AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Opposites Attract - Flashback [Gianna]
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Opposites Attract - Flashback [Gianna]
La suerte de Astor parecía estar cambiando. Había pasado de perder un compromiso y una casa en las afueras de París a compartir una misión con la más hermosa y letal inquisidora que tuviera el placer de conocer. Ahora, tres semanas después de la primer salida con la italiana Gianna Castiglione, Gray debía viajar a su lado para una nueva misión, en esta ocasión a un lugar que Astor conocía bástate bien, Inglaterra.
La tierra que lo vio nacer, crecer y convertirse en un monstruo era el último lugar al que él quería regresar, sin embargo, ordenes de superiores eran algo que no podía ser ignorado, de la misma manera en que no estaba dispuesto a dejar que algún idiota tomará la misión al lado de Castiglione. Si algo debía hacerse al lado de la inquisidora, él se hallaba más que dispuesto a ir. En su primera misión resulto evidente que la italiana no era una mujer sencilla, que para hacerse un lugar no únicamente en su cama, que era generalmente lo que primero buscaba el licántropo, sino que también para hacer un espacio en su vida, Gray necesitaba hacer un gran esfuerzo.
Antes de salir de París lo único que les fue dicho es que irían a la cede de Inglaterra y que ahí, recibirían los detalles de la misión que estaban por emprender, una que según palabras del líder de facción, era encargada a ellos por el buen desempeño realizado por ambos la última vez que trabajaron juntos. Aunque a Astor le causo gracia que creyeran que juntos se desempañaban bien, también le provoco satisfacción el saberlo, esa pequeña y equivocada creencia, iba a permitirle pasar mucho más tiempo al lado de la italiana.
El viaje si bien no fue del todo placentero, a él le pareció entretenido. Ver a Gianna le resultaba satisfactorio así que pese a que pasaron una gran cantidad de tiempo en silencio y hablaron únicamente para formalidades que él se empeñaba en guiar a otras direcciones o usarlas para fastidiar a la fémina. A Gray le era pues suficiente con observar a la inquisidora, aprender sus gestos y sobre todo, grabarse en la mente ese embriagador aroma que poseía y que a él lo volvía loco, con todo y que no lo hubiera apreciado aún de la manera en que verdaderamente deseaba.
No fue sino hasta que el licántropo pudo descender del carruaje y estirarse para desentumir su cuerpo del viaje, ese que les dejaba a las afueras de la sede de Inglaterra, que Astor finalmente sintió la familiaridad del lugar. El aire le resultaba diferente al de París, mucho más agradable, menos cargado de la tensión de una ciudad plagada de sobrenaturales.
– Bien, ya estamos aquí – señaló al tiempo que estiraba su mano para ayudar a Gianna a descender del carruaje – ¿Habías estado aquí antes Castiglione, o será conmigo tu primera vez? – una sonrisa juguetona apareció en su labios y sus ojos, se mantuvieron fijos en la figura de la inquisidora, quien seguramente pronto respondería a las palabras del licántropo con su singular manera de hacerlo.
La tierra que lo vio nacer, crecer y convertirse en un monstruo era el último lugar al que él quería regresar, sin embargo, ordenes de superiores eran algo que no podía ser ignorado, de la misma manera en que no estaba dispuesto a dejar que algún idiota tomará la misión al lado de Castiglione. Si algo debía hacerse al lado de la inquisidora, él se hallaba más que dispuesto a ir. En su primera misión resulto evidente que la italiana no era una mujer sencilla, que para hacerse un lugar no únicamente en su cama, que era generalmente lo que primero buscaba el licántropo, sino que también para hacer un espacio en su vida, Gray necesitaba hacer un gran esfuerzo.
Antes de salir de París lo único que les fue dicho es que irían a la cede de Inglaterra y que ahí, recibirían los detalles de la misión que estaban por emprender, una que según palabras del líder de facción, era encargada a ellos por el buen desempeño realizado por ambos la última vez que trabajaron juntos. Aunque a Astor le causo gracia que creyeran que juntos se desempañaban bien, también le provoco satisfacción el saberlo, esa pequeña y equivocada creencia, iba a permitirle pasar mucho más tiempo al lado de la italiana.
El viaje si bien no fue del todo placentero, a él le pareció entretenido. Ver a Gianna le resultaba satisfactorio así que pese a que pasaron una gran cantidad de tiempo en silencio y hablaron únicamente para formalidades que él se empeñaba en guiar a otras direcciones o usarlas para fastidiar a la fémina. A Gray le era pues suficiente con observar a la inquisidora, aprender sus gestos y sobre todo, grabarse en la mente ese embriagador aroma que poseía y que a él lo volvía loco, con todo y que no lo hubiera apreciado aún de la manera en que verdaderamente deseaba.
