AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Between Generations — Privado
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Between Generations — Privado
Quizás no era correcto atreverse a realizar semejante cosa. Lo meditó muchas veces; lo hizo en silencio y alejado de todos, pues no quería levantar sospechas. Conocía perfectamente a Loreena y ella no se quedaría quieta hasta averiguar qué ocurría, por lo que se limitó a internarse en labores inexistentes, a las que cómodamente llamó “excusas”.
Vladmiri había descubierto que Loreena había hecho amistad (si es que puede llamársele de ese modo) con un joven gitano. Como la hermandad estaba restándole tiempo de ocio, ignoraba la situación; sin embargo, logró enterarse al poco tiempo. Al joven Mckennit le pareció extraño, y un tanto curioso, pues su prima no era persona de estar entablando amistades con cualquiera, y menos sin participarle. Por eso temió por ella, creyó cualquier cosa, y terminó preocupándose innecesariamente. Loreena sabía defenderse, pero él había adquirido una responsabilidad: tenía que cuidarla. París estaba plagado de malas personas; ni siquiera los empáticos podían librarse de aquel caos. Nadie estaba exento de tanto bicho mal viviente en una ciudad en crecimiento. Sus padres tampoco lo estuvieron hacía varios años atrás.
Motivado por su noble personalidad de siempre querer proteger a otros, Vladmiri se dirigió a lo que parecía el campamento de los gitanos. Trató de llevar prendas que no llamaran mucho su atención, y a su lado iba un espíritu de la familia, mismo que le guiaría hasta la persona indicada. Sabía que algunos romaníes tenían habilidades fuera de lo común; no llegaban al nivel de un hechicero, pero eran igualmente buenos (o malos en algunos casos).
—¿Crees que se moleste por esto? Claro, si llegase a enterarse, creo que me aplicará la ley del hielo —murmuró Vladmiri. No estaba hablando solo, intercambiaba palabras con el espectro que lo acompañaba, quien negó con la cabeza en señal de respuesta—. Tienes razón, estoy exagerando. Sólo espero que él no vaya a querer correrme de una patada, si tiene tan mal genio como comentaste. Deberíamos disculparnos en nombre de los Mckennitt por tener tan impertinente familiar.
Un suspiro pesado salió de sus labios. Vladmiri conocía a Loreena mejor que a nadie; ella era impertinente y molesta, por lo que no todos terminaban acostumbrándose a su presencia. Quiso arrepentirse de estar ahí, pero ya era demasiado tarde. El espíritu le señaló una carpa a pocos pasos; se deslizó hacia adelante y el cambiante lo siguió.
—¿Estás seguro? —Inquirió en voz baja, a lo que el otro ser asintió—. Va-vale... Yo me encargo; gracias.
Respiró hondo y tomando valor suficiente decidió entrar, o bueno, sólo asomó su cabeza un poco. Lo hizo después de darse cuenta que casi tocaba la tela como si fuera una puerta. Vaya idiota.
—¿Hola? ¿Está Rylan en casa? —Y se sentía más idiota preguntando eso. Debería salir corriendo de la vergüenza que le producía hacer eso—. Vengo de parte de...
Y las palabras se quedaron en el aire. El fantasma terminó empujándolo para que entrara de una buena vez a la carpa. Vladmiri casi se cae; pero recobró la dignidad a los pocos minutos.
—Vaya manera de ayudar a alguien. Por eso Loreena no tiene modales —gruñó—. Ahora pensaran que soy un... Ho-hola. Disculpa que haya entrado así; me tropecé, lo siento.
Vladmiri había descubierto que Loreena había hecho amistad (si es que puede llamársele de ese modo) con un joven gitano. Como la hermandad estaba restándole tiempo de ocio, ignoraba la situación; sin embargo, logró enterarse al poco tiempo. Al joven Mckennit le pareció extraño, y un tanto curioso, pues su prima no era persona de estar entablando amistades con cualquiera, y menos sin participarle. Por eso temió por ella, creyó cualquier cosa, y terminó preocupándose innecesariamente. Loreena sabía defenderse, pero él había adquirido una responsabilidad: tenía que cuidarla. París estaba plagado de malas personas; ni siquiera los empáticos podían librarse de aquel caos. Nadie estaba exento de tanto bicho mal viviente en una ciudad en crecimiento. Sus padres tampoco lo estuvieron hacía varios años atrás.
Motivado por su noble personalidad de siempre querer proteger a otros, Vladmiri se dirigió a lo que parecía el campamento de los gitanos. Trató de llevar prendas que no llamaran mucho su atención, y a su lado iba un espíritu de la familia, mismo que le guiaría hasta la persona indicada. Sabía que algunos romaníes tenían habilidades fuera de lo común; no llegaban al nivel de un hechicero, pero eran igualmente buenos (o malos en algunos casos).
—¿Crees que se moleste por esto? Claro, si llegase a enterarse, creo que me aplicará la ley del hielo —murmuró Vladmiri. No estaba hablando solo, intercambiaba palabras con el espectro que lo acompañaba, quien negó con la cabeza en señal de respuesta—. Tienes razón, estoy exagerando. Sólo espero que él no vaya a querer correrme de una patada, si tiene tan mal genio como comentaste. Deberíamos disculparnos en nombre de los Mckennitt por tener tan impertinente familiar.
Un suspiro pesado salió de sus labios. Vladmiri conocía a Loreena mejor que a nadie; ella era impertinente y molesta, por lo que no todos terminaban acostumbrándose a su presencia. Quiso arrepentirse de estar ahí, pero ya era demasiado tarde. El espíritu le señaló una carpa a pocos pasos; se deslizó hacia adelante y el cambiante lo siguió.
—¿Estás seguro? —Inquirió en voz baja, a lo que el otro ser asintió—. Va-vale... Yo me encargo; gracias.
Respiró hondo y tomando valor suficiente decidió entrar, o bueno, sólo asomó su cabeza un poco. Lo hizo después de darse cuenta que casi tocaba la tela como si fuera una puerta. Vaya idiota.
—¿Hola? ¿Está Rylan en casa? —Y se sentía más idiota preguntando eso. Debería salir corriendo de la vergüenza que le producía hacer eso—. Vengo de parte de...
Y las palabras se quedaron en el aire. El fantasma terminó empujándolo para que entrara de una buena vez a la carpa. Vladmiri casi se cae; pero recobró la dignidad a los pocos minutos.
—Vaya manera de ayudar a alguien. Por eso Loreena no tiene modales —gruñó—. Ahora pensaran que soy un... Ho-hola. Disculpa que haya entrado así; me tropecé, lo siento.
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Between Generations — Privado
Un suspiro salió de sus labios mientras que sus ojos contemplaban la tela que hacía de techo en su carpa. Rylan llevaba ya tanto tiempo sin estar tan solo que al estarlo se sentía ya incomodo.
– Bruja loca – susurró para si mismo, culpando a Loreena de la incomodidad que experimentaba en un momento en que debía sentirse tranquilo y pleno. Y es que no podía culpar a nadie más, después de todo era aquella hechicera la que le de manera lenta le acostumbro a su presencia, a sus paseos repentinos y a sus bromas pesadas. Ella era su única amiga, la única que podía sacarle de la burbuja de aislamiento en que él mismo se internaba. Ella era la única capaz de cambiar su terrible humor y era injusto que de un día para otro decidiera abandonarlo después de haberle transformado en alguien “ligeramente” diferente. Una mueca de molestia apareció en los labios del gitano, quien se removió en el pequeño rincón llenó de telas y cojines que hacían de cama – Llegara en el momento donde más cómodo me sienta – se aseguro a si mismo antes de cerrar los ojos y tratar de relajarse.
