Old Broken Memories {Privado}

Han pasado ya más de tres semanas desde que estoy en París, he sido enviada por un encargo de asesinato y la presa sé que reside en París, sus pasos me han llevado hasta la ciudad en la que ahora de alguna forma estoy presa, pues no puedo volver si no encuentro a la presa y le llevo –al menos- la cabeza a mi jefe para que sepa que el trabajo ha sido realizado, que puede cobrar y que puede darme parte del dinero a mí. Porque sí, además de ser cazadora también soy sicaria, asesina a sueldo… como quieras llamarlo, desde bien pequeña he sido entrenada para acabar con la vida de aquellos que me encargan, o bien de vampiros o licántropos para reducir el número de su raza. No distingo ni hago distinciones, no tengo sentimiento algo ni mucho menos remordimientos, desde que tengo memoria y puedo recordar he sido entrenada para matar, de forma fría, sigilosa y letal.

Mis dedos cogen el colgante que llevo al cuello desde que tengo memoria, desde que puedo recordar algo de mí vida. No sé quiénes son mis padres, si viven o están muertos… tan solo recuerdo una pareja de ancianos con los que vivía cuando era pequeña, pero que al morir acabé en un orfanato hasta que mi jefe me “compró”. Él no quería una niña porque pensaba que le iba a dar problemas, pero era su única opción y me entrenó como al resto, de forma implacable, fría y dura. No tuvo compasión ni remordimientos y su trato fue como al resto… por eso, pese a ser mujer, soy una de las mejores asesinas que tiene. El colgante que tengo en mis manos es una rareza para mí, no sé quién me lo dio y por extraño que parezca no me puedo desprender del mismo, como si algo que desconozco me impidiera hacerlo.

Resoplo y miro a la luna que brillante ilumina desde el cielo, camuflarme entre la gente, en sus tabernas y sus calles me ha proporcionado la información que necesito y creo que he podido encontrar a la presa que estoy buscando. Poco sé de él y no lo he visto nunca, tan solo tengo una descripción que me han dado y con eso es lo que tengo que basar todo… algo difícil cuando miles pueden encajar en esa descripción pero tengo una corazonada, como si esta me dijera que es él a quien estoy buscando. Lo he seguido un par de veces, de lejos, sin que se de cuenta de que lo sigo entre la multitud que ahora abarrotan las calles por el buen tiempo que hace, sé cuáles son sus pasos y la rutina casi que tiene a diario. Así que me he decidido y es la noche en que voy a ir a por él, sé que tiene casi como una rutina y que pasa todas las noches por el mismo puente… puente en el que ahora mismo estoy apoyada contra el borde, vestida con pantalones de cuero, una blusa blanca de manga corta, y un corsé de talle bajo negro que va bajo mis pechos. Llevo un cinto y en sus fundas dagas, aprovecho que no hay mucha gente en el lugar y disimulo cuando noto que se acerca.

Pasa de largo y no se percata o repara más de lo necesario en mi presencia, soy una mujer más aunque si es cierto que mis ropas difieren mucho de las de cualquier parisina, pero no parece importarle demasiado mi ropa y cuando ha pasado de largo lo sigo de cerca, justo cuando tuerce hacia un callejón es cuando decido acelerar el paso y rauda como me han enseñado me pongo detrás de él, saco una de las dagas que tengo guardadas en sus fundas y el acero lo pongo en la garganta del hombre. No sé qué puede ser, aunque algo me dice que es humano, pero como bien sé hay humanos con poderes y si es un hechicero la cosa se puede tornar peligrosa. El filo del frío acero roza su piel, no quiero matarle ya, quiero disfrutar un poco de esa caza que me ha llevado de cabeza y es la causante de que esté en la ciudad.


-No des un paso más, si no quieres que te mate –mi voz suena fría y baja, contra su oído mientras tengo el agarre sobre él, atenta por si resulta ser otro cazador y tiene nociones de defensa. No sé nada del sujeto y la experiencia me dice que no me fie de nada, mucho menos de nadie, ahora falta saber si es la presa y sino siempre puedo dejarlo inconsciente y largarme sin que pueda verme. Debo de ser como una sombra, limpia e impoluta, y no dejar rastro alguno.

El filo de mi daga roza la piel del cuello del joven, por el momento no ha hecho ningún movimiento para escaparse pero yo no me fio de nada, ni de nadie, mucho menos de aquel que puede ser el objetivo. No estoy del todo convencida de que no pueda librarse de mi agarre pero no hace nada por soltare, levanta sus manos como si me dijera que no quiere pelea pero yo no aparto la daga de su cuello. Se piensa que lo que quiero de él es el dinero que puede llevar encima, pero cuán equivocado está. Dice que tengo que esperar a que lo consiga y seguramente eso podría haber hecho que desista si, realmente, buscara su dinero pero… él no sabe que el dinero lo voy a tener cuando entregue su cabeza a mí jefe y me pague por acabar el trabajo. Una risa fría y baja sale de mis labios, su espalda da contra mi pecho y pese a la situación en la que él está no noto que su corazón vaya rápido, ni su respiración sea errática como otro en su lugar puede estar, y eso me hace estar más cautelosa.


