AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
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Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Los valles quedaron atrás tal y como el dragar abandono la costa nórdica, ahora solo anegadas de agua por todas partes bajo el radiante sol que nos cegaba.
Por delante un arduo camino, muchas tormentas que enfrentar y un único final, París.
Hacia apenas unos días que la misiva de mi único señor Höor había llegado a Palacio, la noticia fue inesperada.
Al parecer el líder de la rebelión se había prometido a una mujer de París, aquello complicaba demasiado las cosas, pues aunque intuía, esta fémina tomaría sus pertenencias y viajaría junto al nórdico a tierras norteñas.
Ella no seria realmente una mujer de aquí, una vikinga y eso haría que no comprendiera ciertas cosas que solo nuestras mujeres eran capaces de asumir.
Aun así, mi confianza en mi señor era absoluta, si la había elegido, era porque esa mujer tendría fuego en sus venas, claro que él no sabia de la liberación de Skadi, quizás de saberlo, su compromiso no seria el mismo.
Un viaje sembrado de dudas que se acrecentaban al paso que la temperatura nórdica desaparecía y el calor empezaba a arreciar hasta el punto de que las espesas pieles no eran necesarias.
Erguido sobre el navío y tras muchas lunas en las que aullar, el puerto se alzo poderoso frente a nuestros ojos.
Mi señora no taro en salir de su camarote frente a las buenas nuevas, pronto podría fundirse en un abrazo con su hijo.
Toda la rebelión sabiamos de la importancia de ella en este tablero de ajedrez para derrocar a su hermano el rey.
Si queríamos que en el norte, algún día la bonanza llegara a sus gentes, ese hombre tenia que perecer.
Necesitábamos que Höor alzara la espada, asumiera su futuro, aquello para lo que había venido a este mundo.
El rey por el contrario, parecía la mas de contento con esta buena nueva, como si el enlace con los Cavey hubiera sido una jugada estudiada por le y su consejo.
Los oía murmurar por las noches en su oído, malditas hienas, siempre conspirando contra las esperanzas de un pueblo que se venia abajo.
Grandes guerreros habían perecido en esas gestas sin cuartel en las que por defender a un miserable hombre, sin honor, valor, ni ley, se llevaban a los nuestros, dejando huérfanos y viudas.
Solo aquel que ve derramar la sangre de cerca, es capaz de liderarlos a todos. Höor tenia sangre de reyes, el linaje corría por sus venas y su espíritu era fuerte como el del mejor de los guerreros, el era nuestra esperanza.
Desconocía si esa tal Valeria, tenia algún pacto con el rey, mas desconfiaba de ella, y no pensaba parar, hasta descubrir la verdad y con esto proteger, no solo a mi señora, a mi futuro rey , si no al norte.
Así nos apeamos del barco, mi señora y yo teníamos una dirección, la mansión de la señorita Cavey y hacia allí nos dirigimos. La hora de la verdad, estaba servida en bandeja de plata.
Cual fue nuestra sorpresa cuando llegamos frente a su puerta, al parecer Höor había desaparecido aquella mima mañana, dejando atrás una misiva.
Podía ver la desesperación en los ojos de aquella mujer, fuego en su mirada, rabia.
Insistió en acomodarnos, mas ambos declinamos la oferta, la madre e Höor prefería hospedarse hasta el regreso de su hijo en el hotel, no quería ocasionar molestias a aquella dama de belleza sin igual.
Aunque la arropo con un abrazo, quizás porque entendía su dolor, pero Höor era eso, caos, un vikingo, un norteño.
Aquella noche, cuando mi señora se quedo por fn dormida, salí de la cámara, en busca de un olor familiar, Skadi, sabia que había alcanzado esa ciudad.
Tenia que convencerla de su error, y de que Höor era nuestra única opción de un norte prospero.
Por delante un arduo camino, muchas tormentas que enfrentar y un único final, París.
Hacia apenas unos días que la misiva de mi único señor Höor había llegado a Palacio, la noticia fue inesperada.
Al parecer el líder de la rebelión se había prometido a una mujer de París, aquello complicaba demasiado las cosas, pues aunque intuía, esta fémina tomaría sus pertenencias y viajaría junto al nórdico a tierras norteñas.
Ella no seria realmente una mujer de aquí, una vikinga y eso haría que no comprendiera ciertas cosas que solo nuestras mujeres eran capaces de asumir.
Aun así, mi confianza en mi señor era absoluta, si la había elegido, era porque esa mujer tendría fuego en sus venas, claro que él no sabia de la liberación de Skadi, quizás de saberlo, su compromiso no seria el mismo.
Un viaje sembrado de dudas que se acrecentaban al paso que la temperatura nórdica desaparecía y el calor empezaba a arreciar hasta el punto de que las espesas pieles no eran necesarias.
Erguido sobre el navío y tras muchas lunas en las que aullar, el puerto se alzo poderoso frente a nuestros ojos.
Mi señora no taro en salir de su camarote frente a las buenas nuevas, pronto podría fundirse en un abrazo con su hijo.
Toda la rebelión sabiamos de la importancia de ella en este tablero de ajedrez para derrocar a su hermano el rey.
Si queríamos que en el norte, algún día la bonanza llegara a sus gentes, ese hombre tenia que perecer.
Necesitábamos que Höor alzara la espada, asumiera su futuro, aquello para lo que había venido a este mundo.
El rey por el contrario, parecía la mas de contento con esta buena nueva, como si el enlace con los Cavey hubiera sido una jugada estudiada por le y su consejo.
Los oía murmurar por las noches en su oído, malditas hienas, siempre conspirando contra las esperanzas de un pueblo que se venia abajo.
Grandes guerreros habían perecido en esas gestas sin cuartel en las que por defender a un miserable hombre, sin honor, valor, ni ley, se llevaban a los nuestros, dejando huérfanos y viudas.
Solo aquel que ve derramar la sangre de cerca, es capaz de liderarlos a todos. Höor tenia sangre de reyes, el linaje corría por sus venas y su espíritu era fuerte como el del mejor de los guerreros, el era nuestra esperanza.
Desconocía si esa tal Valeria, tenia algún pacto con el rey, mas desconfiaba de ella, y no pensaba parar, hasta descubrir la verdad y con esto proteger, no solo a mi señora, a mi futuro rey , si no al norte.
Así nos apeamos del barco, mi señora y yo teníamos una dirección, la mansión de la señorita Cavey y hacia allí nos dirigimos. La hora de la verdad, estaba servida en bandeja de plata.
Cual fue nuestra sorpresa cuando llegamos frente a su puerta, al parecer Höor había desaparecido aquella mima mañana, dejando atrás una misiva.
Podía ver la desesperación en los ojos de aquella mujer, fuego en su mirada, rabia.
Insistió en acomodarnos, mas ambos declinamos la oferta, la madre e Höor prefería hospedarse hasta el regreso de su hijo en el hotel, no quería ocasionar molestias a aquella dama de belleza sin igual.
Aunque la arropo con un abrazo, quizás porque entendía su dolor, pero Höor era eso, caos, un vikingo, un norteño.
Aquella noche, cuando mi señora se quedo por fn dormida, salí de la cámara, en busca de un olor familiar, Skadi, sabia que había alcanzado esa ciudad.
Tenia que convencerla de su error, y de que Höor era nuestra única opción de un norte prospero.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Era de noche y la luna sangraba hoy mucho más que ayer. Desde mi posición la veía reinar en el cielo, dueña de esa vasta extensión, rodeada de sus súbditas las estrellas, pero goteando sangre que acompañaba a sus haces de luz. Si, sabía que era Loki quien me permitía ver a la luna de esa forma, descubrir su verdadera cara, y de alguna forma se lo agradecía porque la luna me parecía solidaria. No se trataba de una soberana inmaculada e inamovible si no todo lo contrario, acompañaba mi propio andar por los caminos oscuros, sangrando conmigo.
Lancé la última palada de tierra terminando de cubrir todo vestigio del cuerpo que ahora descansaba en aquella tumba natural. Un sujeto que tan solo una hora atrás había intentado asesinarme al encontrarme en el lado norte de la ciudad. El susodicho había intentado tomarme por sorpresa pero al final el sorprendido fue él. Sus ojos aún permanecían abiertos en su rostro rígido cuando abrí el hoyo para enterrarlo. Había visto demasiados muertos en mi vida como para que un cadáver me perturbara. Este parecía haber muerto de espanto, con los ojos deslucidos en sus cuencas mirándome eternamente.
No tenía idea de quien era o de por qué le habían enviado. Había estado realizando mis trabajos bien, excepto quizás… el de Höor… pero el rey sabía que siempre iba a mi propio ritmo y jamás hasta ahora le fallé en ninguna de sus encomiendas.
Me había desviado de la calle para adentrarme en un pequeño bosque adonde me deshice del cuerpo para luego encaminarme hacia un arroyo, adonde lavé mis manos y mi rostro, refrescándome de esa forma. Avancé unos metros de regreso pero antes de llegar al camino me dejé caer sobre el césped, con el cabello alborotado por el viento presente y observé el cielo nocturno.
En ese momento sentí paz, cerré los ojos y me imaginé a bordo de un dragar. Hubiese querido navegar de nuevo con otros vikingos, hubiese querido encontrar la gloria junto a ellos. Quería navegar, quería celebrar con ellos, observar tesoros brillantes y dentaduras alegres en los rostros robustos anegados de triunfo y satisfacción. Quería sentir la brisa del viento como la sentía ahora, pero ante todo quería el fuego de una hoguera que se levantara alta y orgullosa, con flamas ardientes que rivalizaran con el incendio de mis venas. Quería bailar, quería danzar alrededor de la fogata, deseaba que la música se adueñara de mis sentidos, por primera vez desde hace tanto tiempo quería ser yo otra vez...
El leve sonido de ramitas que crujen hizo que abriera los ojos de golpe.
No tardé nada en levantarme y buscar refugio detrás de un tronco. Si alguien más venía por mi vería su plan truncado, pues no era mi plan exhalar mi último soplo de mi vida en esta tierra.
Continué escuchando, los pasos ni siguieron de largo ni se alejaron, más bien se acercaron y parecían andar en círculos. Esperé a que estuviera lo suficientemente cerca como para abalanzarme sobre él y eso hice. Realizando el truco que conocía para hacer caer a las personas al desequilibrarlas, el mismo que usé con Höor la noche en el pantano. Solo que esta vez fui rápida y me coloqué encima de la persona que buscaba atacarme, sujetando sus piernas con las mías y colocando la punta de mi cuchillo en su garganta.
-¿Qué demonios haces buscándome?- pregunté y allí fue cuando percibí bien su rostro. Un escalofrío me recorrió entera. Retazos de recuerdos acudieron a mi mente. Mi hermano Eiríkr, y un amigo incansable, un vikingo valeroso y audaz a quien avistaba de lejos cuando aún era muy joven… Mi corazón latió de prisa como si hubiese visto a una aparición de otro mundo. -¿Ulf?-
Lancé la última palada de tierra terminando de cubrir todo vestigio del cuerpo que ahora descansaba en aquella tumba natural. Un sujeto que tan solo una hora atrás había intentado asesinarme al encontrarme en el lado norte de la ciudad. El susodicho había intentado tomarme por sorpresa pero al final el sorprendido fue él. Sus ojos aún permanecían abiertos en su rostro rígido cuando abrí el hoyo para enterrarlo. Había visto demasiados muertos en mi vida como para que un cadáver me perturbara. Este parecía haber muerto de espanto, con los ojos deslucidos en sus cuencas mirándome eternamente.
