AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Call To Spirit World ~ Privado
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A Call To Spirit World ~ Privado
Hacía un tiempo que llevaba sopesando aquella idea, no era dado a pedir ayuda a nadie pero dad la situación en la que me encontraba era necesario que alguien pudiera aportar alguna luz, pistas sobre el objeto que andaba buscando desde hacía tantos años; El Necronomicón. Aquel libro había perturbado mis sueños y me había hecho frustrarme con demasiada facilidad ante la imposibilidad de encontrarlo. Había salido hacía unos años a la luz precisamente para matar a mí padre, no el libro, pero sí la persona que lo había utilizado. No sabía aún por qué ni qué clase de hechizo había utilizado, había sido imposible rastrear ese tipo de magia y nada pudimos hacer para evitar la muerte de mí padre. Aquel libro era muy poderoso y peligroso, únicamente se conocía un ejemplar en todo el mundo y quien lo tuviera… tendría en sus manos un poder del cual muchos quisieran poder utilizar.
Había muchas historias y mitos sobre el Necronomicón, para los magos y más aún aquellos que se habían especializado en la magia oscura y de sangre, se sabía que no era una fábula. Muchos hechiceros habían llegado a la conclusión de que el Necronomicón no existía, sino que era una mentira confabulada por un loco hacía muchos años en el que dejó constancia la existencia de un libro, el libro de los muertos. Muchos pensaron que aquel libro no podía existir, nadie nunca había hecho constancia de que realmente existiera… hasta hacía un par de siglos atrás. Un relato hablaba sobre aquel libro, relataba fielmente la portada que este tenía así como los símbolos que había en su interior. El hombre que escribió aquel relato fue un hechicero quien, tentado por lo que aquel libro describía y ante la idea de que pudiera ser cierto y no un mito, probó sus poderes… hasta que estos lo consumieron por completo.
Desde entonces el libro quedó en el olvido enterrado en algún lugar del mundo a la espera de ser descubierto de nuevo, muchos han querido dar con el para destruirlo, otros para utilizar los poderes que esconde en su interior. Hechizos olvidados, magia arcana, ritos de sangre, convocaciones de ánimas oscuras… miles de años concentrados en las páginas de un solo libro, ¿quién no querría un poder así? Pero yo no lo buscaba por su poder, sino porque lo necesitaba para que me llevara ante el asesino de mí padre. La última pista me había llevado a París y ya llevaba años en la ciudad sin poder conseguir nada, pistas falsas que intentaban desviarme de mí cometido, callejones sin salida… nadie sabía nada del libro.
Por eso había decidido recurrir a aquella idea, para mí no era extraño hacer ese tipo de contacto con el mundo “espiritual”. Mí trabajo consistía en que algunas personas pudieran hablar con sus seres queridos que yacían muertos. Algunos del gremio se escandalizarían al saber lo que yo hacía, pero al haber aprendido la magia negra e incluso utilizar magia de sangre… no me importaba nada en absoluto. Los espíritus podrían darme pistas que los vivos jamás llegarían a encontrar, su presencia era invisible y podían recabar más información que una persona en varios meses, incluso años. De ahí que ahora me encontrara en el sótano de la mansión donde tenía los libros ocultos, donde practicaba magia y donde nadie salvo yo podía entrar.
Encendí las velas que había en el lugar dejando la estancia iluminada brevemente, llené el lugar con velas aromáticas que ayudaban a que el contacto fuera mayor y propiciaba que tuviera más suerte. En el centro de la habitación había un círculo en el suelo hecho de acero, y con un hechizo hice unos dibujos de una estrella de cinco puntas con tiza blanca quedando dentro del círculo, poniendo símbolos fuera de la estrella pero que quedaban dentro de círculo también. Cinco velas negras en cada una de las puntas de la estrella, encendidas. Cogí una daga y me hice un corte en la palma de la mano dejando que las gotas de sangre cayeran justo en el entro de la estrella, donde no había nada. Eso era lo que empezaría el hechizo.
- Audite verba clamorem meum spiritus trans fretum –comencé a pronunciar mientras las gotas de sangre caían sobre el centro de la estrella y cerré los ojos- Venite ad me, obsecro vos. ¡Dividite inter mundos multa cruce!* –terminé de formular el hechizo y dejé que cayeran un par de gotas más antes de retirar la mano. Si todo salía como era previsto y conseguía crear un contacto las velas negras se apagarían, haciéndome ver que aquello habría funcionado. Era mí última opción para encontrar ese libro, y no iba a rendirme.
*Escucha estas palabras, escucha mi llanto, espíritu del otro lado. Ven a mí, te invoco a ti. Cruza ahora la gran división entre mundos.
Había muchas historias y mitos sobre el Necronomicón, para los magos y más aún aquellos que se habían especializado en la magia oscura y de sangre, se sabía que no era una fábula. Muchos hechiceros habían llegado a la conclusión de que el Necronomicón no existía, sino que era una mentira confabulada por un loco hacía muchos años en el que dejó constancia la existencia de un libro, el libro de los muertos. Muchos pensaron que aquel libro no podía existir, nadie nunca había hecho constancia de que realmente existiera… hasta hacía un par de siglos atrás. Un relato hablaba sobre aquel libro, relataba fielmente la portada que este tenía así como los símbolos que había en su interior. El hombre que escribió aquel relato fue un hechicero quien, tentado por lo que aquel libro describía y ante la idea de que pudiera ser cierto y no un mito, probó sus poderes… hasta que estos lo consumieron por completo.
Desde entonces el libro quedó en el olvido enterrado en algún lugar del mundo a la espera de ser descubierto de nuevo, muchos han querido dar con el para destruirlo, otros para utilizar los poderes que esconde en su interior. Hechizos olvidados, magia arcana, ritos de sangre, convocaciones de ánimas oscuras… miles de años concentrados en las páginas de un solo libro, ¿quién no querría un poder así? Pero yo no lo buscaba por su poder, sino porque lo necesitaba para que me llevara ante el asesino de mí padre. La última pista me había llevado a París y ya llevaba años en la ciudad sin poder conseguir nada, pistas falsas que intentaban desviarme de mí cometido, callejones sin salida… nadie sabía nada del libro.
Por eso había decidido recurrir a aquella idea, para mí no era extraño hacer ese tipo de contacto con el mundo “espiritual”. Mí trabajo consistía en que algunas personas pudieran hablar con sus seres queridos que yacían muertos. Algunos del gremio se escandalizarían al saber lo que yo hacía, pero al haber aprendido la magia negra e incluso utilizar magia de sangre… no me importaba nada en absoluto. Los espíritus podrían darme pistas que los vivos jamás llegarían a encontrar, su presencia era invisible y podían recabar más información que una persona en varios meses, incluso años. De ahí que ahora me encontrara en el sótano de la mansión donde tenía los libros ocultos, donde practicaba magia y donde nadie salvo yo podía entrar.
Encendí las velas que había en el lugar dejando la estancia iluminada brevemente, llené el lugar con velas aromáticas que ayudaban a que el contacto fuera mayor y propiciaba que tuviera más suerte. En el centro de la habitación había un círculo en el suelo hecho de acero, y con un hechizo hice unos dibujos de una estrella de cinco puntas con tiza blanca quedando dentro del círculo, poniendo símbolos fuera de la estrella pero que quedaban dentro de círculo también. Cinco velas negras en cada una de las puntas de la estrella, encendidas. Cogí una daga y me hice un corte en la palma de la mano dejando que las gotas de sangre cayeran justo en el entro de la estrella, donde no había nada. Eso era lo que empezaría el hechizo.
- Audite verba clamorem meum spiritus trans fretum –comencé a pronunciar mientras las gotas de sangre caían sobre el centro de la estrella y cerré los ojos- Venite ad me, obsecro vos. ¡Dividite inter mundos multa cruce!* –terminé de formular el hechizo y dejé que cayeran un par de gotas más antes de retirar la mano. Si todo salía como era previsto y conseguía crear un contacto las velas negras se apagarían, haciéndome ver que aquello habría funcionado. Era mí última opción para encontrar ese libro, y no iba a rendirme.
*Escucha estas palabras, escucha mi llanto, espíritu del otro lado. Ven a mí, te invoco a ti. Cruza ahora la gran división entre mundos.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 275
Fecha de inscripción : 16/12/2015
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
¿Qué era la paz? ¿Alguna vez había tenido paz en realidad? No en sus épocas de mujer completa y verdadera. Mucho menos ahora. Ni siquiera podía recordarlo.
Siempre preocupada, siempre alerta, Nastiara vagaba por aquí y por allá de un sitio al otro de la ciudad intentando proteger a los pequeños, sus hijos, que había dejado en el plano de los vivos. Nunca se había materializado frente a ellos, pero estaba segura de que la sentían deslizándose a su alrededor. Temían porque no comprendían, temían porque no conocían la verdad.
Necesitaba dejar de obsesionarse, entender que su esposo podría cuidarlos y que ella debía darles un poco más de aire… Nunca tenía paz. Cuando ellos dormían, Nastia se paseaba de un sitio al otro de la casa, procurando que nada les molestase… Incluso salía a recorrer los alrededores, se metía en las casas de algunos vecinos, oía sus conversaciones y los observaba vivir, ni más ni menos.
Durante una de sus habituales recorridas, de pronto se sintió atraída –como con imanes- al interior de una de las residencias. Un joven invocaba ayuda sobrenatural y hacia allí iba Nastiara pues no podía negarse, se sentía arrastrada hacia él, hacia sus palabras, hacia el poder de su sangre… No podía rechazar aquella llamada, era más fuerte que ella y su voluntad.
Se dejó llevar por la fuerza energética que había en aquella habitación, en aquel círculo.
Cuando las velas se apagaron, poniendo en evidencia su llegada, y la fría bruma se espesó –alzándose a penas sobre el nivel del suelo-, el hombre no pareció sorprenderse y eso a ella le gustó. Odiaba despertar temor, pues le recordaba cual era su condición: tan solo un espíritu.
Era evidente que estaba frente a un ser poderoso que sabía bien lo que hacía. Era un hechicero enérgico, Natiara se había casado con uno como él por lo que podía reconocer con facilidad para qué servía lo que él había armado allí, en esa habitación de escasa iluminación.
Se materializó poco a poco, permitiéndole que la viera, y le sonrió. Algunos años habían pasado ya, pero Nastia no perdía sus modales ni su encanto. Todavía no olvidaba del todo las normativas sociales, aunque era evidente que ya las había trascendido. Estaba más allá de todo, aunque le pesaba.
-¿Qué deseas? –le preguntó, sin rodeos.
Había acudido a su llamado, porque no había podido resistirse, pero creía que tal vez algo interesante le depararía aquel encuentro. Quizás estuviera iniciando allí, en ese sótano –ahora frío, gracias a su presencia-, una nueva aventura. Un nuevo sentido para su existencia monótona y gris, incluso la distracción que necesitaba para dejar de atosigar a sus hijos, pues sus cuidados a veces les provocaban temor.
Siempre preocupada, siempre alerta, Nastiara vagaba por aquí y por allá de un sitio al otro de la ciudad intentando proteger a los pequeños, sus hijos, que había dejado en el plano de los vivos. Nunca se había materializado frente a ellos, pero estaba segura de que la sentían deslizándose a su alrededor. Temían porque no comprendían, temían porque no conocían la verdad.
Necesitaba dejar de obsesionarse, entender que su esposo podría cuidarlos y que ella debía darles un poco más de aire… Nunca tenía paz. Cuando ellos dormían, Nastia se paseaba de un sitio al otro de la casa, procurando que nada les molestase… Incluso salía a recorrer los alrededores, se metía en las casas de algunos vecinos, oía sus conversaciones y los observaba vivir, ni más ni menos.
Durante una de sus habituales recorridas, de pronto se sintió atraída –como con imanes- al interior de una de las residencias. Un joven invocaba ayuda sobrenatural y hacia allí iba Nastiara pues no podía negarse, se sentía arrastrada hacia él, hacia sus palabras, hacia el poder de su sangre… No podía rechazar aquella llamada, era más fuerte que ella y su voluntad.
Se dejó llevar por la fuerza energética que había en aquella habitación, en aquel círculo.
Cuando las velas se apagaron, poniendo en evidencia su llegada, y la fría bruma se espesó –alzándose a penas sobre el nivel del suelo-, el hombre no pareció sorprenderse y eso a ella le gustó. Odiaba despertar temor, pues le recordaba cual era su condición: tan solo un espíritu.
Era evidente que estaba frente a un ser poderoso que sabía bien lo que hacía. Era un hechicero enérgico, Natiara se había casado con uno como él por lo que podía reconocer con facilidad para qué servía lo que él había armado allí, en esa habitación de escasa iluminación.
Se materializó poco a poco, permitiéndole que la viera, y le sonrió. Algunos años habían pasado ya, pero Nastia no perdía sus modales ni su encanto. Todavía no olvidaba del todo las normativas sociales, aunque era evidente que ya las había trascendido. Estaba más allá de todo, aunque le pesaba.
-¿Qué deseas? –le preguntó, sin rodeos.
Había acudido a su llamado, porque no había podido resistirse, pero creía que tal vez algo interesante le depararía aquel encuentro. Quizás estuviera iniciando allí, en ese sótano –ahora frío, gracias a su presencia-, una nueva aventura. Un nuevo sentido para su existencia monótona y gris, incluso la distracción que necesitaba para dejar de atosigar a sus hijos, pues sus cuidados a veces les provocaban temor.
Nastiara Pelkova- Fantasma
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 28/01/2017
Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Convocar espíritus era algo que solía hacer en mí día a día, aunque la gran y enorme mayoría de las veces que lo hacía distaba mucho de ser algo personal mío, en realidad eran invocaciones de personas que habían fallecido, familiares que querían hablar por última vez con ellos y decirles cualquier cosa, preguntar cualquier cosa. No solía inmiscuirme en los asuntos y tampoco preguntaba nada, con que me dieran el pago previamente dicho bastaba para que les ayudara en lo que quería. No solía pedir dinero, siendo un conde de Escocia, el dinero era el menor de mis problemas. Más bien pedía objetos únicos en el mundo, extraños, rarezas que para los que sabían apreciarlo tenían un potencial que el resto de los humanos desconocía. Claro que jamás había pedido como pago el Necronomicón, aquel libro quería que no mucha gente supiera de él y esperaba poder hallar alguna pista con lo que estaba a punto de hacer.