-¿Dinero? –Pregunto en el mismo tono en el que he pronunciado la frase, pobre insensato si lo que piensa es que quiero robarle, en realidad quiero matarlo pero en sí se puede decir que sí quiero robarle… solo que la vida- el dinero no es lo que estoy buscando –mí daga presiona más contra el cuello del hombre y si hago un poco, tan solo muy muy poco, puedo llegar a hacer que sangre al hacerle una herida- el dinero me lo van a dar cuando acabe contigo y entregue tú cabeza en bandeja –no me importa avisarle lo que va a pasar antes de matarlo, para mí él no significa nada, no es nadie y no me importa si vive o muere, si tiene familia que deja atrás o no… solo es un objetivo más de todos los que me han encomendado, uno que voy a disfrutar al matarlo por lo que me ha costado encontrarlo- admito que has sido escurridizo y encontrarte me ha llevado algo más de lo previsto… es por eso mismo que a diferencia de otros no te voy a dar una muerte rápida, camina –le empujo y sujeto con la otra mano su brazo que retuerzo hacia atrás para que no pueda hacerme nada, está muy tranquilo para la situación en la que se encuentra y le hago adentrarnos más en el callejón, no quiero que nadie me interrumpa ahora que tengo a mí presa y al llegar al final de este del cual no hay salida posible, lo giro para darle un puñetazo en el rostro, le doy un empujón para estamparlo contra la pared del fondo cuando saco la otra daga y lo miro preparada y lista- ¿tus últimas palabras antes de que acabe con tú vida, o puedo matarte y empezar con la diversión? –Sonrío de forma ladina, quiero divertirme un poco antes de empezar con él, pero algo me dice que no todo va a ser tan fácil como aparenta.

Tanto tiempo de búsqueda por fin ha dado sus frutos, admito que ha sido escurridizo, que me ha costado encontrarlo y que ha sabido muy bien jugar sus cartas porque me ha tenido casi en un jaque durante mucho tiempo, todo el tiempo que llevo en París lo ha pasado dándome esquinazo pero mezclarme entre sus gentes, parecer un hombre aunque fuera un poco difícil e ir a las tabernas de donde salen borrachos, si sabes cómo hacerlo, puede darte muchas pistas. Aunque vestida de mujer también he conseguido resultados, los hombres cuando van algo ya bebidos y perjudicados por el alcohol son fáciles de manipular, fáciles de sacarles información y es lo que ha hecho que ahora, en estos momentos, tenga a la presa justo delante de mí dispuesta a morir bajo mis manos para yo poder regresar con su cabeza, acabar la misión y seguir con mi vida. Admito que París es una caja de sorpresas y jamás iba a pensar que iba a hacer tantas cosas como he estado haciendo estos días… pero no puedo vivir a base de una ilusión que sé que se va a acabar.

Está bastante tranquilo para la situación en la que se encuentra, lo he metido al fondo del callejón para que nadie que pase por el lugar nos pueda ver y me interrumpa en lo que debo de hacer. Voy a disfrutar acabando con él pero, por todo el tiempo que me ha hecho buscarlo, no lo voy a matar de forma rápida… voy a hacer que sufra, que no sea todo tan fácil. Es entonces cuando habla, de alguna forma se sorprende de que lo haya cogido y cree que soy de la Inquisición, nada tengo que ver con ellos. Luego prosigue y alega que soy más bien una cazarecompensas… tampoco, más bien soy una sicaria y aunque por un momento enarco una ceja no me dejo llevar por sus palabras porque bien sabe lo que he ido a hacer con él, lo empujo más fuerte y sigo sujetando su brazo para inmovilizarlo pero él sigue hablando como si nada.


