AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tratos peligrosos ~ Privado
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Tratos peligrosos ~ Privado
Los días pasaban y mi incertidumbre y mi preocupación por no saber nada de Adaline me estaban costando noches en vela, estar distraído a la hora de trabajar en el restaurante y me imposibilitaba salir a cazar, aunque aún seguía herido. Todas estas preocupaciones las había soltado delante de Thomas, quien escuchaba con su pipa en la boca. No solía hablarle de estas cosas, hacía mucho tiempo que no me abría a él, pero acababa de explotar. Me sentí mejor tras haber terminado de decir todo. Tras escucharme atentamente, me mencionó el nombre de Erlend Cannif, un vikingo milenario y mercenario. Muchos otros cazadores habían solicitado sus servicios pese a que fuese un vampiro, era alguien de quién fiarse si la suma de francos era notoria. ¿De verdad iba a dejar a mi hermana en manos de un vampiro? No me quedaba otra. Tenía que saber que estaba bien. Me despedí de Thomas, él mismo había concertado la cita con el vampiro vikingo, iba a tener lugar en la taberna, a las diez y media de la noche. Aún tenía tiempo de volver a la ciudad.
A la hora indicada, atravesé la taberna llamada Meyhanes. El lugar era lúgubre, las pocas luces que tenían daban una luz de color verde, haciendo que no pudieses ver a alguien que estuviese más lejos de cinco metros. Un buen lugar si querías sellar tratos sin ser visto. Me acerqué a la barra, pidiendo una jarra llena de cerveza bien fría y un poco de comida, estaba hambriento. Venir desde la granja hasta aquí me había abierto el apetito. Me dio la jarra y me dijo que la comida pronto estaría y me la llevaría a la mesa en la que estuviese sentado. Me senté en una de las mesas de más al fondo, para evitar más aún las miradas indiscretas. Seguramente esto estuviese lleno de vampiros, ellos sí que pudiesen ver mejor en esta luz... Pero al menos sabía que ningún cazador me iba a ver haciendo un trato como este. Di un sorbo a la jarra y saboreé la cerveza, estaba algo caliente, pero al menos estaba buena y aún se podía beber. Una figura se sentó entonces en frente de mí y sonreí, debía de ser el vikingo mercenario.
A la hora indicada, atravesé la taberna llamada Meyhanes. El lugar era lúgubre, las pocas luces que tenían daban una luz de color verde, haciendo que no pudieses ver a alguien que estuviese más lejos de cinco metros. Un buen lugar si querías sellar tratos sin ser visto. Me acerqué a la barra, pidiendo una jarra llena de cerveza bien fría y un poco de comida, estaba hambriento. Venir desde la granja hasta aquí me había abierto el apetito. Me dio la jarra y me dijo que la comida pronto estaría y me la llevaría a la mesa en la que estuviese sentado. Me senté en una de las mesas de más al fondo, para evitar más aún las miradas indiscretas. Seguramente esto estuviese lleno de vampiros, ellos sí que pudiesen ver mejor en esta luz... Pero al menos sabía que ningún cazador me iba a ver haciendo un trato como este. Di un sorbo a la jarra y saboreé la cerveza, estaba algo caliente, pero al menos estaba buena y aún se podía beber. Una figura se sentó entonces en frente de mí y sonreí, debía de ser el vikingo mercenario.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/12/2015
Edad : 32
Localización : Detrás de ti
Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Entré en aquella lúgubre taberna de nombre griego abarrotada de inmortales, que como yo, venían a zanjar tratos o a cerrar viejas heridas de odio pasados.
La mayoría de ellos eran lo suficiente antiguos y peligrosos para hacer temblar a un humano, por eso tente el valor de aquel cazador, si aceptaba ese encuentro era o porque era un loco o porque merecía ser ayudado.
Y para ser sincero siempre sentí debilidad por los locos y por los valientes.
Nada mas atravesar el cincel de la puerta lo percibí, sentado al fondo en una de las mas alejadas mesas de madera, bastante astillada por los años. Ademas y para mi sorpresa, no solo tenia cojones de venir a este tipo de taberna, si no que lo hacia herido.
Sonreí incrédulo sacudiendo la cabeza mientras caminaba hacia la barra, a veces los humanos no dejaban de sorprenderme y en este caso ese hombre acababa de ganarse al menos por el momento parte de mi admiración.
Supongo que la otra parte ya la tenia ganada pues fue su maestro, el viejo Thomas, quien organizó este encuentro.
Podría decirse que en cierto modo habíamos combatido en alguna ocasión juntos y pese a nuestras enfrentadas condiciones, y que la amistad la sentía sobre valorada...eramos algo así como viejos conocidos.
Pedí una cerveza negra y tomando la jarra bien fría me acerque a la mesa donde estaba mi futuro cliente sentándome frente a él.
-Gael -dije pronunciando su nombre con firmeza y brusquedad -Thomas me ha dicho que tienes un trabajo para mi.
Hundí mis profundos ojos oscuros en los ajenos, tratando de vislumbrar de que pasta estaba hecho aquel tipo, me intrigaba saber que era eso que no podía conseguir un cazador por si mismo.
Un trago rápido y una mirada territorial a dos de los inmortales que pululaban por nuestro alrededor, posiblemente atraídos por la sangre de aquel muchacho.
