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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Anaé Boissieu Lun Ene 30, 2017 7:49 am

Recuerdo del primer mensaje :

Después de la ardua tarea de prepararse y vestirse..Bueno, que la vistieran, porque ella no sabía ni qué tacto tenían las telas; de maquillarse y de que su sirvienta rezara a Dios y sudara sangre para poner su rebelde cabellera dentro de un sombrero, por fin pudo enfundarse los zapatos, que eran lo último de su impecable indumentaria y, finalmente, estar lista para salir de la casa.

Su vestido era la última moda, claro, bastante sobrio, sin nada exagerado ni fuera de lo común, pero del gusto más refinado, con sus pliegues en color canela y el satén verde oscuro ocultando el polisón. Lo que más podría llamar la atención, sería su sombrero, que tenía múltiples detalles sin llegar a ser sobrecargados pero que en conjunto hacían de la pieza un verdadero espectáculo por si mismo.

Su madre se acercó cruzando la sala a toda prisa y sin decir ni una sola palabra le pellizcó las mejillas y le soltó un par de palmaditas bien dadas. -Compórtate, no hables demasiado, a nadie le gustan los charlatanes.- La señora de la casa intentó doblegar un rizo que se había salido del recogido, insistió, con tirones incluidos y finalmente el atrevido remolino volvió a su sitio.- Sólo quédate quieta y sonríe.

-Si, madre.- Contestó sistemáticamente, si bien lo de llamar a alguien madre era bastante nuevo para ella.

Anaé aun no entendía por qué tenía que ir, no le importaba ir a la ópera, claro..Pero acababa de llegar, aun sentía la pesadez del viaje y no conocía París...Decir que estaba asustada era una tontería, porque suponía que sus padres ya habían dispuesto todo para que no le ocurriera nada malo pero..Aun así. No sabía por qué su madre tenía tanto interés en que fuera a la merienda después y encima sola, porque su señora madre tenía otros compromisos que atender junto a su padre. Hubiera preferido ser “presentada en sociedad” por sus propios padres..Aun le costaba asumir que no se iba a sentir “como en casa” ni en la campiña inglesa ni en París, independientemente de lo cerca que estuviera de su familia.

Su madre le dio unos últimos consejos mientras le guiaba a la salida.- Y come lo mínimo posible, aunque bueno..-La señora Boissieu le miró de arriba abajo con desparpajo.- No te vendría mal...¿No te daban de comer en Inglaterra? Tsk..Tendré que hablar con mi tía, esto es un despropósito…-Y ahí seguía ella, quejándose, hasta que finalmente Anaé se encontró con la puerta en las narices.

Se vio en la calle, con un coche esperándole en la entrada, suspirando caminó hacia él acompañada de su doncella, por supuesto, una cosa era ir sin sus familiares y otra muy diferente aventurarse por ahí a la buena de Dios. Una vez dentro del coche, cuando estaba enfilando ya la calle, la doncella le recordó que se había dejado el paraguas. No era difícil en ella, así que tuvo que hacer volver al cochero, entró en casa y después de unos cuantos gestos de desaprobación  de la señora se llevó el paraguas a conjunto con sus pliegues canela antes de llegar a la ópera.

París le parecía todavía un lugar salvaje y ajeno, apenas recordaba nada de su infancia allí. En parte le sobrecogía todo ese bullicio, que si, que había estado más veces en una ciudad, en la ópera de aquí o el evento de allá, pero desde luego no era como su solitaria, alejada y silenciosa hacienda. Observaba a través del marco de la ventana cómo las  desconocidas calles pasaban ante sus ojos y elevó la mirada hacia las nubes, admirando las curiosas formas y distintas tonalidades.

Spoiler:

El coche se detuvo y la doncella le avisó de que estaban ya en el lugar, bajó la vista hacia el edificio de la ópera. Sublime. Sobrecogedor.

Spoiler:

Salió del coche y comprobó que llegaba pronto, la gente parecía acostumbrada al lugar pero ella tuvo que detenerse unos momentos y maravillarse en la entrada, al arquitectura era...Oh...El estilo era...Mmh..Apenas unas cuantas parejas apresuradas subían las increíbles escaleras, ella de nuevo se detuvo entre ellas, se giró, miró hacia arriba. Bueno, su madre le iba a perdonar pero una cosa era ser educada, callada y como una estatua y otra era encontrarse ante semejante maravilla y no tomarse el tiempo necesario para asimilarlo.

Después de unos cuantos minutos finalmente la doncella le hizo caminar con nerviosismo, solo para darse cuenta de que estaban todos en sus asientos, ya listos para el espectáculo, con las luces a punto de atenuarse. Ah, que no llegaba pronto..Que llegaba más bien tarde….Bueno..A nadie pareció importarle.

Tuvieron que ayudarle a conseguir su asiento, eso era así, ella no conocía todavía las diferentes localizaciones y si bien la mayoría de los personajes importantes de la sociedad parisina tenían los mejores palcos, ella tenía el suyo propio asignado para su familia, que no era moco de pavo, además la acústica desde allí iba a ser impresionante, que en el fondo, era lo que importaba, aunque la perspectiva hacia el escenario no fuera la mejor, la vista era completamente secundaria.

Ambientillo, si gustas:

Se consiguió acomodar justo cuando empezó la obra y atendió, como tenía costumbre. Si bien no tenía claro si le gustaba o no la ópera, la conocía y era una estudiosa de la materia, así que podía, por lo menos, apreciarla como se lo merecía.

El sonido conocido le reconfortó mucho más de lo que hubiera calculado al principio, entre tanto desconcierto tener algo que finalmente pudiera reconocer era todo un alivio. Se le hizo corta, la verdad, para lo cómoda y segura que se sentía en su palco sin necesidad de interactuar con nadie. El suave barullo de las voces al terminar la función dio paso a la ida y venida de la gente, mientras que a ella le condujeron al encuentro de la pequeña reunión, que en el fondo era precisamente aquel el objetivo, codearse con los potentes, aunque ella no se fuera capaz de percibir semejantes sutilidades.

Obediente y temerosa de que su madre tuviera ojos hasta en el infierno, se acercó a las mesas a cotillear, porque la curiosidad de lo que se serviría allí y de si sería tan diferente a lo que ella conocía le pudo más que la timidez, sin embargo caminaba con tranquilidad por los diferentes escaparates de delicatessen, observando, hasta que vio algo mucho más interesante. Se alejó de las mesas para fijarse en una escultura que representaba el rostro de una mujer, de ahí pasó a un tapiz, a una columna geminada que parecía haber sido traída de otro lugar, un cuadro en la pared...Vamos, que fue comiéndose con los ojos cada detalle que había por la sala, moviéndose con toda naturalidad, como si allí estuviera ella sola y no hubiera tenido ningún tipo de institutriz que le hubiera enseñado buenos modales. Y así, en una de sus idas y venidas por el salón, entre esculturas, piezas musicales, instrumentos famosos, arte y formas admirables se encontró con un par de ojos marrones.

Se quedó plantada mirando fijamente, sin pestañear, con la cabeza inclinada ligeramente hacia atrás,  porque además esos ojos oscuros estaban bastante más por encima de su ángulo natural de visión. Después de unos cuantos segundos interminables se dio cuenta de que estaba demasiado cerca de alguien, porque esos ojos  lo más probable era que tuvieran un dueño. Un dueño cuyo espacio personal había sido descaradamente invadido. Se echó hacia atrás y ,larga y pausadamente, pestañeó; como si acabase de salir de alguna especie de trance.

Después de unos nuevos segundos de descaro, aun mirándole, alguien se le acercó como si quisiera que le hundieran en la tierra, su dama de compañía parecía apurada y le intentaba enviar señales sutiles desde hacía rato, señales que obviamente Anaé no percibió o bien había ignorado deliberadamente. Tras otros buenos segundos, la mujer inclinó la cabeza ligeramente a un lado, como si algo le hubiera hecho ‘click’.- Usted es “el hombre de los ojos raros”. - Y, por supuesto, le habló en inglés cuando se refirió a él.
Anaé Boissieu
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Mensaje por Anaé Boissieu Sáb Abr 01, 2017 2:29 am

—En realidad…—
—En realidad vengo a robarle a la señorita, si me lo permite.— La voz de Axel resonó tras el hombro de ella, y su mano enguantada se posó sobre el brazo del inglés. La complexión del cazador era mayor y más atlética que la del abogado, y aunque su tono fue amable, casi como si estuviera de broma, acompañado de media sonrisa; esa afabilidad no asomó a sus ojos. Wixgley supo leer entre líneas y aunque no conocía personalmente al caballero, sabía quien era.
— Lord Blackmore, no tengo el placer de conocerlo en persona, si le parece bien, en compensación por robarme a mi pareja de baile, me gustaría charlar un rato con usted más tarde.— el trato era justo, y Wixgley parecía tener más interés en él que en ella.
— Descuide, le buscaré. Y gracias.— Se apropió de la mano de Anaé y la otra la puso en su cintura porque ahora la música indicaba esa figura. El otro inglés se reverenció y se marchó.— ¿Cómo se encuentra?.— le preguntó a la muchacha.

Anaé estaba interesada en la respuesta, pero la voz de Axel le dejó totalmente quieta en el sitio, mirando hacia el señor Wixgley pero sin verle realmente. Su estampa era digna de una de sus amadas esculturas, totalmente quieta en el corro de gente mientras los demás seguían haciendo sus figuras.

Los hombres se pusieron a hablar..pero no podía ser verdad. ¿No se suponía que iba a llegar a la cacería? Sintió que sus piernas flaqueaban y dio gracias a los cielos por no poder ni respirar porque seguro que se iría de morros.

Siguió el movimiento cunado lord Blackmore le rodeó de la cintura y se puso tensa, ahora no se sentía para nada ligera. Levantó la vista, lentamente, hacia el lado donde se encontraba el lord inglés. Si no llegase a tenerla sujeta seguramente se habría caido de culo.-...¿Axel?-Lo dijo en voz alta sin darse cuenta, tan impactada estaba. ¿Cómo se encuentra..? ¿Era todo lo que tenía que decir?..¡tenía que encontrarse en un sueño!

—Si, hasta donde recuerdo ese soy yo.— le dedicó una sonrisa divertida notando su sorpresa y su desconcierto.—Lo siento si he arruinado su baile, mas me temo que no me quedaba otro remedio. No parecía estar divirtiéndose mucho y un caballero inglés de verdad no puede permitir algo así.— Le obsequió otra sonrisa mientras la llevaba en aquella parte del baile, ya que se había quedado rígida.

Pestañeó. ¿Realmente era él? Un suave rubor le acompañó, sobrepasando el escaso maquillaje. Se separó de él cuando el baile lo exigió, siguiéndolo completamente en automático. Miró el suelo mientras se movía siguiendo las figuras y levantó la vista de nuevo hasta él, como si quisiera confirmar que siguiese allí. Cuando se volvieron a acercar quiso decirle muchas cosas..Quería saber qué hacía allí, quería saber por qué no le había invitado...Por qué si no le quería con él ahora estaban..Bailando juntos. Estaba bailando con Axel..Cielos...

No salieron palabras de su boca, pero sus labios dibujaron una sonrisa que iluminó todo su rostro. Quería estar enfadada pero no podía, estaba totalmente pletórica de estar allí con él y no hacían falta palabras para expresarlo porque Axel podía distinguir ese brillo de ilusión en sus ojos al contemplarle.

La pieza terminó y aplaudieron antes de que empezase otra. El cazador le ofreció el brazo.— ¿Me acompaña afuera un rato? acabo de llegar y estoy seguro de que en cuanto pare de bailar tendré que saludar y charlar con un montón de conocidos.— Todavía se podía salir a las terrazas sin peligro de congelación.

Anaé dejó de aplaudir y se unió a él. ¿Tenía que preguntar..? Se apoyó en su brazo aun sonriendo. -No le imaginaba bailando, lord Blackmore..-Comentó cuando se alejaron un poco de la multitud, lo que menos le apetecía era gente escuchando a medias su conversación. -....Pensé que vendría mañana, para la cacería..

Salieron a una de las terrazas, alejándose del salón y bajando los escalones hacia el jardín.— En realidad debería haber venido esta mañana, como todos. Pero unos asuntos me han tenido ocupado.— fijó los ojos en la arboleda, escrutando entre los árboles, que no hubieran criaturas nocturnas por allí.— Apuñalaron a mi hermana. Ha estado muy grave, por eso no está hoy aquí, ella es la reina de estas cosas, yo sólo me dejo arrastrar y de hecho no iba a venir pero ella me insistió.

Le seguía con curiosidad, esperando oirle decir que sencillamente no le gustaban las fiestas ni los bailes, como había supuesto antes de oir a Marion hablando de él y de lo que hacían juntos. La inesperada noticia sobre Aveline fue tan contundente que perdió el equilibrio. Pisó mal uno de los escalones, por el impacto que le provocó la información. Se precipitó hacia delante, chocando con el cuerpo del cazador bruscamente, por el camino.

La sujetó con fuerza haciendo gala de reflejos.— Ey! arriba! ¿está bien?— eso era algo que solía suceder a las damas cuando los bajos de los vestidos eran demasiado largos, y evidentemente no todas caían de pie como gatas, para eso debían ser como Xaryne y Aveline que ni se despeinaban luchando.

Jadeó, pero no fue por el tropiezo, que a ella le pasaba más a menudo que a nadie que conociera, si no porque le faltaba el aliento. ¿Apuñalada?..Se apoyó en él para poder recuperar la tierra firme bajo sus pies, pero en vez de alejarse se quedó indecentemente cerca, mirándole con esos gigantescos ojos grises llenos de asombro, de preocupación.- ¿Cómo se dejó insistir? Debería estar con ella cómo..-Anaé se pensó mejor la pregunta.- No..No quiero saberlo..¿Se encuentra bien..? Ella..Ella ya se ha recuperado. ¿Está libre de peligro?

