AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bajo la luz de la luna... [+18]
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Bajo la luz de la luna... [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Hizo saltar la bolsa de monedas en la palma de la mano. Era reconfortante el peso del dinero para alguien que llevaba tanto tiempo dando tumbos por la vida. Sonrió de esa manera tan suya que le iluminaba los ojos, tan azules como el mar profundo.
Se lamió el labio partido, disfrutando del sabor de su propia sangre tras la victoria. Tenía un corte en la ceja, varios arañazos por el torso, un interesante dolor de huevos de un golpe a traición y una estúpida sonrisa victoriosa, de ésas que parecen decir "Jodeos, que al final he sido el mejor y el que se lleva la recompensa".
La peleas ilegales eran así, uno apostaba más de lo que llevaba en los bolsillos. Dejaba el dinero y la piel. Y otro se lo arrancaba. En esa ocasión, él había sido el tipo con suerte.
En ésa... y en la anterior... y en la anterior... y la otra. Llevaba menos de una semana en París y ya había reventado las estadísticas. Pero jugaba con una pequeña ventaja. Era un lobo blanco y los lobos blancos traían suerte, se repetía a sí mismo. Por supuesto que había perdido en muchas otras ocasiones, no lo iba a negar. Pero allí todavía estaba en racha y se había topado sólo con contrincantes a los que había podido vencer.
Ninguno solía tomárselo bien, sobre todo porque él se tiraba todo el combate sonriendo. Recibía un golpe, devolvía una sonrisa y un gancho. Le tiraban al suelo, se sacudía el culo con una gran sonrisa. Grande, amplia, dejando ver sus dientes, fuertes y regulares, bien alineados. A veces ensangrentados, según sucediera la pelea, pero siempre presentes.
Nada parecía poder borrar ese gesto de sus labios y hacerlo era como un reto. Era la amenaza que siempre recibía. "Te borraré esa estúpida sonrisa." Ja. Como si pudieran.
Volvió a lanzar la bolsa unos centímetros al aire, para recogerla en la caída, con el alegre tintineo.
-¿Dónde iremos a gastar el primer puñado? ¿Dónde? ¿Dónde? -hablaba consigo mismo, canturreando alegremente, jugando a atrapar la bolsa-. ¿Con quién lo vamos a compartir? Quizás con ese idiota que tenemos detrás que se cree que no se le ve moviéndose pegado a la pared.
Sonrió por encima de su hombro, hacia la sombra que le seguía. Llevaba ya un rato siguiéndole, pero le había descubierto. Al igual que a los otros cinco que se repartían a ambos lados del callejón, cortándole las vías de escape.
-Tsk. Me temo que tendré que dejar la cerveza para mañana. Y es una lástima, porque me moría de ganas de una buena jarra, rubia, espumosa, bajando por mi garganta. Pero ¿qué vamos a hacer?
Apretó la bolsa en la mano y esperó a que el primero de ellos se atreviera a saltar sobre él. Le estrelló el saco tintineante contra la nariz a uno, obligándole a retroceder, con ambas manos sobre el rostro, sagrando abundantemente.
Dos más aprovecharon el momento y consiguieron saltar sobre él, uno hacia cada brazo para sujetarle. Dejó caer el saco de dinero y se revolvió para intentar liberarse.
-¿Sin una cena ni nada? Vamos, caballeros, ¿os pensais que soy una de vuestras fulanas? -a pesar de la desventaja, ahí seguía su sonrisa.
Golpeó la rodilla de uno de ellos, haciéndole caer al suelo y aprovechando el movimiento para liberar el brazo y descargarlo contra el otro.
-¡Venga, hombre! Sé que soy el tipo más guapo que habeis visto en mucho tiempo, pero creedme, soy bastante mas selectivo. ¡Aught! -se quejó al sentir que le golpeaban con un tablero en los riñones.
Cayó hacia adelante y tuvo que poner las manos en el suelo. Hubiese soltado alguna otra frase estúpida, por supuesto, pero se encontró con una bota contra su abdomen, que le dejó sin aliento.
Rodó por el suelo para tomar un poco de distancia de seguridad, aunque acabó junto a las piernas de otro de sus atacantes. Con uno podía, con dos o tres... también. Media docena eran demasiados para él solo y lo sabía. En esos momentos no le habría venido mal la ayuda de uno de sus hermanos, pero éstos estaban demasiado lejos, en la preciosa Lesbos.
Se agarró a sus pies y tiró hacia arriba, haciéndole caer. Se encaramó sobre él y la emprendió a golpes, sin medida, haciendo que la cabeza de ese tipo chocara contra el suelo. El olor a sangre no se hizo esperar, pero tampoco el empellón de otro de ellos para echarlo al suelo.
Ya no sabía si aquella pierna era del primero o del cuarto, si estaban todos a la vez o si se estorbaban unos a otros. Sólo sabía que había demasiadas partes de su cuerpo que dolían y demasiadas voces que repetían una y otra vez que se lo tenía merecido.
Entonces, contra todo pronóstico, cuando se vio arrodillado, sujeto por ambos brazos y con alguien que no podía ver tirándole del pelo hacia atrás. Ante el, uno de los tipos a los que había vencido un par de días antes.
-Ya no sonríes tanto, ¿no?
Pero sí, sí que sonreía. Incluso se rió a carcajadas. Carcajadas que, por supuesto, murieron entre los golpes. Inmovilizado y sometido como estaba, no había mucho más que pidiera hacer que sangrar y sonreír.
Se lamió el labio partido, disfrutando del sabor de su propia sangre tras la victoria. Tenía un corte en la ceja, varios arañazos por el torso, un interesante dolor de huevos de un golpe a traición y una estúpida sonrisa victoriosa, de ésas que parecen decir "Jodeos, que al final he sido el mejor y el que se lleva la recompensa".
La peleas ilegales eran así, uno apostaba más de lo que llevaba en los bolsillos. Dejaba el dinero y la piel. Y otro se lo arrancaba. En esa ocasión, él había sido el tipo con suerte.
En ésa... y en la anterior... y en la anterior... y la otra. Llevaba menos de una semana en París y ya había reventado las estadísticas. Pero jugaba con una pequeña ventaja. Era un lobo blanco y los lobos blancos traían suerte, se repetía a sí mismo. Por supuesto que había perdido en muchas otras ocasiones, no lo iba a negar. Pero allí todavía estaba en racha y se había topado sólo con contrincantes a los que había podido vencer.
