AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
3 participantes
Página 1 de 1.
El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
El silencio era nuestro fiel aliado, tan solo las amarillentas hojas desquebrajándose bajo los pies de nuestros enemigos presagiaba el principio de la batalla. Una orda de inmortales, licantropos y hechiceros se lanzaba contra un pueblo de campesinos asolado tan solos desde hace unos meses por la constante desaparición de sus niños.
Hacia apenas unos días que habíamos atracado en puerto nuestros barcos y habíamos empezado a investigar tales hechos, mas ahora, frente al ejercito que se abría frente frente a mi y a los pocos hombres que había traído conmigo aquello se me antojaba una trampa para los mios.
Los tenues rayos de sol de las primeras horas del alba, casi imperceptibles por el espesor de aquellos bosques, dotaban el suelo de un tono rojizo y dorado. Hundí mis botas de piel negras en la húmeda tierra. Hoy estaba mas mojada de lo normal, debido a las lluvias de los últimos días. Luchar en aquellas circunstancias, nos podría representar cierta ventaja, nosotros lo sabíamos y no dudaríamos en aprovecharla.
Alce la mirada ligeramente hasta encontrarme con el semblante sobrio de la cambiante que me acompañaba, que a estas alturas y como yo, ya sabia cual era el propósito de esos seres...nosotros.
Como siempre, firme, guardaba un silencio sepulcral. El símbolo de nuestro reino, un gran lobo, brillaba hoy mas que nunca, su broche engarzaba su gruesa capa de piel. Bajo esta, una armadura negruzca de cuero tachonado se fundía a la perfección con el ambiente.
Era una mujer bella que prácticamente se había criado junto a mi, nos unía una relación prácticamente de hermanos, mi mano derecha en la batalla su cabello dorado a media altura le dotaba de aquella elegancia de la que solían disfrutar los nuestros.
Su mano en alto me saco de mis pensamientos, si es que podía presumir de oírlos, pues el ruidoso ejercito de bestias avanzaba sin tregua por los bosques como si de una manada de búfalos salvajes se tratase.
Sonreí de medio lado, casi saboreando el sabor de la batalla y consciente de que esta vez los dioses nos favorecían.
Tomamos posición, acaricie sutilmente el cuero de los mangos de mis dos cimitarras, calientes y secos.
Los arqueros sobrevolaban ágiles por nuestras cabezas, sus pies recorrían las ramas de los amados arboles, aliados sin duda en la batalla.
-¡Escudos!- Rugí con firmeza.
Los escuderos se prepararon para darnos el cobijo necesario, mientras el resto, nos preparábamos para el inminente encuentro.
Frente a nosotros se abría paso el impenetrable ejercito, todos caminaban al unisono, ataviados de mismos ropajes, armaduras completas y escudos con el grifo en el pecho. El brillo plateado era cegador. A ambos lados de la marcha la caballería con el estandarte. Desde luego esos inmortales se habían preparado para la ocasión, tanto despliegue por mi persona, empezaba a sentirme alagado.
Aquella arrogancia que desprendían resultaba repugnante.
-¡Arqueros! Ordenó un nigromante cubierto por una tunica negra cuando nos creyó a tiro.
Curve los labios, manteniendo firme mi posición.
“Un poco mas” pensé clavando mis ojos en los del imprudente hombre.
Aquel ser, desprendía poder por cada uno de sus costados. Cuando bajo la capucha, su cabello casi lunar caía lacio y perfectamente peinado a sendos lados del rostro, enmarcando así unas facciones divinas.
Empuñaba un sencillo bastón de madera que me hacia presagiar que lo as peligroso de el estaba por llegar.
Tense mi cuerpo, esperando con impaciencia el siguiente movimiento, que no tardo en llegar, pues una lluvia de flechas cayo sobre nosotros martilleando nuestros escudos sin piedad.
Su linea avanzo segura, arrogante y con ella llego mi ansiada orden.
-¡Arqueros! Gruñi
De los arboles caían flechas en todas direcciones, sorprendiendo así a aquel orgulloso ejercito, que por primera vez descomponía su formación.
-Ahora- Rugí.
Los escuderos, abrieron la muralla, y nosotros corrimos como diablos hacia el mismísimo infierno.
Me abrí paso con soltura frente a la linea enemiga, blandiendo mis gemelas con destreza. Las hojas se teñían a mi paso, de un intenso carmesí mientras los cuerpos caían inertes a mi alrededor.
Tras de mi Aleador, Etwin y Rashiel blandian sus armas con valor. Nos habíamos criado prácticamente juntos,habíamos compartido, risas, juegos y confesiones. Conocía a todos y cada uno de aquellos hombres que hoy combatían junto a mi, y era consciente de que como en ocasiones anteriores, muchos de nosotros no volveríamos a casa aquella noche.
Apreté los puños con un sentimiento agridulce mientras hundía mi espada en uno de aquellos plateados enemigos.
Sangre humana y de bestia regaba aquellos bosques, en una guerra sin cuartel por salvar la vida del pueblo que a nuestras espaldas temeroso rezaba por si ese ejercito traspasaba la frontera de mis hombres.
Los enemigos no tardaron en reorganizarse, siguiendo las firmes ordenes de ese lider negro.
Oí a Sonae, mi gran loba negra, la cambiante cerca de mi, no desperdiciaba ocasión de aniquilar todo a su paso, no dude en subir a su lomo con un rápido movimiento, y hundiendo mis dedos entre su tupido pelaje avancé con fiereza hacia el afamado hombre oscuro.
A sus pies cuerpos inertes de los míos, mis amigos, a los que podía con dolor reconocer, apreté los dientes mientras imaginaba las mil y una formas de matarle, quizás su muerte acabaría con esta guerra.
Una flecha fugaz corto mi avance haciéndome rodar por el suelo para no resultar herido.
Busque con el ceño fruncido el dueño de la saeta, y para mi sorpresa, la encontré, nada mas y nada menos, que una mujer, cuyo parecido y ropajes se asemejaban muy mucho al hombre que lideraba tal ejercito ¿su hija tal vez?
Nuestros ojos se encontraron durante un instante, tiempo que no desperdicio en lanzarme otra de aquellas armas voladoras, que parecían seguirme como un Halcón.
La golpee con rabia desviándola a un lado mientras esta volvía a cargar y a tensar con fluidez.
Avance hacia ella buscando el cobijo de los arboles que a duras penas se interponían entre ambos cubriéndome de tan atinados ataques.
Tras de mi oía el grito ahogado de mis hombres, caer entre las fauces de los licantropos, que acompañados por la luna llena se convertían en bestias devorando todo a su paso. Crujidos de huesos. Colmillos en cuellos hundidos, tan solo podía oír sus alaridos, aquello estaba siendo una masacre, nos ganaban en numero.
A mi altura salieron dos licantropos, luche con mis aceros hasta sajar sus cuerpos sintiendo como sus zarpas hacían jirones mi piel, y como la sangre resbalaba por mi cuerpo.
Mis manos bañadas en sangre aun caliente volvieron a tomar las cimitarras.
Alce la mirada enfurecido y abriéndome paso a golpes y espadazos corrí hacia la arquera.
-Juro que tu padre celebrara hoy tu entierro. Su dolor no tendrá parangón, y desde mi isla oiré sus lamentos -Rugí mirándola encaramandome de un salto sobre Sonae.
Sus flechas cortaban el aire, a duras penas lograba esquivarlas, sus brazos tensaban con rapidez un arco largo, si no me equivocaba de gran calidad.
Observé sus profundos ojos gris azulado, dejados caer en un rostro de perfectas facciones. Su cabello plateado, caía lacio sobre su rostro recogido atrás con una perfecta trenza de la que apenas se escapaban unos ligeros mechones que enmarcaban mas si podían aquel rostro dulce y aniñado.
Su cuerpo cubierto en un vestido negro, ajustado, delineaba unas formas especialmente femeninas.
A mi paso salieron dos inmortales, sonreí de medio lado saltando del lomo de Sonae con una diestra pirueta, y situándome a la espalda de uno de ellos, deje ir mis cimitarras hacia su costado horizontalmente llegando asi por el flanco a su corazon.
Mas el segundo me pillo por sorpresa hundiendo sus colmillos en mi yugular sentia como la sangre me abandonaba frente a la sonrisa de aquella hechicera que arco en mano me admiraba luchar por mi vida. Con las fuerzas menguadas y aun no se bien como, saje la cabeza del inmortal con mis espadas.
Fruncí el ceño echando un rápido vistazo a la arquera, que de nuevo tensaba su arco diriguiendolo hacia mi.
Caí de rodillas al suelo, incapaz casi de moverme, herido, y torturado por los gritos de los míos a mis espaldas.
Gotas de sangre salpicaron mi rostro mientras la buscaba con odio nuevamente tal vez mas conscientes que nunca del inminente encuentro.
