AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sangre y perfume (Privado Lian)
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Sangre y perfume (Privado Lian)
El cuerpo cayó al suelo con un chapoteo sobre el húmedo suelo del callejón. Mis venas antes sedientas ahora se veían henchidas, borrachas de vida ¡Y que deliciosa la noche! Tantos corazones latiendo, tantas almas ansiosas de consumirse como pólvora. Bajé la calle cantando la Marsellesa por lo bajo ¡No me miren mal! ¿Cómo no podría rendirle culto a una tierra que fue fertilizada con sangre? L'étendard sanglant est levé! Paris, oh París. Me encanta cuando bailas pero esta noche quiero hacerte cantar tu himno renegado hasta que colapsen tus pulmones.
Eso, o escucharte gritar mi nombre.
Estaba deseoso de unirme a la multitud de gentiles que plagaban las veredas de los teatros y las puertas de los restaurantes, ansioso de bastardear sus banales reuniones con mi presencia, pero esta noche tenía asuntos pendientes que requería toda mi atención. La ciudad, además de latir al compás de un vals frenético tenía escondido en sus bolsillos una larga cartilla de criminales y falsificadores que prestaban sus servicios a toda hora. A su encuentro me dirigía yo, porque no todos los días uno se gana la confianza de una mujer sola y senil a punto de dejar este mundo entre espasmos sanguinolentos ¿Patético? Solo es cuestión de perspectiva.
Fruncí la nariz al llegar a las puertas del burdel. El olor a alcohol, a excesivo perfume y mundana decadencia no dejaba de ser un festín que turbaba mi delicado olfato ¡Bah! Nunca fui proclive a visitar burdeles. En mi vida pasada, que a veces la sentía tan lejos, no tenía sentido desperdiciar la noche con una mujer que no dejaba ningún beneficio. Tampoco en esta. El lugar me recibió con cariño, como a un viejo amigo. París palpita vida hasta en las cloacas, y creí haber encontrado uno de sus tantos corazones. Las putas sabían hacer bien su trabajo; apenas entré una o dos se me acercaron con una sonrisa cómplice. La muselina vieja, la seda rasgada apenas se percibían sobre sus pieles nacaradas. Me acerqué a la primera de ellas y le susurré al oído, corriéndole el cabello oscuro del hombro, procurando que mi voz recorriera todo su cuerpo- Estoy buscando a Marcel ¿Está aquí?- Era tan sencillo lidiar con humanos que me avergonzaba haber sido uno. Ella asintió, tomó mi mano y comenzó a guiarme entre la gente. De su cuerpo emanaba el dulce aroma a sensualidad. Y sangre. Mucha sangre. Tuve hambre de pronto, como si mi última cena no hubiera ni existido ¿Quién me culparía? Podría acabar con todas esas mujeres y para cada una le tendría reservado un tormento en especial. Aunque esta en particular era absurdamente bella. Paciencia.
Había algo en el aire, o era el remolino de olores que me abrumaba, pero me sentí perturbado por uno en particular. Indistinguible, incluso para mí, enrarecido por el lugar. Un olor muy particular.
Como a perro mugriento.
Eso, o escucharte gritar mi nombre.
Estaba deseoso de unirme a la multitud de gentiles que plagaban las veredas de los teatros y las puertas de los restaurantes, ansioso de bastardear sus banales reuniones con mi presencia, pero esta noche tenía asuntos pendientes que requería toda mi atención. La ciudad, además de latir al compás de un vals frenético tenía escondido en sus bolsillos una larga cartilla de criminales y falsificadores que prestaban sus servicios a toda hora. A su encuentro me dirigía yo, porque no todos los días uno se gana la confianza de una mujer sola y senil a punto de dejar este mundo entre espasmos sanguinolentos ¿Patético? Solo es cuestión de perspectiva.
Fruncí la nariz al llegar a las puertas del burdel. El olor a alcohol, a excesivo perfume y mundana decadencia no dejaba de ser un festín que turbaba mi delicado olfato ¡Bah! Nunca fui proclive a visitar burdeles. En mi vida pasada, que a veces la sentía tan lejos, no tenía sentido desperdiciar la noche con una mujer que no dejaba ningún beneficio. Tampoco en esta. El lugar me recibió con cariño, como a un viejo amigo. París palpita vida hasta en las cloacas, y creí haber encontrado uno de sus tantos corazones. Las putas sabían hacer bien su trabajo; apenas entré una o dos se me acercaron con una sonrisa cómplice. La muselina vieja, la seda rasgada apenas se percibían sobre sus pieles nacaradas. Me acerqué a la primera de ellas y le susurré al oído, corriéndole el cabello oscuro del hombro, procurando que mi voz recorriera todo su cuerpo- Estoy buscando a Marcel ¿Está aquí?- Era tan sencillo lidiar con humanos que me avergonzaba haber sido uno. Ella asintió, tomó mi mano y comenzó a guiarme entre la gente. De su cuerpo emanaba el dulce aroma a sensualidad. Y sangre. Mucha sangre. Tuve hambre de pronto, como si mi última cena no hubiera ni existido ¿Quién me culparía? Podría acabar con todas esas mujeres y para cada una le tendría reservado un tormento en especial. Aunque esta en particular era absurdamente bella. Paciencia.
Había algo en el aire, o era el remolino de olores que me abrumaba, pero me sentí perturbado por uno en particular. Indistinguible, incluso para mí, enrarecido por el lugar. Un olor muy particular.
Como a perro mugriento.
Última edición por Bertrand Desmarais el Miér Jun 08, 2016 9:07 pm, editado 1 vez
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
"Otro día, otro franco" pensé divertido mientras preparaba algunos tragos en la barra y veía como llegaba gente a mi humilde local. La barra es un lugar estratégico para mi negocio, no sólo sirvo el elixir en las dosis precisas para que los clientes sigan gastando dinero sin notarlo, pero no demasiado como para que pierdan la conciencia; sino que además me daba una vista privilegiada de todo el lugar, y sobretodo de la puerta de entrada.
Llevo varios años haciendo del sexo mi fuente de dinero, tanto porque es lucrativo como porque me divierte, pero no sólo me convertí el dueño por ser talentoso con mi cuerpo, o porque era el juguete de la antigua dueña... Bien, eso ayudó, pero no eran las razones más importantes. La razón principal por la que ahora soy el dueño de este lugar, es por mi intuición; en otras palabras, logro ver la naturaleza de las personas como si fuera una débil luz que los rodea, tan etéreo como un perfume.
Con el paso del tiempo logré distinguir toda clase de colores en los visitantes, noté que aquellos que me hacían recordar a un animal pedían siempre a mis chicas o muchachos más fuertes, mientras que aquellos con una luz pálida eran un tanto más peligrosos ya que los dejaban sin energías y ligeramente enfermos. Eso era todo. Mi local tenía un acuerdo tácito con los clientes frecuentes, ellos lo pasaban bien dentro de mis reglas flexibles y todos disfrutábamos, es decir, nada de atacar a mis trabajadores ni pelearse con otros clientes. Reglas sencillas de seguir, mi casa era la casa de todos, sin embargo solían llegar clientes nuevos con ganas de hacer alboroto, esos pasaban primero por mis manos, pues tengo que proteger mi hogar y mi familia.
Le hice un gesto a las muchachas y ellas trajeron al nuevo frente a mi, seduciéndolo con su caminar contoneado. -Bienvenido a mi humilde local, mi querido nuevo amigo. Una copa de vino de parte de la casa para celebrar tu llegada.- le dije con una de mis mejores sonrisas cautivadoras mientras le acercaba una copa de vino, que seducía por el color a todos aquellos de su clase.
Llevo varios años haciendo del sexo mi fuente de dinero, tanto porque es lucrativo como porque me divierte, pero no sólo me convertí el dueño por ser talentoso con mi cuerpo, o porque era el juguete de la antigua dueña... Bien, eso ayudó, pero no eran las razones más importantes. La razón principal por la que ahora soy el dueño de este lugar, es por mi intuición; en otras palabras, logro ver la naturaleza de las personas como si fuera una débil luz que los rodea, tan etéreo como un perfume.
Con el paso del tiempo logré distinguir toda clase de colores en los visitantes, noté que aquellos que me hacían recordar a un animal pedían siempre a mis chicas o muchachos más fuertes, mientras que aquellos con una luz pálida eran un tanto más peligrosos ya que los dejaban sin energías y ligeramente enfermos. Eso era todo. Mi local tenía un acuerdo tácito con los clientes frecuentes, ellos lo pasaban bien dentro de mis reglas flexibles y todos disfrutábamos, es decir, nada de atacar a mis trabajadores ni pelearse con otros clientes. Reglas sencillas de seguir, mi casa era la casa de todos, sin embargo solían llegar clientes nuevos con ganas de hacer alboroto, esos pasaban primero por mis manos, pues tengo que proteger mi hogar y mi familia.
Le hice un gesto a las muchachas y ellas trajeron al nuevo frente a mi, seduciéndolo con su caminar contoneado. -Bienvenido a mi humilde local, mi querido nuevo amigo. Una copa de vino de parte de la casa para celebrar tu llegada.- le dije con una de mis mejores sonrisas cautivadoras mientras le acercaba una copa de vino, que seducía por el color a todos aquellos de su clase.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
-Tú, pequeña rata mentirosa- No podía creerlo, me habían engañado. Debí haber sabido que estas roedoras fisgonas tenían muy en claro quién era su dueño si no había dinero de por medio. Le sonreí a la prostituta – Vuelve después a decirme tu nombre…- Porque definitivamente no olvidaría su rostro. La despaché con una leve caricia en la cintura. La buscaría luego para hacerle pagar por su atrevimiento. Ahora debía hacerme cargo del estorbo del ¿dueño?
Le devolví la sonrisa de compromiso e incliné levemente el mentón antes de aceptarle la copa. El vino olía sorprendentemente bien, me llevé una sorpresa al comprobar que sabía cómo tal y no a vinagre mal embotellado - Me siento halagado, pero con una bienvenida como esta ¿Quién no? – Espero que me entiendas, porquería humana. Ah, sé que disponía de todo el tiempo del mundo pero ese olor vano estaba volviéndome loco. Tan disperso en un ambiente tan cargado, podría ser cualquier cosa.