Ninguno solía tomárselo bien, sobre todo porque él se tiraba todo el combate sonriendo. Recibía un golpe, devolvía una sonrisa y un gancho. Le tiraban al suelo, se sacudía el culo con una gran sonrisa. Grande, amplia, dejando ver sus dientes, fuertes y regulares, bien alineados. A veces ensangrentados, según sucediera la pelea, pero siempre presentes.
Nada parecía poder borrar ese gesto de sus labios y hacerlo era como un reto. Era la amenaza que siempre recibía. "Te borraré esa estúpida sonrisa." Ja. Como si pudieran.
Volvió a lanzar la bolsa unos centímetros al aire, para recogerla en la caída, con el alegre tintineo.
-¿Dónde iremos a gastar el primer puñado? ¿Dónde? ¿Dónde? -hablaba consigo mismo, canturreando alegremente, jugando a atrapar la bolsa-. ¿Con quién lo vamos a compartir? Quizás con ese idiota que tenemos detrás que se cree que no se le ve moviéndose pegado a la pared.
Sonrió por encima de su hombro, hacia la sombra que le seguía. Llevaba ya un rato siguiéndole, pero le había descubierto. Al igual que a los otros cinco que se repartían a ambos lados del callejón, cortándole las vías de escape.
-Tsk. Me temo que tendré que dejar la cerveza para mañana. Y es una lástima, porque me moría de ganas de una buena jarra, rubia, espumosa, bajando por mi garganta. Pero ¿qué vamos a hacer?
Apretó la bolsa en la mano y esperó a que el primero de ellos se atreviera a saltar sobre él. Le estrelló el saco tintineante contra la nariz a uno, obligándole a retroceder, con ambas manos sobre el rostro, sagrando abundantemente.
Dos más aprovecharon el momento y consiguieron saltar sobre él, uno hacia cada brazo para sujetarle. Dejó caer el saco de dinero y se revolvió para intentar liberarse.
-¿Sin una cena ni nada? Vamos, caballeros, ¿os pensais que soy una de vuestras fulanas? -a pesar de la desventaja, ahí seguía su sonrisa.
Golpeó la rodilla de uno de ellos, haciéndole caer al suelo y aprovechando el movimiento para liberar el brazo y descargarlo contra el otro.
-¡Venga, hombre! Sé que soy el tipo más guapo que habeis visto en mucho tiempo, pero creedme, soy bastante mas selectivo. ¡Aught! -se quejó al sentir que le golpeaban con un tablero en los riñones.
Cayó hacia adelante y tuvo que poner las manos en el suelo. Hubiese soltado alguna otra frase estúpida, por supuesto, pero se encontró con una bota contra su abdomen, que le dejó sin aliento.
Rodó por el suelo para tomar un poco de distancia de seguridad, aunque acabó junto a las piernas de otro de sus atacantes. Con uno podía, con dos o tres... también. Media docena eran demasiados para él solo y lo sabía. En esos momentos no le habría venido mal la ayuda de uno de sus hermanos, pero éstos estaban demasiado lejos, en la preciosa Lesbos.
Se agarró a sus pies y tiró hacia arriba, haciéndole caer. Se encaramó sobre él y la emprendió a golpes, sin medida, haciendo que la cabeza de ese tipo chocara contra el suelo. El olor a sangre no se hizo esperar, pero tampoco el empellón de otro de ellos para echarlo al suelo.
Ya no sabía si aquella pierna era del primero o del cuarto, si estaban todos a la vez o si se estorbaban unos a otros. Sólo sabía que había demasiadas partes de su cuerpo que dolían y demasiadas voces que repetían una y otra vez que se lo tenía merecido.
Entonces, contra todo pronóstico, cuando se vio arrodillado, sujeto por ambos brazos y con alguien que no podía ver tirándole del pelo hacia atrás. Ante el, uno de los tipos a los que había vencido un par de días antes.
-Ya no sonríes tanto, ¿no?
Pero sí, sí que sonreía. Incluso se rió a carcajadas. Carcajadas que, por supuesto, murieron entre los golpes. Inmovilizado y sometido como estaba, no había mucho más que pidiera hacer que sangrar y sonreír.
Última edición por Esthia Vikorida el Vie Abr 07, 2017 2:01 pm, editado 1 vez
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
-Eso dependerá de lo deprisa que nos la bebamos -sonrió, poniéndose de costado, sujetándose la cabeza con la mano, mientras la otra agarraba la botella para dar un trago. Se relamió para quitarse los restos de licor de los labios-. O de... la coba... que le demos.
En su mente había una duda dando vueltas. ¿Por qué estaba Reydek allí realmente? Le había ayudado, habian comido, habían corrido por el callejón y ahora estaba allí, en su cama, apurando los restos de una botella. Notaba una tensión en el aire, pero... Si no quería estar con él, podría irse. Si se quedaba, con lo que había implícito en el ambiente... quizás es que aceptaba la idea.
Esthia no era de los que se negaba a pasar un buen rato, sobre todo teniendo en cuenta que para ello siempre tenía que esconderse, porque la sociedad no estaba preparada para los hombres como él. Tomaba de la vida lo poco que podía, ya que sabía que, en algún momento, tendría que dejarse llevar por la corriente y formar una familia... o unirse a una manada y asumir que siempre sería un lobo solitario, aunque corriera en grupo.
Como no tenía nada que perder, dejó aflorar sus instintos y se inclinó hacia el otro lobo. Su movimiento era claro, iba a por su boca. Ahora era decisión de Reydek si respondía a su gesto o le devolvía un golpe y se marchaba de allí.
En su mente había una duda dando vueltas. ¿Por qué estaba Reydek allí realmente? Le había ayudado, habian comido, habían corrido por el callejón y ahora estaba allí, en su cama, apurando los restos de una botella. Notaba una tensión en el aire, pero... Si no quería estar con él, podría irse. Si se quedaba, con lo que había implícito en el ambiente... quizás es que aceptaba la idea.
Esthia no era de los que se negaba a pasar un buen rato, sobre todo teniendo en cuenta que para ello siempre tenía que esconderse, porque la sociedad no estaba preparada para los hombres como él. Tomaba de la vida lo poco que podía, ya que sabía que, en algún momento, tendría que dejarse llevar por la corriente y formar una familia... o unirse a una manada y asumir que siempre sería un lobo solitario, aunque corriera en grupo.
