AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Durante el ocaso [Privado]
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Durante el ocaso [Privado]
Hacía solo unas horas que había llegado a París, y tras haber realizado todos los registros correctos en el hotel donde me hospedaría hasta dar con lo que había ido allí a buscar, decidí adentrarme en la profundidad del bosque con el objetivo de encontrar esa tranquilidad que, desde que partí desde Egipto hacía ya casi un mes, no había encontrado.
Un largo camino había recorrido, cruzando medio mundo a bordo de barcos y diligencias. Por no hablar de los largos días (y también noches) que había pasado sobre Baco, mi caballo, surcando sinuosos e imposibles caminos.
Esa tarde de otoño en la que los últimos rayos de sol antes del ocaso todavía calentaban el ambiente, otorgándole de una temperatura apacible, decidí dejar mi montura descansar en los establos del hotel, y aventurarme a dar un paseo andando por un lugar que francamente desconocía. Cogí mi bolsa de piel de león antes de lanzarme a la aventura, dispuesta a pasar las horas que me quedaban de luz disfrutando de la naturaleza.
No tuve que andar mucho por el sendero trazado del bosque cuando encontré un tranquilo y apartado claro entre unos altos matorrales, por donde un serpenteante riachuelo dotaba de vida al lugar. De hecho, fue el ruido de sus aguas lo que llamó mi atención hasta allí.
Me senté sobre la mullida hierba, dejando a un lado mis botas y mi bolsa donde había metido algunos útiles en el caso de que necesitase realizar algún hechizo imprevisto, tumbándome después sobre ésta y cerrando los ojos para poder sentir cada uno de esos sonidos imperceptibles para el sentido de un simple humano, pero que a mi me resultaban embriagadores. Era una de las ventajas de ser hechicera y sentir la energía de las cosas que nos rodeaban.
Energía, pensé. Una fuente de energía tan potente que multiplicaría el poder que tenía de forma inaudita. Debía encontrar esa fuente primogénita, y dando concluido mi descanso al saber que una vez que mi mente empezaba a funcionar respecto a este tema no pararía, me incorporé y tirando de mi bolso lo acerqué hasta mí.
Saqué de este un pequeño péndulo de cuarzo que me ayudaba con los hechizos de localización, y coloqué sobre la hierba un mapa de París que había comprado en la recepción del hotel. Sin duda la tranquilidad del lugar me ayudaría en mi concentración, y si tenía suerte podría ir cercando el lugar donde mi objetivo se encontraba.
De mis labios comenzaron a salir extrañas palabras que bien podrían haber estado dichas en un lenguaje oriental, más eran las mismas que pronunciaban mis antepasados; esos sacerdotes y sacerdotisas del antiguo Egipto de los que yo había recibido su legado.
Dejé que el péndulo girase a través de una cadena por su propia inercia, incentivado por mis palabras y guiado por la localización de la fuente; más de pronto comenzó a moverse de forma extraña, y supe que no estaba sola.
Una poderosa aura me indicaba que un sobrenatural estaba cerca, si no me equivocaba un licántropo escondido me acechaba tras unos matorrales. Recogí con disimulo aquello que estaba haciendo, permaneciendo impasible durante mi labor de su presencia; al fin y al cabo aquella noche no sería luna lleva, y yo gozaba del suficiente poder y conocimiento como para dejar a aquel lobo como la alfombra de mi habitación.
-¿No le han enseñado, monsieur, a que es un gesto muy feo espiar a una dama?- pregunté elevando la voz cuando estaba todo recogido, y yo había vuelto a tumbarme sobre la hierba. Con un poco de suerte se avergonzaría por haber sido descubierto, y podría volver a gozar de esa tranquilidad que tanto necesitaba.
Un largo camino había recorrido, cruzando medio mundo a bordo de barcos y diligencias. Por no hablar de los largos días (y también noches) que había pasado sobre Baco, mi caballo, surcando sinuosos e imposibles caminos.
Esa tarde de otoño en la que los últimos rayos de sol antes del ocaso todavía calentaban el ambiente, otorgándole de una temperatura apacible, decidí dejar mi montura descansar en los establos del hotel, y aventurarme a dar un paseo andando por un lugar que francamente desconocía. Cogí mi bolsa de piel de león antes de lanzarme a la aventura, dispuesta a pasar las horas que me quedaban de luz disfrutando de la naturaleza.
No tuve que andar mucho por el sendero trazado del bosque cuando encontré un tranquilo y apartado claro entre unos altos matorrales, por donde un serpenteante riachuelo dotaba de vida al lugar. De hecho, fue el ruido de sus aguas lo que llamó mi atención hasta allí.
Me senté sobre la mullida hierba, dejando a un lado mis botas y mi bolsa donde había metido algunos útiles en el caso de que necesitase realizar algún hechizo imprevisto, tumbándome después sobre ésta y cerrando los ojos para poder sentir cada uno de esos sonidos imperceptibles para el sentido de un simple humano, pero que a mi me resultaban embriagadores. Era una de las ventajas de ser hechicera y sentir la energía de las cosas que nos rodeaban.
Energía, pensé. Una fuente de energía tan potente que multiplicaría el poder que tenía de forma inaudita. Debía encontrar esa fuente primogénita, y dando concluido mi descanso al saber que una vez que mi mente empezaba a funcionar respecto a este tema no pararía, me incorporé y tirando de mi bolso lo acerqué hasta mí.
Saqué de este un pequeño péndulo de cuarzo que me ayudaba con los hechizos de localización, y coloqué sobre la hierba un mapa de París que había comprado en la recepción del hotel. Sin duda la tranquilidad del lugar me ayudaría en mi concentración, y si tenía suerte podría ir cercando el lugar donde mi objetivo se encontraba.
De mis labios comenzaron a salir extrañas palabras que bien podrían haber estado dichas en un lenguaje oriental, más eran las mismas que pronunciaban mis antepasados; esos sacerdotes y sacerdotisas del antiguo Egipto de los que yo había recibido su legado.
Dejé que el péndulo girase a través de una cadena por su propia inercia, incentivado por mis palabras y guiado por la localización de la fuente; más de pronto comenzó a moverse de forma extraña, y supe que no estaba sola.
Una poderosa aura me indicaba que un sobrenatural estaba cerca, si no me equivocaba un licántropo escondido me acechaba tras unos matorrales. Recogí con disimulo aquello que estaba haciendo, permaneciendo impasible durante mi labor de su presencia; al fin y al cabo aquella noche no sería luna lleva, y yo gozaba del suficiente poder y conocimiento como para dejar a aquel lobo como la alfombra de mi habitación.