-Hacerme creer que no sabes por qué estoy aquí no va a ayudarte en nada, y si esas son tus últimas palabras… son patéticas –tengo suficiente del juego que quiere llevar entre manos, no va a confundirme para que piense que estoy equivocada de hombre, es mi presa, es la que he estado siguiendo y ahora le voy a dar muerte. Justo cuando levanto la mano donde llevo la daga y parece que la hoja va a traspasar su piel… se desvanece, su imagen se desdibuja como humo y me encuentro con que entre mis manos no tengo nada, mis ojos se alzan y lo encuentro un poco alejado de donde estoy, frunzo el ceño porque no me han dicho de que es un brujo y claramente me ha tenido engañada bajo algún truco. Eso me cabrea, pero por si eso fuera poco son sus palabras las que hace que me fije más en él y cuando habla del colgante pronto mi mano va a mi cuello, palpo y me doy cuenta de que el colgante no está… eso me enfurece aún más y lo miro de forma desafiante, mis ojos brillan por la ira asesina que siento hacia él en esos momentos. Ese collar lo he llevado desde que tengo memoria, no sé por qué lo tengo, pero que me lo haya quitado no es algo que me gustes- Yo de ti, brujo, devolvería ese colgante si no quieres que de verdad te mate –porque mi presa no es un brujo o me lo habrían dicho antes de partir en misión, con lo cual quiere decir que él para mi desgracia no es mi objetivo pero que tenga el colgante es algo que no me gusta- te voy a dejar vivir porque no eres quien estoy buscando, no soy de la iglesia ni quiere tener que ver nada con ella… devuélveme el colgante, y perdonaré tú vida hechicero –le digo de forma fría, con palabras y tono bajo de forma desafiante. No sé por qué la pérdida de algo que no recuerdo me enfurece tanto, pero no voy a dejar que se lo quede. Es cuando veo que no se mueve que decido lanzarme contra él sin esperar más, pero es imposible acercarme del todo porque cuando apenas resta espacio entre ambos y voy a pegarle algo me empuja contra la pared y mi espalda choca contra esta, un leve jadeo escapa de mis labios y lo miro de forma fija- Devuélvemelo –pero por dentro yo me pregunto por qué es tan importante ese collar, y no consigo hallar respuesta.

El brujo se está equivocando de persona sobre todo cuando me ha quitado el colgante y no sabe lo que ha hecho, no voy a dejar que me lo quite aunque no entiendo por qué eso me molesta tanto, es algo que tengo desde que tengo memoria y que ahora él me lo quite no es algo que me guste en absoluto. Pienso en ir a por él pero me encuentro con que me lanza contra la pared, mi espalda rebota por el golpe y un jadeo sale de mis labios ante el impacto. Lo miro y fijo mi mirada en él, está cavando su tumba y no lo sabe. Le increpo que me devuelva el collar pero cuando hago amago de moverme hacia él susurra unas palabras, algo en un idioma que no entiendo y pronto siento que mis manos son... ¿engullidas? Miro como la pared se traga mis manos y mis pies y yo intento soltarme pero no puedo, me absorbe hacia dentro y me deja sin poder moverme frente al brujo el cual quiero más y más matar. No es mi objetivo y nada tengo contra él, pero si antes pensaba dejarlo libre para que se vaya ahora solo pienso en matarlo, de verdad, de la forma en que le he dicho que lo haría. Intento moverme pero es inútil porque no puedo, la pared tiene presa mis manos y mis pies y por mucho que tiro no consigo liberarme, me frustra estar así y que él pueda verme.


-Brujo, más vale que en cuanto acabe este truquito tú estés muy muy lejos de aquí, porque si antes pensaba dejarte con vida ahora ese pensamiento ha cambiado –le digo para que sepa que más le vale estar lejos o pienso acabar con su vida en cuanto tenga ocasión. Veo que se lleva una mano a la cabeza, la magia tiene un coste y un precio y quizás a él le debilita y puede que lo utilice a mí favor- tú vida para mí no tiene valor alguno, ahora que sé que no eres mi presa poco me importa lo que hagas con ella. Sé que no vas a decir nada a nadie porque no tienes pruebas, ¿quién iba a creerte que una sicaria ha ido a por tú vida? Y lo más importante, ¿cómo vas a demostrarlo? –Hago una pausa y frunzo el ceño- pero esa carta la has perdido, el conejo se te murió en la chistera y esa opción ya no es válida –lo escucho y hago una mueca, no me importa si ha perdido o no dinero puesto que no es relevante para mí, solo quiero que me devuelva el collar y esto dificulta las cosas para él- soy agresiva porque me han entrenado para hacerlo, ¿querías que te obsequiara con caricias y te regalara los oídos? –Hago una mueca por ello y miro que saca el colgante que tiene guardado en el bolsillo y lo observa, me enfurece que lo haga y que toque lo que es mío, algo que me pertenece y que lo ha hecho desde siempre, la pregunta surge de sus labios al mismo tiempo que yo intento soltarme de la pared que me tiene presa pero es imposible, ese hechizo me tiene atada, a su voluntad y a su merced. ¿Qué por qué es tan importante? La pregunta del millón, una pregunta que yo misma me hago y que no logro hallar respuesta alguna. No sé qué responder porque, realmente, no tengo una respuesta clara para ello... intento averiguar por qué me importa tanto algo de lo que apenas tengo noción, no sé quién me lo dio ni porqué siempre lo llevo en el cuello, pero de alguna forma siento que siempre lo he llevado y ahora que no lo tengo siento que me falta algo- ¿por qué tengo que decírtelo? Es mío, devuélvemelo y sigamos cada uno por su camino –no voy a decirle nada a alguien que no conozco, no tengo porque hacerlo y es algo a lo que me niego ya que es algo de mi vida personal y no doy detalles a la ligera a gente que no conozco, y menos a gente que me tiene atrapada contra la pared. El brujo se calla y observa el colgante mientras yo, sin poder hacer nada, observo lo que él hace para luego escuchar de nuevo sus preguntas. ¿Por qué le interesa tanto saberlo?- ¿Qué es tan difícil de entender? Es algo que es mío y lo quiero de vuelta, no hace falta que le des tanta importancia –pero yo sí lo hago y es eso, precisamente, lo que él siente que le hace seguir preguntando. Gruño en respuesta por su insistencia y comienzo a pensar que si no le digo algo va a estar así todo el rato- ¡No lo sé! –Le digo cansada de que insista, insista e insista cuando no sé la respuesta, cuando es algo que no puedo decir porque más que no quiera es que no puedo- no recuerdo quién me dio ese colgante, ni por qué lo tengo, ni por qué me importa tanto ahora que me lo has quitado –lo miro de forma fija- no recuerdo nada desde antes de tener ocho años, y mi primer recuerdo ya es con ese colgante. No sé qué significa ni la real importancia que tiene, pero algo me dice que es muy preciado para mí aunque no pueda saber el por qué. ¿Contento ahora? ¿Me soltarás y me dejarás ir con el colgante? Porque como te lo quedes... –mí amenaza es clara y no hace falta que siga la frase, el conoce el resto.

