AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The masquerade { Privado }
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The masquerade { Privado }
-Había llegado una invitación, en la noche se celebraría una fiesta para conmemorar algo...¿algo? Se rió un poco cuando descubrió aquella ortografía tan sutil que había en el panfleto, habian hablado de como los ricos estaban todo el rato de fiestas, de máscaradas y las mujeres empezaron a mostrar su desilusión, es más, las mujeres fueron las mismas que optaron por aquella fiesta mientras ignoraban a los maridos...aunque, a decir verdad estaba seguro que los maridos de igual forma habrían aceptado con tal de poder disfrutar.
La fiesta atraía a las personas, los gremios se habian reunido para aportar la comida, las mujeres harian distintos platos, los hombres aportarian algo e incluso un hombre de algo estatus económico habia ofrecido unas máscaras para que pudieran disfrutar, excesiva generosidad pensaron muchos, bondad otros pero el caso es que todos estaban esperando el momento para poder disfrutar, de sus galas, de las comidas, de lo que fuese, el hecho era divertirse. Un poco de diversión nunca venía mal ¿no? Eso era lo que decían.
Optó por ir a la fiesta, aunque no deseaba llamar la atención demasiado presintiendo que por primera vez sería en el que menos se fijasen, sus cabellos largos o sus ropas no demasiado cuidadas no serían un impedimento para disfrutar aquella noche. Las horas pasaron más lentas de lo normal, el lugar, eran unas calles parisinas donde todos se habian reunido para llamar la atención y que todo el mundo se uniera, es más, lo habían coronado como el baile de los pobres. Despues del trabajo, Lionel buscó algunas ropas que se pudiera poner, no habia demasiado en donde escoger, saliendo con una camisa de tono negro, unos pantalones color canela apretados, un lazo de color rojo que recogiese sus cabellos, como un perfume que le habian prestado. Mostraba sin duda alguna su encanto masculino, aquel encanto que sin duda pensaba perdido y que en especial no sabía o no tenia ni idea de porqué lo estaba usando. Hacía años que no habia estado en alguna fiesta, ¿quizás habia sido por ello por lo que estaba algo nervioso? Se dirigió a la zona del baile, pensando sin duda en disfrutar. Algunas personas llevaban máscaras, ropas sencillas decoraban el lugar, hombres sin máscaras que se dedicaban a beber, reír-
Niño- Su m-máscara señor
-Lionel bajó la mirada sonriendo, cuando se arrodilló ante el niño que le sonreia de aspecto humilde, sin algun que otro diente, lo que aumentaba la dulzura en él ¿cuando los adultos dejaban de ser niños? Con aquel pensamiento tomó su máscara, adentrándose a la fiesta-
La fiesta atraía a las personas, los gremios se habian reunido para aportar la comida, las mujeres harian distintos platos, los hombres aportarian algo e incluso un hombre de algo estatus económico habia ofrecido unas máscaras para que pudieran disfrutar, excesiva generosidad pensaron muchos, bondad otros pero el caso es que todos estaban esperando el momento para poder disfrutar, de sus galas, de las comidas, de lo que fuese, el hecho era divertirse. Un poco de diversión nunca venía mal ¿no? Eso era lo que decían.
Optó por ir a la fiesta, aunque no deseaba llamar la atención demasiado presintiendo que por primera vez sería en el que menos se fijasen, sus cabellos largos o sus ropas no demasiado cuidadas no serían un impedimento para disfrutar aquella noche. Las horas pasaron más lentas de lo normal, el lugar, eran unas calles parisinas donde todos se habian reunido para llamar la atención y que todo el mundo se uniera, es más, lo habían coronado como el baile de los pobres. Despues del trabajo, Lionel buscó algunas ropas que se pudiera poner, no habia demasiado en donde escoger, saliendo con una camisa de tono negro, unos pantalones color canela apretados, un lazo de color rojo que recogiese sus cabellos, como un perfume que le habian prestado. Mostraba sin duda alguna su encanto masculino, aquel encanto que sin duda pensaba perdido y que en especial no sabía o no tenia ni idea de porqué lo estaba usando. Hacía años que no habia estado en alguna fiesta, ¿quizás habia sido por ello por lo que estaba algo nervioso? Se dirigió a la zona del baile, pensando sin duda en disfrutar. Algunas personas llevaban máscaras, ropas sencillas decoraban el lugar, hombres sin máscaras que se dedicaban a beber, reír-
Niño- Su m-máscara señor
-Lionel bajó la mirada sonriendo, cuando se arrodilló ante el niño que le sonreia de aspecto humilde, sin algun que otro diente, lo que aumentaba la dulzura en él ¿cuando los adultos dejaban de ser niños? Con aquel pensamiento tomó su máscara, adentrándose a la fiesta-
Lionel D'Maine- Gitano
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Fecha de inscripción : 14/09/2010
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Re: The masquerade { Privado }
Sin duda una de las cosas más llamativas que tenía París y que la diferenciaba significativamente entre otras ciudades era el espíritu festivo de todos los residentes de la ciudad. Pues sin importar el estatus económico, la raza o la apariencia de las personas, siempre se generaba algún tipo de festín o celebración que invitaba y reunía a todas esas personas para compartir un momento alegre y colorido entre bailes y ricos bocados.