Llevaba apenas un par de segundos con los ojos cerrados cuando una voz masculina que pronunciaba su nombre le hizo abrirlos. Con extrañeza, el gitano se sentó entre los cojines, simplemente para ver como un muchacho flacucho entraba de manera torpe dentro de su carpa. Los ojos del gitano observaron con curiosidad al individuo que poseía un aura similar a la de Monicke, siendo esa aura la que lo delatara como un cambiante. Si bien el que un cambiante desconocido debía ser lo que más lo intrigase, fue el escuchar de labios del muchacho el nombre de Loreena lo que llevó a Rylan a incorporarse de golpe.
– ¿Has dicho Loreena? – preguntó, ignorando por completo el saludo y la disculpa ofrecidas por el cambiante – ¿Dónde esta esa bruja loca? – sus ojos trataron de buscar la figura de la hechicera en el exterior, ya que conociéndola, quizás aquella irrupción en su carpa fuera parte de una nueva broma para él – Si esta es una broma será mejor que la termine pronto – sus ojos fueron a encontrarse con los del cambiante, siendo ese el momento donde Rylan frunció el ceño, se cruzo de brazos y observó al muchacho de arriba abajo – por cierto, ¿Quién eres tú?.
– Bruja loca – susurró para si mismo, culpando a Loreena de la incomodidad que experimentaba en un momento en que debía sentirse tranquilo y pleno. Y es que no podía culpar a nadie más, después de todo era aquella hechicera la que le de manera lenta le acostumbro a su presencia, a sus paseos repentinos y a sus bromas pesadas. Ella era su única amiga, la única que podía sacarle de la burbuja de aislamiento en que él mismo se internaba. Ella era la única capaz de cambiar su terrible humor y era injusto que de un día para otro decidiera abandonarlo después de haberle transformado en alguien “ligeramente” diferente. Una mueca de molestia apareció en los labios del gitano, quien se removió en el pequeño rincón llenó de telas y cojines que hacían de cama – Llegara en el momento donde más cómodo me sienta – se aseguro a si mismo antes de cerrar los ojos y tratar de relajarse.
Llevaba apenas un par de segundos con los ojos cerrados cuando una voz masculina que pronunciaba su nombre le hizo abrirlos. Con extrañeza, el gitano se sentó entre los cojines, simplemente para ver como un muchacho flacucho entraba de manera torpe dentro de su carpa. Los ojos del gitano observaron con curiosidad al individuo que poseía un aura similar a la de Monicke, siendo esa aura la que lo delatara como un cambiante. Si bien el que un cambiante desconocido debía ser lo que más lo intrigase, fue el escuchar de labios del muchacho el nombre de Loreena lo que llevó a Rylan a incorporarse de golpe.
– ¿Has dicho Loreena? – preguntó, ignorando por completo el saludo y la disculpa ofrecidas por el cambiante – ¿Dónde esta esa bruja loca? – sus ojos trataron de buscar la figura de la hechicera en el exterior, ya que conociéndola, quizás aquella irrupción en su carpa fuera parte de una nueva broma para él – Si esta es una broma será mejor que la termine pronto – sus ojos fueron a encontrarse con los del cambiante, siendo ese el momento donde Rylan frunció el ceño, se cruzo de brazos y observó al muchacho de arriba abajo – por cierto, ¿Quién eres tú?.
Rylan Cerny- Gitano
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Re: Between Generations — Privado
Vladmiri era lo suficientemente terco como para aventurarse a hacer algo que no le correspondía. Es que no tenía necesidad de estar en ese lugar, haciendo el ridículo de esa manera, siendo empujado por un espectro dentro de la propiedad de alguien más. Para alguien como él, con valores tan arraigados, aquello era una soberana falta de respeto. Incluso creyó sonrojarse por lo ocurrido; sin embargo, tenía razones de peso para encontrarse en ese lugar. Loreena solía meterlo en toda clase de líos, aunque en esa ocasión, ella no estaba al tanto de las decisiones de Vladmiri, pues no quería causarle ningún disgusto. Se sentía avergonzado por la manera en que su prima solía entrometerse en la vida de otras personas, causándoles alguno que otro problema, algo que el abuelo Hans no toleraría.
Hubo un momento en que se quedó callado, estando de pie como un completo idiota. Sin duda, el tipo era hosco, tal y como se lo habían comentado los espíritus de la familia, pero eso no aminoró los deseos de Vladmiri para solucionar las cosas. Aún no comprendía cómo ese chico soportaba a Loreena, su manera de hablar dejaba mucho que desear. ¡Ni siquiera correspondió a su saludo! Suspiró un tanto decepcionado, bajando la mirada, mientras hallaba las respuestas necesarias, esperando que no fueran a causarle ningún malestar al gitano.
—No, ella no está aquí. Quise decir, Loreena no ha venido conmigo, ni siquiera está al tanto de que estoy aquí —respondió finalmente. Era tan mesurado al hablar que ni parecía primo de Loreena; ambos eran polos opuestos, pero por ser el mayor, debía cuidarla—. En serio, es imprudente de mi parte venir hasta aquí, aparte de entrar de manera descortés —soslayó el lugar en donde se hallaba el espectro que lo empujó—, pero, tengo una misión que cumplir. Una que es más bien personal; espero que Loreena no esté al tanto, por favor.
Le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, evadiendo incluso la pregunta sobre su identidad. Tal vez era porque se encontraba muy nervioso en ese preciso instante o quién sabe. De alguna manera, el genio del otro muchacho, le causó un poco de temor. De seguro era de esos que te sacaban a patadas de su casa; por fortuna, el hecho de que fuera su prima el asunto a tratar, le evitaba pensar en aquella posibilidad.
—No es ninguna broma de mal gusto, yo no soy así. Mi nombre es Vladmiri, soy el primo de ella, quizás te llegó a hablar de mí en algún momento —dijo, un tanto inseguro—. Loreena también me ha hablado de ti, aunque no me comentó que te ha metido en algún lío, de eso me enteré por otras fuentes. —Hizo una pausa, frunciendo el entrecejo un poco. Sentía que perdía el hilo de la conversación, pero luego le fue fácil retomarlo—. Quisiera disculparme en nombre de la familia Mckennitt por los disgustos que te haya causado mi prima, sé que a veces no es su intención, pero no es persona de medir bien sus acciones. Espero comprendas...
Hubo un momento en que se quedó callado, estando de pie como un completo idiota. Sin duda, el tipo era hosco, tal y como se lo habían comentado los espíritus de la familia, pero eso no aminoró los deseos de Vladmiri para solucionar las cosas. Aún no comprendía cómo ese chico soportaba a Loreena, su manera de hablar dejaba mucho que desear. ¡Ni siquiera correspondió a su saludo! Suspiró un tanto decepcionado, bajando la mirada, mientras hallaba las respuestas necesarias, esperando que no fueran a causarle ningún malestar al gitano.
