AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Move, goddamn useless! [Cheza]
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Move, goddamn useless! [Cheza]
No había visitado el burdel desde hace casi un mes, y empezaba a sentir la necesidad de hacerlo. A Alice no le faltaban hombres y mujeres que llevarse a la cama, podría tener uno diferente en su mansion cada día si así lo quisiera. Pero a ella siempre le gustaba el trato más especial. El lugar la brindaba la privacidad y el confort que ella buscaba a la vez que le ofrecía un sin fin de posibilidades para dejarse llevar por los mayores placeres de la vida. Desde que una joven Alice entro en la pubertad siempre había sido una mujer muy sexual, cosa que no siempre agrado, y que siempre estuvo mal visto y que a su vez la llevo a caer en las garras de un monstruo. Y ahora, con su inmortalidad, con sus deseos más vivos que nunca, esa sexualidad había emergido y crecido como el fuego. Ella no dudaba en alimentar esa llama.
No eran muchas las mujeres que frecuentaban el lugar, y por aquello tenía aun un trato más preferente de lo habitual. Solo un par habían sido escogidos por ella para complacer sus deseos. Y sin duda, ella ya había escogido a su favorita hace mucho tiempo, tanto era así que ultimamente su relacion iba más alla que cortesana y clienta. Ambas conocian su naturaleza más oscura y salvaje de la otra. La felina sabía complacerla, quizás era por la edad y la experencia que sin duda le otorgaba puntos a la hora de estar con alguien como Alice Defort.
Por lo pronto, había entrado en el lugar y la habían apartado a una zona más reservada mientras esperaba, la habían traído vino, tabaco y la habían ofrecido drogas y alguna distraccion, había rechazado esas dos últimas. Ni siquiera quería estar esperando allí, llevaba al menos quince minutos mirando a la nada, bebiendo y esperando que Cheza apareciese. No la gustaba que la hicieran esperar, y su amiga lo sabia. Su pierna se balanceaba inquieta cruzada sobre la otra, su vestido rojo elegante marcaba sus curvas y resaltaba especialmente su pecho gracias al escote. Dio otro trago y lanzo un suspiro cansado al aire. La cambiante ya sabía como Alice se comportaba si estaba enfadada, y es que no sería la primera vez que acudía allí para expulsar la rabia.
Una de las encargadas paso y pregunto si todo iba bien, Alice se levanto con firmeza, su mirada no trasmitía nada bueno. — ¿Que si todo va bien?...Llevo veinte minutos esperando a que tu empleada aparezca, veinte minutos que por cierto he pagado y que querida, pienso recuperar con creces...Me da igual con que cliente este Cheza, la quiero aquí y ahora —había estado concentrando toda su fuerza en la mano con la que sujetaba la copa y esta cedio, rompiendose y haciendo que los cristales se esparcieran por el lugar. Sacudió lo que le quedaban de cristales en la mano, sin importar que se hubiesen abierto un par de finas líneas en sus manos. Pisando los cristales avanzo hacia aquella mujerzuela. — ¡Muevete maldita inútil! —la mujer volo fuera de allí. La ponía enferma, miro su mano donde las pequeñas heridas que habían sangrado ya estaban empezando a cerrarse.
No eran muchas las mujeres que frecuentaban el lugar, y por aquello tenía aun un trato más preferente de lo habitual. Solo un par habían sido escogidos por ella para complacer sus deseos. Y sin duda, ella ya había escogido a su favorita hace mucho tiempo, tanto era así que ultimamente su relacion iba más alla que cortesana y clienta. Ambas conocian su naturaleza más oscura y salvaje de la otra. La felina sabía complacerla, quizás era por la edad y la experencia que sin duda le otorgaba puntos a la hora de estar con alguien como Alice Defort.
Por lo pronto, había entrado en el lugar y la habían apartado a una zona más reservada mientras esperaba, la habían traído vino, tabaco y la habían ofrecido drogas y alguna distraccion, había rechazado esas dos últimas. Ni siquiera quería estar esperando allí, llevaba al menos quince minutos mirando a la nada, bebiendo y esperando que Cheza apareciese. No la gustaba que la hicieran esperar, y su amiga lo sabia. Su pierna se balanceaba inquieta cruzada sobre la otra, su vestido rojo elegante marcaba sus curvas y resaltaba especialmente su pecho gracias al escote. Dio otro trago y lanzo un suspiro cansado al aire. La cambiante ya sabía como Alice se comportaba si estaba enfadada, y es que no sería la primera vez que acudía allí para expulsar la rabia.
