AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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mors accedit [Varek]
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mors accedit [Varek]
Los bailes y celebraciones eran abundantes entre las familias de la alta sociedad, las cuales se reunían en el Palacio Royal para discutir temas sobre política, economía o por simple estatus social. La luna se escondía tras las nubes, ocultando su belleza al mundo. El carruaje la esperaba en la puerta de su mansión, esperando al momento en el que la dueña de la casa hiciera acto de presencia para dirigirse al gran palacio de París. Una de las esclavas de la casa peinaba el largo cabello de la vampira, que contemplaba su reflejo con rostro serio. Una vez peinada, se aseguró de que su vestido negro seguía en perfectas condiciones. No había que dar una mala imagen a aquellos que seguían haciendo crecer su fortuna. Mientras acababa de detallar los últimos detalles, su mano acarició por encima de la tela su estómago, allí donde el cazador había clavado su daga. Apretó la zona ligeramente, mientras su mandíbula se tensaba y sus dientes rechinaban. Había pasado una semana desde su encuentro, una semana en la que Rayda ansió su venganza sobre Varek. Con movimientos rápidos pero gráciles, bajó las escaleras y cruzó la entrada de la casa, saliendo por la puerta principal y caminando hasta el carruaje que la esperaba.
Las ruedas dejaron de moverse y los cascos de los caballos dejaron de escucharse chocar contra las piedras del pavimento, indicando que ya habían llegado. Esperó a que el chófer, uno de sus lacayos, abriera la puerta para salir y rodearse de todas aquellas almas mortales. Al salir del carruaje, caminó a paso lento hasta la sala de fiestas, donde todos los invitados hablaban despreocupados.
Era de las últimas en llegar, pero no le importaba. Sus manos estaban situadas en su espalda, alzando la cabeza y inflando el pecho con orgullo. Notaba las miradas indiscretas de algunos y algunas sobre ella. Algunos cuchicheaban sobre cómo alguien tan joven podía poseer todo un negocio, cómo había podido ser la única superviviente de su familia. Otros simplemente hablaban de la belleza exótica que poseía y de su hermosa melena. Aceptó una de las copas que un camarero le ofrecía, dando un pequeño sorbo. Cerró los ojos unos segundos, ignorando todos aquellas voces que sus sentidos aumentados recibían, cuando percibió un aura conocida para ella.
El cazador estaba en aquella sala, charlando con una joven damisela de cabellos rubios. Rayda frunció el ceño al verle, preguntándose si él la habría visto a ella. Con sigilo, fue acercándose a él, hasta llegar entre medio de Varek y la joven rubia. Mediante sus poderes de persuasión, clava sus ojos sobre los de la rubia, que la mira extrañada.
-Vete. -la rubia le obedece al segundo, marchándose rápidamente. Rayda se sitúa frente al cazador con una sonrisa en el rostro, dando otro sorbo de su copa.
Las ruedas dejaron de moverse y los cascos de los caballos dejaron de escucharse chocar contra las piedras del pavimento, indicando que ya habían llegado. Esperó a que el chófer, uno de sus lacayos, abriera la puerta para salir y rodearse de todas aquellas almas mortales. Al salir del carruaje, caminó a paso lento hasta la sala de fiestas, donde todos los invitados hablaban despreocupados.
Era de las últimas en llegar, pero no le importaba. Sus manos estaban situadas en su espalda, alzando la cabeza y inflando el pecho con orgullo. Notaba las miradas indiscretas de algunos y algunas sobre ella. Algunos cuchicheaban sobre cómo alguien tan joven podía poseer todo un negocio, cómo había podido ser la única superviviente de su familia. Otros simplemente hablaban de la belleza exótica que poseía y de su hermosa melena. Aceptó una de las copas que un camarero le ofrecía, dando un pequeño sorbo. Cerró los ojos unos segundos, ignorando todos aquellas voces que sus sentidos aumentados recibían, cuando percibió un aura conocida para ella.
El cazador estaba en aquella sala, charlando con una joven damisela de cabellos rubios. Rayda frunció el ceño al verle, preguntándose si él la habría visto a ella. Con sigilo, fue acercándose a él, hasta llegar entre medio de Varek y la joven rubia. Mediante sus poderes de persuasión, clava sus ojos sobre los de la rubia, que la mira extrañada.
-Vete. -la rubia le obedece al segundo, marchándose rápidamente. Rayda se sitúa frente al cazador con una sonrisa en el rostro, dando otro sorbo de su copa.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/01/2017
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Re: mors accedit [Varek]
Varek se acomodó la camisa frente al espejo. No le apetecía demasiado asistir a la fiesta en el Royal. No le apetecía salir de casa, ni hacer frente a nada de lo que podía acontecer esa noche. Llevaba desganado y dejándose arrastrar por los segundos, minutos, horas... días desde hacía ya una semana. Y pese a que disimulaba y trataba de aparentar normalidad, seguía pensando que les costaría más de lo que pensaba volver a la normalidad, si es que en algún momento la recuperaban. Cogió la chaqueta y los guantes, para finalmente rodear su cuello con una bufanda. Fuera nevaba.
