Paseo a medianoche [privado]

por **Kami Ryunosuke** Lun Ene 24, 2011 9:13 am

En cuanto el los últimos rayos de sol habían desaparecido por completo tras el horizonte la puerta de un caro ataúd se abrió empujada por una blanca mano de varón. Sentía que su sueño se había hecho demasiado eterno en esa ocasión... pero al parecer no lo suficiente. El anochecer llegaba de nuevo y el vampiro se despertaba de su letargo de forma automática.

Siempre había detestado la hora de irse a dormir.. pero más aún odiaba el momento de levantarse...

Con resignación el vampiro oriental se incorporó levantándose con cuidado de no estropear las hermosas telas que adornaban el interior del ataúd. Dejó la katana con la que había dormido sobre su regazo dentro y cerró de nuevo la tapa, demasiado pesada como para que cualquier humano pudiera siquiera levantarla, pero aún así tomó precauciones y cubrió su ataúd con duras cadenas que entrelazó hasta sujetarlas con un candado del mismo material que estas y se guardó la llave en el bolsillo. Todo en precaución para que su preciada espada siguiera en el mismo sitio al volver. Normalmente siempre la llevaba con él pero ese día quería dejar atrás su pasado en la medida de lo posible... y la katana solo se lo recordaría aún más.

Tras haber tomado las precauciones que le parecieron convenientes se cambió las ropas que había usado para dormir por otras algo más desgastadas y viejas. Le gustaba ir siempre vestido pero no ver como sus ropajes preferidos se es estropeaban y ese día quería dar un paseo por el bosque. Con unos pantalones negros, una camisa sencilla de color azul marino, un chaleco también negro y una gabardina encima para protegerle del viento. Por último se calzó unas botas altas y salió en dirección a su destino con intención de dar un largo paseo entre los árboles, tomando la precaución de alimentarse por el camino con algún que otro caminante solitario; no quería que le entrara la sed en medio del bosque donde de seguro no encontraría a ninguna presa humana.

Una vez satisfecho y ya llegando a los límites de la ciudad se internó sin miedo alguno a ese lugar que tantos paseantes evitaban de noche.

por Invitado Lun Ene 24, 2011 4:23 pm

Comenzaba a hacer frío. Un frío más intenso y gélido que el de el día claro. Ahora se volvía despiadado y cruel con los transeúntes de las calles parisinas. Silvia estaba acostumbrada al frío, y por eso no le prestó mucha atención. De echo, esa sensación frígida en su piel le gustaba. Le hacía sentir viva, llena cuando entraba en sus pulmones el fresco aire. Hacía años que convivía con la naturaleza y con todo lo que ésta conllevaba. ¿Iba a prestarle atención excesiva a un poco de frialdad en el ambiente, cuando se había pasado inviernos enteros a la intemperie en su tierra natal?

No obstante, el cansancio comenzaba a invadirla y decidió volver a lo que llamaba su hogar. El bosque. Ese lugar que prácticamente la había visto madurar entre su biodiversidad. Levantó el vuelo delante de un bonito parque lleno de verdor, y planeó sobre la ciudad hasta que llegó hasta las afueras, entrando en la naturaleza. Batió sus alas hasta que encontró de nuevo su árbol, y se posó a descansar un poco antes de descender hasta el suelo y adoptar de nuevo la forma humana. Sacó su ropa del hueco del tronco y se vistió, tranquila. Se frotó las manos y luego caminó otro poco. Quería mirar el lago que había cerca de allí. Tenía las aguas muy limpias y cristalinas, y le agradaba admirar su reflejo. Ese reflejo que, tantas veces al mirarlo, había sido su única compañía.