No tenía idea de quien era o de por qué le habían enviado. Había estado realizando mis trabajos bien, excepto quizás… el de Höor… pero el rey sabía que siempre iba a mi propio ritmo y jamás hasta ahora le fallé en ninguna de sus encomiendas.
Me había desviado de la calle para adentrarme en un pequeño bosque adonde me deshice del cuerpo para luego encaminarme hacia un arroyo, adonde lavé mis manos y mi rostro, refrescándome de esa forma. Avancé unos metros de regreso pero antes de llegar al camino me dejé caer sobre el césped, con el cabello alborotado por el viento presente y observé el cielo nocturno.
En ese momento sentí paz, cerré los ojos y me imaginé a bordo de un dragar. Hubiese querido navegar de nuevo con otros vikingos, hubiese querido encontrar la gloria junto a ellos. Quería navegar, quería celebrar con ellos, observar tesoros brillantes y dentaduras alegres en los rostros robustos anegados de triunfo y satisfacción. Quería sentir la brisa del viento como la sentía ahora, pero ante todo quería el fuego de una hoguera que se levantara alta y orgullosa, con flamas ardientes que rivalizaran con el incendio de mis venas. Quería bailar, quería danzar alrededor de la fogata, deseaba que la música se adueñara de mis sentidos, por primera vez desde hace tanto tiempo quería ser yo otra vez...
El leve sonido de ramitas que crujen hizo que abriera los ojos de golpe.
No tardé nada en levantarme y buscar refugio detrás de un tronco. Si alguien más venía por mi vería su plan truncado, pues no era mi plan exhalar mi último soplo de mi vida en esta tierra.
Continué escuchando, los pasos ni siguieron de largo ni se alejaron, más bien se acercaron y parecían andar en círculos. Esperé a que estuviera lo suficientemente cerca como para abalanzarme sobre él y eso hice. Realizando el truco que conocía para hacer caer a las personas al desequilibrarlas, el mismo que usé con Höor la noche en el pantano. Solo que esta vez fui rápida y me coloqué encima de la persona que buscaba atacarme, sujetando sus piernas con las mías y colocando la punta de mi cuchillo en su garganta.
-¿Qué demonios haces buscándome?- pregunté y allí fue cuando percibí bien su rostro. Un escalofrío me recorrió entera. Retazos de recuerdos acudieron a mi mente. Mi hermano Eiríkr, y un amigo incansable, un vikingo valeroso y audaz a quien avistaba de lejos cuando aún era muy joven… Mi corazón latió de prisa como si hubiese visto a una aparición de otro mundo. -¿Ulf?-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Un bosque cercano a la ciudad fue el lugar elegido por la vikinga para vagar aquella noche, mis instintos no fallaban, su olor, el de los míos era inconfundible.
Ademas, a ella al igual que a Höor la vi nacer y crecer, yo era un amigo inseparable de su hermano, un guerrero leal y fiel a la causa, que como yo..veía en Höor la solución del norte.
Habíamos esperado demasiado y nuestras esperanza nació el mismo día que lo hizo el vástago de la sacerdotisa.
Habíamos admirado al muchacho en silencio como era quebrado una y otra vez, y como el fuego de sus ojos lo hacia levantarse como lo hubiera hecho un rey. Su tío no se daba cuenta de que lejos de acobardarlo, el se crecía demostrando al norte que era un guerrero único.
Mil guerras habían sido testigos de sus proezas y ahora gran parte del ejercito respaldaba cada una de sus hazañas.
Höor era la esperanza y Skadi tenia que ayudarme, porque ella lo conocía mejor que nadie.
Ensimismado en mis pensamientos, percibí su olor, admito que tarde, pues la vikinga supo camuflarlo poniéndose en contra del viento como le habían enseñado. Así, se abalanzo contra mi, forzando una sonrisa de medio lado en mi rostro.
-Vaya Skadi, volvemos a vernos.
Nuestros ojos se fundieron en uno, podía ver su mirada miel confundida por mi presencia, como si no esperara verme en aquel lugar, París.
-Supongo que a estas alturas ya sabrás que Höor se ha prometido con una señorita de clase alta llamada Valeria Cavey.
Ni siquiera sabia si aquellas palabras serian afilados puñales clavándose en su alma, he de confesar, que siempre la vi como mi futura reina, pes ella y Höor hacían una pareja sin igual. Mas cuatro años es mucho tiempo y al parecer, eso les había pasado factura a ambos.
Höor busco la muerte tras perderla tantas veces, que pensé que la encontraría, y ella, ella se perdió a si misma en esa celda de tres por cuatro.
No se cuando ambos se olvidaron del otro, no se cuando lo suyo termino, ni si lo había hecho en algún momento, mas lo que si sabia, es que si queríamos un futuro para le norte, todos tendríamos que remar en la misma dirección.
Hacia unos meses la encontré junto a una porción del ejercito, presa por los enemigos, así emprendí su liberación sacándola de esa maldita prisión que la había trasformado en un alma errante, una que seguía a Loqui.
Algo no me cuadro, así que volví sobre mis pasos una vez ella estuvo a salvo y lo que descubrí era necesario que ella lo escuchara antes de emitir juicio alguno sobre mi señor.
-¿Podriamos tomar unas jarras en alguna taberna o vas a dejar seco al que fue tu liberador? -pregunté mientras me incorporaba ayudándola a ella a hacer lo mismo.
Ando bastante perdido por París, de echo acabo de llegar, así que...guíame como yo te he guiado tantas veces en el patio de armas.
Ademas, a ella al igual que a Höor la vi nacer y crecer, yo era un amigo inseparable de su hermano, un guerrero leal y fiel a la causa, que como yo..veía en Höor la solución del norte.
Habíamos esperado demasiado y nuestras esperanza nació el mismo día que lo hizo el vástago de la sacerdotisa.
Habíamos admirado al muchacho en silencio como era quebrado una y otra vez, y como el fuego de sus ojos lo hacia levantarse como lo hubiera hecho un rey. Su tío no se daba cuenta de que lejos de acobardarlo, el se crecía demostrando al norte que era un guerrero único.
Mil guerras habían sido testigos de sus proezas y ahora gran parte del ejercito respaldaba cada una de sus hazañas.
Höor era la esperanza y Skadi tenia que ayudarme, porque ella lo conocía mejor que nadie.
Ensimismado en mis pensamientos, percibí su olor, admito que tarde, pues la vikinga supo camuflarlo poniéndose en contra del viento como le habían enseñado. Así, se abalanzo contra mi, forzando una sonrisa de medio lado en mi rostro.
-Vaya Skadi, volvemos a vernos.
Nuestros ojos se fundieron en uno, podía ver su mirada miel confundida por mi presencia, como si no esperara verme en aquel lugar, París.
-Supongo que a estas alturas ya sabrás que Höor se ha prometido con una señorita de clase alta llamada Valeria Cavey.
Ni siquiera sabia si aquellas palabras serian afilados puñales clavándose en su alma, he de confesar, que siempre la vi como mi futura reina, pes ella y Höor hacían una pareja sin igual. Mas cuatro años es mucho tiempo y al parecer, eso les había pasado factura a ambos.
Höor busco la muerte tras perderla tantas veces, que pensé que la encontraría, y ella, ella se perdió a si misma en esa celda de tres por cuatro.
No se cuando ambos se olvidaron del otro, no se cuando lo suyo termino, ni si lo había hecho en algún momento, mas lo que si sabia, es que si queríamos un futuro para le norte, todos tendríamos que remar en la misma dirección.
Hacia unos meses la encontré junto a una porción del ejercito, presa por los enemigos, así emprendí su liberación sacándola de esa maldita prisión que la había trasformado en un alma errante, una que seguía a Loqui.
Algo no me cuadro, así que volví sobre mis pasos una vez ella estuvo a salvo y lo que descubrí era necesario que ella lo escuchara antes de emitir juicio alguno sobre mi señor.
-¿Podriamos tomar unas jarras en alguna taberna o vas a dejar seco al que fue tu liberador? -pregunté mientras me incorporaba ayudándola a ella a hacer lo mismo.
Ando bastante perdido por París, de echo acabo de llegar, así que...guíame como yo te he guiado tantas veces en el patio de armas.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Una sonrisa de medio lado iluminó el rostro del vikingo, esa fue su recepción al reconocerme. -Ulf Tollak.- repetí apenas por encima de un susurro. Lo observé intrigada. Era imposible para mi no pensar en Eiríkr al mirar a su antiguo amigo. Resultaba irónico que por más que quisiera enterrar mi pasado este de una forma u otra me alcanzase. Comencé a dudar que estas coincidencias se debieran a Loki, alguna otra deidad parecía estar metiendo maña en mi vida y jugando con los hilos de la misma, seguramente me enteraría pronto de cual era.
Sin embargo en ese pequeño claro, encontrarme con la presencia del noruego era regresar en espíritu a mi tierra, volver a ver en mi mente a mi hermano junto a mi, al mismo Ulf, a nuestros amigos, todos reunidos alrededor de una mesa, con la expectativa de un banquete, bebidas a rebosar, buena compañía y el buen humor que nos acompañaba al celebrar que seguíamos vivos. Mirarle a los ojos era rememorar el mismo fuego vikingo, la esencia que nos componía, el ímpetu que moraba en nosotros, dejar que los valles y verdes planicies volvieran a mi memoria, verme a mi misma aprendiendo a defenderme, a atacar…
Sacudí mi cabeza incapaz de comprender que me sucedía esta noche, como si me fuese imperativo descubrir algo nuevo sobre mi misma que hasta el presente permanecía oculto.
-Si, lo sé, está… enamorado.- retiré el cuchillo de su cuello. No tenía idea de que estuviera comprometido, sin embargo. Mis ojos brillaron al enterarme de aquello, hundiéndose en los ojos de Ulf. Era mejor así, que me regalara la información sin mayores preámbulos.
Negué con la cabeza, a lo mejor tenía ciertas nociones sobre mi y Höor que no eran verdaderas. -El tiempo pasa por algo… en ocasiones los hilos del destino se cortan y debemos hilar otros para sobrevivir.-
Me bajé de él y me recosté sobre el césped un momento, observando las estrellas. -Los dioses están allá.- indiqué, señalando el cielo. -Me pregunto si juegan con nuestro pasado, presente y futuro simplemente porque se olvidan de visitarnos más a menudo.-
Tomé su mano para ponerme en pie y luego la retiré con rapidez, no tanto por él si no porque el contacto personal con las personas me… perturbaba. -No he olvidado aquello…- indiqué mientras caminábamos los pocos metros de bosque que nos separaban del camino. -Creo que ni siquiera los dioses se esperaban que llegases a liberarme.- Usé mi orientación y la trayectoria de la luna para seguir la dirección correcta y fui separando arbustos frente a nosotros con mis manos.
