Amanecer [libre]

por Erlend Cannif** Mar Mayo 10, 2016 11:13 am

Las olas rompiendo con una furia inaudita contra la costa pedregosa, el viento sacudiendo la oscura noche que de forma sepulcral calla frente a los aullidos de la manada en busca de presa.
Sonreí de medio lado frente al inminente encuentro de las bestias, dudando por un segundo cual de nosotros era más monstruoso de todos.

Los siglos de vivencias acompañaban a mi ya cansada eternidad, y aun así, desenfundé sendas espadas dispuesto nuevamente a hacer frente al enemigo.
Superado en número supe que la batalla no terminaría pronto, más quizás esta fuera la definitiva. Sonreí irónico tras el primer choque de aceros, excitado por el olor de la sangre y la promesa de una
muerte inminente.

Garras, mordiscos, filos iluminados por la eterna luna y armas silbando al viento con la fiereza propia de nuestras enfrentadas razas.
Cadáveres cayendo contra la fina arena ahora manchada de carmesí, hombres que no volverían a sus casas, viudas de una noche fría y oscura.

Y yo, allí, con mi cínica sonrisa, la de aquel que no ha quedado saciado, nuevamente burlando a la muerte definitiva, ansiada y deseada.
Sangre goteaba de mis heridas, mordiscos que tardarían en cicatrizar. Nuevamente, sediento de aquella vitae que me esclavizaba y mantenía en pie a partes iguales.

Me dejé caer sobre la suave arena, agotado. Las ropas se pegaban a un cuerpo maltrecho mojadas por aquel agua saldad que me vio nacer hace ya demasiado tiempo.
Miré al cielo estrellado, tratando de vislumbrar un atisbo de paz. Más nada encontré allí arriba.

Ponerme en pie se me antojaba difícil, quizás mas herido de lo que esperaba, desistí tras varios intentos, cerré los ojos sintiendo como la vitae me abandonaba lentamente, no negare que era placentero. Sonreí sin fuerzas esperando mi ansiado amanecer.

por **Moira Landvik** Lun Mayo 23, 2016 5:27 am

Volvía tranquilamente paseando por la playa; mi caballo me acompañaba silencioso unos metros atrás. No era la primera vez que había visitado París, pero desde entonces todo había cambiado mucho. Me había propuesto no pasar mucho tiempo en ningún lugar, y mucho menos, hacer relaciones demasiado íntimas. No volverían a traicionarme.
Estaba satisfecha de que hubiesen aceptado en el burdel de la ciudad mi sensual actuación con mi serpiente, aunque había rehusado el ofrecimiento de alojarme allí. La pequeña y humilde cabaña junto a la playa que había utilizado en otras ocasiones seguía intacta a pesar del paso del tiempo, y aquello me daría la intimidad y soledad deseada.
De pronto, un olor y una sombra en la arena llamaron mi atención. ¿Quizás un náufrago?
Me acerqué presurosa para prestarle auxilio a aquel pobre humano que se hallaba entre un mundo y otro.
Todo mi ser se estremeció al ver la cantidad de heridas por las que manaba sangre. Debía de haber sido atacado por algún animal, o un grupo de ellos.
Al acercarme más a él, noté como mis ojos se oscurecieron y mis colmillos se preparaban para atacar. Lo que tenía ante mí no era un humano, era un apuesto vampiro agonizando entre la vida y la muerte. Y a unos metros de él, ocultados por la distancia por montículos de arena, estaban los causantes de aquel destrozo. Un clan de licántropos, o más bien lo que quedaba de ellos, yacían sobre la teñida arena roja.
Observé bien su cuerpo. ¿Podría ayudarlo? Si, por supuesto que podía. Mi duda existencial era si quería hacerlo. Por culpa de un vampiro era lo que era, una mujer sin alma y condenada a la eternidad.
Negué con la cabeza discutiendo interiormente conmigo misma, y llamé a mi caballo con un silbido.
El vampiro abrió los ojos por un instante y los volvió a cerrar.
Suspiré "Nunca aprenderé", y levantando su musculoso cuerpo lo monté sobre el caballo.
Iba a romper mis propias reglas, y no solo una, sino varias: Nunca confíes en un vampiro, no ayudes a ninguno de ellos, y jamás los lleves a tu casa.

por Erlend Cannif** Lun Mayo 23, 2016 5:58 am

Mis ojos se abrieron por un instante, murmullo de olas rompiendo y una imagen borrosa, de lo que deseaba fuera una valquiria que venia a por mi.
Sin duda era hermosa, su cabello acariciaba mi rostro movido por la brisa del mar y su olor casi era celestial. Sus manos parecían inspeccionar mis heridas con tal cuidado, que hasta su tacto resultaba placentero.

Sonreí sin fuerzas esperando que esta me llevara a mi descanso eterno, a mi añorado Valhalla.
Quizás Odin finalmente se hubiera apiadado de mi, y me invitara a su mesa, donde me esperaban mis antepasados.