Además, no deseaba jugar con ellos, no ahora, no hoy. Esta noche la reservaría para algo más grande de un cuartillo de burdel, y toda esta insulsa hipocresía colmaba mi paciencia - Espero no decepcionarlo, pero no me quedaré mucho tiempo – Deposité la copa sobre la barra, a medio terminar. El vino era bueno, pero no lo suficiente – Sus mujeres son hermosas pero no son lo que me trajo aquí – Al grano, humano – Vine buscando a alguien. Sabes dónde está, me ayudarás a encontrarlo- murmuré clavando mi mueca perniciosa en sus ojos claros. Oh, podría hacer tantas cosas con él, pero sinceramente, tenía cosas más importantes que atender. ¡Perdónenme, pero manipular estas bolsas de sangre nunca dejaba de fascinarme!
Le devolví la sonrisa de compromiso e incliné levemente el mentón antes de aceptarle la copa. El vino olía sorprendentemente bien, me llevé una sorpresa al comprobar que sabía cómo tal y no a vinagre mal embotellado - Me siento halagado, pero con una bienvenida como esta ¿Quién no? – Espero que me entiendas, porquería humana. Ah, sé que disponía de todo el tiempo del mundo pero ese olor vano estaba volviéndome loco. Tan disperso en un ambiente tan cargado, podría ser cualquier cosa.
Además, no deseaba jugar con ellos, no ahora, no hoy. Esta noche la reservaría para algo más grande de un cuartillo de burdel, y toda esta insulsa hipocresía colmaba mi paciencia - Espero no decepcionarlo, pero no me quedaré mucho tiempo – Deposité la copa sobre la barra, a medio terminar. El vino era bueno, pero no lo suficiente – Sus mujeres son hermosas pero no son lo que me trajo aquí – Al grano, humano – Vine buscando a alguien. Sabes dónde está, me ayudarás a encontrarlo- murmuré clavando mi mueca perniciosa en sus ojos claros. Oh, podría hacer tantas cosas con él, pero sinceramente, tenía cosas más importantes que atender. ¡Perdónenme, pero manipular estas bolsas de sangre nunca dejaba de fascinarme!
- Off:
- Obviamente el tarado de Bertrand está buscando manipularte. Espero que no le des ese gusto
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
No era la primera vez, y seguramente no sería la última, en la que sentía la manipulación mental de uno de esos seres de perfume pálido... y lo odiaba. Apenas comencé a sentirlo, levanté mi mano derecha lo más alto por sobre mi cabeza e hice chasquear mis dedos.
Los rincones conocidos como "Zonas neutras" en las guerras sin cuartel, tienen reglas implícitas, puesto que nadie quiere un extraño cague en el lugar donde les gusta comer; es por eso que la señal reconocida era ese chasquido de dedos que, lo quisieras o no, te dejaba unos segundos en silencio.
El burdel quedó por un breve momento en un estado donde sólo se escuchó la tensión crepitante del ambiente y el como uno de los prostitutos servía agua recién hervida en una taza. Cerré los ojos y le hablé al muchacho que tenía frente a mi, apretando los dientes por el esfuerzo.
Mon cher enfant, este es un lugar pacífico, pero como eres nuevo te daré a elegir tus opciones... Puedes venir a disfrutar y nos divertimos todos, o puedes venir a molestar y ellos se van a divertir contigo en el callejón.- Dije pensando en algunos de mis buenos clientes que se encontraban en este momento en el local.
En una mesa de la esquina más oscura estaba mi bella Alondra, quien se divertía deslizando la mano bajo la falda de Alicia, aunque ahora mojaba sus rojos labios con su seductora lengua ante la posibilidad de hincarle el diente al incauto de turno. No se llamaba así claramente, pero fue mi manera de bautizar a la mujer que tenía los gemidos más melodiosos de París, tantas historias como años en un rostro que permanecía siempre joven y un aura pálida como mi nuevo invitado. La amo... en realidad amo su destreza con el arnés, ella si que sabe como llevar a quien quiera a un éxtasis de horas cuando se pone ese instrumento amatorio. A la derecha de la barra se encontraba un buen amigo; hombre de pocas palabras aunque de manos rápidas y un constante olor a perro mojado, él suele pedir a un trío de mi personal, nos demoramos un tiempo en saber que necesitaba tres o más personas en la cama para dejarlo satisfecho. Finalmente, saliendo del baño se encontraba Javier, un poeta alcohólico que nació con la bendición, o maldición, de que sus rimas se transformaran en hechos.
¡Cómo odio estos trucos de circo! Me dejan con un sabor metálico en la boca...- Dije remeciendo un poco mi cabeza para sacarme la sensación y luego sonreí.- ¿A quien demonios se la tengo que chupar en esta casa para tener una buena taza de café?- En respuesta, Álex me trajo la taza que comenzó a preparar con el sonido de mis dedos. Bebí un sorbo y luego de agradecerle con la mirada al joven servicial, miré otra vez al muchacho que tenía enfrente. -¿Qué decides, mi cielo?- le pregunté levantando una ceja y con una sonrisa seductora.
Los rincones conocidos como "Zonas neutras" en las guerras sin cuartel, tienen reglas implícitas, puesto que nadie quiere un extraño cague en el lugar donde les gusta comer; es por eso que la señal reconocida era ese chasquido de dedos que, lo quisieras o no, te dejaba unos segundos en silencio.
El burdel quedó por un breve momento en un estado donde sólo se escuchó la tensión crepitante del ambiente y el como uno de los prostitutos servía agua recién hervida en una taza. Cerré los ojos y le hablé al muchacho que tenía frente a mi, apretando los dientes por el esfuerzo.
Mon cher enfant, este es un lugar pacífico, pero como eres nuevo te daré a elegir tus opciones... Puedes venir a disfrutar y nos divertimos todos, o puedes venir a molestar y ellos se van a divertir contigo en el callejón.- Dije pensando en algunos de mis buenos clientes que se encontraban en este momento en el local.
En una mesa de la esquina más oscura estaba mi bella Alondra, quien se divertía deslizando la mano bajo la falda de Alicia, aunque ahora mojaba sus rojos labios con su seductora lengua ante la posibilidad de hincarle el diente al incauto de turno. No se llamaba así claramente, pero fue mi manera de bautizar a la mujer que tenía los gemidos más melodiosos de París, tantas historias como años en un rostro que permanecía siempre joven y un aura pálida como mi nuevo invitado. La amo... en realidad amo su destreza con el arnés, ella si que sabe como llevar a quien quiera a un éxtasis de horas cuando se pone ese instrumento amatorio. A la derecha de la barra se encontraba un buen amigo; hombre de pocas palabras aunque de manos rápidas y un constante olor a perro mojado, él suele pedir a un trío de mi personal, nos demoramos un tiempo en saber que necesitaba tres o más personas en la cama para dejarlo satisfecho. Finalmente, saliendo del baño se encontraba Javier, un poeta alcohólico que nació con la bendición, o maldición, de que sus rimas se transformaran en hechos.
¡Cómo odio estos trucos de circo! Me dejan con un sabor metálico en la boca...- Dije remeciendo un poco mi cabeza para sacarme la sensación y luego sonreí.- ¿A quien demonios se la tengo que chupar en esta casa para tener una buena taza de café?- En respuesta, Álex me trajo la taza que comenzó a preparar con el sonido de mis dedos. Bebí un sorbo y luego de agradecerle con la mirada al joven servicial, miré otra vez al muchacho que tenía enfrente. -¿Qué decides, mi cielo?- le pregunté levantando una ceja y con una sonrisa seductora.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Enfant, enfant, enfant ¡Qué manera de odiar esa palabra! Tan vinculada con mi yo pasado y la mugre que me cubría. El silencio me dejó tiempo para observar cuidadosamente la situación. Había encontrado la fuente de aquel olor que perturbaba mi olfato desde que entré. Provenía de un hombre que tenía la vista clavada en mí, y no solo su aspecto gritaba licántropo. Incluso uno de mis pares se prestaba para toda esta ridícula presentación ¡Deleznable! Por esto detestaba los burdeles, llenos de animales amaestrados. Me resultó deslumbrante lo bien educados que estaban ¿Me sorprendía, acaso, cuando jugar con humanos era mi pasatiempo favorito? Claro que no, antes que yo muchos otros fueron sus titiriteros, e incluso hasta los más grandes claudicaban ante su propia estupidez.
-Que admirable muestra de obediencia. Para detestar los trucos de circo, diriges tus alimañas con maestría- le contesté devolviéndole cordialmente su sonrisa ¿Cómo pudo este humano resistirse a mí? Que intrigante criatura. Desairado, agité mi mano disipando la incómoda tensión entre ambos- Tus payasos no me asustan, me irritaría más perder toda una noche manchando mis manos con ellos. Pero por la paz…- Me recargué sobre la barra, despreocupado. El ambiente seguía endurecido, expectante a la siguiente señal de su maestro de ceremonias. Pobres ovejas, siempre reafirmando su lugar en el mundo- ..Podemos llegar a un acuerdo. No pretendo divertirme, no al menos como acostumbro hacerlo. Ayúdame a encontrar lo que vine a buscar, y me iré de tu pequeña pocilga sin derramar una gota de sangre, ni un minuto más de mi tiempo – Una pequeña parte de mí se arrepentía de haber sido tan escéptico al sumergirme en este tipo de antros. Los viejos días de robarles baratijas a las prostitutas habían quedado olvidados junto con el orfanato y las rodillas huesudas. Maldije doblemente la puerta que crucé tan superficialmente, como quién se lleva puesta una telaraña en la oscuridad. No sería difícil quitármela de encima pero si muy, muy molesto- ¿Qué te parece la propuesta, mi cielo?- Alcé la copa para que me la llenaran nuevamente ¿Sumisión? No, para tratar con animales, uno tiene que bajarse a su nivel.
