AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Friend or foe? [privado] [+18]
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Friend or foe? [privado] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Cuando el rey de Irlanda tomó la decisión de enviarme a Francia supe que era una pésima idea, y como él también era mi abuelo me aferré a ese hecho para expresar en voz alta mi renuencia a embarcarme en este viaje. De nada sirvió por supuesto, ya tenía la decisión tomada y cuando en lugar de dirigirse a mi como mi abuelo lo hizo tomando su papel de soberano supe que su decisión era irrefutable. Nadie se atrevía a rebatir al monarca, especialmente cuando en su mandíbula se cernía la decisión absoluta, por algo había reinado durante tanto tiempo ganándose el favor de sus súbditos. El reino le apreciaba, tal y como habían apreciado a mi madre. En la corte era común que la recordasen y que me hablasen a menudo de su nobleza y su extraordinaria belleza. La gente tenía la idea de que yo seguiría sus pasos, buscaría un prospecto de noble ascendencia para casarme, tal y como ella lo había hecho cuando se unió en matrimonio a uno de los Pendragon. El rey se sentía inclinado a creer que yo era la apropiada para prolongar el linaje familiar y al ver que había rechazado cada posible prospecto en Irlanda decidió enviarme a Francia.
De nada valía apelar al hecho de que no tenía interés en encontrar ningún "candidato apropiado" para mi. El rey había hablado. Mi tío, el hermano menor de mi padre fue quien me escuchó y quien me convenció con respecto a acceder al viaje. Él era la única persona con la que realmente podía hablar, el único que comprendía mi necesidad de ser algo más que una dama de la corte. Él fue quien me enseñó a alzar las armas, a canalizar mis habilidades, a enfocar mis energías y a creer que podía valerme por mi misma.
Apelé a esa fe en mis propios recursos cuando el carruaje en el que viajaba por el camino hacia la capital francesa fue emboscado y los guardias asesinados. Creí percibir una extraña perturbación en el ambiente, como una energía sobrenatural que nos envolvía, algo que distrajo a los asaltantes y me permitió usar la espada. En ese momento vi algo que no puedo explicar, era como si hubiese sido transportada a otro lugar, duró tan solo una fracción de segundos, una en la que me encontraba de pie en un camino similar tras la búsqueda de algo que me eludía antes de regresar a mi realidad.
El camino frente a mi.
Ni siquiera intenté dilucidar lo que acababa de pasar, me alejé con rapidez de la escena del incidente, siguiendo el sendero. No tenía idea de cuantos kilómetros hacían falta aún para llegar a la ciudad. El camino parecía bastante largo así que procuré distraerme para no pensar en ello. Traía conmigo una pequeña flauta de pan, me había aferrado al instrumento cuando los asaltantes nos rodearon. A mi tío le hubiera hecho gracia escuchar que de todas mis pertenencias fue lo único que pensé en rescatar.
La llevé a mis labios y comencé a tocarla, concentrándome en una melodía alegre, que mejoró en entusiasmo a medida que avanzaba y así mis labios continuaron reproduciendo diferentes canciones con el sencillo instrumento. Melodías que me recordaban a Inglaterra, y que me hacían pensar en mis ancestros Pendragon y en nuestra historia familiar. Otra vez aquella corta visión que tuve al lado del carruaje regresó para presentarse frente a mis ojos, pero ahora escuchaba una melodía... Sacudí mi cabeza, creo que me había golpeado fuerte al luchar con los asaltantes.
Aparté el instrumento de mi boca y miré a mi alrededor, había escuchado acercarse a alguien. Me escondí con rapidez detrás del tronco grueso de un árbol al lado del camino para discernir de quien se trataba. No pensaba exponerme a otro bandolero, rogaba que no lo fuera y que trajera una cantimplora con agua o algo por el estilo y que estuviera dispuesto a compartirla. Así que asomé apenas mi rostro desde atrás del tronco para ver si parecía amigo o enemigo…
De nada valía apelar al hecho de que no tenía interés en encontrar ningún "candidato apropiado" para mi. El rey había hablado. Mi tío, el hermano menor de mi padre fue quien me escuchó y quien me convenció con respecto a acceder al viaje. Él era la única persona con la que realmente podía hablar, el único que comprendía mi necesidad de ser algo más que una dama de la corte. Él fue quien me enseñó a alzar las armas, a canalizar mis habilidades, a enfocar mis energías y a creer que podía valerme por mi misma.
Apelé a esa fe en mis propios recursos cuando el carruaje en el que viajaba por el camino hacia la capital francesa fue emboscado y los guardias asesinados. Creí percibir una extraña perturbación en el ambiente, como una energía sobrenatural que nos envolvía, algo que distrajo a los asaltantes y me permitió usar la espada. En ese momento vi algo que no puedo explicar, era como si hubiese sido transportada a otro lugar, duró tan solo una fracción de segundos, una en la que me encontraba de pie en un camino similar tras la búsqueda de algo que me eludía antes de regresar a mi realidad.
El camino frente a mi.
Ni siquiera intenté dilucidar lo que acababa de pasar, me alejé con rapidez de la escena del incidente, siguiendo el sendero. No tenía idea de cuantos kilómetros hacían falta aún para llegar a la ciudad. El camino parecía bastante largo así que procuré distraerme para no pensar en ello. Traía conmigo una pequeña flauta de pan, me había aferrado al instrumento cuando los asaltantes nos rodearon. A mi tío le hubiera hecho gracia escuchar que de todas mis pertenencias fue lo único que pensé en rescatar.