—No, ella no está aquí. Quise decir, Loreena no ha venido conmigo, ni siquiera está al tanto de que estoy aquí —respondió finalmente. Era tan mesurado al hablar que ni parecía primo de Loreena; ambos eran polos opuestos, pero por ser el mayor, debía cuidarla—. En serio, es imprudente de mi parte venir hasta aquí, aparte de entrar de manera descortés —soslayó el lugar en donde se hallaba el espectro que lo empujó—, pero, tengo una misión que cumplir. Una que es más bien personal; espero que Loreena no esté al tanto, por favor.
Le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, evadiendo incluso la pregunta sobre su identidad. Tal vez era porque se encontraba muy nervioso en ese preciso instante o quién sabe. De alguna manera, el genio del otro muchacho, le causó un poco de temor. De seguro era de esos que te sacaban a patadas de su casa; por fortuna, el hecho de que fuera su prima el asunto a tratar, le evitaba pensar en aquella posibilidad.
—No es ninguna broma de mal gusto, yo no soy así. Mi nombre es Vladmiri, soy el primo de ella, quizás te llegó a hablar de mí en algún momento —dijo, un tanto inseguro—. Loreena también me ha hablado de ti, aunque no me comentó que te ha metido en algún lío, de eso me enteré por otras fuentes. —Hizo una pausa, frunciendo el entrecejo un poco. Sentía que perdía el hilo de la conversación, pero luego le fue fácil retomarlo—. Quisiera disculparme en nombre de la familia Mckennitt por los disgustos que te haya causado mi prima, sé que a veces no es su intención, pero no es persona de medir bien sus acciones. Espero comprendas...
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Between Generations — Privado
Era rudo de parte de aquel muchacho ingresar en su carpa de esa manera, aún así, la manera de responder y de presentarse de Rylan no eran las apropiadas, pero ¿Qué más podía esperarse de un hombre sin educación? Para alguien que leía con dificultad y que apenas estaba descubriendo a convivir pacíficamente con otros, así como el significado de amistad y cariño fuera de su familia, la respuesta que daba al muchacho frente a él era demasiado cordial. Demasiado sofisticada para el gitano que alguna vez fuera. Pensar en su manera de responder le llevó una vez más a pensar en Loreena y como su compañía lo cambiaba de verdad. Recordar a la hechicera y que el muchacho aquel la pronunciaba lo hizo fruncir el ceño. ¿A qué estaban jugando aquel par?.
Se desilusiono de verdad al saber que ella no acompañaba a aquel cambiante. La bruja lo tenía bastante en el olvido y algo como eso, Rylan no pensaba permitirlo pero con ella charlaría después, pues en esos instantes se encontraba realmente intrigado por el desconocido.
– Si ella no sabe que estas aquí y no vino para acompañarte, ¿Qué es lo que quieres? Y ¿quién eres? – los brazos del gitano se mantenían cruzados sobre su pecho, en una evidente muestra de desconfianza – porque parece ser que me conoces y no me gusta estar en desventaja – dicho eso, guardo silencio, dando de esa manera oportunidad para que el cambiante se expresara, aunque más valía que fuera veloz al hacerlo porque la paciencia del gitano era mayor pero no eterna.
Un suspiro fluyó de sus labios. La palabrería que el cambiante soltaba, además de ser aburrida, carecía completamente de sentido para el gitano, que cada vez le miraba con mayor desconfianza.
– Si lo que quieres es que le diga a Loreena que no has venido por eso no tienes que preocuparte, no le diré nada – hizo una pausa y sonrió – a menos claro que no comiences a explicar tu presencia de inmediato – sus palabras eran un intento de guiar la “conversación” en una dirección donde el cambiante le otorgase verdaderas respuestas y no solo palabras vacías.
El nombre del muchacho en lugar de hacerlo bajar sus defensas, sirvió para hacer que Rylan las levantase aun más. El cambiante frente al que se encontraba era el primo de Loreena, aquel con el que ella alardeaba de pasar tanto tiempo y compartir aventuras, el mismo por el que Rylan no podía evitar sentir celos.
– Así que ese eres tú – sin disimular observo de arriba a abajo el cuerpo de Vladmiri – La loca habla tanto de ti que esperaba algo más… sorprendente – se encogió de hombros y antes de darle la espalda al cambiante le invitó a entrar con una seña de su mano. No era de su completo agrado que Vladmiri estuviese ahí pero ya nada podía hacerse. El gitano debía tener en mente que aquel cambiante era el querido primo de Loreena así que para estar bien con la bruja, debía soportarlo aunque no lo deseara en realidad.
Pese a no estar mirando al cambiante, escuchaba perfectamente cada una de las palabras que salían de sus labios. Tanta atención ponía a lo que decía que incluso guardó absoluto silencio; claro que también buscaba un par de taburetes para su invitado y él. Cuando los encontró, Vladmiri llegaba a la parte de su discurso donde aseguraba saber que Loreena le metía en líos y al escuchar eso, rio por lo bajo, girando entonces para ver nuevamente al cambiante y caminar en dirección a él con los taburetes, mismos que acomodó antes de señalarlos, esperando a que Vladmiri entendiera su invitación.
– La disculpa de tu familia es innecesaria – aseguró, sentándose entonces sin esperar a que su invitado lo hiciera primero – Hace algunos meses me hubiera venido bastante bien que aparecieras y me prometieras que ella no volvería a interferir en mi vida, porque debes saber muy bien que tu prima es un terrible dolor de cabeza – hizo una pausa – pero ya me he acostumbrado a ese dolor de cabeza. Loreena es mi amiga – tardó un poco en continuar después de eso porque si bien en su interior sabía aquello, nunca antes lo mencionó en voz alta – y lo mínimo que se puede hacer es acompañar a los amigos cuando se meten en líos. Además, soy un gitano – sonrió – yo me meto en líos con ella o sin ella.
Se desilusiono de verdad al saber que ella no acompañaba a aquel cambiante. La bruja lo tenía bastante en el olvido y algo como eso, Rylan no pensaba permitirlo pero con ella charlaría después, pues en esos instantes se encontraba realmente intrigado por el desconocido.
– Si ella no sabe que estas aquí y no vino para acompañarte, ¿Qué es lo que quieres? Y ¿quién eres? – los brazos del gitano se mantenían cruzados sobre su pecho, en una evidente muestra de desconfianza – porque parece ser que me conoces y no me gusta estar en desventaja – dicho eso, guardo silencio, dando de esa manera oportunidad para que el cambiante se expresara, aunque más valía que fuera veloz al hacerlo porque la paciencia del gitano era mayor pero no eterna.
Un suspiro fluyó de sus labios. La palabrería que el cambiante soltaba, además de ser aburrida, carecía completamente de sentido para el gitano, que cada vez le miraba con mayor desconfianza.
– Si lo que quieres es que le diga a Loreena que no has venido por eso no tienes que preocuparte, no le diré nada – hizo una pausa y sonrió – a menos claro que no comiences a explicar tu presencia de inmediato – sus palabras eran un intento de guiar la “conversación” en una dirección donde el cambiante le otorgase verdaderas respuestas y no solo palabras vacías.
El nombre del muchacho en lugar de hacerlo bajar sus defensas, sirvió para hacer que Rylan las levantase aun más. El cambiante frente al que se encontraba era el primo de Loreena, aquel con el que ella alardeaba de pasar tanto tiempo y compartir aventuras, el mismo por el que Rylan no podía evitar sentir celos.