La preocupación en los ojos de Anaé era sincera, el gesto de Axel se tornó a medio camino entre resignado y sombrío. La enderezó despacio y mantuvo la mano de ella atrapada entre las suyas, acariciandola con el pulgar.— Estuvo cerca… Faith es muy valiente y muy terca. Ha salido sola de situaciones mucho más difíciles pero esa noche no estaba cazando, tan sólo estaba tocando en la Opera, tocaban Norma. Tuvo un pequeño desencuentro con un amigo y … el vampiro la pilló con la guardia baja.— Lo cual daba a entender que un despiste en su trabajo te costaba la vida. Y era así siempre.— caminamos siempre entre tinieblas de la mano del peligro. Pero no la he sacado de ahi para contarle mis penas. ¿Cómo ha ido el día? ya se ha caido alguien a la fuente del tritón? todos los años algun idiota acaba dentro.

Aun le miraba con preocupación. Las puñaladas, las vidas en peligro en algo tan corriente como una Ópera..Escapaban de su entendimiento, ella siempre se había sentido segura o tal vez era demasiado despistada como para darse cuenta de los peligros reales que entrañaba cualqueir ciudad, sin necesidad de bestias acechando. La palabra vampiro le hizo temblar y apretó la mano que Axel le sostenía.

Le miró a los ojos con cierta tristeza.- Si no me ha sacado de allí para contarme sus penas entonces para qué, lord Blackmore..-Y lo decía con toda sinceridad, con congoja. Apretó suavemente los labios, pensando en esa posibilidad..¿Y si Axel era atacado en un momento vulnerable? Cuando no podía defenderse. Se estremeció de nuevo, pero alejó esos pensamientos, lejos, no quería ni imaginárselo.- No hable muy alto..Si hay alguien que está condenado a caerse seguramente seré yo así que..Sabré que a sus ojos soy una idiota.

Anaé hablaba de cosas absurdas, pero su mente no divagaba por allí. Se le entremezclaban las cosas. ¿Cómo podía ir allí y fingir divertirse cuando tenía que estar muriéndose de preocupación por su hermana? ¿Hablaba de Nessun Dorma..? ¿La misma canción que había comentado Marion antes?- Es su favorita..¿No es cierto? - Preguntó, a media voz, sin atreverse a mirarle directamente.

Calibró el alcance de su respuesta, porque en cierto modo algo de razón tenía. ¿La había buscado en la fiesta para divertirse? definitivamente no. De alguna forma, la había buscado porque sentía la necesidad de darle ua explicación por su ausencia de aquellas dos semanas y porque no tenía ningún interés en aquel evento después de lo que habían pasado, y no le apetecía nada entablar cháchara vacía con la gente.— Está bien… me ha pillado. Quería disculparme por no haberle escrito, o haber ido a verla pero con lo de Faith ha sido una locura. Y le seré sincero, no me apetecía lo más mínimo venir sin ella, pero me ha insistido hasta que me ha hecho prometer que intentaría ver el lado bueno. Ahora ya lo he visto, cuando la he encontrado a usted.— le elevó las manos y depositó un beso sobre sus guantes.

Lo de su pieza favorita de la ópera no sabía como conocía ese detalle, creía que no se lo había dicho, pero bueno, eso podría haberlo averiguado por alguien que lo supiera como Marion, los chismorreos daban para mucho.— Lo era… lo fue. Pero es hora de sacudir el polvo y limpiar un poco la cabeza.

Anaé observó al caballero intentando descubrir verdad o mentira en sus palabras. Le había dado al sensación de no querer estar con ella, de haberle evitado a propósito y su cabeza le decía que era lo más lógico para alguien como él, pero luego le miraba con esos ojos y con una excusa tan exagerada que no podía dudar de él, ni de sus palabras. Estaba a punto de decirle que no debía disculparse, que todo estaba bien pero..Sus últimas palabras le arrancaron el rubor de sus mejillas.

Miró atónita cómo besaba sus manos y sonrió realmente sobrecogida. Cogió aire y asintió suavemente con la cabeza. le daba igual lo que le hubiera dicho Marion, se podía quedar con Emory si quería, a ella le gustaba lord Blackmore, el que tenía justo delante. Separó suavemente sus manos de las suyas. Dudó, pero finalmente apoyó suavemente sus dedos sobre su mejilla.- Todo irá bien..

Axel miró a la joven con la sombra velada de la duda en sus ojos, porque querer que las cosas fueran bien, desearlo, muchas veces no era suficiente, el destino, el azar, la vida o lo que fuera era un factor decisivo. Pero no era momento de seguir anclado en las sombras que habían planeado sobre su cabeza durante aquellos días en los que Faith había estado al borde del abismo.— ¿Me haría el honor de aceptar una invitación a la Opera? cuando acabe este despropósito de jornadas de caza.— La música que sonaba en el salón se colaba lejana por la ventanas que se abrían a las terrazas flotando en el ambiente.

Notaba la duda en aquellos ojos, pero no había nada que ella pudiera objetar. Iría bien, porque un hombre que se sacrificaba tanto no podía tener una mala suerte como aquella, sentía que la vida, el universo o Dios le debían algo a Axel, no iban a arrebatarle a su hermana de ese modo, no se lo merecía.

Separó su mano de su mejilla y le miró por un momento sin saber qué decir, sobre todo porque no se esperaba una invitación así, venido de la nada.- El honor sería mio, lord Blackmore.- Lo dijo con sinceridad. Señaló suavemente el exterior, suponiendo que él no deseaba volver al baile en lo más mínimo.-¿Le gustaría pasear? Los jardines son espléndidos..

—Desde luego, negaré que lo he dicho, pero… no me apetece lo más mínimo volver ahí dentro y cumplir con la etiqueta. A veces cuando pasan estas cosas, tiemblan los cimientos del espíritu y uno se plantea qué es lo verdaderamente importante. Al poco la rutina nos devuelve a las costumbres y todo queda en un mal recuerdo, pero no somos realmente consciente de la mala inversión que hacemos con nuestro tiempo al olvidarnos de lo que de verdad importa.— Se rascó la nuca mientras caminaban hacia los laberintos de setos.— Ah… disculpeme, me he puesto algo trascendente. ¿Qué es lo que más le importa a usted?

Anaé sonrió, le alegró saber que no intuía tan mal a Emory como pensaba que había estado haciendo. No le conocía de nada pero había podido ver que no le apetecería nada un baile en esa situación. Empezó a caminar, acompañándole en silencio mientras le escuchaba solemne.

Se quedó pensativa, pudiera parecer una pregunta sencilla pero..A ella le venían estupideces a la cabeza. ¿Qué era importante en su vida? ¿Qué no soportaría perder? Bajó la mirada al suelo, mientras arrancaba siseos al suelo con su vestido. A él. ¿Había algo más que no le gustaría perder? No encontraba nada que le importase de verdad..- Tal vez..Perder los sentidos. No podría escucharle.-Y lo dijo con toda la sinceridad e inocencia del mundo.

Eso le llegó profundamente. No podría escucharlo. ¿Le gustaba su voz? no era cantante, y muchas veces tendía a hablar más de la cuenta a ser un pesado con complejo de profesor de historia. ¿Cómo podía ser eso lo más importante? ¿desde cuando se había convertido él en el motivo más importante de la existencia de esa muchacha? eso aceleró su corazón y respiró pesadamente para recuperar la compostura.

— Me prometió que me contestaría las preguntas, o al menos que lo intentaría. Tengo una que me ronda la mente pero necesito preguntárselo de la forma adecuada.— Había un banco de piedra bajo un arco de flores de color violeta y le indicó que se sentara, para luego sentarse a su lado. Sostuvo su mano sobre el antebrazo y la acarició con la libre, tras pensarselo unos segundos la miró a los ojos y la formuló.– ¿Le gusto como hombre o sólo me admira como caballero?

Anaé no pensaba haber dicho nada tan extraño, ni tan profundo, de hecho había esquivado lo que le rondaba la cabeza como mejor había podido y con toda su inocencia pensaba que lo había hecho bien. Ella asintió, confusa, porque no podía pensar en nada importante que él quisiera preguntar recordándole primero sus palabras. Aceptó el asiento, afanándose en colocar su vestido de alguna forma que no ocupase todo el lugar y pareciera ella una especie de trapo tirado de cualquier forma. Por alguna extraña razón, le importaba mucho estar presentable cuando Axel estaba con ella..

Dejó la tarea, cuando sintió el primer toque de Axel sobre su antebrazo y le miró a los ojos. Al momento se sintió cohibida por la expresión que tenía el caballero y al escuchar la pregunta..Se cuadró. Echó los hombros hacia atrás, de modo que puso la espalda recta. COntinuó mirándole, hasta giró el rostro hacia un lado..¿Qué..?¿Qué...?....¿Le estaba preguntando si..le agradaba? Pero..¿A quién no iba a hacerlo? Si él era perfecto. Empezó a enrojecer porque la promesa pesaba en su conciencia pero lo hacían aun más sus ojos grises.-...Las..Las dos cosas..

El cazador escuchó sus palabras con atención, observando su gesto, cada expresión que se formaba en él, cada sutil cambio de los pequeños músculos de la cara, y vio como el rubor subía a sus mejillas. Eso no podía fingirse, la respuesta que le había dado era sincera.

No quería caer de nuevo en la tormenta sentimental, pero se estaba aproximando de nuevo a ese abismo y esta vez no llevaba de la mano a otro pirata, sino a una muchacha que podía perder mucho más que él. Exhaló el aire profundamente y de nuevo repitió el gesto que hizo la otra noche cuando necesitó pedirle disculpas. Hincó la rodilla en tierra y cogió una de sus manos con las suyas.

— Señorita Catherine, ambos tenemos un problema grande en este instante. Usted también me gusta como mujer y como dama. Si me da usted su permiso, la cortejaré como es debido, no soy un hombre de frivolidades. Pero le pido una cosa… piénselo bien. Ya sabe qué vida llevo, ya sabe que siempre estaré dividido entre mis obligaciones y mi familia. No quiero que piense que llegado el momento si tuviera que elegir, seguro que la elegiría a usted… porque no se lo puedo prometer. Antes que mi propia vida y mis propios afectos, tengo un deber y he de cumplirlo. Si comparte usted esa visión conmigo, me hará el hombre más feliz de la tierra, pero si no lo hace, no pierda tiempo conmigo, porque eso no puedo cambiarlo.

Anaé dejó de respirar, sus labios se entreabrieron por la sorpresa de verle de rodillas por segunda vez. Cielos, cada vez que el hombre actuaba así su corazón dejaba de latir..O latía tan deprisa que no lo sentía. No pudo decirle nada, porque en algún momento su voz se había extinguido. Seguía totalmente tensa, con los enormes ojos fijos en él, estupefacta, su rostro iba cambiando desde la sorpresa hasta encontrarse en la encrucijada de la realidad...¿Estaba escuchando bien? No, no..Esto no era..No era posible. ¿Que le gustaba como mujer? Que Axel el ofreciera asiento había sido todo un acierto porque su cuerpo temblaba tanto que sus piernas no hubieran podido sostenerla.

Cuando la petición de corte abarcó los temas familiares y la difícil situación en la que él se encontraba, su rostro se suavizó, captando lo que venían a significar sus palabras. - No..No soy una de esas damas que desean o creen que el mundo gira en torno a ellas...-Se sonrojó aun más y se llevó la mano libre al rostro, colocando sus dedos sobre su labio inferior..Totalmente avergonzada..Nunca hablaba de temas serios y menos..menos sobre..No podía ni pensarlo- Si tuviera usted que elegir, elegiría lo correcto y si no lo hiciera entonces..no sería el hombre que....Me gusta.

¡Esa era la respuesta! no podría haberle dado otra mejor. ¿Mejor para quien? para Emory, por supuesto. Para ella quizás no, porque aún dudaba de que él pudiera ser suficiente para ella, con sus ausencias, sus noches de peligro…etc. ¿Y para el resto? para Elizabeth era la oportunidad que buscaba de emparentar con la nobleza, pero a él le daba absolutamente igual. ¿Y para su familia? estarían encantados de verlo de nuevo ilusionarse así. Aveline la primera, y seguro que le daría mucho la tabarra.

Finalmente sonrió, iba a amagar una sonrisa maligna pero no pudo, era demasiado tierna para no tomarle un poco el pelo.

— Entonces ¿eso es un si? porque no me ha quedado muy claro…— estaba claro que era un si, pero le apetecía escucharlo. Alargó la mano y arrancó una de las flores moradas para entregársela a Anaé.—Siento decirle que para lo que resta de fiesta, va a tener que pasear o bailar conmigo, está en el contrato vinculante de cortejo. ¿Ha leído alguna vez uno?.— no existían, pero si podía, iba a disfrutar un rato más de ese momento.

Anaé no había pensado todavía en lo que pensaría su familia al respecto, pero no le hacía falta. Temía que su madre se volviera condescendiente y hubiera preferido que la locura de Axel fuera una que se quedase entre los dos, pero por si fuera una pasajera, no le importa que los demás lo supieran. Ni lo que se dijera de ella. Aun estaba demasiado atónita, intentando comprender qué había pasado..En qué momento desde que pensaba que la estaba ignorando y que no conocía absolutamente nada del caballero habían llegado a..A un acuerdo de cortejo...Su cerebro gritó, tan espantado como eufórico y ella empezó a notar el peso de aquella conversación que en un principio parecía tan inocente. Su rubor se intensificó y miró a Axel con una confusa alegría. ¿Realmente se planteaba ver a Anaé como una mujer..? Si ella no tenía nada..No podía compararse con él, ¿Qué absurdo estaba ocurriendo allí? ¿Estaba él..Intentando burlarse?..No..Emory sería incapaz.