Una de las encargadas paso y pregunto si todo iba bien, Alice se levanto con firmeza, su mirada no trasmitía nada bueno. — ¿Que si todo va bien?...Llevo veinte minutos esperando a que tu empleada aparezca, veinte minutos que por cierto he pagado y que querida, pienso recuperar con creces...Me da igual con que cliente este Cheza, la quiero aquí y ahora —había estado concentrando toda su fuerza en la mano con la que sujetaba la copa y esta cedio, rompiendose y haciendo que los cristales se esparcieran por el lugar. Sacudió lo que le quedaban de cristales en la mano, sin importar que se hubiesen abierto un par de finas líneas en sus manos. Pisando los cristales avanzo hacia aquella mujerzuela. — ¡Muevete maldita inútil! —la mujer volo fuera de allí. La ponía enferma, miro su mano donde las pequeñas heridas que habían sangrado ya estaban empezando a cerrarse.
Alice D. Defort- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 04/11/2016
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Re: Move, goddamn useless! [Cheza]
El ritual de la felina para prepararse era algo que algunos dirían, tenía demasiados detalles para que a alguien le importe, pero para ella era una de las pocas cosas que podía sentirse orgullosa de hacer y que, en cierta forma, era suyo.. su toque para el placer de sus clientes, para su propio ego. Un buen cepillado de su hermoso y suave cabello, un ligero masaje de las “partes importantes” que gustan a todos para que luzca de forma sana y apetitosa y un buen baño a luz de vela y con aceites exóticos de tierras lejanas, todo ello daba como resultado una Cheza hermosa, radiante de salud y belleza y con fragancias que todos jurarían eran naturales en ella, como si su piel produjese esa fragancia al sudar, era un verdadero deleite para todos y a ella le gustaba. Pero este llevaba mucho tiempo y si llegaba unos minutos tarde a sus aposentos en el prostíbulo, tardaba más en salir y aun que a nadie le gustara que eso pasara a ella no le podría importar menos, era algo que tenía que hacer.
La primera vez que vinieron a tocar su puerta y anunciar que debía salir, estaba aun en la enorme tina de madera con el agua cálida contra su piel y jugando con los pétalos elegidos del dia, asi que solo mando a volar a la chica y dijo que volviese mas tarde. Para la segunda vez que fueron, era para anunciar que había un pedido de ella en el piso de abajo, y no era extraño que asi fuese, mas sin escuchar nombre alguno se encargo de seguir vistiéndose con la fina tela de un corsé de seda en encaje negro con toques rojos y unas medias a medio muslo a juego, peinar su cabello y ponerse sus hermosas zapatillas que habían traido de Italia.
Estaba terminando de aplicar un poco de maquillaje cuando la encargada entró furiosa a la alcoba de la felina, con cara que llevaba el diablo y aquel rojo en el rostro del que Cheza ya se había acostumbrado –la mujer solía entrar asi más de una vez por noche a su cuarto-. Grito a todo pulmón que debía bajar de inmediato y entre balbuceos de un idioma extraño y manotazos al aire, cheza pudo entender que uno de los clientes más adinerados e importantes de la cambia forma estaba enojado e impaciente por su retraso. Esta solo rodo los ojos y se limitó a terminar de acomodarse el corsé frente al espejo de cuerpo completo, acentuando su escote y pasando la yema de sus dedos por su cuello ante la falta de una joya que ponerse –Vamos Helga, sabemos que todos ellos son asi, créeme apreciaran el que me haya tardado cuando me vean- hablo segura, poniendo un color pomerano en los labios; todo iba bien y estaba satisfecha con su trabajo de esa noche hasta escuchar el nombre de Alice.
Odiaba la forma de ser e Helga, tan masculina y gritona pero nunca decía nada relevante y mas aun cuando no iba directo al grano. ¡Era Alice! Y no lo había dicho de inmediato, ni cuando le habían avisado que alguien había pedido por ella -¡¿Es una maldita broma?!- gritó irritada e inquieta –Alice me pidió y no se les ocurrió decirme desde el comienzo ¿son idiotas?- Salió de prisa por la puerta y corrió por el largo pasillo de vieja madera que crujía a su pisar hasta alcanzar la boca de las escaleras –si quiere devorar a alguien ¡será a ti!- advirtió apuntando un dedo acusador a la pálida Helga, acomodando su imagen de nuevo antes de bajar las escaleras de forma elegante y casi felina. Se abrió paso entre la gente y sonrió a algunos clientes que la veían con luz en los ojos, hasta encontrar el privado donde la elegante vampiresa había estado esperado.
Notó como unas chicas limpiaban los cristales en el suelo, temblando sus manos mientras lo hacían. Sabía que iba a ser un reto, pero Alice era en esencia una dama de clase que no se permitía desperfectos de ningún sentido, así que se le podía calmar sabiendo hablar de forma correcta, Cheza lo había aprendido ya. Cuando se trata con depredadores lo peor que puedes hacer es tratarlos como idiotas o hablar de forma aniñada e insegura… al toro había que agarrarlo por los cuernos y los testículos para recordarles porque estaban ahí.