– Así que ese eres tú – sin disimular observo de arriba a abajo el cuerpo de Vladmiri – La loca habla tanto de ti que esperaba algo más… sorprendente – se encogió de hombros y antes de darle la espalda al cambiante le invitó a entrar con una seña de su mano. No era de su completo agrado que Vladmiri estuviese ahí pero ya nada podía hacerse. El gitano debía tener en mente que aquel cambiante era el querido primo de Loreena así que para estar bien con la bruja, debía soportarlo aunque no lo deseara en realidad.
Pese a no estar mirando al cambiante, escuchaba perfectamente cada una de las palabras que salían de sus labios. Tanta atención ponía a lo que decía que incluso guardó absoluto silencio; claro que también buscaba un par de taburetes para su invitado y él. Cuando los encontró, Vladmiri llegaba a la parte de su discurso donde aseguraba saber que Loreena le metía en líos y al escuchar eso, rio por lo bajo, girando entonces para ver nuevamente al cambiante y caminar en dirección a él con los taburetes, mismos que acomodó antes de señalarlos, esperando a que Vladmiri entendiera su invitación.
– La disculpa de tu familia es innecesaria – aseguró, sentándose entonces sin esperar a que su invitado lo hiciera primero – Hace algunos meses me hubiera venido bastante bien que aparecieras y me prometieras que ella no volvería a interferir en mi vida, porque debes saber muy bien que tu prima es un terrible dolor de cabeza – hizo una pausa – pero ya me he acostumbrado a ese dolor de cabeza. Loreena es mi amiga – tardó un poco en continuar después de eso porque si bien en su interior sabía aquello, nunca antes lo mencionó en voz alta – y lo mínimo que se puede hacer es acompañar a los amigos cuando se meten en líos. Además, soy un gitano – sonrió – yo me meto en líos con ella o sin ella.
Rylan Cerny- Gitano
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Re: Between Generations — Privado
¿Y si había metido la pata por haber ido a ese lugar? La cuestión retumbó en su cabeza como un bombo, y mucho más al ver la conducta del otro joven. Vladmiri solía ser excesivamente modoso y no se acostumbraba a lidiar con personas así; bueno, su prima no era el mejor ejemplo de buena conducta, pero era su prima al fin y al cabo, ¿no? En cambio aquel gitano seguía siendo un desconocido, a pesar de que tuviera alguna amistad rara con Loreena. Bien, tampoco lo definía como amistad, porque bien sabía que a su prima le gustaba fastidiar personas con su tosca personalidad, y él quiso disculparse por toda la familia, aunque no tenía que hacerlo, porque no era algo que le correspondía, sin embargo, y para no meter a su prima en líos, prefirió dar la cara en su nombre. Aun así, luego de que los minutos transcurrieron, empezó a considerar que aquello no había sido una buena idea.
¡Un momento! ¿Y acaso no era él un Mckennitt? Nunca debía mostrarse dócil ni temeroso ante las adversidades, y que su insana capacidad para ser educado no fuera motivo para retroceder. ¡Por favor! Pero que tonto que era. Si estaba ahí, precisamente, era para cumplir con un objetivo, y no podía cruzarse de brazos y dejar que la partida quedara inconclusa. Así que tuvo que obligarse a armarse de valor para seguir ahí, empeñado en... lo que sea que debía hacer. Ya hasta empezaba a perder la buena fe, ¡es que inlcuso lo miró con desdén! Oh, ¿qué cosas le habría dicho Loreena como para que el gitano lo...? Ya nada le resultaba lógico en ese instante.
—¿Disculpa? —inquirió bastante incrédulo de lo que escuchó. ¿Por qué su prima no podía buscarse amigos normales con los que poder conversar con naturalidad? Vale, no podía pedirle mucho a la vida—. Oye, no sé qué cosas te habrá dicho ella, pero, lamento decepcionar. Soy la contraparte de Loreena, sí, y también quien debe cuidar de ella, desde luego. Si el abuelo Hans se entera de que anda haciendo de las suyas sin reparo, estará metida en problemas.
Un pesado suspiro salió de sus labios. Se resignó a todo. Incluso, el espectro que lo había guiado hasta ahí, le dio unos golpecitos en la espalda, apenado por Vladmiri. Aun así, prefirió continuar. Quizá estaba juzgando de más al pobre muchacho, y saber que un familiar de ella estuviera ahí, no era nada agradable. Aunque no pudo ocultar su sorpresa cuando le invitó a sentarse, quedándose de pie como un tontuelo. Fue el empujoncito del fantasma el que le hizo reaccionar y aceptar la cortesía del anfitrión.
—Pues, por eso mismo he venido. No es una chica fácil; ni siquiera para la tía Amalur lo fue, y mira que fue ella quien la crió —reconoció finalmente, asintiendo con efusividad—. Y... ¡Vaya! ¿Amiga? Oh. —Guardó silencio. Tal vez se pudo malinterpretar, sin embargo, luego sonrió de manera amplia—. ¿De verdad la consideras tu amiga? Momento, no lo tomes a mal. Es que Loreena casi nunca tuvo amigos debido a sus poderes. Siempre le ha costado relacionarse con otros, aparte de los espíritus, de mí y del abuelo. En fin, que me alegra que alguien más la considere de ese modo, eso significa que ha ido creciendo como persona, a pesar de seguir metiéndose en problemas como estilo de vida.
¡Un momento! ¿Y acaso no era él un Mckennitt? Nunca debía mostrarse dócil ni temeroso ante las adversidades, y que su insana capacidad para ser educado no fuera motivo para retroceder. ¡Por favor! Pero que tonto que era. Si estaba ahí, precisamente, era para cumplir con un objetivo, y no podía cruzarse de brazos y dejar que la partida quedara inconclusa. Así que tuvo que obligarse a armarse de valor para seguir ahí, empeñado en... lo que sea que debía hacer. Ya hasta empezaba a perder la buena fe, ¡es que inlcuso lo miró con desdén! Oh, ¿qué cosas le habría dicho Loreena como para que el gitano lo...? Ya nada le resultaba lógico en ese instante.
—¿Disculpa? —inquirió bastante incrédulo de lo que escuchó. ¿Por qué su prima no podía buscarse amigos normales con los que poder conversar con naturalidad? Vale, no podía pedirle mucho a la vida—. Oye, no sé qué cosas te habrá dicho ella, pero, lamento decepcionar. Soy la contraparte de Loreena, sí, y también quien debe cuidar de ella, desde luego. Si el abuelo Hans se entera de que anda haciendo de las suyas sin reparo, estará metida en problemas.
Un pesado suspiro salió de sus labios. Se resignó a todo. Incluso, el espectro que lo había guiado hasta ahí, le dio unos golpecitos en la espalda, apenado por Vladmiri. Aun así, prefirió continuar. Quizá estaba juzgando de más al pobre muchacho, y saber que un familiar de ella estuviera ahí, no era nada agradable. Aunque no pudo ocultar su sorpresa cuando le invitó a sentarse, quedándose de pie como un tontuelo. Fue el empujoncito del fantasma el que le hizo reaccionar y aceptar la cortesía del anfitrión.