Iba a ser la primera vez que pedía ayuda a un espíritu, al menos, con lo que al libro se refería. Para un hechicero de magia negra, que manejaba hechizos de sangre, sabía que no todos los espíritus eran bondadosos ni se ofrecían a cambio de nada para ayudar. Pese a que no tenían mucho con lo que les pudiera servir de ayuda, ninguna ayuda era dada gratis… algo que conocía de antemano. Pero también sabía que aquel hechizo me proporcionaría a un espíritu fuerte y decidido, podría atraer a cualquiera que estuviera rondando por los alrededores, pero la magia de sangre potenciaba su efecto. Había sopesado las opciones y no había anda que no pudiera conseguir si me ofrecía algo a cambio por la ayuda, y ya era la última opción que me quedaba para tener alguna pista del libro.
En cuando las palabras fueron pronunciadas y la última gota de sangre cayó en el centro de aquel dibujo, el ambiente cambió de forma radical y la temperatura descendió un par de grados. Las ondas que producían los espíritus tenían un “aura” característico y el ambiente poco a poco comenzó a llenarse de ese aura, las velas se apagaron haciéndome saber que el conjuro había funcionado y que de un momento a otro un espíritu se aparecería delante de mí, esperaba que dispuesto a ayudarme. Una espesa bruma comenzó a manar de la estrella como si saliera de bajo y comenzó a extenderse por el lugar, y poco a poco comencé a ver la silueta de una mujer que tomaba forma frente a mí. Sonreí de lado al darme cuenta de que había funcionado y dejé caer mis manos a ambos lados, esperando a que terminara de materializarse y hablara.
Los espíritus no podían resistirse a algunos hechizos, eran convocados y llamados contra su voluntad y aunque podían desaparecer una vez estuvieran presente ante el que los había convocado, al no estar acostumbrados a tener algo de contacto con el resto del mundo, ya que la mayoría si pudiera verlos huirían despavoridos pensando en fantasmas que los perseguían… la curiosidad en ellos era palpable. Era una de las pocas veces que podían comunicarse y hablar con los vivos, y normalmente solían aprovechar aquella situación que no se les presentaba en su día a día. Apenas había pasado un minuto desde que había terminado la invocación y ante mí tenía a una mujer, de apariencia joven, que me miraba con una sonrisa sintiendo su aura y aquella… sensación extenderse por el lugar. La luz de las antorchas tintineó por unos segundos ante la energía que ella producía, pero luego adquirieron su tono amarillo y rojo característico. Una sola pregunta lanzada al aire y sonreí de lado, me gustaba que no me dijera nada por haberla invocado y fuera directa a la cuestión.
-Buenas noches, señorita… -dejé la última palabra en el aire para que se presentara, sería un espíritu, pero seguía siendo una persona y la educación era algo muy arraigada en mí vida. No quería ser descortés porque necesitaba de su ayuda, y no me habían criado de esa forma.- Me llamo Logan Tisdale -Mis ojos la miraron, toda su tez estaba algo pálida con aquel brillo pálido que recorría toda su figura, como un velo que dejaba tras de sí, una estela que dejaba a su paso. Mucha gente pensaba que los fantasmas tenían apariencias transparentes, sin embargo, tenían la apariencia de cuando estuvieron en vida, pero con un pequeño matiz algo más apagado. Podía ver el color de sus ojos, el tono oscuro de su pelo, así como la ropa que había llevado el día de su muerte- Creo que es obvio, señorita –hice una leve pausa en la que comencé a andar entorno a ella, podría haber mirado más allá de su alma para ver qué fue en vida, sin embargo no lo hice. Parecía familiarizada con todo aquello porque no mostró sorpresa alguna, quizás ya la habían invocado alguna vez. Me paré para mirarla de nuevo- Vuestra ayuda –sonreí ladino- A cambio por lo que os pida, os haré un favor que podréis cobraros cuando queráis –cuando sellabas un trato con un espíritu… ya no había vuelta atrás.
Iba a ser la primera vez que pedía ayuda a un espíritu, al menos, con lo que al libro se refería. Para un hechicero de magia negra, que manejaba hechizos de sangre, sabía que no todos los espíritus eran bondadosos ni se ofrecían a cambio de nada para ayudar. Pese a que no tenían mucho con lo que les pudiera servir de ayuda, ninguna ayuda era dada gratis… algo que conocía de antemano. Pero también sabía que aquel hechizo me proporcionaría a un espíritu fuerte y decidido, podría atraer a cualquiera que estuviera rondando por los alrededores, pero la magia de sangre potenciaba su efecto. Había sopesado las opciones y no había anda que no pudiera conseguir si me ofrecía algo a cambio por la ayuda, y ya era la última opción que me quedaba para tener alguna pista del libro.
En cuando las palabras fueron pronunciadas y la última gota de sangre cayó en el centro de aquel dibujo, el ambiente cambió de forma radical y la temperatura descendió un par de grados. Las ondas que producían los espíritus tenían un “aura” característico y el ambiente poco a poco comenzó a llenarse de ese aura, las velas se apagaron haciéndome saber que el conjuro había funcionado y que de un momento a otro un espíritu se aparecería delante de mí, esperaba que dispuesto a ayudarme. Una espesa bruma comenzó a manar de la estrella como si saliera de bajo y comenzó a extenderse por el lugar, y poco a poco comencé a ver la silueta de una mujer que tomaba forma frente a mí. Sonreí de lado al darme cuenta de que había funcionado y dejé caer mis manos a ambos lados, esperando a que terminara de materializarse y hablara.
Los espíritus no podían resistirse a algunos hechizos, eran convocados y llamados contra su voluntad y aunque podían desaparecer una vez estuvieran presente ante el que los había convocado, al no estar acostumbrados a tener algo de contacto con el resto del mundo, ya que la mayoría si pudiera verlos huirían despavoridos pensando en fantasmas que los perseguían… la curiosidad en ellos era palpable. Era una de las pocas veces que podían comunicarse y hablar con los vivos, y normalmente solían aprovechar aquella situación que no se les presentaba en su día a día. Apenas había pasado un minuto desde que había terminado la invocación y ante mí tenía a una mujer, de apariencia joven, que me miraba con una sonrisa sintiendo su aura y aquella… sensación extenderse por el lugar. La luz de las antorchas tintineó por unos segundos ante la energía que ella producía, pero luego adquirieron su tono amarillo y rojo característico. Una sola pregunta lanzada al aire y sonreí de lado, me gustaba que no me dijera nada por haberla invocado y fuera directa a la cuestión.
-Buenas noches, señorita… -dejé la última palabra en el aire para que se presentara, sería un espíritu, pero seguía siendo una persona y la educación era algo muy arraigada en mí vida. No quería ser descortés porque necesitaba de su ayuda, y no me habían criado de esa forma.- Me llamo Logan Tisdale -Mis ojos la miraron, toda su tez estaba algo pálida con aquel brillo pálido que recorría toda su figura, como un velo que dejaba tras de sí, una estela que dejaba a su paso. Mucha gente pensaba que los fantasmas tenían apariencias transparentes, sin embargo, tenían la apariencia de cuando estuvieron en vida, pero con un pequeño matiz algo más apagado. Podía ver el color de sus ojos, el tono oscuro de su pelo, así como la ropa que había llevado el día de su muerte- Creo que es obvio, señorita –hice una leve pausa en la que comencé a andar entorno a ella, podría haber mirado más allá de su alma para ver qué fue en vida, sin embargo no lo hice. Parecía familiarizada con todo aquello porque no mostró sorpresa alguna, quizás ya la habían invocado alguna vez. Me paré para mirarla de nuevo- Vuestra ayuda –sonreí ladino- A cambio por lo que os pida, os haré un favor que podréis cobraros cuando queráis –cuando sellabas un trato con un espíritu… ya no había vuelta atrás.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Señorita. Aquella forma de referirse a ella que el hechicero había usado quedó dando vueltas alrededor de Nastiara. Le recordó su juventud, su adolescencia… Las noches blancas en San Petersburgo donde el aire olía a jazmines durante las mañanas, las corridas a la vera del río para escapar de su hermano y sus torturas, las risas inocentes y llenas de vida cuando él la atrapaba y le hacía cosquillas. Los meses de verano en la dacha de la familia al pie de las montañas eternas, esas que no morirían jamás porque nadie -ni humano ni demonio- tenía el poder de asesinarlas…
No era una señorita, tampoco una señora ya, aunque había estado casada. Nastiara sabía que ya no era nada, pero le costaba aceptarlo todavía. Sería una perpetua nostálgica.
-Nastiara es mi nombre –le respondió ante la pausa sugerente que él hizo, dejando espacio para que ella se presentase a sí misma-, bien puede decirme Nastia si lo desea, o Tiara. Es igual, los rusos solemos tener varios apodos a lo largo de la vida y no los olvidamos en la muerte al parecer.
Logan Tisdale. Así se llamaba aquel hechicero poderoso –según él mismo le dijo al presentarse-, capaz de atraerla con su sangre y sus palabras hacia allí, aun en contra de sus fuerzas.
Nastia decidió que ya había estado bien de tanta bruma, aquello no lo asustaba ni impresionaba y a ella le molestaba. Ambos estaban, evidentemente, más allá de la cursilería del espíritu atemorizante, así que se ahorró el circo y poco a poco atrajo ese aire hacia su interior, el suelo del sótano volvió a verse.
Él comenzó a dar vueltas a su alrededor y eso no la intimidó, a pocas cosas le temía ella ya, sabía que bien podría desaparecer si lo quería, pero lo cierto era que estaba intrigada, repentinamente su rutina de cada noche había cambiado y a Nastiara le encantaban los desafíos.
¿Cómo era posible que alguien como él necesitase ayuda de alguien como ella, que ni siquiera estaba viva? Era un misterio que, según creía, estaba pronto a serle revelado.
-Acepto ayudarle, en caso de que me sea eso posible –le dijo, sin pensarlo demasiado, porque aún era una mujer valiente. Sabía qué quería a cambio, lo supo en cuanto él se ofreció pues era algo que no podía apartar de su mente nunca, pero no era el mejor momento para decirlo. Prefería antes oír lo que Logan Tisdale necesitaba de ella-. ¿Qué es eso que alguien poderoso como usted no puede hacer sin la ayuda de alguien como yo? –le sonrió.
No era una señorita, tampoco una señora ya, aunque había estado casada. Nastiara sabía que ya no era nada, pero le costaba aceptarlo todavía. Sería una perpetua nostálgica.
-Nastiara es mi nombre –le respondió ante la pausa sugerente que él hizo, dejando espacio para que ella se presentase a sí misma-, bien puede decirme Nastia si lo desea, o Tiara. Es igual, los rusos solemos tener varios apodos a lo largo de la vida y no los olvidamos en la muerte al parecer.
Logan Tisdale. Así se llamaba aquel hechicero poderoso –según él mismo le dijo al presentarse-, capaz de atraerla con su sangre y sus palabras hacia allí, aun en contra de sus fuerzas.
Nastia decidió que ya había estado bien de tanta bruma, aquello no lo asustaba ni impresionaba y a ella le molestaba. Ambos estaban, evidentemente, más allá de la cursilería del espíritu atemorizante, así que se ahorró el circo y poco a poco atrajo ese aire hacia su interior, el suelo del sótano volvió a verse.
Él comenzó a dar vueltas a su alrededor y eso no la intimidó, a pocas cosas le temía ella ya, sabía que bien podría desaparecer si lo quería, pero lo cierto era que estaba intrigada, repentinamente su rutina de cada noche había cambiado y a Nastiara le encantaban los desafíos.
¿Cómo era posible que alguien como él necesitase ayuda de alguien como ella, que ni siquiera estaba viva? Era un misterio que, según creía, estaba pronto a serle revelado.
-Acepto ayudarle, en caso de que me sea eso posible –le dijo, sin pensarlo demasiado, porque aún era una mujer valiente. Sabía qué quería a cambio, lo supo en cuanto él se ofreció pues era algo que no podía apartar de su mente nunca, pero no era el mejor momento para decirlo. Prefería antes oír lo que Logan Tisdale necesitaba de ella-. ¿Qué es eso que alguien poderoso como usted no puede hacer sin la ayuda de alguien como yo? –le sonrió.
Nastiara Pelkova- Fantasma
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 28/01/2017
Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Sabía que no iba a haber vuelta atrás cuando sellara de alguna forma aquel trato con Nastiara, como ella misma se había presentado. Me da igual llamarla de un nombre a otro, así queme quedé principalmente con su nombre completo ya que yo no era ruso, por lo que la llamaría por su completo. La bruma que había hacía unos instantes en el lugar comenzó a disiparse desapareciendo del suelo y volviendo a su cuerpo como si, de alguna forma, hubiera sido ella quien la había provocado. Era algo muy casual que los espíritus que convocaba aparecieran con aquella bruma y muchas veces incluso me preguntaba si, de alguna forma, sería porque querían hacerlo ellos para infundir algo de miedo y terror a quien los convocaba.
Bueno, ese no iba a ser mi caso porque no era al primer espíritu que convocaba aunque sí el primero que me ayudaría a mí en lo personal. Solía invocar a espíritus porque otras personas me lo pedían en pos de despedirse de sus familiares, que eran lo que mayormente querían, así que el numerito de la bruma no me sorprendía y mucho menos su presencia podía infundirme algo de miedo. Curiosidad tal vez, siempre había pensado que si un espíritu se quedaba vagando por este mundo era porque quizás se había quedado algo pendiente que tendría que hacer, y me pregunté durante un par de segundos qué era lo que Nastiara tendría pendiente para quedarse atrapada en este mundo.
La rodeé andando con lentitud entorno a ella mientras la observaba de todos los ángulos, la gente solía pensar que los espíritus eran entes transparentes de los cuales podías ver a través de ellos, pero era más bien todo lo contrario, eran corpóreos y tenían forma humana y física aunque muchas veces no se pudieran tocar como a otro humano más. Sabía que a cambio de ayudarme me pediría algo por la ayuda prestada, era algo que sabía desde el principio en que había decidido convocarla para su ayuda. Pero, ¿habría realmente algo que no pagara, fuera lo que fuera, para encontrar el libro? No me importaba lo que tuviera que hacer, siempre que pudiera hacer y estuviera en mí mano.
