Red hair perfect (Kim Chessire)

por **Kenner Clapton** Sáb Dic 03, 2016 6:18 pm

Luego de que el vampiro milenario pasara unas cuantas horas teniendo una conversación con alguno de sus lacayos, que estarían al cargo de recibir ciertas mercancías vivas, para el negocio que el estaría abriendo, decidió ya que estaba cerca tomarse un leve descanso, mientras andaba en su carruaje podía sentir la tranquilidad de la ciudad de parís durante las noche, por los ataques de los vampiros y otros seres era normal de que la ciudad durmiera de noche y fueran pocos los valientes o necesitados que salían en estos momentos tenían mucho cuidado de no cruzarse con los seres de la noche, este marchaba tranquilamente en su carruaje hasta la entrada del burdel bajo despidiendo a su chófer el regresaría mas rápido del o que ese carruaje llevaba en ir a buscarlo así que no necesitaba mas locomoción por la noche, apoyo elegantemente el bastón en su mano para entrar sin ninguna demora cuando nota, una bella dama algo molesta apoyada en una de las paredes internas del lugar, no preciso ni presentarse en el burdel le dieron entrada directa este la miro y recostado en su bastón la observo, podía sentir su aroma inmortal.

-Puedo ayudaros my lady, parecéis en un leve apuro os puedo ayudar...

Menciono estirando su mano para que ella se prendiera de el rápidamente y poder ambos entrar dentro del burdel buscar un lugar para sentarse o quizás pedir mas bien un cuarto para poder dejarla allí cómoda al a bella vampira que ahora le estaba acompañando si es que la joven aceptaba irse con el hacia dentro.

-Estais sola my lady???

Fue su pregunta para no molesta o quizás librarse del acompañante en caso que la mujer tuviera uno estaba interesado en pasar la noche con la vampira, algo distinto a lo que acostumbraba al ir a aquel lugar, pero si el destino le daba algo en bandeja el vampiro nunca jamas lo desperdiciaba.

por **Kim Chessire** Sáb Dic 03, 2016 6:45 pm

Realizaba uno de mis acostumbrados paseos nocturnos por las calles de París, cuando me percaté de que el hambre empezaba a notarse. Sedienta, caminé largos caminos buscando algún mortal del que aprovecharme. Solía buscar mis presas por las posadas, tabernas o burdeles, donde los hombres, admirados por las mujeres o el alcohol, casi no se daban cuenta de que mis colmillos se clavaban en sus cuellos. Cierto es que el sabor a alcohol en la sangre no era demasiado agradable, pero qué más daba mientras fuera algo fácil y rápido.

Me ubiqué al ver el cartel de aquella floristería que, obviamente debido a las altas horas de la noche, estaba cerrada. Si no me equivocaba, habría un burdel cercano en el que podría hallar aquello que saciaría mi sed aquella noche. Justo llegando al lugar, tuve el desafortunado desliz de meter mi tacón en el hueco que separaba dos piedras del camino, rompiéndose este y casi dejándome caer. Mi frustración al ver el desastre que se había dado en uno de mis zapatos favoritos, empezaba a arruinarme la noche.
Me deshice del calzado y anduve, casi cojeando hacia el interior del establecimiento.

Una vez allí, me apoyé en una pared cubierta por las sombras, para evitar que los hombres clavaran sus lujuriosos ojos en mí. Sin embargo, no pude evitar que los ojos de un galán caballero con bastón se centraran en mi presencia. Ante un hombre tan apuesto, casi instintivamente, me incorporé dejando una postura mucho más digna de una hermosa dama. No obstante, me aclaró con sus palabras que el intento de disimulo había sido en vano, ya que se había dado cuenta de que algo me perturbaba.

- He tenido la gran mala suerte de que he roto uno de mis zapatos, y eso puede arruinarle a una dama la noche. - Mi tono era coqueto, desde luego, notaba cierto interés hacia aquel hombre, pero aquello ya era normal en mí.
Tomé su brazo e intentando disimular lo mejor posible mi incomodidad, tomé asiento con él en una de las redondas mesas del centro.

- Gracias por su amabilidad, mon sieur, usted sabe ayudar a una dama en apuros. Solté una leve risa, para crear una atmósfera agradable entre los dos y observé a las chicas del escenario hacer su número. - Realmente preciosas estas chicas, ¿no cree?

por **Kenner Clapton** Sáb Dic 03, 2016 7:15 pm

Ambos se sentaron en la mesa, claro estaba que el ayudo a la dama en apuros para sentarse primero, llevaba un traje atractivo sin duda combinado con su capacidad de atraer a las personas normalmente, seria suficiente para seducir a todo mortal que caminara por allí, luego de acomodar su asiento este se sentó a su lado apoyando el bastón en la mesa de forma elegante, que no molestara pero tampoco se fuera a caer, mirando la actuación de la jóvenes que tenia en frente, nada que el no hubiera visto antes realmente por mas que se esforzaran durante los milenios siempre ha sido la misma cosa, lo que si tenia a que admitir es que a veces algunas eran mas bonitas que otras lo que convertía en mas interesantes de asistir luego de la actuación escucho la voz de la joven a su lado, que le mencionaba a la jóvenes.

-Claro que son preciosas, pero ninguna logra compararse a vuestra compaña my lady

Dijo el elegante vampiro sonriendo apenas visible, mientras giraba su mirada hacia la joven que el acompañaba, quien evidentemente parecía de poca edad, pero que ocultaba un misterio que la volvía sumamente letal, algo que el milenario sabia muy bien manejar al o que la miro de arriba a bajo para que ella se diera cuenta.

-My lady vos poderlas ser una de esas bailarinas, sin ofenderos hay gran cantidad de números que os haría ver perfecta aunque fuera en un espetaculo privado...

Dando a entender que no tenia intención de que todos vieran esa belleza de mujer en ropas atrevidas y haciendo movimientos eróticos como las anteriores habían estado haciendo recientemente.

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