-Que admirable muestra de obediencia. Para detestar los trucos de circo, diriges tus alimañas con maestría- le contesté devolviéndole cordialmente su sonrisa ¿Cómo pudo este humano resistirse a mí? Que intrigante criatura. Desairado, agité mi mano disipando la incómoda tensión entre ambos- Tus payasos no me asustan, me irritaría más perder toda una noche manchando mis manos con ellos. Pero por la paz…- Me recargué sobre la barra, despreocupado. El ambiente seguía endurecido, expectante a la siguiente señal de su maestro de ceremonias. Pobres ovejas, siempre reafirmando su lugar en el mundo- ..Podemos llegar a un acuerdo. No pretendo divertirme, no al menos como acostumbro hacerlo. Ayúdame a encontrar lo que vine a buscar, y me iré de tu pequeña pocilga sin derramar una gota de sangre, ni un minuto más de mi tiempo – Una pequeña parte de mí se arrepentía de haber sido tan escéptico al sumergirme en este tipo de antros. Los viejos días de robarles baratijas a las prostitutas habían quedado olvidados junto con el orfanato y las rodillas huesudas. Maldije doblemente la puerta que crucé tan superficialmente, como quién se lleva puesta una telaraña en la oscuridad. No sería difícil quitármela de encima pero si muy, muy molesto- ¿Qué te parece la propuesta, mi cielo?- Alcé la copa para que me la llenaran nuevamente ¿Sumisión? No, para tratar con animales, uno tiene que bajarse a su nivel.
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Sonreí al tiempo que dejaba descansar sobre la mesa la taza de café mientras lo escuchaba hablar, aunque ciertamente yo no era el único divertido con la muestra de ciega valentía y gloriosa estupidez por parte de mi inesperado cliente.
¿Alimañas, payasos, pocilga? Ciertamente tienes una mala apreciación de mi humilde hogar así como de mis nobles amigos. Sin contar claro que tu habilidad para entender lo que se te dice parece... dañada.- dije calmado mientras le servía una segunda copa de vino al tiempo que lo miraba a los ojos. El ambiente seguía silencioso y expectante, humanos y otras criaturas estaban pendientes de nuestros movimientos, lo que me sirvió para poder tener la atención completa del vampiro y usar el hipnótico sonido del vino en la copa como la chispa que me permitiría usar mis habilidades en él. Comencé con mi habilidad preferida, quería encandilarlo. Desde ese momento en adelante me vería como el hombre más atractivo que vieran sus ojos, naturalmente. Sería el fuego para aquel pequeño insecto. Quizás se me podría acusar de injusto, pero para ser honestos cualquier cosa que yo le hiciera sería mucho mejor para él de que lo que podrían llegar a hacer mis honorables. Alondra tenía esa mala costumbre de beberse a sus hermanos, por ejemplo.
Creo que a tu propuesta le falta algo de emoción, cariño.- Digo mientras sigo usando mi magia por medio de mis aterciopeladas palabras, literalmente; acariciando de manera sugerente aunque simulando despreocupación el borde de la copa que le extendí al joven.- La emoción que es propia de mi hogar, claro. Lo que tú quieres no está dentro de las opciones que te dí. Si crees que es tan admirable mi talento, te invito a quedarte para que puedas apreciar aquello para que lo son realmente buenas mis manos.- Añadí con una de mis mejores sonrisas.
Deseo aclararme, no es que realmente quisiera salvarlo, muy por el contrario, los rebeldes siempre han sido mi debilidad. Me excita poder desafiarme a mi mismo y poder dominar a aquellos que se atreven a desafiar la paz de mi hogar; de otra manera terminará bajo las garras de otros que disfrutan matando a incautos y atrevidos como él, lo que también será divertido.
¿Alimañas, payasos, pocilga? Ciertamente tienes una mala apreciación de mi humilde hogar así como de mis nobles amigos. Sin contar claro que tu habilidad para entender lo que se te dice parece... dañada.- dije calmado mientras le servía una segunda copa de vino al tiempo que lo miraba a los ojos. El ambiente seguía silencioso y expectante, humanos y otras criaturas estaban pendientes de nuestros movimientos, lo que me sirvió para poder tener la atención completa del vampiro y usar el hipnótico sonido del vino en la copa como la chispa que me permitiría usar mis habilidades en él. Comencé con mi habilidad preferida, quería encandilarlo. Desde ese momento en adelante me vería como el hombre más atractivo que vieran sus ojos, naturalmente. Sería el fuego para aquel pequeño insecto. Quizás se me podría acusar de injusto, pero para ser honestos cualquier cosa que yo le hiciera sería mucho mejor para él de que lo que podrían llegar a hacer mis honorables. Alondra tenía esa mala costumbre de beberse a sus hermanos, por ejemplo.
Creo que a tu propuesta le falta algo de emoción, cariño.- Digo mientras sigo usando mi magia por medio de mis aterciopeladas palabras, literalmente; acariciando de manera sugerente aunque simulando despreocupación el borde de la copa que le extendí al joven.- La emoción que es propia de mi hogar, claro. Lo que tú quieres no está dentro de las opciones que te dí. Si crees que es tan admirable mi talento, te invito a quedarte para que puedas apreciar aquello para que lo son realmente buenas mis manos.- Añadí con una de mis mejores sonrisas.
Deseo aclararme, no es que realmente quisiera salvarlo, muy por el contrario, los rebeldes siempre han sido mi debilidad. Me excita poder desafiarme a mi mismo y poder dominar a aquellos que se atreven a desafiar la paz de mi hogar; de otra manera terminará bajo las garras de otros que disfrutan matando a incautos y atrevidos como él, lo que también será divertido.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
- ¿Dañado?- me llevé la copa a los labios. El vino parecía haberse vuelto más dulce – No soy uno de tus animales de circo ¿Que te hace pensar que tus manos serían suficiente para satisfacerme?- Los humanos me causaban gracia. Sobre todo este, aunque por otro lado… era difícil toparme con alguno que fuera capaz de eludir mis deseos. Y hasta ese momento, deseaba largarme del tugurio que mi simpático anfitrión llamaba hogar después de concretar los asuntos que me llevaron allí. Sin embargo y muy a pesar debo admitir, me encontré de pronto sumamente interesado en toda esta ridícula situación. Generalmente los humanos que trataban de seducirme lo hacían de una manera tan obvia, tan estúpida ¡Aburrido! El mismo cuento una y otra vez, se retractaban al instante al descubrir mi naturaleza. Aunque esta minúscula porquería tenía agallas. Me gustaban los valientes. Eran los más exigentes de cazar.
- No tienes idea en lo que te estás metiendo ma chérie ¿Por qué no darte el beneficio a la duda?- De todas formas mi noche había sido magistralmente arruinada, y pondría una moneda en este humano lo suficientemente ingenuo para entregarse voluntariamente a mí. Había algo en él, casi magnético, que merecía la pena descubrir antes de hacerlo pagar por su osadía – Pero antes - le hablé bajo, como si fuera un secreto- ¿podrías pedirles a tus bestias que dejen de observarnos? ¿Es esto un burdel o un zoológico? Porque huelen igual - ¡Claro que no! Este chiquero olía peor. Empecé a tamborilear los dedos sobre la madera lustrada mirando profundamente sus ojos claros, esperando que comandara a su chusma. Podría haber rechazado mis intentos de manipularlo, pero no lograría resistirse a mí. Lo volvería loco, demente.
Si iba a quedarme, lo haría bajo mis propios términos.
- No tienes idea en lo que te estás metiendo ma chérie ¿Por qué no darte el beneficio a la duda?- De todas formas mi noche había sido magistralmente arruinada, y pondría una moneda en este humano lo suficientemente ingenuo para entregarse voluntariamente a mí. Había algo en él, casi magnético, que merecía la pena descubrir antes de hacerlo pagar por su osadía – Pero antes - le hablé bajo, como si fuera un secreto- ¿podrías pedirles a tus bestias que dejen de observarnos? ¿Es esto un burdel o un zoológico? Porque huelen igual - ¡Claro que no! Este chiquero olía peor. Empecé a tamborilear los dedos sobre la madera lustrada mirando profundamente sus ojos claros, esperando que comandara a su chusma. Podría haber rechazado mis intentos de manipularlo, pero no lograría resistirse a mí. Lo volvería loco, demente.
Si iba a quedarme, lo haría bajo mis propios términos.
- Spoiler:
- OH CUIDADO QUE SE ARMA EH, furia de titanes Be afraid, be very afraid
PPPPTTTTTFFFFF
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Traté de reprimir una risa cuando noté como torcí la voluntad de mi querido infante de aura pálida. Me llevé la taza de café a los labios, iba a requerir toda mi destreza mental si quería divertirme con él y salir entero. Casi podía imaginarlo como un gato callejero, delgado y malhumorado como era, gruñendo frente a la mano que le da de comer.
"Me pregunto si aún tendré por ahí el accesorio anal que simula una cola de gato..." pensé travieso, sin despegarle la mirada.
Oh, cariño. Ni siquiera estas alturas de mi vida sabría cómo definir mi hogar si me lo pidieras, por lo que no sé cómo responder a tu pregunta; pero ciertamente he hecho mugir a varios en este lugar.- dije para luego liberar la risa que me amenazaba desde hace mucho, a la cual me acompañaron varios, incluso los aludidos con el insulto de mi interlocutor.
Bien, bien. Si tanto lo deseas, podemos pasar a mi habitación ahora mismo. Tengo velas aromáticas y aceites varios para consentir tu noble nariz.- le dije con un guiño, sin dejar de ejercer mi fuerza sobre él. No podía soltarlo ni por un segundo o me ganaría un zarpazo, no es mi primer niño rebelde, pero si uno de los más divertidos que he tenido en el último tiempo. Le extendí la mano como una invitación galante.- ¿Vamos? Mi querido...- dejé la frase al aire, esperando que me revelara su nombre, así sabría a quién haría gritar el mío dentro de las próximas horas.
"Me pregunto si aún tendré por ahí el accesorio anal que simula una cola de gato..." pensé travieso, sin despegarle la mirada.
Oh, cariño. Ni siquiera estas alturas de mi vida sabría cómo definir mi hogar si me lo pidieras, por lo que no sé cómo responder a tu pregunta; pero ciertamente he hecho mugir a varios en este lugar.- dije para luego liberar la risa que me amenazaba desde hace mucho, a la cual me acompañaron varios, incluso los aludidos con el insulto de mi interlocutor.