Caminó lentamente, dejándose embriagar por el aroma de la noche y sus fragancias. Deleitó su mirada con cada pequeño detalle, escrutando el ambiente y llegando a ver a algunos animalillos nocturnos que correteaban por el lugar. Sonrió al ver otro búho y guiñó un ojo al aire. Llegó a la orilla en seguida. El sonido del agua le gustaba mucho, la tranquilizaba a la par que la llenaba de fuerza. Era un sonido débil, sí, pero persistente y persuasivo. Cerró los ojos y se dejó embaucar en aquella calma natural. De pronto, un aroma desconocido llegó a su nariz, haciéndole girar el rostro, frunciendo el ceño, e investigando visualmente el ambiente.

por **Kami Ryunosuke** Lun Ene 24, 2011 5:35 pm

El vampiro de oscuros cabellos se encontraba disfrutando plácidamente de su paseo, hacía casi una hora que lo hacía en realidad. El frescor del aire mezclado con los diferentes aromas era simplemente una delicia para su sentido del olfato, la sutil melodía que producía el viento moviendo las hojas de los árboles le envolvía de forma placentera, sus ojos podía contemplar la hermosura del bosque sin necesidad de rayos de sol que lo iluminaran, y sus manos acariciaban el tacto áspero y al mismo tiempo agradable de los troncos de los árboles junto a los que pasaba. YA solo necesitaba un trago de una buena sangre para llevar todos sus sentidos al éxtasis, aunque sabía que eso era algo que no iba a encontrar tan fácilmente por esos lugares con lo que se conformaba con el delicioso regusto metálico de su última víctima.

Siguió dejando que sus pies le llevaran por aquel camino desconocido sin miedo a perderse o al amanecer cuando sus ojos captaron algo fuera de lugar. Era acaso una figura femenina y desnuda lo que contemplaban sus ojos? Así era. Una mujer que parecía haber surgido de la nada sacaba unos ropajes de un sutil escondrijo en el tronco de un árbol, se vestía y echaba a nadar hacia la dirección que le mismo Kami estaba siguiendo por lo que la veía de espaldas. La mujer en un principio no pareció percatarse de su presencia por lo que el vampiro no tubo el mayor reparo en seguirla. Obviamente lo hizo a una distancia prudente y cuidando sus pasos en la medida de lo posible para o hacer ningún sonido delator.

No tardaron el llegar lo que parecía ser un lago, era una zona del bosque desconocida para el vampiro que intentó anotarse mentalmente su localización para intentar volver solo en otras ocasiones. Parecía un lugar realmente agradable, Pero sumergido como estaba en esos pensamientos no se percató de que había salido del refugio que suponían los árboles y su aroma ahora estaba mucho menos disimulado con el ambiente. Cuando volvió a mirar a la mujer esta parecía husmear en su dirección.

Al verse descubierto, algo que realmente no le alteraba lo más mínimo en una situación como aquella en la que había seguido a la mujer casi sin un motivo en concreto; el vampiro no dudo en salir de su escondrijo entre la maleza dejándose ver.

- Buenas noches.. hermoso lugar para pasear.-

Saludó haciendo una educada reverencia.

por Invitado Lun Ene 24, 2011 5:54 pm

Sus oídos se vieron invadidos por un nuevo sonido que no pertenecía a la naturaleza, y sus ojos divisaron una figura que, con toda seguridad, era la que había olido anteriormente. Cruzó los brazos, observándola, hasta que vio su cara - Buenas noches - dijo entornando los ojos y casi en un profundo susurro - Cierto es - afirmó adoptando postura en contraposto.

Ladeó la cabeza, esperando una respuesta. Sintió entonces un abrazo del viento, que le movió el cabello como si estuviese en la copa de algún árbol, observando el paisaje desde las alturas, como tantas veces podía recordar. Sus ojos miraron la figura de arriba abajo, escrutándola. Silvia no estaba acostumbrada a tratar con gente, y menos dentro del bosque, y menos aún justo después de haberse transformado en humana. Siempre solía esperarse un rato antes de aparecer en ámbito público, por precaución. Hubiera agradecido que aquella figura oliera a humano, pero no lo hacía, era o algo más, u otra cosa. Prefirió seguir esperando.

La figura seguía ahí, como si fuese una estatua. Sin embargo, Silvia no volvió a decir nada. Era independiente, y como tal, trataba solamente lo justo con los demás.

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