AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
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Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Recuerdo del primer mensaje :
Salimos de aquel local donde Erlend me había prometido mostrarme sus demonios. Lo había notado demasiado hundido aquella noche como para no ceder ante cualquier cosa para animarlo.
De pronto recordé que aquella noche empezaba a trabajar en el burdel en mi actuación acompañada de Marlene. Quizás aquello le vendría bien para animarse.
-Antes de abrir la caja de Pandora de tus demonios – bromeé mientras le indicaba que debíamos dirigirnos hacia donde teníamos los caballos- debo trabajar antes. Anímate, por fin vas a poder mi maravilloso espectáculo. Espero que sea de su agrado, mi señor.
Dando un salto monté a mi caballo y comprobé que Marlene seguía en la cesta. Erlend me siguió poco comunicativo, así que salí al galope hacia nuestro destino.
Una vez dentro del burdel, donde parecía que ya conocían a Erlend, pregunté por el lugar donde prepararme y él tomó asiento al otro lado de la sala, donde se encontraba un escenario un tanto bajo para mi gusto.
Me vestí con un conjunto de ropa interior dorado, donde caían lentejuelas y cadenas también doradas. Estaba nerviosa. Había actuado muchas veces, pero hasta ahora no lo había hecho delante de nadie de quien me importase su opinión.
Justo antes de salir, ungí mi cuerpo con aceite de rosas para facilitarle a Marlene sus movimientos, y también porque me era útil cuando las manos de hombres con feos modales intentaban cogerme para acercarme a ellos. Solo yo decidía quien me podía tocar y quién no.
Coloqué a Marlene sobre mis hombros y le di un beso es un húmeda cabeza.
-Vamos preciosa. Demostremos de lo que estamos hechas.
Dos minutos después comenzó a escucharse la música que indicaba que era mi turno.
Me coloqué de espaldas en el centro de un escenario oscuro. Había localizado a Erlend al entrar, así que trataría de dedicarle el baile a él, aunque no lo supiese. La música moruna comenzó a sonar, y al mismo tiempo mis caderas empezaron a contonearse mientras me daba la vuelta y un foco un tanto molesto me iluminaba solo a mí.
Algunos de los clientes empezaron a murmurar obscenidades que opté por ignorar, y mientras seguía moviendo mi cintura y caderas al ritmo de la música con Marlene, mi serpiente, contorneando mi cuerpo, mis pasos se dirigían directamente hacia Erlend. Éste con sus ojos clavados en los míos bebía directamente de la botella de whisky.
Le sonreí con descaro. Me coloqué delante de él, dándome la vuelta mientras seguía con mi baile, para que me observase bien desde todos los ángulos; cogí la cabeza de Marlene y le lamí el cuello sensualmente. Entonces, me senté a horcajadas sobre Erlend, y mientras seguía el ritmo de la música con mis caderas sobre él, Marlene comenzó a enredarse entre los dos.
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Salimos de aquel local donde Erlend me había prometido mostrarme sus demonios. Lo había notado demasiado hundido aquella noche como para no ceder ante cualquier cosa para animarlo.
De pronto recordé que aquella noche empezaba a trabajar en el burdel en mi actuación acompañada de Marlene. Quizás aquello le vendría bien para animarse.
-Antes de abrir la caja de Pandora de tus demonios – bromeé mientras le indicaba que debíamos dirigirnos hacia donde teníamos los caballos- debo trabajar antes. Anímate, por fin vas a poder mi maravilloso espectáculo. Espero que sea de su agrado, mi señor.
Dando un salto monté a mi caballo y comprobé que Marlene seguía en la cesta. Erlend me siguió poco comunicativo, así que salí al galope hacia nuestro destino.
Una vez dentro del burdel, donde parecía que ya conocían a Erlend, pregunté por el lugar donde prepararme y él tomó asiento al otro lado de la sala, donde se encontraba un escenario un tanto bajo para mi gusto.
Me vestí con un conjunto de ropa interior dorado, donde caían lentejuelas y cadenas también doradas. Estaba nerviosa. Había actuado muchas veces, pero hasta ahora no lo había hecho delante de nadie de quien me importase su opinión.
Justo antes de salir, ungí mi cuerpo con aceite de rosas para facilitarle a Marlene sus movimientos, y también porque me era útil cuando las manos de hombres con feos modales intentaban cogerme para acercarme a ellos. Solo yo decidía quien me podía tocar y quién no.
Coloqué a Marlene sobre mis hombros y le di un beso es un húmeda cabeza.
-Vamos preciosa. Demostremos de lo que estamos hechas.
Dos minutos después comenzó a escucharse la música que indicaba que era mi turno.
Me coloqué de espaldas en el centro de un escenario oscuro. Había localizado a Erlend al entrar, así que trataría de dedicarle el baile a él, aunque no lo supiese. La música moruna comenzó a sonar, y al mismo tiempo mis caderas empezaron a contonearse mientras me daba la vuelta y un foco un tanto molesto me iluminaba solo a mí.
Algunos de los clientes empezaron a murmurar obscenidades que opté por ignorar, y mientras seguía moviendo mi cintura y caderas al ritmo de la música con Marlene, mi serpiente, contorneando mi cuerpo, mis pasos se dirigían directamente hacia Erlend. Éste con sus ojos clavados en los míos bebía directamente de la botella de whisky.
Le sonreí con descaro. Me coloqué delante de él, dándome la vuelta mientras seguía con mi baile, para que me observase bien desde todos los ángulos; cogí la cabeza de Marlene y le lamí el cuello sensualmente. Entonces, me senté a horcajadas sobre Erlend, y mientras seguía el ritmo de la música con mis caderas sobre él, Marlene comenzó a enredarse entre los dos.
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Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Sentía como la cercanía de Erlend hacía mella en mí. Su erección se hacía cada vez más palpable y mi excitación aumentaba a cada paso del caballo.
-No, la botella.- bromeó mientras daba de nuevo un trago.
Sentí como su mano se deslizaba diestramente por mi muslo hacia el interior de mi entrepierna. Mi cuerpo reaccionaba con el tacto de su piel, y se erizaba con el simple roce de sus dedos. Jadeé al acercar sus hábiles dedos tanto a mi sexo, que quería ser asaltado.
El deseo se apoderó de mí, y mientras notaba la respiración entrecortada de Erlend en el cuello, mis piernas se entreabrieron buscando lo que los dos tanto deseábamos.
Aparté hacia un lado mi cabello suelto, y con un movimiento instintivo aprisioné un poco más su erección en mi trasero, tratando de pegar su cuerpo al mío.
-¿Qué te ha parecido mi actuación?- susurré con picardía, estando casi segura que había sido aquello lo que le había puesto así.
En esos momentos mi raciocinio pendía de un hilo, y si no conseguía mantenerlo acabaríamos haciéndolo sobre el caballo.
-No, la botella.- bromeó mientras daba de nuevo un trago.
Sentí como su mano se deslizaba diestramente por mi muslo hacia el interior de mi entrepierna. Mi cuerpo reaccionaba con el tacto de su piel, y se erizaba con el simple roce de sus dedos. Jadeé al acercar sus hábiles dedos tanto a mi sexo, que quería ser asaltado.
El deseo se apoderó de mí, y mientras notaba la respiración entrecortada de Erlend en el cuello, mis piernas se entreabrieron buscando lo que los dos tanto deseábamos.
Aparté hacia un lado mi cabello suelto, y con un movimiento instintivo aprisioné un poco más su erección en mi trasero, tratando de pegar su cuerpo al mío.
-¿Qué te ha parecido mi actuación?- susurré con picardía, estando casi segura que había sido aquello lo que le había puesto así.
En esos momentos mi raciocinio pendía de un hilo, y si no conseguía mantenerlo acabaríamos haciéndolo sobre el caballo.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Su pregunta me sorprendió, acaso no era evidente que aquella actuación había sido el preludio de lo que estaba por venir.
Sonrisa ladina en mis labios cuando aparte a un lado lo que cubría su sexualidad y lentamente hundí sendos dedos en ella, mojándose de inmediato por su evidente excitación.
-Así pequeña -jadeé en su oído cuando esta abrió mas las piernas.
Podía sentir el calor de su interior, buscando con sus caderas mi mano con cada trote del caballo. nunca fui mas consciente de cuanto me deseaba, hasta ese preciso instante.
Quizás en otras circunstancias en las que hubiera sido capaz de tener un mínimo raciocinio de mis actos, me hubiera detenido consciente de que aquello seria un error, pues en ella había mas que el polvo de rigor que podia tener con el resto de mujeres. Damas que tras el acto sexual no volvía a ver. Pero con Moira vivía, poda decirse que era lo mas parecido a una amiga que tenia en aquel preciso instante.
Mas mis demonios y el elevado numero de alcohol en sangre que llevaba acallaron pronto a esa conciencia.
-Estas muy mojada -susurré deslizando mis dedos por su interior acompañando el frenético ritmo de sus jadeos -un espectáculo interesante -susurre en su oído con la voz ronca por el palpable deseo existente entre ambos.
Mis labios se apropiaron de su cuello deslizando por él mis colmillos, su cuerpo se arqueaba a mi ritmo, dejándose llevar por la perdición de mis actos, completamente descontrolados.
Aparte mis labios solo para dar otro trago de aquella botella ya casi vacía, sentía como mi cuerpo estaba al borde de una abismo del que no existía retorno, abismo al que Ariyne me había llevado tras mi sinceridad de aquella noche, nuevo trago para acallar mis pensamientos.
Sonrisa ladina en mis labios cuando aparte a un lado lo que cubría su sexualidad y lentamente hundí sendos dedos en ella, mojándose de inmediato por su evidente excitación.
-Así pequeña -jadeé en su oído cuando esta abrió mas las piernas.
