AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
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Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Terminamos de desayunar en aquella cafetería tan íntima, mientras yo me devanaba los sesos en busca de un modo de agradecerle que se ocupase de mí, pues al parecer no pensaba dejarme que le invitase al desayuno.
- Ahora tendré que buscar otro modo de recompensaros por ser mi maestro.- susurré mientras le guiñaba un ojo y nos dirigíamos hacia la puerta del establecimiento para salir al exterior.- Si tiene alguna idea sugerente de como puedo hacerlo, no dude en compartirla conmigo.
Sonreí mientras me ruborizaba al escuchar de nuevo sus palabras tentadoras sobre como empezar mi entrenamiento o por lo menos de como comprobar mi resistencia, que cada vez me resultaban más verosímiles y apetecibles que antes. Pero mejor sería avanzar poco a poco, y aunque ponerme a correr después del desayuno era lo que menos me apetecía, un suave azote de Agarwaen en mi trasero me recargó de energía, y mientras salía detrás de él corriendo para vengar aquel pequeño gesto que me enloquecía, la calle se inundó de nuestras risas mientras nos acercábamos a un bosque cercano.
En apenas unos minutos nos adentramos en un frondoso bosque que olía a... libertad. El aire puro se hacia patente e invitaba a retozar por la hierba mientras los primeros rayos de sol calentaban nuestra piel. Lo bueno de París era la cantidad de zonas verdes que poseía, con sus lagos y riachuelos que tentaban al baño en sus horas más puntas.
No tardé en alcanzar a Agarwaen, que reía divertido por nuestra alocada carrera y por el ímpetu que demostraba de querer ganarle al menos en aquello. Siempre me había gustado correr, eso sí, descalza y por la playa; aunque si ahora me diesen a elegir, no cambiaría por nada del mundo la compañía del cazador por otros paisajes más paradisíacos. Sus gestos me envolvían y me hacían soñar; me resultaba tan tremendamente encantador con esa forma de ser tan desenfadada que me asustaba por mis propios pensamientos, e incluso por la forma en que sentía junto a él.
Reí divertida al ver como lo adelantaba, corriendo yo ahora por delante de él; girándome para ver su cara de satisfacción mientras me observaba. ¿Lo acababa de pillar mirándome el culo? Y como si me leyese el pensamiento, sus palabras me lo confirmaron. Me sonrojé pensando que aquel hombre no tenía remedio, a todo le encontraba una parte sexual y picante, y aquello me encantaba.
Era tan distinto a mí, que me daba la sensación de que estuviésemos hechos para compenetrarnos. Para darnos mutuamente lo que le faltaba al otro. Agarwaen me infundaba coraje y felicidad, y una sensación extraña que no conseguía catalogar. Aunque no sabía que podía aportarle yo, a parte de unas bonitas vistas como acababa de insinuar.
- Pero eso no es justo.- contesté mientras seguía riendo por su comentario.- Tú tienes un incentivo para seguir corriendo, pero ¿y yo?
Continué la carrera sorteando árboles y rocas; tratando de despistarlo y saltar sobre él por la retaguardia, pero me resultaba imposible darle esquinazo. Estaba claro que ambos teníamos aguante; y con este pensamiento me vino otro a la cabeza, debería haber aceptado deshacer la cama.
- ¿Y yo que pensaba que preferiais verme sin ellas?- sugerí con picardía mientras aceleraba el paso, tentándolo a darme caza. ¿No era cazador? Pues que tratase de coger a su presa.
- Ahora tendré que buscar otro modo de recompensaros por ser mi maestro.- susurré mientras le guiñaba un ojo y nos dirigíamos hacia la puerta del establecimiento para salir al exterior.- Si tiene alguna idea sugerente de como puedo hacerlo, no dude en compartirla conmigo.
Sonreí mientras me ruborizaba al escuchar de nuevo sus palabras tentadoras sobre como empezar mi entrenamiento o por lo menos de como comprobar mi resistencia, que cada vez me resultaban más verosímiles y apetecibles que antes. Pero mejor sería avanzar poco a poco, y aunque ponerme a correr después del desayuno era lo que menos me apetecía, un suave azote de Agarwaen en mi trasero me recargó de energía, y mientras salía detrás de él corriendo para vengar aquel pequeño gesto que me enloquecía, la calle se inundó de nuestras risas mientras nos acercábamos a un bosque cercano.
En apenas unos minutos nos adentramos en un frondoso bosque que olía a... libertad. El aire puro se hacia patente e invitaba a retozar por la hierba mientras los primeros rayos de sol calentaban nuestra piel. Lo bueno de París era la cantidad de zonas verdes que poseía, con sus lagos y riachuelos que tentaban al baño en sus horas más puntas.
No tardé en alcanzar a Agarwaen, que reía divertido por nuestra alocada carrera y por el ímpetu que demostraba de querer ganarle al menos en aquello. Siempre me había gustado correr, eso sí, descalza y por la playa; aunque si ahora me diesen a elegir, no cambiaría por nada del mundo la compañía del cazador por otros paisajes más paradisíacos. Sus gestos me envolvían y me hacían soñar; me resultaba tan tremendamente encantador con esa forma de ser tan desenfadada que me asustaba por mis propios pensamientos, e incluso por la forma en que sentía junto a él.
Reí divertida al ver como lo adelantaba, corriendo yo ahora por delante de él; girándome para ver su cara de satisfacción mientras me observaba. ¿Lo acababa de pillar mirándome el culo? Y como si me leyese el pensamiento, sus palabras me lo confirmaron. Me sonrojé pensando que aquel hombre no tenía remedio, a todo le encontraba una parte sexual y picante, y aquello me encantaba.
Era tan distinto a mí, que me daba la sensación de que estuviésemos hechos para compenetrarnos. Para darnos mutuamente lo que le faltaba al otro. Agarwaen me infundaba coraje y felicidad, y una sensación extraña que no conseguía catalogar. Aunque no sabía que podía aportarle yo, a parte de unas bonitas vistas como acababa de insinuar.
- Pero eso no es justo.- contesté mientras seguía riendo por su comentario.- Tú tienes un incentivo para seguir corriendo, pero ¿y yo?
Continué la carrera sorteando árboles y rocas; tratando de despistarlo y saltar sobre él por la retaguardia, pero me resultaba imposible darle esquinazo. Estaba claro que ambos teníamos aguante; y con este pensamiento me vino otro a la cabeza, debería haber aceptado deshacer la cama.
- ¿Y yo que pensaba que preferiais verme sin ellas?- sugerí con picardía mientras aceleraba el paso, tentándolo a darme caza. ¿No era cazador? Pues que tratase de coger a su presa.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 30/07/2016
Localización : París
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Ambos corríamos por el bosque a toda velocidad quebrando las ramas que a nuestro paso salían fugaces acariciadas por los rayos de sol de la mañana.
La hojarasca verdezca crujía bajo nuestros pies que sin dejar de moverse surcaban el viento acallando su silbido con nuestras risas.
Estire los brazos tomando impulso con mis pies para alcanzar una rama alta, no sin esfuerzo pues la herida abrasaba mi piel ,sobre todo cuando recargaba ese hombro de mas peso del debido, trepe a su rama y desde ahí me deslice saltando por varias de estas siguiendo de forma silenciosa a Kaia, que ahora miraba atrás sin saber que demonios había pasado, ni donde me había metido.
Su sonrisa se apago y por un momento pude vislumbrar cierta preocupación en ella. Sus ojos me buscaban nerviosos mientras el sepulcral silencio se adueñaba de aquel bosque de hojas ámbar.
-Agarwaen -susurró con la suavidad con la que las olas mecen un barco.
Sonreí de medio lado antes de dejarme caer sobre ella tumbando su cuerpo sobre el fresco lecho de hojas mientras sonreía con picardia y de nuevo nuestras risas invadían el ambiente.
-¿Que decías de verte sin esas calzas? -bromeé tan cerca de sus labios que nuestras respiraciones se juntaron salvajes encontrándose agitadas por la carrera.
Mordí mi labio inferior admirando la belleza de aquellos rasgos así de cerca, ahora sobrio incluso me parecía mas bella que antes.
Algo que de normal pasaba al contrario, te acostabas con una princesa y te levantabas con una bruja.
Sonreí deslizando mis dedos por su cintura en busca de las cintas del corseé.
-¿Entonces? ¿seguimos corriendo? -pregunté rozando sus labios con el filo de los míos.
Me alce al sentir como se estremecía por mi contacto, y le tendí la mano de nuevo entre risas para ayudarla a alzarse de nuevo.
-Eres una presa deliciosa para todo depredador, por suerte yo no te quiero comer, bueno, si, pero mi forma de comerte te gustaría, créeme -bromeé de nuevo volviendo a empezar a correr mientras la dejaba con las palabras en la boca.
-Mas adelante hay un rio, allí podemos refrescarnos un poco -le grite corriendo esta vez mucho mas rápido que antes, había estado midiendo sus tiempos. Man tenia una buena carrera pero empezaba a jadear, su resistencia se acababa e intuía que este último spring le iba a costar alcanzarlo.
-Vamos preciosa, mueve ese culo, estoy deseando ver de nuevo esas calzas frente a mis ojos.
La hojarasca verdezca crujía bajo nuestros pies que sin dejar de moverse surcaban el viento acallando su silbido con nuestras risas.
Estire los brazos tomando impulso con mis pies para alcanzar una rama alta, no sin esfuerzo pues la herida abrasaba mi piel ,sobre todo cuando recargaba ese hombro de mas peso del debido, trepe a su rama y desde ahí me deslice saltando por varias de estas siguiendo de forma silenciosa a Kaia, que ahora miraba atrás sin saber que demonios había pasado, ni donde me había metido.
Su sonrisa se apago y por un momento pude vislumbrar cierta preocupación en ella. Sus ojos me buscaban nerviosos mientras el sepulcral silencio se adueñaba de aquel bosque de hojas ámbar.
-Agarwaen -susurró con la suavidad con la que las olas mecen un barco.
Sonreí de medio lado antes de dejarme caer sobre ella tumbando su cuerpo sobre el fresco lecho de hojas mientras sonreía con picardia y de nuevo nuestras risas invadían el ambiente.
-¿Que decías de verte sin esas calzas? -bromeé tan cerca de sus labios que nuestras respiraciones se juntaron salvajes encontrándose agitadas por la carrera.
Mordí mi labio inferior admirando la belleza de aquellos rasgos así de cerca, ahora sobrio incluso me parecía mas bella que antes.
Algo que de normal pasaba al contrario, te acostabas con una princesa y te levantabas con una bruja.
Sonreí deslizando mis dedos por su cintura en busca de las cintas del corseé.
-¿Entonces? ¿seguimos corriendo? -pregunté rozando sus labios con el filo de los míos.
Me alce al sentir como se estremecía por mi contacto, y le tendí la mano de nuevo entre risas para ayudarla a alzarse de nuevo.
-Eres una presa deliciosa para todo depredador, por suerte yo no te quiero comer, bueno, si, pero mi forma de comerte te gustaría, créeme -bromeé de nuevo volviendo a empezar a correr mientras la dejaba con las palabras en la boca.
-Mas adelante hay un rio, allí podemos refrescarnos un poco -le grite corriendo esta vez mucho mas rápido que antes, había estado midiendo sus tiempos. Man tenia una buena carrera pero empezaba a jadear, su resistencia se acababa e intuía que este último spring le iba a costar alcanzarlo.
-Vamos preciosa, mueve ese culo, estoy deseando ver de nuevo esas calzas frente a mis ojos.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Volví a girar la cabeza, buscando esa sonrisa embaucadora tras de mí, pero la sorpresa que me llevé me hizo parar en seco. Agarwaen había desaparecido sin dejar rastro.
Volví la cabeza en todas direcciones, presa del miedo y de la preocupación. ¿Cómo era posible? Hace un momento bromeaba tras de mí, hacía apenas unos segundos, y de pronto ni un sonido.
Seguí buscándolo, al tiempo que sentía mi corazón estremecer al no escuchar ni ver nada que me diese una pista sobre su paradero.
- Agarwaen.- susurré presa del temor de que me hubiese abandonado. No quería que desapareciese, quería verlo junto a mí.
De pronto apareció del cielo, tumbándome sobre la húmeda hierba. Mis ojos de alegría lo decían todo, y una vez superado el susto inicial nuestras risas se entremezclaban al tiempo que nuestras respiraciones. Sentirlo tan cerca de nuevo me hizo recuperar la serenidad, al tiempo que la excitación. ¿Era posible sentir tantas cosas a la vez? Al parecer,junto a Agarwaen sí.
Suspiré nerviosa mientras sentía la proximidad de su boca sobre la mía, con sus dedos deslizándose sobre mi cintura y quemándome con su paso.