La llevé a mis labios y comencé a tocarla, concentrándome en una melodía alegre, que mejoró en entusiasmo a medida que avanzaba y así mis labios continuaron reproduciendo diferentes canciones con el sencillo instrumento. Melodías que me recordaban a Inglaterra, y que me hacían pensar en mis ancestros Pendragon y en nuestra historia familiar. Otra vez aquella corta visión que tuve al lado del carruaje regresó para presentarse frente a mis ojos, pero ahora escuchaba una melodía... Sacudí mi cabeza, creo que me había golpeado fuerte al luchar con los asaltantes.
Aparté el instrumento de mi boca y miré a mi alrededor, había escuchado acercarse a alguien. Me escondí con rapidez detrás del tronco grueso de un árbol al lado del camino para discernir de quien se trataba. No pensaba exponerme a otro bandolero, rogaba que no lo fuera y que trajera una cantimplora con agua o algo por el estilo y que estuviera dispuesto a compartirla. Así que asomé apenas mi rostro desde atrás del tronco para ver si parecía amigo o enemigo…
Última edición por Devon Pendragon el Vie Mar 31, 2017 11:52 am, editado 1 vez
Devon Pendragon- Humano Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 03/02/2017
Re: Friend or foe? [privado] [+18]
Una vez dejado atrás el primer momento sus embestidas se tornaron más rápidas, más fuertes. Me percataba perfectamente de la forma en que me había tratado, de como se había acoplado a mi cuerpo teniendo en cuenta que era mi primera vez, siendo dulce e intenso conmigo cuando pudo no haber sido así.
Escuchar sus roncos jadeos, la manera en que gruñía en respuesta a cada encuentro de nuestros sexos me excitaba como nada, no podía dejar de buscar esos ojos verdes, que no solo me hablaban de sus guerras, si no de sus pasiones, de sus caídas y de sus triunfos. Su mirada refulgía transmitiéndome más de lo que él me diría alguna vez, me hablaba de su historia, me transmitía sus distintas emociones y en un segundos que no supe comprender, me sentí transportada a ese mundo suyo. Estaba de pie junto a él, en esa tierra nórdica, amplia y vasta, fructífera y salvaje, rodeada de fuego y de hombres de acero, el viento gélido mecía mi oscuro cabello, podía oler, sentir la tierra de vikingos. Allí le vi encontrando sus esmeraldas, y comprendí que lo que lo que veía a nuestro alrededor era su hogar. Estaba tan cerca que podía rozar sus dedos con mis manos, y eso fue lo que hice, mezclándose ese momento con el presente, entrelacé mis dedos con los suyos, uniendo nuestras palmas, mi otra mano viajando hacia su pecho para sentir su respiración acelerada, la manera en que su corazón latía con fuerza mientras sentía que mi pecho no podría contener el mío.
El placer se trasformó en un torbellino, desvaneciéndose esa vívida y breve visión en la cual sentí haberme materializado en otro espacio, en otro tiempo. En el presente las oleadas intensas hicieron que echase mi cabeza hacia atrás, invitándolo a que sus labios regresaran a mi piel, a mis pechos, quería que siguiera enseñándome lo que era disfrutar al fundirme con su cuerpo, al danzar junto a sus caderas, sentir lo que nunca había sentido, darme cuenta de que deseaba más. Mis piernas se enredaban en cintura apretándole con fuerza, mi intimidad se tensaba aprisionando su mástil, friccionando una y otra vez. Mi labio se hinchó cuando el lo mordió, sonreí excitada, todo era mágico, erótico, perfecto. Mis labios surcaron su mandíbula, bajaron por su garganta, pasé mi lengua por su base, él gruñía y yo me detenía allí volviendo a recorrer esa zona despacio.
Gemí a medida que sus embestidas amenazaron con hacer estallar todas mis moléculas, me estaba llevando al cielo con una intensidad vertiginosa. Mis dientes se aferraron con fuerza a su clavícula mordiéndola tan fuerte que vi unas pequeñas gotas de sangre brotar de su piel. Nuestros labios se encontraron de nuevo, húmedos colisionaron profundamente, mis caderas le siguieron enloquecidas y finalmente sentí esa explosión que me recorrió toda entera haciéndome gemir desde lo más hondo de mi ser antes de sentir como él se esparcía en mi interior.
Mis mejillas estaban sonrojadas cuando nuestras frentes se encontraron, sonreí al escuchar que le había gustado, intentaba recuperar el ritmo normal de mi respiración para poder hablar. Mis manos dibujaban el tatuaje de su espalda, seguía estremecida cuando nos acostamos sobre las pieles y mi cuerpo se acurrucó junto a él buscando su calor. -Me ha gustado también.- Sonreí como una tonta, había sido más maravilloso de lo que podía describir. -¿Siempre es así?- Le pregunté riendo, rozando mi nariz con la suya, descendí por su cuello depositando besos y escondí allí mi rostro. No tenía idea de que eso era hacer el amor. No me contenté con estar junto a él, mi mano le acarició, recorriendo lentamente su pecho con mis dedos, su vientre, su pelvis, erizándose mi piel cuando él acaricio mi cadera.