Sonreí de lado y terminé por soltar una carcajada por sus palabras y por el tono en el que me hablaba, ciertamente, había sido el último recurso recurrir a un espíritu para que me ayudara pero, observándolo desde otro punto de vista, podía ser bastante interesante el hecho de que ella podía entrar en cualquier lugar sin ser vista, escuchar cualquier conversación y hacer averiguaciones que otra persona quizás no pudiera hacer. Solamente si así lo deseaban podían materializarse frente a la persona, sino pasarían de largo sin que nadie los viera. Era perfecta, si sabías utilizarlo con inteligencia.
-Es la primera vez que, en lo personal, recurro a la ayuda de un espíritu y espero que tú puedes ayudarme con un pequeño asunto –terminé por ponerme delante de ella de nuevo y la miré durante unos breves segundos en silencio, cruzando los brazos sobre mí pecho- Lo que busco es un libro, pero no un libro cualquiera –quise aclarar para que lo supiera- Estoy buscando un libro tan antiguo como el mundo, para muchos no es más que un mito y realmente pocos saben que existe de verdad –miré su rostro en busca de su reacción- Llevo años tras su búsqueda pero, desde hace unos años, no se sabe nada del libro. Es único y sé que está en París –no sabía cómo, pero sabía que de alguna forma el libro no había abandonado el país ni la ciudad- Alguien lo tiene guardado en su poder, oculto bajo la vista de todos… y ahí es donde entras tú, mí querida Nastiara –sonreí de lado- Tú presencia es indetectable menos para quien tú quieras que lo sea –la miré- Quiero que me ayudes a buscar ese libro. Es un libro de magia, hechicería negra para ser más exactos, tan antiguo como el mundo mismo y que encierra un poder en su interior inigualable –mis motivos de por qué lo quería, de momento, me los reservaba para mí- Es un libro de portada negra, con símbolos extraños y difíciles de leer para quien no ha aprendido el arte de la hechicería… más bien, hechicería negra y la magia de sangre –torcí mí sonrisa divertido- El libro se llama “El Necronomicón”, y es el objeto que tienes que buscar –hice una pausa para que asimilara todo- A cambio de ayudarme, te concederé el favor que deseas que cumpla. Quid pro quo.
Bueno, ese no iba a ser mi caso porque no era al primer espíritu que convocaba aunque sí el primero que me ayudaría a mí en lo personal. Solía invocar a espíritus porque otras personas me lo pedían en pos de despedirse de sus familiares, que eran lo que mayormente querían, así que el numerito de la bruma no me sorprendía y mucho menos su presencia podía infundirme algo de miedo. Curiosidad tal vez, siempre había pensado que si un espíritu se quedaba vagando por este mundo era porque quizás se había quedado algo pendiente que tendría que hacer, y me pregunté durante un par de segundos qué era lo que Nastiara tendría pendiente para quedarse atrapada en este mundo.
La rodeé andando con lentitud entorno a ella mientras la observaba de todos los ángulos, la gente solía pensar que los espíritus eran entes transparentes de los cuales podías ver a través de ellos, pero era más bien todo lo contrario, eran corpóreos y tenían forma humana y física aunque muchas veces no se pudieran tocar como a otro humano más. Sabía que a cambio de ayudarme me pediría algo por la ayuda prestada, era algo que sabía desde el principio en que había decidido convocarla para su ayuda. Pero, ¿habría realmente algo que no pagara, fuera lo que fuera, para encontrar el libro? No me importaba lo que tuviera que hacer, siempre que pudiera hacer y estuviera en mí mano.
Sonreí de lado y terminé por soltar una carcajada por sus palabras y por el tono en el que me hablaba, ciertamente, había sido el último recurso recurrir a un espíritu para que me ayudara pero, observándolo desde otro punto de vista, podía ser bastante interesante el hecho de que ella podía entrar en cualquier lugar sin ser vista, escuchar cualquier conversación y hacer averiguaciones que otra persona quizás no pudiera hacer. Solamente si así lo deseaban podían materializarse frente a la persona, sino pasarían de largo sin que nadie los viera. Era perfecta, si sabías utilizarlo con inteligencia.
-Es la primera vez que, en lo personal, recurro a la ayuda de un espíritu y espero que tú puedes ayudarme con un pequeño asunto –terminé por ponerme delante de ella de nuevo y la miré durante unos breves segundos en silencio, cruzando los brazos sobre mí pecho- Lo que busco es un libro, pero no un libro cualquiera –quise aclarar para que lo supiera- Estoy buscando un libro tan antiguo como el mundo, para muchos no es más que un mito y realmente pocos saben que existe de verdad –miré su rostro en busca de su reacción- Llevo años tras su búsqueda pero, desde hace unos años, no se sabe nada del libro. Es único y sé que está en París –no sabía cómo, pero sabía que de alguna forma el libro no había abandonado el país ni la ciudad- Alguien lo tiene guardado en su poder, oculto bajo la vista de todos… y ahí es donde entras tú, mí querida Nastiara –sonreí de lado- Tú presencia es indetectable menos para quien tú quieras que lo sea –la miré- Quiero que me ayudes a buscar ese libro. Es un libro de magia, hechicería negra para ser más exactos, tan antiguo como el mundo mismo y que encierra un poder en su interior inigualable –mis motivos de por qué lo quería, de momento, me los reservaba para mí- Es un libro de portada negra, con símbolos extraños y difíciles de leer para quien no ha aprendido el arte de la hechicería… más bien, hechicería negra y la magia de sangre –torcí mí sonrisa divertido- El libro se llama “El Necronomicón”, y es el objeto que tienes que buscar –hice una pausa para que asimilara todo- A cambio de ayudarme, te concederé el favor que deseas que cumpla. Quid pro quo.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Un libro, el hechicero buscaba un libro muy importante. Siempre lo había pensado: las personas poderosas solían desvelarse buscando formas de ser todavía más poderosas. Logan necesitaba su ayuda para encontrar aquel ejemplar único. Sí que aquello podía ser bien interesante.
“No es cualquier libro, es uno tan antiguo como el mundo”, se dijo, repitiendo la descripción que él le había hecho. Sin saber porqué, se imaginó el ejemplar algo ajado y destartalado. Marcado por el uso, el tiempo y el paso de mano en mano. Supo que debía andarse con cuidado, pues era probable que lo tuviese también alguien poderoso, un hechicero tal vez… Y ella desconfiaba de los hechiceros, no era nada con Logan en lo personal –de hecho lo acababa de conocer-, pero una hechicera la había asesinado por culpa de otro hechicero: su esposo. Había tenido mal pie con ellos, por eso les temía en cierto punto.
Hacía años que él buscaba aquel ejemplar sin éxito, Nastiara no sabía si estaría a la altura entonces. De igual modo se empeñaría en la búsqueda… Si el libro estaba en París, y oculto bajo la vista de todos como Logan le había referido, ella se esforzaría por hallarlo. Mientras él hablaba, Nastia comenzó a organizar sus pensamientos: ¿dónde se guardan los libros? En las bibliotecas. Por allí empezaría, conocía de algunos vecinos de la ciudad que tenían grandes colecciones literarias en sus casas, sus estanterías iban del suelo al techo. Por allí podría comenzar… Y también podría visitar la Biblioteca pública y la de La Académie de París, aunque suponía que por ser lugares tan obvios era seguro que Logan Tisdale ya se había pasado por allí, pero si no tenía éxito husmeando en las casas de los vecinos acabaría dándose una vuelta por aquellos dos lugares también.
“Es un libro de portada negra, con símbolos extraños y difíciles de leer para quien no ha aprendido el arte de la hechicería… más bien, hechicería negra y la magia de sangre”, repitió mentalmente esas palabras de Logan para grabarlas en ella y tenerlas en cuenta durante aquella empresa.
-El Necronomicón –Nastiara dijo ese nombre en voz alta-. Muy bien, creo que sé por donde comenzar a buscar. –La curiosidad le ganó y no pudo evitar preguntar-: ¿Te pertenecía y te lo robaron? ¿O nunca fue tuyo pero siempre lo has deseado? –Lo tuteó porque él también lo había hecho con ella. Al parecer confiaba sin conocerla, era buena señal. Se sintió confiada ella también. Luego volvió sobre las palabras de Logan-: En cuanto a lo otro, a lo que me concederás… Fui asesinada por una hechicera –le dijo, y por el odio que sintió no pudo evitar volver a liberar la bruma-, quiero venganza.
“No es cualquier libro, es uno tan antiguo como el mundo”, se dijo, repitiendo la descripción que él le había hecho. Sin saber porqué, se imaginó el ejemplar algo ajado y destartalado. Marcado por el uso, el tiempo y el paso de mano en mano. Supo que debía andarse con cuidado, pues era probable que lo tuviese también alguien poderoso, un hechicero tal vez… Y ella desconfiaba de los hechiceros, no era nada con Logan en lo personal –de hecho lo acababa de conocer-, pero una hechicera la había asesinado por culpa de otro hechicero: su esposo. Había tenido mal pie con ellos, por eso les temía en cierto punto.
Hacía años que él buscaba aquel ejemplar sin éxito, Nastiara no sabía si estaría a la altura entonces. De igual modo se empeñaría en la búsqueda… Si el libro estaba en París, y oculto bajo la vista de todos como Logan le había referido, ella se esforzaría por hallarlo. Mientras él hablaba, Nastia comenzó a organizar sus pensamientos: ¿dónde se guardan los libros? En las bibliotecas. Por allí empezaría, conocía de algunos vecinos de la ciudad que tenían grandes colecciones literarias en sus casas, sus estanterías iban del suelo al techo. Por allí podría comenzar… Y también podría visitar la Biblioteca pública y la de La Académie de París, aunque suponía que por ser lugares tan obvios era seguro que Logan Tisdale ya se había pasado por allí, pero si no tenía éxito husmeando en las casas de los vecinos acabaría dándose una vuelta por aquellos dos lugares también.
“Es un libro de portada negra, con símbolos extraños y difíciles de leer para quien no ha aprendido el arte de la hechicería… más bien, hechicería negra y la magia de sangre”, repitió mentalmente esas palabras de Logan para grabarlas en ella y tenerlas en cuenta durante aquella empresa.
-El Necronomicón –Nastiara dijo ese nombre en voz alta-. Muy bien, creo que sé por donde comenzar a buscar. –La curiosidad le ganó y no pudo evitar preguntar-: ¿Te pertenecía y te lo robaron? ¿O nunca fue tuyo pero siempre lo has deseado? –Lo tuteó porque él también lo había hecho con ella. Al parecer confiaba sin conocerla, era buena señal. Se sintió confiada ella también. Luego volvió sobre las palabras de Logan-: En cuanto a lo otro, a lo que me concederás… Fui asesinada por una hechicera –le dijo, y por el odio que sintió no pudo evitar volver a liberar la bruma-, quiero venganza.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Esperaba que mis palabras pudieran darle la mejor de las descripciones posibles para que a la hora de buscarlo no tuviera problemas. El caso era que esperaba que pudiera colarse por lugares donde yo no había podido hacerlo y que oyera cosas que yo no había podido oír. Siendo un espíritu podía ir sin el problema de que lograran pillarla porque a no ser que ella quisiera que la vieran, no iban a poder hacerlo. El libro debía de estar oculto y bien protegido, de no ser así no entendía cómo había sido imposible de rastrear y encontrarlo posteriormente. Quien lo tuvo la última vez había cubierto bien sus huellas y había hecho un gran trabajo al esconderlo, algo que me decía que sería un gran hechicero por tener tales poderes. Ella era mí última posibilidad de encontrarlo, así que esperé a que mis palabras las procesara y se hiciera una imagen mental de cómo era el libro.
Mis ojos se alzaron para verla de nuevo cuando pronunció el nombre del libro en voz alta, quizás nunca había oído hablar de él, de hecho no sabía nada sobre quien tenía delante pero si había sido convocada y había aparecido era porque podría ayudarme con lo que estaba buscando. Enarqué una ceja cuando dijo que sabía por donde empezar y me pregunté qué era lo que tenía en mente en ese momento, esperaba que se le ocurrieran otros sitos aparte de los obvios donde yo ya había mirado y buscado. La miré de forma más fija cuando me hizo esas dos preguntas, podría no contestárselas pero a fin de cuentas ¿qué podría hacer ella? Ya estaba muerta, no había mucho que pudiera hacer.
-Nunca ha sido mío si es lo que te estás preguntando, ni tampoco me lo han robado –hice una leve pausa y me crucé de brazos justo en el momento en que ella dijo que quería venganza, algo que me hizo sonreír de lado por aquello- Busco ese libro porque me llevará hasta la persona que mató a mí padre, utilizando dicho libro. Como tú yo también busco venganza –me pregunté qué es lo que podría haber hecho ella para que una hechicera la asesinara, y me pregunté también qué es lo que querría que hiciera con esa venganza- Al parecer ambos estamos buscando lo mismo; venganza –mis ojos bajaron hacia la leve bruma que había vuelto a crear a su alrededor y luego la miré a ella- ¿Quieres que mate a dicha hechicera? – reí levemente entre dientes, ya le había dicho que podría pedirme algo a cambio por la ayuda, en este mundo nadie daba nada por gratis. No tenía problema alguno en matarla puesto que para mí no era nada, pero necesitaba saber más- Necesitaré algo más de información para ello, si es que quieres que siga adelante con tú venganza –de hecho, podría hasta presenciarlo ya que podría fácilmente seguir todos y cada uno de mis pasos- Vayamos por partes, tú buscas información sobre donde puedo encontrar libro, si es que no lo encuentras, y vemos la forma en que te ayude a cumplir tú venganza –sonreí de lado ante la idea. Una apuesta interesante.
Mis ojos se alzaron para verla de nuevo cuando pronunció el nombre del libro en voz alta, quizás nunca había oído hablar de él, de hecho no sabía nada sobre quien tenía delante pero si había sido convocada y había aparecido era porque podría ayudarme con lo que estaba buscando. Enarqué una ceja cuando dijo que sabía por donde empezar y me pregunté qué era lo que tenía en mente en ese momento, esperaba que se le ocurrieran otros sitos aparte de los obvios donde yo ya había mirado y buscado. La miré de forma más fija cuando me hizo esas dos preguntas, podría no contestárselas pero a fin de cuentas ¿qué podría hacer ella? Ya estaba muerta, no había mucho que pudiera hacer.