Llegó a la vez que dos carruajes más y le tocó esperar. No le importó, por él se hubiese quedado toda la velada allí, y quien hubiese querido encontrarle que pasara frío.
Tras despedirse de su cochero caminó hasta la primera sala, donde un amable sirviente se llevó todos sus accesorios, hasta dejarle en camisa y pantalón negro. Varek accedió a la salón donde se daba la fiesta, colocando de manera correcta los puños de su camisa. Buscó con la mirada alguien con quien poder estar sin tener que participar demasiado en al conversación, pero su búsqueda se vio interrumpida por un pequeño golpecito en su espalda. Se trataba, una vez más, de Mary. Una joven adinerada obsesionada con el heredero. Varek la miró alargando su brazo y robandole una copa a la camarera.
La conversación parecía de lo más emocionante, para ella. Porque él llevaba ya dos copas, y de vez en cuando alzaba la vista para observar a su alrededor. Localizó a Cannif y a un par de cazadores, también vio a Beatrice Delteria y cuando fue a mirar a Mary para responder, frente a él se encontraba Rayda - Un abuso en toda regla - musitó, acabando su copa y dejándola en la bandera de una camarera que pasaba.
No iba a mantener una conversación con ella, no quería verse envuelto en algo que llamase la atención, y el provocativo aspecto de Rayda ya era suficiente para él. Cuando se colocó a su lado, el cazador deslizó su mano izquierda rozando con la yema de los dedos el estomago de ella, donde clavó su daga - Buenas noches - esbozó una sonrisa caminando hacía el centro del salón.
Llegó a la vez que dos carruajes más y le tocó esperar. No le importó, por él se hubiese quedado toda la velada allí, y quien hubiese querido encontrarle que pasara frío.
Tras despedirse de su cochero caminó hasta la primera sala, donde un amable sirviente se llevó todos sus accesorios, hasta dejarle en camisa y pantalón negro. Varek accedió a la salón donde se daba la fiesta, colocando de manera correcta los puños de su camisa. Buscó con la mirada alguien con quien poder estar sin tener que participar demasiado en al conversación, pero su búsqueda se vio interrumpida por un pequeño golpecito en su espalda. Se trataba, una vez más, de Mary. Una joven adinerada obsesionada con el heredero. Varek la miró alargando su brazo y robandole una copa a la camarera.
La conversación parecía de lo más emocionante, para ella. Porque él llevaba ya dos copas, y de vez en cuando alzaba la vista para observar a su alrededor. Localizó a Cannif y a un par de cazadores, también vio a Beatrice Delteria y cuando fue a mirar a Mary para responder, frente a él se encontraba Rayda - Un abuso en toda regla - musitó, acabando su copa y dejándola en la bandera de una camarera que pasaba.
No iba a mantener una conversación con ella, no quería verse envuelto en algo que llamase la atención, y el provocativo aspecto de Rayda ya era suficiente para él. Cuando se colocó a su lado, el cazador deslizó su mano izquierda rozando con la yema de los dedos el estomago de ella, donde clavó su daga - Buenas noches - esbozó una sonrisa caminando hacía el centro del salón.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
Odiaba sentirse ignorada, y era lo que el cazador estaba haciendo, ignorarla. Notó sus dedos sobre su estómago, un leve roce sobre donde estaba su herida días antes de que cicatrizase. El hombre caminó hasta el centro del salón, dejando sola a Rayda qué, con la cabeza alta, le miraba alejarse.
Los actos del cazador la sacaban de quicio, alterándola. Aquello que salía de su control le molestaba y Varek salía totalmente de el. Barriendo la sala con la mirada vio a la joven rubia que segundos antes había ordenado que se fuera, bastante desorientada. Soltó un pequeño bufido para después dar unos pasos largos hasta llegar al lado del cazador. -Por las calles se comenta que hay un nuevo neófito...-dice mientras acaricia el borde de su copa. -Los neófitos suelen causar problemas. A veces es mejor exterminarlos que dejarlos vivir. -su mirada seguía fija en los distintos grupos de personas. Las palabras de doble filo salían de sus labios como veneno, esperando que causaran el efecto que deseaba en el cazador. Había enviado a algunos de sus lacayos a investigar sobre el misterioso cazador, descubriendo algo que llamó la atención de la inmortal: el hermano pequeño de Varek. -Es increíble como la información vuela por las calles de París, ¿no cree? -girando el cuello ligeramente mira al cazador. -También se escucha algo sobre usted, dicen que es bastante letal. -Rayda suelta un suspiro, agarrando la copa con sus dos manos y mirándola. -Aunque no estoy del todo de acuerdo con ello. -se encoge de hombros y da otro sorbo a su copa, acabándola y dejándola en la bandeja de uno de los camareros.