Mi cuerpo se movía, pero no sabia bien como, estaba ido, solo sentía un dolor punzante que atravesaba mi costado, tense el gesto, cuando una mano fría se poso sobre la herida que sangraba a borbotones.
Debía ser ella, mi Valkiria llamada por Thor para mitigar mi sufrimiento.
Un empujón acentuó el dolor por un instante, tras eso, un cuerpo caliente bajo el mio, que parecía trotar entre las nubes.
Todo era confuso, creía que seria diferente, algo así como más místico, flotando en el cielo y esas cosas, más quien era yo para juzgar a los dioses y sus métodos.

Trate de abrir los ojos ya sin éxito cuando todo se torno oscuridad, un estado de inconsciencia y dolor profundo se apodero de mi cuerpo con cada movimiento de aquello que me portaba.
Tan solo alcanzaba a escuchar el sonido del mar, que ya en su lejanía se despedía de mí, dando sus últimos coletazos contra las rocas.

por **Moira Landvik** Lun Mayo 23, 2016 9:27 am

Durante el camino hacia la cabaña el vampiro respiraba con dificultad. Debía apresurarme o quizás fuese demasiado tarde.
Asegurándome de que nadie ni nada nos había seguido, bajé a mi desconocido del caballo y entramos en la cabaña. Lo acosté en el mullido catre que tenía a un lado, y fui a encender un fuego. Necesitaría hervir agua para limpiar bien las heridas.
Me felicité a mí misma por haber recogido plantas y raíces por el camino antes de mi llegada a París; nunca se sabía cuando iba a necesitarlas y me gustaba estar preparada.
Me quedé mirándolo fijamente; aquello era una locura. El vampiro se movía inquieto, quizás desvariaba.
Saqué un cuchillo de mi bolsa y me acerqué a él. Coloqué la punta del mismo sobre su pecho y rasgué lo que quedaba de su ropa. Antes de curarlo debería lavarlo bien.
Me decía a mí misma que no me fijase en él, era un vampiro. Pero ese cuerpo esculpido haría temblar a cualquiera.
Ya con el agua caliente, y habiendo echado sal en ella para desinfectar las heridas, con varios paños vírgenes lavé su cuerpo de sangre y arena; y aunque mi mente me decía lo contrario, mis ojos no podían separarse de aquella imagen perfecta y letal al mismo tiempo.
Preparé un ungüento a base de raíz de azucena y grasa de cerdo; olía fatal, pero aquello le ayudaría a cicatrizar con más rapidez las heridas impidiendo que se le infectaran.
Tentada de acostarme a descansar a su lado, finalmente decidí tumbarme sobre una esterilla junto al fuego.
Pedí a los dioses que me ayudaran a salvarlo;desde hacía siglos no me había preocupado por alguien de esa forma, y sentirme vulnerable turbó mi corazón.

por Erlend Cannif** Lun Mayo 23, 2016 2:44 pm

Abrí los ojos despacio, no sin dificultad, apreté los dientes fruto del dolor que me invadía, aunque nada comparado con la sed que me devoraba por dentro, apropiándose de mis entrañas.

Mareado y débil voltee la cabeza esperando encontrar aquel salón prometido en Asgard, más ni escudos dorados en el techo ni aquel árbol mitológico de oro conocido como el Glasir.
-¡Odin te burlas de mi! -rugí con la voz apagada por el dolor y la rabia.
Si aquello era el Valhalla no parecía la promesa de la que había oído hablar a mi padre, más bien parecía una choza de madera que cualquier mortal hubiera empleado como refugio en pleno invierno.

Mi cuerpo cubierto de vendajes y un extraño ungüento que olía a demonio, se veía desnudo, arrugue la nariz pensativo, obviamente no estaba muerto, bueno si, pero no del modo que esperaba, parece que Loqui, caótico donde los haya, todavía tenia planeado un final mejor para mi.

No pensaba quedarme allí, no era bueno agradeciendo las cosas ni mucho menos, es mas con el hambre que sentía posiblemente me comería al pobre humano desgraciado que me había traído hasta aquí.
Y yo soñando con valkirias, seria iluso. Sonreí de medio lado frente a mis propios pensamientos.

Con un esfuerzo digno de las mejores campañas epicas logré enderezar mi cuerpo, y tras este pose ambos pies en el suelo para ponerme en pie, no se bien que paso, pero la debilidad no sostuvo mis piernas y di de bruces contra un suelo ya ocupado y que al parecer no había sido capaz de percibir.

