AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
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Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Llevaba unos días en la ciudad, mi hermana parecía un fantasma, había rastreado hasta allí todas sus huellas como con anterioridad lo habían hecho antes los rastreadores que mi padre envió.
Pero en París su rastro se dispersaba dejando distintas pistas falsas que me llevaban a callejones sin salida que empezaban a desesperarme.
Podía saber como pensaba cualquier presa, las estudiaba de forma concienzuda y jamás lograban escapar de mi. Pero a ella, una mujer que conocía desde que nació parecía no ser capaz siquiera de interpretarla.
No se que la forzó a abandonar nuestros frondosos bosques en Escocia, ni siquiera si lo había echo por propia voluntad. Algo que tal y como la perseguía empezaba a quedarme mas que claro.
Como futuro alfa cuando mi padre cayera, empezaba a sentirme traicionado y no por una hembra mas de la manada, si no por la misma sangre que corría por mis venas, por mi hermana.
Desconocía que era eso tan malo que podía haberle pasado en nuestro hogar donde siempre lo tuvo todo como para ahora decidir abandonarnos dejando a mi madre entre lagrimas y a mi padre en evidencia, mas lo que tenia claro es que no dejaría París sin ella, y que la llamaría al orden aunque en ello se me fuera la vida.
Esa noche había dado por finalizada mi búsqueda, pues algo apuntaba a un lugar frecuentado por vampiros que creí seria de nuevo una pista falsa y que tras entrar con dos cojones, me di cuenta de que aparte de una buena pelea nada de información encontraría sobre ella en esos lares.
Inquieto y bastante agobiado por mis fallidos resultados decidí con tino ir a la taberna antes de retirarme al hostal a pasar el resto de las horas de sueño que aun me quedaban por delante. Cuando el alba diera paso al día continuaría investigando con tal de hallar con mas luz el paradero de mi hermana.
Entre en una taberna oscura, bastante sombría pero abarrotada de gente, que posiblemente como yo deseaban tomar unas copas sin ser molestados.
El olor a alcohol entraba en mis fosas nasales acompañado de humo de tabaco, de opio y alguna otra sustancia entremezclada con sudor y sexo.
Me acerque a la barra y pedí una jarra de hidromiel, que me fue servida de inmediato.
Hundí mis labios en el vidrio oscurecido de la taza y deje que aquella dulce bebida alcohólica calentara mi garganta y con ella mi cuerpo.
Deje reposar la bebida un instante sobre la mesa larga de madera de roble llena de betas cuando iba por la mitad de esta mientras relamía mis labios sin soltar el mango dispuesto a seguir bebiendo sin pausa.
La búsqueda me había dado sed, y para que mentir la desesperación ganas de olvidar por una noche lo que buscaba.
Me fije en mi alrededor, la gente ya bastante ebria en su mayoría reía a carcajadas, ajena a sus problemas, podía sentir varias auras inmortales en el recinto, mas ninguna parecía desear problemas y al igual que yo hundían su cabeza en alcohol posiblemente tratando de olvidar como yo distintas afrentas.
Llevaba unos días en la ciudad, mi hermana parecía un fantasma, había rastreado hasta allí todas sus huellas como con anterioridad lo habían hecho antes los rastreadores que mi padre envió.
Pero en París su rastro se dispersaba dejando distintas pistas falsas que me llevaban a callejones sin salida que empezaban a desesperarme.
Podía saber como pensaba cualquier presa, las estudiaba de forma concienzuda y jamás lograban escapar de mi. Pero a ella, una mujer que conocía desde que nació parecía no ser capaz siquiera de interpretarla.
No se que la forzó a abandonar nuestros frondosos bosques en Escocia, ni siquiera si lo había echo por propia voluntad. Algo que tal y como la perseguía empezaba a quedarme mas que claro.
Como futuro alfa cuando mi padre cayera, empezaba a sentirme traicionado y no por una hembra mas de la manada, si no por la misma sangre que corría por mis venas, por mi hermana.
Desconocía que era eso tan malo que podía haberle pasado en nuestro hogar donde siempre lo tuvo todo como para ahora decidir abandonarnos dejando a mi madre entre lagrimas y a mi padre en evidencia, mas lo que tenia claro es que no dejaría París sin ella, y que la llamaría al orden aunque en ello se me fuera la vida.
Esa noche había dado por finalizada mi búsqueda, pues algo apuntaba a un lugar frecuentado por vampiros que creí seria de nuevo una pista falsa y que tras entrar con dos cojones, me di cuenta de que aparte de una buena pelea nada de información encontraría sobre ella en esos lares.