Al avanzar reviví la escena de mi liberación en mi mente. -De no ser por ti estaría muerta.- Lo miré de soslayo. Conocía a Ulf y al mismo tiempo no lo conocía. Sabía de él porque había sido un amigo entrañable de mi hermano, porque lo había visto desenvolverse en batalla, y porque de chica me sentía sumamente intrigada por él, pero los años habían transcurrido y en realidad nunca llegué a tener una conversación real con el vikingo. Luego me había liberado… y con ello empezó esa nueva etapa de quien era ahora. Muchas veces me pregunté si no hubiese sido mejor que nunca me hubiese encontrado en aquella celda.
-Buscas mala compañía para beber…- le advertí refiriéndome a mi misma mientras le guiaba. -Pero hoy no me importaría tomar varias jarras.- En realidad quería danzar... pensé, rememorar un fuego pasado en esta noche que me compelía a buscar algo olvidado. -Conozco una o dos tabernas.-
Sin embargo en ese pequeño claro, encontrarme con la presencia del noruego era regresar en espíritu a mi tierra, volver a ver en mi mente a mi hermano junto a mi, al mismo Ulf, a nuestros amigos, todos reunidos alrededor de una mesa, con la expectativa de un banquete, bebidas a rebosar, buena compañía y el buen humor que nos acompañaba al celebrar que seguíamos vivos. Mirarle a los ojos era rememorar el mismo fuego vikingo, la esencia que nos componía, el ímpetu que moraba en nosotros, dejar que los valles y verdes planicies volvieran a mi memoria, verme a mi misma aprendiendo a defenderme, a atacar…
Sacudí mi cabeza incapaz de comprender que me sucedía esta noche, como si me fuese imperativo descubrir algo nuevo sobre mi misma que hasta el presente permanecía oculto.
-Si, lo sé, está… enamorado.- retiré el cuchillo de su cuello. No tenía idea de que estuviera comprometido, sin embargo. Mis ojos brillaron al enterarme de aquello, hundiéndose en los ojos de Ulf. Era mejor así, que me regalara la información sin mayores preámbulos.
Negué con la cabeza, a lo mejor tenía ciertas nociones sobre mi y Höor que no eran verdaderas. -El tiempo pasa por algo… en ocasiones los hilos del destino se cortan y debemos hilar otros para sobrevivir.-
Me bajé de él y me recosté sobre el césped un momento, observando las estrellas. -Los dioses están allá.- indiqué, señalando el cielo. -Me pregunto si juegan con nuestro pasado, presente y futuro simplemente porque se olvidan de visitarnos más a menudo.-
Tomé su mano para ponerme en pie y luego la retiré con rapidez, no tanto por él si no porque el contacto personal con las personas me… perturbaba. -No he olvidado aquello…- indiqué mientras caminábamos los pocos metros de bosque que nos separaban del camino. -Creo que ni siquiera los dioses se esperaban que llegases a liberarme.- Usé mi orientación y la trayectoria de la luna para seguir la dirección correcta y fui separando arbustos frente a nosotros con mis manos.
Al avanzar reviví la escena de mi liberación en mi mente. -De no ser por ti estaría muerta.- Lo miré de soslayo. Conocía a Ulf y al mismo tiempo no lo conocía. Sabía de él porque había sido un amigo entrañable de mi hermano, porque lo había visto desenvolverse en batalla, y porque de chica me sentía sumamente intrigada por él, pero los años habían transcurrido y en realidad nunca llegué a tener una conversación real con el vikingo. Luego me había liberado… y con ello empezó esa nueva etapa de quien era ahora. Muchas veces me pregunté si no hubiese sido mejor que nunca me hubiese encontrado en aquella celda.
-Buscas mala compañía para beber…- le advertí refiriéndome a mi misma mientras le guiaba. -Pero hoy no me importaría tomar varias jarras.- En realidad quería danzar... pensé, rememorar un fuego pasado en esta noche que me compelía a buscar algo olvidado. -Conozco una o dos tabernas.-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
El filo del acero fue retirado de mi cuello al reconocer al leal guerrero nórdico, amigo de su propio hermano.
Siempre sentí cariño por la familia Rendahl, no solo porque su hermano y yo habíamos sido compañeros de armas, si no por la estrecha amistad que nos unía.
Él había caído a manos del rey, claro que desconocía si de esa verdad Skadi era consciente, al igual que su padre fue condenado de alta traición por el mismo señor del norte, cuando la verdad, es que su padre fue sentenciado a muerte por interponerse una noche cuando el látigo doblego a Höor hasta quebrarlo contra el suelo y dejarlo sin aliento.
Aquella noche nevaba, el muchacho apenas tenia 7 años, su delito derrotar a su primo en duelo singular.
El rey mando que lo azotaran hasta que se disculpará por alzarse en contra de su futuro rey, mas Höor se mantuvo firme, sin emitir palabra alguna, ni disculpa ni lamento, ni lagrimas escaparon de sus ojos, al contrario de los de su madre, que lloró en brazos del general, padre de Skadi.
Fue este, cuando el niño se desplomó ensangrentado en el suelo el que salto al patio de armas desautorizando al rey y quitando el látigo de las manos del verdugo, dando muerte a todos aquellos que se interpusieron en su camino.
De no ser por él, hoy Höor solo seria el recuerdo de la única esperanza del norte.
Su sacrificio valió la pena, como el de todos los renegados a la causa de una Noruega libre.
Skadi se dejó caer sobre la mullida hierba para ver el cielo, sus constelaciones y como no, esos dioses que en ocasiones se burlaban de nosotros, dejándonos abandonados a una suerte complicada.
-No olvides pequeña guerrera los lazos que te atan al vikingo con el que te criaste, quizás el ame a otra, mas te necesita junto a él, nos necesita a todos ¿acaso no te das cuenta? ¿cuando te tornaste tan ciega como para no saber quien es el verdadero enemigo?
Entiendo que los celos te nublen el juicio en este momento, mas abre los ojos, no es él quien ordenó dejar caer el hacha sobre el cuello de tu padre. No fue él quien sentenció a tu hermano a la muerte ...estoy seguro de que si piensa un poco también descubrirás que no fue él quien te vendió al enemigo Skadi.
Mi mano aferró un instante la suya para ponerme en pie, la idea de beber, era sin duda la mejor, pues estos temas, con alcohol de por medio se comprendían mucho mejor.
-No me debes nada, pues tu liberación estaba escrita por los dioses, vaticinada por Loqui que ahora parece haberse convertido en tu dios.
Mas, os haré una ingenua pregunta. Sois consciente de que nuestro rey dispone de varias oráculos en el templo sagrado ¿ninguna os vio sobrevivir a las llamas? Sabéis de sobra la respuesta...
Asentí al decirme que no seria buena compañía para beber, algo que me hizo sonreír de medio lado, pues ¿acaso alguno de nosotros era buena compañía para eso?
-Correré el riesgo guerrera, tengo ganas de rememorar viejos tiempos.
Era cierto la había visto crecer, mas nunca me fije en ella como mujer, pese a que me parecía bella, con el temperamento de su padre el brillo en los ojos de su hermano. Mas ella siempre perteneció a Höor, intocable para todos aquellos que amábamos la idea de que ese muchacho de sangre caliente y honor justo se alzara con el trono del norte en algún momento.
Emprendimos el camino hacia lo que según Skadi era una buena taberna allí en París, por desgracia ese lugar había dejado mucho que desear en cuanto a la fuerza de sus bebidas alcohólicas, había probado sustancias mas fuertes de niño, pensé divertido.
Siempre sentí cariño por la familia Rendahl, no solo porque su hermano y yo habíamos sido compañeros de armas, si no por la estrecha amistad que nos unía.
Él había caído a manos del rey, claro que desconocía si de esa verdad Skadi era consciente, al igual que su padre fue condenado de alta traición por el mismo señor del norte, cuando la verdad, es que su padre fue sentenciado a muerte por interponerse una noche cuando el látigo doblego a Höor hasta quebrarlo contra el suelo y dejarlo sin aliento.
Aquella noche nevaba, el muchacho apenas tenia 7 años, su delito derrotar a su primo en duelo singular.
El rey mando que lo azotaran hasta que se disculpará por alzarse en contra de su futuro rey, mas Höor se mantuvo firme, sin emitir palabra alguna, ni disculpa ni lamento, ni lagrimas escaparon de sus ojos, al contrario de los de su madre, que lloró en brazos del general, padre de Skadi.
Fue este, cuando el niño se desplomó ensangrentado en el suelo el que salto al patio de armas desautorizando al rey y quitando el látigo de las manos del verdugo, dando muerte a todos aquellos que se interpusieron en su camino.
De no ser por él, hoy Höor solo seria el recuerdo de la única esperanza del norte.
Su sacrificio valió la pena, como el de todos los renegados a la causa de una Noruega libre.
Skadi se dejó caer sobre la mullida hierba para ver el cielo, sus constelaciones y como no, esos dioses que en ocasiones se burlaban de nosotros, dejándonos abandonados a una suerte complicada.
-No olvides pequeña guerrera los lazos que te atan al vikingo con el que te criaste, quizás el ame a otra, mas te necesita junto a él, nos necesita a todos ¿acaso no te das cuenta? ¿cuando te tornaste tan ciega como para no saber quien es el verdadero enemigo?
Entiendo que los celos te nublen el juicio en este momento, mas abre los ojos, no es él quien ordenó dejar caer el hacha sobre el cuello de tu padre. No fue él quien sentenció a tu hermano a la muerte ...estoy seguro de que si piensa un poco también descubrirás que no fue él quien te vendió al enemigo Skadi.
Mi mano aferró un instante la suya para ponerme en pie, la idea de beber, era sin duda la mejor, pues estos temas, con alcohol de por medio se comprendían mucho mejor.
-No me debes nada, pues tu liberación estaba escrita por los dioses, vaticinada por Loqui que ahora parece haberse convertido en tu dios.
Mas, os haré una ingenua pregunta. Sois consciente de que nuestro rey dispone de varias oráculos en el templo sagrado ¿ninguna os vio sobrevivir a las llamas? Sabéis de sobra la respuesta...
Asentí al decirme que no seria buena compañía para beber, algo que me hizo sonreír de medio lado, pues ¿acaso alguno de nosotros era buena compañía para eso?
-Correré el riesgo guerrera, tengo ganas de rememorar viejos tiempos.
Era cierto la había visto crecer, mas nunca me fije en ella como mujer, pese a que me parecía bella, con el temperamento de su padre el brillo en los ojos de su hermano. Mas ella siempre perteneció a Höor, intocable para todos aquellos que amábamos la idea de que ese muchacho de sangre caliente y honor justo se alzara con el trono del norte en algún momento.
Emprendimos el camino hacia lo que según Skadi era una buena taberna allí en París, por desgracia ese lugar había dejado mucho que desear en cuanto a la fuerza de sus bebidas alcohólicas, había probado sustancias mas fuertes de niño, pensé divertido.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Continuamos avanzando y pronto dejamos el bosque atrás, junto con el murmullo de sus árboles que se mecían con tranquilidad, siguiendo el influjo del viento y tornando la noche en una apacible y refrescante. El camino se presentaba ahora frente a nosotros, con sus adoquines oscuros, no había mucha iluminación en esta área de la ciudad, pero a mí me gustó como se presentaba la noche, que fueran únicamente las estrellas las que bañasen el lugar con tonos plateados y que nos acompañasen mientras caminábamos.