El estruendo del golpe despertó a una mujer de cabellos largos y dorados, que me miraba con una mezcla quizás de temor en los ojos.
No tarde en percibir su esencia, ella no era humana, era tan inmortal como yo. La mire desconfiado, tratando de ponerme en pie, aun desnudo, menuda escena y no por mi desnudez, a esa parte si estaba acostumbrado, más bien me dolía mi hombría, no me gustaba sentirme débil frente a nadie.

por **Moira Landvik** Lun Mayo 23, 2016 5:51 pm

No recuerdo el momento en que el cansancio me venció, pero terminé por dormirme en aquella incómoda esterilla. Una sucesión de sueños e imágenes perturbadoras fueron asaltando mi mente...y lo más inquietante es que aquel vampiro que dormitaba a escasos metros, era el protagonista principal de la mayoría de ellos. Por donde él pasaba todo era muerte, sangre y dolor.
Un fuerte ruido me despertó. Por un momento me sentí desorientada, hasta que levanté la vista mientras me incorporaba y me encontré con el vampiro totalmente desnudo y mirándome fijamente.
¿Iba a atacarme y se había caído? Pero en sus ojos vi otra cosa. Estaba desorientado y confundido; desconfiaba de mí tanto como yo de él. Y verlo ahí intentado ponerse en pie, como su madre lo trajo al mundo me hizo sonreír.
- Si vas a matarme, déjame por lo menos que te de algo de ropa primero. No quiero que tu desnudez sea mi último recuerdo antes de morir.- dije con sorna mientras me ponía en pie y me acercaba hacia él.
Cogí una sábana que tenía limpia y se la tendí. En ese preciso momento, mis dedos rozaron los suyos y a partir de entonces supe que mi vida cambiaría para siempre.
Ni que fuese la primera vez que veía a un hombre desnudo, me recordé a mi misma. Pero no era eso lo que me hacía estremecerme. No me ha sentado bien dormir en el suelo, pensé.
- ¿Tienes hambre?- pregunté sin pensarlo dos veces. Odio cuando mi lengua va más rápida que mi cerebro..¿qué le iba a ofrecer? ¿mi cuello? Al fin y al cabo quizás no fuese tan mala idea, pensé.

por Erlend Cannif** Mar Mayo 24, 2016 3:35 am

Allí quedamos frente a frente, como dos animales salvajes esperando quien atacaría primero.
Mis ojos se oscurecieron fruto del hambre y porque no, de la inminente nueva pelea, no sabia porque me había llevado hasta allí, más pocas veces los inmortales nos ayudábamos entre nosotros y para que mentir, tendía a desconfiar de todo el mundo y ella, aunque hermosa no iba a ser la excepción de mi regla.

Y de repente sonrió, frente a la dantesca imagen que ambos proyectábamos.
-Si vas a matarme, déjame al menos que te de algo de ropa. No quiero que tu desnudez sea lo ultimo que vea antes de morir -dijo con cierta sorna poniéndose en pie y dándome una sabana limpia con la que esperaba cubriera lo que al parecer tanto la inquietaba.

Ladee la cabeza observándola, era una mujer de largos cabellos dorados, excesivamente bella, con labios carnosos y piel bronceada.
-no parecía que mi desnudez la molestara cuando me hallaba en el lecho mi señora -apunte con ironía consciente de que ella había sido la que la había propiciado.

Sus ojos también me observaban, parecía confundida, bien conocía esa mirada del que algo calla, del que algo se guarda.
-¿tienes hambre? Dijo creo que sin pensar.

Mis ojos se oscurecieron al ver como su gesto dejaba al descubierto su largo cuello de venas marcada, jadee casi sin poder contenerme, como un depredador y sin ofrecer respuesta me abalance sobre ella sediento. Hundí mis colmillos en su yugular dejando que la vitae llenase mi maltrecho cuerpo lentamente.

por **Moira Landvik** Mar Mayo 24, 2016 5:43 am

El vampiro mantenía la sábana en la mano, sin mucha intención de cubrirse con ella.
- No parecía que mi desnudez la molestara cuando me hallaba en el lecho, mi señora- contestó mordazmente.
Ahí me había pillado, era absurdo negar que era yo quien lo había desnudado.
Consciente de que seguía en el suelo, sin poder levantarse por su estado, le ofrecí lo que necesitaba.
- ¿Tienes hambre?
No tuve tiempo de reaccionar. Sus ojos se oscurecieron y saltó sobre mí, hincando sus colmillos sobre mi yugular. Menos mal que no tenía fuerzas para ponerse en pie, si no me parte en dos. El punzante dolor que sentía por todo mi cuerpo fue convirtiéndose en calma.
Aunque yo le había salvado la vida, el vampiro no pensaba pagarme con la misma moneda; así que buscando una de sus heridas profundas introduje dos dedos en ellas consiguiendo que me soltase.
Aún mareada, pero todavía en pie, y sujetándolo por si se caía por el dolor infringido por mí, lo acerqué hasta el camastro, donde lo apoyé.
- Si no te importa iré a buscar la cena para los dos. Es que eso de ser devorada por un vampiro no es mi sueño dorado, ¿sabes?
En ese momento me sentía traicionada, una vez más. Aunque sabía que no debía haber confiado en él desde un principio.

por Erlend Cannif** Mar Mayo 24, 2016 6:12 am

Sus dedos se introdujeron con fuerza en mi herida desgarrando nuevamente mi piel.
Un gruñido de dolor contra su cuello, abrí mis labios aflojando asi mi agarre y sacando los colmillos de su cuello.
La vampiresa rodeando mi cintura con su brazo, me acercaba al camastro con cierta delicadeza, mire su rostro, sus facciones ahora sombrías denotaban un sentimiento extraño, desconfianza quizás.