Sin duda aquel panfleto recibido en la calle por una matinal caminata había generado un brusco vuelco en los planes de la joven, que con pocos días de residencia en aquella nueva ciudad procuraba conocer algún sitio diferente cada día para expandir sus conocimientos sobre la capital francesa, muy diferente a todo lo vivido y recorrido en la estricta Moscú donde había vivido casi toda su vida.
La idea de asistir a una fiesta donde interactuar con otras personas despertaba en la fémina cierta excitación, cierta ansiedad que alimentaba su característico espíritu explorador y curioso, sediento por nutrirse con nuevas experiencias e historias propias y ajenas.
Así fue que acercándose la noche y vislumbrando por el gran ventanal de su habitación los últimos rayos del sol vespertino que la meticulosa Karin comenzó sus rituosos preparativos en son de alistarse para el intrigante evento.
Luego de unos momentos de indecisión, opto finalmente por un sobrio vestido negro, aunque algo escotado y adornado con finas puntillas de encaje del mismo tono. Sin embrago, para despertar el ojo ajeno y no tornarse un mero fantasma en el evento social, opto por utilizar guantes de un furioso color carmesí, el que combinaría perfectamente con el antifaz a ser usado y que llevaba como firma fantasiosas piedras del ferviente tono rojizo de los sedosos guantes que recubrían las manos de la entusiasmada damisela.
Un prolijo tocado y una original fragancia creada días atrás con esencias florales simplemente por afición a descubrir nuevos perfumes que reflejasen su estilo son los detalles finales antes de que Karin partiera a su nueva aventura.
La noche parecía cómplice de aquel evento, pues la opaca Luna conjugaba perfectamente con el anaranjado resplandecer de las faroles que alumbraban por doquier y destacaban los adornos que pendían de una edificación a otra enmarcando ademas por la muchedumbre concentrada donde se situaba la fiesta. Karin llego saludando a algunos de los allí presentes con su característica sonrisa que la demostraba alegre y entusiasmada como los niños que por allí correteaban inocentemente. La joven se abrió paso entre la gente y algún que otro borracho y acepto una golosina de parte de una simpática mujer regordeta a la que le agradeció tal gesto con un halago de las vestimentas que llevaba. Eran humildes pero sin duda despojaban el esfuerzo hecho por la dama en conseguirlas.
La curiosa siguió su andar degustando su dulce, mientras sus grandes ojos oscuros se movían hacia todos lados observando cada cosa de su entorno, cada detalle, cada persona allí presente - Que diferente a Moscú eres hermosa París - pensó por un instante, reflejando un brillo en sus ojos al recordar los relatos de su padre sobre la ciudad frente a su mirar.
Sin duda aquel panfleto recibido en la calle por una matinal caminata había generado un brusco vuelco en los planes de la joven, que con pocos días de residencia en aquella nueva ciudad procuraba conocer algún sitio diferente cada día para expandir sus conocimientos sobre la capital francesa, muy diferente a todo lo vivido y recorrido en la estricta Moscú donde había vivido casi toda su vida.
La idea de asistir a una fiesta donde interactuar con otras personas despertaba en la fémina cierta excitación, cierta ansiedad que alimentaba su característico espíritu explorador y curioso, sediento por nutrirse con nuevas experiencias e historias propias y ajenas.
Así fue que acercándose la noche y vislumbrando por el gran ventanal de su habitación los últimos rayos del sol vespertino que la meticulosa Karin comenzó sus rituosos preparativos en son de alistarse para el intrigante evento.