Rei con él cuando preguntó si tenía frio, no había frio a su lado sobre las pieles, él me irradiaba calor. Me moví para acomodarme mejor junto a su cuerpo, su falo rozaba el interior de mi muslo cuando le rodeé con la otra pierna y me perdí en un beso lento y profundo que terminó de calentar el interior de mi ser.
-¿Me dirás de dónde provienes?- Sé que se lo había preguntado varias veces, sé que él algo me había respondido, pero no podía evitar querer saber más. Presentía… presentía que la respuesta era importante, de cierta forma me apretaba el pecho, porque también presentía que debido a ella nuestro tiempo era efímero.
Negué cuando hablo de levantarse. -Aún no…- le pedí, viendo sus bellos ojos casi cerrarse exhaustos, yo también estaba cansada… las heridas y nuestra mutua entrega ahora hacían mella en mi, orillándome a querer cerrar mis ojos y descansar junto a él. -Quédate un rato más así, conmigo.- supliqué. Mis palmas descansaron en su pecho, mi pulgar le acariciaba dulcemente, sabía que el peligro se cernía sobre los dos, sabía que algo demasiado oscuro me buscaba y que orillarle a que continuara viajando conmigo le exponía a él, y no quería… no deseaba que fuera así. -Si en algún momento recuerdas esta noche, si tu memoria te devuelve a este lugar y a este instante y piensas en mi, quiero que sepas que ahora, junto a ti, fui feliz.-
Escuchar sus roncos jadeos, la manera en que gruñía en respuesta a cada encuentro de nuestros sexos me excitaba como nada, no podía dejar de buscar esos ojos verdes, que no solo me hablaban de sus guerras, si no de sus pasiones, de sus caídas y de sus triunfos. Su mirada refulgía transmitiéndome más de lo que él me diría alguna vez, me hablaba de su historia, me transmitía sus distintas emociones y en un segundos que no supe comprender, me sentí transportada a ese mundo suyo. Estaba de pie junto a él, en esa tierra nórdica, amplia y vasta, fructífera y salvaje, rodeada de fuego y de hombres de acero, el viento gélido mecía mi oscuro cabello, podía oler, sentir la tierra de vikingos. Allí le vi encontrando sus esmeraldas, y comprendí que lo que lo que veía a nuestro alrededor era su hogar. Estaba tan cerca que podía rozar sus dedos con mis manos, y eso fue lo que hice, mezclándose ese momento con el presente, entrelacé mis dedos con los suyos, uniendo nuestras palmas, mi otra mano viajando hacia su pecho para sentir su respiración acelerada, la manera en que su corazón latía con fuerza mientras sentía que mi pecho no podría contener el mío.
El placer se trasformó en un torbellino, desvaneciéndose esa vívida y breve visión en la cual sentí haberme materializado en otro espacio, en otro tiempo. En el presente las oleadas intensas hicieron que echase mi cabeza hacia atrás, invitándolo a que sus labios regresaran a mi piel, a mis pechos, quería que siguiera enseñándome lo que era disfrutar al fundirme con su cuerpo, al danzar junto a sus caderas, sentir lo que nunca había sentido, darme cuenta de que deseaba más. Mis piernas se enredaban en cintura apretándole con fuerza, mi intimidad se tensaba aprisionando su mástil, friccionando una y otra vez. Mi labio se hinchó cuando el lo mordió, sonreí excitada, todo era mágico, erótico, perfecto. Mis labios surcaron su mandíbula, bajaron por su garganta, pasé mi lengua por su base, él gruñía y yo me detenía allí volviendo a recorrer esa zona despacio.
Gemí a medida que sus embestidas amenazaron con hacer estallar todas mis moléculas, me estaba llevando al cielo con una intensidad vertiginosa. Mis dientes se aferraron con fuerza a su clavícula mordiéndola tan fuerte que vi unas pequeñas gotas de sangre brotar de su piel. Nuestros labios se encontraron de nuevo, húmedos colisionaron profundamente, mis caderas le siguieron enloquecidas y finalmente sentí esa explosión que me recorrió toda entera haciéndome gemir desde lo más hondo de mi ser antes de sentir como él se esparcía en mi interior.
Mis mejillas estaban sonrojadas cuando nuestras frentes se encontraron, sonreí al escuchar que le había gustado, intentaba recuperar el ritmo normal de mi respiración para poder hablar. Mis manos dibujaban el tatuaje de su espalda, seguía estremecida cuando nos acostamos sobre las pieles y mi cuerpo se acurrucó junto a él buscando su calor. -Me ha gustado también.- Sonreí como una tonta, había sido más maravilloso de lo que podía describir. -¿Siempre es así?- Le pregunté riendo, rozando mi nariz con la suya, descendí por su cuello depositando besos y escondí allí mi rostro. No tenía idea de que eso era hacer el amor. No me contenté con estar junto a él, mi mano le acarició, recorriendo lentamente su pecho con mis dedos, su vientre, su pelvis, erizándose mi piel cuando él acaricio mi cadera.