-Solo a un cazador se le ocurre venir a un sitio de estos, y mas en vuestro estado -añadí aflojando el gesto y la postura y reclinandome ligeramente en la silla para curvar mis labios de medio lado -¿y bien? ¿problemas de faldas ? -bromeé
La mayoría de ellos eran lo suficiente antiguos y peligrosos para hacer temblar a un humano, por eso tente el valor de aquel cazador, si aceptaba ese encuentro era o porque era un loco o porque merecía ser ayudado.
Y para ser sincero siempre sentí debilidad por los locos y por los valientes.
Nada mas atravesar el cincel de la puerta lo percibí, sentado al fondo en una de las mas alejadas mesas de madera, bastante astillada por los años. Ademas y para mi sorpresa, no solo tenia cojones de venir a este tipo de taberna, si no que lo hacia herido.
Sonreí incrédulo sacudiendo la cabeza mientras caminaba hacia la barra, a veces los humanos no dejaban de sorprenderme y en este caso ese hombre acababa de ganarse al menos por el momento parte de mi admiración.
Supongo que la otra parte ya la tenia ganada pues fue su maestro, el viejo Thomas, quien organizó este encuentro.
Podría decirse que en cierto modo habíamos combatido en alguna ocasión juntos y pese a nuestras enfrentadas condiciones, y que la amistad la sentía sobre valorada...eramos algo así como viejos conocidos.
Pedí una cerveza negra y tomando la jarra bien fría me acerque a la mesa donde estaba mi futuro cliente sentándome frente a él.
-Gael -dije pronunciando su nombre con firmeza y brusquedad -Thomas me ha dicho que tienes un trabajo para mi.
Hundí mis profundos ojos oscuros en los ajenos, tratando de vislumbrar de que pasta estaba hecho aquel tipo, me intrigaba saber que era eso que no podía conseguir un cazador por si mismo.
Un trago rápido y una mirada territorial a dos de los inmortales que pululaban por nuestro alrededor, posiblemente atraídos por la sangre de aquel muchacho.
-Solo a un cazador se le ocurre venir a un sitio de estos, y mas en vuestro estado -añadí aflojando el gesto y la postura y reclinandome ligeramente en la silla para curvar mis labios de medio lado -¿y bien? ¿problemas de faldas ? -bromeé
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Los vampiros que merodeaban por la taberna me observaban, seguramente atraídos por el olor de la sangre seca que tenía en el cuello o porque reconocían la herida de uno de los suyos. Quizás se preguntasen quién había sido el afortunado que se había atrevido a probar mi sangre y a dejarme casi medio muerto... Quizás aventurasen que ese vampiro ya estaba muerto. Estaba algo intranquilo ante tanta mirada, me sentía algo pequeño, como un cervatillo asustado... Pensaba matar a Thomas si alguno de estos vampiros me hacía algo.
El camarero me trajo la comida que había pedido y la observé. No parecía estar muy buena... Probé un poco y para mi sorpresa, sí lo estaba. Se había esmerado, seguro que era el único que le había pedido comida normal desde hacía mucho tiempo. Mojé un poco de pan en la salsa y bebí de la cerveza. De repente, apareció Erlend y se sentó delante mía, tras pronunciar mi nombre. Le sonreí, inspiraba confianza en sí mismo y así lo demostró cuando con una mirada apartó a dos vampiros que se habían acercado demasiado. Esto podía ser interesante si resultaba ser tan bueno como su reputación le precedía.
Se relajó y me reí, era obvio que estaba herido, todo el bar se había dado cuenta de ello... ―No hubiese venido si no fuera importante. ― Agregué y volví a dar un bocado a la carne, eso haría callar mis tripas. Reí tras tragar y negué con la cabeza, más que un lío de faldas era un problema peor... A saber donde podía estar Ada. ―Verás, Thomas me habló muy bien de ti. Eres un gran mercenario y quiero que me lo demuestres. Necesito que encuentres a mi hermana y la sigas, quiero que no la pierdas de vista. Y sobre todo que la protejas. Si algo malo le pasase... Me volvería loco.― Me daba igual contarle todo esto, le acababa de exponer en bandeja de plata mi mayor debilidad... Esperaba que él no le hiciese daño, pero nunca se sabía, los vampiros podían ser traicioneros. Y estaba jugando con fuego, poner en sus manos a mi hermana era para mí, una derrota. Me terminé toda la comida y aparté el plato tras beber de la cerveza. Si Thomas confiaba en él... Yo también, tenía que intentarlo.
El camarero me trajo la comida que había pedido y la observé. No parecía estar muy buena... Probé un poco y para mi sorpresa, sí lo estaba. Se había esmerado, seguro que era el único que le había pedido comida normal desde hacía mucho tiempo. Mojé un poco de pan en la salsa y bebí de la cerveza. De repente, apareció Erlend y se sentó delante mía, tras pronunciar mi nombre. Le sonreí, inspiraba confianza en sí mismo y así lo demostró cuando con una mirada apartó a dos vampiros que se habían acercado demasiado. Esto podía ser interesante si resultaba ser tan bueno como su reputación le precedía.