Entrenar con aquel dios griego iba a suponer todo un reto, y no por la resistencia que me pedía, sino por la tentación que suponía tenerlo tan cerca y no poder hacer mío.
- No recuerdo haber dicho nada de unas calzas, cazador.- susurré divertida junto a sus labios que rozaban los míos como invitación al placer.- Encima de ser un poco lento en la carrera está perdiendo audición.
Reí con picardía mientras esperaba aquel beso que no llegaba. Agarwaen me provocaba pero no terminaba de dar aquel paso que tanto deseaba, separándose de mí de un salto y ayudándome a levantarme. El tacto de su mano me pareció abrasadora. Acaricié con mi pulgar el dorso de la misma, sintiendo unas manos prestas a la batalla. Duras y suaves a la vez. Unas manos que me imaginaba recorriendo todo mi cuerpo en forma de caricias.
Hice un mohín cuando me propuso seguir corriendo; podía aguantar unos kilómetros más, pero sentía como el cansancio comenzaba a hacer mella en mí. ¿De dónde sacaba aquel hombre tanta energía?
- ¿En que forma quiere...- dije confusa ante el comentario del cazador; pero ya era tarde, había salido corriendo retándome a cogerlo.-..comerme?
Era como si fuese capaz de leer mi mente; había contestado a mis pensamientos relativos a que él era cazador y yo su presa. Sabía que era pura casualidad; pero...¿cómo era posible tanta casualidad? por mi bien esperaba que así fuese, porque sería muy vergonzoso que supiese todo lo que se me pasaba por la cabeza cuando lo veía.
Teniendo un nuevo incentivo para correr tras él, aparte de ser yo quien ahora disfrutase de las vistas de su endurecido trasero, la idea de resfrescarnos en el río se me antojó tentadora y comencé a trotar siguiendo la carrera de Agarwaen que demostraba tener más resistencia que yo, pues en esta ocasión me estaba costando alcanzarlo.
- Lo siento cielo, pero prefiero quedarme esta vez yo en la retaguardia alegrándome la vista.- dije lo suficientemente alto para que me escuchase mientras trataba de no perderme la expresión de su mirada mientras se giraba una y otra vez buscando la mía.
Volví la cabeza en todas direcciones, presa del miedo y de la preocupación. ¿Cómo era posible? Hace un momento bromeaba tras de mí, hacía apenas unos segundos, y de pronto ni un sonido.
Seguí buscándolo, al tiempo que sentía mi corazón estremecer al no escuchar ni ver nada que me diese una pista sobre su paradero.
- Agarwaen.- susurré presa del temor de que me hubiese abandonado. No quería que desapareciese, quería verlo junto a mí.
De pronto apareció del cielo, tumbándome sobre la húmeda hierba. Mis ojos de alegría lo decían todo, y una vez superado el susto inicial nuestras risas se entremezclaban al tiempo que nuestras respiraciones. Sentirlo tan cerca de nuevo me hizo recuperar la serenidad, al tiempo que la excitación. ¿Era posible sentir tantas cosas a la vez? Al parecer,junto a Agarwaen sí.
Suspiré nerviosa mientras sentía la proximidad de su boca sobre la mía, con sus dedos deslizándose sobre mi cintura y quemándome con su paso.
Entrenar con aquel dios griego iba a suponer todo un reto, y no por la resistencia que me pedía, sino por la tentación que suponía tenerlo tan cerca y no poder hacer mío.
- No recuerdo haber dicho nada de unas calzas, cazador.- susurré divertida junto a sus labios que rozaban los míos como invitación al placer.- Encima de ser un poco lento en la carrera está perdiendo audición.
Reí con picardía mientras esperaba aquel beso que no llegaba. Agarwaen me provocaba pero no terminaba de dar aquel paso que tanto deseaba, separándose de mí de un salto y ayudándome a levantarme. El tacto de su mano me pareció abrasadora. Acaricié con mi pulgar el dorso de la misma, sintiendo unas manos prestas a la batalla. Duras y suaves a la vez. Unas manos que me imaginaba recorriendo todo mi cuerpo en forma de caricias.
Hice un mohín cuando me propuso seguir corriendo; podía aguantar unos kilómetros más, pero sentía como el cansancio comenzaba a hacer mella en mí. ¿De dónde sacaba aquel hombre tanta energía?
- ¿En que forma quiere...- dije confusa ante el comentario del cazador; pero ya era tarde, había salido corriendo retándome a cogerlo.-..comerme?
Era como si fuese capaz de leer mi mente; había contestado a mis pensamientos relativos a que él era cazador y yo su presa. Sabía que era pura casualidad; pero...¿cómo era posible tanta casualidad? por mi bien esperaba que así fuese, porque sería muy vergonzoso que supiese todo lo que se me pasaba por la cabeza cuando lo veía.
Teniendo un nuevo incentivo para correr tras él, aparte de ser yo quien ahora disfrutase de las vistas de su endurecido trasero, la idea de resfrescarnos en el río se me antojó tentadora y comencé a trotar siguiendo la carrera de Agarwaen que demostraba tener más resistencia que yo, pues en esta ocasión me estaba costando alcanzarlo.
- Lo siento cielo, pero prefiero quedarme esta vez yo en la retaguardia alegrándome la vista.- dije lo suficientemente alto para que me escuchase mientras trataba de no perderme la expresión de su mirada mientras se giraba una y otra vez buscando la mía.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 30/07/2016
Localización : París
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Reí divertido al escuchar que esta vez era ella la que elegía la retaguardia, no pude evitar reírme con ganas sin aflojar una ápice el ritmo de aquella carrera que admito me estaba sentando sumamente bien.
Llevaba demasiado tiempo en el lecho mi cuerpo todavía no se había recuperado del todo y yo a diferencia de los seres sobrenaturales ni era inmortal ni mis heridas curaban con esa rapidez que los caracterizaba. Por ende había pasado semanas casi sin poder moverme y aunque hacia ya días que había reanudado mis entrenamientos preparándome para la batalla que de sobra sabia que llegaría y de la que o saldría vencedor o cadáver, quizás incluso ambas cosas, aun me sentía ligeramente débil.
Puede que para ella este fuera un ritmo alto, mas para mi, no alcanzaba ni el ritmo medio de cualquiera de los cazadores de mi isla.
Posiblemente ayudarla a ella en el entrenamiento me ayudara a mi mismo a ponerme en forma, algo que tenia que suceder ya y aunque Sonae insistía en que aun no estaba recuperado, que debía darme mas tregua yo era consciente de que eso no supondría un beneficio para ninguno de los dos a la larga. Mas como discutir con una segunda madre que solo se preocupa por ti, como decirle que por mas tiempo que guardara reposo la herida de ese hombro no cerraría, como explicarle que se extendía, que me moría y que eso de no encontrar cura posible era mi final.
Sonreí volviendo a mirar hacia atrás, parecía cansada, y yo le sacaba una distancia mas que considerable.
-¿Que tengo que poner frente a ti para motivarte? -pregunté dando voces divertido aminorando esta vez el ritmo para permitirle darme alcance.
Ambos nos detuvimos filialmente frente a un rio de aguas clara que corría vigoroso frente a nuestros ojos bosque abajo, posiblemente desembocaría en el mar.
Sonreí de medio lado desabrochando mis pantalones para deslizarlos por mis piernas hasta dejarlos caer sobre mis botas que quite con rapidez liberando así mis pies. Hice lo propio con la camisola antes de lanzarme a las frías aguas de aquel rio que me acogían con un murmullo.
Hundí la cabeza buceando ligeramente, sintiendo aquel frescor en mi rostro, aquella placentera libertad.
Mi herida ardía pero con el contacto del agua tendía a darme cierta tregua, sensación que agradecía pues aunque el dolor se había ya convertido en parte de mi.
Esa sensación que cuando siempre te acompaña se convierte en normal, ahora me daba cierto respiro.
-¿Tengo que mandarte una invitación? -pregunté una vez mi rostro emergió de las aguas hundiendo mis ojos en la cazadora que creo aun se planteaba si quedar en ropa interior frente a mi era demasiado osado.
-Coge mi camisola y pontela si te hace sentir mas cómoda, se seca rápido, así que no te preocupes por mojarla.
Llevaba demasiado tiempo en el lecho mi cuerpo todavía no se había recuperado del todo y yo a diferencia de los seres sobrenaturales ni era inmortal ni mis heridas curaban con esa rapidez que los caracterizaba. Por ende había pasado semanas casi sin poder moverme y aunque hacia ya días que había reanudado mis entrenamientos preparándome para la batalla que de sobra sabia que llegaría y de la que o saldría vencedor o cadáver, quizás incluso ambas cosas, aun me sentía ligeramente débil.
Puede que para ella este fuera un ritmo alto, mas para mi, no alcanzaba ni el ritmo medio de cualquiera de los cazadores de mi isla.
Posiblemente ayudarla a ella en el entrenamiento me ayudara a mi mismo a ponerme en forma, algo que tenia que suceder ya y aunque Sonae insistía en que aun no estaba recuperado, que debía darme mas tregua yo era consciente de que eso no supondría un beneficio para ninguno de los dos a la larga. Mas como discutir con una segunda madre que solo se preocupa por ti, como decirle que por mas tiempo que guardara reposo la herida de ese hombro no cerraría, como explicarle que se extendía, que me moría y que eso de no encontrar cura posible era mi final.
Sonreí volviendo a mirar hacia atrás, parecía cansada, y yo le sacaba una distancia mas que considerable.
-¿Que tengo que poner frente a ti para motivarte? -pregunté dando voces divertido aminorando esta vez el ritmo para permitirle darme alcance.
Ambos nos detuvimos filialmente frente a un rio de aguas clara que corría vigoroso frente a nuestros ojos bosque abajo, posiblemente desembocaría en el mar.
Sonreí de medio lado desabrochando mis pantalones para deslizarlos por mis piernas hasta dejarlos caer sobre mis botas que quite con rapidez liberando así mis pies. Hice lo propio con la camisola antes de lanzarme a las frías aguas de aquel rio que me acogían con un murmullo.
Hundí la cabeza buceando ligeramente, sintiendo aquel frescor en mi rostro, aquella placentera libertad.
Mi herida ardía pero con el contacto del agua tendía a darme cierta tregua, sensación que agradecía pues aunque el dolor se había ya convertido en parte de mi.
Esa sensación que cuando siempre te acompaña se convierte en normal, ahora me daba cierto respiro.
-¿Tengo que mandarte una invitación? -pregunté una vez mi rostro emergió de las aguas hundiendo mis ojos en la cazadora que creo aun se planteaba si quedar en ropa interior frente a mi era demasiado osado.
-Coge mi camisola y pontela si te hace sentir mas cómoda, se seca rápido, así que no te preocupes por mojarla.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Escuchar su risa frente a mi comentario me resultaba gratificante. Tenía una alegría tan contagiosa que era imposible estar apesadumbrada a su lado, aunque en aquellos momentos el cansancio comenzaba a hacer mella en mí. La próxima vez elige deshacer la cama, dije para mis adentros.
Seguir el ritmo de Agarwaen era complicadísimo; no parecía desfallecer, sino que por el contrario mantenía la velocidad constante. ¿Y había dicho que él también necesitaba recuperar la forma? Miedo me daba pensar como serían los demás días de entrenamiento.
- Desnúdate y verás como recupero la motivación.- contesté en un susurro apenas inaudible, asegurándome de que no sería capaz de escuchar la respuesta a su pregunta, mientras aminoraba el ritmo y yo hacia un esfuerzo por alcanzarlo.
No sin pensar que acabaría echando el desayuno por la boca, llegué a su lado con una sonrisa derrotada, y minutos después llegamos a un precioso río con aguas cristalinas que invitaba a darse un baño. Y el cazador debió pensar lo mismo, porque sin un ápice de vergüenza en su rostro comenzó a desnudarse ante mis ojos atónitos. Era cierto que la noche anterior lo había casi desnudado yo para dormir, pero no era lo mismo. Ahora la luz incidía en su bronceada piel desnuda haciéndola más apetecible si cabía. Sentí como se me secaba la boca y me costaba respirar. Se quitaba la ropa de una forma tan sensual que no podía evitar desviar la mirada de aquel espectáculo.
Sin más preámbulos cogió impulso y se sumergió en aquellas frías aguas a las que ahora envidiaba por poder tocarlo de esa manera.
Sabía que esperaba que hiciese lo mismo, que me sumergiera con él; pero para eso tendría que bañarme con ropa, que no era buen plan volver empapada a casa o desnudarme, que se me hacía todavía más inverosímil.
Escuché sus palabras, y como si leyese mis pensamientos de nuevo me ofreció su camisola para bañarme. ¿Acaso era tan transparente como las aguas de aquel río?