Y tan pronto como el brujo está frente a mí ahora ha desaparecido, poco a poco la pared que tiene aprisionada mis manos y mis pies me suelta hasta que finalmente caigo al suelo y me repongo, miro en todas direcciones pero no encuentro ni rastro del brujo que me ha tenido presa durante ese tiempo y mi enfado crece, todo ha sido un vil truco del brujo que me ha hecho creer que estaba delante de mí cuando es mentira, cuando no lo estaba y ahora me encuentro sola en el callejón, llevo mi mano al cuello y me doy cuenta de que el colgante está ahí, todo ha sido una ilusión por parte del mago que me ha querido confundir y lo ha conseguido, y eso es lo que más rabia me da de todo. Sin embargo también ha hecho que me pregunte por qué es tan importante el colgante para mí y por qué me he puesto así cuando me lo ha quitado. La verdad es que no estoy segura del todo, es algo que siempre he tenido desde que tengo memoria y no sentirlo me frustra, me enerva aun sin saber la razón del todo. No soy capaz de saber por qué pero lo cierto es que hasta este momento no me he planteado nunca pensar qué significa para mí el colgante, es algo que siempre he tenido y no he reparado nunca en que lo llevo siempre al cuello, hasta ahora que me lo ha quitado.

Sus palabras resuenan en mi mente y miro hacia un lado del callejón mientras mi mano aferra el colgante, dice que contiene mi pasado, que irradia historia y conocimiento. ¿Puede ser eso verdad o es otro truco del brujo? Sé de lo que son capaces en ciertos momentos, pero ¿y si de verdad ha sentido algo del collar? ¿Y si me da la razón por la cual no puedo recordar nada de cuando era pequeña? Lanzo un suspiro y cierro los ojos, siempre de alguna forma he querido saber quién soy realmente y nunca he pensado que el collar puede ser la respuesta, es un collar como otro cualquiera pero que al parecer entraña más de lo que parece. Me es difícil desprenderme del mismo y cuando no lo he tenido al cuello es como si me faltara algo, como si no estuviera completa y ese hecho da miedo, da algo de miedo. Cierro los ojos e inspiro con fuerza mientras dejo que el colgante caiga como siempre en mi cuello, cierro mis manos en un puño y me debato entre ir hacia donde está el brujo y que me explique, o dar media vuelta y seguir con mi vida hasta ahora, con la misión que me han encomendado, con la búsqueda de los que quieren matarme.

Me encuentro con que me es imposible dar media vuelta e irme, que todo me empuja a seguir las palabras del brujo y encontrarlo en la fuente de la plaza para que me diga más, para que me explique qué es lo que ha sentido y qué es lo que el colgante puede decirme, pero por otro lado, ¿quiero saber la verdad? Llevo toda mi vida rigiéndome sin saber quién soy y ahora se presenta un brujo que me dice que puede decírmelo, que mi colgante es la clave de todo y yo no entiendo nada, las dudas crecen en mi interior y presiento que lo que pueda decirme no es algo que me vaya a gustar para nada, que es como si fuera a destapar la caja de Pandora y una verdad va a ser revelada, una que no va a gustarme y que presiento que va a doler. Pero, ¿puede de verdad hacerlo? Aunque no es esa la pregunta, sino si quiero que lo haga realmente, me encuentro con la duda de lo que tengo que hacer o de lo que debo de hacer, no estoy segura de nada y presiento que va a ser un duro golpe pero ante mí se presenta la verdad, ¿voy a dejarlo pasar?