Dejo caer su arco acercandose a mi con las manos desnudas, emitiendo por sus labios palabras en un idioma para mi desconocido.
Ella me miró durante unos segundos directamente a los ojos, parecía tratar de leer en ellos lo sumamente perdido que estaba, mas no hallo miedo, ni resignación ,solo el empeño de seguir luchando.
Su mano tomo mi hombro, con una sonrisa sádica y el dolor se apodero de mi en ese instante, un quemazón que me quebró en dos, un alarido escapo de mis labios casi haciéndome perder la consciencia.
-Eres mio -susurró en mi oído alzándome como a un muñeco de trapo y casi rozando sus labios contra los míos.
Aparte su mano tambaleándome y corrí abriéndome paso hacia el barranco que transportaba las caudalosas aguas del rio Linduin.
Otro licantropo se abria paso hacia mi, asie sendas espadas medio muerto, mas dispuesto a mantenerme en pie para asetar si mis fuerzas aun me lo permitian un ultimo golpe de gracia.
La vision se me nublaba, me gire al escuchar las zancadas de sonae, mientras relajaba mis hombros tensos ya casi sin vida.
La loba se abalanzo sobre mi lanzándonos a ambos hacia el vació, sabia lo que eso significaba, el resto de nuestros hombres habían caído, el pueblo estaba a merced de aquello seres y ahora tan solo luchábamos por mantener nuestras vidas.
Inevitablemente acompañe a la loba en aquella caída hacia la nada, mejor dicho hacia Linduin.
El golpe contra el agua fue doloroso, aunque agradecí el caudal que portaba, pues si no hubiera resultado mortal. Las lluvias incesantes de los últimos días lo habían embravecido mas si cabía y ahora nos arrastraba a ambos con su fuerte corriente.
Apenas lograba mantener la cabeza fuera de aquellas espumosas aguas que parecían empeñadas en acabar conmigo aquel día. Me golpeaban sin tregua empujándome hacia el fondo del rio, único lugar donde reinaba una mortal calma, casi empeñada en atraparme en ella.
Trate desesperado de respirar sintiendo como los pulmones agotaban las ultimas reservas de aire fresco, y de nuevo las bravas aguas me llevaban al infinito golpeándome con fuerza.
No se el tiempo que permanencia así, mas sentía que las fuerzas me abandonaban y tentado estuve de dejarme llevar hacia aquella tranquilidad que afloraba bajo el rio. Cuando un grueso tronco golpeo mi cuerpo casi despertándome de aquella ensoñación cercana a la inconsciencia, un gemido de dolor se escapo de mis labios sintiendo como mis costillas se rompían. Pero sabiendo también que aquel tronco era mi única oportunidad de seguir con vida, me agarre a él y durante unos segundos, me presto un mínimo de descanso y aliento.
Más el rio solo parecía burlarse de mi y me preparaba la mejor de las sorpresas. Ena, la enorme cascada que rompía el rio hacia el lago de Leidan.
Me aferre instintivamente a aquel tronco cuando de nuevo sentí la sacudida del fin del trayecto, la carne de mis dedos se desquebrajaba frente al rugoso árbol dejando un reguero carmesí en el.
Ahora vació, y el sonido ensordecedor de las aguas bravas acompañando mi caída. Un grito ahogado por la falta de aire.
De nuevo el agua se apoderaba de mi sin tregua, mi cuerpo no podía mas, no lograba meter ni una brizna de aire en mis pulmones, las costillas rotas los oprimían. Una sacudida en la cabeza y la oscuridad fue el final de aquel viaje.
Hacia apenas unos días que habíamos atracado en puerto nuestros barcos y habíamos empezado a investigar tales hechos, mas ahora, frente al ejercito que se abría frente frente a mi y a los pocos hombres que había traído conmigo aquello se me antojaba una trampa para los mios.
Los tenues rayos de sol de las primeras horas del alba, casi imperceptibles por el espesor de aquellos bosques, dotaban el suelo de un tono rojizo y dorado. Hundí mis botas de piel negras en la húmeda tierra. Hoy estaba mas mojada de lo normal, debido a las lluvias de los últimos días. Luchar en aquellas circunstancias, nos podría representar cierta ventaja, nosotros lo sabíamos y no dudaríamos en aprovecharla.
Alce la mirada ligeramente hasta encontrarme con el semblante sobrio de la cambiante que me acompañaba, que a estas alturas y como yo, ya sabia cual era el propósito de esos seres...nosotros.
Como siempre, firme, guardaba un silencio sepulcral. El símbolo de nuestro reino, un gran lobo, brillaba hoy mas que nunca, su broche engarzaba su gruesa capa de piel. Bajo esta, una armadura negruzca de cuero tachonado se fundía a la perfección con el ambiente.
Era una mujer bella que prácticamente se había criado junto a mi, nos unía una relación prácticamente de hermanos, mi mano derecha en la batalla su cabello dorado a media altura le dotaba de aquella elegancia de la que solían disfrutar los nuestros.
Su mano en alto me saco de mis pensamientos, si es que podía presumir de oírlos, pues el ruidoso ejercito de bestias avanzaba sin tregua por los bosques como si de una manada de búfalos salvajes se tratase.
Sonreí de medio lado, casi saboreando el sabor de la batalla y consciente de que esta vez los dioses nos favorecían.
Tomamos posición, acaricie sutilmente el cuero de los mangos de mis dos cimitarras, calientes y secos.
Los arqueros sobrevolaban ágiles por nuestras cabezas, sus pies recorrían las ramas de los amados arboles, aliados sin duda en la batalla.
-¡Escudos!- Rugí con firmeza.
Los escuderos se prepararon para darnos el cobijo necesario, mientras el resto, nos preparábamos para el inminente encuentro.
Frente a nosotros se abría paso el impenetrable ejercito, todos caminaban al unisono, ataviados de mismos ropajes, armaduras completas y escudos con el grifo en el pecho. El brillo plateado era cegador. A ambos lados de la marcha la caballería con el estandarte. Desde luego esos inmortales se habían preparado para la ocasión, tanto despliegue por mi persona, empezaba a sentirme alagado.
Aquella arrogancia que desprendían resultaba repugnante.
-¡Arqueros! Ordenó un nigromante cubierto por una tunica negra cuando nos creyó a tiro.
Curve los labios, manteniendo firme mi posición.
“Un poco mas” pensé clavando mis ojos en los del imprudente hombre.
Aquel ser, desprendía poder por cada uno de sus costados. Cuando bajo la capucha, su cabello casi lunar caía lacio y perfectamente peinado a sendos lados del rostro, enmarcando así unas facciones divinas.
Empuñaba un sencillo bastón de madera que me hacia presagiar que lo as peligroso de el estaba por llegar.
Tense mi cuerpo, esperando con impaciencia el siguiente movimiento, que no tardo en llegar, pues una lluvia de flechas cayo sobre nosotros martilleando nuestros escudos sin piedad.
Su linea avanzo segura, arrogante y con ella llego mi ansiada orden.
-¡Arqueros! Gruñi
De los arboles caían flechas en todas direcciones, sorprendiendo así a aquel orgulloso ejercito, que por primera vez descomponía su formación.
-Ahora- Rugí.
Los escuderos, abrieron la muralla, y nosotros corrimos como diablos hacia el mismísimo infierno.
Me abrí paso con soltura frente a la linea enemiga, blandiendo mis gemelas con destreza. Las hojas se teñían a mi paso, de un intenso carmesí mientras los cuerpos caían inertes a mi alrededor.
Tras de mi Aleador, Etwin y Rashiel blandian sus armas con valor. Nos habíamos criado prácticamente juntos,habíamos compartido, risas, juegos y confesiones. Conocía a todos y cada uno de aquellos hombres que hoy combatían junto a mi, y era consciente de que como en ocasiones anteriores, muchos de nosotros no volveríamos a casa aquella noche.
Apreté los puños con un sentimiento agridulce mientras hundía mi espada en uno de aquellos plateados enemigos.
Sangre humana y de bestia regaba aquellos bosques, en una guerra sin cuartel por salvar la vida del pueblo que a nuestras espaldas temeroso rezaba por si ese ejercito traspasaba la frontera de mis hombres.
Los enemigos no tardaron en reorganizarse, siguiendo las firmes ordenes de ese lider negro.
Oí a Sonae, mi gran loba negra, la cambiante cerca de mi, no desperdiciaba ocasión de aniquilar todo a su paso, no dude en subir a su lomo con un rápido movimiento, y hundiendo mis dedos entre su tupido pelaje avancé con fiereza hacia el afamado hombre oscuro.
A sus pies cuerpos inertes de los míos, mis amigos, a los que podía con dolor reconocer, apreté los dientes mientras imaginaba las mil y una formas de matarle, quizás su muerte acabaría con esta guerra.