Medité en todo lo que me decía el vikingo. Era difícil que alguien influyera en las ideas que me forjaba y que me hiciera cambiar de opinión. Si se hubiera tratado de otra persona seguramente hubiera descartado las palabras, pero sabía que mi hermano siempre tuvo en alta estima la opinión de Ulf y por lo tanto no descarté todo lo que me estaba diciendo.
Detuve mis pasos para mirarlo de frente cuando al cabo de un rato pude vislumbrar de lejos los negocios que precedían la ubicación del establecimiento al que nos dirigíamos. -Debo decir algo, antes de responder a todo lo que sugieres. Tengo que darte las gracias, creo que nunca lo hice de forma apropiada. Y verás, pienso de forma distinta…. Estuve encerrada durante mucho tiempo, en una celda demasiado pequeña adonde los días en un principio me parecieron semanas, las semanas meses, y luego paré de intentar llevar un rastro del tiempo porque este se volvió eterno… Cuando me encontraste mis captores me habían torturado de todas las formas que un ser humano no querrá imaginarse… de esa forma en la que prefieres no pensar para poder dormir de noche y no creer que los monstruos son reales y que en cualquier momento pueden atraparte. No fue solo dolor o humillación, hicieron lo posible por quebrarme tanto en espíritu como en cuerpo. Aunque no se lo he dicho a nadie, aún hoy en día me cuesta sentir el tacto de alguien… tenerle cerca.-
Hice una pausa, hace mucho no hablaba con nadie acerca de mí, pero el toparme con Ulf me compelía a dejar salir palabras que llevé guardadas durante demasiado tiempo. -Durante mi encierro me aferré a la voz de Höor, aún en su ausencia lo escuchaba dándome ánimos una y otra vez. También aluciné múltiples veces con mi padre, con mi madre… hasta que un día soñé despierta con Eiríkr. Supe entonces que estaba muerto, aunque nadie me lo había dicho… y al tener esa certeza decidí finalmente después de tanto tiempo de empeñarme en lo contrario, que dejaría de luchar. Estaba dispuesta a morir cuando la puerta de la celda se abrió y apareciste para sacarme de allí. Sonreí levemente al rememorar. -Te debo la vida, aunque discrepo contigo. No creo que los dioses lo esperaran, creo que ese día al encontrarme torciste el camino que tenían escrito para mi. El Valhalla o el infierno tendría que esperarme… pero también sé que mi tiempo ya estaba vaticinado, que tú lo prolongaste. A ti te debo el contar con un corto tiempo más que me permitirá hacer acopio de la suficiente entereza para llevar justicia a los míos y una vez que todo termine, me sujetaré al llamado de los dioses.- Sonreí lentamente al decirlo pues finalmente lo expresaba en voz alta. -Solo espero que cuando suceda sea en mi suelo de antaño y con un funeral y una alegre celebración vikinga.-
Señalé con mi mano al frente, animándome al reanudar el paso. -Ya casi llegamos. Aunque he hecho trampa, no es una taberna, es una posada para viajeros, y en cuanto entremos comprenderás porque te traje aquí.-
Observé la fachada rústica y atrayente del lugar, incluso desde un par de metros antes de alcanzarla podíamos escuchar la música. Abrí la puerta para que entrásemos. -Acá se reúne todo tipo de gente, de todos los orígenes que puedas imaginar, al igual que músicos que hacen uso de violines, flautas, y tambores. No es la música usual que escucharías en un salón parisiense pero si una lo suficientemente animada para inquietar tus pies y elevar el ánimo.-
Le mostré con la mirada a que me refería, los músicos se encontraban a un lado del salón encendiendo el lugar con sus tonadas y los animados golpes de sus pies contra la madera. Me dirigí a una de varias mesas a tomar asiento y realicé un movimiento con los dedos para solicitarle al cantinero que se acercase y ordenar nuestros tragos. -Lo que me has dicho sobre Höor… podría adjudicarlo a la fidelidad que le tienes a su familia, pero escucho lo que me dices. La muerte de mi padre y de mi hermano y mi propio encierro y quien podría ser el causante. ¿Sabes que en nuestra nación ideas similares se considerarían de alta traición y que podrían desollarnos en menos de un parpadeo si llegáramos a expresarlas? Aunque sospecho que para ti también sería un aliciente animarles a intentarlo.-
Una vez con la jarra enfrente tomé un largo trago, intentando ordenar mis pensamientos. La idea de que el rey estuviera detrás de todo me abrumaba, me hacía repasar todos los detalles en mi mente de lo que creía conocer hasta ahora y de lo que daba por hecho, y no sabía, no estaba segura de qué pensar.
Comprendí que ver a Höor en la taberna días atrás había logrado lo que pensé que nunca sucedería, él abrió una grieta en lo que reconoció como un corazón de piedra. Loki tenía ya sus planes para mi y yo le seguiría. Pero eso lo haría mañana… hoy quería mantenerla abierta al menos un poco más, una noche tan solo, antes de que volviese a cerrar por completo.
Titubeé con respecto a lo que estaba a punto de hacer, extender mi mano hacia alguien por primera vez en años. Me levanté y con rapidez alcancé la mano de Ulf para impedirme la posibilidad de arrepentirme, a pesar de la expresión de sorpresa que encontré en sus incendiarios ojos. -Se que esto no se compara con lo que conocíamos pero el fuego de las velas que nos rodean evoca aquella visión familiar de las hogueras... Hagamos un trato, sigue conmigo la música, yo te ayudo a rememorar viejos tiempos... y a la vez tú me ayudas a recordar quien soy, o al menos quien solía ser…-
Medité en todo lo que me decía el vikingo. Era difícil que alguien influyera en las ideas que me forjaba y que me hiciera cambiar de opinión. Si se hubiera tratado de otra persona seguramente hubiera descartado las palabras, pero sabía que mi hermano siempre tuvo en alta estima la opinión de Ulf y por lo tanto no descarté todo lo que me estaba diciendo.
Detuve mis pasos para mirarlo de frente cuando al cabo de un rato pude vislumbrar de lejos los negocios que precedían la ubicación del establecimiento al que nos dirigíamos. -Debo decir algo, antes de responder a todo lo que sugieres. Tengo que darte las gracias, creo que nunca lo hice de forma apropiada. Y verás, pienso de forma distinta…. Estuve encerrada durante mucho tiempo, en una celda demasiado pequeña adonde los días en un principio me parecieron semanas, las semanas meses, y luego paré de intentar llevar un rastro del tiempo porque este se volvió eterno… Cuando me encontraste mis captores me habían torturado de todas las formas que un ser humano no querrá imaginarse… de esa forma en la que prefieres no pensar para poder dormir de noche y no creer que los monstruos son reales y que en cualquier momento pueden atraparte. No fue solo dolor o humillación, hicieron lo posible por quebrarme tanto en espíritu como en cuerpo. Aunque no se lo he dicho a nadie, aún hoy en día me cuesta sentir el tacto de alguien… tenerle cerca.-
Hice una pausa, hace mucho no hablaba con nadie acerca de mí, pero el toparme con Ulf me compelía a dejar salir palabras que llevé guardadas durante demasiado tiempo. -Durante mi encierro me aferré a la voz de Höor, aún en su ausencia lo escuchaba dándome ánimos una y otra vez. También aluciné múltiples veces con mi padre, con mi madre… hasta que un día soñé despierta con Eiríkr. Supe entonces que estaba muerto, aunque nadie me lo había dicho… y al tener esa certeza decidí finalmente después de tanto tiempo de empeñarme en lo contrario, que dejaría de luchar. Estaba dispuesta a morir cuando la puerta de la celda se abrió y apareciste para sacarme de allí. Sonreí levemente al rememorar. -Te debo la vida, aunque discrepo contigo. No creo que los dioses lo esperaran, creo que ese día al encontrarme torciste el camino que tenían escrito para mi. El Valhalla o el infierno tendría que esperarme… pero también sé que mi tiempo ya estaba vaticinado, que tú lo prolongaste. A ti te debo el contar con un corto tiempo más que me permitirá hacer acopio de la suficiente entereza para llevar justicia a los míos y una vez que todo termine, me sujetaré al llamado de los dioses.- Sonreí lentamente al decirlo pues finalmente lo expresaba en voz alta. -Solo espero que cuando suceda sea en mi suelo de antaño y con un funeral y una alegre celebración vikinga.-
Señalé con mi mano al frente, animándome al reanudar el paso. -Ya casi llegamos. Aunque he hecho trampa, no es una taberna, es una posada para viajeros, y en cuanto entremos comprenderás porque te traje aquí.-
Observé la fachada rústica y atrayente del lugar, incluso desde un par de metros antes de alcanzarla podíamos escuchar la música. Abrí la puerta para que entrásemos. -Acá se reúne todo tipo de gente, de todos los orígenes que puedas imaginar, al igual que músicos que hacen uso de violines, flautas, y tambores. No es la música usual que escucharías en un salón parisiense pero si una lo suficientemente animada para inquietar tus pies y elevar el ánimo.-
Le mostré con la mirada a que me refería, los músicos se encontraban a un lado del salón encendiendo el lugar con sus tonadas y los animados golpes de sus pies contra la madera. Me dirigí a una de varias mesas a tomar asiento y realicé un movimiento con los dedos para solicitarle al cantinero que se acercase y ordenar nuestros tragos. -Lo que me has dicho sobre Höor… podría adjudicarlo a la fidelidad que le tienes a su familia, pero escucho lo que me dices. La muerte de mi padre y de mi hermano y mi propio encierro y quien podría ser el causante. ¿Sabes que en nuestra nación ideas similares se considerarían de alta traición y que podrían desollarnos en menos de un parpadeo si llegáramos a expresarlas? Aunque sospecho que para ti también sería un aliciente animarles a intentarlo.-
Una vez con la jarra enfrente tomé un largo trago, intentando ordenar mis pensamientos. La idea de que el rey estuviera detrás de todo me abrumaba, me hacía repasar todos los detalles en mi mente de lo que creía conocer hasta ahora y de lo que daba por hecho, y no sabía, no estaba segura de qué pensar.
Comprendí que ver a Höor en la taberna días atrás había logrado lo que pensé que nunca sucedería, él abrió una grieta en lo que reconoció como un corazón de piedra. Loki tenía ya sus planes para mi y yo le seguiría. Pero eso lo haría mañana… hoy quería mantenerla abierta al menos un poco más, una noche tan solo, antes de que volviese a cerrar por completo.
Titubeé con respecto a lo que estaba a punto de hacer, extender mi mano hacia alguien por primera vez en años. Me levanté y con rapidez alcancé la mano de Ulf para impedirme la posibilidad de arrepentirme, a pesar de la expresión de sorpresa que encontré en sus incendiarios ojos. -Se que esto no se compara con lo que conocíamos pero el fuego de las velas que nos rodean evoca aquella visión familiar de las hogueras... Hagamos un trato, sigue conmigo la música, yo te ayudo a rememorar viejos tiempos... y a la vez tú me ayudas a recordar quien soy, o al menos quien solía ser…-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Nuestros pasos se detuvieron camino a aquella taberna, Skadi parecía perdida en una tortura constante, como si solo hubiera alcanzado a sacar su cuerpo de esa maldita celda, mas su espíritu siguiera doblegado a ella.