-¿No le han enseñado, monsieur, a que es un gesto muy feo espiar a una dama?- pregunté elevando la voz cuando estaba todo recogido, y yo había vuelto a tumbarme sobre la hierba. Con un poco de suerte se avergonzaría por haber sido descubierto, y podría volver a gozar de esa tranquilidad que tanto necesitaba.
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 06/11/2016
Re: Durante el ocaso [Privado]
- ¿Y a usted no le han enseñado que es de pésima educación entrar en la propiedad ajena sin pedir permiso? - Analizaba a la chica que por el tono de piel y la vestimenta tenía apariencia de Gitana, con el cuarzo y todo. Sin embargo había algo en ella que no cuadraba del todo. Muy por debajo de sus perfumes que adivinaba finos, había olor a polvo del camino, a caballos y establos, todo esto había podido percibirlo desde muchos kilometros donde dormitaba en medio de un sueño extraño. Por eso me he tomado el tiempo de acercarme y analizarlo y de escuchar sus palabras. Aquellas que le dirigiera a la piedra. ¿Copto? Alguna lengua africana tenía que ser... el bolso de piel también era un signo de cierto poder. No era una piel cualquiera. Parecía la piel de un viejo jaguar... - Disculpeme - añadí para no sonar como un salvaje - No he querido ser grosero al acercarme de esta manera... mi nombre es Hans Ivanovich Hagen, y estas tierras han sido adquiridas por mi familia hace algun tiempo - esperaba no tener que echar a la señorita de manera desagradable, ya que en definitiva no podía permitirle que deambulara por ahí en la completa oscuridad de la noche sin estrellas que ya se avecinaba sobre ambos. Podía sentir a las bestias salvajes corriendo cazando y yo no podría negarles esta pieza suculenta ya que se estaba ofreciendo a la floresta de forma tán cándida. Después de todo era mi deber velar por el equilibrio y ¿pasaría yo por alto que los cachorros de lobo permanecen hambrientos? Dejaría de notar la ansiedad del anciano, negro jaguar que aquella noche, lejos de casa, tras andar por días errando no ha conseguido nada que comer...
Había también otros seres a la saga de la sangre humana. Vampiros. Pero esta buja no es uno de ellos. Quizá los busca a ellos, a su falso encanto de eternidad. Sería una pena: Su corazón todavía late Me parece que se ha perdido... ¿Puedo ayudarle? Una sonrisa acudió inevitable al rostro, puedo sentirla. Trato de contener los colmillos, su ansia de calamidades, por eso la sonrisa se desvanece - ¿Que esta buscando aquí? - De nuevo estaba sonando un poco descortés con tal de ir al grano. Pero ahora fue totalmente intencional, inclusive la voz cambió totalmente por el efecto de la lúna que aúnque oculta podía todavía dar sutiles vestigios, quería transmitirle en ella otra voz con la esperanza que su sola mención hiciera entrar en razón a esta extranjera fugitiva - La noche que se avecina es oscura y esta llena de terrores.
Había también otros seres a la saga de la sangre humana. Vampiros. Pero esta buja no es uno de ellos. Quizá los busca a ellos, a su falso encanto de eternidad. Sería una pena: Su corazón todavía late Me parece que se ha perdido... ¿Puedo ayudarle? Una sonrisa acudió inevitable al rostro, puedo sentirla. Trato de contener los colmillos, su ansia de calamidades, por eso la sonrisa se desvanece - ¿Que esta buscando aquí? - De nuevo estaba sonando un poco descortés con tal de ir al grano. Pero ahora fue totalmente intencional, inclusive la voz cambió totalmente por el efecto de la lúna que aúnque oculta podía todavía dar sutiles vestigios, quería transmitirle en ella otra voz con la esperanza que su sola mención hiciera entrar en razón a esta extranjera fugitiva - La noche que se avecina es oscura y esta llena de terrores.
Hagen- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 10/09/2010
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Re: Durante el ocaso [Privado]
Es cierto que no me esperaba de ninguna manera la forma en que aquel joven de cabellos oscuros y finas facciones se dirigió a mí, tras salir del escondite desde el que me había estado espiando. Sin duda sus modales dejaban mucho que desear, más si tenía razón en sus palabras, era yo la intrusa en una propiedad donde no estaba invitada.
-Permítame señor que me disculpe en tal caso. No vi ningún cartel que me indicase que esta zona era propiedad de nadie, por eso me aventuré a pasear por estos lares.- comencé a recoger mis pertenencias, colgando el bolso sobre mi hombro al ponerme en pie, manteniendo los zapatos sujetos en mi mano. Necesitaba estar un rato más descalza, además que adoraba sentir la libertad de pasear sobre la húmeda hierba de tal modo.
Finalmente el joven pareció percatarse de que su presentación no había sido la correcta, tal vez del mismo modo que la mía también había sido un poco brusca; y aunque no solía retractarme sobre mis actos, esta vez me sentía obligada a hacerlo por haberme metido en sus tierras.- Mi nombre es Keket Nesser, monseiur; encantada de conocerle.- contesté tratando de parecer amable y tendiéndole la mano para cumplir con el protocolo establecido entre dos desconocidos que se presentan por primera vez.
Sentía como el aura del licántropo resplandecía por momentos; al igual que yo, se sentía incómodo por la situación, y tras percibir un extraño deje en su voz entendí que su intención era echarme de allí cuanto antes. ¿Estaría preocupado por mi seguridad si llegaba la noche? ¿O tal vez estaría escondiendo algo?
-Lo cierto es que no me he perdido, al menos eso espero. Hace horas que he llegado a París tras un largo de viaje, y solo buscaba relajarme un poco junto a estas aguas cristalinas.- contesté esperando que esta escusa le sirviese de explicación.- Debo felicitar a su familia por la adquisición de estas tierras; es un lugar mágico y lleno de encanto.-quizás un poco de adulación sobre su persona consiguiese arrancarle una sonrisa a ese rostro tenso como la cuerda de un arpa. Sonreí de medio lado al escucharle afirmar que en breve anochecería, como si aquello fuese un impedimento para pasear por la oscuridad, ¿Qué acaso era tan necio que no era capaz de ver mi aura? ¿Era incapaz de sentir mi poder? Habían pocas cosas que pudiesen suponer un peligro para mí, y por lo que percibía, no había ninguna en aquel bosque.- No se preocupe por la oscuridad que se avecina, si permanece a mi lado le aseguro que no le pasará nada malo.
Una sonrisa ladina en mis labios tras pasar por su lado antes de emprender mi camino a paso lento hacía el sendero del que me había desviado.
-Permítame señor que me disculpe en tal caso. No vi ningún cartel que me indicase que esta zona era propiedad de nadie, por eso me aventuré a pasear por estos lares.- comencé a recoger mis pertenencias, colgando el bolso sobre mi hombro al ponerme en pie, manteniendo los zapatos sujetos en mi mano. Necesitaba estar un rato más descalza, además que adoraba sentir la libertad de pasear sobre la húmeda hierba de tal modo.