Cogí su prenda de la roca sobre la que le había dejado, y volviéndome de espaldas me desabroché el corsé dejándolo caer en la hierba. Podía sentir su atenta mirada fija en cada uno de mis movimientos. Agradecí que no fuese capaz de ver como mi rostro se enrojecía al pensar que tenía que desnudarme delante de él. Me coloqué su camisola mientras aspiraba su olor y mi pecho me presionaba desde dentro con fuerza. Desconocía el porqué, pero aquella sensación me hacía sentir vulnerable.
Continué quitándome las botas de caña y después las calzas de símil de cuero negro que portaba, quedándome solo con las braguitas, que quedaban ocultas por la camisola de Agarwaen.
Dando saltitos para no clavarme nada en los pies descalzos, me acerqué a la vereda del río y me zambullí de cabeza sintiendo como el frío inundaba mi cuerpo.
Buceé hasta donde estaba Agarwaen y entonces salí a la superficie, quedándome cerca de su cuerpo desnudo.
- Gracias por tu ropa.- susurré mientras me sujetaba de su brazo para no ser movida por la corriente.- Espero que tengas razón y se sequé rápido; sino tendré que ofrecerte mi corsé para que no cojas frío.
Sonreí divertida imaginando como le quedaría a Agarwaen mi corsé, tras lo cual fui consciente de que si él volvía con mi corsé..yo iría desnuda. Y una vez más, sin poder evitarlo, los calores me abrasaron desde dentro.
Seguir el ritmo de Agarwaen era complicadísimo; no parecía desfallecer, sino que por el contrario mantenía la velocidad constante. ¿Y había dicho que él también necesitaba recuperar la forma? Miedo me daba pensar como serían los demás días de entrenamiento.
- Desnúdate y verás como recupero la motivación.- contesté en un susurro apenas inaudible, asegurándome de que no sería capaz de escuchar la respuesta a su pregunta, mientras aminoraba el ritmo y yo hacia un esfuerzo por alcanzarlo.
No sin pensar que acabaría echando el desayuno por la boca, llegué a su lado con una sonrisa derrotada, y minutos después llegamos a un precioso río con aguas cristalinas que invitaba a darse un baño. Y el cazador debió pensar lo mismo, porque sin un ápice de vergüenza en su rostro comenzó a desnudarse ante mis ojos atónitos. Era cierto que la noche anterior lo había casi desnudado yo para dormir, pero no era lo mismo. Ahora la luz incidía en su bronceada piel desnuda haciéndola más apetecible si cabía. Sentí como se me secaba la boca y me costaba respirar. Se quitaba la ropa de una forma tan sensual que no podía evitar desviar la mirada de aquel espectáculo.
Sin más preámbulos cogió impulso y se sumergió en aquellas frías aguas a las que ahora envidiaba por poder tocarlo de esa manera.
Sabía que esperaba que hiciese lo mismo, que me sumergiera con él; pero para eso tendría que bañarme con ropa, que no era buen plan volver empapada a casa o desnudarme, que se me hacía todavía más inverosímil.
Escuché sus palabras, y como si leyese mis pensamientos de nuevo me ofreció su camisola para bañarme. ¿Acaso era tan transparente como las aguas de aquel río?
Cogí su prenda de la roca sobre la que le había dejado, y volviéndome de espaldas me desabroché el corsé dejándolo caer en la hierba. Podía sentir su atenta mirada fija en cada uno de mis movimientos. Agradecí que no fuese capaz de ver como mi rostro se enrojecía al pensar que tenía que desnudarme delante de él. Me coloqué su camisola mientras aspiraba su olor y mi pecho me presionaba desde dentro con fuerza. Desconocía el porqué, pero aquella sensación me hacía sentir vulnerable.
Continué quitándome las botas de caña y después las calzas de símil de cuero negro que portaba, quedándome solo con las braguitas, que quedaban ocultas por la camisola de Agarwaen.
Dando saltitos para no clavarme nada en los pies descalzos, me acerqué a la vereda del río y me zambullí de cabeza sintiendo como el frío inundaba mi cuerpo.
Buceé hasta donde estaba Agarwaen y entonces salí a la superficie, quedándome cerca de su cuerpo desnudo.
- Gracias por tu ropa.- susurré mientras me sujetaba de su brazo para no ser movida por la corriente.- Espero que tengas razón y se sequé rápido; sino tendré que ofrecerte mi corsé para que no cojas frío.
Sonreí divertida imaginando como le quedaría a Agarwaen mi corsé, tras lo cual fui consciente de que si él volvía con mi corsé..yo iría desnuda. Y una vez más, sin poder evitarlo, los calores me abrasaron desde dentro.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 30/07/2016
Localización : París
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Como imaginaba el baño sin ropa se le antojaba demasiado intimo algo que ya no me sorprendía en esa mujer.
Sonreí al ver como se quitaba dándome la espalda el corsee bajo mi atenta mirada que se oscurecía frente a la desnudez de su cuerpo.
No tardo en cubrirlo con mi camisa y en sumergirse en las frías aguas para buceando alcanzar mi posición.
Sonreí admirando como la camisa se pegaba a su cuerpo trasparentando unos pechos desnudos que con los pezones duros por el frio se marcaban mucho mas de lo necesario.
-Quizás el baño precisamente no me vaya a refrescar mucho -susurré acercando mas mi cuerpo al suyo casi sin darme cuenta.
Supongo que demasiado acostumbrado a seguir mis instintos, dar rienda suelta a mi pasión su cercanía me abrasaba. Mi falo estaba tan duro que tuve que llevar mi mano para recolocarlo en mi ropa interior incapaz de mantenerlo enfundado.
Era frustrarte, y por primera vez creo que estando sobrio me molesto tener que guardar esa distancia entre nosotros. Era consciente de que no era justo, pero joder, se pegaba a mi, luego se separaba y yo llevaba un calenton...
Me separe esta vez yo zambullimiento en el agua, buscando cierta distancia entre ambos, mas cuando mi virilidad volvió a enfriarse fui capaz de reaccionar a sus divertidas palabras que ahora me ofrecían su corsee para volver a casa.
Sin duda volver de esa guisa se me antojaba divertido, entre otras porque si yo llevaba el corseé ¿que llevaría ella?
Sonreí divertido mirándola de soslayo mientras mis ojos volvían a posarse en su cuerpo.
-Me estas poniendo malo -reconocí admitiendo al evidencia mientras descaradamente admiraba cada resquicio de su ser.
Fue entonces, cuando bajo la cabeza cuando admiro que la camisa blanca mojada era casi lo mismo a ir desnuda, pues marcaba hasta el color de su piel.
Sonreí divertido al ver como se cubría con las manos completamente avergonzada, mas pronto volví a acercarme a ella para apartar el pelo de aquel rostro precioso que sonrojado me admiraba.
-¿quieres que salgamos? O mejor, me salgo yo y te bañas tu...
Deposité un beso en su frente mientras me encaminaba con decisión hacia la orilla volviendo a recolocarme el paquete en su sitio.
Esto de entrenar iba a ser ms ion imposible.
-Luego practicaremos un poco de equilibrio, voy a buscar algunas piedras planas que nos sirvan para hundir en el agua.
Sonreí al ver como se quitaba dándome la espalda el corsee bajo mi atenta mirada que se oscurecía frente a la desnudez de su cuerpo.
No tardo en cubrirlo con mi camisa y en sumergirse en las frías aguas para buceando alcanzar mi posición.
Sonreí admirando como la camisa se pegaba a su cuerpo trasparentando unos pechos desnudos que con los pezones duros por el frio se marcaban mucho mas de lo necesario.
-Quizás el baño precisamente no me vaya a refrescar mucho -susurré acercando mas mi cuerpo al suyo casi sin darme cuenta.
Supongo que demasiado acostumbrado a seguir mis instintos, dar rienda suelta a mi pasión su cercanía me abrasaba. Mi falo estaba tan duro que tuve que llevar mi mano para recolocarlo en mi ropa interior incapaz de mantenerlo enfundado.
Era frustrarte, y por primera vez creo que estando sobrio me molesto tener que guardar esa distancia entre nosotros. Era consciente de que no era justo, pero joder, se pegaba a mi, luego se separaba y yo llevaba un calenton...
Me separe esta vez yo zambullimiento en el agua, buscando cierta distancia entre ambos, mas cuando mi virilidad volvió a enfriarse fui capaz de reaccionar a sus divertidas palabras que ahora me ofrecían su corsee para volver a casa.
Sin duda volver de esa guisa se me antojaba divertido, entre otras porque si yo llevaba el corseé ¿que llevaría ella?
Sonreí divertido mirándola de soslayo mientras mis ojos volvían a posarse en su cuerpo.
-Me estas poniendo malo -reconocí admitiendo al evidencia mientras descaradamente admiraba cada resquicio de su ser.
Fue entonces, cuando bajo la cabeza cuando admiro que la camisa blanca mojada era casi lo mismo a ir desnuda, pues marcaba hasta el color de su piel.
Sonreí divertido al ver como se cubría con las manos completamente avergonzada, mas pronto volví a acercarme a ella para apartar el pelo de aquel rostro precioso que sonrojado me admiraba.
-¿quieres que salgamos? O mejor, me salgo yo y te bañas tu...
Deposité un beso en su frente mientras me encaminaba con decisión hacia la orilla volviendo a recolocarme el paquete en su sitio.
Esto de entrenar iba a ser ms ion imposible.
-Luego practicaremos un poco de equilibrio, voy a buscar algunas piedras planas que nos sirvan para hundir en el agua.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Los movimientos de Agarwaen me confundían por momentos. Tan pronto se acercaba a mí hasta juntar nuestros cuerpos por completo como se separaba como si el tacto de mi piel le abrasara. ¿Sería bipolar? ¿Le incomodaría mi cercanía? Juro que no lo entendía. No entendía porque ahora decía que el baño no le refrescaría, si el agua estaba helada. Hasta podía sentir como se me ponía la piel de gallina. Había pensado buscar el calor de su cuerpo mientras disfrutábamos del baño, pero al verlo zambullirse para alejarse de mí, deseché la idea.
Habiendo puesto cierta distancia dolorosa entre ambos se giró de nuevo para mirarme. ¿Por qué él se empeñaba en separarse de mi lado si lo único que yo deseaba era poderlo sentir junto a mí? Quizás no debería ilusiones, y pensar que todo lo sucedido anoche solo había sido provocado por su estado ebrio. Desde aquella mañana, excepto por sus bromas que deduje que serían con todas las damas, no había más indicio por su parte de querer algo de mí que no fuese entrenar.
- ¿Malo? ¿Por que te estoy poniendo malo?.- pregunté mientras inclinaba la cabeza sin comprender sus palabras.
Fue entonces cuando dirigí mi vista hacía donde él posaba la suya, percatándome de que mis endurecidos pechos se transparentaban con la camisola mojada, dejando muy poco a la imaginación.
Posé mis manos en el rostro para evitar que viese mis sonrojadas mejillas al tiempo que me daba la vuelta presa de la vergüenza, mientras me sumergía hasta el cuello tratando de ocultar mi desnudez. Se acercó de nuevo, apartando el pelo de mi cara y hablándome con suavidad. Salir del agua no se me antojaba una buena idea; pero tampoco quería que él se marchase.
- Quedémonos un poco más en el agua. Nadar también es bueno para probar mi resistencia.- dije mordiéndome el labio tratando de calmarme y buscar ese punto de humor que había permanecido toda la mañana.
Pero mis palabras llegaron tarde. Agarwaen se alejaba de mí tras depositarme un beso en la frente que me supo a poco. Estaba claro que algo estaba haciendo mal; y no sabía el por qué.
Lo miré mientras me mordía el labio, pensando algo que lo trajese de nuevo hacia mí antes de que alcanzase la orilla, y de pronto se me ocurrió algo.
- Agarwaen..- grité mientras fingía ahogarme..- socorro..- cogí una bocanada de aire y me hundí por completo. Quizás me llevase unos azotes por aquello, pero merecería la pena si provenían de él. Luego le explicaría que en el agua era mucho mejor que corriendo, pero eso luego.
Esperaba que no tardase mucho; mis pulmones estaban cansados después de la carrera, y no estaban a pleno rendimiento.
Entonces caí en la cuenta de sus palabras. ¿Había dicho piedras planas para practicar el equilibrio? Negué con la cabeza tratando de no pensar la locura que tendría pensada. Y entonces su sombra acercándose con bastante rapidez a mí. Empezaba el espectáculo. Con un poco de suerte me haría el boca a boca para reanimarme.
Habiendo puesto cierta distancia dolorosa entre ambos se giró de nuevo para mirarme. ¿Por qué él se empeñaba en separarse de mi lado si lo único que yo deseaba era poderlo sentir junto a mí? Quizás no debería ilusiones, y pensar que todo lo sucedido anoche solo había sido provocado por su estado ebrio. Desde aquella mañana, excepto por sus bromas que deduje que serían con todas las damas, no había más indicio por su parte de querer algo de mí que no fuese entrenar.