Cuando dudó de su respuesta volvió a sonrojarse aun más. Era cruel..Obligándole a aceptarle en voz alta...Como si fuera algo tan fácil de hacer..De atreverse a admitir. Bajó la mirada, absolutamente avergonzada. Ahora tenía miedo, miedo de que todo esto fuera una mentira.-..Si..Claro que si..-¿En qué mundo le podría rechazar? Levantó un momento la vista, pero ahora estaba tan avergonzada que apenas la pudo sostener unos instantes. - No..No he leido ninguno...Pero tampoco he firmado nada.- En su inocencia, se defendía por ser tan ignorante..¿Qué era eso de un contrato vinculante de cortejo..? No lo había escuchado en la vida..Y menos uno que tuviera en su cláusula no poder bailar con otras personas, como si eso fuera a importarle a estas alturas. Cogió con delicadeza la flor morada, mirándole como si fuese una niña que acababa de cometer una travesura.- ..Pero antes de eso yo..También tengo algo..Que decir.- bajó la mirada, porque no sabía muy bien por dónde empezar. Colocó las manos en su regazo, dando vueltas suavemente a la flor entre sus manos.-...Mi familia no está muy..Unida..y estoy segua de que..Mi madre no pondrá objeciones pero..¿Y usted..?¿Está seguro de que yo..?¿De que merece la pena..?

La miró un poco sorprendido por esa respuesta. ¿En qué mundo? quizás en uno que existieran mejores hombres como el actual? Ah! estaba preocupada por su juventud, por su escalón social algo más bajo, por la opinión de su familia… si no lo estuviera, no le gustaría.

— Estoy seguro de que merece la pena intentarlo. Y si descubre que no soy lo que esperaba… no se preocupe, no existen tales contratos, en eso estaba bromeando. Si decide que no quiere seguir adelante, no lo dude, deme calabazas. Lo que opinen los demás me importa bien poco, pero para su tranquilidad, mi familia no pondrá ninguna pega, ya nos daban por perdidos a mi hermana y a mí en estas lides. No se agobie, no le estoy pidiendo matrimonio, tan sólo la posibilidad de conocerla algo mejor y ver hacia donde nos conduce este camino. Y por supuesto, no haré nada que pueda dañar su reputación.

Que su familia no tuviera ninguna queja le resultaba muy insólito teniendo en cuenta a quién había decidido cortejar. Había muchas pegas para alguien como ella y no estaba pensando para nada en la edad, era lo que menos le importaba a Anaé, era simplemente..Por cómo era..Sabía que no era como las chicas normales de su edad, que hasta él había pensando en algún momento que debía de ser una espía o algo semejante,. No podía evitar ser como era..Y él se expondría a las burlas por tener una acompañante así y temía justo lo contrario.-No hablo de que usted no pueda ser lo que espero, no se si hay algo más que pueda esperar..Temo dañar yo su reputación, no al revés lord Blackmore..No me gustaría nada que la gente hablara por mi culpa, tal vez a usted no le importe pero no quiero causarle problemas y que tenga motivos para darme..calabazas.-Suspiró.- Supongo..-Sonrió de medio lado antes de mirarle.- Que lo que realmente quiero saber es si está siendo totalmente consciente de a quién está eligiendo..

Miró a Anaé con esa sonrisa relajada, de medio lado, previa a hacer uso de su venenoso humor inglés.— Oh! bien! me considera entonces un inconsciente? mal vamos entonces. Disculpe mi falta de modestia pero considero que tengo la cabeza bastante bien amueblada a pesar de haber recibido tantos golpes en ella. Creo ser bastante capaz de elegir a la dama a la que quiero cortejar…pero si lo que en verdad me está preguntando son las razones…bueno. Por ahora sólo le diré que es usted especial, que tiene una sensibilidad extraordinaria y una capacidad de comprensión que bucea bajo la superficialidad de la mayoría de la gente. Que sus ojos me hipnotizan y sus silencios me atrapan. Y el resto de motivos.. tendrá que averiguarlos por sí misma.— la miró todavía desde abajo y compuso un gesto que intentaba ser de hastío pero no lo consiguió.— a mi edad las rodillas empiezan a acusar mucho tiempo en esta postura. ¿Podría tan sólo decirme un “si” para que pueda levantarme?

Le miró de reojo, incómoda, pero al final no había forma de no notar ese absurdo humor que se gastaba y le obligaba a mirarle con aire divertido e infantil. ¿Realmente estaba riéndose de ella? ¿Era Emory tan jovial? No le preguntaba por los motivos, en realidad, todavía no le quedaba claro si él era plenamente consciente pero con la chanza del principio supuso que si..En algo tenía razón, lord Blackmore no era ningún idiota, seguro que había sopesado aquella pregunta antes de plantearla, pero eso lo hacía aun más insólito.

No supo si realmente estaba bromeando o no, pero todo cuanto le decía le parecía parte de ese encantador humor británico del que el caballero hacía gala. Capacidad de comprensión..Si todo el mundo le decía que era tonta..Desde que tenía memoria. Se sonrojó, incómoda, sin saber si realmente merecía todas esas cosas que le decía, le dejó sin habla..Pero..¿Había más que averiguar? Ya le sorprendía que hubiera encontrado una sola cosa que le agradase de ella.

Cuando hizo el gesto, al principio se lo tomó en serio, pero como no fue capaz de culminarlo apretó suavemente los labios, viendo que se estaba burlando otra vez. Levantó el mentón y miró hacia otro lado, haciéndose la despistada. Si él le hacía sufrir tomándole el pelo, entonces ella se podía permitir el lujo de dejarle de rodillas un poco más..Pero no tenía corazón para verle así y le miró con una sonrisa ladeada, divertida. Extendió las manos para coger los antebrazos del caballero e invitarle a ponerse en pie.- Si. Si. Ya le he dicho que si. ¿Cuántas veces me va a hacer repetirlo?

Se levantó sacudiéndose el pantalón que estaba un poco blanco donde la rodilla había tocado suelo y se sentó en el banco de piedra junto a ella. Era muy consciente de la posición que él ocupaba en el escalafón social, y del de ella, unido a su corta edad. Sabía que las malas lenguas dirían todo tipo de barbaridades, y si no fuera porque en realidad iban a hablar mal hiciera lo que hiciera, se habría echado atrás por ella. Pero tendría que ser fuerte, porque si aquello seguía adelante tendría que cargar sobre sus hombros cargas mucho mas pesadas que los simples cotilleos y charlas de salón. ¿Le merecería la pena? Anaé al parecer no valoraba los bienes materiales más allá de su utilidad, con lo cual su felicidad no se basaría en su fortuna. Lo cual dejaba más espacio para las dudas ¿sería suficiente la vida que le podía dar? bueno, no había otra forma de averiguarlo que arriesgarse.

— ¿Sabe qué? que mi hermana se ha prometido, en breve tendremos boda por fin, y mi madre y mi hermano vienen de camino. A veces estas cosas me hacen plantearme que sólo tenemos esta vida y el miedo no puede paralizarnos. Como ya sabrá, porque imagino que se lo habrán contado la señora Harmon y yo estuvimos prometidos hace años. Pero no salió bien, y ella decidió casarse con Albert y marcharse a América. No es ningún secreto que no he vuelto a tener interés en prometerme o casarme, fue una herida profunda. Pero el tiempo cura las heridas y ha llegado el momento de mirar hacia delante, porque podría sucederme como a Faith y sólo lamentaría haber sido tan cobarde como para negarme esa oportunidad.

Anaé se acomodó de modo que pudiera mirarle y estar sentada en el banco. Nunca se podría cansar de escucharle y era cierto, a ella los bienes materiales..No le decían nada. Había tenido cosas que ni siquiera quería y lo que hubiera deseado tener jamás lo tuvo, así que era plenamente consciente de que tener una buena fortuna no implicaba ser feliz. Solo había que ver a su madre, un ser con tantas envidias no podía vivir plenamente..Pestañeó y sonrió, se alegraba mucho por la señorita Aveline, era una buena noticia después del susto que se había dado al saber de su condición.

Suspiró al escucharlo de su boca..No, nadie le había dicho que ellos estuvieran prometidos. Cielos, qué nudo más profundo había aparecido en su pecho. Fue tan repentino que hasta sintió deseos de enfadarse..pero enfadarse por qué. Se puso en pie, sin prisa y se alejó un poco, lo justo para girarse y observar el árbol que adornaba coquetamente aquel banco. Se dedicó a colocar ramitas entrelazadas y a acariciar flores moradas, cualquier cosa con tal de no mirarle.- No..No sabía.-Cerró suavemente los ojos y le miró, porque su preocupación era mucho mayor que los celos que sentía por esa época.- ¿No estará hablando de salir gravemente herido..No es así?- Dejó de atormentar a las flores y fijó en él la vista.-..Usted..Está en la sede, junto a su escritorio y el papeleo sin fin..¿No es así?

Oh. Ahí venía la decepción galopando a lomos de las palabras que él tenía que contestarle porque eran la verdad. Negó despacio con la cabeza, dejandola un poco a su aire, que tuviera espacio y se moviera.
— La mayor parte del tiempo sí… pero sigo entrenando cinco días a la semana porque hay noches que debo salir a cazar con mis hermanos. ¿Qué clase de capitán sería si los dejase solos ante las tinieblas? Hay mucho que hacer, muchos monstruos que sacar de la circulación, muchos cazadores que salen heridos y alguien debe finalizar sus trabajos…Comprendería su negativa si viera que esta vida no es para usted.

Anaé suspiró y apartó la mirada. No sabría qué hacer si le perdía..Ahora que su vida empezaba a brillar por alguna parte, un vacío amenazaba con llevárselo todo de golpe. Cerró los ojos y se rodeó el torso, apoyando las manos en sus brazos, de pronto sintió frío.- Cómo puede un hombre que sufre por estar un poquito de rodillas salir a cazar monstruos.-Le miró de reojo, con cierta timidez por la estúpida broma, pero casi al instante se acercó a él, aunque sin llegar a tocarle.- Eso significa que puedo perderle en cualquier momento...-No lo dijo como pregunta, era algo que necesitaba decir en voz alta, aliviando un poco su miedo.- Deje..Deje de decir que voy a rechazarle ahora, podría contarme que es uno de esos monstruos y seguiría a su lado. Ya he tomado mi decisión. No quiero que le ocurra nada malo...Me da miedo. Eso es todo.- Intentó sonreír, pero la calidez no llegó a sus ojos.- Supongo que me ve como alguien cobarde...Y muy inútil.
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El hombre de ojos raros. [Axel Blackmore] - Página 4 Empty Re: El hombre de ojos raros. [Axel Blackmore]

Mensaje por Axel Blackmore Vie Abr 14, 2017 5:48 pm

Axel sonrió ampliamente porque eso de que cómo podía cazar monstruos y quejarse por estar de rodillas, le hizo gracia, lo tomó como una broma de Anaé. Sus ojos se iluminaban cuando sonreía.— En eso tiene razón, pero no se crea que el resto de la gente no sufre el peligro, tan sólo son ajenos a él. La muerte acecha en todas partes, la enfermedad, la mala suerte, las guerras, los monstruos… qué más da. Aunque nosotros la buscamos para darle caza. No culpo a nadie por no saber que en el mundo la maldad tiene cuerpo y nombre, y aunque lo sepan, no puedo culpar a nadie por tener miedo. Es lo normal. Lo extraño somos nosotros, los que realmente estamos locos por sacrificar tanto por esta vida… somos nosotros. Así que no se preocupe. Si quisiera otra cazadora en mi vida, ya la tendría, y créame, que con mi hermana tengo más que suficiente.

El laberinto de setos tenía una fuente en el centro cuyo murmullo guiaba los pasos hacia allí. La noche eran tranquila y se estaba bien de temperatura pero claro, él iba con traje y ella con fina gasa.— ¿tiene frío?

- Se que nos puede pasar algo en cualquier momento, pero usted..Tiene más riesgo de que ocurra, eso es todo.- Sonrió de medio lado y se pasó una mano por el brazo, en realidad empezaba a sentir algo de frío.- ..Un poco..Pero estaré bien si caminamos.-No quería forzarle a ahcerlo pero era cierto que si se movía sería más fácil para ella permanecer en la intemperie. Aun le daba vueltas a que él pudiera salir herido en cualquier momento.-¿Por qué no una cazadora..?

Se quitó la chaqueta y se la echó por encima de los hombros a Anaé, él llevaba camisa y chaleco y podía aguantar mucho mejor el relente que caía.—Porque la mayoría de nosotros sólo deseamos desconectar al llegar a casa. Tener un rincón propio de nuestras vidas que no esté dirigido por la existencia del mal. No sé si estoy consiguiendo explicarlo bien. Verá es como…si un médico al llegar a casa tuviera que seguir atendiendo pacientes. Como algo puntual, bien. Pero hacer que toda una vida gire entorno a la caza no es sano.

Sonrió de medio lado por el detalle del caballero y se acomodó la chaqueta ajsutándola lo mejor que pudo. Asintió con la cabeza, entendía perfectamente, aunque ella no tenía esa sensación, al fin y al cabo no tenía ninguna profesión así que su vida se veía envuelta en una apatía terrible. Por eos se pasaba la mitad del tiempo leyendo.- La señora Harmon..Habló de ustedes dos..-No supo por qué salió repentinamente el tema, pero..Desde que habló sobre estar prometidos no podía dejarlo aparcado en una esquina.:Su mente volvía al detalle una y otra vez, volvía a la conversación con la mujer.- Ella habló de Raven...Y de Nessun Dorma..

Axel enarcó una ceja y resopló. — Vaya!…Marion no ha perdido el tiempo por lo que veo.Nos conocimos con doce años, su padre compró la villa vecina a la nuestra en la campiña, y durante años fuimos vecinos y amigos. Fui a estudiar a Oxford, Historia, como ya sabe. Y ella también quería estudiar pero aún no se permitía el acceso a las damas, así que su padre la dejó instruirse en matemáticas y filosofía. Al regresar, ambos habíamos crecido y lo que fue amistad algun dia, se convirtió en otra cosa. Pasábamos mucho tiempo juntos y siempre supo de lo que sería mi vida. Creí que lo había aceptado y entendido, pero finalmente ella quiso elegir una vida en la que las riendas de sus pasos los marcase ella y no mis obligaciones.  Durante mucho tiempo me culpé por ello, pero en realidad no era más que el dolor que no sabía procesar. Hoy sé que esto es lo que soy y lo que quiero ser, y quien me quiera debe aceptarlo desde el principio, porque jamás podré vivir una vida frívola y cómoda, mis principios no me lo permiten.