Inquieto y bastante agobiado por mis fallidos resultados decidí con tino ir a la taberna antes de retirarme al hostal a pasar el resto de las horas de sueño que aun me quedaban por delante. Cuando el alba diera paso al día continuaría investigando con tal de hallar con mas luz el paradero de mi hermana.
Entre en una taberna oscura, bastante sombría pero abarrotada de gente, que posiblemente como yo deseaban tomar unas copas sin ser molestados.
El olor a alcohol entraba en mis fosas nasales acompañado de humo de tabaco, de opio y alguna otra sustancia entremezclada con sudor y sexo.
Me acerque a la barra y pedí una jarra de hidromiel, que me fue servida de inmediato.
Hundí mis labios en el vidrio oscurecido de la taza y deje que aquella dulce bebida alcohólica calentara mi garganta y con ella mi cuerpo.
Deje reposar la bebida un instante sobre la mesa larga de madera de roble llena de betas cuando iba por la mitad de esta mientras relamía mis labios sin soltar el mango dispuesto a seguir bebiendo sin pausa.
La búsqueda me había dado sed, y para que mentir la desesperación ganas de olvidar por una noche lo que buscaba.
Me fije en mi alrededor, la gente ya bastante ebria en su mayoría reía a carcajadas, ajena a sus problemas, podía sentir varias auras inmortales en el recinto, mas ninguna parecía desear problemas y al igual que yo hundían su cabeza en alcohol posiblemente tratando de olvidar como yo distintas afrentas.
Última edición por Errol Dow el Lun Ago 22, 2016 10:36 am, editado 1 vez
Errol Dow- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/07/2016
Localización : Paris
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Aquella mujer estaba perdida, casi tanto como yo en esa ciudad, quizás lo mio fuera normal, mas ella parecía torturada, necesitada de la avidez de sentir.
Detuve el caballo para que nuestros ojos se encontraran, entreabrí los labios dejando que nuestro aliento se mezclara junto con el frio de la noche mostrando frente a nosotros ese embriagador vaho.
-Déjame ayudarte -susurré acercando mi boca a la ajena para rozar sus labios con descaro, hundiendo mi lengua en su boca que apasionada se orillo a la suya para buscarse en una batalla a muerte, enredándose entre jadeos.
Mordí su labio inferior pidiéndole mas, pidiéndole todo, una noche en la que nuestros cuerpos se dejaran llevar por la necesidad de sentir de dos extraños embriagados de alcohol.
Desmonté con una sonrisa picara y con la lujuria representada en mi ronca voz, mientras con mis manos tomaba su cintura para pegarla a mi cuerpo enredándonos de nuevo en un apasionado beso.
Mi mano en su nuca la atraía sin descanso contra mi boca, mientras mi otra mano desataba el lazo que aprisionaba su corsee deseoso de apoderarme de sus dos pechos que por este sobresalían insinuantes.
Dejé caer la prenda al suelo llevando ahora allí mi mano, acariciando esos turgentes pechos que endurecidos por el contacto de mis dedos se acercaban contra mi para con sus caderas notar mi pene erecto.
Jadeé frente a su contacto deslizando mis labios por su mandíbula, arrastrando por ella mis dientes mientras gruñía necesitado, dejando que mis instintos de lobo se apoderaran de mi ser salvaje.
Llevé su pecho a mi boca con la mano, lamiendo su pezón, succionando su teta, apoderándome de su sabor dejándome embriagar por el sabor de su piel, del olor de su perfume.
-me estas volviendo loco -reconocí sin dejar de jadear contra su piel empujando de nuevo mi sexo contra sus caderas.
Deje que mis dedos surcaran sus piernas, ascendiendo por sus muslos alzando la falda a mi paso sin dejar de jadear contra sus pechos que duros se introducían en mi boca una y otra vez.
Detuve el caballo para que nuestros ojos se encontraran, entreabrí los labios dejando que nuestro aliento se mezclara junto con el frio de la noche mostrando frente a nosotros ese embriagador vaho.
-Déjame ayudarte -susurré acercando mi boca a la ajena para rozar sus labios con descaro, hundiendo mi lengua en su boca que apasionada se orillo a la suya para buscarse en una batalla a muerte, enredándose entre jadeos.
Mordí su labio inferior pidiéndole mas, pidiéndole todo, una noche en la que nuestros cuerpos se dejaran llevar por la necesidad de sentir de dos extraños embriagados de alcohol.