La escuché, ni siquiera era capaz de imaginar por las torturas que esa mujer habría tenido que pasar, no me apiadé de ella, no porque eso hubiera sido demasiado fácil, porque eso lejos de ayudarla la hubiera condenado a un sentimiento mucho peor, el de la compasión y ella no necesitaba mi compasión, pues era fuerte como toda la familia Rendahl.
-Sabes, tu padre fue el único que saltó aquel día, en el que un niño y un anciano nos dieron una lección de vida a muchos jóvenes que alardeábamos de ser aguerridos vikingos y solo eramos unos cobardes.
No olvides una cosa, tu apellido inicio una revolución La muerte de tu padre salvó la vida de Höor, la vida del muchacho creo esperanza en un pueblo que se consumía bajo el látigo.
Eres una Rendahl, no lo olvides.
Alargué mi mano para tomar la suya, acaricie el dorso de su mano lentamente.
-Si tienes miedo a tocar, toca, si tienes miedo a bailar baila y si tu miedo es creer, cree, pues solo enfrentándote a los miedos conseguirás dejar de temer.
Volvimos a emprender la marcha, hacia la cantera donde la hidromiel saciaría nuestra sed y donde esperaba poder convencerla de que le enemigo lo tenia demasiado.
De nuevo un alto en el camino, esta vez para contare como descubrió la ausencia de su hermano y agradecerme que la liberara de aquella prisión.
Sonreí de medio lado contemplando sus orbes miel.
-Tu hermano fue sentenciado a muerte por alta traición, tu hermano era fiel a nuestra causa, fiel a Höor. Si a eso lo puedes llamar traición, si luchar por que el norte sea libre, que crezca prospero, si eso es traicionar a tu patria, yo también soy un traidor, y como yo muchos de los soldados que encabezamos esta revolución.
Tu hermano murió con el puño en alto, con honor, y créeme, no estaba Höor en palacio cuando eso sucedió, le conoces, se hubiera interpuesto, el ama a vuestra familia.
Yo fui testigo de la muerte de mi mejor amigo, vi su cabeza rodar por el patio de armas cuando el verdugo dejo caer su hacha sobre su cuello.
Mas cada muerte nos da mas razones para seguir con esta lucha que desde siempre supimos teñiría de carmesí nuestras camisas.
Nuestros pasos se perdieron en lo que a todos los efectos era una taberna, mas pronto descubrí que era una posada mas bien, donde la música fluía casi como la norteña de los instrumentos de distintos músicos.
No pude evitar sonreír mirándola fijamente.
-Necesitaré mucha hidromiel si esperas que dance en este lugar, las llamas del campo de batalla se me antojan mas buenas para festejar.
Las jarras fueron servidas con rapidez, la misma avidez con la que nuestros labios les dieron cuenta para empezar ha conversar.
-Sabes que no te miento cuando te digo todo esto. En el norte la guerra esta llegando, una guerra que enfrentará a dos bandos. La pregunta es ¿donde estarás? En el que encabezó tu padre un dia, ese por le que murió tu hermano, ese que convertirá en rey al hombre que has visto crecer y alzarse del suelo una y otra vez o por el contrario, seras fiel a quien ha mandado ejecutar a tu familia, ese que te manda para matar al hombre justo que conocías culpandole de ser él quien tramó tu encierro no se bien para que.
Piensa Skadi, las respuestas las tienes, solo has de formular las preguntas correctas.
Su mano tiro de la mía, quería bailar, y yo me dejé arrastrar, no sn antes dar un último trago de la jarra y consagrarme a los dioses por la vergüenza que esa mujer estaba dispuesta ha hacerme pasar.
-No estoy borracho como para esto, espero que valga la pena hacerte recordar quien eres pequeña guerrera.
Su cuerpo se dejo llevar frente al fuego de las velas, la había visto tantas veces rodar entre el infierno de las llamas, mas hoy era distinto pues era yo quien acompañaba lentamente cada uno de sus movimientos y no Höor.
Sonreí de medio lado llevando mi mano a la nuca, algo perturbado, sin saber muy bien como dejarme llevar contra su cuerpo, esto era nuevo para ambos.
La escuché, ni siquiera era capaz de imaginar por las torturas que esa mujer habría tenido que pasar, no me apiadé de ella, no porque eso hubiera sido demasiado fácil, porque eso lejos de ayudarla la hubiera condenado a un sentimiento mucho peor, el de la compasión y ella no necesitaba mi compasión, pues era fuerte como toda la familia Rendahl.
-Sabes, tu padre fue el único que saltó aquel día, en el que un niño y un anciano nos dieron una lección de vida a muchos jóvenes que alardeábamos de ser aguerridos vikingos y solo eramos unos cobardes.
No olvides una cosa, tu apellido inicio una revolución La muerte de tu padre salvó la vida de Höor, la vida del muchacho creo esperanza en un pueblo que se consumía bajo el látigo.
Eres una Rendahl, no lo olvides.
Alargué mi mano para tomar la suya, acaricie el dorso de su mano lentamente.
-Si tienes miedo a tocar, toca, si tienes miedo a bailar baila y si tu miedo es creer, cree, pues solo enfrentándote a los miedos conseguirás dejar de temer.
Volvimos a emprender la marcha, hacia la cantera donde la hidromiel saciaría nuestra sed y donde esperaba poder convencerla de que le enemigo lo tenia demasiado.
De nuevo un alto en el camino, esta vez para contare como descubrió la ausencia de su hermano y agradecerme que la liberara de aquella prisión.
Sonreí de medio lado contemplando sus orbes miel.
-Tu hermano fue sentenciado a muerte por alta traición, tu hermano era fiel a nuestra causa, fiel a Höor. Si a eso lo puedes llamar traición, si luchar por que el norte sea libre, que crezca prospero, si eso es traicionar a tu patria, yo también soy un traidor, y como yo muchos de los soldados que encabezamos esta revolución.
Tu hermano murió con el puño en alto, con honor, y créeme, no estaba Höor en palacio cuando eso sucedió, le conoces, se hubiera interpuesto, el ama a vuestra familia.
Yo fui testigo de la muerte de mi mejor amigo, vi su cabeza rodar por el patio de armas cuando el verdugo dejo caer su hacha sobre su cuello.
Mas cada muerte nos da mas razones para seguir con esta lucha que desde siempre supimos teñiría de carmesí nuestras camisas.
Nuestros pasos se perdieron en lo que a todos los efectos era una taberna, mas pronto descubrí que era una posada mas bien, donde la música fluía casi como la norteña de los instrumentos de distintos músicos.
No pude evitar sonreír mirándola fijamente.
-Necesitaré mucha hidromiel si esperas que dance en este lugar, las llamas del campo de batalla se me antojan mas buenas para festejar.
Las jarras fueron servidas con rapidez, la misma avidez con la que nuestros labios les dieron cuenta para empezar ha conversar.
-Sabes que no te miento cuando te digo todo esto. En el norte la guerra esta llegando, una guerra que enfrentará a dos bandos. La pregunta es ¿donde estarás? En el que encabezó tu padre un dia, ese por le que murió tu hermano, ese que convertirá en rey al hombre que has visto crecer y alzarse del suelo una y otra vez o por el contrario, seras fiel a quien ha mandado ejecutar a tu familia, ese que te manda para matar al hombre justo que conocías culpandole de ser él quien tramó tu encierro no se bien para que.
Piensa Skadi, las respuestas las tienes, solo has de formular las preguntas correctas.
Su mano tiro de la mía, quería bailar, y yo me dejé arrastrar, no sn antes dar un último trago de la jarra y consagrarme a los dioses por la vergüenza que esa mujer estaba dispuesta ha hacerme pasar.
-No estoy borracho como para esto, espero que valga la pena hacerte recordar quien eres pequeña guerrera.
Su cuerpo se dejo llevar frente al fuego de las velas, la había visto tantas veces rodar entre el infierno de las llamas, mas hoy era distinto pues era yo quien acompañaba lentamente cada uno de sus movimientos y no Höor.
Sonreí de medio lado llevando mi mano a la nuca, algo perturbado, sin saber muy bien como dejarme llevar contra su cuerpo, esto era nuevo para ambos.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Llevé al vikingo hasta el centro del salón, la música me invitaba y me llamaba de forma insistente, tomando el lugar de la voz de los dioses oscuros para reemplazar cualquier susurro con la evocación de algo más alegre. Sonreí con algo de humor cuando vi la expresión masculina. Al parecer estaba tan desconcertado como yo, me imaginé que por ser la hermana menor de su mejor amigo o la joven que durante tantos años fuese algo más que la mejor amiga de Höor. Aunque ya no era pequeña ni mucho menos, y mi camino continuaba llevándome por una senda completamente opuesta a la del norteño de ojos pardos, imaginé que bien podría tener esa noción persistente sobre mi.
De todas formas el contacto cercano con quien fuese me ponía extremadamente tensa, por ejemplo, no había notado que en ese momento me sudaban las palmas de las manos.
Para mi sorpresa los mismos músicos se hicieron cargo de la situación terminando la melodía actual para cambiarla por otra más alegre, lo cual nos permitía bailar de forma más animada. Me concentré entonces en el sonido de los tambores, las flautas, y las guitarras, dejándome transportar mentalmente a otra tierra. Comencé a danzar, redescubriendo la flama en mi interior, una que se confundía con las luces de las velas que nos rodeaban y que corría con más ímpetu por mis venas, incinerando mi sangre vikinga. Dancé por mi familia, por mis ancestros, por ser quien era, lo hice por mi y el hacerlo fue como emprender el inicio de otro camino, uno que aún no veía con total claridad y que por primera vez se presentaba frente a mi.
Pronto el baile se tornó en uno grupal, la siguiente melodía fue igualmente animada pero ahora éramos varios los que danzábamos a un mismo ritmo en aquel pequeño salón, e incluso comenzamos a intercambiar parejas de baile antes de que hiciera trampa colándome para tomar el lugar de una de las chicas y así regresar frente a Ulf. -¿No está tan mal no crees?- pregunté a mi acompañante con mi primera sonrisa divertida de la noche. -Lamento meterte en aprietos.- decidí darle una tregua y con un movimiento de cabeza le indiqué que regresáramos a una de las mesas.
Me dejé caer sobre la silla, y ordené más jarras de hidromiel. -Hoy quería recordar.- le expliqué observando sus ojos castaños. -Tu presencia me permite hacerlo en cierta forma, pero tus palabras me traen otros recuerdos que hubiera preferido no evocar.- Lo dije sinceramente y medité en muchas cosas, observando el tenue movimiento de la flama de la vela que iluminaba nuestra mesa. -Höor es una fuerza de la naturaleza, lo ha sido desde chico. Pensé que había perdido ese fuego y que se había vendido a la sociedad francesa pero he sido testigo de lo contrario. Sin embargo, no es fácil para mi procesar tus palabras, que me indiques que estuviste presente durante la muerte de mi hermano y que murió por su lealtad a él, al igual que mi padre. Nadie me ha narrado nunca nada sobre sus muertes.- Era mucho para digerir, y de todas maneras ¿qué tanto podía confiar en las palabras de Ulf? Sabía que era leal a los Cannif, ¿qué tan imparcial era al presentarse y decirme todo eso?