No sabía si estaba preparada para escuchar la historia, pero la culpa era suya por sacar el tema y ser curiosa. Aun sentía envidia de la señora Harmon..Lo que no entendía era cómo había podido rechazar un hombre como él, suponía que tenía sus razones pero..Esperaba que ya fuera tarde para retroceder. Se sonrojó al pensar en ello, se sentía insegura..¿Qué ocurría si Marion decidía que quería volver? Estaba casada, eso ya lo sabía pero había personas a las que ese tipo de cosas no le impedían seguir sus ambiciones.- Supongo que debo estar agradecida..Siento su dolor pero si no hubiese existido no estaríamos aquí.

Bueno, eran las justas explicaciones que le debía, puesto que Marion ya se había encargado de pavonearse delante ella, porque lo conocía bien, y había detectado el interés del cazador por la muchacha, casi antes que él mismo. Marion era un radar de deteccion de atracciones. — No tiene usted que preocuparse, ya no duele. Es una vieja herida que está curada y cicatrizada. Y como ha podido comprobar, he aprendido la lección. La primera mujer que me ha interesado en serio desde entonces, la he acusado de ser una espía, la he llevado a ver la Sede en la primera cita y antes de preguntarle si estaba bien con esta nueva situación ya le he puesto mil condiciones sobre la mesa.— De nuevo hacía gala del humor que lo caracterizaba.

Sonrió de nuevo, divertida y le miró de reojo. En algo tenía razón, no debería preocuparse por Marion....Aunque tenía sus dudas. ¿Realmente era una herida cerrada? Su reacción en la cena decía lo contrario. Apretó suavemente los labios y suspiró, incómoda...Se notaba que algo rondaba la cabeza de la joven pero no estaba muy segura de poder decirlo en voz alta, pero..Se suponía que estaban conociéndose..¿Verdad? Y antes de ello aceptaron hablar de cualquier cosa, sin mentirse.- ¿No quería verme aquí...Entonces? Me invitó la señora Harmon en realidad..Fue....-Pensó en la palabra.-..Inesperado.

Ya se lo expliqué antes… en principio iba a acudir con mi hermana, pero todo se precipitó y pensé no asistir. Que la invitase Marion está claro que fue porque yo no lo hice, de hecho ni siquiera tuve tiempo de pensar tras lo del Louvre porque a los dos días apuñalaron a Faith. Desconozco si Marion lo sabrá ya, pero la versión oficial es que la atracaron al salir de la ópera. Supongo que quiso conocerla un poco mejor y entender las razones por las que la invité a aquella cena y sin embargo no iba a acudir a esto con usted. La verdad es que echo de menos a mi madre para estas cosas, ella siempre lo organiza todo de una forma tan eficaz que no nos da tiempo de meter la pata.

Suspiró, era cierto..Si todo había ocurrido tan rápidamente era más que normal que no le invitase, es más, era muy normal que no quisiera ir a esos eventos tan frívolos después de la gravedad de las heridas de su hermana, pero no quería creer que Marion le hubiese invitado solo para tantearla..Ahora se iba a creer que le mintió cuando el dijo que no sabía por qué se había imaginado que Axel le había invitado antes...Suspiró y le miró.- Deje de mencionar el puñal, se me pone la piel de gallina..-Bajó la mirada..No quería ni imaginarse el dolor que hubo de sentir la mujer.- No comprendí la invitación de la señora Harmon..Eso es todo, no pensé que usted...-Miró hacia otro lado..porque no sabía muy bien cómo decirlo.-..

que yo…?— dejó la frase en puntos suspensivos invitándola a seguir hablando, porque no acababa de captar lo que quería decir. Andaban hacia la fuente y le apeteció sentarse sobre el borde. Cuando Anaé hizo lo mismo, la rodeó con su brazo.— No quiero que sea usted la que se caiga y dé que hablar este año.

- Que usted..Estuviera interesado.- En ella, obviamente, pero eso se lo calló, era demasiado atrevido soltarlo así sin más, aun parecía producto de su poderosa imaginación. Al ver que él se sentaba, hizo lo mismo, arreglándose antes el vestido. Estaba acomodándose la chaqueta del caballero en sus hombros, asegurándose de que no fuera esta la que acabase empapada, sería perfecto para un inicio de cortejo que nadie podría olvidar, pero desde luego que le rodeara con un brazo dejó la tarea de acomodar el abrigo totalmente a un lado.

Se puso tensa sin poder evitarlo y giró el rostro para mirarle sorprendida. Su rostro le traicionó, como hacía siempre en als situaciones donde debía permanecer impasible..Y sonrojó. Ahora le temblaba hasta el pelo, mejor que le hubiera cogido porque iban a acabar los dos en el agua si Axel no tenía equilibrio..-.....

Axel la miró pensativo y luego sonrió de lado marcándose ese característico hoyuelo a un lado. Giró su cabeza hacia el cielo estrellado un instante y regresó a los ojos de Anaé.

¿Por qué no habría de estarlo? intuyo que no tiene mucha seguridad en sí misma, que usted no se ve como la vemos los demás. Hay muchas mujeres bonitas, bien educadas, elegantes, con sensibilidad artística… pero pocas combinan sensatez y bohemia de la forma en que usted lo hace, es un pajarillo atrapado en una jaula, listo para salir volando y subir alto para ver el mundo desde esa perspectiva. No se queda en la banalidad que está afeando este siglo de revolución, es capaz de ver más allá y de maravillarse con un atardecer. ¿Por qué no debería interesarme con usted? dígame…¿me quedaría mejor una de esas mujeres superficiales, chismosas o sibilinas? ¿quizás alguien simple sin más conversacion que los pañales y los vestidos?..— Inquirió clavando su mirada verde en los ojos de Anaé.

No era cuestión de seguridad, era de sentido común o tal vez le habían repetido tanto lo rara que era y lo poco que encajaba en cualquier parte que lo había tomado por norma. Suponía que acabaría casada con algún hombre que le importase más el dinero de su familia que ella misma y desde luego no hubiera tenido oportunidad de quejarse, pero nunca se hubiera podido imaginar que a alguien como Axel le pudiera atraer. ¿No se daba cuenta de que ella funcionaba diferente? Si, ya lo tendría que saber, sobre todo porque la confundió con un espía precisamente por eso. También vio cómo se atascaba en el carruaje.

Se quedó pensando en qué tipo de mujer quedaría bien con Axel, una buena mujer..Que pudiera esperarle sin exigirle atención a todas horas, una que comprendiera que sus responsabilidades iban más allá de su familia. No se merecía a alguien retorcido, pero dudaba de que hubiera alguna persona que si..personalmente no le gustaban los chismosos, ni de los que disfrutaban haciendo daño a los demás.- No..Claro que no. Pero le quedaría mejor una mujer..Normal- Y sonrió, con inocencia.- Una que no le traiga complicaciones..Y aunque procuro evitarlo siempre acabo siendo un problema..Es..-Alzó la vista un momento, intentando buscar inspiración.-..Algo parecido a un don..Como si algo estuviese pendiente de mi para hacer justo lo contrario a lo que deseo.- Apretó suavemente los labios..-...Estoy hablando en otra idioma..¿No?

Lo curioso es que no, es que estaba siguiendo el hilo de sus pensamientos.— ¿y qué es lo que desea ahora? lo digo para hacer justo lo contrario…— sonrió casi provocándola, porque esa pregunta podía meterle en un berenjenal curioso.

Anaé sonrió aun más incluso rió. La corta carcajada fue limpia, pura y bajó la cabeza, divertida. Empezó a pensar de nuevo. Le gustaría quedarse así, en el jardín, sentada en el borde de la fuente junto a Axel, eso sería estupendo.- Deseo...¿Que se aleje?- Y volvió a sonreír dejando que su cabeza se inclinase hacia un lado antes de mirarle de reojo.

Oh!.. sus deseos son órdenes…— hizo ademán de levantarse y retiró el brazo que la sujetaba para no acabar en la fuente, lo que hizo que Anaé estuviese de pronto sin apoyo en la espalda y se inclinase peligrosamente hacia el agua, con el movimiento del cazador se sintió caer de espaldas, pero él la sujetó de nuevo. Estaba calculado, era sólo un susto programado. Su brazo había vuelto a rodear su espalda firmemente, el otro por la cintura, y ahora estaba levemente inclinado hacia ella, con las caras más pegadas que antes.— ¿Tampoco desea que la bese?

Sonrió porque se lo estaba tomando como un juego, cuando él se alejó no se acordó de dónde estaba y perdió el equilibrio. Ya se veía haciendo el ridículo en un momento tan bonito como ese, podía sentir el agua estancada recorriendo todo su vestido, pero Axel volvió a cogerla, así que Anaé se aferró al caballero por inercia, por un momento con su rostro cubierto del susto de la caída inminente.

Le miró sorprendida, sobre todo por estar..Tanta cerca. Era culpa suya..Por intentar jugar como iguales, se acababa de dar cuenta de que en realidad eran más parecidos al gato y al ratón. Se quedó sin aire cuando le hizo la pregunta..¿Ahora qué le respondía?...Era un hombre cruel. Se merecía una de esas mujeres sibilinas que le hubieran contestado con desparpajo, pero a ella no le salía nada, ni la respiración....Empezó a enrojecer....Cada vez más consciente de lo cerca que estaban el uno del otro.-......

Sus labios quieren decir lo correcto…que es no. Pero sus mejillas me dicen lo contrario…la señales son confusas, así que esta vez decidiré yo, pero no se acostumbre.— Se acercó un poco más y depositó un beso breve sobre sus labios. No la quería importunar, tenía claro que Anaé no tenía ni idea de lo que era un cortejo, una relación o algo que se le pareciese. Pero tampoco quería que pensase que iba a ser un mojigato, que no lo era. No pasaría de ahí, ni haría nada que arruinase su reputación, pero ese beso iba a ser la llave que abría la cerradura a un mundo nuevo.

Se estaba equivocando, no se había planteado si quiera si quería besarle o no, era algo..Que no se le había pasado por la cabeza, la pregunta le había dejado completamente despistada pero en el momento que su mente empezó a dibujar esa idea...Su cuerpo respondió antes que su pensamiento. ¿Quería que le besara? Cielos....La pregunta real era cómo iba a negarse si lo hacía.
Espera..Pero..¿Iba a besarla de verdad? Se estaba acercando demasiado..Apunto estuvo de decirle que debía detenerse si no quería cargar con una mujer desmayada pero..No tuvo oportunidad. Sus labios fueron sellados con los del caballero y por un momento ella permaneció sin reaccionar, se había quedado petrificada.
Si le preguntasen qué había sentido, si pudiera contestar, diría que era como una tormenta de rayos que incendió todo su cuerpo como si estuviese hecha de madera. Helada, aun le miraba, después de haberle besado..No debió hacerlo...¿Ahora cómo iba a pensar en otra cosa..?Le miró algo confusa..E intimidada. El rubor no había desaparecido ni un solo ápice.
Ahora sentía vergüenza...Un mar de vergüenza..Porque..Quería que le besara de nuevo. Apretó los labios y se inclinó hacia delante, hasta que su mejilla acabó contra su pecho. Allí sus labios estaban seguros por los menos, pero necesitaba recuperarse y enfrentarse a esos ojos no era la mejor forma.

Axel expulsó el aire despacio. Esa granuja se había librado de otro beso al refugiarse en su pecho, pero por lo pronto iba a darle un poco de espacio y tan sólo la abrazó por encima de su propia chaqueta que la rodeaba aislandola del frío. La noche estaba refrescando y en parte lo agradecía porque después de los hechos que iban sucediendo en esas semanas, necesitaba mantener la calma, pues estaba siendo más impulsivo de lo que debería.

Se instaló un breve silencio que aprovechó para apoyar sus labios en el pelo de la dama y permanecer así unos instantes.
Está bien…tregua. No se preocupe, no necesita esconderse de mi, trataré de no besarla a traición aunque reconozco que requerirá un esfuerzo. Prefiero que sus labios sonrian, honestamente. Así que cuando algo le robe la sonrisa digamelo ¿de acuerdo?

Anaé sonrió, aun con su rostro teñido de rojo. Si él supiera que no le molestaba para nada que le besara...Podría traicionarla así las veces que quisiera, no tenía al voluntad para quejarse..¿Qué clase de dama era por pensar así? Se alegró de no haberse excedido para nada en el maquillaje porque de nuevo la camisa de lord Blackmore iba a verse ensuciada. No se separó de él, abrazada, sin el más mínimo pudor..O con el máximo, le gustaba tanto como el avergonzaba estar así.

Finalmente, se separó de él, pero solo lo justo para poder mirarle a los ojos, pero no durante mucho tiempo, el justo para contestarle.- Me escondo de mi misma no de usted..Usted me hace sonreír.

Oh… bien. Tengo fama de tener un humor muy ácido, celebro que le haga sonreir.— Estaban así de lo más a gusto charlando y tonteando cuando algo les interrumpió. Eran pisadas y dos voces susurrantes que se acercaban por el camino de gravilla. Odette y el noble al que quería echarle la caña, seguido de cerca por Lord Wixgley, que al parecer sobraba, pero al ser amigo del barón, no se lo podían dejar atrás.

Axel  se puso en pie y le tendió la mano a Anaé, no quería que empezasen a murmurar si los veían así como antes. Ya tendrían la ocasión de repetir esa cercanía sin que ella fuera la diana de los comentarios maliciosos.

Ya conocía ese humor, aunque suponía que no tanto como pensaba porque estaba viendo en esa noche muchas más cosas de Axel que no conocía. Al escuchar los ruidos se puso un poco nerviosa, aunque suponía que ya habrían notado su ausencia, tal vez ella no pero si la de Axel. Miró al caballero antes de coger su mano y alzarse regalándole media sonrisa antes de separar sus manos y esperar, porque suponía que tanto Odette como el resto de los hombres iban a acabar por allí.