Podía sentir el calor de su interior, buscando con sus caderas mi mano con cada trote del caballo. nunca fui mas consciente de cuanto me deseaba, hasta ese preciso instante.
Quizás en otras circunstancias en las que hubiera sido capaz de tener un mínimo raciocinio de mis actos, me hubiera detenido consciente de que aquello seria un error, pues en ella había mas que el polvo de rigor que podia tener con el resto de mujeres. Damas que tras el acto sexual no volvía a ver. Pero con Moira vivía, poda decirse que era lo mas parecido a una amiga que tenia en aquel preciso instante.
Mas mis demonios y el elevado numero de alcohol en sangre que llevaba acallaron pronto a esa conciencia.
-Estas muy mojada -susurré deslizando mis dedos por su interior acompañando el frenético ritmo de sus jadeos -un espectáculo interesante -susurre en su oído con la voz ronca por el palpable deseo existente entre ambos.
Mis labios se apropiaron de su cuello deslizando por él mis colmillos, su cuerpo se arqueaba a mi ritmo, dejándose llevar por la perdición de mis actos, completamente descontrolados.
Aparte mis labios solo para dar otro trago de aquella botella ya casi vacía, sentía como mi cuerpo estaba al borde de una abismo del que no existía retorno, abismo al que Ariyne me había llevado tras mi sinceridad de aquella noche, nuevo trago para acallar mis pensamientos.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Erlend seguía acariciando mi sexo, hasta que mi ropa interior fue una molestia para él, y haciéndola a un lado, frotó mi húmedo clítoris mientras yo abría las piernas para darle el acceso que necesitaba. "Así pequeña- susurró entre jadeos ante mi colaboración". Introdujo sus dedos en mí, y jadeé con fuerza. Había deseado tanto que llegase ese momento, que aunque mi cabeza decía que debía parar, que no sería justo para los dos, me era imposible detenerlo.
Necesitaba que me hiciese suya, aunque fuese una vez. Necesitaba saber si lo que había sentido hasta ahora era simple atracción fatal o había algo más; así que me dejé llevar ante ese juego peligroso en el que ambos nos estábamos metiendo.
Erlend siguió moviendo sus dedos en mi interior, mientras yo notaba como mi éxtasis se acercaba a la cima.
-Estás muy mojada.- me susurró mientras sus colmillos rozaban mi cuello y sacaban la parte más lujuriosa de mí.- Un espectáculo interesante.
Si hubiese sabido que con mi puesta en escena habríamos terminado cabalgando de esa manera, le hubiese hecho una sesión privada mucho antes.
Podía notar sus jadeos en el cuello, y moviéndome en circulo hacía atrás, hacía partícipe también a su erección que parecía preparada para entrar en acción.
Necesitaba que me hiciese suya, aunque fuese una vez. Necesitaba saber si lo que había sentido hasta ahora era simple atracción fatal o había algo más; así que me dejé llevar ante ese juego peligroso en el que ambos nos estábamos metiendo.
Erlend siguió moviendo sus dedos en mi interior, mientras yo notaba como mi éxtasis se acercaba a la cima.
-Estás muy mojada.- me susurró mientras sus colmillos rozaban mi cuello y sacaban la parte más lujuriosa de mí.- Un espectáculo interesante.
Si hubiese sabido que con mi puesta en escena habríamos terminado cabalgando de esa manera, le hubiese hecho una sesión privada mucho antes.
Podía notar sus jadeos en el cuello, y moviéndome en circulo hacía atrás, hacía partícipe también a su erección que parecía preparada para entrar en acción.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Sus caderas trazaban círculos aumentando el ritmo contra mi mano, mi palma estaba húmeda signo de la pura excitación de la dama que se frotaba violentamente contra esta estimulando su clítoris. Podía sentir vibrar las paredes de su vagina atrapando mis dedos, tan húmedas y calientes que me invitaban a entrar en ellas, mas era consciente por el compás de sus jadeos que estaba mas que lista para mi.
-Shhhh -ronroneé en su oreja que me aventure a morder con lujuria desmedida mientras una de mis manos se deslizaba por su corsee liberando sus pechos que saltaban con el rítmico trote del caballo.
Me sentía tan excitado que mi falo pugnaba violento contra su trasero por ser liberado, jadee contra su piel cerrando los ojos por un momento.
-Voy a follarte -susurré contra su oreja con la voz ronca por la pasión desmedida de mis demonios.
Mi corcel se detuvo al aflojar las rodillas, para ese entonces Moira ya era completamente mía.
Me deje caer con ella sobre la hierba mojada por la noche, envueltos en un aura de concupiscencia. Su boca jadeaba entre abierta buscándome, mas mis labios no fueron hallados, pues enrede su cabello entre mis dedos manteniendo así la distancia escasa entre su boca y la mía.
Respiración que se entremezclaba sofocada a escasos milímetros de nuestros labios.
Acerque mi mano aun mojada a ellos y lamí los dedos saboreandolos, mis ojos se oscurecieron frente a los suyos.
No se bien como, pero las caricias empezaron a convertirse en algo tan intenso que las ropas sobraban y de forma violenta fuimos dejándolas caer una a una contra la tierra devorándonos con los ojos.
Desnuda, tome a la dama girándola enérgicamente, posando así su espalda contra mi pecho, jadee nuevamente contra su cuello que se lanzaba hacia atrás al ritmo que su boca se abría exhalando aire al sentir mi polla acariciando su entrepierna.
-Vas a suplicar que te haga de todo esta noche – musite acariciando con una mano sus pezones y con la otra tomando su cadera para pegarla mas si es que cabía contra mi virilidad.
-Shhhh -ronroneé en su oreja que me aventure a morder con lujuria desmedida mientras una de mis manos se deslizaba por su corsee liberando sus pechos que saltaban con el rítmico trote del caballo.
Me sentía tan excitado que mi falo pugnaba violento contra su trasero por ser liberado, jadee contra su piel cerrando los ojos por un momento.
-Voy a follarte -susurré contra su oreja con la voz ronca por la pasión desmedida de mis demonios.
Mi corcel se detuvo al aflojar las rodillas, para ese entonces Moira ya era completamente mía.
Me deje caer con ella sobre la hierba mojada por la noche, envueltos en un aura de concupiscencia. Su boca jadeaba entre abierta buscándome, mas mis labios no fueron hallados, pues enrede su cabello entre mis dedos manteniendo así la distancia escasa entre su boca y la mía.
Respiración que se entremezclaba sofocada a escasos milímetros de nuestros labios.
Acerque mi mano aun mojada a ellos y lamí los dedos saboreandolos, mis ojos se oscurecieron frente a los suyos.
No se bien como, pero las caricias empezaron a convertirse en algo tan intenso que las ropas sobraban y de forma violenta fuimos dejándolas caer una a una contra la tierra devorándonos con los ojos.
Desnuda, tome a la dama girándola enérgicamente, posando así su espalda contra mi pecho, jadee nuevamente contra su cuello que se lanzaba hacia atrás al ritmo que su boca se abría exhalando aire al sentir mi polla acariciando su entrepierna.
-Vas a suplicar que te haga de todo esta noche – musite acariciando con una mano sus pezones y con la otra tomando su cadera para pegarla mas si es que cabía contra mi virilidad.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Mi húmedo sexo estaba más que preparado para alcanzar el clímax, y la estimulación que Erlend conseguía con sus dedos en mi interior,me proporcionaba un placer inimaginado, mientras su pene golpeaba mi trasero con fuerza. Deseaba que me empalará con él, aunque fuese encima del caballo. Todo mi deseo estaba incontrolado, y lo único que deseaba es que me llenase entera con él. Liberó uno de mis pechos de aquel vestido que solo hacía que estorbar, y lo apretó con fuerza haciendolo suyo. Mis colmillos asomaron ante su posesión, que todavía se me antojaba lejana.
El vampiro siseó en mi oído mientras me mordía con lujuria en la oreja.- Voy a follarte.- susurró con voz ronca, mientras aflojaba a su caballo y acabamos los dos tendidos en la hierba de un claro del bosque.
Mis ojos se oscurecieron y mi vagina se humedeció todavía más, esperando la arremetida de su endurecido miembro. Cuando nuestros labios estuvieron a punto de juntarse, Erlend me agarró del pelo tirando con fuerza, dejándonos a escasos milímetros uno del otro. Podía sentir sus jadeos en mis labios, y su respiración entrecortada.
Con todos nuestros demonios desatados, la ropa fue abandonando nuestros cuerpos al ritmo de caricias y la proximidad de nuestros cuerpos.
Estando los dos desnudos, Erlend me tomó de la muñeca para colocarme de espaldas a él. Estaba tan excitada que era capaz de dejarme hacer todo lo que él quisiese, y con su pene en el centro de mi deseo, solo ansiaba que me embistiera con fuerza y decisión.
- Vas a suplicar que te haga de todo esta noche.- susurró en mi oreja desde atrás mientras recorría mis pechos con su mano y me apretaba contra él, haciendo patente que estaba preparado.
Deslicé una mano hacia atrás, para poder cogerle su pene con fuerza, y acariciándolo me separé un poco de su pecho para poder girarlo.
Clavé mis ojos en los suyos, mientras me ponía de rodillas, y ante su mirada expectante me metía todo su falo en mí boca.
Con movimientos precisos, masturbé a Erlend al tiempo que con mi lengua relamía todo su miembro; mientras con la otra mano era yo quien esta vez me estimulaba el clítoris para tenerlo a punto llegado el momento.
- Hazme lo que quieras.- susurré con lujuria mientras volvía a mirar a Erlend a los ojos.
El vampiro siseó en mi oído mientras me mordía con lujuria en la oreja.- Voy a follarte.- susurró con voz ronca, mientras aflojaba a su caballo y acabamos los dos tendidos en la hierba de un claro del bosque.