—Pues, por eso mismo he venido. No es una chica fácil; ni siquiera para la tía Amalur lo fue, y mira que fue ella quien la crió —reconoció finalmente, asintiendo con efusividad—. Y... ¡Vaya! ¿Amiga? Oh. —Guardó silencio. Tal vez se pudo malinterpretar, sin embargo, luego sonrió de manera amplia—. ¿De verdad la consideras tu amiga? Momento, no lo tomes a mal. Es que Loreena casi nunca tuvo amigos debido a sus poderes. Siempre le ha costado relacionarse con otros, aparte de los espíritus, de mí y del abuelo. En fin, que me alegra que alguien más la considere de ese modo, eso significa que ha ido creciendo como persona, a pesar de seguir metiéndose en problemas como estilo de vida.
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Between Generations — Privado
La incomodidad que experimentaba ante la presencia del cambiante era difícil de ocultarse, después de todo, el gitano apenas comenzaba a acostumbrarse a la presencia de otros y con la única que podía pasar el día entero sin parecerle ya una carga, era Loreena, aunque claro, ese día ella no estaba ahí y eso más que incomodarle, le enojo. ¿Por qué ella tenía que enviar a su primo? ¿Qué era lo que planeaba al hacer que Rylan viera a la única persona en la tierra por la que sentía celos?. Suspiro. Estaba actuando como un idiota y lo sabía, se lo confirmaba además la expresión de desconcierto del Vladmiri aunque igual, no podía evitar la manera en que se sentía y mucho menos lo que pensaba de él. Aquel cambiante era una amenaza, no porque creyera que le haría daño sino porque si lo deseaba, podría llevarse a Loreena lejos y el gitano, ya no sabía como era pasar los días sin aquella loca.
Muy a pesar de que deseaba sacar al cambiante de su carpa, fueron las palabras de él sobre Loreena lo que despertaron la curiosidad de Rylan, quien se movilizó para ofrecerle un asiento cómodo al cambiante, después de todo, debía mostrar sus buenas intenciones si es que quería volver a ver a la hechicera, eso aunque su mirada cargada de celos ya hubiera recorrido el cuerpo completo del sobrenatural y su boca dado salida a palabras que no eran lo mejor para un primer encuentro.
– Ella siempre esta metida en problemas, eso ya deberías saberlo si es que han ido juntos a tantas aventuras como ella profesa – soltó sin siquiera volver la vista para observar al cambiante. De hecho, la verdad es que no quería mirarlo porque realmente se había esperado que Vladmiri fuera algo más intimidante, más fuerte y seguro pero no lo era, entonces, ¿Qué era lo que poseía de maravilloso para Loreena lo mencionara siempre? – Y ella solo me ha contado lo fabuloso que era que la acompañaras a todos lados, que juntos descubrieron… no sé que tantas cosas… – hizo una pausa – igual y hablo de más, ya sabes como es – mencionó lo último porque no quería estar recordando todo lo bueno que ella decía de su primo.
Cuando finalmente estuvo sentado en uno de los taburetes que llevó para ambos, Rylan expresó de manera sincera lo que pensaba de la hechicera y como era que la presencia que un inició era molesta, se había transformado en una sumamente deseada.
– Si no la considerará mi amiga, no te estaría diciendo esto – la sonrisa se mantenía de manera casi imperceptible en sus labios pero la del cambiante, fue amplia. El muchacho frente a él, ese por el que sentía celos estaba contándole cosas de Loreena que desconocía. Para el gitano, ella era una bruja aventurera que se relacionaba fácil con aquellos que le rodeaban, por eso fue que saber que en realidad no tenía muchos amigos, le sorprendió – Y bueno, sabía que no tienen mucho tiempo aquí en París, asumí que la falta de amistades se debía a eso… mezclado también con que suele salir mucho conmigo – Rylan al ser gitano era duramente juzgado por la sociedad, esa que prefería evitarlo. Se rió entonces al notar algo que le había estado preocupando pero su mente decidió ignorar – De hecho, creí que venías a pedirme que me alejara de ella o algo por el estilo – cruzo los brazos a la altura del pecho – Imagine que me amenazarías para que no la viera más ahora veo que me preocupe por nada – al menos la reacción de Vladmiri indicaba que le gustaba saber que Loreena tenía un amigo, aunque a Rylan seguía sin gustarle del todo compartir a la hechicera con aquel muchacho, incluso cuando no estaba presente.
Muy a pesar de que deseaba sacar al cambiante de su carpa, fueron las palabras de él sobre Loreena lo que despertaron la curiosidad de Rylan, quien se movilizó para ofrecerle un asiento cómodo al cambiante, después de todo, debía mostrar sus buenas intenciones si es que quería volver a ver a la hechicera, eso aunque su mirada cargada de celos ya hubiera recorrido el cuerpo completo del sobrenatural y su boca dado salida a palabras que no eran lo mejor para un primer encuentro.
– Ella siempre esta metida en problemas, eso ya deberías saberlo si es que han ido juntos a tantas aventuras como ella profesa – soltó sin siquiera volver la vista para observar al cambiante. De hecho, la verdad es que no quería mirarlo porque realmente se había esperado que Vladmiri fuera algo más intimidante, más fuerte y seguro pero no lo era, entonces, ¿Qué era lo que poseía de maravilloso para Loreena lo mencionara siempre? – Y ella solo me ha contado lo fabuloso que era que la acompañaras a todos lados, que juntos descubrieron… no sé que tantas cosas… – hizo una pausa – igual y hablo de más, ya sabes como es – mencionó lo último porque no quería estar recordando todo lo bueno que ella decía de su primo.
Cuando finalmente estuvo sentado en uno de los taburetes que llevó para ambos, Rylan expresó de manera sincera lo que pensaba de la hechicera y como era que la presencia que un inició era molesta, se había transformado en una sumamente deseada.
– Si no la considerará mi amiga, no te estaría diciendo esto – la sonrisa se mantenía de manera casi imperceptible en sus labios pero la del cambiante, fue amplia. El muchacho frente a él, ese por el que sentía celos estaba contándole cosas de Loreena que desconocía. Para el gitano, ella era una bruja aventurera que se relacionaba fácil con aquellos que le rodeaban, por eso fue que saber que en realidad no tenía muchos amigos, le sorprendió – Y bueno, sabía que no tienen mucho tiempo aquí en París, asumí que la falta de amistades se debía a eso… mezclado también con que suele salir mucho conmigo – Rylan al ser gitano era duramente juzgado por la sociedad, esa que prefería evitarlo. Se rió entonces al notar algo que le había estado preocupando pero su mente decidió ignorar – De hecho, creí que venías a pedirme que me alejara de ella o algo por el estilo – cruzo los brazos a la altura del pecho – Imagine que me amenazarías para que no la viera más ahora veo que me preocupe por nada – al menos la reacción de Vladmiri indicaba que le gustaba saber que Loreena tenía un amigo, aunque a Rylan seguía sin gustarle del todo compartir a la hechicera con aquel muchacho, incluso cuando no estaba presente.
