La nueva ayudante de cocina (privado)

por **Micaela Lamberg** Sáb Sep 03, 2016 10:54 pm

Me levante temprano como todos los días, me di un baño de finas hierbas aromáticas para recuperar energías, era un agradable ritual que le gusta hacerse a ella misma. Se vistió y luego bajo a desayunar con sus compañeras para luego salir a pasear por la ciudad. Bajo las escaleras de aquel burdel como todas las mañanas y luego camino hacia la cocina donde ya estaba desayunando y miro el diario para ver los sucesos que ocurrían en la ciudad, pero luego vio un anuncio que le llamo la atención.

Se necesita ayudante de cocina en la mansión Agarwaen

Esa era una oportunidad para ella, de hacer algo diferente. Termino de desayunar y salió del burdel como un rayo. Pidió un coche para que la llevaran a la mansión antes mencionada, traspasó toda la ciudad para llegar al bosque bien adentro de él, se podía ver la mansión desde cierta distancia hacia que pude verla por completo cuando habíamos llegado ya a la mansión. Me baje del cache y le pague a hombre el dinero para luego llegar a la puerta de entrada y así tocar la puerta.
Toca la puerta fuerte para que le abran, mientras miraba a su alrededor para ver el paisaje. Se queda esperando con el diario entre sus manos y su bolsa colgando de la muñeca.

por **Leonidas Kana** Dom Sep 04, 2016 9:27 am

El ruido sordo del portón de madera repiqueteo varias veces, la mayoría de los cazadores habían salido y yo estaba a punto de hacerlo, había quedado con Menyara en una de las aldeas de París, al parecer llevaban unos días que veían cuando caía la noche luces en el bosque, según los aldeanos, vean mujeres desnudas bailando al son del fuego.
La verdad es que esta misión estaba hecha para mi, mujeres y desnudas era la palabra mágica para acaparar toda mi atención.
Reí para mi mismo mientras baria la puerta de la mansión con una picara sonrisa.
-Buenos días Madam ¿desea algo?

Una mujer bastante bella de cabellos dorados como el sol y profundos ojos azules me miraba al otro lado del umbral, bolso en mano parecía admirar el paisaje algo tímida, supongo que por la distancia que tendría que haber recorrido hasta dar con nuestra casa, bastante alejada por cierto de la civilización y mas aun porque quien abrió la puerta era un hombre pertrechado de armas hasta los dientes.
-se que a primera vista impresiono -bromeé guiñándole un ojo -pero luego...
Deje la frase incompleta cuando esta me mostró el cartel que días antes Seth había colgado por París para buscar cocinera.
-Pasa por favor -le dije haciéndome a un lado para permitirle el paso -la verdad es que vivimos bastante gente aquí, aunque la mayoría de nosotros pasa mucho tiempo fuera de la casa en un constante ir y venir, digamos que lo que necesitamos es de alguien que se encargue un poco del cuidado de la casa, y de cierta manera del nuestro.
Tenemos un hambre voraz, y cuando volvemos la verdad es que siempre acabamos comiendo lo primero que encontramos. Tu trabajo, si no te importa vivir en una casa de locos, donde no se hacen preguntas por ninguno de los dos lados, seria simplemente ocuparte de la casa, de la compra, la comida...algo así como una ama de llaves

Observé su cara, parecía inspeccionarme de arriba a bajo, era evidente que no era el típico hombre parisiense, supongo que de algún modo se sentía ligeramente intimidada por mi atuendo ,así como por el desastre que reinaba en la casa.
-Por supuesto a cambio te ofreceremos una habitación, comida, cobijo y protección.
No nos gusta meternos donde no nos llaman, si pides trabajo tendrás tus motivos, que si quieres contarnos perfecto y si no puedes guardártelos.
Del mismo modo pedimos discreción para lo que en esta casa pase o suceda, espero que eso lo entiendas.
Si estas de acuerdo, cuando venga Agarwaen podemos seguir hablando de todo esto, mientras puedo enseñarte tu habitación, la cocina, la casa en general...

