Re: Paseo en Globo - [Privado]

por **Stéfano Tiersen** Dom Jul 17, 2016 6:24 pm

La madrugada estaba por llegar y Stéfano en conjunto con el espectro se encontraban a un kilómetro de Champs-Èlysées, asesinando lentamente a un inquisidor. El guerrero de la Iglesia trataba de huir pero constantemente salían manos cadavéricas que le cogían del pie derribándolo. Stéfano no corría, ni siquiera caminaba a un paso normal, lo hacía lento y su aura oscura infundía más terror en el inquisidor. —¿dónde está tu Dios? —habló el nigromante con una voz gutural, una combinación de las voces de Stéfano y el espectro. El inquisidor nuevamente se levantó y echó a correr y la mano volvía a derribarlo hasta que varios brazos salieron de la tierra aprisionando el cuerpo, Stéfano controlaba a los esqueletos con su nigromancia y a la vegetación con su poder titiritero haciendo que las almas que sólo pocos hechiceros eran capaces de ver manifestaran con su energía los movimientos de ramas o arrojar piedras, haciendo creer que Stéfano tenía un poder telequinético. Pero lo que más le gustaba hacer a Stéfano era sacar el alma del cuerpo de sus víctimas con las posesiones, así era como mataba a los vampiros, poseía los cuerpos para arrojarlos al fuego o que sus almas clavaran astillas en todas direcciones, recuperaba su cuerpo mortal y el alma del vampiro regresaba para sufrir y perecer; en el caso de otros inquisidores sólo sacaba sus almas y las quemaba en el plano espiritual dejando un cuerpo hueco.

«Está amaneciendo Stéfano» susurró el espectro escondido en la sombra del nigromante, el inquisidor era orgulloso y a pesar de todo lo que Stéfano ya había hecho él no había suplicado piedad o dado información. —Muy bien, al parecer no sacaré de ti nada —avanzó a pasos rápidos, el espectro salió de la sombra y emergió como un monstruo a la espalda del nigromante. El inquisidor dijo una última plegaria antes de que Stéfano extrajera con su poder de posesión la alma, con el alma en su mano y el poder prestado del espectro incendió está en llamas verdes, un grito agónico se escuchó en el plano espiritual, en el terrenal sólo se percibió una luz en el puño derecho de Stéfano. —Debemos de continuar hijo —se escuchó la voz gutural del espectro que se colocó a un costado de Stéfano que con su mirada perdida tenía puesto sus ojos sobre el cadáver.

—Lo sé espectro; sin embargo, no hemos progresado en nada. Me estoy rodeando de almas, que si bien aprovecho, que llegan a hostigarme al querer les otorgue venganza. ¿Realmente crees que Innocentia está con vida? —dijo la pregunta en tono fatídico, el espectro se puso frente a él y lo abofeteó, el nigromante cerró sus puños pero no actuó.
—En Champs-Élysées hay una exposición de globos aerostáticos puedes aprovecharlos para ver, desde las alturas, a todo inquisidor, habrá alguno con una fe débil y obtendras la información
—Sería más fácil hacer hablar al Obispo de Francia
—Ya te lo he dicho Stéfano, sólo a inquisidores.
—Como si hubiera diferencia —farfulló y caminó atravesando al espectro—. Champs-Élysées, allá vamos.

Le llevó una hora llegas hasta allá, pasó una hora más dando vueltas por el lugar hasta que finalmente consiguió estar frente al dueño de uno de los globos. —¡Quiero subir.
—Todos quieren, son 40 francos —dijo el dueño en tono sarcástico lo que molestó a Stéfano, el nigromante preparó un remolino de almas alrededor del sujeto, un tipo alto, de nariz larga y aguda, con una cabeza alargada y prendas muy sencillas a comparación de Stéfano que vestía de blanco, con botas y guantes de esgrima cafés, el mismo color que su capa con capucha que llevaba puesta y cubría parte de sus ojos. El espectro se adelantó al movimiento de Stéfano y bloqueó el ataque.

El nigromante suspiró y pagó, el hombre delgado se hizo a un lado para que Stéfano se subiera pero antes de que pudiera hacerlo lo detuvo. —Lo siento, pero por seguridad mínimo deben de ser dos personas.
—¿A qué estás jugando? —respondió irritado el nigromante, el flacucho se encogió de hombros de forma burlona mientras guardaba el dinero en clara situación de que no le devolvería ni un centavo. «Conseguir ha alguien», entonces Stéfano observó a una dama distraída entre tantos globos que ya se elevaban, el nigromante sonrió—. Ella —señaló a la mujer de vestido crema y sombrero con plumas—, ella es mi compañía.