- ¿Malo? ¿Por que te estoy poniendo malo?.- pregunté mientras inclinaba la cabeza sin comprender sus palabras.
Fue entonces cuando dirigí mi vista hacía donde él posaba la suya, percatándome de que mis endurecidos pechos se transparentaban con la camisola mojada, dejando muy poco a la imaginación.
Posé mis manos en el rostro para evitar que viese mis sonrojadas mejillas al tiempo que me daba la vuelta presa de la vergüenza, mientras me sumergía hasta el cuello tratando de ocultar mi desnudez. Se acercó de nuevo, apartando el pelo de mi cara y hablándome con suavidad. Salir del agua no se me antojaba una buena idea; pero tampoco quería que él se marchase.
- Quedémonos un poco más en el agua. Nadar también es bueno para probar mi resistencia.- dije mordiéndome el labio tratando de calmarme y buscar ese punto de humor que había permanecido toda la mañana.
Pero mis palabras llegaron tarde. Agarwaen se alejaba de mí tras depositarme un beso en la frente que me supo a poco. Estaba claro que algo estaba haciendo mal; y no sabía el por qué.
Lo miré mientras me mordía el labio, pensando algo que lo trajese de nuevo hacia mí antes de que alcanzase la orilla, y de pronto se me ocurrió algo.
- Agarwaen..- grité mientras fingía ahogarme..- socorro..- cogí una bocanada de aire y me hundí por completo. Quizás me llevase unos azotes por aquello, pero merecería la pena si provenían de él. Luego le explicaría que en el agua era mucho mejor que corriendo, pero eso luego.
Esperaba que no tardase mucho; mis pulmones estaban cansados después de la carrera, y no estaban a pleno rendimiento.
Entonces caí en la cuenta de sus palabras. ¿Había dicho piedras planas para practicar el equilibrio? Negué con la cabeza tratando de no pensar la locura que tendría pensada. Y entonces su sombra acercándose con bastante rapidez a mí. Empezaba el espectáculo. Con un poco de suerte me haría el boca a boca para reanimarme.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Estaba a punto de alcanzar la orilla cuando oí la voz ahogada de Kaia gritar a mis espaldas.
Mi cuerpo se tenso volviéndome a lanzar a las frías aguas para nadar con rapidez hacia ella, admito que cada musculo de mi cuerpo estaba tenso, no sabia que podía haberle pasado en tan corto periodo de tiempo, mas la idea que me rondaba era la de que algún animal del rio le hubiera atacado.
Tomé su cintura con mi brazo sacándola a flote, mientras buscaba con mis ojos su rostro que con los labios entreabiertos parecía tratar de respirar por si sola, nadé tirando de ella hacia la orilla. Quizás algún tipo de depredador.
Una vez en la orilla busque un solo resquicio de herida alguna en su preciosa piel de porcelana, mas no encontré hallazgo alguno, lo que desvió mis ojos hasta los suyos preocupado ¿quizás un mareo? ¿fiebre?
Tome su rostro entre mis manos, tenia que ser eso, la había puesto al limite de sus fuerzas con la carrera, había empezado con un entrenamiento demasiado duro, yo llevaba desde niño peleando, mas ella empezaba ahora, no podía exigirle ni un cuarto de lo que me exigía a mi.
-Lo siento -susurré contra sus labios -no he pensado en que era demasiado para ti ¿dime que estas bien?
Mis ojos mostraban desconcierto al encontrarse con los suyos que me miraban atónita.
Y yo aun iba a buscar piedras planas para practicar el equilibrio cuando la había tenido tres horas por el bosque corriendo a un ritmo excesivo para ella. Seria inbecil
Si lo extraño es que no hubiera desfallecido por el camino, demasiado había aguantado la pobre.
-Voy a por un poco de agua de la bota, creo que te ayudara a reponerte -dije mirándola todavía con preocupación.
Mi cuerpo se tenso volviéndome a lanzar a las frías aguas para nadar con rapidez hacia ella, admito que cada musculo de mi cuerpo estaba tenso, no sabia que podía haberle pasado en tan corto periodo de tiempo, mas la idea que me rondaba era la de que algún animal del rio le hubiera atacado.
Tomé su cintura con mi brazo sacándola a flote, mientras buscaba con mis ojos su rostro que con los labios entreabiertos parecía tratar de respirar por si sola, nadé tirando de ella hacia la orilla. Quizás algún tipo de depredador.
Una vez en la orilla busque un solo resquicio de herida alguna en su preciosa piel de porcelana, mas no encontré hallazgo alguno, lo que desvió mis ojos hasta los suyos preocupado ¿quizás un mareo? ¿fiebre?
Tome su rostro entre mis manos, tenia que ser eso, la había puesto al limite de sus fuerzas con la carrera, había empezado con un entrenamiento demasiado duro, yo llevaba desde niño peleando, mas ella empezaba ahora, no podía exigirle ni un cuarto de lo que me exigía a mi.
-Lo siento -susurré contra sus labios -no he pensado en que era demasiado para ti ¿dime que estas bien?
Mis ojos mostraban desconcierto al encontrarse con los suyos que me miraban atónita.
Y yo aun iba a buscar piedras planas para practicar el equilibrio cuando la había tenido tres horas por el bosque corriendo a un ritmo excesivo para ella. Seria inbecil
Si lo extraño es que no hubiera desfallecido por el camino, demasiado había aguantado la pobre.
-Voy a por un poco de agua de la bota, creo que te ayudara a reponerte -dije mirándola todavía con preocupación.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
En apenas unos segundos sentí como Agarwaen me cogía de la cintura sacándome del agua. Parecía preocupado mientras recorría con sus ojos asustados mi cuerpo en busca de alguna señal que explicase lo que me había sucedido. Debía pensar que algún animal del lago me había atacado.
Dios, pensé ¿había depredadores en el lago, aparte del cazador, y yo me estaba bañando semi desnuda?
Agradecí que ahora fuese Agarwaen quien me estuviese arrastrando hasta la orilla. Me daba un poco de respeto volver a bajar las piernas hacia el fondo.
Me sacó del agua en brazos hasta dejarme con cuidado en la mullida hierba, buscando de nuevo posibles heridas. Nuestros ojos se encontraron y pude ver el miedo en su rostro, mientras me preguntaba preocupado si estaba bien.
Ahora que podía sentir su aliento sobre mis labios estaba tocando el cielo, pensé. Se culpaba de haber sido duro conmigo, y me sentí fatal por haber sido de ser tan cruel con aquella broma pesada.
-Estoy bien, no te preocupes.- susurré mientras todavía no era capaz de confesarle mi fingido ataque.
Seguía mirándome sin comprender. Confundido y preocupado. No había sido nada justa con él, y provocarle ese sentimiento que ahora lo martirizaba me hacía sentirme mal. Lo que para mí había sido una broma para él había significado un susto atroz. Si hubiese sido al contrario a mí se me habría salido el corazón del pecho de pensar que podía sucedido algo.
- Creo que una reanimación boca a boca conseguirá que me sienta mejor.- dije con una picara sonrisa, rompiendo aquel momento de preocupación y mirándole divertida.
¿Se habría dado cuenta ya de que era una broma? Me incorporé hasta quedarme sentada mientras una sonrisa infantil se instauraba en mi rostro.
Dios, pensé ¿había depredadores en el lago, aparte del cazador, y yo me estaba bañando semi desnuda?
Agradecí que ahora fuese Agarwaen quien me estuviese arrastrando hasta la orilla. Me daba un poco de respeto volver a bajar las piernas hacia el fondo.
Me sacó del agua en brazos hasta dejarme con cuidado en la mullida hierba, buscando de nuevo posibles heridas. Nuestros ojos se encontraron y pude ver el miedo en su rostro, mientras me preguntaba preocupado si estaba bien.
Ahora que podía sentir su aliento sobre mis labios estaba tocando el cielo, pensé. Se culpaba de haber sido duro conmigo, y me sentí fatal por haber sido de ser tan cruel con aquella broma pesada.
-Estoy bien, no te preocupes.- susurré mientras todavía no era capaz de confesarle mi fingido ataque.
Seguía mirándome sin comprender. Confundido y preocupado. No había sido nada justa con él, y provocarle ese sentimiento que ahora lo martirizaba me hacía sentirme mal. Lo que para mí había sido una broma para él había significado un susto atroz. Si hubiese sido al contrario a mí se me habría salido el corazón del pecho de pensar que podía sucedido algo.
- Creo que una reanimación boca a boca conseguirá que me sienta mejor.- dije con una picara sonrisa, rompiendo aquel momento de preocupación y mirándole divertida.
¿Se habría dado cuenta ya de que era una broma? Me incorporé hasta quedarme sentada mientras una sonrisa infantil se instauraba en mi rostro.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Hundí mis ojos en los suyos alzando ligeramente una ceja, osea, que acababa de gastarme una broma. Fruncí el ceño admirando sus labios aun frente a ella.
-Creo que si necesitas el boca a boca, pero para que te calles y no grites socorro cuando no estas en peligro -musite con cara de pocos amigos.
Relamí las gotas de agua que resbalaban por mis labios sumergiendo mi mirada azul en la suya, era gracioso, llevaba todo el día tratando de no tocarla mas de la cuenta para no incomodarla y por ende ella estaba allí con esa camisa mojada que dejaba poco a la imaginación, con una picara sonrisa en la boca pidiéndome un beso.
Sonreí negando frente a ella.
-¿Crees que no es lo que deseo? -susurré acercando mis labios a los ajenos quedándome a escasos centímetros de distancias mientras mi cuerpo seguía a mi boca gateando sobre ella para tumbarla.
Las gotas de agua de mi pelo resbalaban fugaces sobre su rostro al tiempo que el viento azuzaba nuestros cuerpos mojados y nuestros alientos enzarzados en uno calentaban nuestras bocas con cada respiración.
-Te deseo desde que te vi en la taberna, desde que me llevaste a tu cuarto.
Jadeé contra sus labios dejando ahora si que mi cuerpo se posara sobre el suyo mostrándole contra su pelvis la dureza de mi virilidad.
Me apodere de su boca con deseo, con el mismo que durante todo el día había contenido, atravesé así el precipicio de sus labios enredando mi lengua a la ajena en un combate a muerte en el que ambos seriamos fieles vencedores.
Mis manos se pasearon por su cintura arrastrando con ellas mi camisola hacia arriba, única prenda que cubría aquel cuerpo de escándalo que me había vuelto loco durante todo el día.
Jadeé contra su boca al sentir sus muslos desnudos rozando mis dedos.
Deslice mis labios por su mandíbula arrastrando por ella mis dientes con necesidad hasta alcanzar su oreja que mordí con delicadeza para susurrar sobre ella.
-quiero mas, lo quiero todo
Ayer me dijo que no estaba preparada, pero allí estábamos de nuevo enzarzados en el mismo juego peligroso que nos arrastraría a ambos al infierno.
Sabia que era una locura, sabia que no debía seguir y aun así, aun así necesitaba poseerla tanto como respirar.
Jadee de nuevo siguiendo mi recorrido hasta que la camisa abandono su cuerpo por la cabeza separando solo nuestros labios para dejarla escapar.
Empuje con mi virilidad contra su sexo invitándola a mas, haciéndola enloquecer junto a mi cuerpo.
-eres preciosa -susurré contra su boca antes de deslizar mis labios por su cuello buscando sus pechos desnudos.
-Creo que si necesitas el boca a boca, pero para que te calles y no grites socorro cuando no estas en peligro -musite con cara de pocos amigos.
Relamí las gotas de agua que resbalaban por mis labios sumergiendo mi mirada azul en la suya, era gracioso, llevaba todo el día tratando de no tocarla mas de la cuenta para no incomodarla y por ende ella estaba allí con esa camisa mojada que dejaba poco a la imaginación, con una picara sonrisa en la boca pidiéndome un beso.
Sonreí negando frente a ella.
-¿Crees que no es lo que deseo? -susurré acercando mis labios a los ajenos quedándome a escasos centímetros de distancias mientras mi cuerpo seguía a mi boca gateando sobre ella para tumbarla.
Las gotas de agua de mi pelo resbalaban fugaces sobre su rostro al tiempo que el viento azuzaba nuestros cuerpos mojados y nuestros alientos enzarzados en uno calentaban nuestras bocas con cada respiración.
-Te deseo desde que te vi en la taberna, desde que me llevaste a tu cuarto.
Jadeé contra sus labios dejando ahora si que mi cuerpo se posara sobre el suyo mostrándole contra su pelvis la dureza de mi virilidad.
Me apodere de su boca con deseo, con el mismo que durante todo el día había contenido, atravesé así el precipicio de sus labios enredando mi lengua a la ajena en un combate a muerte en el que ambos seriamos fieles vencedores.