Se relajó y me reí, era obvio que estaba herido, todo el bar se había dado cuenta de ello... ―No hubiese venido si no fuera importante. ― Agregué y volví a dar un bocado a la carne, eso haría callar mis tripas. Reí tras tragar y negué con la cabeza, más que un lío de faldas era un problema peor... A saber donde podía estar Ada. ―Verás, Thomas me habló muy bien de ti. Eres un gran mercenario y quiero que me lo demuestres. Necesito que encuentres a mi hermana y la sigas, quiero que no la pierdas de vista. Y sobre todo que la protejas. Si algo malo le pasase... Me volvería loco.― Me daba igual contarle todo esto, le acababa de exponer en bandeja de plata mi mayor debilidad... Esperaba que él no le hiciese daño, pero nunca se sabía, los vampiros podían ser traicioneros. Y estaba jugando con fuego, poner en sus manos a mi hermana era para mí, una derrota. Me terminé toda la comida y aparté el plato tras beber de la cerveza. Si Thomas confiaba en él... Yo también, tenía que intentarlo.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
La situación empezaba a resultarme cómica, yo recostado ligeramente en la silla cerveza en mano, el cazador comiéndose un plato de carne aderezado con otra cerveza como si estuviera en el salón de su casa y el resto de invitados al banquete del señor sobrevolando nuestras cabezas esperando que levantara mi culo de esta silla para abalanzarse sobre el pobre diablo.
-No hubiese venido si no fuera importante. ― Contesto entre risas antes de negarme que aquello que acntecia no era un lio de faldas―Verás, Thomas me habló muy bien de ti. Eres un gran mercenario y quiero que me lo demuestres. Necesito que encuentres a mi hermana y la sigas, quiero que no la pierdas de vista. Y sobre todo que la protejas. Si algo malo le pasase... Me volvería loco.
Deje escapar una carcajada contra la jarra de vidrio escuchando como al final, todos hasta los tipos como nosotros, llenos de demonios teníamos nuestras mas profundas debilidades. El miedo había echo que Gael, el gran cazador, buscara ayuda de un vampiro, posiblemente lo que mas odiaba en este mundo. Y yo, allí estaba frente a él, viéndome posiblemente muchos siglos atrás, cuando aun solo era un humano y mi hermana también englobaba la mayor parte de mis miedos y pesadillas.
La hubiera protegido de todo, del mismo demonio si hubiera hecho falta, pero aquella fatídica noche, en la que perdí a todo mi linaje para siempre, vi como la violaban y moría desangrada frente a la impotencia de mis ojos.
Sacudí la cabeza tratando de alejar viejos y amargos recuerdos, y di un profundo trago esperando que mis oscurecido ojos volvieran a su estado normal, mis demonios gritaban desde lo mas profundo de mi interior y cuando lo hacían pocas cosas los saciaban.
Entendía a aquel humano como nadie, así que era obvio que pensaba ayudarle, no solo por el dinero que me pagaría, si no por la nobleza de su acto.
-Tu hermana estará a salvo, os doy mi palabra. -Respondí tajante - seréis informado de donde se encuentra, los lugares que frecuenta y los amigos que la rodean. ¿Habéis traído alguna prenda de la dama que pueda utilizar para seguí su rastro? También me ayudaría una descripción precisa de ella.
Hundí mis ojos en el muchacho que parecía mas que saciado con la cena y con la respuesta. Eleve la comisura de mis labios dibujando una sonrisa de medio lado en ellos.
-¿Apostamos? Creo que no saldremos de aquí sin pelear -bromeé guiñándole el ojo mientras me fijaba en el bocado de su cuello
-No hubiese venido si no fuera importante. ― Contesto entre risas antes de negarme que aquello que acntecia no era un lio de faldas―Verás, Thomas me habló muy bien de ti. Eres un gran mercenario y quiero que me lo demuestres. Necesito que encuentres a mi hermana y la sigas, quiero que no la pierdas de vista. Y sobre todo que la protejas. Si algo malo le pasase... Me volvería loco.
Deje escapar una carcajada contra la jarra de vidrio escuchando como al final, todos hasta los tipos como nosotros, llenos de demonios teníamos nuestras mas profundas debilidades. El miedo había echo que Gael, el gran cazador, buscara ayuda de un vampiro, posiblemente lo que mas odiaba en este mundo. Y yo, allí estaba frente a él, viéndome posiblemente muchos siglos atrás, cuando aun solo era un humano y mi hermana también englobaba la mayor parte de mis miedos y pesadillas.
La hubiera protegido de todo, del mismo demonio si hubiera hecho falta, pero aquella fatídica noche, en la que perdí a todo mi linaje para siempre, vi como la violaban y moría desangrada frente a la impotencia de mis ojos.
Sacudí la cabeza tratando de alejar viejos y amargos recuerdos, y di un profundo trago esperando que mis oscurecido ojos volvieran a su estado normal, mis demonios gritaban desde lo mas profundo de mi interior y cuando lo hacían pocas cosas los saciaban.
Entendía a aquel humano como nadie, así que era obvio que pensaba ayudarle, no solo por el dinero que me pagaría, si no por la nobleza de su acto.
-Tu hermana estará a salvo, os doy mi palabra. -Respondí tajante - seréis informado de donde se encuentra, los lugares que frecuenta y los amigos que la rodean. ¿Habéis traído alguna prenda de la dama que pueda utilizar para seguí su rastro? También me ayudaría una descripción precisa de ella.
Hundí mis ojos en el muchacho que parecía mas que saciado con la cena y con la respuesta. Eleve la comisura de mis labios dibujando una sonrisa de medio lado en ellos.
-¿Apostamos? Creo que no saldremos de aquí sin pelear -bromeé guiñándole el ojo mientras me fijaba en el bocado de su cuello
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Mi acompañante en esta noche oscura se estaba divirtiendo mucho con esta situación, no dejaba de reír mientras me observaba y bebía de su jarra. ¿Tan cómico le parecía que recurriese a su ayuda? Me tenía que fiar de él pese a que mi instinto me instaba a marcharme sin decirle nada más, si se revelaba y me traicionaba quizás le hiciese daño a Adaline. Aunque si le ponía una sola mano encima para hacerle daño, yo mismo le cortaría los dedos uno a uno sin miramientos, aunque estuviese así de débil.