Mis ojos se oscurecieron y mi vagina se humedeció todavía más, esperando la arremetida de su endurecido miembro. Cuando nuestros labios estuvieron a punto de juntarse, Erlend me agarró del pelo tirando con fuerza, dejándonos a escasos milímetros uno del otro. Podía sentir sus jadeos en mis labios, y su respiración entrecortada.
Con todos nuestros demonios desatados, la ropa fue abandonando nuestros cuerpos al ritmo de caricias y la proximidad de nuestros cuerpos.
Estando los dos desnudos, Erlend me tomó de la muñeca para colocarme de espaldas a él. Estaba tan excitada que era capaz de dejarme hacer todo lo que él quisiese, y con su pene en el centro de mi deseo, solo ansiaba que me embistiera con fuerza y decisión.
- Vas a suplicar que te haga de todo esta noche.- susurró en mi oreja desde atrás mientras recorría mis pechos con su mano y me apretaba contra él, haciendo patente que estaba preparado.
Deslicé una mano hacia atrás, para poder cogerle su pene con fuerza, y acariciándolo me separé un poco de su pecho para poder girarlo.
Clavé mis ojos en los suyos, mientras me ponía de rodillas, y ante su mirada expectante me metía todo su falo en mí boca.
Con movimientos precisos, masturbé a Erlend al tiempo que con mi lengua relamía todo su miembro; mientras con la otra mano era yo quien esta vez me estimulaba el clítoris para tenerlo a punto llegado el momento.
- Hazme lo que quieras.- susurré con lujuria mientras volvía a mirar a Erlend a los ojos.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Deslizo sus labios por mi falo humedeciéndolo con su saliva que esparció con su mano mientras me masturbaba con dedicación, mis labios se entre abrieron ante su atenta mirada que acompañaba oscura y brillante a cada una de mis reacciones, a cada uno de mis jadeos.
-Hazme lo que quieras -ronroneó contra la punta de mi virilidad antes de volver a introducirla entre sus labios.
Su entrega era absoluta, la sentía vibrar frente de mi, y aquello me excito de sobre manera. Camine a su alrededor observando como ella misma se tocaba y como sus ojos me buscaban con una necesidad desmedida.
Me detuve en su espalda y la empuje ligeramente para ponerla a cuatro patas.
Jadeo ante el acto, consciente de lo que venia después, posando sus manos sobre la húmeda hierba y abriendo las piernas dejando una magnifica visión de su coño. Sonreí de medio lado con la respiración entrecortada y mi glande entre las manos mas duro que nunca y lo restregué por la abertura de su vagina humedeciéndolo de su excitación. Estaba tan dilatada que casi se metía solo, así que introduje la punta despacio, escuchando sus gemidos impacientes. Un golpe seco y mi cadera se pego a su culo introduciendo en ella todo mi falo y penetrándola así por completo, grito ahogado escapo de sus labios de puro placer.
Sus pechos rebotaban con cada una de mis salvajes embestidas que se repetían sin tregua sintiendo como se arqueaba entre mis manos y como buscaba con movimientos bruscos mi sexo con sus caderas de forma impetuosa.
Gruñí contra su espalda completamente fuera de mi antes de alzarla por el pelo y hundir mis colmillos en su cuello saciandome así de ella en todos los sentidos.
Mi polla atrapada entre sus húmedas y caldas paredes se sacudía violenta a punto de alcanzar el clímax.
-Hazme lo que quieras -ronroneó contra la punta de mi virilidad antes de volver a introducirla entre sus labios.
Su entrega era absoluta, la sentía vibrar frente de mi, y aquello me excito de sobre manera. Camine a su alrededor observando como ella misma se tocaba y como sus ojos me buscaban con una necesidad desmedida.
Me detuve en su espalda y la empuje ligeramente para ponerla a cuatro patas.
Jadeo ante el acto, consciente de lo que venia después, posando sus manos sobre la húmeda hierba y abriendo las piernas dejando una magnifica visión de su coño. Sonreí de medio lado con la respiración entrecortada y mi glande entre las manos mas duro que nunca y lo restregué por la abertura de su vagina humedeciéndolo de su excitación. Estaba tan dilatada que casi se metía solo, así que introduje la punta despacio, escuchando sus gemidos impacientes. Un golpe seco y mi cadera se pego a su culo introduciendo en ella todo mi falo y penetrándola así por completo, grito ahogado escapo de sus labios de puro placer.
Sus pechos rebotaban con cada una de mis salvajes embestidas que se repetían sin tregua sintiendo como se arqueaba entre mis manos y como buscaba con movimientos bruscos mi sexo con sus caderas de forma impetuosa.
Gruñí contra su espalda completamente fuera de mi antes de alzarla por el pelo y hundir mis colmillos en su cuello saciandome así de ella en todos los sentidos.
Mi polla atrapada entre sus húmedas y caldas paredes se sacudía violenta a punto de alcanzar el clímax.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Mi propuesta de sumisión excitó a Erlend sobremanera, pues mientras yo seguía masturbándome a mí misma para mantener la lubricación en mi sexo, él giraba en torno a mí, sopesando, decidiendo como hacerme suya. Mi excitación estaba a punto de explotar cuando me empujó ligeramente hacia adelante, quedando yo a cuatro patas; entonces comprendí que había llegado el momento en el que me embestiría con su endurecido pene.
Abrí un poco más las piernas y levanté un poco mi trasero para facilitarle el acceso a mi húmeda vagina, mientras mis jadeos acompasaban a los suyos. Estaba completamente dilatada y preparada para que me follase con fuerza, desatando la pasión y la lujuria que llevábamos tiempo manteniendo a raya.
Puso su caliente miembro sobre mi vagina, rozándola de una lado al otro con su glande, aunque de sobra estaban ya suficientemente lubricados.
Necesitaba que me penetrase, mi deseo no podía aguantar ni un segundo más..moví un poco las caderas y con cuidado Erlend me penetró; primero solo con la punta, para después cogerme de las caderas y empalarme con todo su magnitud.
La mezcla de dolor y placer fue tal que un grito de éxtasis salió por mi boca, mientras nuestros jadeos se unían de nuevo ante las continuas envestidas que me llenaban una y otra vez. Mientras mis glúteos golpeaban sus caderas a cada empuje, mis gemidos lujuriosos salían de mi boca pidiéndole más; siendo éstos cada vez más intensos, y tras un ronco sonido a mi espalda Erlend me mordió en la yugular, tomándome de todas formas posibles.
Mis ojos se oscurecieron ante su posesión y fue entonces cuando los dos nos dejamos ir, alcanzando el orgasmo al unísono. Me acosté sobre la húmeda yerba, agotada por el momento, y un poco incómoda con la situación.
Abrí un poco más las piernas y levanté un poco mi trasero para facilitarle el acceso a mi húmeda vagina, mientras mis jadeos acompasaban a los suyos. Estaba completamente dilatada y preparada para que me follase con fuerza, desatando la pasión y la lujuria que llevábamos tiempo manteniendo a raya.
Puso su caliente miembro sobre mi vagina, rozándola de una lado al otro con su glande, aunque de sobra estaban ya suficientemente lubricados.
Necesitaba que me penetrase, mi deseo no podía aguantar ni un segundo más..moví un poco las caderas y con cuidado Erlend me penetró; primero solo con la punta, para después cogerme de las caderas y empalarme con todo su magnitud.
La mezcla de dolor y placer fue tal que un grito de éxtasis salió por mi boca, mientras nuestros jadeos se unían de nuevo ante las continuas envestidas que me llenaban una y otra vez. Mientras mis glúteos golpeaban sus caderas a cada empuje, mis gemidos lujuriosos salían de mi boca pidiéndole más; siendo éstos cada vez más intensos, y tras un ronco sonido a mi espalda Erlend me mordió en la yugular, tomándome de todas formas posibles.
Mis ojos se oscurecieron ante su posesión y fue entonces cuando los dos nos dejamos ir, alcanzando el orgasmo al unísono. Me acosté sobre la húmeda yerba, agotada por el momento, y un poco incómoda con la situación.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Un gruñido contra su piel mientras aun su sangre fluía por mis labios fue la culminación del acto donde mi virilidad se sacudía salvaje en su interior llenándola da mi.
Salí de su interior cuando todo hubo terminado aun con las respiraciones agitadas al unisono y tome mis pantalones que deslice con rapidez por mi piernas cubriéndome así de miradas indiscretas.
Sonreí de medio lado lanzando la camisola a mi hombro mientras Moira que hacia lo propio se dejaba caer sobre la húmeda hierba incomoda.
Tomé la botella y le dí un buen tiento antes de acercársela a la vampiresa con una picara sonrisa y un rápido guiño de ojos que esperaba la hiciera sentirse mejor.
Quizás ella esperaba, abrazos, regueros de besos y hermosas palabras hasta el amanecer, más por desgracia yo no era de ese tipo de inmortales.
Tome asiento a su lado dejando mi cuerpo caer sobre la hierba fresca y esperando me tocara mi turno en la botella.
Admito que ahora estaba cansado y seguía muy borracho, mis demonios guardaban silencio y si Moira hacia lo mismo posiblemente me quedaría allí dormido.
Relamí mis labios aun sintiendo su sabor en ellos, este y el del whisky irlandés que llenaba la totalidad de mi.
-¿No íbamos a beber como Vikingos? -musité extendiendo la mano para que me devolviera la botella para darle un trago y rompiendo así la tensión del momento -Aquí el único que esta borracho soy yo, aunque claro también soy el único vikingo.
Ríy divertido ante tal ebria observación mirándola de soslayo esperando que hiciera algún comentario al respecto.
Salí de su interior cuando todo hubo terminado aun con las respiraciones agitadas al unisono y tome mis pantalones que deslice con rapidez por mi piernas cubriéndome así de miradas indiscretas.