Una flecha fugaz corto mi avance haciéndome rodar por el suelo para no resultar herido.
Busque con el ceño fruncido el dueño de la saeta, y para mi sorpresa, la encontré, nada mas y nada menos, que una mujer, cuyo parecido y ropajes se asemejaban muy mucho al hombre que lideraba tal ejercito ¿su hija tal vez?
Nuestros ojos se encontraron durante un instante, tiempo que no desperdicio en lanzarme otra de aquellas armas voladoras, que parecían seguirme como un Halcón.
La golpee con rabia desviándola a un lado mientras esta volvía a cargar y a tensar con fluidez.
Avance hacia ella buscando el cobijo de los arboles que a duras penas se interponían entre ambos cubriéndome de tan atinados ataques.
Tras de mi oía el grito ahogado de mis hombres, caer entre las fauces de los licantropos, que acompañados por la luna llena se convertían en bestias devorando todo a su paso. Crujidos de huesos. Colmillos en cuellos hundidos, tan solo podía oír sus alaridos, aquello estaba siendo una masacre, nos ganaban en numero.
A mi altura salieron dos licantropos, luche con mis aceros hasta sajar sus cuerpos sintiendo como sus zarpas hacían jirones mi piel, y como la sangre resbalaba por mi cuerpo.
Mis manos bañadas en sangre aun caliente volvieron a tomar las cimitarras.
Alce la mirada enfurecido y abriéndome paso a golpes y espadazos corrí hacia la arquera.
-Juro que tu padre celebrara hoy tu entierro. Su dolor no tendrá parangón, y desde mi isla oiré sus lamentos -Rugí mirándola encaramandome de un salto sobre Sonae.
Sus flechas cortaban el aire, a duras penas lograba esquivarlas, sus brazos tensaban con rapidez un arco largo, si no me equivocaba de gran calidad.
Observé sus profundos ojos gris azulado, dejados caer en un rostro de perfectas facciones. Su cabello plateado, caía lacio sobre su rostro recogido atrás con una perfecta trenza de la que apenas se escapaban unos ligeros mechones que enmarcaban mas si podían aquel rostro dulce y aniñado.
Su cuerpo cubierto en un vestido negro, ajustado, delineaba unas formas especialmente femeninas.
A mi paso salieron dos inmortales, sonreí de medio lado saltando del lomo de Sonae con una diestra pirueta, y situándome a la espalda de uno de ellos, deje ir mis cimitarras hacia su costado horizontalmente llegando asi por el flanco a su corazon.
Mas el segundo me pillo por sorpresa hundiendo sus colmillos en mi yugular sentia como la sangre me abandonaba frente a la sonrisa de aquella hechicera que arco en mano me admiraba luchar por mi vida. Con las fuerzas menguadas y aun no se bien como, saje la cabeza del inmortal con mis espadas.
Fruncí el ceño echando un rápido vistazo a la arquera, que de nuevo tensaba su arco diriguiendolo hacia mi.
Caí de rodillas al suelo, incapaz casi de moverme, herido, y torturado por los gritos de los míos a mis espaldas.
Gotas de sangre salpicaron mi rostro mientras la buscaba con odio nuevamente tal vez mas conscientes que nunca del inminente encuentro.
Dejo caer su arco acercandose a mi con las manos desnudas, emitiendo por sus labios palabras en un idioma para mi desconocido.
Ella me miró durante unos segundos directamente a los ojos, parecía tratar de leer en ellos lo sumamente perdido que estaba, mas no hallo miedo, ni resignación ,solo el empeño de seguir luchando.
Su mano tomo mi hombro, con una sonrisa sádica y el dolor se apodero de mi en ese instante, un quemazón que me quebró en dos, un alarido escapo de mis labios casi haciéndome perder la consciencia.
-Eres mio -susurró en mi oído alzándome como a un muñeco de trapo y casi rozando sus labios contra los míos.
Aparte su mano tambaleándome y corrí abriéndome paso hacia el barranco que transportaba las caudalosas aguas del rio Linduin.
Otro licantropo se abria paso hacia mi, asie sendas espadas medio muerto, mas dispuesto a mantenerme en pie para asetar si mis fuerzas aun me lo permitian un ultimo golpe de gracia.
La vision se me nublaba, me gire al escuchar las zancadas de sonae, mientras relajaba mis hombros tensos ya casi sin vida.
La loba se abalanzo sobre mi lanzándonos a ambos hacia el vació, sabia lo que eso significaba, el resto de nuestros hombres habían caído, el pueblo estaba a merced de aquello seres y ahora tan solo luchábamos por mantener nuestras vidas.
Inevitablemente acompañe a la loba en aquella caída hacia la nada, mejor dicho hacia Linduin.
El golpe contra el agua fue doloroso, aunque agradecí el caudal que portaba, pues si no hubiera resultado mortal. Las lluvias incesantes de los últimos días lo habían embravecido mas si cabía y ahora nos arrastraba a ambos con su fuerte corriente.
Apenas lograba mantener la cabeza fuera de aquellas espumosas aguas que parecían empeñadas en acabar conmigo aquel día. Me golpeaban sin tregua empujándome hacia el fondo del rio, único lugar donde reinaba una mortal calma, casi empeñada en atraparme en ella.
Trate desesperado de respirar sintiendo como los pulmones agotaban las ultimas reservas de aire fresco, y de nuevo las bravas aguas me llevaban al infinito golpeándome con fuerza.
No se el tiempo que permanencia así, mas sentía que las fuerzas me abandonaban y tentado estuve de dejarme llevar hacia aquella tranquilidad que afloraba bajo el rio. Cuando un grueso tronco golpeo mi cuerpo casi despertándome de aquella ensoñación cercana a la inconsciencia, un gemido de dolor se escapo de mis labios sintiendo como mis costillas se rompían. Pero sabiendo también que aquel tronco era mi única oportunidad de seguir con vida, me agarre a él y durante unos segundos, me presto un mínimo de descanso y aliento.
Más el rio solo parecía burlarse de mi y me preparaba la mejor de las sorpresas. Ena, la enorme cascada que rompía el rio hacia el lago de Leidan.
Me aferre instintivamente a aquel tronco cuando de nuevo sentí la sacudida del fin del trayecto, la carne de mis dedos se desquebrajaba frente al rugoso árbol dejando un reguero carmesí en el.
Ahora vació, y el sonido ensordecedor de las aguas bravas acompañando mi caída. Un grito ahogado por la falta de aire.
De nuevo el agua se apoderaba de mi sin tregua, mi cuerpo no podía mas, no lograba meter ni una brizna de aire en mis pulmones, las costillas rotas los oprimían. Una sacudida en la cabeza y la oscuridad fue el final de aquel viaje.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
Su mirada mostraba el ánimo de su espíritu, ninguno de sus compañeros la importunaría, sabían muy bien que su carácter era el de un demonio, cuando algo le molestaba, especialmente si eso tenía que ver con su protegido, su hermano. Había estado a su lado toda la vida, en cada batalla y emboscada, en momentos de alegría y risas, mas ahora, un mal presentimiento le erizaba la piel. Recorrió con sus ojos el semblante de cada uno de aquellos valientes soldados, esos que entrarían en batalla, en pocos minutos, cuando el líder Agarwaen, diera la orden de ir por los malditos sobrenaturales que devastaban el pequeño poblado. Su imponente figura, de cabellos rubios casi blancos como hebras de luna, enmarcaban sus facciones, delicadas pero a la vez fría, como las de una de las míticas valkirias que acompañaron en épocas mitológicas a los valientes vikingos. Su agudo oído percibió un leve sonido en la espesura del bosque, entrecerró los ojos, como si deseara agudizar aún más su visión, debía detectar el enemigo y cubrir a su líder de cualquier peligro. Un chispazo en su mente, una sola respuesta a la batalla – emboscada -, sentenció, mientras su mirada buscaba la del líder, manteniendo un dialogo silencioso pero decisivo, existía un solo propósito, salir lo mejor parados de aquella trampa, y juró por los dioses que así sería.