Mis manos se pasearon por su cintura arrastrando con ellas mi camisola hacia arriba, única prenda que cubría aquel cuerpo de escándalo que me había vuelto loco durante todo el día.
Jadeé contra su boca al sentir sus muslos desnudos rozando mis dedos.
Deslice mis labios por su mandíbula arrastrando por ella mis dientes con necesidad hasta alcanzar su oreja que mordí con delicadeza para susurrar sobre ella.
-quiero mas, lo quiero todo
Ayer me dijo que no estaba preparada, pero allí estábamos de nuevo enzarzados en el mismo juego peligroso que nos arrastraría a ambos al infierno.
Sabia que era una locura, sabia que no debía seguir y aun así, aun así necesitaba poseerla tanto como respirar.
Jadee de nuevo siguiendo mi recorrido hasta que la camisa abandono su cuerpo por la cabeza separando solo nuestros labios para dejarla escapar.
Empuje con mi virilidad contra su sexo invitándola a mas, haciéndola enloquecer junto a mi cuerpo.
-eres preciosa -susurré contra su boca antes de deslizar mis labios por su cuello buscando sus pechos desnudos.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
La mirada que me lanzó en esos momentos Agarwaen me dejó helada. Estaba molesto conmigo y lo notaba en sus palabras. Sabía que tenía razón y que no debía jugar con esas cosas, pero en fin, lo hecho, hecho estaba.
Su gesto se fue suavizando y con una pícara sonrisa se puso ante mí. El enfado parecía habérsele pasado con rapidez, aseguraba que me deseaba; esperaba que tanto como yo a él. Y de una forma juguetona y sensual fue gateando sobre mi cuerpo mientras tumbaba de nuevo el mío sobre la hierba. Lo miraba atónita y nerviosa. Sus ojos me decían los mismo que sus palabras, aunque no entendía el porque durante el resto del día había mantenido tanto las distancias.
Mi respiración se tornó entrecortada, al tiempo que mi corazón seguía un ajetreado palpitar. Nuestros labios sentían el cálido aliento del otro, y aún así permanecían separados en un juego que me atormentaba por momentos. Deseaba ser besada por él; sentir su sabor y entregarle todo lo que deseaba. Tenerlo de golpe tan cerca se me antojaba un deseo cumplido, aunque por otra parte volvió a mí el miedo de la noche anterior. ¿Y si no estaba preparada para llegar hasta el final?
Agarwaen no me hizo esperar más, y con un beso pasional unió nuestras bocas mientras yo esperaba seguir los pasos de baile de aquella lengua que me enloquecía con maestría, al tiempo que dejaba parte de su peso caer sobre mí. Me estremecí al sentir su endurecido miembro sobre mi sexo, que se excitaba por momentos con el roce de su hombría. Ambos anhelábamos lo mismo, aunque las dudas de si para mí era el momento volvieron a mi mente.
Pero el cazador no me daba tregua. Sus manos recorrían mi cintura para despojarme de su camisola mojada. Jadeé junto a sus labios nerviosa al darme cuenta de que mi desnudez frente a sus ojos sería inminente, y que tras un reguero de besos me susurraba al oído lo que de mí esperaba. Mi cuerpo se humedecía por momentos, mientras mis caderas se alzaban involuntariamente en busca de aquello que necesitaban.
Sería suya, aquello lo tenía claro. Pero comencé a tensarme por momentos en cuanto me quedé desnuda frente a él. No estaba preparada para ir tan rápido; y me amonestaba a mí misma por ser tan tonta, pues al fin y al cabo deseaba que fuese Agarwaen quien fuese el ganador de aquello que guardaba con tanto recelo.
- Agarwaen..- susurré con apenas un hilo de voz mientras el cazador dejaba un nuevo reguero de besos, esta vez con dirección hacia mis desnudos pechos. Apenas podía respirar con los jadeos que salían de mi boca ante su caricias. Una mezcla de sensaciones encontradas luchaban en mi cabeza, la razón contra el resto de mi excitado cuerpo que tenía claro su sino.- No puedo ir tan deprisa. Jamás he estado con nadie..y necesito tiempo para poder...entregarme del todo.
Conseguí abrir los ojos y clavar mi mirada en la suya. No quería decepcionarlo; no quería volver a verle como esa sensación se apoderaba de él por mi negativa.
- Te lo daré todo; te lo prometo. - dije mientras con mi mano acariciaba su rostro.- Jamás he deseado a nadie como te deseo a ti; pero para mí todo esto es nuevo. Quiero hacerlo, pero me da miedo por partes iguales. No te enfades conmigo, por favor.
Y aquello era lo que más miedo me daba. Negarle aquello que ambos deseábamos y para lo que yo no estaba preparada, y perderlo por ello. Podía haber otras formas de calmarlo, y debería aprender a utilizarlas, si es que después de mi negativa me permitía volver a tocarlo.
Su gesto se fue suavizando y con una pícara sonrisa se puso ante mí. El enfado parecía habérsele pasado con rapidez, aseguraba que me deseaba; esperaba que tanto como yo a él. Y de una forma juguetona y sensual fue gateando sobre mi cuerpo mientras tumbaba de nuevo el mío sobre la hierba. Lo miraba atónita y nerviosa. Sus ojos me decían los mismo que sus palabras, aunque no entendía el porque durante el resto del día había mantenido tanto las distancias.
Mi respiración se tornó entrecortada, al tiempo que mi corazón seguía un ajetreado palpitar. Nuestros labios sentían el cálido aliento del otro, y aún así permanecían separados en un juego que me atormentaba por momentos. Deseaba ser besada por él; sentir su sabor y entregarle todo lo que deseaba. Tenerlo de golpe tan cerca se me antojaba un deseo cumplido, aunque por otra parte volvió a mí el miedo de la noche anterior. ¿Y si no estaba preparada para llegar hasta el final?
Agarwaen no me hizo esperar más, y con un beso pasional unió nuestras bocas mientras yo esperaba seguir los pasos de baile de aquella lengua que me enloquecía con maestría, al tiempo que dejaba parte de su peso caer sobre mí. Me estremecí al sentir su endurecido miembro sobre mi sexo, que se excitaba por momentos con el roce de su hombría. Ambos anhelábamos lo mismo, aunque las dudas de si para mí era el momento volvieron a mi mente.
Pero el cazador no me daba tregua. Sus manos recorrían mi cintura para despojarme de su camisola mojada. Jadeé junto a sus labios nerviosa al darme cuenta de que mi desnudez frente a sus ojos sería inminente, y que tras un reguero de besos me susurraba al oído lo que de mí esperaba. Mi cuerpo se humedecía por momentos, mientras mis caderas se alzaban involuntariamente en busca de aquello que necesitaban.
Sería suya, aquello lo tenía claro. Pero comencé a tensarme por momentos en cuanto me quedé desnuda frente a él. No estaba preparada para ir tan rápido; y me amonestaba a mí misma por ser tan tonta, pues al fin y al cabo deseaba que fuese Agarwaen quien fuese el ganador de aquello que guardaba con tanto recelo.
- Agarwaen..- susurré con apenas un hilo de voz mientras el cazador dejaba un nuevo reguero de besos, esta vez con dirección hacia mis desnudos pechos. Apenas podía respirar con los jadeos que salían de mi boca ante su caricias. Una mezcla de sensaciones encontradas luchaban en mi cabeza, la razón contra el resto de mi excitado cuerpo que tenía claro su sino.- No puedo ir tan deprisa. Jamás he estado con nadie..y necesito tiempo para poder...entregarme del todo.
Conseguí abrir los ojos y clavar mi mirada en la suya. No quería decepcionarlo; no quería volver a verle como esa sensación se apoderaba de él por mi negativa.
- Te lo daré todo; te lo prometo. - dije mientras con mi mano acariciaba su rostro.- Jamás he deseado a nadie como te deseo a ti; pero para mí todo esto es nuevo. Quiero hacerlo, pero me da miedo por partes iguales. No te enfades conmigo, por favor.
Y aquello era lo que más miedo me daba. Negarle aquello que ambos deseábamos y para lo que yo no estaba preparada, y perderlo por ello. Podía haber otras formas de calmarlo, y debería aprender a utilizarlas, si es que después de mi negativa me permitía volver a tocarlo.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Y como vino se fue, de nuevo sus labios contra los míos detenían de golpe a mi cuerpo excitado que sobre el suyo suplicaba piedad y clemencia. Aquel juego estaba volviéndome loco, ese de arrancar y para, ese que suplicaba un beso para luego aseverar que no estaba preparada para mas.
Por ende sus caderas me buscaban era como un quiero y no puedo y aunque era consciente de que no debía enfadarme de que de hacerlo estaba siendo completamente injusto con una chica que necesitaba tiempo, una parte de mi ardía en cólera y frustración.
-No estoy enfadado -susurré trazando de nuevo las distancias entre nuestras bocas.
Tome la camisola completamente mojada y la hice a un lado para ponerme en pie de nuevo recolocando mi falo en la funda de mis calzoncillos.
Deje escapar el aire de forma pesada mientras caminaba hacia su corseé y se lo acercaba para que pudiera cubrirse.
Supongo que mi actitud corporal lo decía todo y aunque me esforzaba en que no se notara mi desasosiego, mi frustración era mas que evidente.
Deposite en su mano el corseé con suavidad.
-Pontelo preciosa, la camisola esta muy mojada.
Camine hacia la orilla dándole la espalda para que tuviera la intimidad necesaria para cubrir su cuerpo mientras mis ojos se perdían en el horizonte.
Mis pies sumergidos en las cristalinas aguas del arroyo trataban de refrescar mi cuerpo despues del calor que albergaba por momentos.
Mi mente viajo hasta mis islas, ahora estaría posiblemente con Seth y Leonidas practicando por los bosques, o quizás en alguna nueva guerra que librar para salvar a la humanidad.
Sin embargo allí estaba, atrapado en París tratando de salvar mi vida y de ponerme en forma para poder llevar a cabo mi venganza.
Una parte de mi sabia que volver a Grecia era lo único que no debía hacer, otra echaba de menos saber que jamas volvería a pisar mis tierras, ni a ver a mis padres, ni a correr por los bosques con mis amigos.
Todos esos pensamientos de tristeza infinita lograron calmar mis ganas y con ellas apaciguar la rabia que minutos antes se había instalado en mi.
Me di la vuelta buscando a la cazadora que sin duda no debía pagar mi mal carácter.
-¿entonces? ¿Nos vamos ya? -pregunté hundiendo mis ojos en los ajenos.
Ese mismo día había quedado para ver una casa, supuse que ya había llegado la hora de abandonar la de la cambiante que durante estas semanas me había dado asilo.
No quería ponerla en peligro cuando el mal que me acechaba viviera.
Por ende sus caderas me buscaban era como un quiero y no puedo y aunque era consciente de que no debía enfadarme de que de hacerlo estaba siendo completamente injusto con una chica que necesitaba tiempo, una parte de mi ardía en cólera y frustración.
-No estoy enfadado -susurré trazando de nuevo las distancias entre nuestras bocas.
Tome la camisola completamente mojada y la hice a un lado para ponerme en pie de nuevo recolocando mi falo en la funda de mis calzoncillos.
Deje escapar el aire de forma pesada mientras caminaba hacia su corseé y se lo acercaba para que pudiera cubrirse.
Supongo que mi actitud corporal lo decía todo y aunque me esforzaba en que no se notara mi desasosiego, mi frustración era mas que evidente.
Deposite en su mano el corseé con suavidad.
-Pontelo preciosa, la camisola esta muy mojada.
Camine hacia la orilla dándole la espalda para que tuviera la intimidad necesaria para cubrir su cuerpo mientras mis ojos se perdían en el horizonte.
Mis pies sumergidos en las cristalinas aguas del arroyo trataban de refrescar mi cuerpo despues del calor que albergaba por momentos.
Mi mente viajo hasta mis islas, ahora estaría posiblemente con Seth y Leonidas practicando por los bosques, o quizás en alguna nueva guerra que librar para salvar a la humanidad.
Sin embargo allí estaba, atrapado en París tratando de salvar mi vida y de ponerme en forma para poder llevar a cabo mi venganza.
Una parte de mi sabia que volver a Grecia era lo único que no debía hacer, otra echaba de menos saber que jamas volvería a pisar mis tierras, ni a ver a mis padres, ni a correr por los bosques con mis amigos.
Todos esos pensamientos de tristeza infinita lograron calmar mis ganas y con ellas apaciguar la rabia que minutos antes se había instalado en mi.
Me di la vuelta buscando a la cazadora que sin duda no debía pagar mi mal carácter.
-¿entonces? ¿Nos vamos ya? -pregunté hundiendo mis ojos en los ajenos.
Ese mismo día había quedado para ver una casa, supuse que ya había llegado la hora de abandonar la de la cambiante que durante estas semanas me había dado asilo.
