Amanecer playero

por **Phoenix** Jue Feb 02, 2017 9:49 pm

Si había algún lugar del pueblo por el que podía llegar a sentir alguna debilidad éste era sin dudar alguno la playa, aunque tal vez siendo sincera también sentía cierta debilidad por cualquier lugar en dónde estuviera el bueno de Raphael al cual no podía evitar pinchar una y otra vez, metiéndome con él consecutivas veces, algo que simplemente no podía evitar, simplemente me gustaba mucho mas hacer eso que cualquier otra cosa, de la misma manera que tampoco había podido evitar recordar el cómo había empezado todo, recuerdo que aún ahora, me sacaba alguna risita que no podía simplemente evitar. A pesar de que aún no había amanecido, ya no tenía sueño y permanecer simplemente mirando el techo de mi habitación y recordar todas y cada una de las regañinas y sermones que me dedicaba Raphael no era suficiente para que no me sintiera aburrida y buscara algo mas con lo que simplemente pasar el tiempo antes de que mi jornada laboral empezara o me dirigiera hacia su tienda con las mismas intenciones de siempre. Dedicando por un par de segundos el pensamiento de qué podria hacer para gastar ese tiempo, en lo único que pude pensar fue en dar un paseo por la playa, esbozando una ligera sonrisa, empecé a buscar dentro de mi armario qué ponerme hoy antes de que me pusiera en marcha sin pararme a pensar en ello una segunda vez. El lugar se encontraba en calma, completamente apacible, por lo que simplemente me quité los zapatos y, llevando éstos en las manos, empecé a recorrer la orilla de la playa dejando que el agua mojara mis pies, tal vez podría estar ligeramente fría, pero eso no era algo que me preocupara ni me molestara lo mas mínimo. Tras unos minutos, mi mirada vislumbró que había alguien mas en el lugar, alguien sentado en la arena mirando hacia el cielo, quedándome en la orilla, esbocé una ligera sonrisa antes de dirigir de nuevo la mirada hacia él —me temo que por mucho que mire el firmamento éste no va a aclararse antes de tiempo —dije con un tono tranquilo y serio— aún falta un poco para que empiece a amanecer si eso es lo que está esperando —concluí mientras colocaba un mechón de pelo tras la oreja antes de volver mi mirada hacia la línea de la costa y disponerme a continuar con mi camino sin preocuparme si le había despertado o no.