Desmonté con una sonrisa picara y con la lujuria representada en mi ronca voz, mientras con mis manos tomaba su cintura para pegarla a mi cuerpo enredándonos de nuevo en un apasionado beso.
Mi mano en su nuca la atraía sin descanso contra mi boca, mientras mi otra mano desataba el lazo que aprisionaba su corsee deseoso de apoderarme de sus dos pechos que por este sobresalían insinuantes.
Dejé caer la prenda al suelo llevando ahora allí mi mano, acariciando esos turgentes pechos que endurecidos por el contacto de mis dedos se acercaban contra mi para con sus caderas notar mi pene erecto.
Jadeé frente a su contacto deslizando mis labios por su mandíbula, arrastrando por ella mis dientes mientras gruñía necesitado, dejando que mis instintos de lobo se apoderaran de mi ser salvaje.
Llevé su pecho a mi boca con la mano, lamiendo su pezón, succionando su teta, apoderándome de su sabor dejándome embriagar por el sabor de su piel, del olor de su perfume.
-me estas volviendo loco -reconocí sin dejar de jadear contra su piel empujando de nuevo mi sexo contra sus caderas.
Deje que mis dedos surcaran sus piernas, ascendiendo por sus muslos alzando la falda a mi paso sin dejar de jadear contra sus pechos que duros se introducían en mi boca una y otra vez.
Errol Dow- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/07/2016
Localización : Paris
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
El caballo se detuvo y ella fue lo suficientemente valiente como para girar su rostro y toparse con los ojos del hombre. No parecían de este mundo. De hecho, ni siquiera parecían humanos. A penas le dio tiempo a asentir pues su boca ya tocaba la suya. Parecía estar tan desesperado como ella, se entregó a aquel beso como si hubiera estado años sin probar ni una gota de agua, sedienta.
Jadeó cuando mordió su labio inferior. Enredó sus manos en el cabello del hombre y se perdió allí, incapaz de detener lo que estaba a punto de suceder. “Está mal” se cerebro le traicionó una vez más. ¿Está mal? ¿Y cómo podía sentirse tan bien algo que supuestamente no debía hacer?
Sintió el cuerpo ajeno. Sintió el deseo reflejado en su parte baja y no pudo evitar sonreír a la vez que él seguía pidiéndole más con su boca. Se tomó la licencia de desabrochar su corsé. No era la primera vez que lo había hecho y estaba segura de que no era la última que lo haría. Se notaba experto en la materia.
Gimió suavemente al notar el contacto, al notar cómo él inspeccionaba su cuerpo con su lengua. La estaba volviendo loca. Se mordió el labio inferior intentando reprimir los sonidos del placer pero era francamente imposible.
Se decidió por entrar también en el juego y paseó libremente sus manos por el torso del hombre, cubierto todavía por una tela que le sobraba. Sin embargo, no hizo ademán por retirarla simplemente encontraron el final de la prenda y volvió a tocar su pecho con las manos, su abdomen. Sentir su piel ardiente era demasiado tentador. Mientras él le seguía haciendo notar su excitación, sus manos se toparon con el inicio de su pantalón y logró reprimir una sonrisa.
“Me estás volviendo loco” aquellas palabras se repetían en su mente una y otra vez. Atrás habían quedado las formalidades, lo que estaban haciendo era un pecado mayor como para andarse con tonterías.
Golnar era, por norma general, una mujer silenciosa en aquel acto. Adoraba oír palabras, adoraba saber que les estaba volviendo locos pero sabía de sobra que el placer de ella no era importante en su trabajo. Así que, solo a veces podía soltar alguna palabra pero simplemente para animar al hombre si es que lo necesitaba.
Una de sus manos por fin se introdujo en el pantalón del hombre y notó la excitación, el deseo, la llamada que él le hacía. Lo acarició, lo masajeó. Jugueteó con él solo para que se sintiera más desesperado de lo que ya estaba. Ella también se estaba volviendo loca y lo trasmitió con un leve gemido que se podría interpretar casi como un quejido de insatisfacción por aún no tenerle dentro. Pero aquello siempre era parte del juego y siempre podía esperar aún más.
─ Sé mío solo por esta noche─ aquellas palabras salieron de su garganta sin siquiera pensarlas. Era consciente que aquello no era algo muy común. Normalmente solía ser: “hazme tuya” o frases parecidas. Pero ella necesitaba tener algo, poseer algo por una vez en su vida aunque solo fuera pasajero, aunque no tuviera futuro alguno.