Rylan Cerny- Gitano
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Re: Between Generations — Privado
Sus intenciones nunca habían sido malas, al contrario, se encontraba ahí por motivos bien justificados, más allá de la curiosidad que pudo sentir en su momento. Por lo tanto, no tenía, ni más remotamente, una idea maliciosa, ni mucho menos conservaba en su corazón esa serpiente del egoísmo, o la envidia, ni siquiera cizaña, ¡en lo absoluto! Él no era así. Más bien pecaba de tonto en muchísimas ocasiones, y aunque no fuera un ingenuo por completo, a veces sí que le tomaban el pelo por su buena fe. Sin embargo, tampoco se aferraba a esas malas experiencias; podrían decirle que era un estúpido, pero, ¿qué más podía hacer? Simplemente andarse con más cautela, sobre todo cuando la situación lo ameritara. Y esa, en particular, no necesitaba que fuera tan cerrado, ni desconfiado. Al menos eso pensaba.
Y bien que abía que el joven gitano se encontraba incómodo con su presencia, y él también, sólo por el hecho de estar ahí. Pero ya por haber aceptado su invitación, era más que suficiente para familiarizarse un poco, y no tener que empezar con retahílas extrañísimas que no condujeran a ninguna parte. Desde luego, el tema principal era su prima, precisamente por ella es que se encontraba ahí, ¿no? Todo parecía más difícil de lo que había imaginado. Se estaba enfrentando a un persona tan testaruda como Loreena, llegó a pensar. ¿Por qué siempre terminaba metido en esas situaciones?
Y en vez de seguir dándole vueltas al asunto, se sentó en uno de los taburetes que le había pasado su anfitrión. Para alguien poco acostumbrado a esos mobiliarios, de seguro le sería raro sentarse prácticamente en el suelo. Sin embargo, para Vladmiri no era ninguna novedad. Hasta pareció cómodo, a pesar de que por dentro no lo estaba mucho. ¡Que se tenía que centrar! Y bien, lo hizo; con dificultad, eso sí. Y al menos era algo, peor es nada, reza el dicho.
—Sí, tienes razón. Con lo de los problemas, digo. Tiene una imaginación inquieta, me recuerda mucho a mi hermana Amaltea. Quizá por eso me preocupo siempre por ella. No es que no me gusten sus ocurrencias, es que todo deriva en caos y yo soy poco bueno para esas cosas. Pero me preocupo porque vaya a pasarle algo —explicó, con la mirada clavada en el suelo, apenas esbozando una sonrisa ladina. Nadie le había preguntado tanto, sin embargo, sintió muy necesario hablar, decir lo que se le cruzaba por la mente en ese momento—. Yo llevo años en París. Antes vivía en alguna parte del Imperio Ruso, pero luego las cosas cambiaron y mi tío Hans me adoptó, aunque le digo abuelo ya por costumbre. Loreena llegó mucho tiempo después. Hace ya varios meses, no sabría decirte con exactitud. Me alegra que haya crecido tanto, ¿sabes?
Recordar por todo lo que había pasado su prima le hizo sonreír, porque sabía que estaba creciendo como persona, y también como hechicera. De alguna manera, era algo que le hacía sentirse bien; seguro con que ella podría defenderse mejor, a pesar de lo muy atolondrada y descuidada que resultara ser algunas veces.
—Y no, Rylan. No vine a proponerte algo tan horrible como eso, no sería capaz de semejante cosa. Más bien me preocupaba que ella hubiera hecho algo para importunarte, porque entiendo que a veces es... algo imposible —agregó, aún con su manera tan modosa para expresarse—. En serio, me agrada saber que Loree tiene un amigo. Ser empático tiene sus desventajas y para ella ha sido muy difícil lidiar con eso. Me alegra que lo esté superando. ¡Espera! Sólo quisiera pedirte un favor, ¿sí? No le digas nada de esto, por favor... ¿Podrías guardar el secreto?
Y bien que abía que el joven gitano se encontraba incómodo con su presencia, y él también, sólo por el hecho de estar ahí. Pero ya por haber aceptado su invitación, era más que suficiente para familiarizarse un poco, y no tener que empezar con retahílas extrañísimas que no condujeran a ninguna parte. Desde luego, el tema principal era su prima, precisamente por ella es que se encontraba ahí, ¿no? Todo parecía más difícil de lo que había imaginado. Se estaba enfrentando a un persona tan testaruda como Loreena, llegó a pensar. ¿Por qué siempre terminaba metido en esas situaciones?
Y en vez de seguir dándole vueltas al asunto, se sentó en uno de los taburetes que le había pasado su anfitrión. Para alguien poco acostumbrado a esos mobiliarios, de seguro le sería raro sentarse prácticamente en el suelo. Sin embargo, para Vladmiri no era ninguna novedad. Hasta pareció cómodo, a pesar de que por dentro no lo estaba mucho. ¡Que se tenía que centrar! Y bien, lo hizo; con dificultad, eso sí. Y al menos era algo, peor es nada, reza el dicho.
—Sí, tienes razón. Con lo de los problemas, digo. Tiene una imaginación inquieta, me recuerda mucho a mi hermana Amaltea. Quizá por eso me preocupo siempre por ella. No es que no me gusten sus ocurrencias, es que todo deriva en caos y yo soy poco bueno para esas cosas. Pero me preocupo porque vaya a pasarle algo —explicó, con la mirada clavada en el suelo, apenas esbozando una sonrisa ladina. Nadie le había preguntado tanto, sin embargo, sintió muy necesario hablar, decir lo que se le cruzaba por la mente en ese momento—. Yo llevo años en París. Antes vivía en alguna parte del Imperio Ruso, pero luego las cosas cambiaron y mi tío Hans me adoptó, aunque le digo abuelo ya por costumbre. Loreena llegó mucho tiempo después. Hace ya varios meses, no sabría decirte con exactitud. Me alegra que haya crecido tanto, ¿sabes?
Recordar por todo lo que había pasado su prima le hizo sonreír, porque sabía que estaba creciendo como persona, y también como hechicera. De alguna manera, era algo que le hacía sentirse bien; seguro con que ella podría defenderse mejor, a pesar de lo muy atolondrada y descuidada que resultara ser algunas veces.
—Y no, Rylan. No vine a proponerte algo tan horrible como eso, no sería capaz de semejante cosa. Más bien me preocupaba que ella hubiera hecho algo para importunarte, porque entiendo que a veces es... algo imposible —agregó, aún con su manera tan modosa para expresarse—. En serio, me agrada saber que Loree tiene un amigo. Ser empático tiene sus desventajas y para ella ha sido muy difícil lidiar con eso. Me alegra que lo esté superando. ¡Espera! Sólo quisiera pedirte un favor, ¿sí? No le digas nada de esto, por favor... ¿Podrías guardar el secreto?
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Re: Between Generations — Privado
Sentados finalmente, uno frente al otro, daban la impresión de estar tocando temas verdaderamente serios y no es que Loreena no fuera un tema serio o importante, sino que debido a la personalidad inquieta y vibrante de la hechicera, resultaba imposible tomarse con seriedad las situaciones.
Quizás la presencia intangible de Loreena en el lugar fue lo que permitió que la charla fluyera de una manera más tranquila y pacifica, así como también permitió que tanto el cambiante como el gitano comenzaran a abrirse con el otro. Para Rylan fue muy complicado confesar ante un aún desconocido lo importante que era la bruja para él; en especial considerando que la presencia de ella era lo que lentamente había hecho realidad el sueño de la madre del gitano, que sus hijos dejaran de vagar y encontraran un lugar al que pudieran llamar hogar.