Me doy cuenta de que me muevo en dirección a la fuente de esa plaza que dice, antes de ser consciente mis pies han tomado la decisión de seguir adelante e ir al encuentro del brujo. Me ha dicho que deje la agresividad y va a ser algo complicado, ha jugado conmigo y no me gusta que lo hagan como si fuera un títere y él quien mueve los hilos, así me he sentido con su magia y no quiero que vuelva a pasar de nuevo. Ahora sé de lo que es capaz y en caso de que me haga algo estoy convencida de que puedo darme cuenta de lo que pretende, ha revelado sus trucos y sé cuáles son, puedo actuar en consecuencia. Siento que me acerco a la fuente de la plaza y distingo desde lo lejos una figura sentada en el lugar, una figura que se asemeja a la del brujo y siento que me pongo nerviosa, algo que rara vez pasa pues no es algo a lo que estoy acostumbrada. Mis pasos se hacen seguros y poco a poco acorto la distancia hasta que finalmente me pongo delante del brujo, su mano está en su cabeza y yo me cruzo de brazos con el ceño fruncido, no puedo evitar que siga enfadada por lo que ha hecho e intento controlarme, pero no sé muy bien manejar las situaciones y en ese momento todo se hace un poco caos en mi interior.


-Un truco muy sucio jugar conmigo de esa forma, brujo –le digo mientras lo miro de forma fija, sus ojos se alzan y chocan con los míos. Sigo con el ceño fruncido, él ha dicho que deje la agresividad y lo hago pero como ya he dicho no se me da bien controlar mis emociones- te juro que si no fuera porque dices que has encontrado algo en mi colgante no estarías vivo –lanzo un leve suspiro y dejo que mis manos caigan a cada lado de mi cuerpo, intento relajar la postura para que vea que pese a mis ganas de matarlo me controlo, y enarco una ceja- dices que mi collar oculta mi historia, explícate porque no lo entiendo. ¿Dices que en su interior están mis recuerdos, es eso? –Me pongo un poco nerviosa, porque no consigo entender por qué iban a hacer eso y está más que claro que yo no tengo poderes para ser una hechicera- siempre me he preguntado por qué no tengo recuerdos de cuando era pequeña, entiendo por lo que dices, que están aquí –cojo el colgante con una mano y lo apreso, no quiero que me lo quite pero al mismo tiempo y quiero saber todo- dímelo, quiero saber qué es lo que esconde este collar y lo que ha guardado durante todos estos años.

Estoy frente al brujo en aquella fuente en la que me ha citado si quiero conocer la verdad, me he dado cuenta de que siempre he querido saberlo y ahora que tengo la oportunidad de descubrirlo no lo voy a dejar pasar por alto, puedo saber lo que no puedo recordar o algo hace que no lo recuerde porque ¿cómo es posible que no tenga recuerdos de antes de tener ocho años? Es un poco imposible pero solo sé que el collar lo he tenido siempre, es una sensación y una percepción que no me abandona nunca ni me deja, cuando me lo ha quitado o m ha hecho creer que me lo ha quitado he sentido un vacío en mi interior difícil de explicar, algo dentro de mí que me decía que no lo dejara marchar y que me aferrara con fuerza. Mi vida siempre ha estado llena de sombras, la luz no es algo habitual que he tenido y si alguien puede arrojarme aunque sea un poco ¿por qué no intentarlo? Ya en este tiempo que llevo en París he sentido que alguien ha arrojado algo de luz en mi vida, he descubierto gracias al cazador que hay una parte de mí que no es como yo pensaba, no esa cazadora y asesina fría sin sentimientos que durante toda mi vida me han reprimido, han hecho que no sienta nada. Ante mi puedo tener la verdad, y aunque sé que va a doler, prefiero a saberlo a seguir con la duda.

Escucho las palabras del brujo y lo miro con su mano en la cabeza, supongo que es el precio a pagar por la magia que ha hecho y espero su respuesta, frunzo el ceño cuando me dije que no de forma consecutiva dos veces, no entiendo nada pero espero que pueda despejarme de esa duda porque si me ha mentido entonces sí que no voy a dudar en matarlo de la forma más dolorosa que conozco, y no va a ser para nada agradable para él. Me hace una seña para que me siente a su lado pero, la verdad, es que prefiero quedarme de pie porque no me termino de fiar del brujo, ¿por qué debe de interesarle lo que oculta el colgante, o lo que pueda decir? Me cruzo de brazos y le hago una seña para que continúe y que piense que no me voy a sentar. Enarco una ceja por sus palabras, básicamente me está diciendo que mi colgante tiene una historia y que ha acumulado experiencia, desde que lo tengo lo ha estado haciendo y hasta que no se destruya va a seguir haciéndolo. Así que, de alguna forma, esa experiencia es la que él ha captado y ha notado. Su mano toma mi muñeca y me obliga a sentarme a su lado, lo hago solo porque quiero llegar al final y es entonces cuando murmura esas palabras en mi oído.