La señal dada por el líder resonó en cada uno de los soldados, haciendo que éstos se lanzaran en lucha contra el ejército enemigo. Sonae, se fue transfigurando, sin tener la mínima intención de ocultarse, en pocos segundos, la bella mujer dio paso a un lobo gris de inusual altura y complexión, un animal sobrenatural, de fauces peligrosas y garras capaces de herir a los más intrépidos y fuertes enemigos. Sus patas se movieron rápidamente, necesitaba alcanzar al líder, debía estar a su lado, vigilar su seguridad, luchar con él codo a codo. Destrozaba gargantas, destruía brazos, sus fauces y cabeza, se teñía de rojo mientras gotas de sangre escurrían por la comisura de su boca. Su ojos de color ambarino parecían refulgir con la adrenalina que, aquella batalla, producía en su cuerpo. Sus sentidos aumentados le permitían saber la posición de sus enemigos antes que los demás, fue por esa razón que se acercó a su hermano para que éste la montara, en cuanto sintió su peso en el lomo, el agarre de su mano en el pelaje, dejó que él la guiara, en veloz carrera sortearon enemigos, pues su objetivo era el líder del ejercito contrario, un brujo, todo su pelaje se erizó cuando su mirada lobuna lo distinguió, no era un sobrenatural común y corriente, era un hechicero de artes negras, allí, muertos, amigos y compañeros, como si se tratasen de simples ofrendas a un ser diabólico. La cambiante no podía llorar, pero su alma sufría por aquellas perdidas, por los que no volverían a casa junto con ella.
Por un segundo tan solo, su mente se había centrado en aquello héroes caídos, fue apenas una fracción de segundo, pero suficiente para sentir como el peso de su espalda caía – Argawaen – gritó la cambiante, aunque solo se exteriorizó un aullido lastimero. Intentó girar y volver a su lado, mas flechas caían a diestra y siniestra, mas ella rodó y tras incorporarse nuevamente, se lanzó en una desenfrenada carrera en busca de su hermano. Un golpe en su costado la hizo estrellarse contra un árbol, un licántropo la intentaba detener, el hombre lobo tomó del cuello a la loba intentando alzarla por el cuello y estrangularla. Se movió, de un lado a otro, intentando liberarse, con su lomo apretado en la corteza del tronco no tenía mucho por hacer. Entre las manos descomunales del hijo de la luna, la mujer fue apareciendo, con su plateado cabello, su cuello mas fino, su belleza por un segundo pareció dominar al lobo, hecho que Soane utilizó para hundir en mitad de su pecho las dagas que colgaban de la extraña vestimenta hecha de cuero, que le permitía cargar armas, aun estando convertida en animal. Pudo ver la mirada de desconcierto en su enemigo, antes de caer a su lado ya convertido en un humano.
Sin perder tiempo volvió a su forma animal y corrió en busca de su líder, cada segundo el ejército de su hermano era diezmado, solo podían huir, la retirada era la única salvación, ya habría momento para las venganzas. Pronto lo distinguió y estuvo a su lado, mientras gruñía a esa mujer que intentaba herir a su familia, sintió nuevamente el peso del humano en su espalda y se aprestó a salir de aquel lugar. Pero un nuevo enviste del enemigo volvió a separarlos, ésta vez no fueron lobos, ni hechiceros, inmortales se lanzaron a la caza de su líder, por más que ella intentó liberarlo no fue posible, nuevos seres cayeron sobre ella, teniendo que luchar por su propia vida. Cuando volvió a liberarse, observó como aquella hechicera lanzaba un conjuro al líder, marcándole el hombro. Intento protegerlo, pero una especie de campo de protección rodeaba a la sobrenatural, haciendo que le fuera imposible inmiscuirse. Fue recién cuando observó cómo lo dejaba huir, que pudo tomar una decisión, tal vez tan letal como enfrentar más tiempo al enemigo, pero solo podía pensar en la seguridad de hermano, tras lograr acabar con dos enemigos que intentaban caer sobre su líder, al verle al bode de las barrancas, tomó impulso y le empujo, cayendo ambos al agua helada.
Las aguas espumosas no le permitían encontrar a su hermano, cambió nuevamente su apariencia e intentó nadar hasta las profundidades de las aguas en busca de aquel que era su única familia, más fue inútil, se había desvanecido en la espuma. Cuando sus esperanzas parecieron desaparecer, un tronco llamó la atención, un hombre intentaba aferrarse a él, el aroma a sangre llegó a su nariz, era Agarwaen, intentó nadar con todas sus fuerzas, llegar lo antes posible hasta él, más el ruido de la cascada le hizo entender que aquello sería imposible, Con dificultar, salió del agua y convertida en loba corrió márgenes abajo, hasta la cascada, el tronco emergió de la caída, pero el hombre no, haciendo pensar que el cuerpo había quedado aprisionado en el fondo de la cascada, se sumergió en las aguas, allí en el lecho acuático lo encontró, como una de esas imágenes que representaban los dioses de los ríos, con sus fauces liberó al guerrero y tomando con su boca las ropas a la altura del cuello, lo arrastró, sacándolo a las márgenes del río. Allí volvió a convertirse en humana, sin pensarlo mucho comenzó a realizar un tipo de masajes en su pecho, pues no escuchaba su latido, ni sus pulmones, le daba aire boca a boca, alternando los masajes con el aire en sus pulmones, hasta que el guerrero comenzó a toser, logrando que respirara, pero no podía sacarlo de aquel estado de inconsciencia. Debía sacarlo de aquel lugar lo antes posible, no sería extraño que sus enemigos intentaran darle caza.
Tras arrastrarlo lejos de las margenes del río, y ocultarlo lo mejor posible, se dispuso a buscar un medio de transporte. Convertida en lobo gris, recorrió el río en busca de una embarcación, la encontró, aunque sus dueños, una pareja de jóvenes aldeanos, intentaban usarla de nido del amor primaveral. Para Sonae, no fue difícil espantar a la muchacha que entre gritos, chapuzon y corridas por el bosque, huyó prontamente. Al que le costó mas trabajo, alguna mordida y una buena sacudida, fue al joven, que intentando parecer un héroe terminó con buenos arañazos en las piernas y un leve recuerdo de su dentadura en el glúteo derecho, herida que sería el hazmereír de la aldea. Cuando por fin quedó sola, fue arrastrando rio arriba la embarcación, hasta las margenes cercanas a donde había dejado su preciosa carga. Pronto se transformó y con cuidado, logró transportar al guerrero inconsciente, a la barca, acomodarlo en su interior y remar rumbo a la desembocadura del río y de allí al puerto. Había caido la noche cuando, cansada, así casi sin fuerzas, pudo divisar el puerto de la ciudad, intentó ser lo mas cauta posible hasta que ya en el lugar, pudo amarrar la barcaza y subir a inspeccionar el lugar, Cubrió a su compañero con su gruesa capa y se dispuso a buscar un refugio seguro, tanto para ella, como para su hermano.
La señal dada por el líder resonó en cada uno de los soldados, haciendo que éstos se lanzaran en lucha contra el ejército enemigo. Sonae, se fue transfigurando, sin tener la mínima intención de ocultarse, en pocos segundos, la bella mujer dio paso a un lobo gris de inusual altura y complexión, un animal sobrenatural, de fauces peligrosas y garras capaces de herir a los más intrépidos y fuertes enemigos. Sus patas se movieron rápidamente, necesitaba alcanzar al líder, debía estar a su lado, vigilar su seguridad, luchar con él codo a codo. Destrozaba gargantas, destruía brazos, sus fauces y cabeza, se teñía de rojo mientras gotas de sangre escurrían por la comisura de su boca. Su ojos de color ambarino parecían refulgir con la adrenalina que, aquella batalla, producía en su cuerpo. Sus sentidos aumentados le permitían saber la posición de sus enemigos antes que los demás, fue por esa razón que se acercó a su hermano para que éste la montara, en cuanto sintió su peso en el lomo, el agarre de su mano en el pelaje, dejó que él la guiara, en veloz carrera sortearon enemigos, pues su objetivo era el líder del ejercito contrario, un brujo, todo su pelaje se erizó cuando su mirada lobuna lo distinguió, no era un sobrenatural común y corriente, era un hechicero de artes negras, allí, muertos, amigos y compañeros, como si se tratasen de simples ofrendas a un ser diabólico. La cambiante no podía llorar, pero su alma sufría por aquellas perdidas, por los que no volverían a casa junto con ella.
Por un segundo tan solo, su mente se había centrado en aquello héroes caídos, fue apenas una fracción de segundo, pero suficiente para sentir como el peso de su espalda caía – Argawaen – gritó la cambiante, aunque solo se exteriorizó un aullido lastimero. Intentó girar y volver a su lado, mas flechas caían a diestra y siniestra, mas ella rodó y tras incorporarse nuevamente, se lanzó en una desenfrenada carrera en busca de su hermano. Un golpe en su costado la hizo estrellarse contra un árbol, un licántropo la intentaba detener, el hombre lobo tomó del cuello a la loba intentando alzarla por el cuello y estrangularla. Se movió, de un lado a otro, intentando liberarse, con su lomo apretado en la corteza del tronco no tenía mucho por hacer. Entre las manos descomunales del hijo de la luna, la mujer fue apareciendo, con su plateado cabello, su cuello mas fino, su belleza por un segundo pareció dominar al lobo, hecho que Soane utilizó para hundir en mitad de su pecho las dagas que colgaban de la extraña vestimenta hecha de cuero, que le permitía cargar armas, aun estando convertida en animal. Pudo ver la mirada de desconcierto en su enemigo, antes de caer a su lado ya convertido en un humano.