Luego de unos momentos de indecisión, opto finalmente por un sobrio vestido negro, aunque algo escotado y adornado con finas puntillas de encaje del mismo tono. Sin embrago, para despertar el ojo ajeno y no tornarse un mero fantasma en el evento social, opto por utilizar guantes de un furioso color carmesí, el que combinaría perfectamente con el antifaz a ser usado y que llevaba como firma fantasiosas piedras del ferviente tono rojizo de los sedosos guantes que recubrían las manos de la entusiasmada damisela.
Un prolijo tocado y una original fragancia creada días atrás con esencias florales simplemente por afición a descubrir nuevos perfumes que reflejasen su estilo son los detalles finales antes de que Karin partiera a su nueva aventura.
La noche parecía cómplice de aquel evento, pues la opaca Luna conjugaba perfectamente con el anaranjado resplandecer de las faroles que alumbraban por doquier y destacaban los adornos que pendían de una edificación a otra enmarcando ademas por la muchedumbre concentrada donde se situaba la fiesta. Karin llego saludando a algunos de los allí presentes con su característica sonrisa que la demostraba alegre y entusiasmada como los niños que por allí correteaban inocentemente. La joven se abrió paso entre la gente y algún que otro borracho y acepto una golosina de parte de una simpática mujer regordeta a la que le agradeció tal gesto con un halago de las vestimentas que llevaba. Eran humildes pero sin duda despojaban el esfuerzo hecho por la dama en conseguirlas.
La curiosa siguió su andar degustando su dulce, mientras sus grandes ojos oscuros se movían hacia todos lados observando cada cosa de su entorno, cada detalle, cada persona allí presente - Que diferente a Moscú eres hermosa París - pensó por un instante, reflejando un brillo en sus ojos al recordar los relatos de su padre sobre la ciudad frente a su mirar.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: The masquerade { Privado }
-En cuando entró, el ambiente festivo podía decir que era inigualable e incluso podía sentir que aunque hubieran acudido unas pocas personas no les importaría a la gente, las sonrisas eran la principal prenda que todos estaban llevando aún cuando se mezclaba con los trajes de telas que siempre se habian guardado en el armario, aquellos en los que nunca nadie se acordaba hasta que los encontrabas de casualidad, ¿habría sido así? Se formo una sonrisa en los labios solamente de pensarlo. Todo aquello era ridiculo pero al mismo tiempo no podía negar que no estaba disfrutando de aquello, como el hecho de poder admirar a toda la gente unida en un sitio sin necesidad de preguntas, de alguna reunión debido a que hubiera habido algún asesinato...nada de ese estilo, aquello sin duda era lo que le hacía feliz y que dentro de aquel tiempo que llevaba en la fiesta se lo estuviera pasando bien.
No eran demasiado distintas a las fiestas que solían hacer los gitanos, en donde las mujeres bailaban mostrando siempre sus atributos pero en especial las mujeres solteras, en las fiestas siempre habia aquella incertidumbre de encontrar la pareja adecuada, por lo que las personas solteras deseaban ante todo la llegada de las fiestas, las madres si no iban con sus hijos disfrutaban de unas horas calmadas sin ellos, lo único en lo que no se parecían a las fiestas gitanas eran que solía haber una música más animada, guitarras, una hoguera enorme que estaba justo en el centro y sobre todo los hombres y mujeres cantando con total conocimiento de que estaban en tierra firme.
Los gitanos siempre habian sido criticados a lo largo del tiempo, quizás porque muchas personas deseaban tener en el fondo aquella libertad que siempre habian mostrado ellos, aun cuando no fueran precisamente libres, se habían formado sus propias costumbres, sus bebidas, sus ropas, el color de su piel incluso los caracterizaba, aunque no podía decir que la piel del propio Lionel a pesar de ser gitano fuera demasiado morena. Al final, después de chocar contra unas mujeres que pasaban con bandejas de comida zambulléndose con habilidad innata por las personas que allí había, algun que otro borracho que aun buscaba otro barril de cerveza...al fín, consiguió la paz no sin antes llevarse a los labios un trago de licor.