El sonido de un tenedor golpear contra una copa capta la atención de todos los presentes, dando paso al baile. Un joven de cabellos castaños se acerca a la vampira, con una gran sonrisa. -¿Me permitiría bailar con usted? - pregunta mientras hace una pequeña reverencia para acto seguido ofrecerle su mano, la cual Rayda mira una sonrisa tímida fingida. La vampira mira a Varek, sonriendo de lado mientras le enseñaba ligeramente uno de sus colmillos. -Será un gran placer. -acepta la mano del chico con delicadeza, dejando al cazador solo en medio de aquel gran salón y dejándose guiar por aquel joven.
Los actos del cazador la sacaban de quicio, alterándola. Aquello que salía de su control le molestaba y Varek salía totalmente de el. Barriendo la sala con la mirada vio a la joven rubia que segundos antes había ordenado que se fuera, bastante desorientada. Soltó un pequeño bufido para después dar unos pasos largos hasta llegar al lado del cazador. -Por las calles se comenta que hay un nuevo neófito...-dice mientras acaricia el borde de su copa. -Los neófitos suelen causar problemas. A veces es mejor exterminarlos que dejarlos vivir. -su mirada seguía fija en los distintos grupos de personas. Las palabras de doble filo salían de sus labios como veneno, esperando que causaran el efecto que deseaba en el cazador. Había enviado a algunos de sus lacayos a investigar sobre el misterioso cazador, descubriendo algo que llamó la atención de la inmortal: el hermano pequeño de Varek. -Es increíble como la información vuela por las calles de París, ¿no cree? -girando el cuello ligeramente mira al cazador. -También se escucha algo sobre usted, dicen que es bastante letal. -Rayda suelta un suspiro, agarrando la copa con sus dos manos y mirándola. -Aunque no estoy del todo de acuerdo con ello. -se encoge de hombros y da otro sorbo a su copa, acabándola y dejándola en la bandeja de uno de los camareros.
El sonido de un tenedor golpear contra una copa capta la atención de todos los presentes, dando paso al baile. Un joven de cabellos castaños se acerca a la vampira, con una gran sonrisa. -¿Me permitiría bailar con usted? - pregunta mientras hace una pequeña reverencia para acto seguido ofrecerle su mano, la cual Rayda mira una sonrisa tímida fingida. La vampira mira a Varek, sonriendo de lado mientras le enseñaba ligeramente uno de sus colmillos. -Será un gran placer. -acepta la mano del chico con delicadeza, dejando al cazador solo en medio de aquel gran salón y dejándose guiar por aquel joven.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
El calor de la sala hizo que el suspiro de Varek fuese expulsado hacía su flequillo, aprovechando para apartarlo de su frente. Una vez en medio del salón, el dulce aroma de Rayda volvió a llegar hasta él. Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios y observando como trataba de ser irresistible, varek se giró al fin para parecer una pareja normal charlando. Sin ignorarse - El problema viene de arriba - le espetó. Sabía que sus palabras habían venido a herirle. Y aquello le decepcionó.
Rayda era una vampiresa y debía ser exterminada. No era la primera vez que el cazador dejaba con vida a alguien para después acabar con ella. Lo diferente, esta vez, era el vinculo que podía haberse creado cuando él se dejó marcar por ella. Ahora lo único que quería era que el juego nunca acabase y al recurrir a aquel puñal que acababa de tratar clavarle, le había puesto los pies sobre la tierra ¿Qué hacía? Esa mujer debía morir, y más ahora que sabía que Jean un vampiro.
El rostro de Varek cambió por completo, apretando su mandíbula. No había tiempo de juego, no existía el derecho de divertirse para él. Porque el simple hecho de relajarse le había llevado hasta donde se encontraba. ¿Qué burrada podía ocurrir si se divertía?. Observó a la mujer salir a bailar con un hombre y Varek no tardó ni dos segundos en salir a la terraza, a fumarse un cigarrillo.
Los copos de nieve seguían cayendo, un manto blanco se cernía sobre el jardín del palacio royal, desorientando a todo valiente que se atrevía a surcarlo a altas horas de la noche. Sobre la terraza se encontraba solamente Varek, detrás de él, los cristales empanados escondían al resto de los invitados que reían y bailaban. El frío se coló por la Fina camisa de lino del cazador, pero aquello le reconfortaba. Sacó un cigarrillo de la caja de metal y caminó hasta un farolillo que utilizaban para alumbrar un poco la terraza, lo encendió aspirado un par de veces y volvió a mirar hacía dentro a través del cristal. El baile había terminado, y Varek quería volver a verla - Maldita zorra - masculló para él, negando con la cabeza y esbozando una pequeña sonrisa. Sabía que aquel pensamiento era por el mordisco. Se separó de la puerta, pues si ella quería abría notado que la buscaba, y bajó las escaleras de la balconada hasta el oscuro jardín, donde se sentó en un banco de madera que se encontraba bajo una pergola que evitaba gracias a las enredaderas que la nieve cayese dentro.