Rei con él cuando preguntó si tenía frio, no había frio a su lado sobre las pieles, él me irradiaba calor. Me moví para acomodarme mejor junto a su cuerpo, su falo rozaba el interior de mi muslo cuando le rodeé con la otra pierna y me perdí en un beso lento y profundo que terminó de calentar el interior de mi ser.
-¿Me dirás de dónde provienes?- Sé que se lo había preguntado varias veces, sé que él algo me había respondido, pero no podía evitar querer saber más. Presentía… presentía que la respuesta era importante, de cierta forma me apretaba el pecho, porque también presentía que debido a ella nuestro tiempo era efímero.
Negué cuando hablo de levantarse. -Aún no…- le pedí, viendo sus bellos ojos casi cerrarse exhaustos, yo también estaba cansada… las heridas y nuestra mutua entrega ahora hacían mella en mi, orillándome a querer cerrar mis ojos y descansar junto a él. -Quédate un rato más así, conmigo.- supliqué. Mis palmas descansaron en su pecho, mi pulgar le acariciaba dulcemente, sabía que el peligro se cernía sobre los dos, sabía que algo demasiado oscuro me buscaba y que orillarle a que continuara viajando conmigo le exponía a él, y no quería… no deseaba que fuera así. -Si en algún momento recuerdas esta noche, si tu memoria te devuelve a este lugar y a este instante y piensas en mi, quiero que sepas que ahora, junto a ti, fui feliz.-
Devon Pendragon- Humano Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 03/02/2017
Re: Friend or foe? [privado] [+18]
Sonreí por las cosquillas que su nariz lograba hacer en mi cuello, besos tibios que lograron que lo ladeara para acogerlos incapaz de borrar esa sonrisa calma que ella despertaba en mi.
Mis esmeraldas se hundieron en sus pardos cuando me preguntó si siempre era así.
Medité esa pregunta, a decir verdad no lo sabia, desconocía si siempre era así
Esta vez fui yo quien escondió su rostro en su cuello por vergüenza, no estaba acostumbrado a que una mujer me desarmara con una sola pregunta.
-No lo se, nunca he hecho esto -confesé con una atronadora sinceridad -el amor, nunca lo he hecho despacio...
Nuestros dedos recorrían el cuerpo ajeno, mi yema notaba como su piel se erizaba bajo mi cálido contacto y de nuevo una tonta sonrisa escapo de mis labios, casi tan absurda como la pregunta que vino después ¿frio? yo no se ella pero me sentía arder con mi cuerpo aun enredado al suyo.
Ella se orillo mas, se acomodo mientras su boca se alzaba con un sutil ronroneo buscando la mía que se entreabrió para recibirla sedienta de cada roce. Lengua que se enredo con la ajena, lenta gesta la que se producía en el campo de batalla donde ambos nos mirábamos dispuestos a que no acabara.
-vengo del norte, de una tierra donde el acero se funde con la sangre de los guerreros, donde la tierra crece fértil a raíz de nuestro esfuerzo -susurre contra sus labios.
No mentí mas tampoco dije toda la verdad.
Estaba tan a gusto pegado a su cuerpo, me proporcionaba tanta paz cada caricia de sus dedos que me sentía en un limbo en el que los ojos se me cerraban solos.
-Hueles muy bien -susurré sintiendo de nuevo como mis ojos pesaban por mas que sacudía la cabeza para evitar caer dormido.
Ella me pidió que me quedara y yo me limite a buscar de nuevo su boca en busca de alimento, quería quedarme ¿acaso no era evidente?
Fue su siguiente frase la que removió algo dentro de mi, tensó cada musculo y me hizo caer de espaldas sobre la mullida hierba, poniendo distancia entre ambos.
Despedida, pasado, hablaba de que si alguna vez recordaba esto...fue feliz.
Guardé un desgarrador silencio alzando mi vista hasta las estrellas, quizás era mejor así, de nuevo todos los muros que había derribado con su dulzura se alzaban, debía ponerla a salvo y dejarla seguir su camino a fin de cuentas yo no debería estar aquí.
¿Entonces por que me dolían esas palabras?
Me incorporé aturdido orillándome al fuego para echarle unos leños que prendieran con mas fuerza las llamas.
Aun desnudo los tonos anaranjados iluminaron mi rostro, allí perdí mis esmeraldas.
-Vengo del futuro Devon, en este tiempo ni siquiera he nacido -confesé incapaz de desviar mis ojos del fuego para mirarla -también sobre mi se cierne un peligro, un hechicero viene a acabar con mi vida siendo aun un no nato.
No sabia como reaccionaria frente a mis palabras, dejé escapar el aire de forma pesada.
-No he mentido de a donde vengo, soy un vikingo que proviene del norte, tampoco he mentido sobre lo que me has hecho sentir esta noche, no lo olvidaré -confesé aun con mis ojos verdes puestos en las llamas -ni que fuiste feliz por un momento entre mis brazos. No olvides tu si algún día recuerdas este instante que nunca he vivido en calma excepto en este efímero instante.
Mis esmeraldas se hundieron en sus pardos cuando me preguntó si siempre era así.
Medité esa pregunta, a decir verdad no lo sabia, desconocía si siempre era así
Esta vez fui yo quien escondió su rostro en su cuello por vergüenza, no estaba acostumbrado a que una mujer me desarmara con una sola pregunta.