Estaba bueno, no creía que supiera tan bien a lo mejor porque por primera vez los bares habian sido generosos y habian sacado la buena cosecha, se rió, pensando en cuando se entraba en los bares y poseían siempre un regusto aguado cada bebida que probaba, marchó a un sitio tranquilo hasta escuchar los sonidos de algunos muchachos que admiraban solamente a una mujer, la cual se habia detenido admirando a la luna, Lionel no pudo evitar prestar atención a lo que estaba haciendo, sin duda hermosa, arreglada, una figura envidiable, aquel aroma que acariciaba lso sentidos, por lo que no le extraño que realmente muchos chicos desearan poder conocerla-
Moscu, también lo hecho de menos
-Lionel, antes de poder controlar sus labios dijo aquella frase, estaba parado no justo al lado suya pero si a un lado, admirando aquella tranquilidad que ahora estaba con él, antes que volver a aquella masa de gente donde las mujeres reian y pedian bailar descaradamente o donde los hombres a cualquiera que pudiera aguantar la bebida le acercaban a la mesa, no, no volvería a meterse entre la gente a no ser que fuera necesario, asi que, fue cuando escuchó lo que la misma joven que antes habia admirado habia dicho, lionel había crecido en distintos paises, recorriéndolos, andando con ellos, saboreando cada comida, cada aire...tenia demasiados recuerdos, por ello se sonrió inconsciente cuando ella habia mencionado eso-
Oh, losiento...no quería meterme en donde no me llamaban
-”Y mucho menos cuando se está pensando”
Se sonrió un poco, muy suavemente de medio labio inclinando su cuerpo hacia delante con el ánimo de no haber ofendido a aquella dama-
No eran demasiado distintas a las fiestas que solían hacer los gitanos, en donde las mujeres bailaban mostrando siempre sus atributos pero en especial las mujeres solteras, en las fiestas siempre habia aquella incertidumbre de encontrar la pareja adecuada, por lo que las personas solteras deseaban ante todo la llegada de las fiestas, las madres si no iban con sus hijos disfrutaban de unas horas calmadas sin ellos, lo único en lo que no se parecían a las fiestas gitanas eran que solía haber una música más animada, guitarras, una hoguera enorme que estaba justo en el centro y sobre todo los hombres y mujeres cantando con total conocimiento de que estaban en tierra firme.
Los gitanos siempre habian sido criticados a lo largo del tiempo, quizás porque muchas personas deseaban tener en el fondo aquella libertad que siempre habian mostrado ellos, aun cuando no fueran precisamente libres, se habían formado sus propias costumbres, sus bebidas, sus ropas, el color de su piel incluso los caracterizaba, aunque no podía decir que la piel del propio Lionel a pesar de ser gitano fuera demasiado morena. Al final, después de chocar contra unas mujeres que pasaban con bandejas de comida zambulléndose con habilidad innata por las personas que allí había, algun que otro borracho que aun buscaba otro barril de cerveza...al fín, consiguió la paz no sin antes llevarse a los labios un trago de licor.
Estaba bueno, no creía que supiera tan bien a lo mejor porque por primera vez los bares habian sido generosos y habian sacado la buena cosecha, se rió, pensando en cuando se entraba en los bares y poseían siempre un regusto aguado cada bebida que probaba, marchó a un sitio tranquilo hasta escuchar los sonidos de algunos muchachos que admiraban solamente a una mujer, la cual se habia detenido admirando a la luna, Lionel no pudo evitar prestar atención a lo que estaba haciendo, sin duda hermosa, arreglada, una figura envidiable, aquel aroma que acariciaba lso sentidos, por lo que no le extraño que realmente muchos chicos desearan poder conocerla-
Moscu, también lo hecho de menos
-Lionel, antes de poder controlar sus labios dijo aquella frase, estaba parado no justo al lado suya pero si a un lado, admirando aquella tranquilidad que ahora estaba con él, antes que volver a aquella masa de gente donde las mujeres reian y pedian bailar descaradamente o donde los hombres a cualquiera que pudiera aguantar la bebida le acercaban a la mesa, no, no volvería a meterse entre la gente a no ser que fuera necesario, asi que, fue cuando escuchó lo que la misma joven que antes habia admirado habia dicho, lionel había crecido en distintos paises, recorriéndolos, andando con ellos, saboreando cada comida, cada aire...tenia demasiados recuerdos, por ello se sonrió inconsciente cuando ella habia mencionado eso-
Oh, losiento...no quería meterme en donde no me llamaban
-”Y mucho menos cuando se está pensando”
Se sonrió un poco, muy suavemente de medio labio inclinando su cuerpo hacia delante con el ánimo de no haber ofendido a aquella dama-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: The masquerade { Privado }
Normalmente los ojos de Karin solían moverse de un lado a otro, reflejantes de su interés por estar atenta a todo. Por la sed interna de su ser a explorar y conocer cada cosa a su alrededor, pues para la joven todo lo presente en el mundo contenía un lado que merecía ser descubierto.