No quería ponerla en peligro cuando el mal que me acechaba viviera.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Aunque Agarwaen aseguraba no estar enfadado conmigo sabía de sobra que no era así, y que si me decía aquello era para no hacerme sentir peor. Podía sentirlo en su mirada y en el tono de su voz. Y ahora me sentía mal por hacerlo pasar por aquello; pero es que yo necesitaba tiempo.
Me era imposible pasar de unos besos a hacer el amor sin más preámbulos.
Me costaba porque jamás había llegado tan lejos con nadie; pero es que ni siquiera había consentido ser besada antes de conocer al cazador. Y es que nadie me había calado tan fondo como lo había hecho él. Y así se lo demostraba. Excitándolo para luego frenarlo. Sabía que no era justo para él; pero es que aceptar sin estar segura tampoco lo sería para mí.
Se levantó para acercarse hasta mi corsé y entregármelo con suavidad en la mano, asegurando que su camisola estaba mojada. Supe que aquel gesto escondía mucho más que lo que se veía. Respetaba mi decisión, sabía lo que para mí significaba ir despacio, y el hecho de que me ayudase a cubrir mis pechos desnudos, me hizo saber cuanto significaba para él.
-Gracias.- susurré atormentada por el brillo de aquellos ojos que minutos antes me miraban con deseo, mientras cogía la prenda para tapar la zona que ahora tapaba mi largo pelo.
Me vestí deprisa mientras él caminaba hacia la orilla en silencio. Dándome una privacidad que no deseaba. Quería sentirlo a mi lado; notar su calor de nuevo como momentos antes. Pero sabía que eso sería imposible. Y que quizás lo mejor que podía hacer era darle espacio y no provocar más aquella situación que me era imposible manejar.
Una lágrima surcó mi mejilla, prueba de mi arrepentimiento por lastimar con mis palabras y mis miedos a aquel hombre tan maravilloso que era capaz de entregarse y respetarme sin apenas conocerme.
Me quedé de pie mientras observaba a Agarwaen pensativo junto al río. Deseaba abrazarlo desde atrás y decirle que lo sentía. Pero de qué servirían mis palabras sino para avivar el rechazo del que había hecho eco otra vez aquella mañana.
-Cuando gustes.- contesté tratando de no mostrar ningún tipo de emoción mientras me miraba las manos, incapaz de enfrentar su mirada. Esperando que el nudo que tenía en la garganta por no poder tocarlo pasase desapercibido para él.
Ya le había hecho demasiado daño como para encima ahora hacerle sentir mal por mi desazón.
Me era imposible pasar de unos besos a hacer el amor sin más preámbulos.
Me costaba porque jamás había llegado tan lejos con nadie; pero es que ni siquiera había consentido ser besada antes de conocer al cazador. Y es que nadie me había calado tan fondo como lo había hecho él. Y así se lo demostraba. Excitándolo para luego frenarlo. Sabía que no era justo para él; pero es que aceptar sin estar segura tampoco lo sería para mí.
Se levantó para acercarse hasta mi corsé y entregármelo con suavidad en la mano, asegurando que su camisola estaba mojada. Supe que aquel gesto escondía mucho más que lo que se veía. Respetaba mi decisión, sabía lo que para mí significaba ir despacio, y el hecho de que me ayudase a cubrir mis pechos desnudos, me hizo saber cuanto significaba para él.
-Gracias.- susurré atormentada por el brillo de aquellos ojos que minutos antes me miraban con deseo, mientras cogía la prenda para tapar la zona que ahora tapaba mi largo pelo.
Me vestí deprisa mientras él caminaba hacia la orilla en silencio. Dándome una privacidad que no deseaba. Quería sentirlo a mi lado; notar su calor de nuevo como momentos antes. Pero sabía que eso sería imposible. Y que quizás lo mejor que podía hacer era darle espacio y no provocar más aquella situación que me era imposible manejar.
Una lágrima surcó mi mejilla, prueba de mi arrepentimiento por lastimar con mis palabras y mis miedos a aquel hombre tan maravilloso que era capaz de entregarse y respetarme sin apenas conocerme.
Me quedé de pie mientras observaba a Agarwaen pensativo junto al río. Deseaba abrazarlo desde atrás y decirle que lo sentía. Pero de qué servirían mis palabras sino para avivar el rechazo del que había hecho eco otra vez aquella mañana.
-Cuando gustes.- contesté tratando de no mostrar ningún tipo de emoción mientras me miraba las manos, incapaz de enfrentar su mirada. Esperando que el nudo que tenía en la garganta por no poder tocarlo pasase desapercibido para él.
Ya le había hecho demasiado daño como para encima ahora hacerle sentir mal por mi desazón.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Me gire al escuchar su voz que ahora a mis espaldas sonaba especialmente triste, no quedaba ni un resquicio de esa chica viva con la que había corrido por el bosque.
-Vamos pues -susurre al pasar por su lado rozando su mano con mis dedos.
Solo quería que supiera que no estaba enfadado, puede que a veces mis ganas me obnubilaban la mente, pero la respetaba, entendía que ella quería esperar y aunque dijera que era conmigo con quien quisiera perder su virginidad yo era consciente de que eso no era lo mejor, pues acabaría defraudandola.
Tome mi montura y subí sobre ella de un salto tras recoger mi mojada camisa del suelo que coloque en las alforjas.
Le tendí la mano para subirla frente a mi mientras mis dedos tomaban las riendas de la montura abrazándola con suavidad por la cintura.
-Lo siento, a veces soy desesperante -aseguré contra su cuello.- Se que me ves de otro modo, pero voy a abrirte los ojos antes de que sea tarde.
Yo no me comprometo con nada ni con nadie porque mi vida es muy complicada. Como cazadora sabrás o no, porque llevas muy poco en esto que nuestra vida suele ser breve, demasiado para desear que los ojos de una mujer se inunden de lagrimas cuando llegue sobre mi escudo y no con el.
No quiero que te crees ilusiones vanas, yo soy tan libre como el viento que corre arrasándolo todo a su paso.
Si en algún momento crees que ese viento podrá ser capturado solo sufrirás cuando se te escape de los dedos.
¿lo entiendes? No puedo prometerte un futuro conmigo y por ende no puedo pedirte que me des eso que para ti es tan importante y que posiblemente no merezco.
Guardé silencio acariciando sus manos mientras su olor me embriagaba de ella.
-quiero seguir entrenándote, con esto no estoy echándome atrás en eso, solo trato de que entiendas...de que me entiendas.
Como decirle que esa muerte de la que hablaba estaba ya de camino, que la herida que surcaba mi hombro se extendía casi a la misma velocidad que la nigromante se acercaba.
Cerré los ojos al sentir como su pelo abanicado por el viento acariciaba mi rostro, era agradable esa sensación de libertad compartida.
No tardamos en llegar a la ciudad donde el ruido de las calles nos abstrajo de cada uno de nuestros pensamientos, demasiado bullicio para sentirnos vivos.
-¿te dejo en el hostal? yo voy a ir a comer algo, esta tarde he quedado para ver una casa en el bosque para Sonae y para mi, ya que mi estancia se va a extender mas de la cuenta creo que es lo mas justo para mi anfitriona.
¿Te recojo mañana? ¿O prefieres acompañarme?
-Vamos pues -susurre al pasar por su lado rozando su mano con mis dedos.
Solo quería que supiera que no estaba enfadado, puede que a veces mis ganas me obnubilaban la mente, pero la respetaba, entendía que ella quería esperar y aunque dijera que era conmigo con quien quisiera perder su virginidad yo era consciente de que eso no era lo mejor, pues acabaría defraudandola.
Tome mi montura y subí sobre ella de un salto tras recoger mi mojada camisa del suelo que coloque en las alforjas.
Le tendí la mano para subirla frente a mi mientras mis dedos tomaban las riendas de la montura abrazándola con suavidad por la cintura.
-Lo siento, a veces soy desesperante -aseguré contra su cuello.- Se que me ves de otro modo, pero voy a abrirte los ojos antes de que sea tarde.
Yo no me comprometo con nada ni con nadie porque mi vida es muy complicada. Como cazadora sabrás o no, porque llevas muy poco en esto que nuestra vida suele ser breve, demasiado para desear que los ojos de una mujer se inunden de lagrimas cuando llegue sobre mi escudo y no con el.
No quiero que te crees ilusiones vanas, yo soy tan libre como el viento que corre arrasándolo todo a su paso.
Si en algún momento crees que ese viento podrá ser capturado solo sufrirás cuando se te escape de los dedos.
¿lo entiendes? No puedo prometerte un futuro conmigo y por ende no puedo pedirte que me des eso que para ti es tan importante y que posiblemente no merezco.
Guardé silencio acariciando sus manos mientras su olor me embriagaba de ella.
-quiero seguir entrenándote, con esto no estoy echándome atrás en eso, solo trato de que entiendas...de que me entiendas.
Como decirle que esa muerte de la que hablaba estaba ya de camino, que la herida que surcaba mi hombro se extendía casi a la misma velocidad que la nigromante se acercaba.
Cerré los ojos al sentir como su pelo abanicado por el viento acariciaba mi rostro, era agradable esa sensación de libertad compartida.
No tardamos en llegar a la ciudad donde el ruido de las calles nos abstrajo de cada uno de nuestros pensamientos, demasiado bullicio para sentirnos vivos.
-¿te dejo en el hostal? yo voy a ir a comer algo, esta tarde he quedado para ver una casa en el bosque para Sonae y para mi, ya que mi estancia se va a extender mas de la cuenta creo que es lo mas justo para mi anfitriona.
¿Te recojo mañana? ¿O prefieres acompañarme?
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Agarwaen pasó por mi lado instándome a volver hacia su montura. El roce de sus dedos sobre mi mano me abrasó por dentro, pero sus ojos me decían que algo no iba bien. Nuestro entrenamiento había acabado por hoy, y un desazón se clavó en mi alma al pensar que quizás hubiese acabado para siempre.
No sentía esa mirada divertida que había podido vislumbrar desde anoche; ahora su mirada era tenaz y firme. Sujetó mi mano y me subió sin esfuerzo a su caballo mientras me rodeaba con sus brazos. Adoraba a aquel hombre por encima de todo. Su calor me reconfortaba, a su lado me sentía segura y feliz como jamás antes había estado.
Y de pronto todo esa felicidad se hizo añicos esparciéndose en mi interior.
Sus palabras eran claras. Pero ¿acaso yo le había pedido algún tipo de compromiso? Solo le había pedido tiempo. Tiempo para entender las reacciones de mi cuerpo cuando él estaba cerca; tiempo para conocernos un poco más y comprobar que no había solo el capricho de una noche. No le decía que se atase a mí; aunque en una cosa estaba equivocado. No me hacía falta tener un compromiso para saber que sería capaz de derramar lágrimas por él.
Esas mismas lágrimas que ahora amenazaban con salir de mis ojos y ponerme más en evidencia, si es que eso era posible. Sentía su aliento junto a mi cuello y me costaba respirar. Quería poder viajar en el tiempo hasta minutos antes donde nuestros cuerpos estaban enredados; y ser capaz de dejarme llevar. No comprendía porque no se creía merecedor de aquello que yo guardaba con tanto ahínco. ¿Acaso algún otro hombre habría tenido la paciencia ante mis rechazos que había tenido él? Estaba segura de que no; de modo que si le sumábamos esto a todo lo que sentía en mi ser cuando su piel rozaba la mía, tenía más que claro que no había otro ser en el mundo a quien le entregase mi pureza más que a él.
Sus manos rozaron las mías sobre la silla del caballo. Un roce que me era necesario para vivir, no imaginaba volver a sonreír si no era a su lado. Él había espantado mis penas solo con su sonrisa y en una sola noche. Aunque por lo que me había dicho, parecía que esa parte de nuestros encuentros debía terminar ahí. ¿Sería capaz de entrenar día a día con él sin el deseo de besar sus labios? Sabía que no, pero era lo único que me mantendría viva. El compartir esos momentos de lucha era lo único que me podía ofrecer.
- Te entiendo.- contesté mientras me tragaba las lágrimas y suspiraba despacio. Entendía que no quería estar con alguien como yo, más no le culpaba; debía de ser odioso que te diesen pie para luego frenarte.- Mañana si quieres podremos seguir entrenando.
Al menos podría seguir viéndole día a día; aunque no pudiese tenerlo y ese dolor me matase por dentro, siempre sería mejor que no volver a sentirle cerca.
Su pregunta me sacó de mi ensimismamiento. ¿Quién era Sonae? Mis ganas por separarme de él eran las mismas de que me colgasen boca abajo y me fustigasen, pero tampoco quería acapararlo en todo momento. Tenía que acostumbrarme a estar sin él, por mucho que eso me doliese.