Finalmente el joven pareció percatarse de que su presentación no había sido la correcta, tal vez del mismo modo que la mía también había sido un poco brusca; y aunque no solía retractarme sobre mis actos, esta vez me sentía obligada a hacerlo por haberme metido en sus tierras.- Mi nombre es Keket Nesser, monseiur; encantada de conocerle.- contesté tratando de parecer amable y tendiéndole la mano para cumplir con el protocolo establecido entre dos desconocidos que se presentan por primera vez.
Sentía como el aura del licántropo resplandecía por momentos; al igual que yo, se sentía incómodo por la situación, y tras percibir un extraño deje en su voz entendí que su intención era echarme de allí cuanto antes. ¿Estaría preocupado por mi seguridad si llegaba la noche? ¿O tal vez estaría escondiendo algo?
-Lo cierto es que no me he perdido, al menos eso espero. Hace horas que he llegado a París tras un largo de viaje, y solo buscaba relajarme un poco junto a estas aguas cristalinas.- contesté esperando que esta escusa le sirviese de explicación.- Debo felicitar a su familia por la adquisición de estas tierras; es un lugar mágico y lleno de encanto.-quizás un poco de adulación sobre su persona consiguiese arrancarle una sonrisa a ese rostro tenso como la cuerda de un arpa. Sonreí de medio lado al escucharle afirmar que en breve anochecería, como si aquello fuese un impedimento para pasear por la oscuridad, ¿Qué acaso era tan necio que no era capaz de ver mi aura? ¿Era incapaz de sentir mi poder? Habían pocas cosas que pudiesen suponer un peligro para mí, y por lo que percibía, no había ninguna en aquel bosque.- No se preocupe por la oscuridad que se avecina, si permanece a mi lado le aseguro que no le pasará nada malo.
Una sonrisa ladina en mis labios tras pasar por su lado antes de emprender mi camino a paso lento hacía el sendero del que me había desviado.
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 06/11/2016
Re: Durante el ocaso [Privado]
- Es usted muy ingenua al pensar que hay todavía un lugar en la tierra que no haya sido reclamado como propiedad por alguna persona o estado.
Sonreí, acercándome con pasos suaves esta vez de forma mucho más mesurada. La chica intentaba suavizar su intromisión con halagos y bromas. Sin duda una bruja, ojos de hechicera, ahora se ofrece inclusive a protegerme de mi bosque, así de segura esta de la protección que le otorga su condición.
-Keket - ¿así se había nombrado así misma?- "Aunque ande en valle de sombras de la Muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento" - dije con voz afectada, como si fuese el mismo Rey Salomón. - Si ha llegado caminando, debe hospedarse cerca. Permíta, por mi bien, que le acompañe hasta ahí - Nesser... el apellido me suena, como que lo he escuchado antes pero no hay ninguna relación clara con ninguna de las familias de Magos que suelen venir a estos bosques a consagrar. A esta distancia puedo ya percibir con claridad el olor de su piel sin poder encontrar nada familiar aunque si muchos aromas para deleitarme. En verdad ha llevado una buena vida. Definitivamente una aristócrata, y mujer de conocimiento. Ahora la certeza de su origen egipcio resultaba innegable.
Pordía tener alguna relación con los Nāṣir de Egipto, por su apariencia y el muscial acento de su voz, pero me estaba aventurando sin sentido al adivinar. Había dudas más interesantes que resolver: ¿Quién le estaría hospedando? Tal vez no quisiera revelarlo en seguida por prudencia. En cuyo caso le llevaría a mi casa, ya que se ofrecía tan solícitamente a servir de guardaespaldas y Hagen's Cab está solo a unos pasos de aquí. - Así tendrémos oportunidad de conocernos mejor. La noche vibra ya despertándose entre las sombras pues el sol finalmente se ha cobijado con el horizonte. Las facciones en los rostros cambian con las sombras. A esta distancia tan breve que nos separa puedo contemplar claramente sus facciones finas, como si de una máscara exquisitamente pulida se tratase. Sin duda hermosa, impregnada ahora de ciertra malicia que la hacía, si acaso era pósible, mas encantadora. Estoy seguro que ella percibió la voz con que le he hablado y aún así no ha infundido en ella ningúna sensación de urgencia. Ni el más mínimo tremor en la voz. Ni un asomo de duda en la tierna sonrisa. Quizás sea el bosque el que debería temerle a madame Nesser y no al revés. otra buena razón para no perderla de vista.
(* El hombre-lobo se acerca con suavidad hasta estar a un lado de la fugitiva y coloca suavemente la mano izquierda en su espalda mientras que con la derecha realiza un gesto como si le estuviese invitando a entrar en la pista de baile)
... Después de usted.
Sonreí, acercándome con pasos suaves esta vez de forma mucho más mesurada. La chica intentaba suavizar su intromisión con halagos y bromas. Sin duda una bruja, ojos de hechicera, ahora se ofrece inclusive a protegerme de mi bosque, así de segura esta de la protección que le otorga su condición.
-Keket - ¿así se había nombrado así misma?- "Aunque ande en valle de sombras de la Muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento" - dije con voz afectada, como si fuese el mismo Rey Salomón. - Si ha llegado caminando, debe hospedarse cerca. Permíta, por mi bien, que le acompañe hasta ahí - Nesser... el apellido me suena, como que lo he escuchado antes pero no hay ninguna relación clara con ninguna de las familias de Magos que suelen venir a estos bosques a consagrar. A esta distancia puedo ya percibir con claridad el olor de su piel sin poder encontrar nada familiar aunque si muchos aromas para deleitarme. En verdad ha llevado una buena vida. Definitivamente una aristócrata, y mujer de conocimiento. Ahora la certeza de su origen egipcio resultaba innegable.
Pordía tener alguna relación con los Nāṣir de Egipto, por su apariencia y el muscial acento de su voz, pero me estaba aventurando sin sentido al adivinar. Había dudas más interesantes que resolver: ¿Quién le estaría hospedando? Tal vez no quisiera revelarlo en seguida por prudencia. En cuyo caso le llevaría a mi casa, ya que se ofrecía tan solícitamente a servir de guardaespaldas y Hagen's Cab está solo a unos pasos de aquí. - Así tendrémos oportunidad de conocernos mejor. La noche vibra ya despertándose entre las sombras pues el sol finalmente se ha cobijado con el horizonte. Las facciones en los rostros cambian con las sombras. A esta distancia tan breve que nos separa puedo contemplar claramente sus facciones finas, como si de una máscara exquisitamente pulida se tratase. Sin duda hermosa, impregnada ahora de ciertra malicia que la hacía, si acaso era pósible, mas encantadora. Estoy seguro que ella percibió la voz con que le he hablado y aún así no ha infundido en ella ningúna sensación de urgencia. Ni el más mínimo tremor en la voz. Ni un asomo de duda en la tierna sonrisa. Quizás sea el bosque el que debería temerle a madame Nesser y no al revés. otra buena razón para no perderla de vista.