Cuando al fin se acercó, rodeó a la vampiresa por la cintura abrazándose a ella por su espalda y posando su mentón en el hombro izquierdo de la misma –vaya.. Empezando bien la noche cariño- dijo la felina sin ápice alguno de nervios o remordimiento -¿me extrañaste? Pensé que te habías olvidado de mi- le susurró al oído, besando su mejilla e indicando a las muchachas que se fuesen con un simple movimiento de la mano –lamento el retraso, nadie me dijo que eras tú y no uno del montón… espero me dejes darte una compensación por el tiempo perdido cherie..-
La primera vez que vinieron a tocar su puerta y anunciar que debía salir, estaba aun en la enorme tina de madera con el agua cálida contra su piel y jugando con los pétalos elegidos del dia, asi que solo mando a volar a la chica y dijo que volviese mas tarde. Para la segunda vez que fueron, era para anunciar que había un pedido de ella en el piso de abajo, y no era extraño que asi fuese, mas sin escuchar nombre alguno se encargo de seguir vistiéndose con la fina tela de un corsé de seda en encaje negro con toques rojos y unas medias a medio muslo a juego, peinar su cabello y ponerse sus hermosas zapatillas que habían traido de Italia.
Estaba terminando de aplicar un poco de maquillaje cuando la encargada entró furiosa a la alcoba de la felina, con cara que llevaba el diablo y aquel rojo en el rostro del que Cheza ya se había acostumbrado –la mujer solía entrar asi más de una vez por noche a su cuarto-. Grito a todo pulmón que debía bajar de inmediato y entre balbuceos de un idioma extraño y manotazos al aire, cheza pudo entender que uno de los clientes más adinerados e importantes de la cambia forma estaba enojado e impaciente por su retraso. Esta solo rodo los ojos y se limitó a terminar de acomodarse el corsé frente al espejo de cuerpo completo, acentuando su escote y pasando la yema de sus dedos por su cuello ante la falta de una joya que ponerse –Vamos Helga, sabemos que todos ellos son asi, créeme apreciaran el que me haya tardado cuando me vean- hablo segura, poniendo un color pomerano en los labios; todo iba bien y estaba satisfecha con su trabajo de esa noche hasta escuchar el nombre de Alice.
Odiaba la forma de ser e Helga, tan masculina y gritona pero nunca decía nada relevante y mas aun cuando no iba directo al grano. ¡Era Alice! Y no lo había dicho de inmediato, ni cuando le habían avisado que alguien había pedido por ella -¡¿Es una maldita broma?!- gritó irritada e inquieta –Alice me pidió y no se les ocurrió decirme desde el comienzo ¿son idiotas?- Salió de prisa por la puerta y corrió por el largo pasillo de vieja madera que crujía a su pisar hasta alcanzar la boca de las escaleras –si quiere devorar a alguien ¡será a ti!- advirtió apuntando un dedo acusador a la pálida Helga, acomodando su imagen de nuevo antes de bajar las escaleras de forma elegante y casi felina. Se abrió paso entre la gente y sonrió a algunos clientes que la veían con luz en los ojos, hasta encontrar el privado donde la elegante vampiresa había estado esperado.
Notó como unas chicas limpiaban los cristales en el suelo, temblando sus manos mientras lo hacían. Sabía que iba a ser un reto, pero Alice era en esencia una dama de clase que no se permitía desperfectos de ningún sentido, así que se le podía calmar sabiendo hablar de forma correcta, Cheza lo había aprendido ya. Cuando se trata con depredadores lo peor que puedes hacer es tratarlos como idiotas o hablar de forma aniñada e insegura… al toro había que agarrarlo por los cuernos y los testículos para recordarles porque estaban ahí.
Cuando al fin se acercó, rodeó a la vampiresa por la cintura abrazándose a ella por su espalda y posando su mentón en el hombro izquierdo de la misma –vaya.. Empezando bien la noche cariño- dijo la felina sin ápice alguno de nervios o remordimiento -¿me extrañaste? Pensé que te habías olvidado de mi- le susurró al oído, besando su mejilla e indicando a las muchachas que se fuesen con un simple movimiento de la mano –lamento el retraso, nadie me dijo que eras tú y no uno del montón… espero me dejes darte una compensación por el tiempo perdido cherie..-
Cheza- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Move, goddamn useless! [Cheza]
Por si fuera poco aquella falta de respeto hacia su persona, metieron a dos estúpidas a limpiar los cristales. Eran lo suficientemente inútiles como para necesitar cuatro manos solo para recoger los cristales de una copa. Apestaban a miedo, entraron temblando, ante la severa mirada de la inmortal. Y hacían bien, porque la furia que sentía estaba empezando a despertar su hambre, y podía escuchar la sangre bombear en el interior de esas dos jovenes. Iban a ser su cena si no le traían lo que había pedido.
