Carina Von Lunirae ID

Carina carece de tacto cuando se refiere a decir las cosas cuidadosamente, por lo que suele ser al fin y al cabo directa, no se corta y si hace daño tarde se da cuenta de ello. Se considera la más torpe del campamento gitano pero a lo que ella respecta sigue danzando libre y correteando libre por cualquier zona del bosque. Se lleva más regaños que cumplidos, es bastante inquieta y no puede estar callada por mucho tiempo a excepto de cuando hay algún evento de gran seriedad que requiera todo su esfuerzo para no salir riéndose a carcajada limpia.

En cuanto al amor, tiene algo suspendida esa asignatura.

Cree que está enferma porque no hace nada más que verse con sus amigas del campamento y sentirse nerviosa en el grupo, por lo que cuando era pequeña no las evitaba pero ahora sí que las evita a excepto de una que es su mejor amiga que le dice y repite que no está enferma, que es algo normal, pero Carina no se siente convencida del todo por lo que peca de testaruda.  Tiene cierto atractivo por lo que lo usa para atraer a los ciudadanos además de sus movimientos de bailarina y la mayoría del tiempo como adivinadora.

No tiene poder alguno pero aun así se hace pasar por adivinadora solamente para sacar el dinero a los demás. Es supervivencia, aquí, en la época en la que viven tienen que sobrevivir sino son secuestrados o dejados muertos en una esquina sin que nadie se dé cuenta de ellos. Carina en el amor es un desastre.

No le duran las relaciones por mucha paciencia que le ponga a ello.

No es virgen pues ha tenido algún que otro idilio con algún gitano pero siempre se ha sentido “diferente” pero precisamente no puede demostrarse al completo. Si al menos hubiera alguien que le enseñara o que le hiciera sentirse que puede ser ella misma, entonces no tendría por qué esconderse.

 Carina nació en Budapest pero a la edad de los cinco años se movió con su familia hasta París donde descubriría la belleza del lugar. Embriagada por tal belleza Carina a tan temprana edad se enamoró de París, queriendo y deseando un futuro en la ciudad a la que llamaban “la ciudad del amor”.

Carina risueña y esperanzada, hizo buenas migas con las jóvenes niñas del campamento en el que estaban, jugaba sin preocupaciones hasta que una noche sus padres que fueron a un acantilado, en las orillas al mar encontraron una canasta que contenía en su interior a un bebé al que llamaron Sirenia y la que fue su hermana hasta muchos años después, antes de que Sirenia se fuera de su lado con un cazador con el que tenía un objetivo en común.

Carina en realidad no estaba sola. Ya estaba mayorcita con 24 años de edad, pero su hermana no estaría para su vigésimo quinto cumpleaños. Carina sentía que había perdido toda su vida al haberse centrado en Sirenia para ahora dejarla sola y sin un lazo familiar al que apoyarse. Había estado casada con un gitano pero que a la semana ambos tomaron caminos diferentes porque Carina no quería dejar París. La discusión fue tan fuerte que el mayor y jefe del campamento gitano tuvo que poner paz entre ambos. De nuevo estaba sola, sin nadie, ni si quiera era fértil para poder dar un hijo sano y fuerte a quien quiera casarse con ella en un futuro. Se sentía un desastre hasta que una persona nueva llegó al campamento, una mujer al parecer estaba desorientada, sin un rumbo fijo.

Carina se le acercó para darla cobijo en su tienda, asentarla y ayudarla en lo que necesitara la mujer. Dicha muchacha al parecer se sintió tan aceptada entre los gitanos que se quedó en la misma tienda que Carina, ambas se convirtieron en muy buenas amigas e incluso la muchacha le confiaba a Carina secretos que nadie más sabía. Carina llego a saber cosas que podrían valer una fortuna al mejor postor y eran tantas cosas las que Carina preguntaba, que no se dio cuenta que comenzó a sentir algo más allá del afecto y del cariño hacia la muchacha, hasta el punto de chantajearla y terminando haciéndola su entretenimiento por las noches mientras que la muchacha forcejeaba e intentaba luchar por su dignidad.

Aquello le gustó.

Carina, al sentirse poderosa manejando los hilos sobre alguien comenzó a timar, a robar, a chantajear sintiéndose confiada en sus cometidos, espiando a personas importantes para después vender dichos secretos a la prensa o al mejor postor por una buena cantidad de dinero. Lo mismo hacía con aquel o aquella de la que estuviera interesada; bien podía chantajear al esposo para entretenerse con su esposa esa noche delante del mismo simplemente por puro morbo o ir a los burdeles de Paris en busca de diversión y usar su propia moneda de cambio para llevarse servicios gratis y vuelta a empezar un nuevo día en el campamento gitano en donde es y donde la conocen como la muchacha más “puritana” e inocente.

De momento, se encuentra sola y ya ha cumplido los 25 años. Su hermanastra no sabe dónde está ni le importa realmente…y acaba de encontrar su próximo objetivo.