Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

por **Tamzin Cavendish** Mar Ene 31, 2017 1:58 pm

El viento sopla en el exterior del castillo, parece una noche tranquila, silenciosa sin emoción alguna pero dentro el clima hacía eco en el interior deslizando el frio viento entre las sobras obscuras que adornan los pasillos. Hay demasiado y tan poco, por tomar en aquella mullidla y tétrica noche. La obscura tela de la falda rosa el suelo en una sutil y suave caricia las tinieblas que aleja la luz emitida por la vela que sostiene en su mano derecha mientras que la izquierda alza ligurmente su vestido, sus pasos continúan su camino hasta una pequeña puerta de madera.

Los delicados pies pisan uno a uno los escalones de piedra descendiendo la atrecha escalera en caracol hasta el fondo de una de las mazmorras. El rechinido de la pesada puerta crea un eco por todo el piso interior al que llega dejando ver al entrar en la cámara como las velas del interior se encienden una a una con un pequeño destello y chirrido. Poco después se ilumina dejando ver una cámara llena de pequeños objetos relucientes que tintinean por el bailar de las llamas de cada vela, hierbas secas, plantas, macetas, las paredes estaban cubiertas de estantes llenos de botellas de todos tamaños lleno de toda la variedad de cosas que uno podría imaginar dentro de ellos. En medio de la habitación una mesa de gran tamaño, desgastada de tanto uso. Un movimiento de la muñeca de la pelirroja mujer y la pequeña hoguera se enciendo calentando el caldero que se sostiene sobre de ella –¿Me extrañaste cariño?– susurra acariciando la rata que se acerca a sus pies, ella se agacha y la sostiene –Dime que noticias le has traído a mama– el animal chilla mientras ella la deja sobre su hombro –Que interesante– susurra con un dejo de intriga y maldad en su voz –Hay que jugar con la princesita– acaricia con un dedo la pequeña cabeza del animal –Aun cree que puede salvar a su querido padre– la sonrisa que se forma es malvada mientras sus ojos se vuelven ligeramente rojos en las pupilas.

Camina con pasos de bailarina rodeando la mazmorra tomando hierbas dejándolas caer “descuidadamente” en uno de los bol’s de cerámica, toma una pequeña llama entre sus dedos dejándola caer de igual forma. Al acercarse susurra palabras formando con sus dedos signos paganos en el aire… hasta que la puerta es abierta y le interrumpen aquel de las pocas personas que se le permite ingresar a su santuario.

por **José Alfonso De Castilla** Mar Mar 21, 2017 8:57 pm

España

Castillo de José Alfonso de Castilla

El velo de la noche que cubre por completo aquel castillo que durante el día muestra toda la vida en su esplendor, pero cuando el sol se oculta en el horizonte aquellos felices sirvientes caen en el temor de su amo y señor que cuando aparece el apetito con el que despierta es tan voraz que es mejor guardar silencio por el bien de las almas católicas.

El viejo reloj anuncia la hora anuncia del despertar del dueño de aquel castillo, las iluminación que precede se vuelve tenue así como el ruido del exterior de aquel lugar van mermando hasta que los ojos de su propietario quedan expuestos a la oscuridad. Ojos rojos y fríos que avanzan en silencio de aquella habitación, el León de España por fin ha regresado y su sonrisa es muestra de ello. Sus aposentos son dejados atrás con el sonar de aquellas botas contra la roja alfombra, la luz a penas y se infiltra por los enormes ventanales; un perfume le llega, uno que obliga a José Alfonso a deleitarse con el apetito de una cena ligera