Paseaba de espaldas a la puerta, dandola igual si estorbaba en la limpieza, tampoco pensaba quedarse allí para su encuentro con Cheza. La cambiante era sigilosa así que la noto justo cuando estaba detrás suyo, a punto de abrazarla por la cintura, Alice no cambio su expresion de furia, torciendo su cuello para mirar a la pared en vez de al rostro de la prostituta que se había apoyado en su hombro. Una de las cosas que le gustaba de Cheza es que era directa, que no se andaba con tonterías y que no tenía miedo. Pero no era tan indulgente, y sobretodo no era ninguna chiquilla como para olvidarse de aquello con un par de palabras bien dichas. Notó que las humanas se iban lo más rapido que pudieron, y hacian bien.
En un movimiento agarro a la felina del cuello y la sujeto contra la pared, muy pegada a ella, en su expresion podía apreciarse el inicio de sus afilados colmillos. La observó. Siempre iba extremadamente guapa, y olía de forma exquisita. — Querida, ten por seguro que me vas a compensar... — su fiera mirada se cruzo con la de ella. — Tu estúpida encargada tiene suerte de estar viva...al menos por ahora —durante unos segundos había apretado con más fuerza su mano entorno a su cuello, pero aflojo el agarre un poco. — A la proxima vez te informas mejor de mis visitas, no quiero más estupideces como esta —se deleito un poco con el aroma dela cambiante. Normalmente esa raza no era del agrado de Alice, pero la felina ya la había sorprendido en multitud de ocasiones. Paso de sujetarla por el cuello a acariciarlo, alargando esa caricia más alla. — Cariño, sabes que me encantas y que la violencia contigo la reservo para el placer de ambas en la cama... Pero no me gusta esperar —tomó su rostro con las manos para mirarla fijamente. — No vuelvas a hacer que espere — y tras eso reducio al distancia que había entre ambas para tomar los labios ligeramente pintados de ella. La beso con violencia y descaro. No fue un beso largo, suficiente para dejar claro que mientras durase aquella noche la felina era suya.
— Supongo que estara preparada alguna habitacion, ¿no? —dijo mientras acomodaba su vestido rojo, miro de reojo a Cheza. No aceptaría otro contratiempo más, y eso estaba claro. Aquel lugar no tenía más que un sillon y una mesita, era demasiado pequeño, por no hablar de que ni siquiera brindaba la privacidad necesaria con la que Alice solía contar. — Te sigo querida —insistió para salir de aquí y que la llevase a donde creyese oportuno, un lugar que ella podría mirar con buenos ojos y olvidar momentaneamente aquel incidente que acababa de pasar.
Paseaba de espaldas a la puerta, dandola igual si estorbaba en la limpieza, tampoco pensaba quedarse allí para su encuentro con Cheza. La cambiante era sigilosa así que la noto justo cuando estaba detrás suyo, a punto de abrazarla por la cintura, Alice no cambio su expresion de furia, torciendo su cuello para mirar a la pared en vez de al rostro de la prostituta que se había apoyado en su hombro. Una de las cosas que le gustaba de Cheza es que era directa, que no se andaba con tonterías y que no tenía miedo. Pero no era tan indulgente, y sobretodo no era ninguna chiquilla como para olvidarse de aquello con un par de palabras bien dichas. Notó que las humanas se iban lo más rapido que pudieron, y hacian bien.
En un movimiento agarro a la felina del cuello y la sujeto contra la pared, muy pegada a ella, en su expresion podía apreciarse el inicio de sus afilados colmillos. La observó. Siempre iba extremadamente guapa, y olía de forma exquisita. — Querida, ten por seguro que me vas a compensar... — su fiera mirada se cruzo con la de ella. — Tu estúpida encargada tiene suerte de estar viva...al menos por ahora —durante unos segundos había apretado con más fuerza su mano entorno a su cuello, pero aflojo el agarre un poco. — A la proxima vez te informas mejor de mis visitas, no quiero más estupideces como esta —se deleito un poco con el aroma dela cambiante. Normalmente esa raza no era del agrado de Alice, pero la felina ya la había sorprendido en multitud de ocasiones. Paso de sujetarla por el cuello a acariciarlo, alargando esa caricia más alla. — Cariño, sabes que me encantas y que la violencia contigo la reservo para el placer de ambas en la cama... Pero no me gusta esperar —tomó su rostro con las manos para mirarla fijamente. — No vuelvas a hacer que espere — y tras eso reducio al distancia que había entre ambas para tomar los labios ligeramente pintados de ella. La beso con violencia y descaro. No fue un beso largo, suficiente para dejar claro que mientras durase aquella noche la felina era suya.