Sin perder tiempo volvió a su forma animal y corrió en busca de su líder, cada segundo el ejército de su hermano era diezmado, solo podían huir, la retirada era la única salvación, ya habría momento para las venganzas. Pronto lo distinguió y estuvo a su lado, mientras gruñía a esa mujer que intentaba herir a su familia, sintió nuevamente el peso del humano en su espalda y se aprestó a salir de aquel lugar. Pero un nuevo enviste del enemigo volvió a separarlos, ésta vez no fueron lobos, ni hechiceros, inmortales se lanzaron a la caza de su líder, por más que ella intentó liberarlo no fue posible, nuevos seres cayeron sobre ella, teniendo que luchar por su propia vida. Cuando volvió a liberarse, observó como aquella hechicera lanzaba un conjuro al líder, marcándole el hombro. Intento protegerlo, pero una especie de campo de protección rodeaba a la sobrenatural, haciendo que le fuera imposible inmiscuirse. Fue recién cuando observó cómo lo dejaba huir, que pudo tomar una decisión, tal vez tan letal como enfrentar más tiempo al enemigo, pero solo podía pensar en la seguridad de hermano, tras lograr acabar con dos enemigos que intentaban caer sobre su líder, al verle al bode de las barrancas, tomó impulso y le empujo, cayendo ambos al agua helada.
Las aguas espumosas no le permitían encontrar a su hermano, cambió nuevamente su apariencia e intentó nadar hasta las profundidades de las aguas en busca de aquel que era su única familia, más fue inútil, se había desvanecido en la espuma. Cuando sus esperanzas parecieron desaparecer, un tronco llamó la atención, un hombre intentaba aferrarse a él, el aroma a sangre llegó a su nariz, era Agarwaen, intentó nadar con todas sus fuerzas, llegar lo antes posible hasta él, más el ruido de la cascada le hizo entender que aquello sería imposible, Con dificultar, salió del agua y convertida en loba corrió márgenes abajo, hasta la cascada, el tronco emergió de la caída, pero el hombre no, haciendo pensar que el cuerpo había quedado aprisionado en el fondo de la cascada, se sumergió en las aguas, allí en el lecho acuático lo encontró, como una de esas imágenes que representaban los dioses de los ríos, con sus fauces liberó al guerrero y tomando con su boca las ropas a la altura del cuello, lo arrastró, sacándolo a las márgenes del río. Allí volvió a convertirse en humana, sin pensarlo mucho comenzó a realizar un tipo de masajes en su pecho, pues no escuchaba su latido, ni sus pulmones, le daba aire boca a boca, alternando los masajes con el aire en sus pulmones, hasta que el guerrero comenzó a toser, logrando que respirara, pero no podía sacarlo de aquel estado de inconsciencia. Debía sacarlo de aquel lugar lo antes posible, no sería extraño que sus enemigos intentaran darle caza.
Tras arrastrarlo lejos de las margenes del río, y ocultarlo lo mejor posible, se dispuso a buscar un medio de transporte. Convertida en lobo gris, recorrió el río en busca de una embarcación, la encontró, aunque sus dueños, una pareja de jóvenes aldeanos, intentaban usarla de nido del amor primaveral. Para Sonae, no fue difícil espantar a la muchacha que entre gritos, chapuzon y corridas por el bosque, huyó prontamente. Al que le costó mas trabajo, alguna mordida y una buena sacudida, fue al joven, que intentando parecer un héroe terminó con buenos arañazos en las piernas y un leve recuerdo de su dentadura en el glúteo derecho, herida que sería el hazmereír de la aldea. Cuando por fin quedó sola, fue arrastrando rio arriba la embarcación, hasta las margenes cercanas a donde había dejado su preciosa carga. Pronto se transformó y con cuidado, logró transportar al guerrero inconsciente, a la barca, acomodarlo en su interior y remar rumbo a la desembocadura del río y de allí al puerto. Había caido la noche cuando, cansada, así casi sin fuerzas, pudo divisar el puerto de la ciudad, intentó ser lo mas cauta posible hasta que ya en el lugar, pudo amarrar la barcaza y subir a inspeccionar el lugar, Cubrió a su compañero con su gruesa capa y se dispuso a buscar un refugio seguro, tanto para ella, como para su hermano.
Sonae- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 02/01/2016
Re: El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
*Sigrid le chocaba ponerse los vestidos como las otras damas lo hacian, se le hacian inpracticos para su trabajo pues generalmente siempre terminaba envuelta en alguna pelea o en algun conflicto que terminaba con muerte de sus contrincantes, pero el ser mercenaria y asesina a sueldo tenia tantas ventajas como desventajas, una de esas desventajas era que habia meses en los que no le caian trabajos de ningun tipo, pero los aprovechaba tanto para entrenar tanto el manejo de cualquier arma como tambien el practicar las artes impartidas por su sensei que ahora estaba en oriente quien la entrenaba, un monje que siempre fue apegado a una princesa japonesa que habia viajado y muerto ya hace tiempo en estas tierras y este habia visto las habilidades acesinas de Sigrid ya hace un par de años y le habia sugerido a esa princesa que la dejara tomar a esa chiquilla como alumna.*
*En el puerto estaba esperando la embarcacion que traia un comerciante de hierbas, le habia encargado varias plantas del otro lado del mundo pero la que mas le interesaba era la que se hacia llamar Canabis una droga que si la sabias mezclar bien para curaciones y aparte se podria cultivar para una nueva especie de cigarrillo, queria experimentar con seres mas pensantes que solo animales, tambien lo estaba esperando al comerciante para que le entregara los ingredientes para hacer nuevamente acido de fosfato que era con lo que se desacia de toda las evidencias, sustancia bastante corrosiva*
*Estaba en una esquina sentada sobre una cajas de madera con pantalones cortos negros de hombre, calcetones de rayas de color negro con azul, una camisa desfajada de color verde obscuro con las mangas arremangadas como si fuera parte de la escenografia del puerto, las cajas, zapatillas de color negro y con la suela comun de esa epoca, un chaleco de color negro tambien que tenia una capucha larga y ancha que cubria su rostro en sombras, donde empezaban ambas manos hasta donde estaba el arremangado de las mangas de la camisa se veian unas vendas, tambien estaban presentes en el cuello y en las rodillas y continuaban pareciendo abarcar todo el cuerpo pero sin quitarle movilidad o ajilidad era parte de las tecnicas aprendidas por su maestro oriental, esperaba la barca que apareciera con el rostro cubierto en sombras por la capucha y en la espalda sobresalia un delgado un palo que desplegaba destellos al azar conforme le daba la luz de la luna.*
*Si ya llevaba todo el dia ayudando en el puerto debido a que este era uno de esos meses en los que el dinero se lo tenia que ganar como cualquier otro humano trabajando en algo normal aparte tenia que ahorrar para los gastos de lo que le exiguiria el comerciante y le comunicaran que sus productos habian llegado a salvo, ese dia habia escuchado mucha conmocion cerca del puerto, era un dia pesado estaba en su hora de descanso antes de que pudiera salir a cobrar la miseria de paga que daban por el trabajo de ayudar a cargar y descargar mercancia de los barcos, ese dia en especial habia habido mucha actividad en el puerto, mas ella no preguntaba ni le interesaba saber que era lo que contenian laa cajas de madera, fumaba y era lo unico que se veia salir de la obscuridad de la capucha*
-Alexi!!!!! ven para aca muchacho insolente!!!!
*Grito uno de los marineros de un barco que estaba descargando algo mas pesado de lo comun, Sigrid se paro apago el cigarrillo y para cuando el marino volvio a voltear para donde estaba ella fumando ella ya estaba abajo y nadie parcia haberse percatado de los sigilosos y silenciosos movientos por lo que le provoco un susto al hombre cuando se lo topo de frente a la hora que volvio a prentender buscarlo*
-Alexi!!!!! me vas a matar de un susto un dia de estos!!