(* El hombre-lobo se acerca con suavidad hasta estar a un lado de la fugitiva y coloca suavemente la mano izquierda en su espalda mientras que con la derecha realiza un gesto como si le estuviese invitando a entrar en la pista de baile)
... Después de usted.
Hagen- Licántropo Clase Baja
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Re: Durante el ocaso [Privado]
Tal vez tuviese razón en sus palabras, que cualquier territorio ya poseía dueño, aunque fuese el mismo estado el benefactor de éste, más del lugar de donde yo provengo poco nos importan las áridas tierras del desierto.
-Podríais llegar a ser un gran dramaturgo, señor Hagen.- apunté divertida tras escucharlo pronunciar esas palabras tan sentidas. ¿Debería decirle que yo soy el mal en estado puro y que si quisiese estar a salvo debería apartarse de mí? Noo, pensé; para que quitarle la magia al momento. Ya lo iría descubriendo por sí mismo poco a poco.- Muy buena deducción, mi señor, aunque tal vez solo me guste pasear y prefiera hacerlo a pie en lugar de a caballo. Le agradezco su ofrecimiento de acompañarme, quien sabe que animal salvaje podría asaltarme durante el trayecto.
Sonreí con una dulzura que no poseía y agradecí su gesto de acompañarme de vuelta al hostal. Si todavía tenía alguna duda sobre sus intenciones, ahora se habían disipado. Quería alejarme de allí a toda costa, y asegurarse de ello siendo él mismo quien me dejase en la puerta de mi residencia. Más a mí no me venía mal un poco de elocuente compañía; llevaba varias semanas de viaje y las conversaciones de marineros y otros compañeros de viaje habían dejado mucho que desear. Sin embargo aquel licántropo parecía estar a mi altura respecto a inteligencia y sutileza, atributos que me llamaba la atención.
-Conocernos mejor...- repetí pensativa mordiéndome el labio inferior de forma sensual y con un brillo divertido en la mirada.- ¿Y no cree que le quitaría la magia al momento si eso ocurriese?- hice una pausa en la que estudié detenidamente sus facciones, sus gestos; parecía sopesar alguna idea en su mente.- Más como lo veo tan interesado en que nos conozcamos, empiece por contarme cosas de vos.- concluí con un deje zalamero en la voz, encaminando mis pasos por delante de él, tras su gesto de cederme el paso; gesto que agradecí con una leve inclinación de cabeza.- Mercy.
La oscuridad se iba cerniendo sobre nosotros, cubriéndonos en un baile de luces y sombras que hacían nuestro paseo hasta mi hostal más interesante. Aunque, ¿estaría dispuesta a mostrarle el hostal donde me alojaba a un lobo? Sabía de mi poder, ambos lo notábamos en el aura del otro, ¿podría confiar en él hasta el punto de decirle donde podría enviar a algún hechicero de quien fuese objetivo? La respuesta era clara, no; jamás había confiado en nadie, y era mal momento comenzar a hacerlo ahora. No cuando tenía un poder supremo tan cerca que conseguía tocarlo con la punta de los dedos.
-Podríais llegar a ser un gran dramaturgo, señor Hagen.- apunté divertida tras escucharlo pronunciar esas palabras tan sentidas. ¿Debería decirle que yo soy el mal en estado puro y que si quisiese estar a salvo debería apartarse de mí? Noo, pensé; para que quitarle la magia al momento. Ya lo iría descubriendo por sí mismo poco a poco.- Muy buena deducción, mi señor, aunque tal vez solo me guste pasear y prefiera hacerlo a pie en lugar de a caballo. Le agradezco su ofrecimiento de acompañarme, quien sabe que animal salvaje podría asaltarme durante el trayecto.
Sonreí con una dulzura que no poseía y agradecí su gesto de acompañarme de vuelta al hostal. Si todavía tenía alguna duda sobre sus intenciones, ahora se habían disipado. Quería alejarme de allí a toda costa, y asegurarse de ello siendo él mismo quien me dejase en la puerta de mi residencia. Más a mí no me venía mal un poco de elocuente compañía; llevaba varias semanas de viaje y las conversaciones de marineros y otros compañeros de viaje habían dejado mucho que desear. Sin embargo aquel licántropo parecía estar a mi altura respecto a inteligencia y sutileza, atributos que me llamaba la atención.
-Conocernos mejor...- repetí pensativa mordiéndome el labio inferior de forma sensual y con un brillo divertido en la mirada.- ¿Y no cree que le quitaría la magia al momento si eso ocurriese?- hice una pausa en la que estudié detenidamente sus facciones, sus gestos; parecía sopesar alguna idea en su mente.- Más como lo veo tan interesado en que nos conozcamos, empiece por contarme cosas de vos.- concluí con un deje zalamero en la voz, encaminando mis pasos por delante de él, tras su gesto de cederme el paso; gesto que agradecí con una leve inclinación de cabeza.- Mercy.
La oscuridad se iba cerniendo sobre nosotros, cubriéndonos en un baile de luces y sombras que hacían nuestro paseo hasta mi hostal más interesante. Aunque, ¿estaría dispuesta a mostrarle el hostal donde me alojaba a un lobo? Sabía de mi poder, ambos lo notábamos en el aura del otro, ¿podría confiar en él hasta el punto de decirle donde podría enviar a algún hechicero de quien fuese objetivo? La respuesta era clara, no; jamás había confiado en nadie, y era mal momento comenzar a hacerlo ahora. No cuando tenía un poder supremo tan cerca que conseguía tocarlo con la punta de los dedos.
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2016
Re: Durante el ocaso [Privado]
Antes que permitirse hablar de si misma esta dispuesta a arrancar el velo de magia que ella misma ha colocado sobre nuestro encuentro. ¿Como empezar a habar de mi? "Nel mezzo del camin' de la mia vita..."
Sin duda es uno dueño solamente de lo que calla y esclavo de cada cosa que dice, puedo sentir al fin el asomo de una duda en su alma cuando ha debido revelar información personal. Esta es la parte en que tengo que confiar un pedazo de mi con tal de lograr en reciprocidad un poco de confianza por parte de la bruja; por que ¿Cómo se podría confiar en alguien que no confía en nadie? No es que yo hubiera preferido esto pero si entablar una relación a un nivel personal iba a evitar una catástrofe en los linderos de mi túmulo tal vez valía la pena intervenir.