Rituales y hechizos. Bien, pues sea lo que sea quiero que lo haga para de una vez por todas saber qué he olvidado, qué es lo que se esconde tras esos años de olvido y si él puede ayudarme estoy dispuesta a que lo haga por lo que pida, porque sé que nada en la vida es gratis y es una lección que he aprendido de forma y manera muy cruel, y yo observo al brujo que no deja de tocar su cabeza con su mano y sé que es el precio que ha pagado por utilizar la magia, no hace falta que me lo diga porque es algo que sé, no me muevo en un mundo sin saber cómo lidiar con este y solo espero que se le pase pronto para que me pueda decir lo que me interesa. Soy consciente de que el brujo va a poner un precio, no soy estúpida pero no me importa el precio, puedo conseguirlo de manera fácil así que es la menor de mis preocupaciones. Enarco una ceja otra vez ante su comentario sobre mis pechos, en otro tiempo mi mano cerrada en un puño se habría estampado contra su rostro, sin embargo supe que era una broma y lo dejé estar, el cazador también me gasta bromas y parece que las distingo bastante mejor.


-¿El precio de la magia que has hecho? –Pregunto y hago una seña hacia su cabeza, sé que a cada cual le afecta de una manera diferente y me centro en él- entiendo lo que quieres decirme, ahora sí –digo porque antes no lo he entendido del todo- estoy dispuesta a que hagas el ritual o el hechizo pertinente para que puedas decirme la historia o la experiencia que encierra el colgante. Dices que por mi culpa has perdido dinero e intuyo que, si me dices todo esto es porque de alguna forma quieres ayudarme, algo a lo que no entiendo o es porque quizás sientes interés y curiosidad –digo mirándolo- sé que todo tiene su precio, como has dicho que has perdido dinero por mi culpa di lo que vayas a pedirme y te lo daré, lo que sea necesario para saber de una vez por todas lo que esconde y encierra el colgante, por qué no recuerdo nada a antes de los ocho años. Sea como sea la verdad que esconda quiero saberlo. Así que, ¿cuál es tú precio y qué necesitas?

Sé que el brujo va a pedir algo a cambio por ayudarme, en toda mi vida no he conocido a nadie que haga algo gratis, que ayude de forma gratuita y desinteresada así que la pregunta es clara y cuanto antes sepa lo que quiere y lo que necesita mejor, prefiero saber lo que me va a costar antes de hacer nada que después. El dinero no es algo que me preocupe, como asesina que soy puedo obtenerlo de manera fácil, me han enseñado para obtener todo aquello que quiera, robar identidades y pasar desapercibida... lo que pueda pedirme no me va a costar conseguirlo salvo que me pida un imposible, en cuyo caso por mucho que quiera saber lo que oculta el colgante tendría que negarme y buscar a otra persona que pudiera ayudarme, incluso sin pagar, puedo extorsionarlo de forma que no le quede más remedio que aceptar mis condiciones y ayudarme. Asiente cuando me dice que es el precio a pagar por la magia que ha utilizado y sonrío de lado sin importarme que le duela la cabeza, obtiene lo que ha buscado y no me preocupa en lo más mínimo, no es algo innato en mí. También me deja claro que no es de los que se quedan de brazos cruzados y eso hace que ría levemente entre dientes, al parecer tengo a un chico duro frente a mí y en cierta forma me hace gracia.

Dice que no se le había ocurrido pedirme nada y no lo creo, al menos no del todo, pero que ya que lo he dicho piensa pedirme algo por ayudarme y lo que me encuentro en su petición es que quiere una casa de clase media en algún barrio, que sea digna donde se pueda vivir y que como cazadora y asesina no me va a costar obtenerlo. Lo cierto es que no, no me va a costar obtenerlo y su petición no es que sea imposible de adquirir para mí, en el mismo barrio donde yo vivía en París antes de cambiarme de casa sabía de varias que le podría ofrecer para que se quedara puesto que por lo que había dicho no tiene un sitio donde vivir, enarco una ceja por ello porque tiene magia, puede vivir de ello pero ese tampoco es mí problema y no voy a meterme. Me ha pedido una casa y una casa es lo que le voy a dar para poder realizar el ritual y el hechizo que me ayuda a recobrar los recuerdos que he perdido y que siempre he querido recuperar pero no pensaba que fuera posible. Lo miro de forma fija mientras la gente pasa a nuestro alrededor para seguir con sus quehaceres y con sus vidas, siento alguna que otra mirada sobre mí por la ropa que llevo pero no me extraña ni me incomoda, estoy acostumbrada a que me miren de esa forma.