*Dijo el capitan mientras todos reian pero al mismo tiempo le tenian algo de miedo era bastante bueno y no se atrevian a preguntarle por sus vendajes, ni el por que era tan palida, ellos sabian que era una mujer pero lo mantenian en secreto por que ella ya los habia salvado de varios favores y pues era como haber hecho un trato involuntario el cubrirle el trasero con los polizontes que investigaban esas clases de anomalias y tratarlo como un niño hombre era tambien mas facil para ella y para ellos*
*Y Ya arriba todos de la embarcacion se habian puesto a cargarla y limpiarla para que zarpara mañana por la mañana, mas mientras ella estaba limpiando uno de los costados externos del barco y se fumaba otro cigarillo, era el quinto de esa noche, noto una barca muy pequeña con dos personas y el olor a sangre de ambos era bastante fuerte, alzo una ceja mientras colocaba la cubeta y la esponja en el borde del barco, cerca de la plancha, bajo con cuidado y no queriendo hacer ruido a rapel pues estaba amarrada de la cintura a una cuerda con una polea que ella misma habia aprendido a controlar y usar, se acerco a la barcasa y con su mismo palo de plata pico levemente al humano y a lo que parecia ser su pareja, ambos tenian heridas graves y profundas y ella parecia estar a punto de morir pero el otro deplano estaba muerto a su parecer, hasta que escucho un leve quejido de ambos a la hora de picarlos y moverlos levemente con el palo de plata.El capitan del barco vio la cubeta y la esponja y se asomo gritando*
-Alexi!!!!!!!!!!Maldita sea no es hora de que te pongas a jugar, regresa a tu trabajo.
*Ella sin dejar el cigarillo movio la cabeza hacia arriba y en ese momento el capitan vio la esena para solo escuchar la confirmacion de la misma voz de Sigrid que era fria y sin emocion alguna, una que helaba los sentidos de cualquiera pues parecia hasta ciertopunto inapropiada para la edad que aparentaba la chiquilla*
-Creo que aqui se suicidaron unos amantes capitan que hacemos con los cuerpos??....
*Dijo Sigrid mientras daba una bocanada al cigarro y soltaba el humo y observaba con esos ojos de color purpureo al capitan de la embarcacion asi como al resto de los marineros, los policias que siempre merodeaban en el puerto pronto en una hora o mas empezrian con las inspecciones de las embarcaciones y siempre empezaban por la de ellos, bajo el capitan con poca gracia y poco siguilo*
-Demonios y por que siempre nos roban las embarcaciones de escape los mas desafortunados....sacalos y llevalos lejos mientras yo y los demas terminamos de limpiar esto.
*Ella dejo caer el cigarro de la impresion y volteo a ver al capitan*
-Que!!! quiere que me los lleve?? y como a donde presisamente capitan?....y que voy a hacer con ellos?......
*El capitan sonrinte se toco la barba y dijo con una sonrisa mientras le quitaba el nudo de la cuerda en la cintura y se lo colocaba el mismo.*
-Bueno Alexi eso es lo que pasa por hacer este tipos de descubrimientos....a donde llevarlos pues no se tu casa??....y que hacer con ellos, pues ya es cuestion de que tu lo decidas ....y pues tienes que obedecer las ordenes de tu capitan Alexi!!!
-Demonios en serio.!!!!......!!!yo tengo que hacer esto....Maldicion....Prefiero ponerme a quitar percebes al casco del barco, Maldita sea....!!!!
-Vamos Alexi te recompenzare con mercancia del viaje que emprenderemos mañana......!!!
*Dijo enojada mientras el capitan le entregaba la paga por adelantado, mientras ella agarrando unas mantas sucias y una carreta de carga, cargo los dos cuerpos, aunque la chica si le llego a dar algo de batalla pronto callo inconciente los acomodo y los cubrio con una par de mantas sucias un cajas vacias para que si la veian policias o gentes de la ley no hicieran preguntas, termino de dar una calada al cigarillo, encendio otro, guardo la paga en el morral y se puso de nuevo el baston de plata en la espalda, comenzo a jalar a ambos cuerpos inconcientes lejos del puerto y comenzo a dirigurise en direccion de su casa donde los podria curar mientras maldecia en voz baja lo palida que hacia su piel la condicion del albinismo, los rayos de la luna dandole un aspecto sepulcral a todo el atuendo de ese dia y la capucha que cubria su rostro en sombras y solo se podia ver el brillo rojo del cigarrillo que salia de toda esa masa obscura era perfecto para incitar a que cualquiera preguntara si la muerte habia bajado a recoger cuerpos ese dia o pocos se atrevian a preguntar que pasaba y quien era.*
*Los mormullos de las calles eran evidentes y aumentaban conforme ella iba arrastrando la carreta con las mantas y las cajas, y el hecho de que alguien o algo tan pequeño cargara con tanto peso era de admirarse o de espantarse, los rumores los alcanzaba a escuchar mientras ninguno hacia nada por ayudar solo criticaban sin entender o saber las razones, mas eso era por lo que amaba su verdadero trabajo para ver la cara de todos aquellos a los que mataba o le encargaban matar con cara de asombro y ver como se llenaban de miedo al ver lo fria y obscura que podia ser su alma, el de una "niña", pero tenia tambien un lado mas neutral que era el de si no estas en mi lista o no me han pagado por hacer que tu cabeza ruede pues ayudo a quien lo ocupo y no me meto en ausntos ajenos, lo curioso de la imagen que se veia era el hecho de que se veia la carroza con cosas pesadas y una capucha que apenas sobresalia de la carroza estarla empujando se veia de cierta forma comico e increible que algo tan pequeño empujara algo tan pesado, el viento con cierta curiosidad parecia sacar el humo del cigarrillo y uno que otro mecho largo de cabello blanco como la nieve, y luego ver esas pequeñas manos empujando la carroza era casi comico pero lo curioso era que nadie se reia si no al contrario se alejaban o burlaban.*
*En el puerto estaba esperando la embarcacion que traia un comerciante de hierbas, le habia encargado varias plantas del otro lado del mundo pero la que mas le interesaba era la que se hacia llamar Canabis una droga que si la sabias mezclar bien para curaciones y aparte se podria cultivar para una nueva especie de cigarrillo, queria experimentar con seres mas pensantes que solo animales, tambien lo estaba esperando al comerciante para que le entregara los ingredientes para hacer nuevamente acido de fosfato que era con lo que se desacia de toda las evidencias, sustancia bastante corrosiva*
*Estaba en una esquina sentada sobre una cajas de madera con pantalones cortos negros de hombre, calcetones de rayas de color negro con azul, una camisa desfajada de color verde obscuro con las mangas arremangadas como si fuera parte de la escenografia del puerto, las cajas, zapatillas de color negro y con la suela comun de esa epoca, un chaleco de color negro tambien que tenia una capucha larga y ancha que cubria su rostro en sombras, donde empezaban ambas manos hasta donde estaba el arremangado de las mangas de la camisa se veian unas vendas, tambien estaban presentes en el cuello y en las rodillas y continuaban pareciendo abarcar todo el cuerpo pero sin quitarle movilidad o ajilidad era parte de las tecnicas aprendidas por su maestro oriental, esperaba la barca que apareciera con el rostro cubierto en sombras por la capucha y en la espalda sobresalia un delgado un palo que desplegaba destellos al azar conforme le daba la luz de la luna.*
*Si ya llevaba todo el dia ayudando en el puerto debido a que este era uno de esos meses en los que el dinero se lo tenia que ganar como cualquier otro humano trabajando en algo normal aparte tenia que ahorrar para los gastos de lo que le exiguiria el comerciante y le comunicaran que sus productos habian llegado a salvo, ese dia habia escuchado mucha conmocion cerca del puerto, era un dia pesado estaba en su hora de descanso antes de que pudiera salir a cobrar la miseria de paga que daban por el trabajo de ayudar a cargar y descargar mercancia de los barcos, ese dia en especial habia habido mucha actividad en el puerto, mas ella no preguntaba ni le interesaba saber que era lo que contenian laa cajas de madera, fumaba y era lo unico que se veia salir de la obscuridad de la capucha*
-Alexi!!!!! ven para aca muchacho insolente!!!!
*Grito uno de los marineros de un barco que estaba descargando algo mas pesado de lo comun, Sigrid se paro apago el cigarrillo y para cuando el marino volvio a voltear para donde estaba ella fumando ella ya estaba abajo y nadie parcia haberse percatado de los sigilosos y silenciosos movientos por lo que le provoco un susto al hombre cuando se lo topo de frente a la hora que volvio a prentender buscarlo*
-Alexi!!!!! me vas a matar de un susto un dia de estos!!
*Dijo el capitan mientras todos reian pero al mismo tiempo le tenian algo de miedo era bastante bueno y no se atrevian a preguntarle por sus vendajes, ni el por que era tan palida, ellos sabian que era una mujer pero lo mantenian en secreto por que ella ya los habia salvado de varios favores y pues era como haber hecho un trato involuntario el cubrirle el trasero con los polizontes que investigaban esas clases de anomalias y tratarlo como un niño hombre era tambien mas facil para ella y para ellos*
*Y Ya arriba todos de la embarcacion se habian puesto a cargarla y limpiarla para que zarpara mañana por la mañana, mas mientras ella estaba limpiando uno de los costados externos del barco y se fumaba otro cigarillo, era el quinto de esa noche, noto una barca muy pequeña con dos personas y el olor a sangre de ambos era bastante fuerte, alzo una ceja mientras colocaba la cubeta y la esponja en el borde del barco, cerca de la plancha, bajo con cuidado y no queriendo hacer ruido a rapel pues estaba amarrada de la cintura a una cuerda con una polea que ella misma habia aprendido a controlar y usar, se acerco a la barcasa y con su mismo palo de plata pico levemente al humano y a lo que parecia ser su pareja, ambos tenian heridas graves y profundas y ella parecia estar a punto de morir pero el otro deplano estaba muerto a su parecer, hasta que escucho un leve quejido de ambos a la hora de picarlos y moverlos levemente con el palo de plata.El capitan del barco vio la cubeta y la esponja y se asomo gritando*
-Alexi!!!!!!!!!!Maldita sea no es hora de que te pongas a jugar, regresa a tu trabajo.