Rayda era una vampiresa y debía ser exterminada. No era la primera vez que el cazador dejaba con vida a alguien para después acabar con ella. Lo diferente, esta vez, era el vinculo que podía haberse creado cuando él se dejó marcar por ella. Ahora lo único que quería era que el juego nunca acabase y al recurrir a aquel puñal que acababa de tratar clavarle, le había puesto los pies sobre la tierra ¿Qué hacía? Esa mujer debía morir, y más ahora que sabía que Jean un vampiro.
El rostro de Varek cambió por completo, apretando su mandíbula. No había tiempo de juego, no existía el derecho de divertirse para él. Porque el simple hecho de relajarse le había llevado hasta donde se encontraba. ¿Qué burrada podía ocurrir si se divertía?. Observó a la mujer salir a bailar con un hombre y Varek no tardó ni dos segundos en salir a la terraza, a fumarse un cigarrillo.
Los copos de nieve seguían cayendo, un manto blanco se cernía sobre el jardín del palacio royal, desorientando a todo valiente que se atrevía a surcarlo a altas horas de la noche. Sobre la terraza se encontraba solamente Varek, detrás de él, los cristales empanados escondían al resto de los invitados que reían y bailaban. El frío se coló por la Fina camisa de lino del cazador, pero aquello le reconfortaba. Sacó un cigarrillo de la caja de metal y caminó hasta un farolillo que utilizaban para alumbrar un poco la terraza, lo encendió aspirado un par de veces y volvió a mirar hacía dentro a través del cristal. El baile había terminado, y Varek quería volver a verla - Maldita zorra - masculló para él, negando con la cabeza y esbozando una pequeña sonrisa. Sabía que aquel pensamiento era por el mordisco. Se separó de la puerta, pues si ella quería abría notado que la buscaba, y bajó las escaleras de la balconada hasta el oscuro jardín, donde se sentó en un banco de madera que se encontraba bajo una pergola que evitaba gracias a las enredaderas que la nieve cayese dentro.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
El aura del cazador desapareció al cabo de unos pocos segundos, los cuáles ella había aprovechado para marcharse con aquel joven, el cuál tocaba más de lo necesario. La mente de la vampriesa estaba distraída, pero su agilidad le permitía seguir moviéndose al ritmo de la música a un nivel experto. En cuanto el baile acabó, hizo una reverencia en forma de agradecimiento a su compañero de baile y sin prestarle mucha atención, se marchó de allí, buscando al cazador.
¿Por qué le buscaba de esa forma tan desesperada? Se preguntaba mientras caminaba deprisa por la sala, con el ceño fruncido. Se detuvo unos segundos, mirando a la nada mientras su mente era arrollada por un huracán de pensamientos. Sabía que era un simple encaprichamiento, que era como una cría con un nuevo juguete, el cual usa hasta que recibe uno nuevo o se cansa de este. Reanudó su marcha, saliendo a la terraza. Algunos copos de nieve se posaron sobre sus hombros desnudos, sin molestarla. Acercándose a la barandilla que separaba la terraza del jardín, vio como una sombra se movía lentamente, sentándose en uno de los bancos al resguardo de la nieve.
Bajó las escaleras ocultando su presencia, utilizando las sombras para ocultarse del cazador hasta situarse en su espalda. Agachando ligeramente su cabeza, acerca sus labios al oído del cazador. -Creo que os gusta pasar frío. - con una sonrisa camina hasta situarse frente al cazador, agachándose para jugar con la nieve de sus pies. Su cabello llegaba al suelo, camuflándose con la nieve. -La nieve me recuerda a mi hogar, cuando mi padre me llevaba al lago y observábamos como los pescadores se ganaban la vida. -una sonrisa sincera apareció en su rostro, mirando la nieve y agarrando uno de los copos que caían en su mano. Su mano se cerró, aplastando el copo de nieve y levantándose del suelo. -¿Como lleva el cuello? ¿Quiere que le recuerde lo que se siente? -pregunta mientras sus manos se juntan en su espalda y se balancea sobre sus pies, simulando inocencia.
¿Por qué le buscaba de esa forma tan desesperada? Se preguntaba mientras caminaba deprisa por la sala, con el ceño fruncido. Se detuvo unos segundos, mirando a la nada mientras su mente era arrollada por un huracán de pensamientos. Sabía que era un simple encaprichamiento, que era como una cría con un nuevo juguete, el cual usa hasta que recibe uno nuevo o se cansa de este. Reanudó su marcha, saliendo a la terraza. Algunos copos de nieve se posaron sobre sus hombros desnudos, sin molestarla. Acercándose a la barandilla que separaba la terraza del jardín, vio como una sombra se movía lentamente, sentándose en uno de los bancos al resguardo de la nieve.