Con los cadáveres en el paso no es bueno para la reputación de su majestad, arrastra ambos cuerpos hasta el tugurio de la mujer que es su oídos y escuchas en toda España, pero antes de llegar alcanza a escuchar esos susurros de la boca de la mujer; niega con la cabeza entrando al territorio de la bruja —He traído dos obsequios, para que no digas que vengo con las manos vacías solo a pedirte— arroja los cadáveres en el húmedo suelo recargando su cuerpo contra la empedrada pared de aquella mazmorra —Ahora me pregunto ¿Quién busca salvar a quién? Y sobre todo ¿Con quién vas a jugar, Tamzin?— lanza una mirada inquisitiva a la bruja —Ya te he dicho Tamzin, si quieres jugar con alguien hay varios en el reino, pero a María Tamina, no. Ella es útil para mi, al menos en algo— con esas palabras oculta algo más que borra con su sonrisa —No sabemos cuándo un matrimonio con otro reino puede ayudar—

Desvía la Mirada al caldero de la bruja con algo de curiosidad pero sin atreverse a dar un paso más. Es un Rey, el Rey de España.

por **Tamzin Cavendish** Lun Abr 17, 2017 8:19 am

La sonrisa de lado se crea al momento de mirar a su señor y monarca, no le ha gustado lo que ha escuchado de sus labíos pero es verdad que tampoco le importa a la bruja si es escuchada o no y mucho menos si son gratas las palabras. Toma a la rata dejándola sobre la mesa, siendo que el pequeño animal emprende la huida en cuanto a tocado superficie. Ella hace una reverencia y álzanos los brazos se acerca con paso ligero alzando las manos en un toque fino hasta alcanzar al rey –Alfonso– tutea al león de España parándose de puntitas, posando las manos en los hombros del hombre para sostener y alcanzar a depositar un beso en la ensangrentada mejilla –Majestad, usted siempre es sumamente considerado con sus obsequios, jamás podría recriminarle– juega con las palabras acercándose y mirando que los especímenes –Malcrías a la princesa, ella sigue creyendo que con sus rezos podrás regresar a ser humano– la expresión de asteo y fastidio deforman su rostro por un instante antes de continuar escuchando lo que aquel que ya no vive le dice –¡Ay por favor Alfonso!– le corta ella sin respeto alguno agachándose abriendo los parpados de una de las mujeres –Ambos sabemos que esa niña desabrida ni para un buen matrimonio sirve, ya hemos perdido la cuenta de cuantas veces la han regresado de lo figada que es– afirma cortando la lenguado ambas y aventándolas a uno de los cuencos más secanos.

Suspira un segundo recuperando aquella traviesa y maquiavélica figura que le es tan natural –Le proteges porque te recuerda a tu amada Tamina, no solo es el nombre, te recuerda a ella aunque en esencia no tenga absolutamente nada de ustedes dos…– tomando aquellas pequeñas armaduras que se coloca en los dedos pulgar e índice que emulan garras de cuervo y una de las cuchillas mas afilada negrura se acerca nuevamente a la joven mas cercana –La nueva chica se parece mas a la verdadera Tamina, incluso en aquellos lapsos en los que la cordura le ayuda es mas útil que tu hija– afirma hablando de Maika, aquella chica con la que también se ha estado divirtiendo dándose cuenta que lo que el reflejo del antiguo amor del rey ralamente tiene es un hechizo y no una cuestión medica sobre su ya muy conocida, por todo el palacio, pérdida de memoria ocasionada por el golpe que se supone le ocurrió hace años.

Garras:

por **José Alfonso De Castilla** Dom Mayo 21, 2017 11:37 pm

España

Castillo de José Alfonso de Castilla

Silencio. Un sepulcral silencio fue por el que optó el Rey de España ante las palabras mordaces, el beso y más que nada la certeza de aquella maliciosa ave ponzoñosa de su venenosa consejera y de quien sabe que esperar en todo momento. Una sonrisa afloró en el rostro del Rey ante las propuestas sobre su única hija, aunque la mandíbula se tensó ante la afirmación del parecido con el pasado.