- Dramaturgo es una palabra demasiado mal comprendida, de hecho he escrito algo de teatro, pero me interesa más la música. Mi padre es comerciante en Hesse de donde es nativo, pero yo, como los grandes poetas, me crié en la placida, fértil y sonriente Touraine... "El jardín de Francia" - comenzamos el camino de regreso por el sendero apenas trazado entre los árboles mientras las sombras danzaban adueñandose de todo. "...mi ritrovai in una selva oscura" - Es una historia un poco triste en realidad; en aquel tiempo mi padre actuaba como consejero en el Parlamento de Bretaña, mi madre viajaba de regreso a Hesse para dar a luz en la casa de sus padres cuando los dolores la obligaron a parir en pleno campo... - me he construido una a una las imagenes de esa historia que mi padre contaba amenudo - en una fosa, que fue su tumba. - el viejo Ivan siempre me culpó de su muerte.
- Cuando niños, yo y mi hermana mayor fuimos enviados con la parentela de mi madre, por eso volví aquí tan pronto como estuve en edad de salir de la sujeción en que me tenían mis preceptores - la noche es tranquila, los animales del bosque al sentir y escuchar la calma en nuestros pasos y en el tono de nuestra voz entran en comunión con nosotros y podemos caminar sin peligro, por ahora - Abandoné el estudio de las letras y resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mi mismo o en el gran libro del mundo, emplee el resto de mi juventud en viajar.
A lo lejos las luces de la ciudad van asomando tras las negras columnas recortadas contra el cielo púrpura. - Vi cortes y ejércitos, cultivé la sociedad de gentes de condiciones y humores diversos - al tiempo que caminabamos se podía contemplar una breve vista de esta hermosa ciudad - en esta ciudad he recogido varias experiencias y me he puesto a mi mismo a prueba en los casos que la fortuna me deparaba. - en el instante que terminaba la breve narración de mi larga vida también concluía el sendero que daba a las afueras de la ciudad. A partir de aquí debía mi acompañante tomar las riendas del paseo - soy en cierto modo un eterno errante. Pero ahora es su turno - insistí ya que estabamos tan cerca ahora de la ciudad. - hableme un poco de usted: ¿Dónde es que se hospeda, madame Nesser? -
Sin duda es uno dueño solamente de lo que calla y esclavo de cada cosa que dice, puedo sentir al fin el asomo de una duda en su alma cuando ha debido revelar información personal. Esta es la parte en que tengo que confiar un pedazo de mi con tal de lograr en reciprocidad un poco de confianza por parte de la bruja; por que ¿Cómo se podría confiar en alguien que no confía en nadie? No es que yo hubiera preferido esto pero si entablar una relación a un nivel personal iba a evitar una catástrofe en los linderos de mi túmulo tal vez valía la pena intervenir.
- Dramaturgo es una palabra demasiado mal comprendida, de hecho he escrito algo de teatro, pero me interesa más la música. Mi padre es comerciante en Hesse de donde es nativo, pero yo, como los grandes poetas, me crié en la placida, fértil y sonriente Touraine... "El jardín de Francia" - comenzamos el camino de regreso por el sendero apenas trazado entre los árboles mientras las sombras danzaban adueñandose de todo. "...mi ritrovai in una selva oscura" - Es una historia un poco triste en realidad; en aquel tiempo mi padre actuaba como consejero en el Parlamento de Bretaña, mi madre viajaba de regreso a Hesse para dar a luz en la casa de sus padres cuando los dolores la obligaron a parir en pleno campo... - me he construido una a una las imagenes de esa historia que mi padre contaba amenudo - en una fosa, que fue su tumba. - el viejo Ivan siempre me culpó de su muerte.
- Cuando niños, yo y mi hermana mayor fuimos enviados con la parentela de mi madre, por eso volví aquí tan pronto como estuve en edad de salir de la sujeción en que me tenían mis preceptores - la noche es tranquila, los animales del bosque al sentir y escuchar la calma en nuestros pasos y en el tono de nuestra voz entran en comunión con nosotros y podemos caminar sin peligro, por ahora - Abandoné el estudio de las letras y resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mi mismo o en el gran libro del mundo, emplee el resto de mi juventud en viajar.
A lo lejos las luces de la ciudad van asomando tras las negras columnas recortadas contra el cielo púrpura. - Vi cortes y ejércitos, cultivé la sociedad de gentes de condiciones y humores diversos - al tiempo que caminabamos se podía contemplar una breve vista de esta hermosa ciudad - en esta ciudad he recogido varias experiencias y me he puesto a mi mismo a prueba en los casos que la fortuna me deparaba. - en el instante que terminaba la breve narración de mi larga vida también concluía el sendero que daba a las afueras de la ciudad. A partir de aquí debía mi acompañante tomar las riendas del paseo - soy en cierto modo un eterno errante. Pero ahora es su turno - insistí ya que estabamos tan cerca ahora de la ciudad. - hableme un poco de usted: ¿Dónde es que se hospeda, madame Nesser? -
Hagen- Licántropo Clase Baja
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Re: Durante el ocaso [Privado]
Mi acompañante pareció aceptar de buen grado mi propuesta de que fuese él quien comenzase a relatar parte de su historia con la que conocernos mejor, como él mismo había dicho. Todavía no entendía muy bien cual podía ser el interés del licano en satisfacer una necesidad tan mundana como socializar con otra persona, más si de esta forma hacíamos el camino hacia el hostal donde me alojaba más ameno, pues bienvenida fuese.
Escuché atentamente cada una de las sentidas palabras que salían de sus labios, recuerdos relatados por una voz atrayente y grave que dotaba de misterio a su relato. Palabras que junto con su cambio de aura me indicaba que algunos de los hechos señalados habían marcado su existencia, y tal vez su sino. Asentí ante algunas afirmaciones, transmitiéndole estar comprendiendo cada uno de los datos que me daba.
Nuestro camino se veía envuelto a cada paso que dábamos por una oscuridad que poco a poco iba ocultando el bosque, donde apenas los árboles más próximos seguían visibles ante nuestros ojos. En breve la noche caería sobre París, y si bien era cierto que no temía encontrarme en el bosque cuando esto sucediese, tampoco me importaba continuar nuestro paseo fuera de éste. Ya tendría otra ocasión de pasear por aquellos lares cuando el sol iluminase el paraje.