— Supongo que estara preparada alguna habitacion, ¿no? —dijo mientras acomodaba su vestido rojo, miro de reojo a Cheza. No aceptaría otro contratiempo más, y eso estaba claro. Aquel lugar no tenía más que un sillon y una mesita, era demasiado pequeño, por no hablar de que ni siquiera brindaba la privacidad necesaria con la que Alice solía contar. — Te sigo querida —insistió para salir de aquí y que la llevase a donde creyese oportuno, un lugar que ella podría mirar con buenos ojos y olvidar momentaneamente aquel incidente que acababa de pasar.
Alice D. Defort- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 04/11/2016
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Re: Move, goddamn useless! [Cheza]
Alice era tan peligrosa como excitante ante los ojos de la felina y aun sabiendo que debía andarse con cuidado, ella sabia que al final del dia, era mas lo que disfrutaba la vampiresa que lo que quería darle una “lección”. Cuando se vio contra la pared y sintió el fuerte agarre de la misma, había una sonrisa traviesa y peligrosa en sus labios con aquel leve brillo felino en sus ojos. Dejo salir una leve risa ante la amenaza hacia su encargada –que en realidad no le importaba si terminaba siendo comida de vampiro- y se limitó a escucharla. Habia que decirlo, la vampiresa sabia como hacer que Cheza se emocionara aun cuando recibía cierta “agrecion” supuso que seria cosa de vampiros el hacerlo todo tan exquisitamente sensual.
-por supuesto Alice, esto no se volverá a repetir- susurró sensual, disfrutando de la caricia la cual hizo que su piel se erizara por donde tocaban los dedos y la hicieron suspirar. Miró fijamente a la vampiresa sintiendo el frió toque de sus manos en su rostro y captando el suave pero elegante aroma que la vampiresa cargaba sonriendo solo un poco ante sus palabras y sin mas aceptando el beso; era un beso posesivo y pasional, algo brusco incluso pero vaya que le gustaba a Cheza, normalmente ella terminaba mandando con sus clientes, la mayoría eran mas tímidos de lo que se veían y por tanto, la felina terminaba tomando el control, pero con alice… oh con Alice si que gozaba ceder. Se mordió el labio deseosa cuando esta se separo sin mas, incluso haciendo un leve puchero ante la falta de mas y despegándose un poco de la pared.
-Claro, yo siempre tengo una lista para ti- hablo sensual, terminando de separarse de la pared y dejando que su cabello callese de nuevo por sus hombros, saliendo al fin de aquella pequeña estancia para llevarla por un costado, asi evadiendo a la multitud que bebia en las mesas y disfrutaban de compañía de sus compañeras –vamos, solo hay que subir por aquí…- le tomó la mano, sonriendo ladina y la guio por unas elegantes escaleras al otro extremo del gran lugar. Al llegar al piso de arriba, se veía el cambio de elegancia y buen gusto, incluso estaba perfumado y ligeramente alumbrado con velas por aquí y allá, dando un ambiente sereno y misterioso. Las ventanas estaban cerradas, mas dejaban la luz de la luna entrar solo lo suficiente entre sus cortinas de terciopelo. La felina guió a la pelinegra hasta una de las ultimas habitaciones, dándole el paso primero y asi cerrando al fin, apagando cualquier sonido que pudiese ser escuchado –aquí estamos, solo lo mejor para mi mejor clienta..- sonríe alegre y se acerca a la contraria, tomando una de sus manos y besando sus nudillos juguetona –¿Tienes sed? ¿Gustas vino o a mi?-
Le gustaba ser servicial con sus clientes, le gustaba la buena reputación que se hacia por ello y los elogios de sus amantes, pero había clientes –como Alice- que despertaban eso en ella sin querer, se podía decir que casi era de corazón el ponerse en bandeja de plata para ellos y que sentía placer en hacerlo.. algo que le era difícil de explicar. Soltó su mano y termino sentada en la enorme y elegante cama, apoyada en sus manos y cruzando una pierna de forma sensual y provocadora.
-por supuesto Alice, esto no se volverá a repetir- susurró sensual, disfrutando de la caricia la cual hizo que su piel se erizara por donde tocaban los dedos y la hicieron suspirar. Miró fijamente a la vampiresa sintiendo el frió toque de sus manos en su rostro y captando el suave pero elegante aroma que la vampiresa cargaba sonriendo solo un poco ante sus palabras y sin mas aceptando el beso; era un beso posesivo y pasional, algo brusco incluso pero vaya que le gustaba a Cheza, normalmente ella terminaba mandando con sus clientes, la mayoría eran mas tímidos de lo que se veían y por tanto, la felina terminaba tomando el control, pero con alice… oh con Alice si que gozaba ceder. Se mordió el labio deseosa cuando esta se separo sin mas, incluso haciendo un leve puchero ante la falta de mas y despegándose un poco de la pared.
