Reflejos de la Luna || Privado

por **May I. Leblanc** Vie Ago 26, 2016 11:47 pm

Luna llena en los altos cielos, luz de luna que ingresa por una ventana alumbrando el cuerpo desnudo de una mujer que yace toda sudorosa y temblando por el momento en el que su cuerpo sufre la transformación pecaminosa. Como siempre es el alma tormentosa la que lo sufre, se levanta entre aquella cama y la mirada de los santos cubierta por la fina lamina e sudor que es desaparecida luego de un largo baño. El hombre siempre ha personificado al mal con nombre de demonios y figuras de ellos pero no hay mayor demonio que le mismo ser humano con toda su maldad retenida.

Aquel vestido de rectitud y castidad se ve remplazado por el color de la tentación y pecado, el tono rojo de la tela que brilla aún más oscura con la luna que la ilumina; sus cabellos ondulados y arreglados de manera provocativa, con la sonrisa del placer de hacer, de poder ser libre en aquellos momentos. El alma humana siempre ha gritado múltiples de veces y distintas formas, pero nunca se ha podido oír porque no tenemos la facultad de hacerlo, porque el hombre en si se ha despegado de dios, ha roto su vínculo con él.

Por las calles de la ciudad en paso lento se va arrastrando el vestido rojo, la silueta de una mujer joven se muestra entre las personas que pasan a su alrededor, sus cabellos agitándose por el viento así como su piel que es tocada por este suavemente y aquellos ojos brillando; va en un paseo nocturno que entre las calles parisinas atrayendo miradas y envidias de quienes la ve y devoran en comentarios a su persona. Insultos, crucifijos, palabras santa que se arremeten contra aquella aparición que no es reconocida, tanto cambia, tanto se altera la apariencia y la forma de caminar. Lentamente se aleja de las personas hasta que sus ojos divisan el alma errante y dispar que se presenta ante ella con esa voz tan melodiosa.

▬Dichosos los ojos que te pueden ver ahora. Podría ser que suceda algo, pero no se si debería decirle a usted joven, quizás lo altere demasiado y me tenga que ejecutar, o quizás me encierre como todos lo hacen▬

Una de sus manos termina sobre su pecho en aquella parte que formaría la curva de su seno, su sonrisa cínica y descarada que con la diestra se abanica el calor acercándose el joven, al que con ambas manos toma las de él invitándoles a que se aferren a las caderas de su figura delgada y esbelta.

▬Oh señor, dígame si realmente podrá ayudarme, si realmente lo desea o será mejor que deje que me consuma hasta desaparecer lentamente entre la vista de todos ▬

Su tono es picante, melodiosa y suave cual canto armónico.