Bien, bien. Si tanto lo deseas, podemos pasar a mi habitación ahora mismo. Tengo velas aromáticas y aceites varios para consentir tu noble nariz.- le dije con un guiño, sin dejar de ejercer mi fuerza sobre él. No podía soltarlo ni por un segundo o me ganaría un zarpazo, no es mi primer niño rebelde, pero si uno de los más divertidos que he tenido en el último tiempo. Le extendí la mano como una invitación galante.- ¿Vamos? Mi querido...- dejé la frase al aire, esperando que me revelara su nombre, así sabría a quién haría gritar el mío dentro de las próximas horas.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Caso omiso les presté a las risas de sus bufones, ya les proporcionaría su debido castigo cuando acabara con su amo. A cada segundo que pasaba, su incauta valentía provocaba en mí un incontenible deseo de terminar con la chácara irrelevante y ver de que estaba hecho, si todo este palabrerío era cierto o simplemente imploraría por su vida llegado el momento. Claro, no me molestaría, pero sería muchísimo menos divertido si resultaba ser un cobarde.
Me extendió su mano, seductor y confiado, le sonreí mostrándole mis colmillos. Sabía que no se resistiría. Estas inmundicias apenas sueñan con estar a nuestra altura y oponerse a nuestros poderes. Amaba tanto ser un inmortal ¿cómo es que mis oscuros compañeros se cansaban de esto? Ni siquiera tenía que esforzarme y esta pobre alma caía como se ahogaban las moscas en la miel. Quizás lo único bueno que tienen los humanos es la tragedia inherente de saberse perdidos incluso antes de su acto final. No quería desaprovechar el suyo, ya que quiero ser yo quién lo dirija. Alguien que logra mantenerme tan interesado no merece una muerte ordinaria.
No tomé su mano, pero dejé mi asiento y me acerqué lo más que pude a su oído para susurrarle – El único aroma que consentirá mi noble nariz, será el de tu sangre brotando de tu garganta – le dije en un tono tan confidencial que ni sus asquerosos sirvientes pudieron oírme. Rocé casi imperceptiblemente su mejilla antes de separarme y alzarle suavemente el mentón con mi dedo índice. Quería verlo a los ojos, quería ver si estaba realmente dispuesto a lo que se avecinaba. Dicen que los ojos son las ventanas al alma ¿Qué encontraría al sumergirme en los suyos? ¿Demencia? ¿Lascivia? De los míos desbordaban infinidad de perversas intenciones que reclamaban lacerar su dulce piel, desgarrarla en tiras antes de que acabe la noche – Humano, tienes mi atención- murmuré embriagado por mi propio deseo de destruirlo- No la desperdicies tratando de engañarme-
Me extendió su mano, seductor y confiado, le sonreí mostrándole mis colmillos. Sabía que no se resistiría. Estas inmundicias apenas sueñan con estar a nuestra altura y oponerse a nuestros poderes. Amaba tanto ser un inmortal ¿cómo es que mis oscuros compañeros se cansaban de esto? Ni siquiera tenía que esforzarme y esta pobre alma caía como se ahogaban las moscas en la miel. Quizás lo único bueno que tienen los humanos es la tragedia inherente de saberse perdidos incluso antes de su acto final. No quería desaprovechar el suyo, ya que quiero ser yo quién lo dirija. Alguien que logra mantenerme tan interesado no merece una muerte ordinaria.
No tomé su mano, pero dejé mi asiento y me acerqué lo más que pude a su oído para susurrarle – El único aroma que consentirá mi noble nariz, será el de tu sangre brotando de tu garganta – le dije en un tono tan confidencial que ni sus asquerosos sirvientes pudieron oírme. Rocé casi imperceptiblemente su mejilla antes de separarme y alzarle suavemente el mentón con mi dedo índice. Quería verlo a los ojos, quería ver si estaba realmente dispuesto a lo que se avecinaba. Dicen que los ojos son las ventanas al alma ¿Qué encontraría al sumergirme en los suyos? ¿Demencia? ¿Lascivia? De los míos desbordaban infinidad de perversas intenciones que reclamaban lacerar su dulce piel, desgarrarla en tiras antes de que acabe la noche – Humano, tienes mi atención- murmuré embriagado por mi propio deseo de destruirlo- No la desperdicies tratando de engañarme-
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Tengo que admitirlo, me excita poner las manos en el fuego. ¿He salido quemado? incontables veces, pero eso nunca me ha impedido seguir divirtiéndome. Tengo tantos guardaespaldas como la realeza y... Bueno eso no es estrictamente cierto. pero si tengo buenos amigos que me cubrirían la espalda y me sacarían las castañas del fuego con tal de que mi humilde hogar siga existiendo. Es una buena carta de salvación si me lo preguntan.
El joven frente a mi era mucho más seductor de lo que se proponía y eso me encendía más. Ambos queríamos romper al otro, pero en distintos contextos; puedo notar sus intenciones de verme sin vida, mientras yo sólo quiero hacerle notar todo lo que se ha estado perdiendo por no conocerme.
Tomé de la muñeca la mano con la que me levantó el mentón y seductoramente lamí su dedo índice al tiempo que le regalé un guiño.
Mamá, ¡no me esperes despierta! voy a estar ocupado.- dije al aire mientras reía y comenzaba el camino a mis aposentos, asumiendo que él me seguiría.
Aún no me dices tu nombre, cariño. Yo soy Lian, por cierto. Ahora ya sabes qué nombre gritar cuando estés en éxtasis, aunque nunca me he ofendido cuando me llaman "Dios".- dije divertido mirándolo de reojo seductor, y sin soltar el dominio que le tenía.
El joven frente a mi era mucho más seductor de lo que se proponía y eso me encendía más. Ambos queríamos romper al otro, pero en distintos contextos; puedo notar sus intenciones de verme sin vida, mientras yo sólo quiero hacerle notar todo lo que se ha estado perdiendo por no conocerme.
Tomé de la muñeca la mano con la que me levantó el mentón y seductoramente lamí su dedo índice al tiempo que le regalé un guiño.
Mamá, ¡no me esperes despierta! voy a estar ocupado.- dije al aire mientras reía y comenzaba el camino a mis aposentos, asumiendo que él me seguiría.
Aún no me dices tu nombre, cariño. Yo soy Lian, por cierto. Ahora ya sabes qué nombre gritar cuando estés en éxtasis, aunque nunca me he ofendido cuando me llaman "Dios".- dije divertido mirándolo de reojo seductor, y sin soltar el dominio que le tenía.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Me limpié con asco el dedo sobre mi ropa y lo observé reírse tan descaradamente de mí ¿por qué permitía que esta miseria se tomara tantas licencias conmigo? Si de cualquier otro mortal se tratase, ya le hubiera arrancado la lengua por tal atrevimiento. Pero sus ojos me habían dicho que no tenía miedo, no me tenía miedo ¿Necesitaba de otra razón para demostrarle lo contrario? Su actitud desafiante era excitante ¡Acércate pobre alma! Mis entrañas te darán un buen hogar.
Concentré mis energías en seguir con esta obra, que a pesar de saber el final, no le que quitaba la expectativa. Le daría los créditos correspondientes, claro, si se comportaba como debía. Por muy fácil que fuera engatusarlo, ningún otro ser vivo había logrado cautivarme así.
-Podrás llamarme Dios a mí, si de implorarle a una fuerza superior se trata - Repliqué siguiendo sus pasos y abandonado al círculo de espectadores que nos había acompañado en nuestra escenita -¿Por qué los humanos meten siempre a Dios en todo? Parece que están negados a entender que los únicos dioses somos aquellos que podemos danzar sobre sus cadáveres- Pero aun así, este hombre, Lian, que asemejaba su entrepierna con la omnipotencia de un dios, me caía bien. Los humanos orgullosos me encantaban por ser los únicos que destacan entre tanta mediocridad; y este me tenía realmente, realmente interesado.
Su aroma, que en otras ocasiones podría resultarme cotidiano, era dulce y encantador ¿siempre había olido así? ¿Así de dulce sería el perfume de su cuello chorreante? Inspiré profundamente. Su esencia había llenado por completo mis sentidos ¡Por favor! Mi mente era un profuso desfile de imágenes exquisitas, de su agonía, de su cuerpo y mente mutilados bajo mi mano. Ya no era un capricho tenerlo, era una necesidad – Dime Lian- le dije con una voz ronca que me costó reconocer como mía. Muy pocas veces había llegado a tener esta sed incontrolable de mis días de neófito y nunca su causante fue el anhelo de domar un humano, sólo vacionarlo hasta calmar mi hambre ¡Sacre Bleu! ¿Dónde demonios estaba su habitación?- Si soy yo el que te haga aullar ¿vendrá tu séquito de animalitos a rescatarte o te tendré solo para mí?- susurré abogando a un autocontrol fuera de lo común- Llámame Bertrand, a menos que prefieras gemir una plegaria-
Concentré mis energías en seguir con esta obra, que a pesar de saber el final, no le que quitaba la expectativa. Le daría los créditos correspondientes, claro, si se comportaba como debía. Por muy fácil que fuera engatusarlo, ningún otro ser vivo había logrado cautivarme así.
-Podrás llamarme Dios a mí, si de implorarle a una fuerza superior se trata - Repliqué siguiendo sus pasos y abandonado al círculo de espectadores que nos había acompañado en nuestra escenita -¿Por qué los humanos meten siempre a Dios en todo? Parece que están negados a entender que los únicos dioses somos aquellos que podemos danzar sobre sus cadáveres- Pero aun así, este hombre, Lian, que asemejaba su entrepierna con la omnipotencia de un dios, me caía bien. Los humanos orgullosos me encantaban por ser los únicos que destacan entre tanta mediocridad; y este me tenía realmente, realmente interesado.
Su aroma, que en otras ocasiones podría resultarme cotidiano, era dulce y encantador ¿siempre había olido así? ¿Así de dulce sería el perfume de su cuello chorreante? Inspiré profundamente. Su esencia había llenado por completo mis sentidos ¡Por favor! Mi mente era un profuso desfile de imágenes exquisitas, de su agonía, de su cuerpo y mente mutilados bajo mi mano. Ya no era un capricho tenerlo, era una necesidad – Dime Lian- le dije con una voz ronca que me costó reconocer como mía. Muy pocas veces había llegado a tener esta sed incontrolable de mis días de neófito y nunca su causante fue el anhelo de domar un humano, sólo vacionarlo hasta calmar mi hambre ¡Sacre Bleu! ¿Dónde demonios estaba su habitación?- Si soy yo el que te haga aullar ¿vendrá tu séquito de animalitos a rescatarte o te tendré solo para mí?- susurré abogando a un autocontrol fuera de lo común- Llámame Bertrand, a menos que prefieras gemir una plegaria-
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Siendo honesto, nunca han venido a mi habitación si me escuchan gritar, todos aquí se ocupan de sus propios asuntos... bueno, hubo una vez en la que mi dulce voz llamó la atención de unos amigos; para resumir detalles, esa fue una noche inolvidable. Comprenderás que son muy pocas las almas quienes pueden hacerme gritar a mi, Bertrand.- le respondí riendo y guiñándole un ojo. Deslicé mi mano con la habilidad de un carterista hambriento para agarrar con firmeza una de sus nalgas mientras que con la otra abrí la puerta de mi habitación.- Bienvenido a la dulce morada de este humilde pecador.-
Entré e inmediatamente encendí las velas aromáticas prometidas.