-Mi vida no es tan exclusiva como la suya, aunque ya que insiste, trataré de complacer su curiosidad.- apunté con una sonrisa de medio lado, pasando mi brazo por debajo del suyo cuando llegamos al linde del bosque, y mi acompañante me solicitó que le orientase hacia mi hostal.- Mi alojamiento se encuentra a cinco manzanas de aquí hacia el norte, monseieur.- hice una breve pausa ordenando las ideas en mi cabeza, sobre aquellos datos que quería mantener ocultos y cuales podía compartir.- Nací en una pequeña ciudad de Egipto, hace ya muchas lunas. Mi madre sobrevivió a un complicado parto, pero semanas después murió a causa de una terrible infección que contrajo durante el mismo. Desde entonces fui educada y criada por mi padre y otros hombres de mi misma naturaleza. Con ellos fue con quien aprendí todo lo que sé ahora respecto a cultura general; fueron ellos quienes me convirtieron en la dama que soy ahora.- sabía que Hagen era capaz de sentir mi naturaleza, de modo que no era necesario explicar a que me refería con mi aprendizaje.- No hace mucho, mi padre murió asesinado.- ¿debería añadir que había sido yo quien empuñaba el cuchillo que terminó con su vida? Negué con la cabeza, era un dato sin importancia. Estaba muerto, fuese de una forma u otra. Continuábamos paseando por las calles adoquinadas, donde el sonido hueco de nuestros pasos resonaban por los callejones.- Poco después del fallecimiento de éste decidí conocer mundo, pues hasta ahora nunca había salido de mi hogar, y aquí me tiene, disfrutando de un agradable paseo con un desconocido.- finalicé mi relato satisfecha por mi fluidez al contarle cosas de mí, pero sin desvelarle lo suficiente como para ponerme en un compromiso.
Me detuve frente a un gran portón de madera noble envejecido por el paso del tiempo.- Este es el hostal donde me alojo.- susurré colocándome frente a él, pero sin la intención de que nuestros caminos se separasen todavía. No acostumbraba a socializar con el resto de la humanidad, así como tampoco solía desvelar datos de mi existencia, pero con él había cruzado estos límites en cuanto a socializar se refería, y no había tenido que esforzarme para hacerlo. Sonreí con picardia al percatarme de que su compañía me agradaba, y que tal vez todavía fuese demasiado temprano como para recogernos a nuestros aposentos, ¿o no?
Escuché atentamente cada una de las sentidas palabras que salían de sus labios, recuerdos relatados por una voz atrayente y grave que dotaba de misterio a su relato. Palabras que junto con su cambio de aura me indicaba que algunos de los hechos señalados habían marcado su existencia, y tal vez su sino. Asentí ante algunas afirmaciones, transmitiéndole estar comprendiendo cada uno de los datos que me daba.
Nuestro camino se veía envuelto a cada paso que dábamos por una oscuridad que poco a poco iba ocultando el bosque, donde apenas los árboles más próximos seguían visibles ante nuestros ojos. En breve la noche caería sobre París, y si bien era cierto que no temía encontrarme en el bosque cuando esto sucediese, tampoco me importaba continuar nuestro paseo fuera de éste. Ya tendría otra ocasión de pasear por aquellos lares cuando el sol iluminase el paraje.
-Mi vida no es tan exclusiva como la suya, aunque ya que insiste, trataré de complacer su curiosidad.- apunté con una sonrisa de medio lado, pasando mi brazo por debajo del suyo cuando llegamos al linde del bosque, y mi acompañante me solicitó que le orientase hacia mi hostal.- Mi alojamiento se encuentra a cinco manzanas de aquí hacia el norte, monseieur.- hice una breve pausa ordenando las ideas en mi cabeza, sobre aquellos datos que quería mantener ocultos y cuales podía compartir.- Nací en una pequeña ciudad de Egipto, hace ya muchas lunas. Mi madre sobrevivió a un complicado parto, pero semanas después murió a causa de una terrible infección que contrajo durante el mismo. Desde entonces fui educada y criada por mi padre y otros hombres de mi misma naturaleza. Con ellos fue con quien aprendí todo lo que sé ahora respecto a cultura general; fueron ellos quienes me convirtieron en la dama que soy ahora.- sabía que Hagen era capaz de sentir mi naturaleza, de modo que no era necesario explicar a que me refería con mi aprendizaje.- No hace mucho, mi padre murió asesinado.- ¿debería añadir que había sido yo quien empuñaba el cuchillo que terminó con su vida? Negué con la cabeza, era un dato sin importancia. Estaba muerto, fuese de una forma u otra. Continuábamos paseando por las calles adoquinadas, donde el sonido hueco de nuestros pasos resonaban por los callejones.- Poco después del fallecimiento de éste decidí conocer mundo, pues hasta ahora nunca había salido de mi hogar, y aquí me tiene, disfrutando de un agradable paseo con un desconocido.- finalicé mi relato satisfecha por mi fluidez al contarle cosas de mí, pero sin desvelarle lo suficiente como para ponerme en un compromiso.
Me detuve frente a un gran portón de madera noble envejecido por el paso del tiempo.- Este es el hostal donde me alojo.- susurré colocándome frente a él, pero sin la intención de que nuestros caminos se separasen todavía. No acostumbraba a socializar con el resto de la humanidad, así como tampoco solía desvelar datos de mi existencia, pero con él había cruzado estos límites en cuanto a socializar se refería, y no había tenido que esforzarme para hacerlo. Sonreí con picardia al percatarme de que su compañía me agradaba, y que tal vez todavía fuese demasiado temprano como para recogernos a nuestros aposentos, ¿o no?
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
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Re: Durante el ocaso [Privado]
No me había equivocado en sospechar el origen de esta joven bruja. Su relación con Egipto y su posible conexión con Al'Ramiz levantaban oscuras sospechas que debía disipar de inmediato antes de dejar ir a esta jovencita. Había dicho ya que su padre había sido asesinado, tal y como venía pasandole a todos los que se asociaron con el viejo vampiro pero eso de ningún modo suponía que la alianza de los Nesser con Al'Ramiz estaba del todo anulada con la muerte del Padre. Bien podrían pretender las nuevas generaciones ampararse por los viejos acuerdos. - Parece que tenemos más en común de lo que imaginaba. No es fácil sobreponerse a la pérdida de un ser amado. ¡Cuanto más tratandose de los padres! Pero creo que viajar es una buena forma de mantener la mente lejos de la melancolía. - A decir verdad no mostraba ya rasgos de tristeza por el terrible fin que su padre había encontrado, por el contrario, parecían divertirle mis esfuerzos por mantener mi vista en sus ojos y no en esas dos hermosas palomas que se acurrucaban en su pecho, envidiablemente tibias, imposiblemente suaves al tacto de mis ojos. ¿Porqué querría alejarme de su lado tan pronto sin enterarme de todo lo que hubiera que saber sobre esta fugitiva? - Conozco muy bien la ciudad, ¡podría llevarle a los mejores sitios! Si no le parece demasiado atrevimiento; podría hasta sugerirle un lugar con más clase que este hostal... - La noche parecía premiarme con una compañía singular. Ciertamente se notaba que podía pagar un buen hospedaje, pero tengo amigos en el Des Arennes, que me facilitarían una suite de lujo sin ninguna dificultad. Todo sea por halagar a mi nueva amiga. - Pero permitame comenzar por invitarle a cenar. Hay un restaurante muy cerca de aquí donde sirven un vino decente y que esta abierto hasta muy tarde- Un poco más al norte y estaremos entrando a Saint-Lambert y de ahí hacia la calle del Teatro, donde se desenvuelve la vida nocturna de los bohemios con los que acostumbro rodearme y donde se me conoce bastante bien. Un lugar tranquilo sería ideal para continuar indagando un poco más acerca de esta misteriosa hechicera que sin necesidad de ningún encantamiento ajeno a su belleza natural me tenía imantado a ella. Quizás se anime a entrar a alguno de los bulliciosos cafés que también hay en la zona. ¿Quién puede saber que hay detrás de esa mirada brillante?