Sonreí de medio lado lanzando la camisola a mi hombro mientras Moira que hacia lo propio se dejaba caer sobre la húmeda hierba incomoda.
Tomé la botella y le dí un buen tiento antes de acercársela a la vampiresa con una picara sonrisa y un rápido guiño de ojos que esperaba la hiciera sentirse mejor.
Quizás ella esperaba, abrazos, regueros de besos y hermosas palabras hasta el amanecer, más por desgracia yo no era de ese tipo de inmortales.
Tome asiento a su lado dejando mi cuerpo caer sobre la hierba fresca y esperando me tocara mi turno en la botella.
Admito que ahora estaba cansado y seguía muy borracho, mis demonios guardaban silencio y si Moira hacia lo mismo posiblemente me quedaría allí dormido.
Relamí mis labios aun sintiendo su sabor en ellos, este y el del whisky irlandés que llenaba la totalidad de mi.
-¿No íbamos a beber como Vikingos? -musité extendiendo la mano para que me devolviera la botella para darle un trago y rompiendo así la tensión del momento -Aquí el único que esta borracho soy yo, aunque claro también soy el único vikingo.
Ríy divertido ante tal ebria observación mirándola de soslayo esperando que hiciera algún comentario al respecto.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Tomé la botella que Erlend me tendía mientras me vestía con un guiño, y con la mirada seguía buscando mi ropa esparcida por la hierba. Me faltaba una prenda demasiado íntima para preguntar, de modo que con disimulo seguí buscando.
El vampiro se colocó sus pantalones, dejando su torso desnudo, sentándose a mi lado.
La incomodidad que sentía era indescriptible; ¿y ahora qué? pensé. Aunque no había tenido muchos actos sexuales antes de éste, pues no lo consideraba necesario y si los había tenido, era para satisfacer mis propias necesidades, se me antojó complicada esta situación en la que Erlend y yo eramos amigos, y de hecho, vivíamos en la misma casa. Más nada tenía por que cambiar entre nosotros, me conciencié.
No esperaba besos ni caricias; tampoco yo las daba sin amar a una persona, y sabía que Erlend no me quería a mí; en aquellos momentos solo había sido un juguete con el que satisfacer sus necesidades, y las mías; así que era absurdo esperar promesas de amor eterno. Más algo distinto sentía en dentro de mí; algo que jamás había sentido antes. Quizás fuese el alcohol o la adrenalina que corría por mis venas.
-¿ No íbamos a beber como vikingos?.- dijo sonriendo divertido mientras hacia gesto hacia su botella. Le di un largo trago y se la devolví.-Aquí el único que esta borracho soy yo, aunque claro también soy el único vikingo.
Sonreí ante la ocurrencia del vampiro.
Es verdad, le había prometido beber como vikingos y liberar a sus demonios, así que era buena idea empezar con lo primero para soportar lo segundo, porque me daba la impresión de que los demonios de Erlend no serían fáciles de dominar.
- Que sepas, vikingo, que los celtas también sabemos emborracharnos.- contesté guiñando un ojo mientras le hacía un además para que me pasase la botella.- Por cierto, ¿no habrás visto una prenda de ropa que me falta..verdad?
El vampiro se colocó sus pantalones, dejando su torso desnudo, sentándose a mi lado.
La incomodidad que sentía era indescriptible; ¿y ahora qué? pensé. Aunque no había tenido muchos actos sexuales antes de éste, pues no lo consideraba necesario y si los había tenido, era para satisfacer mis propias necesidades, se me antojó complicada esta situación en la que Erlend y yo eramos amigos, y de hecho, vivíamos en la misma casa. Más nada tenía por que cambiar entre nosotros, me conciencié.
No esperaba besos ni caricias; tampoco yo las daba sin amar a una persona, y sabía que Erlend no me quería a mí; en aquellos momentos solo había sido un juguete con el que satisfacer sus necesidades, y las mías; así que era absurdo esperar promesas de amor eterno. Más algo distinto sentía en dentro de mí; algo que jamás había sentido antes. Quizás fuese el alcohol o la adrenalina que corría por mis venas.
-¿ No íbamos a beber como vikingos?.- dijo sonriendo divertido mientras hacia gesto hacia su botella. Le di un largo trago y se la devolví.-Aquí el único que esta borracho soy yo, aunque claro también soy el único vikingo.
Sonreí ante la ocurrencia del vampiro.
Es verdad, le había prometido beber como vikingos y liberar a sus demonios, así que era buena idea empezar con lo primero para soportar lo segundo, porque me daba la impresión de que los demonios de Erlend no serían fáciles de dominar.
- Que sepas, vikingo, que los celtas también sabemos emborracharnos.- contesté guiñando un ojo mientras le hacía un además para que me pasase la botella.- Por cierto, ¿no habrás visto una prenda de ropa que me falta..verdad?
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Decía que los celtas también sabían deleitarse con los placeres del licor y para no mentir yo era consciente de eso, de echo fueron los primeros en aprender a destilar el alcohol creando el Whisky.
Pero aquella mujer tenia poco de celta y ni su aguante ni su forma de beber honraba a los suyos.
Aun así me divertí frente a su ocurrencia en la búsqueda de su prenda intima que a saber donde había quedado escondida al desnudarnos de forma tan irracional.
Me encogí de hombros frente a su pregunta y lleve nuevamente a mis labios la botella dejando que el liquido trasparente arrastrase todo a su paso.
Por unos instantes había logrado sacar de mi cabeza a la loba que ahora irremediablemente volvía a acudir a mi consciencia.
Era imposible sacarla de ahí durante mucho tiempo y eso que estaba mas cerca de la inconsciencia que de lo contrario y aun así seguía siendo la única dueña de mi pensamiento.
Sacudí la cabeza tratando de desterrar las ideas, al menos para ver si así los demonios guardaban un poco de silencio y me dejaban beber tranquilo.
Ya pocas horas faltaban para el alba y para el final de una noche que mejor olvidar.
Me recosté nuevamente en la hierba contemplando el firmamento y preguntándome el por que los dioses deseaban amargar mi existencia de aquel modo.
No les bastaba con haber puesto en mi camino a katherina la mujer que destruyo mi vida al completo llevándose con ella mi mortalidad que ahora, no saciados con eso, colocaban frente a mi a la misma dama con distinto nombre que de nuevo me hacia arrastrarme por lo mas bajo de mi existencia.
Pero aquella mujer tenia poco de celta y ni su aguante ni su forma de beber honraba a los suyos.
Aun así me divertí frente a su ocurrencia en la búsqueda de su prenda intima que a saber donde había quedado escondida al desnudarnos de forma tan irracional.
Me encogí de hombros frente a su pregunta y lleve nuevamente a mis labios la botella dejando que el liquido trasparente arrastrase todo a su paso.
Por unos instantes había logrado sacar de mi cabeza a la loba que ahora irremediablemente volvía a acudir a mi consciencia.
Era imposible sacarla de ahí durante mucho tiempo y eso que estaba mas cerca de la inconsciencia que de lo contrario y aun así seguía siendo la única dueña de mi pensamiento.
Sacudí la cabeza tratando de desterrar las ideas, al menos para ver si así los demonios guardaban un poco de silencio y me dejaban beber tranquilo.
Ya pocas horas faltaban para el alba y para el final de una noche que mejor olvidar.
Me recosté nuevamente en la hierba contemplando el firmamento y preguntándome el por que los dioses deseaban amargar mi existencia de aquel modo.
No les bastaba con haber puesto en mi camino a katherina la mujer que destruyo mi vida al completo llevándose con ella mi mortalidad que ahora, no saciados con eso, colocaban frente a mi a la misma dama con distinto nombre que de nuevo me hacia arrastrarme por lo mas bajo de mi existencia.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Toda respuesta que obtuve de Erlend acerca de la localización de mi prenda interior fue un encogimiento de hombros y un trago a la botella.
Era consciente de que debía ayudarlo a liberar a esos demonios que él tanto mencionaba, y que lo estaban destrozando por dentro, pero todavía iba demasiado sobria para hacerlo, pues no sabía como hacerlo.
Así que ni corta ni perezosa le cogí la botella para darle un largo trago. Sentí como el licor quemaba en el paso por mi garganta. Lo miré de soslayo...mientras le daba otro trago a la botella y se la pasaba.
- Estoy lista para soltar a sus demonios.- le propuse a Erlend. No sabía muy bien como plantearle el tema; ni siquiera sabía si me contestaría...- Sabes que somos amigos, y que siempre podrás contar conmigo cuando quieras.
Me recosté de lado, apoyando mi codo en la hierba mirándolo fijamente.
Sabía de sobra que Erlend no se abriría así como así, pero en el fondo, lo mejor que podía hacer para librarse de sus demonios o por lo menos para acallarlos era contárselos a alguien de confianza. Esperaba que ese alguien fuese yo.
Aunque después de lo que había pasado la situación se me antojaba diferente, ¿seguiríamos siendo amigos? Suponía que si, ya que nuestra relación no había empezado de otra forma que no fuese con la amistad y la sensación de confort que teníamos cuando estábamos juntos; más tras haber liberado la tensión sexual que exisitía entre nosotros, pensé que mi interior se relajaría un poco, sorprendiendome esta vez, con la necesidad de querer algo más con él.
Era consciente de que debía ayudarlo a liberar a esos demonios que él tanto mencionaba, y que lo estaban destrozando por dentro, pero todavía iba demasiado sobria para hacerlo, pues no sabía como hacerlo.
Así que ni corta ni perezosa le cogí la botella para darle un largo trago. Sentí como el licor quemaba en el paso por mi garganta. Lo miré de soslayo...mientras le daba otro trago a la botella y se la pasaba.