-Claro, yo siempre tengo una lista para ti- hablo sensual, terminando de separarse de la pared y dejando que su cabello callese de nuevo por sus hombros, saliendo al fin de aquella pequeña estancia para llevarla por un costado, asi evadiendo a la multitud que bebia en las mesas y disfrutaban de compañía de sus compañeras –vamos, solo hay que subir por aquí…- le tomó la mano, sonriendo ladina y la guio por unas elegantes escaleras al otro extremo del gran lugar. Al llegar al piso de arriba, se veía el cambio de elegancia y buen gusto, incluso estaba perfumado y ligeramente alumbrado con velas por aquí y allá, dando un ambiente sereno y misterioso. Las ventanas estaban cerradas, mas dejaban la luz de la luna entrar solo lo suficiente entre sus cortinas de terciopelo. La felina guió a la pelinegra hasta una de las ultimas habitaciones, dándole el paso primero y asi cerrando al fin, apagando cualquier sonido que pudiese ser escuchado –aquí estamos, solo lo mejor para mi mejor clienta..- sonríe alegre y se acerca a la contraria, tomando una de sus manos y besando sus nudillos juguetona –¿Tienes sed? ¿Gustas vino o a mi?-
Le gustaba ser servicial con sus clientes, le gustaba la buena reputación que se hacia por ello y los elogios de sus amantes, pero había clientes –como Alice- que despertaban eso en ella sin querer, se podía decir que casi era de corazón el ponerse en bandeja de plata para ellos y que sentía placer en hacerlo.. algo que le era difícil de explicar. Soltó su mano y termino sentada en la enorme y elegante cama, apoyada en sus manos y cruzando una pierna de forma sensual y provocadora.
Cheza- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Move, goddamn useless! [Cheza]
Y ella se aseguraría de que no se repitiese. Porque en realidad ambas sabían que aquella encargada no volvería a ver la luz de un día nuevo, pero eso lo dejaría para otro momento, quería aprovechar el calor del momento con la cambiante. La excitaba con aquella mirada felina, ese deseo de más en sus ojos, la inmortal sabía perfectamente que ciertas sensaciones no se podían fingir, y eran esas mismas reflejadas en los ojos.
Normalmente no se dejaba coger de la mano, pero esta vez se dejo, era un acto que simbolizaba algo que Alice nunca volvería a sentir, no obstante en ese contexto no era más que el simbolo de la naturaleza animal de ambas, queriendo guiar a la otra en todo momento. Subio las escaleras que ya conocía de anteriores veces, aquel lugar suministraba la intimidad, eleganci ay el misterio necesario para pasar una buena noche, una noche que Alice pudiera disfrutar. Se adentro en la habitacion con Cheza, soltó una pequeña carcajada ante sus palabras.
— Querida, tu siempre tan aduladora, pero no hace falta esa clase de cumplidos conmigo, ya sabes que me valgo yo sola para lanzarlos... —y era cierto, la seguridad que tenía en si misma a veces era abrumadora, a algunos llegaba a incomodarles, sobretodo a alguna clase de hombres, pero con Cheza no era así, ambas eran mujeres seguras que tenían claro lo que eran. Y que sabían lo que querían, y disfrutaban con ello, y aun mucho más si se juntaban.
Avanzando unos pasos la observo sentarse sobre la cama, dedicio soltar su cabello negro, que cayo por su espalda como una cascada, brillante e inmortal igual que ella. Dedico una sensual sonrisa a la felina y se acerco a servirse una copa de vino, con la que avanzo despues hacia Cheza. — Creo que ya sabes lo que más me apetece hoy... —con voz lenta y atractiva poso su mano fria sobre su pierna cruzada, avanzo despacio por ella y se inclino a morder su hombro sin siquiera llegar a clavar sus dientes, solo jugando. Poso la copa de vino en una mesilla cerca de la cama tras alejarse un poco de la mujer. — Tumbate querida— la miro con deseo y fuego en la mirada, ya solo podñia concentrarse en la sangre bullendo dentro de su amiga. Se quito el collar negro con piedras preciosas que llevaba en el cuello, luego con cuatro sencillos movimientos su vestido cayo, dejando ver un corse negro y seguramente mas caro que el propio vestido y la ropa interior inferior a juego, toda una exquisitez que solo las mujeres más adineradas podían soñar con tener. Se deslizo a un lado de Cheza, enredando la mano en su cabello tomo sus labios de nuevo, mucho más agresivamente que antes, se subio encima de ella mientras la seguia besando. Quería alargar aquel momento lo más posible, ya que alimentarse siempre era un momento unico para un vampiro, pero no podía aguantar aquella necesidad más, asi que descendió por su cuello acariciandolo con sus labios, antes de moderla cuido de apartar su cabello. La miro mostrando sus afilados colmillos, se relamió los labios, con una sonrisa traviesa y sus ojos de color carmesí, se lanzo a clavar sus dientes, con una mano la aferraba contra si, su otra mano se aferro a la almohada de aquella cama, apretandola con fuerza. La sangre descendiendo por su garganta, activando todos sus sentidos, y sin duda excitandola aun más. Pero sabía que si seguia subcionando la dejaria muy débil, así que se aparto, jadeante se relamio apoyando la mano que había tenido en su espalda en el cabecero de madera de la cama, lamio los restos de sangre en el cuello de ella.