Me gustó que me diese su palabra de que cuidaría a mi hermana y que la mantendría a salvo, aún me gustó más que me fuese a mantener informado de su ubicación, de sus amigos, de los lugares que visitaba... Así por fin sabría la verdad acerca de mi hermana, una verdad que pese a que ella me hubiese echado en cara que le mintiera... Ella tampoco era completamente sincera conmigo. Sabía que su fachada de perfumera cojeaba por todas partes.
Di un último trago a la cerveza, me giré para coger un jersey que había traído, era uno de los pocos que se había dejado en su armario. Lo saqué de la mochila y se lo di, para que pudiese olfatearlo o lo que quisiera que fuese a hacer con él. Suspiré y le mantuve la mirada. ―Es morena, alta, ojos castaños, sonrisa perfecta, risueña, es guapa pero tiene carácter. Puede parecer un poco inocente, pero estoy seguro de que tiene de inocente lo mismo que tu y yo juntos. ― Mi descripción fue un poco pobre, pero no sabía que más podía decirle... ―¿Cómo vas a hacer para vigilarla de día? ¿Sólo la vigilarás por la noche? ― Miré a todos los vampiros que nos rodeaban. No quería pelear, si peleaba, seguramente me matarían. Hice una mueca. ―No quiero pelear, Erlend... No puedo. ― Le estaba mostrando mi debilidad, era una carne lista para comer.
Me gustó que me diese su palabra de que cuidaría a mi hermana y que la mantendría a salvo, aún me gustó más que me fuese a mantener informado de su ubicación, de sus amigos, de los lugares que visitaba... Así por fin sabría la verdad acerca de mi hermana, una verdad que pese a que ella me hubiese echado en cara que le mintiera... Ella tampoco era completamente sincera conmigo. Sabía que su fachada de perfumera cojeaba por todas partes.
Di un último trago a la cerveza, me giré para coger un jersey que había traído, era uno de los pocos que se había dejado en su armario. Lo saqué de la mochila y se lo di, para que pudiese olfatearlo o lo que quisiera que fuese a hacer con él. Suspiré y le mantuve la mirada. ―Es morena, alta, ojos castaños, sonrisa perfecta, risueña, es guapa pero tiene carácter. Puede parecer un poco inocente, pero estoy seguro de que tiene de inocente lo mismo que tu y yo juntos. ― Mi descripción fue un poco pobre, pero no sabía que más podía decirle... ―¿Cómo vas a hacer para vigilarla de día? ¿Sólo la vigilarás por la noche? ― Miré a todos los vampiros que nos rodeaban. No quería pelear, si peleaba, seguramente me matarían. Hice una mueca. ―No quiero pelear, Erlend... No puedo. ― Le estaba mostrando mi debilidad, era una carne lista para comer.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Escuché la descripción que Gael me daba sobre su hermana, pobre sin duda, mas aquel tipo parecía tan parco en palabras como yo mismo.
Sus ojos se hundieron en los míos, posiblemente porque aun deliberaba en lo profundo de su interior si servir a su hermana en bandeja a un inmortal era una buena idea, eso y que posiblemente y pese a ser amigo de Thomas y querer confiar en mi, no lo hacia.
Aquel hombre parecía consumido por los diablos tanto como yo y no me lo decía solo su rudo aspecto, posiblemente curtido por el paso de unos años que desde niño habrían dejado huella en el, si no aquella peculiar forma de ponerse un escudo frente a si.
Exactamente la misma que la mía, sonrisa de medio lado y palabras sarcásticas era todo cuanto necesitábamos para poner frente a nosotros un muro y no permitir a nadie que en su sano juicio lograra atravesarlo.
Su siguiente pregunta me sorprendió y ahora si, deje escapar una sonrisa mientras negaba con la cabeza.
-Trabajo solo Gael, creo que como tu...soy algo solitario. Y tengo la fea costumbre de no dejarme tostar al sol...estropearía mi magnifico cutis -bromeé guiñándole un ojo y dándole un nuevo trago a mi cerveza -tranquilo, con lo que descubra por la noche tendréis suficiente información como para por el día ir y tomarla del brazo arrastrándola nuevamente a tu casa si su forma de vida os desagrada o si la creéis en peligro.
El trato estaba zanjado, a falta de hablar del suculento importe que se me pagaría por tal trabajo, mas intuía por las ropas del chaval que no seria demasiado.
Fue entonces e impulsado por mi sarcástica apuesta cuando Gael fue mas sincero que nunca y mi gesto se tenso frente a sus palabras, no porque me importase que no fuera capaz de pelear en esos momentos, si no porque acababa de mostrar debilidad frente a mi.
Eso era algo que yo era incapaz de hacer, me avergonzaba tanto necesitar a alguien, y mas aun reconocerlo...no vi cobardía en su acto, todo lo contrario, ese chico estaba hecho de otra pasta, posiblemente mucho mejor que la mía.
-No os preocupéis, para acabar con estos me basto yo solo. He visto que venís además de herido sin montura. Permitidme acercaros, no hasta vuestra casa -dije con una sonrisa de medio lado instaurada en ellos, de sobra sabia que jamás me llevaría a su casa, a fin de cuentas yo solo era un inmortal -mas si a la de Thomas, estaréis mas seguro que si os dejo ir andando desde aquí.