- Estoy lista para soltar a sus demonios.- le propuse a Erlend. No sabía muy bien como plantearle el tema; ni siquiera sabía si me contestaría...- Sabes que somos amigos, y que siempre podrás contar conmigo cuando quieras.
Me recosté de lado, apoyando mi codo en la hierba mirándolo fijamente.
Sabía de sobra que Erlend no se abriría así como así, pero en el fondo, lo mejor que podía hacer para librarse de sus demonios o por lo menos para acallarlos era contárselos a alguien de confianza. Esperaba que ese alguien fuese yo.
Aunque después de lo que había pasado la situación se me antojaba diferente, ¿seguiríamos siendo amigos? Suponía que si, ya que nuestra relación no había empezado de otra forma que no fuese con la amistad y la sensación de confort que teníamos cuando estábamos juntos; más tras haber liberado la tensión sexual que exisitía entre nosotros, pensé que mi interior se relajaría un poco, sorprendiendome esta vez, con la necesidad de querer algo más con él.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Hablaba de liberar mis demonios como si estuvieran enjaulados y con una conversación pudiera dejarlos escapar abriendo la puerta y soltando los grilletes que sujetaban sus cadenas.
Entre la borrachera, no sabia si reír o llorar frente a tan absurda ocurrencia, liberar mis demonios ¿aun no se había dado cuanta de que yo era el peor de todos ellos?
Negué con la cabeza contemplando el firmamento, ¿como explicarle a aquella mujer que no había expiación de culpas para mi', que aquellos demonios estaban grabados a fuego en cada resquicio de mi piel y que sus gritos tan solo se apagaban con alcohol o sexo y no con palabras.
Vacile sobre confesare lo sumamente equivocada que estaba conmigo si pensaba por un segundo que en mi encontraría algo bueno a lo que aferrarse, llevaba demasiados siglos convertido en un monstruo para ahora redimir mis pecados así sin mas.
Ademas ¿quien le había dicho que me arrepentía de ellos? Yo solo queria silencio, el silencio que llega tras un buen polvo en una noche de pasiones cuando le pones fin.
Deje escapar el aire mientras llevaba mi mano a mi barba de unos días y la acariciaba pensativo.
-No me gusta hablar de mi Moira, agradezco tu amistad o lo que quiera que sea esto, pero ...créeme si te digo que me estoy esforzando mucho por no coger el caballo y salir de aquí al galope -bromee finalmente guiñándole un ojo.
Aun así ella no sabia cuanta verdad encerraban cada una de mis palabras.
Tome la botella que Moira me devolvió tras darle unos buenos tragos e hice lo mismo, la verdad es que estaba ya demasiado ebrio para pensar en nada más que en acostarme y concluir la noche y que posiblemente el alcohol soltaba mi lengua convirtiéndome en un ser mas sincero que razonable en aquello momentos.
Entre la borrachera, no sabia si reír o llorar frente a tan absurda ocurrencia, liberar mis demonios ¿aun no se había dado cuanta de que yo era el peor de todos ellos?
Negué con la cabeza contemplando el firmamento, ¿como explicarle a aquella mujer que no había expiación de culpas para mi', que aquellos demonios estaban grabados a fuego en cada resquicio de mi piel y que sus gritos tan solo se apagaban con alcohol o sexo y no con palabras.
Vacile sobre confesare lo sumamente equivocada que estaba conmigo si pensaba por un segundo que en mi encontraría algo bueno a lo que aferrarse, llevaba demasiados siglos convertido en un monstruo para ahora redimir mis pecados así sin mas.
Ademas ¿quien le había dicho que me arrepentía de ellos? Yo solo queria silencio, el silencio que llega tras un buen polvo en una noche de pasiones cuando le pones fin.
Deje escapar el aire mientras llevaba mi mano a mi barba de unos días y la acariciaba pensativo.
-No me gusta hablar de mi Moira, agradezco tu amistad o lo que quiera que sea esto, pero ...créeme si te digo que me estoy esforzando mucho por no coger el caballo y salir de aquí al galope -bromee finalmente guiñándole un ojo.
Aun así ella no sabia cuanta verdad encerraban cada una de mis palabras.
Tome la botella que Moira me devolvió tras darle unos buenos tragos e hice lo mismo, la verdad es que estaba ya demasiado ebrio para pensar en nada más que en acostarme y concluir la noche y que posiblemente el alcohol soltaba mi lengua convirtiéndome en un ser mas sincero que razonable en aquello momentos.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
No esperaba en ningún momento que la confesión de Erlend sobre sus demonios fuese a ser fácil, incluso dudaba que llegase a ocurrir.
Más lo que me extrañó fue una parte de su respuesta; yo sí lo consideraba mi amigo, ¿acaso para él no lo era?.
¿Y si tanta dificultad le ocasionaba estar allí conmigo a solas, por qué no se marchaba?
Cogí la botella que me extendió tras darle dos largos tragos; hice yo lo mismo. El efecto del alcohol empezaba a hacer mella en mí, y con eso mi osadía de seguir insistiendo en el propósito de que Erlend se liberase de su gran carga interna.
- Hay ocasiones en las que, aunque no nos guste hablar de nosotros mismos por temor a parecer débiles, ayuda decir nuestros problemas o inquietudes con una persona de confianza. Alguien que sabes que no te va a traicionar jamás.- contesté con voz dulce mientras le pasaba la botella, rozándole sus dedos al hacerlo.- Yo te considero mi amigo; un gran amigo. Ambos nos hemos salvado la vida uno al otro, y nunca nos hemos reprochado nada. Ya sé que suena absurdo decir que puedes confiar en mí porque jamás te traicionaré, porque eso es algo que debes ver tú mismo con mis actos, y valorarlos; más si te diré que cuando necesites hablar de algo, por muy complicado y duro que te parezca, siempre podrás contar conmigo.
Mientras le decía ésto miré a sus ojos fijamente; necesitaba demostrarle que había sinceridad en mí.
- Si quieres marcharte al galope, volveré andando, no te preocupes.- Sonreí de soslayo esperando que no me hiciese caso.
Pensé en que yo nunca le había contado a nadie mi pasado, y de hecho, fue a él a la única persona a la que le confesé todo después de mi ataque. Para mí, Erlend si era esa persona de confianza en la que encontrar un apoyo si lo necesitaba; pero como en el amor, ésto no tenía por qué ser recíproco, así que permanecí en silencio.
Todo estaba dicho ya, de modo que me tumbé mirando las estrellas, y aprovechando las pocas horas que nos quedaban de oscuridad.
Más lo que me extrañó fue una parte de su respuesta; yo sí lo consideraba mi amigo, ¿acaso para él no lo era?.
¿Y si tanta dificultad le ocasionaba estar allí conmigo a solas, por qué no se marchaba?
Cogí la botella que me extendió tras darle dos largos tragos; hice yo lo mismo. El efecto del alcohol empezaba a hacer mella en mí, y con eso mi osadía de seguir insistiendo en el propósito de que Erlend se liberase de su gran carga interna.
- Hay ocasiones en las que, aunque no nos guste hablar de nosotros mismos por temor a parecer débiles, ayuda decir nuestros problemas o inquietudes con una persona de confianza. Alguien que sabes que no te va a traicionar jamás.- contesté con voz dulce mientras le pasaba la botella, rozándole sus dedos al hacerlo.- Yo te considero mi amigo; un gran amigo. Ambos nos hemos salvado la vida uno al otro, y nunca nos hemos reprochado nada. Ya sé que suena absurdo decir que puedes confiar en mí porque jamás te traicionaré, porque eso es algo que debes ver tú mismo con mis actos, y valorarlos; más si te diré que cuando necesites hablar de algo, por muy complicado y duro que te parezca, siempre podrás contar conmigo.
Mientras le decía ésto miré a sus ojos fijamente; necesitaba demostrarle que había sinceridad en mí.
- Si quieres marcharte al galope, volveré andando, no te preocupes.- Sonreí de soslayo esperando que no me hiciese caso.
Pensé en que yo nunca le había contado a nadie mi pasado, y de hecho, fue a él a la única persona a la que le confesé todo después de mi ataque. Para mí, Erlend si era esa persona de confianza en la que encontrar un apoyo si lo necesitaba; pero como en el amor, ésto no tenía por qué ser recíproco, así que permanecí en silencio.
Todo estaba dicho ya, de modo que me tumbé mirando las estrellas, y aprovechando las pocas horas que nos quedaban de oscuridad.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Supongo que fue el alcohol el que hablo por mi, pero como si de un confesionario cristiano se tratase empece a escupir la triste historia de mi vida. Que tenia nombre de mujer Katherine.
-Hubo un tiempo en el que era humano, mi pueblo vikingo era un linaje fuerte de guerreros que no temían a la muerte, pero igualmente de supersticiosos que todos en aquella época.
Se decía que al otro lado del rio, existía una raza de seres sobrenaturales, emparentados con los dioses por su capacidad de trasformarse en lobos en luna llena y que gracias a ellos nuestros reinos permanecian a salvo de los inmortales.
Se decia que entre ambas razas se luchaba una guerra a vida o muerte cada noche y que por ese motivo jamas debiamos acercarnos a esa zona profunda del bosque donde el rio separaba nuestros destinos.
Mas siempre fui un niño obstinado, y aquellas leyendas se me antojaban mas cuentos de viejas. Aun asi durante muchos años respete el tratado de nuestro pueblo y no me introduje en la parte mas profunda del bosque.
Todo cambio cuando un día fui de caza con unos compañeros de mi quinta, vi una presa grande que se adentra en la profundidad del bosque y me desvié del sendero trazado con intención de darle caza. Era invierno y el bosque denso estaba cubierto de nieve, la comida escaseaba y pensé que aunque aquello estaba prohibido el fin justificaba los medios. Con aquel animal comería mi familia durante una semana.