Fruncí el ceño endolorido, con la respiración entrecortada, hasta que me dejo caer sobre la mullida cama, aun sin mirarme.
Relamí mis labios aun sintiendo como su sangre fluía por mi organismo y escapaba por mi herida casi a partes iguales, que desperdicio pensé.
Su sangre era poderosa, podía sentirla dentro de mi, con la respiración agitada trataba de procesarla, juraría que aquella misteriosa mujer era tan antigua como yo si no más.

Pocas veces nos alimentábamos de nosotros mismos, vamos, era más algo intimo, cercano al orgasmo del ritual de apareamiento de dos bástagos, un juego sexual más. Comprendía que quizás se hubiera sentido ultrajada, más entonces ¿por que ofrecerle a un vampiro hambriento vuestra sangre?

-Si no te importa iré a por la cena de los dos -sugirió con cierto enfado en sus palabras -es que eso de ser devorada por un vampiro no es mi sueño dorado ¿sabes? -concluyo sin más, dispuesta ha marcharse y esperando que yo me quedara allí como si de un títere me tratase.

¿devorarla? Pensé irritado, no iba a matarla, vale que tenia hambre, pero joder hasta un monstruo como yo tenia unos códigos de honor, no pensaba matar a la mujer que había salvado mi vida.

Sonreí de medio lado llevando la mano a mi herida, para detener la hemorragia, que de nuevo sangraba a borbotones. Y no sin esfuerzo me alce del camastro rumbo a por mis ropas que en una esquina de la habitación estaban amontonadas.
-No necesito que cazeis por mi -gruñí por el dolor agachándome a recogerlas.
Se creía acaso que había vivido tantos siglos a causa de la caridad de los de mi especie. No, yo necesitaba la piedad de nadie, y mucho menos ayuda de aquella incapaz de confiar en mi.
-¿en serio? -musite con ironía al verlas completamente sajadas mientras abría los ojos como platos y le mostraba los retales a la vampiresa.
-¡perfecto! -gruñí tirándolas nuevamente al suelo y tambaleándome hacia la salida de aquella habitación.

por **Moira Landvik** Mar Mayo 24, 2016 6:55 pm

Contrariada me quedé con aquel vampiro cuando se levantó del camastro, de nuevo, sujetándose la herida, como si aquello fuese a impedir que se desangrase. Ahora parecía que estaba molesto conmigo. No entendía nada.
¿Sería por qué le había hecho daño? Mi intención solo era que me soltase; no sería capaz de dañarle intencionadamente, pero claro, eso él no lo sabía.
Caminó como pudo hacia la esquina de la cabaña donde se encontraba su ropa hecha jirones.
- No necesito que cacéis por mí.- apuntó molesto mientras se agachaba a recoger lo que quedaba de su indumentaria. ¿Quién había dicho nada de cazar?
Incapaz de decirle nada me limité a observar. ¿Sólo yo era consciente de lo absurdo de aquella situación? ¿Es que no se daba cuenta que a cada movimiento suyo empeoraba sus heridas?
- ¿En serio?- dijo encolerizado al comprobar lo que había hecho con su ropa. En mi defensa alegaré que los licántropos no es que la hubiesen dejado en mejores condiciones.
- ¡¡Perfecto!!- apuntó mientras las tiraba al suelo y se tambaleaba hacia la puerta.
En aquel preciso momento me sentí culpable por haberle juzgado antes de conocerlo. ¿Acaso yo habría actuado mejor si me hubiese despertado en su situación?
- Espera, por favor, no te vayas.- le dije con dulzura mientras me acercaba a él y le tocaba el hombro. Acabaré convertida en comida de vampiro, pensé.- Quizás hayamos empezado con mal pie. Mi nombre es Moira.
El vampiro me miraba fijamente.
- ¿Me dejas por lo menos que te cambie los vendajes?- susurré mientras mi mano se posaba sobre la suya taponándole la herida.- Quizás pueda curártelas.
Sin saber muy bien que me pasaba, su cercanía, su tacto y su olor eran nuevos para mí; y con todo lo que había vivido, aquello era de lo más extraordinario.

por Erlend Cannif** Miér Mayo 25, 2016 4:14 am

Esta vez me intercepto en la puerta, su tono había bajado y ahora acariciaba mi hombro con dulzura mientras me pedía que no me fuera de allí, no se porque sus palabras me sonaban sinceras, aunque no comprendía por que se esforzaba tanto por ayudar a un desconocido como yo.
Aquella mujer no tenia ojo para los extraños, yo era de todo menos una buena compañía.