Trató de mantener la compostura pero era para él ira imposible ocultar dicha afectación; luego del saludo de su consejera, optó por resguardarse en la oscuridad del sucio lugar que se llenaba con el aroma de la sangre y muerte. El sonido de aquellas afiladas garras se oía como eco por entre las piedras y barrotes, por entre la humedad de ese lugar, los órganos y la piel siendo mancillada de tal manera que deleitaba como música a su majestad —Aunque sea inservible, no deja de ser una princesa, e hija mía, así que le debes el mismo respeto que a mí, Tamzin, aunque sea una inútil herramienta para matrimonios convenientes, aunque sea más una beata aburrida que desea el final de mi maldición— suelta una carcajada por sus palabras mostrando entre la oscuridad el tono rojo de sus ojos —Es mi hija, aunque no se parezca a su madre, aunque solo tenga su nombre y mi apellido. Ella es mi hija y quien la ofenda, aparte de mí, le arrancaré la lengua con mis manos—

Al salir de la oscuridad se acerca despacio donde la bruja se encuentra despedazando el presente con el que se ha acercado a su zona —No encontrarás mejores ofrendas que estas, de buena calidad, ni siquiera con la ayuda de tu pseudo mascota, que por cierto no está, no me digas que está observando a la inútil de mi hija y a Maika— enarcó la ceja mirando a la bruja con un brillo malicioso —Esa partida no la hemos jugado Tamzin, ten cuidado al apresurarte. Además Maika no es Tamina eso lo tengo más que claro así como María Tamina no es la verdadera Tamina. Pero algunos no lo saben ¿Verdad?. Donde ves inutilidad puede haber un verdadero recuerso si lo sabes usar Tamzin, y aquello que es tu carta predominante solo es una distracción, un juguete que puede ser más de inutilidad que de ayuda ¿no lo crees?— nuevamente el tono rojo en sus ojos se presenta con sus dedos que toman la lengua de una de las muchachas destrozándolo entre sus garras partiéndolo entre sus dedos.

Al dejar la lengua lame la sangre que ha manchado su mano sonriendo como el rey coronado de la maldad.

por **Tamzin Cavendish** Lun Jul 24, 2017 11:31 am

Mirando a su rey, Tamzin camino despacio, comenzando a rodearlo –La he ofendido tantas veces, incluso con mi presencia la ofendo y continuo teniendo mi lengua en su lugar– la bruja saco la lengua relamiéndose los labios –Solo quería confirmar que estuviéramos en la misma línea sobre su nuevo juguete, me parece que Lady Tamina, descanse en paz su alma– hizo una reverencia, posando la palma de su mano en su pecho agachando la cabeza como si realmente lamentara la perdida de aquella mujer que le trajo tantos problemas por años –No tendría comparación. Pero su me permite decirle– y antes de que el permitiera tal osadía ella continuo –Debe tener un poco mas de precaridad con Maika, ella es una humana, simple, solo es carne y huesos y he de decir que su mente es una joya, pero ello la hace aun mas débil– y le mira como a un dios. Suspira un momento instante mirándolo con cariño, si, cariño, pues Alfonso es la única persona a la que le tiene cariño, pues el la había salvado y la había consentido como a una chquilla. –No podría quejarme Majestad, siempre es excesivamente condescendiente conmigo, sus súbditos e incluso la princesa siempre se han quejado de que me consiente de sobremanera.– sonríe ante la sádica acción de su rey.

Se a vuelto débil, desde que esa niña tonta y santurrona llego a sus vidas no ha hecho mas que recordar todo el tiempo que su padre fue en algún momento un hombre bueno y bondadoso. Lamentablemente la bruja no puede deshacerse de la alimaña que tiene por hija y no solo es por el hechizo que rodea a la princesa, también tiene que ver con su desagradable guardaespaldas que no la deja a sol ni sombra. Pero lo mas importante es que su rey ya no puede tener mas descendencia y esa niña es lo que necesitan. Es mejor que su amado rey siga creyendo que la detesta, que la desprecia con todo sus ser siendo que realmente ella será el contenderos que tanto han añorado. Su hijo será aquel al que han estado esperando, y es perfecta, tan puritana, tan recta con las manos llenas de sangre inocente.