Me gusta tu nombre. Se siente un cosquilleo en los labios al decirlo, tal como lo haría un buen vino. Hablando de eso, ¿hay algún líquido que te tiente que no tenga directa relación con mi muerte?- le pregunté mientras me servía una copa de vino de mi reserva personal.- Olvídalo, estoy bromeando. Sé que todo te sabe a ceniza estos últimos días, o estos últimos años. Con ustedes estos datos nunca son muy seguros.- Dije restándole importancia al tema.- ¿Qué tal si me hablas de ti mientras te regalo un relajante masaje en los hombros? seguramente la multiculturalidad te dejó tenso.- añadí divertido.
Apuré la copa y me saqué la chaqueta para sentirme más cómodo. Por razones estratégicas, mi habitación siempre era la más calurosa de la casa, especialmente cuando caía la noche.
Entré e inmediatamente encendí las velas aromáticas prometidas.
Me gusta tu nombre. Se siente un cosquilleo en los labios al decirlo, tal como lo haría un buen vino. Hablando de eso, ¿hay algún líquido que te tiente que no tenga directa relación con mi muerte?- le pregunté mientras me servía una copa de vino de mi reserva personal.- Olvídalo, estoy bromeando. Sé que todo te sabe a ceniza estos últimos días, o estos últimos años. Con ustedes estos datos nunca son muy seguros.- Dije restándole importancia al tema.- ¿Qué tal si me hablas de ti mientras te regalo un relajante masaje en los hombros? seguramente la multiculturalidad te dejó tenso.- añadí divertido.
Apuré la copa y me saqué la chaqueta para sentirme más cómodo. Por razones estratégicas, mi habitación siempre era la más calurosa de la casa, especialmente cuando caía la noche.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
-Suenas tan seguro de ti mismo- murmuré sonriente cuando entramos a su habitación. Era estrambótica, viciada y vulgarmente terrenal. La habitación de una puta, bien provista de todo lo necesario para endulzar la escaramuza moral que repetidamente se producía allí ¿Y a mí que me importaba? Los asuntos de los mortales, tan aburridos, tan suyos y de nadie más. Ahora, lo que exigía toda mi atención era ese hombre y sus ridículas preguntas ¿cenizas? Era una forma acertada de describir cualquier cosa que no fuera su líquido vital bajando por mi garganta. Pero ¿qué más daba? Me sentí algo ebrio, como después de una gran comilona, con la diferencia de que mis venas ardían de sed.
Había prendido las velas y ese asqueroso olor impregnaba el ambiente, opacando el único aroma que realmente me interesaba. El suyo. No respondí a ninguna de sus preguntas, fue muy estúpido de su parte esperar convencerme con placeres tan carnales como un masaje, o una nalgueada cual prostituta ansiosa. En vez de acercarme, me dirigí a esas apestosas velas y las apagué abanicando mi mano. No necesitaba de sus ingenuos trucos, ni sus gastados juegos de seducción. Ya me había perdido en el palpitar sensual de un organismo vivo y lleno de sangre. En la proximidad de su muerte corriendo por cada uno de sus órganos sin saberlo ¿No era maravilloso nuestro alimento, su inocencia? Bueno, él no parecía tan inocente. Por eso disfrutaba tanto toda esta representación. Lo miré a los ojos mientras acortaba nuestras distancias –No me gusta mucho hablar de mi mismo- le dije mientras daba vueltas a su alrededor, observando gustoso mi próxima víctima- tampoco me gusta involucrarme mucho con mi sustento- susurré pegado a su nuca cuando estuve detrás suyo. Volví a llenar mis pulmones con el perfume que desprendía su piel, una mezcla de leve sudor y colonia cara. Tan común e hipnotizante. Ensortijé los dedos de mi mano derecha en sus espesos rulos, oscuros y sedosos. Cada detalle me resultaba tremendamente estimulante. Como si fuera mi primera víctima, las mismas sensaciones que experimenté al alimentarme por primera vez. Con mi mano libre acaricié sus omóplatos debajo de su ropa, su cuello níveo y expuesto. Al sentir su pulso un intenso escalofrío de placer me recorrió entero ¡que estupidez! Parecía que habíamos cambiado papeles, estas emociones eran demasiado humanas para mi ¿Cómo podía evitarlo? Pero algo más fuerte que yo me controlaba, la sed que conducía a los de mi raza y nos volvía sus dioses. Acaricié con mis largas uñas la delicada línea de su rostro, instándolo a elevarlo para que pudiera apreciar mejor el lugar donde pronto mis colmillos harían su trabajo. Apoyé mi afilado perfil sobre el suyo, como una pareja de amantes en un baile íntimo y prohibido - ¿Eso no te dice nada de mí?-
Había prendido las velas y ese asqueroso olor impregnaba el ambiente, opacando el único aroma que realmente me interesaba. El suyo. No respondí a ninguna de sus preguntas, fue muy estúpido de su parte esperar convencerme con placeres tan carnales como un masaje, o una nalgueada cual prostituta ansiosa. En vez de acercarme, me dirigí a esas apestosas velas y las apagué abanicando mi mano. No necesitaba de sus ingenuos trucos, ni sus gastados juegos de seducción. Ya me había perdido en el palpitar sensual de un organismo vivo y lleno de sangre. En la proximidad de su muerte corriendo por cada uno de sus órganos sin saberlo ¿No era maravilloso nuestro alimento, su inocencia? Bueno, él no parecía tan inocente. Por eso disfrutaba tanto toda esta representación. Lo miré a los ojos mientras acortaba nuestras distancias –No me gusta mucho hablar de mi mismo- le dije mientras daba vueltas a su alrededor, observando gustoso mi próxima víctima- tampoco me gusta involucrarme mucho con mi sustento- susurré pegado a su nuca cuando estuve detrás suyo. Volví a llenar mis pulmones con el perfume que desprendía su piel, una mezcla de leve sudor y colonia cara. Tan común e hipnotizante. Ensortijé los dedos de mi mano derecha en sus espesos rulos, oscuros y sedosos. Cada detalle me resultaba tremendamente estimulante. Como si fuera mi primera víctima, las mismas sensaciones que experimenté al alimentarme por primera vez. Con mi mano libre acaricié sus omóplatos debajo de su ropa, su cuello níveo y expuesto. Al sentir su pulso un intenso escalofrío de placer me recorrió entero ¡que estupidez! Parecía que habíamos cambiado papeles, estas emociones eran demasiado humanas para mi ¿Cómo podía evitarlo? Pero algo más fuerte que yo me controlaba, la sed que conducía a los de mi raza y nos volvía sus dioses. Acaricié con mis largas uñas la delicada línea de su rostro, instándolo a elevarlo para que pudiera apreciar mejor el lugar donde pronto mis colmillos harían su trabajo. Apoyé mi afilado perfil sobre el suyo, como una pareja de amantes en un baile íntimo y prohibido - ¿Eso no te dice nada de mí?-
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Me dice que eres un mal mentiroso. Todos los gatos juegan con su presa y tú no eres diferente.- le respondí en un susurro. Giré un poco mi cabeza para mirar su rostro mientras deslicé una mano por su pierna. Subí lentamente hasta llegar a tocar su cadera y me giré para mirarlo de frente.
Parte del encanto, nunca tan bien usada esa palabra, se perdía si no lo miraba a los ojos. Supongo que gracias a eso me gané mi fama como amante y cariñoso seductor.
"Veamos... aquellos de aura pálida se excitan con el olor de la piel y el sentir los latidos, pero si me hago una herida en la piel, estoy perdido. No puedo dejar que me muerda pero lo tendré entretenido"
Él ya tenía una mano en mi cuello y yo ya tenía una en sus caderas. Se me ocurrió una idea. Me deleité con estos segundos en silencio y lentamente deslicé mi cara junto a la suya, sabía que él deseaba sentir ese contacto y no negaré que yo también. Permití que mis labios delinearan su afilado, aunque frío rostro. "Podría cortarme aquí" pensé divertido. Sin que se diera cuenta abrí los primeros botones de su camisa y respiré en su cuello, besándolo con la suavidad de la seda, quería que no estuviera seguro de aquellos besos, que no supiera que él sería el devorado.
Tomé su mano libre y lo miré divertido.
¿Qué tal si bailas conmigo?- le "sugerí" sonriéndole.- No tienes que hablar para hacerlo.- añadí. Sabía que mis trucos me ayudarían a obtener un si. Es cierto, estaba jugando con trampa, pero Dios juega con trampa todo el tiempo y estoy convencido de que se divierte a expensas nuestra. ¿Es pecado acaso intentar ser como Dios?... Oh, esperen...
Parte del encanto, nunca tan bien usada esa palabra, se perdía si no lo miraba a los ojos. Supongo que gracias a eso me gané mi fama como amante y cariñoso seductor.
"Veamos... aquellos de aura pálida se excitan con el olor de la piel y el sentir los latidos, pero si me hago una herida en la piel, estoy perdido. No puedo dejar que me muerda pero lo tendré entretenido"
Él ya tenía una mano en mi cuello y yo ya tenía una en sus caderas. Se me ocurrió una idea. Me deleité con estos segundos en silencio y lentamente deslicé mi cara junto a la suya, sabía que él deseaba sentir ese contacto y no negaré que yo también. Permití que mis labios delinearan su afilado, aunque frío rostro. "Podría cortarme aquí" pensé divertido. Sin que se diera cuenta abrí los primeros botones de su camisa y respiré en su cuello, besándolo con la suavidad de la seda, quería que no estuviera seguro de aquellos besos, que no supiera que él sería el devorado.
Tomé su mano libre y lo miré divertido.