Como no tenía nada que perder, dejó aflorar sus instintos y se inclinó hacia el otro lobo. Su movimiento era claro, iba a por su boca. Ahora era decisión de Reydek si respondía a su gesto o le devolvía un golpe y se marchaba de allí.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
La botella iba y venía. De las manos de Reydek pasaba a sus labios, y de los labios a la mano de Esthia, que de nuevo, volvía a llevarsela a los labios. El lobo trataba de concentrarse en aquellos tontos movimientos, que le ayudaban en la idea y venida a estar unos segundo desconectado de su entorno. Llevaba un rato sopesando la idea de que iban a besarse, que si ya habían llegado al punto de estar ambos tumbados en la misma cama, no había marcha atrás. El nerviosismo de la idea hizo que le quitase de nuevo la botella a Esthia, como enfadado por haber roto la maravillosa cadena boca mano mano boca, donde él estaba centrado.
Tan pronto como el último trago y el licor tocó el culo de la botella, Reydek se encontró con los ojos de Esthía, que recostándose hacía el le ofreció sus labios. Su mano soltó el cuello de la botella que cayó al suelo, golpeando con fuerza la madera y rodando hasta los pies de la cama.
Los ojos azules del licantropo se centraron e los verdes de su compañero. Tal vez fueron unos segundos, y aquel parón que Rey estaba viviendo ni si quiera había existido, pero le dio la confianza suficiente para hundir su mano en el cabello de él, y besar sus labios suavemente, invitando a Esthia a ponerse sobre él mientras se fundían en aquel beso.
Tan pronto como el último trago y el licor tocó el culo de la botella, Reydek se encontró con los ojos de Esthía, que recostándose hacía el le ofreció sus labios. Su mano soltó el cuello de la botella que cayó al suelo, golpeando con fuerza la madera y rodando hasta los pies de la cama.
Los ojos azules del licantropo se centraron e los verdes de su compañero. Tal vez fueron unos segundos, y aquel parón que Rey estaba viviendo ni si quiera había existido, pero le dio la confianza suficiente para hundir su mano en el cabello de él, y besar sus labios suavemente, invitando a Esthia a ponerse sobre él mientras se fundían en aquel beso.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/01/2017
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Rodó por la cama hasta que tuvo a Reydek debajo de su cuerpo. Se sostuvo sobre sus rodillas, en el borde del lecho, y en sus codos, a ambos lados de la cabeza del otro lobo. Sonrió ampliamente tras los primeros besos. No tenía ya dudas de que esa iba a ser una buena noche a pesar de los golpes que había recibido en el callejón. Se quejó un poco al moverse, porque se sentía como si tuviera agujetas por todas partes. Aunque merecía la pena por sentir esos labios contra los suyos e irlos abriendo poco a poco con caricias de su traviesa lengua, hasta buscar una compañera de juegos con la que disputarse el control.
-Creo que la siguiente botella puede esperar un poquito...
Se dejó caer de nuevo sobre el colchón, liberando a Reydek de su prision, pero quedando a su costado, a su alcance, dispuesto a seguir aquello que habían empezado.
La mano que tenía libre bajó por el pecho del otro lobo, hasta la cinturilla de su pantalón. Pero no se atrevió a ir más allá.
-Creo que la siguiente botella puede esperar un poquito...
Se dejó caer de nuevo sobre el colchón, liberando a Reydek de su prision, pero quedando a su costado, a su alcance, dispuesto a seguir aquello que habían empezado.
La mano que tenía libre bajó por el pecho del otro lobo, hasta la cinturilla de su pantalón. Pero no se atrevió a ir más allá.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
La mano de Reydek se separó del cabello de Esthía cuando este se separó de sus labios. Su cuerpo quedó de nuevo libre mientras que cogía aire para recostarse mejor, observando a su compañero tumbado a su lado. No sabía muy bien moverse en el sexo, no era de los que solía entablar una relación tan duradera como para dar rienda suelta a este tipo de contacto.
La mano de Esthia quedó parada sobre su pecho desnudo, fue deslizándose lentamente hasta su vaquero, parándose pidiendo permiso con la mirada. Rey tiró su cintura hacía arriba dándole lo que buscaba, mientras que acerca su cuerpo entero. Las manos soltaron el vaquero de Esthia y lo deslizaron levemente hacía abajo, arrastrando consigo la rompa interior.
Cuando Esthia finalmente hizo lo que buscaba en su pantalón, Reydek sintió la incomodidad de la postura y de sobre sus caderas. Suspiró separándose de los labios de él para incorporarse y levantarse de la cama. Bajó toda su ropa, quedando desnudo frente a él y esbozó una sonrisa. A estas alturas, ya tendría que haber notado su torpeza y su nerviosismo, que era torpe y pato, por su inexperiencia. Dio un paso al frente y arrancó el pantalón de su compañero, dejandole también desnudo. Se acercó al borde de la cama, y le colocó de rodillas para poder besarle manteniéndose de pie enfrente de él.
Sus manos se deslizaron por la espalda del Joven, hasta dejar una en su trasero, pegandole a él lo suficiente para que sus sexos se notasen contra el cuerpo del otro, Reydek deslizó una mano entre ellos, rodeando la polla de Esthia, comenzando a masajearla.
pon el +18 en el titulo.
La mano de Esthia quedó parada sobre su pecho desnudo, fue deslizándose lentamente hasta su vaquero, parándose pidiendo permiso con la mirada. Rey tiró su cintura hacía arriba dándole lo que buscaba, mientras que acerca su cuerpo entero. Las manos soltaron el vaquero de Esthia y lo deslizaron levemente hacía abajo, arrastrando consigo la rompa interior.
Cuando Esthia finalmente hizo lo que buscaba en su pantalón, Reydek sintió la incomodidad de la postura y de sobre sus caderas. Suspiró separándose de los labios de él para incorporarse y levantarse de la cama. Bajó toda su ropa, quedando desnudo frente a él y esbozó una sonrisa. A estas alturas, ya tendría que haber notado su torpeza y su nerviosismo, que era torpe y pato, por su inexperiencia. Dio un paso al frente y arrancó el pantalón de su compañero, dejandole también desnudo. Se acercó al borde de la cama, y le colocó de rodillas para poder besarle manteniéndose de pie enfrente de él.