-No lo se, nunca he hecho esto -confesé con una atronadora sinceridad -el amor, nunca lo he hecho despacio...
Nuestros dedos recorrían el cuerpo ajeno, mi yema notaba como su piel se erizaba bajo mi cálido contacto y de nuevo una tonta sonrisa escapo de mis labios, casi tan absurda como la pregunta que vino después ¿frio? yo no se ella pero me sentía arder con mi cuerpo aun enredado al suyo.
Ella se orillo mas, se acomodo mientras su boca se alzaba con un sutil ronroneo buscando la mía que se entreabrió para recibirla sedienta de cada roce. Lengua que se enredo con la ajena, lenta gesta la que se producía en el campo de batalla donde ambos nos mirábamos dispuestos a que no acabara.
-vengo del norte, de una tierra donde el acero se funde con la sangre de los guerreros, donde la tierra crece fértil a raíz de nuestro esfuerzo -susurre contra sus labios.
No mentí mas tampoco dije toda la verdad.
Estaba tan a gusto pegado a su cuerpo, me proporcionaba tanta paz cada caricia de sus dedos que me sentía en un limbo en el que los ojos se me cerraban solos.
-Hueles muy bien -susurré sintiendo de nuevo como mis ojos pesaban por mas que sacudía la cabeza para evitar caer dormido.
Ella me pidió que me quedara y yo me limite a buscar de nuevo su boca en busca de alimento, quería quedarme ¿acaso no era evidente?
Fue su siguiente frase la que removió algo dentro de mi, tensó cada musculo y me hizo caer de espaldas sobre la mullida hierba, poniendo distancia entre ambos.
Despedida, pasado, hablaba de que si alguna vez recordaba esto...fue feliz.
Guardé un desgarrador silencio alzando mi vista hasta las estrellas, quizás era mejor así, de nuevo todos los muros que había derribado con su dulzura se alzaban, debía ponerla a salvo y dejarla seguir su camino a fin de cuentas yo no debería estar aquí.
¿Entonces por que me dolían esas palabras?
Me incorporé aturdido orillándome al fuego para echarle unos leños que prendieran con mas fuerza las llamas.
Aun desnudo los tonos anaranjados iluminaron mi rostro, allí perdí mis esmeraldas.
-Vengo del futuro Devon, en este tiempo ni siquiera he nacido -confesé incapaz de desviar mis ojos del fuego para mirarla -también sobre mi se cierne un peligro, un hechicero viene a acabar con mi vida siendo aun un no nato.
No sabia como reaccionaria frente a mis palabras, dejé escapar el aire de forma pesada.
-No he mentido de a donde vengo, soy un vikingo que proviene del norte, tampoco he mentido sobre lo que me has hecho sentir esta noche, no lo olvidaré -confesé aun con mis ojos verdes puestos en las llamas -ni que fuiste feliz por un momento entre mis brazos. No olvides tu si algún día recuerdas este instante que nunca he vivido en calma excepto en este efímero instante.
Niels Cannif-Cavey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Re: Friend or foe? [privado] [+18]
Se sentía tan bien, estar junto a él. Sus besos caldeaban mi cuerpo, debería haber sentido frio, pero no era así y tenía la certeza de que no era efecto de la hoguera si no de él. Mis manos seguían acariciándole, le observé intrigada cuando escondió su rostro en mi cuello y apenas alcancé a escuchar esa respuesta que me hizo sonreír. Me gustaba, enterarme de que nunca lo hizo despacio, me hacía sentir que en cierta forma había sido la primera así como él había sido el mío.
Me eché a reír cuando dijo que olía bien y di una pequeña mordida a su pecho jugando. Él también olía bien, sabía tan bien, mis mejillas se encendieron otra vez. Acababa de tener relaciones con él y me daba vergüenza pensar en cosas como esa, era una tontería pero no lo podía evitar. Intenté distraerme aprovechando que me hablaba y escuché la descripción de su tierra. Mi mente regresó a lo que había visto mientras hacíamos el amor. Estaba segura de que no me lo había imaginado, había estado allí, con él, en ese lugar que me describía. No tenía la menor idea de cómo o en qué momento me encontré con él allí pero sabía que lo había hecho, o que lo haría. Las nociones me confundían pero comenzaba a percatarme de que todas maneras demasiadas cosas no tenían explicación, había algo diferente en mi… podía sentirlo y el saberlo me inquietaba, necesitaba respuestas que no sabía adonde comenzar a buscar.
Nuevamente sus labios se fundieron con los míos aligerando mis inquietudes. Hundí mis dedos en su pelo, sintiendo el roce de nuestras pieles, su lengua acariciaba la mía, despacio se hundía en mi boca regalándome esas descargas eléctricas, mágicas, pero sentía aún más necesidad de él. Mi lengua imitó la manera en que la suya se adentraba, profundizando el beso, estremeciéndome por la sensación que calentaba otra vez mi cuerpo. Era un buen maestro, sonreí divertida al pensarlo y luego las siguientes palabras brotaron de mi boca, le pedía que se quedara conmigo en lugar de hacer guardia y le expresaba que en este momento había sido feliz.
Lo sentí tensarse y de repente ya no estaba junto a mí, se había dejado caer sobre la hierba. Lo observé en silencio sin comprender que había sucedido. Quizás había dicho mucho, me mordí el labio observándolo mirar el cielo y luego desvié la mirada hacia un lado.