¿Qué tal si bailas conmigo?- le "sugerí" sonriéndole.- No tienes que hablar para hacerlo.- añadí. Sabía que mis trucos me ayudarían a obtener un si. Es cierto, estaba jugando con trampa, pero Dios juega con trampa todo el tiempo y estoy convencido de que se divierte a expensas nuestra. ¿Es pecado acaso intentar ser como Dios?... Oh, esperen...
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
-¿Bailar?- murmuré somnoliento mientras me cubría con sus besos robados de Le Chabanais. El contacto de su piel me hacía sentir como si de nuevo estuviera entre los vapores del opio de mi antigua mortalidad. La intensidad de su mirada obraba en mi lo que una larga y profunda pitada. Lo miré sin decir nada, pero solté su mano para tomar su rostro con las mías e inclinarlo buscando su boca de amapola. Casi podía sentir los picores recorrer mis venas al besarlo, si estas no estuvieran tan sedientas por llenarse de su sangre, latiendo vacías. Oh mon Dieu ! Nunca solía besar a mis víctimas a menos que la situación lo requiriese. ¿Y esta situación? ¡Yo ya no entiendo! Bailar, no, no deseo bailar humano de pacotilla, chulo barato, tu boca me pide que te desgarre allí mismo, que vacíe tus tripas por el suelo y claro, entonces bailar sobre ellas ¡Pero tus ojos! Que maldición.
Me separé suavemente de sus labios con sabor a alcohol, algo asqueado de saborear la bebida. Al ver sus ojos verdes mirarme de nuevo ¡Qué maldición! Ellos sí me pedían bailar – Debería morderte la lengua por hablarme tan descaradamente ¿no crees? – susurré sin despegarme de ellos, hipnotizado por su fascinante humanidad, por las ansías de darle un fin a mi gusto y paralizado en la marea de sensaciones. En silencio, pasé mi dedo índice sobre su labio inferior y bajé recorriendo su barbilla hasta engancharlo en el cuello de su camisa. Tiré de ella y se la desabotoné de un tirón, desperdigando los botones en cualquier dirección. Sin darme cuenta, sostenía su cabeza tirándole de su precioso cabello, obligándolo a mirarme el rostro, distorsionado en una mueca de lujuria y hambre ¿Cómo pasó? Lo solté de inmediato en el medio de una risa ahogada – Bueno ¿quieres bailar?- con una floritura me aparté de él y me emplacé en la primera posición del vals, entendiéndole una de mis afiladas manos - ¿Podrás seguirle el ritmo a mi danza macabra? Pero te advierto, no tengas miedo. No tengas miedo ¡O lo arruinarás por completo!-
Me separé suavemente de sus labios con sabor a alcohol, algo asqueado de saborear la bebida. Al ver sus ojos verdes mirarme de nuevo ¡Qué maldición! Ellos sí me pedían bailar – Debería morderte la lengua por hablarme tan descaradamente ¿no crees? – susurré sin despegarme de ellos, hipnotizado por su fascinante humanidad, por las ansías de darle un fin a mi gusto y paralizado en la marea de sensaciones. En silencio, pasé mi dedo índice sobre su labio inferior y bajé recorriendo su barbilla hasta engancharlo en el cuello de su camisa. Tiré de ella y se la desabotoné de un tirón, desperdigando los botones en cualquier dirección. Sin darme cuenta, sostenía su cabeza tirándole de su precioso cabello, obligándolo a mirarme el rostro, distorsionado en una mueca de lujuria y hambre ¿Cómo pasó? Lo solté de inmediato en el medio de una risa ahogada – Bueno ¿quieres bailar?- con una floritura me aparté de él y me emplacé en la primera posición del vals, entendiéndole una de mis afiladas manos - ¿Podrás seguirle el ritmo a mi danza macabra? Pero te advierto, no tengas miedo. No tengas miedo ¡O lo arruinarás por completo!-
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Abrí los ojos impresionado, me permití reír de puro gusto con cada una de sus acciones.
"Me pregunto qué tienen estos seres de aura pálida en contra de la ropa. ¡Siempre me rompen la condenada ropa! No he conocido a uno solo que sepa dejar en paz mis camisas. No es que me moleste, es más, me enamora un poco más ese dulce momento en el que los veo con esa sed de destrucción que se permiten expresar rompiendo mis ropas. ¿No se dice acaso que el humano desea poseer y destruir aquello que más desea? No importa si eres un humano, un bebedor de sangre o si a la naturaleza se le olvidó que los humanos y los animales no van juntos en un solo cuerpo... Todos tienen aunque sea un ápice de humanidad, todos ellos desean como humanos; y si desean puedo manipularlos."
Dejé mis ropas abiertas tal como él me dejó, quería que viera así y darle la sensación de dominio. Le di una pequeña reverencia, para saludarlo antes de bailar y luego tomé su mano.
-El mundo y tú son muy bellos para temerles, mi querido Bertrand. No negaré que tu encanto es tan extraordinario como letal, pero; así como algunos creen que el miedo es una herramienta para sobrevivir, yo opino "¿De qué vale sobrevivir si no se aprecia todo lo que la vida tiene para ofrecernos?".- dije riendo un poco, ya cerca de él. Con la habilidad de quien ha vivido en las calles, abrí su camisa y me regodeé con la vista de su pálida piel.
Me dejé guiar con él, quería ver sus intenciones y sus deseos en el baile. "No se puede bailar y mentir" decía mi amada y he comprobado sus palabras durante los años.
Entonces, ¿Me hablabas de morderme la lengua?- susurré mirándolo a los ojos, mientras acercaba mi rostro al suyo. Sus besos eran peligrosos, quizás eso los hacía más tentadores; pero cuando tomó mi rostro para robarme el primero supe que quería devorar todos los demás. -Me encanta lo mucho que me recuerdas a un gato. Eres hermoso, ágil, con una figura felina, juegas con tu presa, deseas atención, eres una figura de la noche, odias a los perros...- no pude evitar una pequeña sonrisa divertida cuando recordé aquello.- Estoy seguro que se podría decir que tienes siete vidas y ahora además hablas de morder mi lengua. Todo aquello me hace preguntar ¿qué es lo que te hace ronronear, Bertrand?- agregué con una voz seductora y tomando el control del valz que sólo existía para nosotros.
"Me pregunto qué tienen estos seres de aura pálida en contra de la ropa. ¡Siempre me rompen la condenada ropa! No he conocido a uno solo que sepa dejar en paz mis camisas. No es que me moleste, es más, me enamora un poco más ese dulce momento en el que los veo con esa sed de destrucción que se permiten expresar rompiendo mis ropas. ¿No se dice acaso que el humano desea poseer y destruir aquello que más desea? No importa si eres un humano, un bebedor de sangre o si a la naturaleza se le olvidó que los humanos y los animales no van juntos en un solo cuerpo... Todos tienen aunque sea un ápice de humanidad, todos ellos desean como humanos; y si desean puedo manipularlos."
Dejé mis ropas abiertas tal como él me dejó, quería que viera así y darle la sensación de dominio. Le di una pequeña reverencia, para saludarlo antes de bailar y luego tomé su mano.
-El mundo y tú son muy bellos para temerles, mi querido Bertrand. No negaré que tu encanto es tan extraordinario como letal, pero; así como algunos creen que el miedo es una herramienta para sobrevivir, yo opino "¿De qué vale sobrevivir si no se aprecia todo lo que la vida tiene para ofrecernos?".- dije riendo un poco, ya cerca de él. Con la habilidad de quien ha vivido en las calles, abrí su camisa y me regodeé con la vista de su pálida piel.
Me dejé guiar con él, quería ver sus intenciones y sus deseos en el baile. "No se puede bailar y mentir" decía mi amada y he comprobado sus palabras durante los años.
Entonces, ¿Me hablabas de morderme la lengua?- susurré mirándolo a los ojos, mientras acercaba mi rostro al suyo. Sus besos eran peligrosos, quizás eso los hacía más tentadores; pero cuando tomó mi rostro para robarme el primero supe que quería devorar todos los demás. -Me encanta lo mucho que me recuerdas a un gato. Eres hermoso, ágil, con una figura felina, juegas con tu presa, deseas atención, eres una figura de la noche, odias a los perros...- no pude evitar una pequeña sonrisa divertida cuando recordé aquello.- Estoy seguro que se podría decir que tienes siete vidas y ahora además hablas de morder mi lengua. Todo aquello me hace preguntar ¿qué es lo que te hace ronronear, Bertrand?- agregué con una voz seductora y tomando el control del valz que sólo existía para nosotros.
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
-Ronronear…- parpadeé embelesado por aquella pantomima suya, el tono de su voz reverberando en los lindes de mi consciencia perdida ¿Qué me sucedía? Estaba completamente seducido por este hombre y la única excusa que encontraba para no haberlo matado aún eran su ingenua valentía al pensar que podría conmigo. Pero, ah, que desesperante, me sentía una marioneta - ¿Piensas que compararme con un gato es un cumplido?- murmuré intentando sonar amenazante pero mi voz salió dulce y juguetona ¡Un gato! Un gato de madera e hilos. Me tomó por la cintura y yo de los hombros. Eso significaba que me haría girar y tambalear como una joven a punto de morir bajo mis colmillos ¡Como me encantaba hechizarlas y marearlas hasta la muerte! Quería hacer lo mismo con él. Me hundí en el hueco de su cuello, escuchando la música de sus arterias batir y batir, como París, como…como…no recuerdo lo que quería decir – Que misterioso, un humano tan valiente- ¿Dije eso en voz alta?- Me gusta tu forma de pensar Lian, me gusta tu música ¿sabes? La que estamos bailando ahora mismo ¿Preguntas que me provoca placer?- Mis manos se escurrieron bajo su camisa abierta y dejaron al descubierto sus aterciopelados hombros. Tenía la sensación de que solo me estaba escuchando a mí mismo conversando con la nada, o con mi propia sed. Qué sed, me moriría si no bebía su sangre esa noche ¡Me moriría, lo juro!