Bajó las escaleras ocultando su presencia, utilizando las sombras para ocultarse del cazador hasta situarse en su espalda. Agachando ligeramente su cabeza, acerca sus labios al oído del cazador. -Creo que os gusta pasar frío. - con una sonrisa camina hasta situarse frente al cazador, agachándose para jugar con la nieve de sus pies. Su cabello llegaba al suelo, camuflándose con la nieve. -La nieve me recuerda a mi hogar, cuando mi padre me llevaba al lago y observábamos como los pescadores se ganaban la vida. -una sonrisa sincera apareció en su rostro, mirando la nieve y agarrando uno de los copos que caían en su mano. Su mano se cerró, aplastando el copo de nieve y levantándose del suelo. -¿Como lleva el cuello? ¿Quiere que le recuerde lo que se siente? -pregunta mientras sus manos se juntan en su espalda y se balancea sobre sus pies, simulando inocencia.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
Apoyó su espalda en el respaldo del frío banco. El humo de cada calada se mezclaba con el vahó que salía de su boca por el frío. Al igual que sus pensamientos. Desde la vuelta de Jean todo estaba confuso. Varek se había adentrado en la boca del lobo para saber como manipular la situación y tenerla bajo control. Pero ya llevaba 4 días con aquella tontería y seguía sin sentir que la situación estaba bajo sus manos. Sentía la necesidad de saber que Jean estaba bien de una forma impetuosa. Y cada noche, soñaba con Rayda.
No podía permitirse, volver a ser mordido.
Observó el cigarro consumirse a la altura de su pierna, donde su mano descansaba, cuando una voz acompañada por la brisa del viento le erizó la pie. Varek chasqueó la lengua molesto - Si vuelves a tocarme, te mataré aquí mismo - le dice con tranquilidad, dando una calada a su cigarro. Le parece preciosa, quizás lo más bonito que ha visto en su vida. Su inocencia le cautiva, al igual que su facilidad para tratar de aparentar normalidad.
Con un ágil juego, sus dedos lazan el cigarro hasta la nieve. El cigarro reposa durante unos segundo sobre esta, hasta que el agua lo penetra, apagándose - ¿Quien te hizo esto, porqué? - era la primera vez que se interesaba por la vida de alguien. Pero la curiosidad, seguramente acompañada estrechamente por la sensación de necesitarla fuese la que hablaba por él, y la que creaba aquellos falsos sentimientos de interés. Odiaba no reconocerse.
No podía permitirse, volver a ser mordido.
Observó el cigarro consumirse a la altura de su pierna, donde su mano descansaba, cuando una voz acompañada por la brisa del viento le erizó la pie. Varek chasqueó la lengua molesto - Si vuelves a tocarme, te mataré aquí mismo - le dice con tranquilidad, dando una calada a su cigarro. Le parece preciosa, quizás lo más bonito que ha visto en su vida. Su inocencia le cautiva, al igual que su facilidad para tratar de aparentar normalidad.
Con un ágil juego, sus dedos lazan el cigarro hasta la nieve. El cigarro reposa durante unos segundo sobre esta, hasta que el agua lo penetra, apagándose - ¿Quien te hizo esto, porqué? - era la primera vez que se interesaba por la vida de alguien. Pero la curiosidad, seguramente acompañada estrechamente por la sensación de necesitarla fuese la que hablaba por él, y la que creaba aquellos falsos sentimientos de interés. Odiaba no reconocerse.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
Sus ojos se cierran y una sonrisa se planta en su rostro, alzándolo para que los copos de nieve cayeran sobre su cara. Por unos segundos ignora al cazador, dejándose llevar por los recuerdos. Sus dedos acarician el colgante que cuelga de su cuello: una pequeña gargantilla plateada perteneciente a su madre. Ignorando la amenaza del cazador empieza a tararear el ritmo de una canción, parecida a una nana infantil. Sus ojos siguen cerrados cuando empieza a balancearse, siguiendo el vaivén de las hojas de los árboles que se agitan por el viento.
Sus movimientos se detienen al escuchar la pregunta del cazador, sacándola de su propia mente. Observa con atención como el fuego del cigarro se consume, apagándose en cuanto el agua de la nieve se filtra en su interior. -Alguien sabio me dijo una vez que no se deben hacer amenazas en vano. -responde a su amenaza inicial con una sonrisa en el rostro. - ¿Qué importa quién me hizo esto? Me seguirás considerando un monstruo aunque te diga que fue en contra de mi voluntad, ¿Cierto? -respondió, volviendo a tararear la canción. El repentino interés del cazador por su vida pasada la asombra, sintiendo esa sensación de ser importante para alguien. Aunque en el fondo sabe que todo aquel interés tiene dos causas: o por la mordedura o porque quiere distraerla y asesinarla. Soltando un suspiró, se detuvo, dejando los brazos a cada lado de su cuerpo, haciéndole parecer una estatua del jardín.