El trio calavera enfilaron el pasillo de setos hacia la fuente y los vieron allí de pie, sin más delito que ese, que estar juntos pero separados, eso sí, ella llevaba la chaqueta del caballero.
Buenas noches, señorita…— besó la mano de Odette y estrechó las manos de sendos caballeros. Al inglés ya lo conocía y a los otros dos, le sonaban vagamente.

Se suponía que tendría que presentarles ella..Era horrorosa para recordar nombres.- Ella es Odette... y el caballero...- Era un barón..pero barón de qué. Se tuvo que morder el labio inferior unos segundos. Tenía la mejor noche de toda su vida delante de ella y la estropeaba por un simple nombre.-...Lo lamento, no recuerdo su nombre barón.-No lo dijo con maldad, ni siquiera era capaz de recordar el apellido de Odette y eso que le gustaba la muchacha, sencillamente su cabeza no retenía ese tipo de información por mucho tiempo.

Balzac… no se preocupe señorita. Suele pasar cuando uno acude a este tipo de eventos donde hay tanta gente. Lord Blackmore…— El barón si reconoció a Axel.
¿Usted es el hermano de Reinaud de Balzac? salúdelo de mi parte, hace tiempo que no lo veo. Señor Wixgley, nos vemos de nuevo.— el otro británico hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo y habló.
Tiene suerte de que no me guste especialmente bailar, porque entonces tendría que culparle de haberme hecho perder la pareja de baile.
Vamos, no sea aguafiestas, la noche aún es joven, seguro que puede desgastar las suelas si se lo propone. Ahora mismo acababa de proponerle a la señorita Boissieu regresar adentro, aquí empieza a refrescar.

En realidad, no le habían presentado a tanta gente como para no acordarse, pero al menos se alegró de que fuera el propio barón quien pusiera la excusa sobre la mesa, porque inventarlas no se le daba nada bien..Al contrario que a lord Blackmore, que a parecer tenía el arte de la mentira muy bien arraigado, le hizo gracia que quisiera escaquearse de ese encuentro lo antes posible.

Anaé les miró tranquila, ella de frío no tenía nada..Pero no precisamente por la chaqueta.- ¿Quieren acompañarnos o estaban en mitad de un paseo..?

Odette no dejaba de mirar a Anae con una mezcla entre sorpresa y suspicacia. La que parecía tonta…le estaba echando el guante a uno de los solteros más cotizados. Apuntaba alto la sosa.
Ibamos a pasear un poco, lo correcto sería ofrecerles que vengan pero supongo que si se marchaban es porque no quieren seguir aqui fuera.— Chica lista. A Axel no se le pasaron por alto las miradas tanto de Odette como de Wixgley, el único que no se estaba enterando de nada era el barón.
Tiene mucha razón, señorita Breglonne. Seguramente me retire pronto, mañana hay una batida de caza y vengo arrastrando algunos días algo movidos, así que espero verla en el pabellon de caza. A ustedes caballeros… espero que la suerte esté de su lado mañana, porque no suelo dar tregua a ninguna pieza, hasta que la consigo.

Evidentemente se refería a la caza, pero podía tener un doble sentido y ambos se dieron por informados. No se toca a Anaé.

Anaé como siempre no se enteraba de nada, aunque las miradas de Odette le decían que estaba indagando sobre ella y eso le hizo mirar hacia otro lado, incómoda, como si a través de sus ojos pudiera descubrir lo que había pasado allí. Tuvo, de pronto, muchas ganas de volver  y de que la gente le ignorara, estaba mucho más acostumbrada a la indiferencia y a los ataques a media voz.

Seguramente todos se dieron cuenta del doble sentido de la frase de Axel. Menos ella. No tenía instinto para descubrir ese tipo de cosas, aunque tal vez el problema era que no se imaginaba a nadie advirtiendo a terceros de sus intenciones, era demasiado..Imposible en su cabeza como para captar el verdadero significado. Por otro lado, miró a Axel, para ver si estaba listo para volver.

Y lo estaba, así que hizo una inclinación de cabeza al pequeño grupo y se giró con Anaé del brazo para regresar al salón. Tenía alguna conversación pendiente que dejaría para el día siguiente, lo cierto es que sólo ansiaba retirarse y descansar, ya que el plan de pasear y conquistar a Anaé parecía haber llegado a su fin por esa noche.


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El hombre de ojos raros. [Axel Blackmore] - Página 4 Empty Re: El hombre de ojos raros. [Axel Blackmore]

Mensaje por Anaé Boissieu Vie Abr 14, 2017 6:50 pm

Anaé se había ido a descansar poco después de que llegaran al baile, Axel diciendo que estaba cansado y ella sin dar explicaciones porque no tenía a quién dárselas. Le costó un rato, bastante rato, pero finalmente encontró sus aposentos y los de Odette. Pasó un buen rato aseándose y quitándose las florecitas del pelo mientras se miraba distraída al espejo, aunque lo hacía todo en automático, estaba pensando en lo que había ocurrido..¿Era todo un sueño?..Tenía que serlo...Al acostarse todavía pensó en ello y le costó horrores dormir pero lo peor fue despertarse poco antes del alba..Aquello era una maldición, no podía permanecer mucho tiempo en la cama cuando estaba nerviosa o alterada a pesar de que le ocurriese en muy contadas ocasiones.

Tras dar demasiadas vueltas, finalmente decidió levantarse. Odette dormía en la cama de al lado, sin desmaquillarse..Sin apenas quitarse algo más que el corsé..Parecía habérselo pasado bien. Sonriendo, Anaé le quitó los zapatos cuidadosamente y la arropó mejor antes de acicalarse en total silencio. Se puso un vestido sencillo, de nuevo sin apenas maquillaje, porque pretendía dar un paseo para ver si conseguía helar sus pensamientos.

El servicio estaba alborotado, cumpliendo su deber con la más absoluta precisión. Al verla más de uno se sorprendió y de hecho una señora le informó de que el desayuno no estaba listo todavía pero que en seguida avisarían en la cocina para traerle algo, Anaé se negó y se llevó una manzana para el camino. El cielo estaba de un color azul marino, despuntando en la lejanía, la algarabía que tenían los mozos preparando perros y caballos era digna de mención por lo que pasó prácticamente inadvertida cuando se alejó.

Avanzaba con tranquilidad, no tenía prisa por llegar a ninguna parte y el paisaje era tan idílico que se perdió en seguida, el bosque estaba cerca, también había un lago que parecía lleno de vida. El día se despertó gris, con nubes bastante amenazadoras pero por el momento no parecía con ánimos de llover. Empezó a mordisquear la manzana, cuando sintió algo de hambre. Estaba tan absorta mientras pensaba en Axel que se sorprendió al darse cuenta de que era totalmente de día..Tenía que volver. Volver, desayunar en condiciones, cambiarse...Hoy era el gran día..Y quería desear suerte a Axel para la cacería, se recordó que tenía que preguntarle si realmente le gustaban esos eventos..

Se giró decidida, pero...No supo por dónde seguir. Miró a su alrededor y reconoció la orilla del lago, bien, había llegado bordeándolo cerca así que decidió seguir por ahí. Le pareció escuchar algo aproximarse, algo pesado. Al alzar la vista, se encontró con algo inesperado. Se quedó plantada del susto cuando el caballo negro apareció de la nada entre unos arbustos y pareció tan sorprendido como ella, el pobre animal intentó esquivarla pero al ir a galope no lo consiguió del todo y Anaé acabó en el suelo.

Por un momento estuvo demasiado desconcertada como para saber qué había ocurrido. Permaneció tirada como una marioneta sin hilos sobre el suelo del bosque, más rato del que realmente podía asegurar, hasta que notó unos golpes por la espalda. Al alzar la mirada se encontró al culpable dándole empujones con el morro en un vago intento de descubrir si estaba viva, supuso ella...Despacio, Anaé se fue incorporando, se había llevado un buen golpe y estaba mareada...Le costó unos minutos más reponerse y luego se puso en pie lentamente observando como el caballo se comía la manzana que había salido por ahí rodando.

El animal estaba a medio preparar, sin la silla, solo con una cabezada de cuadra pero la cuerda se había roto y de todas formas ella no sabría dirigirle aunque la tuviera. Suspiró y se palpó la mejilla dolorida. No podía dejar al bicho allí...¿Y si había lobos...o si se perdía..como ella? Por un momento ambos se quedaron mirando, como si se midieran.-..Correr no sirve de nada al final siempre hay que volver..¿Mmh..?- El caballo se quedó donde estaba...Y ella suspiró, mucho más no podía hacer, solo advertir de que había visto al caballo cerca del lago. Intentó memorizar el lugar antes de empezar a caminar de vuelta a la casa. Escuchó pasos y miró hacia atrás, encontrándose al caballo siguiéndola, pero en cuanto ella se detuvo el caballo también lo hizo.-....-Le dolía bastante el golpe que se había dado pero no podía quedarse allí esperando a que alguien viniera. Después de un rato, el animal caminaba cada vez más cerca de ella.

-¿A ti tampoco te gustan las cacerías? Seguro que deseabas correr en libertad por un momento..¿No es así?-La muchacha hablaba con el bicho como si pudiera responderle, pero algo en su actitud debió gustar al animal lo suficiente como para acercarse del todo. Anaé dudó un instante, pero finalmente se atrevió a acariciar suavemente el morro y la frente del animal, finalmente su quijada hasta acabar en el cuello. El caballo estaba muy cerca y miraba fijamente a la chica. El tamaño del animal le imponía pero en esos momentos parecía disfrutar de sus caricias.- Eres un buen chico, solo querías un poco de aire, lejos de la rutina..Te entiendo. No querías herir a nadie.-Sonrió.- No, no tienes cara de ser de los que hacen daño, no.-Anaé empezó a sentir algo de frío y un dolor bastante pronunciado en su costado así que volvió a caminar, despacio.- Vamos, tienen que adecentarte....Y yo debería asearme también.- Porque en vista de cómo estaba de manchado su vestido no quería imaginarse el resto de la estampa.

En algún momento durante la vuelta no reconoció el lugar..Se había desorientado..Estupendo. El caballo, de algún modo, caminaba prácticamente al lado de la chica y miraba fijamente hacia una dirección. Anaé lo sopesó antes de ir hacia allí..Al aparecer por la campiña despejada de la parte trasera de la casa, parecía que el caballo estaba perfectamente entrenado y acostumbrado a la chica por guiarle sin ningún tipo de rienda pero..Era justo al revés, Anaé estaba siguiendo al caballo, solo que este tenía la decencia de ir a su ritmo.
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Mensaje por Axel Blackmore Miér Jun 07, 2017 9:12 am

En las cuadras de la mansión los mozos no habían parado desde antes del alba, todos los caballos debían estar cepillados, los cascos lustrosos y aceitados, los arreos listos y las sillas preparadas para colocarlas a última hora cuando los propietarios de las monturas se dispusieran a montarlos. La mayoría de caballeros que participaban en la reahala habían recibido un austero desayuno en sus aposentos para cargar energías pero sin pasarse, que tenían por delante unas cuantas horas de ejercicio físico. Antes del desayuno le había llegado una nota a Axel que le avisaba que Raven había desaparecido.

¿Cómo era posible que hubiera desaparecido su caballo? se vistió con la ropa de montar y salió raudo hacia las caballerizas a pedir prestado algún caballo que no participase en la cacería para ir a buscar a su viejo compañero de fatigas. Le prestaron un tordo con bastante brío, algo desobediente, que para un jinete experimentado como Lord Blackmore no supondría reto alguno. El animal respondió contento a las espuelas que le indicaban que debía empezar a galopar, posiblemente no hubiera salido a estirar las patas desde que todos los invitados llegaron a la mansión. Jinete y montura se perdieron entre la arboleda, Axel iba silbando a su paso, normalmente Raven reconocía su silbido y acudía a donde estaba su dueño, algo muy útil cuando tenía que salir picando espuelas de algun lío.

El sol empezaba a bañar el bosque de colores azulados e incipientes verdes, ya que la primavera estaba alcanzando la foresta. El frescor de la brisa matinal le despejaba la mente, no había dormido demasiado pensando en sus actos la noche anterior. Seguía pensando si era correcto cortejar a la señorita Boissieu, dada su edad y su… Basta. Estaba harto de pensar tanto las cosas, ya las había reflexionado lo suficiente y esta vez iba a hacerle caso a su instinto. Escuchó algunos crujidos sobre las hojas, era el paso inconfundible de un caballo, que al escuchar el silbido de su dueño apresuraba el tranco.

Frenó un poco al tordo para que trotase en esa dirección y cuando por fin fue visible la familiar e imponente figura del zaíno se detuvo enarcando las cejas.

…¿Catherine?

Anaé había seguido al corcel en todo momento así que no sabía hacia dónde se dirigían realmente, pero su aspecto era pésimo y tenía que detenerse cada poco a recobrar el aliento, el corsé empezaba a resultarle molesto, supuso que al final se había hecho más daño del que supuso en un principio. Ella no escuchó los silbidos, pero hubo un momento en el que no pudo seguir al animal, tenía que descansar. Al detenerse, el caballo zaíno se detuvo con ella y esperó con las orejas directamente apuntadas hacia el sonido de su dueño, al lado de la muchacha inglesa que se colocó la mano sobre la cintura como si el toque pudiera despejar un poco la incomodidad, aunque no fue el caso.

El caballo inclinó la cabeza dejándola a la altura de las manos de la joven que sonriendo acarició con timidez al caballo colocándole bien las crines y el flequillo, antes de apoyarse suavemente en su espalda, casi sentía como si el pobre animal estuviera pidiéndole disculpas por haberla arrollado antes. Esperaba recobrar un poco el aliento, pero sentía cómo la punzante sensación iba en aumento en vez de aflojarse. Ahora temía dar un nuevo paso.

