Ishbel Seelie Capet

Calculadora, racional, lógica, fría... puntos claves para poder llevar a cabo su profesión. Es tranquila y relajada, a un punto donde hacerla enojar parece casi imposible, CASI es la palabra clave. Quizás Ishbel no sea una persona conflictiva, puede que inclusive parezca que huye de los problemas, pero en realidad, únicamente se aleja para contemplarlos desde otro ángulo y poder planear la manera de hundir a quien le causa dificultades.

Impaciente, un defecto para agregar a la lista, obsesiva y compulsiva, si las cosas no se hacen a su manera andará de un lado a otro nerviosa, molesta. Todo equilibrio viene en binomio; el abismo, la tempestad, la destrucción no se pueden mantener al margen sin tener rectitud, serenidad, paz, algo que Ishbel sabe controlar. Es una mujer independiente con una fortaleza increíble, guerrera por naturaleza, pero con una ternura que muy pocos han logrado descubrir.

La debilidad mas fuerte que tiene es su familia, aquellos a los que ama y por quienes mataría ¿quieres controlarla? ponla en una encrucijada donde aquello de mayor valor sea sus seres queridos ¡ah! pero si logra salir victoriosa -y créeme, lo hará- no descansará hasta llevar a cabo su venganza, no, ella no se mancha las manos, ella se encarga de no dejarte otra salida hasta que lo que espera, se cumpla.

Nacida en Glasgow, Escocia, en una comarca llena de campesinos nada civilizados. La noticia de que no sería uno si no dos bebés llenó de alegría a Adler, un inquisidor exiliado que lo único bueno que encontró en aquel pueblo perdido, fue una loca que se enamoró de él.

Adler no amaba a su esposa, al contrario, la repudiaba, entonces ¿por que compartía lecho con ella después de tantos años? la respuesta era fácil, por ventaja. Adler era un hombre que no pensaba en nadie mas que en él, así que al verse obligado a partir de su natal Alemania y convertirse en errante, vio lo ventajoso que sería sacarle provecho al hecho de que la única hija del hombre de mayor rango en aquella comuna perdida, parecía haberse enamorado de él desde el momento en que entró al salón.

Claro, ella era hermosa, una mujer que cualquier hombre desearía poseer, cualquiera que no tuviera ápice de cordura o valores sacrosantos inculcados. La mujer practicaba rituales de hechicería blanca, adorando a los dioses de la naturaleza y pedía bendiciones y protección. Aquel acto de herejía fue el suplicio para Alder durante el primer año de matrimonio.

Pero pronto, un rayo de luz iluminó su vida cuando su mujer le dio la noticia de que estaba en cinta, la comadrona de la comuna le dio la noticia de que su mujer venía cargada con dos criaturas.

Las niñas nacieron y Alder vio reflejado todo su egocentrismo, aún no abrían los ojos pero ambas, de forma distinta, eran hermosas. Los primeros quince años de la vida de las niñas los pasaron aún en aquella aldea perdida y alejada de Dios, donde las niñas aprendieron a estar en contacto con la naturaleza, a ser autosuficientes, a manejar armas, hasta que Alder tuvo el valor suficiente de enfrentarse al padre de su mujer, tomar a sus hijas e irse con su familia.

Su padre las acercaba al catolicismo, la palabra y temor de Dios, mientras que su madre les enseñó lo relacionado con las hierbas, cuales curaban y cuales herían, les enseñó respeto por la madre tierra y como invocar su poder. Seelie únicamente realizaba rituales mas nunca fue capaz de realizar algún hechizo como lo hacía su hermana.

Al cumplir las mellizas diecisiete, Alder tomó lo que quizá, fue la decisión mas fácil de su vida: entregar a su mujer a la Inquisición. Resulta, que si Alder decidió salirse de aquella comuna, fue para buscar algún pueblo cercano a la Iglesia, ganarse el perdón y así, poder salir de Escocia y regresar a Alemania o a cualquier otro lugar donde no hubieran salvajes.