Moscú, también lo hecho de menos
La regla, la costumbre se había roto con aquellos vocablos. Pues fue al escuchar precisamente esas palabras en medio del resonar de la música que animaba la alegre y entretenida fiesta que los grandes y oscuros orbes de la enmascarada damisela manifestaron un extraño estado de pausa, quedando completamente estáticos, observando fijamente el pálido resplandor de la Luna. ¿Acaso había hablado en voz alta sin siquiera notarlo? ¿Acaso la nostalgia de las noches en Rusia en compañía de amigos y su padre era tal que podía palparse en su exterior?
Un sequito de dudas cruzo fugazmente la mente de aquella que con suma delicadeza y con sus ojos aun incrustados en la Luna retiraba con una de sus manos el llamativo antifaz tonalidad carmesí que ocultaba parte de su rostro, quedando ahora el mismo al descubierto. Aun reflejando duda y cierto desconcierto.
Un leve soplo de viento fue lo que trajo de vuelta a Karin a la fiesta. Nuevamente sus oídos escuchaban las risas de los niños al jugar así también como los relatos de los trabajadores del puerto borrachos, festejando su alegría de estar en tierra firme nuevamente.
Y fue gracias a ese viento otoñal que la joven reacciono y sus ojos recordaron lo más esencial de la fémina; su espíritu de exploración constante, el mismo que la llevo velozmente a posar mirada en quien había pronunciado aquellos particulares vocablos generadores de aquel anterior estado.
Y lo vislumbro. Un joven llamativo de pies a cabeza y viceversa también. Reflejaba cierta elegancia y humildad al mismo tiempo, como quien trata de parecer algo que su esencia delatase no ser. A Karin le llamo automáticamente la atención el lazo rojo que el Monsieur poseía y que mantenía atado su largo cabello lacio. El perfume que le acompañaba llego momentos después, pero el olfato de la damisela también lo percato.
-Quizás mis recuerdos de Rusia ahora puedan escucharse pese a ser parte solo de mis pensamientos– respondió mientras se acercaba al joven que momentos antes se disculpaba. Un indicio de deducción surco la mente de Karin por un instante. Pues la consciencia del muchacho en haber respondido algo impartido en su mente como para disculparse después tal vez lo hacia uno de esos personajes de los que su padre le había hablado tantas veces.
-O tal vez el ser nueva en Paris genere eso ¿Qué cree usted?– paso a cuestionar instantáneamente, probablemente para evadir las ideas que se le venían a la mente. Pues Karin prefería averiguar las cosas por sí misma y no guiarse por lo comúnmente creído.
Su filosofía la llevaba a creer que las cosas no era siempre igual a como los libros las contaban.
Moscú, también lo hecho de menos
La regla, la costumbre se había roto con aquellos vocablos. Pues fue al escuchar precisamente esas palabras en medio del resonar de la música que animaba la alegre y entretenida fiesta que los grandes y oscuros orbes de la enmascarada damisela manifestaron un extraño estado de pausa, quedando completamente estáticos, observando fijamente el pálido resplandor de la Luna. ¿Acaso había hablado en voz alta sin siquiera notarlo? ¿Acaso la nostalgia de las noches en Rusia en compañía de amigos y su padre era tal que podía palparse en su exterior?
Un sequito de dudas cruzo fugazmente la mente de aquella que con suma delicadeza y con sus ojos aun incrustados en la Luna retiraba con una de sus manos el llamativo antifaz tonalidad carmesí que ocultaba parte de su rostro, quedando ahora el mismo al descubierto. Aun reflejando duda y cierto desconcierto.
Un leve soplo de viento fue lo que trajo de vuelta a Karin a la fiesta. Nuevamente sus oídos escuchaban las risas de los niños al jugar así también como los relatos de los trabajadores del puerto borrachos, festejando su alegría de estar en tierra firme nuevamente.
Y fue gracias a ese viento otoñal que la joven reacciono y sus ojos recordaron lo más esencial de la fémina; su espíritu de exploración constante, el mismo que la llevo velozmente a posar mirada en quien había pronunciado aquellos particulares vocablos generadores de aquel anterior estado.