-Nunca ha sido mío si es lo que te estás preguntando, ni tampoco me lo han robado –hice una leve pausa y me crucé de brazos justo en el momento en que ella dijo que quería venganza, algo que me hizo sonreír de lado por aquello- Busco ese libro porque me llevará hasta la persona que mató a mí padre, utilizando dicho libro. Como tú yo también busco venganza –me pregunté qué es lo que podría haber hecho ella para que una hechicera la asesinara, y me pregunté también qué es lo que querría que hiciera con esa venganza- Al parecer ambos estamos buscando lo mismo; venganza –mis ojos bajaron hacia la leve bruma que había vuelto a crear a su alrededor y luego la miré a ella- ¿Quieres que mate a dicha hechicera? – reí levemente entre dientes, ya le había dicho que podría pedirme algo a cambio por la ayuda, en este mundo nadie daba nada por gratis. No tenía problema alguno en matarla puesto que para mí no era nada, pero necesitaba saber más- Necesitaré algo más de información para ello, si es que quieres que siga adelante con tú venganza –de hecho, podría hasta presenciarlo ya que podría fácilmente seguir todos y cada uno de mis pasos- Vayamos por partes, tú buscas información sobre donde puedo encontrar libro, si es que no lo encuentras, y vemos la forma en que te ayude a cumplir tú venganza –sonreí de lado ante la idea. Una apuesta interesante.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
En cuanto le mencionó que lo que más anhelaba era una venganza, Nastiara se arrepintió. Ya tenía que superar aquello, aceptar lo que había ocurrido y seguir adelante agradeciendo que aún tenía aquella oportunidad de estar cerca de su familia, claro que de otra forma más desapegada, más inaccesible incluso, pero podía estar alrededor de ellos y no todos tenían ese privilegio.
“Ay, Nastia, ¿por qué te cuesta tanto estar muerta?”, se dijo y era un auto reproche. Pero no era estar muerta lo que se le dificultaba, aquello era medianamente sencillo; un hecho irreversible, irrevocable, lo que le costaba era aceptarlo.
Podría haber pedido protección para sus hijos, algún conjuro que le asegurase que a su esposo se le caería el pene a pedazos en cuanto tuviera intención de acercarse a otra mujer… pero había pedido venganza y eso le abría los ojos sobre su propio dolor, sobre sus miedos también.
Volvió rápidamente a las palabras del hechicero… Oh, alguien había asesinado a su padre. Estaba a punto de preguntarle cómo y por qué había sido, más aún: cómo podía un libro asegurarle la venganza, pero recordó que hacía minutos le había hablado del poder del Necronomicón y que, además, no le correspondía ser tan indiscreta con el dolor ajeno. Tomó conciencia de lo importante que era aquello que él le pedía, de la trascendencia que podía tener. Ya no sentía el temor del primer momento, lo vio de una forma nueva, se sintió –por primera vez en mucho tiempo- una pieza fundamental de algo, de la historia de alguien, y supo que al fin sus días tendrían una nueva emoción. Casi podía decir que volvía a sentirse viva al tener un nuevo objetivo, un nuevo propósito.
-Venganza –dijo en voz alta-, quien diría que es eso lo que mueve a buena parte del mundo, ¿no? Y que es eso también algo de lo que nos une… No quiero que la mates –meditó, porque sabía que había algo mucho peor-, hay algo que puede herirla más todavía… Me gustaría que quedase viva, pero sin poderes. -¡Que humillación para aquella mujer! Ya podía imaginarla.
-Bien, como no tengo nada más que hacer –casi sonrió al mencionar lo que era evidente-, hoy mismo comenzaré la búsqueda. Rondaré aquí y allá, oiré conversaciones, estaré atenta. Espero pronto tener alguna novedad, aunque no puedo asegurarlo… Si una persona como tú ha pasado tiempo en la búsqueda sin obtener la ubicación del… Necronomicón –lo mencionó y la sola palabra parecía tener cierto poder-, supongo que a mí no me será nada fácil. Pero de igual modo, cuando sepa algo me presentaré ante ti. Tenemos un trato –le aseguró.
“Ay, Nastia, ¿por qué te cuesta tanto estar muerta?”, se dijo y era un auto reproche. Pero no era estar muerta lo que se le dificultaba, aquello era medianamente sencillo; un hecho irreversible, irrevocable, lo que le costaba era aceptarlo.
Podría haber pedido protección para sus hijos, algún conjuro que le asegurase que a su esposo se le caería el pene a pedazos en cuanto tuviera intención de acercarse a otra mujer… pero había pedido venganza y eso le abría los ojos sobre su propio dolor, sobre sus miedos también.
Volvió rápidamente a las palabras del hechicero… Oh, alguien había asesinado a su padre. Estaba a punto de preguntarle cómo y por qué había sido, más aún: cómo podía un libro asegurarle la venganza, pero recordó que hacía minutos le había hablado del poder del Necronomicón y que, además, no le correspondía ser tan indiscreta con el dolor ajeno. Tomó conciencia de lo importante que era aquello que él le pedía, de la trascendencia que podía tener. Ya no sentía el temor del primer momento, lo vio de una forma nueva, se sintió –por primera vez en mucho tiempo- una pieza fundamental de algo, de la historia de alguien, y supo que al fin sus días tendrían una nueva emoción. Casi podía decir que volvía a sentirse viva al tener un nuevo objetivo, un nuevo propósito.
-Venganza –dijo en voz alta-, quien diría que es eso lo que mueve a buena parte del mundo, ¿no? Y que es eso también algo de lo que nos une… No quiero que la mates –meditó, porque sabía que había algo mucho peor-, hay algo que puede herirla más todavía… Me gustaría que quedase viva, pero sin poderes. -¡Que humillación para aquella mujer! Ya podía imaginarla.
-Bien, como no tengo nada más que hacer –casi sonrió al mencionar lo que era evidente-, hoy mismo comenzaré la búsqueda. Rondaré aquí y allá, oiré conversaciones, estaré atenta. Espero pronto tener alguna novedad, aunque no puedo asegurarlo… Si una persona como tú ha pasado tiempo en la búsqueda sin obtener la ubicación del… Necronomicón –lo mencionó y la sola palabra parecía tener cierto poder-, supongo que a mí no me será nada fácil. Pero de igual modo, cuando sepa algo me presentaré ante ti. Tenemos un trato –le aseguró.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Esperaba que aquella mujer, ahora en espíritu, pudiera ayudarme en mí búsqueda del libro. Si alguien que podía vagar por la ciudad sin ser vista ni oída, que podía colarse por cada rincón de esta con total libertad no encontraba la más mínima pista de la cual tirar del hilo… estaba perdido. Eso significaría que debería de abandonar la búsqueda del libro o, peor aun, volver a empezarla de nuevo en otra ciudad pero, ¿dónde comenzar a buscar? No podía empezar en otro lugar sin saber o tener una pista, de hecho, no quería ni contemplar aquella opción, bajo ningún concepto.
Mis ojos la miraron cuando pronunció la palabra venganza, tenía razón, a mucha gente le movía la venganza y eso era lo que movía también el mundo. Decía que no quería matarla e hizo que enarcara una ceja por ello, pensaba que era lo que buscaba ya que ella la había matado, ¿no sería ese un pago justo? Esperé a ver si continuaba para decir que era lo que quería y qué esperaba de la venganza que yo, en pago por su ayuda, ejecutaría ya que ella no podía hacerlo.
Reí entre dientes por sus palabras, sin duda alguna aquella mujer sabía lo que era una buena venganza… privarle a un hechicero de sus poderes era matarlo en vida, quizás hasta en el libro hubiera la forma de llevar acabo y que la pudiera ayudar. Para mí no me importaba en absoluto lo que le pasara a la otra mujer, no era nada relevante ni importante como para que me frenara el hecho de que cumpliera o no mí objetivo.
-Sin duda quitarle los poderes sería algo peor que matarla, yo solamente cumpliría con mí parte del trato, los detalles te los dejaría a ti –hice una pausa y asentí con la cabeza- Espero que puedas encontrar algo que me ayuda en la búsqueda, y más adelante hablaremos de los detalles sobre mí pago por tú ayuda, quizás en el libro si lo encontramos hallemos alguna forma de que queda sin magia –porque había formas, pero no las había hecho nunca. Sonreí de lado- Tenemos un trato. Ve Nastiara, esperaré por tu regreso con las noticias que traigas para mí –le hice un gesto con la mano de forma suave diciéndole que se podía marchar. Sabía que no sería una respuesta inmediata ni encontraría nada pronto, así que quizás pasaran un par de días antes de que volviera a decirme lo que había encontrado.
Mis ojos la miraron cuando pronunció la palabra venganza, tenía razón, a mucha gente le movía la venganza y eso era lo que movía también el mundo. Decía que no quería matarla e hizo que enarcara una ceja por ello, pensaba que era lo que buscaba ya que ella la había matado, ¿no sería ese un pago justo? Esperé a ver si continuaba para decir que era lo que quería y qué esperaba de la venganza que yo, en pago por su ayuda, ejecutaría ya que ella no podía hacerlo.
Reí entre dientes por sus palabras, sin duda alguna aquella mujer sabía lo que era una buena venganza… privarle a un hechicero de sus poderes era matarlo en vida, quizás hasta en el libro hubiera la forma de llevar acabo y que la pudiera ayudar. Para mí no me importaba en absoluto lo que le pasara a la otra mujer, no era nada relevante ni importante como para que me frenara el hecho de que cumpliera o no mí objetivo.
-Sin duda quitarle los poderes sería algo peor que matarla, yo solamente cumpliría con mí parte del trato, los detalles te los dejaría a ti –hice una pausa y asentí con la cabeza- Espero que puedas encontrar algo que me ayuda en la búsqueda, y más adelante hablaremos de los detalles sobre mí pago por tú ayuda, quizás en el libro si lo encontramos hallemos alguna forma de que queda sin magia –porque había formas, pero no las había hecho nunca. Sonreí de lado- Tenemos un trato. Ve Nastiara, esperaré por tu regreso con las noticias que traigas para mí –le hice un gesto con la mano de forma suave diciéndole que se podía marchar. Sabía que no sería una respuesta inmediata ni encontraría nada pronto, así que quizás pasaran un par de días antes de que volviera a decirme lo que había encontrado.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Lo buscó, lo buscó durante un par de meses… más nunca lo vió. Se sentía perdida, desorientada, pero no quería acudir a Logan, no quería presentarse a él y confesarle que había fracasado en su búsqueda. Se negaba.
La biblioteca pública, el museo, las bibliotecas privadas de esos idiotas que ostentaban cientos de libros que de seguro jamás habían leído, ¡eran solo decoración presumida para ellos…! Nastiara pasaba su mano invisible sobre los lomos de aquellos escritos, en casas ajenas, y no podía dar con el único que de verdad importaba, con el que realmente podía servirles.
No estaba buscándolo en el momento en el que halló la pista. En realidad vagaba por aquí y por allá, sin rumbo fijo, por la zona comercial. Se divertía viendo a los chiquillos correr, a los vendedores de fruta ganar sus francos, a los carruajes pasar. ¡Con qué poco era feliz! Solo con mirar la alegría ajena... Nastiara no escuchaba ninguna conversación, no miraba a nadie, simplemente vagaba… Oyó la voz femenina nombrar la palabra tan ansiada y, sin saber bien quién era o dónde estaba ella, agudizó su oído, silenciando el bullicio de la calle, de las personas –demasiado vivas- y se concentró en oír solo la voz de aquella mujer.
En síntesis, ella le aseguraba a alguien más que el Necronomicón continuaba en las mismas manos… que Soren lo custodiaba, y que ella no tardaría en buscarlo porque lo necesitaba, necesitaba de su poder, una vez más.
¿De dónde venía la voz? ¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Con quien hablaba? Nastiara no pudo identificar nada de eso, pero había oído con claridad –gracias a su concentración- la palabra clave. Efectivamente el libro existía, estaba en poder de un tal Soren –de seguro extranjero porque el nombre no sonaba muy francés- y aquella mujer lo buscaría pronto.
No tenía más precisiones, pero si había alguien más buscándolo Logan debía darse prisa para que nadie llegase antes que él al libro.
Esa noche lo esperó en el sótano, algo nerviosa pues ella misma no lograba entender toda aquella información y hasta le parecía poca e inservible.
“Soren, Soren”, se repetía intentando recordar dónde había oído antes aquel nombre… “¡En la biblioteca!”, sí, ya lo tenía. Un tal Soren era asiduo visitante del lugar, lo sabía porque se había pasado días y noches enteras allí intentando descubrir si el dichoso Necronomicón estaba o no en el lugar.
Bueno, al parecer tenía más información de la que había creído en un principio.
Feliz con el último descubrimiento se dispuso a esperar a que Logan la sintiera en aquel lugar y bajase a su encuentro.
La biblioteca pública, el museo, las bibliotecas privadas de esos idiotas que ostentaban cientos de libros que de seguro jamás habían leído, ¡eran solo decoración presumida para ellos…! Nastiara pasaba su mano invisible sobre los lomos de aquellos escritos, en casas ajenas, y no podía dar con el único que de verdad importaba, con el que realmente podía servirles.
No estaba buscándolo en el momento en el que halló la pista. En realidad vagaba por aquí y por allá, sin rumbo fijo, por la zona comercial. Se divertía viendo a los chiquillos correr, a los vendedores de fruta ganar sus francos, a los carruajes pasar. ¡Con qué poco era feliz! Solo con mirar la alegría ajena... Nastiara no escuchaba ninguna conversación, no miraba a nadie, simplemente vagaba… Oyó la voz femenina nombrar la palabra tan ansiada y, sin saber bien quién era o dónde estaba ella, agudizó su oído, silenciando el bullicio de la calle, de las personas –demasiado vivas- y se concentró en oír solo la voz de aquella mujer.
En síntesis, ella le aseguraba a alguien más que el Necronomicón continuaba en las mismas manos… que Soren lo custodiaba, y que ella no tardaría en buscarlo porque lo necesitaba, necesitaba de su poder, una vez más.