Espere su respuesta, tomando un nuevo trago de aquella cerveza ya casi terminada mientras veía al chico debatirse en su interior.
-No tengo mayor intención que la de que llegues con vida a casa para que una vez acabado el trabajo seas capaz de pagarme. Los muertos no son buenos clientes para mi negocio -bromeé
Aunque mis palabras encerraban parte de verdad, no eran del todo ciertas, aquel muchacho tenia algo especial que yo era capaz de ver, y supongo que eso unido a la cercanía que me unía a su maestro me hacia sentirme cercano a él.
Sus ojos se hundieron en los míos, posiblemente porque aun deliberaba en lo profundo de su interior si servir a su hermana en bandeja a un inmortal era una buena idea, eso y que posiblemente y pese a ser amigo de Thomas y querer confiar en mi, no lo hacia.
Aquel hombre parecía consumido por los diablos tanto como yo y no me lo decía solo su rudo aspecto, posiblemente curtido por el paso de unos años que desde niño habrían dejado huella en el, si no aquella peculiar forma de ponerse un escudo frente a si.
Exactamente la misma que la mía, sonrisa de medio lado y palabras sarcásticas era todo cuanto necesitábamos para poner frente a nosotros un muro y no permitir a nadie que en su sano juicio lograra atravesarlo.
Su siguiente pregunta me sorprendió y ahora si, deje escapar una sonrisa mientras negaba con la cabeza.
-Trabajo solo Gael, creo que como tu...soy algo solitario. Y tengo la fea costumbre de no dejarme tostar al sol...estropearía mi magnifico cutis -bromeé guiñándole un ojo y dándole un nuevo trago a mi cerveza -tranquilo, con lo que descubra por la noche tendréis suficiente información como para por el día ir y tomarla del brazo arrastrándola nuevamente a tu casa si su forma de vida os desagrada o si la creéis en peligro.
El trato estaba zanjado, a falta de hablar del suculento importe que se me pagaría por tal trabajo, mas intuía por las ropas del chaval que no seria demasiado.
Fue entonces e impulsado por mi sarcástica apuesta cuando Gael fue mas sincero que nunca y mi gesto se tenso frente a sus palabras, no porque me importase que no fuera capaz de pelear en esos momentos, si no porque acababa de mostrar debilidad frente a mi.
Eso era algo que yo era incapaz de hacer, me avergonzaba tanto necesitar a alguien, y mas aun reconocerlo...no vi cobardía en su acto, todo lo contrario, ese chico estaba hecho de otra pasta, posiblemente mucho mejor que la mía.
-No os preocupéis, para acabar con estos me basto yo solo. He visto que venís además de herido sin montura. Permitidme acercaros, no hasta vuestra casa -dije con una sonrisa de medio lado instaurada en ellos, de sobra sabia que jamás me llevaría a su casa, a fin de cuentas yo solo era un inmortal -mas si a la de Thomas, estaréis mas seguro que si os dejo ir andando desde aquí.
Espere su respuesta, tomando un nuevo trago de aquella cerveza ya casi terminada mientras veía al chico debatirse en su interior.
-No tengo mayor intención que la de que llegues con vida a casa para que una vez acabado el trabajo seas capaz de pagarme. Los muertos no son buenos clientes para mi negocio -bromeé
Aunque mis palabras encerraban parte de verdad, no eran del todo ciertas, aquel muchacho tenia algo especial que yo era capaz de ver, y supongo que eso unido a la cercanía que me unía a su maestro me hacia sentirme cercano a él.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
¿Estaba haciendo bien? Era muy peligroso esto que estaba haciendo, últimamente me estaba desviando demasiado de mi rumbo original, cogiendo caminos llenos de espinas con las que me podía pinchar... Era como bailar alrededor de una fogata a sabiendas de que si tropezabas, te quemarías. Así me sentía, como si Erlend fuese el mismísimo diablo y yo estuviese haciendo un pacto con él... Él podía llegar a ser mucho más que un diablo si le hacía daño a mi hermana.
Dejé escapar una sonrisa por su broma sobre tostarse al sol y di un trago a la cerveza, haciendo una mueca, se me había calentado más de lo que ya estaba. Seguro que el camarero era vampiro y me había puesto de lo peor. Escuché al mercenario y asentí. ―¿Cómo vamos a hacer? ¿La buscas y la sigues durante una semana, recopilas información y luego nos volvemos a ver? ― No tenía ni idea de como era la forma de trabajar de un mercenario, aunque más que eso, ahora mismo iba a ser un espía. ―Está mal que sea yo quien te lo diga, pero espero que estés bien alimentado antes de ver a mi hermana, no quiero tener problemas. ― Estaba volviendo a dejar claro que no me fiaba mucho de él, pero era mi naturaleza, aunque hiciese bien su trabajo y mi hermana estuviese a salvo, nunca me iba a poder fiar al cien por cien de un vampiro.
Alcé una ceja. Sabía que el ser amigo de Thomas tenía ciertas ventajas, pero no llegué a pensar que él sabía donde estaba situada la casa de Thomas. ¿Era idiota? Era un maestro conocido, había instruido a muchos cazadores, cualquier dia iba a aparecer muerto en el salón de su casa, desangrado. Me rasqué la barbilla y asentí. ―Está bien. ¿De cuánto dinero estamos hablando? No se cuanto te podrá costar encontrar a Adaline.― El dinero no me importaba pese a ser alguien de clase media, por mi hermana me podía gastar hasta lo que no tenía.
