Sangre y alcohol. [Privado]

por **Dunya** Vie Dic 23, 2016 6:57 pm

La noche antes de noche buena llegó en forma de niebla, frío y algo de nieve. No mucha, pero sí la suficiente como para que los tejados se tiñeran de blanco, olvidando el oscuro color que tenían por la suciedad. Salí de casa en busca de algo que me hiciera divertirme esta noche y así, no tener que salir mañana, porque mañana, poca gente estaría por la calle a estas horas, todos estarían reunidos en sus casas con comidas lujosas o mediocres, comidas que luego tendrían que tirar si eran muy abundantes o comida que resultaría escasa para unos cuantos. La diversidad era uno de los matices que tenía esta ciudad.

Por suerte, no podía sentir el frío, pero sí que podía ver como el vaho salía de mis labios cuando expulsaba algo de aire para disimular ante la gente que caminaba a mi al rededor, si alguien se daba cuenta de que no estaba expulsando vaho, podría pensar cosas raras, como que no estaba respirando, o era algo que ellos desconocían. Iba tapada hasta el cuello con una bufanda de lana que me gustaba bastante en mi época de humana. También llevaba puesta una pequeña capucha a modo de protección frente a los pequeños copos de nieve que caían sobre mí. No quería que el pelo se me encrespase. Bastante fastidio era no poder cortármelo y saber que siempre me iba a quedar con esta medida, aunque era una medida cómoda, al menos no había sido transformada cuando tenía el pelo muy corto. Había sido toda una auténtica suerte.

Me quedé por la zona de los bares y las tabernas, aquí había mucha más afluencia de gente, más gente a la que poder ver su aura, a la que poder oler, a la que poder sentir como sus corazones latían bajo su pecho, incluso podía oler su sangre. Me relamí un poco, no había probado bocado desde mi viaje a Alemania.... Pobre del infeliz que fuese mi cena esta noche, su vida se iba a acabar más rápido que una chocolatina en los brazos de un niño.

por **Varek J. Lachance** Mar Ene 03, 2017 4:34 pm

Cerró la puerta tras de él, trató de calentar sus manos frotando una contra la otra, mientras miraba al cielo. Había comenzado a nevar.

El cazador había tenido un pequeño encuentro de negocios con dos hombres bastante ricachones, que no duraron en dejar más de 1000 francos cada uno en hacer que la cena fuese de lo más cómoda para el joven Lachance, llegando a convertir el encuentro en algo realmente incomodo. No solo por el alcohol que había desfilado, si no por las mujeres que podía haber en aquella sala de 100 metros cuadrados. Un lupanar de lujo parecía aquello, y pese a poder haber evitado a cada una de las fulanas de buena manera, el alcohol no podía ser evitado sin que la atención no cayese sobre él. Y ahora, en la puerta del gran edificio que se encontraba en medio de París, se daba cuenta de que el color de sus mejillas, no era por el calor de la sala, si no por el azúcar que recorría embriagado sus venas.

Colocó su gorro sobre sus negros cabellos y anudó el último botón de su chaqueta a la altura de su cuello. Con ambas manos resguardadas en los bolsillos decidió seguir caminado por allí, para aprovechar el ya comenzado estado de embriaguez.

Se paró frente a una taberna donde parecía haber música, encendió un cigarrillo antes de entrar, y cerró los ojos con la primera calada. Se fijó entonces en el cuerpo delgado de la mujer que caminaba hacía él, se deleitó de la belleza que radiaba, sin parar a pensar demasiado en que aquello no fuese real, y una vez a su altura, dejó caer el cigarro a sus pies para entrar detrás de ella al tugurio.

por **Dunya** Lun Ene 16, 2017 12:22 pm

La taberna que captó mi atención era un tugurio... Un sitio excelente en el que encontrar la cena de hoy. Cerca de la puerta, había un hombre alto, de pelo medio largo y negro. El cigarro de su boca le duró poco. Cuando pasé por su lado, pude escuchar como este se caía al suelo para seguir mis pasos. La noche parecía que iba a cambiar y se iba a volver más interesante de lo habitual.

Me acerqué a la barra, haciéndome hueco entre los hombres que intentaban pedir a berridos una pinta de cerveza o una copa de vino. Este tipo de hombres me ponían de mal humor, al igual que aquellos que te trataban con total confianza y se permitían el lujo de tocarte y llamarte cosas como "cielo", "preciosa" y otro tipo de piropos que ellos consideraban bonitos mientras tú les mirabas con cara de asco porque te ibas a desmayar con la peste de su aliento.