No fue sino hasta que el licántropo pudo descender del carruaje y estirarse para desentumir su cuerpo del viaje, ese que les dejaba a las afueras de la sede de Inglaterra, que Astor finalmente sintió la familiaridad del lugar. El aire le resultaba diferente al de París, mucho más agradable, menos cargado de la tensión de una ciudad plagada de sobrenaturales.
– Bien, ya estamos aquí – señaló al tiempo que estiraba su mano para ayudar a Gianna a descender del carruaje – ¿Habías estado aquí antes Castiglione, o será conmigo tu primera vez? – una sonrisa juguetona apareció en su labios y sus ojos, se mantuvieron fijos en la figura de la inquisidora, quien seguramente pronto respondería a las palabras del licántropo con su singular manera de hacerlo.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Opposites Attract - Flashback [Gianna]
El hecho de pertenecer a la inquisición no hacía todo tan complicado, de hecho, tenía un montón de temas a favor y, uno de ellos, radicaba en una excelente calidad de vida. En su condición de décima generación de Castiglione sirviendo a la iglesia, vivía en los mejores lugares, usaba las mejores armas y ropas y se alimentaba de lo mejor de la tierra de cada nación que visitara. Los hoteles en los que permanecía de modo temporal, no podían ser superados por ningún otro y, en el caso de los viajes, tenía absolutamente todo cubierto.
Para su estado emocional, la orden de partir para Inglaterra le venía como anillo al dedo. Habían pasado ya bastantes días desde que su prometido falleciera, pero la ira de recordarlo todo volvía de vez en cuando a Gianna, sobre todo cuando regresaba a su casa y se sentía sola. Ahora, era un buen momento para centrarse en otra misión, en nuevos lugares que intentaría conocer y en ese compañero que repetiría: Astor Gray. De algún modo, cuando se enteró de con quien iría, sintió cierta gracia; creía que el licántropo seguramente estaba furioso por compartir con alguien a quien consideraba novato. A él poco le importaban los años de experiencia de Gianna en Italia, porque para él, ella seguía siendo nueva por haber llegado recientemente a Francia. Pasarían apenas unos pocos días hasta que le viera la expresión personalmente; el encuentro estaba planeado tan sólo una semana después y se encontrarían en el lugar de partida desde muy temprano.
Sin embargo, ella se mostró bastante profesional al respecto y mantuvo su sarcasmo muy al margen. La mayoría del camino permanecieron en silencio, y utilizaron pocos minutos para concretar órdenes. No hubo bromas ni tampoco quejas, y la camaradería pareció ser mínima. Gianna acompañaba como siempre sus espacios para pensar con té. Era una extraña manía que tenía desde hace mucho y que encajaba perfectamente en Inglaterra. En otros momentos leyó un poco, para descubrir que a veces levantaba la vista y se encontraba con la mirada ajena. Seguramente no tardaría en quejarse o farfullar por cualquier cosa. Finalmente, así era él.
— ¿Tanto le gustan las primeras veces? — Bromeó ella a esa sonrisa ladina en Gray, como si aquel que le daba la mano ahora, fuese un sujeto diferente al que había permanecido con ella durante el viaje —Me trajeron cuando era niña, pero no recuerdo nada ¿Eso cuenta?— agregó, soltando la mano ajena al terminar de bajar. Allí estaba a ciegas, aunque hablaba tres idiomas y suponía que no le sería complicado moverse —Supongo que si comenzamos la misión mañana, no le molesta guiarme hasta el hotel para poder descansar y comer algo ¿Verdad? — la pregunta le daba pie a responder de mala gana, como solían decir que hacía, o quizás, por el contrario se mostrase por primera vez amable.
Para su estado emocional, la orden de partir para Inglaterra le venía como anillo al dedo. Habían pasado ya bastantes días desde que su prometido falleciera, pero la ira de recordarlo todo volvía de vez en cuando a Gianna, sobre todo cuando regresaba a su casa y se sentía sola. Ahora, era un buen momento para centrarse en otra misión, en nuevos lugares que intentaría conocer y en ese compañero que repetiría: Astor Gray. De algún modo, cuando se enteró de con quien iría, sintió cierta gracia; creía que el licántropo seguramente estaba furioso por compartir con alguien a quien consideraba novato. A él poco le importaban los años de experiencia de Gianna en Italia, porque para él, ella seguía siendo nueva por haber llegado recientemente a Francia. Pasarían apenas unos pocos días hasta que le viera la expresión personalmente; el encuentro estaba planeado tan sólo una semana después y se encontrarían en el lugar de partida desde muy temprano.