Y lo vislumbro. Un joven llamativo de pies a cabeza y viceversa también. Reflejaba cierta elegancia y humildad al mismo tiempo, como quien trata de parecer algo que su esencia delatase no ser. A Karin le llamo automáticamente la atención el lazo rojo que el Monsieur poseía y que mantenía atado su largo cabello lacio. El perfume que le acompañaba llego momentos después, pero el olfato de la damisela también lo percato.
-Quizás mis recuerdos de Rusia ahora puedan escucharse pese a ser parte solo de mis pensamientos– respondió mientras se acercaba al joven que momentos antes se disculpaba. Un indicio de deducción surco la mente de Karin por un instante. Pues la consciencia del muchacho en haber respondido algo impartido en su mente como para disculparse después tal vez lo hacia uno de esos personajes de los que su padre le había hablado tantas veces.
-O tal vez el ser nueva en Paris genere eso ¿Qué cree usted?– paso a cuestionar instantáneamente, probablemente para evadir las ideas que se le venían a la mente. Pues Karin prefería averiguar las cosas por sí misma y no guiarse por lo comúnmente creído.
Su filosofía la llevaba a creer que las cosas no era siempre igual a como los libros las contaban.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: The masquerade { Privado }
-A diferencia de muchos que estaban en esa fiesta, Lionel habia decidido estar sin la máscara aunqu ella llevaba en las manos, podía sentir como el material no era tan elegante como la de las fiestas a las que querían imitar, entonces, es cuando sintió en su interior que la frase “las copias nunca superarán a los originales” se hacia cada vez más real, los banquetes, los vestidos de alta clase que estaba seguro a aquellos de la alta sociedad le harían reir...lo pensó de ese modo, pesimista, dejando que una sonrisa acariciase su rostro como si ya estuviera resignado a simplemente pasar de largo. Pero la sonrisa que se formaba en su rostro era que esta era una copia verdadera, es decir, la gente se divertia no como una obligación sino por hacerlo, los banquetes, la comida, todos disfrutaban y no reinaba aquel ambiente de soledad ambigua que siempre poseían las cortes o los palacios ¿no era increible? Como una copia, una mera copia podía causar tantas sensaciones.
Se detuvo a admirar a la joven, poder observar su rostro y sus facciones, habia contemplado como la dama se habia quitado la máscara por lo que ambas miradas se quedaron como petrificadas en silencio, en su propio mundo esperando a que alguien las rescatase, fué un parpadeo de segundos el que se atrevió a cortar aquel enlace, se sintió observado, pero no dijo nada es más, aprovecho para dejar otra mirada a la joven siempre con aquel disimulo que le caracterizaba, Lionel en aquel instante apreto los dedos suavemente, en unos segundos sintiendo aquella incomodidad crecer en él, basto que sus pupilas se dilatasen un poco para que pudiera ver el aura de la joven, sin duda...un ser sobrenatural, aun no sabia de que raza era pero poco a poco la incomodidad tal y como habia venido fué marchándose, si bien Lionel esperaba que le hubiera dicho un “que demonios crees” por haberse metido dentro de donde no le habian llamado...esperó que dijera eso, pero lo único que obtuvo fué un silencio apacible mientras seguían admirándose, como si evaluaran a la persona que había justo en frente de ellos.
Por primera vez, pudo decir que el mundo parecía un simple actor secundario que interpretaba su guión, todo el mundo estaba celebrando sin ellos, las risas de los niños que no habian cesado, riéndose, molestando a los hombres a las mujeres, viviendo. Los hombres que reían chocando las copas que algun que otro accidente habian provocado { como que algun chico saliera manchado de cerveza al estar cerca de aquel choque } las risas de las mujeres, de los adolescentes que se conocían por primera vez y entablaban el primer contacto, todo, pasaba silenciosamente para ambos, mientras Lionel ni siquiera prestaba atención a la copa que tenia entre manos cuyo liquido parecia impaciente, dejando que aquellas burbujas rodeasen su esencia-
Ah, eso...
-Colocó la mano en la nuca un poco nervioso, era la primera vez que le pasaba, según él habia creido que habia dicho esas palabras en voz alta ¿se habria equivocado? ¿habria estado en la mente de otra persona? No sabia porqué pero aquella conversación sabia que acabaría por meterle en problemas ¿o tal vez no? Habia tantos interrogantes que una sonrisa de nuevo se formó en sus labios, igual de apacible y docil que la que habia mostrado la muchacha-
Puede ser, que los aires de paris me hayan dicho decir algo que no debía, más, espero que no le haya molestado, quizás son los aires mágicos que posee esta fiesta lo que me ha hecho actuar de aqueste modo.