Dejé escapar una sonrisa por su broma sobre tostarse al sol y di un trago a la cerveza, haciendo una mueca, se me había calentado más de lo que ya estaba. Seguro que el camarero era vampiro y me había puesto de lo peor. Escuché al mercenario y asentí. ―¿Cómo vamos a hacer? ¿La buscas y la sigues durante una semana, recopilas información y luego nos volvemos a ver? ― No tenía ni idea de como era la forma de trabajar de un mercenario, aunque más que eso, ahora mismo iba a ser un espía. ―Está mal que sea yo quien te lo diga, pero espero que estés bien alimentado antes de ver a mi hermana, no quiero tener problemas. ― Estaba volviendo a dejar claro que no me fiaba mucho de él, pero era mi naturaleza, aunque hiciese bien su trabajo y mi hermana estuviese a salvo, nunca me iba a poder fiar al cien por cien de un vampiro.
Alcé una ceja. Sabía que el ser amigo de Thomas tenía ciertas ventajas, pero no llegué a pensar que él sabía donde estaba situada la casa de Thomas. ¿Era idiota? Era un maestro conocido, había instruido a muchos cazadores, cualquier dia iba a aparecer muerto en el salón de su casa, desangrado. Me rasqué la barbilla y asentí. ―Está bien. ¿De cuánto dinero estamos hablando? No se cuanto te podrá costar encontrar a Adaline.― El dinero no me importaba pese a ser alguien de clase media, por mi hermana me podía gastar hasta lo que no tenía.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
El cazador aparentaba nervioso y la verdad no le culpaba, estaba poniendo a su hermana en las manos de un inmortal y sus preguntas me dejaron mas que claro que no confiaba en mi por muy amigo que fuera de Thomas.
Solo era el mal necesario, el peaje que tenia que pagar por en cierto modo garantizar la seguridad de su hermana y al parecer por su sustanciosa oferta donde no puso limite de ceros, estaba mas que decidido a pagar y hacer cuanto fuera necesario por ella.
-Tranquilo Gael, fijaremos el precio una vez la encuentre y sepas de que estamos hablando -dije con una picara sonrisa -no es lo mismo cobrarte un dineral por matar a todos los inmortales de este local que seguir a una pobre niña que posiblemente no corra mas peligro que el de una maceta que se le caiga encima -bromeé en parte tratando de calmar al agitado hermano que se encontraba frente a mi.
Quizás si hubiéramos tenido algún tipo de confianza le hubiera dicho que a mi mi hermana me llevaba igual de loco y le hubiera confesado la cantidad de veces que la espié y las ganas tremendas de partir los brazos a alguno de los pulpos que se le acercaban.
Mas como dije no eramos amigos, ni tan siquiera conocidos, así que guarde mis historias para otros y volví al meollo de la cuestión.
-Sobre cuando nos volveremos a ver, no os preocupéis, yo os encontrare a vos cuando tenga algo que aportar a esta causa.
Acaso pensaba por un momento que era capaz de encontrar a su hermana por el aroma de un suéter y por el contrario no descubriría jamas donde vivía el hombre que frente a mi olía a sangre como para alimentar a toda esta taberna junta.
Alce la mano cuando el tabernero se dispuso a traer la cuenta y con un gesto este volvió a sus sitio apuntando a mi cargo lo consumido aquella noche.
-date por invitado cazador por la amistad que me une a Thomas y ahora si aceptas mi propuesta y no tienes mas preguntas...creo que la conversación así como el trato queda zanjado.
Sonreí con picarda al ver como sus ojos esperaban la respuesta a aquella pregunta que había lanzado con anterioridad en el aire.
-tranquilo, no morderé a vuestra hermana a no ser que esta me lo pida -bromeé dando por sentado que quedaba mas que clara mi profesionalidad tras haber sido remitido por el aval que ambos conocíamos.
Solo era el mal necesario, el peaje que tenia que pagar por en cierto modo garantizar la seguridad de su hermana y al parecer por su sustanciosa oferta donde no puso limite de ceros, estaba mas que decidido a pagar y hacer cuanto fuera necesario por ella.
-Tranquilo Gael, fijaremos el precio una vez la encuentre y sepas de que estamos hablando -dije con una picara sonrisa -no es lo mismo cobrarte un dineral por matar a todos los inmortales de este local que seguir a una pobre niña que posiblemente no corra mas peligro que el de una maceta que se le caiga encima -bromeé en parte tratando de calmar al agitado hermano que se encontraba frente a mi.
Quizás si hubiéramos tenido algún tipo de confianza le hubiera dicho que a mi mi hermana me llevaba igual de loco y le hubiera confesado la cantidad de veces que la espié y las ganas tremendas de partir los brazos a alguno de los pulpos que se le acercaban.
Mas como dije no eramos amigos, ni tan siquiera conocidos, así que guarde mis historias para otros y volví al meollo de la cuestión.
-Sobre cuando nos volveremos a ver, no os preocupéis, yo os encontrare a vos cuando tenga algo que aportar a esta causa.
Acaso pensaba por un momento que era capaz de encontrar a su hermana por el aroma de un suéter y por el contrario no descubriría jamas donde vivía el hombre que frente a mi olía a sangre como para alimentar a toda esta taberna junta.
Alce la mano cuando el tabernero se dispuso a traer la cuenta y con un gesto este volvió a sus sitio apuntando a mi cargo lo consumido aquella noche.