Hagen- Licántropo Clase Baja
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Re: Durante el ocaso [Privado]
Sopesé durante unos segundos sus palabras referidas a la pérdida de un ser querido, percatándome de que ni siquiera había llorado la muerte de mi padre. Hubiese sido muy hipócrita por mi parte matarlo y después derramar si quiera una lágrima por su pérdida. Además, para mí la muerte solo era un cambio de estado, donde cuando el cuerpo que nos porta, dejaba de sernos útil nuestra alma vagaba por otra dimensión hasta dar con un nuevo cuerpo en el que infiltrarse; un paso de lo material a lo inmaterial. A no ser que tuvieses la mala suerte de encontrarte con una bruja sin escrúpulos que quisiese condenar tu alma, cosa que le había pasado a mi padre, y que ahora se encontraba encerrado en el libro que portaba en mi bolso. Si veías esto de una forma un tanto peculiar, era posible que fuese mi forma de mantenerlo siempre conmigo.
-Le agradezco su amabilidad, señor Hagen, pero lo cierto es que me gusta este hostal. Es uno de esos sitios que no se preocupan por los horarios de entradas y salidas de sus inquilinos.- contesté con una dulce sonrisa dibujada en mi rostro, tratando de no resultar desagradable ante su preocupación. No me gustaba que me controlasen, y aunque podía me podía permitir alojarme en un hotel más lujoso que aquel hostal, éstos siempre tenían botones o recepcionistas que controlaban más quien entraba o salía al establecimiento que en un sencillo hostal donde para conseguir cualquier servicio te las veías y deseabas para encontrar a sus dueños.
Sonreí de lado ante su siguiente propuesta, esa que me invitaba a pasar una interesante velada junto a él acompañados de una cena y un buen vino. Lo cierto es que tenía hambre, y acostumbrada a no compartir con nadie mis horas de comida empezaba a tornarse tedioso.- Es usted muy amable, y me siento halagada al aceptar su invitación; aunque no querría causarle problemas si hay alguien esperándole en casa.- apunté fingiendo una inocencia que no poseía con mis palabras. Por muy extraño que me pareciese quería saber si había alguien en su vida que se preocupase si no volvía a dormir esa noche a su hogar por una cosa o por otra.
-Le agradezco su amabilidad, señor Hagen, pero lo cierto es que me gusta este hostal. Es uno de esos sitios que no se preocupan por los horarios de entradas y salidas de sus inquilinos.- contesté con una dulce sonrisa dibujada en mi rostro, tratando de no resultar desagradable ante su preocupación. No me gustaba que me controlasen, y aunque podía me podía permitir alojarme en un hotel más lujoso que aquel hostal, éstos siempre tenían botones o recepcionistas que controlaban más quien entraba o salía al establecimiento que en un sencillo hostal donde para conseguir cualquier servicio te las veías y deseabas para encontrar a sus dueños.
Sonreí de lado ante su siguiente propuesta, esa que me invitaba a pasar una interesante velada junto a él acompañados de una cena y un buen vino. Lo cierto es que tenía hambre, y acostumbrada a no compartir con nadie mis horas de comida empezaba a tornarse tedioso.- Es usted muy amable, y me siento halagada al aceptar su invitación; aunque no querría causarle problemas si hay alguien esperándole en casa.- apunté fingiendo una inocencia que no poseía con mis palabras. Por muy extraño que me pareciese quería saber si había alguien en su vida que se preocupase si no volvía a dormir esa noche a su hogar por una cosa o por otra.
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2016
Re: Durante el ocaso [Privado]
Una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa como la fuerza vital, dadora de vida, conciente de su propio territorio, ingeniosa, leal, en constante movimiento. No estan hechas para ser unas criaturas enclenques de cabello frágil, incapaces de pegar un salto y moverse por el mundo como señoras de la tierra.
Sus palabras se quedaron resonando en mis oídos " Es uno de esos sitios que no se preocupan por los horarios de entradas y salidas de sus inquilinos" quizás no por lo que decían o inclusive el deseo de libertad que insinuaban entre líneas, sino por algo en el tono que sonaba aún más familiar.
Es interesante señalar que entre los lobos, por muy enferma que esté, por muy acorralada que se encuentre y por muy sola, asustada o debilitada que se sienta, una loba sigue adelante. En la voz de la joven bruja de pronto sentí un anhelo que quizás ella misma no se confesaba todavía.
La loba se acercará a los demás en busca de la protección de la manada. Intentará por todos los medios resistir, derrotar con su ingenio, dejar atrás y sobrevivir a cualquier cosa que la esté acosando. Pondrá todo su empeño en ir respirando poco a poco. En caso necesario, se arrastrará de un sitio a otro hasta que encuentre un buen lugar, un lugar curativo, un lugar donde recuperarse.
- No se preocupe, esta noche todos mis asuntos estan arreglados ya. Ningún pendiente espera mi atención por ahora de forma que puedo dedicarme por completo a usted. Tal como se merece una invitada distinguida.
Con un suave movimiento comencé a encaminar a la jovencita lejos de su refugio, en dirección al corazón tremolante y siempre despierto de la ciudad. La seguridad en su semblante y la ligereza en el tono de su voz eran simplmente refrescantes en una epoca donde a las mujeres se les enseña a callar y esconderse detrás de la puerta. En madame Nesser encontraba sin embargo algo más cercano a mi naturaleza salvaje y libre.
- Es un placer conversar con usted, su voz hace que el camino se torne ligero y breve. ¿Quiere contarme algo más sobre usted? Tal vez algún recuerdo agradable sobre su niñez o sobre su tierra natal. - Debía propiciar una conversación que no se alejara demasiado de mis indagaciones pero no quería que sonase como un interrogatorio. No podía permitirme un retroceso ahora que estaban afianzandose de forma incipiente nuestros lazos de confianza.
Sus palabras se quedaron resonando en mis oídos " Es uno de esos sitios que no se preocupan por los horarios de entradas y salidas de sus inquilinos" quizás no por lo que decían o inclusive el deseo de libertad que insinuaban entre líneas, sino por algo en el tono que sonaba aún más familiar.