Jadeó cuando mordió su labio inferior. Enredó sus manos en el cabello del hombre y se perdió allí, incapaz de detener lo que estaba a punto de suceder. “Está mal” se cerebro le traicionó una vez más. ¿Está mal? ¿Y cómo podía sentirse tan bien algo que supuestamente no debía hacer?
Sintió el cuerpo ajeno. Sintió el deseo reflejado en su parte baja y no pudo evitar sonreír a la vez que él seguía pidiéndole más con su boca. Se tomó la licencia de desabrochar su corsé. No era la primera vez que lo había hecho y estaba segura de que no era la última que lo haría. Se notaba experto en la materia.
Gimió suavemente al notar el contacto, al notar cómo él inspeccionaba su cuerpo con su lengua. La estaba volviendo loca. Se mordió el labio inferior intentando reprimir los sonidos del placer pero era francamente imposible.
Se decidió por entrar también en el juego y paseó libremente sus manos por el torso del hombre, cubierto todavía por una tela que le sobraba. Sin embargo, no hizo ademán por retirarla simplemente encontraron el final de la prenda y volvió a tocar su pecho con las manos, su abdomen. Sentir su piel ardiente era demasiado tentador. Mientras él le seguía haciendo notar su excitación, sus manos se toparon con el inicio de su pantalón y logró reprimir una sonrisa.
“Me estás volviendo loco” aquellas palabras se repetían en su mente una y otra vez. Atrás habían quedado las formalidades, lo que estaban haciendo era un pecado mayor como para andarse con tonterías.
Golnar era, por norma general, una mujer silenciosa en aquel acto. Adoraba oír palabras, adoraba saber que les estaba volviendo locos pero sabía de sobra que el placer de ella no era importante en su trabajo. Así que, solo a veces podía soltar alguna palabra pero simplemente para animar al hombre si es que lo necesitaba.
Una de sus manos por fin se introdujo en el pantalón del hombre y notó la excitación, el deseo, la llamada que él le hacía. Lo acarició, lo masajeó. Jugueteó con él solo para que se sintiera más desesperado de lo que ya estaba. Ella también se estaba volviendo loca y lo trasmitió con un leve gemido que se podría interpretar casi como un quejido de insatisfacción por aún no tenerle dentro. Pero aquello siempre era parte del juego y siempre podía esperar aún más.
─ Sé mío solo por esta noche─ aquellas palabras salieron de su garganta sin siquiera pensarlas. Era consciente que aquello no era algo muy común. Normalmente solía ser: “hazme tuya” o frases parecidas. Pero ella necesitaba tener algo, poseer algo por una vez en su vida aunque solo fuera pasajero, aunque no tuviera futuro alguno.
Golnar Richelieu- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/09/2015
Localización : En algún lugar del mundo
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Su mano se introdujo por el borde de mis pantalones acariciando mi piel a su paso y arrastrando con ella el ardor de mi cuerpo.
Su mano pronto encontró mi falo, recto, necesitado de que sus manos lo saciaran sin pausa deslizándose entre sus dedos.
Gemí acompañando a sus labios por la necesidad que sus caricias me producían, necesidad que estaba mas que dispuesto a aplacar bajo el manto estrellado de una noche en la que dos extraños aplacaban sus ganas entre gemidos.
Sus palabras se calvaron a fuego contra mi piel mientras una lasciva sonrisa se dibujaba en mi rostro, ascendiendo de nuevo por su cuello, arrastrando mis dientes al paso de mis labios, lamiéndola.
Allí me centre, succionando aquella piel de porcelana, hundiendo suavemente mis dientes en ella, hasta que su piel quedo marcada por mis ganas con un redondo moratón que la hacia lo mas mía que podía.
Aparté con mis dedos sus bragas a un lado, acariciando con la yema la raja de un sexo completamente mojado, caliente, mio.
Gruñí contra sus labios cuando sentí que incrementaba el ritmo mientras me masturbaba con su respiración entrecortada frente a mis labios.
Trace círculos alrededor de un clítoris vibrante, redondo, que hacia que con cada caricia la dama se estremeciera, arqueando la espalda, jadeando entre mis manos.
-Así pequeña -susurré sintiendo como el placer sacudía cada terminación nerviosa de ese cuerpo de pecado.
Aparté mis dedos a la vez que la volteaba, estaba tan cachondo que no podía aguantar mas, así que termine de alzar su falda dejando sus nalgas al descubierto, deslizando las braguitas por sus piernas hasta que alcanzaron el suelo.
Mi botón fue lo siguiente liberando así mi hombría que lleve con mi mano mientras me masturbaba a la entrada de su coño mojado que dilatado me esperaba, haciendome enloquecer.