El recuerdo de sus padres seguía atormentándola. A pesar de su dura apariencia, una pequeña parte de ella estaba rota, aflorando cuando aquel tema aparecía. -Si hubiese muerto esa noche todo habría sido más fácil. -susurró, de forma casi inaudible. Una lagrima empezó a caer por su mejilla, agachó el rostro para ocultarla ante el cazador. No era adecuado que la viera tan débil. Se clavó las uñas en las palmas de las manos como castigo por mostrar su debilidad, odiándose a sí misma por su comportamiento. Cogiendo aire alzó la cabeza, clavando sus ojos sobre los del cazador. -No creas que tu vida es difícil, cazador. Tu hermano puede ser un vampiro pero al menos sigue vivo, eso es más de lo que muchos tenemos. - una gota de sangre se desliza entre sus blancos dedos, impactando contra la nieve y corrompiendo su blanca pureza.
Sus movimientos se detienen al escuchar la pregunta del cazador, sacándola de su propia mente. Observa con atención como el fuego del cigarro se consume, apagándose en cuanto el agua de la nieve se filtra en su interior. -Alguien sabio me dijo una vez que no se deben hacer amenazas en vano. -responde a su amenaza inicial con una sonrisa en el rostro. - ¿Qué importa quién me hizo esto? Me seguirás considerando un monstruo aunque te diga que fue en contra de mi voluntad, ¿Cierto? -respondió, volviendo a tararear la canción. El repentino interés del cazador por su vida pasada la asombra, sintiendo esa sensación de ser importante para alguien. Aunque en el fondo sabe que todo aquel interés tiene dos causas: o por la mordedura o porque quiere distraerla y asesinarla. Soltando un suspiró, se detuvo, dejando los brazos a cada lado de su cuerpo, haciéndole parecer una estatua del jardín.
El recuerdo de sus padres seguía atormentándola. A pesar de su dura apariencia, una pequeña parte de ella estaba rota, aflorando cuando aquel tema aparecía. -Si hubiese muerto esa noche todo habría sido más fácil. -susurró, de forma casi inaudible. Una lagrima empezó a caer por su mejilla, agachó el rostro para ocultarla ante el cazador. No era adecuado que la viera tan débil. Se clavó las uñas en las palmas de las manos como castigo por mostrar su debilidad, odiándose a sí misma por su comportamiento. Cogiendo aire alzó la cabeza, clavando sus ojos sobre los del cazador. -No creas que tu vida es difícil, cazador. Tu hermano puede ser un vampiro pero al menos sigue vivo, eso es más de lo que muchos tenemos. - una gota de sangre se desliza entre sus blancos dedos, impactando contra la nieve y corrompiendo su blanca pureza.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
El cazador la miraba sorprendido por la actitud de la muchacha. Realmente ella no sentía el frío que hacía allí, y parecía estar disfrutando de la nieve como si solamente la hubiese visto en su niñez - No considero que seas un monstruo - se incorporé y metió sus manos en los bolsillos. Comenzaba a entumecerse su cuerpo y pronto empezaría a tiritar. Se acercó a la mujer y rozando su mejilla con la yema de sus dedos, se deshizo de la lagrima.
No sabía a donde quería llegar la vampiresa, tratandole de aquella manera tan bipolar. Primer le decía que hiciese lo que debiese, después continuaba abriendo su corazón, para finalmente conseguir que el cazador la consolase. Aquello era irreal, y la mala ostia de Varek comenzaba a calentarle el cuerpo. Apartó la mano de la mejilla de ella y apretó sus puños - Deberías haber muerto - le espeta. Ignorando el comentario sobre Jean, el cazador retoma los pasos desde el palacio de la vampiresa, que empiezan a borrarse, para volver dentro. No sin antes pararse unos segundos para ver si le seguía.
Entró en el salón y se pasó las manos por los brazos, tratando de que la circulación volviese a fluir con normalidad. Su nariz estaba roja, al igual que sus mejillas. Suspiró para llenar su cuerpo de calor cuando la rubia pomposa volvió a aparecer - No - le dijo Varek en respuesta, cuando le preguntó si la sacaba a bailar - Ya dispongo de pareja - el cazador buscó detrás de él a Rayda, para sacarla a la pista y librarse de aquella caza fortunas.
No sabía a donde quería llegar la vampiresa, tratandole de aquella manera tan bipolar. Primer le decía que hiciese lo que debiese, después continuaba abriendo su corazón, para finalmente conseguir que el cazador la consolase. Aquello era irreal, y la mala ostia de Varek comenzaba a calentarle el cuerpo. Apartó la mano de la mejilla de ella y apretó sus puños - Deberías haber muerto - le espeta. Ignorando el comentario sobre Jean, el cazador retoma los pasos desde el palacio de la vampiresa, que empiezan a borrarse, para volver dentro. No sin antes pararse unos segundos para ver si le seguía.