Mi mente divagó y recordé algo más, un episodio de mi pubertad en el que descubrí a un lobo blanco con pelaje como la nieve. El lobo me había espantado pero también había erizado cada uno de los finos vellos de mis brazos, corría por un claro antes de detenerse y ver en mi dirección. Nadie me dijo que era Ulf, con el tiempo simplemente de alguna forma lo supe… aunque ignoraba si en aquella ocasión él me había visto. -Eres un lobo y también conociste a mi padre de cerca ¿no es así?.- Para mi era importante la respuesta, y mucho más si estaba en presencia de alguien que podía narrarme detalles sobre él. Hablar del general en mi país era considerado traición. Traición al rey, desacato a las autoridades, nadie hablaba de mi padre, al menos no en los círculos del palacio.
Mis ojos se oscurecieron. -Alguien trató de matarme esta noche.- lo dije en voz alta más como un pensamiento para mi misma. Si había sido el rey, si él estaba detrás de todo lo sucedido a mi familia, si había creado un ardid para decapitar a su mano derecha, a mi hermano, y deshacerse de mi, usándome también como un simple peón más para eliminar a su sobrino… Si ese era el caso la misma sombra que él había creado le buscaría para hacerle pagar cada gota de sangre derramada de cada uno de los míos y esta vez Loki al presenciarlo quedaría complacido.
De todas formas el contacto cercano con quien fuese me ponía extremadamente tensa, por ejemplo, no había notado que en ese momento me sudaban las palmas de las manos.
Para mi sorpresa los mismos músicos se hicieron cargo de la situación terminando la melodía actual para cambiarla por otra más alegre, lo cual nos permitía bailar de forma más animada. Me concentré entonces en el sonido de los tambores, las flautas, y las guitarras, dejándome transportar mentalmente a otra tierra. Comencé a danzar, redescubriendo la flama en mi interior, una que se confundía con las luces de las velas que nos rodeaban y que corría con más ímpetu por mis venas, incinerando mi sangre vikinga. Dancé por mi familia, por mis ancestros, por ser quien era, lo hice por mi y el hacerlo fue como emprender el inicio de otro camino, uno que aún no veía con total claridad y que por primera vez se presentaba frente a mi.
Pronto el baile se tornó en uno grupal, la siguiente melodía fue igualmente animada pero ahora éramos varios los que danzábamos a un mismo ritmo en aquel pequeño salón, e incluso comenzamos a intercambiar parejas de baile antes de que hiciera trampa colándome para tomar el lugar de una de las chicas y así regresar frente a Ulf. -¿No está tan mal no crees?- pregunté a mi acompañante con mi primera sonrisa divertida de la noche. -Lamento meterte en aprietos.- decidí darle una tregua y con un movimiento de cabeza le indiqué que regresáramos a una de las mesas.
Me dejé caer sobre la silla, y ordené más jarras de hidromiel. -Hoy quería recordar.- le expliqué observando sus ojos castaños. -Tu presencia me permite hacerlo en cierta forma, pero tus palabras me traen otros recuerdos que hubiera preferido no evocar.- Lo dije sinceramente y medité en muchas cosas, observando el tenue movimiento de la flama de la vela que iluminaba nuestra mesa. -Höor es una fuerza de la naturaleza, lo ha sido desde chico. Pensé que había perdido ese fuego y que se había vendido a la sociedad francesa pero he sido testigo de lo contrario. Sin embargo, no es fácil para mi procesar tus palabras, que me indiques que estuviste presente durante la muerte de mi hermano y que murió por su lealtad a él, al igual que mi padre. Nadie me ha narrado nunca nada sobre sus muertes.- Era mucho para digerir, y de todas maneras ¿qué tanto podía confiar en las palabras de Ulf? Sabía que era leal a los Cannif, ¿qué tan imparcial era al presentarse y decirme todo eso?
Mi mente divagó y recordé algo más, un episodio de mi pubertad en el que descubrí a un lobo blanco con pelaje como la nieve. El lobo me había espantado pero también había erizado cada uno de los finos vellos de mis brazos, corría por un claro antes de detenerse y ver en mi dirección. Nadie me dijo que era Ulf, con el tiempo simplemente de alguna forma lo supe… aunque ignoraba si en aquella ocasión él me había visto. -Eres un lobo y también conociste a mi padre de cerca ¿no es así?.- Para mi era importante la respuesta, y mucho más si estaba en presencia de alguien que podía narrarme detalles sobre él. Hablar del general en mi país era considerado traición. Traición al rey, desacato a las autoridades, nadie hablaba de mi padre, al menos no en los círculos del palacio.
Mis ojos se oscurecieron. -Alguien trató de matarme esta noche.- lo dije en voz alta más como un pensamiento para mi misma. Si había sido el rey, si él estaba detrás de todo lo sucedido a mi familia, si había creado un ardid para decapitar a su mano derecha, a mi hermano, y deshacerse de mi, usándome también como un simple peón más para eliminar a su sobrino… Si ese era el caso la misma sombra que él había creado le buscaría para hacerle pagar cada gota de sangre derramada de cada uno de los míos y esta vez Loki al presenciarlo quedaría complacido.
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Sentía el calor de la danza nórdica fluir por ms venas, pero al bailar contra las llamas tras una gesta mi nivel de alcohol en sangre superaba con creces la de aquella noche en la que apenas había empezado a tomar de la jarra.
Un movimiento de cabeza basto para regresar a la mesa, allí nos esperaba la bebida fría que aplacó al menos mi sed de un buen trago. Mis ojos se fundieron en los ajenos, sabia que ella necesitaba respuesta, no iba a mentir, también yo tenia preguntas.
-Se que mi presencia te recuerda a él y se que ahora mismo su nombre es el único que debes ansiar olvidar. Pero Höor no te traicionó, tu lo conoces desde niño ¿lo ves capaz de vender a algún norteño? Ha derramado su sangre en muchas causas, algunas gestas que sentenciaba su tío desde palacio esperando que no volviera de ninguna de ellas. Mas no olvides que otras guerras las ha librado por si mismo.
Contemplé el fuego de su mirada mientras alargaba la mano para tomar la suya y centrar en mi su mirada.
-Skadi ¿estaban equivocados tu padre y hermano respecto a él? Ambos dieron su vida fieles a su causa. Tu padre por un niño que se levantaba una y otra vez. Tu hermano por ser fiel al norte. No hay norte sin Höor, al menos no un norte libre. Pregúntame cuanto desees, yo responderé tus dudas, tus incertidumbres, mas te aviso de una cosa. Si algún día alzas la espada contra mi señor, no dudaré en hundir el filo de la mía en tu pecho, por mucho dolor que eso le cause a Höor.
Consideralo una advertencia
Su siguiente pregunta me pillo de improvisto, muchos sabían que era un cambiante, y cierto era que eso doblaba mi edad, como bien decía, su padre y yo fuimos amigos, lo respetaba enormemente y del mismo modo después me convertí en inseparable de su hijo varón, hermano de Skadi.
-Si, tu padre era un hombre bueno, un gran guerrero, batallo trayendo grandes glorias a nuestro reino. Lo admiraba, creo que lo hacíamos todos.
Su muerte inició una revolución, él fue el único que se impuso con valor a la voluntad del rey, él aun sabiendo que eso lo condenaría a muerte salvó a Höor de un destino incluso peor.
Tu padre es un Heroe. Puedo contarte los detalles, lo que sucedió aquel día con exactitud, lo recuerdo como si fuera ayer.
Cambien estoy seguro de que lo recuerda Höor, pese a que en ese entonces solo era un niño.
Su confesión me dejo de piedra, no porque me extrañara, el rey era capaz de eso y mas, aunque lo que me sorprendía era que si la había enviado para acabar con Höor ¿por que mandar ahora a alguien para acabar con ella?
Negué sin comprender
-por suerte, sigues viva, lo que indica que ha fracasado el ejecutor.
Di un nuevo trago a la jarra sin dejar de buscar su mirada parda.
-Dime Skadi ¿confías en mi? Mas importante ¿confías en Höor?
Un movimiento de cabeza basto para regresar a la mesa, allí nos esperaba la bebida fría que aplacó al menos mi sed de un buen trago. Mis ojos se fundieron en los ajenos, sabia que ella necesitaba respuesta, no iba a mentir, también yo tenia preguntas.
-Se que mi presencia te recuerda a él y se que ahora mismo su nombre es el único que debes ansiar olvidar. Pero Höor no te traicionó, tu lo conoces desde niño ¿lo ves capaz de vender a algún norteño? Ha derramado su sangre en muchas causas, algunas gestas que sentenciaba su tío desde palacio esperando que no volviera de ninguna de ellas. Mas no olvides que otras guerras las ha librado por si mismo.
Contemplé el fuego de su mirada mientras alargaba la mano para tomar la suya y centrar en mi su mirada.
-Skadi ¿estaban equivocados tu padre y hermano respecto a él? Ambos dieron su vida fieles a su causa. Tu padre por un niño que se levantaba una y otra vez. Tu hermano por ser fiel al norte. No hay norte sin Höor, al menos no un norte libre. Pregúntame cuanto desees, yo responderé tus dudas, tus incertidumbres, mas te aviso de una cosa. Si algún día alzas la espada contra mi señor, no dudaré en hundir el filo de la mía en tu pecho, por mucho dolor que eso le cause a Höor.
Consideralo una advertencia
Su siguiente pregunta me pillo de improvisto, muchos sabían que era un cambiante, y cierto era que eso doblaba mi edad, como bien decía, su padre y yo fuimos amigos, lo respetaba enormemente y del mismo modo después me convertí en inseparable de su hijo varón, hermano de Skadi.
-Si, tu padre era un hombre bueno, un gran guerrero, batallo trayendo grandes glorias a nuestro reino. Lo admiraba, creo que lo hacíamos todos.
Su muerte inició una revolución, él fue el único que se impuso con valor a la voluntad del rey, él aun sabiendo que eso lo condenaría a muerte salvó a Höor de un destino incluso peor.
Tu padre es un Heroe. Puedo contarte los detalles, lo que sucedió aquel día con exactitud, lo recuerdo como si fuera ayer.
Cambien estoy seguro de que lo recuerda Höor, pese a que en ese entonces solo era un niño.
Su confesión me dejo de piedra, no porque me extrañara, el rey era capaz de eso y mas, aunque lo que me sorprendía era que si la había enviado para acabar con Höor ¿por que mandar ahora a alguien para acabar con ella?
Negué sin comprender
-por suerte, sigues viva, lo que indica que ha fracasado el ejecutor.
Di un nuevo trago a la jarra sin dejar de buscar su mirada parda.
-Dime Skadi ¿confías en mi? Mas importante ¿confías en Höor?
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Por más que no quisiera notarlo un hormigueo persistente debajo de mi piel me acosaba y volvía mis noches intranquilas, podía ignorarlo gracias al alcohol pero lo cierto es que llevábamos poco tiempo en la posada y aún no había bebido tanto. No, desde mi encuentro con Höor algo adormecido en mi interior finalmente despertaba, y las palabras del vikingo solo servían para reforzar el hecho.