Acaricie con la punta de mi falo su entrada, mirándola entre jadeos, quería notar como se moría porque la follara, allí, en el bosque.
La embestí de golpe, apoderándome de sus caderas bruscamente con mis dedos, empotrandola contra mis caderas de forma salvaje, paseando mis dientes por su espalda con cada gemido, cada gruñido, estaba tan excitado que nuestros cuerpos se movían salvajes al unisono, sin mas tregua que la del ardor que su piel producía sobre la mía con cada choque de cuerpos.
Sus manos buscaron el sustento de un árbol, algo que amortiguara cada sacudida.
Sus pechos rozaban la corteza cada vez que la empalaba mientras ella excitada buscaba con sus caderas mi pelvis metiendola cada vez mas dentro.
-Te deseo -gruñí contra su piel amortiguando con mis palabras los gemidos que de mi garganta escapaban.
Su mano pronto encontró mi falo, recto, necesitado de que sus manos lo saciaran sin pausa deslizándose entre sus dedos.
Gemí acompañando a sus labios por la necesidad que sus caricias me producían, necesidad que estaba mas que dispuesto a aplacar bajo el manto estrellado de una noche en la que dos extraños aplacaban sus ganas entre gemidos.
Sus palabras se calvaron a fuego contra mi piel mientras una lasciva sonrisa se dibujaba en mi rostro, ascendiendo de nuevo por su cuello, arrastrando mis dientes al paso de mis labios, lamiéndola.
Allí me centre, succionando aquella piel de porcelana, hundiendo suavemente mis dientes en ella, hasta que su piel quedo marcada por mis ganas con un redondo moratón que la hacia lo mas mía que podía.
Aparté con mis dedos sus bragas a un lado, acariciando con la yema la raja de un sexo completamente mojado, caliente, mio.
Gruñí contra sus labios cuando sentí que incrementaba el ritmo mientras me masturbaba con su respiración entrecortada frente a mis labios.
Trace círculos alrededor de un clítoris vibrante, redondo, que hacia que con cada caricia la dama se estremeciera, arqueando la espalda, jadeando entre mis manos.
-Así pequeña -susurré sintiendo como el placer sacudía cada terminación nerviosa de ese cuerpo de pecado.
Aparté mis dedos a la vez que la volteaba, estaba tan cachondo que no podía aguantar mas, así que termine de alzar su falda dejando sus nalgas al descubierto, deslizando las braguitas por sus piernas hasta que alcanzaron el suelo.
Mi botón fue lo siguiente liberando así mi hombría que lleve con mi mano mientras me masturbaba a la entrada de su coño mojado que dilatado me esperaba, haciendome enloquecer.
Acaricie con la punta de mi falo su entrada, mirándola entre jadeos, quería notar como se moría porque la follara, allí, en el bosque.
La embestí de golpe, apoderándome de sus caderas bruscamente con mis dedos, empotrandola contra mis caderas de forma salvaje, paseando mis dientes por su espalda con cada gemido, cada gruñido, estaba tan excitado que nuestros cuerpos se movían salvajes al unisono, sin mas tregua que la del ardor que su piel producía sobre la mía con cada choque de cuerpos.
Sus manos buscaron el sustento de un árbol, algo que amortiguara cada sacudida.
Sus pechos rozaban la corteza cada vez que la empalaba mientras ella excitada buscaba con sus caderas mi pelvis metiendola cada vez mas dentro.
-Te deseo -gruñí contra su piel amortiguando con mis palabras los gemidos que de mi garganta escapaban.
Errol Dow- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/07/2016
Localización : Paris
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
El deseo incrementaba en ella con cada pequeño gesto del hombre. Se dejaba hacer, dejaba que él la manejase de la manera que quisiera. Sintió sus caricias en su parte íntima y una ola de placer recorría su cuerpo cada vez que él movía sus dedos sobre ella. Mientras, la mujer seguía su trabajo con el miembro del hombre, incrementando el ritmo, incapaz de hacerlo más lento.
“Así, pequeña” realmente se sentía así. Era pequeña frente a aquel hombre, estaba para cumplir sus deseos y para dejarse manipular por él. Antes de que se diera cuenta ya estaba mirando hacia un árbol, de espaldas al hombre que iba a penetrarla en cualquier momento. Cerró los ojos sin poder reprimir un gemido cuando entró de golpe, sin siquiera darle un aviso de antelación.