Sin embargo, ella se mostró bastante profesional al respecto y mantuvo su sarcasmo muy al margen. La mayoría del camino permanecieron en silencio, y utilizaron pocos minutos para concretar órdenes. No hubo bromas ni tampoco quejas, y la camaradería pareció ser mínima. Gianna acompañaba como siempre sus espacios para pensar con té. Era una extraña manía que tenía desde hace mucho y que encajaba perfectamente en Inglaterra. En otros momentos leyó un poco, para descubrir que a veces levantaba la vista y se encontraba con la mirada ajena. Seguramente no tardaría en quejarse o farfullar por cualquier cosa. Finalmente, así era él.
— ¿Tanto le gustan las primeras veces? — Bromeó ella a esa sonrisa ladina en Gray, como si aquel que le daba la mano ahora, fuese un sujeto diferente al que había permanecido con ella durante el viaje —Me trajeron cuando era niña, pero no recuerdo nada ¿Eso cuenta?— agregó, soltando la mano ajena al terminar de bajar. Allí estaba a ciegas, aunque hablaba tres idiomas y suponía que no le sería complicado moverse —Supongo que si comenzamos la misión mañana, no le molesta guiarme hasta el hotel para poder descansar y comer algo ¿Verdad? — la pregunta le daba pie a responder de mala gana, como solían decir que hacía, o quizás, por el contrario se mostrase por primera vez amable.
Gianna Castiglione- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2014
Re: Opposites Attract - Flashback [Gianna]
En el fondo, nadie es como aparenta ser.
Neil Gaiman
Que la misión a la que era enviado al lado de su italiana favorita fuera en sus tierras natales, daba a Astor la creencia de que tenía cierta clase de ventaja. Según lo que tenía entendido, al menos hasta el momento, Gianna siempre trabajo en tierras italianas y después paso a Francia, pero nunca le había oído mencionar Inglaterra entre sus zonas conocidas, así que si ella se lo permitía, el licántropo estaba más que dispuesto a darle un recorrido por su antiguo hogar antes y después del trabajo.
Durante el viaje hasta Inglaterra, ambos se mostraron respetuosos y silenciosos. El lobo más que nada porque se planteaba formas de iniciar una conversación con Gianna que no tomara un rumbo hostil ya que ella parecía ser experta en tomar a mal todo lo que salía de la boca del inquisidor; aún así, pese a las dificultades, Gray fue capaz de tomar el tema más simple y evidente para poder hablar con ella. Gianna por su parte, respondió a sus palabras con un tono ligeramente divertido, tanto que sus palabras hicieron que el licántropo riera. Decir que a Astor le gustaban las primeras veces era poco. Le encantaban y más cuando las primeras veces culminaban en una cama, con memorias bastante agradables que lo mejor era no evocar en presencia de Gianna, quien le miraba como si tratara de leer su mente, buscando adivinar que oscuros pensamientos o que malas respuestas estaba tratando de darle.
– Las primeras veces siempre son divertidas, eso es todo Castiglione – aseguró antes de ofrecerle su mano y esperar a que bajara del carruaje.
Gray parecía no prestar mucha atención a los demás o eso era lo que los rumores sobre él decían, rumores que de hecho eran completamente falsos pero que al lobo le daban igual, después de todo, él no trataba de desmentirlos porque mantener a todos a raya era mejor; aunque a Gianna no deseaba mantenerla alejada. A la italiana, Gray deseaba mantenerla muy cerca y el motivo exacto aún era desconocido para él, pues estaba seguro de que no era únicamente el deseo de meterse en su cama lo que le atraía de ella. Gianna Castiglione era diferente a todas la mujeres por las que alguna vez sintió interés y eso la volvía sumamente especial, como un diamante en medio de piedras cualquiera.
Entrecerró los ojos algo decepcionado cuando al bajar del carruaje la italiana soltó su mano. Si bien aquella era la manera adecuada de proceder, la verdad es que a Astor no le hubiera importado en lo más mínimo mantener un poco más el contacto con ella.
– Su visita de niña cuenta como su primera vez pero como no recuerda nada – le guiño un ojo, dejando que la decepción de momento atrás diera paso a la coquetería – diremos que su primera vez ha sido conmigo – y aunque esperaba ahora si un comentario sarcástico de parte de ella, lo que escucho casi le deja sin palabras. De muy buena gana, Gianna preguntaba al licántropo si era posible que la llevara hasta el hotel donde se hospedarían. Era buena idea que descansaran, sin embargo, Astor tenía otro planes si es que ella aceptaba. – No es molestia alguna pero antes de dirigirnos al hotel, ¿Le gustaría dar un paseo Castiglione? Prometo que no vamos a perdernos y que comeremos algo mucho más rico que lo que puedan ofrecernos en el hotel – una sonrisa pícara apareció en sus labios mientras que aguardaba la respuesta de la italiana, aunque realmente daba igual lo que ella dijera, Astor la guiaría primero a otros sitios.