Escuchar que Vladmiri hablaba de la hechicera y sus caos le dibujo una sonrisa en su rostro generalmente serio.
– Tiene ocurrencias muy peculiares y si, son esas mismas las que acaban metiéndola – hizo una pausa – bueno metiéndonos en cada situación tan extraña – observó fijamente al cambiante antes de recuperar la seriedad en su rostro – pero no debes preocuparte por ella, es más capaz y fuerte de lo que cualquiera podría imaginar. La realidad es que me sorprende descubrir las capacidades que posee – mencionó, recordando entonces la ocasión en que habían terminado explorando unas antiguas ruinas, sitio en el que finalmente descubrió que Loreena era verdaderamente su amiga y que a diferencia de lo que se veía de manera superficial, ella era más valerosa y fuerte hasta que él.
No hizo ningún comentario respecto al orgullo que Vladmiri sentía al ver a su prima ser una mujer capaz, no porque no tuviera algo que comentar, sino porque no creía prudente hacerlo, en especial debido al hecho de que él no tenía ni idea de cómo era volver a ver a un familiar y darse cuenta de que era mayor. La última vez que el gitano había visto a uno de sus hermanos fue mucho antes de la muerte de su progenitora y de la muerte de su madre, ya muchos años habían transcurrido.
– Ella siempre es inoportuna e imposible, pero como ya te lo mencione antes, ya me he acostumbrado a su presencia – desvió su mirada a la entrada de la carpa, esa que siempre era asaltada con brusquedad por la hechicera y su buen animo – Ella es mi única amiga, bueno, en realidad es la única amiga que he tenido – se corrigió antes de volver a centrar sus orbes en los de Vladmiri – y me alegra saber que no has venido a alejarla de mi, pues su presencia me hace bien, ella me hace más humano – no existía mejor forma de expresarlo que aquella, pues fue Loreena la que con sus reclamos y brusquedades había hecho cambiar a Rylan.
Al escuchar respecto al favor que Vladmiri le pedía, no pudo evitar enarcar una ceja y mirarlo de manera inquisitoria.
– ¿No sabe que has venido? – y tras preguntar aquello, sonrió con falsa malicia.
Quizás la presencia intangible de Loreena en el lugar fue lo que permitió que la charla fluyera de una manera más tranquila y pacifica, así como también permitió que tanto el cambiante como el gitano comenzaran a abrirse con el otro. Para Rylan fue muy complicado confesar ante un aún desconocido lo importante que era la bruja para él; en especial considerando que la presencia de ella era lo que lentamente había hecho realidad el sueño de la madre del gitano, que sus hijos dejaran de vagar y encontraran un lugar al que pudieran llamar hogar.
Escuchar que Vladmiri hablaba de la hechicera y sus caos le dibujo una sonrisa en su rostro generalmente serio.
– Tiene ocurrencias muy peculiares y si, son esas mismas las que acaban metiéndola – hizo una pausa – bueno metiéndonos en cada situación tan extraña – observó fijamente al cambiante antes de recuperar la seriedad en su rostro – pero no debes preocuparte por ella, es más capaz y fuerte de lo que cualquiera podría imaginar. La realidad es que me sorprende descubrir las capacidades que posee – mencionó, recordando entonces la ocasión en que habían terminado explorando unas antiguas ruinas, sitio en el que finalmente descubrió que Loreena era verdaderamente su amiga y que a diferencia de lo que se veía de manera superficial, ella era más valerosa y fuerte hasta que él.
No hizo ningún comentario respecto al orgullo que Vladmiri sentía al ver a su prima ser una mujer capaz, no porque no tuviera algo que comentar, sino porque no creía prudente hacerlo, en especial debido al hecho de que él no tenía ni idea de cómo era volver a ver a un familiar y darse cuenta de que era mayor. La última vez que el gitano había visto a uno de sus hermanos fue mucho antes de la muerte de su progenitora y de la muerte de su madre, ya muchos años habían transcurrido.
– Ella siempre es inoportuna e imposible, pero como ya te lo mencione antes, ya me he acostumbrado a su presencia – desvió su mirada a la entrada de la carpa, esa que siempre era asaltada con brusquedad por la hechicera y su buen animo – Ella es mi única amiga, bueno, en realidad es la única amiga que he tenido – se corrigió antes de volver a centrar sus orbes en los de Vladmiri – y me alegra saber que no has venido a alejarla de mi, pues su presencia me hace bien, ella me hace más humano – no existía mejor forma de expresarlo que aquella, pues fue Loreena la que con sus reclamos y brusquedades había hecho cambiar a Rylan.
Al escuchar respecto al favor que Vladmiri le pedía, no pudo evitar enarcar una ceja y mirarlo de manera inquisitoria.
– ¿No sabe que has venido? – y tras preguntar aquello, sonrió con falsa malicia.
Rylan Cerny- Gitano
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Re: Between Generations — Privado
En un principio había pensado que aquello era una completa locura, incluso apenas logró intecambiar algunas palabras con el joven gitano, Vladmiri se hizo la clara idea de que sí, estaba mal, que metió la pata, y todas esas cosas negativas de siempre, sin embargo, más adelante se dio cuenta cuán equivocado estaba, y el alivio que sintió fue aún mayor. Ambos lograron iniciar una plática sensata, aunque fuera sólo sobre Loreena, aunque igual se trataba de su tema principal, él mismo había ido hasta allá porque estaba ella involucrada, ¿no? Sintió el deseo de exhalar ante su propia cuestión absurda.
Agradecía que su prima no había cometido ninguna imprudencia con aquel chico, que más bien parecía guardarle cierta estima, a pesar de que no era capaz de reconocerlo abiertamente, sin embargo, al escucharlo hablar sobre ella, fue más que suficiente para convencer a Vladmiri de aquella verdad, mas prefirió reprimir una sonrisa de "estoy satisfecho, bien". Entrelazó las manos y asintió un par de veces. Le daba toda la razón a Rylan, al igual que los espectros, que aún estaban presentes, como testigos silenciosos.
—Sí, lo es. Siempre creí en ella, que iba a salir de muchos obstáculos. Quizá sus métodos sean algo, ya sabes, arriesgados, pero ha madurado. Me alegra saber que no soy el único que piensa eso, sí —reconoció, esta vez sonriendo—. Y no, yo nunca haría algo así, ya te lo dije... Sólo me estaba preocupando de más y veo que no, que fui un poco exagerado esta vez...
Se aclaró la garganta, frotándose la boca con el dorso de la mano, cosa que no hacía desde que no era un chiquillo. Al percatarse de ello, apartó la mano de inmediato.
—No, Loreena no lo sabe. Y por favor, tampoco se lo comentes, esto fue, bueno, ha sido imprevisible. De seguro se va a enojar conmigo, o quizá lo no lo haga, pero... Eso, que no lo sabe —contestó. Esperaba que de verdad no lo fuera a delatar, no quería sentir el agobio de haber metido la pata—. Creo que, bueno, ha sido todo, supongo.
Oh, ahí iba de nuevo su falta de capacidad para socializar con otros por mucho tiempo. Se sentía completamente estúpido, tal vez lo era, pero ya no hallaba algo más qué decir. Tal vez ya había arruinado todo. Tuvo el deseo de ponerse de pie y largarse, aun así, una mano fría sobre su hombro lo detuvo. Sólo debía aguardar un poco más, porque probablemente ya se andaba haciendo ideas raras en su cabeza.