-Moira -musite deteniéndome al escuchar su nombre. -¿ celta verdad? -pregunté.
Ya sabia yo que su linaje se remontaba hasta antes que incluso el mio, aun podía percibir su sangre recorrer mi organismo, era extraño, supongo que tener parte de ella en mi, calmo mis humos. Mi cuerpo se destenso apoyándose ligeramente en el suyo, estaba agotado, esa era la verdad y pronto amanecería, no encontraría mejor refugio que ese para aquel día.

Su mano apreso la mia contra mi herida, alce la vista y la mire fijamente¿por que estaba comportándose así conmigo? Frunci el ceño medio en broma medio en serio
-¿no seréis una bruja que quiere mi corazón para algún ritual verdad? -reí divertido pues sabia de sobra que al menos era vampiresa...ya lo del corazón...lo mantenía en serias dudas.

De nuevo me ayudo a caminar hacia el camastro, sin apartarse un ápice de mi. Al parecer interesada en volver a limpiar y vendar mis heridas.
Sonrei de medio lado sin dejar de mirarla
-¿no has disfrutado aun suficiente de mi desnudez? -bromee mordiéndome el labio inferior para evitar soltar una carcajada al ver la cara que ponía.

Me dejo caer en el camastro esta vez con suavidad, sus ojos brillaban frente a la lumbre de la chimenea, ¿que me ocultaba aquella mujer?
-no es necesario que me vendéis, ya parezco una momia, mis heridas curaran solas, solo necesito sangre y como parece que no sera la vuestra la que deseáis darme estaría bien que antes de que el sol haga su aparición estelar, traigáis algún alimento...¿os parece?

Comencé a quitar las vendas de mi cuerpo avergonzado, no me gustaba sentirme débil frente a nadie, vale que aceptaría su comida, pero desde luego no sus cuidados, ahora consciente, era capaz de cuidar de mi mismo.

por **Moira Landvik** Miér Mayo 25, 2016 5:33 am

El vampiro pareció relajarse por el momento mientras le acompañaba hacia el camastro.
Susurró mi nombre, que sonó distinto en su voz- ¿celta, verdad?- dijo calmado.
-¿No seréis una bruja que queréis mi corazón para algún ritual, verdad?- bromeó. Ojalá pudiese conservar mis poderes, pensé. A veces los echaba de menos.
Mi invitado no estaba muy seguro del por qué de mi amabilidad, y para ser sinceros, yo tampoco sabía porque me había arriesgado tanto.
-Su corazón está a salvo conmigo, mi señor.- contesté mientras lo ayudaba a sentarse con cuidado.
Esta vez, mordiéndome en la muñeca, añadí unas gotas de mi sangre en el ungüento. Al ser vampiro no le perjudicarían, y quizás sanaría con mayor rapidez.
- Puede que ésto huela un poco mal- le indiqué mientras con mis manos temblorosas le cubría las heridas con el ungüento- pero hace milagros, y si no se mueve mucho, en breve estará curado.
Bromeó por mi interés en su desnudez, y con el hecho de parecer una momia. Sonreí con la idea, y me dieron ganas de echarme a reír cuando lo vi quitándose todo el vendaje que le había colocado de nuevo. Aquel ser no tenía remedio, y aquello me gustaba.
- Tendría que marcharme ya si quiero conseguir algo para comer.- apunté mientras miraba por el resquicio de la puerta. El sol no tardaría en aparecer y no quería convertirme en una celta a la parrilla.
Me costaba separarme de su lado, pero no tenía otra opción. Si el vampiro no se alimentaba y cogía fuerzas mis cuidados servirían de bien poco.
Miré por última vez a esos intrigantes ojos verdes y avancé hacia la puerta.
Antes de abrirla del todo, me aseguré de que nadie me hubiese seguido. Todo parecía tranquilo.
- Por cierto, mi señor- dije divertida antes de marcharme.- Si ve una serpiente albina, no la mate, por favor. Me quedaría sin una parte importante de mi actuación.
Y guiñándole un ojo me marché.

por Erlend Cannif** Miér Mayo 25, 2016 5:55 am

La puerta se cerro, sonreí de medio lado poniéndome en pie acabando de arrancar las pocas vendas que me cubrían. Mordí mi labio inferior con la cara de un niño travieso en busca de algo malo que hacer.
Aquella mujer no aprendía, si me decía que me estuviera quieto me movería, así era yo el espíritu de la contradicción supongo.

Nuevamente camine hacia aquella puerta, había recorrido ya ese camino tantas veces que los cien metros lisos empezaban a ser un juego para mi.
Necesitaba alcohol, y que mejor sitio que la cocina para ello.