Alcé una mano y el camarero me vio enseguida, pasando de todos estos hombres. Antes de pedir, miré de reojo en busca del hombre que me había seguido. Desconocía cual era su preferencia en lo referente a bebidas alcohólicas, pero pedí dos copas de vino tinto, el más oscuro que fuera posible... Así podría simular mejor en mi mente que era sangre recién salida de un cadáver.

Tras coger las copas de vino, me acerqué al hombre, ya que logré encontrarlo entre la multitud. -Hola, espero que te guste el vino.- Le ofrecí y le sujeté por el brazo hasta guiarlo a una de las pocas mesas que quedaban vacías. Me senté allí tras quitarme el abrigo que llevaba puesto y dar un primer sorbo. Delicioso, como él.

por **Varek J. Lachance** Mar Ene 17, 2017 5:03 am

Ambos entraron en aquella taberna, a la que se accedía por unas escaleras que bajaban al sótano de un edificio. Todo estaba adornado con vigas de madera, mesas de maderas y suelo de madera. El bar estaba atestado de hombres, borrachos que hablaban a gritos. Alguna que otra mujer se contoneaba por el salón, pero la mayoría eran acompañantes. Varek aprovechó que había perdido a la mujer de vista para desatar su chaqueta y quitarse el gorro, cuando ella apreció de nuevo entre la gente. Delicada y con un tono dulce ofreció una copa al cazador, que no rechazó, agarrándola por la parte estrecha del cristal. Sus brazos se entrelazaron y caminaron hasta una mesa, donde ambos tomaron asiento. El cazador se deshizo de su chaqueta y observó a la vampira, dejando la copa en la mesa y sin darle un simple sorbo.

Dudaba si realmente ella se había dado cuenta de que acababa de invitar a sentarse a su verdugo, y que se moría por probarlo - Mi nombre es Varek, ¿Cual es su nombre mademoiselle? - le preguntó, clavando sus ojos en los de ella. Aquella mujer le era familiar, y no por la atracción inexplicable que sentía por su condición. La había visto caminar bajo la luz..

Finalmente le haría un favor, matándola a corta edad de ser vampiresa. No había nada más peligroso que los que eran como ellos. Nuevas victimas en busca de saciar algo que era insaciable. Arrebatandoles la vida que tanto deseaban a sabiendas que no la recuperarían.

Dejaría que ella tomase las riendas, había demasiada gente allí, y había localizado a dos vampiros más junto a la barra. Suficientemente grades para poder seguir caminando tras dos balazos del revolver. Quien estaba por ahora en desventaja era él, metiéndose en la boca del lobo. Si alguien descubría que era un cazador, la partida estaba perdida. ¿Porqué tenían tanto poder de seducción aquellos seres? Que a pesar de todos los años que llevaba cazando aun eran capaces de guiarle hasta la boca del lobo?

por **Dunya** Jue Ene 19, 2017 7:10 am

Sabía que quizás esto que estaba haciendo no fuese buena idea, él bien podía tratarse de algún humano importante en la sociedad francesa como lo era ahora Hoor, o un cazador como lo era Xaryne o cualquier otra cosa que se fuese a echar en falta si un día no aparecía nunca más. ¿Tendría familia? No quería acabar con su vida, ni mucho menos, estos meses había aprendido a controlar a los humanos cuando los estaba mordiendo, solamente a uno lo había dejado en coma. Lo más divertido de todo esto, era tener sexo mientras el humano sangraba por el cuello. Moví mis piernas, no quería pensar en eso, así que las crucé.

El hombre no probó del vino que yacía en la copa y se limitó a observarme para después decirme su nombre. Varek. Varek, varek. ¿De qué me sonaba ese nombre? Achiné un poco los ojos mientras sujetaba la copa y daba un pequeñísimo sorbo. Era el mismo hombre que había visto en el cementerio la noche de halloween... -Mi nombre es Dunya. Un placer conocerle, Varek.- Dije y chasqueé la lengua, divertida. El juego, acababa de comenzar.