Pegué mis caderas a la suyas para poder separarme un poco y contemplar su rostro de lleno, aunque sus ojos seguían siendo lo que más me hechizaba de todo el conjunto. Le acaricié su percho descubierto y cálido - Deseo asesinarte –susurré cariñosamente - eres demasiado hermoso para un humano vulgar y lo arruinarás pronto, pronto como todo mortal ¿No lo entiendes? No sobrevivirás esta noche, eso es lo que me hace ronronear- Y en efecto me fue muy fácil imitar el sonido de un felino mientras que con la uña del dedo índice le dibujaba una línea recta, suave como el trazo de un bisturí, sobre su pecho Aspiré casi con demencia el olor de las gotitas de sangre brotando de la herida. Me estremecí completo sonriéndole y mostrándole mis colmillos, que pronto estarían succionándole hasta la última gota de vida -¿sigues sin temerme?
Pegué mis caderas a la suyas para poder separarme un poco y contemplar su rostro de lleno, aunque sus ojos seguían siendo lo que más me hechizaba de todo el conjunto. Le acaricié su percho descubierto y cálido - Deseo asesinarte –susurré cariñosamente - eres demasiado hermoso para un humano vulgar y lo arruinarás pronto, pronto como todo mortal ¿No lo entiendes? No sobrevivirás esta noche, eso es lo que me hace ronronear- Y en efecto me fue muy fácil imitar el sonido de un felino mientras que con la uña del dedo índice le dibujaba una línea recta, suave como el trazo de un bisturí, sobre su pecho Aspiré casi con demencia el olor de las gotitas de sangre brotando de la herida. Me estremecí completo sonriéndole y mostrándole mis colmillos, que pronto estarían succionándole hasta la última gota de vida -¿sigues sin temerme?
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- Oh this is where the fun begins!
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Supongo que es suena a un buen plan, querido. De estar en tus zapatos también querría comerme. Si soy delicioso!- le respondí entre risas y tomando una de las gotas carmesí y llevándola a mis propios labios. No es que fuera agradable para mi, es sólo sangre después de todo; pero sabía que para él iba a ser uno de los gestos más eróticos que un mortal pudiera mostrarle.
También es cierto que me siento halagado, cariño. No todos los días un hombre como tú está en mis manos. Claro que lo que yo quiero hacer contigo será placentero para ambos y podemos repetirlo.- lo miraba a los ojos con seriedad. Estaba en un punto crítico, pero no podía soltarlo o estaría muerto. También tengo que ser rápido, o los del primer piso olerán mi sangre y terminará en una pelea que no tengo ganas de limpiar después.
Verás, ese es el problema con la muerte. Solo es una vez en la vida y yo quiero disfrutarte muchas veces. Así como sé que tú quieres hacerme gritar de dolor, yo te quiero hacer gritar de placer; y así como tú deseas llevarme al letargo de la muerte, yo te deseo llevar al punto en el cual me ruegues dormir para poder recuperarte de los orgasmos. No deseamos cosas tan distintas... aunque la mía es divertida para ambos. Verás que solo hay una diferencia, tú quieres matarme, pero yo quiero hacerte mío el resto de tu vida.- le decía sin soltar su mirada, pero al mismo tiempo deslizando una mano por su entrepierna. Pocas veces tengo que recurrir a mis trucos para seducir y calentar así a alguien, pero mi intuición era la de estar frente a un jovencito virgen, o al menos uno con poca experiencia... Admito por supuesto que la vara con la que mido la experiencia es muy alta.
Puedo darte lo que no sabes que deseas, Bertrand. Puedo darte más placer del que te hubieras atrevido a sentir.- Oh! mi mano llegó a su destino. Para este momento estoy dimensionando sus medidas y me satisfacen. El mito se cumple una vez más a mi favor. Siento también como su respiración se acelera, sus labios enrojecen mientras su lengua los humedece. Mi pequeño gatito ya está demostrando las primeras señales del celo que le ordeno a su cuerpo a sentir.- Puedo darte incluso más... sólo tienes que pedirlo.- Susurré para acercarme y robarle un beso, sin dejar de estimularlo sobre las ropas.
También es cierto que me siento halagado, cariño. No todos los días un hombre como tú está en mis manos. Claro que lo que yo quiero hacer contigo será placentero para ambos y podemos repetirlo.- lo miraba a los ojos con seriedad. Estaba en un punto crítico, pero no podía soltarlo o estaría muerto. También tengo que ser rápido, o los del primer piso olerán mi sangre y terminará en una pelea que no tengo ganas de limpiar después.
Verás, ese es el problema con la muerte. Solo es una vez en la vida y yo quiero disfrutarte muchas veces. Así como sé que tú quieres hacerme gritar de dolor, yo te quiero hacer gritar de placer; y así como tú deseas llevarme al letargo de la muerte, yo te deseo llevar al punto en el cual me ruegues dormir para poder recuperarte de los orgasmos. No deseamos cosas tan distintas... aunque la mía es divertida para ambos. Verás que solo hay una diferencia, tú quieres matarme, pero yo quiero hacerte mío el resto de tu vida.- le decía sin soltar su mirada, pero al mismo tiempo deslizando una mano por su entrepierna. Pocas veces tengo que recurrir a mis trucos para seducir y calentar así a alguien, pero mi intuición era la de estar frente a un jovencito virgen, o al menos uno con poca experiencia... Admito por supuesto que la vara con la que mido la experiencia es muy alta.
Puedo darte lo que no sabes que deseas, Bertrand. Puedo darte más placer del que te hubieras atrevido a sentir.- Oh! mi mano llegó a su destino. Para este momento estoy dimensionando sus medidas y me satisfacen. El mito se cumple una vez más a mi favor. Siento también como su respiración se acelera, sus labios enrojecen mientras su lengua los humedece. Mi pequeño gatito ya está demostrando las primeras señales del celo que le ordeno a su cuerpo a sentir.- Puedo darte incluso más... sólo tienes que pedirlo.- Susurré para acercarme y robarle un beso, sin dejar de estimularlo sobre las ropas.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Me relamí extasiado ¡con que así sabía su sangre! Completamente normal, completamente adictiva, como la de cualquier humano. Pero me pareció tan injusto probar nada más unas gotas que mis sentidos enloquecieron. Mi aliento había quedado prendido en su boca y debía recuperarlo si deseaba responderle, pero eso solo era una tonta justificación para llegar de nuevo a sus labios. Volví a besarlo procurando no desperdiciar ningún trazo de su exquisito líquido pero... ¡No pude resistirme! Una carcajada me interrumpió, incontrolable y convulsa.- Ah, yo te lo dije- musité entre dientes tratando de controlarme, maldito por esos ojos imposibles de ignorar- te dije que ibas a hecharlo a perder pronto-
Su mano se sentía experta, pero no tanto. Le aferré la muñeca con mis garras y lo obligué a ocultar el brazo tras su espalda. Una pizca de placer empezó a vibrar en mi interior al ver su expresión de dolor ¡Y esto no era nada! Dejé de acariciarle el pecho y con un movimiento fluido calcé mi palma en su cuello y lo alcé lo suficiente para arrastrarlo contra la pared. Los cristales de la ventana vibraron al resentir el impacto y no le di tempo a siquiera abrir la boca- Más placer del que me atrevo a sentir, oh Lian ¿ves lo que ha sucedido aquí?- le pregunté con fingida pena mientras mi mano soltaba su muñeca y bajaba hasta su glúteo. Lo alcé sobre el mío para que nuestras entrepiernas se rozaran descaradamente, como una mujerzuela siendo tomada en cualquier callejón- ¿Cómo puedes medir el placer, tú, escoria humana? No lo ves, eres incapaz y lo has arruinado. Estoy un poco cansado de escucharte hablar tonterías ¿crees...- murmuré indignado, ladeando su rostro para poder susurrarle más de cerca - …crees que me importa acostarme contigo? ¿Piensas que eso…eso puede llegar a equiparar el éxtasis de la sangre? – Me entraron unas ganas de reír imposibles. Volví a buscar sus ojos – Eres un idiota Lian, una putita idiota. No podrías con una semana de mi vida aún si te diera la oportunidad -
Suavemente liberé su garganta. El pulso acelerado de su corazón latía bajo mis dedos y no pude evitar excitarme. Repasé la herida que mis uñas le abrieron y desparramé la sangre que brotó de ella por todo su pecho, contemplándola embelesado, con mi frente escondida en su cuello tibio. Aspirando, sintiendo ese pulso divino, oliendo el sudor y el miedo, frotando nuestros sexos como los mortales encerrados en las habitaciones contiguas – Los humanos son tan básicos, me insultas ¿Piensas que por intentar masturbarme voy a perdonarte la vida? Si lo que más deseo es tomarla. Ustedes no pueden comprenderlo porque son frágiles. Hechos para servirnos ¿y adivina? quiero divertirme contigo- Y hubo ansia en mi voz. Deseo animal y morboso, puramente primitivo, destructor. Sexualmente destructor –Dices que el dolor y el placer no van juntos ¿cómo puedes estar tan ciego? –Le recriminé dejándole un camino de besos en su mejilla- Déjame mostrarte la bella criatura que engendran, y quizás, solo quizás… puedas darme un orgasmo. Bailemos- sonreí y lo mordí, completamente perdido en sentir de nuevo el sabor de su sangre quemarme por dentro
Su mano se sentía experta, pero no tanto. Le aferré la muñeca con mis garras y lo obligué a ocultar el brazo tras su espalda. Una pizca de placer empezó a vibrar en mi interior al ver su expresión de dolor ¡Y esto no era nada! Dejé de acariciarle el pecho y con un movimiento fluido calcé mi palma en su cuello y lo alcé lo suficiente para arrastrarlo contra la pared. Los cristales de la ventana vibraron al resentir el impacto y no le di tempo a siquiera abrir la boca- Más placer del que me atrevo a sentir, oh Lian ¿ves lo que ha sucedido aquí?- le pregunté con fingida pena mientras mi mano soltaba su muñeca y bajaba hasta su glúteo. Lo alcé sobre el mío para que nuestras entrepiernas se rozaran descaradamente, como una mujerzuela siendo tomada en cualquier callejón- ¿Cómo puedes medir el placer, tú, escoria humana? No lo ves, eres incapaz y lo has arruinado. Estoy un poco cansado de escucharte hablar tonterías ¿crees...- murmuré indignado, ladeando su rostro para poder susurrarle más de cerca - …crees que me importa acostarme contigo? ¿Piensas que eso…eso puede llegar a equiparar el éxtasis de la sangre? – Me entraron unas ganas de reír imposibles. Volví a buscar sus ojos – Eres un idiota Lian, una putita idiota. No podrías con una semana de mi vida aún si te diera la oportunidad -
Suavemente liberé su garganta. El pulso acelerado de su corazón latía bajo mis dedos y no pude evitar excitarme. Repasé la herida que mis uñas le abrieron y desparramé la sangre que brotó de ella por todo su pecho, contemplándola embelesado, con mi frente escondida en su cuello tibio. Aspirando, sintiendo ese pulso divino, oliendo el sudor y el miedo, frotando nuestros sexos como los mortales encerrados en las habitaciones contiguas – Los humanos son tan básicos, me insultas ¿Piensas que por intentar masturbarme voy a perdonarte la vida? Si lo que más deseo es tomarla. Ustedes no pueden comprenderlo porque son frágiles. Hechos para servirnos ¿y adivina? quiero divertirme contigo- Y hubo ansia en mi voz. Deseo animal y morboso, puramente primitivo, destructor. Sexualmente destructor –Dices que el dolor y el placer no van juntos ¿cómo puedes estar tan ciego? –Le recriminé dejándole un camino de besos en su mejilla- Déjame mostrarte la bella criatura que engendran, y quizás, solo quizás… puedas darme un orgasmo. Bailemos- sonreí y lo mordí, completamente perdido en sentir de nuevo el sabor de su sangre quemarme por dentro
Bertrand Desmarais- Vampiro Clase Media
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Re: Sangre y perfume (Privado Lian)
Casi me rompió el brazo, me ahorcó con sus manos y me arrastró por la pared, para finalmente morder mi cuello.