Esperaba que esta santurrona, que parecía mas un herbolario andante que una vampiresa tuviera algo con lo que refrescar o mejor dicho abrasar el gaznate.
Aunque conociéndola ya un poco solo encontraría infusiones y esas cosas que en nada iban a calmar ni mi sed, ni mi dolor.

No sin esfuerzo llegue frente a una especie de nevera y la abrí con entusiasmo
-¿vacía? ¡vamos!! -maldije a los dioses -de tantas mujeres que hay por el mundo teníais que mandarme una que no hace la compra.
Rebusque con el ceño fruncido por los armarios, hasta que encontré en el fondo de uno de ellos una botella llena de polvo, que no descartaba fuera del antiguo morador de la cabaña. Sonreí picaramente destapandola y oliendo la fragancia de su interior.

-¡Ron! -serviría pensé dándole un buen trago, entro abrasando mi garganta, aunque todavía no logrando calmar el dolor de mis heridas.
Con mi premio cogido por la boquilla de la botella camine no sin dificultad hasta la habitación, y me detuve frente a la lumbre.
Tome la daga que guardaba en la bota, por suerte aquella vampiresa no me la había quitado y queme la hoja en la lumbre hasta que se torno tan roja como el mismísimo fuego.

Tense el gesto y apreté los dientes acercando la incandescente hoja a una de mis heridas sangrantes.
Gruñí con fuerza, casi convertido en un grito ahogado de dolor.
-¡Así se cierra una herida! -musite jadeando dispuesto a repetir la operación con la siguiente, no sin antes dar otro buen trago a la botella de ron.

por **Moira Landvik** Miér Mayo 25, 2016 10:08 am

No estaba muy segura de que dejarlo solo fuese la mejor opción, pero no tenía nada con que alimentarnos en mi humilde morada. Y el tiempo apremiaba; en pocas horas amanecería y no era fácil encontrar alimento, por lo menos de la forma que yo solía conseguirla.
Cabalgué durante más de media hora, hasta llegar a una aldea cercana. Ya me había encargado un par de días antes dejarme ver por allí, informando a los aldeanos de que era una curandera de paso. Siempre encontraba alguien enfermo que veía en mí su única oportunidad.
Y no me equivocaba; tras pasear escasos minutos junto a mi caballo un anciano salió de su casa en mi búsqueda.
Según me contó por el camino, su hija tenía fiebre y temblores, y los galenos de los alrededores le dijeron que no podían hacer nada más, a parte de esperar su fin.
Cogí mi bolsa de la montura y entré en la casa.
La muchacha estaba empapada en sudor, aunque decía que tenía frío; y eso que estaba tapada con varias mantas. Me acerqué a ella y observé sus constantes vitales. Al principio me sentí confundida, pero de pronto me vino a la cabeza. La hice incorporarse y busqué por su cuerpo la prueba de mis suposiciones. Allí estaba, tras la oreja, una garrapata se había instalado en el cuerpo de la pobre muchacha.
Cogí un pequeño puñal que portaba conmigo, y calentando la punta saqué a la intrusa.
- He de hacerle una sangría para limpiarle la sangre.- apunté mirando a los preocupados padres que asintieron al unísono. Obviamente, la sangría no era necesaria,
Con lo fácil que era conseguir la sangre humana sin matar a nadie, pensé.
Cuando terminé con mi quehacer, metí la sangre en una especie de bolsa de piel, que yo misma me había confeccionado con el estomago de una oveja para poder guardar la sangre caliente.
Tras darle las indicaciones de lo que debía tomar la muchacha los próximos días (básicamente alimentos ricos en hierro para recuperar la sangre perdida) a unos padres muy agradecidos, salí de allí con parte de lo que había ido a buscar.
Como no sabían como podían pagarme, sugerí un par de prendas masculinas y una pequeña botella de whisky casero destilado por aquel hombre. Sonreí. Sabía de un vampiro gruñón que se alegraría con aquello.
Subí al caballo con la intención de buscar a alguien más a quien ayudar, pero se me acababa el tiempo. Me había entretenido con la búsqueda de aquel bicho infernal, y estaba a punto de amanecer. Miré la bolsa con la sangre. Sería suficiente para él; ya me alimentaría yo en otro momento.
Y salí cabalgando deprisa antes de que mi gran enemigo me alcanzase.