-Ya no soy la misma de antes, he cambiado en más de un sentido, tanto que no estoy segura de que Höor seguiría pensando en mi como su antigua amiga si llegase a verme tal y como soy en realidad ahora.- Sonreí a medias al decirlo mientras movía la jarra entre mis dedos. -Sin embargo sigo siendo una Rendahl. Me has hablado de la valentía de mi padre y de mi hermano, me siento orgullosa de ser quien soy y hoy en día es mi razón de seguir en pie. No voy a ser un títere de su majestad ni de nadie, ni siquiera de los dioses, sin importar que tan seductores se presenten, si no va acorde con lo que pienso o con lo que siento.-
La mano de Ulf tomó la mía, esta vez no me tensé. Ese contacto humano… el de alguien familiar que te da apoyo por el simple hecho de darlo... No lo había sentido desde hace muchísimo tiempo. -Aunque tal vez no me creas, no tengo problema con que me hables de Höor.- Hundí mi mirada en la de él al decirlo. -Cuando las cosas no están destinadas a ser… es mejor hacer las paces con ello.-
Sonreí de medio lado al escuchar su sentencia en caso de que fuese tras de su protegido. -Por supuesto, no esperaría menos de ti. Podrías intentar acabar conmigo pero no me subestimes vikingo, me he convertido en una sombra bastante diestra. ¿O no has escuchado los rumores sobre mi?- Sonreí de lado. Por supuesto se hablaba de la sombra y de su eficacia, algunos rumores eran ciertos, otros no, a mi me daba igual siempre y cuando me fuese beneficioso.
-Tus palabras dan cierto sentido a todo. Si el rey ha sido el culpable de los asesinatos de mi padre y de mi hermano no me extraña que envie a alguien a acabar conmigo al percatarse de que aún no he hecho nada en contra de su sobrino.- Le estaba confesando algo de suma importancia, que en mi llegada a Paris estaba la mano del rey, que me había hecho un encargo especial, algo que no le había revelado a Höor, aunque claro, él ya se las había olido.
-¿Qué si confío en ustedes? Si quieres conocer la respuesta necesitaremos más rondas.- Hice un ademán con la mano al cantinero para que nos trajera más jarras llenas, comenzaban a menguar. -Si he de ser sincera, al final del día únicamente confío en mi, pero supongo que si tuviese que aliarme con alguien no me importaría que fuese un viejo lobo o un joven zorro. Hay peores prospectos.- Bromeé pero mis palabras encerraban la verdad.
-No necesitas preocuparte por mi, no pienso lastimar a Höor. No tiene sentido seguirle culpando…- Me percaté de ello a medida que las palabras salían de mi boca, era innecesario seguirme escudando en el pasado para justificar mi odio. Höor y yo podíamos seguir diferentes caminos pero él siempre sería parte de mi, de una forma intrínseca, el pasado nos unía a pesar de todo.
-También deseo que nuestra tierra sea libre y si he de aportar a ello lo haré gustosa. Estoy harta de la tiranía y la opresión. Si nuestros objetivos son los mismos mi espada será aliada de la tuya, de la de él. Para mi será un honor luchar a tu lado, en cualquier momento en que sea necesario. Nada más espero que nunca suceda lo contrario.- Sonreí levemente antes de recostarme en la silla, éramos vikingos, no nos andábamos con dobleces, si algo nos caracterizaba era poner las cartas sobre la mesa.
-Ya no quiero hablar de muerte Ulf, parece que estos días fuese el único tópico…- Miré la jarra semi vacía, parecía una alegoría de mi misma. Algo que se quedaría así, incompleto, congelado por siempre. A pesar de ello necesitaba algo más, a la mejor por eso aceptaba encomiendas, porque me llevaban al límite, me hacían sentir algo en medio de la nada. -Me gustaría que me contaras si en alguna ocasión, en tus pláticas con mi padre, él te hablaba de mi…-
-Ya no soy la misma de antes, he cambiado en más de un sentido, tanto que no estoy segura de que Höor seguiría pensando en mi como su antigua amiga si llegase a verme tal y como soy en realidad ahora.- Sonreí a medias al decirlo mientras movía la jarra entre mis dedos. -Sin embargo sigo siendo una Rendahl. Me has hablado de la valentía de mi padre y de mi hermano, me siento orgullosa de ser quien soy y hoy en día es mi razón de seguir en pie. No voy a ser un títere de su majestad ni de nadie, ni siquiera de los dioses, sin importar que tan seductores se presenten, si no va acorde con lo que pienso o con lo que siento.-
La mano de Ulf tomó la mía, esta vez no me tensé. Ese contacto humano… el de alguien familiar que te da apoyo por el simple hecho de darlo... No lo había sentido desde hace muchísimo tiempo. -Aunque tal vez no me creas, no tengo problema con que me hables de Höor.- Hundí mi mirada en la de él al decirlo. -Cuando las cosas no están destinadas a ser… es mejor hacer las paces con ello.-
Sonreí de medio lado al escuchar su sentencia en caso de que fuese tras de su protegido. -Por supuesto, no esperaría menos de ti. Podrías intentar acabar conmigo pero no me subestimes vikingo, me he convertido en una sombra bastante diestra. ¿O no has escuchado los rumores sobre mi?- Sonreí de lado. Por supuesto se hablaba de la sombra y de su eficacia, algunos rumores eran ciertos, otros no, a mi me daba igual siempre y cuando me fuese beneficioso.
-Tus palabras dan cierto sentido a todo. Si el rey ha sido el culpable de los asesinatos de mi padre y de mi hermano no me extraña que envie a alguien a acabar conmigo al percatarse de que aún no he hecho nada en contra de su sobrino.- Le estaba confesando algo de suma importancia, que en mi llegada a Paris estaba la mano del rey, que me había hecho un encargo especial, algo que no le había revelado a Höor, aunque claro, él ya se las había olido.
-¿Qué si confío en ustedes? Si quieres conocer la respuesta necesitaremos más rondas.- Hice un ademán con la mano al cantinero para que nos trajera más jarras llenas, comenzaban a menguar. -Si he de ser sincera, al final del día únicamente confío en mi, pero supongo que si tuviese que aliarme con alguien no me importaría que fuese un viejo lobo o un joven zorro. Hay peores prospectos.- Bromeé pero mis palabras encerraban la verdad.
-No necesitas preocuparte por mi, no pienso lastimar a Höor. No tiene sentido seguirle culpando…- Me percaté de ello a medida que las palabras salían de mi boca, era innecesario seguirme escudando en el pasado para justificar mi odio. Höor y yo podíamos seguir diferentes caminos pero él siempre sería parte de mi, de una forma intrínseca, el pasado nos unía a pesar de todo.
-También deseo que nuestra tierra sea libre y si he de aportar a ello lo haré gustosa. Estoy harta de la tiranía y la opresión. Si nuestros objetivos son los mismos mi espada será aliada de la tuya, de la de él. Para mi será un honor luchar a tu lado, en cualquier momento en que sea necesario. Nada más espero que nunca suceda lo contrario.- Sonreí levemente antes de recostarme en la silla, éramos vikingos, no nos andábamos con dobleces, si algo nos caracterizaba era poner las cartas sobre la mesa.
-Ya no quiero hablar de muerte Ulf, parece que estos días fuese el único tópico…- Miré la jarra semi vacía, parecía una alegoría de mi misma. Algo que se quedaría así, incompleto, congelado por siempre. A pesar de ello necesitaba algo más, a la mejor por eso aceptaba encomiendas, porque me llevaban al límite, me hacían sentir algo en medio de la nada. -Me gustaría que me contaras si en alguna ocasión, en tus pláticas con mi padre, él te hablaba de mi…-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Pedimos otra ronda, me gusta escucharla hablar era toda una mujer norteña, embelesaban sus palabras, la fuerza con las que las mantenía y el ardor con el que las defendía.
Al menos ahora entendía que Höor nada había tenido que ver con su cautiverio, todo lo contrario, aquel que la enviaba a matarlo era el mismo carcelero.
No tardo en atar cabos, era una chica lista con el espíritu de sus ancestros. Recorrí con mis ojos su cuerpo, se había trasformado en una mujer bella, una mujer fuerte, y diestra. Claro que había oído hablar de sus proezas, como no hacerlo de tan gran escudera.
Su apellido resonaba con fuerza en el norte, no solo porque su padre lo llevo con orgullo hasta que Odin lo reclamo a su lado, si no porque sus dos hijos habían estado a la altura convirtiéndose en fuertes y validos guerreros.
Aun no lo sabia, creo que ni siquiera Höor era consciente de ello, pero ambos se necesitaban. Ella parecía decidida a seguir su camino, a solo apoyarle con su espada en el caso de que en el norte se desatara una guerra encarnizada.
Tampoco veía a Höor capaz de buscarla para pedirle ningún favor, era como si el frio del norte los hubiera separado por y para siempre, ninguno cedería, por eso yo tenia que interceder entre los dos.
El norte los necesitaba unidos como antaño.
Alcé la jarra para golpear la suya, no quería hablar de guerra, así que lo haríamos de paz. Su cuerpo se recostó en el sofá, el mio se acomodo con el suyo.
Complicada la pregunta, quería saber sobre su padre y aquello que me había contado en la intimidad.
-Tu padre estaba orgulloso de ti y de tu hermano. Especialmente de ti, eras, eres una mujer con fuego en los ojos, destacaste desde niña y para que mentir, fije mis ojos infinidad de veces en ti.
Ladeé la sonrisa mientras llevaba la jarra a mis labio para dar un largo trago.
-No, no te hablo solo como guerrera, como mujer también. ¿Por que me contuve? Höor, tu padre, tu hermano, demasiada carga emocional la que me unía a tu familia Skadi.
Tu padre siempre pensó que serias trascendental en el norte, también lo pienso yo.
No le hubiera gustado verte vacía como esa jarra. Skadi levántate y anda, da igual que dios guie tus pasos, pero has de enfrentar tus demonios antes de que estos te acaban consumiendo.
Nuestros ojos bailaron como el fuego que frente a nosotros calentaban nuestros cuerpos, no mas que el alcohol que íbamos consumiendo y que dejábamos a un lado de la mesa.
-He conocido a una mujer -deje escapar una ria contra la jarra, debía estar bastante borracho para hacer esa confesión a casi una extraña, supongo que su parentesco con los hombres con los que había tenido mas confianza es lo que me llevo a ello. Eso y que en ella veía mi hogar, el norte reflejado en su mirada, en su olor.
-Es de París, aunque no nació aquí, nada que ver con las mujeres norteas. Nada tenemos que ver, dioses distintos, culturas distintas...-deje escapar el aire ronco -con ella es todo complicado
Relamí mis labios agotando la espuma que quedaba sobre estos sin apartar mis ojos de sus orbes castaños.
Al menos ahora entendía que Höor nada había tenido que ver con su cautiverio, todo lo contrario, aquel que la enviaba a matarlo era el mismo carcelero.
No tardo en atar cabos, era una chica lista con el espíritu de sus ancestros. Recorrí con mis ojos su cuerpo, se había trasformado en una mujer bella, una mujer fuerte, y diestra. Claro que había oído hablar de sus proezas, como no hacerlo de tan gran escudera.
Su apellido resonaba con fuerza en el norte, no solo porque su padre lo llevo con orgullo hasta que Odin lo reclamo a su lado, si no porque sus dos hijos habían estado a la altura convirtiéndose en fuertes y validos guerreros.
Aun no lo sabia, creo que ni siquiera Höor era consciente de ello, pero ambos se necesitaban. Ella parecía decidida a seguir su camino, a solo apoyarle con su espada en el caso de que en el norte se desatara una guerra encarnizada.