¿De dónde venía la voz? ¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Con quien hablaba? Nastiara no pudo identificar nada de eso, pero había oído con claridad –gracias a su concentración- la palabra clave. Efectivamente el libro existía, estaba en poder de un tal Soren –de seguro extranjero porque el nombre no sonaba muy francés- y aquella mujer lo buscaría pronto.
No tenía más precisiones, pero si había alguien más buscándolo Logan debía darse prisa para que nadie llegase antes que él al libro.
Esa noche lo esperó en el sótano, algo nerviosa pues ella misma no lograba entender toda aquella información y hasta le parecía poca e inservible.
“Soren, Soren”, se repetía intentando recordar dónde había oído antes aquel nombre… “¡En la biblioteca!”, sí, ya lo tenía. Un tal Soren era asiduo visitante del lugar, lo sabía porque se había pasado días y noches enteras allí intentando descubrir si el dichoso Necronomicón estaba o no en el lugar.
Bueno, al parecer tenía más información de la que había creído en un principio.
Feliz con el último descubrimiento se dispuso a esperar a que Logan la sintiera en aquel lugar y bajase a su encuentro.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Fecha de inscripción : 28/01/2017
Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Habían pasado ya varios meses desde que Nastiara había emprendido la búsqueda del libro, no tenía noticias de ella y no la había vuelto a sentir cerca por lo que supuse que estaría buscándolo y que no regresaría si no encontraba algo, aunque fuera un poco frío pensarlo pero ¿qué más podría hacer sino? Parecía que le había gustado el poder salir de ese mundo de espíritus y tener un propósito que hacer, además de que a cambio de la ayuda que ella me estaba prestando yo a cambio le iba a hacer un favor. Tendría que darme más información sobre aquella hechicera que decía quería quitarle la magia, algo que no iba a ser nada fácil porque no era como un hechizo más que llevar a cabo y realizar… la magia era algo muy poderoso y muchas veces impredecible… y aunque sabía que se podía hacer, era cierto que jamás lo había hecho.
Quizás en el libro pudiéramos encontrar algo que nos pudiera servir para ayudarle a realizar esa venganza, sin duda alguna debía de reconocer que era mucho peor que el hecho de matarla… quitarle a un ser mágico la magia era como matarlo en vida, y seguramente es lo que Nastiara andaba buscando como venganza. Una buena venganza, nada tenía que ver con la otra mujer y no me preocupaba en absoluto, así que como paga por su ayuda haría lo que me pidiera… quid pro quo, decía a veces mí abuelo, una base que muchas veces movía al mundo de los hombres.
Por fin tras tanto tiempo sin tener noticias ni señales de ella la sentí, estaba de nuevo en aquel lugar donde había aparecido y sonreí de lado. Los espíritus muchas veces tenían eso, de alguna forma se “aferraban” al lugar donde habían muerto, vivido o en este caso aparecido y aunque estaba en la mansión ella había acudido al mismo lugar donde hice el conjuro. Dejé el libro sobre el sofá donde estaba leyendo y salí del salón para ir hacia el sótano, quitando la barrera de protección que había y que yo solo podía quitar porque estaba imbuida con mi sangre, y volví a ponerla de nueva bajando las escaleras con forma de caracol hasta dar con el sótano. Mis ojos buscaron la presencia de ella en la sala y sonreí de lado observándola, flotando casi sobre el suelo, parecía algo nerviosa por su rostro y me pregunté ahora que estaba muerta de qué lo estaría.
-Buenas noches Nastiara –como siempre, la educación por delante, acortando la distancia para quedar frente a la mujer que había invocado en busca de ayudar del otro mundo- Supongo que si has aparecido después de este tiempo es porque tienes información que contarme. Bien, soy todo oídos.
Quizás en el libro pudiéramos encontrar algo que nos pudiera servir para ayudarle a realizar esa venganza, sin duda alguna debía de reconocer que era mucho peor que el hecho de matarla… quitarle a un ser mágico la magia era como matarlo en vida, y seguramente es lo que Nastiara andaba buscando como venganza. Una buena venganza, nada tenía que ver con la otra mujer y no me preocupaba en absoluto, así que como paga por su ayuda haría lo que me pidiera… quid pro quo, decía a veces mí abuelo, una base que muchas veces movía al mundo de los hombres.
Por fin tras tanto tiempo sin tener noticias ni señales de ella la sentí, estaba de nuevo en aquel lugar donde había aparecido y sonreí de lado. Los espíritus muchas veces tenían eso, de alguna forma se “aferraban” al lugar donde habían muerto, vivido o en este caso aparecido y aunque estaba en la mansión ella había acudido al mismo lugar donde hice el conjuro. Dejé el libro sobre el sofá donde estaba leyendo y salí del salón para ir hacia el sótano, quitando la barrera de protección que había y que yo solo podía quitar porque estaba imbuida con mi sangre, y volví a ponerla de nueva bajando las escaleras con forma de caracol hasta dar con el sótano. Mis ojos buscaron la presencia de ella en la sala y sonreí de lado observándola, flotando casi sobre el suelo, parecía algo nerviosa por su rostro y me pregunté ahora que estaba muerta de qué lo estaría.
-Buenas noches Nastiara –como siempre, la educación por delante, acortando la distancia para quedar frente a la mujer que había invocado en busca de ayudar del otro mundo- Supongo que si has aparecido después de este tiempo es porque tienes información que contarme. Bien, soy todo oídos.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
-Buenas noches –le devolvió el saludo con una leve inclinación de cabeza. No, jamás olvidaría sus modales-, tengo noticias –le aseguró, pese a que todavía estaba intentando acomodar las ideas en su cabeza.
Necronomicón, biblioteca, Soren, aquella mujer… todas las piezas del rompecabezas giraban en su mente una y otra vez ¡y todo era tan abstracto! No sabía quién era la mujer a la que había oído hablar, nunca jamás la había visto al igual que no había visto el dichoso libro, pero el tal Soren –asiduo visitante de la biblioteca- parecía tener en su poder el Necronomicón aunque no por mucho tiempo más, puesto que la mujer quería recuperarlo pronto… ¡Logan tendría que llegar a él antes!
-He oído a una mujer hablar acerca del libro –comenzó a decirle- , no sé quien es y tampoco dónde estaba. Simplemente su voz llegó a mí mientras merodeaba por el centro de la ciudad y la oí nombrar al Necronomicón y el poder que ese libro le daba… hablaba con alguien más al respecto y le decía que el libro estaba en poder de un tal Soren.
Intentó recordar el rostro de él, como para poder darle mayores precisiones, pero le resultaba difícil. Lo había visto varias veces pero nunca se había fijado realmente en él ya que Nastiara iba a la biblioteca con otro objetivo, uno más puntual y determinante, y no solía distraerse observando a los lectores que elegían aquel lugar.
-Tal vez el nombre no te suene de nada –le dijo, adelantándose a lo evidente- , pero a mí sí. Lo he visto varias veces en la biblioteca, suele pasar las noches allí leyendo, estoy segura de que podrás encontrarlo ahora mismo ahí. En realidad no recuerdo mucho de él, solo que es un hombre joven… Lamento no haber encontrado mucho más, pero espero que sea algo que te sirva.
Sólo esperaba que aquel poderoso hechicero no le hiciera nada al tal Soren, no porque le interesase particularmente –en realidad no lo conocía-, pero le parecía alguien inocente… ¿Qué mal podría haber hecho alguien que le dedicaba sus noches a la lectura? No parecía encajar en el prototipo de ladrón, tal vez fuera un cómplice involuntario.
-Logan, hay algo más… Aquella mujer dijo que pronto recuperaría el libro, que lo necesita de nuevo con ella. Creo que deberías apurarte y tenerlo primero.
Necronomicón, biblioteca, Soren, aquella mujer… todas las piezas del rompecabezas giraban en su mente una y otra vez ¡y todo era tan abstracto! No sabía quién era la mujer a la que había oído hablar, nunca jamás la había visto al igual que no había visto el dichoso libro, pero el tal Soren –asiduo visitante de la biblioteca- parecía tener en su poder el Necronomicón aunque no por mucho tiempo más, puesto que la mujer quería recuperarlo pronto… ¡Logan tendría que llegar a él antes!
-He oído a una mujer hablar acerca del libro –comenzó a decirle- , no sé quien es y tampoco dónde estaba. Simplemente su voz llegó a mí mientras merodeaba por el centro de la ciudad y la oí nombrar al Necronomicón y el poder que ese libro le daba… hablaba con alguien más al respecto y le decía que el libro estaba en poder de un tal Soren.
Intentó recordar el rostro de él, como para poder darle mayores precisiones, pero le resultaba difícil. Lo había visto varias veces pero nunca se había fijado realmente en él ya que Nastiara iba a la biblioteca con otro objetivo, uno más puntual y determinante, y no solía distraerse observando a los lectores que elegían aquel lugar.
-Tal vez el nombre no te suene de nada –le dijo, adelantándose a lo evidente- , pero a mí sí. Lo he visto varias veces en la biblioteca, suele pasar las noches allí leyendo, estoy segura de que podrás encontrarlo ahora mismo ahí. En realidad no recuerdo mucho de él, solo que es un hombre joven… Lamento no haber encontrado mucho más, pero espero que sea algo que te sirva.
Sólo esperaba que aquel poderoso hechicero no le hiciera nada al tal Soren, no porque le interesase particularmente –en realidad no lo conocía-, pero le parecía alguien inocente… ¿Qué mal podría haber hecho alguien que le dedicaba sus noches a la lectura? No parecía encajar en el prototipo de ladrón, tal vez fuera un cómplice involuntario.
-Logan, hay algo más… Aquella mujer dijo que pronto recuperaría el libro, que lo necesita de nuevo con ella. Creo que deberías apurarte y tenerlo primero.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Esperaba que la visita de Nastiara después de tanto tiempo diera sus frutos y me trajera información que pudiera ayudarme con la búsqueda, necesitaba desesperadamente algo con lo que poder trabajar y avanzar, y es que ya no se me ocurrían qué más cosas hacer para que finalmente la búsqueda diera resultado. Expectante tras presentarme ante ella de nuevo con educación me crucé de brazos, preparado y dispuesto para escuchar lo que ella tuviera que decirme esperando que fueran buenas noticias, porque tras aquellos meses en los que no había sabido nada de ella deseaba que hubiera encontrado algo bueno para darme, necesitaba ese libro y el tiempo parecía que pasaba y yo me quedaba estancado con esa búsqueda, sin poder avanzar.
Decía que había oído hablar a una mujer sobre el libro y fruncí el ceño dejando que continuara, me pregunté si sería la misma mujer que habría utilizado el libro para matar a mí padre… no tenía mucha información sobre eso, así que podría ser ella como también podría no serlo. Ella aseguró que el libro lo tenía un tal Soren, y aunque intenté recordar si conocía a alguien con ese nombre no di con nada al respecto. Esperaba que tuviera algo más sobre aquel hombre, algún lugar para encontrarlo y donde pudiera hablar con él con respecto al libro.
Sonreí de lado cuando dijo que a ella sí le sonaba, que lo había visto varias veces en la biblioteca, de noche, leyendo casi como si fuera una costumbre y que incluso podría encontrarlo esa misma noche si me apresuraba y me acercaba. Afirmaba que no podía decirme cómo era, pero me había dado más información de la que había pensado y me había dado un hilo por el cual poder tirar. Aplaudí por los hallazgos que había hecho sonriéndole, contento porque al final todo estaba comenzando a tomar forma, y porque también empezaba a ver luz al final de ese túnel… aunque la luz fuera muy muy pequeña.
-Espléndido, Nastiara. Me has dado mucha información y en verdad te lo agradezco… no sabía cómo seguir la búsqueda y gracias a ti siento que voy a poder tirar del hilo, quizás hasta consiga el hilo –pero no quedó ahí la cosa, sino que la mujer dijo que necesitaba el libro de nuevo y que lo buscaría para encontrarlo… sí, debía de darme prisa. Gruñí por ello aunque ya sabía que el libro era bastante codiciado- Sabía que no era el único que iba en su búsqueda, pero si esa mujer quiere recuperarlo tendré que darme prisa para conseguirlo –alcé la vista para mirarla- Gracias, Nastiara. No suelo decirlo muy a menudo eso pero me has sido de gran ayuda –hice un leve gesto con la cabeza, me había dado por donde seguir cuando llevaba años parado- A cambio, como ya te dije, te ayudaré en lo que me pidas como un favor. Sé lo que quieres hacer pero es algo que no he hecho nunca, esto no quiere decir que me niegue, pero quizás el libro que estoy buscando venga cómo llevarlo a cabo… si es que quieres seguir adelante –sonreí de lado porque, estaba convencido, de que sin duda querría que continuara con aquella venganza particular.
Decía que había oído hablar a una mujer sobre el libro y fruncí el ceño dejando que continuara, me pregunté si sería la misma mujer que habría utilizado el libro para matar a mí padre… no tenía mucha información sobre eso, así que podría ser ella como también podría no serlo. Ella aseguró que el libro lo tenía un tal Soren, y aunque intenté recordar si conocía a alguien con ese nombre no di con nada al respecto. Esperaba que tuviera algo más sobre aquel hombre, algún lugar para encontrarlo y donde pudiera hablar con él con respecto al libro.
Sonreí de lado cuando dijo que a ella sí le sonaba, que lo había visto varias veces en la biblioteca, de noche, leyendo casi como si fuera una costumbre y que incluso podría encontrarlo esa misma noche si me apresuraba y me acercaba. Afirmaba que no podía decirme cómo era, pero me había dado más información de la que había pensado y me había dado un hilo por el cual poder tirar. Aplaudí por los hallazgos que había hecho sonriéndole, contento porque al final todo estaba comenzando a tomar forma, y porque también empezaba a ver luz al final de ese túnel… aunque la luz fuera muy muy pequeña.