Su aura era de un color oscuro, imponente, daba algo de miedo. Pero no me iba a dejar avasallar por una aura de nada, podía hacerla cambiar de color si quería y si usaba bien mis cartas. -¿Qué le ha llevado esta noche a seguirme, Varek?- pregunté, era más que obvio que me había seguido, el ruido de su cigarro al caer lo había dejado más que claro. No era una casualidad.

por **Varek J. Lachance** Jue Ene 19, 2017 4:55 pm

Varek jugó con un trozo de plástico que había sobre la mesa, mientras la observaba. Analizándola. El nerviosismo de la muchacha era aparente, quizás iba ligado a su personalidad, quizás era porque veía al Cazador como comida, y quería tantear el terreno de manera qué, cuando le incase el diente nada pudiera detenerla.

La forma en la que analizaba al cazador era bastante cómica. No se cortaba un pelo, achinó los ojos y casi se podían escuchar sus pensamientos, tratando de situar al hombre que acababa de conocer - Te conozco del cementerio - le recordó Varek, le iba a dar caza aquella noche si no fuese por el gitano loco, Mad.

Acomodados en la mesa, Varek se acercó más a ella, apoyando ambos brazos sobre la madera en la que reposaban los vasos. Esbozó una amplia sonrisa, para levantarse y susurrarle al oído - Soy un cazador, y te he seguido para darte caza - le digo con su cálido aliento rozando u cuello. Volvió a tomar asiento y a agarrar el plastiquito entre sus dedos - ¿Y tú, porque has vuelto? - una vez dentro de la taberna la había perdido de vista, y ella tenía que saberlo. Finalmente había sido ella la que se había acercado a él. ¿Qué puede llamarte la atención de alguien debía irradiar a gritos que llevaba mil almas a cuestas en su espalda?

por **Dunya** Sáb Ene 21, 2017 8:30 am

El señor Varek, agarró un pequeño plástico entre sus dedos mientras mis ojos querían entrar dentro de él y conocer todos sus miedos, sus deseos y sus anhelos. Se percató de la forma en el que lo miraba, incluso había achinado los ojos, sin importarme lo más mínimo el poco disimulo que se suponía que debía de tener. Él mismo me dijo de qué me sonaba su cara. El cementerio en la noche de Halloween en la que me había hablado cuando estaba mirando mi propia tumba. Apreté levemente la mandíbula. Esa noche este hombre me había caído de pena.

Varek se puso más cómodo en la mesa, como si le diese igual que fuese una neófita. Estaba jugando con algo peligroso, a veces hasta yo misma me daba miedo cuando perdía por completo el control. Se levantó para poder acercarse a mi oído. Escuché a la perfección el sonido de su corazón, demasiado cerca de mis labios. El ansia de sed me invidió, por lo que me agarré al borde de la mesa con fuerza, hasta clavar las uñas. No me daba miedo su amenaza. Era más fuerte que él, pese a que seguro tenía armas para acabar con mi "vida". -No me da miedo, señor cazador. - Solté el borde de la mesa y di un trago de la copa.

Dejé la copa sobre la mesa de nuevo y apoyé mi cabeza en mis manos, mientras continuaba mirándolo con interés. ¿Por qué había vuelto? Nunca me había ido. -Me da mucha curiosidad los de su profesión. Hace poco, conocí a una cazadora. Se veía más amenazante que usted, Varek.- Xaryne daba verdadero miedo, parecía que en cualquier momento se iba a volver loca. -¿Por qué cazas a gente de mi especie? ¿Traumas infantiles?- Sabía que muchos de ellos se dejaban arrastrar a este mundo por venganza y puro egoísmo.

por **Varek J. Lachance** Miér Feb 01, 2017 3:39 am

Su intención nunca había sido dar miedo, quizás ser respetado si. Pero asustar a alguien, jamás. Quería ser respetado no por esos seres, si no por la sociedad y lo que abarcaba su presencia. En cualquier momento del día el cazador no dejaba de ser un Lachance. Y siempre quería que se le recordara con respeto y así cada vez que se hablase de él, o alguien hiciese referencia a él para una segunda o tercera persona, esas también le respetaran.

Acomodado en aquella silla, notó como Dunya deseaba sacar de sus casillas al cazador, seguramente para conseguir un forcejeo y acabar probando un poco de él - ¿El motivo de la caza te resultar un misterio? - preguntó con curiosidad esbozando una sonrisa. Quizás aquella pregunta se resolvería con el tiempo. Porque hasta ahora jamás un vampiro le había cuestionado eso. Sería porque la mayoría de veces los pillaba cenando.

El cazador se levantó - Dunya - musitó - Espero no volver a cruzarme contigo, y si lo hago, que sigas sin saber el motivo de por que acabo con personas como tú - tiró unos francos en la mesa y salió de la taberna.

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