Las huellas me llevaron a la zona del rio donde posiblemente se habría detenido para beber, tras unos arbustos me escondí y tensé el arco apuntando con delicadeza a mi presa que bebía con placidez en el riachuelo.
Apunto estaba de soltar mi saeta cuando la vi, una mujer morena, con sendos kukris en las manos que se movía a una velocidad inaudita y que con dos raudos movimientos degolló al animal frente a mis ojos.
Vi como lamia el cuchillo manchando así sus labios de carmesí, era incapaz de moverme, mas no por miedo si no porque era una imagen cautivadora.
Pero ella no tardo en descubrir mi posición y enfilo sendas dagas hacia allí que sorteé como pude rodando por el suelo ahora si quedando expuesto frente a ella.
Nos analizamos durante un rato, sus ojos ámbar me dejaron claro que ella no era humana, que las leyendas eran ciertas y yo solo un incauto.
Limpio la sangre de sus labios con la manga de su camisa, tenia un aspecto tan salvaje, unos ojos tan penetrantes, creo que me enamore de ella nada mas verla.
Su pelo ondeaba al viento tan oscuro como la misma noche y tan solo cubría su tibia tez con unas pieles de osos que poco o nada dejaban a mi lasciva imaginación.
Ese fue nuestro primer encuentro y a ese le siguieron otros llenos de sonrisas, besos, pasión, carreras por los bosques, con ella todo era tan excitante que caí rendido a sus pies como un niño y para que mentir, ella también a los míos.
Nos amábamos como jamas se había amado nadie y así paso un largo año de encuentros furtivos donde solo el firmamento podía ser testigo de nuestro amor envenenado.
Una noche cuando la primavera ya empezaba a derretir la nieve del siguiente invierno la vi aparecer con el gesto cambiado, sus ojos mostraban un brillo especial, pero también había algo en su mirada que me decía que tenia miedo.
Aquel día me confeso que estaba en cinta, y que temía que su padre se enterase, pues les estaba tan prohibido como a nosotros acercarse a los humanos.
Ambos habíamos roto un pacto trazado en sangre hacia miles de años y ahora nuestro hijo pagaría las consecuencias de nuestra osadía.
Trate de calmarla, y le perjure que todo se arreglaría de un modo u otro. Aun no sabia lo equivocado que estaba por ese entonces.
Volví a mi poblado con la cabeza llena de sueños, el principal ir a presentarme ante el pueblo de mi amada, y frente a su padre, el rey. Estaba dispuesto a todo, convertirme en uno de ellos, abandonarlo todo, pero necesitaba estar con ella y con mi hijo mas que respirar en aquel momento.
Pasaron nueve largos meses sin verla, yo iba cada noche al punto de encuentro con la fiel esperanza de que apareciera, mas jamas lo hizo.
Pronto descubrí la cruenta realidad, esa misma noche los licantropos cruzaron el rio y sedientos de odio y sangre mataron a todo mi pueblo. VÍ como uno a uno caían mis hermanos de lucha incapaces de hacer frente a aquellos monstruos convertidos en bestias, mi padre fue mutilado, lo desmembraron frente a mis ojos, mi madre y mi hermana violadas hasta desangrarse y yo allí estaba recibiendo golpes que ya ni me dolían incapaz de hacer nada por los míos.
El padre de Katherine me dejo con vida, si es que a el estado ese se le llamaba vida con el fin de que viera a los cuervos devorar a mi linaje.
Mi ultima visión entre el humo de las llamas fue la de Katherina con mi hijo entre sus brazos.
Tras ellos llego el turno de los vampiros que alertados por el férreo olor a sangre cruzaron el riachuelo sin enemigos que plantarles cara, uno de esos seres me trasformo, supongo que porque un vikingo le resultaba útil para sus guerras y me enseño a convertirme en el monstruo que soy ahora.
Como ves mi vida no ha sido un camino de rosas, desde entonces todo cuanto he hecho es matar, por hambre, por odio, con motivos o sin ellos.
Me vendía al mejor postor, sin necesidad de creer la causa justa o injusta, que me importaba si estaba vacio.
Jamas vengue a mi linaje, deje que esos licantropos sobrevivieran, y supongo que aun acarreo las consecuencias de mi deshonra pues Odin no me ha llamado a su mesa. No hay valquirias para mi.
Ahí es donde entra Ariyne en el juego, ella es idéntica a katherine, cuando la ví entrar a aquella taberna lo supe, allí estaba mi segunda oportunidad de ser feliz, pero a su vez mi destrucción asegurada.
Hoy he contado esto mismo a esa loba a la que amo mas que nada en este mundo, y su respuesta no ha sido la esperada, no se si por miedo, porque me ha creído un loco...pero...
Deje de hablar sin mas, demasiado había contado por una noche, hundí mis ojos en los suyos no esperando ningún consuelo, odiaba sentirme una victima débil
-Volvamos -sugerí dando un ultimo y profundo trago a la botella y haciendo un gesto para que guardara para si la opinión sobre aquella historia narrada mas por mi ebriedad que por mis ganas.
-Hubo un tiempo en el que era humano, mi pueblo vikingo era un linaje fuerte de guerreros que no temían a la muerte, pero igualmente de supersticiosos que todos en aquella época.
Se decía que al otro lado del rio, existía una raza de seres sobrenaturales, emparentados con los dioses por su capacidad de trasformarse en lobos en luna llena y que gracias a ellos nuestros reinos permanecian a salvo de los inmortales.
Se decia que entre ambas razas se luchaba una guerra a vida o muerte cada noche y que por ese motivo jamas debiamos acercarnos a esa zona profunda del bosque donde el rio separaba nuestros destinos.
Mas siempre fui un niño obstinado, y aquellas leyendas se me antojaban mas cuentos de viejas. Aun asi durante muchos años respete el tratado de nuestro pueblo y no me introduje en la parte mas profunda del bosque.
Todo cambio cuando un día fui de caza con unos compañeros de mi quinta, vi una presa grande que se adentra en la profundidad del bosque y me desvié del sendero trazado con intención de darle caza. Era invierno y el bosque denso estaba cubierto de nieve, la comida escaseaba y pensé que aunque aquello estaba prohibido el fin justificaba los medios. Con aquel animal comería mi familia durante una semana.
Las huellas me llevaron a la zona del rio donde posiblemente se habría detenido para beber, tras unos arbustos me escondí y tensé el arco apuntando con delicadeza a mi presa que bebía con placidez en el riachuelo.
Apunto estaba de soltar mi saeta cuando la vi, una mujer morena, con sendos kukris en las manos que se movía a una velocidad inaudita y que con dos raudos movimientos degolló al animal frente a mis ojos.
Vi como lamia el cuchillo manchando así sus labios de carmesí, era incapaz de moverme, mas no por miedo si no porque era una imagen cautivadora.
Pero ella no tardo en descubrir mi posición y enfilo sendas dagas hacia allí que sorteé como pude rodando por el suelo ahora si quedando expuesto frente a ella.
Nos analizamos durante un rato, sus ojos ámbar me dejaron claro que ella no era humana, que las leyendas eran ciertas y yo solo un incauto.
Limpio la sangre de sus labios con la manga de su camisa, tenia un aspecto tan salvaje, unos ojos tan penetrantes, creo que me enamore de ella nada mas verla.
Su pelo ondeaba al viento tan oscuro como la misma noche y tan solo cubría su tibia tez con unas pieles de osos que poco o nada dejaban a mi lasciva imaginación.
Ese fue nuestro primer encuentro y a ese le siguieron otros llenos de sonrisas, besos, pasión, carreras por los bosques, con ella todo era tan excitante que caí rendido a sus pies como un niño y para que mentir, ella también a los míos.
Nos amábamos como jamas se había amado nadie y así paso un largo año de encuentros furtivos donde solo el firmamento podía ser testigo de nuestro amor envenenado.
Una noche cuando la primavera ya empezaba a derretir la nieve del siguiente invierno la vi aparecer con el gesto cambiado, sus ojos mostraban un brillo especial, pero también había algo en su mirada que me decía que tenia miedo.
Aquel día me confeso que estaba en cinta, y que temía que su padre se enterase, pues les estaba tan prohibido como a nosotros acercarse a los humanos.
Ambos habíamos roto un pacto trazado en sangre hacia miles de años y ahora nuestro hijo pagaría las consecuencias de nuestra osadía.
Trate de calmarla, y le perjure que todo se arreglaría de un modo u otro. Aun no sabia lo equivocado que estaba por ese entonces.
Volví a mi poblado con la cabeza llena de sueños, el principal ir a presentarme ante el pueblo de mi amada, y frente a su padre, el rey. Estaba dispuesto a todo, convertirme en uno de ellos, abandonarlo todo, pero necesitaba estar con ella y con mi hijo mas que respirar en aquel momento.
Pasaron nueve largos meses sin verla, yo iba cada noche al punto de encuentro con la fiel esperanza de que apareciera, mas jamas lo hizo.
Pronto descubrí la cruenta realidad, esa misma noche los licantropos cruzaron el rio y sedientos de odio y sangre mataron a todo mi pueblo. VÍ como uno a uno caían mis hermanos de lucha incapaces de hacer frente a aquellos monstruos convertidos en bestias, mi padre fue mutilado, lo desmembraron frente a mis ojos, mi madre y mi hermana violadas hasta desangrarse y yo allí estaba recibiendo golpes que ya ni me dolían incapaz de hacer nada por los míos.
El padre de Katherine me dejo con vida, si es que a el estado ese se le llamaba vida con el fin de que viera a los cuervos devorar a mi linaje.
Mi ultima visión entre el humo de las llamas fue la de Katherina con mi hijo entre sus brazos.