Neil Gaiman
Que la misión a la que era enviado al lado de su italiana favorita fuera en sus tierras natales, daba a Astor la creencia de que tenía cierta clase de ventaja. Según lo que tenía entendido, al menos hasta el momento, Gianna siempre trabajo en tierras italianas y después paso a Francia, pero nunca le había oído mencionar Inglaterra entre sus zonas conocidas, así que si ella se lo permitía, el licántropo estaba más que dispuesto a darle un recorrido por su antiguo hogar antes y después del trabajo.
Durante el viaje hasta Inglaterra, ambos se mostraron respetuosos y silenciosos. El lobo más que nada porque se planteaba formas de iniciar una conversación con Gianna que no tomara un rumbo hostil ya que ella parecía ser experta en tomar a mal todo lo que salía de la boca del inquisidor; aún así, pese a las dificultades, Gray fue capaz de tomar el tema más simple y evidente para poder hablar con ella. Gianna por su parte, respondió a sus palabras con un tono ligeramente divertido, tanto que sus palabras hicieron que el licántropo riera. Decir que a Astor le gustaban las primeras veces era poco. Le encantaban y más cuando las primeras veces culminaban en una cama, con memorias bastante agradables que lo mejor era no evocar en presencia de Gianna, quien le miraba como si tratara de leer su mente, buscando adivinar que oscuros pensamientos o que malas respuestas estaba tratando de darle.
– Las primeras veces siempre son divertidas, eso es todo Castiglione – aseguró antes de ofrecerle su mano y esperar a que bajara del carruaje.
Gray parecía no prestar mucha atención a los demás o eso era lo que los rumores sobre él decían, rumores que de hecho eran completamente falsos pero que al lobo le daban igual, después de todo, él no trataba de desmentirlos porque mantener a todos a raya era mejor; aunque a Gianna no deseaba mantenerla alejada. A la italiana, Gray deseaba mantenerla muy cerca y el motivo exacto aún era desconocido para él, pues estaba seguro de que no era únicamente el deseo de meterse en su cama lo que le atraía de ella. Gianna Castiglione era diferente a todas la mujeres por las que alguna vez sintió interés y eso la volvía sumamente especial, como un diamante en medio de piedras cualquiera.
Entrecerró los ojos algo decepcionado cuando al bajar del carruaje la italiana soltó su mano. Si bien aquella era la manera adecuada de proceder, la verdad es que a Astor no le hubiera importado en lo más mínimo mantener un poco más el contacto con ella.
– Su visita de niña cuenta como su primera vez pero como no recuerda nada – le guiño un ojo, dejando que la decepción de momento atrás diera paso a la coquetería – diremos que su primera vez ha sido conmigo – y aunque esperaba ahora si un comentario sarcástico de parte de ella, lo que escucho casi le deja sin palabras. De muy buena gana, Gianna preguntaba al licántropo si era posible que la llevara hasta el hotel donde se hospedarían. Era buena idea que descansaran, sin embargo, Astor tenía otro planes si es que ella aceptaba. – No es molestia alguna pero antes de dirigirnos al hotel, ¿Le gustaría dar un paseo Castiglione? Prometo que no vamos a perdernos y que comeremos algo mucho más rico que lo que puedan ofrecernos en el hotel – una sonrisa pícara apareció en sus labios mientras que aguardaba la respuesta de la italiana, aunque realmente daba igual lo que ella dijera, Astor la guiaría primero a otros sitios.
Última edición por Astor Gray el Jue Nov 10, 2016 9:40 pm, editado 1 vez
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Opposites Attract - Flashback [Gianna]
Necesitaba recordar quién era ella,
y él parecía perderse en lo mismo.
y él parecía perderse en lo mismo.
—Si usted lo dice…— respondió con una sonrisa. A veces, llevarle la idea también era parte del plan, uno en el que Gianna buscaba conocerlo en distintas circunstancias y ante todo tipo de respuestas. En misiones, ella podía limitarse a obedecer o quizás desviarse un poco para demostrar que siempre hay segundas opciones y, con respecto a las charlas, prefería el sarcasmo aunque tenía claro que en muy pocas ocasiones se podían lograr cosas con más amabilidad.