Levantó la vista al escuchar la voz de Axel, que ya le era inconfundible. Se encontraba hecha un pequeño desastre, con el cabello algo revuelto y alguna hoja enredada, su vestido manchado por las zonas que habían tocado el lecho del bosque y un toque de barro en mitad de la mejilla y la sien del que no se había percatado y que había esparcido más que limpiado al intentar quitárselo.

El caballo resopló al reconocer también la voz de Axel y se acercó al jinete, por costumbre. Anaé tuvo que dejar de apoyase en el equino y miró a Axel un tanto confusa. Cualquiera diría que había estado intentando montar a caballo y que se había llevado a Raven.-...Buenos días, lord Blackmore..-Intentó arreglarse un poco el vestido, sin mucho éxito. Miró al suelo un instante antes de elevar de nuevo la mirada hacia él. Estaba imponente, en ese caballo gris pero..¿El suyo no era negro?..-¿No debería..Estar preparándose para al cacería..?

Axel desmontó del caballo tordo ágilmente y se acercó a Raven acariciandole el belfo superior.
¿estaba dando un paseo? ¿o también se ha enterado de que mi caballo había desaparecido y lo ha encontrado?.

La pregunta podía parecer algo extraña pero es que no le cuadraba nada encontrarse a Anaé en el bosque, sucia de barro y caminando al lado de su caballo extraviado. Alargó una mano hacia el rostro de ella para borrar con el pulgar los restos de barro de su mejilla. No podía soltar al tordo, era muy nervioso.

¿Se encuentra bien? me ha parecido verle un gesto de dolor en el costado. ¿Se ha golpeado?

El caballo pateó un par de veces mientras Raven lo miraba con las orejas hacia delante, atento, pero sin amedrentarse, ese corcel confiaba plenamente en su dueño, eran años de aventuras juntos.

Deme un momento, este caballo no es mio y es bastante rebelde.— Ató al tordo a una rama, no quería que se le escapara. Se acercó de nuevo a Anaé y esta vez pasó su mano por la cintura de la chica para acercarla un poco y observar las manchas de la cara, escrutando la existencia de lesiones, cortes o similar. Le apartó la hoja del pelo y exhaló el aire despacio perdiéndose en aquellos orbes grises y misteriosos como la niebla.
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Mensaje por Anaé Boissieu Jue Jun 08, 2017 8:47 am

- Estaba dando un paseo y nos encontramos en el camino..-¿Se había dado cuenta de ese gesto? Bueno, pensaba que no le estaba mirando nadie. Esperó hasta que ató al nervioso caballo e hizo una mueca que intentó disimular cuando le tocó el costado, pero no estaba acostumbrada a sentir dolor así que no le salió demasiado bien. Apretó suavemente los labios y miró hacia otro lado, estaba avergonzada pero no lo suficiente como para alejarse o apartar sus manos de su rostro.

En la mejilla no tenía nada, salvo tal vez la piel algo enrojecida por el golpe pero nada más, ni siquiera rozaduras, al parecer había el barro hecho de colchón natural.- No sabía que era Raven..-Confesó, mirando al caballo negro y volvió a humedecerse los labios.- Ya le dije que soy torpe..Me he golpeado ....Con su caballo.- Miró hacia el suelo, incómoda, porque sabía que era lo más absurdo que se podía contar, pero en esos momentos estaba más dolorida que otra cosa. Levantó la vista hacia él.

Sonrió para si mismo…era increíble. ¿Como podía ser tan oportuna y tan torpe a la vez? le resultó entrañable.
Entonces está bien… porque si la hubiera golpeado alguien que no fuera Raven ahora tendría que batirme en duelo para defender su honor …ciertamente es muy temprano para matar y aún no he desayunado.— Pasó el dedo por el óvalo de su cara tomando aire. ¿se sentiría intimidada si repetía lo de la noche anterior? ahora no brillaba la luna ni sonaba la música de fondo, quizás no tuviera tanto encanto como…¡al diablo!. Se inclinó y depositó un breve beso en sus labios. Le daría cien más como ese, con el pelo revuelto, iluminada por la luz etérea del amanecer, pero en menos de una hora empezaría la batida y habrían preguntas.

Es hora de marcharse, ponga el pie aquí, Raven no la dejará caer, sólo cójase fuerte a la crin.

Le hizo un estribo con las manos para que pudiera subirse a la grupa del caballo y después él montó el tordo obligándolo a ir a un paso más lento al lado de Anaé.

Anaé se sonrojó, por el beso, hubiera deseado llevar más barro encima para que no se notase. No tenía ánimos para decirle nada, porque realmente le dolía y con tanta suciedad encima se le había ido la poca seguridad en si misma que tenía. Y él estaba allí, delante de ella, sonriendo de esa manera, perfecto en su equipo de equitación.  Lo que le extrañaba era que todavía tuviera deseos de besarla.

Miró hacia el caballo negro, le parecía un animal precioso...E inmenso. No había tenido un animal como ese tan cerca en la vida y le había gustado su tacto, también su compañía, pero de ahí a montar sobre esa cosa...No lo había hecho nunca y no sabía ni por dónde empezar. Por alguna razón..Le vino a la mente la señora Harmon, presumiendo de su vida con Axel..Cogió aire, consiguiendo coraje y se apoyó en el caballo aunque no se atrevió a cogerle de las crines, que imaginaba que a nadie le agradaba que le tirasen del pelo. Se quedó sentada sobre el animal, muy rígida, pero no fue por estar montada..bueno no solo por eso, el agudo dolor en su costado le dejó paralizada.

Apretó los labios aguantando como podía y respiró lentamente, sin ser consciente de que había guardado el aliento. Miró la cabeza del caballo..Luego la distancia que había entre ella y el suelo.-...

Axel esbozaba sonrisas de soslayo, reteniéndose para no reírse. Ciertamente Anaé era una flor de invernadero, le hacía falta un poco menos de corsé y un poco más de aire libre y barro. Ellos habían crecido en Londres, la ciudad y la alta sociedad no tenía misterios para los Blackmore, pero entrenaban, sudaban y sangraban a diario, y además pasaban temporadas en su villa de campo, lo cual les confería cierta resistencia a los rigores del exterior.

El caballo tordo quería galopar y relinchaba nervioso de vez en cuando, pero el cazador lo retenía con pericia y más esfuerzo del que parecía. Raven iba atento a su dueño y a la mujer que estaba sobre él, pero se notaba que a sus casi veinte años era un caballo curtido y tranquilo, que no malgastaba la energía ni no era necesario.

No tenga miedo, los caballos lo notan y se tensan, Raven no la dejará caer, incluso lo montaba Aveline cuando era un potro y ella tenía 12 o 13 años...

En la mansión ya estaban corriendo los sirvientes de un lado a otro para tener a punto los equipos de caza de sus señores, cuando llegaron ambos a las caballerizas. Axel saltó del caballo y lo entregó en mano a un mozo para luego acercarse a su corcel y ayudar a Anaé a desmontar.

Anaé no estaba tensa por el miedo a caerse, daba por sentado que lo haría, siempre tenía que ir un paso por delante de todo lo malo que podría ocurrirle porque, acababa sucediendo de un modo u otro. Pero el movimiento del caballo no favorecía para nada que el golpe dejase de latir de dolor. De hecho, le gustó bastante estar ahí encima, Raven era tranquilo, no como el caballo que montaba Axel cuya tensión podía notar hasta ella. Acarició distraída la espalda del caballo zaíno, pensativa. No se encontraba para nada animada, como el lord inglés.- Que me compare con su hermana no ayuda en ninguno de los casos, lord Blackmore, es una mujer muy fuerte.

Como siempre, no había mentira en su tono de voz, podría imaginarse a Aveline manejando elefantes a los 5 si fuese necesario, pero la muchacha estaba hecha de otra pasta, no porque no le gustase o le interesara, simplemente no le habían educado así. Le miró cuando se bajó del caballo y se inclinó hacia él pero cuando le cogió de la cintura para ayudarle apretó los labios y se puso tensa.- Creo..Puedo bajar sola..
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Mensaje por Axel Blackmore Miér Jun 21, 2017 4:03 pm

Seguro que sí, pero no me niegue el placer de ser un caballero y déjeme que haga lo que se espera de mi.— alargó las manos haciéndole un gesto para que deslizara un poco hacia abajo y que él pudiera sostenerla y dejarla sana y salva en el suelo.

La cacería iba a empezar en breve, así que debía llegar rápidamente a la mansión para que Anaé pudiera cambiarse y descansar y si podía, rapiñaría algo en la cocina, porque no había desayunado.— venga conmigo, lo siento si voy algo rápido, es que los ingleses no podemos llegar tarde, usted me entenderá perfectamente ¿cierto?.— la puntualidad británica era sagrada. Tomó a Anaé de la mano, sin importarle lo que la gente pudiera murmurar al verla llena de barro y de la mano del Lord inglés. Alcanzaron el hall y Axel se detuvo.— ¿seguro que está bien? descanse un poco, la cacería nos llevará unas cuantas horas, y cuando acabe le prometo que la buscaré para dar otro paseo tranquilo como el de ayer ¿le parece bien?

Se inclinó para apoyar las manos en sus hombros y se deslizó despacio, seguro que si hubiera estado sola hubiera acabado en el suelo. Se sorprendió, cuando el cogió de la mano y le guió. Caminó detrás de él tan rápido como pudo pero..Ella en eso tenía muy poco de británica, por lo general siempre se perdía o se distraía, así que solía salir exageradamente pronto para llegar a tiempo o no muy tarde, pero sabía a lo que se refería, su madre era extremadamente estricta con los horarios.- Lord Blackmore..-Se quejó con suavidad, porque a saber lo que estarían todos pensando, se detuvo en el hall y le miró asintiendo con la cabeza.- Si, estaré bien..Me cambiaré en seguida..Pero yo no tengo prisa, las mujeres tenemos juegos así que es usted el que llega tarde..Vaya ..O me sentiré culpable.

en realidad buscaba una excusa para darles un poco de ventaja a los demás, así cuando luego regrese con la pieza más grande no me sentiré mal…—le guiñó el ojo divertido. No era del todo broma lo que le decía porque se sabía el mejor cazador de entre los presentes. Si podía matar y acorralar a un vampiro o a un hombre lobo con toda la potencia y destreza que tenían esas criaturas, un ciervo o un zorro no suponían reto para Blackmore.— no se canse demasiado en los juegos, me decepcionaría mucho que cayese rendida y no pudiera pasear conmigo.— elevó la mano de Anaé y depositó un beso en el dorso. Ya le había dado otro beso y le encantaba ver cómo se ruborizaban sus mejillas. Se preguntó cuanto tiempo necesitaría Catherine para devolverle el beso…sonrió y se despidió de la dama corriendo hacia las cocinas. Necesitaba meter algo en el cuerpo o no podría aguantar las horas en condiciones.

Sonrió, qué engreído, pero no dudaba de que fuera cierto. le dolía el cuerpo entero pero realmente había merecido la pena solo por encontrarse a Axel aquella mañana. le encantaba sus ojos cuando sonreía. Se sonrojó con suavidad cuando notó el beso y le vio salir corriendo. Dudaba mucho que fuera a cansarse porque no tenía intención de participar, se quedaría tomando té y pastas mientras las demás lo hacían. Suspiró, sintiéndose un poco culpable por lo ocurrido pero solo tenía planeado dar un paseo, nada más. Mientras iba hacia su habitación se daba cuenta de que el servicio no pensaba lo mismo, así que aligeró el paso tanto como pudo, tardó un rato en asearse, sobre todo porque tenía un buen golpe en el costado y estaba bastante rojo, no le dio importancia..Bastante tarde iba a bajar ya..

Cuando estaban casi a medio juego, Anaé finalmente apareció con el resto de las damas y fue derecha a por algo de té porque ella todavía no había desayunado. Escuchó de fondo a una joven comentar que si ella hubiera pasado toda la noche con un hombre tampoco se levantaría pronto.

La cacería a ratos parecía una patochada. Muchos de los señores que allí estaban tan peripuestos, ostentaban barrigas que parecían estar a punto de dar a luz. Los jóvenes más entrenados se picaban y azuzaban, fanfarroneando de sus caballos o armas, y en general reinaba un clima festivo y poco competitivo en el fondo. Axel estaba más que habituado a montar a Raven y empuñar sus armas. La mayoría usaban fusil, ballesta o arco largo. En este caso, el Lord inglés empleó una ballesta pesada, un lanzavirotes que podía abatir a un ciervo, y eso es lo que hizo. Varios se alzaron con trofeos y piezas de caza mayor, y Lord Blackmore no se quedó atrás, siempre era de los primeros en esas lides y no iba a defraudar a la concurrencia. pero tampoco alardeó de ello, dejó que los demás también se llevasen la porción del pastel y pudieran luego recibir alabanzas.

Rondaban las tres de la tarde cuando los caballeros recibieron un tentempié en el pabellón exterior. Algunos venían sudados, manchados o polvorientos, y antes de dejarles tiempo libre para asearse y descansar, les sirvieron un refrigerio, que buena falta les hacía. Las damas acudieron al pabellón, el vocerío iba anunciando quiénes habían llegado con piezas grandes y quiénes habían caido al suelo etc.

Mientras no se hablase de que ella había comido más barro que nadie, no le importaba de quién se hablase, pero de lo que si se hablaba era de que había desaparecido en la fiesta con un hombre y que había aparecido bien entrada ya la mañana, no era la única al parecer a la que se le habían pegado las sábanas, pero si la única que había salido tand escaradamente y no había vuelto o eso era lo que se comentaba, sobre todo entre las jóvenes que no habían podido disfrutar del lord inglés para bailar y conocerle. Procuraban decirlo en corrillos y por lo bajo, pero como siempre..Suponían que Anaé era tonta y hablaba más y más alto de la cuenta con lo que finalmente captaba las conversaciones. Empezaba a estar algo deprimida, no por ella, desde luego...pero no quería que se hicieran ideas que no eran..Axel era ante todo un caballero y se merecía esa distinción.