He tenido días peores.
No lo digo sólo para bajar el protagonismo del muchacho, cuyo ego compite con el del rey; no. Lo digo porque en un negocio como el mío, en una ciudad con una constante expansión de seres que desafían lo sagrado, tienes que saber cómo sobrevivir. No tienes que ser más fuerte, tienes que ser más listo. Estamos en una época donde los seres que no tienen pulso si pueden echarse un buen polvo... Están en todas partes, solo tienes que saber cómo mirar, no me sorprendería que incluso la corona estuviera llena de ellos. Al parecer las bestias van donde están las putas. Eso dicen los rumores.
Donde mierda dejé... Ahg, mi garganta...
Este jovencito no es el primero en intentar matarme. De cuando en cuando llega un niñito nuevo, que aún saborea el poder recién adquirido. Son como niños malcriados frente a mis ojos. El problema con los niños malcriados es que siempre terminan cometiendo un error. Y por eso necesitan un poco de amor duro que les haga ver la realidad.
Ahí está!... un poco más...
Tú no eres el más fuerte y tu muerte es inevitable. Puedes pelear, puedes hacer lo que desees, pero en algún momento dejarás de existir y eso es una mierda. Puedes venir y relajarte bajo mi techo, a compartir con otros que también se dieron cuenta de lo inevitable de sus destinos y lo sinsentido que es pelear. Si hay un propósito en la vida es el eliminar el dolor y aumentar el placer, todo lo demás carece de importancia. Los que comparten la noche conmigo lo han entendido, lo que trae el ambiente de calma y jolgorio a mi hogar; sin embargo siempre vienen niños a intentar botar mi castillo o alejarme de mi vida.
Lo tengo!... ahora despacio... sin botarlo... sin que lo note...
El punto es que soy un hombre inteligente, atractivo, excelente bailarín, buen amante y amigo, y ciertamente un hombre preparado. De por si tendría que estar preparado para peleas si viviera en un burdel "normal", pero aquí tengo a seres con poderes que superan a los cuentos de hadas! Si es que mis habilidades carismáticas no fueran suficientes para controlar cualquier situación, están para ayudarme mis conocimientos y experimentos con plantas y brebajes hechos para estas distintas razas. Y cuchillos escondidos en la pared, obviamente. Algunos dirán que este truco para sobrevivir es tan barato como una grúa que mueve una estatua de dios; aunque personalmente considero que el que no tuviera armas escondidas para salvarme el pellejo de seres como estos, es francamente una idea muy inocente. Esto es un burdel en París, después de todo. Es MI burdel, y aquí yo tengo que predicar con el ejemplo y educar el respeto a sus mayores que requieren los niños malcriados.
En mi casa... solo hay una manera de hacer las cosas... la mía.- Le hablé para distraerlo, me dolía mi garganta con cada palabra, pero lo valía. Luego de eso lo apuñalé en el cuello con mi cuchillo envenenado con un poderoso sedante hecho en mi jardín. Sabía que él iba a regenerar esta herida, pero por horas se transformaría en una dulce y manejable puta ebria... Como ellas, si tenía suerte, no recordaría nada en la mañana.
Si estaba ya en este aprieto, creo que ya está claro que mi querido Bert no tiene nada de suerte.
Verán, el error de este niño malcriado no fue entrar a mi casa, ni el tratar de matarme, fue el fallar y dejar mis manos libres. Soy un mago con mis manos.
Bien, basta de mi por el momento, quiero ver como mi invitado intenta pelear por un par de segundos antes de caer de rodillas al suelo y mirarme desde ahí como un gato borracho y dócil con hierba gatera. Supongo que ahora descubriré si es capaz de ronronear o no.
Y ese es el real poder de la Dominación, que tiene un hechicero como yo. Lo tomé del rostro y lo obligué a mirarme.
Eres mío ahora.- le di la orden directo a su alma, su cerebro, o lo que sea que tuviera dentro. Invadí sus sueños y sus miedos con mi voz. Seguido, lo pateé en el estómago porque estoy muy enojado.
Y odio cuando dejan moretones.- me quejé frente al espejo mientas lo escuchaba quejarse por el dolor y el mareo que sentía, tirado en el suelo de mi habitación.- Me las vas a pagar.- Agregué con un sádico sentido del humor, mirando de reojo las cadenas. Los cuchillos no son las únicas cosas acondicionadas para las necesidades de todos mis invitados. Luego de eso comencé a vendar y limpiar mis heridas.
He tenido días peores.
No lo digo sólo para bajar el protagonismo del muchacho, cuyo ego compite con el del rey; no. Lo digo porque en un negocio como el mío, en una ciudad con una constante expansión de seres que desafían lo sagrado, tienes que saber cómo sobrevivir. No tienes que ser más fuerte, tienes que ser más listo. Estamos en una época donde los seres que no tienen pulso si pueden echarse un buen polvo... Están en todas partes, solo tienes que saber cómo mirar, no me sorprendería que incluso la corona estuviera llena de ellos. Al parecer las bestias van donde están las putas. Eso dicen los rumores.
Donde mierda dejé... Ahg, mi garganta...
Este jovencito no es el primero en intentar matarme. De cuando en cuando llega un niñito nuevo, que aún saborea el poder recién adquirido. Son como niños malcriados frente a mis ojos. El problema con los niños malcriados es que siempre terminan cometiendo un error. Y por eso necesitan un poco de amor duro que les haga ver la realidad.
Ahí está!... un poco más...
Tú no eres el más fuerte y tu muerte es inevitable. Puedes pelear, puedes hacer lo que desees, pero en algún momento dejarás de existir y eso es una mierda. Puedes venir y relajarte bajo mi techo, a compartir con otros que también se dieron cuenta de lo inevitable de sus destinos y lo sinsentido que es pelear. Si hay un propósito en la vida es el eliminar el dolor y aumentar el placer, todo lo demás carece de importancia. Los que comparten la noche conmigo lo han entendido, lo que trae el ambiente de calma y jolgorio a mi hogar; sin embargo siempre vienen niños a intentar botar mi castillo o alejarme de mi vida.
Lo tengo!... ahora despacio... sin botarlo... sin que lo note...
El punto es que soy un hombre inteligente, atractivo, excelente bailarín, buen amante y amigo, y ciertamente un hombre preparado. De por si tendría que estar preparado para peleas si viviera en un burdel "normal", pero aquí tengo a seres con poderes que superan a los cuentos de hadas! Si es que mis habilidades carismáticas no fueran suficientes para controlar cualquier situación, están para ayudarme mis conocimientos y experimentos con plantas y brebajes hechos para estas distintas razas. Y cuchillos escondidos en la pared, obviamente. Algunos dirán que este truco para sobrevivir es tan barato como una grúa que mueve una estatua de dios; aunque personalmente considero que el que no tuviera armas escondidas para salvarme el pellejo de seres como estos, es francamente una idea muy inocente. Esto es un burdel en París, después de todo. Es MI burdel, y aquí yo tengo que predicar con el ejemplo y educar el respeto a sus mayores que requieren los niños malcriados.
En mi casa... solo hay una manera de hacer las cosas... la mía.- Le hablé para distraerlo, me dolía mi garganta con cada palabra, pero lo valía. Luego de eso lo apuñalé en el cuello con mi cuchillo envenenado con un poderoso sedante hecho en mi jardín. Sabía que él iba a regenerar esta herida, pero por horas se transformaría en una dulce y manejable puta ebria... Como ellas, si tenía suerte, no recordaría nada en la mañana.
Si estaba ya en este aprieto, creo que ya está claro que mi querido Bert no tiene nada de suerte.
Verán, el error de este niño malcriado no fue entrar a mi casa, ni el tratar de matarme, fue el fallar y dejar mis manos libres. Soy un mago con mis manos.
Bien, basta de mi por el momento, quiero ver como mi invitado intenta pelear por un par de segundos antes de caer de rodillas al suelo y mirarme desde ahí como un gato borracho y dócil con hierba gatera. Supongo que ahora descubriré si es capaz de ronronear o no.
Y ese es el real poder de la Dominación, que tiene un hechicero como yo. Lo tomé del rostro y lo obligué a mirarme.
Eres mío ahora.- le di la orden directo a su alma, su cerebro, o lo que sea que tuviera dentro. Invadí sus sueños y sus miedos con mi voz. Seguido, lo pateé en el estómago porque estoy muy enojado.
Y odio cuando dejan moretones.- me quejé frente al espejo mientas lo escuchaba quejarse por el dolor y el mareo que sentía, tirado en el suelo de mi habitación.- Me las vas a pagar.- Agregué con un sádico sentido del humor, mirando de reojo las cadenas. Los cuchillos no son las únicas cosas acondicionadas para las necesidades de todos mis invitados. Luego de eso comencé a vendar y limpiar mis heridas.
Lian Ravel- Hechicero Clase Media
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