-date por invitado cazador por la amistad que me une a Thomas y ahora si aceptas mi propuesta y no tienes mas preguntas...creo que la conversación así como el trato queda zanjado.
Sonreí con picarda al ver como sus ojos esperaban la respuesta a aquella pregunta que había lanzado con anterioridad en el aire.
-tranquilo, no morderé a vuestra hermana a no ser que esta me lo pida -bromeé dando por sentado que quedaba mas que clara mi profesionalidad tras haber sido remitido por el aval que ambos conocíamos.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Las bromas que hacía el vampiro para tranquilizarme me hacían gracia, pero ni mucho menos me tranquilizaban. Sabía que Adaline sentía curiosidad por la inmortalidad y quizás estuviera pensando en unirse a ellos, a una vida sin progresos, a una vida de la que necesitas asesinar a gente inocente para poder sobrevivir. Una vida de soledad a fin de cuentas, pues todos los seres queridos al final acaban muriendo y tú eres el único que se queda. ¿Podría vivir así? Esperaba que no. Debía de ser horrible para ella estar en un mundo sin mí, al igual que para mí el estar sin ella. Solo podía desear que la curiosidad no le llevase a la muerte.
¿Que ya me encontrará? Asentí, pero también necesitaba saber una forma de encontrarle a él, solo por si se le iba la mano y tenía que ir a matarlo, por nada más. ―¿Y donde puede encontrarte yo? Ya sabes, por si las moscas.― Agradecí el gesto que tuvo de pagar él mi cuenta, no tenía porqué, aunque mejor para mí, así tenía más dinero y todo lo que era gratis, sabía mejor. Me puse un poco tenso ante su comentario y lo miré con rudeza, sabía que por el tono se trataba de una broma, pero no las tenía al cien por cien conmigo. ¿Que pasaba si era ella la que se lo pedía de verdad? Suspiré. ―Ni aunque ella te lo pida, señor Erlend. O clavaré su cabeza en una pica.― No estaba en condiciones de amenazarle, tan solo se había tratado de una broma, pero no lo pude evitar. Me levanté de la mesa y vi como los demás inmortales volvían a posar su mirada en mí. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí pequeño.
¿Que ya me encontrará? Asentí, pero también necesitaba saber una forma de encontrarle a él, solo por si se le iba la mano y tenía que ir a matarlo, por nada más. ―¿Y donde puede encontrarte yo? Ya sabes, por si las moscas.― Agradecí el gesto que tuvo de pagar él mi cuenta, no tenía porqué, aunque mejor para mí, así tenía más dinero y todo lo que era gratis, sabía mejor. Me puse un poco tenso ante su comentario y lo miré con rudeza, sabía que por el tono se trataba de una broma, pero no las tenía al cien por cien conmigo. ¿Que pasaba si era ella la que se lo pedía de verdad? Suspiré. ―Ni aunque ella te lo pida, señor Erlend. O clavaré su cabeza en una pica.― No estaba en condiciones de amenazarle, tan solo se había tratado de una broma, pero no lo pude evitar. Me levanté de la mesa y vi como los demás inmortales volvían a posar su mirada en mí. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí pequeño.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/12/2015
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Aquel cazador cada vez se me antojaba mas divertido, no solo por aquel resquicio de sinceridad que presentaba frente a mi, si no por que se atrevió a amenazarme con clavar mi cabeza en una pica.
No pude evitar reirme a carcajada limpia frente a su gran propuesta, y mas aun cuando me pregunto donde me encontraría para poder hacerlo.
Sin duda volvía a demostrarme si es que no lo había hecho ya con creces viniendo aquí, que estaba loco, aun así, seguía viendo en el algo de mi en cada gesto, cada palabra, en cada acción...
-Supongo que Thomas te ha enseñado bien cazador, si quieres encontrarme pon en practica lo aprendido y si no limítate a pedirle que me llame, ¿esta vez ha funcionado no? -le dije con cierto deje de sarcasmo en mi voz.
-Ya os lo he dicho, vuestra hermana no sufrirá daño alguno mientras yo este cerca, os daría mi palabra...mas creo que vale tan poco como para mi la vuestra -esta vez me deje de rodeos, eramos enemigos de cierto modo y su desconfianza era tan obvia que quise hacerle saber que era consciente de ella.
Se puso en pie de golpe, estaba nervioso y no le culpaba, fue entonces cuando todos los inmortales lo miraron, parecía un cervatillo rodeado de lobos, y por un segundo no moví un musculo, quería que supiera que esa era la situación a la que se enfrentaba y que de un modo u otro tendría que aprender a salir de ellas.
Estaba herido, era consciente de cada una de sus debilidades y los allí presentes también.
Fue entonces cuando uno dio un paso en falso, acercándose a nosotros, creo que alentado por mi inactividad.
Paso por mi lado hacia el cazador con los ojos inyectados en sangre y los labios entreabiertos mostrandole su clara naturaleza, fue entonces cuando extendí el brazo, deteniendo con el su paso, casi sin inmutarme, sin torcer el gesto y sin cambiar de posición.
-esta conmigo -apunte sin mirarlo, mis ojos seguían fijos en los del cazador.
Lo siguiente fue mi mano entrando por la espalda del inmortal quebrando su columna y atravesando su corazón con mis uñas que apreté con fuerza para despedazar aquel corazón inerte.
-Tu no lo sabes, pero te iba a atacar -apunté con tranquilidad mientras sacaba la mano y la limpiaba con esmero en el mantel al tiempo que el cuerpo caía inerte emitiendo un ruido sordo contra la madera del suelo.