Él se levantó y se detuvo frente a la hoguera. Devolví mi mirada hacia él preocupada, no sé ni que pensé, que había decidido marcharse al fin, pero lo que dijo me dejó descolocada. No sé por qué primero me inundó la incredulidad, luego me percaté de que por más inverosímil que sonase no lo era más que el que alguien hubiese tratado de dañarme por medio de un enlace mental o que enviara demonios en forma de animales salvajes a perseguirme. Además, algo en mi lo sabía, sabía que él era un viajero, aunque no sabía realmente de donde provenía, ahora las cosas parecían encajar en su sitio.
Me puse de pie pero sus últimas palabras me dejaron paralizada. Yo usé las palabras fui feliz. Y en cierta forma si, hablé de pasado, como si tuviera la certeza de que esta noche terminaría pronto y mañana nos diríamos adiós. Todo era demasiado incierto, yo tenía que ir a la capital, el rey de Irlanda me había enviado a buscar esposo, y desafiar al rey sería toda una odisea. Por otro lado, ahora que sabía la verdad sobre Niels… lo único que atinaba a pensar era en que el tiempo que compartíamos era más efímero de lo que pensé en un principio, eso sin mencionar que la vida de los dos peligraba.
Caminé hacia él y me detuve a su lado, me dolía pensar en la despedida. Me dolía como nada me había dolido desde hace ya mucho tiempo. -Lo sabía… de alguna manera, sabía que eras un viajero… No sé porque no me sorprende enterarme de que vienes del futuro o como sé que me estás diciendo la verdad pero no tengo duda de que lo que me acabas de revelar es cierto.-
Mi mano se alzó para tomarle del brazo y hacer que se girara para enfrentarme. -¿Entonces por qué te marchas de mi lado y pones distancia entre nosotros? Si el tiempo que podemos compartir es poco ¿no deberíamos aprovecharlo estando juntos?-
Me acerqué a él y negué con la cabeza. Llevé mi mano hasta su barba de algunos días y la acaricié suavemente. -Para ser un viajero eres más real de lo que lo ha sido cualquier otro hombre que haya conocido.- Mis dedos dibujaron su mejilla, después siguieron el tabique de su nariz, mis dedos alcanzaron su labio inferior y lo delinearon con lentitud.
-Si estás en calma conmigo, ¿por qué limitarlo a un efímero instante cuando podemos alargarlo el tiempo que estés aquí?- Mi mirada brillaba intensamente al igual que esas profundas esmeraldas que no podía ni quería abandonar aún. -Algo me dice que sobrevivirás a ese hechicero, si has sobrevivido hasta ahora y después de ver como te desenvuelves, no me queda la menor duda.-
Sellé nuestros labios en un nuevo beso en el que volqué mis sentimientos, lo acaricié con ternura y luego con un ardor que desafiaba a la hoguera que nos acompañaba y que iluminaba nuestros cuerpos aún desnudos. Uní nuestras frentes, pensando en la oscuridad que se cernía, en que probablemente esta era únicamente una breve pausa y que quizás él se marcharía demasiado pronto. Tenía todas las razones del mundo para temer y sin embargo no era el temor el que me sobrecogía. -Soy feliz Niels, si aún no te marchas, si no te alejas, estar contigo me trae felicidad.-
Me eché a reír cuando dijo que olía bien y di una pequeña mordida a su pecho jugando. Él también olía bien, sabía tan bien, mis mejillas se encendieron otra vez. Acababa de tener relaciones con él y me daba vergüenza pensar en cosas como esa, era una tontería pero no lo podía evitar. Intenté distraerme aprovechando que me hablaba y escuché la descripción de su tierra. Mi mente regresó a lo que había visto mientras hacíamos el amor. Estaba segura de que no me lo había imaginado, había estado allí, con él, en ese lugar que me describía. No tenía la menor idea de cómo o en qué momento me encontré con él allí pero sabía que lo había hecho, o que lo haría. Las nociones me confundían pero comenzaba a percatarme de que todas maneras demasiadas cosas no tenían explicación, había algo diferente en mi… podía sentirlo y el saberlo me inquietaba, necesitaba respuestas que no sabía adonde comenzar a buscar.
Nuevamente sus labios se fundieron con los míos aligerando mis inquietudes. Hundí mis dedos en su pelo, sintiendo el roce de nuestras pieles, su lengua acariciaba la mía, despacio se hundía en mi boca regalándome esas descargas eléctricas, mágicas, pero sentía aún más necesidad de él. Mi lengua imitó la manera en que la suya se adentraba, profundizando el beso, estremeciéndome por la sensación que calentaba otra vez mi cuerpo. Era un buen maestro, sonreí divertida al pensarlo y luego las siguientes palabras brotaron de mi boca, le pedía que se quedara conmigo en lugar de hacer guardia y le expresaba que en este momento había sido feliz.
Lo sentí tensarse y de repente ya no estaba junto a mí, se había dejado caer sobre la hierba. Lo observé en silencio sin comprender que había sucedido. Quizás había dicho mucho, me mordí el labio observándolo mirar el cielo y luego desvié la mirada hacia un lado.