Se agarró al árbol mientras se movía junto a él. Mientras seguía su ritmo desenfrenado. Seguía con los ojos cerrados y agachó un poco la cabeza mientras él se deleitaba con cada embestida.
Sus palabras se grababan a fuego en su mente y se repetían sin cesar pero de una manera diferente a la que él lo había dicho. “Te deseo, puta”. Palabras que había escuchado noche tras noche. Falta de respeto que harían enloquecer a cualquiera pero que ella tenía que obviar. Eso era, una puta sin escrúpulos que buscaba esconderse en el pantalón de un hombre, demasiado asustada como para afrontarse a la realidad y a lo que ella realmente deseaba.
De su garganta salían gemidos que acompañaban a los del hombre pero todos eran muy débiles. Ella era de las calladas hasta para aquellos momentos. También había aprendido a exagerar para que ellos se sintieran realmente satisfecho.
─ No tengas piedad─ logró decir entre gemidos. Le estaba pidiendo que sacara su lado más salvaje, que la castigara porque eso era lo que necesitaba: un escarmiento para que aquello no volviera a ocurrir. Era puta pero quería dejar de serlo, ¿o no?
“Así, pequeña” realmente se sentía así. Era pequeña frente a aquel hombre, estaba para cumplir sus deseos y para dejarse manipular por él. Antes de que se diera cuenta ya estaba mirando hacia un árbol, de espaldas al hombre que iba a penetrarla en cualquier momento. Cerró los ojos sin poder reprimir un gemido cuando entró de golpe, sin siquiera darle un aviso de antelación.
Se agarró al árbol mientras se movía junto a él. Mientras seguía su ritmo desenfrenado. Seguía con los ojos cerrados y agachó un poco la cabeza mientras él se deleitaba con cada embestida.
Sus palabras se grababan a fuego en su mente y se repetían sin cesar pero de una manera diferente a la que él lo había dicho. “Te deseo, puta”. Palabras que había escuchado noche tras noche. Falta de respeto que harían enloquecer a cualquiera pero que ella tenía que obviar. Eso era, una puta sin escrúpulos que buscaba esconderse en el pantalón de un hombre, demasiado asustada como para afrontarse a la realidad y a lo que ella realmente deseaba.
De su garganta salían gemidos que acompañaban a los del hombre pero todos eran muy débiles. Ella era de las calladas hasta para aquellos momentos. También había aprendido a exagerar para que ellos se sintieran realmente satisfecho.
─ No tengas piedad─ logró decir entre gemidos. Le estaba pidiendo que sacara su lado más salvaje, que la castigara porque eso era lo que necesitaba: un escarmiento para que aquello no volviera a ocurrir. Era puta pero quería dejar de serlo, ¿o no?
Golnar Richelieu- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/09/2015
Localización : En algún lugar del mundo
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Gruño tornasole los ojos amar al sentir como la mujer lo azuzaba a incrementar el ritmo que ya distaba mucho de ser humano.
La giró para alzarla de las nalgar sobre el, introduciéndose salvaje en su interior incrustando su polla en el sexo que dilatado, caliente y húmedo lo albergaba sin pausa.
Sus bocas se enlazaron, ávidas, sedientas del otro, jadeos que acallaban contra sus labios uno tras otro.
Deslicé mis dientes por su mandíbula despacio, entre gemidos, arrastrando por ella mis dientes, hasta alcanzar sus pechos que vigorosos sobre mis boca saltaban antes de quedar apresados por ella, lamí los pezones que erguidos se topaban con mi lengua.
Trace a su alrededor círculos antes de succionarlos de nuevo, saboreando su piel clara, sus pechos desnudos.
Gruñí volviendo a tomarla con fuerza, embistiéndola como una bestia, sirviéndonos el árbol de sustento tras cada brusco movimiento.
Su cuerpo perlado en sudor era la imagen mas perfecta vista en mucho tiempo, que buscaba con sus caderas el mio.
Cuerpo tenso como las cuerdas de una arpa que excitado por la dama seguía en su brutal movimiento.
Espada en su funda envainada sin miramiento, ambos jadeando salvajes frente a la boca del otro.
Sentí como su cuerpo entre mis manso se arqueaba, vibrando, acogiendo mi falo con las paredes de su vagina.
Gruñí al sentir como me iba, como alcanzaba junto a ella el clímax, como me corría fuerte en su interior, dejando que mi simiente llenara sus paredes que mojadas apretaban a mi falo con cada movimiento metiéndoselo mas dentro.
-uffff -atiné a decir cerrando los ojos antes de buscar como sustento el árbol con mi mano aun sintiéndome dentro.