-Espléndido, Nastiara. Me has dado mucha información y en verdad te lo agradezco… no sabía cómo seguir la búsqueda y gracias a ti siento que voy a poder tirar del hilo, quizás hasta consiga el hilo –pero no quedó ahí la cosa, sino que la mujer dijo que necesitaba el libro de nuevo y que lo buscaría para encontrarlo… sí, debía de darme prisa. Gruñí por ello aunque ya sabía que el libro era bastante codiciado- Sabía que no era el único que iba en su búsqueda, pero si esa mujer quiere recuperarlo tendré que darme prisa para conseguirlo –alcé la vista para mirarla- Gracias, Nastiara. No suelo decirlo muy a menudo eso pero me has sido de gran ayuda –hice un leve gesto con la cabeza, me había dado por donde seguir cuando llevaba años parado- A cambio, como ya te dije, te ayudaré en lo que me pidas como un favor. Sé lo que quieres hacer pero es algo que no he hecho nunca, esto no quiere decir que me niegue, pero quizás el libro que estoy buscando venga cómo llevarlo a cabo… si es que quieres seguir adelante –sonreí de lado porque, estaba convencido, de que sin duda querría que continuara con aquella venganza particular.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Nastiara lo había pensado, lo había pensado muy bien, porque había tenido tiempo de sobra para hacerlo. Había sopesado sus opciones, había sido realmente cruel consigo misma gritándose esas verdades que jamás quería reconocer, ni siquiera cuando estaba viva. Ahora, después de semanas enteras de conjeturas, sabía bien qué debía pedirle a Logan.
No era que hubiese cambiado de opinión, quería que aquella mujerzuela asquerosa, de cuerpo corriente y pelo pajoso, pagara caro lo que le había hecho, como la había condenado a esa no vida. Quería que sufriera y estar presente en el momento exacto atestiguando su ruina –porque sabía que Logan era muy poderoso, lo había sabido desde el primer momento en el que aquella alianza había comenzado-, quería que su dolor no fuera fácil de anestesiar, que la muerte fuese poco en comparación… pero había pensado algo más, algo que era incluso más egoísta que vengarse de su asesina.
Estaba en su naturaleza, Nastiara se amaba demasiado y ese amor había sido su mayor gloria y, ahora, una gran condena. Por eso le dolía ver que día tras día caía un poco más profundo en el hoyo del olvido. Sus hijos, a veces, pasaban días enteros sin hablar de ella. Podía parecer ingrato, y tal vez lo era. Nastiara se pasaba la tarde alrededor de ellos con la sola esperanza de oírlos pronunciar su nombre, de que recordasen en voz alta algo hermoso del pasado que habían compartido… y eso no ocurría. Su familia ya no la extrañaba como en los primeros tiempos y eso, que pudiesen prescindir de ella, y de su recuerdo, de forma tan simple y rápida, la estaba lastimando.
Por eso, por ese gran dolor que sentía ante el ninguneo que experimentaba –principalmente de esos hijos que de ella habían nacido-, había elegido algo más que pedirle a Logan, pues entendía que solo él podría ayudarla.
-Sí, todavía quiero venganza –le dijo firme, sin que el dolor escapara en su voz-. Quiero que ella sufra, quiero verla arruinada y suplicante, quiero que tenga que salir a prostituirse para ganarse las migas de pan, pues sin sus poderes nada le quedará. –No podía evitar hablar con odio de ella-. Pero, Logan –pronunció su nombre ya sin formalidades-, quisiera pedir algo más, algo que nada tiene que ver con ella. Es algo sencillo, algo muy fácil de realizar para un hechicero como tú… aunque no sé si es efectivo en personas como yo –odiaba referirse a sí misma como fantasma-, pero sí es fácil de realizar en cualquier persona. Quiero… –dudó, pero al final lo soltó-: Quiero olvidar algunas cosas de mi vida humana, quiero olvidar a mi familia pues ellos ya me olvidaron y mi presencia no hace más que asustarlos. ¿Podrías borrar esa parte de mi vida? Ya no quiero recordarlos.
Mentía, no quería olvidarlos, pero era lo correcto, lo que debía hacer por el bien de ellos y el suyo también.
Nastiara ya no controló la niebla que salía de ella y estaba segura que de haber tenido lágrimas las hubiera derramado todas allí, frente al único ser que podía ayudarle.
No era que hubiese cambiado de opinión, quería que aquella mujerzuela asquerosa, de cuerpo corriente y pelo pajoso, pagara caro lo que le había hecho, como la había condenado a esa no vida. Quería que sufriera y estar presente en el momento exacto atestiguando su ruina –porque sabía que Logan era muy poderoso, lo había sabido desde el primer momento en el que aquella alianza había comenzado-, quería que su dolor no fuera fácil de anestesiar, que la muerte fuese poco en comparación… pero había pensado algo más, algo que era incluso más egoísta que vengarse de su asesina.
Estaba en su naturaleza, Nastiara se amaba demasiado y ese amor había sido su mayor gloria y, ahora, una gran condena. Por eso le dolía ver que día tras día caía un poco más profundo en el hoyo del olvido. Sus hijos, a veces, pasaban días enteros sin hablar de ella. Podía parecer ingrato, y tal vez lo era. Nastiara se pasaba la tarde alrededor de ellos con la sola esperanza de oírlos pronunciar su nombre, de que recordasen en voz alta algo hermoso del pasado que habían compartido… y eso no ocurría. Su familia ya no la extrañaba como en los primeros tiempos y eso, que pudiesen prescindir de ella, y de su recuerdo, de forma tan simple y rápida, la estaba lastimando.
Por eso, por ese gran dolor que sentía ante el ninguneo que experimentaba –principalmente de esos hijos que de ella habían nacido-, había elegido algo más que pedirle a Logan, pues entendía que solo él podría ayudarla.
-Sí, todavía quiero venganza –le dijo firme, sin que el dolor escapara en su voz-. Quiero que ella sufra, quiero verla arruinada y suplicante, quiero que tenga que salir a prostituirse para ganarse las migas de pan, pues sin sus poderes nada le quedará. –No podía evitar hablar con odio de ella-. Pero, Logan –pronunció su nombre ya sin formalidades-, quisiera pedir algo más, algo que nada tiene que ver con ella. Es algo sencillo, algo muy fácil de realizar para un hechicero como tú… aunque no sé si es efectivo en personas como yo –odiaba referirse a sí misma como fantasma-, pero sí es fácil de realizar en cualquier persona. Quiero… –dudó, pero al final lo soltó-: Quiero olvidar algunas cosas de mi vida humana, quiero olvidar a mi familia pues ellos ya me olvidaron y mi presencia no hace más que asustarlos. ¿Podrías borrar esa parte de mi vida? Ya no quiero recordarlos.
Mentía, no quería olvidarlos, pero era lo correcto, lo que debía hacer por el bien de ellos y el suyo también.
Nastiara ya no controló la niebla que salía de ella y estaba segura que de haber tenido lágrimas las hubiera derramado todas allí, frente al único ser que podía ayudarle.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Ahora sabía que había hecho bien en pedir ayuda a un espíritu, nada como estos para ir por los rincones que nadie más podía ir, escuchar conversaciones que nada más podía, ver aquello que a los humanos se nos escapaba por completo… gracias a ella había encontrado la información que necesitaba, una que durante años había estado estancada y que me había sumido en una desesperación sin hallar nada referente al libro. Me había dado un nombre y un lugar y el resto corría de mí cuenta, además tal y como le había dicho, una ayuda por otra y yo era un hombre de palabra, así me habían enseñado a ser desde pequeño y así lo haría. Ella quería una venganza por lo que le habían hecho, y ya que no podía llevarla a cabo yo me presté voluntario para ayudarla.
Lo que me pedía no era fácil del todo, quitar los poderes a un hechicero no era una tarea nada fácil, claro que en verdad si obtenía el libro seguro que venía algún hechizo para ello. Porque su venganza me gustaba, no quería que la matara como la habían matado a ella, sino quitarle sus poderes… una venganza cruel y despiadada que debía de admitir que me encantaba en todos los sentidos, fría y oscura como ahora ella estaba frente a mí. Ella podría ver todo lo que sucediera en el momento en que realizara su petición, podría anclarse a mí hasta que cumpliera con el objetivo e incluso podría dejarse ver frente a ella.
Tenía que darme prisa en ir a por el tal Soren a la biblioteca y encontrar el libro, ahora que sabía que otra mujer lo buscaba, sabía que no era el único tras la pista del libro pero si esa mujer también estaba cerca de hallarlo tenía que ser mucho más raudo y coger ventaja sobre ella. Me quedé de pie observando a la figura frente a mí, sus ojos me miraban y parecía dudar en decirme algo o no así que me crucé de brazos esperando a que me dijera si quería continuar o no con aquello, o si había cambiado de opinión. Enarqué una ceja cuando me dijo que quería pedirme algo mucho más fácil y sencillo que yo podría hacer sin ninguna duda, y me pregunté qué era lo que ella podría pedirme.
-¿Qué es lo que quieres que haga, Nastiara? –Pregunté esperando por sus siguientes palabras, palabras que me hicieron mirarla de forma fija al entender lo que me pedía también por qué me lo pedía. A ella la habían olvidado pero sin embargo ella seguía recordando, con el dolor que eso le debía de causar y que seguramente arrastraría por el resto de su eternidad como espíritu. Podría negarme de hacerlo, pero como bien había dicho ella no me suponía esfuerzo algo el hacerlo, y si yo fuera ella incluso hasta también lo pediría- ¿Estás segura de tus palabras? –Pregunté mientras, por otra parte pensaba, ¿se puede borrar la memoria a un espíritu? Esperé por su respuesta afirmativa de nuevo, una vez empezáramos no había vuelta atrás. No solía conceder favores, pero si lo hacía era únicamente por el gran servicio que me había prestado, por sacarme de aquellos años de búsquedas fracasadas y desesperadas, por darme un hilo del cual poder tirar- Una vez que empecemos no podré parar, eso lo sabes ¿no? –Me quise asegurar mientras me movía por la estancia cogiendo aquello que sería necesario para hacer el hechizo que me pedía. En el suelo dibujé un pentagrama con símbolos diferentes a los que había dibujado para convocarla, velas en cada punta de la estrella de David dibujada en el suelo, un cuenco donde comencé a preparar y mezclar hierbas y esencias, hasta que tuve todo preparado y la miré- Cuando empiece quizás vea cosas que no debería de ver, tendré que buscar en tus recuerdos para borrar aquellos que desees que elimine –la advertí, porque lo que yo viera durante el proceso ella también lo vería- dime qué quieres que borre con exactitud y lo haré. Cuando estés lista colócate en el centro de la estrella que he dibujado, y piensa solo en esos recuerdos que quieras que borre.
Lo que me pedía no era fácil del todo, quitar los poderes a un hechicero no era una tarea nada fácil, claro que en verdad si obtenía el libro seguro que venía algún hechizo para ello. Porque su venganza me gustaba, no quería que la matara como la habían matado a ella, sino quitarle sus poderes… una venganza cruel y despiadada que debía de admitir que me encantaba en todos los sentidos, fría y oscura como ahora ella estaba frente a mí. Ella podría ver todo lo que sucediera en el momento en que realizara su petición, podría anclarse a mí hasta que cumpliera con el objetivo e incluso podría dejarse ver frente a ella.
Tenía que darme prisa en ir a por el tal Soren a la biblioteca y encontrar el libro, ahora que sabía que otra mujer lo buscaba, sabía que no era el único tras la pista del libro pero si esa mujer también estaba cerca de hallarlo tenía que ser mucho más raudo y coger ventaja sobre ella. Me quedé de pie observando a la figura frente a mí, sus ojos me miraban y parecía dudar en decirme algo o no así que me crucé de brazos esperando a que me dijera si quería continuar o no con aquello, o si había cambiado de opinión. Enarqué una ceja cuando me dijo que quería pedirme algo mucho más fácil y sencillo que yo podría hacer sin ninguna duda, y me pregunté qué era lo que ella podría pedirme.
-¿Qué es lo que quieres que haga, Nastiara? –Pregunté esperando por sus siguientes palabras, palabras que me hicieron mirarla de forma fija al entender lo que me pedía también por qué me lo pedía. A ella la habían olvidado pero sin embargo ella seguía recordando, con el dolor que eso le debía de causar y que seguramente arrastraría por el resto de su eternidad como espíritu. Podría negarme de hacerlo, pero como bien había dicho ella no me suponía esfuerzo algo el hacerlo, y si yo fuera ella incluso hasta también lo pediría- ¿Estás segura de tus palabras? –Pregunté mientras, por otra parte pensaba, ¿se puede borrar la memoria a un espíritu? Esperé por su respuesta afirmativa de nuevo, una vez empezáramos no había vuelta atrás. No solía conceder favores, pero si lo hacía era únicamente por el gran servicio que me había prestado, por sacarme de aquellos años de búsquedas fracasadas y desesperadas, por darme un hilo del cual poder tirar- Una vez que empecemos no podré parar, eso lo sabes ¿no? –Me quise asegurar mientras me movía por la estancia cogiendo aquello que sería necesario para hacer el hechizo que me pedía. En el suelo dibujé un pentagrama con símbolos diferentes a los que había dibujado para convocarla, velas en cada punta de la estrella de David dibujada en el suelo, un cuenco donde comencé a preparar y mezclar hierbas y esencias, hasta que tuve todo preparado y la miré- Cuando empiece quizás vea cosas que no debería de ver, tendré que buscar en tus recuerdos para borrar aquellos que desees que elimine –la advertí, porque lo que yo viera durante el proceso ella también lo vería- dime qué quieres que borre con exactitud y lo haré. Cuando estés lista colócate en el centro de la estrella que he dibujado, y piensa solo en esos recuerdos que quieras que borre.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Mientras Logan preparaba la escena, Nastiara se movía de un lado al otro, no podía ocultar su nerviosismo. ¿Estaba segura de lo que acababa de pedir? Sí sabía que era lo mejor, la mejor decisión que podía tomar, pero a la vez… No podía poner en palabras lo que sentía, tal vez fuese una sensación enorme de abandono, ¿los estaba abandonando? ¿los dejaba atrás? Bueno, ellos la habían dejado atrás primero, habían hecho su vida –porque era lo lógico, claro, ella era la que había muerto y ellos seguían viviendo a pesar de eso- y aunque era lo mejor, aunque prefería verlos felices junto a otras personas antes que llorando por ella y su ausencia, no podía aplacar su costado egoísta –ese que necesitaba que fuese ella, Nastiara, el centro de todo, quien brillaba en cada escena- que la lastimaba diciéndole que al final había sido poca cosa para su esposo, poca cosa para sus hijos.
