indicó que no tenía el dinero suficiente, le miró con una sonrisa burlona.- Por supuesto. -Contestó ya hablando en Francés nuevamente, girándose al oficial para hablarle luego a él.- Firmemos un pagaré, ¿le parece? -Agregó, acercándose a tomar una de las plumas fuente que había sobre el escritorio.
Aquel era un proceso que ya habían hecho antes y que el oficial conocía muy bien: el vampiro dejaba firmado un documento que autorizaba a la policía a retirar una cierta cantidad de dinero establecida para una fecha en particular desde su cuenta del banco. Esto, lo hacía porque de día él no era capaz de ir a hacer el trámite y porque, así, no necesitaba enviar a nadie más a hacerlo. Aunque claro, la excusa que en realidad daba no era que no podía estar al sol, sino que se hacía pasar por un hombre de varios viajes, por lo que no siempre estaba disponible para tales cosas. Como era un proceso habitual, el oficial y el vampiro firmaron rápidamente el documento, por lo que en menos de cinco minutos estaban listos para irse.
- Vamos ya. -Le dijo a su humano mientras que se ponía de pie, acomodando sus ropas de forma elegante, tal y como sus sirvientas le habían enseñado a actuar. Sin embargo, se olvidó de la cortesía de despedirse del oficial y nada más salió caminando con tranquilidad, siendo mal visto por los otros presentes sin que él diera cuenta de aquello. Ya estando en los escalones de la salida de la comisaría, volteó a ver a su esclavo que se había quedado atrás de sus pasos apresurados que buscaban salir de aquel lugar tan abarrotado, solo para poder salir a las calles parisinas igual de abarrotadas pero en las que nadie prestaba atención a su presencia.
- Sabes, te ves atractivo en ese traje, pero no te ves como que en realidad fueras tú. -Comentó al aire, sin pensarlo mucho en realidad, cosa que hizo después de haber hablado, por lo que hizo el intento de reformular para estar seguro de que se daba a entender correctamente.- Es decir, no te ves como… Yoltic. Te ves como Francés nada más. No me gusta. -Agregó, volviendo a caminar una vez el muchacho le alcanzó.- Le diré a la ama de llaves que pare de preparar tus prendas. Prefiero que lo veas tú. -Sentenció luego, llevando sus manos a los bolsillos y comenzando a caminar ya de forma más relajada. Sin embargo, se detuvo un momento de forma repentina, pues recordó un detalle.- No has comido, ¿verdad? ¿Quieres que vayamos por algo de comer? -Le miró, frunciendo el entrecejo un momento.- Digo, algo para ti. Yo estoy bien. -Aclaró.
Aquel era un proceso que ya habían hecho antes y que el oficial conocía muy bien: el vampiro dejaba firmado un documento que autorizaba a la policía a retirar una cierta cantidad de dinero establecida para una fecha en particular desde su cuenta del banco. Esto, lo hacía porque de día él no era capaz de ir a hacer el trámite y porque, así, no necesitaba enviar a nadie más a hacerlo. Aunque claro, la excusa que en realidad daba no era que no podía estar al sol, sino que se hacía pasar por un hombre de varios viajes, por lo que no siempre estaba disponible para tales cosas. Como era un proceso habitual, el oficial y el vampiro firmaron rápidamente el documento, por lo que en menos de cinco minutos estaban listos para irse.
- Vamos ya. -Le dijo a su humano mientras que se ponía de pie, acomodando sus ropas de forma elegante, tal y como sus sirvientas le habían enseñado a actuar. Sin embargo, se olvidó de la cortesía de despedirse del oficial y nada más salió caminando con tranquilidad, siendo mal visto por los otros presentes sin que él diera cuenta de aquello. Ya estando en los escalones de la salida de la comisaría, volteó a ver a su esclavo que se había quedado atrás de sus pasos apresurados que buscaban salir de aquel lugar tan abarrotado, solo para poder salir a las calles parisinas igual de abarrotadas pero en las que nadie prestaba atención a su presencia.
- Sabes, te ves atractivo en ese traje, pero no te ves como que en realidad fueras tú. -Comentó al aire, sin pensarlo mucho en realidad, cosa que hizo después de haber hablado, por lo que hizo el intento de reformular para estar seguro de que se daba a entender correctamente.- Es decir, no te ves como… Yoltic. Te ves como Francés nada más. No me gusta. -Agregó, volviendo a caminar una vez el muchacho le alcanzó.- Le diré a la ama de llaves que pare de preparar tus prendas. Prefiero que lo veas tú. -Sentenció luego, llevando sus manos a los bolsillos y comenzando a caminar ya de forma más relajada. Sin embargo, se detuvo un momento de forma repentina, pues recordó un detalle.- No has comido, ¿verdad? ¿Quieres que vayamos por algo de comer? -Le miró, frunciendo el entrecejo un momento.- Digo, algo para ti. Yo estoy bien. -Aclaró.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Re: Un nuevo malentendido (Privado)
Cuando Svein propuso firmar el pagaré, el oficial cambio de aspecto a uno más amigable, pero solo con el vampiro. A Yoltic le devolvió de mala gana el dinero que había dado para pagar la deuda y después de eso no le prestó atención. Él mismo dejo de prestarle atención mientras su amo se dedicaba a dejar los papeles listos, como siempre, para que la deuda, que siempre generaba, fuera saldada al día siguiente. Lo bueno de tener tanto dinero como el que poseía Svein, era que te trataban como rey. Yoltic disfrutaba viendo que eso ponía en conflicto a su amo en muchas ocasiones, pero más lo disfrutaba cuando lo trataban bien a él; tanto tiempo viviendo en la calle como escoria y que ahora tuviera la oportunidad de que le besarán los pies, se sentía bien.