-Está bien, ya has dicho el pago que quieres y acepto, no me va a costar encontrar una casa para que te puedas quedar en ella, de hecho, ya tengo un par en mente que pueden servirte –no era problema alguno, ahora que sabía que sí podía pagarle me interesaba saber qué es lo que iba a hacer o si necesitaba algo más de mí para empezar con aquello, además de cuándo íbamos a empezar con todo aquello- ahora que sabemos que sí puedo con eso me gustaría saber si vas a necesitar algo más y cuando podemos empezar –lo miro de forma fija y es cuando me dice que, si puedo obtener algo más que el colgante que puede ser de gran ayuda, pero es lo único que conservo de mi pasado y de antes de que me entrenaran para ser una asesina. Niego con la cabeza porque, por más que pienso, solo puedo recordar el colgante como único objeto que tenía cuando mi jefe me encontró en el orfanato y me llevó de allí para comenzar a entrenarme- me temo que no, el colgante es lo único que siempre he tenido y he llevado conmigo, todo lo que tuviera antes de perder los recuerdos desconozco donde están o si queda algo de ellos. Solo tengo el colgante –se tendría que apañar con ello o encontrar la forma de solucionar el problema porque no tengo nada más que ofrecer- ahora que todo está claro vayamos al tema en cuestión. Supongo que me darás uno o dos días para conseguir la casa así pon una fecha, una hora y un lugar para encontrarnos, llevarte a la casa y así poder comenzar con el ritual.

Me quedo mirando al brujo a la espera de que me diga si necesita algo más o no y el tiempo requerido para volver a encontrarnos de nuevo, en mi mente tengo un par de casas que pensaba ocupar yo cuando llegué a París, sé que están deshabitadas pero que se puede vivir bien en ellas, simplemente las abandonaron o el dueño murió. No me va a costar cumplir con su cometido y es cuando se levanta y se cruza de brazos, espero de una forma paciente que no suelo tener a que me diga algo más sobre nuestro acuerdo, sé que cuando vayamos a empezar ya no habrá vuelta atrás pero quiero saber de una vez por todas que lo que he perdido y por qué, porque no es normal no tener ningún recuerdo antes de los ocho años, siempre me he preguntado por qué sería pero es que nunca he dado con la solución y ahora que alguien me lo puede desvelar no pienso renunciar a ello. Se gira para mirarme mientras la gente pasa a nuestro lado y, aunque hay alguna que otra mirada hacia nosotros, por norma general pasan de largo. Dice que con cinco días es más que suficiente y yo enarco una ceja, me sobran tres días pero si es el tiempo que él necesita no voy a poner pega alguna. Dice que primero tiene que ver la casa y sonrío de lado, quizás porque no se fía, pero termina diciendo que es para poner alguna protección porque el hechizo puede llamar a indeseados que nos busquen y nos encuentren... a eso no voy a ponerle pegas y asiento con la cabeza como señal de que estoy de acuerdo con lo que ha dicho.


-Cinco días pues, nos encontraremos en esta misma fuente, en la misma hora de ahora dentro de cinco días. Iremos a ver la casa para que puedas hacer las medidas de protección que creas oportunas antes de empezar, no tengo problema con ello y pienso que hasta puede ser necesario –hago una pausa cuando él vuelve a hablar y me deja claro, o me quiere dejar claro para más adelante, que no va a poder recuperar todos mis recuerdos solo con el colgante, que lo va a utilizar como guía y lo miro de forma fija cuando dice si vivo lejos. ¿Lejos? Solo a unos miles de kilómetros de París y el viaje va a ser demasiado largo y, teniendo en cuenta en la situación en la que me encuentro no es lo más conveniente volver sin averiguar ciertas cosas- siento comunicarte que vivo bastante lejos, soy originaria de Persia y el viaje entre ida y vuelta puede llevarnos casi la totalidad del mes –me levanto y me acerco para estar cerca de él, lo miro y de forma fija y me cruzo de brazos al tiempo que observo sus ojos- voy a ser clara en este punto: no pienso salir de París. Tengo mis razones y mis motivos para ello que no voy a compartir, pero ir de vuelta a Persia, ahora mismo, puede ser bastante peligro y ni sabiendo que así puedo recuperar mis recuerdos en su totalidad voy a arriesgarme –mis palabras son claras y contundentes, aparte que no puedo volver y dejar la misión abandonada o pueden matarme por ello, las normas son muy claras- todo lo que podamos averiguar aquí será bien recibido, supongo que no va a ser suficiente pero irnos es un riesgo mucho mayor que no estoy dispuesta a asumir –por varios motivos, además- puede que encuentres algún hechizo para aumentar el poder del colgante, o simplemente, puedes intentar recuperar mis recuerdos. Yo no sé mucho sobre magia más de lo principal, pero quizás haya alguna forma de lograr dar con los recuerdos perdidos, si es que lo están. Quizás solo con el colgante e intentar recobrar mis recuerdos podamos dar con la solución, ¿es posible que puedas recuperar mis recuerdos a través de mi mente, de mi memoria? –Quiero buscar opciones porque salir de París no está en mis planes; si vuelvo la organización va a matarme por abandonar la misión, y teniendo en cuenta que hay otra mucho más peligrosa que quiere acabar con mi vida... no es una opción que contemplo.