No, no quería olvidarlos, pero si no lo hacía enloquecería aún más y corría el riesgo de enloquecerlos a ellos pues a veces los abrumaba con su presencia; se paseaba de un lado al otro de la casa, esa que ya no era suya, queriendo descubrir sus miedos, sus alegrías, sus nuevos sueños y planes. Ellos a veces la sentían y no reaccionaban bien, provocaba malestar en sus hijos. Además Liov siendo hechicero y pudiendo convocarla no lo hacía ya más. Lo notaba perdido, desorientado, y le resultaba obvio que ya no pensaba en ella. Por algún extraño motivo Nastiara no podía materializarse en la casa, creía que él lo había hecho a propósito, había hechizado el lugar para dejarla excluida.
Pensaba en sus hijos, en las dos niñas mayores –convertidas ya en mujeres jovenes, Tyana con los mismos poderes que su padre, Dusia comprometida para casarse-, en su pequeñito, él único que a veces la llamaba en sueños… Les dedico a ellos esos momentos de tristeza y encierro en sí misma que sentía. Podía expandirse cuando quisiera, podía ir de un sitio al otro sin inmutarse, era libre aparentemente, pero se sentía prisionera de su dolor.
-Estoy lista, Logan –le dijo, mientras se acomodaba en el centro de la escena-. Confío en ti. –No le quedaba más opción que hacerlo, no podía recurrir a nadie más-. No hay nada que me apene que veas. Hazlo, hazlo y ya –le dijo segura. Extendió sus brazos, mostrándose dispuesta.
Recordó –tal como Logan le había pedido- los momentos más felices primero, los tristes después. La primera vez que vio a Liov, el casamiento meses después… El primer embarazo, el viaje a Austria, el parto de Dusia. La primera pieza musical de Tyana al piano, los primeros pasos de su hijo, el incendio en la caballeriza, el horrible viaje hasta París, la lluvia que golpeaba las ventanas el día en que fue asesinada…
Lo recordó todo, entregándose así en manos del hechicero.
No, no quería olvidarlos, pero si no lo hacía enloquecería aún más y corría el riesgo de enloquecerlos a ellos pues a veces los abrumaba con su presencia; se paseaba de un lado al otro de la casa, esa que ya no era suya, queriendo descubrir sus miedos, sus alegrías, sus nuevos sueños y planes. Ellos a veces la sentían y no reaccionaban bien, provocaba malestar en sus hijos. Además Liov siendo hechicero y pudiendo convocarla no lo hacía ya más. Lo notaba perdido, desorientado, y le resultaba obvio que ya no pensaba en ella. Por algún extraño motivo Nastiara no podía materializarse en la casa, creía que él lo había hecho a propósito, había hechizado el lugar para dejarla excluida.
Pensaba en sus hijos, en las dos niñas mayores –convertidas ya en mujeres jovenes, Tyana con los mismos poderes que su padre, Dusia comprometida para casarse-, en su pequeñito, él único que a veces la llamaba en sueños… Les dedico a ellos esos momentos de tristeza y encierro en sí misma que sentía. Podía expandirse cuando quisiera, podía ir de un sitio al otro sin inmutarse, era libre aparentemente, pero se sentía prisionera de su dolor.
-Estoy lista, Logan –le dijo, mientras se acomodaba en el centro de la escena-. Confío en ti. –No le quedaba más opción que hacerlo, no podía recurrir a nadie más-. No hay nada que me apene que veas. Hazlo, hazlo y ya –le dijo segura. Extendió sus brazos, mostrándose dispuesta.
Recordó –tal como Logan le había pedido- los momentos más felices primero, los tristes después. La primera vez que vio a Liov, el casamiento meses después… El primer embarazo, el viaje a Austria, el parto de Dusia. La primera pieza musical de Tyana al piano, los primeros pasos de su hijo, el incendio en la caballeriza, el horrible viaje hasta París, la lluvia que golpeaba las ventanas el día en que fue asesinada…
Lo recordó todo, entregándose así en manos del hechicero.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Nastiara me había pedido algo de lo que no sabía si saldría al cien por cien, no porque fuera difícil sino porque no sabía si se podría borrar la memoria a un espíritu, aunque podría ser factible ya que su memoria permanecía anclada junto a su espíritu como si todo fuera una uno, quedando con todas las vivencias que había tenido en su vida… unas que le estaban pasando factura y que me hizo mirarla durante unos segundos antes de finalmente decidirme a coger un trozo de tiza blanca y en el suelo del lugar comenzar a hacer pentagramas y dibujos mientras la notaba a mi alrededor nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. ¿Por qué lo hacía? Porque me había servido de mucha ayuda, porque ella me había dado una pista en unos meses que yo en años no pude conseguir, porque de verdad se podía ver que aquello le afectaba y le dolía y a mí no me costaba nada hacerle aquel pequeño favor, pero solo si estaba segura de lo que hacía.
Tampoco me olvidaba del pacto que había hecho con ella, tendría que hacer que la otra hechicera que había acabado con su vida pagara por ello y dejarla sin magia, eso era algo más complicado debido a que no conocía hechizo alguno para hacer eso y sería uno de los difíciles, de los complejos… pero estaba convencido de que cuando tuviera el libro en mis manos podría encontrar algún hechizo para ello, había oído rumores pero jamás había visto escrito nada para formular algo como eso, su venganza tendría que esperar a que tuviera el libro y ya me había advertido que una mujer lo estaba buscando, así que no podía tardar mucho en buscar a ese hombre, Soren, del que había descubierto que pudiera tener el libro en su poder. Me giré una vez hice todos los símbolos y dibujos en el suelo para mirarla a los ojos, contándole de nuevo lo que estaba a punto de hacer… ella me devolvió la mirada y me dijo que adelante, que lo hiciera.
-Está bien, ponte en el medio del dibujo –le pedí mientras cogía unas cosas y ella hacía lo que le pedía, me puse frente a ella fuera del círculo a la espera de que estuviera preparada para empezar con aquello, decía que confiaba en mí y que no había nada más que la apenara más… en realidad podía entender su dolor, para ella quedarían en su memoria por siempre y podría verlos pero ellos… sería todo muy distinto. Asentí con la cabeza viendo que extendía sus brazos y que cerraba los ojos, hice un pequeño corte en el dedo para que la sangre cayera en el bol que tenía en mis manos donde había puesto algunas cosas más y comencé a recitar unas palabras cerrando los ojos, cuando iba por la mitad del cántico me adentré en aquel círculo donde ella estaba y cuando mi dedo se impregnó en la mezcla del bol y tocó la frente de ella… el fuego nos rodeó prendiendo el círculo que había hecho, podía notar las imágenes que sucedían en la mente de ella como si yo mismo las hubiera vivido y las estuviera recordando en ese momento.
Le había pedido que se centrara en los recuerdos más felices que tuvo y que quería olvidar, pude ver con todo lujo de detalle desde su experiencia, desde su perspectiva el primer embarazo que tuvo, un viaje, el primer parto, una pieza de música tocada por una joven a un piano, los pasos de lo que era su otro hijo y que eran los primeros, la felicidad en cada recuerdo que hubo en ellos, su felicidad más bien. Un incendio, un viaje a París y el día en el que fue asesinada… todo ello ahora retumbaba en mi cabeza como si fueran mías, como si se las hubiera robado pero ella seguía recordándolo. El cántico aumentó y así lo hizo las llamas que crecieron rodeándonos, la marca que le había hecho con el mejunje prendió en dejando una marca negra en su frente y su cabeza se echó hacia atrás como si algo la hubiera golpeado con fuerza… momento exacto en el que los recuerdos abandonaban su memoria, parecía como si pequeños filamentos transparentes abandonaran su frente saliendo de aquella marca para quemarse con el fuego que nos rodeaba.
Todo terminó cuando lo que ella quiso olvidar fue olvidado, la marca de su frente desapareció sin dejar rastro y el fuego se apagó dejándonos a los dos en aquel círculo donde la tiza blanca ahora estaba negra, me aparté unos pasos y dejé el bol sobre la pequeña mesa para mirarla, era la primera vez que hacía ese conjuro con un espíritu y quería saber el resultado, pero sus recuerdos habían sido borrados de su mente, ahora yo los tenía en mi memoria pues todo lo que veía, escuchaba y leía quedaba grabado a fuego por mi memoria eidética, siempre podría recuperarlos aunque ¿cómo recuperar algo cuando no recuerdas que lo has perdido?
-¿Nastiara? –Pregunté para que sus ojos me miraran y pudiera comprobar el efecto del hechizo, sabría por qué estaba en ese círculo y el hecho de querer borrar unos recuerdos… pero no recordaría qué recuerdos serían los que quería borrar, para ella sus hijos ya no existían, solo le quedaba las demás experiencias vividas pero ellos ya no formarían nunca más parte de sus recuerdos, ni de su dolor.
Tampoco me olvidaba del pacto que había hecho con ella, tendría que hacer que la otra hechicera que había acabado con su vida pagara por ello y dejarla sin magia, eso era algo más complicado debido a que no conocía hechizo alguno para hacer eso y sería uno de los difíciles, de los complejos… pero estaba convencido de que cuando tuviera el libro en mis manos podría encontrar algún hechizo para ello, había oído rumores pero jamás había visto escrito nada para formular algo como eso, su venganza tendría que esperar a que tuviera el libro y ya me había advertido que una mujer lo estaba buscando, así que no podía tardar mucho en buscar a ese hombre, Soren, del que había descubierto que pudiera tener el libro en su poder. Me giré una vez hice todos los símbolos y dibujos en el suelo para mirarla a los ojos, contándole de nuevo lo que estaba a punto de hacer… ella me devolvió la mirada y me dijo que adelante, que lo hiciera.
-Está bien, ponte en el medio del dibujo –le pedí mientras cogía unas cosas y ella hacía lo que le pedía, me puse frente a ella fuera del círculo a la espera de que estuviera preparada para empezar con aquello, decía que confiaba en mí y que no había nada más que la apenara más… en realidad podía entender su dolor, para ella quedarían en su memoria por siempre y podría verlos pero ellos… sería todo muy distinto. Asentí con la cabeza viendo que extendía sus brazos y que cerraba los ojos, hice un pequeño corte en el dedo para que la sangre cayera en el bol que tenía en mis manos donde había puesto algunas cosas más y comencé a recitar unas palabras cerrando los ojos, cuando iba por la mitad del cántico me adentré en aquel círculo donde ella estaba y cuando mi dedo se impregnó en la mezcla del bol y tocó la frente de ella… el fuego nos rodeó prendiendo el círculo que había hecho, podía notar las imágenes que sucedían en la mente de ella como si yo mismo las hubiera vivido y las estuviera recordando en ese momento.
Le había pedido que se centrara en los recuerdos más felices que tuvo y que quería olvidar, pude ver con todo lujo de detalle desde su experiencia, desde su perspectiva el primer embarazo que tuvo, un viaje, el primer parto, una pieza de música tocada por una joven a un piano, los pasos de lo que era su otro hijo y que eran los primeros, la felicidad en cada recuerdo que hubo en ellos, su felicidad más bien. Un incendio, un viaje a París y el día en el que fue asesinada… todo ello ahora retumbaba en mi cabeza como si fueran mías, como si se las hubiera robado pero ella seguía recordándolo. El cántico aumentó y así lo hizo las llamas que crecieron rodeándonos, la marca que le había hecho con el mejunje prendió en dejando una marca negra en su frente y su cabeza se echó hacia atrás como si algo la hubiera golpeado con fuerza… momento exacto en el que los recuerdos abandonaban su memoria, parecía como si pequeños filamentos transparentes abandonaran su frente saliendo de aquella marca para quemarse con el fuego que nos rodeaba.
Todo terminó cuando lo que ella quiso olvidar fue olvidado, la marca de su frente desapareció sin dejar rastro y el fuego se apagó dejándonos a los dos en aquel círculo donde la tiza blanca ahora estaba negra, me aparté unos pasos y dejé el bol sobre la pequeña mesa para mirarla, era la primera vez que hacía ese conjuro con un espíritu y quería saber el resultado, pero sus recuerdos habían sido borrados de su mente, ahora yo los tenía en mi memoria pues todo lo que veía, escuchaba y leía quedaba grabado a fuego por mi memoria eidética, siempre podría recuperarlos aunque ¿cómo recuperar algo cuando no recuerdas que lo has perdido?
-¿Nastiara? –Pregunté para que sus ojos me miraran y pudiera comprobar el efecto del hechizo, sabría por qué estaba en ese círculo y el hecho de querer borrar unos recuerdos… pero no recordaría qué recuerdos serían los que quería borrar, para ella sus hijos ya no existían, solo le quedaba las demás experiencias vividas pero ellos ya no formarían nunca más parte de sus recuerdos, ni de su dolor.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Se sentía vacía. Era ella, la misma Nastiara que sabía ser desde el momento de su muerte, desde que había cambiado su vida humana por esa nueva supervivencia en forma de espíritu. Sí, era ella, pero ahora algo le faltaba y no podía identificar qué.
Sabía ante quien estaba, ante Logan, ese hechicero que le había prometido ayudarla a cambio de que ella pudiese hallar pistas sobre el paradero de cierto libro todopoderoso. Pensaba en todo aquello y se sentía orgullosa de sí misma, del trabajo que para el hombre había hecho. Recordaba haberlo buscado hasta el cansancio, recordaba las conversaciones que había oído y la información que al poderoso hechicero le había dado. Recordaba haber deseado muchísimo que él a su vez la ayudase, sabía que se lo había pedido con dolor y esperanza… pero no sabía qué era puntualmente eso que le había rogado, aunque pareciese ya hecho.
Sí, se sentía un poco más vacía. Había cosas que le faltaban, Nastiara no estaba completa, pero no llegaba a notar qué piezas eran las que ya no estaban.
-Estoy bien –le dijo, y giró sobre sí misma para ver qué había sido de aquel escenario que el hechicero había montado en aquel sótano, testigo de todo cuanto había ocurrido-, algo confundida, pero… no sé, creo que estoy bien. ¿Ha funcionado? –le preguntó y se salió del centro de la estrella, por más que no pudiese recordar bien, sí sabía que allí, en ese lugar puntual, se había desprendido de algo preciado-. Lo que sea que me hayas hecho, ¿ha funcionado?