La sostuve entre mis brazos porque sentía que las piernas le temblaban.
Sonreí de medio, hundiendo mi cabeza en su pelo, aun jadeando, poco a poco mi respiración se acompasaba a la de la dama, buscándonos esta vez con los ojos.
-¿estas bien? -le pregunté antes de bajarla con suavidad saliendo de su cálido interior.
La giró para alzarla de las nalgar sobre el, introduciéndose salvaje en su interior incrustando su polla en el sexo que dilatado, caliente y húmedo lo albergaba sin pausa.
Sus bocas se enlazaron, ávidas, sedientas del otro, jadeos que acallaban contra sus labios uno tras otro.
Deslicé mis dientes por su mandíbula despacio, entre gemidos, arrastrando por ella mis dientes, hasta alcanzar sus pechos que vigorosos sobre mis boca saltaban antes de quedar apresados por ella, lamí los pezones que erguidos se topaban con mi lengua.
Trace a su alrededor círculos antes de succionarlos de nuevo, saboreando su piel clara, sus pechos desnudos.
Gruñí volviendo a tomarla con fuerza, embistiéndola como una bestia, sirviéndonos el árbol de sustento tras cada brusco movimiento.
Su cuerpo perlado en sudor era la imagen mas perfecta vista en mucho tiempo, que buscaba con sus caderas el mio.
Cuerpo tenso como las cuerdas de una arpa que excitado por la dama seguía en su brutal movimiento.
Espada en su funda envainada sin miramiento, ambos jadeando salvajes frente a la boca del otro.
Sentí como su cuerpo entre mis manso se arqueaba, vibrando, acogiendo mi falo con las paredes de su vagina.
Gruñí al sentir como me iba, como alcanzaba junto a ella el clímax, como me corría fuerte en su interior, dejando que mi simiente llenara sus paredes que mojadas apretaban a mi falo con cada movimiento metiéndoselo mas dentro.
-uffff -atiné a decir cerrando los ojos antes de buscar como sustento el árbol con mi mano aun sintiéndome dentro.
La sostuve entre mis brazos porque sentía que las piernas le temblaban.
Sonreí de medio, hundiendo mi cabeza en su pelo, aun jadeando, poco a poco mi respiración se acompasaba a la de la dama, buscándonos esta vez con los ojos.
-¿estas bien? -le pregunté antes de bajarla con suavidad saliendo de su cálido interior.
Errol Dow- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/07/2016
Localización : Paris
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Sabía que aquello no volvería a pasar. Sabía que aquel hombre no iba a estar debajo de sus faldas ni un segundo más. Aun así se estaba sintiendo culpable con cada embestida. Podía ser que el deseo se hubiese apoderado de ella durante un tiempo pero no lo suficiente como para estar presente hasta el final.
Se lo había advertido; no era una dama fácil, nunca lo sería. Sin embargo, hizo lo mejor que se le daba y fingió. Fingió hasta que se lo creyó y, por lo menos, pudo disfrutar de los últimos momentos, de verle llegar al climax y de suspirar por el descanso que había hecho.
Sonrió de medio lado aunque no tenía ganas de hacerlo. Al menos él se preocupó lo suficiente por ella como para preguntarle su estado. Aquello la hizo sonreír de verdad. Su respiración iba calmándose poco a poco.
─ Sí, muy bien─ dijo asintiendo con la cabeza para reafirmar aquella mentira y hacerla más creíble─ . Ha sido una noche interesante, mi señor─ le comentó. ¿Desde cuándo había vuelto a las formalidades? Por su parte, solo era una broma, una separación entre ese momento intimo y el ahora. Se agachó para coger la ropa de la que él se había desecho y volvió a colocársela poco a poco, con delicadeza─ . Nunca lo había hecho aquí─ le dijo, marcando aquella curiosidad. Lo cierto era que siempre había encontrado algún lugar algo más… privado para aquellas situaciones.
Se lo había advertido; no era una dama fácil, nunca lo sería. Sin embargo, hizo lo mejor que se le daba y fingió. Fingió hasta que se lo creyó y, por lo menos, pudo disfrutar de los últimos momentos, de verle llegar al climax y de suspirar por el descanso que había hecho.
Sonrió de medio lado aunque no tenía ganas de hacerlo. Al menos él se preocupó lo suficiente por ella como para preguntarle su estado. Aquello la hizo sonreír de verdad. Su respiración iba calmándose poco a poco.
