Virtue And Vice | Libre

por Vesper Ajmátova* Vie Dic 23, 2016 4:08 pm

La noche previa no pudo conciliar el sueño ni por error. Apenas y dos horas habían sido suficientes para que su mente cediera a la morfina del dolor y la perdida que había causado en ella la momentánea ausencia de su pequeño. Se mostraba aun incrédulo ante la idea de que tan fácilmente le había perdido de cierto modo otra vez e inevitablemente la cordura le abandonaba en esos momentos pocos sosiegos donde pocas cosas le podían distraer.

El tiempo parecía haberse detenido, colapsando en ella precisamente, pausado específicamente en la cantidad de vicisitudes que habían ocurrido en su vida hasta el día de hoy. Aun me mostraba renuente ante muchas cosas que eran inevitables y era entonces cuando aún podía sentir las garras de la soledad desgarrando la poca humanidad que aun yacía en ella.

Maldita sea la hora en la cual había llegado al mundo por benevolencia de una familia ingrata, pues si bien había sabido encontrar el camino para lograr lo que ella quería, aún hacía falta un detalle que ataviar en ese lienzo de rencor hacia su madre principalmente. Para Lorraine pocas cosas resultaban indispensables. Fama, fortuna y poder. El resto, solo se trataban de artificios que las personas débiles y faltas de carácter necesitaban para sobrevivir en un cruel mundo donde los fuertes prevalecen.

Esa misma ley de vida, aunque torcida quizás, había bastado en la vida de la joven de noble cuna para no derrumbarse en otrora época, cuando en ausencia de su padre debía someterse al yugo de la matriarca de la familia. Saber que ella podía convertirse en una copia fiel y exacta le causaba una molestia terrible, significaba una macula en sus planes para poder borrar todo lo que el apellido Saint-Cricq le había brindado hasta hoy.

Y es que, solo había conservado el mismo para que su padre algún día le hallara con mayor facilidad. Albergaba en su corazón con ahínco que incluso con una mujer como ella pudiera aspirar a un poco de calma. Stanislav llegó a perturbar ese ápice de tranquilidad y de manera contradictoria significaba una fortaleza, sobre todo en esos días donde tenía que sucumbir al mandato del hechicero. Las cuerdas de los instrumentos enaltecían el teatro que una vez más se rendía ante la presentación de un número eximio.

Algunas destacadas figuras seguramente se hallaban en lo alto del edificio admirando la vehemencia de la bailarina y no tardarían en buscar la forma de entrar en contacto con ella. Un par de movimientos más bastaron para que la obra finalizara y el estallido de vítores derrumbara la aparente tranquilidad en el teatro. No obstante Lorraine permaneció absorta en ese espacio, no quería regresar tan pronto a la mansión, no quería despertar nuevamente a esa realidad cruda y fría.

por **Hyun Seung** Dom Ene 15, 2017 1:58 am

"Don't worry darling, the beast isn't out to play tonight."

Mientras más conocía París, más era para su desagrado. Quizás en otras circunstancias…, en otra clase de vida hubiese sido capaz de admirar el potencial, si acaso existía uno, que esta ciudad era capaz de mostrar. De todos los lugares, aunque no carente para llenar sus criterios del todo, el Teatro resultó ser uno de sus lugares predilectos para frecuentar; ¿qué podía ser suficiente para alcanzar tan altos estandares, de todas formas?

Hyun, desde una época temprana y dada la verdadera naturaleza que lo llevó donde se encuentra, ha aprendido a apreciar la pizca de teatral que existe en lo que le rodea. Un claro ejemplo es epicentro de los asuntos que le condujeron a Francia. Es por eso, que deja lugar a suposiciones el por qué se encontraba sentado, inerte, a piernas cruzadas en uno de los palcos del gran Teatro de aquella vanidosa ciudad. Solemne, recorría sucesos y encuentros no dados desde que arribó, más sobre todo, pensaba en aquella a quien creyó ver. SI bien, el encuentro de ambos en el pasado no fue inevitable, no perdía la perspicacia de remover un pasado turbulento manchado de sangre que solo él conoce y quien en vida reconoció como su única atadura al mundo de los mortales. Esperaba y, claro está, deseaba verla, sin embargo, era aquello asunto de dejar a la deriva pues tarde o temprano, en el momento que sus caminos se cruzasen de una vez por todas, era su deber descartar cualquier duda, cualquier vínculo que uniera a su presa con quien alguna vez amó, y diera fin a su existencia de una vez por todas.

Una copa de sangre reposaba en la pequeña mesa a su izquierda, y sumergido en sus pensamientos a ojos cerrados, aguardaba por su hermano menor que no con mucha anterioridad le notificó de su llegada a Francia.
Cierta es la pequeña afición que encontró en aquel lugar más su acto predilecto era cuando aquellos que se presentaban tan sólo como alguna absurda demostración de superioridad al, según ellos, ser capaces de admitir el buen arte, se marchaban y daban lugar al verdadero arte de el mayor delos Seung y único heredero de la dinastía Baekje disfrutaba: silencio. Capricho que obtuvo una vez la bailarina en el escenario dio por concluida su presentación. Empero, consciente de que toda alma abandonó el lugar y unas pocas conversaban en el vestíbulo, llamó su atención que. una vez concluida la obra y el telón descendió sobre el escenario una respiración permanecía detrás. Estática, como quien aguarda o teme dar siquiera un paso. Arqueando una ceja, se asegura de comprobar si su hermano ha llegado: nada. Sereno, aguarda a que algún ritmo cardiaco se una al que, apenas latiendo, permanece inerte tras la cortina mas nada sucede.

Existe una curiosidad que mueve a Hyun, la misma resulta un tan inesperada como retorcida, sin embargo, allí yacía junto a su poseedor, aguardando por descubrir más de lo que era capaz de ver. En un elegante movimiento llega tras el telón, abrazado por la tenue oscuridad que cubre aquella parte del Teatro y ahí la ve, un alma que proyecta atravesar momentos de tormentos.
—La obra ha terminado, Madame. No es apropiado que haga esperar a sus admiradores —pronuncia con voz baja y suave, tal cual sutil murmullo junta a la mortal. Sintiendo el correr de la sangre bajo la piel y el corazón latiente que se esconde bajo tan frágil conjunto de costillas.

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