–Dígame majestad ¿Qué puedo hacer por usted? Dudo que solo haya venido a visitarme a mi morada de vicios para escuchar mis cantaletas y quejas– sonríe la mujer tomando el rostro del hombre manchándolo de sangre. Le suelta con dulzura y con un movimiento de sus dedos una enorme flama explota prendiendo el caldero mientras su rata se acerca por el borde alto de la chimenea ofreciendo unas ramitas en su hocico. –Dígame ¿Acaso tiene algo que ver con la relación de Lady Györgyike y La princesa Tamina?– Toma estas y acerca su nariz a la del pequeño animal haciendo naricillas

por **José Alfonso De Castilla** Dom Oct 08, 2017 5:57 pm

España

Castillo de José Alfonso de Castilla

El sonido hueco del dios de la muerte al dar sus pasos acercándose por la espalda hacia la bruja, sus brazos rodean la cintura de ella. Apenas y emula una sonrisa fría, cruel y sádica en su rostro, el rostro del sol de España, del Rey. Apenas y susurra entre los cabellos de la bruja a la que lleva en medio de elaborados pasos de un vals, a rodear el caldero sonriéndole tan oscuro y siniestro.

Suelta a la bruja y camina hasta donde esta aquella rata a la cual toma entre sus garras de bestia al animal que chilla hasta que le es quebrado el cuello dejándolo caer para pisarlo, ante el poder de su Rey —Tamzin, siempre tan hábil, no hay nada que se te escape a tu buen ojo— su semblante se torna más oscuro, más frio, más cruel de lo que puede ser —Estoy aquí por dos razones, la primera es para darte el mejor de los obsequios, algo que sé bien necesitas tu y ¿cómo se llama la otra? Olvidé su nombre, y la segunda es por aquellas dos, no es que me interese tanto la vida de MariaTamina, de ella solo quiero algo y es poder llegar a formar una alianza con alguien y ella será el cordero a sacrificar como buena princesa que debe serlo—

Limpia su rostro recargándose sobre la pared con los brazos cruzados —Tamzin, ¿Serías capaz de traicionar a tu Rey? Serías tú la que muerda la mano que te da de comer ¿lo harías?— sonríe negando lentamente —Oh, claro que no, mi pequeña bruja no levantaría su mano contra su rey, aunque otros le orden eso ¿verdad?— Sus ojos de tornan como la sangre, tan rojo que se pierden pero se borran en una media sonrisa —Y por ello quiero saber la razón de que la reina Rumana esté aquí, que haya buscado a la princesa y no al Rey, sabiendo ella mi condición, quiero que busques la forma de conocer sus planes para con mi hija, quiero que la tengas vigilada a la Reina y si trata de hacerle algo a la princesa, bueno ya puedes saber lo que te pediré que hagas— se acerca a ella con un tono más calmado más sereno riéndose ante las posibilidades de poner a la bruja a cuidar a su pequeño fastidio humano, como lo es la princesa de España.

Cerró los ojos soltando un suspiro como de alguien cansado, —Soporta los cacareos de la princesa, hasta que llegue el día en que ella asuma su cargo— murmuró tras la espalda de la bruja jugando con los cabellos de ella pero antes de que ella dijera algo, José Alfonso le puso la mano sobre los labios —Lo segundo, es que vengo a ofrecerte la vida de lo que sería mi debilidad, necesito un ritual y ella será la llave de que funcione, pero antes necesito a una bruja, y no te preocupes podrás usarla para tus hechizos o lo que desees, es más, puedes hacer ver que su muerte fue culpa de otro ser, uno que ya conoces y tiene una familia que intriga a todas las brujas— sonríe con maldad rozando los colmillos sobre el cuello de la bruja pero retirándose, dando palmadas en la cabeza de su pequeña consejera.

Aquella mujer es a la única que el Rey de España escucha y con quien puede ser el verdadero demonio.

por Contenido patrocinado

Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}

Re: Manos ensangrentadas {Alfonso De Castilla}