Inglaterra lucía hermosa en ese primer encuentro. El clima los recibía de manera agradable y las personas lucían mucho más tranquilas que las de Francia, algo similar a las de Italia. Ese viaje era un nuevo aire, a pesar de tener que investigar, se sentía diferente, con un nivel de presión mucho menor, como si no existiesen amenazas tan latentes como las que solían enfrentar en París. — ¿Diremos? — repitió, sin esforzarse en ocultar la gracia que le causaba aquella particular manera del licántropo de llamar las cosas —Elija bien sus palabras, Gray, no querrá crear confusiones que luego le quieran cobrar— agregó, sin necesidad de explicar demasiado lo que ya era obvio. Astor conocía su fama, todas las facciones de la inquisición también; incluso, recordaba que cuando fue asignada como su compañera en la primera misión, otra mujer del grupo de soldados bromeó diciendo que ojalá esa noche de lucha no terminara luego en una cama y que, si acaso así sucedía, que no se le ocurriera ilusionarse con alguien tan compartido como él. Ese día Gianna rio, se conocía lo suficiente como para saber que nada de eso pasaría entre ellos, y mucho menos si tenía una reputación como esa. Con su ex prometido había tenido más que suficiente.
—Si nos perdemos sabré que es usted un muy mal guía. Pero bien, iremos y dejaré que usted elija la comida por mí, vamos a ver qué tan buen anfitrión resulta— aceptó, retándolo como siempre en medio de sus frases, buscando más de él aunque no pretendiera nada. Era curioso pensar cuánto la habían envidiado algunas al enterarse del nuevo viaje, incluso les importaba poco si él las tomaba en serio o no. Pero ella no quería nada diferente a distraerse, a cambiar de ambiente, a relajarse un poco y a aprovechar todo lo que Astor era capaz de hacerla reír, aunque no pretendiera eso y pareciera al final de cada discusión enojado. Eso era lo mejor de todo, por eso, Gianna seguía empeñada en hacerlo perder siempre, en cambiarle la costumbre de estar ganando lo que se le diera la gana.
El equipaje fue llevado por el hombre del carruaje al hotel, dando más tiempo y menos carga a ambos. Allí sólo bastaba dejarse guiar, y era curioso mirar a Gray y no ver el típico ceño fruncido que mostrara todos los benditos días en Francia —Le sienta bien Inglaterra, Gray, al menos hoy no parece de mal humor como los demás días— comentó con gracia, era de esperarse que no se guardara un comentario como ese. Ahora eran de nuevo desconocidos, otra vez era todo interesante. Allí eran ellos así, nada más, sin trabajo extra, si cargas diarias, sin necesidad de conservar un carácter que les mantuviera vivos.
Inglaterra lucía hermosa en ese primer encuentro. El clima los recibía de manera agradable y las personas lucían mucho más tranquilas que las de Francia, algo similar a las de Italia. Ese viaje era un nuevo aire, a pesar de tener que investigar, se sentía diferente, con un nivel de presión mucho menor, como si no existiesen amenazas tan latentes como las que solían enfrentar en París. — ¿Diremos? — repitió, sin esforzarse en ocultar la gracia que le causaba aquella particular manera del licántropo de llamar las cosas —Elija bien sus palabras, Gray, no querrá crear confusiones que luego le quieran cobrar— agregó, sin necesidad de explicar demasiado lo que ya era obvio. Astor conocía su fama, todas las facciones de la inquisición también; incluso, recordaba que cuando fue asignada como su compañera en la primera misión, otra mujer del grupo de soldados bromeó diciendo que ojalá esa noche de lucha no terminara luego en una cama y que, si acaso así sucedía, que no se le ocurriera ilusionarse con alguien tan compartido como él. Ese día Gianna rio, se conocía lo suficiente como para saber que nada de eso pasaría entre ellos, y mucho menos si tenía una reputación como esa. Con su ex prometido había tenido más que suficiente.
—Si nos perdemos sabré que es usted un muy mal guía. Pero bien, iremos y dejaré que usted elija la comida por mí, vamos a ver qué tan buen anfitrión resulta— aceptó, retándolo como siempre en medio de sus frases, buscando más de él aunque no pretendiera nada. Era curioso pensar cuánto la habían envidiado algunas al enterarse del nuevo viaje, incluso les importaba poco si él las tomaba en serio o no. Pero ella no quería nada diferente a distraerse, a cambiar de ambiente, a relajarse un poco y a aprovechar todo lo que Astor era capaz de hacerla reír, aunque no pretendiera eso y pareciera al final de cada discusión enojado. Eso era lo mejor de todo, por eso, Gianna seguía empeñada en hacerlo perder siempre, en cambiarle la costumbre de estar ganando lo que se le diera la gana.