Odette se agarró a su brazo.- ¿Dónde has estado? ¡te he perdido toda la mañana! Vamos, vamos a ver qué han cazado, lord Balsac me prometió que cazaría para mi.- Odette como siempre era demasiado entusiasmada y arrastraba a Anaé hacia el interior sin ser consciente de que a ella no le hacía ninguna gracia..O sin importarle que no quisiera. Sin poder evitarlo buscó a Axel con la mirada.

Marion Harmon se hallaba también en el pabellón de caza, charlando con Albert (su marido) y con Axel, al parecer habían cazado una pieza entre ambos. Para ser justos, Blackmore lo había visto primero y lo alcanzó con la ballesta antes de que la pistola del americano soltase el proyectil que impactó contra el ciervo. Pero como era un caballero, no iba a disputarle la autoría al dueño del periódico, y simplemente compartieron la gesta y hablaron con los demás de lo difícil que era aquello, que ambos lo alcanzaran a la vez. Tenían un pequeño corrillo de gente cerca queriendo saber los pormenores de la batida y de la caza de ese trofeo, pero Axel se disculpó alegando que estaba cansado por haberse levantado temprano a buscar a su caballo que se había escapado, y eso le había privado del desayuno. Se acercó hacia la mesa de tentempiés y alcanzó un vaso de agua que se bebió de un trago, y después otro. estaba sediento y hambriento, y cansado del calor y del ejercicio físico.

Se apañó un trozo de pan con algo que parecía jamón de jabalí y descansó unos instantes, notando la tensión en los hombros.

No era difícil de encontrar, por algún motivo siempre estaba en medio de toda la gente, así que solo tuvo que encontrar el grupo más amplio de personas que se pudieran reunir..Y allí estaba él. Sus ojos se enfocaron en el inglés, pero no tardó en ver a Marion a su lado, con su marido..Charlando. No le gustaba verla con él, sabía que era absurdo y una tontería, pero la mera presencia de la americana le hacía dudar de las palabras de Axel, de sus propias intenciones con él.

Quería acercarse y preguntarle cómo había ido pero ya había bastantes rumores y de Axel no se hablaba en lo absoluto, si se acercaba tal vez empezarían a llenar de detalles los rumores, le metería en sus problemas. Se dejó arrastrar por Odette hasta lord Balzac y su amigo, pero a mitad de camino, Anaé se detuvo y miró a su amiga, que parecía bastante sorprendida.
- ¿Me disculpa, Odette? Quiero preguntarle cómo ha ido a..
- ¿A lord Blackmore?
-...-Anae se sonrojó y su amiga sonrió ampliamente.
- ¡Claro! Ve, nos vemos luego, tenemos mucho tiempo después para hablar.- Se acercó a ella, en confidencia.- No lo dejes escapar..Es un pez gordo...
- ¡Odette!-Se volvió a sonrojar y medio a regañar a su compañera, con suavidad y esta se rio y salió alegremente para encontrarse con los dos caballeros.

Suspirando, Cat se giró y caminó hacia el círculo de gente pero..No encontró a Axel allí, suerte que se había dado cuenta porque casi se presenta allí y hubiera tenido que quedarse un rato para cumplir. Miró a su alrededor buscándole...Esta vez si tardó, porque no era usual verle solo, pero al encontrarle comiendo. Se acercó a él, no procuró ser sigilosa, pero tendía a no querer ser molesta se movía en silencio hasta que se colocó a su espalda. Sonrió divertida.-...Por una vez es usted el que está hecho un desastre y no yo..-Recordando la escenita de aquella mañana.

Al escuchar la voz de Anaé esbozó una sonrisa y tragó el bocado, girándose a saludarla, que aunque estuviera sucio y desaliñado, lo cortés no quitaba lo valiente.

Ah! señorita Catherine… ciertamente tiene muy buen aspecto y yo estoy hecho un desastre.— miró alrededor observando la gente con sus cumplidos prefabricados, sus risas superficiales y sus tonterías y de pronto se sintió agotado de estar allí. Se acercó al oido de Anaé mientras fingía estirarse para alcanzar un canapé.— ¿le apetece dar un paseo especial? reúnase conmigo en el invernadero dentro de media hora.

Se comió el canapé haciendole un gesto de elevación de cejas y desapareció rumbo a su cuarto, necesitaba quitarse la mugre de la caza. Era un caballero, ninguno que se preciase debería ir con ese aspecto al lado de una mujer tan delicada.

Media hora más tarde la esperaba en el invernadero con las manos tras la espalda, caminando de un lado a otro. Le había dado tiempo de asearse y vestirse bien, pantalones oscuros, camisa blanca con chaleco azul marino y casaca del mismo tono del pantalón.

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Mensaje por Anaé Boissieu Jue Jul 20, 2017 7:21 am

Tenía buen aspecto porque le había dado tiempo a asearse y a arreglarse, pensando que luego le encontraría, pero se tomó el cumplido con una sonrisa. Prestó atención a su susurro y le iba a decir que no deberían, que ya se hablaba demasiado de lo que hacía o no hacía pero entonces..Axel levantó las cejas y le hizo esbozar una inmensa sonrisa..¡Qué descarado! Se estaba comportando como un niño..Pero le gustaba.

Le dejó tiempo para que se aseara y ella dijo que pasearía cerca antes de irse, le costó encontrar el invernadero, llegó muy poco después que él, solo porque había salido mucho antes, le había dado tiempo a perderse y todo. Le vio caminando, impecable, como siempre, aunque tampoco le molestaba ver al Axel desaliñado y cansado, le inspiraba ternura. Se acercó a él, ella no se había molestado en cambiarse ni nada, ni siquiera en retocarse el maquillaje porque solo llevaba lo justo para disimular los círculos oscuros bajo los ojos.-..¿Por qué el paseo es especial?- Había estado con la intriga todo el tiempo y no pudo evitar hacerle la pregunta en cuanto estuvo a su altura.

—Oh! porque es conmigo…bueno, vale, sé que eso no es suficiente…porque tengo una sorpresa para usted.— le tendió el brazo para que se agarrase de él y caminaron hacia los bosquetes que habían rodeando el inmenso patio de aquel palacete y se extendían hasta casi donde se perdía la vista. No había gente por allí, estaban todos en los pabellones charlando después de la cacería o en los salones los que no aguantaban el calor exterior.

— Antes no he sido muy justo con la valoración, estaba hambriento y me había bajado el azúcar. No estaba usted con buen aspecto, está realmente hermosa, sólo para que lo sepa.

La vegetación iba haciendo recovecos y jardincillos, era un lugar bonito pero tan ostentoso que a veces daba cierta sensación de estar fuera de lugar.

— Esta mañana Raven le ha dado un cabezazo, y creo que sólo quería su atención…es un caballo muy listo, creo que yo hubiera hecho lo mismo si eso me hubiera garantizado una sonrisa como la de antes. Celebro que esté de buen humor, yo también lo estoy, ¿quiere saber por qué?.— Metió la mano en su bolsillo y sacó una pequeña pieza de cuero con forma de punta de flecha que depositó en la mano de Anaé.— esto es el precinto de un carcaj de virotes de caza. Nunca antes me había importado menos el cobrarme la pieza o salir airoso de esa partida. Soy muy competitivo, pero hoy… hoy me daba igual…¿y sabe por qué?.— Se detuvo un segundo la miró a los ojos contemplando su rostro de porcelana, elevando la mano y acariciando con las yemas de dos dedos el óvalo de su cara.— Porque no me siento para nada el cazador, he sido cazado por unos ojos grises y una sonrisa tímida. El trofeo debería habérselo llevado usted…pero como era algo sangriento y maloliente, le he traido el recuerdo de su victoria. Ha cazado al cazador.— le sonrió acortando la distancia con sus labios.— Ya no puedo ni quiero escapar.

Sonrió, realmente con estar con él le bastaba, eso era cierto. Le podía la curiosidad, pero se agarró de su brazo. Antes le parecía algo muy normal, pero ahora era diferente, le cogía cómodamente no por obligación u etiqueta, le cogía con más confianza porque sabía que ese brazo en cierto modo..Le apoyaba de verdad. Le miró con timidez, estaba muy normal, no llevaba un vestido extravagante ni pesado porque aun le dolía el golpe con el caballo, tampoco le gustaba mucho el maquillaje, pero no podía decirle todo eso a él, que se esforzaba tanto por decirle que era hermosa.

Le miró a los ojos, si que le notaba de buen humor, lozano...Como si al tristeza de sus ojos hubiera desaparecido por unos instantes, le gustaba verle así, fuera por lo que fuera. Cogió el trocito de cuero y lo observó sin saber lo que era, pero era lo primero que le daba Axel así que fue..Impactante para Anaé. Se detuvo cuando él lo hizo y se giró un poco para estar frente a frente, mirándole a los ojos. Se sonrojó aun más,de qué manera iba ella a cazarle..Ni que fuera una busca esposos coqueta dispuesta a todo para conseguir una buena presa. No se apartó cuando se inclinó hacia ella.- El trofeo ya lo tengo, lord...-Acortó la etiqueta a medias.-..Axel.-Dijo su nombre suavemente, en bajito, como si solo decirlo fuera pecado. Al final, él tenía razón, Emory estaba dispuesto a quedarse con ella y disfrutaba de su compañía, el regalo lo tenía delante.

Se sonrojó y cogió aire soltándolo con lentitud, extendió la mano para acariciar su rostro suavemente, aunque el tacto del guante era un incordio en esos momentos, hubiera deseado que fuera su piel la que le acariciase.-Me he llevado la mejor pieza de todas.-Apretó suavemente la mano libre contra su pecho, esa que tenía el pedacito de cuero.-..pero no puede retractarse de su palabra.-Susurró, porque estaban muy cerca.


—La palabra de un para un británico lo es todo, debería ya saberlo. No puedo ni quiero escapar…Catherina— Se inclinó un poco más colocando su dedo bajo la barbilla de Anaé, finalizando con la última palabra, su nombre, el trato de cortesía. Delante de todo el mundo la seguiría llamando de usted, pero en la intimidad, sería Catherina, la que le robaba el sueño, la que había conseguido que saliera de su caparazón reforzado con trabajo y obligaciones y se permitiera de nuevo regalarse una oportunidad.

Depositó un beso suave en sus labios, después otro, y un tercero, el cual alargó algo más, porque le apetecía saborear el momento. Si los viera Aveline estaría poniendo los ojos en blanco. Eran más lentos que un trineo cuesta arriba.

Aun así, necesitaba oírlo, eso era todo. Sonrió y se estremeció al escuchar su segundo nombre, completo, con la voz que ese hombre tenía, siempre le había gustado cómo sonaba Cat en sus labios. Levantó el mentón y aceptó los besos, con la misma timidez y sonroja que la primera vez, aunque esta no fue inesperada, suponía que iba a besarla y ya no estaba por la labor de ser una señorita decente y recordarle que no deberían hacer aquello, ya le daba igual..No era "oficial" y tampoco necesitaba que lo fuera, lo único importante era lo cómoda que estaba con él, lo mucho que...Le gustaba. Solo esperaba que no apareciera nadie por allí o los rumores iban a ser ya muy acertados.
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Mensaje por Axel Blackmore Jue Jul 20, 2017 3:07 pm

Time forgets:

Se separaron tras el beso y ambos se quedaron con ganas de más, eso se notaba, pero no podían dar rienda suelta a los instintos, en cualquier momento podían descubrirlos y empezaría el calvario de la rumorología que a él se la traía al pairo, pero para ella sería un estropicio. La reputación de una señorita debía ser intachable, y no sería él quien la arruinase. estaba dispuesto a hacer las cosas bien, y así lo haría. Exhaló el aire despacio recogiendo un mechón que ella tenía fuera del sitio y colocándolo en su lugar.

ahora mismo desearía que esta estúpida fiesta que sólo sirve para la ostentación y el comadreo acabase ya para poder regresar a París y llamar de inmediato a tu puerta para pedirle permiso a sus padres para hacerlo oficial.— se separó del todo manteniendo sólo el agarre del brazo y comenzando a pasear.— ¿A dónde te gustaría ir? Siempre he querido ver Venezia. Estuve una vez en Roma, y es espectacular, pero la ciudad de los canales dicen que tiene una belleza tan intensa como la propia vida y la muerte. ¿Qué me dices? ¿Veremos Venezia juntos algún día?

No quería pensar en La Orden, en la pila de trabajo pendiente, en la convalecencia de Faith...la vida era corta, a veces demasiado. Él era un simple humano, y lo único que tenía claro es que se iba a morir tarde o temprano. ¿Malgastaría el tiempo que le había sido concedido? No, Catherina había conseguido devolverle el coraje para abrazar esa vida con hambre y dejarse las excusas tras el escritorio.
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Mensaje por Anaé Boissieu Jue Jul 20, 2017 4:42 pm

Anaé confiaba totalmente en el caballero inglés, aunque seguramente más de una había acabado con su exquisita reputación por esa misma razón, no sería la primera joven encandilada y tampoco la primera engañada, pero si era lo que estaba ocurriendo..Que así fuera..Por Dios que le gustaba aquel hombre, que quería compartir sus días con él, quería conocerle, descubrir qué le gustaba y qué le inquietaba, los libros que disfrutaba más, las obras de teatro favoritas, las canciones que le hacían estremecer, la comida que más odiaba..Todo..Tanto que se le formaba un remolino de preguntas en su extraña cabeza, pero no quería preguntarle nada, quería descubrirlo por si misma, con el tiempo, con un tiempo que Axel había prometido darle y con el que estaba más que encantada.

Le miró a los ojos más que sorprendida, a veces podía jurar que ese hombre leía mentes, o por lo menos la suya. Apretó los labios muy sonrojada, en realidad quería mantenerle tan lejos de su familia como fuera posible, sabía que su padre se comportaría, como buen hombre de negocios, pero su madre...¿Qué diría su madre? Estaría de acuerdo, desde luego y llamaría a todos los periódicos de París y del país entero para que publicaran la buena nueva, eso sin contar con todos sus círculos sociales, solo imaginarse a la señora Boissieu en los salones y en las reuniones de protocolo hablando de más se le pasaba toda la ilusión de ser oficialmente parte de la vida de Axel Blackmore. Bajó la mirada un instante al suelo, mientras caminaban. Su madre siempre conseguía ensombrecer cualquier día despejado aun sin estar presente, y era enteramente culpa suya por permitirlo.