por Erlend Cannif** Miér Mayo 25, 2016 1:51 pm

Cauterice mis heridas una por una, no sin dolor y acabándome toda aquella botella de ron que lance bajo la cama para evitar que la vampiresa encontrase.
Sonreí satisfecho por aquel trabajo ahora bien realizado, ahora ya no olía a ungüento, si no mas bien a carne quemada, y tambaleándome ya no se si tanto por mi debilidad como por el alcohol me deje caer sobre el mullido y ensangrentado camastro.
Estaba cansado y mis ojos se fueron cerrando, di unos cuantos respingos tratando de mantenerme despierto,mas ni el alcohol ni las heridas parecían poner de su parte en tal hazaña.
Mire el techo, intentando calcular que horas serian, pues si no me equivocaba por lo desorientado que estaba, juraría que estaba apunto de amanecer.
Fruncí el ceño, o aquella mujer me había abandonado aquí a mi suerte, algo por lo que no la culparía o por el contrario tenia que estar a punto de llegar si no quería convertirse en cenizas.
De nuevo los ojos se me entrecerraban, mire el techo, tratando de descubrir allí algo divertido que hacer, más nada se me pasaba por la cabeza embotada en ron que tenia. Así que finalmente Morfeo se apodero de mi.

por **Moira Landvik** Miér Mayo 25, 2016 3:17 pm

Apresuradamente entré en la cabaña; los primeros rayos de sol comenzaban a salir. Aseguré bien el travesaño de la puerta por dentro, y dejé mis adquisiciones del día sobre la mesa situada en el centro de la estancia.
¿A qué olía allí? ¿Cerdo asado? Miré hacía el camastro y vi al vampiro dormitando; aunque más bien parecía inconsciente.
Por lo menos su respiración había mejorado respecto a la última vez que lo vi. Me acerqué sigilosa a él, tratando de no despertarlo. Cuan fue mi asombro cuando vi que tenía todas las heridas quemadas, y eso sí, cauterizadas. ¿Habría perdido quizá la consciencia por el dolor?, me pregunté.
Preocupada por aquel ser que yacía en mi cama, me acerqué para observarlo más de cerca. Me tranquilicé al comprobar que su estado era debido a la embriaguez, probablemente había encontrado la botella de ron que dejé la última vez que habité la casa. Esperaba que no acabase con una intoxicación.
- Señor.- susurré con la esperanza de que despertase.- Le he traído su comida, y algo de ropa.
Pero el vampiro seguía inconsciente...pues sí que la había cogido bien.
Me sorprendí acariciando un mechón de pelo que caía sobre su frente. ¿Por qué esa necesidad de tocarlo?
Me senté en el borde del camastro mientras lo veía dormir. ¿Qué extraño destino nos había unido? Yo que nunca había confiado en nadie, y ahora no podía pensar en otra cosa que no fuese él.
Alargué de nuevo mi mano para acariciar su rostro... y en ese preciso momento, el vampiro despertó..pillándome totalmente con las manos en la masa.

por Erlend Cannif** Jue Mayo 26, 2016 3:08 am

Abrí los ojos de golpe sintiéndome observado, una mano cruzaba frente a mi rostro, endurecí el gesto y tome esa muñeca retorciéndola con rapidez y forzando así a mi atacante a caer sobre el lecho colocándome con un ágil movimiento sobre él.
Podía dar gracias que en mi espalda no colgara espada alguna, pues su cuello hubiera rodado por el suelo sin pensármelo dos veces.

Entonces caí en mi error, afloje el agarre contemplando a la vampiresa, que inquieta se removía bajo mi cuerpo desnudo.
-¡Ups! -susurre sobre ella consciente de la nueva cagada, desde luego si tenia dos dedos de frente me lanzaría por la ventana para que me disecara al sol.
Mas si pensaba que esa seria la ultima situación comprometida, me equivocaba, ahora mi hombría que pensaba por si sola se alzaba erguida en pie de guerra. No podía creerlo, tanto meneo y roce...
-¡ups! -volví a murmurar esta vez sin ser capaz de disimular la risa y dejando caer mi cabeza sobre la almohada tratando de ahogar las carcajadas.
Sonreí tratando de suavizar una escena nuevamente dantesca hundiendo mis ojos en los suyos.
-¡empezamos bien! -musite apartando mi cuerpo del suyo, dejándome así caer al otro lado del camastro.
-¿Como se te ocurre entrar sin hacer ruido? Podía haberte matado -aseguré con las palabras medio trabadas por la borrachera mientras fruncía el ceño culpando su actitud, antes de echarme a reír a carcajada limpia, supongo que fruto del alcohol y porque no de aquella situación paranormal que ambos desencadenábamos una y otra vez.
Gire la cabeza cuando logre controlar la risa para mirarla, olía a sangre, más no la suya.
Era sangre humana, sonreí hambriento entreabriendo los labios y dejando así ver mis colmillos.
-¿donde esta? -pregunte con los ojos oscurecidos por el hambre. Si bien es cierto que percibía el olor a sangre no podía decir lo mismo del humano portador de mi cena.