El equipaje fue llevado por el hombre del carruaje al hotel, dando más tiempo y menos carga a ambos. Allí sólo bastaba dejarse guiar, y era curioso mirar a Gray y no ver el típico ceño fruncido que mostrara todos los benditos días en Francia —Le sienta bien Inglaterra, Gray, al menos hoy no parece de mal humor como los demás días— comentó con gracia, era de esperarse que no se guardara un comentario como ese. Ahora eran de nuevo desconocidos, otra vez era todo interesante. Allí eran ellos así, nada más, sin trabajo extra, si cargas diarias, sin necesidad de conservar un carácter que les mantuviera vivos.
Gianna Castiglione- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2014
Re: Opposites Attract - Flashback [Gianna]
Le gustaba verla sonreír. Generalmente Gianna tenía una expresión que la hacía lucir completamente inaccesible, de hecho, Astor recordaba perfectamente esa expresión de molestia y pocos amigos de la primera misión de ambos, pero ahora, ella sonreía y eso provocaba que incluso las palabras más sarcásticas de ella fueran tomadas de manera divertida por Gray. Claro que el licántropo sabía que ese buen ambiente duraría poco tiempo. La inquisidora era tan seria cuando se trataba del trabajo que una vez que comenzaran la misión, Astor podía despedirse del todo de su bella sonrisa.
– Así es, diremos – confirmó con una sonrisa en los labios – A menos que este planeando negar nuestro viaje juntos a estas hermosas tierras londinenses – aquellas palabras las pronunció con fingido pesar solo para después estallar en una carcajada al escuchar lo que ella tenía para decir – No creo que exista ninguna clase de confusión Castiglione, esto es una misión y no ha sido nuestra elección venir juntos – enarcó entonces la ceja y la observó divertido – a menos claro que seas tú la que quiera que se tomen las cosas de una manera que no son – sabía que estaba tentando a su suerte al decir aquello. Gianna podía estar de buen humor pero en cualquier momento podía cambiar su estado de animo gracias a los comentarios inapropiados hechos por el inquisidor – ¿Quieres eso Castiglione? – preguntó en tono seductor, a sabiendas de que sería rechazado por ella, y quizás eso era lo mejor. Gray sabía a la perfección la clase de fama que llevaba a cuestas y aunque no podía negar que se moría de ganas por ver el cuerpo desnudo de Gianna, no quería que en los cuarteles se hablara de ella. Caer en cuenta de ello lo hizo gruñir y dejar de observar a la italiana, ¿Qué tenía Gianna Castiglione que lo llevaba a pensar en valorarla como nunca valoró a otras mujeres? Realmente no podía descubrirlo y en lugar de frustrarse por ello, solo acababa por interesarse más en la italiana. Prueba de ello era que en lugar de llevarla directamente al hotel le ofrecía mostrarle la ciudad, una decisión no muy inteligente considerando que ella provocaba cosas desconocidas en él.
– Soy un excelente anfitrión, tan seguro estoy de ello que le garantizo que es imposible que nos perdamos Castiglione – la observó completamente convencido de sus palabras – Si bien no he venido a Londres tanto como quisiera, conozco esta ciudad más que cualquier otra en el mundo. Sin mencionar claro que los lobos nunca nos perdemos – le guiño el ojo después de esas palabras y fue entonces a decirle al conductor del carruaje que llevase el equipaje al hotel, que ellos inspeccionarían primero algunas zonas – Muy bien, momento de comenzar a caminar, una deliciosa comida nos aguarda – dijo al pasar a un lado de ella, únicamente para dirigirse a una de las calles más cercanas.
Mientras andaban, Astor no podía evitar lucir sumamente complacido por estar una vez más en la ciudad que lo vio nacer y crecer. De hecho, se hallaba de tan buen humor que hasta Gianna se lo hizo notar.
– ¿Le resulta tan extraño verme de buen humor? – preguntó sin esperar realmente una respuesta, después de todo, él ya sabía que en raras ocasiones se había mostrado así en Francia – Supongo que volver a los lugares donde fue feliz tiene que ver con ello – y no era que no fuera feliz en París, sino que la manera en que llegó hasta aquella ciudad y a la inquisición lo habían cambiado de tal manera que ya le era imposible regresar a ser el Astor Gray que vivió en Inglaterra, ese que no tenía grandes preocupaciones y que sobre todo, ignoraba la existencia de criaturas sobrenaturales.
Dejando de lado su pasado, el inquisidor volvió a concentrarse en el presente.
– Ahí esta nuestro restaurante – tras decir aquello señalo lo que parecía ser una construcción algo antigua pero elegante – Ese lugar lleva años en servicio y es uno de los mejores lugares para comer aquí – siempre que iba de visita o misión a Londres, Astor aparecía en aquel restaurante, el mismo al que fue muchas otras veces durante su niñez y juventud.