Levantó la vista, el nombre de la ciudad le llamó la atención al instante y sus enormes ojos brillaron con entusiasmo. Podría llevarle al país más inhóspito y desértico del mundo y sería la mujer más feliz del mundo, mientras estuviera a su lado y él pensase en llevarla le daba absolutamente igual, pero..Venezia...Apretó suavemente los labios.-..¿Es la ciudad sobre las aguas? ¿La que en vez de calles tiene canales y las plumas de escritura más caras?- Había tantos artistas que admiraba del país que solo con pensarlo se mareaba. Ir allí con Axel.-..¿De verdad podemos..?
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Mensaje por Axel Blackmore Vie Jul 21, 2017 5:50 am

No tenía ni idea de cómo poner en marcha algo así, se le acababa de cruzar la idea por la cabeza y no era plenamente consciente de lo que implicaba un viaje a Venezia con Anaé. tendría que dejar la Orden en manos de alguien por unas semanas, tendría que esperar a que Faith estuviera repuesta porque no sabía en quien confiar... aunque Xaryne también podría dar la talla. Tendría que meditarlo. Por no hablar de que aquello podía ser un escándalo si no se hacía de la forma correcta, ella era una señorita y como tal viajría acompañada, no podía irse con un caballero, quedarse a solas y lejos de su familia. Tendría que invitar a alguna alcahueta, un pariente de ella...que a ser posible no fuera su madre porque les podría dar muchos problemas... Su cabeza ya era una máquina de planificar y atar cabos.

Claro que podemos!! aunque tenga que montar un falso viaje de negocios con más gente para que no vengas sola...no me importa, lo haremos e iremos a Venezia.

Casi arrastró a Anaé por el jardín, a la vista de todos, ya que a la muchacha se le habían congelado los pies del susto.

Haz una lista de gente que quieres que venga, no quiero que nadie ponga en entredicho tu reputación, así que si es necesario hacer un viaje en grupo, lo haremos. Ya encontraremos el momento de pasear solos tú y yo por esos canales. ¿Qué me dices del Barón Balzac, el señor Wixgley y Odette? ¿Tienes alguna tía, prima o similar? preferiría que la alcahueta de rigor no fuera tu madre. Yo la puedo manejar pero veo como te afecta a ti y quiero realmente que lo pases bien, que lo disfrutes sin amargarte por sus comentarios.
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Mensaje por Anaé Boissieu Sáb Jul 29, 2017 4:20 pm

Anaé francamente se había quedado anonadada..En un principio hubiera imaginado un viaje juntos, solos.. pero..Claro..¿Cómo se le había podido pasar eso por la cabeza? Se sonrojó un instante y esperó que fuera muy poco para que Axel no se percatara de lo que esta vez había pensado. Caminó por el jardín, arrastrada por él, sin darse cuenta de que la gente de alrededor estaba viéndoles y empezaban ya a cuchichear y a cotillear entre ellos, seguro que la noticia corría como la pólvora de aquel día de caza y se extendería entre todos los invitados incluso antes de que ellos salieran de esos jardines. Pero a Anaé no le podía importar menos todo lo que ocurriera que no fuera entre Axel y ella..

-..-Apretó suavemente los labios, su madre estaba absolutamente descartada, desde luego, no quería someter a lord Blackmore a ella más tiempo del necesario. Intentó encontrar a alguien, pero no se le ocurría nadie.- Mis tios están en la finca donde me crié, en Inglaterra..Y no tengo más familiares..Bueno tengo un..-Bajó la mirada, era verdad, con todo esto había olvidado a su recién descubierto hermano pero en caso de serlo..Él tampoco podría venir.- Uhmm..-Se llevó los dedos a los labios, meditando y alzó la vista sonriendo suavemente, si esa le parecía una opción inmejorable y le daría una oportunidad a su nueva amiga para encontrarse nuevamente a lord Balzac.- Creo que a la señorita Odette le encantaría la idea y a mi también me agradaría.- Tan rápido se le iluminaba la mirada como se le apagaba, de ese modo iba y venía su mente, a mil por hora entre unas cosas y otras.

Se avergonzó cuando habló así de su madre, pero era cierto, con ella no podía mantener la compostura porque ella tampoco se molestaba en hacerlo y..le ponía muy nerviosa. Entonces se le ocurrió algo, su familia no podía ir..Pero..¿Alguno de la suya..?- Puede usted invitar a alguno de sus hermanos..O..A cualquiera de su familia..-En realidad, a medida que fue hablando la idea se fue apagando, eso significaría conocer a la familia Blackmore y si la situación entre ellos fuera diferente no le importaría, pero ahora..Ahora querría causar una buena impresión y no sabía si estaba preparada para ello o si alguna vez lograría ser aceptada en al familia de Axel.

Bajó un momento la mirada al suelo, no sabía por qué estaba pensando en eso, adelantaba acontecimientos, solo se estaban conociendo..Formalmente. Aunque ella no iba besando a sus conocidos precisamente..No podía engañarse, el cazador era diferente para ella, por eso se negaba a alejarse de él, si tenía que conocer a su familia..Lo haría e intentaría recordar todo lo que su nani le enseñó, para no hacer pasar a Lord Blackmore un mal rato.- Tal vez la criada de mi madre pueda venir, para que ella se quede tranquila..-Porque sabía de sobra que si no daba a su madre parte del control de la situación no le iba a dejar tranquila, si la señora que la atendía y que, por cierto, aborrecía la acompañaba al menos esperaba calmar, con un poco de suerte, el despotismo de la señora Boissieu.
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Mensaje por Axel Blackmore Lun Jul 31, 2017 3:57 pm

Estaba decidido, ese viaje sería una realidad en cuanto pasase el verano porque Venecia apestaba en esa época del año y hacía un calor infernal. Total, quedaban unas semanas para la celebración de la Regata Storica, una fiesta grande de la ciudad de los canales. La oportunidad perfecta para llevar a Anaé y enseñarle el encanto de la Laguna y sus brumas perpetuas.

Estaban tan tranquilos charlando de su próximo viaje que no se percataron de una mujer que estaba a su lado y se dio la vuelta sonriendo ladina. Marion sujetaba una copa en la mano.

¡Ah! Venecia...sus atardeceres son espectaculares. Mi marido y yo hemos pensado en viajar por Europa, aprovechar estos meses de agonioso tedio hasta que se impugne la herencia de mi padre, para conocer el viejo continente. Estaremos encantados de acompañarles en su viaje.

Axel cuadró los hombros achinando los ojos, esa estocada no la esperaba, estaba siendo poco cauteloso porque estaba entusiasmado como un crío con todo aquello, y no lo vio venir.

Por supuesto, sería un placer para nostros que se unieran a este viaje. Pero me temo que no es seguro todavía, tengo que cuadrar muchas agendas para que sea un hecho, así que si van aviajar, háganlo, no se queden esperando por nosotros.

Marion era muy lista y estaba pillando la negativa de Axel, pero estaba en su juego tensar un poco más la cuerda.

No es molestia esperar Lord Blackmore, notenemos nada mejor que hacer el París por el momento que aburrirnos, así que ese plan me parece de lo más interesante, y a im marido Albert le encantará, no ha estado en Italia.

Ya hablaría con ella en privado...no iba a dejar que le estropease el viaje, eso no iba a pasar.

Pues deberían ir y visitarla por su cuenta, ya sabe que soy historiador, tengo la maldita costumbre de aburrir hasta las piedras y no quiero aburrir a su marido ni a usted misma...menos mal que la señorita Boissieu es aficionada a la historia y no le molestan mis monólogos y disertaciones...— zasca. Ahí lo tienes, Marion.— y ahora si nos diculpa, tenemos que cambiarnos para la cena y el baile, y mañana quiero llevar a la señorita a su casa personalmente, a partir de ahora yo garantizaré su seguridad.

Y eso era un "como te acerques te vas a enterar", porque Axel era un sabueso de olfato afilado y se olía que Marion no había conseguido nada de él en esa ocasión, pero lo intentaría con Anaé, estaba seguro de ello.
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Mensaje por Anaé Boissieu Mar Ago 01, 2017 6:29 pm

Si Axel no se había dado cuenta de la intrusa, mucho menos lo iba a hacer Anaé, que se había quedado prendada del brillo de los ojos del caballero cuando hablaba de algo que realmente le emocionaba. Así que por eso era un hombre de ojos raros, porque se apagaban cuando la conversación era banal, ¿Podía atreverse a suponer que el hombre que tenía ante ella era el verdadero Em? Aquel que le había causado tanta intriga desde que le vio por primera vez, hasta el punto de tener su mirada grabada en su tan obtusa memoria. Estaba fascinada, no podía negarlo, tenía suerte de que él fuese un buen hombre, que no estuviera aprovechándose de su juventud o de su buena fe, porque de lo contrario estaría perdida.

En cuanto escuchó la voz de la señora Harmon, todo perdió su encanto y un escalofrío de tensión cruzó su espina dorsal al darse la vuelta para encararla. Sus palabras no fueron de su agrado pero suponía que ya que la culpa era de ellos, por hablar de algo así en una zona libre, no hubiera podido negarse. Miró a Axel cuando él habló y dejó, con alivio, que él dirigiera a la señora Marion porque ella no tenía la fuerza suficiente ni la confianza para hacerlo. Sabía que había una conversación culta tras todas esas palabras agradables y educadas, al principio no supo muy bien qué era lo que estaban diciéndose, suponía que la complicidad que existía entre ellos ayudaba además en quedarse fuera de la conversación y como siempre que Marion Harmon aparecía en escena ella se sintió pequeña, insignificante y muy tonta.

Había dejado de atender a las palabras de ambos, justo cuando Axel mencionó su nombre y levantó la vista. Se esforzó por escuchar y se sonrojó. Claro que no le importaba escuchar al cazador hablando de historia y de arte, en realidad podría hablarle de cualquier cosa, incluso si no entendiera, porque se hubiera sentido igual de afortunada. No captó que estuviera molestando a Marion con sus palabras, solo que estaba ensalzando demasiado sus propias virtudes, por lo que se sintió incómoda. ¿Estaba usándola para atacar a la dama americana..? ¿Estaba seguro de que ya no sentía nada por ella?

Se vio arrastrada por al situación y por Axel, alejándose sin decir ni una sola palabra, debió despedirse pero no le dio tiempo, su mente giraba en torno a Marion y su relación con Axel, en las propias palabras del caballero a cerca de ella y..¿Acompañarla a casa..? Levantó la vista de nuevo hacia él, sorprendida y muy tímida. Iba a preguntarle si eso era cierto pero..Notó algo en el gesto de Axel. Incomodidad, rabia..Tal vez, amargura. ¿Tanto le dolía la discusión con Marion? Qué le molestaba más, que se hubiera incluido en el viaje..O que tuviera que negarse a que les acompañara por estar ella presente.

Se alejaron lo suficiente, pero antes de llegar a la mansión, detuvo a Axel apoyando una mano sobre su antebrazo, con mucha suavidad. No le gustaba verle así..tenso..Con lo tranquilo y cómodo que había estado hacía unos minutos.- Axel..- Bajó la mirada suavemente al suelo, señal de su poca confianza, antes de mirarle de nuevo a los ojos.- La señora Harmon puede venir...A mi no me importa.- Mintió.- No se preocupe más..-Le miró afectada.- No discuta más con ella..Al fin y al cabo, se va a quedar un tiempo..Y no va a poder evitarla siempre.-Apretó los labios, tal y como ella lo veía, intentar alejar a Marion cuando se movían por los mismo círculos era absurdo. A ella misma le había pasado con ciertas personas y sabía que tenía que aguantarlas y resignarse de todos modos.- No..¿No es mejor que..Que sepa que no le importa..Si va o no?..Que le es.-..Se sonrojó muchísimo.- Indiferente.
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Mensaje por Axel Blackmore Miér Ago 02, 2017 5:10 pm

La intrusión de Marion le había roto el momento en el que estaba inmerso, como aquella vez que en mitad del aria principal de Tourandot le volcaron un botellero de champán en los pantalones. Axel miró a Anaé cuando ella le pidió que no discutiera más, que prefería que le dejase claro que le era indiferente. ¿De dónde narices salía tal razonamiento?

es que me es indiferente cuando no abre la boca, pero si lo hace para ofender o para manipular, ya es una cuestión personal de orgullo. Marion jugó conmigo, y jamás permitiré que vuelva a hacerlo.— bajó la voz para poder hablar con ella de forma más privada y son tratos de cortesía.—  ¿Lo entiendes? no puedo quedarme de brazos cruzados viéndola disfrutar de su caza. La señora Harmon es tan cazadora como yo, pero jamás se ensucia las manos con sangre, no caza vampiros, caza corazones limpios y los pisotea, los doblega a su voluntad. No permitiré que lo haga de nuevo, ni conmigo ni contigo. De ninguna de la maneras va a venir a Venecia, ni hablar.— esbozó media sonrisa y compuso una mueca tirando de Anaé para seguir paseando por el jardín.— visto así, tu madre ya me parece mucho mejor acompañante...

Definitivamente no iba a dejar que nada estropease su viaje, quería disfrutarlo con ella y sería así, porque cuando un Blackmore ponía empeño en algo, lo conseguía. Los minutos se deslizaron raudos mientras estaban en la mutua compañía y llegó el momento de separarase para acicalarse, darse un baño y asistir a la cena de gala y baile que daría por finalizada aquel evento social tan importante y tras eso, cada cual regresaría a sus respectivos hogares y las alcahuetas tendrían material de chismorreo para meses.
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Mensaje por Axel Blackmore Dom Oct 15, 2017 5:17 am

El tema continua aquí:
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