Cinco días, eso es lo que tengo para encontrar una casa que poder darle al brujo donde quedarse, cinco días que se me harán eterno hasta que el momento llegue y pueda poder saber los recuerdos que he perdido, o que creo que he perdido. No he pensado nunca en la opción de que la magia puede estar detrás de todo, que quizás el hecho de que no puedo recordar nada anterior a los ocho años no es algo casual sino que alguien ha bloqueado mis recuerdos, ¿por qué? Eso es algo que no puedo llegar a entender o a comprender, pero el hecho es que ahora me encuentro con que puedo saber la verdad, y si el pago va a ser más alto no me importa, soy una cazadora pero más que eso soy una sicaria, una asesina que puede sacar dinero de forma fácil y rápida, de una vez por todas quiero saber esa parte que me han quitado y averiguar la verdad, quién soy y de dónde vengo. Asiento con la cabeza ante las palabras del brujo, lo cierto es que ni se ha presentado ni tampoco lo he hecho yo, pero aun así tenemos un trato donde en cinco días nos encontraremos en la misma plaza, en la misma fuente, y todo saldrá a la luz. Veo que su figura vuelva de nuevo a tornarse transparente y me doy cuenta de que es otra ilusión que ha hecho, frunzo un poco el ceño porque no me gusta que jueguen así conmigo pero no dijo nada cuando dice que es como medida de protección, sé que la inquisición por estas tierras persigue a los brujos ya que los considera herejes y tienen una encrucijada personal contra ellos.


-No me importa cuán alto sea el precio que tenga que pagar para obtener los recuerdos, soy una mujer de recursos así que no va a ser un problema. Procúrate de encontrar la manera de poder acceder a ellos y yo me encargaré de lo demás, te conseguiré esa casa que pides y en cinco días nos vemos aquí mismo –vi que asiente con la cabeza y termina por desvanecerse frente a mis ojos, suspiro y con lo acordado me marcho de vuelta a casa. Tengo una misión todavía por cumplir y un objetivo que buscar, así que tengo que empezar de nuevo la búsqueda para dar con esa persona. Los días pasan y me cercioro de encontrar una casa adecuada para el brujo y estoy convencida de que no va a poner pegas, es tal y como ha pedido y en un barrio discreto así que no va a encontrar problema alguno. En esos cinco días mi vida se ha tornado un tanto más peligrosa de lo normal, quitando el hecho de que todavía se me escapaba el objetivo de mi misión me he enterado de que han puesto precio a mi cabeza, y no sé por qué. Una organización de asesinos de élite me quiere muerta y hago lo posible para que eso no ocurra. No tengo respuestas de por qué me quieren muerta ni quién los ha contratado, pero espero que el brujo con los recuerdos pueda ayudarme porque la otra opción que me queda, y que no quiero hacer, es dejar que el cazador se infiltre aun cuando le he dicho que va a ser su muerte. Ya es de noche y me encuentro sentada en la fuente de la plaza, en mi mano la llave de la casa que le voy a dar al brujo mientras espero que por su parte haya dado con la forma de acceder a mis recuerdos, porque si antes era peligroso salir de la ciudad ahora lo es mucho más cuando mi cabeza tiene un precio. Lanzo un suspiro y por fin veo que el brujo se acerca, me pongo de pie y espero a que termine de acercarse- ya pensaba que no ibas a venir –comento y abro la mano donde dejo ver la llave- supongo que antes vas a querer ver la casa, así que vamos –le hago un gesto con la cabeza y comienzo a andar sin hablar hacia el barrio donde se encuentra. El barrio es tranquilo y repleto de familias, la casa de clase media como ha pedido con todo lo necesario para vivir, iba a ser mi lugar donde quedarme pero demasiado espacio para mí. Me paro en la puerta y me giro para mirarlo- espero que sea lo que hayas pedido –meto la llave en la cerradura y abro la puerta, entro y le hago un gesto para que pase e inspeccione la casa a la espera de que dé el visto bueno.