Canto nocturno - Privado

por **Giada Di Fiorenza** Dom Jul 03, 2016 6:25 pm

Giada, aunque despertó temprano esa mañana, se había quedado reflexionando en su vida, pues ésta daba vueltas como un carrusel. No hacía mas de un año, que llegó a París, gracias a un importante contrato de un empresario de teatro, para ser una de las estrellas de la música de París. Pero luego su vida había dado un giro inesperado, por culpa de la inquisición, de un lobo, de un vampiro, asustada, decidió abandonar todo y refugiarse en un trabajo manual. Allí, en un vivero comercial, se dedicó a usar sus poderes para cuidar a los seres de la naturaleza. Mas algo le faltaba. Con los meses descubrió que en ningún otro lugar podía expresar todo lo que tenía en su alma, si no era en los teatros, cuando cantaba, fue así que tras arduas charlas, pedidos de disculpas, logró conseguir un contrato y volver a los escenarios. Por esa razón debía estar lista a media mañana, ya que era el día en que, tras firmar los contratos, volvería a cantar en el teatro Garnier.

Por eso cuando se levantó, no pudo dejar de cantar, acentuando su francés, adquirido no hacía mucho tiempo, pero que le sería de utilidad, a la hora de cantar las nuevas piezas musicales. Era verdad, trabajaría en el gran teatro Garnier, pero tras su mal comportamiento profesional, no volvería como figura principal, sino, como una mas del coro, o de los acompañamientos. En verdad a Giada, aquella sanción, no le importaba, muy por el contrario, se sintió en verdad agradecida, pues era una forma de no sentir presión y disfrutar, no solo del canto, sino de tener mayor tiempo para otro tipo de actividades, mas afines con su caracter empático y solidario.

Gracias a su nuevo trabajo, -el de cantar-, podría juntar recursos monetarios para ayudar a los demás, sintiendo así, que era una forma de agradecer a la vida el maravilloso don que le había regalado. Giada, no necesitaba cantar para mantenerse, lo que le permitía usar ese dinero para sus obras de beneficencia. Por dicha razón, pidió que parte de su sueldo fuera depositado en una cuenta en le Banco de París, para que le fuera fácil emplearlo en la ayuda a personas de pocos recursos, como era el caso de los miles de mendigos que se acercaban al albergue por un plato de comida caliente y un trozo de pan.

Tras tomar un baño, se dispuso a elegir el vestido que usaría, buscó que fuera elegante, algo discreto, pero que mostrara sus atributos femeninos, ya que deseaba salir a pasear por París, apenas terminar sus actividades, ya en horas de la tarde, poder tomando un té en el importante café de París, o cenar en el restaurante del Hotel des Arene. ¿Que el tomar un te sola, era una verdadera afrenta a la sociedad, y mas aun cenar sin la compañía femenina o masculina? pues en verdad no era algo que le quitara el sueño. solía escudarse en el hecho de ser una extranjera, pues sabía bien que los parisinos, solían tildar de brutos, ignorantes y desfachatados, a todo el que no era como ellos, así que poco le importaba los comentarios de dichas personas, ya que por una o por otra razón, serían capaces de comerla viva.

La mañana pasó sin sobresaltos, tras firmar el contrato, se dedicó a conocer a sus músicos, sus compañeros de reparto y hacer el primer ensayo de la obra que estaría en cartelera en menos de dos meses. Apenas si comió una ensalada a medio día y tras refrescarse en su camerino, se dispuso a salir de paseo. Grande fue su sorpresa al ver que la noche había conquistado el cielo de París, no podría salir a pasear como se lo propusiera al despertar por la mañana, y terminó tomando un coche que la llevara al Hotel Des Arene. Solo esperaba conseguir mesa, ya que se había olvidado de hacer la reserva.

por **Kenner Clapton** Mar Ago 30, 2016 6:53 pm

Kenner había tenido que cumplir algunas tareas que debía hacer para dejar todo preparado, para una reunión que tenia con algunos interesados para llevar a cabo sus planes, esto lo llevo a cabo con facilidad estaba saliendo tranquilamente de la oficina del dueño habíamos estado conversando durante esa noche en el que el restaurante seria del milenario cuando este observa que una bella dama acaba de entrar, se lamio los labios levemente y dejo ver sus colmillos por unos instantes y luego los oculto, habia encontrado su presa, con su audición había podido averiguar que le dijeron que no quedaban mesas todas estaban reservadas, este se detuvo y apoyando con tranquilidad su mano en el bastón menciono, como a quien se le antoja un capricho volteo y observo a su acompañante el dueño de aquel lugar, que había insistido en acompañarlo hasta su carruaje y este menciono de forma elegante y tranquila.

-Voy a quedarme a comer en vuestro restaurante, me gustaría saber si podríais tener la mejor de vuestras mesas Sir, preparadla que iré a buscar a mi compaña enseguida estaré aquí Sire.

El hombre asintió levemente mientras el vampiro se detenía al lado de la dama, que ya estaba por irse debido a que le habían dejado claro que no habría un lugar para ella esta noche, el menciono de voz elegante con un francés bastante mezclado con el ingles, pero teniendo cuidado de que fuera fácil entender por la joven le dijo suavemente.

-Madam disculpadme me acompañaríais esta noche en la cena, pude ver que no teníais un lugar pero podéis acompañadme y os asegurare que estaréis agradable si aceptáis ser mi compaña.