*Ella sin dejar el cigarillo movio la cabeza hacia arriba y en ese momento el capitan vio la esena para solo escuchar la confirmacion de la misma voz de Sigrid que era fria y sin emocion alguna, una que helaba los sentidos de cualquiera pues parecia hasta ciertopunto inapropiada para la edad que aparentaba la chiquilla*
-Creo que aqui se suicidaron unos amantes capitan que hacemos con los cuerpos??....
*Dijo Sigrid mientras daba una bocanada al cigarro y soltaba el humo y observaba con esos ojos de color purpureo al capitan de la embarcacion asi como al resto de los marineros, los policias que siempre merodeaban en el puerto pronto en una hora o mas empezrian con las inspecciones de las embarcaciones y siempre empezaban por la de ellos, bajo el capitan con poca gracia y poco siguilo*
-Demonios y por que siempre nos roban las embarcaciones de escape los mas desafortunados....sacalos y llevalos lejos mientras yo y los demas terminamos de limpiar esto.
*Ella dejo caer el cigarro de la impresion y volteo a ver al capitan*
-Que!!! quiere que me los lleve?? y como a donde presisamente capitan?....y que voy a hacer con ellos?......
*El capitan sonrinte se toco la barba y dijo con una sonrisa mientras le quitaba el nudo de la cuerda en la cintura y se lo colocaba el mismo.*
-Bueno Alexi eso es lo que pasa por hacer este tipos de descubrimientos....a donde llevarlos pues no se tu casa??....y que hacer con ellos, pues ya es cuestion de que tu lo decidas ....y pues tienes que obedecer las ordenes de tu capitan Alexi!!!
-Demonios en serio.!!!!......!!!yo tengo que hacer esto....Maldicion....Prefiero ponerme a quitar percebes al casco del barco, Maldita sea....!!!!
-Vamos Alexi te recompenzare con mercancia del viaje que emprenderemos mañana......!!!
*Dijo enojada mientras el capitan le entregaba la paga por adelantado, mientras ella agarrando unas mantas sucias y una carreta de carga, cargo los dos cuerpos, aunque la chica si le llego a dar algo de batalla pronto callo inconciente los acomodo y los cubrio con una par de mantas sucias un cajas vacias para que si la veian policias o gentes de la ley no hicieran preguntas, termino de dar una calada al cigarillo, encendio otro, guardo la paga en el morral y se puso de nuevo el baston de plata en la espalda, comenzo a jalar a ambos cuerpos inconcientes lejos del puerto y comenzo a dirigurise en direccion de su casa donde los podria curar mientras maldecia en voz baja lo palida que hacia su piel la condicion del albinismo, los rayos de la luna dandole un aspecto sepulcral a todo el atuendo de ese dia y la capucha que cubria su rostro en sombras y solo se podia ver el brillo rojo del cigarrillo que salia de toda esa masa obscura era perfecto para incitar a que cualquiera preguntara si la muerte habia bajado a recoger cuerpos ese dia o pocos se atrevian a preguntar que pasaba y quien era.*
*Los mormullos de las calles eran evidentes y aumentaban conforme ella iba arrastrando la carreta con las mantas y las cajas, y el hecho de que alguien o algo tan pequeño cargara con tanto peso era de admirarse o de espantarse, los rumores los alcanzaba a escuchar mientras ninguno hacia nada por ayudar solo criticaban sin entender o saber las razones, mas eso era por lo que amaba su verdadero trabajo para ver la cara de todos aquellos a los que mataba o le encargaban matar con cara de asombro y ver como se llenaban de miedo al ver lo fria y obscura que podia ser su alma, el de una "niña", pero tenia tambien un lado mas neutral que era el de si no estas en mi lista o no me han pagado por hacer que tu cabeza ruede pues ayudo a quien lo ocupo y no me meto en ausntos ajenos, lo curioso de la imagen que se veia era el hecho de que se veia la carroza con cosas pesadas y una capucha que apenas sobresalia de la carroza estarla empujando se veia de cierta forma comico e increible que algo tan pequeño empujara algo tan pesado, el viento con cierta curiosidad parecia sacar el humo del cigarrillo y uno que otro mecho largo de cabello blanco como la nieve, y luego ver esas pequeñas manos empujando la carroza era casi comico pero lo curioso era que nadie se reia si no al contrario se alejaban o burlaban.*
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 1773
Fecha de inscripción : 04/10/2010
Localización : En la cantina del Budel sirviendo tragos / o en mi casa del bosque cerca de la mansion Morel
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
En mi inconsciencia sentía como un mi cuerpo flotaba, mas para estar muerto dolía demasiado sentir como la sangre abandonaba mi cuerpo, casi podía oír las gotas caer contra un pedregoso suelo.
Baches que tomaban unas ruedas grandes golpeando mi maltrecho cuerpo, dolor, mucho dolor y oscuridad, era incapaz de abrir los ojos y quizás era lo mejor, pues sentía como la vida escapaba de mis venas como la noche escapa al día.
Mi pecho apenas subía y bajaba, como si mi corazón ya cansado de luchar ,hubiera dejado que me apagara lentamente, tan solo la idea de venganza y de volver a mi hogar junto a los míos me hacia aferrarme a la poca vida que sin duda quedaba en mi.
No se el tiempo que el viaje, si es que aquello era un viaje, pues mi cuerpo estaba inerte, sobre algo duro que no alcanzaba a saber que era, duró.
Solo se que pronto caí en algo blando, dándome un respiro que duro poco, el dolor aumento cada vez que sobre mis heridas caía un liquido que bien sabia lo que era, alcohol, escocia como un demonio, creo que llegue a abrir un instante los ojos y a gritar inconsciente antes de ahora is, sumirme en un sueño que pensé seria eterno.
Abrí los ojos en una especie de cabaña, me costo centrar la mirada en algo pues todo me parecía borroso, apenas tenia fuerzas para mover mis músculos, que parecían decididos a no obedecer a mi cuerpo.
Las vendas recorrían mi pecho desnudo, mas aun así, parecían ensangrentadas en su mayoría.
Sisee al intentar incorporarme, necesitaba saber que había sido de Sonae, pues por mas que la busque con la vista en aquella pequeña cámara bastante desorganizada no hallaba su presencia.
Sabia que de encontrarse bien ella jamas me dejaría solo, así que una enorme intranquilidad invadió mi lama, y pese al dolor logre colocar mis pies en el maldito suelo que como si de un navío se tratara daba tumbos bajo ellos.
Sonae era como mi segunda madre, había crecido junto a ella y aunque ahora ambos aparentábamos la misma edad, yo siempre fui, como ella me llamaba su cachorro, entre nosotros existía una unión muy fuerte, ese vinculo infranqueable...ahora solo necesitaba saber que ella estaba bien.
Era evidente que mi debilidad extrema no iba a ceder frente a mis ganas de descubrir que hacia en ese lugar, ademas el calor invadía mi cuerpo, dejando que gotas perladas resbalaran por mi frente posiblemente debido a las altas fiebres que me acompañaban.
Camine sujetándome a las cosas como bien pude hacia la ruinosa puerta de madera de aquella cámara tratando de esquivar los muebles que me impedían el paso, cuando sentí que la puerta se abría.
-Sonae -musité con debilidad alzando la mirada completamente ido, mientras mi cuerpo se tambaleaba cediendo a cada paso.
Baches que tomaban unas ruedas grandes golpeando mi maltrecho cuerpo, dolor, mucho dolor y oscuridad, era incapaz de abrir los ojos y quizás era lo mejor, pues sentía como la vida escapaba de mis venas como la noche escapa al día.
Mi pecho apenas subía y bajaba, como si mi corazón ya cansado de luchar ,hubiera dejado que me apagara lentamente, tan solo la idea de venganza y de volver a mi hogar junto a los míos me hacia aferrarme a la poca vida que sin duda quedaba en mi.
No se el tiempo que el viaje, si es que aquello era un viaje, pues mi cuerpo estaba inerte, sobre algo duro que no alcanzaba a saber que era, duró.