Mis palabras eran ciertas, el inmortal había hecho el gesto, casi imperceptible, de mover sus pies hacia delante, si no hubiera reaccionado el cuerpo de Gael ahora estaría criando malvas.
-¿Nos vamos? -pregunté sin dejar de mirar al muchacho.
No pude evitar reirme a carcajada limpia frente a su gran propuesta, y mas aun cuando me pregunto donde me encontraría para poder hacerlo.
Sin duda volvía a demostrarme si es que no lo había hecho ya con creces viniendo aquí, que estaba loco, aun así, seguía viendo en el algo de mi en cada gesto, cada palabra, en cada acción...
-Supongo que Thomas te ha enseñado bien cazador, si quieres encontrarme pon en practica lo aprendido y si no limítate a pedirle que me llame, ¿esta vez ha funcionado no? -le dije con cierto deje de sarcasmo en mi voz.
-Ya os lo he dicho, vuestra hermana no sufrirá daño alguno mientras yo este cerca, os daría mi palabra...mas creo que vale tan poco como para mi la vuestra -esta vez me deje de rodeos, eramos enemigos de cierto modo y su desconfianza era tan obvia que quise hacerle saber que era consciente de ella.
Se puso en pie de golpe, estaba nervioso y no le culpaba, fue entonces cuando todos los inmortales lo miraron, parecía un cervatillo rodeado de lobos, y por un segundo no moví un musculo, quería que supiera que esa era la situación a la que se enfrentaba y que de un modo u otro tendría que aprender a salir de ellas.
Estaba herido, era consciente de cada una de sus debilidades y los allí presentes también.
Fue entonces cuando uno dio un paso en falso, acercándose a nosotros, creo que alentado por mi inactividad.
Paso por mi lado hacia el cazador con los ojos inyectados en sangre y los labios entreabiertos mostrandole su clara naturaleza, fue entonces cuando extendí el brazo, deteniendo con el su paso, casi sin inmutarme, sin torcer el gesto y sin cambiar de posición.
-esta conmigo -apunte sin mirarlo, mis ojos seguían fijos en los del cazador.
Lo siguiente fue mi mano entrando por la espalda del inmortal quebrando su columna y atravesando su corazón con mis uñas que apreté con fuerza para despedazar aquel corazón inerte.
-Tu no lo sabes, pero te iba a atacar -apunté con tranquilidad mientras sacaba la mano y la limpiaba con esmero en el mantel al tiempo que el cuerpo caía inerte emitiendo un ruido sordo contra la madera del suelo.
Mis palabras eran ciertas, el inmortal había hecho el gesto, casi imperceptible, de mover sus pies hacia delante, si no hubiera reaccionado el cuerpo de Gael ahora estaría criando malvas.
-¿Nos vamos? -pregunté sin dejar de mirar al muchacho.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Tratos peligrosos ~ Privado
Esperaba no tener que buscarlo en ningún caso y que todo con Adaline fuese como la seda, que él cumpliese su trabajo, consiguiese dar con ella, sacarle información y después venir a mí para contármelo todo como si fuese un detective de la policía. Si eso no sucedía y rompía el trato, Thomas me ayudaría a encontrarlo, era mejor que lo encontrase él antes que yo, pues yo lo mataría sin dudarlo, pero esperaba que eso no tuviera que ocurrir, no quería una hermana muerta.
Así pues, una vez que me puse de pie,los demás inmortales que estaban en la taberna, se quedaron mirando, a sabiendas de que estaba demasiado débil como para enfrentarme siquiera a uno de ellos. Me llevé la mano al bolsillo del pantalón, pero mi daga no estaba, había decidido que era mejor venir a este encuentro sin armas, para que el señor Erlend no se sintiera amenazado... Otro error más, pero todo por Adaline. Uno de los inmortales dio un paso, acercándose un poco más a donde estábamos.
Todo sucedió en un segundo, Erlend atravesó la columna del inmortal y le sacó el corazón, una estampa grotesca y demasiado brutal que no esperaba ver hoy. Eso me demostró que el inmortal que tenía delante era bueno y estaba de mi lado. El cadáver de su compañero vampiro yacia en el suelo, manchando todo de sangre. Afirmó que ese vampiro quería atacarme y asentí a su siguiente pregunta, cogiendo la mochila, poniéndola sobre mi hombro y saliendo juntos del local, en dirección a la casa de Thomas.
Así pues, una vez que me puse de pie,los demás inmortales que estaban en la taberna, se quedaron mirando, a sabiendas de que estaba demasiado débil como para enfrentarme siquiera a uno de ellos. Me llevé la mano al bolsillo del pantalón, pero mi daga no estaba, había decidido que era mejor venir a este encuentro sin armas, para que el señor Erlend no se sintiera amenazado... Otro error más, pero todo por Adaline. Uno de los inmortales dio un paso, acercándose un poco más a donde estábamos.
Todo sucedió en un segundo, Erlend atravesó la columna del inmortal y le sacó el corazón, una estampa grotesca y demasiado brutal que no esperaba ver hoy. Eso me demostró que el inmortal que tenía delante era bueno y estaba de mi lado. El cadáver de su compañero vampiro yacia en el suelo, manchando todo de sangre. Afirmó que ese vampiro quería atacarme y asentí a su siguiente pregunta, cogiendo la mochila, poniéndola sobre mi hombro y saliendo juntos del local, en dirección a la casa de Thomas.
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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