– Así es, diremos – confirmó con una sonrisa en los labios – A menos que este planeando negar nuestro viaje juntos a estas hermosas tierras londinenses – aquellas palabras las pronunció con fingido pesar solo para después estallar en una carcajada al escuchar lo que ella tenía para decir – No creo que exista ninguna clase de confusión Castiglione, esto es una misión y no ha sido nuestra elección venir juntos – enarcó entonces la ceja y la observó divertido – a menos claro que seas tú la que quiera que se tomen las cosas de una manera que no son – sabía que estaba tentando a su suerte al decir aquello. Gianna podía estar de buen humor pero en cualquier momento podía cambiar su estado de animo gracias a los comentarios inapropiados hechos por el inquisidor – ¿Quieres eso Castiglione? – preguntó en tono seductor, a sabiendas de que sería rechazado por ella, y quizás eso era lo mejor. Gray sabía a la perfección la clase de fama que llevaba a cuestas y aunque no podía negar que se moría de ganas por ver el cuerpo desnudo de Gianna, no quería que en los cuarteles se hablara de ella. Caer en cuenta de ello lo hizo gruñir y dejar de observar a la italiana, ¿Qué tenía Gianna Castiglione que lo llevaba a pensar en valorarla como nunca valoró a otras mujeres? Realmente no podía descubrirlo y en lugar de frustrarse por ello, solo acababa por interesarse más en la italiana. Prueba de ello era que en lugar de llevarla directamente al hotel le ofrecía mostrarle la ciudad, una decisión no muy inteligente considerando que ella provocaba cosas desconocidas en él.
– Soy un excelente anfitrión, tan seguro estoy de ello que le garantizo que es imposible que nos perdamos Castiglione – la observó completamente convencido de sus palabras – Si bien no he venido a Londres tanto como quisiera, conozco esta ciudad más que cualquier otra en el mundo. Sin mencionar claro que los lobos nunca nos perdemos – le guiño el ojo después de esas palabras y fue entonces a decirle al conductor del carruaje que llevase el equipaje al hotel, que ellos inspeccionarían primero algunas zonas – Muy bien, momento de comenzar a caminar, una deliciosa comida nos aguarda – dijo al pasar a un lado de ella, únicamente para dirigirse a una de las calles más cercanas.
Mientras andaban, Astor no podía evitar lucir sumamente complacido por estar una vez más en la ciudad que lo vio nacer y crecer. De hecho, se hallaba de tan buen humor que hasta Gianna se lo hizo notar.
– ¿Le resulta tan extraño verme de buen humor? – preguntó sin esperar realmente una respuesta, después de todo, él ya sabía que en raras ocasiones se había mostrado así en Francia – Supongo que volver a los lugares donde fue feliz tiene que ver con ello – y no era que no fuera feliz en París, sino que la manera en que llegó hasta aquella ciudad y a la inquisición lo habían cambiado de tal manera que ya le era imposible regresar a ser el Astor Gray que vivió en Inglaterra, ese que no tenía grandes preocupaciones y que sobre todo, ignoraba la existencia de criaturas sobrenaturales.
Dejando de lado su pasado, el inquisidor volvió a concentrarse en el presente.
– Ahí esta nuestro restaurante – tras decir aquello señalo lo que parecía ser una construcción algo antigua pero elegante – Ese lugar lleva años en servicio y es uno de los mejores lugares para comer aquí – siempre que iba de visita o misión a Londres, Astor aparecía en aquel restaurante, el mismo al que fue muchas otras veces durante su niñez y juventud.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Opposites Attract - Flashback [Gianna]
De alguna manera le gustaba hablar, porque a él no le gustaba eso;
y las excepciones siempre se reconocen entre ellas.
y las excepciones siempre se reconocen entre ellas.
—Imposible, una buena parte de las mujeres de la inquisición ya conocían de este viaje, incluso me hicieron varias recomendaciones a las que no preste atención— comentó, sin molestarse siquiera en ocultar la fama que él mismo ya sabía. Era evidente que si algún día quería algo serio, debía ser con una mujer que no hiciera parte de la iglesia, de su mundo, de su círculo social que lo vendía como resultado de un montón de decepciones e intentos por mantenerlo consigo. No obstante, no dejaba de resultar curioso ese modus operandi de él ¿Acaso terminaba todas las misiones con mujeres de la misma manera? Para hacer parte de la iglesia, se desviaban con indecorosa frecuencia. —Oh, sí, claro, me muero de ganas por decir que me sumo a la lista de conquistas temporales de Astor Gray ¿Es siempre tan suspicaz? — esa frase sarcástica fue algo más seria, como si de alguna forma le manifestara que eso jamás sucedería.