por **Menyara Chartier** Lun Sep 12, 2016 2:50 pm

Cansada de esperar a Leo en el cruce de caminos que nos llevaría hasta aquella dichosa aldea, decidí volver a buscarlo a ver por qué narices tardaba tanto en pertrecharse las armas y coger al caballo. Luego decían que las mujeres tardábamos en arreglarnos; pues yo llevaba lista hacía media hora y eso que nos habíamos levantado al mismo tiempo.

Los últimos días habíamos estado juntos a todas horas, incluso en las misiones que nos encargaba Agarwaen, y que siempre escogíamos para realizarlas nosotros solos, aunque esta última no me convencía mucho. ¿Mujeres desnudas? ¿En serio? Esperaba no tener que clavarle ninguna daga a Leo si es que era cierto que existían esas mujeres y que iban de esa guisa.

Llegué a la mansión y me encontré la puerta abierta, y Leo se encontraba hablando con una mujer de cabellos dorados, que parecía embelesada con mi dios griego. Le lancé una mirada furtiva a Leo mientras pasé por su lado, dándole un profundo beso antes de saludar a nuestra invitada.

- Hola, mi nombre es Menyara.- apunté cogiendo a Leo de la cintura mientras tanto.- Bueno, si me disculpáis voy a coger agua de la cocina, que esperando tanto rato en el caballo me ha dado sed.

Dirigí mis pasos a la cocina, sirviéndome un largo vaso de agua que bebí poco a poco mientras mis ojos no desviaban la mirada de aquel hombre que me hacía ponerme celosa de aquella forma tan irracional. Dejé el vaso vacío en el fregadero, y salí de nuevo.

- Te espero fuera, cariño. No tardes que no veas el calor que hace ahí fuera.- dije mientras me marchaba y le daba un suave cachete en su trasero.- Encantada de conocerte. Hasta luego.

Salí sonriendo de forma triunfal, montando en mi caballo y esperando en los lindes de la mansión. Si aquello no era marcar lo que era mío, que bajase dios y lo viera.

por **Lev Kanin** Lun Sep 12, 2016 3:12 pm

Escuché voces en le interior de la casa después de haber estado dando un paseo por las inmediaciones para comprobar que cuidado necesitarían los jardines y las caballerizas. Desde luego iba a costarme un tiempo ponerlo en marcha, más luego mantenerlo. Me acerqué de nuevo hasta la entrada para ver si encontraba a Leónidas, y le confirmaba que me quedaba con el empleo. Había un arduo trabajo por delante, pero sin duda merecía la pena quedarse allí.

Observé como la loca que me había pegado antes un tortazo en la planta superior, abandonaba la casa con un sonrisa en sus labios subiendo a su caballo y abandonando la parcela de la mansión, para mi tranquilidad. Juraba que no volvería a mirarla jamás tal y como se las gastaba. Todavía podía sentir el dolor en la mejilla.
Entré al recibidor, encontrando allí a Leonidas acompañado de un bella y joven dama de cabellos dorados que parecía confundida con tanto ajetreo. Me acerqué tranquilamente, y decidí presentarme, al fin y al cabo, por lo que pude escuchar, era ella quien se iba a ocupar de la cocina.

- Buenos días, señorita. Mi nombre es Lev Kanin.- dije con una suave voz mientras extendía mi mano para recibir la suya y darle un beso en el dorso de ésta.- Encantado de conocerla. Soy el encargado del jardín y las caballerizas, aunque me acabo de dar cuenta que la flor más bella se encuentra en el interior de la casa.

Desde luego, no había sido mala idea buscar trabajo alli. Cada vez estaba más convencido de que había sido buena idea quedarme en París. Esperaba que por fin encontrase una razón para quedarme en un lugar y poder llamarlo hogar.

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