Él se levantó y se detuvo frente a la hoguera. Devolví mi mirada hacia él preocupada, no sé ni que pensé, que había decidido marcharse al fin, pero lo que dijo me dejó descolocada. No sé por qué primero me inundó la incredulidad, luego me percaté de que por más inverosímil que sonase no lo era más que el que alguien hubiese tratado de dañarme por medio de un enlace mental o que enviara demonios en forma de animales salvajes a perseguirme. Además, algo en mi lo sabía, sabía que él era un viajero, aunque no sabía realmente de donde provenía, ahora las cosas parecían encajar en su sitio.
Me puse de pie pero sus últimas palabras me dejaron paralizada. Yo usé las palabras fui feliz. Y en cierta forma si, hablé de pasado, como si tuviera la certeza de que esta noche terminaría pronto y mañana nos diríamos adiós. Todo era demasiado incierto, yo tenía que ir a la capital, el rey de Irlanda me había enviado a buscar esposo, y desafiar al rey sería toda una odisea. Por otro lado, ahora que sabía la verdad sobre Niels… lo único que atinaba a pensar era en que el tiempo que compartíamos era más efímero de lo que pensé en un principio, eso sin mencionar que la vida de los dos peligraba.
Caminé hacia él y me detuve a su lado, me dolía pensar en la despedida. Me dolía como nada me había dolido desde hace ya mucho tiempo. -Lo sabía… de alguna manera, sabía que eras un viajero… No sé porque no me sorprende enterarme de que vienes del futuro o como sé que me estás diciendo la verdad pero no tengo duda de que lo que me acabas de revelar es cierto.-
Mi mano se alzó para tomarle del brazo y hacer que se girara para enfrentarme. -¿Entonces por qué te marchas de mi lado y pones distancia entre nosotros? Si el tiempo que podemos compartir es poco ¿no deberíamos aprovecharlo estando juntos?-
Me acerqué a él y negué con la cabeza. Llevé mi mano hasta su barba de algunos días y la acaricié suavemente. -Para ser un viajero eres más real de lo que lo ha sido cualquier otro hombre que haya conocido.- Mis dedos dibujaron su mejilla, después siguieron el tabique de su nariz, mis dedos alcanzaron su labio inferior y lo delinearon con lentitud.
-Si estás en calma conmigo, ¿por qué limitarlo a un efímero instante cuando podemos alargarlo el tiempo que estés aquí?- Mi mirada brillaba intensamente al igual que esas profundas esmeraldas que no podía ni quería abandonar aún. -Algo me dice que sobrevivirás a ese hechicero, si has sobrevivido hasta ahora y después de ver como te desenvuelves, no me queda la menor duda.-
Sellé nuestros labios en un nuevo beso en el que volqué mis sentimientos, lo acaricié con ternura y luego con un ardor que desafiaba a la hoguera que nos acompañaba y que iluminaba nuestros cuerpos aún desnudos. Uní nuestras frentes, pensando en la oscuridad que se cernía, en que probablemente esta era únicamente una breve pausa y que quizás él se marcharía demasiado pronto. Tenía todas las razones del mundo para temer y sin embargo no era el temor el que me sobrecogía. -Soy feliz Niels, si aún no te marchas, si no te alejas, estar contigo me trae felicidad.-
Devon Pendragon- Humano Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 03/02/2017
Re: Friend or foe? [privado] [+18]
Atrás sentí como se ponía en pie, parecía no comprender nada de mi actitud y a decir verdad no la culpaba ¿como entender cuando ni yo mismo lo hacia?
Dejé escapar el aire de forma pesada contra la hoguera mientras la azuzaba ligeramente para que prendieran los nuevos maderos, en ellos traté de centrar toda mi atención y no en el desnudo cuerpo de la mujer que se orillaba por mi espalda asegurando que una parte de ella sabia que lo que decía era cierto, que no era un loco, si no un viajero.
Asentí aun con los ojos hundidos en ese fuego, mas con la mente en otro sitio bien distinto.
Tendría que volver a mi hogar, el norte, nada me ataba aquí ¿o si? Negué molestó, sentir siempre complicaba las cosas, era algo que sabia bien y la verdad hasta ahora con un corazón de piedra las cosas fluían sin mas.
Sentí sus dedos tomar mi brazo, trate de alzar los mil muros que poseía mas ni uno solo me obedeció, así que mis esmeraldas tuvieron que encontrarla con un mero escudo y espada que desarmo con tan solo dos frases.
-Es complicado -respondí escondiendo mi voluntad tras ese trozo de madera que portaba en la mano.
Sus pardos me desafiaron como si fuera capaz de leer detrás de esas palabras, como si no le importara nada mas que que volviera al lecho a continuar lo empezado.
Ladeé la sonrisa cuando sus dedos se pasearon por mi barba de unos días, de nuevo sus palabras me envolvían tibias, logrando calmar mi desasosiego, quizás no quería pensar ahora ¿por que hacerlo? ¿Por que no permitirme como ella decía ser feliz por un efímero momento?
Cerré los ojos frente a esas caricias distintas, no había reto , ni juego, solo la real intención de que volviera al lecho.
Asentí soltando el escudo de madera para alzarme del fuego, su cuerpo se orilló al mio.
Tez blanca que contrastaba con ese oscuro pelo salvaje que ahora reflejaba no solo los haces plata de la luna si no las llamas naranjas del elemento que ardía frente a nosotros.
-Sobreviviré, y también lo harás tu -aseguré hundiendo en ella mis esmeraldas -¿que es eso que te sigue? Te ayudaré, lo sabes y lo se, nuestro destino a quedado unido, sellado de un modo u otro y no voy a dejarte ir, no hasta que estés completamente a salvo ¿lo entiendes?
No temo a los demonios, he crecido entre ellos, no temo a la parca, la he visto demasiadas veces de frente para respetarla, solo temo perderte..me refiero, a perderte..en el sentido de que te pasé algo, esas bestias casi acaban hoy contigo -dije enredándome con las palabras.
Su boca selló la mía, sonreí contra la ajena agradeciendo ese gesto y me perdí en su interior recorriendo los distintos senderos que me sabían a fuego. Jadeamos uno frente al otro, alientos que entrechocaban atesorando el momento.
Su frente invadió la mía, buscándonos en silencio, ahora eran sus palabras las que acariciaban mis labios mientras yo guardaba un sepulcral silencio.
Quizás el tiempo era efímero, pero por esta noche, estábamos juntos, ella feliz y yo en calma ¿algo mas podía pedir a Odin?
Tiré de su mano camino a las pieles, me dejé caer sobre estas y su cuerpo hizo lo propio sorbe el mio, lancé por encima las pieles sintiendo su cabeza perderse en mi cuello, un beso, después otro, de nuevo sonreí acariciando su espalda con la yema de mis dedos.
-Para Devon o te enseñaré de nuevo cuan real soy -bromeé fundiendo la risa de ambos con el firmamento que ahora parecía brillar con fuerza sobre nuestros cuerpos.
Fin.
Dejé escapar el aire de forma pesada contra la hoguera mientras la azuzaba ligeramente para que prendieran los nuevos maderos, en ellos traté de centrar toda mi atención y no en el desnudo cuerpo de la mujer que se orillaba por mi espalda asegurando que una parte de ella sabia que lo que decía era cierto, que no era un loco, si no un viajero.
Asentí aun con los ojos hundidos en ese fuego, mas con la mente en otro sitio bien distinto.
Tendría que volver a mi hogar, el norte, nada me ataba aquí ¿o si? Negué molestó, sentir siempre complicaba las cosas, era algo que sabia bien y la verdad hasta ahora con un corazón de piedra las cosas fluían sin mas.
Sentí sus dedos tomar mi brazo, trate de alzar los mil muros que poseía mas ni uno solo me obedeció, así que mis esmeraldas tuvieron que encontrarla con un mero escudo y espada que desarmo con tan solo dos frases.
-Es complicado -respondí escondiendo mi voluntad tras ese trozo de madera que portaba en la mano.
Sus pardos me desafiaron como si fuera capaz de leer detrás de esas palabras, como si no le importara nada mas que que volviera al lecho a continuar lo empezado.
Ladeé la sonrisa cuando sus dedos se pasearon por mi barba de unos días, de nuevo sus palabras me envolvían tibias, logrando calmar mi desasosiego, quizás no quería pensar ahora ¿por que hacerlo? ¿Por que no permitirme como ella decía ser feliz por un efímero momento?
Cerré los ojos frente a esas caricias distintas, no había reto , ni juego, solo la real intención de que volviera al lecho.
Asentí soltando el escudo de madera para alzarme del fuego, su cuerpo se orilló al mio.
Tez blanca que contrastaba con ese oscuro pelo salvaje que ahora reflejaba no solo los haces plata de la luna si no las llamas naranjas del elemento que ardía frente a nosotros.
-Sobreviviré, y también lo harás tu -aseguré hundiendo en ella mis esmeraldas -¿que es eso que te sigue? Te ayudaré, lo sabes y lo se, nuestro destino a quedado unido, sellado de un modo u otro y no voy a dejarte ir, no hasta que estés completamente a salvo ¿lo entiendes?
No temo a los demonios, he crecido entre ellos, no temo a la parca, la he visto demasiadas veces de frente para respetarla, solo temo perderte..me refiero, a perderte..en el sentido de que te pasé algo, esas bestias casi acaban hoy contigo -dije enredándome con las palabras.
Su boca selló la mía, sonreí contra la ajena agradeciendo ese gesto y me perdí en su interior recorriendo los distintos senderos que me sabían a fuego. Jadeamos uno frente al otro, alientos que entrechocaban atesorando el momento.
Su frente invadió la mía, buscándonos en silencio, ahora eran sus palabras las que acariciaban mis labios mientras yo guardaba un sepulcral silencio.
Quizás el tiempo era efímero, pero por esta noche, estábamos juntos, ella feliz y yo en calma ¿algo mas podía pedir a Odin?
Tiré de su mano camino a las pieles, me dejé caer sobre estas y su cuerpo hizo lo propio sorbe el mio, lancé por encima las pieles sintiendo su cabeza perderse en mi cuello, un beso, después otro, de nuevo sonreí acariciando su espalda con la yema de mis dedos.
-Para Devon o te enseñaré de nuevo cuan real soy -bromeé fundiendo la risa de ambos con el firmamento que ahora parecía brillar con fuerza sobre nuestros cuerpos.
Fin.
Niels Cannif-Cavey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 18/01/2017
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