Sus manos se deslizaron por la espalda del Joven, hasta dejar una en su trasero, pegandole a él lo suficiente para que sus sexos se notasen contra el cuerpo del otro, Reydek deslizó una mano entre ellos, rodeando la polla de Esthia, comenzando a masajearla.
pon el +18 en el titulo.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 23/01/2017
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Si notó su inexperiencia, no dijo nada. Porque no había nada que decir. Iban a pasar un buen rato los dos, iba a encargarse de ello. Y si Reydek no se sentía cómodo, iba a ser un coñazo para ambos, porque los nervios y la tensión nunca eran buenos en ese tipo de situaciones. Le dejó llevar la iniciativa, para que fuera cogiendo confianza. Le regaló su perenne sonrisa y asaltó su boca cuando le atrapó contra su palma.
-Relájate -susurró, pegando su frente a la de Reydek, de forma que su nariz rozaba la del otro lobo. Su mano le recorrió la espalda, sobre la columna, hasta acabar en su trasero, empujándole contra su cuerpo-. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Porque nadie iba a ir a interrumpirles, porque la puerta estaba atrancada y porque quería disfrutar de la experiencia al máximo. Llevaba muy poco tiempo en París y apenas conocía a nadie. Mucho menos a un nivel tan íntimo como el que estaba alcanzando con ese hombre.
Empujó las caderas hacia adelante, para deslizarse entre los dedos del lobo, retomando los besos, para relajarle. Abandonó su boca para recorrer la línea de su mandíbula hasta el cuello. Atrapó la piel sobre la clávícula y la mordió levemente, sólo marcándola, lamiendo la parte que quedaba entre sus dientes.
-¿Qué quieres, Rey? -se tomó la libertad de ponerle un diminutivo-. Dime qué es lo que quieres.
-Relájate -susurró, pegando su frente a la de Reydek, de forma que su nariz rozaba la del otro lobo. Su mano le recorrió la espalda, sobre la columna, hasta acabar en su trasero, empujándole contra su cuerpo-. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Porque nadie iba a ir a interrumpirles, porque la puerta estaba atrancada y porque quería disfrutar de la experiencia al máximo. Llevaba muy poco tiempo en París y apenas conocía a nadie. Mucho menos a un nivel tan íntimo como el que estaba alcanzando con ese hombre.
Empujó las caderas hacia adelante, para deslizarse entre los dedos del lobo, retomando los besos, para relajarle. Abandonó su boca para recorrer la línea de su mandíbula hasta el cuello. Atrapó la piel sobre la clávícula y la mordió levemente, sólo marcándola, lamiendo la parte que quedaba entre sus dientes.
-¿Qué quieres, Rey? -se tomó la libertad de ponerle un diminutivo-. Dime qué es lo que quieres.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Tiró su cabeza hacía atrás cerrando los ojos, ahogó un gemido apretando la mandíbula cuando los labios de Esthia recorrieron su cuello. El bello rubio se le erizó, el cual era apenas visible por la morena piel del licántropo. Sin embargo el muchacho se habría dado cuenta de lo que había provocado gracias a la mano que tenía en su espalda. Puesto que la piel había reaccionado de la misma manera a causa de la segregación de adrenalina.
La áspera mano de Reydek volvió a perderse en el cabello de Esthia mientras que la otra seguía masajeando su miembro, Esthia movió su cadera y Rey trató de acelerar y apretar un poco más, para que no tuviese que hacerlo todo él.
El calor corporal de ambos era tan elevado que el sudor comenzaba a hacer brillar sus cuerpos. Esthia seguía de rodillas sobre la cama y Reydek de pie enfrente. Tenía la respiración agitada y se sentía algo mareado por culpa de la rápidez con la que había bebido. Sus ojos buscaron los de su compañero cuando este le habló - Quiero acariciarte, besarte, tocarte hasta que nuestra piel se funda en una sola - su voz era ronca, había desaparecido toda la dureza de su rostro, con delicadeza, sus dedos se entrelazaron con un mechón del cabello de Esthía. Sin más divagaciones Reydek volvió a capturar los labios de Esthia con los suyos, abandonándolos a los segundos para deslizarse por su clavícula, pecho, cadera, hasta su polla, la cual rodeó con sus dedos para masajearla a la vez que se la metía en la boca. Su lengua lamió la punta de su sexo mientras que su mano llevaba un movimiento rítmico y suave. Reydek no sabría mucho de sexo, pero a mano cambiada sabía que lo más placentero era hacerlo jugar con los ritmos, y hacerlo siempre lo más largo posible.
La mano izquierda de Rey se deslizó por el pecho desnudo de Esthia hasta su trasero, invitándole a mover la cadera si eso le resultaba más placentero. Podía follarle la boca si quería.
La áspera mano de Reydek volvió a perderse en el cabello de Esthia mientras que la otra seguía masajeando su miembro, Esthia movió su cadera y Rey trató de acelerar y apretar un poco más, para que no tuviese que hacerlo todo él.
El calor corporal de ambos era tan elevado que el sudor comenzaba a hacer brillar sus cuerpos. Esthia seguía de rodillas sobre la cama y Reydek de pie enfrente. Tenía la respiración agitada y se sentía algo mareado por culpa de la rápidez con la que había bebido. Sus ojos buscaron los de su compañero cuando este le habló - Quiero acariciarte, besarte, tocarte hasta que nuestra piel se funda en una sola - su voz era ronca, había desaparecido toda la dureza de su rostro, con delicadeza, sus dedos se entrelazaron con un mechón del cabello de Esthía. Sin más divagaciones Reydek volvió a capturar los labios de Esthia con los suyos, abandonándolos a los segundos para deslizarse por su clavícula, pecho, cadera, hasta su polla, la cual rodeó con sus dedos para masajearla a la vez que se la metía en la boca. Su lengua lamió la punta de su sexo mientras que su mano llevaba un movimiento rítmico y suave. Reydek no sabría mucho de sexo, pero a mano cambiada sabía que lo más placentero era hacerlo jugar con los ritmos, y hacerlo siempre lo más largo posible.
La mano izquierda de Rey se deslizó por el pecho desnudo de Esthia hasta su trasero, invitándole a mover la cadera si eso le resultaba más placentero. Podía follarle la boca si quería.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Esthia sonrió ante las palabras de Reydek. No pudo evitarlo. Como punto y final de esa escueta conversación, atrapó su labio inferior con los dientes, dejandolo escapar suavemente al tirar hacia atrás. Pensó en protestar cuando Reydek abandonó su boca, pero fue para recorrer su cuerpo, así que no había lugar a queja.
Contuvo la respiración cuando la lengua del otro lobo degustó a placer la ardiente carne venosa. Tan sensible que enviaba corrientes electricas por su espina dorsal. Si ése era el premio por una paliza en un callejón, que le dieran quince o veinte al día. Porque el leve resquicio de temor que vio en los ojos de su improvisado compañero de cama le produjo ternura y comprensión. Él mismo había tenido esa mirada mucho tiempo atrás, antes de que el sexo casual y aleatorio se convirtiera en una constante en su vida.
¿Quién podía resistirse a unos ojos así?
Metió la mano entre el pelo de Reydek, hacia su nuca. Le apretó suavemente contra sus caderas, marcando el ritmo, pero sin llegar a toda la profundidad que permitía. Quería jugar. Un poco más dentro. Un poco más. Y de nuevo le separaba de cuerpo. Se inclinó para devorar su boca con ansia y volvió a recuperar la posición anterior, dejando que engullese todo lo que quisiera de él.
Soltó un gemido estrangulado cuando rozó casi la garganta de Reydek. Oh, sí, podía pasar toda la noche deslizándose en su boca. Hasta regársela de blanco si hacía falta. Pero antes tenía mucho que disfrutar de ese cuerpo. Y, sobre todo, dejar que Rey disfrutara del suyo. Porque para eso estaban allí, para disfrutarse mutuamente, sin pensar en las consecuencias, sin pensar en qué iba a pasar cuando saliera el sol, sin que les importase.
Volvió a poner la mano en la nuca, le sonrió, mordiéndose el labio, y movió las caderas, hundiéndose todo lo profundamente que podía entre sus labios.
Contuvo la respiración cuando la lengua del otro lobo degustó a placer la ardiente carne venosa. Tan sensible que enviaba corrientes electricas por su espina dorsal. Si ése era el premio por una paliza en un callejón, que le dieran quince o veinte al día. Porque el leve resquicio de temor que vio en los ojos de su improvisado compañero de cama le produjo ternura y comprensión. Él mismo había tenido esa mirada mucho tiempo atrás, antes de que el sexo casual y aleatorio se convirtiera en una constante en su vida.
¿Quién podía resistirse a unos ojos así?
Metió la mano entre el pelo de Reydek, hacia su nuca. Le apretó suavemente contra sus caderas, marcando el ritmo, pero sin llegar a toda la profundidad que permitía. Quería jugar. Un poco más dentro. Un poco más. Y de nuevo le separaba de cuerpo. Se inclinó para devorar su boca con ansia y volvió a recuperar la posición anterior, dejando que engullese todo lo que quisiera de él.
Soltó un gemido estrangulado cuando rozó casi la garganta de Reydek. Oh, sí, podía pasar toda la noche deslizándose en su boca. Hasta regársela de blanco si hacía falta. Pero antes tenía mucho que disfrutar de ese cuerpo. Y, sobre todo, dejar que Rey disfrutara del suyo. Porque para eso estaban allí, para disfrutarse mutuamente, sin pensar en las consecuencias, sin pensar en qué iba a pasar cuando saliera el sol, sin que les importase.
Volvió a poner la mano en la nuca, le sonrió, mordiéndose el labio, y movió las caderas, hundiéndose todo lo profundamente que podía entre sus labios.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Las manos de Reydek agarraron con fuerza las caderas de Esthia mientras esta se movían con ritmo cambiante. El deseo era tan grande como el calor que sentía que le recorría el cuerpo. Sentía la necesidad de sentirlo, de rozar cada centímetro de su cuerpo, su entrepierna estaba tan dura que parecía que iba a reventar, y cuando no pudo más se incorporó subiendo hacía arriba, recorriendo el trayecto entre pequeños besos que iba depositando por la cadera, pecho, hasta su cuello y finalmente labios. Como un acto reflejo pegó su cadera a la de él, en busca de un contacto que le liberase de aquella maldita presión que le traía de cabeza y casi le mareaba.
Su lengua se deslizó por la boca de él, mientras subía a la cama, de rodillas. Quería entrar en él, pero no sabía como pedírselo, cómo hacerlo. Apoyó su frente contra la del muchacho y abrió los ojos en busca de los de él, tratando de hacerle saber lo que deseaba - Esthia - gruño, mientras su mano se deslizaba por su espalda hasta su trasero - te deseo - besó su cuello con fiereza.
Su lengua se deslizó por la boca de él, mientras subía a la cama, de rodillas. Quería entrar en él, pero no sabía como pedírselo, cómo hacerlo. Apoyó su frente contra la del muchacho y abrió los ojos en busca de los de él, tratando de hacerle saber lo que deseaba - Esthia - gruño, mientras su mano se deslizaba por su espalda hasta su trasero - te deseo - besó su cuello con fiereza.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
El deseo era mutuo y más que evidente. El lobo blanco aprovechó que sus cuerpos estaban tan cerca para colar la mano entre ellos y encerrar sus sexos juntos, en su puño, bombeando lentamente, todo lo largo que eran, apretando conforme se acercaba a la cúspide y relajando el agarre cuando bajaba la mano contra la excitada carne.
-Y me tendrás, Rey. Me tendrás -murmuró en una promesa que estaba más que dispuesto a cumplir esa noche.
Porque si algo era Esthia en esas lides, era osado. No tenía tabúes, le gustaba experimentar y estaba encantado de llevar de la mano a Reydek por esos caminos. Le empujó para que rodara por la cama, hasta tenerlo bajo él, con el pecho pegado al colchón.
-Pero antes vamos a divertirnos un poco... ¿O ya te has cansado de jugar?
Pasó la mano por su espalda, sobre la columna, manteniendole contra la cama, hasta llegar a sus caderas. De un tirón, lo levantó y coló la rodilla entre las suyas para abrirle las piernas.
-Relájate.
Susurró roncamente antes de comenzar a morderle una nalga, comenzando un camino que a todas luces iba a terminar con la boca entre sus piernas.
-Y me tendrás, Rey. Me tendrás -murmuró en una promesa que estaba más que dispuesto a cumplir esa noche.
Porque si algo era Esthia en esas lides, era osado. No tenía tabúes, le gustaba experimentar y estaba encantado de llevar de la mano a Reydek por esos caminos. Le empujó para que rodara por la cama, hasta tenerlo bajo él, con el pecho pegado al colchón.
-Pero antes vamos a divertirnos un poco... ¿O ya te has cansado de jugar?
Pasó la mano por su espalda, sobre la columna, manteniendole contra la cama, hasta llegar a sus caderas. De un tirón, lo levantó y coló la rodilla entre las suyas para abrirle las piernas.
-Relájate.
Susurró roncamente antes de comenzar a morderle una nalga, comenzando un camino que a todas luces iba a terminar con la boca entre sus piernas.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Un cosquilleo recorrió el cuerpo de Reydek, no sabía se había sido una corriente, el ambiente o el aliento de Esthia en su piel, susurrándole todas aquellas palabras. El caso es que disfrutó de aquella sensación cerrando los ojos y tirando la cabeza hacía atrás. Los dedo de Esthía parecían estar electrificados, lugar que tocaban lugar que marcaba. El placer era enorme, al igual que la dureza de su polla.
Un jadeo se escapó cuando controló su cuerpo, cualquier gesto le volvía loco, el deseo era tan grande que necesitaba atravesar la linea y sentir un poco de desahogo. En un abrir y cerrar de ojos la postura era diferente, y el cuerpo de Reydek era el buffet de su compañero. Agarró su cadera y la lanzó para dar comienzo al festín. Los labios de Esthía parecían estar hechos de terciopelo y a pesar de que lo que le acompañó al gesto fue un mordisco, el muchacho no se quejó, al contrario, dejó escapar un suspiro.
Cerró los ojos tratando de hacer caso a sus palabras. Pero era tan difícil relajarse cuando era tu primera vez con un hombre y no sabías por donde podía avanzar la situación ...
Un jadeo se escapó cuando controló su cuerpo, cualquier gesto le volvía loco, el deseo era tan grande que necesitaba atravesar la linea y sentir un poco de desahogo. En un abrir y cerrar de ojos la postura era diferente, y el cuerpo de Reydek era el buffet de su compañero. Agarró su cadera y la lanzó para dar comienzo al festín. Los labios de Esthía parecían estar hechos de terciopelo y a pesar de que lo que le acompañó al gesto fue un mordisco, el muchacho no se quejó, al contrario, dejó escapar un suspiro.
Cerró los ojos tratando de hacer caso a sus palabras. Pero era tan difícil relajarse cuando era tu primera vez con un hombre y no sabías por donde podía avanzar la situación ...
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
La lengua de Esthia no podía estarse quieta. Si no estaba hablando, era porque se ocupaba en otros menesteres. Menesteres mucho más placenteros. Saboreaba a Reydek, tomandose su tiempo, dejando que su cuerpo se acostumbrase al juego de su boca.
Subió a besos por su espalda, dejando la mano acariciando la piel de Reydek. Se acercó hasta tenerlo de frente, tomandole el mentón.
-Voy a comerte. Y te gustará. Soy bueno en ello -sonrió de medio lado, intentando quitar hierro al asunto-. Esto es para disfrutar los dos. Si estás incómodo, si no te gusta, no tendrá gracia. Así que quiero que hagas lo que quieras, por descabellado que te parezca, siéntete libre. De hacer y de pedir. Yo no voy a juzgarte, al contrario, me muero por explorarte y por verte completamente libre. Lo que pase entre estas cuatro paredes va a quedarse aquí, no tienes nada que temer.
Asaltó su boca con hambre, en un beso fiero, que rompió para bajar por su espalda otra vez, sobre su columna, separandole las piernas para tocarle entre ellas, bombeando lentamente su carne excitada, para distraerle de la incomodidad inicial de su lengua preparando el terreno.
Subió a besos por su espalda, dejando la mano acariciando la piel de Reydek. Se acercó hasta tenerlo de frente, tomandole el mentón.
-Voy a comerte. Y te gustará. Soy bueno en ello -sonrió de medio lado, intentando quitar hierro al asunto-. Esto es para disfrutar los dos. Si estás incómodo, si no te gusta, no tendrá gracia. Así que quiero que hagas lo que quieras, por descabellado que te parezca, siéntete libre. De hacer y de pedir. Yo no voy a juzgarte, al contrario, me muero por explorarte y por verte completamente libre. Lo que pase entre estas cuatro paredes va a quedarse aquí, no tienes nada que temer.
Asaltó su boca con hambre, en un beso fiero, que rompió para bajar por su espalda otra vez, sobre su columna, separandole las piernas para tocarle entre ellas, bombeando lentamente su carne excitada, para distraerle de la incomodidad inicial de su lengua preparando el terreno.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Reydek trataba de concentrarse en entender las palabras de Esthia, pero la sangre apenas le llevaba el cerebro. Asentía pero realmente sólo se quedaba con las palabras que se auto seleccionaban al azar, lo suficiente para saber que todo iba bien, que su compañero estaba disfrutando de aquella situación, y que nada debía preocuparle más que tratar de devolver un poco de todo lo que estaba recibiendo. Volver a repetirle que era inexperto sólo le pondría de nuevo más nervioso, y volvería a incomodar al licantropo. Y no.
Reydek no sabría acariciar un cuerpo masculino, pero besaba como nadie. Y cuando al fin se vio en un terreno conocido, devolvió con ferocidad el sentimiento que les embriagaba cuando sus lenguas se rozaron. Enterró su mano en el cabello de Esthia mientras se besaban con pasión hasta que se separaron, y jadeando, cerró los ojos y tiro la cabeza hacía atrás, dejando que el hormigueo que le proporcionaban los labios de él sobre su piel, se dibujara en su mente.
Pocos instantes después, todo se nubló. El cuerpo de Reydek se estremeció al sentir los calientes labios de Esthia alrededor de su polla dura, y un jadeo sonoro se escapó de lo profundo de su pecho, mientras que el sudor comenzaba a resbalar por su pecho desnudo. No podía describir lo que sentía. El calor, la humedad, y los movimientos le estaban mareando de gozo.
Reydek no sabría acariciar un cuerpo masculino, pero besaba como nadie. Y cuando al fin se vio en un terreno conocido, devolvió con ferocidad el sentimiento que les embriagaba cuando sus lenguas se rozaron. Enterró su mano en el cabello de Esthia mientras se besaban con pasión hasta que se separaron, y jadeando, cerró los ojos y tiro la cabeza hacía atrás, dejando que el hormigueo que le proporcionaban los labios de él sobre su piel, se dibujara en su mente.
Pocos instantes después, todo se nubló. El cuerpo de Reydek se estremeció al sentir los calientes labios de Esthia alrededor de su polla dura, y un jadeo sonoro se escapó de lo profundo de su pecho, mientras que el sudor comenzaba a resbalar por su pecho desnudo. No podía describir lo que sentía. El calor, la humedad, y los movimientos le estaban mareando de gozo.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
El lobo blanco no tenía prisa. Se tomó su tiempo para degustar a Reydek y arrancarle a mordiscos cuanto sonido pudiera poner de manifiesto los estragos en su cuerpo. Pasó las manos por su pecho y sus muslos. Lamió y mordió suavemente la piel, sin llegar a marcarla más que con la succión.
Recibió la palpitante carne en su boca, apretándola con la lengua contra el paladar, devorándole como si fuera su dulce favorito. Mentiría si dijera que se apartó satisfecho, pero había tanto que todavía quería explorar.
Se colocó una vez más a su espalda, entre sus piernas, separándolas con las manos, apretando las nalgas y dejando caer la saliva de su boca entre ellas para recogerla con sus dedos.
Tanteó con uno de ellos. Sabía demasiado bien que los inicios eran complicados y más en aquellas lides. Pero merecía tanto la pena pasar ese leve dolor, esa incomodidad primera, esa vergüenza que siempre acudía por hacer algo que la sociedad tenía marcado a fuego como inmoral y pecaminoso.
Estudió la reacción de Reydek para saber hasta dónde podía llegar en ese primer acercamiento, sin dejar de besar su piel, justo bajo la línea de los riñones, y de masturbarle con la otra mano, para que la escalada hacia el placer de un lado, opacara el dolor momentáneo en el otro.
Recibió la palpitante carne en su boca, apretándola con la lengua contra el paladar, devorándole como si fuera su dulce favorito. Mentiría si dijera que se apartó satisfecho, pero había tanto que todavía quería explorar.
Se colocó una vez más a su espalda, entre sus piernas, separándolas con las manos, apretando las nalgas y dejando caer la saliva de su boca entre ellas para recogerla con sus dedos.
Tanteó con uno de ellos. Sabía demasiado bien que los inicios eran complicados y más en aquellas lides. Pero merecía tanto la pena pasar ese leve dolor, esa incomodidad primera, esa vergüenza que siempre acudía por hacer algo que la sociedad tenía marcado a fuego como inmoral y pecaminoso.
Estudió la reacción de Reydek para saber hasta dónde podía llegar en ese primer acercamiento, sin dejar de besar su piel, justo bajo la línea de los riñones, y de masturbarle con la otra mano, para que la escalada hacia el placer de un lado, opacara el dolor momentáneo en el otro.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
El mareo empezaba a nublarle la razón, provocando que cada gesto que tuviese esthai sobre su cuerpo le llevase a la locura, a perder la razón. La sangre había dejado de hacer su recorrido de rigor. Todo estaba concentrado entre sus piernas. Apoyó su frente contra la de él mientras se daban un efímero beso. Esthia parecía saber que se hacía y disfrutar tanto de la poca experiencia del muchacho como de su cuerpo.
Reydek cerró los ojos y apoyó ambas manos en la pared cuando le separó las piernas, el temido momento había llegado, pero quería saborearlo, ver si aquello era de su gusto. Cerró los ojos y dejo caer su cabeza entre sus hombros.
Una punzada de dolor electrificó todo su cuerpo, alzando su cabeza en acto reflejo, la mandíbula de Reydek se cerró con fuerza, mientras que algo realmente duro comenzaba a atravesarle. La respiración se volvió entrecortada y la mano de Esthia por mucho que se moviese en la parte delantera, el dolor no acababa de apaciguarse - Para - jadeó, tratando de liberarse de aquello que le estaba jodiendo toda la marrana - No puedo - le confesó - Esto de joder, jode de verdad - le dijo, sentándose sobre la cama y dejándose caer. Apoyó una mano en su frente sudada apartándose el pelo, y tomó una bocana de aire - Lo siento Esthia - le buscó con la mirada. Buscó su rostro de decepción.
Reydek cerró los ojos y apoyó ambas manos en la pared cuando le separó las piernas, el temido momento había llegado, pero quería saborearlo, ver si aquello era de su gusto. Cerró los ojos y dejo caer su cabeza entre sus hombros.
Una punzada de dolor electrificó todo su cuerpo, alzando su cabeza en acto reflejo, la mandíbula de Reydek se cerró con fuerza, mientras que algo realmente duro comenzaba a atravesarle. La respiración se volvió entrecortada y la mano de Esthia por mucho que se moviese en la parte delantera, el dolor no acababa de apaciguarse - Para - jadeó, tratando de liberarse de aquello que le estaba jodiendo toda la marrana - No puedo - le confesó - Esto de joder, jode de verdad - le dijo, sentándose sobre la cama y dejándose caer. Apoyó una mano en su frente sudada apartándose el pelo, y tomó una bocana de aire - Lo siento Esthia - le buscó con la mirada. Buscó su rostro de decepción.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Pero lo que mostraba su rostro era una sonrisa comprensiva.
-Es culpa mía, perdona. Me emocioné mucho y no tuve cuidado. Al principio siempre duele -mientras hablaba, se sentó frente a Reydek en la cama, con las piernas cruzadas, sin cubrir su más que evidente excitación-. Pero te juro no sentirás nada igual. Ni siquiera con una mujer. Bueno, con alguna tal vez, depende de lo que os atrevais a jugar. -Alargó la mano para coger la del otro lobo-. Podemos parar, si quieres. No hay problema. Lo que sí... No te importa si yo acabo con esto, ¿no? -le soltó la mano y se señaló con ambas la entrepierna-. Luego me duelen los huevos horrores.
Y sin darle tiempo a responder, se dejó caer sobre el colchón y comenzó a tocarse entre las piernas flexionadas. No sentía vergüenza o pudor porque le estuvieran viendo. Al contrario, se recreó en sus propias caricias, se regaló a sí mismo una escalada rápida, lamió sus dedos y se autoinvadió sin darse cuartel hasta que todo su mundo estalló en un perfecto y brillante blanco
-Es culpa mía, perdona. Me emocioné mucho y no tuve cuidado. Al principio siempre duele -mientras hablaba, se sentó frente a Reydek en la cama, con las piernas cruzadas, sin cubrir su más que evidente excitación-. Pero te juro no sentirás nada igual. Ni siquiera con una mujer. Bueno, con alguna tal vez, depende de lo que os atrevais a jugar. -Alargó la mano para coger la del otro lobo-. Podemos parar, si quieres. No hay problema. Lo que sí... No te importa si yo acabo con esto, ¿no? -le soltó la mano y se señaló con ambas la entrepierna-. Luego me duelen los huevos horrores.
Y sin darle tiempo a responder, se dejó caer sobre el colchón y comenzó a tocarse entre las piernas flexionadas. No sentía vergüenza o pudor porque le estuvieran viendo. Al contrario, se recreó en sus propias caricias, se regaló a sí mismo una escalada rápida, lamió sus dedos y se autoinvadió sin darse cuartel hasta que todo su mundo estalló en un perfecto y brillante blanco
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
Reydek se quedó tendido en el colchón, frente a Esthia. Esperaba que reaccionara de mil maneras menos de aquella.. La mano del su compañero agarró con firmeza su propio sexo, comenzando a masturbarlo. Rey se levantó algo atónito, y tragó saliva de forma costosa - Es...- comenzó, pero tuvo que callarse al ver el placer que estaba sintiendo.
Parado en un lado de la habitación, con el amigo de capa caída, Reydek trató de dar la intimidad necesaria a Esthia para que acabase la faena. Se sentía un verdadero idiota al no haber podido ayudarle a hacerlo, o mejor dicho, al no demostrarle que en eso si era bueno y podía echar una mano, nunca mejor dicho.
Se vistió con rapidez, dándole asco lo pegada que le quedaba la camiseta al cuerpo por culpa del sudor - Será mejor que me marche - murmuró sin mirarle mientras abotonaba sus pantalones. Apretó el pomo de la puerta con su mano cerrada sobre él y miro a Esthia con una sonrisa - Si volvemos a encontrarnos, déjame acabar a mi, o al menos, déjame joderte - le guiñó un ojo y salió cerrando la puerta detrás de él. En ese instante necesitaba irse, desaparecer, darse una ducha fría o correr, correr mucho y hasta cansarse.
Parado en un lado de la habitación, con el amigo de capa caída, Reydek trató de dar la intimidad necesaria a Esthia para que acabase la faena. Se sentía un verdadero idiota al no haber podido ayudarle a hacerlo, o mejor dicho, al no demostrarle que en eso si era bueno y podía echar una mano, nunca mejor dicho.
Se vistió con rapidez, dándole asco lo pegada que le quedaba la camiseta al cuerpo por culpa del sudor - Será mejor que me marche - murmuró sin mirarle mientras abotonaba sus pantalones. Apretó el pomo de la puerta con su mano cerrada sobre él y miro a Esthia con una sonrisa - Si volvemos a encontrarnos, déjame acabar a mi, o al menos, déjame joderte - le guiñó un ojo y salió cerrando la puerta detrás de él. En ese instante necesitaba irse, desaparecer, darse una ducha fría o correr, correr mucho y hasta cansarse.
Reydek Paine- Licántropo Clase Media
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Re: Bajo la luz de la luna... [+18]
-No tienes que hacerlo -rebatió entrecortadamente cuando dijo que sería mejor que se marchase.
Respiraba a grandes bocanadas, su pecho desnudo subía y bajaba, había dejado caer las piernas por fuera de la cama. Se puso una mano a modo de almohada, mirando al techo, con los ojos perdidos en el infinito. Sin embargo, Reydek parecía querer marcharse a toda costa. Entendía su incomodidad. Tampoco era el primero que salía huyendo cuando se daba verdadera cuenta de lo que estaba pasando. Era complicado. Lo entendía. Era complicado asumir que podías ver a un hombre como algo más en una sociedad encorsetada por la falsa moral escrita en un libro de cuentos que se percibía como la palabra de Dios. Un Dios en el que él no creía. ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Cómo creer en alguien cuyas palabras hacen al mundo odiarte y que debas vivir una mentira de cara a la galería? No una, sino dos.
Así que no podía culpar a Reydek por marcharse. ¿Qué iba a hacer? ¿Cogerlo por la fuerza y demostrarle lo que se estaba perdiendo? No. Si quería descubrirlo, lo haría cuando estuviera preparado. Él mejor que nadie sabía que no se podían forzar esas cosas. Reydek necesitaba espacio.
-Claro. Seguro que nos topamos otra vez. Paris no es tan grande.
Levantó la cabeza y le sonrió antes de que se marchara. No había sido su mejor polvo, pero tampoco el peor. Era una pena, porque estaba seguro de que lo habrían pasado muy bien. Dejó caer de nuevo la cabeza sobre el colchón, inspiró con profundidad; la habitación olía a muchas cosas. Al día siguiente tendría que dejar abierta la ventana. Perezosamente se movió hasta colocarse en la cama, bajo las mantas. Acomodó la almohada, que conservaba el calor del otro cuerpo. Y se durmió.
Respiraba a grandes bocanadas, su pecho desnudo subía y bajaba, había dejado caer las piernas por fuera de la cama. Se puso una mano a modo de almohada, mirando al techo, con los ojos perdidos en el infinito. Sin embargo, Reydek parecía querer marcharse a toda costa. Entendía su incomodidad. Tampoco era el primero que salía huyendo cuando se daba verdadera cuenta de lo que estaba pasando. Era complicado. Lo entendía. Era complicado asumir que podías ver a un hombre como algo más en una sociedad encorsetada por la falsa moral escrita en un libro de cuentos que se percibía como la palabra de Dios. Un Dios en el que él no creía. ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Cómo creer en alguien cuyas palabras hacen al mundo odiarte y que debas vivir una mentira de cara a la galería? No una, sino dos.
Así que no podía culpar a Reydek por marcharse. ¿Qué iba a hacer? ¿Cogerlo por la fuerza y demostrarle lo que se estaba perdiendo? No. Si quería descubrirlo, lo haría cuando estuviera preparado. Él mejor que nadie sabía que no se podían forzar esas cosas. Reydek necesitaba espacio.
-Claro. Seguro que nos topamos otra vez. Paris no es tan grande.
Levantó la cabeza y le sonrió antes de que se marchara. No había sido su mejor polvo, pero tampoco el peor. Era una pena, porque estaba seguro de que lo habrían pasado muy bien. Dejó caer de nuevo la cabeza sobre el colchón, inspiró con profundidad; la habitación olía a muchas cosas. Al día siguiente tendría que dejar abierta la ventana. Perezosamente se movió hasta colocarse en la cama, bajo las mantas. Acomodó la almohada, que conservaba el calor del otro cuerpo. Y se durmió.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
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