Volvió a mirar las figuras que él había marcado en el suelo. Necesitó elevarse un poco para tomar perspectiva, cómo si de esa forma pudiese enterarse de qué era lo que le faltaba. Pero las velas se habían apagado ya, la tiza se había borrado en algunos sectores y allí solo se sentía una extraña energía.
Nastiara quería saber qué había ocurrido, pero algo le decía que era mejor no hacer preguntas, no enterarse. Lo que no sabía era si realmente podría seguir adelante en esa vida extraña que llevaba con aquella incertidumbre rondándole.
-Deberías ir por el libro –le dijo, buscando hablar de lo que sí recordaba, aquello que era trascendentalmente importante-, creo que alguien podría llegar antes que tú y eso sería realmente terrible. Si quieres puedo acompañarte –se ofreció, pues no tenía nada mejor que hacer, nada más importante que rondar calles y oír conversaciones ajenas-. Tal vez te sea útil contar con mi ayuda.
Sabía ante quien estaba, ante Logan, ese hechicero que le había prometido ayudarla a cambio de que ella pudiese hallar pistas sobre el paradero de cierto libro todopoderoso. Pensaba en todo aquello y se sentía orgullosa de sí misma, del trabajo que para el hombre había hecho. Recordaba haberlo buscado hasta el cansancio, recordaba las conversaciones que había oído y la información que al poderoso hechicero le había dado. Recordaba haber deseado muchísimo que él a su vez la ayudase, sabía que se lo había pedido con dolor y esperanza… pero no sabía qué era puntualmente eso que le había rogado, aunque pareciese ya hecho.
Sí, se sentía un poco más vacía. Había cosas que le faltaban, Nastiara no estaba completa, pero no llegaba a notar qué piezas eran las que ya no estaban.
-Estoy bien –le dijo, y giró sobre sí misma para ver qué había sido de aquel escenario que el hechicero había montado en aquel sótano, testigo de todo cuanto había ocurrido-, algo confundida, pero… no sé, creo que estoy bien. ¿Ha funcionado? –le preguntó y se salió del centro de la estrella, por más que no pudiese recordar bien, sí sabía que allí, en ese lugar puntual, se había desprendido de algo preciado-. Lo que sea que me hayas hecho, ¿ha funcionado?
Volvió a mirar las figuras que él había marcado en el suelo. Necesitó elevarse un poco para tomar perspectiva, cómo si de esa forma pudiese enterarse de qué era lo que le faltaba. Pero las velas se habían apagado ya, la tiza se había borrado en algunos sectores y allí solo se sentía una extraña energía.
Nastiara quería saber qué había ocurrido, pero algo le decía que era mejor no hacer preguntas, no enterarse. Lo que no sabía era si realmente podría seguir adelante en esa vida extraña que llevaba con aquella incertidumbre rondándole.
-Deberías ir por el libro –le dijo, buscando hablar de lo que sí recordaba, aquello que era trascendentalmente importante-, creo que alguien podría llegar antes que tú y eso sería realmente terrible. Si quieres puedo acompañarte –se ofreció, pues no tenía nada mejor que hacer, nada más importante que rondar calles y oír conversaciones ajenas-. Tal vez te sea útil contar con mi ayuda.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Lo que Nastiara me había pedido, que era borrarle los recuerdos de esa vida que tuvo junto a su marido y a sus hijos, lo hice. Lo hice porque ella nada podía hacer para recuperarlos o para cambiar la situación que tenía en ese momento, era imposible que volviera de nuevo a la vida por mucha magia que quisiera encontrar y buscar y si eso aliviaba su carga ¿por qué no hacerlo? La había ayudado como en pago por haberme ayudado ella en la búsqueda del libro, no tuvo por qué hacerlo y sin embargo se había ofrecido, había estado dos o tres meses fuera buscando hasta que había encontrado con una pista que yo jamás habría podido dar con ella, ¿qué era eso en pago por borrarle sus recuerdos y hacerle un poco más feliz, aliviar la carga que llevaba? A mí no me había costado nada y, aunque se pudiera decir que estaba siendo solidario, en realidad estaba siendo coherente y realista con su situación, casi que la había salvado de atormentarse con esos recuerdos y ahora frente a mí parecía algo confusa por su situación, por haberle borrado los recuerdos. De hecho me pregunta si había funcionado del todo, en mi mente siempre estarían ocupando el lugar que deberían de ocupar en su memoria, y aunque no sabía qué le había quitado siempre podría volver a recuperarlos, porque siempre se me quedaba grabado a fuego aquello que veía, leía o escuchaba.
La observé mirándola mientras sus ojos se fijaban en el círculo que había hecho, se elevaba para mirar el lugar donde le había borrado aquellos recuerdos y yo me quedaba esperando ahora pensando en que sí había funcionado, por la forma extraña que tenía de mirar las cosas, por la forma extraña en la que sus ojos me preguntaban de forma muda un “qué ha pasado”. Decía que estaba bien y la creía, no tenía motivo alguno por el cual mentirme y la verdad es que aparte de confundida se le veía bien, así que había funcionado el hechizo y sus recuerdos ahora permanecían en mi memoria, como si hubiera vivido yo aquellas experiencias. Asentí con la cabeza mientras ella miraba las velas apagadas en el suelo como que todo había terminado, los dibujos que había creado borrados en el suelo viéndose solamente algunos parcialmente, nada allí podría indicarle qué había hecho exactamente y ella seguramente lo preferiría así también, así no le daba por pensar demasiado. Descendió de nuevo para quedarse frente a mí y la miré de forma fija.
-Ha funcionado, sí –corroboré para que supiera que todo había salido como teníamos previsto y no preguntó, si lo hubiera hecho tampoco le habría respondido con la verdad- sí, debería de comenzar con la información que me has dado. Me has servido de mucha ayuda, Nastiara, si no hubiera sido por ti jamás habría dado con que un hombre tiene el libro y que hay otra mujer que está cerca de su pista, sé que es un libro que tiene mucho poder encerrado en su interior y que mucha gente lo busca, pero no me quedo tranquilo sabiendo que alguien puede encontrarlo antes que yo –sobre todo ahora que tenía la confirmación de dicho posible paradero. Lancé un suspiro cuando me dijo que podía acompañarlo si quería- puedes, si es lo que quieres –total, si le decía que no le bastaba para borrar su forma corpórea y jamás sabría si estaba o no presente- aunque admito que no sé qué encontraremos... –dije y luego la miré, claro que a ella poco le afectaría lo que pudiéramos encontrar en aquel libro puesto que nada podía pasarle- no me olvido de que te debo una por todo esto, y te prometo que te ayudaré con lo que tienes en mente si es lo que deseas. Una vez tenga el libro en mi poder podemos buscar la forma, podré ser un hijo de puta pero ya que me has prestado tú ayuda voy a hacer lo mismo contigo Nastiara, voy a cumplir esa venganza si es lo que deseas y le quitaré la magia a la misma mujer que te arrebató la vida y te privó de ella –sonreí de lado, los planes malvados eran de mis favoritos, y la verdad, es que no sentía pena hacia la otra persona pues quitarle la magia a un hechicero era el peor tormento y castigo que podías alguna vez infligirle.
La observé mirándola mientras sus ojos se fijaban en el círculo que había hecho, se elevaba para mirar el lugar donde le había borrado aquellos recuerdos y yo me quedaba esperando ahora pensando en que sí había funcionado, por la forma extraña que tenía de mirar las cosas, por la forma extraña en la que sus ojos me preguntaban de forma muda un “qué ha pasado”. Decía que estaba bien y la creía, no tenía motivo alguno por el cual mentirme y la verdad es que aparte de confundida se le veía bien, así que había funcionado el hechizo y sus recuerdos ahora permanecían en mi memoria, como si hubiera vivido yo aquellas experiencias. Asentí con la cabeza mientras ella miraba las velas apagadas en el suelo como que todo había terminado, los dibujos que había creado borrados en el suelo viéndose solamente algunos parcialmente, nada allí podría indicarle qué había hecho exactamente y ella seguramente lo preferiría así también, así no le daba por pensar demasiado. Descendió de nuevo para quedarse frente a mí y la miré de forma fija.
-Ha funcionado, sí –corroboré para que supiera que todo había salido como teníamos previsto y no preguntó, si lo hubiera hecho tampoco le habría respondido con la verdad- sí, debería de comenzar con la información que me has dado. Me has servido de mucha ayuda, Nastiara, si no hubiera sido por ti jamás habría dado con que un hombre tiene el libro y que hay otra mujer que está cerca de su pista, sé que es un libro que tiene mucho poder encerrado en su interior y que mucha gente lo busca, pero no me quedo tranquilo sabiendo que alguien puede encontrarlo antes que yo –sobre todo ahora que tenía la confirmación de dicho posible paradero. Lancé un suspiro cuando me dijo que podía acompañarlo si quería- puedes, si es lo que quieres –total, si le decía que no le bastaba para borrar su forma corpórea y jamás sabría si estaba o no presente- aunque admito que no sé qué encontraremos... –dije y luego la miré, claro que a ella poco le afectaría lo que pudiéramos encontrar en aquel libro puesto que nada podía pasarle- no me olvido de que te debo una por todo esto, y te prometo que te ayudaré con lo que tienes en mente si es lo que deseas. Una vez tenga el libro en mi poder podemos buscar la forma, podré ser un hijo de puta pero ya que me has prestado tú ayuda voy a hacer lo mismo contigo Nastiara, voy a cumplir esa venganza si es lo que deseas y le quitaré la magia a la misma mujer que te arrebató la vida y te privó de ella –sonreí de lado, los planes malvados eran de mis favoritos, y la verdad, es que no sentía pena hacia la otra persona pues quitarle la magia a un hechicero era el peor tormento y castigo que podías alguna vez infligirle.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: A Call To Spirit World ~ Privado
Sabía que el libro tenía poder, que le ayudaría a Logan y a ella… ¿A ella para qué? ¿Qué era lo que deseaba o perseguía? ¿Qué rédito sacaba ella al ayudar a aquel hechicero con todo aquello? Lo sabía, estaba segura de que sí, pero no podía recordarlo…
-El libro me ayudará a mí también ¿no?, te he pedido algo… Pero no recuerdo bien lo que era, creo que… oh, me siento algo confusa –le dijo con sinceridad. Creía que sólo él podría entenderla y ya nada le importaba, sería sincera con Logan y ya.
La mujer que le había quitado la vida. De eso se trataba. Si él no lo hubiese mencionado ella no la habría recordado… Aquel incidente estaba íntimamente ligado a su familia, esa de la que ya no tenía registro… Al menos no de momento, habían pasado sólo unos minutos y Nastiara necesitaba aún tiempo para acomodarse, para volver a reconocerse de esa nueva forma con sus recuerdos borrados.
-Yo no creo que seas un hijo de puta –le dijo con sinceridad-. A mí me has ayudado, siempre has sido amable…
Aún así, entendía a qué se refería él. Lo mencionaba para asegurarle que tenía grandes poderes, y que no dudaría en usarlos para el mal si así le convenía. Nastiara se tomó unos segundos para analizar aquello… en verdad parecía razonable, ella también se movería dentro de aquellos parámetros si tuviese el poder que él ya había demostrado tener.
-Iré contigo, no tengo nada mejor que hacer y muero de ganas de verte en acción –se lo dijo con un dejo de ironía-: Oh, espera… ya estoy muerta.
Se sentía diferente. Ligera, con nuevas ganas de ironizar y reír. Tenía la sensación de liviandad que siente quien está en medio de una borrachera… Se había quitado, de pronto y gracias a él, un gran peso de su cuerpo a penas visible.
-Dime, ¿tienes algún plan o solo le caemos a esa mujer y nos hacemos con el libro? ¿Ya nos vamos?
Nada podía sentarle mejor que eso: sentirse parte de algo realmente importante. Sentir que tenía una pertenencia, que echaba su ancla sobre algo. Aunque ya no lo recordase, hasta hacía unos minutos su existencia estaba amarrada a la de su familia, ¿a qué se amarraría ahora que no los tenía? Pues a aquella aventura, a la locura de hallar ese libro y ver si por fin el famoso Necronomicon tenía tanto poder como Logan le aseguraba.
-El libro me ayudará a mí también ¿no?, te he pedido algo… Pero no recuerdo bien lo que era, creo que… oh, me siento algo confusa –le dijo con sinceridad. Creía que sólo él podría entenderla y ya nada le importaba, sería sincera con Logan y ya.
La mujer que le había quitado la vida. De eso se trataba. Si él no lo hubiese mencionado ella no la habría recordado… Aquel incidente estaba íntimamente ligado a su familia, esa de la que ya no tenía registro… Al menos no de momento, habían pasado sólo unos minutos y Nastiara necesitaba aún tiempo para acomodarse, para volver a reconocerse de esa nueva forma con sus recuerdos borrados.
-Yo no creo que seas un hijo de puta –le dijo con sinceridad-. A mí me has ayudado, siempre has sido amable…
Aún así, entendía a qué se refería él. Lo mencionaba para asegurarle que tenía grandes poderes, y que no dudaría en usarlos para el mal si así le convenía. Nastiara se tomó unos segundos para analizar aquello… en verdad parecía razonable, ella también se movería dentro de aquellos parámetros si tuviese el poder que él ya había demostrado tener.
-Iré contigo, no tengo nada mejor que hacer y muero de ganas de verte en acción –se lo dijo con un dejo de ironía-: Oh, espera… ya estoy muerta.
Se sentía diferente. Ligera, con nuevas ganas de ironizar y reír. Tenía la sensación de liviandad que siente quien está en medio de una borrachera… Se había quitado, de pronto y gracias a él, un gran peso de su cuerpo a penas visible.
-Dime, ¿tienes algún plan o solo le caemos a esa mujer y nos hacemos con el libro? ¿Ya nos vamos?
Nada podía sentarle mejor que eso: sentirse parte de algo realmente importante. Sentir que tenía una pertenencia, que echaba su ancla sobre algo. Aunque ya no lo recordase, hasta hacía unos minutos su existencia estaba amarrada a la de su familia, ¿a qué se amarraría ahora que no los tenía? Pues a aquella aventura, a la locura de hallar ese libro y ver si por fin el famoso Necronomicon tenía tanto poder como Logan le aseguraba.
Nastiara Pelkova- Fantasma
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Fecha de inscripción : 28/01/2017
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