Solo se que pronto caí en algo blando, dándome un respiro que duro poco, el dolor aumento cada vez que sobre mis heridas caía un liquido que bien sabia lo que era, alcohol, escocia como un demonio, creo que llegue a abrir un instante los ojos y a gritar inconsciente antes de ahora is, sumirme en un sueño que pensé seria eterno.
Abrí los ojos en una especie de cabaña, me costo centrar la mirada en algo pues todo me parecía borroso, apenas tenia fuerzas para mover mis músculos, que parecían decididos a no obedecer a mi cuerpo.
Las vendas recorrían mi pecho desnudo, mas aun así, parecían ensangrentadas en su mayoría.
Sisee al intentar incorporarme, necesitaba saber que había sido de Sonae, pues por mas que la busque con la vista en aquella pequeña cámara bastante desorganizada no hallaba su presencia.
Sabia que de encontrarse bien ella jamas me dejaría solo, así que una enorme intranquilidad invadió mi lama, y pese al dolor logre colocar mis pies en el maldito suelo que como si de un navío se tratara daba tumbos bajo ellos.
Sonae era como mi segunda madre, había crecido junto a ella y aunque ahora ambos aparentábamos la misma edad, yo siempre fui, como ella me llamaba su cachorro, entre nosotros existía una unión muy fuerte, ese vinculo infranqueable...ahora solo necesitaba saber que ella estaba bien.
Era evidente que mi debilidad extrema no iba a ceder frente a mis ganas de descubrir que hacia en ese lugar, ademas el calor invadía mi cuerpo, dejando que gotas perladas resbalaran por mi frente posiblemente debido a las altas fiebres que me acompañaban.
Camine sujetándome a las cosas como bien pude hacia la ruinosa puerta de madera de aquella cámara tratando de esquivar los muebles que me impedían el paso, cuando sentí que la puerta se abría.
-Sonae -musité con debilidad alzando la mirada completamente ido, mientras mi cuerpo se tambaleaba cediendo a cada paso.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: El estruendo de la batalla, el dolor de la muerte. [Privado]
Lo había intentado todo, la frustración corría por sus venas, con la misma velocidad de su sangre, esa misma que hacía bombear su corazón con una fuerza indómita, intentando salvar hasta con sus últimas palpitaciones, al ser que para Sonae lo era todo, ¿acaso una loba no haría lo inimaginable para salvar a sus crías, a su manada? Ese hombre que inconsciente, se mecía en la barcaza, era toda su familia, tal vez la única que le quedaba en el mundo, ¿podría entonces dejar que las fuerzas se le agotaran, sin dar todo de sí, por salvarlo? no, claro que no.
La loba siguió remando, intentando llevar aquel preciado tesoro a lugares seguros, de vez en vez, observaba a aquella herida en el hombro del guerrero y se preguntaba, ¿cuales serían las armas usadas para realizar tal maleficio?. Así pasó gran parte de la noche, remando sin descanso, contemplándolo, intentando escuchar cualquier cambio en el monótono, pero tranquilizador suspiro, una respiración que por momentos se quejaba, pero que a la vez, le devolvía la esperanza de poder llevarlo con bien, hasta algún lugar donde lo asistieran.
La loba solía aguantar mucho sufrimiento, lo había hecho en esos mas de cincuenta años que caraba encima, muchas luchas al lado del padre de Agarwaen, para ahora seguir luchando al lado del muchacho, como ella solía llamarlo. Mas en ésta última contienda, las heridas que recibiera en su cuerpo, estaban haciendo mella en su espíritu y en su fortaleza, tal vez se trataba de el gran esfuerzo que realizaba en pos de alejar a su hermano de aquel brujo demente o de eso otra mujer misteriosa. Pero la verdad era que hacía una hora, sentía un frío que calaba sus huesos, mas el sudor le decía que la fiebre se había apoderado de su cuerpo.
Unas horas mas tarde, el barco se dirigía al puerto, arrastrado por la corriente, llevando en su interior al guerrero y tumbada a su lado, la loba, quien había caído inconsciente tras intentar vencer sus propias debilidades, pero debía descansar, restablecer sus fuerzas, porque de lo contrario, terminaría muerta antes de arribar a París.
No fue consciente de los esfuerzos de aquella cambiante para salvarlos, como tampoco de la forma en que los transportó hasta un lugar seguro o de como se esmeró en restañar las heridas. fue después de que la noche volviera a enseñorearse en la ciudad, que la loba se despertó, totalmente restablecida, pensando solo en una cosa, en la seguridad de aquel humano que lo era todo, en ese niño, que se había convertido en un guerrero y al que consideraba un hermano, casi un hijo, su cachorro. - Agarwaen - dijo mientras se despertaba y sentaba en el lecho, algo mareada, pero dispuesta a luchar con quien le impidiera proteger a su manada, mas pronto descubrió que se encontraba en una habitación, y no muy lejos su familia, descansaba ya mas tranquilo, con vendajes limpios en su herida. Suspiró aliviada, tras pasar un tiempo junto al guerrero, observándole dormir, decidió hacer un recorrido de la zona, debía asegurarse que los enemigos no llegarían a donde ellos se encontraban y ademas, debía saber quien era el ser a quien le debían su rescate. Se acercó al lecho, acarició la mejilla del soldado, y sonrió al verle no como el hombre que era ahora, sino como el pequeño que caía rendido tras un día de intenso entrenamiento - descansa Agarwaen, pronto volveré, solo intenta recuperarte lo antes posible - le susurró en el oído besando su frente y abandonando la habitación.
La loba siguió remando, intentando llevar aquel preciado tesoro a lugares seguros, de vez en vez, observaba a aquella herida en el hombro del guerrero y se preguntaba, ¿cuales serían las armas usadas para realizar tal maleficio?. Así pasó gran parte de la noche, remando sin descanso, contemplándolo, intentando escuchar cualquier cambio en el monótono, pero tranquilizador suspiro, una respiración que por momentos se quejaba, pero que a la vez, le devolvía la esperanza de poder llevarlo con bien, hasta algún lugar donde lo asistieran.
La loba solía aguantar mucho sufrimiento, lo había hecho en esos mas de cincuenta años que caraba encima, muchas luchas al lado del padre de Agarwaen, para ahora seguir luchando al lado del muchacho, como ella solía llamarlo. Mas en ésta última contienda, las heridas que recibiera en su cuerpo, estaban haciendo mella en su espíritu y en su fortaleza, tal vez se trataba de el gran esfuerzo que realizaba en pos de alejar a su hermano de aquel brujo demente o de eso otra mujer misteriosa. Pero la verdad era que hacía una hora, sentía un frío que calaba sus huesos, mas el sudor le decía que la fiebre se había apoderado de su cuerpo.
Unas horas mas tarde, el barco se dirigía al puerto, arrastrado por la corriente, llevando en su interior al guerrero y tumbada a su lado, la loba, quien había caído inconsciente tras intentar vencer sus propias debilidades, pero debía descansar, restablecer sus fuerzas, porque de lo contrario, terminaría muerta antes de arribar a París.
No fue consciente de los esfuerzos de aquella cambiante para salvarlos, como tampoco de la forma en que los transportó hasta un lugar seguro o de como se esmeró en restañar las heridas. fue después de que la noche volviera a enseñorearse en la ciudad, que la loba se despertó, totalmente restablecida, pensando solo en una cosa, en la seguridad de aquel humano que lo era todo, en ese niño, que se había convertido en un guerrero y al que consideraba un hermano, casi un hijo, su cachorro. - Agarwaen - dijo mientras se despertaba y sentaba en el lecho, algo mareada, pero dispuesta a luchar con quien le impidiera proteger a su manada, mas pronto descubrió que se encontraba en una habitación, y no muy lejos su familia, descansaba ya mas tranquilo, con vendajes limpios en su herida. Suspiró aliviada, tras pasar un tiempo junto al guerrero, observándole dormir, decidió hacer un recorrido de la zona, debía asegurarse que los enemigos no llegarían a donde ellos se encontraban y ademas, debía saber quien era el ser a quien le debían su rescate. Se acercó al lecho, acarició la mejilla del soldado, y sonrió al verle no como el hombre que era ahora, sino como el pequeño que caía rendido tras un día de intenso entrenamiento - descansa Agarwaen, pronto volveré, solo intenta recuperarte lo antes posible - le susurró en el oído besando su frente y abandonando la habitación.
Sonae- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 02/01/2016
Temas similares
» A pesar del dolor o la soledad - privado
» Caballo de Batalla | Privado
» Bajo la noche se esconde el dolor... (Bianna) Privado
» Libera mi dolor (Privado)
» Dolor vs Humano -Privado-
» Caballo de Batalla | Privado
» Bajo la noche se esconde el dolor... (Bianna) Privado
» Libera mi dolor (Privado)
» Dolor vs Humano -Privado-
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour