La bienvenida sorpresa (priv)

por **Sebastian Gërché** Vie Feb 03, 2017 8:45 pm

Ese día Sebastián no pensaba demasiado. Había luchado hasta entrada la noche con un licántropo descontrolado pero que finalmente consiguió dominar. ¿Qué hacia un licántropo fuera de su rango o ciclo lunar? Era algo extraño que encontraran algo así, era inexplicable aunque pensó que debió ser algo que pudiera acelerar o cambiar el flujo lunar sobre la bestia descontrolada. Menos mal que no estaba atado a este tipo de maldiciones. En fin. De todas maneras no era el problema que le preocupaba en este instante. Si no otro mucho más importante. Los gilmerië.

Una familia de inquisidores y cazadores que desde siempre han dejado rastro respetuoso en boca de todo el mundo al que salvaron. Sin embargo, con la llegada de Elisha al apellido Gilmerië todo aquello cambió. Dicha familia se apartó un poco de lo que era la matanza para poder criar a su hija fuera de peligro. Sebastián era antiguo amigo de Elisha y a decir verdad no la veía desde hace muchísimo tiempo y ahora esperaba que esta le recordara aunque apenas quería jugar con él. Era verdad que Sebastián estaba siempre en su onda y le mostraba siempre cada trozo de carne que él adquiría de cada caza pero le hizo un collar a Elisha de un colmillo de jabalí lo que no sabe si aún ese collar existe.

Lo mismo no. Lo mismo Elisha sigue siendo esa niña que se revolvía en el barro nada más ver uno o se habrá convertido en una bella damisela para poder contraer matrimonio y tener una familia. Sebastián ahora estaba en el diván de su habitación del hotel, se vistió y se dispuso a irse hacia un carruaje que le llevara hacia la residencia Gilmerië, pero para cuando estaba seguro de que se dirigían hacia esa dirección, a Sebastián se le ocurrió ir a visitar a una antigua amiga a la que conoció en una misión conjunta con algunos inquisidores. Estuvieron hablando y trabajaron juntos muy bien. De eso hace ya demasiado tiempo, quizás le pareció una eternidad, aunque cuando pensó que habría algo más, ella desapareció del mapa dejándole sin noticias de ella hasta hace poco que coincidieron indirectamente en una misión conjunta.

Su cabello estaba algo atolondrado así que se lo echo hacia atrás, permitiendo que su cabello no le cegara en absoluto. Suspiro y se acomodó en el carruaje en el que pasaría la próxima media hora metida en él ya que su rumbo era mucho más lejano que el de los Gilmerië.

por **Georgiana D'Aramitz** Mar Feb 07, 2017 8:41 am

La delicada porcelana de un casi imperceptible tono rosado moldeada en una perfecta y exquisita taza con pequeños detalles de rosas que incluso adorna el aza de la exquisita pieza, descansa sobre un platito que hace perfecto juego a esta. En su contenido el té de durazno permanece quieto junto a la delgada rodaja de durazno. La mano de la delicada joven toma el aza y acerca la porcelana a sus labios rosados con delicadeza y elegancia de una joven de buena cuna, su gemela desliza el dedo índice por la inscripción en italiano que esta transcribiendo –… Transverberacion di Santa Teresa o el éxtasis de Santa Teresa, creado por Bernini… – Susurra en un perfecto acento italiano. Deja descansar la tacita en el plato y anota el cuadernillo con ágil, perfecta y elegante caligrafía.

El azul cIelo de sus ojos recorre por un momento lejos del libro que ha pasado la tarde leyendo y haciendo anotaciones. Mira un poco más allá del marco al que se ha estado concentrando y suspira recordando la invitación para la opera que se daría lugar dentro de una semana por la noche. Suspiro suavemente. Es un milagro que aun la inviten después de los tremendos escándalos en los que día a día se mete cualquiera de su familia, incluidos sus padres que pese a todo su presencia era respetables en la alta sociedad de París, parece incluso que apreciándolos en muchos aspectos, desde servir a la santa inquisición hasta proveer chismorreos a las damas de sociedad que no dudan en comentarlos en cualquier salón de té.

Y recordando chismorreos, suspiro recordando que en cualquier momento, cualquier de sus hermanas, deseando que fuera Dessiree, entrarían por su puerta informando que tenían cita con madame Hebert, la modista y junto a sus humanas, un puñado de hermosas mujeres, escandalosas, poco educadas y sobretodos casaderas, todas, excepto ella. Desfilaría en la boutique.

Tan solo quince minutos después los nudillos de una mano tocaron quedamente a espera de su respuesta – ¿Madame?– solo que la voz no era de ninguna de sus hermanas, era de su dama de compañía –¿Si?– la joven abrió la puerta y se asomo un poco –Tiene una visita, la espera en el saloncito principal– sonrió la joven encandilada, Georgiana alzo una ceja extrañada, ella no espera ninguna visita –Ya que le han hecho pasar, dile que iré en un momento– la puerta se cerro y Georgiana solo deseo que sus hermanas no empezaran a molestarle porque no lo olearia en absoluto, como ninguna de las anteriores.

por **Sebastian Gërché** Vie Mar 03, 2017 6:45 pm

Hacia tiempo, que la muerte esta tan segura de su victoria que nos da una vida de ventaja. No siempre es feliz aquella persona que siempre sonrie, a veces solo sonrie porque lo que siente es demasiado dificil de explicar y por ello lo oculta con una máscara a la que mantiene bien puesta en su rostro. El paso de los años da para conocer a muchisima gente de la cual después llegas a tener una especie de conexion. Sebastian lo habia conseguido con varias y pocas personas. Una de ellas la muchacha de los Gilmerië, otra una joven inquisidora de la que no supo mucho, pero en combate lo hicieron bastante bien y un chico del que no volvió a ver desde que se hizo cazador.

No entiende el porque hay que dejar de verse aunque reconocia que le gustaba estar a solas, nadie le molestaba con tonterias románticas. Ahora que estaba de paso iria a ver a una antigua compañera. Cuando llego a la mansión, entro ya que la doncella le cedió el paso y fue dirigido hacia el estudio en donde se sentó sobre la oscura tapicería del sofá. La doncella le preparó como cortesia un té con leche junto con algunas galletas de sabroso chocolate.

Teniendo en cuenta de que el desayuno habia sido rápido, estaba hambriento pero no queria comer nada en casa ajena. No queria morirse de envenenamiento u otra artimaña para después despertarse sin ropa o algo peor - En fin - Espero con los dedos entrelazdos y apoyados sobre las rodillas.

Esperaba alguna señal aunque probablemente no tardaria demasiado.

por **Georgiana D'Aramitz** Jue Abr 06, 2017 1:05 pm

Mientras Gerogiana bajaba por la gran escalera de su casa, miro en la puerta a su madre la cual le sonreía mientras arrastraba a lo que deseaba era su ultima hermana por salir de la casa, su madre le conocía demasiado bien, mas de lo que le agradaba en ocasiones y pese a que era su madre adoptiva era una cambiaformas en ocasiones creía que en verdad era una bruja cambiaforma. Sabía todo sobre todo antes de que alguien siquiera lo insinuara y lo peor es que Georgiana había aprendido a leer esas miradas y la que le estada dando era una clara de burla y sorna, aquella de “Compórtate” y no se refería a que la fuera a encontrar follando con su visita ya que de cualquier da sus otras hermanas lo esperaría pero para ella significaba que dejara de ser tan estirada y no terminara corriendo al joven lo que la joven inquisidora había pensado por un momento –¿Madre, tardaran?– pregunto antes de que su madre cerrara la puesta –No cariño… Y Gigi, tu reputación seguirá intacta, solo es una visita– su madre cerro la puerta y “Gigi” sintió que se le colorearon un poco las mejillas.

Al entrara la sala de estar los claros y celestiales ojos de la inquisidora miraron a un joven de cabellos negros. Sintió una vena hincharse en su frente –Buenos días Messieurs Gërché– exclamo la joven acercándose a uno de los silloncitos –¿Podría decirme porque su visita tan presurosa? No ha tenido la amabilidad de anunciarse debidamente con días de anticipación– Exclamo con la voz fría y glacial. Tenia buena memoria, no prodigiosa pero si lo suficiente buena para recordarle y no recordaba que duera un hombre de esos que se atribuían cosas –Me imagino que debe ser algo importante– la delicada mano se alzo un poco negando el te que la joven de la servidumbre le ofrecía.

por **Sebastian Gërché** Miér Mayo 03, 2017 7:17 pm

Sin embargo aqui nadiebcambia nunca. Su antigua amiga le miro con una mirada fria, pudo sentir como se le helaba la sangre con el mirar de su amistad - Bueno, georgiana, pareces que sigues siendo la misma de siempre - dijo con el mismo tono seco y sin tono alguno. Suspiro y sonrio cuando la vio negar el té - El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella....asi que lo mismo, ahorrate las malas ganas, porque ya me aburren...- dijo sonriente con eso y tomo un sorbo de te para despues hablar - He venido, para ver como estabas, que haces ahora....no se, pasaba por aqui, me van a trasladar a un sitio pero antes pensaba ver a una antigus amiga...soy solamente una visita, tampoco vengo a pedirte matrimonio - termino riendo y cogiendo una de las galletas que habia traido la doncella. Tosio un poco pero enseguida se recupero con el te que bebio.

La doncella parecia no para de entrometerse entre su dueña y Sebastien estaba encontrandose en una situacion dificil, no gritaria pues no era su deber ni siquiera queria molestar a su anfitriona si es que aun podia estar en su casa como visitante - veras estoy aqui porque han surjido un tipo de asesinato demasiado misterioso que se relaciona con jovenes de tu estilo, muchachas de ojos claros y tez pálida y no se porque el asesino ha cogido ese patron....todas aparecen con unas marcas de criaturas nocturnas, vamos de lo que tu y yo sabemos - miro a la sirvienta que parecia querer cotillear - mmm ¿tu sirvienta...es curiosa por naturaleza o acaso entiende...? - estaba confuso y la presencia de la doncella no le dejaba concentrarse.

por **Georgiana D'Aramitz** Mar Jun 20, 2017 2:03 pm

El primer comentario mordaz llego como una bala incrustándose en la piel de la joven, y no tardo nada en explotar haciendo sangrar el temperamento de la inquisidora. Georgiana era conocida por ser la única D'Aramitz de buenos e impecables modales adecuados a la época, siendo fríos, objetivos y para nada apasionados pues estos se veían muy mal ante la sociedad, una mujer no solía opinar o andar ahí haciéndola al mono como sus muchas otras hermanas que solían meterse y expresarse con total y extravagante era total y completamente reprochable en cualquier momento u ocasión. Sin excusa alguna. Por desgracia el vivir y crecer en aquella casa que parecía más un circo de fememos que una respetable familia de inquisidores tenían que marcarla de alguna manera y por desgracia no era inmune a sobre explotar su carácter serio y mandón –No comprendo el porqué tendría que cambiar mi forma de ser– expreso sin comprender sus palabras. En dado caso ¿A que venia su comentario si ella se habia mostrado inquieta ante su visita? ¿Acaso había mal interpretado?

Georgiana no logro reprimir la expresión de sorpresa e incomodada que la invadió ante la forma en que aquel al que solo conocía, con el que no portaba ningún tipo de relación mas que de “conocidos” se mostraba con tanta libertad ante una joven sin esposo, o mucho peor, en una casa ajena a su propiedad y dominio. Ella simplemente permitió que el terminara su monologo mientras se servia una taza de té y se la llevaba a los labios con aquella elegancia y gracia que afloraban en ella de forma tan natural.

Retomando su acostumbrada actitud seria se incorporo mirándolo y aquella inquisidora líder de un escuadrón no logro sosegarse ante tan burdas, inapropiadas y confianzudas palabras. –Si tanto le aburre le invito a que se retire de mi casa– no dejo de hablarle de usted mirándole –Y permítame recalcar que no se de donde a tomado aquella errónea y escandalosa idea de que usted y yo somos amigos. No se que le ha hecho pensar tal atrevimiento y mucho menos hablarme como lo esta haciendo– exclamo con voz suave y mas tranquila de cómo ralamente se encontraba –¿Comprende que me ofende con aquella mofa sobre el matrimonio?– La doncella de la mayor de los D'Aramitz se notaba inquita, actuaba de forma interrumpida, casi podía intuir que aquello no terminaría nada bien –Quédate donde estas– ordeno Georgiana ahora visiblemente molesta ante tremendo comentario misógino entrecerrando los parpado –Mi cede no me a informado de nada parecido, de forma que la santa inquisición no requiere que actué o interceda de forma directa o indirecta. La santa iglesia sabrá si se me requiere o no y hasta ese momento déjeme aclarar que no soy una salvaje que va detrás de todo ser inmortal o sobrenatural despojándolo de la vida. No soy quien para decidir aquello– camino con paso decidido permitiendo que su dama abriera la puerta –Por lo que ha de entender que no me interesa en lo mas mínimo el motivo de su visita. Por lo tanto me parece que la visita se a acabado Messieurs Gërché–Georgiana miro a su dama y le hizo señas a alguien que llego con paso tranquilo tratándose del mayordomo de la casa –Acompaña a Messieurs Gërché a la puerta. Que tenga buen día– y dicho esto salió de la habitación enfilando a las escaleras de regreso a su cuarto.

Y creía que el ir a la modista y lidiar con las madres de las jóvenes casaderas incordiaran ante su situación sentimental le había parecido mala idea, comparada con que un desconocido le viniera a insultar a su propia casa, el manejar que la llamaran solterona habría sido pan comido.

por **Sebastian Gërché** Lun Jul 03, 2017 8:18 pm

- En verdad eres como un puto dolor de muelas – espeto en voz alta – Me voy de tu casucha pero a ver cuándo te quitas el palo del culo que se te ha debido de meter hasta el cerebro y no debe irte bien el riego del cerebro – Dijo Sebastián a modo de enfado por como lo había tratado. Por una parte, era verdad que con ella solamente tenía un trato de conocidos pero varias veces en el pasado lucharon juntos, obviamente los inquisidores infravalorando a los cazadores porque supuestamente, los inquisidores al tener el favor papal pueden hacer lo que sea y tener todos los juguetes que quieran, mientras que los cazadores tienen que apañárselas como sea.

Era muy difícil ser cazador, además si te mandan a freír espárragos o ni si quiera te ayudan ya que no se les ha sido mandado. Tenía uno o dos amigos en la inquisición del Este que decían que estaba bastante bien lo de ser inquisidor, a Sebastián le habían dicho de unirse pero simplemente unirse a una panda de remilgados ricachones que viven en casas ofrecidas por el papado no iba con él.

¿Por qué luchaba un inquisidor?

¿Prestigio? ¿Respeto? ¿Calidad de vida? Tonterías.

- ¡YA SE DONDE ESTA LA PUERTA MALDITA LISIADA! – Dijo bien en alto por lo que después le recordó que tenía una cosa que hacer – Maldita estirada de época revolucionaria, seguro que tiene problemas mentales. Nunca me gusto esa mujer – Sebastián iba murmurando para sí mismo conforme se ponía de nuevo el abrigo, los guantes y el camino hacia la puerta, no sin antes detenerse frente a la puerta, echar una mirada hacia atrás, hacia la gran escalinata para después negar mientras salía por la puerta.

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