Tampoco veía a Höor capaz de buscarla para pedirle ningún favor, era como si el frio del norte los hubiera separado por y para siempre, ninguno cedería, por eso yo tenia que interceder entre los dos.
El norte los necesitaba unidos como antaño.
Alcé la jarra para golpear la suya, no quería hablar de guerra, así que lo haríamos de paz. Su cuerpo se recostó en el sofá, el mio se acomodo con el suyo.
Complicada la pregunta, quería saber sobre su padre y aquello que me había contado en la intimidad.
-Tu padre estaba orgulloso de ti y de tu hermano. Especialmente de ti, eras, eres una mujer con fuego en los ojos, destacaste desde niña y para que mentir, fije mis ojos infinidad de veces en ti.
Ladeé la sonrisa mientras llevaba la jarra a mis labio para dar un largo trago.
-No, no te hablo solo como guerrera, como mujer también. ¿Por que me contuve? Höor, tu padre, tu hermano, demasiada carga emocional la que me unía a tu familia Skadi.
Tu padre siempre pensó que serias trascendental en el norte, también lo pienso yo.
No le hubiera gustado verte vacía como esa jarra. Skadi levántate y anda, da igual que dios guie tus pasos, pero has de enfrentar tus demonios antes de que estos te acaban consumiendo.
Nuestros ojos bailaron como el fuego que frente a nosotros calentaban nuestros cuerpos, no mas que el alcohol que íbamos consumiendo y que dejábamos a un lado de la mesa.
-He conocido a una mujer -deje escapar una ria contra la jarra, debía estar bastante borracho para hacer esa confesión a casi una extraña, supongo que su parentesco con los hombres con los que había tenido mas confianza es lo que me llevo a ello. Eso y que en ella veía mi hogar, el norte reflejado en su mirada, en su olor.
-Es de París, aunque no nació aquí, nada que ver con las mujeres norteas. Nada tenemos que ver, dioses distintos, culturas distintas...-deje escapar el aire ronco -con ella es todo complicado
Relamí mis labios agotando la espuma que quedaba sobre estos sin apartar mis ojos de sus orbes castaños.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Por nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (Skadi)
Tenía razón al pensar que esta noche produciría distintos frutos, ahora comprendía el por qué. Sonreí de medio lado, aguardando la respuesta de Ulf. Nuestras jarras se golpearon en un nuevo brindis, por mi parte bebía por los muertos que había dejado atrás, les daba mi pésame y procuraba olvidarme de que no pude estar con ellos de la forma en que lo hubiera deseado. Pero por otro lado era cierto que ya no deseaba hablar de muerte, así que bebí también por los vivos, aún si estos estaban ausentes, el cambiante me traía agradables recuerdos del norte y me apaciguaba con su compañía.
Antes de responderme se dirigió hacia el sofá en el que me encontraba para acomodarse a mi lado. Aquello provocó en mi un respingo, mi cuerpo otra vez estaba tenso como la cuerda de una guitarra, pequeñas gotas de sudor amenazaron con bañar mi frente. Aferré mis manos a la orilla del sofá recordándome mentalmente que este era Ulf, que no tenía por qué temer su cercanía. Respiré despacio y poco a poco fui aflojando mi agarre sobre el mueble, relajando mis dedos a medida que me calmaba; luego me acomodé a su lado, aceptando interiormente que la cercanía de otro ser humano podía ser bienvenida y que no tenía por qué apartar a todos y cada uno.
Escuché su respuesta sobre mi padre, mientras me sacaba las botas y subía mis pies al sofá. -Para mi significa mucho lo que acabas de decir.- No tenía idea él de lo mucho que me importaba escuchar aunque fuera la más insignificante cantidad de información sobre mi familia y saber que mi padre estaba orgulloso de mi provocó un tirón en el interior de mi pecho, similar a uno de esos sentimientos que había olvidado cómo tener.
Lo siguiente que dijo provocó que me atragantara con la hidromiel que tenía en la jarra. ¿Qué él qué? No habría estado más sorprendida si en ese instante hubiese visto crecer una segunda cabeza al lado de la que ya tenía. Lo observé en silencio con los ojos bastante abiertos antes de parpadear. Asentí comprendiendo que no me hubiera dicho nada debido a sus lazos con mi familia y con Höor, aunque si lo hubiera hecho… Observé la jarra de nuevo, él parecía leer mis pensamientos hablándome de que me levantara y no estuviese semi vacía. -Ya es tarde para eso Ulf, pero no te preocupes por mi. Mis demonios no me consumen, muy por el contrario, me dan el impulso suficiente para dar el siguiente paso durante todo el tiempo que tenga que hacerlo.-
Sonreí de medio lado como si lo viera por primera vez. -Antes de mirar a Höor te miré muchas veces, e incluso durante los lapsos en los que no estaba con él.- Me encogí de hombros, aquello parecía ya tan lejano, parte de otra vida. -Si me hubieras invitado a salir hubiera dicho que si.- Me recosté en el sofá y apoyé la cabeza en su hombro. La música seguía animada, el alcohol hace rato que me había calentado de más, pero de alguna forma era agradable pasar la velada con el vikingo.
No pude evitar soltar la risa cuando me dijo que le interesaba una mujer. Por un momento no hallé ni que decirle, supuse que era mi karma, que me dijeran algo parecido cuando el alcohol me sensibilizaba, al menos tanto como era posible que lo hiciera. -Perdona es que…- sacudí la cabeza. -No esperaba esa información después de la otra.-
Exhalé largo antes de responderle. -No soy buena consejera.- Tomé algo más, ya muchas jarras habían ido y venido, una después de otra. -Supongo que lo único que puedo decirte es que hagas lo que desees hacer. Si esa mujer te gusta, pues adelante.- Esbocé una media sonrisa y abracé mis piernas. -Aprovecha esa capacidad de sentir, aprovecha esa sangre vikinga que nos lleva adonde queremos ir, nada nos obliga a hacer lo que no queremos, es lo que nos hace ser quienes somos, y también son nuestras raíces las que alimentan ese fuego que nos conforma y que nos hace arder para seguir nuestras pasiones. Cada uno sabe lo que quiere…-
Observé su mano un momento que se volvió muy largo, momento en el que dudaba antes de reemprender un contacto humano aunque finalmente fue esa decisión vikinga de la que le hablaba, esa que no dejaba de correr por mis venas, la que me dio el valor para sobreponerme a mi renuencia provocada por la cárcel del pasado. Alcancé su mano y la presioné entre la mia. -Gracias. Por venir a hablarme de Höor, de mi padre, y de mi hermano. No quiero que te vayas sin saber que me has ayudado esta noche. Necesitaba oírlo, y también necesitaba esclarecer algunas cosas.-
Sonreí de medio lado. -Para ser un viejo lobo y si creyera en los ángeles como lo hace la gente de esta ciudad, diría que eres lo más cercano a un ángel personal.- Había escuchado su último consejo por lo que di unos golpecitos con mis nudillos sobre la jarra que tenía entre mis dedos. -Puede que esté semi vacía pero no deja de ser dura y difícil de romper.-
Antes de responderme se dirigió hacia el sofá en el que me encontraba para acomodarse a mi lado. Aquello provocó en mi un respingo, mi cuerpo otra vez estaba tenso como la cuerda de una guitarra, pequeñas gotas de sudor amenazaron con bañar mi frente. Aferré mis manos a la orilla del sofá recordándome mentalmente que este era Ulf, que no tenía por qué temer su cercanía. Respiré despacio y poco a poco fui aflojando mi agarre sobre el mueble, relajando mis dedos a medida que me calmaba; luego me acomodé a su lado, aceptando interiormente que la cercanía de otro ser humano podía ser bienvenida y que no tenía por qué apartar a todos y cada uno.
Escuché su respuesta sobre mi padre, mientras me sacaba las botas y subía mis pies al sofá. -Para mi significa mucho lo que acabas de decir.- No tenía idea él de lo mucho que me importaba escuchar aunque fuera la más insignificante cantidad de información sobre mi familia y saber que mi padre estaba orgulloso de mi provocó un tirón en el interior de mi pecho, similar a uno de esos sentimientos que había olvidado cómo tener.
Lo siguiente que dijo provocó que me atragantara con la hidromiel que tenía en la jarra. ¿Qué él qué? No habría estado más sorprendida si en ese instante hubiese visto crecer una segunda cabeza al lado de la que ya tenía. Lo observé en silencio con los ojos bastante abiertos antes de parpadear. Asentí comprendiendo que no me hubiera dicho nada debido a sus lazos con mi familia y con Höor, aunque si lo hubiera hecho… Observé la jarra de nuevo, él parecía leer mis pensamientos hablándome de que me levantara y no estuviese semi vacía. -Ya es tarde para eso Ulf, pero no te preocupes por mi. Mis demonios no me consumen, muy por el contrario, me dan el impulso suficiente para dar el siguiente paso durante todo el tiempo que tenga que hacerlo.-
Sonreí de medio lado como si lo viera por primera vez. -Antes de mirar a Höor te miré muchas veces, e incluso durante los lapsos en los que no estaba con él.- Me encogí de hombros, aquello parecía ya tan lejano, parte de otra vida. -Si me hubieras invitado a salir hubiera dicho que si.- Me recosté en el sofá y apoyé la cabeza en su hombro. La música seguía animada, el alcohol hace rato que me había calentado de más, pero de alguna forma era agradable pasar la velada con el vikingo.
No pude evitar soltar la risa cuando me dijo que le interesaba una mujer. Por un momento no hallé ni que decirle, supuse que era mi karma, que me dijeran algo parecido cuando el alcohol me sensibilizaba, al menos tanto como era posible que lo hiciera. -Perdona es que…- sacudí la cabeza. -No esperaba esa información después de la otra.-
Exhalé largo antes de responderle. -No soy buena consejera.- Tomé algo más, ya muchas jarras habían ido y venido, una después de otra. -Supongo que lo único que puedo decirte es que hagas lo que desees hacer. Si esa mujer te gusta, pues adelante.- Esbocé una media sonrisa y abracé mis piernas. -Aprovecha esa capacidad de sentir, aprovecha esa sangre vikinga que nos lleva adonde queremos ir, nada nos obliga a hacer lo que no queremos, es lo que nos hace ser quienes somos, y también son nuestras raíces las que alimentan ese fuego que nos conforma y que nos hace arder para seguir nuestras pasiones. Cada uno sabe lo que quiere…-
Observé su mano un momento que se volvió muy largo, momento en el que dudaba antes de reemprender un contacto humano aunque finalmente fue esa decisión vikinga de la que le hablaba, esa que no dejaba de correr por mis venas, la que me dio el valor para sobreponerme a mi renuencia provocada por la cárcel del pasado. Alcancé su mano y la presioné entre la mia. -Gracias. Por venir a hablarme de Höor, de mi padre, y de mi hermano. No quiero que te vayas sin saber que me has ayudado esta noche. Necesitaba oírlo, y también necesitaba esclarecer algunas cosas.-
Sonreí de medio lado. -Para ser un viejo lobo y si creyera en los ángeles como lo hace la gente de esta ciudad, diría que eres lo más cercano a un ángel personal.- Había escuchado su último consejo por lo que di unos golpecitos con mis nudillos sobre la jarra que tenía entre mis dedos. -Puede que esté semi vacía pero no deja de ser dura y difícil de romper.-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
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