Por otra parte, el plan a modo de distracción le venía bien, su mente necesitaba relajarse y como mínimo debía aprovechar esa tarde libre de todo, incluso, de cualquier conocido que necesitara favores tontos o que requiriera un apoyo cualquiera. Así, sentía un peso menor sobre sus hombros, quitándole de paso un poco de la frialdad típica con que lo trataba siempre a él. Ese día probablemente lo conocería más, siendo más ellos mismos, hasta que por error pretendiera tratarla como al resto de mujeres —Esta ciudad le da otra expresión ¿Es tan infeliz en Francia? — preguntó, comenzando una atípica marcha en un medio día de invierno. Era una estación maravillosa que le sentaba a Londres, cubriéndola de blanco y haciéndola más misteriosa que lo que de por sí ya era ¿Así se comportaría Gianna al volver a Italia? Extrañaba su tierra natal, pero la independencia que poseía ahora residiendo en París también merecía su total afecto. —Casi parece otra persona, sus expresiones son totalmente opuestas a esas veces que compartimos misión o que nos cruzamos en la iglesia. Es imposible no notarlo, el cambio es abrupto— respondió, sin dejar de notar esa manera del licántropo de mirarlo todo, como si esa fuese su primera vez en aquella ciudad, o como si pretendiera detectar hasta el más mínimo cambio en la arquitectura o el panorama de cualquier lugar en el que posaba sus ojos. — ¿No ha pensado en regresar? Escuché que la iglesia ha tenido que extenderse a muchas naciones por el exceso de sobrenaturales; pasaron de ser unos pocos a multiplicarse hasta el punto de formar comunidades firmes, o clanes, como ellos mismos los llaman. Esa sería una buena oportunidad, y de paso el momento de ser una pieza clave en un lugar como este— la sugerencia era seria y muy cercana a la realidad. Los vampiros aumentaban en número, más que cualquier otra especie, pero todas se volvían peligrosas y la lucha entre especies no facilitaba el asunto. Por eso mismo es que iban ellos a investigar.
—Creo que no recuerdo haber comido algún plato típico inglés. Aceptaré entonces su sugerencia, veremos si en estos días juntos cambio mi percepción sobre usted. No creo que eso sea posible dado su carácter, pero veremos— comentó, conteniendo con obviedad una risita que no pasaría desapercibida para él.
Por otra parte, el plan a modo de distracción le venía bien, su mente necesitaba relajarse y como mínimo debía aprovechar esa tarde libre de todo, incluso, de cualquier conocido que necesitara favores tontos o que requiriera un apoyo cualquiera. Así, sentía un peso menor sobre sus hombros, quitándole de paso un poco de la frialdad típica con que lo trataba siempre a él. Ese día probablemente lo conocería más, siendo más ellos mismos, hasta que por error pretendiera tratarla como al resto de mujeres —Esta ciudad le da otra expresión ¿Es tan infeliz en Francia? — preguntó, comenzando una atípica marcha en un medio día de invierno. Era una estación maravillosa que le sentaba a Londres, cubriéndola de blanco y haciéndola más misteriosa que lo que de por sí ya era ¿Así se comportaría Gianna al volver a Italia? Extrañaba su tierra natal, pero la independencia que poseía ahora residiendo en París también merecía su total afecto. —Casi parece otra persona, sus expresiones son totalmente opuestas a esas veces que compartimos misión o que nos cruzamos en la iglesia. Es imposible no notarlo, el cambio es abrupto— respondió, sin dejar de notar esa manera del licántropo de mirarlo todo, como si esa fuese su primera vez en aquella ciudad, o como si pretendiera detectar hasta el más mínimo cambio en la arquitectura o el panorama de cualquier lugar en el que posaba sus ojos. — ¿No ha pensado en regresar? Escuché que la iglesia ha tenido que extenderse a muchas naciones por el exceso de sobrenaturales; pasaron de ser unos pocos a multiplicarse hasta el punto de formar comunidades firmes, o clanes, como ellos mismos los llaman. Esa sería una buena oportunidad, y de paso el momento de ser una pieza clave en un lugar como este— la sugerencia era seria y muy cercana a la realidad. Los vampiros aumentaban en número, más que cualquier otra especie, pero todas se volvían peligrosas y la lucha entre especies no facilitaba el asunto. Por eso mismo es que iban ellos a investigar.
—Creo que no recuerdo haber comido algún plato típico inglés. Aceptaré entonces su sugerencia, veremos si en estos días juntos cambio mi percepción sobre usted. No creo que eso sea posible dado su carácter, pero veremos— comentó, conteniendo con obviedad una risita que no pasaría desapercibida para él.
Gianna Castiglione- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2014
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