Menciono tranquilamente, extendiendo su brazo para que ella se sujetara de este si realmente deseaba acompañarlo, no demoro demasiado en que llegara el dueño avisándoles que la mejor mesa estaba lista para ambos, busco besar a mano de la joven y elogiarla por su vestimenta y lo elegante que se veía, ambos marcharon hacia la mesa si ella decidía acompañarle le extendieron su asiento y se sentó sonriendo le apenas a la mujer.

-Perdonadme buenas noches bella dama que deseáis para cenar?

por **Giada Di Fiorenza** Dom Sep 11, 2016 7:46 pm

El metre había sido claro, hasta un poco cortante al indicarle que no podría conseguir una mesa para ella, y por la mirada que le había dado al decirlo, Giada se dio cuenta que no era tanto por falta de mesa, como por reservarse el derecho de admisión, - una mujer sola, intentando cenar en uno de las mejores plazas de la ciudad, válgame Dios, a que hemos llegado - Giada se imaginó que el metre estaría pensando, cuando la dejó de mirar, como si con ese darle vuelta el rostro le estuviera gritando – márchate ¡ya!, perro sarnoso -, intentó que en su rostro no se percibiera el mal momento que estaba pasando, especialmente porque en esos momentos, una pareja se acercaba a pedir mesa y sin reserva, siendo escoltados por el hombre a una de las ubicaciones que ella había observado antes de pedir un lugar. Suspiró casi imperceptiblemente, - bueno, pues tendrás que conformarte con un café o un té – dijo a su estómago en voz muy baja, mientras intentaba salir del lugar.

Pero en el momento en que se retiraba, la voz de un hombre llamó su atención, no la había tocado, pero sabía que le hablaba a ella. Lentamente giró su cuerpo para enfrentarlo y sus ojos se posaron en los ajenos, eran un tanto rasgados, aquel caballero era dueño de una sonrisa entres sensual y llena de picardía, y no supo porque, de pronto se sintió extremadamente complacida ante su presencia, como si en verdad lo conociera de toda la vida. Sin haberlo meditado posó su mano enguantada en el brazo que el caballero le extendía y le acompañó a la mesa exclusiva aquella que solo usaba la realeza o el dueño del Hotel, ¿Quién sería en verdad aquel caballero?

Cuando llegaron a la mesa, el mismo metre, fue quien se desvivió intentando hacer que la velada fuera lo más cómoda posible, para el caballero misterioso, y pudo ver como intentaba no dirigirle la mirada, seguramente avergonzado por haberla confundido con una prostituta, o por el contrario, creyendo que era la querida del extranjero, pero Giada se encontraba sumamente agasajada para poner su atención en un hombre del servicio.

Cuando por fin estuvieron sentados, y el misterioso caballero le preguntó que deseaba, ella fue sumamente sincera – en verdad no sé qué pedir, ¿me podría sugerir algún plato en especial? - dijo sonrosada por la situación, y por la profunda mirada que no la dejaba de contemplar.

por **Kenner Clapton** Lun Oct 10, 2016 8:00 pm

La joven dama decidió acompañarlo y eso había sido interesante por parte del vampiro, que no pudo evitar notar que su encanto anti natural había influenciado en ella, debido a que parecía ponerse boba al estar mirando su rostro y cuerpo, claro estaba la atracción natural de una presa hacia su cazador de la noche, pero esa noche ella no seria su alimento, por lo menos no de la forma en la que normalmente los seres de la noche, solían tratarla, sino que seria su compañera, de vez en cuando le agradaba la compaña inocente mortal, que desconocía en su totalidad la naturaleza demoníaca con la cual se estaba sentando, luego que los minutos pasaron y esta le confeso que estaba algo desorientada, de seguro ella tendría en mente que no la dejarían pasar o esa seria la primera fase, luego pensar en que comer, pero el vampiro tenia todo penado extendió la mano hacia el comensal que se acerco algo temeroso, ya que hacia minutos había tratado de forma hostil a la mujer que ahora se encontraba sentada en la mejor mesa de lugar y debería servirla toda la noche sin ni siquiera poder rechistar, este luego de observar los ojos de la doncella que le acompañaba menciono en un tono autoritario pero frió sin presencia de ira o malestar.

-Traed el mejor plato de la casa para mi dama y claro esta que para mi y os pido el mejor vino que tenéis, esta noche se festejara de lo bueno y no os atreváis a incordianos nuevamente hasta que todo este listo para servirnos retiraros inmediatamente...

Fueron las palabras hacia aquel hombre que no pudo mas que casi atragantarse con su propia saliva, al sentir la mirada del inmortal sobre el, una faceta que el sabia enmascara tan bien para la doncella que le acompañaba, que poco se habría dado cuenta quizás si la actitud asustadiza del empleado, pero de seguro la belleza y los ojos de el que se clavaron en los de ella con una sonrisa leve y misteriosa serian mas que suficiente para hacerla olvidar que era lo que había pasado con ese hombre, este decidió romper el hielo haciendo unas preguntas con sus respuestas desde su lado.

-Como os llamáis my lady? me podéis llamar Kenner Clapton bella dama.

Menciono poniendo las codos sobre la mesa y apoyando su mentón sobre sus manos, mientras la observaba analizando todo su cuerpo, viendo los detalles y el comportamiento de ella estudiando su actitud, mientras que el hablaba y luego al escuchar sus respuestas, para saber si eran sinceras o las estaba inventando para intentar evadirlo en un futuro, pero algo que seria difícil para cualquier mortal que ya había caído en el encandilamiento de un vampiro como lo era el.

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