-Elevó la copa muy débilmente como si con aquello quisiera dedicar algún brindis, no podía haber alegado que ella lo podría haber dicho en voz alta...¿podría haberlo hecho? Sinceramente lo negó, fue entonces cuando se acercó a un paso elegante, no demasiado precipitado ya que estaban cerca el uno del otro, tampoco, fué demasiado lento sino que a paso normal quedó en frente de la dama, respetando aquel espacio que había entre ambos-
O quizas...
-Se colocó la máscara dejando una sonrisa traslúcida de pícaro simbolismo cuando dejo la copa en una de las mesas que allí habia inclinando su cuerpo hacia delante mientras al mismo tiempo dejó la mano derecha extendida en dirección a la dama-
Sea una excusa ambigua para invitar a tan hermosa dama a un baile
Se detuvo a admirar a la joven, poder observar su rostro y sus facciones, habia contemplado como la dama se habia quitado la máscara por lo que ambas miradas se quedaron como petrificadas en silencio, en su propio mundo esperando a que alguien las rescatase, fué un parpadeo de segundos el que se atrevió a cortar aquel enlace, se sintió observado, pero no dijo nada es más, aprovecho para dejar otra mirada a la joven siempre con aquel disimulo que le caracterizaba, Lionel en aquel instante apreto los dedos suavemente, en unos segundos sintiendo aquella incomodidad crecer en él, basto que sus pupilas se dilatasen un poco para que pudiera ver el aura de la joven, sin duda...un ser sobrenatural, aun no sabia de que raza era pero poco a poco la incomodidad tal y como habia venido fué marchándose, si bien Lionel esperaba que le hubiera dicho un “que demonios crees” por haberse metido dentro de donde no le habian llamado...esperó que dijera eso, pero lo único que obtuvo fué un silencio apacible mientras seguían admirándose, como si evaluaran a la persona que había justo en frente de ellos.
Por primera vez, pudo decir que el mundo parecía un simple actor secundario que interpretaba su guión, todo el mundo estaba celebrando sin ellos, las risas de los niños que no habian cesado, riéndose, molestando a los hombres a las mujeres, viviendo. Los hombres que reían chocando las copas que algun que otro accidente habian provocado { como que algun chico saliera manchado de cerveza al estar cerca de aquel choque } las risas de las mujeres, de los adolescentes que se conocían por primera vez y entablaban el primer contacto, todo, pasaba silenciosamente para ambos, mientras Lionel ni siquiera prestaba atención a la copa que tenia entre manos cuyo liquido parecia impaciente, dejando que aquellas burbujas rodeasen su esencia-
Ah, eso...
-Colocó la mano en la nuca un poco nervioso, era la primera vez que le pasaba, según él habia creido que habia dicho esas palabras en voz alta ¿se habria equivocado? ¿habria estado en la mente de otra persona? No sabia porqué pero aquella conversación sabia que acabaría por meterle en problemas ¿o tal vez no? Habia tantos interrogantes que una sonrisa de nuevo se formó en sus labios, igual de apacible y docil que la que habia mostrado la muchacha-
Puede ser, que los aires de paris me hayan dicho decir algo que no debía, más, espero que no le haya molestado, quizás son los aires mágicos que posee esta fiesta lo que me ha hecho actuar de aqueste modo.
-Elevó la copa muy débilmente como si con aquello quisiera dedicar algún brindis, no podía haber alegado que ella lo podría haber dicho en voz alta...¿podría haberlo hecho? Sinceramente lo negó, fue entonces cuando se acercó a un paso elegante, no demasiado precipitado ya que estaban cerca el uno del otro, tampoco, fué demasiado lento sino que a paso normal quedó en frente de la dama, respetando aquel espacio que había entre ambos-
O quizas...
-Se colocó la máscara dejando una sonrisa traslúcida de pícaro simbolismo cuando dejo la copa en una de las mesas que allí habia inclinando su cuerpo hacia delante mientras al mismo tiempo dejó la mano derecha extendida en dirección a la dama-
Sea una excusa ambigua para invitar a tan hermosa dama a un baile
Lionel D'Maine- Gitano
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