Es interesante señalar que entre los lobos, por muy enferma que esté, por muy acorralada que se encuentre y por muy sola, asustada o debilitada que se sienta, una loba sigue adelante. En la voz de la joven bruja de pronto sentí un anhelo que quizás ella misma no se confesaba todavía.
La loba se acercará a los demás en busca de la protección de la manada. Intentará por todos los medios resistir, derrotar con su ingenio, dejar atrás y sobrevivir a cualquier cosa que la esté acosando. Pondrá todo su empeño en ir respirando poco a poco. En caso necesario, se arrastrará de un sitio a otro hasta que encuentre un buen lugar, un lugar curativo, un lugar donde recuperarse.
- No se preocupe, esta noche todos mis asuntos estan arreglados ya. Ningún pendiente espera mi atención por ahora de forma que puedo dedicarme por completo a usted. Tal como se merece una invitada distinguida.
Con un suave movimiento comencé a encaminar a la jovencita lejos de su refugio, en dirección al corazón tremolante y siempre despierto de la ciudad. La seguridad en su semblante y la ligereza en el tono de su voz eran simplmente refrescantes en una epoca donde a las mujeres se les enseña a callar y esconderse detrás de la puerta. En madame Nesser encontraba sin embargo algo más cercano a mi naturaleza salvaje y libre.
- Es un placer conversar con usted, su voz hace que el camino se torne ligero y breve. ¿Quiere contarme algo más sobre usted? Tal vez algún recuerdo agradable sobre su niñez o sobre su tierra natal. - Debía propiciar una conversación que no se alejara demasiado de mis indagaciones pero no quería que sonase como un interrogatorio. No podía permitirme un retroceso ahora que estaban afianzandose de forma incipiente nuestros lazos de confianza.
Hagen- Licántropo Clase Baja
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Re: Durante el ocaso [Privado]
Una sonrisa ladina se dibujó en mis labios cuando el lobo confirmó que al menos aquella noche no tenía a nadie que le esperase en casa, o como él decía, ningún asunto pendiente que le supusiese tener que dar por concluida esa extraña velada, donde en poco tiempo había conseguido arrancar una pequeña confesión de mi vida. No acostumbraba a hablar de mí misma con nadie, mucho menos con desconocidos, pero el acto de fe de ser él mismo quien me contase tan lejanos recuerdos de su infancia, había encendido en mi frío interior una pequeña llama de confianza hacia su persona.
Enlacé mi mano con su brazo como si de dos conocidos nos tratásemos, al comenzar ese paseo que sería el principio de una nueva aventura, donde recorrería las húmedas calles de París con un propósito bien distinto al que llevaba siendo el que tenía en mente las últimas noches desde mi llegada. Esa noche no sería la hechicera que quiere someter a la humanidad bajo un poder incontrolable y oculto, esa noche solo sería yo misma junto a ese lobo cuyas intenciones hacia mí desconocía.
-Agradezco que sea tan atento conmigo y que me considere su invitada por esta noche. No es común encontrar buena compañía en París con la que poder gozar de una agradable velada con una copa de vino en la mano y una apasionante conversación.- no mentía; desde mi llegada a la ciudad pocos humanos habían conseguido captar mi atención con su palabrería. Sonreí de nuevo al darme cuenta de que nada había cambiado desde entonces, pues los humanos seguían siendo igual de aburridos y solo un lobo camuflado bajo esa apariencia humana había sido capaz de sacarme de mi monótona vida.
Nos alejamos de la puerta de mi hostal sumidos en un agradable silencio, compartiendo la tranquilidad que regalaba estar a las afueras de la ciudad, hasta que poco a poco nos fuimos adentrando en las bulliciosas calles del centro, donde otros ciudadanos iban y venían con prisas.
-No tengo ningún recuerdo agradable de mi infancia. Ser criada solo por un hombre hace que se pierdan muchos recuerdos que deberían haber sido formados por mi madre. Respecto a mi ciudad natal podría contarle muchas cosas. Es un lugar precioso donde la paz reina por doquier; el desierto proporciona esa tranquilidad que cualquier otra ciudad puede regalar, aunque para eso tiene que gustarte la soledad.- contesté sin tener muchos temas más de que hablar respecto a mi pasado. No había nada digno de mención. La magia y el aprendizaje de ésta se llevaba la mayor parte de mi tiempo. Poco había disfrutado hasta entonces de días libres dedicados al ocio, hasta que lo encontré a él en el bosque.- ¿Y vos? ¿Qué podéis contarme de su tierna infancia?
Enlacé mi mano con su brazo como si de dos conocidos nos tratásemos, al comenzar ese paseo que sería el principio de una nueva aventura, donde recorrería las húmedas calles de París con un propósito bien distinto al que llevaba siendo el que tenía en mente las últimas noches desde mi llegada. Esa noche no sería la hechicera que quiere someter a la humanidad bajo un poder incontrolable y oculto, esa noche solo sería yo misma junto a ese lobo cuyas intenciones hacia mí desconocía.
-Agradezco que sea tan atento conmigo y que me considere su invitada por esta noche. No es común encontrar buena compañía en París con la que poder gozar de una agradable velada con una copa de vino en la mano y una apasionante conversación.- no mentía; desde mi llegada a la ciudad pocos humanos habían conseguido captar mi atención con su palabrería. Sonreí de nuevo al darme cuenta de que nada había cambiado desde entonces, pues los humanos seguían siendo igual de aburridos y solo un lobo camuflado bajo esa apariencia humana había sido capaz de sacarme de mi monótona vida.
Nos alejamos de la puerta de mi hostal sumidos en un agradable silencio, compartiendo la tranquilidad que regalaba estar a las afueras de la ciudad, hasta que poco a poco nos fuimos adentrando en las bulliciosas calles del centro, donde otros ciudadanos iban y venían con prisas.
-No tengo ningún recuerdo agradable de mi infancia. Ser criada solo por un hombre hace que se pierdan muchos recuerdos que deberían haber sido formados por mi madre. Respecto a mi ciudad natal podría contarle muchas cosas. Es un lugar precioso donde la paz reina por doquier; el desierto proporciona esa tranquilidad que cualquier otra ciudad puede regalar, aunque para eso tiene que gustarte la soledad.- contesté sin tener muchos temas más de que hablar respecto a mi pasado. No había nada digno de mención. La magia y el aprendizaje de ésta se llevaba la mayor parte de mi tiempo. Poco había disfrutado hasta entonces de días libres dedicados al ocio, hasta que lo encontré a él en el bosque.- ¿Y vos? ¿Qué podéis contarme de su tierna infancia?
Keket Nesser- Hechicero Clase Alta
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