por **Moira Landvik** Jue Mayo 26, 2016 4:11 am

No pude reaccionar ante la rapidez del vampiro, que aún ebrio respondió sujetándome la muñeca con fuerza y haciéndome rodar bajo él. Tragué saliva mientras trataba de zafarme de su cuerpo que aprisionaba el mío.
-Ups- atinó a decir, mientras hundía sus ojos en los míos. Pero como no podía ser más incómoda la situación, empecé a notar sobre mi abdomen como su "espada natural" se ponía en guardia. "ups" volvió a decir mientras giraba y se acostaba a mi lado en el camastro. Si a alguien le contase lo que nos pasaba a aquel vampiro y a mí cada vez que nos encontrábamos, nadie se lo creería.
- Empezamos bien.- parecía molesto.- ¿ Cómo se te ocurre entrar sin hacer ruido? Podría haberte matado.
Aquello parecía ser cierto, pero ¿cómo decirle que me gustaba verlo dormir?
Me miraba mientras fruncía el ceño, pero de pronto empezó a reírse a carcajadas como un loco. ¿Cuánto habría bebido para estar así?
Me incorpore de la cama, más no me marché. Miraba con curiosidad como él solo se enfadaba y reía a partes iguales.
Se calmó y mirándome fijamente me dijo- ¿Dónde está?
Por un momento me sentí confundida. ¿Dónde está? ¿Quién? A lo mejor me veía doble, o no me veía a causa del alcohol; hasta que me dí cuenta de que sus colmillos afloraban, y caí en la cuenta de que se refería a la comida.
Me levanté del camastro y me dirigí a la mesa donde había colocado todo.
- Mi señor, no les quería despertar y por eso no hice ruido. Más le pido mis disculpas por mi atrevimiento.- giré hacia él con todo lo ganado.- Aquí tiene algunas cosas que les serán útiles.

por Erlend Cannif** Jue Mayo 26, 2016 4:29 am

Alce una ceja cuando la vampiresa se giraba hacia mi con una sonrisa de satisfacción.
Mire sus manos con ilusion, mas solo portaba ropa, que para que mentir me seria útil ya que la misma dama a la que mi desnudez le incomodaba se había encargado de propiciarla.
Una botella de whisky, sonreí incorporándome, la cosa mejoraba por momentos.
Tome la ropa y me coloque con rapidez los pantalones bajo la atenta mirada de la vampiresa, que aun seguia alli plantada con aquella cara de haber echo un buen trabajo. La mire esperando llegar al siguiente nivel de satisfacción.¡¡Mi cena!!
Al fin y al cabo ¿no había ido a por ella? Fruncí el ceño al entender por fin de donde procedía aquel olor a sangre humana, ¿de una bolsa hecha de tripas y jirones de piel cosida?.
-¿no? -susurre alzando la vista hasta sus ojos -¿es broma? -añadí incrédulo.
¿Aquella mujer pensaba que yo bebería sangre de ese sitio? Debía estar mas borracha que yo.
Tome la botella por la parte de arriba y volví a sentarme en el camastro, al parecer mi cena seguiría siendo alcohol, abrí la botella y le di un trago malhumorado mientras maldecía en voz baja a los dioses por poner una vampiresa vegetariana en mi vida.

De tanta gente como podía haberme rescatado de aquellas aguas tenia que tocarme una loca, --¡perfecto!
Loqui se había empeñado en hacerme la vida imposible y seguro que desde Asgar con una jarra de hidromiel entre sus manos se reía de mis desdichas.

por **Moira Landvik** Vie Mayo 27, 2016 2:37 am

El vampiro observó los objetos con expectación mientras se levantaba y se acercaba hacia mí. No podría tener queja, todo lo que había conseguido era para él.
Lo primero que tomó fue la ropa, que se puso con gran rapidez. Echaría de menos ver ese torso desnudo, pero era lo correcto, además de que verlo así me turbaba en demasía. Se pensaría el vampiro que yo era de piedra.
Sus ojos se iluminaron al ver la botella de Whisky. Sabía que aquello le gustaría, pero de pronto frunció el ceño al ver la bolsa con su comida. ¿Qué le pasaba ahora?
-¿No?- refunfuñó.-¿Es broma?
Tomó la botella de whisky de mala gana, tumbándose en el camastro de nuevo mientras farfullaba y le daba tragos.
¿Y ahora qué demonios le pasaba? ¿No esperaría que trajese a un humano a mi casa para que lo matase aquí mismo?
- La sangre aún está caliente.- apunté lo más tranquila que pude; con este ser iba a necesitar toda la paciencia de mi existencia en un solo día.- Y es de una humana. Quizás si te la pongo en una copa...
El vampiro clavó sus ojos en mí con cara de pocos amigos. Estaba claro que no pensaba alimentarse así, pero yo tampoco estaba dispuesta a ceder.
Y demostrando por segunda vez que mi cerebro iba por un lado y mi lengua por otra le sugerí.
- ¿Qué te parece si yo me bebo la sangre de la bolsa, y tú te alimentas de mí? Pero nada de asaltos y sin pasarse.

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