Tras ellos llego el turno de los vampiros que alertados por el férreo olor a sangre cruzaron el riachuelo sin enemigos que plantarles cara, uno de esos seres me trasformo, supongo que porque un vikingo le resultaba útil para sus guerras y me enseño a convertirme en el monstruo que soy ahora.
Como ves mi vida no ha sido un camino de rosas, desde entonces todo cuanto he hecho es matar, por hambre, por odio, con motivos o sin ellos.
Me vendía al mejor postor, sin necesidad de creer la causa justa o injusta, que me importaba si estaba vacio.
Jamas vengue a mi linaje, deje que esos licantropos sobrevivieran, y supongo que aun acarreo las consecuencias de mi deshonra pues Odin no me ha llamado a su mesa. No hay valquirias para mi.
Ahí es donde entra Ariyne en el juego, ella es idéntica a katherine, cuando la ví entrar a aquella taberna lo supe, allí estaba mi segunda oportunidad de ser feliz, pero a su vez mi destrucción asegurada.
Hoy he contado esto mismo a esa loba a la que amo mas que nada en este mundo, y su respuesta no ha sido la esperada, no se si por miedo, porque me ha creído un loco...pero...
Deje de hablar sin mas, demasiado había contado por una noche, hundí mis ojos en los suyos no esperando ningún consuelo, odiaba sentirme una victima débil
-Volvamos -sugerí dando un ultimo y profundo trago a la botella y haciendo un gesto para que guardara para si la opinión sobre aquella historia narrada mas por mi ebriedad que por mis ganas.
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
De pronto Erlend comenzó a contar su historia, con tal precisión que parecía una grabación de la misma. Imaginé que aquello era debido a la cantidad de veces que la habría recordado en su memoria para sí mismo, para martirizarse por lo que según él era cobardía por no haber vengado a su linaje; más yo no lo veía así.
Escuchar como fue su vida y su conversión me hizo entender muchas cosas del vampiro; el por qué de su forma de ser desconfiada; el por qué de sus demonios cuando se sentía traicionado por la loba...y el por qué no quería volver a mostrarse débil o vulnerable.
Me incorporé quedándome sentada a su lado, intrigada por su triste historia; escuchando y tratando de almacenar cada palabra suya para no olvidarla jamás.
Pensé en acercar mi mano a su brazo, más sabía que si sentía compasión de mí dejaría de hablar, y sus demonios volverían a encerrarse dentro de él.
Prosiguió su historia hasta llegar al encuentro con la loba; y el parecido de esta con su amada. Aquello parecía cosa de brujería, o más bien del puñetero destino que la tenía tomada con Erlend. Pues la loba del presente sería su perdición.
Dejó de hablar de repente; quizás pensó haber hablado demasiado, más el por qué estaba en esos momentos atormentado por sus demonios aún no había sido desvelado.
- Volvamos.- dijo dándole un largo trago a la botella.
- Espera- apunté, esta vez si cogiéndole del brazo para que no se marchase.- ¿Qué es lo que ha pasado esta noche? No hay nada de malo en tu historia.
Lo miré con sinceridad; no sentía lástima. Más bien sentía como una especie de impotencia por no haber estado allí para poder ayudarlo; reconociendo también, que su confesión de que amaba a aquella mujer se me había clavado como una estaca en mi corazón. Por un tiempo pensé que quizás algo especial se estaba forjando entre nosotros.
Escuchar como fue su vida y su conversión me hizo entender muchas cosas del vampiro; el por qué de su forma de ser desconfiada; el por qué de sus demonios cuando se sentía traicionado por la loba...y el por qué no quería volver a mostrarse débil o vulnerable.
Me incorporé quedándome sentada a su lado, intrigada por su triste historia; escuchando y tratando de almacenar cada palabra suya para no olvidarla jamás.
Pensé en acercar mi mano a su brazo, más sabía que si sentía compasión de mí dejaría de hablar, y sus demonios volverían a encerrarse dentro de él.
Prosiguió su historia hasta llegar al encuentro con la loba; y el parecido de esta con su amada. Aquello parecía cosa de brujería, o más bien del puñetero destino que la tenía tomada con Erlend. Pues la loba del presente sería su perdición.
Dejó de hablar de repente; quizás pensó haber hablado demasiado, más el por qué estaba en esos momentos atormentado por sus demonios aún no había sido desvelado.
- Volvamos.- dijo dándole un largo trago a la botella.
- Espera- apunté, esta vez si cogiéndole del brazo para que no se marchase.- ¿Qué es lo que ha pasado esta noche? No hay nada de malo en tu historia.
Lo miré con sinceridad; no sentía lástima. Más bien sentía como una especie de impotencia por no haber estado allí para poder ayudarlo; reconociendo también, que su confesión de que amaba a aquella mujer se me había clavado como una estaca en mi corazón. Por un tiempo pensé que quizás algo especial se estaba forjando entre nosotros.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Escuché sus nuevas preguntas mientras tomaba mi brazo en un intento de que no me pusiera en pie para irme.
Dejé caer mi cuerpo nuevamente resignado y tome la botella dándole un nuevo tiendo mientras recordaba lo sucedido apenas hacia unas horas.
Mis ojos se oscurecieron como la noche en la que estábamos cuando las palabras de Ariyne replicaron en mi mente, viniendo a ella una y otra vez, aquella tortura me mataba y tomando la botella con rabia la estampe contra el tronco de un árbol partiéndola en mil pedazos.
Mi gesto se endureció y todos mis músculos se tensaron, incluida mi mandíbula que por un momento creía incapaz de articular palabra.
-Hoy le he contado la misma historia que a ti, necesitaba ser sincero con ella, que supiera la verdad, no solo de mi vida si no de la suya propia.
Deje escapar el aire contrariado, pero no ha salido como quería, creo que la he asustado, y no la culpo, un loco diciéndote que eres idéntica a la prometida que tuvo en el pasado y que por eso está obsesionado contigo.
¿Quién no hubiera salido corriendo? me ha dicho que la olvide y que se casara con su prometido.
Me puse en pie esta vez sin que la vampiresa pudiera detenerme y tome otra de las botellas dispuesto a vaciarla mientras la historia se repetía en mi cabeza una y otra vez.
-Lo nuestro a llegado a su fin, pero no estoy preparado para dejarla marchar, para perderla de nuevo, estoy enamorado de ella.
Aquellas palabras me revolvieron por dentro y por primera vez en mucho tiempo sentí un nudo que oprimía mi garganta, incapaz de deshacer.
Así que de nuevo bebí tratando de arrástralo hacia lo más oscuro de mi corazón al que pretendía hacer parar de sentir aunque fuera a golpes aquella noche.
Dejé caer mi cuerpo nuevamente resignado y tome la botella dándole un nuevo tiendo mientras recordaba lo sucedido apenas hacia unas horas.
Mis ojos se oscurecieron como la noche en la que estábamos cuando las palabras de Ariyne replicaron en mi mente, viniendo a ella una y otra vez, aquella tortura me mataba y tomando la botella con rabia la estampe contra el tronco de un árbol partiéndola en mil pedazos.
Mi gesto se endureció y todos mis músculos se tensaron, incluida mi mandíbula que por un momento creía incapaz de articular palabra.
-Hoy le he contado la misma historia que a ti, necesitaba ser sincero con ella, que supiera la verdad, no solo de mi vida si no de la suya propia.
Deje escapar el aire contrariado, pero no ha salido como quería, creo que la he asustado, y no la culpo, un loco diciéndote que eres idéntica a la prometida que tuvo en el pasado y que por eso está obsesionado contigo.
¿Quién no hubiera salido corriendo? me ha dicho que la olvide y que se casara con su prometido.
Me puse en pie esta vez sin que la vampiresa pudiera detenerme y tome otra de las botellas dispuesto a vaciarla mientras la historia se repetía en mi cabeza una y otra vez.
-Lo nuestro a llegado a su fin, pero no estoy preparado para dejarla marchar, para perderla de nuevo, estoy enamorado de ella.
Aquellas palabras me revolvieron por dentro y por primera vez en mucho tiempo sentí un nudo que oprimía mi garganta, incapaz de deshacer.
Así que de nuevo bebí tratando de arrástralo hacia lo más oscuro de mi corazón al que pretendía hacer parar de sentir aunque fuera a golpes aquella noche.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Erlend se sentó de nuevo a mi lado, cogiendo la botella de licor de nuevo y bebiendo. A mí se me habían pasado las ganas de una noche etílica de golpe.
De pronto, y sin saber muy bien por qué, el vampiro estampó con rabia la botella contra un árbol.
Sus ojos se oscurecieron por la rabia y el dolor, y entonces fue cuando comenzó a contarme lo sucedido aquella noche con la loba, y como ella lo había rechazado y asegurado que se casaría con su prometido.
Pero como bien aseguraba, no pensaba dejarla marchar, lucharía por ella fuese como fuese.
Mi mundo se hundió en ese momento ante mis pies; lo que yo pensaba que era el principio de algo entre nosotros no era más que pura tensión sexual. No había sentimientos, solo sexo. Suspiré tratando de buscar las mejores palabras para animar a mi amigo que ahora tenía que lidiar con nuevos demonios.
- Vamos, Erlend.- me levanté y me puse a su lado acariciándole el brazo.- No es tan malo lo que le has contado. Yo lo veo una historia de amor preciosa; un poco locura, eso sí, pero muy bonita.
No sabía que decirle para animarlo. Si hubiese sido egoísta, le habría dicho que lo mejor que podía hacer era olvidarla, pero él necesitaba zanjar aquella historia de otra manera. Sabiendo que había dado el todo hasta el final.
Ni siquiera me miraba; más solo era capaz de seguir bebiendo de otra botella de licor cogida de las alforjas de su caballo.