Entró en el salón y se pasó las manos por los brazos, tratando de que la circulación volviese a fluir con normalidad. Su nariz estaba roja, al igual que sus mejillas. Suspiró para llenar su cuerpo de calor cuando la rubia pomposa volvió a aparecer - No - le dijo Varek en respuesta, cuando le preguntó si la sacaba a bailar - Ya dispongo de pareja - el cazador buscó detrás de él a Rayda, para sacarla a la pista y librarse de aquella caza fortunas.
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
La cálida mano del cazador se posa sobre la mejilla de la chica, atrapando la lágrima que caía por ella. A pesar del frío clima, su mano sigue más cálida que la piel de la vampira. Rayda nota el cambio en el aura del cazador, pasando de nuevo a su común hostilidad. Las palabras de Varek la hieren. Más de lo que nunca admitiría. Su intento de mostrarse humana se ve eclipsado por su condición, pensando en lo estúpida que había sido al caer en su propio juego y mostrar sus sentimientos. Sin mirarle, escucha como el corazón del cazador se aleja de allí, volviendo a entrar en el salón. Mantiene la postura unos segundos, pensativa. -Idiota. -se dice a si misma mientras una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
Sus ojos viajan hasta sus manos, viendo las pequeñas heridas de sus uñas en la palma de esta. No siente el dolor que le producen, tan solo las mira con curiosidad mientras observa como las pequeñas heridas se van cerrando poco a poco. Cansada de la repentina soledad, decide volver a entrar e intentar ignorar al cazador lo que queda de velada, para después alimentarse de el joven que la sacó a bailar minutos antes. Sube las escaleras con rapidez, acomodando su vestido antes de abrir la gran puerta de cristal que separa el espacio interior del exterior.
Da unos pasos en dirección a la parte central de la sala, deteniéndose cuando una mano aparece ante su cuerpo. Alzando la cabeza, observa al cazador. A su lado estaba la joven rubia, mirándola con cara de pocos amigos. Los ojos de Rayda volvían a mostrar la típica frialdad que solían tener, plantando una sonrisa pícara en su rostro. Imaginó que el cazador querría librarse de la chiquilla y que por eso le ofrecía bailar a ella, pero en su mente la situación tomo otra intención. Con suavidad, aceptó la mano del cazador, guiándole hasta una de las esquinas dónde todos bailaban. Quería intimidad, quería corromper a Varek. Y haría todo lo que fuese para conseguirlo.
Sus ojos viajan hasta sus manos, viendo las pequeñas heridas de sus uñas en la palma de esta. No siente el dolor que le producen, tan solo las mira con curiosidad mientras observa como las pequeñas heridas se van cerrando poco a poco. Cansada de la repentina soledad, decide volver a entrar e intentar ignorar al cazador lo que queda de velada, para después alimentarse de el joven que la sacó a bailar minutos antes. Sube las escaleras con rapidez, acomodando su vestido antes de abrir la gran puerta de cristal que separa el espacio interior del exterior.
Da unos pasos en dirección a la parte central de la sala, deteniéndose cuando una mano aparece ante su cuerpo. Alzando la cabeza, observa al cazador. A su lado estaba la joven rubia, mirándola con cara de pocos amigos. Los ojos de Rayda volvían a mostrar la típica frialdad que solían tener, plantando una sonrisa pícara en su rostro. Imaginó que el cazador querría librarse de la chiquilla y que por eso le ofrecía bailar a ella, pero en su mente la situación tomo otra intención. Con suavidad, aceptó la mano del cazador, guiándole hasta una de las esquinas dónde todos bailaban. Quería intimidad, quería corromper a Varek. Y haría todo lo que fuese para conseguirlo.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
Varek miró a la pequeña rubia por última vez cuando Rayda apareció a su lado, para aceptar su oferta. La mano de Rayda se posó sobre la cálida mano de Varek. Caminaron en silencio hasta rincón de baile poniéndose uno frente al otro. Sonaba El danubio azul de Johann Strauss. Tras la reverencia de rigor, para pedir permiso a la mujer. Varek alzó su cabeza y colocando su espalda recta, deslizó su brazo derecho hasta la espalda de ella posando su mano abierta sobre ella. Extendió el brazo derecho esperando que ella posara el suyo sobre el para entrelazar sus manos. Comenzaron a girar, al ritmo de la música, mientras iban encontrándose sus miradas.
En pocos minutos, parecía no haber nadie más allí y sin cesar de bailar, ambos seguían con entusiasmamos la música.
Cuando la música ceso, Varek respiraba de forma entrecortada, mientras que ella parecía no haberse ni despeinado. La luz se apagó, para ordenar de forma educada a cada bailarín que se alejara de la pista de baile. Varek sin soltar la mano de Rayda, se encaminó hasta las sillas que reposaban contra la pared más alejada del salón. Comenzó entonces a sonar un ballet y donde antes había danzando más de 20 bailarines, ahora una mujer comenzaba a cabriolar al son de el lago de los cisnes.
Varek dejó deslizarse la mano de Rayda por la suya hasta soltarla, y apretando su mandíbula la miró. ¿Qué había pasado mientras danzaban?