Sin moverse de encima de ella alargo el brazo hacia la copa de vino, dio un trago y se lo paso a ella. — Bebe querida —tan excitada como estaba ya no podía parar, mientras dejaba que ella bebiese descendio por su cuerpo, abarcando cada parte de él con sus manos de forma posesiva.
Normalmente no se dejaba coger de la mano, pero esta vez se dejo, era un acto que simbolizaba algo que Alice nunca volvería a sentir, no obstante en ese contexto no era más que el simbolo de la naturaleza animal de ambas, queriendo guiar a la otra en todo momento. Subio las escaleras que ya conocía de anteriores veces, aquel lugar suministraba la intimidad, eleganci ay el misterio necesario para pasar una buena noche, una noche que Alice pudiera disfrutar. Se adentro en la habitacion con Cheza, soltó una pequeña carcajada ante sus palabras.
— Querida, tu siempre tan aduladora, pero no hace falta esa clase de cumplidos conmigo, ya sabes que me valgo yo sola para lanzarlos... —y era cierto, la seguridad que tenía en si misma a veces era abrumadora, a algunos llegaba a incomodarles, sobretodo a alguna clase de hombres, pero con Cheza no era así, ambas eran mujeres seguras que tenían claro lo que eran. Y que sabían lo que querían, y disfrutaban con ello, y aun mucho más si se juntaban.
Avanzando unos pasos la observo sentarse sobre la cama, dedicio soltar su cabello negro, que cayo por su espalda como una cascada, brillante e inmortal igual que ella. Dedico una sensual sonrisa a la felina y se acerco a servirse una copa de vino, con la que avanzo despues hacia Cheza. — Creo que ya sabes lo que más me apetece hoy... —con voz lenta y atractiva poso su mano fria sobre su pierna cruzada, avanzo despacio por ella y se inclino a morder su hombro sin siquiera llegar a clavar sus dientes, solo jugando. Poso la copa de vino en una mesilla cerca de la cama tras alejarse un poco de la mujer. — Tumbate querida— la miro con deseo y fuego en la mirada, ya solo podñia concentrarse en la sangre bullendo dentro de su amiga. Se quito el collar negro con piedras preciosas que llevaba en el cuello, luego con cuatro sencillos movimientos su vestido cayo, dejando ver un corse negro y seguramente mas caro que el propio vestido y la ropa interior inferior a juego, toda una exquisitez que solo las mujeres más adineradas podían soñar con tener. Se deslizo a un lado de Cheza, enredando la mano en su cabello tomo sus labios de nuevo, mucho más agresivamente que antes, se subio encima de ella mientras la seguia besando. Quería alargar aquel momento lo más posible, ya que alimentarse siempre era un momento unico para un vampiro, pero no podía aguantar aquella necesidad más, asi que descendió por su cuello acariciandolo con sus labios, antes de moderla cuido de apartar su cabello. La miro mostrando sus afilados colmillos, se relamió los labios, con una sonrisa traviesa y sus ojos de color carmesí, se lanzo a clavar sus dientes, con una mano la aferraba contra si, su otra mano se aferro a la almohada de aquella cama, apretandola con fuerza. La sangre descendiendo por su garganta, activando todos sus sentidos, y sin duda excitandola aun más. Pero sabía que si seguia subcionando la dejaria muy débil, así que se aparto, jadeante se relamio apoyando la mano que había tenido en su espalda en el cabecero de madera de la cama, lamio los restos de sangre en el cuello de ella.
Sin moverse de encima de ella alargo el brazo hacia la copa de vino, dio un trago y se lo paso a ella. — Bebe querida —tan excitada como estaba ya no podía parar, mientras dejaba que ella bebiese descendio por su cuerpo, abarcando cada parte de él con sus manos de forma posesiva.
