Escondidas ¿quién ganará? || Varek J. Lachance

por **Eleonor Divella** Lun Oct 24, 2016 5:52 pm

Sol radiante que caliente las frescas hierbas humedecidas por la lluvia de la noche anterior, una mañana como esas está para disfrutar con actividades placenteras y de desarrollo emocional, claro que ello dependería de las personas a realizar dichas faenas. En este caso no podemos decir eso de cierta personita que recién se levanta rascándose la pancita y estirando las patitas delanteras y traseras, un pequeño hurón, una cosita hermosa, un YO.

El dinero comenzaba a escasear en casa notándolo todos los que vivíamos ahí, los otros niños fueron a conseguir algo de dinero extra haciendo trabajos o trucos en algunos parques o esquinas, sabía que no sacarían mucho así que había que hacer algo nuevo. Como humana suele aconsejarles que no deben hacer cosas malas, pero como hurón, bueno las normas y leyes de humanos no me afecta. Al salir de casa por el bosque primero agilizo los movimientos y los trucos que me guardo en la manga, el traje de esta ocasión será solo un collar de payaso junto a un gorro.

En las calles la gente observaba riéndose y aplaudiendo mi acto, pero solo era parte de la distracción, mientras más se acercaban podía observarlos y tasar su valor, sus pertenencias y lo que puedan ocultar en sus bolsillos; uno de aquellos “espectadores” llevaba una bolsa llena de dinero, monedas de oro pero el muy tacaño solo da una moneda de plata, un triste penique que no ayudaría más que solo para un vasito con cuarto de agua. Que gente más avara, pero eso es bueno porque él es el indicado para que se convierta en un “benefactor” al menos por unas horas.

El acto termina y sigo sigilosamente al sujeto, veo en qué lugares entra y para mi suerte ingresa a la sastrería, bingo, al entrarme por el techo veo al sujeto que probarse traje por traje dejando un lado la leva con la bolsa de dinero, “mí día de suerte” , me acerco en silencio hasta tomar la bolsa, sin dejar de ver al hombre como desprecia al pobre anciano que solo le sonríe asintiendo. Al salir con el botín, aquel tipejo suelta los gritos y las cosas que me arroja intentando atrapar, pero soy más ágil de lo que esperaba y con la velocidad del rayo salgo como alma que lleva el diablo corriendo por las calles hasta ocultarme debajo de una de las mesas de un local.

Espero, aguardo, cuento las personas pasar para no morir de aburrimiento, pero en eso, los pasos nervioso de alguien me llaman la atención, unos pasos que van de aquí y allá, unos pasos que van y vienen varias veces. Le miro olisqueando el aroma, moviendo mis bigotitos. “Y este que se trae” me quedo quietecita para ver que se cuece.

por **Varek J. Lachance** Jue Oct 27, 2016 8:06 am

Varek llega a la ciudad de Paris acompañado de varias criadas, dispuestas a discutir con todo comerciante ante el que se pare su señor. Normalmente aquel acto era habitual, y dirigido por Jean, y rara vez era el mayor de los Lachance al que se lo podía ver negociando en el centro de Paris. Este no soportaba el bullicio, las atentas miradas y el regocijo de miseria para pedir un poco de sustento. Cuando finalmente era él el electo a dicha tarea, trataba de deshacerse de sus sirvientes aclarando antes lo que quería ver a su vuelta, y él empleaba el tiempo en otros quehaceres.

Aquella mañana no iba a ser distinta, poco faltó para que el Cazador se deshiciese de sus sirvientes, alejándose calle abajo por las grises baldosas de las estrechas calles de Paris. Se paró frente a un acto circense. Con ambas manos en los bolsillos y con pose desenfadada atendió a un pequeño hurón que husmeaba de forma algo despreocupada mientras el publico aplaudía y vitoreaba la función. En un abrir y cerrar de ojos, el hurón desapareció y Varek no fue capaz de seguirlo con la vista, pese a aquella ridícula vestimenta que lucía. Iba a reemprender su marcha cuando escuchó bullicio y vio como un hombre que previamente se había encontrado en aquel show, gritaba exasperado que alguien había robado su saco de Francos. Un sonrisa triunfal se dibuja en el rostro de Varek, que con análisis rápido visualiza al pequeño hurón bajo una mesa, en un local no muy alejado de la sastrería. El joven Lachance, desatendiendo el mal estar del hombre, camina hasta la mesa y se agacha, abriendo su chaqueta para que el hurón salte dentro de la camisa blanca que lleva puesta el muchacho, y resguardarse entre ella y su pecho - Hay otro cazador - le avisa al bicho, para que no se demore. Si alguien tiene que acabar con aquella rata meona, sería él. Y no en aquel lugar. Cuando Varek alza la vista, se percata de que aquel Cazador no es la primera vez que ve al hurón, pero sí es la primera vez que su teoria se hace cierta. Le soprende que alguien deje ver tan claramente sus intenciones y más en el centro de Paris, y por primera vez la idea de cargarse a otro Cazador surca su mente.

por **Eleonor Divella** Vie Dic 23, 2016 9:02 pm

“Y hora este que se fumó o que tomó apio pasado como opio”

Ladeaba de mi cabecita de lado a lado tratando de comprender porque aquel desconocido, extraño, raro, y apestoso hombre me pedía aquello ¿seraá que se golpeó la cabeza? Medité un rato rascándome la cabeza pero nah, no había llegado a ningún conclusión viable para su comportamiento raro. Esperen un segundo, el me había hablado como si supiera que era, este hombre no era un extraño el sabía sobre lo que era y eso solo podía significar una sola cosa en la vida “cazadores furtivos”

Saco las garritas y salto directo al pecho de la cosa llamada hombre clavándole las garritas poderosas “Si me quieres despellejar te voy a cortar los de abajo y serás una lady para toda tu vida amigo” mascullo en susurro pero sé que solo oyen chirridos bajos “además no calzo ni para guante así que tu y tu amigo es mejor que vayan olvidándose de este lindo cuerpecito peludo” clavé más las garras ocultándome en su ropa, me da cosas estará tan cerca de los humanos y más aquellos que olían a pólvora, sangre y muerte encima ¿A cuánto de los míos se habrá echado este? Solo pensar eso y clavo las garras más en su pecho, me pongo furiosa y frustrada.

Como deseo estar transformada y poder patearle hasta dejarla no como lady si no con una rica comida de huevos estrellados y reventados en su jugo, pero se me olvida siempre que soy tan calaca que seguro con un golpe este mastodonte me termina rompiendo. Retraje las garras un momento pues mi corazoncito latía muy rápido pues el otro hombre se había acercado a nosotros dos “Joder, este me va a vender” , murmuro y pienso algo rápido lo suficiente para ser un buen plan, saco de aquella bolsa una moneda frotándola contra el pecho de aquel feo ser “Si no me matas de daré el doble de esto” agito la maneda para que vea que no es de a mentiras

Tenía mucho miedo con dos cazadores, pero más que nada mi temor era no llegar a salir con vida si me desudaba un poco, sería difícil pelear cuando no tengo el traje de espadachín , es ahí cuando me arrepiento no haberla puesto en el bolso y por eso me regaño como más de ciento de veces pero en m mente rezando a los dioses, santos y hurones su ayuda para salir de esta con vida y completa

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