Durante aquel rato se había quedado viendo detenidamente a Svein, sus movimientos, su semblante, todo él. Se preguntaba por qué no lo había tirado en la calle ya, siempre causándole problemas sin la intención de hacerlo, siendo inútil a su lado por su comportamiento infantil. Aún sentía miedo de que su amo se llegará a cansar de él y lo desechara como basura. -Vamos- dijo sonriente, siguiendo los pasos de su amo, despidiéndose de todo aquel policía que cruzaba por su camino, reparando un poco el daño que causaba el vampiro en el ego de aquellos funcionarios públicos.
Su mirada recorrió su propio cuerpo, intentando verse como lo hacía Svein pero después sonrió de lado. -Sí, es cierto, no soy yo con este traje- dijo y después asintió, divertido de que el otro se sintiera en la necesidad de corregirse. -La ama de llaves dice que mi aspecto Francés me ayudaría a encajar mejor en la sociedad y así ayudarte en tu imagen. Que debo comportarme como alguien de mi rango, que eso me serviría para encontrar pareja y además de evitar que alguien pueda llegar a discriminarme por mis orígenes- comento caminando ahora a su lado. Al menos esa era la explicación que le había dado el ama de llaves y él la seguía pues aún le costaba adaptarse a esa vida llena de lujos. Tampoco le molestaba traer el traje pero sí se sentía diferente, aún prefería sus ropas holgadas, a veces andar sin playera o en ropa interior, aunque solo pudiera hacerlo dentro de la mansión, no entendía la necesidad de andar todos sofocados entre tanta tela.
-No, no he comido- dijo con tranquilidad mientras retrocedía un poco para regresar a la altura de su amo. -¿Seguro que estas bien?- preguntó frunciendo el entrecejo igual, analizando a su amo de arriba a abajo. -Y sí, quisiera que pasáramos por algo de comer. Solo he desayunado hoy y en la comisaria no me dieron más que agua- comentó mientras se encogía de hombros. -¿Podemos ir a ese restaurante que prepara alimentos de otras partes del mundo? Quiero volver a comer eso que dicen que es de la India, el arroz, el que se llama Biryani- pidió comportándose ahora como un niño pequeño, con los ojos muy abiertos y mostrando su sonrisa emocionada y ansiosa.
Durante aquel rato se había quedado viendo detenidamente a Svein, sus movimientos, su semblante, todo él. Se preguntaba por qué no lo había tirado en la calle ya, siempre causándole problemas sin la intención de hacerlo, siendo inútil a su lado por su comportamiento infantil. Aún sentía miedo de que su amo se llegará a cansar de él y lo desechara como basura. -Vamos- dijo sonriente, siguiendo los pasos de su amo, despidiéndose de todo aquel policía que cruzaba por su camino, reparando un poco el daño que causaba el vampiro en el ego de aquellos funcionarios públicos.
Su mirada recorrió su propio cuerpo, intentando verse como lo hacía Svein pero después sonrió de lado. -Sí, es cierto, no soy yo con este traje- dijo y después asintió, divertido de que el otro se sintiera en la necesidad de corregirse. -La ama de llaves dice que mi aspecto Francés me ayudaría a encajar mejor en la sociedad y así ayudarte en tu imagen. Que debo comportarme como alguien de mi rango, que eso me serviría para encontrar pareja y además de evitar que alguien pueda llegar a discriminarme por mis orígenes- comento caminando ahora a su lado. Al menos esa era la explicación que le había dado el ama de llaves y él la seguía pues aún le costaba adaptarse a esa vida llena de lujos. Tampoco le molestaba traer el traje pero sí se sentía diferente, aún prefería sus ropas holgadas, a veces andar sin playera o en ropa interior, aunque solo pudiera hacerlo dentro de la mansión, no entendía la necesidad de andar todos sofocados entre tanta tela.
-No, no he comido- dijo con tranquilidad mientras retrocedía un poco para regresar a la altura de su amo. -¿Seguro que estas bien?- preguntó frunciendo el entrecejo igual, analizando a su amo de arriba a abajo. -Y sí, quisiera que pasáramos por algo de comer. Solo he desayunado hoy y en la comisaria no me dieron más que agua- comentó mientras se encogía de hombros. -¿Podemos ir a ese restaurante que prepara alimentos de otras partes del mundo? Quiero volver a comer eso que dicen que es de la India, el arroz, el que se llama Biryani- pidió comportándose ahora como un niño pequeño, con los ojos muy abiertos y mostrando su sonrisa emocionada y ansiosa.
Yoltic- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/05/2016
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