- No tengo planes, aunque tampoco quiero incomodarte en los tuyos.- susurré mientras esperaba que fuese él quien insistiese en seguir disfrutando de nuestra compañía y no ser yo quien lo obligase a hacerlo.- Si prefieres ocuparte de tus menesteres, puedo quedarme en el hostal sola...leyendo un libro o descansando.
Lo que me recordó que tenía que buscar la biblioteca de la ciudad y registrarme. Adoraba leer, pero para no cargar en demasía mi equipaje me había dejado todos mis libros en Noruega. Quizás leyendo podría distraer mi pensamiento y alejarlo de Agarwaen. Sonreí con tristeza, sabía que sería imposible sacarlo de mi cabeza y de mi corazón con tanta facilidad.
No sentía esa mirada divertida que había podido vislumbrar desde anoche; ahora su mirada era tenaz y firme. Sujetó mi mano y me subió sin esfuerzo a su caballo mientras me rodeaba con sus brazos. Adoraba a aquel hombre por encima de todo. Su calor me reconfortaba, a su lado me sentía segura y feliz como jamás antes había estado.
Y de pronto todo esa felicidad se hizo añicos esparciéndose en mi interior.
Sus palabras eran claras. Pero ¿acaso yo le había pedido algún tipo de compromiso? Solo le había pedido tiempo. Tiempo para entender las reacciones de mi cuerpo cuando él estaba cerca; tiempo para conocernos un poco más y comprobar que no había solo el capricho de una noche. No le decía que se atase a mí; aunque en una cosa estaba equivocado. No me hacía falta tener un compromiso para saber que sería capaz de derramar lágrimas por él.
Esas mismas lágrimas que ahora amenazaban con salir de mis ojos y ponerme más en evidencia, si es que eso era posible. Sentía su aliento junto a mi cuello y me costaba respirar. Quería poder viajar en el tiempo hasta minutos antes donde nuestros cuerpos estaban enredados; y ser capaz de dejarme llevar. No comprendía porque no se creía merecedor de aquello que yo guardaba con tanto ahínco. ¿Acaso algún otro hombre habría tenido la paciencia ante mis rechazos que había tenido él? Estaba segura de que no; de modo que si le sumábamos esto a todo lo que sentía en mi ser cuando su piel rozaba la mía, tenía más que claro que no había otro ser en el mundo a quien le entregase mi pureza más que a él.
Sus manos rozaron las mías sobre la silla del caballo. Un roce que me era necesario para vivir, no imaginaba volver a sonreír si no era a su lado. Él había espantado mis penas solo con su sonrisa y en una sola noche. Aunque por lo que me había dicho, parecía que esa parte de nuestros encuentros debía terminar ahí. ¿Sería capaz de entrenar día a día con él sin el deseo de besar sus labios? Sabía que no, pero era lo único que me mantendría viva. El compartir esos momentos de lucha era lo único que me podía ofrecer.
- Te entiendo.- contesté mientras me tragaba las lágrimas y suspiraba despacio. Entendía que no quería estar con alguien como yo, más no le culpaba; debía de ser odioso que te diesen pie para luego frenarte.- Mañana si quieres podremos seguir entrenando.
Al menos podría seguir viéndole día a día; aunque no pudiese tenerlo y ese dolor me matase por dentro, siempre sería mejor que no volver a sentirle cerca.
Su pregunta me sacó de mi ensimismamiento. ¿Quién era Sonae? Mis ganas por separarme de él eran las mismas de que me colgasen boca abajo y me fustigasen, pero tampoco quería acapararlo en todo momento. Tenía que acostumbrarme a estar sin él, por mucho que eso me doliese.
- No tengo planes, aunque tampoco quiero incomodarte en los tuyos.- susurré mientras esperaba que fuese él quien insistiese en seguir disfrutando de nuestra compañía y no ser yo quien lo obligase a hacerlo.- Si prefieres ocuparte de tus menesteres, puedo quedarme en el hostal sola...leyendo un libro o descansando.
Lo que me recordó que tenía que buscar la biblioteca de la ciudad y registrarme. Adoraba leer, pero para no cargar en demasía mi equipaje me había dejado todos mis libros en Noruega. Quizás leyendo podría distraer mi pensamiento y alejarlo de Agarwaen. Sonreí con tristeza, sabía que sería imposible sacarlo de mi cabeza y de mi corazón con tanta facilidad.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
La mire fijamente cuando la desmonte en la puerta de su hostal, hablaba de muchas obligaciones entre ellas de ir a la biblioteca, leer, no se bien si lo decía por librarse de mi, o porque realmente eso eran razones de peso para no acompañarme.
Mas intuí que después de lo que le había dicho sobre el caballo yo seria el ultimo tipo al que querría ver, mas se me antojaba mucho mas justo decirle ahora como funcionaban las cosas conmigo que si alguna vez pasaba, si en alguna ocasión acababa sucumbiendo al deseo acabara echándome en cara que no le advertí de mis reales intenciones.
Dejé escapar el aire pesado frente a ella, acaso no entendía que si de verdad hacia esto era porque en cierto modo me importaba, tan ciega estaba, no era mas fácil para mi seguir intentándolo ya que me había dicho que cedería tarde o temprano.
Negué con la cabeza contrariado sin apartar mis ojos azules un ápice de los suyos.
-Espero que disfrutéis con la lectura mi señora, mañana pasare por aquí a la misma hora, si aun deseáis entrenar conmigo y que os ayude en el menester que os ocupa bajar a la puerta del hostal y aquí nos encontraremos.
Si por el contrario no estáis aquí entenderé que preferís seguir sumergida en la lectura.
Sonreí de medio lado guiñándole un ojo como despedida y de un salto subí sobre mi caballo para emprender el viaje hacia la zona de bosques, allí me habían hablado de una mansión que estaba en venta y que seguramente me serviría como refugio para no ser encontrado con facilidad, ademas de que podría gozar de la tranquilidad necesaria para entrenar y ponerme en forma para la inminente batalla.
Tenia mucho que pensar y sin embargo no lograba sacarme de la cabeza a esa muejr que ahora dejaba atrás, me preocupaba que sin mi corriera algún tipo de peligro, que desesperada tratara de acabar ella sola con la vida de ese vampiro.
Sabia que no estaba preparada, ni para estar en el lecho conmigo, ni mucho menos para cazar sola.
Deje escapar el aire resignado antes de espolear a mi caballo para alejarme ahora si raudamente de la zona.
Mas intuí que después de lo que le había dicho sobre el caballo yo seria el ultimo tipo al que querría ver, mas se me antojaba mucho mas justo decirle ahora como funcionaban las cosas conmigo que si alguna vez pasaba, si en alguna ocasión acababa sucumbiendo al deseo acabara echándome en cara que no le advertí de mis reales intenciones.
Dejé escapar el aire pesado frente a ella, acaso no entendía que si de verdad hacia esto era porque en cierto modo me importaba, tan ciega estaba, no era mas fácil para mi seguir intentándolo ya que me había dicho que cedería tarde o temprano.
Negué con la cabeza contrariado sin apartar mis ojos azules un ápice de los suyos.
-Espero que disfrutéis con la lectura mi señora, mañana pasare por aquí a la misma hora, si aun deseáis entrenar conmigo y que os ayude en el menester que os ocupa bajar a la puerta del hostal y aquí nos encontraremos.
Si por el contrario no estáis aquí entenderé que preferís seguir sumergida en la lectura.
Sonreí de medio lado guiñándole un ojo como despedida y de un salto subí sobre mi caballo para emprender el viaje hacia la zona de bosques, allí me habían hablado de una mansión que estaba en venta y que seguramente me serviría como refugio para no ser encontrado con facilidad, ademas de que podría gozar de la tranquilidad necesaria para entrenar y ponerme en forma para la inminente batalla.
Tenia mucho que pensar y sin embargo no lograba sacarme de la cabeza a esa muejr que ahora dejaba atrás, me preocupaba que sin mi corriera algún tipo de peligro, que desesperada tratara de acabar ella sola con la vida de ese vampiro.
Sabia que no estaba preparada, ni para estar en el lecho conmigo, ni mucho menos para cazar sola.
Deje escapar el aire resignado antes de espolear a mi caballo para alejarme ahora si raudamente de la zona.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Y como presentía, Agarwaen decidió dejarme en el hostal y separar al menos por hoy nuestros caminos. En el fondo lo entendía, aunque me desgarrase por dentro, sabía que mis opciones con él habían acabado.
Me bajó con delicadeza del caballo, mientras nuestras miradas se encontraba una y otra vez. Deseando decir todo lo que no le había dicho, y que no me atrevería jamás a confesar.¿Cómo decirle que lo necesitaba a mi lado para poder respirar?. ¿Qué sin él el sol no brillaba de la misma manera, ni el aire fresco lo sentía como tal?
Él había decidido separar nuestros caminos, y quizás debería agradecerle el hecho de que hubiese tenido el valor de hacerlo por los dos, porque yo era incapaz de separarme de él. Me dolió que se tragase la escusa de que me quedaría leyendo en mi habitación, pero quizás fuese mejor así.
- Mañana por la mañana estaré aquí desde el amanecer. Si no estoy, no es porque no quiera volver a entrenar con vos, sino porque me he quedado dormida...odio madrugar.- contesté tratando de fingir una sonrisa en mis labios que no acompañaba a mi estado de ánimo. Me acerqué a él y le di un rápido beso en la mejilla.- Gracias por todo.
Por ayudarme en mi aprendizaje, por respetarme y por hacer posible aquel precioso aunque doloroso sentimiento que comenzaba a crecer en mi interior. Me retiré unos pasos mientras montaba de un salto en su caballo tras guiñarme un ojo a modo de despedida.
Levanté la mano con angustia mientras le decía adiós, y cuando lo vi desaparecer por el bosque del que acabábamos de salir, subí corriendo escaleras arriba hacia mi habitación.
Me ahogaba. Repasé todo lo sucedido desde la noche anterior tumbada en la cama. Abrazando la almohada donde todavía permanecía su olor y comencé a llorar todo lo que había aguantado cuando sus palabras me dijeron que no podríamos estar juntos jamás.
Llené la almohada de lágrimas mientras rezaba por volver a verlo. Por que se diese la vuelta y entrase en aquella habitación; como en los cuentos de princesas.
Más sabía que eso no pasaría. Agarwaen jamás sentiría nada por mí lo suficientemente fuerte como para volver a buscarme. Y llorando mientras aspiraba su aroma y me mortificaba con los recuerdos me dormí.
Cuando amaneció llevaba un par de horas despierta. Las pesadillas y la sensación de ahogo que no se marchaba de mi cuerpo no me dejaban dormir. Así que me levanté temprano y tras una larga ducha me vestí para esperar al cazador que esperaba ver pronto. Aunque no tenía muy claro que mi estado físico estuviese a la altura de sus exigentes entrenamientos. Todavía sentía los ojos hinchados de llorar, y tenía un sueño atroz. Pero todo merecería la pena por verle de nuevo.
Bajé las escaleras tranquila; todavía era temprano.Salí al porche del hostal y sentándome en las escaleras me dispuse a esperar al príncipe azul de mis sueños.
Me bajó con delicadeza del caballo, mientras nuestras miradas se encontraba una y otra vez. Deseando decir todo lo que no le había dicho, y que no me atrevería jamás a confesar.¿Cómo decirle que lo necesitaba a mi lado para poder respirar?. ¿Qué sin él el sol no brillaba de la misma manera, ni el aire fresco lo sentía como tal?
Él había decidido separar nuestros caminos, y quizás debería agradecerle el hecho de que hubiese tenido el valor de hacerlo por los dos, porque yo era incapaz de separarme de él. Me dolió que se tragase la escusa de que me quedaría leyendo en mi habitación, pero quizás fuese mejor así.
- Mañana por la mañana estaré aquí desde el amanecer. Si no estoy, no es porque no quiera volver a entrenar con vos, sino porque me he quedado dormida...odio madrugar.- contesté tratando de fingir una sonrisa en mis labios que no acompañaba a mi estado de ánimo. Me acerqué a él y le di un rápido beso en la mejilla.- Gracias por todo.
Por ayudarme en mi aprendizaje, por respetarme y por hacer posible aquel precioso aunque doloroso sentimiento que comenzaba a crecer en mi interior. Me retiré unos pasos mientras montaba de un salto en su caballo tras guiñarme un ojo a modo de despedida.
Levanté la mano con angustia mientras le decía adiós, y cuando lo vi desaparecer por el bosque del que acabábamos de salir, subí corriendo escaleras arriba hacia mi habitación.
Me ahogaba. Repasé todo lo sucedido desde la noche anterior tumbada en la cama. Abrazando la almohada donde todavía permanecía su olor y comencé a llorar todo lo que había aguantado cuando sus palabras me dijeron que no podríamos estar juntos jamás.