Alice D. Defort- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 04/11/2016
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Re: Move, goddamn useless! [Cheza]
Ese brillo felino no dejó los ojos de la prostituta mirando como la mujer comenzaba aquel ritual tan sensual que la emocionaba y hacia claro hacia dónde iria el juego. Se mordió el labio al sentir el toque juguetón de la vampiresa y sonríe traviesa al verla en aquel exquisito juego de encajes y negros que, realmente y con todo lo que ya habían hecho ambas, no dejaba mucho a su imaginación. Le gustaba que la mandara, Alice tenía ese no se qué que la volvía una minina y sin pensarlo dos veces, termino tumbada y correspondiendo el delicioso beso a vino que la contraria estaba dándole. Se permitio jugar con la lengua ajena en una danza con la suya, saboreando la lujuria y el hambre en Alice y tentando su lado salvaje a salir. Sonrió mirando a la vampiresa disfrutar del juego, su piel se erizo ante el roce de sus labios y su cuerpo comenzó a calentarse al tenerla sobre ella; al ver los colmillos y aquel color rubí en los ojos ajenos, su piel se preparó para la mordida que vino después, dejando salir un jadeo mas sensual de lo esperado dejando ver que disfrutaba del dolor en aquella forma, excitándose por estar alimentando a Alice y por los cosquilleos que la succión hacía en ella. El fuego se prendió entre sus piernas, la mano de Alice se sentía tan posesiva que la hizo jadear de nuevo y posar sus manos en el cabello hermoso y negro de la vampiresa.
Cuando la inmortal se parto, solo pudo estremecerse ante la lamida y relamerse los labios mirando con deseo a a los ojos ajenos y poyada en una mano, tomo de la copa de vino, sintiendo el sabor de la sangre en él. Rió un poco ante el juego de las manos vampíricas sobre ella terminando de beber con los labios llenos de vino he incluso un leve camino del mismo cayendo por la comisura de sus labios. Aun con Alice sobre ella, logró sentarse un poco y asi poder acercar su rostro al de la vampiresa, con su mano libre en la cintura ajena y la otra con la copa de vino –Alice… tu sí sabes darme lo que me gusta… me pregunto ¿Quién le da el servicio a quien?- ronroneo sensual robando los labios ajenos en un beso que sabia a vino caro y sangre, siempre cuidando de no tirar el vino –Vamos, puedes morder donde quieras y todo lo que quieras…- enredó uno de sus dedos en el elegante cabello de la mujer, jugado con su mechon –que el estar excitada te da mas sangre que disfrutar-
Había una buena razón por la que tenía clientes importantes, porque clientes con dinero había, muchos, pero no todos eran sus clientes “especiales”, Cheza era caprichosa y solo ponía en aquella lista a los que le proporcionaban no solo dinero, sino que podían seguirle el ritmo y darle enorme placer. Aquellos clientes que la dejaban exhausta, gustosa y dormida de la noche tan loca que había tenido y esos clientes eran muy pocos. Alice era una delicia ante los ojos de la felina, elegante y sabía que hacer y cómo hacerlo sin necesidad de direcciones… a Cheza le gustaba ronronear para ella las noches que viniese. Sin querer evitarlo, bajó hasta el escote del corsé donde los pechos de la vampiresa salían por la presión y comenzó a dejar besos en ellos pasando su lengua de vez en vez por el borde del escote que estaba cerca de tocar su aureola, solo jugando y provocando más a la vampiresa.
Cuando la inmortal se parto, solo pudo estremecerse ante la lamida y relamerse los labios mirando con deseo a a los ojos ajenos y poyada en una mano, tomo de la copa de vino, sintiendo el sabor de la sangre en él. Rió un poco ante el juego de las manos vampíricas sobre ella terminando de beber con los labios llenos de vino he incluso un leve camino del mismo cayendo por la comisura de sus labios. Aun con Alice sobre ella, logró sentarse un poco y asi poder acercar su rostro al de la vampiresa, con su mano libre en la cintura ajena y la otra con la copa de vino –Alice… tu sí sabes darme lo que me gusta… me pregunto ¿Quién le da el servicio a quien?- ronroneo sensual robando los labios ajenos en un beso que sabia a vino caro y sangre, siempre cuidando de no tirar el vino –Vamos, puedes morder donde quieras y todo lo que quieras…- enredó uno de sus dedos en el elegante cabello de la mujer, jugado con su mechon –que el estar excitada te da mas sangre que disfrutar-
Había una buena razón por la que tenía clientes importantes, porque clientes con dinero había, muchos, pero no todos eran sus clientes “especiales”, Cheza era caprichosa y solo ponía en aquella lista a los que le proporcionaban no solo dinero, sino que podían seguirle el ritmo y darle enorme placer. Aquellos clientes que la dejaban exhausta, gustosa y dormida de la noche tan loca que había tenido y esos clientes eran muy pocos. Alice era una delicia ante los ojos de la felina, elegante y sabía que hacer y cómo hacerlo sin necesidad de direcciones… a Cheza le gustaba ronronear para ella las noches que viniese. Sin querer evitarlo, bajó hasta el escote del corsé donde los pechos de la vampiresa salían por la presión y comenzó a dejar besos en ellos pasando su lengua de vez en vez por el borde del escote que estaba cerca de tocar su aureola, solo jugando y provocando más a la vampiresa.
Cheza- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 13/11/2016
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