Y yo tampoco era capaz de mirarlo, y que pudiese descubrir el dolor en mis ojos tras las revelaciones de aquella noche.
De pronto, y sin saber muy bien por qué, el vampiro estampó con rabia la botella contra un árbol.
Sus ojos se oscurecieron por la rabia y el dolor, y entonces fue cuando comenzó a contarme lo sucedido aquella noche con la loba, y como ella lo había rechazado y asegurado que se casaría con su prometido.
Pero como bien aseguraba, no pensaba dejarla marchar, lucharía por ella fuese como fuese.
Mi mundo se hundió en ese momento ante mis pies; lo que yo pensaba que era el principio de algo entre nosotros no era más que pura tensión sexual. No había sentimientos, solo sexo. Suspiré tratando de buscar las mejores palabras para animar a mi amigo que ahora tenía que lidiar con nuevos demonios.
- Vamos, Erlend.- me levanté y me puse a su lado acariciándole el brazo.- No es tan malo lo que le has contado. Yo lo veo una historia de amor preciosa; un poco locura, eso sí, pero muy bonita.
No sabía que decirle para animarlo. Si hubiese sido egoísta, le habría dicho que lo mejor que podía hacer era olvidarla, pero él necesitaba zanjar aquella historia de otra manera. Sabiendo que había dado el todo hasta el final.
Ni siquiera me miraba; más solo era capaz de seguir bebiendo de otra botella de licor cogida de las alforjas de su caballo.
Y yo tampoco era capaz de mirarlo, y que pudiese descubrir el dolor en mis ojos tras las revelaciones de aquella noche.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Su mano acaricio mi brazo tratando de reconfortar mi vieja historia con palabras que bien sabia eran mas frases echas que decir a un pobre diablo.
Negué con la cabeza poniéndome en pie nuevamente, y dedicándole una fingida sonrisa le tendí la mano, esperaba que con aquel gesto le fuera evidente que no estaba dispuesto a seguir hablando de mi pasado, presente o futuro que simplemente quería el silencio, silencio que mis demonios no parecían permitirme aquella noche.
Lleve mis dedos a la sien, tratando de que por un momento me dieran tregua, quizás fuera el alcohol o el nudo que oprimía mi garganta, o simplemente el desazón de lo vivido aquella noche, pero necesitaba un poco de paz, paz que ya no hallaba en siglos, apreté el puño enfadado, y de nuevo el árbol fue testigo de mi rabia pues lo hundí ahí con fuerza.
Ya había perdido las formas, y tampoco deseaba encontrarlas, solo irme, sin mas, nada podía arreglar ya aquella noche y lo peor es que la pobre Moira que hacia unas horas había sido tomada por mi, estaba siendo testigo de como mis demonios me despedazaban frente a ella.
Ni siquiera sabia como controlarme, deje escapar el aire resignado abriendo y cerrando las manos, como si eso pudiera ayudarme en algo
-¡Vamonos! -sugerí con la voz oscura
Un silbido y mi corcel se acerco raudo a nosotros, con una mano tome sus crines y de un salto me encarame a el con fluida rapidez.
Estaba tan desatado, que esperaba que cabalgar sin control por el bosque pudiera calmarme, pues excepto el rato en que había hecho mía a Moira, nada lo había conseguido...bueno si, la matanza en el burdel
Negué con la cabeza poniéndome en pie nuevamente, y dedicándole una fingida sonrisa le tendí la mano, esperaba que con aquel gesto le fuera evidente que no estaba dispuesto a seguir hablando de mi pasado, presente o futuro que simplemente quería el silencio, silencio que mis demonios no parecían permitirme aquella noche.
Lleve mis dedos a la sien, tratando de que por un momento me dieran tregua, quizás fuera el alcohol o el nudo que oprimía mi garganta, o simplemente el desazón de lo vivido aquella noche, pero necesitaba un poco de paz, paz que ya no hallaba en siglos, apreté el puño enfadado, y de nuevo el árbol fue testigo de mi rabia pues lo hundí ahí con fuerza.
Ya había perdido las formas, y tampoco deseaba encontrarlas, solo irme, sin mas, nada podía arreglar ya aquella noche y lo peor es que la pobre Moira que hacia unas horas había sido tomada por mi, estaba siendo testigo de como mis demonios me despedazaban frente a ella.
Ni siquiera sabia como controlarme, deje escapar el aire resignado abriendo y cerrando las manos, como si eso pudiera ayudarme en algo
-¡Vamonos! -sugerí con la voz oscura
Un silbido y mi corcel se acerco raudo a nosotros, con una mano tome sus crines y de un salto me encarame a el con fluida rapidez.
Estaba tan desatado, que esperaba que cabalgar sin control por el bosque pudiera calmarme, pues excepto el rato en que había hecho mía a Moira, nada lo había conseguido...bueno si, la matanza en el burdel
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
Erlend se quedó en silencio, batallando solo con sus demonios. Una sonrisa fingida suya me hizo saber que nuestra conversación se había terminado. Por esa noche, y sin saber si se volvería a repetir, Erlend había vuelto a encerrarse en sí mismo.
Pude observar como la rabia se apoderaba de todo él, cuando estampó su puño en un árbol, destrozándolo por completo. Mantuve la distancia que nos separaba, pues no sabía si mi presencia en esos momentos empeoraba su situación.
No era miedo lo que sentía, lo cual hubiese sido lógico al ver como Erlend se empezaba descontrolar, sino una impotencia enorme al estar tan cerca de él y no poder ayudarlo.
En esos instantes llegó mi caballo, que sin haberlo llamado, intuyó el pronto amanecer y vino a buscarme.
Cogí las riendas de éste, y tratando de animarlo un poco, le dije de forma alegre:
- ¿Te apuestas algo a que te gano en una carrera de aquí a la cabaña?- dije con sonrisa pícara mientras le guiñaba un ojo.
Necesitaba que volviese a sonreír y se calmase un poco; quizás mañana vería las cosas de otra forma; con un poco menos del alcohol en sangre y un poco más de cordura.
Fuese como fuese, no me iría nunca de su lado mientras me necesitase.
Pude observar como la rabia se apoderaba de todo él, cuando estampó su puño en un árbol, destrozándolo por completo. Mantuve la distancia que nos separaba, pues no sabía si mi presencia en esos momentos empeoraba su situación.
No era miedo lo que sentía, lo cual hubiese sido lógico al ver como Erlend se empezaba descontrolar, sino una impotencia enorme al estar tan cerca de él y no poder ayudarlo.
En esos instantes llegó mi caballo, que sin haberlo llamado, intuyó el pronto amanecer y vino a buscarme.
Cogí las riendas de éste, y tratando de animarlo un poco, le dije de forma alegre:
- ¿Te apuestas algo a que te gano en una carrera de aquí a la cabaña?- dije con sonrisa pícara mientras le guiñaba un ojo.
Necesitaba que volviese a sonreír y se calmase un poco; quizás mañana vería las cosas de otra forma; con un poco menos del alcohol en sangre y un poco más de cordura.
Fuese como fuese, no me iría nunca de su lado mientras me necesitase.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Erlend y Moira)(+18)
El caballo de Moira llego invocado por una fuerza oculta y esta entre risas me ofreció una carrera por los bosques rumbo a la playa para terminar en nuestra casa.
Parecía que era capaz de leerme el pensamiento, y como alma que lleva el diablo monte sobre mi corcel apretando las rodillas para ponerlo en marcha, este se encabrito, creo que tan excitado por la inminente carrera como yo.
-me apuesto lo que quieras -bromeé
A fin de cuentas era imposible que aquella vampiresa caza ardillas fuera mas rápida que yo.
Sonreí de medio lado observando como la dama montaba despacio sobre su corcel, acomodándose cada parte de las cintas que ajustaban su montura como si así pudiera tener algún tipo de posibilidad.
-¡Vamos vampiresa a este paso no habréis salido y yo ya estaré durmiendo en la cabaña! -bromeé nuevamente con afán de molestarla.
Pronto la carrera quedo inaugurada con nuestros corceles desafiando el viento, mi montura, negra como la noche le sacaba varios cuerpos a la de Moira que desde atrás debía tener una visión perfecta de mi trasero y aquello era lo único que vería a lo largo de toda la carrera, sonreí divertido frente a mis propios pensamientos y mas aun sabiendo que la velocidad que llevaba distaba mucho de la que aun podíamos alcanzar.
-¡Vamos vampiresa que os pesa el culo! -bromeé entre risas pegando mas mi cuerpo al del caballo para adquirir mayor velocidad.
Parecía que era capaz de leerme el pensamiento, y como alma que lleva el diablo monte sobre mi corcel apretando las rodillas para ponerlo en marcha, este se encabrito, creo que tan excitado por la inminente carrera como yo.
-me apuesto lo que quieras -bromeé
A fin de cuentas era imposible que aquella vampiresa caza ardillas fuera mas rápida que yo.
Sonreí de medio lado observando como la dama montaba despacio sobre su corcel, acomodándose cada parte de las cintas que ajustaban su montura como si así pudiera tener algún tipo de posibilidad.
-¡Vamos vampiresa a este paso no habréis salido y yo ya estaré durmiendo en la cabaña! -bromeé nuevamente con afán de molestarla.
Pronto la carrera quedo inaugurada con nuestros corceles desafiando el viento, mi montura, negra como la noche le sacaba varios cuerpos a la de Moira que desde atrás debía tener una visión perfecta de mi trasero y aquello era lo único que vería a lo largo de toda la carrera, sonreí divertido frente a mis propios pensamientos y mas aun sabiendo que la velocidad que llevaba distaba mucho de la que aun podíamos alcanzar.
-¡Vamos vampiresa que os pesa el culo! -bromeé entre risas pegando mas mi cuerpo al del caballo para adquirir mayor velocidad.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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