Llené la almohada de lágrimas mientras rezaba por volver a verlo. Por que se diese la vuelta y entrase en aquella habitación; como en los cuentos de princesas.
Más sabía que eso no pasaría. Agarwaen jamás sentiría nada por mí lo suficientemente fuerte como para volver a buscarme. Y llorando mientras aspiraba su aroma y me mortificaba con los recuerdos me dormí.
Cuando amaneció llevaba un par de horas despierta. Las pesadillas y la sensación de ahogo que no se marchaba de mi cuerpo no me dejaban dormir. Así que me levanté temprano y tras una larga ducha me vestí para esperar al cazador que esperaba ver pronto. Aunque no tenía muy claro que mi estado físico estuviese a la altura de sus exigentes entrenamientos. Todavía sentía los ojos hinchados de llorar, y tenía un sueño atroz. Pero todo merecería la pena por verle de nuevo.
Bajé las escaleras tranquila; todavía era temprano.Salí al porche del hostal y sentándome en las escaleras me dispuse a esperar al príncipe azul de mis sueños.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Aquella noche apenas había conseguido pegar una cabezada, la casa que fui a visitar esa tarde era perfecta para mi propósito, lo suficiente alejada de la ciudad para que cuando esos monstruos que me perseguían llegaran se encontraran con la grata sorpresa de un hombre dispuesto a presentar combate, mas manteniendo la vida de los Parisinos a salvo.
Ademas estaba en el bosque, un buen lugar para continuar poniéndome en forma, alejada y recóndita, perfecta.
Con un patio de armas enorme para entrenar con las armas, una buena muralla, fáciles vistas para la llegada del enemigo.
Puede que resultara gracioso que l oque yo miraba era mas la parte de un guerrero que la de un ciudadano de París, pero al fin y al cabo yo era eso, un cazador dispuesto a entablar su ultima gran batalla en París.
Así que durante la noche había trasladado mis pocas pertenencias allí, había avisado a Sonae, y ahora andaba en el arduo trabajo de amueblarla.
Aun así, sabia que tenia que ir a la cita que tenia con Kaia y mas aun tal y como habíamos quedado el día anterior.
Si no iba pensaría que era porque estaba enfadado, que había perdido mi interés en ayudarla y nada mas lejos de la realidad.
Me gustaba entrenar con ella, sabia que tenia que mantener las distancias, que no podía permitir que sus sentimientos le nublaran el juicio. Yo no podía estar con nadie, no sabiendo que mi muerte estaba tan cercana, no a sabiendas de que el mal se me acercaba orillándome a mi ultima batalla.
Tome mi montura cerrando el portón a cal y canto cuando abandone mi mansión para poner rumbo al hostal, iba justo de tiempo, así que azuce con fuerza al caballo sintiendo su fuerte galope alzando la tierra del bosque a su paso.
El aire golpeaba mi rostro despejandolo de ese sueño infernal que me invitaba a quedarme traspuesto en cualquier parte.
Atravesé gran parte de la ciudad hasta que alcance la puerta del establecimiento ,allí estaba ella, con esa preciosa sonrisa que iluminaba aquel día y lograba despejarme en parte de mis problemas.
-Buenos días, ¿que tal la lectura? -pregunte con picardia mientras le tendía la mano para ayudarla a montar delante de mi.
-Por suerte para ti, hoy estoy tan cansado que no vamos a practicar resistencia.
No se si la idea le gusto o no, solo se que su cuerpo se tenso cuando mis brazos la rodearon para ponernos en marcha.
-Pero tranquila, tengo planeado algo mucho mejor.
Cabalgué de nuevo hacia la mansión de la que hacia unas horas había salido con aquella cazadora entre mis brazos.
-Me he comprado una casa -susurré contra su cuello, tiene un patio de armas precioso, allí vamos a practicar hoy.
Sonreí de medio lado con picardia
-También hay lechos para...-arrastré las palabras divertido en su oído provocadoramente-dormir y callar.
Deje escapar una divertida carcajada, mientras acariciaba su mano para demostrarle que pensaba seguir gastandole bromas, aunque sin duda también estaba mas que dispuesto a mantener las distancias.
-Tengo que hacer muchas cosas, había pensado que quizás, si dejas a un lado la lectura por hoy, pudieras ayudarme...para poder ponerla a punto cuanto antes
Ademas estaba en el bosque, un buen lugar para continuar poniéndome en forma, alejada y recóndita, perfecta.
Con un patio de armas enorme para entrenar con las armas, una buena muralla, fáciles vistas para la llegada del enemigo.
Puede que resultara gracioso que l oque yo miraba era mas la parte de un guerrero que la de un ciudadano de París, pero al fin y al cabo yo era eso, un cazador dispuesto a entablar su ultima gran batalla en París.
Así que durante la noche había trasladado mis pocas pertenencias allí, había avisado a Sonae, y ahora andaba en el arduo trabajo de amueblarla.
Aun así, sabia que tenia que ir a la cita que tenia con Kaia y mas aun tal y como habíamos quedado el día anterior.
Si no iba pensaría que era porque estaba enfadado, que había perdido mi interés en ayudarla y nada mas lejos de la realidad.
Me gustaba entrenar con ella, sabia que tenia que mantener las distancias, que no podía permitir que sus sentimientos le nublaran el juicio. Yo no podía estar con nadie, no sabiendo que mi muerte estaba tan cercana, no a sabiendas de que el mal se me acercaba orillándome a mi ultima batalla.
Tome mi montura cerrando el portón a cal y canto cuando abandone mi mansión para poner rumbo al hostal, iba justo de tiempo, así que azuce con fuerza al caballo sintiendo su fuerte galope alzando la tierra del bosque a su paso.
El aire golpeaba mi rostro despejandolo de ese sueño infernal que me invitaba a quedarme traspuesto en cualquier parte.
Atravesé gran parte de la ciudad hasta que alcance la puerta del establecimiento ,allí estaba ella, con esa preciosa sonrisa que iluminaba aquel día y lograba despejarme en parte de mis problemas.
-Buenos días, ¿que tal la lectura? -pregunte con picardia mientras le tendía la mano para ayudarla a montar delante de mi.
-Por suerte para ti, hoy estoy tan cansado que no vamos a practicar resistencia.
No se si la idea le gusto o no, solo se que su cuerpo se tenso cuando mis brazos la rodearon para ponernos en marcha.
-Pero tranquila, tengo planeado algo mucho mejor.
Cabalgué de nuevo hacia la mansión de la que hacia unas horas había salido con aquella cazadora entre mis brazos.
-Me he comprado una casa -susurré contra su cuello, tiene un patio de armas precioso, allí vamos a practicar hoy.
Sonreí de medio lado con picardia
-También hay lechos para...-arrastré las palabras divertido en su oído provocadoramente-dormir y callar.
Deje escapar una divertida carcajada, mientras acariciaba su mano para demostrarle que pensaba seguir gastandole bromas, aunque sin duda también estaba mas que dispuesto a mantener las distancias.
-Tengo que hacer muchas cosas, había pensado que quizás, si dejas a un lado la lectura por hoy, pudieras ayudarme...para poder ponerla a punto cuanto antes
Agarwaen- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: Dar Cera, Pulir Cera (Agarwaen)
Mi cara se iluminó cuando vi al cazador que me había robado el corazón acercarse al galope sobre su corcel. Sonreí al pensar que era como en los cuentos de hadas cuando el príncipe acude en busca de la princesa.
Aunque el cansancio hacía en mella en mí, en esos momentos no me importaba haber tenido que madrugar nada más que por la sensación de embriagaba a mi cuerpo al verlo.
Me tendió una mano para subirme a su montura delante de él. De nuevo el tacto de su mano me llenó, mientras sus brazos me rodeaban sobre el caballo. ¿Cómo podía haberlo echado tanto de menos? No había parado de pensar en él durante la noche; hasta creía que había soñado con el cazador.
- Pues me dormí antes de poder ir a la biblioteca, y como en mi cuarto no tengo libros, pues he pasado una noche tranquila.- contesté mientras disfrutaba de la envoltura de sus deliciosos brazos, despertando después de mi trance y recordando sus palabras diciéndome que lo nuestro no podía ser.- Creo que no echaré de menos la práctica de la resistencia, por lo menos, no la que implica correr por el bosque.
Sonreí pensando lo que se me pasaba por la mente respecto a la resistencia. Sin duda, tenía que haber escogido la opción de deshacer las sábanas. Aunque ya era tarde. Dirigió su caballo hacia el bosque donde el día anterior habíamos entrenado. El trote del caballo hacía que nuestros cuerpos se encontrasen sin remedio, y entonces me di cuenta de lo complicado me resultaría no volver a buscar el roce de sus labios. Claro que también podía haber cogido mi caballo, pero compartir montura se me antojaba algo tan íntimo y especial que no quería perderme la oportunidad de sentirla.
- ¿Me vas a llevar a tu casa?- susurré mientras sentía su aliento en mi cuello; jadeé al sentirlo, siendo solo yo consciente de lo que un solo roce era capaz de provocar en mí. Imaginaba sus labios acercarse a mi cuello, y anhelaba besarlos de nuevo.- Está bien que una casa tenga lechos para....descansar.
Sonreí ante su broma. Nuestro buen humor había vuelto a aparecer después de una noche en la que sin duda ambos habríamos apaciguados nuestras almas. Yo llorando mientras olía mi almohada impregnada con su olor, y él, haciendo la mudanza.Y de nuevo sus manos sobre las mías me hicieron enloquecer. ¿Es que acaso no sentía como mi respiración se entrecortaba y mi corazón latía acelerado al sentir su piel?
- Por supuesto, te ayudaré en lo que necesites.- contesté ante su invitación de pasar más minutos junto a él.- Solo dime que quieres de mí y lo tendrás.
Poder estar más tiempo junto a él se me antojaba un regalo. Algo que ansiaba y que necesitaba sin remedio. Después de esa noche sabía que daba igual si estábamos juntos o no, sufriría igualmente si no podía tenerlo a mi lado. Aunque fuese como amigo, como maestro..como lo que fuese. Lo necesitaba más que el aire que respiraba.
Aunque el cansancio hacía en mella en mí, en esos momentos no me importaba haber tenido que madrugar nada más que por la sensación de embriagaba a mi cuerpo al verlo.
Me tendió una mano para subirme a su montura delante de él. De nuevo el tacto de su mano me llenó, mientras sus brazos me rodeaban sobre el caballo. ¿Cómo podía haberlo echado tanto de menos? No había parado de pensar en él durante la noche; hasta creía que había soñado con el cazador.
- Pues me dormí antes de poder ir a la biblioteca, y como en mi cuarto no tengo libros, pues he pasado una noche tranquila.- contesté mientras disfrutaba de la envoltura de sus deliciosos brazos, despertando después de mi trance y recordando sus palabras diciéndome que lo nuestro no podía ser.- Creo que no echaré de menos la práctica de la resistencia, por lo menos, no la que implica correr por el bosque.
Sonreí pensando lo que se me pasaba por la mente respecto a la resistencia. Sin duda, tenía que haber escogido la opción de deshacer las sábanas. Aunque ya era tarde. Dirigió su caballo hacia el bosque donde el día anterior habíamos entrenado. El trote del caballo hacía que nuestros cuerpos se encontrasen sin remedio, y entonces me di cuenta de lo complicado me resultaría no volver a buscar el roce de sus labios. Claro que también podía haber cogido mi caballo, pero compartir montura se me antojaba algo tan íntimo y especial que no quería perderme la oportunidad de sentirla.
- ¿Me vas a llevar a tu casa?- susurré mientras sentía su aliento en mi cuello; jadeé al sentirlo, siendo solo yo consciente de lo que un solo roce era capaz de provocar en mí. Imaginaba sus labios acercarse a mi cuello, y anhelaba besarlos de nuevo.- Está bien que una casa tenga lechos para....descansar.
Sonreí ante su broma. Nuestro buen humor había vuelto a aparecer después de una noche en la que sin duda ambos habríamos apaciguados nuestras almas. Yo llorando mientras olía mi almohada impregnada con su olor, y él, haciendo la mudanza.Y de nuevo sus manos sobre las mías me hicieron enloquecer. ¿Es que acaso no sentía como mi respiración se entrecortaba y mi corazón latía acelerado al sentir su piel?
- Por supuesto, te ayudaré en lo que necesites.- contesté ante su invitación de pasar más minutos junto a él.- Solo dime que quieres de mí y lo tendrás.
Poder estar más tiempo junto a él se me antojaba un regalo. Algo que ansiaba y que necesitaba sin remedio. Después de esa noche sabía que daba igual si estábamos juntos o no, sufriría igualmente si no podía tenerlo a mi lado. Aunque fuese como amigo, como maestro..como lo que fuese. Lo necesitaba más que el aire que respiraba.
Kaia Andersen- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 30/07/2016
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