Memories and nightmares │ │ Privado

por **Silke Novaček** Mar Ago 16, 2016 9:55 pm

“You learned to run from what you feel,
and that's why you have nightmares.
To deny is to invite madness.
To accept is to control.”
― Megan Chance, The Spiritualist

Flash back escribió:------
―Hackett, ¡Hackett, espera! - el llanto de un niño se escuchó a lo lejos y Silke solo salió corriendo a su encuentro ―Te dije que me esperaras ¿tan difícil era? - se arrodilló frente a él, esos ojos azules, tan parecidos a los de su madre, la miraron cristalizados ―Mamá - pronunció entre suspiros a causa del llanto, Silke lo tomó en sus brazos sentándolo en su regazo, abrazándose con fuerza al pequeño cuerpo para confortarlo ―No podemos molesta a mamá, ella... ella no se siente bien - ¿cuantas veces esa había sido la respuesta para el mas pequeño de los Széchenyi? ―Vamos a limpiarte las rodillas y después iremos a la cocina para ver si robamos un par de pastelillos ¿te parece? -
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Su mirada estaba perdida en aquel jardín que mas que confort, traía nostalgia y terror, aquel no era la mejor institución para que estuviera internada, lo sabía, pero ¿se merecía algo mas? ―Madre, madre no, para... ¡para ya! - minutos antes Silke había perdido la paciencia con la mujer que le dio la vida cuando esta, en un arrebato infantil, comenzó a tirar los retratos con los que la heredera Széchenyi había intentado adornar aquella deprimente habitación. La enfermera entró para ayudarle a llevarla al jardín -si se le podía llamar de esa manera-

Miró de reojo a la mujer, que con aire infantil y aura de locura, arrullaba en sus brazos una manta vacía ¿remordimiento? nunca fue capaz de hacer eso con ninguno de ellos, al menos no con Loring y ella, mucho menos con Hackett ¿como es que había perdón en él? era algo que admiraba de su hermano, él no le guardaba rencor a su madre por la ausencia, la amaba y si no fuera por él, Silke no visitaría a esa mujer jamás. Kaspar chocaba con su cuñado, el vampiro exigía y presionaba y el carácter endeble del menor flaqueaba, se refugiaba en la distancia. Silke solo podía recordar cuantas y tantas veces ella lo protegió ¿le había hecho mas mal que bien?

Sintió la mano sobre su hombro y aquello la regresó a una realidad en la que prefería no estar, volvió a chocar con esas orbes profundas y claras, sonrió de medio lado ―Por fin se ha calmado tu madre - se acomodó en aquella silla de mimbre y señaló la otra para que el menor se sentara, allí noto, muy a su pesar, que ya no era ningún niño.

por **Patrice Lesauvage** Lun Nov 21, 2016 2:52 pm

Había tocado fondo el día que su madre le desconoció por completo. A pesar de ser una figura ajena en su vida, Hackett no dejaba de pensar que existía una razón lógica para que pudiera perdonarle. Siempre se aferró a esa idea, a esa suposición, porque tampoco tuvo el coraje de encarar el hecho de que simplemente esa mujer no estuvo interesada en velar por el, ni por ninguno de sus otros hermanos. Durante el transcurso del viaje desde su mansión apenas adquirida en una zona privilegiada de la capital gala, solamente una cosa flotaba en los pasillos empolvados de su memoria. Ver a Silke nuevamente era algo que le llenaba el corazón de cierto júbilo, porque había sido esa joven hermosa de cabellera oscura la figura más cercana a lo que el joven pudo llamar madre.

Pero también existía la contradicción de saber cómo los años pudieran haber afectado la relación fraternal que alguna vez hubo entre ambos. Los orbes del chico se perdían en la lejanía, en el contorno caprichoso de las calles que se abrían de par en par durante su recorrido breve. Minutos después el cochero advirtió que había llegado. Hackett asintió y descendió del carruaje, se encaminó de inmediato hacia la estancia que la enfermera le había indicado. Los latidos salvajes en su pecho alteraron apenas su débil seguridad. Dantesca fue la escena que descubrió una vez que había cruzado el umbral de la puerta.

Su madre, la mujer que le dio la vida se aferraba con desesperación a una manta, parecía estar viviendo una especie de Deja Vú, pero no fue hasta ese día que tuvo el raciocinio suficiente para comprender del todo lo que recordaba de su niñez. Avanzó con cautela y antes que sus rodillas dejaran de responderle, se sujetó con suavidad al hombro de Silke.
Estaba de pie y casi inmutable ante esa imagen lúgubre de una mujer danzando con la demencia.

–Es mamá– susurró apenas audible.

Silke respondió de una manera flemática, casi indiferente y tomó asiento, Hackett hubiese preferido un abrazo, o palabras de condescendencia. Porque en tantos años de estar separados, el joven la necesito muchas veces, sintió un nudo en la garganta, quería gritarle lo mucho que resintió el haberse marchado. Silke continuó su vida, mientras el menor de los Szchényi solo vio los años transcurrir. Tomó lugar en la otra silla y con cierta zozobra en su rostro pudo articular palabra.

–Silke, yo… siento tomar parte de tu tiempo, debes estar muy ocupada– suspiró –Es que, a veces no sé qué hacer con mamá. Sus estados son demasiado volubles, debe sentirse sola y bueno…pensé…que si nos veía al menos una vez a la semana juntos pudiera…tu sabes, recuperarse–

Miró de reojo a la mujer antes mencionada, seguía perdida en ese jardín de fantasía, el canto de un par de aves era la única tonalidad que buscaba dar vida a tan amarga acuarela. Hackett entornó sus orbes claros hacia Silke y como si ella fuera a reprenderlo esperó con temor y paciencia. ¿Por qué se mostraba así? ¿Por qué no podía hacer el intento por comprender a su madre? Los cuestionamientos eran muchos y la fortaleza en el para encarar el hecho nula.

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