En pocos minutos, parecía no haber nadie más allí y sin cesar de bailar, ambos seguían con entusiasmamos la música.
Cuando la música ceso, Varek respiraba de forma entrecortada, mientras que ella parecía no haberse ni despeinado. La luz se apagó, para ordenar de forma educada a cada bailarín que se alejara de la pista de baile. Varek sin soltar la mano de Rayda, se encaminó hasta las sillas que reposaban contra la pared más alejada del salón. Comenzó entonces a sonar un ballet y donde antes había danzando más de 20 bailarines, ahora una mujer comenzaba a cabriolar al son de el lago de los cisnes.
Varek dejó deslizarse la mano de Rayda por la suya hasta soltarla, y apretando su mandíbula la miró. ¿Qué había pasado mientras danzaban?
Varek J. Lachance- Cazador Clase Alta
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Re: mors accedit [Varek]
Los brazos del cazador la agarraron con delicadeza, preparándose para el baile. Con movimientos suaves, Rayda colocó una de sus manos en el hombro de Varek y con la otra aceptó la mano del cazador, rozando sus dedos por el antebrazo de cazador para finalmente entrelazar sus manos. El rostro de Rayda muestra una sonrisa coqueta para aquellos que la observasen, sin saber que aquella sonrisa escondía la mismísima muerte. Sus cuerpos empezaron a moverse al ritmo de la música, pasando inadvertidos para todo el mundo. La mano que tenía situada en el hombro de Varek se movió. Con la yema de los dedos acarició la piel del cuello del cazador, dejando pequeñas caricias mientras seguía mirándole a los ojos.
-¿Por qué te resistes a mi? Deberías saber que con recurrir a mis poderes podría doblegar tu voluntad a mi placer. - el rostro de Rayda seguía serio, con un toque seductor que caracteriza a los de su especie. -Vamos Varek, dejémonos de juegos absurdos. Si quisieras matarme lo habrías hecho aquella noche, tuviste tu oportunidad y, sin embargo, la desaprovechaste. - una risa escapó de sus labios. -No puedes matarme Varek. Por mucho que lo intentases tu cuerpo te traicionaría. - su mano se posó sobre el pecho de Varek, notando las palpitaciones de su corazón.
La música dejó de escucharse en el salón, volviendo a reinar los cuchicheos de las personas. Se separaron un poco, mientras que el cazador seguía agarrando la mano de Rayda. Sin decir nada, el hombre la guió hasta una zona un poco más apartada de la sala, mientras en la pista de baile se plantó una mujer, a la que no hicieron mucho caso. -Podrías tenerlo todo. Estar con tu hermano eternamente, poder, fuerza, agilidad, inmortalidad, a mi... -con ambas manos, acarició las mejillas de Varek, dejando una mano en su nuca y otra en la mejilla donde seguía ofreciéndole caricias. Sin mirar si alguien les observaba, acercó sus labios a los del cazador, sin llegar a tocarse. -Solo tienes que decir que sí, y todo lo que desees será tuyo para siempre. -posó sus labios sobre los de Varek unos segundos, mientras que en su mano dejaba un papel con la dirección de su mansión. -Espero volver a veros, mi señor. -y en un parpadeo, desapareció.
-¿Por qué te resistes a mi? Deberías saber que con recurrir a mis poderes podría doblegar tu voluntad a mi placer. - el rostro de Rayda seguía serio, con un toque seductor que caracteriza a los de su especie. -Vamos Varek, dejémonos de juegos absurdos. Si quisieras matarme lo habrías hecho aquella noche, tuviste tu oportunidad y, sin embargo, la desaprovechaste. - una risa escapó de sus labios. -No puedes matarme Varek. Por mucho que lo intentases tu cuerpo te traicionaría. - su mano se posó sobre el pecho de Varek, notando las palpitaciones de su corazón.
La música dejó de escucharse en el salón, volviendo a reinar los cuchicheos de las personas. Se separaron un poco, mientras que el cazador seguía agarrando la mano de Rayda. Sin decir nada, el hombre la guió hasta una zona un poco más apartada de la sala, mientras en la pista de baile se plantó una mujer, a la que no hicieron mucho caso. -Podrías tenerlo todo. Estar con tu hermano eternamente, poder, fuerza, agilidad, inmortalidad, a mi... -con ambas manos, acarició las mejillas de Varek, dejando una mano en su nuca y otra en la mejilla donde seguía ofreciéndole caricias. Sin mirar si alguien les observaba, acercó sus labios a los del cazador, sin llegar a tocarse. -Solo tienes que decir que sí, y todo lo que desees será tuyo para siempre. -posó sus labios sobre los de Varek unos segundos, mientras que en su mano dejaba un papel con la dirección de su mansión. -Espero volver a veros, mi señor. -y en un parpadeo, desapareció.
Rayda Rennoir- Vampiro Clase Alta
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