¿Y sus hijas? él era demasiado ególatra y egoísta ¿cómo pensar en si quiera perder a quienes eran su imagen, su logro? no, únicamente las abrazo mientras veían como su madre ardía en llamas. ¿Seelie? no comprendía, o quizá, su mente no fue tan fuerte como para soportarlo y prefirió simplemente bloquear aquello y ¿su hermana? sus poderes explotaron, eso significaba que Alder tendría que entregarla, pero a pesar de ser un hombre individualista, las amaba, y antes de que alguien tocara un solo cabello de alguna de sus hijas, hizo lo que creyó mejor... separó a las hermanas llevándose a aquella con poderes de regreso a la aldea que las vio nacer.

Los años pasaron y ni un solo día Seelie dejó de pensar en su hermana, las noches frías con la luna llena podía sentir su cercanía, en los días nublados cuando recorría el bosque la sentía a su lado, cuando el sueño hacía que sus párpados pesaran... la escuchaba decir su nombre ¿era simplemente el nexo de hermanas, o era aquel poder innato en ambas, dormido en una y despierto en la otra?

Cuando Seelie cumplió veintiuno, el alboroto de una pequeña redada en un pueblo aledaño llegó como polvareda al lugar que ella y su padre habitaban. Seelie, al no poder contener su curiosidad y aquel espíritu guerrero, pese a las exigencias de su padre, salió con arco en mano para encontrarse con lo que sería su destino. Herido, maltrecho y moribundo, aquel hombre de rostro cincelado captó su atención.

Alder vio una nueva oportunidad, ese hombre que su hija se empeñó en cuidar formaba parte de la inquisición, los días y semanas pasaron, meses en los que, aunque las heridas del extraño habían sanado, este parecía no querer partir. Ishbel fue el nombre que le dieron cuando Maximiliano pidió su mano en matrimonio, una ceremonia sencilla en el patio trasero de aquella pequeña iglesia fue lo que terminó de unirlos, ahora, como una mujer católica con un nuevo nivel social, se presentaba ante la Santa Inquisición para ofrecer sus servicios.

La verdad se vio decorada con falacias, al ser Alder miembro de la iglesia católica -aunque hubiera sido expulsado de la Inquisición- y al presentarse Ishbel con aquellas habilidades en batalla tan prometedoras, la Iglesia ignoró el hecho de que había muchos espacios en blanco en cuanto a la crianza de aquella mujer delante de ellos y le otorgaron un lugar en la facción I de su causa.

❋ Fue bautizada como Ishbel cuando su padre aceptó que se casara con Maximiliano
❋ A pesar de que su padre odiaba a su madre, ama a sus hijas por sobre todas las cosas
❋ Seelie es un nombre celta que significa hada, a ella y a su hermana les fueron dados nombres herejes a la vista de su padre, pero que en realidad, para su madre, significaban honrar sus raices
❋ Solamente permite que Maximiliano le llame por su verdadero nombre
❋ No cree en Dios, pero se ha acostumbrado a comportarse como católica para poder estar dentro de la Inquisición
❋ Es excelente con el arco
❋ Tiene un tatuaje en su cadera derecha, su madre la llevó con la dama blanca cuando cumplió quince años para protegerla de todo mal
❋ Su madre murió en la hoguera acusada por su padre por ser una bruja, Ishbel no lo cree así
❋ No es hechicera, no practica brujería, pero a veces realiza ciertos rituales de protección, sobre todo cuando Maximiliano va solo a misiones -lo que rara vez sucede-
❋ Desea tener un hijo, pero no se atreve a plantearle la idea a su esposo por la situación que viven
❋ A quien mas extraña es a su melliza, su padre las separó a los diecisiete justo después de que su madre recibiera sentencia. La melliza de Ishbel practica hechicería y su padre mo fue capaz de acusarla.