Agradecía que su prima no había cometido ninguna imprudencia con aquel chico, que más bien parecía guardarle cierta estima, a pesar de que no era capaz de reconocerlo abiertamente, sin embargo, al escucharlo hablar sobre ella, fue más que suficiente para convencer a Vladmiri de aquella verdad, mas prefirió reprimir una sonrisa de "estoy satisfecho, bien". Entrelazó las manos y asintió un par de veces. Le daba toda la razón a Rylan, al igual que los espectros, que aún estaban presentes, como testigos silenciosos.
—Sí, lo es. Siempre creí en ella, que iba a salir de muchos obstáculos. Quizá sus métodos sean algo, ya sabes, arriesgados, pero ha madurado. Me alegra saber que no soy el único que piensa eso, sí —reconoció, esta vez sonriendo—. Y no, yo nunca haría algo así, ya te lo dije... Sólo me estaba preocupando de más y veo que no, que fui un poco exagerado esta vez...
Se aclaró la garganta, frotándose la boca con el dorso de la mano, cosa que no hacía desde que no era un chiquillo. Al percatarse de ello, apartó la mano de inmediato.
—No, Loreena no lo sabe. Y por favor, tampoco se lo comentes, esto fue, bueno, ha sido imprevisible. De seguro se va a enojar conmigo, o quizá lo no lo haga, pero... Eso, que no lo sabe —contestó. Esperaba que de verdad no lo fuera a delatar, no quería sentir el agobio de haber metido la pata—. Creo que, bueno, ha sido todo, supongo.
Oh, ahí iba de nuevo su falta de capacidad para socializar con otros por mucho tiempo. Se sentía completamente estúpido, tal vez lo era, pero ya no hallaba algo más qué decir. Tal vez ya había arruinado todo. Tuvo el deseo de ponerse de pie y largarse, aun así, una mano fría sobre su hombro lo detuvo. Sólo debía aguardar un poco más, porque probablemente ya se andaba haciendo ideas raras en su cabeza.
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Re: Between Generations — Privado
Que el primo de la bruja loca terminara por parecerle una buena persona le sorprendía, aun así, Vladmiri no sería santo de la devoción de Rylan, quien seguramente seguiría viéndolo en algunas ocasiones como su peor enemigo cuando a atención de Loreena se refería, sin embargo, su enemigo también se volvería su aliado en aquellos momentos en los que la hechicera los necesitase a ambos, situación que aun no se presentaba pero que lo más prudente era no descartar, no conociendo a la hechicera.
Con satisfacción observo que las palabras que salían de su boca tranquilizaban las preocupaciones del cambiante, quien lentamente fue relajando su postura aunque claro, el gitano no lo notaba del todo cómodo con la situación, algo en lo que coincidía. Para Rylan su carpa había pasado de ser simplemente un refugio momentáneo a un hogar real, hogar al que solo aquellos cercanos a él como Josiah o Loreena tenían permitida la entrada y no era porque siguiera siendo el mismo huraño de años atrás, no; lo que sucedía ahora era que notaba el verdadero valor de las amistades y los lugares, cosa que anteriormente no solía hacer. Así pues, Rylan se hubiera mentido a si mismo al decir que deseaba que Vladmiri permaneciera más tiempo ahí, pero sabía que aquella oportunidad resultaba única y por eso, no podía ser desperdiciada.
– Es bueno saber que pensamos lo mismo respecto a la madurez de Loreena, así no tendremos conflicto alguno – soltó de manera directa, advirtiendo de cierta manera al cambiante que podía ser familiar de Loreena pero que no aceptaría que vieran con menosprecio a la hechicera, quien ante sus ojos tanto se esforzaba por hacer el bien y satisfacer las expectativas de los suyos – Y gracias por dejarla estar a mi lado – sus palabras salieron demasiado rápido ya que no acostumbraba agradecer.
La certeza de que aquella era una oportunidad de oro que no debía ser desperdiciada vino cuando Vladmiri le pidió que no le dijera nada a la hechicera, lo que llevó a Rylan a interrogarlo y mirarlo con verdadero interés.
– Así que no lo sabe, viniste a escondidas de ella a hablar conmigo. Interesante.– suspiró entonces y sonriendo de manera maliciosa, miró al cambiante, quien aseguraba que aquello había sido todo – ¿Ha sido todo? Pero si yo creo que apenas estamos comenzando con la charla – se inclino un poco más al frente – Verás, creo que es buena idea que nosotros también nos conozcamos más a fondo, además, me intriga muchísimo el hecho de que la bruja no supiera que venías a verme – fingió pensar durante un par de segundos – ¿Por qué no le dijiste? Y ¿Por qué se enojaría de saberlo? Eres su familia y estas preocupado por ella, yo soy su amigo y también me preocupo por ella. Lo mejor para todos sería conocernos – y tras decir eso cruzo los brazos y aguardo por una respuesta.
Con satisfacción observo que las palabras que salían de su boca tranquilizaban las preocupaciones del cambiante, quien lentamente fue relajando su postura aunque claro, el gitano no lo notaba del todo cómodo con la situación, algo en lo que coincidía. Para Rylan su carpa había pasado de ser simplemente un refugio momentáneo a un hogar real, hogar al que solo aquellos cercanos a él como Josiah o Loreena tenían permitida la entrada y no era porque siguiera siendo el mismo huraño de años atrás, no; lo que sucedía ahora era que notaba el verdadero valor de las amistades y los lugares, cosa que anteriormente no solía hacer. Así pues, Rylan se hubiera mentido a si mismo al decir que deseaba que Vladmiri permaneciera más tiempo ahí, pero sabía que aquella oportunidad resultaba única y por eso, no podía ser desperdiciada.
– Es bueno saber que pensamos lo mismo respecto a la madurez de Loreena, así no tendremos conflicto alguno – soltó de manera directa, advirtiendo de cierta manera al cambiante que podía ser familiar de Loreena pero que no aceptaría que vieran con menosprecio a la hechicera, quien ante sus ojos tanto se esforzaba por hacer el bien y satisfacer las expectativas de los suyos – Y gracias por dejarla estar a mi lado – sus palabras salieron demasiado rápido ya que no acostumbraba agradecer.
La certeza de que aquella era una oportunidad de oro que no debía ser desperdiciada vino cuando Vladmiri le pidió que no le dijera nada a la hechicera, lo que llevó a Rylan a interrogarlo y mirarlo con verdadero interés.
– Así que no lo sabe, viniste a escondidas de ella a hablar conmigo. Interesante.– suspiró entonces y sonriendo de manera maliciosa, miró al cambiante, quien aseguraba que aquello había sido todo – ¿Ha sido todo? Pero si yo creo que apenas estamos comenzando con la charla – se inclino un poco más al frente – Verás, creo que es buena idea que nosotros también nos conozcamos más a fondo, además, me intriga muchísimo el hecho de que la bruja no supiera que venías a verme – fingió pensar durante un par de segundos – ¿Por qué no le dijiste? Y ¿Por qué se enojaría de saberlo? Eres su familia y estas preocupado por ella, yo soy su amigo y también me preocupo por ella. Lo mejor para todos sería conocernos – y tras decir eso cruzo los brazos y aguardo por una respuesta.
Rylan Cerny- Gitano
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