─ Sí, muy bien─ dijo asintiendo con la cabeza para reafirmar aquella mentira y hacerla más creíble─ . Ha sido una noche interesante, mi señor─ le comentó. ¿Desde cuándo había vuelto a las formalidades? Por su parte, solo era una broma, una separación entre ese momento intimo y el ahora. Se agachó para coger la ropa de la que él se había desecho y volvió a colocársela poco a poco, con delicadeza─ . Nunca lo había hecho aquí─ le dijo, marcando aquella curiosidad. Lo cierto era que siempre había encontrado algún lugar algo más… privado para aquellas situaciones.
Golnar Richelieu- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 240
Fecha de inscripción : 10/09/2015
Localización : En algún lugar del mundo
Re: Busqueda fallida, taberna encontrada. [libre][+18]
Era lo suficientemente inteligente como para saber que aunque una parte de ella había disfrutado con mis embestidas, otra finja hacerlo, otra estaba reacia a mi.
Fue por eso por lo que puse distancia entre ambos mientras recogía del suelo, su ropa para entregársela con suavidad y que pudiera vestirse, cubrirse, la veía incomoda, y no veía necesario prolongar su sufrimiento ni un minuto mas.
Juro que una parte de mi estaba enfadado, molesto, no con ella si no conmigo, sabia a lo que se dedicaba desde que salí de la taberna, nunca había ido a un burdel porque no sentía la necesidad de pagar para que una dama se me abriera de piernas, porque no me excitaba escuchar los gemidos fingidos ni los jadeos falsos y ahora allí estaba, frente a una mujer que sentía que no había disfrutado, al menos no como yo me había entregado.
Tomé del suelo mis pantalones sin mirarla, para que mas preguntas, si la que le hice con sincera preocupación había obtenido una respuesta falsa trazada en el viento como una verdad absoluta.
Desvié mis ojos cuando dijo que jamas lo había echo en el bosque, algo que forzó una sonrisa en mis labios.
-El bosque es un buen lugar para muchas cosas, solo has de dejarte embriagar por el, permitirte sentir, olvidarte de los perjuicios. Dejar que el ulular de los búhos te invada, que las ramas quebrándose a tu alrededor, te acunen movidas por los depredadores, por las rapaces, por aquellos seres que cazan por la noche.
Esos seres nocturnos, como tu y como yo, esos que no se arrepienten de lo que hacen porque sus vidas dependen de cada una de las decisiones que marcan en su camino. Vivir o morir, esa es la cuestión.
Permíteme darte un consejo...no mueran en vida. Vive hasta que la muerte te lleve, pero hazlo como desees y con quien desees.
Caminé hacia mi montura acariciando su cuello, no sabia si la dama quería volver o por ende, pasear, sentarnos a conversar...así que me limite a esperar.
Fue por eso por lo que puse distancia entre ambos mientras recogía del suelo, su ropa para entregársela con suavidad y que pudiera vestirse, cubrirse, la veía incomoda, y no veía necesario prolongar su sufrimiento ni un minuto mas.
Juro que una parte de mi estaba enfadado, molesto, no con ella si no conmigo, sabia a lo que se dedicaba desde que salí de la taberna, nunca había ido a un burdel porque no sentía la necesidad de pagar para que una dama se me abriera de piernas, porque no me excitaba escuchar los gemidos fingidos ni los jadeos falsos y ahora allí estaba, frente a una mujer que sentía que no había disfrutado, al menos no como yo me había entregado.
Tomé del suelo mis pantalones sin mirarla, para que mas preguntas, si la que le hice con sincera preocupación había obtenido una respuesta falsa trazada en el viento como una verdad absoluta.
Desvié mis ojos cuando dijo que jamas lo había echo en el bosque, algo que forzó una sonrisa en mis labios.
-El bosque es un buen lugar para muchas cosas, solo has de dejarte embriagar por el, permitirte sentir, olvidarte de los perjuicios. Dejar que el ulular de los búhos te invada, que las ramas quebrándose a tu alrededor, te acunen movidas por los depredadores, por las rapaces, por aquellos seres que cazan por la noche.
Esos seres nocturnos, como tu y como yo, esos que no se arrepienten de lo que hacen porque sus vidas dependen de cada una de las decisiones que marcan en su camino. Vivir o morir, esa es la cuestión.
Permíteme darte un consejo...no mueran en vida. Vive hasta que la muerte te lleve, pero hazlo como desees y con quien desees.
Caminé hacia mi montura acariciando su cuello, no sabia si la dama quería volver o por ende, pasear, sentarnos a conversar...así que me limite a esperar.
Errol Dow- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/07/2016
Localización : Paris
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